C 578 02
C 578 02
C 578 02
NORMA CONSTITUCIONAL-Adición
GENOCIDIO-Orígenes
GENOCIDIO-Crimen internacional
GENOCIDIO-Crimen de crímenes
APARTHEID/TORTURA
SOBERANIA-Sentido jurídico/SOBERANIA-Límites/ORGANISMOS
INTERNACIONALES Y SOBERANIA DEL ESTADO
PENA-Reclusión a perpetuidad
Las normas del Estatuto surten efectos dentro del ámbito de la competencia
de la Corte Penal Internacional. Las disposiciones en él contenidas no
remplazan ni modifican las leyes nacionales de tal manera que a quien
delinca en el territorio nacional se le aplicará el ordenamiento jurídico
interno y las autoridades judiciales competentes al efecto son las que integran
la administración de justicia colombiana. Lo anterior no obsta para que las
autoridades colombianas cuando cooperen con la Corte Penal Internacional y
le presten asistencia judicial, en los términos de las Partes IX y X del Estatuto
y demás normas concordantes, apliquen las disposiciones del tratado dentro
del ámbito regulado en él. En algunas materias, estas disposiciones del
Estatuto pueden requerir desarrollos normativos internos para facilitar la
cooperación.
Siempre será en interés de la justicia que a los nacionales colombianos les sea
garantizado plenamente el derecho de defensa, en especial el derecho a ser
asistido por un abogado durante las etapas de investigación y juzgamiento
por parte de la Corte Penal Internacional.
Magistrado Ponente:
Dr. MANUEL JOSÉ CEPEDA
ESPINOSA.
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA
D E C R E T A:
COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE
En todo caso anota, que la Constitución fue modificada por el Congreso para
poder incorporar el Estatuto de Roma al ordenamiento colombiano. Al
respecto dice: (...) En todo caso, cualquier dificultad que se vislumbrara para
la incorporación del Estatuto a nuestra legislación interna, quedó franqueada
con la expedición del Acto Legislativo N° 2 de 2001 (F 14). (...) Removido en
esta forma, cualquier óbice constitucional, se entiende que la competencia de
la Corte Penal Internacional puede ser aceptada por el Estado colombiano en
los términos establecidos en el Estatuto, y que sus normas son de carácter
excepcional y únicamente válidas para los efectos del mismo Estatuto. En
otras palabras, para los efectos de esta Convención, se enmendó de manera
especial y directa la Constitución Política, esto es sin permitir que algunas
particularidades se puedan extender con amparo del Acto Legislativo N° 2 de
2001 a la Justicia interna. Así, Colombia puede asumir la Corte Penal
Internacional, porque su propia Constitución lo admite y ha autorizado su
competencia, en los términos del Tratado de Roma (F 15).
Indica que la necesidad de reformar la Carta para poder aprobar el Estatuto fue
tenida en cuenta por el Congreso; en él se expresó: "Para que la CPI. pueda ser
ratificada por Colombia se requeriría el cambio de mucha de nuestra
legislación, lo cual sería muy dispendioso y demorado. Es por ello que la
solución para poder ratificar el Estatuto de Roma y permitir que Colombia
pueda unirse a sus beneficios es menester emplear este mecanismo del acto
legislativo pues, constitucionalmente, es el más adecuado y corto"1; en
segundo debate de plenaria del Senado, se decidió que el Gobierno Nacional
sería el llamado a ratificar el tratado.
Señala que "la Corte Penal Internacional fue creada y aprobada en la ciudad de
Roma el 17 de julio de 1998 con 120 votos a favor, 7 en contra y 21
abstenciones" (F 1), que para su entrada en vigor, se requería de la ratificación
de por lo menos 60 Estados y que es una entidad de carácter permanente que
cuenta con jurisdicción para perseguir a quienes comentan los más graves
crímenes: “genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y
agresión”.
El Defensor cita a Cherif Bassiouni, quien sostiene que para que la Corte
Penal Internacional pueda ejercer su competencia respecto de un crimen, "éste
debe haber sido cometido en el territorio de un Estado miembro o por uno de
sus nacionales. Asimismo, la Corte Penal Internacional puede ejercer su
competencia si un Estado que no es parte lo acepta y el crimen ha sido
cometido en el territorio de ese Estado o el acusado es nacional del mismo. La
competencia de la Corte Penal Internacional se basa en el principio
universalmente reconocido de la territorialidad y no sobre el criterio de la
jurisdicción penal universal. Incluso cuando el alcance de la competencia de la
Corte sea universal, esto no supone que estemos ante una aplicación de la
teoría de la competencia universal, salvo en el caso de las remisiones del
Consejo de Seguridad, que no se vinculan a la territorialidad de ningún
Estado, sea Estado Parte o no"2.
Para terminar el Fiscal General dice que “con fundamento en las anteriores
consideraciones solicito a la Corte Constitucional declarar constitucional la
Ley 742 de 2002, que incorpora el Estatuto de Roma creador de la Corte Penal
Internacional por ajustarse a nuestra Carta Política” (folio 6).
6. Intervenciones ciudadanas
3
Francia hizo lo mismo en el artículo 53.2 de su Constitución.
El interviniente señala que "(l)a Corte Penal Internacional es un tribunal de
carácter permanente, con funciones judiciales para determinar la
responsabilidad penal individual de las personas que hayan cometido los
crímenes de genocidio, de lesa humanidad, de guerra y eventualmente el de
agresión, cuando los Estados no hayan cumplido con su deber de perseguir,
juzgar y sancionar a los responsables de dichos crímenes" (F 1). Se trata pues,
de una institución complementaria a la justicia penal de los países que la
reconozcan.
El ciudadano Ernesto Rey Cantor intervino en este proceso para solicitar que
se declare la exequibilidad de la Ley 742 de 2002 aprobatoria del Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional y de dicho tratado.
5
Cfr.folio 6 del concepto enviado por el Procurador.
6
Cfr.folio 7 del concepto enviado por el Procurador.
Resalta que la necesidad de perseguir a los responsables de ciertos delitos
cometidos en la guerra, inclusive después de terminada ésta, empezó a
materializarse a través de los Tratados de Versalles y de Sevres. Dice que si
bien estos Tratados fallaron en lograr que se reconociera la responsabilidad
criminal individual luego del fin de hostilidades, sí lograron fijar en la
comunidad internacional, la idea de crear una Corte Internacional que
conociera de crímenes cometidos durante un conflicto y reprochables por toda
la civilización. “Este objetivo [por su parte] encontró una razón de peso en el
moderno fenómeno de la globalización de las relaciones estatales y los
crímenes transnacionales, como en la intervención de los medios de
comunicación que han mostrado al mundo las atrocidades que se cometen por
algunos regímenes, grupos, etc., y frente a los cuales la sociedad mundial no
puede ser ajena, toda vez que son una afrenta a la dignidad de la raza humana,
hecho éste que por si solo justifica una intervención internacional en procura
de una sanción efectiva para los responsables de perpetrar tales atrocidades.”7
“ [Esto] significa, por una parte, que tales mínimos, los del Estatuto,
sólo operarán en relación con los delitos cuya investigación y
juzgamiento acometa la Corte Penal Internacional y no para cuando
el Estado colombiano esté ejerciendo su jurisdicción. Lo cual quiere
decir que por fuera de la investigación y juzgamiento de tales
conductas por la Corte Penal Internacional, los mínimos
contemplados en dicho Estatuto no procederán en nuestro
ordenamiento interno, pues la jurisdicción penal que ejerce el Estado
colombiano frente a cualquier delito, incluidos aquellos señalados
en el artículo 5 del Estatuto de Roma, debe tener como pilar
infranqueable las garantías mínimas que nuestra Constitución ha
instituido frente al ejercicio de ius punendi del Estado.”16
17
Cfr.folio 27 del concepto enviado por el Procurador.
