Protocolo Nacional Sobre El Uso de La Fuerza

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ANEXO 6 DEL ACUERDO 05/XLVI/20

PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA


SECRETARÍA DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN CIUDADANA
• PRESENTACIÓN
• MARCO JURÍDICO
• OBJETIVOS
• OBJETIVO GENERAL
• OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• GLOSARIO
• CONCEPTO DE USO DE FUERZA
• ÁMBITOS DE APLICACIÓN
• PRINCIPIOS DE USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA
• TIPOS DE CONDUCTAS EN LAS SITUACIONES A CONTROLAR
• NIVELES DE USO DE FUERZA
• POLÍTICAS DE OPERACIÓN
• DESCRIPCIÓN DE PROCEDIMIENTO
• ACCIONES QUE CONSTITUYEN USO INDEBIDO DE LA FUERZA
• RENDICIÓN DE CUENTAS SOBRE EL USO DE LA FUERZA
• FORMATOS PARA LA ELABORACIÓN DEL INFORME SOBRE EL USO DE LA FUERZA
• ANEXO A. INFORME DE EL AGENTE SOBRE EL USO DE LA FUERZA
• ANEXO B. INFORME DEL MANDO OPERATIVO SOBRE EL USO DE LA FUERZA

PRESENTACIÓN
El artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Carta Magna y en los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, así como las garantías para su protección.
Mientras, el artículo 21, noveno párrafo, indica que la actuación de las instituciones de seguridad
pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y
respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución.
Para emitir el presente Protocolo Nacional Sobre Uso de la Fuerza, se tienen como fundamento los
artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 21 párrafos nueve, diez y trece;
y, los transitorios Primero y Cuarto, fracción III del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan
diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de
Guardia Nacional publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de marzo de 2019; 14 fracciones
I, II, III y VI; 18 fracción IX de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y el 16 de la
Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza (LNUF).
En tanto, el artículo 8 y 16 de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, dicta que los protocolos y
procedimientos del uso de la fuerza deberán atender a la perspectiva de género, la protección de
niñas, niños y adolescentes, así como la atención de situaciones de riesgo en el interior o en las
inmediaciones de guarderías, escuelas, hospitales, templos, centros de reclusión y otros lugares en el
que se congreguen personas ajenas a los agresores; y que además, estos protocolos de actuación,
así como manuales de técnicas para el uso de la fuerza y la descripción de las conductas a realizar
por parte de los agentes serán emitidos por las instituciones de seguridad.
Por su parte, los artículos 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 9 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, consagran el derecho de toda persona a la libertad y a
la seguridad personales.
No menos importante es mencionar el compromiso internacional que tienen los gobiernos y los
organismos encargados de hacer cumplir la ley, adoptar y aplicar normas sobre el empleo de la fuerza
y armas de fuego, por lo que la creación de un instrumento en esta materia, hace permisible sujetar la
actuación de los servidores públicos al imperio de la ley y hacer valer al Estado de Derecho, conforme
a los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y oportunidad, así como la prohibición de
cualquier maltratamiento en la detención o aprehensión; la prohibición de ejercer violencia para
reclamar un derecho; incluso el principio de prevención y el de rendición de cuentas. En ese sentido,
nuestro país debe contar con un marco jurídico sustentable, que permita regular la operación de las
autoridades de seguridad de manera más eficiente, más aún que hoy en día nos encontramos
inmersos en un sistema de justicia que demanda, por un lado, el irrestricto cumplimiento de los
derechos humanos, y por el otro, la eficiencia en el actuar de las autoridades encargadas de hacer
cumplir la ley.
Por ello, la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública, durante su XXIII Asamblea
Plenaria llevada a cabo el 30 de junio de 2020, acordó establecer una colaboración con la Secretaría
de Seguridad y Protección Ciudadana para actualizar el Protocolo para el Uso Legítimo de la Fuerza,
que incorpore las mejores prácticas en la materia teniendo como objetivo alcanzar los más altos
estándares en el respeto a los derechos humanos de las personas, tal como se establece en la Ley
Nacional sobre el Uso de la Fuerza.

PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA


MARCO JURÍDICO
El Protocolo Nacional sobre el uso de la Fuerza tiene como sustento jurídico principal, los siguientes
ordenamientos:
- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. D.O.F. 05-II-1917, y sus reformas.
- Constituciones Políticas de las Entidades Federativas.
Instrumentos Internacionales
- Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Aprobada en la Novena
Conferencia Internacional Americana Bogotá, Colombia, el 2 de mayo de 1948.
- Declaración Universal de los Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948.
- Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (reglas Nelson
Mandela). 13-V-1977.
- Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley. 17-XII-1979.
- Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica. D.O.F.
07-V-1981 y sus reformas.
- Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2015.
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. D.O.F. 20-V-1981.
- Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del
abuso de poder. 29-11-1985.
- Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles e Inhumanos o Degradantes.
D.O.F. 06-III-1986.
- Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. D.O.F. 01-IX-1987.
- Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma
de detención o prisión. 09-XII-1988.
- Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios
Encargados de hacer cumplir la Ley, adoptada en el Octavo Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, La Habana, Cuba, el 07 de
septiembre de 1990.
Leyes
- Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. D.O.F. 11-I-1972.
- Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. D.O.F. 29-XII-1976, y sus reformas.
- Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública. D.O.F. 02-I-2009, y sus reformas.
- Ley General de Víctimas. D.O.F. 09-I-2013, y sus reformas.
- Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. D.O.F. 04-XII-2014, y sus
reformas.
- Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y su Reglamento.
- Ley Nacional de Ejecución Penal. D.O.F. 16-VI-2016.
- Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes. D.O.F. 16-VI-2016.
- Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes. D.O.F. 26-VI-2017.
- Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por
Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas. D.O.F. 17-XI-2017.
- Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República. D.O.F. 14-XII-2018, y su reforma.
- Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza. D.O.F. 27-V-2019.
- Ley de la Guardia Nacional. D.O.F. 27-V-2019.
- Leyes, Códigos y Reglamentos en materia de Seguridad Pública y Uso de la Fuerza de las
Entidades Federativas.
- Leyes y reglamentos de la fuerza armada y seguridad privada.
Códigos
- Código Penal Federal. D.O.F. 14-VIII-1931, y sus reformas.
- Código Nacional de Procedimientos Penales. D.O.F. 05-III-2014, y sus reformas.
Acuerdos
- Acuerdo 04/2012 del Secretario de Seguridad Pública, por el que se emiten los lineamientos
generales para la regulación del uso de la fuerza pública por las instituciones policiales de los
órganos desconcentrados en la Secretaría de Seguridad Pública. D.O.F. 23-IV-2012.
- Acuerdo 05/2012 del Secretario de Seguridad Pública, por el que se emiten los lineamientos
generales para poner a disposición de las autoridades competentes a personas u objetos.
D.O.F. 23-IV-2012.
- Acuerdo A/079/12 de la Procuradora General de la República, por el que se establecen las
directrices que deberán observar los servidores públicos de la institución para la detención y
puesta a disposición de personas. D.O.F. 23-IV-2012.
- Acuerdo A/080/12 de la Procuradora General de la República, por el que se establecen las
directrices que deberán observar los agentes de la policía federal ministerial para el uso legítimo
de la fuerza. D.O.F. 23-IV-2012.
- Acuerdos de las entidades federativas y sus municipios en materia de “Uso de la Fuerza”.
Protocolos
- Protocolo Nacional de Actuación del Primer Respondiente.
- Protocolo Nacional de Actuación de Seguridad en Salas.
- Protocolo Nacional de Actuación de Traslado.
- Guía Nacional de Cadena de Custodia.
Lineamientos
- Lineamientos para la emisión del Certificado Único Policial.
Programa
- Programa Rector de Profesionalización.

OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Regular la actuación de los agentes de las instituciones de seguridad pública en materia de uso de
fuerza cuando actúen en el ejercicio de sus funciones con la finalidad de otorgar certeza y seguridad
jurídica tanto a las personas representantes de la autoridad como a la población o grupos vulnerables
en general en el marco de respeto a los derechos humanos reconocidos en la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza y en todos los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Fijar los principios que rigen el uso de la fuerza.
• Establecer los niveles de uso de la fuerza, así como las acciones que el agente puede llevar a
cabo en cada uno de ellos.
• Delimitar las conductas que justifican actuación del agente en cada nivel de uso de fuerza.
• Establecer el procedimiento para el adecuado ejercicio del uso de la fuerza, conforme a los
principios que rigen la actuación de las instituciones de seguridad pública.
• Orientar y facilitar los procesos de profesionalización en la materia.
• Contribuir a la rendición de cuentas de parte de los agentes sobre el uso de la fuerza como una
obligación de las instituciones de seguridad pública y sus integrantes.
• Aplicar técnicas tendentes a controlar o encapsular a las personas participantes en
manifestaciones, protestas sociales o reuniones públicas.

GLOSARIO
Para los efectos del presente Protocolo, se entiende por:
Agente. Servidor público integrante de las instituciones de seguridad que, con motivo de su empleo,
cargo o comisión, hace uso de la fuerza. Se considerará agente al elemento de la Fuerza Armada
permanente cuando actúe en tareas de seguridad pública, así como a las personas que presten
servicios de seguridad privada en términos de la ley, cuando colaboren en tareas de seguridad pública;
Agresión. Movimiento corporal de una persona que produce o intenta causar daño a las personas y/o
bienes.
Amenaza. A la manifestación expresa de realizar una agresión y/o la probabilidad de que ocurra una
agresión o hecho que pueda producir daño a las personas y/o bienes en un sitio específico y durante
un tiempo de exposición determinada.
Arma de fuego. Al artefacto compuesto por elementos mecánicos que propulsa proyectiles
aprovechando la deflagración de la pólvora, autorizadas para el uso de los miembros de las
instituciones de seguridad, de conformidad con la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y su
Reglamento;
Armas menos letales. Aquellas a través de las cuales se disminuyen las funciones corporales de un
individuo, reduciendo al mínimo el riesgo de causarle lesiones que pongan en peligro su vida;
Armas letales. Las que por su diseño y mecanismo ocasionan o pueden ocasionar lesiones graves y
la muerte;
Centro de mando. Al área de operaciones de una institución de seguridad pública cuyas funciones
consisten en fungir como enlace de comunicación entre el personal de las instituciones de seguridad
pública y la ciudadanía, de manera análoga, se pueden conocer como centro de control comando
comunicación cómputo y calidad.
Control. La acción que ejercen los integrantes de las instituciones de seguridad sobre una o varias
personas para su contención;
Indicaciones verbales. A las instrucciones de viva voz, directas y precisas que emite un agente.
CUIP. Clave Única de Identificación Permanente
Daño. Al menoscabo o lesiones a un bien jurídico.
Defensa activa. A las técnicas de reacción y respuesta de agresiones dirigidas al agente o a terceros
que tienen por objeto anular, repeler, inhibir o hacer cesar dichas agresiones procurando causar el
menor daño posible.
Defensa pasiva. A las técnicas de contención, evasión y/o bloqueo de agresiones dirigidas al agente
o terceros que tienen por objeto evitar o disminuir daños.
Detención. La restricción de la libertad de una persona por las instituciones de seguridad, con el fin
de ponerla a disposición del agente competente;
Estructuras corporales. Las partes anatómicas del cuerpo, tales como los órganos, las extremidades
y sus componentes;
Exhortos. A las peticiones y recomendaciones que dirige el agente a una persona o grupo con la
finalidad de orientar a un proceder lícito y preventivo.
Fuga. A la acción de escaparse que realizó una persona de manera posterior a su detención y
aprehensión.
Funciones corporales. Las funciones fisiológicas de los sistemas corporales, tales como el sistema
respiratorio, el sistema cardiovascular, el sistema músculo-esquelético, entre otros;
Grupos en situación de vulnerabilidad. A las niñas, niños, mujeres embarazadas, personas con
discapacidad, personas afectadas en su salud o adultos mayores, así como a quienes el orden jurídico
reconozca un trato diferenciado o protección especial y en general aquellos núcleos poblacionales y
personas que por diferentes factores a la combinación de ellos, enfrenten situaciones de riesgo o
discriminación.
Huida. A la acción evasiva de una persona que tiene por objeto evitar su detención o aprehensión
alejándose del lugar del operativo.
Identificaciones. A las credenciales o gafetes, en general, toda clase de divisa o medio de
reconocimiento que porta el agente y que lo acredita como integrante de una institución de seguridad
pública. El uniforme es un medio de identificación ante la sociedad.
Informe sobre el uso de la fuerza. Al documento que emite el agente y el mando operativo de una
institución de seguridad pública por el que narra cómo se llevó a cabo la intervención en la que se hizo
uso de la fuerza y sus resultados.
Instituciones de Seguridad Pública. Las instituciones policiales, de procuración de justicia, del
sistema penitenciario y dependencias o entidades encargadas de la seguridad pública de orden
federal, local o municipal, las cuales también podrán ser referidas en esta Ley como instituciones de
seguridad;
Intervención. Al procedimiento operativo que ejecutan las autoridades de seguridad pública en
ejercicio de sus funciones orientada a preservar o restablecer el orden y la paz públicos, así cómo
prevenir, investigar y perseguir delitos y faltas administrativas.
Lesión. El daño producido por una causa externa que deja huella material en el cuerpo humano.
Lesión grave. El daño producido por una causa externa que ponga en peligro la vida o que disminuya
de manera permanente las capacidades físicas de una persona;
Lugar del operativo. Al sitio en el que ocurren o pueden ocurrir hechos en los que debe intervenir el
agente a través del uso de la fuerza.
Mando Operativo. A la o el integrante de una institución de seguridad pública que en virtud de su
cargo, jerarquía o comisión, tiene la responsabilidad de planificar, coordinar y dirigir una intervención
en la que probablemente se debe hacer uso de la fuerza.
Medios de apoyo. A los vehículos, equipamiento y accesorios de carácter técnico, mecánico,
tecnológico, eléctrico, químico o de cualquier naturaleza de los que el agente es dotado/a por la
institución de seguridad pública a la que pertenece, y que le auxilian en su desempeño para prevenir
o hacer cesar conductas ilícitas resistencias y agresiones.
Persuasión. Cese de la resistencia a través del uso de indicaciones verbales o de la simple presencia
de la autoridad, para lograr la cooperación de las personas con la autoridad.
Protocolo. Protocolo Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
Resistencia. A las acciones u omisiones manifestadas individual o colectivamente a través de
actitudes pasivas, activa y/o de alta peligrosidad contrarias al orden jurídico establecido y/o a las
órdenes comunicadas por el agente.
Riesgo. A la probabilidad de que se produzca un daño como consecuencia de la interacción de una
amenaza con una vulnerabilidad.
Situación dinámica. A la característica ambiente de forma instantánea e impredecible de la
circunstancia que motiva el uso de la fuerza.
Sujetos obligados. Las instituciones de seguridad pública, las auxiliares, y los agentes de ambas.
Táctica. Conjugación de todas las propiedades físicas, teóricas, psicológicas y argumentativas para
aplicar diversas técnicas, con el fin de alcanzar un objetivo y empleando los recursos que se tengan al
alcance.
Técnica. Es la ejecución de movimientos mecanizados organizadamente que obedecen a una serie
de patrones, que pueden cambiar ante una situación para alcanzar la destreza y eficiencia necesaria
de movimientos específicos perfeccionados.
Uso diferenciado de la fuerza. A la prioridad que el agente otorga al uso de medios menos lesivos al
momento de hacer uso de la fuerza, en congruencia con la posibilidad de controlar la situación sin
ponerse en riesgo a sí mismo o a terceros, principalmente cuando dada la condición jurídica o situación
de vulnerabilidad de las personas contra quienes se ejerce la fuerza, se toman medidas y acciones
que les brindan la mayor protección posible.
Valoración razonable. A la evaluación objetiva y permanente que el agente realiza en una situación
en la que debe hacerse uso de la fuerza, considerando las circunstancias, riesgos y posibilidades que
se presenten para su intervención procurando causar el menor daño posible para lograr el objetivo
previsto.
Violencia. Fuerza física que aplica una persona sobre otra y que constituye el medio de comisión
propio de algunos delitos.

