Texto Teorico. Metodo Hipotetico Deductivo 2022

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Instituto de Salud Comunitaria

Epistemología de la Salud I

CARRERA: Licenciatura en Enfermería/Licenciatura en Kinesiología

Clase 5: La Deducción.

El método hipotético-deductivo (sobre texto de E. Laso*)


Los empiristas lógicos, que defendían el inductivismo, sostenían que las leyes
científicas surgían por vía inductiva. Los integrantes del Círculo de Viena se habían
fascinado a principio del siglo XX con la idea de aplicar la metodología inductiva a las
ciencias empíricas. Pero la inducción como método, tenía sus problemas, como ya lo
había señalado Hume en su Tratado de la Naturaleza Humana. Uno de sus mayores
inconvenientes era que la verificación de los enunciados universales se basaba en
argumentos cuya validez no podía ser demostrada. Era impracticable un registro de
todos los hechos de observación no solo si se lo refería al presente, sino si se consideraba
el pasado y lo que vendría, o lo que podría darse en otro lugar.
Karl Popper, marcaría su diferencia con la metodología inductiva, al plantear que el
conocimiento no comienza con observaciones sino con conjeturas ante los problemas
que plantea la realidad de las cosas. El método hipotético-deductivo vendría a
contraponerse al modelo que jerarquizaba la experiencia y ulterior generalización por
un modelo donde el trabajo científico surgía de hipótesis que intentan dar soluciones a
los problemas. Luego estas hipótesis a través de la experiencia podrían ser aceptadas
o refutadas. Popper plantearía la falsabilidad como criterio de validez para lo científico.
Como señala Eduardo Laso las teorías científicas están conformadas por tres niveles:
Nivel 1. Es el nivel de los enunciados observacionales, es decir, de aquellas proposiciones singulares que
describen hechos particulares ocurridos en determinado tiempo y lugar, y que fueron observados y
registrados por el científico. Este nivel permite obtener generalizaciones empíricas, así como también
poner a prueba las hipótesis a partir de los hechos. Por ejemplo: “Esta piedra se cayó al piso en una
trayectoria vertical y con movimiento acelerado”.

Nivel 2. Es el nivel de las generalizaciones empíricas, en las que se enuncian proposiciones universales
acerca de las propiedades halladas en el nivel 1. El nivel 2 constituye una generalización, para todos los
casos de determinada clase, observados o no, de la propiedad o característica observada repetidamente
en el nivel 1. Tal generalización empírica no constituye, sin embargo, una explicación acerca del porqué
de las propiedades o características de los fenómenos estudiados. Ejemplo de este nivel sería: “Todos los
cuerpos caen hacia abajo al ser arrojados desde la superficie de la tierra”.

Nivel 3. Es el nivel en el que los científicos elaboran conceptos teóricos, es decir, entidades hipotéticas
que no se infieren de las observaciones, pero que sirven para explicarlas. Un ejemplo de este tipo de
elaboraciones lo constituye la ley de gravedad de Newton.

La estructura de las teorías científicas presenta dos importantes problemas:

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a. ¿Cómo se justifica desde el punto de vista lógico el paso de enunciados observacionales de nivel
1 a enunciados universales de nivel 2?

b. ¿Cómo se relacionan los enunciados del nivel 1 con los de los niveles 2 y 3?

La propuesta del método hipotético-deductivo es un intento de solución a estos


problemas.

Para quienes defienden este método, la ciencia no parte de observaciones, sino


de teorías.

Los investigadores se enfrentan con problemas científicos, vale decir, con aquellos
fenómenos o hechos que no pueden ser aún explicados, a la luz de las teorías en vigencia
del estado actual de los conocimientos científicos. Una vez planteado un problema de
investigación, los científicos proponen hipótesis como intentos de solución. Estas no se
obtienen por generalización de las observaciones, sino que son el resultado de un
proceso creativo por parte de los científicos. El investigador, en el esfuerzo por
encontrar una solución al problema planteado, puede librarse a su imaginación y
pensamiento creativo, inventando las hipótesis más variadas. La objetividad de dichas
explicaciones se garantiza a posteriori, ya que, si bien las teorías pueden ser libremente
propuestas, sólo se aceptan como parte del conocimiento científico si resisten la prueba
de contrastación con los hechos. La contrastación de hipótesis se basa en un
razonamiento deductivo que consiste en afirmar que si la hipótesis considerada es
verdadera, entonces se producirán determinados sucesos observables. Se llaman
consecuencias observacionales o implicaciones contrastadoras de hipótesis a aquellos
sucesos observables que se espera que ocurran de ser cierta la hipótesis. Los pasos del
método hipotético-deductivo son:
1. Planteamiento del problema científico.
2. Formulación de una hipótesis tentativa.
3. Deducción, a partir de la hipótesis, de enunciados observacionales posibles que
se espera que ocurran de ser verdadera la hipótesis.
4. Elaboración de una situación observacional o experimental en la que pueda
establecerse la verdad o falsedad de las consecuencias observacionales.
5. Realización del experimento y comprobación de la verdad de la consecuencia
observacional (con lo que la hipótesis queda corroborada por el momento) o de la
falsedad de la misma (con lo que la hipótesis se refuta). El proceso de contrastación de
hipótesis emplea dos tipos de razonamiento.

