1214-Texto Del Artículo-4638-1-10-20211203
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RESUMEN
El objetivo de esta investigación es analizar la morfometría y recursos biofísicos en la
cuenca del río Talgua, Honduras. Se recolectó información mediante la revisión bases
de datos, diagnósticos, informes de investigaciones como base para obtener datos de
interés para este estudio. En esta cuenca la morfometría y relieve influyen en la
hidrología la cual presenta un alto potencial erosivo y rápido escurrimiento superficial,
con moderado riesgo para concentrar el agua de precipitación en fenómenos extremos.
Prevalece un clima lluvioso de altura influenciado por las diferencias altitudinales, la
ubicación y orientación de las montañas. Se prevé disminución en las precipitaciones a
mediano y largo plazo y aumentos de temperatura desde el corto plazo, situación que
afectará a los cultivos de granos básicos obligando la adopción de medidas de
adaptación. El escurrimiento superficial es afectado por la conversión de bosques a
pastizales y cultivos agrícolas; las aguas subterráneas la constituyen acuíferos locales de
moderada a altamente productivos. Finalmente, las características morfométricas y
biofísicas determinan el comportamiento hidrológico de la cuenca e inciden en la
variabilidad del clima con efectos adversos para los agricultores quienes afrontan esta
situación en función de los recursos disponibles.
ABSTRACT
This research aims to analyze the morphometry and biophysical resources in the Talgua
river basin, Honduras. Information was collected by reviewing databases, diagnoses,
and research reports as a basis for obtaining data of interest for this study. In this basin,
the morphometry and relief influence the hydrology, which has a high erosive potential
and rapid surface runoff, with a moderate risk of concentrating precipitation water in
extreme events. A high-altitude rainy climate prevails, influenced by altitudinal
differences and the location and orientation of the mountains. Precipitation is expected
to decrease in the medium and long term, and temperatures are expected to increase in
the short term, which will affect primary grain crops and require the adoption of
adaptation measures. Surface runoff is affected by converting forests to pasture and
crops; groundwater is provided by moderately to highly productive local aquifers.
Finally, morphometric and biophysical characteristics determine the hydrological
behaviour of the basin and influence climate variability, with adverse effects on farmers
who face this situation depending on the available resources.
1. INTRODUCCIÓN
La cuenca hidrográfica se define como el espacio territorial o unidad geográfica
delimitada por una línea divisoria o parteaguas natural en donde todas las aguas que
caen por precipitación tienen un sistema de drenaje superficial o colector común en el
cauce principal (Faustino & Jimenez, 2000). El funcionamiento hidrológico de la
cuenca es como un sistema natural formado por un río principal que encierra los
territorios contenidos entre el origen del río y su desembocadura, incluyendo los
afluentes, aguas subterráneas, y los ecosistemas con sus interacciones (Aguilar & Iza,
2009). El comportamiento hidrológico está determinado por las interrelaciones entre los
recursos hídricos y las condiciones climatológicas y características físicas relacionadas
con el relieve, suelo y cobertura vegetal (Gaspari et al., 2012; Guevara et al., 2019). El
análisis de las características biofísicas y morfométricas de las cuencas es importante en
la evaluación del comportamiento hidrológico para la gestión y manejo adecuado de los
recursos naturales (Camino et al., 2018; Guevara et al., 2019), que posibilita orientar la
toma decisiones frente al riesgo ambiental derivado de la ocurrencia de fenómenos
extremos (Cotler Ávalos et al., 2013). Los países centroamericanos, al ubicarse en la
zona tropical, soportan los efectos adversos provocados por el cambio climático y la
variabilidad del clima al ser azotados por los fenómenos naturales que dañan los
cultivos y ponen en riesgo a las poblaciones al no garantizar la producción de alimentos
para la subsistencia (UNDP, 2000). Particularmente Honduras presenta alta
vulnerabilidad al cambio climático (Sönke et al., 2015) y es previsible que, bajo
condiciones climáticas futuras, el ciclo del agua sea modificado sustancialmente
(Collins et al., 2013). A nivel de cuencas hidrográficas, la agricultura migratoria, el uso
intensivo del suelo sin prácticas de conservación, la deforestación, la quema y el
sobrepastoreo; alteran el ciclo del agua, ocasionan sequías, dañan infraestructuras
productivas, y causan inundaciones en zonas bajas (Jiménez, 2009). Como factores
claves del grado de estos daños están las atribuciones físicas de las cuencas, de los
fenómenos climáticos y las condiciones sociales de la población afectada. Con esta
premisa, resulta de mucha importancia analizar la manera en que dichos eventos
repercutirán en la población (Ávila Flores, 2015). En la cuenca del río Talgua el
desarrollo de actividades de subsistencia en tierras no aptas para cultivos, incrementa la
vulnerabilidad ante los efectos adversos del clima y causa la degradación acelerada de
Esta cuenca hidrográfica reviste importancia municipal por su potencial hídrico de uso
doméstico y agrícola y por suministrar el agua a 16 aldeas, seis de ellas ubicadas dentro
de esta unidad territorial (Castañeda & Villatoro, 2006).
