Ensayo Kant y La Etica Analis Sobre La Toga

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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD (UTE)

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

CARRERA DE DERECHO

ASIGNATURA

DEONTOLOGÍA JURIDICA

TEMA
Ensayos sobre Kant y la Ética

FACILITADOR

JOSE MIGUEL FERNÁNDEZ M.A

PARTICIPANTE

EMMANUEL BONIFACIO HILARIO


Mat. 2020-00058

FECHA DE ENTREGA

Sábado 15 de julio 2023


Santo Domingo, D.N.
República Dominicana
KANT Y LA ETICA

La ética es una rama de la filosofía que estudia la moral, es decir, lo que se


considera como buenas costumbres para vivir en sociedad y lograr una convivencia
sana y equilibrada entre las personas. La ética reflexiona acerca de las conductas
morales del ser humano y sus efectos en la sociedad.

Kant dice que toda ética debe ser formal, esto quiere decir, que la misma debe
ser universal y racional, lo que indica que debe ser una ética válida para todo el mundo,
por lo cual debe estar vacía de contenido, no nos debe decir que hacer, sino como
debemos de actuar.

Kant nos dice que un hombre actúa moralmente cuando lo hace por deber, por lo
tanto, a la ética kantiana se la va a conocer como “Deontológica” por ser una ética del
deber, en ese sentido nos dice Kant que el “DEBER” es la necesidad de una acción por
respeto a la ley, es decir, que como personas debemos someternos a la ley por respeto
a la misma.

Por todo esto, Kant nos habla de tres tipos de acciones: 1) acciones contrarias al
deber; 2) Acciones conforme al deber; y 3) Acciones por deber, esta última es la que
poseen un valor moral.

Dice Kant que el valor moral de una acción recae sobre el móvil que determina
su realización, es decir, cuando este móvil es el deber tiene valor moral. El principio por
el cual se realiza un acto es llamado por Kant como máxima, ese sentido Kant nos
expresa: “Obra de tal modo que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley
universal”.

Es importante señalar que Kant sostiene que la moral no consiste en maximizar


la felicidad, ni en perseguir ningún otro objetivo, sino en respetar a las personas como
fines en sí mismo, y esta idea se apoya en que somos seres racionales merecedores
de dignidad y de respeto.

La moral, afirma Kant en el prólogo de la Fundamentación, ha de mantenerse


libre de todo contacto con la experiencia si quiere validez universal y objetiva; de ahí la
siguiente formulación que propone el autor: “¿No se cree que sea de la más urgente
necesidad elaborar de una vez por toda una filosofía moral pura que esté
completamente limpia de todo cuanto pueda ser empírico y pertenezca a la
antropología?” (Kant, 1985, p. 49).

La ética kantiana desarrollada en su libro de 1785 llamado “FUNDAMENTACION


DE LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES”, tiene enormes resonancias en nuestra
vida cotidiana, en efecto, las bases filosóficas que aporta junto a la importancia que le
confiere a la dignidad humana y el respeto hacia las personas informa nuestras ideas
actuales acerca de los derechos humanos universales.

Kant piensa que el utilitarismo se equivoca al creer que la justicia y la moral


consiste en maximizar la felicidad. Kant rechaza el utilitarismo por dos razones: por un
lado, porque fundamental los derechos en un cálculo de que producirá más felicidad, el
utilitarismo vuelve vulnerable los derechos, ciertamente al defender los derechos
humanos, porque respetarlo maximizará la utilidad a largo plazo, no respetamos los
derechos en virtud del respeto hacia las personas, sino porque así le ira mejor a la
mayoría.