La refutación se basa en un razonamiento deductivo válido: el modus tollens.

La forma lógica de este razonamiento es la siguiente:


Si p, entonces q
No es el caso que q

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No es el caso que p

Este razonamiento, aplicado al método de contrastación de hipótesis, daría la siguiente


forma:
Si la hipótesis es verdadera, entonces se deberá producir determinada observación;
pero no se produjo la observación esperada;
por lo tanto, la hipótesis es falsa.

En este tipo de razonamiento, si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión


también lo es. De donde se sigue que, si las premisas del modus tollens están bien
establecidas, entonces la hipótesis debe ser rechazada, y se debe buscar otra.

En cambio la confirmación de la hipótesis nunca es segura, por basarse en un


razonamiento inválido: llamada falacia de afirmación del consecuente.

La forma lógica de la falacia es la siguiente:

Si p, entonces q
Es el caso que q
Es el caso que p

Aplicada a la confirmación de hipótesis, la falacia daría la siguiente forma:


Si la hipótesis es verdadera, entonces se deberá producir determinada observación;
y se produce la observación esperada;
por lo tanto, la hipótesis es verdadera.

Carl Hempel (1905-1989) ofrece un ejemplo histórico de aplicación de este método. Entre 1844
y 1848, el doctor Ignaz Semmelweiss (1818-1865) del Hospital General de Viena, detectó que una
gran proporción de mujeres que daban a luz en la División Primera de Maternidad del hospital
contraía fiebre puerperal y moría. Estos índices de mortandad contrastaban con los de la
adyacente Segunda División de Maternidad del mismo hospital, donde la mortandad era mucho
más baja. Semmelweiss trató de examinar varias explicaciones posibles de este fenómeno.
Descartó la hipótesis de una epidemia producida por cambios atmosféricos, ya que, de ser cierta,
la epidemia se hubiese ensañado también con las pacientes de la División Segunda. También
descartó la hipótesis del hacinamiento, debido a que en la División Segunda había mayor número
de pacientes y sin embargo fallecían menos.
En todos estos intentos de explicación, las hipótesis pensadas pudieron contrastarse
directamente, por entrar en contradicción con los datos que ya se contaban. Otras hipótesis
requirieron en cambio de un procedimiento indirecto de contrastación. Tal fue el caso de la
hipótesis de que la mortandad se debía a la posición en que estaban acostadas las pacientes:
como las pacientes de la División Primera yacían de espaldas y las de la Segunda de lado,
Semmelweiss arriesgó la hipótesis de que la posición yacente era la causa de la mortalidad. A

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partir de formular esta hipótesis, dedujo de ella los efectos observables que se deberían producir
en caso de que la hipótesis fuese verdadera: por ejemplo, que el cambio en la posición yacente
de las mujeres iría seguido de un descenso en la mortandad. Deducida la implicación
contrastadora. Semmelweiss ordenó un cambio en la postura de las pacientes, pero sin embargo
no se produjeron los resultados esperados, probando ser falsa la hipótesis. Finalmente,
Semmelweiss advirtió que él y su equipo solían examinar a las pacientes de la sala luego de
realizar disecciones en la sala de autopsias sin lavarse las manos suficientemente antes de hacer
las revisaciones. Elaboró así la hipótesis de que la “materia cadavérica” portada por las manos de
los médicos debía envenenar la sangre de las pacientes. Si esa conjetura era correcta, entonces
se podía prevenir la fiebre puerperal destruyendo el material infeccioso adherido a las manos.
Ordenó entonces que los médicos se lavaran con solución de cal clorurada antes de revisar a las
enfermas. Como consecuencia de esa decisión, la mortandad por fiebre puerperal descendió,
comprobándose así la hipótesis.