VIII. Habida consideración de lo anterior, el Estatuto de Roma no hace
parte del bloque de constitucionalidad.
Por regla general, de conformidad con lo que establece el artículo 241 numeral
10 de la Constitución Política, corresponde a la Corte el examen de la
18
Cfr.folio 31.
constitucionalidad de los tratados internacionales y de las leyes aprobatorias
de los mismos.
Según la sentencia C-468 de 1997,19 las características de dicho control son las
siguientes:
inmunidades de ciertos funcionarios, la obligación de entregar sus nacionales por solicitud de la Corte Penal
Internacional, la posibilidad de que la Corte imponga la pena de cadena perpetua, el ejercicio de la
prerrogativa del perdón estatal y de las amnistías a partir de la entrada en vigor del Estatuto de Roma, o la
existencia de otras limitaciones constitucionales. Ver, por ejemplo, el Informe de la Comisión de Venecia, del
15 de enero de 2001. On Constitutional Issues Raised by the Ratification of the Rome Statute of the
International Criminal Court, CDL-INF (2001), adoptado en la 45 Sesión Plenaria de la Comisión, Venecia,
15-16 de diciembre de 2000.
25
La cláusula adicionada por Francia a su Constitución dice: “La República de Francia puede reconocer la
jurisdicción de la Corte Penal Internacional bajo las condiciones establecidas en el tratado firmado el 18 de
julio de 1998” (Traducción no oficial). Ver Consejo de Europa, The Implications for Council Of Europe
Member States of the Ratification of the Rome Statute of the International Criminal Court, Informe de Francia
de 15 de enero de 2001; Consejo Constitucional, Decisión N° 98-408 DC del 22 de enero de 1999. Clercky
Jocelyn, “Le Statut de la Cour pénale internationale et le droit constitutionnel français”, Rev. Trim. Dr. H.
(2000), p. 641-681; Benoît Tabaka, «Ratification du Statut de la Cour pénale internationale: révision
constitutionnelle française et rapide tour du monde des problèmes posés»,
http://jurisweb.citeweb.net/articles/17051999.htm. En un sentido similar, Luxemburgo adicionó una cláusula
constitucional que dice: “(...) ninguna disposición de la Constitución constituirá un obstáculo para la
aprobación del Estatuto de la Corte Penal Internacional...ni para el cumplimiento de las obligaciones que
surjan de él, de conformidad con las condiciones establecidas en ese Estatuto”, Ley del 8 de agosto de 2000,
reformando el Artículo 118 de la Constitución, A- No. 83, 25 Agosto 2000, página 1965.
26
Ver Consejo de Europa, The Implications for Council Of Europe Member States of the Ratification of the
Rome Statute of the International Criminal Court, Informe de Alemania, 20 de Julio de 2001. Alemania
adicionó el artículo 16 constitucional, que prohibía la extradición de ciudadanos alemanes, con dos
excepciones, cuando se tratara de la solicitud de extradición hecha por otro Estado de la Unión Europea o para
cumplir con la solicitud de entrega proveniente de una corte internacional. Otros Estados que aplicaron una
solución similar fueron República Checa, Grecia, Hungría, Portugal y Turquía. Ver Venice Commission. On
Constitutional Issues Raised by the Ratification of the Rome Statute of the International Criminal Court,
CDL-INF (2001), Estrasburgo, 15 de enero de 2001.
27
Ver, por ejemplo el Artículo 91 (3) de la Constitución de Países Bajos.
28
Ver Consejo de Europa, The Implications for Council of Europe Member States of The Ratification of The
Rome Statute of The International Criminal Court, Informe de España, 4 de septiembre de 2001.
por sus constituciones coinciden con las finalidades del Estatuto de
Roma.29
establecimiento de una Corte Penal Internacional, y declárese aprobado en su integridad, por el Estado
colombiano.
“Artículo transitorio. Revístase al Presidente de la República, de precisas facultades extraordinarias
para que dentro de los doce meses siguientes a la promulgación de este Acto Legislativo dicte,
mediante decretos, las disposiciones necesarias para que la legislación colombiana esté acorde con el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. En todo tiempo el Congreso podrá derogar o
modificar las normas así establecidas.”
“Artículo 2º. El presente acto legislativo rige a partir de su promulgación.” (Gaceta del Congreso 77,
20/03/2001, Proyecto de Acto Legislativo 14 de 2001 Senado, por el cual se incorpora a la Constitución el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional).
35
Dice la ponencia: “(...) es claro que un proceso de negociación sólo es viable, si se incorpora como
elemento esencial el respeto al Derecho Internacional Humanitario. Por consiguiente, no puede ser
incompatible con el mismo, reforzar este respeto (...).
“La política de negociación, como cualquier otra, debe basarse en la realización de los derechos
humanos, no aceptar el mandato de la Corte Penal Internacional, o sólo parcialmente, significaría darle
al Derecho Internacional Humanitario un valor retórico y, de alguna manera, ser tolerante con los
delitos de lesa humanidad.
“El Estatuto de la Corte Penal Internacional constituye, igualmente, el umbral de lo que es absolutamente
condenable para todos, de esta manera, descarga a los negociadores de la responsabilidad de definir estos
parámetros y descongestiona la agenda de negociación. En otras palabras, el Estatuto de Roma es el marco
normativo básico y una garantía para todos. (Gaceta del Congreso 114, abril 9 de 2001, Informe de
Ponencia Primer Debate Proyecto Acto Legislativo 014 de 2001 Senado, por medio del cual se incorpora a
la Constitución Colombiana el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional).
36
De conformidad con lo expresado por los ponentes durante el trámite legislativo de esta adición al artículo
93 constitucional, se mantiene “la imposibilidad de establecer dentro del ordenamiento jurídico colombiano la
prisión perpetua, la imprescriptibilidad de la acción penal o la relativización de los principios de la cosa
juzgada y el non bis idem a pesar de la ratificación del Estatuto de Roma.” Otras dificultades identificadas
fueron, la pena de reclusión a perpetuidad, la prescripción de los delitos, la posibilidad de limitaciones a la
soberanía nacional, los posibles obstáculos para el proceso de paz, su impacto en materia de amnistías e
indultos, su impacto sobre la política criminal colombiana. Gaceta del Congreso No. 114 de 2001.
