La Cosa Juzgada en El Juicio Ejecutivo
La Cosa Juzgada en El Juicio Ejecutivo
La Cosa Juzgada en El Juicio Ejecutivo
Ahora bien, otra cuestión que se plantea es la cosa juzgada que produce la
sentencia ejecutiva en relación a una demanda ordinaria posterior en que se discuta
la misma cuestión. Este tema quiso ser especial y detalladamente abordado por el
Código. En su mensaje, se dejó expresa constancia que “Ha sido materia de duda
el valor de cosa juzgada que corresponda a las sentencias de juicios ejecutivos con
relación a la acción ordinaria en que se ventilen los mismos derechos, y ha parecido
oportuno consignar reglas precisas que resuelvan aquella duda.” A este respecto,
el artículo 478 del CPC dispone que:
Pero, vamos por parte. Lo primero que señala el 478 es que la sentencia
ejecutiva produce cosa juzgada respecto del juicio ordinario posterior. En
consecuencia, por ejemplo, si la acción ejecutiva es rechazada en el primer juicio,
el antiguo ejecutado, demandado en un juicio ordinario posterior, podría oponer la
excepción de cosa juzgada. Ahora, ¿cómo analizaremos en ese caso si procede o
no acoger la excepción de cosa juzgada? La primera respuesta es acudir a la triple
identidad. Ese es precisamente el criterio que sigue una gran cantidad de tribunales
y el criterio que sigue la Corte de Apelaciones de Santiago en el juicio “Banco Bhif
con Dellafiori” que examinamos en clase.
Creemos que esa es la solución más adecuada a aplicar en este caso para
analizar la procedencia de la excepción de cosa juzgada opuesta en juicio ordinario
y basada en la sentencia ejecutiva precedente. Ese es, por lo demás, el criterio que
adopta el juez de primera instancia en el juicio “Banco Bhif con Dellafiori”: éste
acoge la excepción de cosa juzgada sin exigir la triple identidad, sino que bastando,
según él “que es la misma situación jurídica la que se pretende someter nuevamente
a la decisión judicial.” En consecuencia, podemos concluir que el inciso primero del
478 modifica el 177 del CPC de manera que ya no es exigible la triple identidad que
esta disposición exige, debiendo sólo analizarse si es la misma “situación jurídica”
la que se analiza en uno y otro juicio.
Pero con ello tenemos solucionado solo la mitad del problema. Una vez que
tenemos resuelto que la sentencia ejecutiva produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, debemos decidir qué implica ello. El juez de primera instancia en el juicio
“Banco Bhif con Dellafiori” determina, una vez que le reconoce el efecto de cosa
juzgada al primer juicio, acoger la excepción opuesta y rechazar la demanda
ordinaria. Recordemos que la sentencia ejecutiva había rechazado la acción
porque los pagarés estaban prescritos (prescripción de un año). ¿Correspondía
rechazar la demanda ordinaria del mutuo que tenía una prescripción de 5 años?
Creemos que no. Y por una razón muy parecida a la que referimos en el capítulo
anterior: reconocer el efecto de cosa juzgada no implica necesariamente rechazar
la acción sino que darle plena fuerza a lo que ya fue fallado en el juicio anterior: que
los pagarés estaban prescritos. Nunca se falló en el juicio anterior que la acción
ordinaria del mutuo estaba también prescrita (y no lo estaba). Es por ello que estaba
equivocado el juez de primera instancia cuando rechazó la demanda ordinaria del
Banco Bhif.
Resulta bastante útil a este respecto revisar el artículo 180 del CPC que se
refiere al efecto de cosa juzgada de la sentencia criminal en materia civil: “Siempre
que la sentencia criminal produzca cosa juzgada en juicio civil, no será lícito en éste
tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en
dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario fundamento.”
Siguiendo este mismo principio, lo que no puede hacer el juez frente a la demanda
ordinaria, si la sentencia ejecutiva produce cosa juzgada, es contravenir lo fallado
en el juicio ejecutivo; en nuestro caso, que los pagarés estaban prescritos. Pero
ello no implica necesariamente rechazar la acción ordinaria.
1 Por ejemplo, ocasiona serias dudas la frase del inciso segundo del 478: “Siempre se concederá la
reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación
misma que ha sido objeto de la ejecución.” De acuerdo a nuestra tesis, en esos casos no sería
necesaria la reserva porque la excepción no se refiere a la existencia de la obligación misma (ej:
prescripción de la acción ejecutiva). Sin embargo, el CPC sostiene que procede la reserva y que
esta necesariamente debe ser concedida. Sin duda, el CPC adopta esta posición porque asume
que no siendo objeto de la sentencia ejecutiva la existencia de la obligación misma, lo que allí se
falle no debiese afectar al juicio ordinario posterior, que es justamente nuestra postura. Pero, la
solución del CPC es distinta: allí donde nosotros sostenemos la falta de necesidad de la reserva
quedando automáticamente libre la vía para el juicio ordinario, el CPC postula, con el mismo
efecto, que la reserva debe ser declarada para dejar la vía libre al juicio ordinario posterior.
del objetivo especificado en el Mensaje de “consignar reglas precisas que resuelvan
aquella duda [de los efectos de la cosa juzgada de la sentencia ejecutiva en relación
a la acción ordinaria].” De esta manera, el consejo práctico es efectuar siempre
reserva de acciones en el juicio ejecutivo con el objeto de dejar abierto el camino
para el juicio ordinario posterior en caso que la acción ejecutiva o la excepción
opuesta en el juicio ejecutivo fracase. Si no se ha efectuado esa reserva, creemos
que existen fuertes argumentos para limitar los efectos de esa cosa juzgada en caso
que el fallo de la ejecución no haya afectado a la obligación misma a que se refiere
el título.