La confirmación de una hipótesis, al apoyarse en la falacia de afirmación de consecuente,


siempre es sólo una corroboración que no garantiza su verdad, ya que el hecho de que
una implicación contrastadora deducida de la hipótesis sea verdadera no prueba que la
hipótesis lo sea también. Tampoco en el caso de que se confirmen una gran cantidad de
implicaciones contrastadoras. El razonamiento empleado es inválido, pues la conclusión
de que la hipótesis es verdadera no se deduce necesariamente de las premisas de las
que parte, pudiendo ser falsas. El resultado favorable de una contrastación no
proporciona una prueba concluyente de que una hipótesis sea verdadera. De todas
maneras, los científicos que apoyan este método afirman que la confirmación de una
hipótesis representa una situación más satisfactoria para la investigación que no haberla
contrastado o que la hipótesis haya sido refutada. Por eso consideran que las
confirmaciones son parciales y confieren algún apoyo a la hipótesis. Para estos
científicos, la investigación en la ciencia supone la aceptación de hipótesis sobre la base
de datos que no las hacen deductivamente concluyentes, sino que sólo les proporcionan
un mayor o menor grado de confirmación.

Falsacionismo
Karl Popper, apoyándose en la imposibilidad lógica de justificar
concluyentemente la verdad de las hipótesis científicas a partir de enunciados
observacionales, propone un método que apunta a refutar hipótesis en vez de
confirmarlas. A este método lo llama falsacionismo, o de conjeturas y refutaciones. La
propuesta se apoya en la asimetría que existe entre la confirmación y la refutación de
hipótesis. Dicha asimetría se deriva de la forma lógica de los enunciados universales, los
cuales no son deducibles de enunciados singulares, pero pueden estar en contradicción
con estos últimos. Partiendo de enunciados observacionales, es posible establecer la
falsedad de teorías o leyes universales mediante una deducción lógica. Por ejemplo, del
enunciado singular “en el lugar x y en el momento t se observó un metal que no se dilató
con el calor” se infiere lógicamente que el enunciado universal “todos los metales se

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dilatan con el calor” es falso. Basándose en esto, Popper sostiene que a partir de
observaciones se puede estar seguro de la falsedad de una hipótesis.
La refutación de hipótesis se apoya en el modus tollens, que garantiza la conclusión.
Como, por el contrario, las confirmaciones no garantizan la verdad de las hipótesis por
basarse en la falacia de afirmación del consecuente, se debe abandonar el planteo del
método hipotético-deductivo de que las teorías pueden establecerse como
probablemente verdaderas a la luz le las observaciones. Las explicaciones científicas son
así conjeturas provisionales que el científico crea como intento de explicación de algún
aspecto del universo, le da solución a problemas con los que tropezaron teorías
anteriores. De toda hipótesis científica pueden deducirse consecuencias
observacionales que confirmen o la refuten. Para el falsacionismo, el científico debe
buscar refutaciones posibles de la hipótesis en vez de tratar de salvarla por la vía de
buscar confirmaciones. En caso de encontrar una refutación, se debe eliminar la
hipótesis y reemplazarla por otra. Si en cambio la hipótesis sobrevive a los esfuerzos de
refutación, se la conserva como mejor explicación disponible, ya que probó ser mejor
que otras hipótesis que fueron refutadas. Pero esta aceptación es siempre provisoria.
Para llevar a cabo la contrastación de una teoría científica, Popper distingue cuatro
procedimientos:
1. Comparación lógica de las conclusiones de la teoría, para determinar su
coherencia interna. Si la teoría prueba ser contradictoria, se la descarta.
2. Estudio de la forma lógica de la teoría, para determinar si es una teoría científica
o si es tautológica, en cuyo caso se la descarta por no ser falsable.
3. Comparación con otras teorías, para averiguar si la teoría examinada constituye
un avance científico en caso de que sobreviva a las contrastaciones, o por el contrario
no representa un progreso.
4. Contrastación de la teoría por medio de la aplicación empírica de las
conclusiones que se deducen de ella. Para lo cual se deducen de la teoría consecuencias
observacionales que puedan encontrarse en contradicción con ella, y luego se las
compara con los resultados de las aplicaciones prácticas y de experimentos. De
establecerse dichas consecuencias observacionales, se refuta la teoría.
Dado que las hipótesis científicas no pueden verificarse positivamente en modo alguno,
un problema que se le presenta al falsacionismo es el hecho de poder distinguir los
enunciados científicos de los que no lo son. Los falsacionistas proponen la falsabilidad
como criterio de demarcación entre ciencia y no ciencia. Sólo se admite una hipótesis o
teoría como científica si es falsable, es decir, si pueden deducirse de ella implicaciones
contrastadoras lógicamente posibles que, en caso de ser establecidas como verdaderas,
mostrarían que dicha hipótesis es falsa. Una teoría científica debe proporcionar alguna
información acerca de cómo se comporta el universo, excluyendo otras maneras en las