et al., 2012) por la variación moderada del tiempo de concentración del agua desde
diferentes puntos del perímetro de la cuenca hasta el punto de salida en el cauce
principal (Fuentes, 2004; Ramírez-Granados & Alfaro-Jiménez, 2018).
La red de drenaje está conformada por los cauces y pequeñas corrientes que confluyen
en Río Seco, Quebrada de Agua y Quebrada de Pinabetales, que en su conjunto
conforman el colector principal del Río Talgua, cuya red de corrientes es de quinto
orden calculada de acuerdo con la clasificación de Horton. Esta corriente se forma en el
punto de concentración en la zona baja al confluir las aguas de la Quebrada Pinabetales
de orden 4 (vertiente derecha), con la corriente de orden 4 que se forma en la
confluencia de Río Seco (vertiente izquierda), y con la Quebrada de Agua (vertiente
central).
La red hidrográfica es dendrítica, en particular sobre los 800 msnm; la longitud total de
drenajes, densidad de drenajes y la frecuencia de drenajes presentan valores bajos que
sugieren un drenaje deficiente y baja respuesta de la cuenca frente a un tormenta
evacuando el agua en mayor tiempo (Fuentes, 2004; Gaspari et al., 2012; Srinivasa
Vittala et al., 2004). Estos parámetros morfométricos asociados a la red de drenaje son
el resultado de la combinación de las características climáticas (clima lluvioso de
altura), geomorfológicas (relieve montañoso), litológicas (rocas sedimentarias clásticas
lutitas de grano muy fino), edafológicas (suelos superficiales de fuerte pendiente
susceptibles a la erosión) y cobertura vegetal (bosque latifoliado denso en la zona
media-alta) (Cruz-Romero et al., 2015; Esper Angillieri & Perucca, 2014; Gordon et al.,
2004). El coeficiente de torrencialidad, la pendiente del cauce y el tiempo de
concentración corresponden a una cuenca torrencial, pequeña y de relieve montañoso.
Los valores de estos parámetros son propios de cuencas ensanchadas con mediana
susceptibilidad a las crecidas y que permiten que el agua de escorrentía fluya por corto
tiempo (±1.0 horas) con mayor rapidez en la concentración de los flujos superficiales de
agua drenados por el cauce principal. En época lluviosa, esta situación posibilita la
degradación del material geológico del lecho del cauce y orillas del río durante la
ocurrencia de crecidas, arrastrando materiales y sedimentos que son depositados en la
parte baja de la cuenca (Bardales, 2016). En vista de la alta vulnerabilidad y riesgo que
presenta esta zona frente a los efectos del cambio climático por la ocurrencia de
fenómenos de alta pluviosidad (Reyes et al., 2003), estos índices podrían ayudar a la
toma de decisiones que permitan reducir los impactos en la parte baja por la
concentración del agua en cortos períodos de tiempo (Meza Aliaga et al., 2014). De
acuerdo con la forma de la curva hipsométrica, se infiere que la cuenca se encuentra en
la etapa de equilibrio y madurez con estabilización de los procesos de erosión del suelo
(Campos-Aranda, 1998; Gaspari et al., 2012; Racca, 2007), con el 50% de la superficie
(39.58 km2) que está por encima de la altitud media de la cuenca (Figura 2).
La curva de frecuencias altitudinales como parámetro asociado al relieve indica que las
áreas comprendidas entre 1000-1800 msnm, representan el 66.9% del total y tienen
mayor grado de incidencia en el flujo de agua superficial drenada por la cuenca; además
las diferencias de altitud podrían indicar una mayor diferenciación de ecosistemas
(Cruz-Romero et al., 2015) entre los que destaca el bosque latifoliado húmedo.
