Administración Científica 2 Taylor
Administración Científica 2 Taylor
La administración científica se ocupa del estudio de las causas y efectos de los problemas que
afectan a una organización. Para ello utiliza el conocimiento sistematizado y aplica los métodos
científicos como la observación y la medición para mejorar la eficiencia de las organizaciones.
Efectivamente, la administración científica se inicia a finales del siglo XIX y principios del siglo
XX. Cuando los cambios que se presentaron sobre todo por el proceso de la Revolución
industrial hicieron que los procesos en las empresas cambiaran radicalmente.
Sobre todo, los administradores se dieron cuenta que los conocimientos empíricos de la
administración ya no eran suficientes para dar respuestas a los nuevos problemas que se
presentaban. Surge entonces la corriente de la administración científica.
Claro que, lo que se buscaba era darle un enfoque científico a los problemas administrativos
que enfrenta una organización. El enfoque científico surge concretamente a principios del siglo
XX con los aportes de Frederick W. Taylor en los Estados Unidos. Su aporte principal fue el
principio de la racionalización del trabajo.
En primer lugar, este principio hace referencia a que los administradores deben reemplazar
métodos de trabajo ineficientes, considerando los tiempos, las demoras, los movimientos, las
operaciones realizadas y las herramientas utilizadas.
Por lo tanto, este proceso debe ser elaborado por un grupo de especialistas, los cuales serán
responsables de la definición de los procesos operativos que resulten más eficientes y
económicos. Se deberá establecer la cantidad de trabajo que debe realizar cada persona bajo
condiciones óptimas. Mientras más productivo sea un trabajador deberá tener una mejor
remuneración.
Cabe destacar, que este principio está relacionado con el proceso de la planeación, busca
cambiar la improvisación por la planificación científica de los métodos de trabajo.
2. Selección y entrenamiento de los trabajadores
En segundo lugar, este principio pretende ubicar al trabajador más adecuado a cada tipo de
trabajo. Para ello se deberá tomar en cuenta las capacidades del trabajador y proporcionar
condiciones básicas de bienestar en el trabajo.
Es decir, se busca tener los requerimientos mínimos que debe poseer el trabajador para
desempeñar una tarea con eficiencia. Esta selección deberá realizarse de forma sistemática,
puesto que cuanto mejor preparado se encuentra una persona para realizar una tarea, más
productiva será.
Esto implica que el trabajo y las responsabilidades se dividen de manera similar entre los
dirigentes y los obreros. Para conseguirlo se requiere:
Así mismo, esto se relaciona con el principio del control porque los superiores deben verificar
que la ejecución de las tareas se realice de la mejor forma posible.