Del Campo Al Gabinete
Del Campo Al Gabinete
Del Campo Al Gabinete
El trabajo de campo
El narrador
No debe haber prejuicio para escoger un narrador. Lo que debemos tener en cuenta su
conocimiento, su saber sobre el aspecto que deseemos investigar (relatos, historia local,
etc.) No todos los que viven en la zona tienen conocimientos sobre todos los aspectos de la
vida social de la zona. Ello dependerá, de la edad, el género, su carácter y trayectoria de
vida.
El segundo aspecto es la empatía que debe existir de lo contrario no podremos dialogar con
él o ella. Aunque iremos con una agenda de investigación es importante que establezcamos
una relación horizontal, que sea dialogada y bidireccional de confianza mutua (Restrepo,
2017), que haya reciprocidad. El éxito o fracaso de nuestra investigación dependerá de que
escojamos bien a nuestro narrador informante.
El tercero es decirle a nuestro narrador qué buscamos, qué haremos con la información
brindada (si será producto de un trabajo universitario, si es una tesis, un estudio para alguna
entidad pública o privada).
Esta etapa requiere de una preparación previa. Un cuestionario suele tener preguntas
estructuradas precisas que esperan respuestas precisas. Suelen tener preguntas cerradas.
Tiene un cariz más formal. Mientras que la entrevista etnográfica presupone más un diálogo
formal. ¿En qué sentido? Hemos diseñado los contenidos y no será el producto de un
diálogo espontáneo que trate sobre cualquier tema. No debe perderse de vista que el eje
medular sobre el qué preguntar es el eje que rige nuestra entrevista. Ello no quiere decir que
sea un diálogo rígido, al contrario, la finalidad es ir generando empatía, confianza para que
a medida que se vayan generando preguntas generales o abiertas los narradores puedan
brindarnos toda la información que requerimos.
A veces se puede elaborar cuestionarios estructurados que sirvan de guía para iniciar
el diálogo, pero cuando las preguntas no son pertinentes, se realizan en espacios o
momentos poco adecuados, cuando se intenta forzar al narrador, entre otros aspectos, esta
herramienta del trabajo de campo puede fracasar y lejos de ser un instrumento valioso se
convierte en un obstáculo.
Bruce Manheim (1999) señala lo esencial que resulta para el trabajo de recopilación de
narraciones orales saber propiciar la narración con alguna pregunta ya que una de estas
interrogantes dará pie a que los narradores comiencen sus relatos. La finalidad de un
cuestionario en el trabajo de campo ya sea estructurado o no estructurado 1, no tiene como
1
El cuestionario estructurado posee un determinado tipo de preguntas que orientan al entrevistado a un
determinado tipo de tema y con un determinado orden ya sea cronológico, temático, etcétera. Tanto el ámbito
como los temas a tratar están claramente delimitados. Con este tipo de cuestionario el investigador, mediante
las preguntas concretas, busca explorar aspectos o asuntos concretos. El cuestionario no estructurado carece
objetivo dirigir o forzar a los narradores para que digan lo que es conveniente a la
investigación o lo que el intelectual solidario quiere escuchar. Antes bien, tiene por función
activar o llamar a la memoria para iniciar «la conversación» ya que el texto oral se
construye en la interacción conversacional, como lo veremos más adelante. Gracias a una
de nuestras interrogantes es que los narradores llamaron a la memoria y nos relataron los
relatos que conocían o que les habían contado.
Sensión: cuando ponen calaveras, las calaveras cuidan […] Entonce le dices: «yo
vo’ a salir y tú vas a cuidarme mi casa». Le hablas como una persona
Gerardo: su vela…
Sara: me acuerdo que cuando murió una madrina de mi mamá y fuimos a limpiar la
casa encontramos una calaverita en una caja.
de preguntas definidas y orden de aplicación rígido o preciso con lo que se genera un estilo más libre de
interacción con el entrevistado. Con este tipo de cuestionario se busca que el entrevistado posea la confianza
suficiente para que logre expresarse con la mayor libertad posible.
Sensión: en una caja la ponen la calaverita
Sara: recuerdo que la llevaron a mi casa y mi papá le prendía vela. Estaba chiquita.
