Protocolo Nacional Sobre El Uso de La Fuerza
Protocolo Nacional Sobre El Uso de La Fuerza
Protocolo Nacional Sobre El Uso de La Fuerza
PRESENTACIÓN
El artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Carta Magna y en los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, así como las garantías para su protección.
Mientras, el artículo 21, noveno párrafo, indica que la actuación de las instituciones de seguridad
pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y
respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución.
Para emitir el presente Protocolo Nacional Sobre Uso de la Fuerza, se tienen como fundamento los
artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 21 párrafos nueve, diez y trece;
y, los transitorios Primero y Cuarto, fracción III del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan
diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de
Guardia Nacional publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de marzo de 2019; 14 fracciones
I, II, III y VI; 18 fracción IX de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y el 16 de la
Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza (LNUF).
En tanto, el artículo 8 y 16 de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, dicta que los protocolos y
procedimientos del uso de la fuerza deberán atender a la perspectiva de género, la protección de
niñas, niños y adolescentes, así como la atención de situaciones de riesgo en el interior o en las
inmediaciones de guarderías, escuelas, hospitales, templos, centros de reclusión y otros lugares en el
que se congreguen personas ajenas a los agresores; y que además, estos protocolos de actuación,
así como manuales de técnicas para el uso de la fuerza y la descripción de las conductas a realizar
por parte de los agentes serán emitidos por las instituciones de seguridad.
Por su parte, los artículos 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 9 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, consagran el derecho de toda persona a la libertad y a
la seguridad personales.
No menos importante es mencionar el compromiso internacional que tienen los gobiernos y los
organismos encargados de hacer cumplir la ley, adoptar y aplicar normas sobre el empleo de la fuerza
y armas de fuego, por lo que la creación de un instrumento en esta materia, hace permisible sujetar la
actuación de los servidores públicos al imperio de la ley y hacer valer al Estado de Derecho, conforme
a los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y oportunidad, así como la prohibición de
cualquier maltratamiento en la detención o aprehensión; la prohibición de ejercer violencia para
reclamar un derecho; incluso el principio de prevención y el de rendición de cuentas. En ese sentido,
nuestro país debe contar con un marco jurídico sustentable, que permita regular la operación de las
autoridades de seguridad de manera más eficiente, más aún que hoy en día nos encontramos
inmersos en un sistema de justicia que demanda, por un lado, el irrestricto cumplimiento de los
derechos humanos, y por el otro, la eficiencia en el actuar de las autoridades encargadas de hacer
cumplir la ley.
Por ello, la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública, durante su XXIII Asamblea
Plenaria llevada a cabo el 30 de junio de 2020, acordó establecer una colaboración con la Secretaría
de Seguridad y Protección Ciudadana para actualizar el Protocolo para el Uso Legítimo de la Fuerza,
que incorpore las mejores prácticas en la materia teniendo como objetivo alcanzar los más altos
estándares en el respeto a los derechos humanos de las personas, tal como se establece en la Ley
Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Regular la actuación de los agentes de las instituciones de seguridad pública en materia de uso de
fuerza cuando actúen en el ejercicio de sus funciones con la finalidad de otorgar certeza y seguridad
jurídica tanto a las personas representantes de la autoridad como a la población o grupos vulnerables
en general en el marco de respeto a los derechos humanos reconocidos en la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza y en todos los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Fijar los principios que rigen el uso de la fuerza.
• Establecer los niveles de uso de la fuerza, así como las acciones que el agente puede llevar a
cabo en cada uno de ellos.
• Delimitar las conductas que justifican actuación del agente en cada nivel de uso de fuerza.
• Establecer el procedimiento para el adecuado ejercicio del uso de la fuerza, conforme a los
principios que rigen la actuación de las instituciones de seguridad pública.
• Orientar y facilitar los procesos de profesionalización en la materia.
• Contribuir a la rendición de cuentas de parte de los agentes sobre el uso de la fuerza como una
obligación de las instituciones de seguridad pública y sus integrantes.
• Aplicar técnicas tendentes a controlar o encapsular a las personas participantes en
manifestaciones, protestas sociales o reuniones públicas.
