Biografía de Bert Hellinger
Biografía de Bert Hellinger
Biografía de Bert Hellinger
La segunda influencia importante es que, ya en su niñez, con certeza, deseaba ser sacerdote.
Sus padres accedieron a que, con diez años, ingresará en un seminario para jóvenes. A los 20
años, en 1945, inmediatamente después de escapar del campo de prisionero, entró en una
orden religiosa católica y empezó un nuevo y largo proceso de purificación silenciosa de
cuerpo, mente y espíritu; estudiando, contemplando y meditando.
Sus 16 años de convivencia con la cultura Zulú también dejaron huellas profundas en su
trabajo de Constelaciones Familiares. Allí dirigió un gran internado donde era profesor al
mismo tiempo que cura de una parroquia. Comenta con satisfacción que el 13% de todos los
negros sudafricanos que eran universitarios en Sudáfrica en esa época, habían sido estudiantes
de su escuela misionera. Aprendió la lengua Zulú lo suficiente como para dar clases y dirigir el
internado.
El respeto a los mayores que había aprendido en su familia se vio confirmado por la cultura
Zulú. Gracias a su convivencia con varias culturas, la suya, la del poder “blanco” de Sudáfrica y
la de sus alumnos Zulúes aprende a relativizar los valores culturales y extraer lo esencial
relativo al respeto de la dignidad de los seres humanos.
Observó que muchos de los rituales y costumbres Zulú tenían una estructura y una función
similar a los elementos de la misa católica, que honraban las experiencias humanas más
significativas. De esos años quedó la comprensión de ideas fundamentales: “Hay diferentes
maneras equivalentes de hacer las cosas”, y “Lo Sagrado es omnipresente”. Consiguió integrar
la música Zulú y su ritual dentro de la misa. Podemos resaltar su actitud constante de
insumisión a los dogmas y reglas que no respetaran la dignidad de los estudiantes y sus
familias y su práctica de los Órdenes del Amor, más de treinta años antes de darles nombre.
Ahí también, aprendió la necesidad fundamental de los seres humanos de alinearse con las
fuerzas de la naturaleza.
Conoció a su primera esposa, Herta, psicóloga y ex monja como él. No tuvieron hijos.
El Psicoanálisis fue entonces una influencia importante. Así como lo hacía con todo, se metió
de lleno en su estudio psicoanalítico, leyendo la obra completa de Freud y mucha literatura
relevante. Pero cuando su instructor le dio una copia del “Grito primal” de Janov que le
descubre el trabajo terapéutico a través del cuerpo, se dio cuenta de que un libro no era
suficiente y que necesitaba conocer personalmente a Janov y experimentar su terapia del grito
primal.
Visitó a Janov en los Estados Unidos, en Los Ángeles, California, y en Denver, Colorado. Se
quedó nueve meses para terminar un entrenamiento completo. Cuando volvió a Alemania, la
comunidad psicoanalítica de Viena no vio con buenos ojos su praxis de incluir una terapia con
enfoque corporal “el grito primal” al psicoanálisis de sus clientes. Y de nuevo se preguntó:
“¿Qué es más importante, lealtad a un grupo o el amor a la verdad o a la pregunta?” El amor a
preguntar con libertad ganó, y una separación del Psicoanálisis se hizo inevitable; aun así
recibió el título de Psicoanalista, aunque no del instituto de Viena.
La eficacia que consiguió con la psicoterapia con enfoque corporal le orientó profundamente y
lo corporal se transformó en un elemento decisivo de sus terapias fenomenológicas.
Conoció a Fanita English durante este periodo, y a través de ella y con el trabajo de Eric Berne,
se introdujeron en el Análisis Transaccional. Su trabajo con el análisis de «guiones » le permitió
descubrir que algunos de esos guiones se transmiten de generación en generación en las
familias y se manifiestan en pequeños que nunca vivieron los hechos que les traumatizan.
Empezó a utilizar un enfoque sistémico.
Junto con su esposa Herta, integró lo que había aprendido de la Dinámica de Grupo y el
Psicoanálisis con la Terapia Gestalt, Terapia Primal y Análisis Transaccional. La pareja se formó
a las diferentes terapias breves del momento y sus intervenciones eran cada vez más certeras
y breves.
El leer el artículo de Jay Haley acerca de “El triángulo perverso” les permitió descubrir la
importancia de la jerarquía y el orden en las familias. Continuaron el trabajo en la Terapia
Familiar con Thea Schönfelder y en Hipnoterapia y Programación Neurolingüística (PNL) con
Milton Erickson, del que Bert tomó el uso de las historias en sus terapias. También se
acercaron, con mucho provecho, a la Terapia Provocativa de Frank Farelly y a la Terapia de
Contención de Jirina Prekop.