37
Artículo 1º. EL artículo 93 de la Constitución Política quedará así:
“Artículo 93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso que reconocen los
derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción prevalecen en el orden
interno.
Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia.
acuerdo con el Gobierno, se propuso un texto mediante el cual se autorizaba al
gobierno a ratificar el Estatuto de Roma, pero sin incorporarlo directamente al
texto constitucional.38 A este texto se propuso adicionar una disposición
transitoria que señalaba un plazo para que el gobierno expidiera las normas de
implementación del Estatuto,39 pero esa propuesta fue también rechazada, y en
su lugar se aprobó un nuevo texto recogiendo lo ya debatido, mediante el cual
se admitía un tratamiento distinto al ordinario para efectos de la aplicación del
Estatuto de Roma, que fue la base del acto legislativo finalmente aprobado por
el Congreso40 como Acto Legislativo 2 de 2001, mediante el cual se adicionó
el artículo 93 Superior con dos incisos, cuyo tenor es el siguiente41:
“Artículo 1º. Adiciónese el artículo 93 de la Constitución Política
con el siguiente texto:
Lo anterior no obsta para que esta Corporación realice un análisis material del
Estatuto. En particular, debe a) interpretar los alcances de dicho tratado, b)
realizar una descripción y un análisis que permitan armonizar el Acto
Legislativo 02 de 2001 con el resto de la Constitución, para luego, a partir de
esas premisas, c) delimitar el ámbito especial del Estatuto y d) precisar los
“tratamientos diferentes”, identificados prima facie y en abstracto,
independientemente de circunstancias fácticas previsibles, imaginables o
hipotéticas.
En este orden de ideas, y dadas las particularidades del análisis material del
Estatuto, la Corte, en este caso, se limitará a identificar los tratamientos
diferentes, cuando versen sobre una materia sustancial dentro del ámbito de
regulación de la competencia de la Corte Penal Internacional, en lugar de
pronunciarse sobre inconstitucionalidades, inexequibilidades o
incompatibilidades de las normas contenidas en el Estatuto habida cuenta del
Acto Legislativo No. 2 de 2001.
Este análisis material, a pesar de sus particularidades, está orientado por dos
principios fundamentales, a saber: (i) “garantizar la efectividad de los
principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución”, como lo
dispone el artículo 2 de la Carta relativo a los fines esenciales del Estado; y
(ii) cumplir sus funciones en desarrollo del principio de colaboración
armónica entre las ramas del poder público y dentro del respeto a la
independencia de los órganos que las componen (artículo 113 C.N.).
Este tipo de análisis del contenido material del Estatuto, para los fines
anteriormente enunciados, se hará en el apartado 4 de las consideraciones a la
presente sentencia.
Unidas en 1951 y 1954. Posteriormente, los trabajos se retrasaron a raíz de la ausencia de una definición de la
agresión. Esta fue adoptada sólo en 1974 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 3314
(XXIX) del 14 de diciembre de 1974). La versión del Código de 1991 contenía la siguiente lista de crímenes:
agresión y amenaza de agresión, intervención, dominación colonial y extranjera, genocidio, apartheid,
violación sistemática y masiva de los derechos humanos, crímenes de guerra de excepcional gravedad,
terrorismo internacional, tráfico ilícito de estupefacientes y daños intencionales y graves al medio ambiente.
Véase Nguyen Quoc Dinh, A. Pellet, P. Daillier: Droit international public. LGDJ. París. 1994 p. 628.
61
Sobre este tema ver, por ejemplo, los Principios de Cooperación Internacional en la Identificación,
Detención, Extradición y Castigo de los Culpables de Crímenes de Guerra o de Crímenes de Lesa
Humanidad, adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas por Resolución 3074 (XXVIII) de 3
de diciembre de 1973. Theodor Meron, International Criminalization of Internal Atrocities, en American
Journal of International Law, 89, 1995, p. 569; Kenneth C. Randall, Universal Jurisdiction under International
Law, en Texas Law Review 66, 1988, pp. 785, 835-837; Bassiouni, Cherif. The Normative Framework of
International Humanitarian Law: Overlaps, Gaps and Ambiguities. En Transnational Law & Contemporary
Problems, Fall, 1998.
62
El Consejo, por su resolución 808 del 22 de febrero de 1993, decidió la creación de un tribunal
internacional encargado de juzgar las personas responsables de graves violaciones del Derecho Internacional
humanitario en el territorio de la antigua Yugoslavia desde el 1 de enero de 1991. El Estatuto del Tribunal fue
adoptado por medio de la Resolución 827 del 25 de mayo de 1993; el Estatuto del Tribunal Internacional para
Ruanda lo fue por medio de la resolución 955 del 8 de noviembre de 1994.
63
Véase M. Mubiala: Le Tribunal International pour le Ruanda: Vraie ou fausse copie du Tribunal
International pour l’ex-Yougoslavie? RGDIP 1995 p. 929; M. Sassóli: La première décision de la Chambre
d’Appel du Tribunal Penal International pour l’ex-Yougoslavie: Tadic (compétence). RGDIP 1996 p. 101.
64
Artículo 8 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y artículo 7 del Estatuto
del Tribunal Penal Internacional para Ruanda. No obstante, esta última disposición precisa que las violaciones
graves del Derecho internacional humanitario cometidas por nacionales ruandeses en Estados vecinos, quedan
también bajo la competencia del tribunal.
importancia que tenía para el sistema de protección de derechos humanos y de
garantía del derecho internacional humanitario la creación de un tribunal penal
internacional permanente, que juzgara a los individuos responsables de
crímenes tales como el genocidio, la tortura, los crímenes de guerra y los
crímenes de lesa humanidad. Así, en 1995 la Asamblea General de Naciones
Unidas creó un Comité Preparatorio para completar, sobre la base del trabajo
reiniciado por la Comisión de Derecho Internacional en 1990 y el borrador
adoptado por ella en 1994, el texto del Estatuto de la Corte Penal Internacional
que sería adoptado en una conferencia diplomática.65
Hasta hace medio siglo las diferencias entre estas cuatro categorías de
crímenes no eran tan claras, sin embargo, los elementos específicos y
distintivos establecidos en el Estatuto de Roma recogen la evolución de tales
crímenes hasta su definición actual. Por ejemplo, la definición de crímenes
contra la humanidad en el Estatuto del Tribunal de Nuremberg exigía,
necesariamente, la conexión con crímenes de guerra o crímenes contra la
74
El trabajo de elaboración de un Código de los crímenes contra la paz y la seguridad de la humanidad de la
CDI empezó efectivamente en 1947. Los dos primeros proyectos de la CDI fueron presentados a la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1951 y 1954. La versión del Código de 1991 contenía la siguiente lista de
crímenes: agresión y amenaza de agresión, intervención, dominación colonial y extranjera, genocidio,
apartheid, violación sistemática y masiva de los derechos humanos, crímenes de guerra de excepcional
gravedad, terrorismo internacional, tráfico ilícito de estupefacientes y daños intencionales y graves al medio
ambiente. Véase Nguyen Quoc Dinh, A. Pellet, P. Daillier: Droit international public. LGDJ. París. 1994 p.