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que podría comportarse pero que de hecho no lo hace. Por ejemplo la hipótesis “Todos
los mamíferos son vertebrados” excluye la posibilidad de que exista algún mamífero que
no sea vertebrado. Esta exclusión permite pensar consecuencias observacionales
refutadoras de la hipótesis, que en caso de ser encontradas probarían su falsedad. Este
criterio de demarcación excluye de la ciencia a todas aquellas proposiciones que no sean
falsables, tales como: a) las tautologías, por ser siempre verdaderas por su forma (“los
perros son perros”); b) las hipótesis vagas e imprecisas, que no permiten pensar
situaciones claras de refutación(“gran parte de los empleados públicos padecen estrés”
o “la Tierra gira rápidamente”, donde “gran parte” y “rápidamente” son términos vagos
que no explicitan situaciones precisas); c) las proposiciones metafísicas, que no pueden
ser refutadas ni corroboradas por los hechos (“Dios existe”); d) las teorías dogmáticas,
que intentan explicar todo sin ofrecer situaciones en las que podrían ser refutadas. Por
ejemplo, la hipótesis de la astrología, “la posición de los astros influye en los destinos de
la vida humana”, no es falsable en la medida en que es imposible pensar situaciones de
la vida que demostraran lo contrario. Los falsacionistas consideran que una hipótesis es
mejor cuanto más falsable es, ya que, cuanto más afirme, existen más oportunidades
potenciales de demostrar que las cosas no se comportan como establece la hipótesis. Si
se comparan las siguientes hipótesis:
a. Todos los metales se dilatan con el calor.
b. Todos los cuerpos se dilatan con el calor.
se advierte que la segunda hipótesis es más falsable que la primera, por cuanto explica
mayor cantidad de hechos y por lo tanto corre más riesgos de ser refutada. Una teoría
buena es aquella que realiza afirmaciones de muy amplio alcance acerca del mundo, lo
que la hace sumamente falsable, y además resiste a todas las pruebas por las que se la
intenta falsar. Para el falsacionismo, la ciencia progresa mediante el ensayo y el error,
es decir, produciendo explicaciones cada vez mejores al ir descartando los errores y
proponiendo teorías nuevas que resuelven los problemas que falsaron a las anteriores.

Problemas del falsacionismo


a. La observación depende de la teoría. Para el falsacionismo se puede estar seguro de
la falsedad de una hipótesis a partir de enunciados observacionales que la contradigan.
Sin embargo, los enunciados observacionales dependen a su vez de teorías y por lo tanto
son falibles, porque pueden estar construidos desde teorías o supuestos falsos. Si una
hipótesis choca con un enunciado observacional, puede ser entonces este último el
equivocado, y no la hipótesis.
En tiempos de Copérnico, el astrónomo Tycho Brahe aseguraba haber refutado la teoría
copernicana de que la Tierra gira alrededor del Sol. Sostenía que, si la Tierra se mueve,
la dirección en la que se observan las estrellas fijas desde la Tierra debía de variar a