Por otro lado, derivar los principios morales de los deseos que casualmente
tengamos es una manera equivocada de concebir la moral, porque algo que le de
placer a muchos no lo convierte en algo bueno, en este sentido Kant sostiene que el
principio utilitarista de la felicidad no contribuye en absoluto al fundamento de la moral,
pues hacer que un hombre sea feliz es completamente diferente a serle bueno; en
consecuencia la moral puede basarse en consideraciones como los intereses,
necesidades, deseos y preferencias, dado que esos factores son variables y
contingentes, y por lo tanto no pueden conformar el fundamento para establecer unos
principios morales universales. En definitiva, el utilitarismo no tiene en cuenta la
dignidad de las personas, no nos ensena a distinguir lo bueno de lo malo.

Entonces, si la moral no se puede fundamentar en nuestras necesidades y


deseos, en el cálculo de la utilidad: ¿Cuál es el fundamento de la moral?, pero antes de
dar respuesta debemos primero ver como Kant concebía a las personas, Kant sostiene
que todos los seres humanos comparten la capacidad de razonar, la capacidad de ser
libre y de actuar de forma autónoma, y estas capacidades nos vuelven dignos de
respeto.

En conclusión, Kant, al analizar las éticas anteriores a la suya, nota que no lo


satisfacen lo suficiente, por razón de fundamentar la moral en principios contingentes, o
en la antropología, como dice él mismo, es decir, en las inclinaciones de la naturaleza
humana. Entre estos tipos de éticas, distintas a la de Kant, tenemos la moral religiosa,
que pone su razón de ser en la voluntad de Dios y en la salvación del alma;
promulgando de esta manera premios para quienes viven lo mandado por Dios y
castigos para quienes no cumplen sus leyes; la visión aristotélica, cuya finalidad es
promover la felicidad; y la sentimentalista, que se atiene a la experiencia de placer o
dolor. La característica de estos planteamientos consiste en que consideran la ética
bajo un contenido.

Brevemente podemos decir que por a priori entiende Kant todo conocimiento que
es independiente de la experiencia, de las impresiones de los sentidos; este tipo de
conocimiento se caracteriza por incluir leyes lógicas que valen universalmente para
todo ser racional. La ley moral es de este tipo, se asienta en conceptos puros de la
razón, en una metafísica (Cordini,2018). La moral kantiana se caracteriza por valerse o
apoyarse en conceptos racionales, objetivos, universales, es una metodología
netamente a priori. Al tiempo que presenta una gran novedad, es el punto central desde
donde se aborda dicha postura moral.
UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD (UTE)
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

CARRERA DE DERECHO

ASIGNATURA

DEONTOLOGÍA JURIDICA

TEMA
Resumen y Análisis sobre la Toga

FACILITADOR

JOSE MIGUEL FERNÁNDEZ M.A

PARTICIPANTE

EMMANUEL BONIFACIO HILARIO


Mat. 2020-00058

FECHA DE ENTREGA
Sábado 15 de julio 2023
Santo Domingo, D.N.
República Dominicana

LA TOGA

La toga, pues, no es por sí sola ninguna calidad, y cuando no hay calidades


verdaderas debajo de ella, se reduce a un disfraz irrisorio. Pero después de hecha esta
salvedad, en honor al concepto fundamental de las cosas, conviene reconocer que la
toga, como todos los atributos profesionales, tiene, para el que la lleva, dos
significados: freno e ilusión; y para el que la contempla, otros dos: diferenciación y
respeto.

Es freno, porque cohíbe la libertad en lo que pudiera tener de licenciosa. La


conversación innecesaria con gentes ruines, la palabra grosera, el gesto innoble, el
impulso iracundo, la propensión a la violencia quedan encadenados, ya que no
extinguidos, por imperio del traje talar. En el enojo de la polémica ¡cuántas pasiones
torcidas son sofocadas por la toga! "Ahora yo le diría... ahora yo descubriría... a la
salida yo haría... Pero no puede ser. ¡Llevo la toga puesta!" y sólo con esto los nervios
se templan, la rebeldía se reduce, el furor se acorrala, y la irritación busca válvulas en
la severidad contundente, eh la ironía acerada, en la imprecación ardorosa... Con lo
que la bestia humana cede el paso a las emanaciones más delicadas y a los
refinamientos más sutiles del entendimiento. Esto sin contar con que la toga es uno de
los pocos recordatorios de que constituimos clase y de que en los estrados no está sola
nuestra personalidad, acaso indomable, sino también la dignidad colectiva de todos
nuestros compañeros, depositada en nuestras manos en aquel minuto. Ante una mala
tentación allí donde nos exhibimos al público con la solemnidad de nuestra ropa oficial,
no discurrimos sólo "¡qué pensarán de mí!", sino también y simultáneamente "¡qué se
dirá de los Abogados!"