628.Ver también, los siguientes documentos de Naciones Unidas: Draft Statute for an International Criminal
Court (Annex to the Report of the Committee on International Criminal Jurisdiction, 1951) (UN Doc. A/2136,
1952); Revised Draft Statute for an International Criminal Court (Annex to the Report of the Committee on
International Criminal Jurisdiction, 1953) (UN Doc. A/2645, 1954; Draft Statute for the creation of
International Criminal Jurisdiction to Implement the International Convention on the suppression of the Crime
of Apartheid, 1980, UN Doc. E/CN4/1416; Draft International Criminal Code, 1980, U.N.,
Doc.E/CN4/NGO213; Draft International Criminal Code, 1996 Doc UN A/51/10 (Informe de la Comisión de
Derecho Internacional, 48 período de sesiones, mayo 6 a julio 26 de 1996).
75
Un primer consenso en torno a la definición de este crimen se logra finalmente en 1974 con la adopción por
parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Resolución 3314 (XXIX) del 14 de diciembre de
1974.
76
Schabas, W. Introduction to the International Criminal Court , Op. cit. páginas 21 y ss.
77
Rather, S. y Jason, A. Accountability for Human Rights Atrocities in International Law. Beyond the
Nuremberg Legacy. Oxford University Press, New York, 1997, p. 12.
paz.78 Sin embargo, esta conexión no se exige en el Estatuto del Tribunal de
Ruanda.79 En otro sentido, la evolución de los llamados crímenes de guerra ha
conducido a que estos no dependan de la naturaleza internacional del
conflicto. De tal forma que los crímenes de guerra pueden ser cometidos en el
contexto de un conflicto armado interno.80 Por otra parte, el crimen de
agresión, aun cuando no existe todavía consenso sobre una definición precisa
de éste, corresponde a una acepción moderna y restringida de la expresión
“crímenes contra la paz” empleada en los Estatutos de los Tribunales de
Nuremberg y Tokio.
sentido, el artículo 13.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos establece: “Estará prohibida por
la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que
constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo
de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.”
109
La Convención sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid de 1976, establece en su artículo
IV b) el compromiso de las partes a "adoptar medidas legislativas, judiciales y administrativas para perseguir,
enjuiciar y castigar conforme a su jurisdicción a las personas responsables o acusadas de los actos
enumerados en el artículo II de la presente convención, independientemente de que tales personas residan en
el territorio del Estado en que se han cometido los actos o sean nacionales de ese Estado o de algún otro
Estado o sean personas apátridas".Ver Ratner, Steven R. y Abrams, Jason S.. Accountability for Human Rights
Atrocities in International Law. Beyond the Nuremberg Legacy. Clarendon Press, Oxford, 1997.
110
El artículo 18 lit. f) del Proyecto de Código hace referencia a una “discriminación institucionalizada por
motivos raciales, étnicos o religiosos que suponga la violación de los derechos y libertades fundamentales y
entrañe graves desventajas para una parte de la población”. Véase además el comentario de la CDI, loc. cit. p.
106 a 108.
111
Véase los artículos 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH); 7 del Pacto sobre
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) del 16 de diciembre de 1966; 5 § 2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos (CADH) del 22 de noviembre de 1969; 4 y 5 de la Carta Africana de Derechos del
Hombre y de los Pueblos de 1981.
112
El artículo 4 de esta Convención impone la obligación de incriminar tanto los actos de tortura como la
tentativa, la complicidad y la participación en tales actos.
113
El artículo 6 de la Convención Interamericana impone la obligación de sancionar los actos de tortura y los
intentos de cometer tales actos, así como los autores de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
114
Los actos de tortura puramente privados no entran en el ámbito de aplicación de las convenciones. El
carácter privado de la tortura, en cambio, no es un obstáculo para que sea considerada, si las otras condiciones
están reunidas, como un crimen contra la humanidad o un crimen de guerra. Véase los artículos 18 lit. c) y 20
lit. a), ii) del Proyecto de Código de la CDI, respectivamente. Ver Robertson, Geoffrey. Crimes against
humanity. The Struggle for Global Justice. The New Press, New York, 1999.
conductas como la desaparición forzada115 o las ejecuciones sumarias,116 y
mediante el reconocimiento de una jurisdicción universal para su juzgamiento
y sanción, ya sea que hubieren sido cometidas total o parcialmente dentro del
territorio de un Estado, por lo cual se han aceptado como respetuosas del
derecho internacional su juzgamiento incluso por fuera de la jurisdicción de
dicho Estado, ya sea por otros Estados117 o por Tribunales Internacionales.118
115
Este crimen también es de competencia de la Corte Penal Internacional, artículo 7 literal i). La desaparición
forzada fue incluida en el Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y Seguridad de la Humanidad,
Comisión de Derecho Internacional, 1996. Por su parte, el preámbulo de la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas establece que ésta “constituye una afrenta a la conciencia del Hemisferio y
una grave ofensa de naturaleza odiosa a la dignidad intrínseca de la persona humana”, la cual “ viola múltiples
derechos esenciales de la persona humana de carácter inderogable y en su Artículo I, establece la siguiente
obligación para los Estados Partes: “Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a: a) No
practicar, no permitir, ni tolerar la desaparición forzada de personas, ni aun en estado de emergencia,
excepción o suspensión de garantías individuales; b) Sancionar en el ámbito de su jurisdicción a los autores,
cómplices y encubridores del delito de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión
del mismo; c) Cooperar entre sí para contribuir a prevenir, sancionar y erradicar la desaparición forzada de
personas; y d) Tomar las medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o de cualquier otra índole
necesarias para cumplir con los compromisos asumidos en la presente Convención.” Igualmente, existen
numerosos pronunciamientos tanto en el sistema de Naciones Unidas como en el Interamericano, sobre la
existencia de una jurisdicción universal en relación con este crimen. Entre otros casos ver Comité del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el caso de José Vicente y otros (CCPR/C60/D/612/1995),
Fallo del 19 de agosto de 1997). Por otra parte, la Comisión Interamericana y de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos han señalado de manera reiterada la responsabilidad estatal por desapariciones forzadas
en casos contra Argentina, Uruguay, Honduras y Colombia. Entre otros ver, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Isidro Caballero y María del Carmen Santana. Sentencia del 8 de diciembre de 1995. Serie C
No. 22. Ver también la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes
de lesa humanidad, de 1968.
