Los Contratos Por Adhesión

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Los Contratos por Adhesión

El llamado contrato por adhesión ha sido discutido profundamente en la


doctrina, tanto por la forma en que se da el negocio como en lo referente a
su conveniencia para contener auténticas manifestaciones de voluntad. Se
le critica, fundamentalmente, el hecho de colocar al consumidor en una
posición de desventaja frente al que le ofrece un bien o un servicio. Sin
embargo, quienes lo defienden consideran que es el medio más adecuado
para aquellas transacciones que se dan en grandes cantidades.

Por eso se ha considerado que esta modalidad de contrato es más


susceptible de darse en el campo mercantil; aunque no es extraño a las
relaciones civiles, aun cuando se le revista de procedimientos diferentes.
Por ejemplo, cuando se venden inmuebles por medio de compañías
Lotificadora o constructoras el comprador esta en imposibilidad de discutir
los términos en que se le vende y por ello es un contrato por adhesión. En
el campo comercial esta forma de contratar es lo más corriente. Por eso es
que el código de Comercio establece algunas reglas, tímidas por cierto para
interpretar los contratos por adhesión con el objeto de proteger al
contratante que recibe la oferta de contrato. Estos contratos llamados en
forma más técnica “Contratos por adhesión” son producto de la
negociación en masa; son elaborados en serie, según la ley de los grandes
números, sometidos a las leyes de una estandarización rigurosa, que por
un proceso de tipificación contractual reduce al mínimo el esfuerzo de las
partes y la pérdida de tiempo. ¿Cómo puede lograrse que esos contratos
por adhesión no sean contrarios a los intereses de la masa consumidora?
Que el Estado tuviera un órgano que revisara previamente los formularios,
machotes o pólizas, antes de que usaran con el público, tal como está
previsto en el código Civil para los formularios de la empresa que presta
servicios públicos; previsión que debió ser para todo contrato por adhesión.
En cuanto al código de comercio se refiere, debemos distinguir dos
situaciones que disciplinan el contrato por adhesión:
a) Contratos mediante formularios (Arto. 672). En los contratos
estandarizados mediante, formularios, sus interpretación se rige por las
siguientes reglas:
I) Se interpretan, en caso de duda, en sentido menos favorable de
quien preparo el formulario;
II) Cualquier renuncia de derechos tiene validez si en la redacción
del documento aparece en caracteres tipográficos más
grandes o diferentes al resto del

documento y
III) Las clausulas adicionales prevalecen sobre las generales,
aunque estas no hayan sido dejadas sin efecto.
b) Contratos mediante pólizas (Art. 673). Hay contratos que se celebran
mediante pólizas (el seguro), mediante facturas (una compraventa),
mediante órdenes o pedidos (el suministro). En estos contratos puede
suceder que los términos en que se contrató, difieran de lo que dice el
documento. Para ello se puede pedir la rectificación dentro de los quince
días siguientes a aquel en que se recibe el documento; de lo contrario;
se consideran aceptadas las condiciones consignadas. Asimismo, si la
persona contra quien se reclama no contesta dentro de quince días, se
considera aceptada la rectificación. En estos dos casos debe tenerse al
silencio como tacita manifestación de voluntad. A estas formas de
contratar también se les aplican las reglas de interpretación antes
dichas.

Omisión Fiscal
Los actos jurídicos, sobre todo los que se refieren al tráfico patrimonial, están
sujetos a cargas impositivas a favor del Estado. El hecho de que los sujetos
contratantes fueran omisos en la tributación fiscal, puede ocasionar que esos
actos adolezcan de ineficacia. Sin embargo, como el tráfico mercantil puede verse
afectado en la buena fe comercial, cuando los sujetos omiten tributar con respecto
a sus contratos y obligaciones, la ley establece que ello no produce la ineficacia de
los actos o contratos mercantiles, como tampoco los libera de pagar los impuestos
omitidos. En estos caso, además de pagar la carga tributaria, se responderá de la
multas que se imponen como consecuencia de disposiciones del Derecho
tributario (Arto. 680 del código de Comercio)

Libertad de Contratación
En el contrato ha sido considerada como la máxima contención de la libertad
jurídica, entendida esta como la decisión de las personas que para hacer o no
hacer lo que la ley permite. Ninguna persona está obligada a celebrar contrato. En
este sentido el artículo 681 del código de comercio establece que a nadie se le
puede obligar a contratar sino cuando rehusarse a ello significa un acto ilícito o
abuso de derecho. Lo que a mi juicio pretende la ley, es lo siguiente: si una
persona habilita una empresa mercantil o de intermediación para ofrecer al público
bienes y servicios; tiene libertad jurídica para decidir si contrata o no con una
persona determinada. Ahora bien se dan casos en que por prejuicios de variada
índole un comerciante puede decidir que no contrata o negocia con sujetos de
determinada religión, raza o situación económica. ¿Podría fundamentarse esa
conducta en la libertad de contracción? Además recordemos que puede darse
comercios únicos para proveer un bien o un servicio un monopolio, colocados en
posición de privilegio. El comerciante en tal caso, cometería un abuso de derecho
si se negara a contratar, porque como bien lo dice el dictamen del anteproyecto
del código de comercio: “si el consumidor no tiene la facultad de elegir proveedor,
este tampoco debe poder elegir su clientela”
Efectos de la Cláusula “Rebus Sic Stantibus”
Esta cláusula contractual conocida como “Teoría de la Imprevisión” quiere decir
que el contrato se cumple siempre y cuando las circunstancias o cosas, -rebus- se
mantengan – stantibus –en las mismas condiciones o situaciones iniciales. El
código de comercio establece en su artículo 688 que el deudor puede demandar la
terminación del contrato únicamente en los de tracto sucesivo y en los de
ejecución diferida, si sobrevienen hechos extraordinarios e imprevisibles que
hagan oneroso el cumplimiento de la prestación. Una terminación que se diera por
esas circunstancias no afectaría las obligaciones ya cumplidas ni aquellas en las
que ya se ha incurrido en mora. O sea, que se trata únicamente de obligaciones
pendientes. Ejemplo un Contrato de Adhesion por dos o mas años que se pacta
una prestación de servicios pero que con el tiempo le esten subiendo
constantemente a la cuota por la inflación del país, puede el que contrato el
servicio demandar la terminación del contrato.

El articulo 688 a que nos referimos tiene una defectuosa redacciones porque no
era necesario decir en qué clase de contratos puede operar la cláusula de
imprevisión, ya que es natural que únicamente puede serlo en los contratos
sucesivos y no en los instantáneos. A este respecto, los tratadistas Maseaud
dicen: “la teoría del a imprevisión… no se puede aplicar, por la fuerza de las
cosas, más que a los contratos sucesorios. En efecto, supone que se hayan
tomado en exceso gravosas las obligaciones de una de las partes, en el curso de
su cumplimiento…”

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