Crespo LF Revelación de Dios en Los Acontecimentos Humanos

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sentido paulino de misterio escondido de Dios que se revela en

Jesucristo, dándose a conocer para nuestra salvación y no par a


sat i sface r una cu ri os i dad s obre s u naturaleza.
Luis Fernando Crespo, Revisión de Vida
y Seguimiento de Jesús, CEP, Lima 1991 En la revelación Dios no busca tanto decirnos alguna verdad o
doctrina hasta entonces inasequible y desconocida; se dice a Sí
mismo, se comunica El mismo, se revela como "Bondad
salvadora y amor a los hombres" (Tit. 2, 11), llamando y
convocando para una relación nueva con El: para que seamos
Capítulo 1 hijos e hijas y vivamos como tales, transformando y forjando la
historia humana según su voluntad en fraternidad, justicia y paz.
Revelación de Dios en los acontecimientos humanos La revelación de Dios es, en primer lugar, don de Sí mismo,
comunicación y oferta de vida divina que se dirige no sólo a la
inteligencia sino a todo el ser humano, haciéndolo capaz de una
La revelación de Dios no es, al menos principalmente, la vida nueva de hijos y hermanos. La revelación de Dios es por sí
comunicación de verdades y doctrinas sobre Dios y su relación misma salvífica, comunica y convoca a la salvación.
con el hombre. Es, en primer lugar, automanifestación salvífica de
Dios mismo haciéndose presente, actuando, liberando y salvando Los acontecimientos de lo que llamamos "historia de la
en la historia humana. El "dabar" o palabra de Dios es actuación salvación" son acontecimientos que forman parte de nuestra
salvífica en la que Dios se hace "misteriosamente" presente, historia humana, en cuya trama Dios ha manifestado su
dándose a conocer como Dios misericordioso que libera y llama presencia salvadora de manera tan misteriosa y significativa
al enc u e n t r o a m o r o s o y g r a t u i t o c o n E l . D i g o que se han convertido a la vez en revelación y verdadera palabra de
"misteriosamente" porque no se trata de algo o alguien cuya Dios, comunicable y expresable en nuestras palabras humanas, y
presencia se impone como un objeto o una persona más, al por tanto capaz de ser transmitida y aceptada como clave y
mismo nivel de los otros seres presentes. Es, más bien, presencia criterio para reconocer la misma presencia de Dios en otros
discreta, oculta -"en verdad Tú eres un Dios escondido" (Is. 45, acontecimientos de nuestra historia.
15)-, en los mismos acontecimientos humanos, pero a la v e z
p e r c e p t i b l e , r e v e l á n d o s e c o n f u e r z a avasalladora, La revelación de Dios en la historia de la salvación cuyo punto
para quien en la fe se abre y se deja captar por ella. culminante es Cristo, presencia humana de Dios entre nosotros
Misteriosa no el sentido de esotérica e inalcanzable, sino en el -"la Palabra de Dios se hizo carne y puso su tienda entre nosotros"
(Jn. 1, 14-15)- es a su vez revelación de que no hay acontecimiento es simultáneamente palabra para el hombre- no se entiende fuera
humano neutro, ajeno y opaco a Dios, en el que no se encuentre del contexto histórico. Por eso el Exodo presenta la situación de
en juego el ofrecimiento y la consecuente posibilidad de acogida o opresión y de sufrimiento de los israelitas en Egipto, con rasgos
rechazo de la salvación de Dios. Todo acontecimiento humano es, bien precisos: esclavitud, trabajos forzados, exterminio genocida,
por gratuita condescendencia de Dios, lugar de comunicación y de alienación, miedo que impide escuchar, etc.
encuentro con El; por tanto lugar de salvación y de
interpelación que debe ser discernido en la fe, a la luz de su La manera como Dios se presenta a Sí mismo y habla a
Palabra. Moisés está circunscrita por la situación histórica. Fuera de ella no
se entiende a Dios. Yahvé se revela no como un Dios lejano,
extraño e indiferente a la situación del pueblo, sino
cercano, presente e interesado "por la aflicción de mi pueblo": "he
A.- EL ACONTECIMIENTO DEL EXODO visto, he escuchado, conozco" (Ex.3, 7) son la expresión verbal
de una presencia cercana y compasiva. Dios se manifiesta
Un acontecimiento que la Biblia nos presenta como implicado y afectado por la condición oprimida y sufriente de su
paradigmático -por eso recurre permanentemente a él para pueblo. El amor y la elección gratuita de Dios han convertido a
comprender e interpretar en clave creyente otros acontecimientos aquellas pobres tribus esclavizadas en "mi pueblo".
del Antiguo y del Nuevo Testamento- es el narrado en el
libro del Exodo. Lo verdaderamente paradigmático es la La presencia amorosa de Dios en medio de su pueblo se
manera como Dios manifiesta estar presente, revelándose y revela como un juicio sobre la situación dada. No hay
salvando en acontecimientos de nuestra historia. eufemismo posible ante el sufri miento del pueblo esclavo.
Se trata de "la opresión con que los egipcios los oprimen" (Ex.3,
Ciertamente se trata de una presencia "miste riosa": oculta y 9). Opresión que Yahvé rechaza, así como acoge el clamor de los
a la vez automanifestándose. La descripción de la zarza ardiendo lo hijos de Israel. La presencia de Dios no es neutralidad
expresa bien: es sin duda el Dios de los Padres el que sale al encubridora, sino palabra que pone de manifiesto la verdad de
encuentro y l l am a de form a cl ar a, person al e i nel udi bl e: las situaciones y juzga las responsabilidades humanas. Es la misma
"Moisés, Moisés". Pero porque es, sin duda, Dios mismo, fuerza interpeladora con que Dios encara a Adán después del
"Moisés se cubrió el rostro" (Ex.3, 4.6). No se puede "ver" a pecado": "¿Dónde estás?" (Gén. 3, 9) y a Caín después del primer
Dios como una presencia más, al mismo nivel que las demás. asesinato: "¿dónde está tu hermano?", "¿qué has hecho?" (Gén.
4, 9-10). Es la palabra de Dios, que, al decir de la carta a los
Lo que Dios va a "decir" a Moisés -la auto-revelación de Dios Hebreos, "es viva y eficaz y más cortante que espada alguna de dos