116
De competencia de la Corte Penal Internacional, artículo 7, literales a), b), h) y k). No existe todavía un
mecanismo similar al de la tortura para el ejercicio pleno de jurisdicción universal la prohibición del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de la Convención Interamericana de Derechos Civiles y
Políticos, del artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 y del Protocolo II, artículo 4.
Igualmente, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha declarado la
responsabilidad del Estado por violación de la Convención. A manera de ejemplo se cita la Opinión
Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984, Serie A No.4., párrafo 24. Propuesta de modificación a la
Constitución Política de Costa Rica relacionada con la naturalización, así como en el Caso Velásquez
Rodríguez., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sentencia del 29 de julio de 1988 y Caso Loaiza
Tamayo, 17 de septiembre de 1997.
117
Un ejemplo de esto lo ofrece Francia, donde el Tribunal de Apelaciones se refirió a al principio de
jurisdicción universal en el proceso contra Klaus Barbie por crímenes de lesa humanidad, señalando que
“dada su naturaleza, los crímenes de lesa humanidad por los que se procesa a Barbie no se reducen a ser
asunto de la legislación municipal francesa sino que están sujetos a un orden penal internacional al que le son
ajenas la noción de frontera y las normas sobre extradición derivadas de la existencia de fronteras”. Ver
Asunto Fédération National des Déportés et Internés Résistants et Patriotes y Otros v. Barbie, fallo de la Sala
de lo Penal del Tribunal de Casación, del 6 de octubre de 1983 (que resume la decisión del Tribunal de
Apelación), en 78 International Law Rep. 128, caso en el cual Francia juzga crímenes contra la humanidad
cometidos contra judíos, durante la Segunda Guerra Mundial. Desde 1993, con base en el ejercicio del
principio de jurisdicción universal Suiza, Alemania, Austria y Dinamarca han investigado y juzgado hechos
criminales ocurridos principalmente durante los conflictos de Ruanda y Yugoslavia. Por ejemplo, en 1997 en
Alemania dos bosnio-serbios fueron condenados por genocidio y asesinato de musulmanes durante el
conflicto en la Antigua Yugoslavia. En 1994, una corte danesa condenó a cadena perpetua a dos bosnios
musulmanes por torturar brutalmente prisioneros de guerra en el campo de prisioneros de Croacia. En 1999,
una corte militar suiza condenó a un nacional ruandés por cometer graves crímenes de guerra en Ruanda. El
junio 7 de 2001, el tribunal belga condenó a cuatro ciudadanos ruandeses tanto por haber participado en actos
de genocidio contra tutsies en Ruanda, como por haber prestado apoyo a las organizaciones que cometieron
este tipo de crímenes. (Vincent Ntezimana. Quatre accusés symboles d'un génocide, Le Monde, Abril, 18,
2001 y Junio 7 de 2001). En el caso del genocidio, los tribunales belgas fueron autorizados por una ley interna
de 1993 para investigar, juzgar y sancionar graves crímenes de guerra definidos como tales por los Convenios
instrumentos internacionales que recogen el consenso internacional en esta
materia y que han servido de base para la creación de la Corte Penal
Internacional. A saber:
ix) Convención sobre la represión y castigo del Apartheid aprobada por la Ley
26 de 1987;
de Ginebra. Ver McKay, Fiona. Universal Jurisdiction in Europe. 2000, Redress Organisation. En
www.redress.org.
118
El Juzgamiento por los tribunales internacionales ad hoc para la ex – Yugoslavia y para Ruanda, creados
mediante las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Resoluciones 808 del 22 de febrero
de 1993 y 827 del 25 de mayo de 1993 para la ex –Yugoslavia y Resolución 955 del 8 de noviembre de 1994),
para Ruanda) ejercen su jurisdicción por crímenes ocurridos durante conflictos armados entre grupos
pertenecientes a un mismo Estado - nación apoyados por diversas fuentes exteriores. Por eso la competencia
de estos tribunales incluye una enumeración de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en
algunos aspectos más amplia que la del Tribunal de Nuremberg, ya que toma elementos de las Convenciones
de Ginebra de 1949 sobre derecho internacional humanitario. Además, el Tribunal para Ruanda no sólo
extiende expresamente la noción de infracciones graves prevista en los Convenios de Ginebra a conflictos
armados internos, sino que permite que algunas incriminaciones se funden en violaciones al artículo 4 del
Protocolo II de 1977.
2.3 La importancia de la Corte Penal Internacional
Primero, por una razón histórica. La creación de una Corte Penal Internacional
con jurisdicción permanente marca un hito en la construcción de instituciones
internacionales para proteger de manera efectiva el núcleo de derechos
mínimos, mediante juicios de responsabilidad penal individual, por una Corte
que no es creada ad hoc, ni es el resultado del triunfo de unos estados sobre
otros al final de una guerra, ni es la imposición de las reglas de unos estados
poderoso a los habitantes de otro, como sucedió con los Tribunales Militares
de Nuremberg, de Tokio, o más recientemente, en los Tribunales de Ruanda y
Yugoslavia, creados mediante resolución del Consejo de Seguridad. A
diferencia de sus antecesores, la Corte Penal Internacional surgió del consenso
de la comunidad internacional relativo a la creación de una instancia
internacional, independiente y de carácter permanente, para el eventual
juzgamiento de responsables de graves crímenes internacionales.
3. Revisión formal
119
Ver expediente, folio 537.
120
Ver expediente, folios 490 a 502.
121
Ver expediente, folio 386.
122
Ver expediente, folios 388 a 390.
Ley 5ª de 1992.123 En el expediente reposa copia de la constancia de que la
ponencia fue repartida y recibida por cada uno de los senadores miembros de
la Comisión.124 El mismo 22 de abril, el Presidente de la Comisión Segunda
de la Cámara de Representantes, Jaime Puentes Cuellar, autorizó dicho
reparto, según certificación que reposa en el expediente, al igual que del
reparto de la ponencia y su recibo por cada uno de los miembros de la
Comisión.125
123
Ver expediente, folio 304.
124
Ver expediente, folio 309.
125
Ver expediente, folios 306 y 307.
126
Ver expediente, folios 503 a 528 y 302 a 303, respectivamente.
127
Ver expediente, folio 111.
128
Ver expediente, folio 557.
Una vez enviado por la Cámara de Representantes el Proyecto de Ley 221 de
2002, Senado - 232 de 2002, Cámara, a la Secretaría General del Senado de la
República, éste lo remitió al Presidente de la República, quien lo sancionó el
día 5 de junio de 2002, como Ley 742 de 2002.
Por último, el tercer artículo señala que la Ley rige a partir de la fecha de su
publicación. No encuentra la Corte vicio de constitucionalidad alguno en tales
normas. Éstas corresponden a la estructura de las leyes aprobatorias de
tratados y no incluyen disposiciones extrañas a dicha función.