Tenía seis, siete años y no entendía, me asustaba. A veces cuando pasaba a la sala
estaba todo oscuro y veía a la calavera con una vela interrupción
Sensión: aaaaaaah
Sensión: esas son criencias ideas dél porque no se pone… No… pero…Esa agua le
ponían para que su espíritu no molestara. A ellos se le pone por eso. El agua es un
secreto pa’ quel espíritu no venga a molestar. Era para espantarlas. A ellas le ponen
un vasito de agua esa es su contra de las calaveras bien un vaso o un lavatorio de
agua.
[…]
Es válido intervenir narrando algún relato para hacer hablar al otro, es decir para
llamar a la memoria. No hay que olvidar que la narración oral, así como el testimonio, es
huella de dos oralidades, y ello implica que el investigador también interviene. Sin
2
Gonzalo Espino (1999) señala que la literatura oral al no ser un producto único se produce dentro de
condiciones especiales porque posee un doble estatuto: evento y discurso. Así, se conoce como evento a las
circunstancias que hacen posible o viabilizan la producción del texto oral. Mientras que el discurso es la
construcción del relato que produce el Narrador-hablante en presencia del oyente. Cada relato de tradición
oral es una interpretación de la historia, de ahí que pueden haber muchas variantes de un mismo relato. La
literatura oral posee circunstancias únicas: ambiente propicio, contexto temporal (ESPINO 1999: 18),
disposición de los narradores, participación y competencia del auditorio. «Cada narración es irrepetible y es
precisamente la narración lo que confiere su valor y originalidad» (Espino 1999: 18).
embargo, no debemos de perder la perspectiva de que siempre es el Narrador-hablante
quién narra lo que quiere contar y por ello nunca se debe obligar ni forzar el discurso para
que digan lo que es conveniente a la investigación. Así como cada narrador debe contar a
su propio estilo el investigador debe saber buscar y extraer el relato de su memoria.
El arte de narrar
¿Quién o quienes están autorizados para contar? Debe ser aquel que está reconocido por la
familia o la comunidad como el que «sabe contar» y conoce las historias. Esto supone una
valoración social de parte de la comunidad a la que pertenecen porque se le otorga un rol
distinto al que cumplen los demás miembros, además de que se le reconoce y diferencia del
resto de sus integrantes. Es la misma comunidad quien autoriza a uno o varios de sus
miembros para narrar. En el caso de los narradores la señora Sensión le da importancia a la
edad, el saber ancestral y la madurez que debe tener la persona para poder contar, intervenir
o desautorizar lo que se está contando. En su casa, es ella la que decide quién está apto o no
para hacerlo.
Sensión: eso son los gentiles, eso son los gentiles, así los han enterrao. Los gentiles
son unos coloraos con el pelo rubio y eran blanco pes. El pelo grueso como cerda
de caballo. Yo he conocido porque cuando me llevaban al pepinal cuando era
señorita encontramos. Cuando muchachas decíamos: « ¡oye vamos a buscar
entierros!». Y pumm sacamos, sacamos y mis amigas se sustaron.
«noooooooooooo» y yo seguí pe’ y le conté a mi papá. Mi papá me dijo: «esos son
los gentiles que tiene el pelo grueso y coloraos». Sí como cerda de caballo papá -le
dije.
«¿Y tú te acercaste? ¿le agarraste?»
«Nooo no agarré» poque dice que eso tiene antimonia y le desenterré así, pero no le
agarré.
Sensión: claro pe. Mi papá siempre [me] decía. Yo no [he agarrado]. Mis amigas se
partieron a correr y ¡noooooo, noooooooo! [Gritaban]. Uy no podía dormir poque
pude haber muerto. Papá [ dije]: «yo sí le visto» y comencé a gritar y mi papá
me rezó pue.
Para cubrir estos vacíos o frases carentes de sentido que se generan en el discurso
oral del autor-narrador es preciso que el autor-editor otorgue un sentido lógico allí donde no
lo hay, como por ejemplo en esta frase dicha por Sensión: «claro pe, mi papá siempre decía
[eso]. Mis amigas corrieron y ¡noooooo, noooooooo! No podía dormir poque pude haber
muerto. Vino mi papá y dije: “yo sí le visto” y comencé a gritar y mi papá me rezó pue».
Aquí fue necesario colocar entre corchetes algunas expresiones para no generar
ambigüedades de contexto y contenido como cuando dicen: «nooooooooooo», no es la
señora Sensión quien dice esta expresión sino sus amigas, por eso creímos necesario
colocar la palabra gritaron entre corchetes para darle sentido. Va entre corchetes, porque es
un agregado del editor. Lo mismo sucede con la palabra “eso”.