CONCEPTO DE USO DE FUERZA


La inhibición por medios mecánicos o biomecánicos, de forma momentánea o permanente, de una o
más funciones corporales que lleva a cabo una persona autorizada por el Estado sobre otra, siguiendo
los procedimientos y protocolos que establecen las normas jurídicas aplicables.

ÁMBITOS DE APLICACIÓN
El presente protocolo es de orden público, interés social, observancia general y obligatoria para las y
los agentes de las instituciones de seguridad pública del Estado, así como de las Fuerzas Armadas,
que por la naturaleza de sus funciones y/o facultades, deben hacer uso de la fuerza y desarrollar las
acciones descritas en el presente instrumento de conformidad con la normativa que rige su actuación.
La aplicación de este protocolo no restringe la potestad de cada orden de gobierno a través de la
instancia que corresponda, de regular el uso de la fuerza aplicable en el contexto específico y/o de
emitir la normatividad específica sobre esta materia atendiendo a las funciones que desarrollan los
integrantes de las instituciones de seguridad pública.
En todo caso, la regulación que se emita deberá estar apegada a las disposiciones del presente
protocolo.
JUSTIFICACIÓN DEL USO DE LA FUERZA

PRINCIPIOS DEL USO LEGÍTIMO DE LA FUERZA


• Absoluta necesidad. Para que el uso de la fuerza sea la última alternativa para tutelar la vida e
integridad de las personas o evitar que se vulneren bienes jurídicamente protegidos o con el fin de
mantener el orden y la paz pública, al haberse agotado otros medios para el desistimiento de la
conducta del agresor.
• Legalidad. Para que la acción de las instituciones de seguridad se realice con estricto apego a la
Constitución, a las leyes y a los Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano sea parte.
• Prevención. Para que los operativos para el cumplimiento de la ley sean planificados y se lleven
a cabo, en la medida de lo posible, minimizando el uso de la fuerza y, cuando esto sea inevitable,
reduciendo al mínimo los daños que de ello puedan resultar.
• Proporcionalidad. Para que el nivel de fuerza utilizado sea acorde con el nivel de resistencia
ofrecido por el agresor y el nivel de riesgo exhibido, de tal forma que los agentes apliquen medios
y métodos bajo un criterio de uso diferenciado y progresivo de la fuerza.
• Rendición de cuentas y vigilancia. Para que existan controles que permitan la evaluación de las
acciones de uso de la fuerza y sea valorada su eficacia en términos del desempeño de las
responsabilidades y funciones previstas por la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza.

TIPOS DE CONDUCTAS EN LAS SITUACIONES A CONTROLAR


La clasificación de las conductas que ameritan el uso de la fuerza, ordenadas por su intensidad, son:
• Resistencia pasiva (RsP). Conducta de acción u omisión que realiza una o varias personas,
exenta de violencia, para negarse a obedecer órdenes legítimas comunicadas de manera directa
por los sujetos obligados, quienes previamente se han identificado como autoridad.
• Resistencia activa (RsA). Conducta de acción u omisión que realiza una o varias personas,
empleando la violencia, el amago o la amenaza, para negarse a obedecer órdenes legítimas
comunicadas de manera directa por los sujetos obligados, quienes previamente se han identificado
como autoridad.
• Resistencia de alta peligrosidad (RsAP). Conducta de acción u omisión que realiza una o varias
personas, empleando la violencia, el amago o la amenaza con armas u objetos o sin ellas para
causar a otra u otras o a miembros de las instituciones de seguridad, lesiones graves o la muerte,
negándose a obedecer órdenes legítimas comunicadas de manera directa por los sujetos
obligados, quienes previamente se han identificado como autoridad.

NIVELES DE USO DE FUERZA


El agente que requiera hacer uso de la fuerza, debe evaluar la situación que prevalece para identificar
el o los niveles de fuerza a emplear y actuar para controlarla, teniendo presente que toda la situación
es dinámica.
Los niveles del uso de la fuerza, según el orden en que deben agotarse, son:
• Presencia de autoridad. Es la primera forma de contacto que tienen los agentes con la ciudadanía
en general. Se manifiesta a través de:
a) El uso adecuado del uniforme;
b) El uso adecuado de equipo, acorde a las circunstancias, y
c) Una actitud diligente.
• Persuasión. A través del uso de palabras o gesticulaciones que sean catalogadas como órdenes
y que permitan a la persona facilitar a los agentes a cumplir con sus funciones;
• Reducción física de movimientos. Mediante acciones cuerpo a cuerpo a efecto de que se
controle a la persona que se ha resistido y ha obstaculizado que los agentes cumplan con sus
funciones;
• Utilización de armas incapacitantes menos letales. A fin de someter la resistencia activa de
una persona;
• Utilización de armas de fuego o de fuerza letal. Para repeler las resistencias de alta
peligrosidad.

La graduación del impacto del uso de la fuerza se deberá medir en:


• Persuasión. Cese de la resistencia a través del uso de indicaciones verbales o de la simple
presencia del agente, para lograr la cooperación de las personas con el agente;
• Restricción de desplazamiento. Determinar un perímetro con la finalidad de controlar la
agresión;
• Sujeción. Utilizar la fuerza física con moderación para lograr el control o aseguramiento de los
individuos;
• Inmovilización. Utilizar la fuerza física con intensidad, pudiendo emplear medios o equipos
destinados a restringir la movilidad de las personas para lograr su aseguramiento;
• Incapacitación. Utilizar la fuerza física con máxima intensidad, permitiendo el empleo de armas
menos letales, así como sustancias químicas irritantes que perturben las funciones sensoriales,
con la finalidad de neutralizar la resistencia y la violencia, teniendo alta probabilidad de causar
lesiones que no pongan en riesgo la vida del agresor;
• Lesión grave. Utilizar la fuerza epiletal, permitiendo el uso de armas menos letales o de fuego con
la finalidad de neutralizar a los agresores y proteger la integridad del agente o de personas ajenas,
con alta probabilidad de dañar gravemente al agresor;
• Muerte. Utilizar la fuerza letal como una acción excepcional, permitiendo el uso de armas menos
letales o de fuego con la finalidad de repeler y neutralizar la agresión, no teniendo otra opción para
proteger la vida de las personas ajenas o la propia, a sabiendas que existe un alto riesgo de causar
la muerte del agresor.