3.2 Características climáticas de la cuenca. El clima de la zona está influenciado por
las diferencias de altitud, la ubicación y orientación de las montañas y la incidencia de
corrientes húmedas provenientes del Caribe (Ministerio del Ambiente, 2002). Prevalece
un clima variante lluvioso de altura, evapotranspiración potencial (ETP) anual entre
1400 y 1600 mm y humedad relativa del 74%; los meses de junio y julio son los más
lluviosos; febrero y marzo los menos lluviosos. Según el análisis de los registros de los
períodos de 1998-2019 y 2000-2015 de la estación climática de la ciudad de Catacamas,
la precipitación media anual de la cuenca es de 1271 ± 209 mm (Reyes, 2017; Tropical
Rainfall Measuring Mission (TRMM), 2020). La temperatura media anual se estima en
25.2 oC; marzo y abril son los meses más calientes que alcanzan temperaturas de 28 oC;
en contraste, diciembre y enero son los meses más frescos al alcanzar 22 oC de
temperatura media (Harris et al., 2020; Ministerio del Ambiente, 2002).
Al igual que ocurre en todo el territorio hondureño, el patrón climático normal
prevaleciente en la cuenca del río Talgua se caracteriza por la existencia de dos
estaciones climáticas claramente definidas: una estación húmeda y la otra seca (Argeñal,
2010). La estación húmeda ocurre entre el período de mayo a octubre y registra hasta el
90% de las lluvias, los meses de junio y septiembre se presentan como los más
lluviosos; entre julio y agosto se presenta un período de reducción significativa de las
lluvias conocido como la canícula. La estación seca inicia a mediados del mes de
noviembre y continúa hasta inicios del mes de mayo; y marzo y abril se destacan como
los meses más secos y calientes del año (Argeñal, 2010; Ministerio del Ambiente,
2002).
Basados en los escenarios de cambio climático propuestos para la República de
Honduras por Navarro et al. (2018), en la cuenca del río Talgua no se prevén cambios
significativos de precipitación total, sin embargo, se proyectan aumentos ligeros de
hasta un 2.7% bajo los escenario RCP 2.6 y RCP 6.0 hacia el año 2030 y aumentos de
hasta el 5.1 y 1.7% para el escenario RCP 2.6 hacia el año 2050 y 2080,
respectivamente. El escenario RCP 4.5 proyecta leves disminuciones de 0.5% hasta el
año 2050 y de 3.5% hacia el año 2080. El clima será menos favorable para el escenario
pesimista RCP 8.5 ya que se estima que la disminución de las precipitaciones será del
3.8% al año 2050 y seguirá disminuyendo hasta 11.5% en el año 2080. En este período,
todos los escenarios muestran aumentos en la temperatura media anual. En el escenario
RCP 2.6 el aumento se prevé un aumento de hasta 1.1 oC a partir del año 2050; los
escenarios intermedios RCP 4.5 y RCP 6.0 tendrán un comportamiento similar con
aumento de la temperatura en 1.5 oC en el año 2050 y de 2.0 oC hacia el año 2080. Para
el escenario pesimista RCP 8.5, se prevé un incremento en la temperatura media de 2.1
y 3.6 oC para el año 2050 y 2080, respectivamente.
3.3 Hidrografía e Hidrología. La cuenca del Río Talgua la constituyen tres afluentes:
Río Seco (34.4 km2), Quebrada de Agua (17.7 km2), y Quebrada de Pinabetales (27.1
km2. Es un afluente del río Guayape, que a su vez es afluente del río Patuca, que
desemboca en el océano atlántico. Hidrológicamente, el río Talgua reviste gran valor
para las comunidades del área de influencia, es la fuente de abastecimiento de agua para
uso doméstico y agrícola por las corrientes y quebradas que nacen en su interior
(Ministerio del Ambiente, 2002). La cuenca hidrológica del Río Talgua considera una
reserva de 111 mm de humedad, 1720 mm de lluvia, 451 mm de flujo superficial y 1158
mm de evapotranspiración real; además, las sequías ocasionan una escasez de agua
como resultado principalmente del cambio continuo en la utilización de la tierra (Reyes,
2017). El escurrimiento superficial de la cuenca es afectado por la conversión de
bosques primarios a pastizales y cultivos agrícolas que aceleran la degradación edáfica.