En este apartado se hará una exposición sinóptica del contenido del Estatuto
de Roma de la Corte Penal Internacional incorporado a la legislación nacional
mediante la Ley 742 de 2002 que ahora es objeto de control previo por parte
de la Corte Constitucional en los términos del numeral 10 del artículo 241 de
la Carta Política y del Acto legislativo 02 de 2001. Ha de señalarse que sólo se
hará una exposición general del contenido del Estatuto dejando para cada una
de las secciones subsiguientes el análisis detallado del contenido de cada
capítulo del Estatuto a la luz de la Constitución Política.
El cuerpo normativo del Estatuto está compuesto por trece partes cuyo
contenido se puede resumir de la siguiente manera:
La parte sexta está dedicada al juicio. Señala tanto su lugar físico (artículo 62
ER), como la necesidad de la presencia del acusado en el juicio (artículo 63
ER). Además, el Estatuto especifica con precisión las funciones y atribuciones
de la Sala de Primera Instancia (artículo 64 ER); el procedimiento en caso de
declaración de culpabilidad (artículo 65 ER); y resalta la íntima relación de
este proceso con el principio de presunción de inocencia (artículo 66 ER), que
se traduce, ineludiblemente, en el reconocimiento de derechos al acusado
(artículo 67 ER). Ahora bien, dentro del conjunto de garantías expresamente
reconocidas durante la etapa de juicio, además de las ya señaladas, se destacan
la protección de las víctimas y testigos, y su participación en las actuaciones
de la Corte (artículo 68 ER); y las reglas relativas a la práctica de las pruebas
(artículo 69 ER), la protección de la información que afecte la seguridad
nacional (artículo 72 ER) y, la información y documentos de terceros (artículo
73 ER).
La séptima parte trata lo referente a las penas en los artículos 77 a 80, las
define y alude a su imposición y a la forma de cumplimiento por parte de los
Estados Partes y sus respectivas legislaciones nacionales.
A la apelación y a la revisión está dedicada la parte octava. Se indica aquí la
posibilidad de apelación del fallo absolutorio o condenatorio o de la pena
distinguiendo las personas que pueden hacerlo y las razones que pueden ser
invocadas para el efecto (artículo 81 ER); la forma de apelación de otras
decisiones (artículo 82 ER); el procedimiento de apelación (artículo 83 ER); el
mecanismo de revisión del fallo condenatorio o de la pena (artículo 84 ER); y
la eventual indemnización del detenido o condenado cuando tales hechos
hayan sido el resultado de una actuación ilegal.
4.2. Preámbulo
Unidas constituye la base moral y política de las disposiciones jurídicas que están enunciadas después. Tales
consideraciones, sin embargo, no son en sí mismas reglas jurídicas.” CIJ, Sentencia de 18 de julio de 1966,
Asunto del Sudoeste Africano.
confirman el rechazo a la tortura, a la desaparición forzada (artículo 12, CP), a
la esclavitud, a la servidumbre y a la trata de seres humanos en todas sus
formas (artículo 17). Encuentra esta Corte, por lo tanto, que el Estatuto de
Roma está inspirado en valores que no difieren de aquellos que orientan
nuestro ordenamiento constitucional, y representa una cristalización del
consenso internacional en torno al deber de protección de los seres humanos
como un compromiso compartido por la comunidad de Estados. Precisamente,
es este uno de los fines del Estado colombiano, según el inciso 2 del artículo 2
de la Constitución.
funciones”.
134
Artículo27, Convención de Viena de 1969, ratificada por Colombia y aprobada como legislación interna
mediante la Ley 32 de 1985.
135
Ver, por ejemplo, las sentencias: C-331/96, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz, donde la Corte analizó la
constitucionalidad del “Convenio Constitutivo de la Asociación de los Estados del Caribe”, suscrito en
Cartagena de Indias, el 24 de julio de 1994 y de su ley aprobatoria (Ley 216 de 1995); C-231/97, MP:
Eduardo Cifuentes Muñoz, en la que la Corte declaró la constitucionalidad la Ley 323 de 1996 , aprobatoria
del Protocolo Modificatorio del Acuerdo de Integración Subregional Andino (Acuerdo de Cartagena), suscrito
en Trujillo, Perú, el 10 de marzo de 1996.
sistema de Naciones Unidas (Artículo 2, ER). Por la trascendencia de estas
dos cuestiones, procede la Corte a hacer un análisis detallado de ellas.
Artículo 1. La Corte.
En efecto, cuando se trate de situaciones que estén bajo una de las cuatro
categorías de crímenes de competencia de la Corte (artículo 5 ER) tanto el
artículo 17 como el artículo 20 señalan de manera expresa cuatro distintas
situaciones bajo las cuales la Corte Penal Internacional puede ejercer su
jurisdicción:
En tercer lugar, si bien es cierto que los Estados son soberanos para definir las
sanciones y procedimientos penales internos que resulten más adecuados para
impedir la impunidad frente a crímenes tales como el genocidio, los crímenes
de lesa humanidad o los crímenes de guerra, existe un consenso internacional
en torno a que tal regulación debe hacerse de manera compatible con el deber
de protección de los derechos humanos y de respeto al derecho internacional
humanitario y, por lo tanto, las limitaciones a la soberanía en estas materias
han sido aceptadas por los Estados como parte de su compromiso de
garantizar la efectividad de tales derechos. El Estatuto de Roma reitera ese
compromiso y reafirma el consenso internacional en la materia. El estándar de
protección que recoge el Estatuto de Roma no es distinto de otros
compromisos internacionales en la materia, pero si más efectivo, por cuanto
recoge un anhelo de la comunidad internacional de garantizar que no exista
impunidad frente a los crímenes más atroces.
144
Aun cuando el Estatuto de Roma no establece explícitamente la obligación de enjuiciar a individuos por los
crímenes enumerados en el Estatuto, tal obligación ya había sido reconocida para algunos de los delitos
enumerados en el Estatuto de Roma, en otros tratados de los que es parte Colombia. Por ejemplo, en el IV
Convenio de Ginebra de 1949, los Estados Partes se comprometen a crear cualquier legislación necesaria que
provea las sanciones penales efectivas para aquellas personas que cometan graves violaciones contra la
Convención. Según el artículo 5 de la Convención sobre el Genocidio, los Estados Partes se obligaron a
legislar para darle eficacia a las disposiciones de la Convención y establecer penas efectivas para aquellos
culpables de genocidio. ICISS. The Responsibility to Protect, IDRC, Ottawa, 2001
principio de complementariedad, cuando la Corte Penal Internacional admite
un asunto y ejerce su jurisdicción sobre nacionales de un Estado que
delinquieron en el territorio de dicho Estado, la justicia penal nacional
correspondiente ya no puede juzgar dicho asunto (artículo 20 ER). Cabe
preguntarse si ello constituye una violación de la soberanía del Estado
colombiano. La Corte estima que no, por las siguientes razones.
