Decada de 1820 Rio de La Plata
Decada de 1820 Rio de La Plata
Decada de 1820 Rio de La Plata
En la batalla de Cepeda de 1820 vencen los caudillos del litoral, determinando la caída del poder
directorial. Esto genera una crisis política sin precedentes en Buenos Aires. Debido a que se sucede
una transformación política con la formación de los Estados provinciales autónomos.
La ciudad y la campaña se enfrentaron para decidir la configuración del nuevo poder provincial.
Las batallas llevadas a cabo en octubre de 1820 entre centralistas y confederacionistas, culminaron
con la victoria del general Martin Rodríguez, quien dirigía las milicias de campaña. Este, llevó a
cabo la constitución de un grupo dirigente heterogéneo, intentando depurar la elite que siempre
se encontraba gobernando. El objetivo principal de este nuevo grupo dirigente era “ordenar el caos
producido luego de la caída del poder central (el Directorio)”. Se trataba de un orden que ya no
buscaba poner a Buenos Aires en el centro el poder nacional, sino que buscaba “volverse hacia
adentro” con el fin de sanear la economía, organizar a la indisciplinada sociedad movilizada al calor
de las guerras de independencia e imponer un nuevo principio de autoridad. Sobresalían
personajes que después de la década revolucionaria hicieron de la política su principal actividad,
como así también miembros de los grupos dominantes en la política.
Este grupo se aglutinó en torno a lo que se denominó el “Partido del Orden” que contaba entre
sus referentes a Bernardino Rivadavia y Manuel García. Los objetivos que perseguían eran una
serie de reformas que contemplaban como puntos más sobresalientes: ordenar la estructura
administrativa heredada de la colonia y, a su vez, ordenar a la sociedad surgida de la Revolución.
Sin embargo, las propuestas de convocar a un congreso constituyente para intentar organizar el
país bajo un Estado unificado fracasaron debido a las divergencias sobre a quien correspondía la
soberanía. Si el país debía organizarse bajo un centralismo o un federalismo, donde las provincias
resultasen ser autónomas.
Tras la formación de la Sala de Representantes, los cabildos habían perdido importancia, además
mostraban una representación tradicional heredada de la colonia. Rivadavia abolió los cabildos
provinciales, porque según él la nueva representación debía ser llanamente liberal, y la convivencia
de una institución antigua y una liberal implicarían nuevas amenazas de caos. El diagnóstico
radicaba en el peligro que constituían las asambleas populares que contaban con el visto bueno
de los cabildos, y estas no desaparecerían si no se suprimía la institución que les había dado
origen. Los cabildos habían debilitado a los gobiernos anteriores, de modo que era necesario
realizar una cirugía mayor.
Se cumplía así el objetivo reformista encarnado por el gobierno de Rodríguez: modernizar el
aparato político institucional heredado de la colonia y centralizar la estructura administrativa del
Estado- Provincia. Se procedió a una racionalización de la administración pública a través de la
capacitación del personal.
Además se conformaron los ministerios de Gobierno, de Hacienda y de Guerra dependientes del
poder ejecutivo. Se reformó la administración de justicia dividiéndola en justicia de menor cuantía
y la de policía. Sobresaliendo en este aspecto la figura del juez de paz.
Se introdujo también una reforma militar con el objetivo de reducir el aparato miliar heredado de
la década revolucionaria para reducir los gastos del fisco. Creando un nuevo ejército miliciano
menos costoso formado por el reclutamiento de vagos y mal entretenidos buscando disciplina en
sectores puntuales, tanto de la campaña como del ámbito urbano. El ejército pasó a orientarse
principalmente hacia la frontera y la campaña, siendo su objetivo la defensa de los ataques
indígenas. De esta forma, a medida que se iba extendiendo la frontera después de ataques
violentos sobre los grupos indígenas, las tierras fueron cedidas mediante la Ley de Enfiteusis. La
tierra se repartía para ser arrendada por un período de 20 años, donde los arrendatarios debían
pagar un canon en los primeros 10 años.
En este período también se suprimieron algunas órdenes religiosas cuyos bienes pasaron a ser del
Estado. Se atendieron a niveles de educación y cultura, fundándose en 1821 la Universidad de
Buenos Aires, y se atendió a la mayor participación de los diferentes grupos sociales.
A pesar de la fuerte voluntad del gobierno por llevar a cabo dichas reformas, y la legitimidad que
adquirió gracias a ello, la intensión de modernizar el aparato político- administrativo chocó muchas
veces con antiguas prácticas que se resistían a reconocer a las nuevas instituciones. Sin embargo,
los cambios se visualizaron en la esfera política, en la participación de diferentes grupos sociales en
el proceso electoral, o en la consolidación del papel de la legislatura.