Estimaciones en estos suelos de laderas con pasturas degradadas muestran valores de
conductividad hidráulica saturada de 8 a 11 mm h-1, que resulta en un flujo superficial
bajo comparado con suelos en plantaciones de café y bosque primario, que fácilmente
conducen agua en cantidades de 109 y 840 mm h-1, respectivamente (Hanson et al.,
2004).
Con relación a la hidrogeología de la cuenca, las aguas subterráneas la constituyen los
acuíferos locales de moderada a altamente productivos que cubren un área de 73.8 km 2
y en menor grado las rocas con recursos de aguas subterráneas locales que abarcan un
área de 5.4 km2. Esta condición confiere a la cuenca un alto potencial como fuente
productora de agua para la población de la ciudad de Catacamas y para actividades
agrícolas en el valle ubicado en la parte baja, que de acuerdo con Reyes (2017), el
efecto de la cobertura vegetal sobre la producción de agua es muy importante en esta
zona.
La Quebrada Pinabetales caracterizada por tener una baja cobertura forestal (51%) y
pendientes pronunciadas (>60%), presenta la mayor producción de agua superficial de
la cuenca. Asimismo, la estacionalidad de las variables climáticas y la acumulación del
agua en el suelo se combinan con su uso y crea un escenario con un flujo de corriente
muy bajo, particularmente en época de verano que se agudizará más a futuro con los
continuos cambios en el uso del recurso edáfico. El flujo hídrico de la cuenca se estima
que representa el 63% del flujo total anual y constituye el 80% del flujo total en la
época seca (Reyes, 2017). El incremento térmico podría aumentar el proceso de
evapotranspiración disminuyendo la oferta hídrica para la agricultura y otros usos. La
disminución en las lluvias y el aumento significativo de las temperaturas a largo plazo
ocasionarían una disminución importante de caudales que afectarían a la mayoría de los
pobladores que se abastecen de aguas superficiales (Navarro et al., 2018). Dados los
impactos del clima en la agricultura de subsistencia familiar debido a las variaciones en
el patrón de las precipitaciones y aumentos del régimen térmico, se prevé que los
productores de granos básicos necesitarán implementar estrategias de adaptación
climática para producir de forma sostenible afín de suplir sus requerimientos de
alimentación.
3.4 Geología y Edafología. Según el mapa geológico más reciente elaborado en 1998
por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT, 1999), a partir del mapa
geológico de Honduras a escala 1:500000 de 1991 del Instituto Geográfico Nacional
(IGN), las formaciones geológicas existentes pertenecen al Grupo Honduras (JKhg)
(72.92 km2) y Rocas Intrusivas del Cretácico Terciario (KTi) (6.24 km2). El Grupo
Honduras (JKhg) son depósitos jurásicos que yacen disconformemente sobre las rocas
del Grupo de Esquistos Cacaguapa (Pzm) y gradúa hacia arriba la Formación Atima del
Cretácico Inferior dentro del Grupo Yojoa (Ky). Este grupo consiste en rocas de
secuencias siliciclásticas de lutitas, limonitas y areniscas verdes y moradas verduzcas;
localmente conglomerados de guijarros importantes y menos capas calcáreas, tiene
varios espesores, desde algunos metros a varios cientos, y están distribuidos al este de
Honduras. Las Rocas Intrusivas del Cretácico Terciario (KTi) se desarrollan en suelos
lateríticos muy susceptibles a deslizamientos rotacionales, especialmente en pendientes
intermedias.
Con relación a la edafología y como resultado de procesos edafogénicos asociados a
estas formaciones geológicas se han desarrollado, en toda la extensión de la cuenca,
suelos de la serie Sulaco (Su). Estos son suelos bien drenados, formados sobre calizas o
mármol, son frecuentes los afloramientos rocosos y los precipicios, y están ubicados en
relieves escarpados con pendientes mayores al 60%. En general, estos suelos son de
vocación forestal caracterizados por su fuerte pendiente y baja profundidad. En la parte
media-baja se ha eliminado la cobertura vegetal para la ganadería y establecer cultivos
agrícolas de subsistencia; en la parte alta los suelos están cubiertos de bosque latifoliado
con áreas de frontera agrícola que han sido intervenidas para establecer fincas de café.