145
Durante el proceso de redacción del Estatuto se propuso que la ratificación del Estatuto no le diera a la
Corte una competencia automática, y que posteriormente fuera necesario el consentimiento del Estado para
que la Corte pudiera asumir sus funciones, de manera similar a lo que ocurrió con el Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia. Esta forma de reconocimiento de competencia se denominó coloquialmente con la
expresión en inglés opt-in. Otras expresiones empleadas para denominar las formas de competencia de la
Corte Penal Internacional fueron ad hoc consent opt-in, para referirse al reconocimiento de competencia de la
Corte por un Estado no Parte para un caso en particular y una suerte de put-in, cuando fuera el Consejo de
Seguridad el que remitiera el asunto a la Corte.
cuando el Consejo de Seguridad le remita un asunto actuando con arreglo al
capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas (artículo 13 ER).
Encuentra la Corte que estas disposiciones desarrollan los principios que rigen
el manejo de las relaciones internacionales de Colombia previstas en nuestro
ordenamiento constitucional, en cuanto reiteran el respeto a los principios de
soberanía y pacta sunt servanda aceptados por Colombia (artículo 9 CP),
según los cuales los compromisos internacionales de Colombia y de cualquier
Estado, surgen sólo cuando se ha expresado válidamente el consentimiento
para obligarse.
Como quiera que la aplicación de cada uno de estos principios ante un mismo
hecho criminal puede llevar a que varios Estados reclamen concurrentemente
jurisdicción para su investigación, juzgamiento y sanción, tanto en el derecho
internacional como en los distintos sistemas nacionales se han desarrollado
mecanismos para solucionar tales conflictos. Tal es el papel que cumplen las
normas que regulan el carácter complementario de las competencias de la
Corte Penal Internacional.152
La Corte también entiende que es difícil anticipar todas las razones indicativas
del colapso total o sustancial de la administración de justicia de un Estado.
Según el artículo 17 del Estatuto, las reglas sobre inadmisibilidad tienen una
excepción cuando el Estado no quiere o no puede investigar o juzgar, lo cual
plantea la inquietud de cuál es la relación de dicha norma con la potestad del
Estado colombiano de conceder amnistías o indultos “por delitos políticos” en
ejercicio de las competencias que le son propias cuando se presenten “graves
motivos de conveniencia pública” (artículo 150, numeral 17, CP.). Además, de
conformidad con la regla establecida en el artículo 20 del Estatuto, en el
evento en que un Estado haya otorgado una amnistía, un indulto, un perdón
judicial, o cualquier otro beneficio penal, en un proceso adelantado por la
jurisdicción nacional, a favor de una persona cuya responsabilidad penal vaya
a ser examinada por la Corte Penal Internacional, ésta no la procesará de
nuevo, a menos que los procedimientos internos hayan tenido como propósito
el sustraer a la persona de la justicia. Siendo así, es preciso interpretar tanto el
Estatuto como la Constitución para armonizarlos y delimitar el ámbito de cada
uno.
En segundo lugar, la Corte destaca que las amnistías dictadas con el fin de
consolidar la paz han sido consideradas como instrumentos compatibles con el
respeto al derecho internacional humanitario. Así lo señala, por ejemplo, el
artículo 6.5 del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949:
Figuras como las leyes de punto final que impiden el acceso a la justicia, las
amnistías en blanco para cualquier delito, las auto amnistías (es decir, los
beneficios penales que los detentadores legítimos o ilegítimos del poder se
conceden a sí mismos y a quienes fueron cómplices de los delitos cometidos),
o cualquiera otra modalidad que tenga como propósito impedir a las víctimas
un recurso judicial efectivo para hacer valer sus derechos, se han considerado
violatorias del deber internacional de los Estados de proveer recursos
judiciales para la protección de los derechos humanos, 156 consagrados en
instrumentos como, por ejemplo, la Declaración Americana de Derechos del
Hombre,157 la Declaración Universal de Derechos Humanos,158 la Convención
Americana de Derechos Humanos159 y la “Declaración sobre los principios
fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder.”160
155
Ver Organización de Naciones Unidas. Subcomisión para la Prevención de la Discriminación y la
Protección de las Minorías. Sobre la Impunidad de Perpetradores de Violaciones a los Derechos Humanos.
Relator Especial Louis Joinet, UN Doc. E/CP.4/Sub.2/1993/6, 19 de julio de 1993, revisado por
E/CP.4/Sub.2/1994/11 y E/CP.4/Sub.2/1996/18 (Informe Final). Ver también, Stephens, Beth. Conceptualizing
Violence: Present and Future developments in International Law: Panel 1: Human Rights and Civil Wrongs at
Home and Abroad: Old Problems and New Paradigms: Do Tort Remedies Fit the Crime?. En 60 Albany Law
Review 579, 1997.
156
Así lo ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos al afirmar que “(...) la inexistencia de un
recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la Convención constituye una
trasgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante situación tenga lugar. En ese sentido debe
subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta con que esté previsto por la Constitución o la ley o con
que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha
incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla.” (subrayado
agregado al texto). Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías Judiciales en Estados de
Emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8, Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-
9/87 del 6 de octubre de 1987, Serie A No. 9, párrafo. 24.
157
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, OAS Res. XXX, aprobada en la Novena
Conferencia Internacional Americana (1948), reimprimido en Documentos Básicos Concernientes a los
Derechos Humanos en el Sistema Interamericano, OEA/Ser.L.V/IL82 doc.6 rev.1 p. 17 (1992). Artículo
XVIII. Derecho de justicia. Toda persona puede ocurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos.
Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de
la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados
constitucionalmente.
158
Declaración Universal de Derechos Humanos, A.G. res. 217 A (III), ONU Doc. A/810 p. 71 (1948).
Artículo 8. Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que
la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
159
Convención Americana de Derechos Humanos, Serie sobre Tratados, OEA, No. 36, 1144, Serie sobre
Tratados de la ONU, 123 entrada en vigor 18 de julio de 1978, reimprimido en Documentos Básicos
Concernientes a los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano, OEA/Ser.L.V/II.82 doc.6.rev.1 p. 25
(1992). Artículo 25. Protección Judicial. 1.Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los Estados partes
se comprometen: a) A garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá
sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) A desarrollar las posibilidades de recurso
judicial, y c) A garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso.”
