Principios Basicos Uso de La Fuerza y Arma de Fuego
Principios Basicos Uso de La Fuerza y Arma de Fuego
Principios Basicos Uso de La Fuerza y Arma de Fuego
El Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente,
1.Aprueba los Principios Básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por los fun-
cionarios encargados de hacer cumplir la ley, que figuran en el anexo a la presente resolución;
4. También invita a los Estados Miembros a que señalen los Principios Básicos a la atención
de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, los miembros del poder ejecutivo, los
jueces, los abogados, el poder legislativo y el público en general;
5. Invita además a los Estados Miembros a que informen al Secretario General cada cinco
años, a partir de 1992, sobre los progresos alcanzados en la aplicación de los Principios Bási-
cos, incluida su difusión, incorporación a las leyes, la práctica, los procedimientos y las políti-
cas internas, los problemas enfrentados en su aplicación en el plano nacional y la asistencia
que podría requerirse de la comunidad internacional, y pide al Secretario General que informe
al respecto al Noveno Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Trata-
miento del Delincuente;
6. Hace un llamamiento a todos los gobiernos para que promuevan seminarios y cursos de
capacitación en los planos nacional y regional sobre la aplicación de la ley y la necesidad de
restringir el empleo de la fuerza y de las armas de fuego por los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley;
8. Exhorta al Comité de Prevención del Delito y Lucha contra la Delincuencia a que conside-
re, con carácter prioritario, procedimientos para asegurar la aplicación eficaz de la presente
resolución;
a. Adopte medidas, cuando corresponda, para señalar esta resolución a la atención de los
gobiernos de todos los órganos de las Naciones Unidas interesados, y procure la más amplia
difusión posible de los Principios Básicos; b. Incluya los Principios Básicos en el próximo nú-
mero de la publicación de las Naciones Unidas titulada Derechos Humanos: Recopilación de
instrumentos internacionales;
c. Proporcione a los gobiernos que lo soliciten servicios de expertos y asesores regionales e
interregionales para prestar asistencia en la aplicación de los Principios Básicos, e informe al
Noveno Congreso acerca de la asistencia técnica y la capacitación que haya efectivamente
proporcionado;
d. Informe al Comité, en su 12º período de sesiones, sobre las medidas adoptadas para aplicar
los Principios Básicos;
10. Pide al Nuevo Congreso y a sus reuniones preparatorias que consideren los progresos
alcanzados en la aplicación de los Principios Básicos.
Anexo:
Considerando que la labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley1 * constitu-
ye un servicio social de gran importancia y, en consecuencia, es preciso mantener y, siempre
que sea necesario, mejorar las condiciones de trabajo y la situación de estos funcionarios,
Considerando que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley desempeñan un papel
fundamental en la protección del derecho a la vida, la libertad y la seguridad de las personas,
tal como se garantiza en la Declaración Universal de Derechos Humanos y se reafirma en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
1 De conformidad con el comentario al artículo 1 del Código de conducta para funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, la expresión “funcionarios encargados de hacer cumplir la ley” incluye a todos los agentes de la
ley, ya sean nombrados o elegidos, que ejercen funciones de policía, especialmente las facultades de arresto o
detención. En los países en que
ejercen las funciones de policía autoridades militares, ya sean uniformadas o no, o fuerzas de seguridad del
Estado, se considerará que la definición de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley comprende los
funcionarios de esos servicios.
Teniendo presente que las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos prevén las
circunstancias en las que los funcionarios de establecimientos penitenciarios podrán recurrir
a la fuerza en el ejercicio de sus funciones,Teniendo presente que el artículo 3 del Código
de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley estipula que esos funcio-
narios podrán usar la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo
requiere el desempeño de sus tareas,
Teniendo presente que en la reunión preparatoria del Séptimo Congreso de las Naciones
Unidas sobre la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrada en Varenna,
Italia, se convino en los elementos que debían tenerse en cuenta en la continuación de los
trabajos sobre las limitaciones en el uso de la fuerza y de las armas de fuego por parte de los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley,
Teniendo presente que el Séptimo Congreso, en su resolución 14, entre otras cosas, subraya
que el empleo de la fuerza y las armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley debe conciliarse con el debido respeto de los derechos humanos,
Teniendo presente que el Consejo Económico ySocial, en su resolución 1986/10, sección IX,
de 21 de mayo de 1986, invitó a los Estados Miembros a que prestaran especial atención en
la aplicación del Código a la cuestión del uso de la fuerza y armas de fuego por parte de los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, y que la Asamblea General, en su resolución
41/149, de 4 de diciembre de 1986, entre otras cosas, acogió con satisfacción esta recomenda-
ción formulada por el Consejo,
Los Principios Básicos que se enuncian a continuación, formulados para asistir a los Estados
Miembros en sus actividades destinadas a asegurar y fomentar el papel que corresponde
a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, deben ser tenidos en cuenta y respe-
tados por los gobiernos en el marco de sus respectivas legislaciones y prácticas nacionales, y
deben señalarse a la atención de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, así como
de otras personas como jueces, fiscales, abogados y miembros del poder ejecutivo y legisla-
tivo, y del público en general.