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filos. Penetra hasta las fronteras del alma y del espíritu, hasta q u e h a experimentado también la fuerza de la presencia de Yahvé
las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y en medio de ella y confesará como punto central de su fe: "Tú
pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible; eres Yahvé el que nos sacó de Egipto" y podrá con razón cantar:
todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos "el Señor es la fuerza de su pueblo, fortaleza de salvación para su
de dar cuenta" (Heb. 4. 12-13). ungido" (Sal. 28, 8).

La presencia de Dios en la historia es también palabra eficaz. A través de este viejo relato se nos confía toda una teología
Por su palabra creadora fueron surgiendo a la existencia todas de la historia, una manera de comprender, a la luz de la fe, la forma
las cosas. Su presencia en la historia suscita y crea situaciones como Dios actúa y se revela en la historia humana: sale al
nuevas, "hace nuevas todas las cosas". Ante la situación de encuentro y llama a Moisés y por medio de él a todo el pueblo
esclavitud de su pueblo su palabra es fuerza y exigencia liberadora: para que presten atención, vean, oigan y conozcan su situación tal
"he bajado para librarle de la mano de los egipcios..." (Ex.3, 8). como Dios la ve y conoce; para que la juzguen con verdad, según
"Yo te envío a Faraón para que saques a mi pueblo, los hijos de los criterios y las exigencias con que Dios mismo lo hace; para que
Israel, de Egipto" (Ex.3, 10). actúen transformándola como Dios la quiere: librarse del poder
injusto de los egipcios y subir a "una tierra buena y espaciosa",
La presencia-palabra de Dios en la historia es siempre es decir romper la opresión y construir un pueblo nuevo que viva
eficaz: "como la lluvia y la nieve... que empapan la tierra, la en libertad y justicia.
fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador
y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que Creyendo a Dios se transformó no sólo la situación histórica
no tornará a mí de vacío sin que haya realizado lo que me plugo circunstancial, sino algo más profundo aún: Moisés y el pueblo
y haya cumplido aquello a que la envié" (Is. 55, 10-11). La de los hijos de Israel. Moisés que había huído por temor (Ex. 2,
eficacia transformadora de la presencia de Dios en la historia es 14-15) se convierte de ahora en adelante en hombre creyente, adulto
real, pero sin violentarla, ni suplantar las responsabilidades e en la fe y libre: "salió de Egipto sin temer la ira del Rey; se
iniciativas humanas. Es más bien una exigencia y posibilidad de mantuvo firme como si viera al invisible" (Heb. 11, 27) y fue
conversión para una acción histórica nueva, conforme a su palabra y llamado amigo y confidente de Dios (Ex. 33, 11; Núm. 12, 7).
a su voluntad. La palabra de Yahvé a Moisés es clara: "Yo te El pueblo de los israelitas dejó de ser un pueblo esclavo; será en
envío para que saques a mi pueblo... Yo estaré contigo" (Ex.3, adelante el "pueblo de Dios".
10.12), pero de ninguna manera le dice: Yo lo haré en vez de ti.
Más tarde, el pueblo, sin duda consciente de su penosa y larga
peregrinación por el d e s i e r t o , n o d u d a r á e n r e c o n o c e r