POLÍTICAS DE OPERACIÓN
El agente y/o el mando operativo facultados para ejercer el uso de la fuerza deben observar las
siguientes políticas de operación:
• Privilegiar la protección y/o salvaguardar o salvaguarda de la vida de las personas sobre el control
de una situación.
• Privilegiar la integridad y salvaguarda de la vida del propio agente y del mando operativo.
• Procurar la salvaguarda de la integridad física de las personas, priorizando el empleo de medios
disuasivos y persuasivos en el desarrollo de una intervención.
• Aplicar trato diferenciado en las situaciones en las que se identifiquen personas o grupos en
situación de vulnerabilidad.
• Hacer uso de la fuerza conforme a los principios a que se refiere este protocolo.
• Cesar el uso de la fuerza una vez controlada la situación que le dio origen.
• Aplicar el uso de la fuerza sobre hechos y situaciones objetivas, libre de estereotipos o prejuicios,
absteniéndose de hacer uso de lenguaje sexista, peyorativo, denostativo o discriminatorio, así
como exteriorizar cualquier tipo de amenaza a una persona o grupo.
• Cumplir con la rendición de cuentas en materia de uso de la fuerza, a través de los informes
correspondientes.
• No tolerar, permitir, infligir o instigar actos de tortura, tratos o penas crueles, inhumanas o
degradantes, denunciando inmediatamente estos actos cuando le consten.
• Denunciar ante su superioridad y/o a las autoridades competentes, cuando tenga conocimiento de
que se haya hecho uso indebido de la fuerza.
ACTUACIÓN DE LAS POLICÍAS EN MANIFESTACIONES Y REUNIONES PÚBLICAS
• Por ningún motivo se podrá hacer uso de armas contra quienes participen en manifestaciones o
reuniones públicas pacíficas con objeto lícito.
• En estos casos, la actuación policial deberá asegurar la protección de los manifestantes y los
derechos de terceros, así como garantizar la paz y el orden público.
• La intervención de las fuerzas de seguridad pública deberá hacerse por personas con experiencia
y capacitación específicas para dichas situaciones y bajo protocolos de actuación emitidos por el
Consejo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
• Cuando las manifestaciones o reuniones públicas se tornen violentas, las policías deberán actuar
de acuerdo a los distintos niveles de fuerza establecidos en la Ley Nacional sobre el Uso de la
Fuerza.

DESCRIPCIÓN DE PROCEDIMIENTO

El agente en ejercicio de sus funciones que emplea el uso de la fuerza debe evaluar la situación que
se presenta, planificar en nivel de fuerza empleada y actuar para controlarla, ya que las conductas de
las personas pueden ir de una actitud cooperativa a una agresión potencialmente letal en breve tiempo,
sin que necesariamente opongan una resistencia pasiva o activa.

Etapas de Uso de la Fuerza. El agente al tener conocimiento de una situación en la que se debe
hacer uso de la fuerza, debe desarrollar en cada etapa lo siguiente:
I. Acciones previas al uso de la fuerza
A. Pautas generales
1. Cuando las circunstancias lo permitan, se debe recabar la mayor información disponible
sobre la situación a través de los sistemas de comunicación, el contacto directo con las
personas en lugar o cualquier otro medio disponible.
2. El mando operativo y/o el agente, en su caso, debe valorar cada situación concreta en
función de las circunstancias que se presenten para hacer uso diferenciado de la fuerza.
3. El mando operativo y/o el agente presente en el lugar deben asumir su responsabilidad en
la planificación e intervención.
4. Se debe evitar intervenir cuando exista riesgo previsible de causar daños graves
(colaterales o ulteriores) o privar de la vida a terceras personas.
5. Se recomienda el uso de instrumentos de grabación de audio y video para estar en
condiciones de aportar medios de prueba fehacientes sobre la actuación del personal en
operaciones.
6. Asegurar la dotación del equipamiento necesario a los agentes o sujetos obligados para
que puedan estar en aptitud de emplear de forma diferenciada y progresiva tanto el nivel de
fuerza requerido como los dispositivos o armas que requieran, tanto la conducta de
resistencia de las personas a controlar o contener, así como el riesgo que presenten a los
agentes o a las demás personas.
7. Dotar -en cualquier intervención- del equipamiento para proteger la vida en integridad
personal de los agentes integrantes de las instituciones de seguridad pública, así como de
la obligación de los mandos de planear la intervención policial bajo los principios de
racionalidad y de prevención cuando haya posibilidad de emplear la fuerza.

B. Evaluación de riesgos
Identificar y valorar los riesgos específicos que se presentan o se puedan presentar durante la
intervención del agente para considerar las opciones disponibles y determinar la forma más eficaz y
menos lesiva de actuar.

Los riesgos a identificar y evaluar son:


Riesgos demográficos
1. Es conveniente conocer el número de personas contra las que probablemente se debe ejercer el
uso de la fuerza y sus características físicas, étnicas, sociales y culturales, en su caso, así como el
tipo de armamento que poseen, en su caso.
2. En el contexto de manifestaciones y reuniones de grupos y personas que históricamente han
experimentado discriminación como lo son las mujeres, se evaluará la participación de
agrupamientos femeniles de policías.
3. Analizar la existencia de actores que pretendan desestabilizar o dañar a un grupo o población en
específico.
4. Conocer el motivo de la manifestación de la persona o personas por las que se encuentran
afectadas.
5. Procurar saber si existe presencia de personas ajenas a la situación que genera en la necesidad de
hacer uso de la fuerza, a quienes se tiene el deber de proteger y/o resguardar.
6. Tomar las medidas de atención y/o protecciones necesarias cuando se tengan conocimiento de la
presencia de personas lesionadas o que pertenezcan a grupos en situación de vulnerabilidad.

Riesgos geográficos
1. Reconocer el sitio en el que se desarrolla la situación para identificar las zonas en que exista mayor
concentración de personas ajenas a la situación y en dónde mantenerlas seguras; así como las
posibles rutas de arribo o salida de personal de apoyo y/o de emergencias.
2. Si se trata de lugares cerrados, abiertos o mixtos, el agente debe valorar las tácticas y técnicas a
emplear de manera que se procura evitar causar daños indeseados en las personas o al entorno.
3. Valorar la incidencia delictiva del lugar en que se presenta la situación.
Los riesgos geográficos se deben valorar con la finalidad de reducir daños y consecuencias
indeseadas. No obstante, el uso de la fuerza responde a la situación que se presenta y no al lugar
donde se desarrolla la intervención.

Riesgos climatológicos
Tomar en consideración las condiciones del clima y luminosidad, natural o artificial que puedan afectar
la visibilidad, movilidad, capacidad física o el normal funcionamiento de los medios de apoyo
disponibles para el agente, a efecto de prever la ocurrencia de daños o consecuencias indeseadas.

Otros riesgos o situaciones de atención especializada


Si en el lugar se presentan riesgos o situaciones que requieren la intervención de especialistas para
su control tales como incendios, probables explosivos, urgencias médicas, materiales tóxicos u otras
de atención prioritaria urgentes se debe solicitar el apoyo correspondiente.