3.5 Zonas de vida. Castañeda & Villatoro (2006) mencionan la predominancia de dos
zonas de vida según la Clasificación de Holdridge: 1) bosque muy húmedo montano
bajo subtropical (bmh-MBS); y 2) bosque muy húmedo subtropical (bmhs). El bosque
muy húmedo montano bajo subtropical es el ecosistema predominante y abarca 77% del
área total; comprende pisos altitudinales por encima de 1300 msnm en donde las plantas
epífitas son abundantes (Ministerio del Ambiente, 2002). Hidrológicamente el bmh-
MBS es el ecosistema principal como la zona productora de agua por excelencia que
regula las precipitaciones (Castañeda & Villatoro, 2006) y los flujos de escorrentía con
implicaciones en términos de conservación del recurso hídrico (Burbano-Girón et al.,
2016). El Bosque muy húmedo sub-tropical (bmhs) abarca un 23.0% del área total, y se
ubica entre los 600 a 1500 msnm (AFE/COHDEFOR, 1996). Este bosque se caracteriza
por la presencia de árboles con fustes rectos, comúnmente lisos y ramificados a gran
altura; su función principal es regular la precipitación y el flujo de agua que proviene
del bmh-MBS a través de la infiltración (Ministerio del Ambiente, 2002).
3.6 Uso del suelo. Según el mapa de cobertura y uso del suelo del país elaborado por
ICF (2014), el área superficial de la cuenca está cubierta por Bosque Latifoliado
Húmedo que abarca desde los 1200 msnm y representa aproximadamente el 72% del
área total y forma parte del Parque Nacional Sierra de Agalta (Figura 3). Los cultivos de
maíz, frijol, pastos y cafetales abarcan un 21% del área por debajo de los 1200 msnm en
Río Seco y Quebrada de Agua, y por debajo de 1400 msnm en la Quebrada Pinabetales.
El 7% restante está ocupada por pequeñas áreas de vegetación secundaria húmeda,
vegetación secundaria decidua, y árboles dispersos fuera del bosque.
Figura 3. Mapa de uso actual del suelo en la cuenca del río Talgua
El área del margen izquierdo en la quebrada de Río Seco presenta una mayor superficie
boscosa debido a una menor intervención antrópica al ser una zona de difícil acceso. En
contraste el margen derecho en la Quebrada Pinabetales presenta mayor intervención
antrópica de las zonas boscosas al soportar las áreas de cultivo y pastizales y por estar
comunicada por caminos de terracería.
El área de frontera agrícola se ha ampliado para establecer cafetales en detrimento del
bosque latifoliado húmedo que con los años experimenta una disminución de su
superficie. Esta pérdida de bosque podría afectar el escurrimiento y la oferta hídrica de
la cuenca, no obstante, se sabe que estas variables están mediadas por la precipitación y
otros factores (Burbano-Girón et al., 2016). Por otra parte, podría afirmarse que las
zonas con mayor cobertura de bosques en la cuenca ofrecen mayor regularidad en la
disponibilidad del recurso hídrico bajo eventos de cambio climático (Domínguez et al.,
2010), especialmente el área superficial en el margen izquierdo en Río Seco.
Finalmente, en referencia a los potenciales impactos del cambio climático en los
recursos naturales y los medios de vida predominantes en la cuenca del río Talgua, es
posible que los pequeños productores de granos básicos y café vean afectados los
rendimientos por los incrementos en la temperatura y leves incrementos de la
precipitación que podrían disminuir la producción de maíz y frijol en la zona (Navarro
et al., 2018). Además, estos cambios y la variabilidad en el clima podrían ocasionar el
aumento en la incidencia de plagas y enfermedades que disminuirían aún más los
rendimientos de los cultivos.
4. CONCLUSIONES
Las características morfométricas de la cuenca se relacionan con la dinámica del flujo
de agua que escurre y es drenada por el cauce principal. Las diferencias de altitud, el
relieve de alto potencial erosivo y la rapidez en el escurrimiento superficial indican
moderado riesgo para concentrar el agua en lluvias torrenciales. La red de drenaje la
conforman los cauces y pequeñas corrientes que confluyen en los tributarios que
conforman un río de quinto orden. La red de corrientes de tipo dendrítico presenta una
densidad de drenaje deficiente condicionado por el relieve, litología, pendiente del
terreno y la cobertura vegetal, que hacen fluir el agua rápidamente para drenarse en un
corto tiempo. En la zona prevalece un clima variante lluvioso de altura; los meses de
junio y julio son los más lluviosos y febrero y marzo los menos lluviosos. El escenario
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