El Don de Ser Mujer

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EL DON DE SER MUJER

AUTOR:LOF Luciana I. Mazzei


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El don de ser mujer


Definición de Don según la real academia:
Dádiva, regalo o presente (material o inmaterial), en especial el que un ser superior
hace a alguien.
Cualidad o habilidad que alguien posee.

Definición de digno:
 adj. Merecedor de algo.
 adj. Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo.
 adj. Que tiene dignidad o se comporta con ella.
 adj. Propio de la persona digna.
 Dignidad
 f. Excelencia, realce.
 f. Gravedad y decoro de las personas en la manera 
de comportarse.
  f. Cargo o empleo honorífico y de autoridad.

La mujer es digna porque:


 Es persona
 Es de Dios
 Es igual al hombre como persona.

Varón y mujer son dos modos de ser y estar en el mundo. Hoy la sociedad nos dice que
para ser digna la mujer debe ser igual al hombre, ser fuerte, poderosa, masculina.
Imitar las acciones del hombre no la hace más digna sino simplemente eso, una
imitación de otro. Imitar al hombre la hace perder las cualidades y los dones que la
hacen especial.

Ser persona…Mucho más que cuerpo y alma.


Desde hace mucho tiempo los filósofos de todas las épocas han discutido la naturaleza
humana. Siempre intuyeron que es mucho más que sólo cuerpo y que no sólo es un
espíritu encarnado. 

No voy a hacer un recorrido por las diferentes corrientes filosóficas, para eso hay
muchos y muy buenos escritos. Aquí me detendré a analizar la naturaleza humana
desde la Antropología personalista, tratando de describir sus fundamentos y de
mostrar porqué creo que es la perspectiva que mejor describe la naturaleza humana.

Desde la Antropología personalista se habla que el hombre tiene 3 dimensiones,


aunque, dependiendo de los autores pueden ser 5 o 6, pero todos ellos concluyen que
la persona para desarrollarse plenamente debe crecer y madurar en todas sus
dimensiones, ellas son la somática (cuerpo-sentidos externos), psíquica (sentidos
internos) y espiritual (inteligencia). Como dijimos algunos autores agregan la
dimensión social y la racional, llamando dimensión trascendente a la espiritual.

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Más allá de las divisiones que hagamos y los nombres que otorguemos a cada
dimensión, es cierto que la persona para desarrollarse plenamente es necesario que
las conozca y se ocupe de cuidarlas y desplegarlas.

En la dimensión espiritual o trascendente ubicamos aquellas características del


hombre que tienen que ver con salir de sí mismo para entregarse a otros sin esperar
recompensa. Son las actitudes altruistas por las que el hombre sabe que por ellas el
mundo que lo rodea podrá ser más humano. En algunos casos esta dimensión se
despliega en relación a Dios y las vivencias de la religiosidad. Y también la búsqueda
del conocimiento y la verdad por medio de la razón y el despliegue de la voluntad
orientada al bien a partir del conocimiento y la verdad de las cosas.

En la dimensión Psíquica podemos incluir también las dimensiones social y emocional.


Son aquellas acciones que nos conectan con el mundo en que vivimos, con nosotros
mismos y nuestros semejantes.

Por último la dimensión somática o física, es aquella que compartimos con los demás
seres vivos y por la que podemos expresar las otras dimensiones.

Ahora bien, antes dijimos que para lograr un pleno desarrollo la persona necesita
conocer el mundo y conocerse. Esto es necesario porque para lograr la madurez la
persona debe integrar las 3 dimensiones, que están íntimamente unidas, sin descuidar
ninguna y no dejando que una prime sobre las otras. Aquel que sólo se ocupa de
desarrollarse como deportista, entrenando 12 horas por día, deja poco espacio para
desplegar su dimensión espiritual, lograr autoconocimiento y dedicarse a una actividad
que eleve y transforme su espíritu, y seguramente le quedará poco tiempo para
relacionarse con amigos y familia. De esta manera la persona se puede volver
antipática, poco empática con sus semejantes, su espíritu se irá apagando. Por otro
lado quien sólo se ocupe de lo espiritual, posiblemente sea muy cercano a sus
semejantes pero si descuida su cuerpo podrá tener problemas de salud.

La persona es alguien que puede conocerse a sí mismo, conocer la realidad que la


rodea, que es deseante y se autodetermina y autoregula, por un querer único, un
objetivo concreto que nada ni nadie puede sustituir.

La madurez se logra intergrando las 3 dimensiones de la propia persona en la


búsqueda de la verdad para el logro de un bien mayor. Se logra cuando el hombre se
hace responsable de su propia vida. Cuando logramos ordenar jerarquizar las
dimensiones evitando que el cuerpo o la psiquis nos quiten la paz interior. Hay
madurez cuando con todo nuestro ser buscamos conocer la verdad y querer el bien;
cuando logramos educar nuestros instintos.