GLOSARIO
Para los efectos del presente Protocolo, se entiende por:
Agente. Servidor público integrante de las instituciones de seguridad que, con motivo de su empleo,
cargo o comisión, hace uso de la fuerza. Se considerará agente al elemento de la Fuerza Armada
permanente cuando actúe en tareas de seguridad pública, así como a las personas que presten
servicios de seguridad privada en términos de la ley, cuando colaboren en tareas de seguridad pública;
Agresión. Movimiento corporal de una persona que produce o intenta causar daño a las personas y/o
bienes.
Amenaza. A la manifestación expresa de realizar una agresión y/o la probabilidad de que ocurra una
agresión o hecho que pueda producir daño a las personas y/o bienes en un sitio específico y durante
un tiempo de exposición determinada.
Arma de fuego. Al artefacto compuesto por elementos mecánicos que propulsa proyectiles
aprovechando la deflagración de la pólvora, autorizadas para el uso de los miembros de las
instituciones de seguridad, de conformidad con la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y su
Reglamento;
Armas menos letales. Aquellas a través de las cuales se disminuyen las funciones corporales de un
individuo, reduciendo al mínimo el riesgo de causarle lesiones que pongan en peligro su vida;
Armas letales. Las que por su diseño y mecanismo ocasionan o pueden ocasionar lesiones graves y
la muerte;
Centro de mando. Al área de operaciones de una institución de seguridad pública cuyas funciones
consisten en fungir como enlace de comunicación entre el personal de las instituciones de seguridad
pública y la ciudadanía, de manera análoga, se pueden conocer como centro de control comando
comunicación cómputo y calidad.
Control. La acción que ejercen los integrantes de las instituciones de seguridad sobre una o varias
personas para su contención;
Indicaciones verbales. A las instrucciones de viva voz, directas y precisas que emite un agente.
CUIP. Clave Única de Identificación Permanente
Daño. Al menoscabo o lesiones a un bien jurídico.
Defensa activa. A las técnicas de reacción y respuesta de agresiones dirigidas al agente o a terceros
que tienen por objeto anular, repeler, inhibir o hacer cesar dichas agresiones procurando causar el
menor daño posible.
Defensa pasiva. A las técnicas de contención, evasión y/o bloqueo de agresiones dirigidas al agente
o terceros que tienen por objeto evitar o disminuir daños.
Detención. La restricción de la libertad de una persona por las instituciones de seguridad, con el fin
de ponerla a disposición del agente competente;
Estructuras corporales. Las partes anatómicas del cuerpo, tales como los órganos, las extremidades
y sus componentes;
Exhortos. A las peticiones y recomendaciones que dirige el agente a una persona o grupo con la
finalidad de orientar a un proceder lícito y preventivo.
Fuga. A la acción de escaparse que realizó una persona de manera posterior a su detención y
aprehensión.
Funciones corporales. Las funciones fisiológicas de los sistemas corporales, tales como el sistema
respiratorio, el sistema cardiovascular, el sistema músculo-esquelético, entre otros;
Grupos en situación de vulnerabilidad. A las niñas, niños, mujeres embarazadas, personas con
discapacidad, personas afectadas en su salud o adultos mayores, así como a quienes el orden jurídico
reconozca un trato diferenciado o protección especial y en general aquellos núcleos poblacionales y
personas que por diferentes factores a la combinación de ellos, enfrenten situaciones de riesgo o
discriminación.
Huida. A la acción evasiva de una persona que tiene por objeto evitar su detención o aprehensión
alejándose del lugar del operativo.
Identificaciones. A las credenciales o gafetes, en general, toda clase de divisa o medio de
reconocimiento que porta el agente y que lo acredita como integrante de una institución de seguridad
pública. El uniforme es un medio de identificación ante la sociedad.
Informe sobre el uso de la fuerza. Al documento que emite el agente y el mando operativo de una
institución de seguridad pública por el que narra cómo se llevó a cabo la intervención en la que se hizo
uso de la fuerza y sus resultados.
Instituciones de Seguridad Pública. Las instituciones policiales, de procuración de justicia, del
sistema penitenciario y dependencias o entidades encargadas de la seguridad pública de orden
federal, local o municipal, las cuales también podrán ser referidas en esta Ley como instituciones de
seguridad;
Intervención. Al procedimiento operativo que ejecutan las autoridades de seguridad pública en
ejercicio de sus funciones orientada a preservar o restablecer el orden y la paz públicos, así cómo
prevenir, investigar y perseguir delitos y faltas administrativas.
