PLANL23
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«Cuando Paco Yunque y su madre llegaron a la puerta del colegio, los niños estaban jugando en el patio.
La madre lo dejó y se fue. Paco, paso a paso, fue adelantándose al centro del patio, con su libro
primero, su cuaderno y su lápiz. Paco estaba con miedo, porque era la primera vez que veía un colegio;
nunca había visto a tantos niños juntos. Varios alumnos, pequeños como él, se le acercaron y Paco, cada
vez más tímido, se pegó a la pared, y se puso colorado. ¡Qué listos eran todos esos chicos! ¡Qué
desenvueltos! Como si estuviesen en su casa. Gritaban. Corrían. Reían hasta reventar. Saltaban. Se
daban de puñetazos. Eso era un enredo. Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó
nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después
otro y después otro. A veces, oyó hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre,
don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Eso no era ya voz de personas sino otro ruido. Muy diferente. Y
ahora sí que esto del colegio era una bulla fuerte, de muchos. Paco estaba asordado. (…)»
César Vallejo