Cuando logramos educar nuestros instintos según nuestra inteligencia y capacidad de


amar podemos decir que nos poseemos y cuando nos poseemos porque hay
autoregulación podemos donarnos a los otros. No puedo dar algo que no poseo por
eso si me poseo a mí mismo puedo darme a los demás. Así las tres dimensiones se
regulan y unas y otras cooperan para que todas crezcan por igual. Si puedo encaminar
mi dimensión física controlando mis impulsos más básicos, siendo ordenado con las
comidas, el descanso, la actividad física, etc. estaré aportando beneficios
indispensables para que la dimensión psíquica se despliegue aprendiendo a dominar
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las pasiones y las emociones, que, cuando se desbordan pueden ser muy daniñas; y así
dominando mis emociones y encaminando mi razón al logro de objetivos
trascendentes la donación hacia los demás se dará sola.

3 Corrientes del Feminismo


Cabe aclarar que todas las olas feministas tienen como guía el pensamiento marxista
según el cual una clase es oprimida por otra y esta debe ser liberada para que haya
igualdad de oportunidades en la sociedad. Según Marx esta opresión comienza en la
familia donde el padre es el opresor de la mujer y los hijos y luego se transmite a la
sociedad donde el proletariado es oprimido por los dueños del capital.
El feminismo toma este pensamiento marxista para decir que la mujer debe ser
liberada de la opresión machista y patriarcal a la que es sometida por el hombre.
La primera ola del feminismo se desarrolló entre los años 1948 y 1920. Esta primera
corriente lucho activamente por lograr oportunidades laborales para las mujeres,
como también por el derecho a voto y la igualdad salarial por el mismo trabajo que el
hombre. Aunque luchaba por los derechos de las mujeres, negaba la posibilidad de
participar a las mujeres negras.
Su principal exponente fue Mary Wollfstonecraft, quien argumentaba que la mujer no
es inferior al hombre y para exigir los mismos derechos y oportunidades negaba las
diferencias biológicas y psicológicas del hombre y la mujer.
La segunda ola adquiere un matiz completamente diferente ya que aboga por los
derechos reproductivos de la mujer y proclamando que el matrimonio, el amor y la
familia son formas de opresión creadas por el hombre para dominar a la mujer. Sus
principales exponentes fueron Margaret Sanger, fundadora de Planned Parenthood y
Simone de Beauvoir. Introducen la idea de que el género se construye socialmente y
no tiene nada que ver con la biología.
Según otra exponente de esta segunda ola, Shuramith Firestone, la mujer debe
liberarse de la opresión de la maternidad para ser completamente libre. En estos años
de la segunda ola se crea la pastilla anticonceptiva lo que promovió la revolución
sexual y la liberación de la mujer en cuanto a su vivencia del sexo.
Esta ola propone la destrucción de cualquier diferencia sexual para lograr la igualdad
con el hombre y se comienza a utilizar el concepto de género para hablar de las
diferencias entre hombre y mujer y diferenciarlo del concepto se sexo biológico.
El feminismo de la tercera ola lucha contra el acoso sexual y por lograr que las mujeres
accedan a puestos de poder. Sus principales exponentes son Judith Butler y Kimberlé
Crenshaw. Argumentan que el género y le sexo biológico son dos cosas diferentes y
que es la persona quien define su género a través de sus conductas. El activismo de
estas dos mujeres se convirtió en la lucha por los derechos trans.

El feminismo de hoy propone CUATRO ALTERNATIVAS


1. Superioridad masculina Lo masculino como modelo
2. Igualdad Indistinción/rivalidad
3. Superioridad femenina Exclusión del hombre y omnipotencia de la
mujer
4. Autosuficiencia femenina Individualismo/ soledad

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1- Desde esta alternativa, si el hombre es superior a la mujer, para lograr los


mismos derechos y la misma dignidad la mujer debe tomar al hombre como
modelo de conducta, llegando a imitar su modo de ser y estar en el mundo,
pretendiendo dejar de lado las propias características de la feminidad como
pueden ser la maternidad y el instinto materno. Aquí la mujer busca ser igual al
hombre perdiendo su propia identidad.
2- En este punto mujer y varón son iguales por lo tanto no hay distinciones entre
uno y otro sexo, ambos tienen las mismas cualidades y modos de ser. Esto
provoca rivalidad y competencia cuando la mujer quiere ocupar el lugar del
hombre en la familia, el trabajo y la sociedad.
3- Si la mujer se considera superior al hombre por sus capacidades y diferencias
excluye al hombre de su rol y la sociedad pierde la riqueza de la
complementariedad. La mujer se considera omnipotente y no necesita del
hombre para ser en el mundo.
4- Para finalizar, según esta alternativa, si la mujer se considera autosuficiente, las
consecuencias son similares a la anterior, solo logra individualismo y esto la
lleva a la soledad, arrastrándola a formas de relacionarse que la convierten y
convierten al otro en objeto de placer (Delbosco, 2022).