Si bien es cierto que debe haber cierto grado de apropiación o manipulación en los
textos en cuestión debe procurarse conservar el decir del otro sin «huaquear ni bambear» 3
su discurso. Manuel Larrú (2013) comenta que resulta complejo no usurpar, ni violentar
«su decir» sobre todo cuando el discurso en cuestión proviene de la oralidad cuya
performance comunicacional es casi imposible de inscribir dentro del sistema escriturario.
Precisamente por esos vacíos, producto del discurso oral, es que se hace necesaria la
intervención del editor. En este sentido es que el texto final posee la marca de dos voces: la
3
Dorian Espezúa (2003) examina la sicodinámica de los traductores y el problema de la traductibilidad
cultural proponiendo las categorías teóricas huaquear y bambear. Para mayores referencias puede revisarse su
artículo «Huaquear y bambear» compilado en el libro Batallas por la memoria: antagonismos de la promesa
peruana.
del autor-narrador, que es quien cuenta los relatos y la del el autor-editor que edita,
organiza por temas y da una estructura lógica coherente allí donde el discurso oral presenta
vacíos o frases ininteligibles.
a) Pasamos todo el material de audio a la escritura tal cual nos lo narraron, con todo y
preguntas y respetando los localismos, sonidos onomatopéyicos, frases que usaron cada
uno de ellos sin corregirlas. Por ejemplo: «covar», «sólido», «crudo», «sin pecar»,
«bsh bsh bsh», etcétera.
Juan Carlos: […] cuando vinieron la señora ya estaba muerta ya se había comido
el seso, estaba la señora tirada ya muerta. Y ya pe’ la enterraron a la señora. Qué
van a hacer. Y ya pué, ya no pasaban a esa hora, sino más temprano porque justo
en esa laguna de ahí, dice que esa laguna es encanto ahí la gente se moría. Tía tú
debes estar enterada de la laguna San Luis.
Julia: sí
Juan Carlos: cuando la gente se metía se quedaba ahogada ahí en esa laguna
Julia: Si es encanto, cuando entraban buzos se ahogaban
c) Eliminamos ciertas muletillas como: «¿no?, pe, pue, etcétera.,» allí donde no eran
necesario. También eliminamos el uso excesivo de «y» que es de uso propio de la
oralidad y que demuestra el carácter acumulativo de los temas los cuales se articulan
uno detrás de otro. Por eso en vez de decir:
Gerardo: los hechiceros lo usan las calaveras pa’ trabajar a la gente porque las
ánimas hablan. Aunque una vez una chica la Eli me conto que dice que la llevaron
a hacer ver a la chica y que según ella la calavera hablaba. O sea que por decir su
mamá le estaba averiguando si tenía enamorado de que la gente que el hombre que
la veían a la chica no le gustaba que seguro, y dice que la calavera dijo que sí, que
no mintiera que ella sí tenía enamorado y que voltiara el espejo y ella voltió. Y
dice que ella vio en el espejo la cara de su enamorado ahí. Y la chica no creía y lo
llevaron a Chincha dice donde un curandero un señor que era supuestamente
finazo y ella le decía pe’ di que sí. Verdad por Dios que yo me quedé pero
espantada.
Dice:
Gerardo: los hechiceros usan las calaveras pa’ trabajar a la gente, porque las
animas hablan. Una vez una chica, la Eli me contó, que la llevaron a hacer ver a la
chica. Según ella la calavera hablaba. Por decir su mamá le estaba averiguando si
tenía enamorado. El hombre [con quien] la veían a la chica, a la gente no le
gustaba. Dice que la calavera dijo que sí, que no mintiera, que sí tenía enamorado
y que voltiara el espejo. Ella voltió y dice que vio en el espejo la cara de su
enamorado ahí. La chica no creía y lo llevaron a Chincha donde un curandero. Un
señor que era supuestamente finazo. Ella [la calavera] dice que le decía pe’ «di que
sí». «Verdad, por Dios que yo me quedé, pero espantada» –me dijo la Eli.