C. Planificación.
Es un proceso que derivado de la evaluación de riesgos consiste en determinar la forma en la que se
puede actuar en torno a esos riesgos, lo cual implica valorar de manera razonable, de acuerdo a la
situación, en nivel del uso de la fuerza a emplear. En esta fase, y con la información obtenida en la
evaluación de riesgos, el agente debe establecer un plan de actuación que se adecue
proporcionalmente a la situación que hasta ese momento conoce.
1. La planificación puede constar por escrito o se puede realizar de manera verbal por cualquier medio
disponible de conformidad con urgencia con que debe atenderse a una situación.
2. En cualquier caso el mando operativo debe observar las disposiciones referidas en el presente
protocolo y las demás que resulten aplicables al caso concreto.
3. Si la situación es tensa y no hay peligro inminente contra las personas y/o bienes, es mejor obtener
más información y realizar la intervención posteriormente, procurando disminuir o hacer cesar la
tensión para tener un mejor control de la situación. Si dicha situación empeora o mejora, se debe
reevaluar y redefinir la estrategia de la intervención a efecto de actuar de manera proporcional.
4. Cuando las circunstancias lo permitan, el mando operativo debe estar presente en el lugar del
operativo o en permanente comunicación con el agente.
5. En cualquier caso el agente no está obligada a cumplir órdenes ilícitas, el mando operativo se
abstendrá de ordenar una intervención cuando exista una clara ventaja o desventaja para el agente
o cuando ésta no cuente con medios de apoyo suficiente e idóneo y ello implique un alto riesgo para
su vida.

D. Toma de decisiones para la intervención


Ante el surgimiento de nuevos riesgos o cambios de los previamente identificados en una intervención,
el agente determina en el momento, la forma de actuar a través de una valoración razonable que le
permita tomar el control de la situación de manera eficaz.
En cualquier caso, el agente debe basar su actuar en apego a los principios del uso de la fuerza a que
se refiere el presente Protocolo.
Entre otras, las acciones que se deben considerar en la fase de planificación son:
1. Proporcionar medidas de protección
• Identificados los posibles riesgos, el agente debe procurar establecer medidas de protección a la
población, bienes públicos y/o privados, así como dispositivos de seguridad adecuados, según la
intervención.
• Ante la presencia de personas o grupos en situación de vulnerabilidad o de atención prioritaria, el
agente debe considerar que la primera acción para protegerlos, es su resguardo físico,
independientemente de su condición jurídica.
• En caso de estar presentes periodistas o personas defensoras de derechos humanos, el agente
debe exhortarlos a que no interfieran su actuación, sin que esto implique obstaculizar su labor
periodística o de investigación, así como procurar su protección con el objetivo de reducir los
factores de riesgo en su contra.
2. Despliegue táctico
De conformidad con los riesgos previamente identificados, particularmente el referente al número de
personas contra quienes probablemente se debe ejercer el uso de la fuerza y sus características, el
mando operativo debe:
• Determinar el número de integrantes que deben desplegarse al lugar del operativo, así como los
medios de apoyo que se deben emplear para controlarla, los cuales deben corresponder
suficientemente a dichos riesgos.
• Cuando en el lugar del operativo se encuentren mujeres contra quienes probablemente se debe
ejercer el uso de la fuerza, se debe procurar desplegar agrupamientos femeniles de policías, a
efecto de realizar, en su caso, aquellas acciones que protejan su dignidad, integridad u otros
derechos.
• Registrar los datos generales del personal bajo su mando que participará en la intervención, como
nombre, número de expediente personal o empleado, área de adscripción y datos de identificación
del vehículo y armas de fuego asignados, en su caso.
• De ser posible, se debe contar con cámaras de videograbación, fotográfica o dispositivos de
grabación de sonido, para estar en condiciones de documentar por diferentes medios la actuación
del agente.
3. Concientizar al personal
• El mando operativo debe exhortar al agente para que evite mostrar actitudes agresivas o
provocadoras, o perder el control ante ellas, tomando en cuenta que en todo momento se debe
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, así como privilegiar el uso de tácticas y
técnicas persuasivas para controlar la situación; en caso de resultar necesario y oportuno hacer
uso de un nivel de fuerza que conlleve un control físico, uso de armas menos letales o
potencialmente letales se debe procurar causar el menor daño posible a las personas.
• En caso de resultar necesario y oportuno hacer uso de un nivel de fuerza que conlleve un control
físico, uso de armas menos letales o potencialmente letales, se debe procurar causas el menor
daño posible a las personas.
4. Establecimiento de comunicación
• Una vez que el agente tenga conocimiento de la situación que prevalece en el lugar, debe procurar
establecer un canal de comunicación con el mando operativo y/o centro de mando para que tomen
conocimiento de los hechos y, en su caso, soliciten el apoyo necesario. Lo anterior, sin prejuicio
del deber que el agente tiene de prevenir y evitar la comisión de delitos que pongan en riesgo la
salud o la vida de las personas.
• Cuando el contexto de la situación incida en el ámbito de competencia de otras autoridades o
dependencias de cualquier nivel de gobierno, procurar dar aviso a dichas instancias a efecto de
que, de manera coordinada, se establezcan medidas de atención y/o prevención; por ejemplo, la
apertura de una mesa de diálogo con autoridades de alguna dependencia.

II. Acciones durante el Uso de la Fuerza


Pautas generales
Las situaciones en que se hace uso de la fuerza evolucionan de manera constante, de acuerdo a
factores internos y externos que inciden en el raciocinio y estado emocional de las personas, por ello,
el agente debe valorar de manera razonable y permanente la situación y conductas que se presentan,
con la finalidad de llevar a cabo una intervención que se ajuste a los principios del uso de la fuerza a
que se refiere el presente Protocolo.
• Se debe procurar la identificación clara e indubitable de los agentes o sujetos obligados ante las
personas con las que se inicia contacto, por supuesto, siempre que esta acción no sea
evidentemente inútil o pueda colocarlos en una situación de riesgo.
• El agente debe procurar dar una advertencia clara y directa, previo a ejercer un medio físico de
control, salvo que ello implique poner en riesgo la vida e integridad física propia o de terceros.
• El uso de la fuerza debe ejercer de manera diferenciada a fin de elegir los medios disponibles que
puedan ser eficaces y representen el menor riesgo de causar daños o lesiones a las personas.
• El agente debe procurar mantener comunicación con la(s) persona(s) durante todo el
acontecimiento ante una resistencia pasiva o activa, se debe privilegiar el empleo de aquellas
tácticas y técnicas menos lesivas, siempre que estas resulten idóneas para controlar la situación
que se afronta, dependiendo de la evolución de la conducta de cada caso particular.
• El agente debe privilegiar durante el procedimiento las acciones de disuasión y persuasión cuando
las circunstancias lo permitan.
• El agente en cumplimiento de procedimientos o protocolos específicos, debe emplear tácticas y
técnicas de reducción física de movimientos, con independencia de la actualidad de la persona a
quien se le aplica el uso de la fuerza, en cumplimiento a las disposiciones jurídicas relativas a la
detención y/o conducción de personas u otras aplicables.