Lesión. El daño producido por una causa externa que deja huella material en el cuerpo humano.
Lesión grave. El daño producido por una causa externa que ponga en peligro la vida o que disminuya
de manera permanente las capacidades físicas de una persona;
Lugar del operativo. Al sitio en el que ocurren o pueden ocurrir hechos en los que debe intervenir el
agente a través del uso de la fuerza.
Mando Operativo. A la o el integrante de una institución de seguridad pública que en virtud de su
cargo, jerarquía o comisión, tiene la responsabilidad de planificar, coordinar y dirigir una intervención
en la que probablemente se debe hacer uso de la fuerza.
Medios de apoyo. A los vehículos, equipamiento y accesorios de carácter técnico, mecánico,
tecnológico, eléctrico, químico o de cualquier naturaleza de los que el agente es dotado/a por la
institución de seguridad pública a la que pertenece, y que le auxilian en su desempeño para prevenir
o hacer cesar conductas ilícitas resistencias y agresiones.
Persuasión. Cese de la resistencia a través del uso de indicaciones verbales o de la simple presencia
de la autoridad, para lograr la cooperación de las personas con la autoridad.
Protocolo. Protocolo Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
Resistencia. A las acciones u omisiones manifestadas individual o colectivamente a través de
actitudes pasivas, activa y/o de alta peligrosidad contrarias al orden jurídico establecido y/o a las
órdenes comunicadas por el agente.
Riesgo. A la probabilidad de que se produzca un daño como consecuencia de la interacción de una
amenaza con una vulnerabilidad.
Situación dinámica. A la característica ambiente de forma instantánea e impredecible de la
circunstancia que motiva el uso de la fuerza.
Sujetos obligados. Las instituciones de seguridad pública, las auxiliares, y los agentes de ambas.
Táctica. Conjugación de todas las propiedades físicas, teóricas, psicológicas y argumentativas para
aplicar diversas técnicas, con el fin de alcanzar un objetivo y empleando los recursos que se tengan al
alcance.
Técnica. Es la ejecución de movimientos mecanizados organizadamente que obedecen a una serie
de patrones, que pueden cambiar ante una situación para alcanzar la destreza y eficiencia necesaria
de movimientos específicos perfeccionados.
Uso diferenciado de la fuerza. A la prioridad que el agente otorga al uso de medios menos lesivos al
momento de hacer uso de la fuerza, en congruencia con la posibilidad de controlar la situación sin
ponerse en riesgo a sí mismo o a terceros, principalmente cuando dada la condición jurídica o situación
de vulnerabilidad de las personas contra quienes se ejerce la fuerza, se toman medidas y acciones
que les brindan la mayor protección posible.
Valoración razonable. A la evaluación objetiva y permanente que el agente realiza en una situación
en la que debe hacerse uso de la fuerza, considerando las circunstancias, riesgos y posibilidades que
se presenten para su intervención procurando causar el menor daño posible para lograr el objetivo
previsto.
Violencia. Fuerza física que aplica una persona sobre otra y que constituye el medio de comisión
propio de algunos delitos.
ÁMBITOS DE APLICACIÓN
El presente protocolo es de orden público, interés social, observancia general y obligatoria para las y
los agentes de las instituciones de seguridad pública del Estado, así como de las Fuerzas Armadas,
que por la naturaleza de sus funciones y/o facultades, deben hacer uso de la fuerza y desarrollar las
acciones descritas en el presente instrumento de conformidad con la normativa que rige su actuación.
La aplicación de este protocolo no restringe la potestad de cada orden de gobierno a través de la
instancia que corresponda, de regular el uso de la fuerza aplicable en el contexto específico y/o de
emitir la normatividad específica sobre esta materia atendiendo a las funciones que desarrollan los
integrantes de las instituciones de seguridad pública.
En todo caso, la regulación que se emita deberá estar apegada a las disposiciones del presente
protocolo.
JUSTIFICACIÓN DEL USO DE LA FUERZA
POLÍTICAS DE OPERACIÓN
El agente y/o el mando operativo facultados para ejercer el uso de la fuerza deben observar las
siguientes políticas de operación:
• Privilegiar la protección y/o salvaguardar o salvaguarda de la vida de las personas sobre el control
de una situación.