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B.- "Y HABITO ENTRE NOSOTROS" pero que suscita también recelos y rechazos tan hondos que llegan a
condenarlo a muerte, es una verdadera práctica humana e histórica.
La encarnación de Dios en Jesús de Nazareth -"el Verbo se hizo Su figura y su predicación alcanzan verdadera consistencia sobre
carne y puso su tienda entre nosotros" (Jn.1, 14)- significa la el trasfondo del acontecer cotidiano de su pueblo, dominado por
implicación definitiva e irreversible de Dios en la historia los romanos y agobiado por los tributos que los recaudadores
humana, sin quitarle nada de su consistencia y autonomía, para exigen, guiado por escribas y fariseos cuya justicia tiene mucho de
salvarla radicalmente, es decir, para hacerla entrar en comunión exterioridad y desprecio para el pueblo sencillo e ignorante,
plena con El. dirigido por una casta sacerdotal enriquecida y ritualista, pero
también un pueblo en cuya alma nacional se agitan y renacen
La encarnación es la clave teológica para interpretar todo arraigadas esperanzas mesiánicas de liberación. Las Bienaventu-
actuar de Dios y del hombre, pero a condición de no diluir su ranzas del Reino para los pobres y los que lloran así como las
verdad histórica. terribles amonestaciones contrarias para los ricos y los que ríen (Mt.
5, 3; Lc.6, 20-25) son palabras auténticas y palpitantes en el
La vida de Jesús está perfectamente enmarcada en la historia contexto de una realidad histórica de familias enriquecidas y
del pueblo judío y de la humanidad. Nace en los días en que grandes mayorías de pobres, enfermos y marginados, y por eso
"salió un edicto de César Augusto ordenando que se capaces de generar seguimiento esperanzado de unos y odio a
empadronase todo el mundo" (Lc. 2, 1), dato histórico que muerte de otros.
expresa la condición de su pueblo, sometido al más grande
imperio de la época. Realiza su vida pública y es c o n d e n a d o a Jesús es verdadero acontecimiento de nuestra historia en el que
m u e r t e " s i e n d o P o n c i o P i l a t o procurador de Judea y Dios se nos ha acercado y nos ha hablado de manera definitiva. Es
Herodes tetrarca de Galilea... en el pontificado de Anás y Caifás" presencia humana de Dios y su verdadera Palabra hecha carne. En la
(Lc. 3, 1-2). Las referencias históricas no indican sólo el vida plenamente humana de Jesús, en sus actitudes y opiniones, en
escenario externo en que Jesús vive. Constituyen la trama sus sentimientos, acciones y palabras, en sus juicios sobre
concreta donde su actuación y mensaje toman carne y consistencia situaciones y personas, reconocemos y encontramos a Dios
humana. Jesús vive en medio de las tensiones y de las aspiraciones mismo: "quien me ha visto a mi, ha visto al Padre" (Jn. 14, 9).
mesiánicas que esa situación genera en todo su pueblo. El no En expresión de Hugo Echegaray: "la plenitud humana de Jesús, la
es un extraño que camina al margen o por encima de las hondura de su humanidad por lo tanto sin huella en ella misma de
condiciones generales de vida de sus pecado, constituye el mejor índice histórico de su divinidad"1.
contemporáneos. Su práctica, la trama de su vida que genera
adhesiones tan profundas de gente que deja todo para seguirle,
1
H. Echegaray: “La práctica de Jesús” (Lima, CEP 1980) 35.