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medida que ésta gira durante el año. Pero, cuando Brahe quiso detectar ese cambio con
sus instrumentos, no lo logró, con lo cual concluyó que la Tierra debía estar quieta y que
la teoría de Copérnico era falsa. Sin embargo, el error no se encontraba en la teoría sino
en los supuestos teóricos desde donde se construyeron los enunciados observacionales.
En esa época se estimaba que la distancia de la Tierra a las estrellas era muy pequeña.
Los cálculos realizados con ese supuesto y con los instrumentos de la época hacían que
fuera imposible captar el desplazamiento de las estrellas.
Popper resuelve el problema de los enunciados observacionales afirmando que éstos
son públicos, en el sentido de que cualquiera que tenga oportunidad de hacerlo los
puede examinar y criticar, y que están sujetos a modificaciones o rechazos. Los
enunciados observacionales se aceptan como resultado de una decisión o acuerdo, y en
esa medida son convencionales. Pero de todas maneras persiste el problema: si los
enunciados observacionales son provisionales y están sujetos a revisión, entonces no se
puede falsar de modo concluyente.
b. Complejidad de las situaciones reales de prueba. Las teorías científicas están
formadas por un conjunto de hipótesis. Como consecuencia de esto, en caso de
refutación se hace difícil determinar cuál parte de la teoría es falsa, o si lo es toda en su
conjunto.
Por otro lado, la contrastación de una teoría requiere de hipótesis auxiliares, que son
teorías que se agregan durante la investigación: hipótesis acerca del número de
variables consideradas relevantes, acerca del diseño experimental, del Instrumental
empleado o del material de trabajo. Tales hipótesis pueden ser aisladas o formar parte
de un sistema teórico diferente al que pertenece la teoría a poner a prueba. Por lo tanto,
nunca se confrontan teorías científicas aisladas con experiencias, sino series de teorías
articuladas cuyas relaciones con las experiencias son tales que no resulta claro cuál entre
todas es la refutada por los hechos. (Nota profesora: Recuerden la característica de
sistematicidad de la ciencia)
Si se considera el ejemplo de Semmelweiss, cuando éste pone a prueba su hipótesis
haciendo lavar las manos de los médicos con cal clorurada, introduce la hipótesis auxiliar
de que esa sustancia es efectiva para eliminar las materias Infecciosas. También está
implícito el supuesto de que es solamente la materia cadavérica la causa del contagio
por fiebre puerperal. Todos estos supuestos también se ponen a prueba en el momento
de la contrastación, y podrían ser éstos los falsos en vez de la hipótesis principal.
Cuando Alexander Fleming (1881-1955) descubrió la penicilina y comenzó a aplicarla a
sus enfermos, no obtuvo los resultados que esperaba, pero esto no constituyó para él
una refutación de su hipótesis principal. Supuso que el error estaba en la cantidad de
penicilina que administraba; al variar las dosis, alcanzó pleno éxito.
Cuando se produce una consecuencia observacional refutadora, se puede suponer que
al menos una de las hipótesis de la teoría es falsa, pero no se puede determinar cuál es
la hipótesis que falla: podría ser la principal, o alguna auxiliar, o las teorías implícitas
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para interpretar las observaciones. Siempre se puede proteger una teoría de la falsación
desviando la refutación hacia alguno de los supuestos. Le cabe al científico decidir si los
enunciados observacionales están suficientemente corroborados, si los materiales
empleados son satisfactorios, si las teorías interpretativas experimentales son
confiables y si no hay otros factores relevantes en juego que no se tuvieron en cuenta
para decidir la refutación de la hipótesis principal.

El método hipotético-deductivo (texto de Esther Díaz**)


Los inductivistas -coherentes con su empirismo- pretenden abordar la
investigación sin hipótesis (esto es, sin supuestos), encarando directamente la
experiencia. Esta afirmación es muy discutible, porque todo parece decir que cualquier
decisión que tomamos viene avalada por una hipótesis, incluso en la vida cotidiana: ¿por
qué acudimos a un medio de transporte y no a otro, habiendo varios disponibles? Es
evidente que conjeturamos que el elegido será el más ventajoso. Aunque obviamente
sostener hipótesis no garantiza éxito, no sostenerlas imposibilitaría la acción o la
convertiría en compulsiva. Ambas posibilidades se contradicen con la idea de
conocimiento.
En realidad no hay observaciones sin hipótesis, ni hipótesis sin observaciones; pero
según las diferentes perspectivas se priorizan unas o las otras. Postular que el punto de
partida del método es la construcción de una hipótesis universal responde a un principio
racionalista: de proposiciones universales se derivan conclusiones particulares o
singulares. Si sostengo la proposición universal "todo pan alimenta", infiero la
proposición singular "este pan que tengo ante mis ojos alimenta". Aunque la historia,
que no suele ser buena amiga de la lógica, demostró que en determinadas circunstancias
existe pan que en lugar de alimentar envenena.
Nos introducimos ahora en los prolegómenos del método hipotético-deductivo.
Copérnico (1473-1543), cuando propuso la hipótesis universal heliocéntrica, no había
observado la movilidad de la Tierra ni la "inmovilidad" del Sol. Pero había observado
varios fenómenos que parecían contradecir la tesis geocéntrica vigente en su época.
Su tesis se enmarca en los requerimientos del método hipotético-deductivo. La
observación del estado de la realidad, de la ciencia y de la técnica de su época le permitió
'Ver" incluso lo que no veía: construyó una hipótesis universal. Una conjetura que
posibilita deducir consecuencias observacionales y enunciados observacionales. La
consecuencia observacional es conceptual, el enunciado observacional remite a lo
empírico.