Mirad a un individuo que va por la calle con americana y flexible. Puede hablar
sin decencia, detenerse con mujeres escandalosas, embriagarse. Poned a ese mismo
hombre un uniforme y una espada, y en el acto enfrentará su irreflexión. No es que el
malo se haga bueno, pero no ofenderá a los demás con su descaro. Mas, ¿a qué
buscar ejemplos fuera de casa? El Abogado que asiste a una diligencia en el local
infecto de una escribanía, usa un léxico, guarda una compostura y mantiene unas
fórmulas de relación totalmente distintas de las que le caracterizan cuando sube a un
estrado con la toga puesta.

La toga es ilusión. No puede cada hombre -quizás no nos convenga- limpiarse


del deseo de ser una cosa distinta de los demás. No distinta por los arrumacos y
floripondios, sino por nuestra función, por nuestro valer, por nuestra significación. Y la
toga nos recuerda la carrera estudiada unca olvidaré la extrañeza, entre asombrada y
zumbona, que mostraron unos compañeros argentinos a los que enseñé nuestra toga y
nuestro birrete. Se maravillaban de su arcaísmo y preguntaban si no se podía hacer
justicia sin tan raro ropaje. Yo, en cambio, me maravillaba -aunque no se lo dije- del
sentido mercantil que en sus labios tomaban las cosas judiciales.

Muchos españoles, con todo y tener acostumbrada la vista, muestran idéntica


sorpresa, y algún humorista ha preguntado qué relación puede haber entre la justicia y
un gorro poligonal de ocho lados.

Realmente, parece algo pueril confundir las virtudes más excelsas con atributos
de vestidura; sin que sea pequeño el riesgo de que, tomando la representación por lo
representado, crean gentes superficiales que la casulla es religión y la bandera
patriotismo y la toga justicia. Satisfechos los ojos, se excusa la intervención del alma, y
así se juzga patriota el que saluda con ceremonia cómica a la bandera, aunque
defraude diariamente al Tesoro Nacional, y se tiene por religioso el que va a la
procesión con cirio, sin perjuicio de vivir en alegre adulterio, y se reputan hombres de
justicia sujetos venales o danzantes sólo porque llevan una túnica negra o una placa
dorada.

En una sociedad ideal donde el pueblo sintiera el bien por el bien mismo, pusiera
espontáneamente su voluntad en estrecha disciplina, acatase los valores y mantuviese
en tensión su sensibilidad sin necesidad de excitaciones del exterior, sobrarían, y aun
serían ridículos, banderas y estandartes, cintas y galones, músicas y estrados. Mas,
por desgracia, no creo que exista ese pueblo soñado, en que todo es sustancia anímica
y nada piden los sentidos: desde luego, España no lo es. ¿Para qué necesita, mirando
las cosas sustantivamente, estar uniformado un ejército? ¿No se puede respetar un
juramento, prestar un servicio y hacer dejación de la vida vistiendo cada soldado como
le plazca? Cierto que sí. Y, sin embargo, suprímase el uniforme y el batallón quedará
transformado en una horda. En cambio, lo elevado de nuestro ministerio en la
sociedad, la confianza que en nosotros se ha puesto, la índole científica y artística del
torneo en que vamos a entrar, la curiosidad, más o menos admirativa, que el público
nos rinde... Cuando todo eso pasa por nuestra mente (y pasa siempre, en términos
más o menos difusos) la toga es un llamamiento al deber, a la verdad y a la belleza.
Con la toga puesta, ante un público, interesado o indiferente, pero siempre censor,
junto al anhelo del éxito judicial y al de la vanidad artística (¿por qué no confesarlo?),
aparece la necesidad de ser más justo, más sabio y elocuente que los que nos rodean;
el temor a errar o a desmerecer; el respeto a los intereses que llevamos entre manos...
¡Ah! Eso del peso de la toga sobre los hombros no es un tópico vano, aunque el uso le
haya hecho cursi. La toga obra sobre nuestra fantasía y haciéndonos limpiamente
orgullosos, nos lleva, por el sendero de la imaginación, a la contemplación de las más
serias realidades y de las responsabilidades más abrumadoras. La ilusión es
estimulante espiritual y potencia creadora de mil facultades ignotas, y alegría en el
trabajo y recompensa del esfuerzo... Todo eso significa la toga, toda ésa es su fuerza
generatriz. Declaro que, al cabo de cuarenta y dos años de vestirla, ni una vez, ni una
sola, me la he puesto sin advertir el roce de una suave y consoladora emoción.