Disposiciones generales
1. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley adoptarán y
aplicarán normas y reglamentaciones sobre el empleo de la fuerza y armas de fuego
contra personas por parte de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Al
establecer esas normas y disposiciones, los gobiernos y los organismos encargados
de hacer cumplir la ley examinarán continuamente las cuestiones éticas relacionadas
con el empleo de la fuerza y de armas de fuego.
5. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios encarga-
dos de hacer cumplir la ley.
7. Los gobiernos adoptarán las medidas necesarias para que en la legislación se casti-
gue como delito el empleo arbitrario o abusivo de la fuerza o de armas de fuego por
parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Disposiciones especiales
11. Las normas y reglamentaciones sobre el empleo de armas de fuego por los funcio-
narios encargados de hacer cumplir la ley deben contener directrices que:
i) Señalen los avisos de advertencia que deberán darse, siempre que proceda, cuando
se vaya a hacer uso de un arma de fuego;
12. Dado que todas las personas están autorizadas a participar en reuniones lícitas y
pacíficas, de conformidad con los principios consagrados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los
gobiernos y los organismos y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley reco-
nocerán que la fuerza y las armas de fuego pueden utilizarse solamente de conformi-
dad con los principios 13 y 14.
15. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las
personas bajo custodia o detenidas, no emplearán la fuerza, salvo cuando sea
estrictamente necesario para mantener la seguridad y el orden en los establecimien-
tos o cuando corra peligro la integridad física de las personas.
16. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las
personas bajo custodia o detenidas, no emplearán armas de fuego, salvo en defensa
propia o en defensa de terceros cuando haya peligro inminente de muerte o lesiones
graves, o cuando sea estrictamente necesario para impedir la fuga de una persona
sometida a custodia o detención que presente el peligro a que se refiere el principio 9.
17. Los principios precedentes se aplicarán sin perjuicio de los derechos, obligaciones
y responsabilidades de los funcionarios de establecimientos penitenciarios, tal
como se enuncian en las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, sobre
todo las reglas 33, 34 y 54.
18. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley procurarán
que todos los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley sean selecciona-
dos mediante procedimientos adecuados, posean aptitudes éticas, psicológicas y
físicas apropiadas para el ejercicio eficaz de sus funciones y reciban capacitación
profesional continua y completa. Tales aptitudes para el ejercicio de esas funciones
serán objeto de examen periódico.
19. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley procurarán
que todos los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley reciban capacitación
en el empleo de la fuerza y sean examinados de conformidad con normas de eva-
luación adecuadas. Los funcionarios que deban portar armas de fuego deben estar
autorizados para hacerlo sólo tras haber finalizado la capacitación especializada en
su empleo.
21. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley proporcio-
narán orientación a los funcionarios que intervengan en situaciones en las que se
empleen la fuerza o armas de fuego para sobrellevar las tensiones propias de esas
situaciones.
22. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley establecerán
procedimientos eficaces para la presentación de informes y recursos en relación con
todos los casos mencionados en los principios 6 y 11 f). Para los casos con respecto
a los cuales se informe de conformidad con esos principios, los gobiernos y los orga-
nismos encargados de hacer cumplir la ley asegurarán que se establezca un procedi-
miento de revisión eficaz y que autoridades administrativas o judiciales independien-
tes estén dotadas de competencia en circunstancias apropiadas. En caso de muerte
y lesiones graves u otras consecuencias de importancia, se enviará rápidamente un
informe detallado a las autoridades competentes para la revisión administrativa y la
supervisión judicial.
23. Las personas afectadas por el empleo de la fuerza y de armas de fuego o sus
representantes legales tendrán acceso a un proceso independiente, incluido un
proceso judicial. En caso de muerte de esas personas, esta disposición se aplicará a
sus herederos.
24. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley adoptarán
las medidas necesarias para que los funcionarios superiores asuman la debida
responsabilidad cuando tengan conocimiento, o debieran haberlo tenido, de que
los funcionarios a sus órdenes recurren, o han recurrido, al uso ilícito de la fuerza
y de armas de fuego, y no adopten todas las medidas a su disposición para impedir,
eliminar o denunciar ese uso.
25. Los gobiernos y los organismos encargados de hacer cumplir la ley adoptarán las
medidas necesarias para que no se imponga ninguna sanción penal o disciplinaria
contra los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que, en cumplimiento
del Código de conducta pertinente y de estos Principios Básicos, se nieguen a eje-
cutar una orden de emplear la fuerza o armas de fuego o denuncien ese empleo
por otros funcionarios.
26. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no podrán alegar obediencia
de órdenes superiores si tenían conocimiento de que la orden de emplear la fuerza
o armas de fuego, a raíz de la cual se ha ocasionado la muerte o heridas graves a
una persona, era manifiestamente ilícita y tuvieron una oportunidad razonable de
negarse a cumplirla. De cualquier modo, también serán responsables los superiores
que dieron las órdenes ilícitas.