• Privilegiar la integridad y salvaguarda de la vida del propio agente y del mando operativo.
• Procurar la salvaguarda de la integridad física de las personas, priorizando el empleo de medios
disuasivos y persuasivos en el desarrollo de una intervención.
• Aplicar trato diferenciado en las situaciones en las que se identifiquen personas o grupos en
situación de vulnerabilidad.
• Hacer uso de la fuerza conforme a los principios a que se refiere este protocolo.
• Cesar el uso de la fuerza una vez controlada la situación que le dio origen.
• Aplicar el uso de la fuerza sobre hechos y situaciones objetivas, libre de estereotipos o prejuicios,
absteniéndose de hacer uso de lenguaje sexista, peyorativo, denostativo o discriminatorio, así
como exteriorizar cualquier tipo de amenaza a una persona o grupo.
• Cumplir con la rendición de cuentas en materia de uso de la fuerza, a través de los informes
correspondientes.
• No tolerar, permitir, infligir o instigar actos de tortura, tratos o penas crueles, inhumanas o
degradantes, denunciando inmediatamente estos actos cuando le consten.
• Denunciar ante su superioridad y/o a las autoridades competentes, cuando tenga conocimiento de
que se haya hecho uso indebido de la fuerza.
ACTUACIÓN DE LAS POLICÍAS EN MANIFESTACIONES Y REUNIONES PÚBLICAS
• Por ningún motivo se podrá hacer uso de armas contra quienes participen en manifestaciones o
reuniones públicas pacíficas con objeto lícito.
• En estos casos, la actuación policial deberá asegurar la protección de los manifestantes y los
derechos de terceros, así como garantizar la paz y el orden público.
• La intervención de las fuerzas de seguridad pública deberá hacerse por personas con experiencia
y capacitación específicas para dichas situaciones y bajo protocolos de actuación emitidos por el
Consejo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
• Cuando las manifestaciones o reuniones públicas se tornen violentas, las policías deberán actuar
de acuerdo a los distintos niveles de fuerza establecidos en la Ley Nacional sobre el Uso de la
Fuerza.
DESCRIPCIÓN DE PROCEDIMIENTO
El agente en ejercicio de sus funciones que emplea el uso de la fuerza debe evaluar la situación que
se presenta, planificar en nivel de fuerza empleada y actuar para controlarla, ya que las conductas de
las personas pueden ir de una actitud cooperativa a una agresión potencialmente letal en breve tiempo,
sin que necesariamente opongan una resistencia pasiva o activa.
Etapas de Uso de la Fuerza. El agente al tener conocimiento de una situación en la que se debe
hacer uso de la fuerza, debe desarrollar en cada etapa lo siguiente:
I. Acciones previas al uso de la fuerza
A. Pautas generales
1. Cuando las circunstancias lo permitan, se debe recabar la mayor información disponible
sobre la situación a través de los sistemas de comunicación, el contacto directo con las
personas en lugar o cualquier otro medio disponible.
2. El mando operativo y/o el agente, en su caso, debe valorar cada situación concreta en
función de las circunstancias que se presenten para hacer uso diferenciado de la fuerza.
3. El mando operativo y/o el agente presente en el lugar deben asumir su responsabilidad en
la planificación e intervención.
4. Se debe evitar intervenir cuando exista riesgo previsible de causar daños graves
(colaterales o ulteriores) o privar de la vida a terceras personas.
5. Se recomienda el uso de instrumentos de grabación de audio y video para estar en
condiciones de aportar medios de prueba fehacientes sobre la actuación del personal en
operaciones.
6. Asegurar la dotación del equipamiento necesario a los agentes o sujetos obligados para
que puedan estar en aptitud de emplear de forma diferenciada y progresiva tanto el nivel de
fuerza requerido como los dispositivos o armas que requieran, tanto la conducta de
resistencia de las personas a controlar o contener, así como el riesgo que presenten a los
agentes o a las demás personas.
7. Dotar -en cualquier intervención- del equipamiento para proteger la vida en integridad
personal de los agentes integrantes de las instituciones de seguridad pública, así como de
la obligación de los mandos de planear la intervención policial bajo los principios de
racionalidad y de prevención cuando haya posibilidad de emplear la fuerza.