“No es bueno que el hombre esté solo” (Gen. 2,18)

     La Santísima Trinidad es el espejo donde los hombres pueden ver el reflejo de lo que
están llamados a ser: don de amor para los otros. El hombre es esposo sólo en su
vínculo con la mujer que es su esposa, es padre por los hijos que engendra o por
aquellos a los que acompaña espiritualmente como padre, es amigo en relación con
sus amigos y así en cada relación que entable y lo mismo para la mujer.
     Dios en su infinita sabiduría nos muestra la Santísima Trinidad como la perfecta
comunidad de Amor donde el Padre no puede ser sin el Hijo y el Hijo no puede ser sin
su relación con el Padres, el Espíritu Santo es el Amor que vive con el Padre y el Hijo.
En esta comunidad perfecta es donde el hombre debe mirarse.

Creados por amor y para amar


     El hombre y la mujer se atraen y se unen, porque participan de un destino común,
ser co-creadores con Dios. Según la Biblia, la mujer ha sido creada del hombre, de su
propia costilla, de ahí que sea la única ayuda adecuada para él en esta tarea.
     El hombre por su naturaleza es un ser social, necesita relacionarse con otros, salir
de sí mismo, donarse gratuita y generosamente, por ser imagen de Dios. Creados por
el Dios Amor, ambos varón y mujer son amados por Dios y reflejan su imagen con igual
dignidad. Se complementan y diferencian, pero ambos son valiosos.
     El ser humano, a diferencia de otros seres de la creación, necesita de otros para
afirmarse como persona. Necesita mirarse en otro para sentirse amado y saber que su
existencia es valiosa. Y, correspondiendo a su vocación, es llamado a trabajar para que
otros se sepan amados y confirmados como personas valiosas. En esto consiste el
amor: en dar generosamente de sí para que otros sean la mejor versión de sí mismos y
estar abiertos a recibir, para hacer del mundo un lugar mejor cada día.
     
Varón y mujer, misterio del Amor divino

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      Dios quiso que el hombre sea imagen suya en el mundo, pero no de un modo único
sino como hombre y como mujer. Así cada uno de ellos revela de un modo distinto
pero complementario el rostro y el amor de Dios. 
      De allí que la sexualidad humana no se refiere solamente al hecho físico de ser
diferentes, ni a la función de procrear, sino que va más allá. La sexualidad humana
atraviesa toda la persona porque lo femenino o lo masculino tienen que ver con modo
particular de ser persona. 
     No se puede definir a la persona sin tener en cuenta su condición de hombre o de
mujer. Toda ella es en sí misma hombre o mujer, su cuerpo, su mente y su espíritu, y
sus acciones estarán determinadas, no condicionadas o definidas, pero sí marcadas por
su sexualidad.
     Por ello sólo podrá ser feliz aquella persona que pueda aceptar su sexualidad y vivir
su vocación a partir de ella. Cada sexo tiene unas cualidades particulares de
relacionarse con el mundo. Esto no significa que se pueda ser hombre o mujer de una
única manera, sino que hay características que predominan en la mujer y otras en el
hombre.
     Si contemplamos la íntima relación que existe en la Trinidad, entre el Padre y el Hijo,
entenderemos nuestro misterio personal. Y la necesidad humana de darse y recibir.

La sexualidad, dos modos de ser persona


     En la posibilidad de procrear no se agota la sexualidad. Aunque Dios quiso que sean
dos los que engendren para que nazca una nueva persona y en esta capacidad se
refleje también el rostro amoroso de Dios.
     El cuerpo no es la principal diferencia entre varón y mujer. Cada uno tiene especial
relación con Dios, una forma diferente de ver y relacionarse con el mundo, de
enfrentar las situaciones adversas, de alegrarse, de sufrir, de educar, de realizar
cualquier actividad humana. Todas estas diferencias no hacen un sexo más o menos
digno que el otro sino simplemente muestran otra faceta del rostro de Dios.
     No existen diferencias intelectuales, sociales o psicológicas que demuestren que un
sexo es mejor, más fuerte o más amoroso. Por el contrario ambos se complementan y
se buscan para no sentirse solos porque se necesitan para alcanzar la plenitud de su
vocación humana.
     Hoy sabemos que ninguno de los dos sexos es superior al otro. Dios lo quiso así,
diferentes en sexualidad pero iguales en dignidad, para que cada uno imprima en el
mundo su sello único y se ayuden mutuamente a alcanzar la plenitud individual. 
     La sexualidad no es algo que pueda elegirse o construirse socialmente, es una
condición humana que imprime identidad a toda la mujer y todo el hombre y se afirma
en su comunión con otros.
     Al ser imagen de Dios, el hombre está llamado a vivir como su Creador. Amando y
dejándose amar. Siendo verdaderamente hombre en su relación con otros. Al ser
varón y mujer distintos, se buscan para complementarse y en la relación amorosa
manifestar el rostro de Dios.
     Pero esta manifestación de amor no se termina en la relación amorosa sino que está
llamado a abrirse al mundo en múltiples y variados ámbitos de la vida, con los hijos,
amigos, padres, relaciones laborales. 