d) Para cubrir los vacíos que generan ciertas frases empleadas por los narradores nos
vimos en la tarea de no solo editar, sino también de «interrumpir» 4 la narración
4
Tania Pariona (2011) reflexiona sobre la participación del gestor-editor del testimonio y justifica
acertadamente por qué un texto proveniente de la oralidad debe ser interrumpido con notas explicativas,
paréntesis y corchetes. Nos hemos valido de su explicación detallada para ejemplarizar nuestro criterio de
edición.
añadiendo corchetes para completar la coherencia textual donde se requería. Por
ejemplo, en vez de decir:
Dice:
También empleamos notas al pie que explican ciertas palabras que usan nuestros
narradores. Citaremos un ejemplo:
Juan Carlos: acá en la villa del río también había un pozo más antes. Ahí dice que
en ese pozo se metía un oro vivo a tomar agua y ese pozo es el cambio 43. El oro
tiene anitimonia44.
La nota al pie 43 explica que el cambio es el lugar donde el oro vivo se transforma en
mineral. Y la 44 que la antimonia es el vapor o sustancia que cuida el tesoro. Cuando hay
un sitio cerrado y uno ingresa se percibe un olor fuerte como ha guardado. Eso indica que
hay algo enterrado por siglos.
e) Además de corchetes utilizamos otros signos de la escritura como: los paréntesis, para
explicar los ademanes o posturas que emplean los narradores para explicar ciertos
sucesos de sus relatos: «[…] el oro así tiene antimonia y no subía pues. Hasta que pasó
una hora que no subía. Lo alzaron, lo jalaron y estaba con su oro y su mano así (Juan
Carlos se colocó en la posición que encontraron a la persona)». También creímos
conveniente emplear comillas para diferenciar la voz del narrador de la voz de los otros
personajes que toman la palabra dentro del relato o cuando el narrador menciona o
imita lo dicho por otro: Y dijo [el papá]: «“tráiganme un trapo algo”. Estaba muerto pe’
por la antimonia». Y, por último, lo signos de admiración para representar las
entonaciones y el énfasis de la voz que los narradores daban a determinadas frases
como: «¡ya!, ¡pa’ oro a ver pa’ oro quiero ver! ¿A ver cómo es?».
Sensión: ella ya falleció pue. Con lo del terremoto del 23 de agosto murió en
Estados Unidos. Estaba en la clínica y decía «¿qué hay en el Perú? no me dicen».
Y salió de alta, pone el cable y ve Pisco que está como bombardeada y dijo: «¡toda
mi familia ha muerto!». Y le dio como un ataque, el segundo ataque y murió y
quedó enterrada ahí.
Sensión: sí y se quedó en Miami allá la enterraron y la familia que están allá han
estado en el entierro todo.
Sara: dígame todo lo que usted me ha contado ¿son experiencias suyas?, como la
bruja en forma de pato, o ¿se lo han contado sus mayores?
Sara: o sea eso ha pasado de familia en familia y usted les ha contado a sus hijos
Sensión: sí, yo les cuento a mis hijos pues
Sara: entonces esto es tradición que está solamente en su familia o ¿ustedes tienen
relación con los otros morenos que también viven por acá?
Sensión: sí pero ya los otros negros no nos han contado. Lo único que contaba y
era bien histórico era mi padre y porque a él siempre le gustaba escribir, escribir y
nos dejaban y nos contaba. «Y yo les cuento pa’ que les cuente a sus hijos, a sus
nietos» decía mi papá. Que nosotros no semos del Perú, nosotros descendemos
de tal sitio.
Dice:
Sensiön: ella ya falleció pue. Con lo del terremoto del 23 de agosto murió en
Estados Unidos. Estaba en la clínica y decía «¿qué hay en el Perú?, no me dicen».
Y salió de alta, pone el cable y ve Pisco que está como bombardeada y dijo: «¡toda
mi familia ha muerto!». Y le dio como un ataque, el segundo ataque y murió y
quedó enterrada ahí, en Miami. Allá la enterraron y la familia que están allá han
estado en el entierro todo.
Lo que cuento es de mi familia. Pero ya los otros negros no nos han contado. Lo
único que contaba y era bien histórico era mi padre y porque a él siempre le
gustaba escribir, escribir y nos dejaban y nos contaba. «Y yo les cuento pa’ que
les cuente a sus hijos, a sus nietos» decía mi papá. Que nosotros no semos del
Perú nosotros descendemos de tal sitio.
g) Finalmente, para titular los relatos y conservar la voz y el decir de los narradores puede
optarse por extraer una frase de cada relato, la que contenga el tema o sea resaltante y
alusiva a él. Al inicio de cada relato debe colocarse el nombre de cada narrador y la
edad que tenían cuando lo contaron. En los relatos que surgieron en la interacción
conversacional debe conservarse la estructura y dejar los nombres de los narradores de
acuerdo con las intervenciones.