B. Evaluación de riesgos
Identificar y valorar los riesgos específicos que se presentan o se puedan presentar durante la
intervención del agente para considerar las opciones disponibles y determinar la forma más eficaz y
menos lesiva de actuar.
Riesgos geográficos
1. Reconocer el sitio en el que se desarrolla la situación para identificar las zonas en que exista mayor
concentración de personas ajenas a la situación y en dónde mantenerlas seguras; así como las
posibles rutas de arribo o salida de personal de apoyo y/o de emergencias.
2. Si se trata de lugares cerrados, abiertos o mixtos, el agente debe valorar las tácticas y técnicas a
emplear de manera que se procura evitar causar daños indeseados en las personas o al entorno.
3. Valorar la incidencia delictiva del lugar en que se presenta la situación.
Los riesgos geográficos se deben valorar con la finalidad de reducir daños y consecuencias
indeseadas. No obstante, el uso de la fuerza responde a la situación que se presenta y no al lugar
donde se desarrolla la intervención.
Riesgos climatológicos
Tomar en consideración las condiciones del clima y luminosidad, natural o artificial que puedan afectar
la visibilidad, movilidad, capacidad física o el normal funcionamiento de los medios de apoyo
disponibles para el agente, a efecto de prever la ocurrencia de daños o consecuencias indeseadas.
C. Planificación.
Es un proceso que derivado de la evaluación de riesgos consiste en determinar la forma en la que se
puede actuar en torno a esos riesgos, lo cual implica valorar de manera razonable, de acuerdo a la
situación, en nivel del uso de la fuerza a emplear. En esta fase, y con la información obtenida en la
evaluación de riesgos, el agente debe establecer un plan de actuación que se adecue
proporcionalmente a la situación que hasta ese momento conoce.
1. La planificación puede constar por escrito o se puede realizar de manera verbal por cualquier medio
disponible de conformidad con urgencia con que debe atenderse a una situación.
2. En cualquier caso el mando operativo debe observar las disposiciones referidas en el presente
protocolo y las demás que resulten aplicables al caso concreto.
3. Si la situación es tensa y no hay peligro inminente contra las personas y/o bienes, es mejor obtener
más información y realizar la intervención posteriormente, procurando disminuir o hacer cesar la
tensión para tener un mejor control de la situación. Si dicha situación empeora o mejora, se debe
reevaluar y redefinir la estrategia de la intervención a efecto de actuar de manera proporcional.
4. Cuando las circunstancias lo permitan, el mando operativo debe estar presente en el lugar del
operativo o en permanente comunicación con el agente.
5. En cualquier caso el agente no está obligada a cumplir órdenes ilícitas, el mando operativo se
abstendrá de ordenar una intervención cuando exista una clara ventaja o desventaja para el agente
o cuando ésta no cuente con medios de apoyo suficiente e idóneo y ello implique un alto riesgo para
su vida.
En cualquier caso, ante una actitud cooperativa, el agente debe limitar su actuación al empleo de
tácticas y técnicas de disuasión y persuasión.
Por seguridad del agente y/o de terceros, a las personas que acceden, sin operar resistencia a su
detención o aprehensión, se les podrán aplicar tácticas y técnicas de reducción física de movimientos,
como la colocación de candados de manos para efectos de su conducción y/o traslado, salvo las
excepciones previstas en los procedimientos específicos de actuación sobre personas adolescentes o
pertenecientes a otros grupos en situación de vulnerabilidad.
C. Ante una situación de resistencia activa, hacer uso de los mecanismos de controles
cooperativos, control mediante contacto, técnicas de sometimiento y tácticas defensivas
Persuasión. El agente tiene por objeto convencer a la persona sobre quien se ejerce el uso de la
fuerza de desistir de su conducta, mediante indicaciones verbales y advertencias orientados a hacerle
de conocimiento que en caso de persistir con esta conducta, se hará uso de tácticas y técnicas más
rígidas para controlar la situación.
Control de espacio. Ante una resistencia activa, el agente puede emplear tácticas y técnicas de
control de espacio a efecto de evitar las agresiones físicas por parte de la persona que se resiste.