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     Dios no necesitaba dos sexos para la continuidad de la raza humana, pero lo quiso
así para que varón y mujer se ayuden mutuamente, se busquen permanentemente en
una clara necesidad de comunión íntima a imagen de la Santísima Trinidad.
     Varón y mujer creados para hacer de este un mundo mejor, ayudando a Dios en su
tarea creadora (Mazzei, 2017).

Diferencias que enriquecen

VARÓN

•  Justicia • Cuidado
• Derechos • Responsabilidad
• Igual trato para todos • Hacerse cargo de los sufrimientos de
cada uno
• Aplicar reglas con imparcialidad • Preservar la conexión  emocional
• Responsabilidad respecto de códigos • Responsabilidad respecto de personas
de conducta abstractos concretas
• Autonomía • Relación
• Libertad • Interdependencia
• Independencia • Conexión emocional
• Separación • Respuesta a las necesidades de otros
• Jerarquía • Red de relaciones
• Interacción según reglas  • Interacción según empatía
• Roles fijados jerárquicamente  • Roles secundarios a la conectividad
• Su identidad comienza con la • Su identidad comienza en la unión con
separación de la madre; la madre;
• Lo amenaza toda identificación; • La amenaza toda forma de separación;
• La cima de la jerarquía lo destaca y lo • La cima de la jerarquía la asusta.
diferencia.

Estas diferencias antes de separar y excluir lo que hacen es enriquecer los ámbitos
sociales donde el hombre y la mujeres interactúan y se relacionan. En la familia se
enriquece la educación de los hijos, en la escuela y el trabajo se enriquecen los
resultados con las diferentes miradas de uno y otro.
En este sentido la perspectiva de género no busca separar sino ampliar la mirada y,
valga la redundancia, mirar el mundo desde el lugar de la mujer. Cuando hablamos de
perspectiva no hacemos referencia a una ideología o doctrina sino al lugar desde
donde nos ubicamos para analizar una situación o realidad.
Conclusiones
Para terminar podemos definir que equidad e igualdad son dos conceptos diferentes y
nos sitúan en lugares diferentes:

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La igualdad hace referencias a que dos cosas o personas, en este caso, no presentan
diferencias entre sí y, por lo tanto, se les debe dar y reconocer a ambos los mismo.
Por el contrario equidad refiere a cosas o personas que son diferentes pero iguales en
dignidad y derechos, por lo tanto se debe a cada una lo que por justicia le corresponde
de acuerdo a sus capacidades, deseos y necesidades.
Por ejemplo: si un hijo de 16 años necesita una computadora para realizar sus tareas y
tenemos otros hijos más chicos, para cumplir con el derecho a la igualdad deberíamos
comprar una computadora para cada uno aunque los demás no la necesiten y no
sepan usarla.
En el caso de la equidad compraríamos la computadora a quien lo necesite y a los
demás los útiles necesarios para cumplir con sus tareas escolares de acuerdo a su edad
y necesidades.
Para terminar debemos decir que varón y mujer están llamados a la igualdad desde la
complementariedad. Igualdad que se refiere a misma dignidad y acceso a los mismos
derechos.

La mujer tiene una misión en el mundo, y es la de hacer patente en el mundo lo que, en


palabras del Papa San Juan Pablo II dio en llamar “el genio femenino”. Este genio que pone de
manifiesto El amor, La maternidad, La empatía, La generosidad, La solidaridad, El respeto.
Valores que engrandecen la sociedad y hoy son tan necesarios.

Para lograr esto la mujer debe reconocerse y comprenderse en cuerpo y alma. El cuerpo por
ser expresión del alma y el alma que se manifiesta a través del cuerpo y hace posible llevar al
mundo los valores antes mencionados. Este es el eje fundamental para el cambio social y
cultural que necesita el mundo de hoy.

Bibliografía
Delbosco, P. (abril de 2022). Liderazgo femenino, verdades y mitos.

Iturrieta, P. M. (s/d). Atrapado en el cuerpo equivocado. s/d: s/d.

Mazzei, L. I. (2017). No es bueno que el hombre esté solo. Pilar, Buenos Aires: Universidad
Austral.

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