A. Ante una situación de actitud cooperativa


Disuadir. Consiste en mantener presencia, mediante el uso y portación adecuados del uniforme,
identificaciones y medios de apoyo.
Se consideran, de manera enunciativa y no limitativa, las siguientes acciones disuasivas:
- Los patrullajes con vehículos oficiales, a pie tierra o acompañados por semovientes.
- La presencia del agente en un lugar que esté bajo su protección, custodia o vigilancia.
- El monitoreo mediante dispositivos de grabación de video administrados y operados por las
instituciones de seguridad pública.
Persuadir. Consiste en establecer y/o mantener comunicación verbal y/o no verbal con las personas
que representan un riesgo o amenaza contra la seguridad y la paz pública, o bien, que son sujetos a
un acto de investigación que no requiere control judicial, de conformidad con las disposiciones legales
aplicables.
Entre otras, se consideran tácticas y técnicas de persuasión, las siguientes:
- Peticiones o solicitudes verbales.
- Gesticulaciones.
- Indicaciones verbales.
- Diálogo.
- Mediación.
- Convencimiento.

Las actitudes cooperativas se pueden presentar en diversos contextos, por ejemplo:


- La persona accede u obedece a las solicitudes y peticiones del agente.
- Antes de acceder u obedecer a la solicitud del agente, la persona cuestiona acerca del
procedimiento y/o su justificación.
- La persona manifiesta desacuerdo al procedimiento del agente, a través de gritos, insultos o
conductas descorteses por parte de la persona a quien se realiza la solicitud, sin embargo
accede u obedece.

En cualquier caso, ante una actitud cooperativa, el agente debe limitar su actuación al empleo de
tácticas y técnicas de disuasión y persuasión.
Por seguridad del agente y/o de terceros, a las personas que acceden, sin operar resistencia a su
detención o aprehensión, se les podrán aplicar tácticas y técnicas de reducción física de movimientos,
como la colocación de candados de manos para efectos de su conducción y/o traslado, salvo las
excepciones previstas en los procedimientos específicos de actuación sobre personas adolescentes o
pertenecientes a otros grupos en situación de vulnerabilidad.

B. Ante una situación de resistencia pasiva, utilizar mecanismos de controles cooperativos y


control mediante contacto
Persuadir. Emplear tácticas y técnicas verbales y no verbales, que cuyo objeto es convencer a las
personas que oponen tal resistencia, de acceder a la solicitud del agente.
Entre las que se enuncian de forma no limitativa, las siguientes;
- Advertencias.
- Mediación.
- Desactivación verbal.
- Diálogo.
- Exhortos.
Control mediante contacto. Las táctica y técnicas de control de espacio que el agente ejecuta ante
una resistencia pasiva, tiene por objeto indicar a la persona que opone tal resistencia, que no se
tolerarán acciones que ponen en riesgo o dañen a personas o bienes, ni las que sean tendientes a
huir del lugar del operativo. A su vez, el control de espacio genera un área de seguridad y protección
para el agente o terceros en el lugar del operativo.
Son ejemplos de tácticas y técnicas de control de espacio que se pueden emplear ante resistencias
pasivas, las siguientes:
- Anteponer la palma de la mano con el brazo extendido para indicar que una persona debe
detenerse o retroceder.
- Mantener una distancia de seguridad y reacción acorde a la situación que se presenta.
- Acordonamientos y barricadas.
- Posicionamiento táctico del agente y/o vehículos oficiales.

C. Ante una situación de resistencia activa, hacer uso de los mecanismos de controles
cooperativos, control mediante contacto, técnicas de sometimiento y tácticas defensivas
Persuasión. El agente tiene por objeto convencer a la persona sobre quien se ejerce el uso de la
fuerza de desistir de su conducta, mediante indicaciones verbales y advertencias orientados a hacerle
de conocimiento que en caso de persistir con esta conducta, se hará uso de tácticas y técnicas más
rígidas para controlar la situación.
Control de espacio. Ante una resistencia activa, el agente puede emplear tácticas y técnicas de
control de espacio a efecto de evitar las agresiones físicas por parte de la persona que se resiste.
Reducción física de movimientos. Cuando una persona manifiesta una resistencia activa, el agente
debe procurar controlar la situación a través de acciones y empleo de medios de apoyo con el objeto
de hacer cesar esa conducta, reduciendo físicamente de movilidad, tales como:
- Técnicas de sujeción.
- Colocar objetos de contención como candados de manos, cinchos de seguridad u otros objetos
que estén diseñados para tales efectos.
- Defensa pasiva.
Fuerza con medios menos letales. Ante una resistencia activa que no ha podido hacerse cesar a
través de medios disuasivos, persuasivos, de control de espacio o reducción física de movimientos, el
agente puede emplear medios menos letales con el objeto de evitar daños a personas o bienes,
procurando causar el menor daño posible a las personas contra quienes se ejerce el uso de la fuerza
y en proporcionalidad al riesgo o amenaza que presenta la conducta agresiva de dicha persona. Entre
otros incapacitantes menos letales, el agente puede hacer uso de los siguientes:
- Defensa Pasiva.
- Defensa Activa.
- Bastón Policial (PR-24), tolete o su equivalente, de acuerdo con las disposiciones aplicables.
- Agentes químicos no letales para las personas y no agresivos con el medio ambiente.
- Dispositivos eléctricos de control, exceptuando aquellos que no tengan un mecanismo que
interrumpa automáticamente la descarga, o aquellos que actúen como arma de contacto directo.
- Esposas o candados de mano.
- Mangueras de agua a presión.

El empleo de dispositivos electrónicos de control, de agentes químicos y de municiones de impacto


reducido, está condicionado a que se presente una agresión que pueda causar o cause daños a las
personas, sin que necesariamente ponga en peligro la vida; así como para hacer cesar conductas que
no se han podido controlar por otros medios menos lascivos. Asimismo, estos dispositivos se
encuentran estrictamente reservados por el agente que cuente con capacitación para su empleo, y
serán considerados como medios de último recurso, previo al empleo de la fuerza potencialmente letal.

D. Ante una situación de agresión potencialmente letal


Si agotados los medios disuasivos, persuasivos, de control físico y menos letales no se ha podido
inhibir o hacer cesar la conducta violenta de las personas contra quien se ejerce el uso de la fuerza y
estas agresiones representan un riesgo letal, actual, o inminente contra la vida de otras personas o
del agente, esta podrá emplear recursos potencialmente letales para evitar daños graves a personas
o la muerte.
Cuando se presente una agresión real, actual, o inminente contra la vida de otras personas o la del
agente, este tiene la posibilidad de emplear la fuerza potencialmente letal, aún sin haberse agotado
los medios disuasivos, persuasivos, de control físico y los menos letales.
Se consideran amenazas letales inminentes:
• La acción de apuntar con el cañón de un arma de fuego o una réplica de la misma en dirección
a una persona.
• La acción de no soltar un arma de fuego o una réplica de la misma después de advertencia
clara.
• La acción de poner en riesgo la integridad física de una persona con un arma punzocortante.
• El accionar el disparador de un arma de fuego.
• La acción de portar o manipular un explosivo real o una réplica del mismo.
• Las acciones tendientes a perturbar objetos o sistemas que puedan tener efectos letales o
incapacitantes en una o más personas.

Previo al empleo de armas de fuego, el agente debe procurar estar planamente identificada ante la
persona contra quien se ejerce el uso de la fuerza y dar una clara advertencia de su intención de usar
armas de fuego con tiempo suficiente para que se tome en cuenta, salvo que ello implique poner en
peligro a la propia autoridad, propicie un riesgo de muerte o daños graves a otras personas, o resulte
evidentemente inadecuado o inútil dadas las circunstancias del caso.