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Cuando Alfred Russel Wallace es desafiado a demostrar la hipótesis de la redondez de
la Tierra, infiere una consecuencia observacional. Ella corrobora la curvatura de la
superficie terrestre. Al concretarse la consecuencia se produjo un enunciado
observacional. Se realizó el experimento.
Es preciso aclarar que no sólo los racionalistas sino también algunos empiristas se
plegaron finalmente a la consolidación del método hipotético-deductivo.
Las instancias básicas de ese método son las siguientes:
1. La investigación científica parte de problemas y, en función de conocimientos
previos y de la inventiva del investigador, formula hipótesis de carácter universal.
2. La hipótesis guía el desarrollo de la investigación y la selección de datos que
intenten confirmarla.
3. Se elabora un diseño experimental (tarea de la metodología de la investigación)
para orientar los pasos a seguir.
4. De la hipótesis propuesta se deducen consecuencias observacionales.
5. Se trata de contrastar las consecuencias observacionales mediante enunciados
observacionales (he aquí un experimento: exigirle a la experiencia que responda
a lo que se concibió teóricamente).
6. A partir de un gran número de contrastaciones exitosas, se decide que la
hipótesis quedó confirmada; pasa así a ser una ley científica (aunque también se
la puede seguir llamando hipótesis, ya que nunca se pueden contrastar todos los
casos posibles).

Además, el método hipotético deductivo ha intentado validarse a partir de una forma


lógica que interpretada podría enunciarse así:
Si el antibiótico es bueno el enfermo se cura (antecedente)
el enfermo se cura (consecuente)
por lo tanto el antibiótico es bueno

Si se formaliza este razonamiento y se le aplica la tabla de verdad, el resultado será una


contingencia. Estamos frente a un razonamiento inválido, que se denomina falacia de
afirmación del consecuente ("el antibiótico es bueno" es el antecedente y "el enfermo
se cura" el consecuente). Esta fórmula no permite validación lógica por tratarse de un
razonamiento incorrecto, de una falacia.
Veamos qué ocurre si se intenta otra forma lógica, que traducida a lenguaje interpretado
sería:

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Si el antibiótico es bueno el enfermo se cura


el antibiótico es bueno
por lo tanto el enfermo se cura

Si se formaliza este razonamiento y se le aplica la tabla de verdad, el resultado será una


tautología. Estamos frente a un razonamiento válido llamado modus ponens. Su validez
deriva de haber afirmado el antecedente, pero no justifica la hipótesis porque no agrega
información.
En definitiva, a pesar de los esfuerzos realizados por los defensores del método
hipotético-deductivo, no existe validación lógica que certifique la verdad de una
hipótesis. Considero que ello no presenta problemas en la investigación si se llega a
conclusiones sólidas. Pero los neopositivistas insisten en la necesidad de formalizar los
enunciados científicos y coronarlos con éxitos lógicos, así que deciden seguir buscando.

Corrección falsacionista
[…]
La hipótesis científica no es una conjetura al azar, tiene base empírica, y, desde el punto
de vista conceptual, deber ser coherente con el conjunto de hipótesis y leyes que
constituyen una teoría. Una hipótesis científica es un salto creativo. Pero debe cumplir
ciertas condiciones:
a. explicar lo que se eligió como objeto de observación;
b. interrelacionar la hipótesis principal con otras hipótesis o leyes, de manera
sistemática, y
c. predecir nuevas observaciones que, en caso de ser contrastada la hipótesis con
resultado positivo, le otorgará mayor apoyo empírico.
Karl Popper es un agudo crítico del inductivismo y, aunque acuerda con los lineamientos
generales del hipotético-deductivismo, también lo somete a críticas. Propone un nuevo
método de validación científica, el falsacionismo, o corrección falsacionista al método
hipotético-deductivo.
Una de las objeciones que Popper le hace al inductivismo es la imposibilidad de verificar
una ley, o asignarle algún grado de probabilidad. Pensemos en el conjunto de los
metales. Está compuesto por un número infinito de elementos, de modo que ninguna
cantidad de metales, de los que se haya comprobado que se dilatan al ser calentados,
permitirá asignar una probabilidad distinta de cero a la hipótesis "todos los metales se
dilatan con el calor". Pues por alto que sea el número de corroboraciones de la hipótesis,
si se divide ese número por infinito (que son todos los casos posibles), el resultado es
cero.