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La encarnación no es sólo ley para entender y encontrar en palabra de Dios. Algunas personas -Moisés, los Profetas, y de
adelante a Dios. Es también clave teológica para interpretar el manera singular Jesús- han sido llamadas para descubrir y anunciar a
alcance de toda actuación histórica: lo que hagamos o dejemos de todo el pueblo esa buena noticia de la presencia salvífica de Dios
hacer a cualquier ser humano, por pequeño e insignificante que en la historia. La salvación que Dios ofrece es para todos. La
sea, se lo hacemos a Cristo mismo. En todo encuentro humano lo comunidad creyente es mediadora y servidora de la Palabra, no su
que está en juego en última instancia es Dios mismo, su salvación y última destinataria. Su vocación es acogerla y anunciarla, vi -
su juicio: "cuanto hicieron... cuanto dejaron de hacer con uno de viéndola y proclamándola.
estos más pequeños, también conmigo dejaron de ha cerlo"
(Mt. 25, 40-45). La Conferencia Episcopal de Puebla lo recordaba No hay que olvidar que Dios actúa en la historia no sólo para
con claridad y urgencia al hablar de los "rostros muy concretos (de revelar un sentido, sino para realizarlo. En consecuencia la fe no se
los pobres) en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes agota en la sola interpretación, sino apunta principalmente a la
de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela" (Puebla salvación de la realidad según la voluntad de Dios. La fe, acogida
n.31). obediente a la Palabra de Dios, exige y se expresa en la conversión
y en el compromiso.
Para Dios y, por tanto, para los creyentes los acontecimientos y
las situaciones históricas no son simplemente hechos "neutros", Surge, por tanto, para el creyente la urgente y vital
problemas sociales, políticos o culturales. Son en su misma trama y necesidad de vivir atento a la realidad y a la forma de su inserción
consistencia históricas, acontecimientos de salvación, lugar donde la en ella: -VER-; de juzgarla y dejarse interpelar a la luz de la Palabra
voluntad salvífica de Dios sale al encuentro, se manifiesta, es de Dios: -J U Z G A R - ; p a r a c o n v e r t i r s e y a c t u a r e n e l l a
acogida o rechazada y por tanto verdadera interpelación del Señor responsable y eficazmente según la voluntad de Dios: -
que llama al creyente a conversión y compromiso, a ACTUAR-.
transformarse y a transformar la realidad según la voluntad de
Dios. Es lo que G. Gutiérrez ha llamado "una sola historia" 2 . La
historia humana (en sus dimensiones social e s , p o l í t i c a s , C.- CONCLUSIONES PARA LA REVISION DE VIDA
e c o n ó m i c a s , c u l t u r a l e s . . . ) e s simultáneamente, por gracia de
la presencia y del o f r e c i m i e n t o d e D i o s , a ut é n t i c a h i st o r i a La R.V. se sustenta en el reconocimiento creyente de la
d e salvación. presencia del Dios vivo en los acontecimientos concretos de
Los acontecimientos humanos en cuanto acontecimientos de nuestra historia. En ellos Dios se ofrece como posibilidad de
salvación son también para el creyente lugar de revelación y de salvación, a la vez que interpela y juzga nuestras actitudes,
responsabilidades y evasiones. El punto de partida de la R.V. no es,
2
G. Gutiérrez: “Teología de la Liberación” (Lima, CEP 1988) 245.

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pues, la propuesta de temas importantes para su discusión, sino la salvífica de la que está cargada la historia humana. Por esa razón
vida misma, los acontecimientos en los que de una u otra manera no es tanto en la R.V. como momento aislado donde reconocemos
estamos implicados. al Señor y nos convertimos. Es más bien en la práctica, "re-
vivida" a la luz de la fe, donde el Señor nos sale al encuentro e
La R.V. parte no sólo de episodios o problemas de la vida interpela. El Señor está presente en la vida misma y no sólo en la
personal, sino también de los hechos y situaciones de nuestro revisión; pero es verdad que sin "revisión" tam poco
entorno ocupacional (trabajo, estudio, barrio, etc.) o familiar y descubrimos su presencia.
principalmente de los acontecimientos, grandes o pequeños, en los
que se desarrolla y se juega la vida del pueblo. Es en ellos donde
Dios se hace presente ofreciendo salvación, llamando e
interpelando. Y ellos deben ser para el creyente lugar privilegiado
de encuentro, de interpelación y de respuesta al Señor.

La R.V. es fundamentalmente práctica de fe: para VER los


acontecimientos con ojos de solidaridad, reconociendo en ellos
la presencia viva del Señor; para JUZGAR y dej arse
j uzgar a l a l uz de l a salvación que Dios ofrece en ellos y
convertirse a las exigencias de este juicio que es Palabra liberadora
y convocante; y para ACTUAR dejándose transformar y
as um i endo l a r espo nsabi l i dad de cam bi ar eficazmente la
realidad según la voluntad salvífica de Dios.

En ese sentido podemos decir que la R.V. es también práctica de


la esperanza -confiar en el Dios que es capaz de hacer nuevas todas
las cosas, todas las situaciones- y de la caridad: el compromiso
nuevo y eficaz es fruto y expresión del amor.

La R.V., finalmente, no es algo exterior, añadido artificialmente


a la práctica y a los acontecimientos. Es, más bien, un "momento"
de lucidez, de apertura creyente que descubre toda la densidad

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