El agente puede usar armas de fuego sólo en las siguientes situaciones:


- En caso de peligro inminente de muerte de las personas.
- Ante una agresión que pueda causar daños graves a las personas.
- Evitar la comisión de un delito que implique una seria amenaza para la vida.
- Detener a una persona que exteriorice o ejecute actos tendientes a cometer un delito que atente
contra la vida.
- Detener, aprehender o impedir la fuga o huida de una persona que oponga resistencia a un
objetivo lícito del agente y represente un peligro para su vida o de terceros.
- Cualquier otra situación que corresponda a actuar en defensa de la vida de las personas.

Para efectos del presente apartado, se entiende que existe peligro inminente cuando la exteriorización
objetiva de acciones realizadas por la persona contra quien se ejerce el Uso de la Fuerza dé lugar a
que el agente considere que existe una agresión próxima a ocurrir, que de no intervenir, se podría
poner en peligro la vida o causar daños graves al agente o terceros.

El agente podrá tener a su cargo y portar las siguientes armas letales:


- Armas de fuego permitidas.
- Explosivos permitidos, en este y en el inciso anterior, en términos de la Ley Federal de Armas
de Fuego y Explosivos.

En todos los casos, las armas que se autoricen para los cuerpos de policía deberán apegarse a lo
establecido en el párrafo tercero del artículo 24 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.

E. Repliegue táctico
El mando operativo o la autoridad, a falta de aquel, pueden decidir en el lugar del operativo realizar un
repliegue táctico cuando, de efectuar una valoración de manera razonable de la situación, determine
que no es oportuno el proporcionar hacer uso de la fuerza debido a la tensión que prevalece a los
riesgos identificados en la intervención.
Este procedimiento tiene la finalidad de evitar pérdidas humanas, lesiones o daños graves a las
personas, innecesarias o no justificables.

El repliegue táctico puede consistir en:


- Retirarse del lugar del operativo.
- Contener a distancia la situación, en tanto disminuye la tensión o arriba personal de apoyo y o
especializado.
- Ubicarse en posiciones táctico-defensivas con la intención de generar una oportunidad de
intervención que resulte más eficaz y disminuya riesgos.

III. Acciones posteriores al Uso de la Fuerza


A. Pautas generales
1. Es obligación del agente procurar y/o permitir la atención médica de las personas que resulten
lesionadas o heridas con motivo del uso de la fuerza.
2. La elaboración del informe sobre el uso de la fuerza no exime al agente y/o al mando operativo
de su responsabilidad de rendir aquellos informes que otros protocolos nacionales y otras
disposiciones jurídicas así lo disponen.

B. Atención médica
- Si como consecuencia del uso de la fuerza resultaran personas heridas o lesionadas, el agente
deberá permitir y/o procurar la atención médica urgente de aquellas, solicitando la intervención
de los servicios médicos.
- Si la persona contra quién se aplicó el uso de la fuerza requiere ser trasladada a un hospital o
centro de salud, el agente debe hacer de conocimiento al mando operativo, al centro de mando
y/o al ministerio público y de ser necesario, tomar las medidas pertinentes para su protección y
resguardo, hasta que el agente competente lo determine.
- Los integrantes de las instituciones de seguridad pública tendrán derecho a que se les
proporcione atención médica, psicológica y jurídica que, en su caso, requieran con motivo del
uso lícito de la fuerza pública derivado del cumplimiento de su deber, la cual deberá de ser
otorgada por la corporación a la que pertenezca.

C. Detenciones
En el uso de la fuerza para la detención de una persona se atenderán los principios y procedimientos
establecidos en capítulo VI de la Ley Nacional del Uso de la Fuerza.

D. Preservación del lugar de la intervención


Sí como consecuencia del uso de la fuerza el agente debe preservar el lugar de la intervención, por
encontrarse en este, indicios, evidencias, objetos instrumentos o productos de un hecho delictivo, debe
llevar a cabo las acciones descritas en las disposiciones jurídicas aplicables.

E. Comunicación y reportes inmediatos o urgentes


1. El agente debe informar al ministerio público sobre lo acontecido para que conduzca la investigación
correspondiente en su caso.
2. Sí periodistas, personas defensoras de derechos humanos y otras ajenas a la situación, solicitan
información sobre lo acontecido o sobre las personas involucradas como el agente, debe evitar hacer
mención de nombres o hacer señalamiento a una persona o grupo, abstenerse de manifestar una
conducta hostil o descortés, así como evitar proporcionar datos falsos o favorecer malos entendidos,
sin menoscabo de la potestad de la institución o seguridad pública correspondiente de dar a conocer
información sobre algún hecho.
3. El agente debe procurar informar inmediatamente al centro de mando sobre la situación que
prevalece en el lugar, así como los acontecimientos relevantes.

F. Informe sobre uso de la fuerza


El agente o el mando operativo, según corresponda, deben rendir un informe sobre el uso de la fuerza
con independencia del apartado relativo al uso de la fuerza que se requiere en el informe policial
homologado anexo al protocolo nacional de actuación primer respondiente, y elaborar aquellos
reportes que en el ejercicio de sus funciones estén obligados a rendir.

F1. El agente debe rendir y remitir el informe sobre el uso de la fuerza el mando operativo en los
siguientes casos:
• Cuando se haga uso de la fuerza con municiones de impacto reducido, dispositivos eléctricos
o de control de agentes químicos.
• Cuando se haga uso de la fuerza potencialmente letal.
• Sí como consecuencia de la intervención resultaran personas heridas, lesionadas o fallecidas,
incluyendo al agente.
• Cuando se haya realizado un repliegue táctico.

Cuando le sea requerido o así lo estime conveniente el agente, podrá anexar el informe sobre uso de
la fuerza al diverso informe policial homologado o bien, remitirá las instancias competentes copia de
aquel, para coadyuvar con los fines de investigación.

F2. El mando operativo debe rendir a su superior jerárquico un informe sobre uso de la fuerza en los
casos en que haya planificado una intervención, siempre que se cumpla alguno de los supuestos
descritos en el punto F.1 del presente apartado.
Además de lo anterior, el mando operativo debe rendir un informe las instancias jurisdiccionales, como
administrativas o de protección de derechos humanos competentes, cuando lo requieran legalmente,
precisando entre otras, los datos relativos a la planificación y las instrucciones y precauciones dadas
al personal bajo su mando sobre el uso de la fuerza.
Cuando el mando operativo se encuentra en el lugar del operativo y sea este quién hizo uso de la
fuerza en su carácter de autoridad, debe rendir el informe a que se refiere el punto F.1 del presente
apartado y remitirlo al superior jerárquico.
El informe sobre el uso de la fuerza se puede acompañar de anexos que se consideren relevantes,
tales como: oficios, actas, consignas, identificaciones, constancias de atención médica, actuaciones
ministeriales, fotografías, audios, videos y otros relacionados con los hechos o las personas que en
ellos intervinieron.

El informe sobre el uso de la fuerza se debe redactar bajo los siguientes principios:
• Veracidad. Informar detalladamente el inicio, desarrollo y conclusión de la intervención en el
lugar del operativo como tal y como ocurrió en la realidad.
• Claridad. Narrar los hechos de manera comprensible, precisa, lógica y cronológica.
• Integridad. Describir los hechos de manera completa, según la información con la que se
cuente.
• Objetividad. Evitar o expresar juicios de valor sobre las causas o efectos de los hechos que no
le constan, como lo son prejuicios, suposiciones o estereotipos.