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Popper se autodenomina "racionalista crítico" porque, aunque es racionalista, no acepta
la pretensión de los hipotético-deductivistas de confirmar la hipótesis, por los mismos
motivos que no acepta la verificación de los inductivistas. Pues nunca se puede
demostrar la verdad de una hipótesis, ya que cada prueba exitosa está reafirmando la
victoria de una comprobación singular, pero no de la ley que, como tal, aspira a obtener
validez universal.
¿Cómo se acepta, entonces, una hipótesis, según Popper? Se la somete a prueba
tratando de falsarla. Si la hipótesis al ser contrastada con lo empírico soporta la prueba,
se considera que fue corroborada. Resistirse a ser falsada la fortalece. Pero nadie puede
asegurar que en el futuro seguirá mostrando su temple. La propuesta es novedosa y
coherente, aunque apela a recursos inductivistas, pues son las sucesivas repeticiones de
pruebas empíricas las que finalmente vigorizan la hipótesis. Popper saca entonces otra
novedad de galera y encuentra una vuelta lógica deductiva para corregir el método
hipotético-deductivo. Desde este nuevo punto de vista, una puesta a prueba debe ser
un intento de refutación a partir de una hipótesis falsable.
Por ejemplo, el enunciado:
El agua del Río de la Plata está contaminada o no está contaminada,
no es falsable, ya que si se pone a prueba arrojará uno de los dos resultados anunciados,
no hay manera de refutarlo.
Una hipótesis refutable no debe ser ambigua ni contradictoria. Debe otorgar más
información que la disponible hasta el momento, ser audaz, y también empírica. Por
ejemplo, no es empírica la hipótesis "los fantasmas existen", como no lo es "los
fantasmas no existen": ninguna de las dos ofrece la posibilidad de ser refutada
empíricamente.
Popper encontró una solución avanzando a contramano de las búsquedas anteriores. En
lugar de tratar de confirmar hipótesis, propone intentar refutarlas. Porque si se procura
hacerlo y no se logra, se las fortalece (al menos por el momento). En lenguaje
interpretado sería:
Si el antibiótico es bueno entonces el enfermo se cura
no se da el caso el enfermo se cura
no se da el caso el antibiótico es bueno.
Si se formaliza este razonamiento y se le aplica la tabla de verdad, el resultado será una
tautología. Estamos frente a un razonamiento válido que se llama modus tollens. La
conclusión, al negar lo que afirma el antecedente, agrega información. Es decir que si la
puesta a prueba empírica no logra éxito, el fracaso tiene justificación lógica.
Paradojas de los justificacionistas, no logran validar la verdad de las hipótesis, pero sí su
falsedad. ¿Cuál es la ventaja de validar la falsedad? La ventaja se aloja en el aprendizaje

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que hacemos a partir del error. El conocimiento, según Popper, avanza por ensayo y
error.
En el supuesto caso de que sometamos a prueba un medicamento y se demostrara su
ineptitud, aprenderíamos a no insistir con ese medicamento; hay que buscar otro.
En realidad las cosas no son tan sencillas. Un tipo de falsacionismo como el que se acaba
de explicar es "ingenuo". En su práctica concreta, los científicos no descartan tan
fácilmente sus hipótesis, más bien tratan de salvarlas por todos los medios posibles. En
función de ello, se promovió un falsacionismo más elaborado.

Bibliografía:
*Fragmentos de: Laso, Eduardo, (1996) “El racionalismo y deducción”. En: “La ciencia y
el Imaginario social”, Buenos Aires, editorial: Biblos.
** Díaz, Esther, (2007) “Conceptos elementales del pensamiento científico”. En: “Entre
la tecnociencia y el deseo”, Buenos Aires, editorial: Biblos.

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