Reducción física de movimientos. Cuando una persona manifiesta una resistencia activa, el agente
debe procurar controlar la situación a través de acciones y empleo de medios de apoyo con el objeto
de hacer cesar esa conducta, reduciendo físicamente de movilidad, tales como:
- Técnicas de sujeción.
- Colocar objetos de contención como candados de manos, cinchos de seguridad u otros objetos
que estén diseñados para tales efectos.
- Defensa pasiva.
Fuerza con medios menos letales. Ante una resistencia activa que no ha podido hacerse cesar a
través de medios disuasivos, persuasivos, de control de espacio o reducción física de movimientos, el
agente puede emplear medios menos letales con el objeto de evitar daños a personas o bienes,
procurando causar el menor daño posible a las personas contra quienes se ejerce el uso de la fuerza
y en proporcionalidad al riesgo o amenaza que presenta la conducta agresiva de dicha persona. Entre
otros incapacitantes menos letales, el agente puede hacer uso de los siguientes:
- Defensa Pasiva.
- Defensa Activa.
- Bastón Policial (PR-24), tolete o su equivalente, de acuerdo con las disposiciones aplicables.
- Agentes químicos no letales para las personas y no agresivos con el medio ambiente.
- Dispositivos eléctricos de control, exceptuando aquellos que no tengan un mecanismo que
interrumpa automáticamente la descarga, o aquellos que actúen como arma de contacto directo.
- Esposas o candados de mano.
- Mangueras de agua a presión.
Previo al empleo de armas de fuego, el agente debe procurar estar planamente identificada ante la
persona contra quien se ejerce el uso de la fuerza y dar una clara advertencia de su intención de usar
armas de fuego con tiempo suficiente para que se tome en cuenta, salvo que ello implique poner en
peligro a la propia autoridad, propicie un riesgo de muerte o daños graves a otras personas, o resulte
evidentemente inadecuado o inútil dadas las circunstancias del caso.
Para efectos del presente apartado, se entiende que existe peligro inminente cuando la exteriorización
objetiva de acciones realizadas por la persona contra quien se ejerce el Uso de la Fuerza dé lugar a
que el agente considere que existe una agresión próxima a ocurrir, que de no intervenir, se podría
poner en peligro la vida o causar daños graves al agente o terceros.
En todos los casos, las armas que se autoricen para los cuerpos de policía deberán apegarse a lo
establecido en el párrafo tercero del artículo 24 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
E. Repliegue táctico
El mando operativo o la autoridad, a falta de aquel, pueden decidir en el lugar del operativo realizar un
repliegue táctico cuando, de efectuar una valoración de manera razonable de la situación, determine
que no es oportuno el proporcionar hacer uso de la fuerza debido a la tensión que prevalece a los
riesgos identificados en la intervención.
Este procedimiento tiene la finalidad de evitar pérdidas humanas, lesiones o daños graves a las
personas, innecesarias o no justificables.
B. Atención médica
- Si como consecuencia del uso de la fuerza resultaran personas heridas o lesionadas, el agente
deberá permitir y/o procurar la atención médica urgente de aquellas, solicitando la intervención
de los servicios médicos.
- Si la persona contra quién se aplicó el uso de la fuerza requiere ser trasladada a un hospital o
centro de salud, el agente debe hacer de conocimiento al mando operativo, al centro de mando
y/o al ministerio público y de ser necesario, tomar las medidas pertinentes para su protección y
resguardo, hasta que el agente competente lo determine.
- Los integrantes de las instituciones de seguridad pública tendrán derecho a que se les
proporcione atención médica, psicológica y jurídica que, en su caso, requieran con motivo del
uso lícito de la fuerza pública derivado del cumplimiento de su deber, la cual deberá de ser
otorgada por la corporación a la que pertenezca.
C. Detenciones
En el uso de la fuerza para la detención de una persona se atenderán los principios y procedimientos
establecidos en capítulo VI de la Ley Nacional del Uso de la Fuerza.
F1. El agente debe rendir y remitir el informe sobre el uso de la fuerza el mando operativo en los
siguientes casos:
• Cuando se haga uso de la fuerza con municiones de impacto reducido, dispositivos eléctricos
o de control de agentes químicos.
• Cuando se haga uso de la fuerza potencialmente letal.
• Sí como consecuencia de la intervención resultaran personas heridas, lesionadas o fallecidas,
incluyendo al agente.