La toga es, ante el público, diferenciación. Por ella se nos distingue de los
demás circunstantes en el Tribunal; y siempre es bueno que quien va a desempeñar
una alta misión sea claramente conocido.

La diferenciación no sería nada si no fuera acompañada del respeto. Y el pueblo,


ingenuo, sencillo y rectilíneo, lo tributa con admirable espontaneidad. En los pasillos de
una Audiencia, casi todo el mundo se descubre al paso de un togado, aunque no hay
disposición que lo ordene, ni alguacil que lo requiera. Y no es por temor ni por
adulación. Temor ¿de qué? Adulación ¿para qué? Es porque el clarividente sentido
popular, al contemplar a un hombre vestido de modo tan severo, con un traje que
consagraron los siglos, y que sólo aparece para menesteres trascendentales de la vida,
discurre con acertado simplismo: "Ese hombre debe ser bueno y sabio"

Y sin duda tenemos la obligación de serIo y de justificarla intuición de los


humildes. ¡Pobres de nosotros si no lo entendemos así y no acertamos a comprender
toda la austeridad moral, todo el elevado lirismo que la toga significa e impone! "

Análisis y consideraciones sobre de la Toga

La Toga no solo es un disfraz como dice el texto, no es solo que haya sido
instaurando de manera obligatoria en nuestro país, es mas bien una manera de
identificar a quienes están facultados a ejercer el derecho, así como los médicos usan
sus batas blanca para el ejercicio de la medicina, así también los abogado deben
identificarse con un uniforme que lo identifique como tal, ahora bien, tal como plantea el
texto en su primer párrafo al final “para el que la contempla ofrece diferenciación y
respeto”, y es justamente lo que todo profesional en el ejercicio del derecho debe
promover y garantizar en todo momento, sobre vender ese respeto ante una sociedad
que cree lamentablemente en los abogados y los tildan en ocasiones de
“JABLADORES” y “LADRONES”.

La toga por si sola representa un sentido de amor hacia el ejercicio del derecho y
esa solemnidad de tenerla puesta es similar como las actos religiosos de la iglesia
católica, donde representa un signo, de esa misma forma los abogados representa un
signo solemne, es cierto que en nuestro país al ser meramente tropical el uso de la
toga sobre todo cuando se esta litigando asuntos penales, representan una gran
incomodada, sobre todo que en algunos tribunales carecen de airea acondicionado y
por los largo de este proceso representa de modo alguno una incomodidad para
cualquier persona.

Ahora bien, tener una toga puesta irradia y crea una cierta seguridad, vemos
como en los pasillos de los tribunales cuando ese abogado pasa portando su toga, las
personas comunes se quedan impactado y observa con cierta admiración, claro como
dije mas arriba muchos no lo ven así, porque no entiende la carrera, no entiende los
procesos por los cuales el abogado tiene que pasar por ley.

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