De vuelta a Alemania con su primera mujer donde trabajan juntos durante varios años, conoce
a Marie Sophie, con quien se casa unos años mas tarde. La vida y la visión de Bert toman
entonces un nuevo vuelo: acepta escribir, empieza a viajar, organiza formaciones, tiene la
comprensión del movimiento del alma, del significado de la conciencia moral y del orden del
amor de la Pertenencia (hasta entonces, él pensaba que todos pertenecían menos los asesinos
y los que habían abandonado a sus hijos; a partir de ahora, 2002-2003, todos sin excepción
pertenecen, la conciencia moral y sus juicios son la manifestación de nuestra energía asesina),
y paralelamente al movimiento del espíritu, sus constelaciones dejan de ser psicoterapias y
devienen en una herramienta al servicio de la vida, reflejo de su filosofía.
Este descubrimiento es tan desestabilizador que estuvo varios años estudiándolo, para
obtener la seguridad de su comprensión, observando una y otra vez la presencia de la buena
conciencia detrás de los conflictos y agresiones, tanto entre individuos como entre grupos y
países, antes de sacar a la luz sus conclusiones. Descubrió que la buena conciencia es un
órgano fisiológico que sirve de cemento social, evitando las singularidades, separaciones y
tomas de autonomía. Uno tiene mala conciencia cada vez que actúa de forma independiente
de alguien o de un grupo, por lo contrario siente buena conciencia siempre que refuerza su
pertenencia, bien sea de amistad, amor o solidaridad.
De hecho, observó que usamos la justificación moral "estoy en mi derecho" "es mi deber" "eso
es bueno, lo otro es malo" cada vez que estamos actuando sin amor con alguien, o sea cada
vez que hacemos daño a alguien…
Hacia 2003, Bert distingue entre movimiento del alma y movimiento del espíritu. Los
movimientos del alma serían los movimientos de la conciencia, de lo que crea las
intrincaciones y compensaciones arcaicas. Mientras que el movimiento del espíritu es la
conexión con una energía en movimiento, una energía de amor que procede de fuera, de más
allá de lo sistémico y que hace fluir la fuerza sanadora en la Constelación. De ahí nacen las
Constelaciones del Espíritu o Nuevas Constelaciones, como le gusta a Bert llamarlas. Son
constelaciones en las que el constelador conecta con algo más grande y deja hacer. La eficacia
es cada vez mayor y más global.
En 2005 elabora un nuevo corpus científico "la Hellinger Sciencia".
La Hellinger Sciencia descubre y describe los principios sistémicos, que crean las condiciones
para la existencia del amor y permiten fluir el éxito en todos los campos de la vida.
"La Hellinger Sciencia lleva consigo una dimensión suplementaria, la dimensión espiritual que
nos empuja más allá de los conocimientos directamente comprensibles respecto a los órdenes
y desórdenes en nuestras relaciones. Únicamente a través de aquella dimensión se puede
percibir su sentido universal y los efectos que de ella emanan en todos los ámbitos de la
existencia.
¿Qué es este conocimiento del espíritu y cuáles son sus dimensiones? La observación es la
herramienta para descubrirlo y detectar sus efectos: nada de lo que existe se mueve por sí
solo. Todo es movido por algo que viene de más lejos. Aún si aparentemente algo se mueve
por iniciativa propia, al igual de todo lo que vive, su movimiento no puede originarse en sí
mismo. Cada movimiento, tratándose de todos los seres vivos, se inicia en un movimiento de
afuera y sigue movido por él ininterrumpidamente a lo largo de lo que dure su vida.
Cada movimiento, sobre todo cada movimiento vivo, es un movimiento consciente. Esto
presupone una conciencia presente dentro de aquella fuerza que lo mueve todo. En otros
términos: cada movimiento es un movimiento intencional. El movimiento se mueve por ser así
la intención de aquella fuerza, obedeciendo a cómo esta fuerza lo requiere.
Las Constelaciones Familiares se han extendido por el mundo entero, a la vez que Hellinger
siguió evolucionando, alcanzando nuevas tomas de conciencia y constelando de un modo cada
vez más sobrio y potente.
En sus talleres, el deseo de Hellinger es transmitir sus conocimientos sobre la herencia familiar,
el amor, la felicidad, la paz, la salud y el éxito en los distintos campos de la vida. Su anhelo es
que las "nuevas Constelaciones familiares", basadas en la sintonía con la vida como es y la
entrega del terapeuta a algo más grande, expandan su ámbito de sanación, pacificación y
crecimiento.
Desde entonces interviene cada vez menos, respetando la nueva orientación que Sophie
imprime a las Constelaciones Familiares.
Sin embargo son de señalar dos momentos en los que resurgió el Gran Hellinger, deseando,
con vehemencia, abrirnos a otra dimensión, para que dejemos de practicar las constelaciones
primeras y nos entreguemos a las nuevas constelaciones. Uno fue en 2013 y otro en 2016. En
2013, durante unos meses, vuelve a mostrar la conexión de las nuevas constelaciones, a las
que llama constelaciones Mediales, con otro nivel.
El círculo
Justo cuando la fruta madura cae, suelta aquello que sirve al futuro. Cuando la saboreamos tal
vez olvidamos que sólo es la cáscara que rodea aquello que sigue teniendo un efecto. Y así en
ella se condensa aquello que fue antes y aquello que aún está por venir.”