El llenado del informe correspondiente debe realizarse dentro de un plazo razonable inmediato
con posterioridad al momento en que hayan acontecido los hechos que motivaron al uso
de la fuerza.

MODELO DINÁMICO DEL USO DE LA FUERZA


La seguridad dinámica ofrece la posibilidad de proporcionar información de advertencia antes de que
se produzcan incidentes no deseados. Esto permite que los agentes tomen medidas preventivas y
disuasivas para desalentar a los agresores que produzcan daños potencialmente letales.
Así mismo, el modelo permite que el agente pueda determinar el nivel de uso de la fuerza a emplear,
de acuerdo a la situación en la que se encuentre embestido, por lo tanto, no necesariamente la fuerza
se usa de forma escalonada.

Nota: Las tácticas y medios de apoyo que se señalan en el diagrama del uso de la fuerza, son ejemplos
y no tienen el objeto de limitar el ejercicio táctico y/o técnico del agente o el uso de otros medios de
apoyo que puedan ser útiles y eficientes para el control de una situación en términos de objetivos,
principios y disposiciones del presente protocolo.

ACCIONES QUE CONSTITUYEN USO INDEBIDO DE LA FUERZA


• Usar la fuerza con fines punitivos o de venganza.
• Colocar a una persona esposada en una posición que restrinja su respiración.
• Infringir, instigar o tolerar algún acto de tortura y tratos o penas crueles inhumanos o
degradantes.
• Persistir en el uso de la fuerza a través de medios físicos contra una persona que no opone
resistencia o no representa algún riesgo.
• Controlar una persona con la aplicación de tácticas y técnicas que restrinjan la respiración o la
irrigación de sangre al cerebro.
• Accionar un arma de fuego desde o hacia vehículos en movimiento, excepto en aquellos casos
en que de no hacerlo resulta evidente y notorio que el agente o terceros resulten gravemente
afectados y no hay otra alternativa para evitarlo.
• Accionar un arma de fuego a través de ventanas, puertas, paredes y otras barreras físicas,
hacia un objetivo que no esté plenamente identificado.
• Accionar un arma de fuego cuando ello implique poner en riesgo previsible e inminente la vida
o integridad física de terceros.
• Accionar un arma de fuego para controlar a personas que solamente se encuentran causando
daños a objetos materiales, salvo que los daños representen actos de terrorismo o afectación
de servicios públicos vitales o indispensables para la continuidad de las actividades primarias
del Estado, y de no hacerlo represente una amenaza o agresión inminente contra la vida de las
personas.
• Accionar un arma de fuego contra personas cuyas acciones únicamente pueden producir
lesiones o daños a sí mismas.
• Accionar un arma de fuego con fines disuasivos o de advertencia.
• Los demás que contravienen los principios del uso de la fuerza a qué se refiere el presente
protocolo.

RENDICIÓN DE CUENTAS SOBRE EL USO DE LA FUERZA


El agente y/o el mando operativo deben llevar a cabo el informe sobre uso de la fuerza contemplado
en el presente protocolo, a efecto de que las instituciones de seguridad pública estén en posibilidad
de:
• Integrar un registro de intervenciones en el uso de la fuerza.
• Dar atención y seguimiento a todas las quejas y denuncias que reciban como resultado del uso
de la fuerza, para determinar o deslindar responsabilidades.
• Elaborar informes periódicos que den muestra de patrones de contexto en que se ejerció la
fuerza.
• Detectar oportunamente acciones de mejora a implementar en el marco del uso de la fuerza
para prevenir uso indebido.

El mando operativo debe solicitar el inicio de investigación ante la instancia correspondiente, sí al


revisar los informes sobre el uso de la fuerza remitidos por el personal a su cargo, considera que se
haya ejercido indebidamente la fuerza.
Por su parte, las personas que se vean afectadas con motivo de aplicación del presente instrumento
podrán acudir ante las instancias competentes para manifestar sus inconformidades.

FORMATOS PARA LA ELABORACIÓN DEL INFORME SOBRE EL USO DE LA FUERZA


El informe del agente y el mando operativo deben contener al menos los siguientes datos:
1. Lugar y fecha de la elaboración del informe, así como número de referencia.
2. Datos de identificación del agente o mando operativo, según corresponda, tales como nombre
completo, cargo o grado en su caso e institución a la que pertenece.
3. Datos generales de la persona sobre quien se ejerció el uso de la fuerza.
4. Lugar y hora de inicio y conclusión del incidente o situación.
5. Lugar o situación material y/o jurídica en la que se dejó a la persona contra quien se hizo uso de la
fuerza, al concluir la situación.
6. Causas que motivaron el uso de la fuerza.
7. Narración veraz, completa y detallada de las circunstancias en que se desarrolló el uso de la fuerza.
8. Descripción de las tácticas técnicas medias de apoyo y/o armas empleadas.
9. El mando operativo deberá informar sí tomó conocimiento de la situación y sí dio instrucciones sobre
el uso de la fuerza para su control, y en qué consistieron dichas instrucciones.
10. Firma del servidor público que elaboró el informe.

El número de referencia del informe sobre el uso de la fuerza podrá ser proporcionado al agente por
el centro de mando o el área que se determine por la institución de seguridad pública de su adscripción,
con base al registro de las intervenciones en que se haya hecho uso de la fuerza al que se refiere en
el apartado de rendición de cuentas del presente protocolo.
Para efectos del llenado del informe sobre el uso de la fuerza se podrán utilizar como referencia los
formatos anexos al presente protocolo.
PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA

LIC. RICARDO MEJÍA BERDEJA


SUBSECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA

COORDINACIÓN Y ELABORACIÓN:

MTRA. LILIA AGUILAR GIL


SECRETARIA TECNICA DE LAS CONFERENCIAS
NACIONALES DE SECRETARIOS DE SEGURIDAD PÚBLICA Y
SISTEMA PENITENCIARIO

COMISARIO JEFE ÁNGEL GONZÁLEZ RAMÍREZ


TITULAR DE LA OFICINA DE ENLACE DE EUROPOL MÉXICO

Con fundamento en el artículo; 27 y 29 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
artículo 7 y 18; del Reglamento Interior de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y artículo 2;
7; 8; 9; 10 y 14 de los Estatutos de la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública y demás
legislación aplicable. EL LIC RICARDO MEJÍA BERDEJA. -, PRESIDENTE DE LA CONFERENCIANA
NACIONAL DE SECRETARIOS DE SEGURIDAD PÚBLICA Y MTRA. LILIA AGUILAR GIL, SECRETARIA
TÉCNICA DE LAS CONFERENCIAS NACIONALES DE SECRETARIOS DE SEGURIDAD PÚBLICA.- En
el recinto de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la Ciudad de a los dieciocho días del
mes de diciembre del año dos mil veinte, hacen constar la aprobación del presente Protocolo, para su
debida publicación y observancia.
ANEXO A DEL ANEXO 6 DEL ACUERDO 05/XLVI/20 “PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA”
INFORME DE EL AGENTE SOBRE EL USO DE LA FUERZA
ANEXO B DEL ANEXO 6 DEL ACUERDO 05/XLVI/20 “PROTOCOLO NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA”
INFORME DEL MANDO OPERATIVO SOBRE EL USO DE LA FUERZA

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