Musica de Chuquisaca

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Música de Charcas, herencia de Colonia

La cueca y el bailecito emergieron de la mezcla de ritmos españoles que se fusionaron y


que mutaron en ritmos, o más lentos y más atrevidos que generaron una variedad musical
25/05/2017 | Sucre/CORREO DEL SUR

Los archivos de las composiciones de Charcas son resguardados en el ABNB


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Melancolía, alegría, galanteo y más toman cuerpo en la música chuquisaqueña que
hoy en día es el resultado de la transformación de tonalidades y letras por el paso de
varios siglos y la incorporación continua de elementos propios de distintas épocas.
Desde el nacimiento de La Plata hace 478 años, la música nativa sufrió un cambio
trascendental con la colonización española que incorporó el villancico de ese país,
por lo que sólo algunas formas musicales lograron sobrevivir al proceso
colonizador: el huayño, el yaraví y la marcha o th’anta morenos, comenta el
investigador y músico, Joaquín Loayza, ex director del Archivo y Biblioteca
Nacionales de Bolivia (ABNB).
Esos tres géneros se mezclaron con la música española y dieron origen al qhaluyo y
al pasacalle, formados a partir del huayño y que derivaron en el tradicional bailecito
y el carnaval.
“En el transcurso del tiempo y por su contacto con las formas musicales españolas y
con otras formas musicales indígenas el huayño se transformó en qhaluyo o en
pasacalle, cuando, además de su ternarización, merecía el aporte de la improvisación
musical. Tanto el qhaluyo como el pasacalle se bailan en comparsas de parejas,
poseen versos de cuartillas y se ejecutan en diversidad de instrumentos musicales”,
puntualiza.
En medio de ese mestizaje musical, la “ternarización del huayño” posibilitó el
nacimiento del bailecito, que cuando se ejecutó en una tonalidad mayor dio lugar al
bailecito carnavalero, mucho más festivo que el anterior y que con el tiempo se
convirtió en carnaval.
Mientras que el yaraví, con su melancolía y ritmo ceremonioso generó las loas,
cantos empleados con un sentido evangelizador que hoy en día se puede considerar
incluso un género en extinción, lamenta Loayza.
Pero el mestizaje musical nacido de la influencia del villancico español también dio
origen a la emblemática cueca y al chuntunki, éste último amalgamando ritmos
indígenas quechuas y guaraníes, o incluso, con influencias  “afrocharqueñas”, afirma
Loayza.
La cueca en cambio, surge ya en la época de la independencia y se transforma
durante todo el siglo XIX hasta tomar forma con los sonidos y esquema que la
caracterizan hoy.
En esa centuria, uno de los hitos más importantes al rescatar la producción local fue
el trabajo de Pedro Jiménez de Abril y Tirado y Luis Pablo Rosquellas Lucy,
quienes con la influencia del romanticismo recuperaron la música tradicional y
popular, aunque eran conocidos por su labor como parte del coro de la Capilla
musical de la Catedral de La Plata.
Esta recopilación de sonidos tradicionales permitió la permanencia de ritmos que si
bien han mutado con el tiempo, llegaron hasta actualidad para ser parte de la
identidad chuquisaqueña. Para esta labor, distingue Loayza, están las estelas de
Simeón Roncal, Miguel Ángel Valda y José Lavadenz como las más importantes de
la región que dieron fulgor a los sonetos de otra generación de músicos importantes
para el país, como Mauro Núñez, Matilde Casazola, Jesús “Jechu” Durán y William
Ernesto Centellas.
1. LOS TH'ANTA MORENOS
Constituidos por una diversidad de valores culturales musicales, coreográficos y
simbólicos, la música de los th’anta morenos es binaria y se interpreta en bandas de
sikus. Su ritmo es marcial, quizá de naturaleza guerrera; posee una coreografía
compleja y es considerada una danza en alto grado mestiza.
Este baile es una representación arcaica de la actual morenada y diablada.
2. EL HUAYÑO
Es una forma musical indígena, probablemente de origen aimara o inca y, por tanto,
también de tiempo binario. El huayño es conocido en Bolivia, Perú, Argentina, Chile
y Ecuador.
Esta música es festiva y se baila en pareja al ritmo de instrumentos musicales
nativos o importados.
Su cántico suele ser en aimara, quechua o en español.
3. LA LOA
Este ritmo surgió del yaraví cuando fue usado por los misioneros españoles en los
propósitos de evangelización. La loa es una expresión poética y musical que
sobrevive únicamente en los cantos que, en los días previos a la festividad de la
Virgen de Guadalupe, se cantan en la ciudad de Sucre.
4. EL CHUNTUNQUI
En el transcurrir histórico del villancico puesto en contacto con la música indígena
yampara, mitmakuna inca, chiriguana y afrocharqueña, a partir de la influencia de
los misioneros evangelizadores, devino el ch’untunqui, una forma musical y
coreográfica que se interpreta en la festividad de Navidad.
El navideño ch’untunqui es un ritmo ternario, en seis octavos, posee una coreografía
de pareja en comparsa, sus versos se refieren exclusivamente al nacimiento de Jesús
y se interpreta a través de diversos instrumentos musicales, aunque algunos de ellos
tienen una exclusiva presencia: las panderetas, el requeque y las chunchunas.
5. EL VILLANCICO
Fue una de las formas musicales más difundidas durante el periodo virreinal de
nuestra historia. Podía ser binario o ternario, corresponde a la estética del
renacimiento español y, en tal virtud, era portador de las antiguas tradiciones
musicales hispanas: ternarización de la música binaria, improvisación, uso de
intervalos de terceras y sextas y utilización de los modos musicales antiguos.
Su ejecución se realizó a través de la polifonía o en versiones instrumentales con
instrumentos musicales diversos de la época: vihuela, viola de gamba, flautas de
pico o traversas, chirimías, instrumentos de arco, aerófonos de metal, arpa, etcétera.
Las evidencias documentales de esta música, que provienen de la Capilla de Música
de la Catedral de La Plata, se encuentran resguardadas en el Archivo y Biblioteca
Nacionales de Bolivia.
6. EL BAILECITO
Un ritmo que en su letra contiene versos de cuartillas festivas, aunque existen
también evocativos de endechas de amor y pasión, se bailan en parejas de
coreografía libre y se ejecutan con diversos instrumentos musicales.
7. LOS CARNAVALES
Esta música es eminentemente festiva, cuando se cantan sus versos invitan a la
ironía, se bailan en comparsa carente de coreografía y se interpretan en estudiantina
o banda de instrumentos de viento metálicos o con sikus (también conocidos como
sikuris); en este último caso, el carnaval evocará, además, inevitablemente un origen
indígena: el de los th’anta morenos.
8. EL YARAVI
Este género se interpretaba para transmitir sentimientos y conceptos religiosos,
románticos o épicos. En la actualidad se encuentra en riesgo de extinción y su
ejecución aceptaba la diversidad de instrumentos musicales autóctonos o
importados.

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