• Cuando se haya realizado un repliegue táctico.
Cuando le sea requerido o así lo estime conveniente el agente, podrá anexar el informe sobre uso de
la fuerza al diverso informe policial homologado o bien, remitirá las instancias competentes copia de
aquel, para coadyuvar con los fines de investigación.
F2. El mando operativo debe rendir a su superior jerárquico un informe sobre uso de la fuerza en los
casos en que haya planificado una intervención, siempre que se cumpla alguno de los supuestos
descritos en el punto F.1 del presente apartado.
Además de lo anterior, el mando operativo debe rendir un informe las instancias jurisdiccionales, como
administrativas o de protección de derechos humanos competentes, cuando lo requieran legalmente,
precisando entre otras, los datos relativos a la planificación y las instrucciones y precauciones dadas
al personal bajo su mando sobre el uso de la fuerza.
Cuando el mando operativo se encuentra en el lugar del operativo y sea este quién hizo uso de la
fuerza en su carácter de autoridad, debe rendir el informe a que se refiere el punto F.1 del presente
apartado y remitirlo al superior jerárquico.
El informe sobre el uso de la fuerza se puede acompañar de anexos que se consideren relevantes,
tales como: oficios, actas, consignas, identificaciones, constancias de atención médica, actuaciones
ministeriales, fotografías, audios, videos y otros relacionados con los hechos o las personas que en
ellos intervinieron.
El informe sobre el uso de la fuerza se debe redactar bajo los siguientes principios:
• Veracidad. Informar detalladamente el inicio, desarrollo y conclusión de la intervención en el
lugar del operativo como tal y como ocurrió en la realidad.
• Claridad. Narrar los hechos de manera comprensible, precisa, lógica y cronológica.
• Integridad. Describir los hechos de manera completa, según la información con la que se
cuente.
• Objetividad. Evitar o expresar juicios de valor sobre las causas o efectos de los hechos que no
le constan, como lo son prejuicios, suposiciones o estereotipos.
El llenado del informe correspondiente debe realizarse dentro de un plazo razonable inmediato
con posterioridad al momento en que hayan acontecido los hechos que motivaron al uso
de la fuerza.
Nota: Las tácticas y medios de apoyo que se señalan en el diagrama del uso de la fuerza, son ejemplos
y no tienen el objeto de limitar el ejercicio táctico y/o técnico del agente o el uso de otros medios de
apoyo que puedan ser útiles y eficientes para el control de una situación en términos de objetivos,
principios y disposiciones del presente protocolo.
El número de referencia del informe sobre el uso de la fuerza podrá ser proporcionado al agente por
el centro de mando o el área que se determine por la institución de seguridad pública de su adscripción,
con base al registro de las intervenciones en que se haya hecho uso de la fuerza al que se refiere en
el apartado de rendición de cuentas del presente protocolo.
Para efectos del llenado del informe sobre el uso de la fuerza se podrán utilizar como referencia los
formatos anexos al presente protocolo.
PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA
COORDINACIÓN Y ELABORACIÓN:
Con fundamento en el artículo; 27 y 29 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
artículo 7 y 18; del Reglamento Interior de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y artículo 2;
7; 8; 9; 10 y 14 de los Estatutos de la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública y demás
legislación aplicable. EL LIC RICARDO MEJÍA BERDEJA. -, PRESIDENTE DE LA CONFERENCIANA
NACIONAL DE SECRETARIOS DE SEGURIDAD PÚBLICA Y MTRA. LILIA AGUILAR GIL, SECRETARIA
TÉCNICA DE LAS CONFERENCIAS NACIONALES DE SECRETARIOS DE SEGURIDAD PÚBLICA.- En
el recinto de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la Ciudad de a los dieciocho días del
mes de diciembre del año dos mil veinte, hacen constar la aprobación del presente Protocolo, para su
debida publicación y observancia.
ANEXO A DEL ANEXO 6 DEL ACUERDO 05/XLVI/20 “PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA”
INFORME DE EL AGENTE SOBRE EL USO DE LA FUERZA
ANEXO B DEL ANEXO 6 DEL ACUERDO 05/XLVI/20 “PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA”
INFORME DEL MANDO OPERATIVO SOBRE EL USO DE LA FUERZA