Difícilmente se puede develar el sentido del relato oral, la voz, función y memoria del
narrador oral cuando se ejerce manipulación sobre este y se reescribe con el afán de
«mejorar», «corregir» el decir del otro y/o hacer «más atrayente» la historia. Ejemplificaré
lo expuesto citando un extracto de un relato conocido entre los pobladores de Pisco
mencionado en el texto de Richard Franco:
En los años de mil novecientos ochenta existía en la ciudad de Pisco una discoteca
llamada «El escarabajo», sitio donde acudía la juventud pisqueña a divertirse. Este
local se encontraba en la tercera cuadra de la calle Callao, cerca al local de la
institución Educativa «Bandera del Perú». Todos los fines de semana era una
loquería en dicho lugar de diversión. Cierto domingo, la muchachada se encontraba
bailando como de costumbre, cuando de repente el dueño de la discoteca, prendió la
luz blanca un instante, y todos pudieron ver que estaba ingresando una hermosa
chica, vestida de blanco, hasta el color de su piel era blanca. Todos se quedaron
maravillados de tanta belleza, más de uno le echó el ojo a la joven; pero nadie se
percató de un detalle: la mujer no pisaba el suelo, pues caminaba en el aire, y esto
se debió a las luces sicodélicas… […]. (2008:77)5
Para efectos de análisis separaremos por barras (//) los enunciados cuyos
marcadores discursivos,6 puestos en negritas, usa el narrador para mostrarnos las huellas de
las memorias que se convocan para construir la narración:
¿Supieron ustedes la historia de la chica de blanco? // Había una chica en Ica que
supuestamente se iba a casar//. Estaba de novia y fue violada dice pue//. En esa
violación la mataron y pues es un alma como que está resentida y//dice que salía a
vagar. //Se le presentaba a cualquier caballero en una fiesta. //Dice que se
presentaba una chica bailando con un vestido blanco. //Ella estaba en Ica, en todo
5
Las comillas pertenecen al texto original.
6
Amparo Tusón y Helena Casamiglia (1999) definen los marcadores discursivos como una de las categorías
pragmáticas más representativas porque constituyen una huella directa de la enunciación sobre el enunciado.
sitio. Dicen que la gente decía: «¿será pe’?». // Y en una discoteca se le presentó a
un pata y bailó con ella toda la noche. El muchacho se enamoró de ella. Salió y la
acompañó hasta su casa. (Gerardo Gamero en VIERA MENDOZA 2013: 235)
Aunque aparentemente tenemos un relato donde hay un solo locutor el que habla, en
el fondo hay más voces resonando en su narración. En este caso el hablante asume una
versión ajena de esa otra voz de quien escuchó el relato, que asume como suya, por eso se
responsabiliza del enunciado. Así lo vemos en la siguiente frase donde ya no manifiesta
duda al contrario ratifica el relato como un hecho cierto: «En esa violación la mataron y
pues es un alma como que está resentida».
Bibliografía
Espezúa Salmón, Dorian (2003). “Huaquear y bambear”. En: Hamann, Marita, Santiago
López Maguiña, Gonzalo Portocarrero y Víctor Vich. Batallas por la memoria:
antagonismos de la promesa peruana. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias
Sociales en el Perú, 107-131.
Godenzzi, Juan Carlos (Comp.) (1999). Tradición oral andina y amazónica. Métodos de
análisis e interpretación de textos. Cusco: Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolomé
de las Casas.
Vich, Víctor [y] Virginia, Zavala (2004). Oralidad y poder. Herramientas metodológicas.
Lima: Grupo Editorial Norma.
------------- (2012). Entre la voz y el silencio. Las hijas de la diosa Kavillaca. Lima:
Seminario de Historia Rural Andina y Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos.
-------------- (2014) Memoria, dialogía y simbolismo en la tradición oral de Pisco. Lima:
Tesis para optar el grado académico de magíster en Literatura con mención en Estudios
Culturales. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.