La Adolescencia y Su Significado Evolutivo
La Adolescencia y Su Significado Evolutivo
La Adolescencia y Su Significado Evolutivo
Durante siglos, hasta finales del XIX, los niños se incorporaban al mundo del trabajo en algún
momento entre los 7 años y los comienzos de la pubertad. Pocos eran los que estudiaban,
pocos lo que lo hacían por encima de los 10, 12 años, y aquellos que lo hacían no estaban
agrupados por lo general por nivel de edad, ni permanecían mucho tiempo en el sistema
educativo. No existía una cultura adolescente, ni la adolescencia era percibida como un estadio
particular del desarrollo. La Revolución Industrial (finales del XIX) marca un punto de ruptura,
con la industrialización empezó a hacerse importante la capacitación, la formación, el estudio.
Los hijos de las clases medias y altas tendieron a permanecer en las escuelas, las cuales
aumentaron en número, desarrollando programas específicos y más complejos, se hicieron
más exigentes. Luego los hijos de obreros también se fueron incorporando cuando se fue
introduciendo en diversos países occidentales el concepto de escolaridad obligatoria.
En otras culturas la incorporación al status adulto se da a una edad muy temprana, ello implica
formar una familia, acceder a responsabilidades adultas, comportarse como adultos, etc. En
otras sociedades más primitivas existen ritos asociados a los cambios físicos de la pubertad.
Una vez que el individuo ha pasado por ellos, sale convertido en un adulto. Aquí no podemos
hablar de adolescencia en el mismo sentido en que utilizamos la palabra en nuestra cultura
(seguir en el sistema escolar, bajo dependencia de los padres, formando un grupo identificable,
etc.).
Los cuerpos infantiles de niñas y niños son fundamentalmente iguales, salvo en los órganos
sexuales, comienzan a diferenciarse claramente al final de los procesos de cambios que se dan
en la pubertad, tanto en los caracteres sexuales primarios (órganos reproductores) como en los
secundarios (cambio de vos, vello facial, ensanchamiento de cadera, etc.). El proceso de
transformación física es puesto en marcha por una serie de mecanismos hormonales que se
inician debido a la actividad del hipotálamo que envía señales a la hipófisis o glándula pituitaria
para que ésta comience a secretar importantes cantidades de hormonas gonadotróficas. Estas
hormonas van a estimular el desarrollo de las gónadas sexuales (ovarios en la mujer y
testículos en el hombre) que empezaran a producir hormonas sexuales, cuya presencia en la
sangre aumentara en relación con los niveles que existían en los años anteriores. Este alto nivel
de hormonas sexuales, sobre todo la testosterona en los chicos, y la progesterona y estrógenos
en las chicas, será el responsable de los cambios físicos que van a tener lugar. Pueden existir
otros factores implicados, el momento en que el hipotálamo pone en funcionamiento toda esta
máquina endocrina arece determinado por el peso corporal o por la porción de grasa en
relación con el peso.
Se puede deducir que la pubertad es un proceso gradual de varios años de duración a lo largo
del cual el cuerpo del adolescente va a experimentar una serie de cambios significativos. Estos
cambios físicos tienen un importante impacto a nivel psicológico y afecten la forma de pensar,
sentir, actuar. Como los cambios físicos son graduales, también las modificaciones a nivel
psicológico, y el nivel del desarrollo puberal en un momento determinado tendera a ir asociado
a ciertos rasgos psicológicos.
Hay muchas características que mantienen una cierta continuidad y estabilidad a lo largo de la
infancia y la adolescencia. Continuidad porque, a pesar de los cambios, muchas de las nuevas
capacidades y habilidades del adolescente estaban ya presentes, aunque de forma
embrionaria, en la infancia. Y estabilidad porque aunque muchos rasgos cambian de forma
acusada a nivel intraindividual, el hecho de que muchos adolescentes experimenten cambios
parecidos, puede mantener las diferencias interindividuales prácticamente inalteradas, por ej:
la autoestima de unas niñas se mantiene estable en la adolescencia de modo que la que tenia
autoestima más baja en la niñez sigue siendo la que tiene nivel más bajo en la adolescencia y
la que tenia la más alta sigue teniendo nivel más elevado.