160
Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de
poder, Adoptada por la Asamblea General en su resolución 40/34, de 29 de noviembre de 1985. Acceso a la
justicia y trato justo. “4. Las víctimas serán tratadas con compasión y respeto por su dignidad. Tendrán
derecho al acceso a los mecanismos de la justicia y a una pronta reparación del daño que hayan sufrido, según
lo dispuesto en la legislación nacional. 5. Se establecerá y reforzarán, cuando sea necesario, mecanismos
judiciales y administrativos que permitan a las víctimas obtener reparación mediante procedimientos oficiales
Adicionalmente, el derecho internacional ha reconocido la inderogabilidad de
normas de ius cogens161,lo cual resulta sin duda relevante en el análisis de esta
cuestión.162 En este sentido, el derecho internacional ha penalizado los
crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su
conjunto.163 Sin desconocer el derecho internacional, Colombia ha concedido
amnistías e indultos específicamente por delitos políticos.164
u oficiosos que sean expeditos, justos, poco costosos y accesibles. Se informará a las víctimas de sus derechos
para obtener reparación mediante esos mecanismos. 6. Se facilitará la adecuación de los procedimientos
judiciales y administrativos a las necesidades de las víctimas: a) Informando a las víctimas de su papel y del
alcance, el desarrollo cronológico y la marcha de las actuaciones, así como de la decisión de sus causas,
especialmente cuando se trate de delitos graves y cuando hayan solicitado esa información; b) Permitiendo
que las opiniones y preocupaciones de las víctimas sean presentadas y examinadas en etapas apropiadas de las
actuaciones siempre que estén en juego sus intereses, sin perjuicio del acusado y de acuerdo con el sistema
nacional de justicia penal correspondiente; c) Prestando asistencia apropiada a las víctimas durante todo el
proceso judicial; d) Adoptando medidas para minimizar las molestias causadas a las víctimas, proteger su
intimidad, en caso necesario, y garantizar su seguridad, así como la de sus familiares y la de los testigos en su
favor, contra todo acto de intimidación y represalia; e) Evitando demoras innecesarias en la resolución de las
causas y en la ejecución de los mandamientos o decretos que concedan indemnizaciones a las víctimas. 7. Se
utilizarán, cuando proceda, mecanismos oficiosos para la solución de controversias, incluidos la mediación, el
arbitraje y las prácticas de justicia consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la conciliación y la
reparación en favor de las víctimas.”
161
Sobre reconocimiento de la prohibición de genocidio como norma de ius cogens ver: Corte Internacional
de Justicia, Opinión consultiva del 28 de mayo de 1951. Asunto de las reservas a la Convención sobre la
Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio; Corte Internacional de Justicia Sentencia del 11 de julio de
1996 Asunto de la aplicación de la Convención para la Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio
(Bosnia-Herzegovina c/ Yugoslavia).
162
Henrard, Kristin. The Viability of National Amnesties in View of The Increasing Recognition of Individual
Criminal Responsibility at International Law. En 8 Michigan State University-DCL Journal of International
Law, páginas 595 y ss. Robertson, Geoffrey. Crimes Against Humanity. The Struggle for Global Justice. The
New Press, New York, 1999. Ratner, Steven R. y Abrams, Jason S.. Accountability for Human Rights
Atrocities in International Law. Beyond the Nuremberg Legacy. Clarendon Press, Oxford, 1997. Special
Rapporteur Louis Joinet, Preliminary Report: Study on Amnesty Laws and their Role in the Safeguard and
Promotion of Human Rights, UN Commission on Human Rights, UN Doc. E/CP.4/Sub.2/1985/16 (1985).
Naomi Roht- Arriaza, Special Problems of a Duty to Prosecute: Derogation, Amnesties, Statutes of Limitation
and Superior Orders, in Impunity and Human Rights in International Law and Practice 57, 63-64 (Naomi
Roht-Arriaza ed., 1995). Sieder, Rachel, Ed. Impunity in Latin America. Institute of Latin American Studies,
1995
163
Lo anterior inspiró el articulo 5 del Estatuto de Roma.
164
Ver por ejemplo, las siguientes disposiciones: Ley 35 de 1982, reguló la amnistía y otras disposiciones para
restablecer la paz; Ley 49 de 1985, que otorgó facultades especiales al Presidente para conceder indultos., la
Ley 77 de 1989 que reguló el procedimiento para dar Indulto, los Decretos 206 de 1990 y 213 de 1991,
mediante los cuales se adoptaron medidas para el restablecimiento del orden público, incluida la regulación de
la figura de extinción de la acción penal para facilitar la reincorporación de Miembros del EPL, el PRT y el
Quintín Lame; el Decreto 1943 de 1991, a través del cual se adoptaron medidas sobre Indulto y Amnistía; el
Decreto 1059 del 26 de 1994, con el cual se dictaron normas encaminadas a facilitar la incorporación de
milicias populares con carácter político; el Decreto 1387 de 1994, dirigido a facilitar la reincorporación de los
miembros del Frente Francisco Garnica vinculados al proceso de paz; la Ley 104 de 1993, cuyos artículos 48
a 60 regulan la posibilidad de otorgar beneficios judiciales para facilitar la reinserción. En la Constitución
Política, el artículo transitorio 30 autorizó al gobierno a conceder indultos o amnistías por delitos políticos y
conexos, cometidos con anterioridad a la promulgación de la Constitución de 1991.
víctimas el ejercicio de un recurso judicial efectivo como lo ha subrayado la
Corte Interamericana de Derechos Humanos.165
Por lo anterior, sin adelantar juicio alguno sobre eventuales leyes de amnistía
o indulto, no encuentra la Corte que la ratificación del Estatuto de Roma
pueda implicar un obstáculo para futuros procesos de paz y de reconciliación
nacional en donde se consideren medidas como los indultos y las amnistías
con sujeción a los parámetros establecidos en la constitución y en los
principios y normas de derecho internacional aceptados por Colombia.
Estas disposiciones plantean dos problemas. El primero, tiene que ver con la
limitación del ejercicio soberano de la jurisdicción penal nacional para juzgar
crímenes de guerra, de lesa humanidad o de genocidio cuando el Consejo de
Seguridad, actuando bajo el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, le
remite la situación a la Corte Penal Internacional. El segundo, se refiere a la
limitación de la independencia e imparcialidad de la Corte Penal
Internacional, cuando el Consejo de Seguridad le solicita que suspenda el
ejercicio de su jurisdicción, con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII
mencionado. Pasa pues esta Corporación a analizar dichas cuestiones.
Como se mencionó en la sección 2.2. de esta sentencia, los crímenes sobre los
que tendrá competencia la Corte Penal Internacional, parten de aquellos que
sirvieron de fundamento de las condenas en el Tribunal de Nuremberg, pero su
contenido y alcance se ha ampliado y complementado. Tales conductas
encajan en las definiciones desarrolladas hasta ahora en el derecho penal
internacional en materia de crímenes internacionales, las cuales se encuentran
plasmadas en tratados y en normas consuetudinarias o han sido recogidas por
la jurisprudencia de los Tribunales Internacionales para Yugoslavia y Ruanda.
El Estatuto también precisa varios conceptos relacionados con la definición de
las conductas y extiende el espectro de algunos de ellos.
Pasa esta Corte a analizar las descripciones que hace el Estatuto de cada una
de las cuatro categorías de crímenes.
3) Cometer uno o más de los siguientes cinco actos respecto de los miembros
del grupo:
i) Matanza;
ii) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros de un grupo;
iii) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan
de acarrear su destrucción física, total o parcial;
iv) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno de un grupo;
v) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.
173
Corte Internacional de Justicia, Opinión consultiva del 28 de mayo de 1951, Asunto de las reservas a la
Convención sobre la Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio; Corte Internacional de Justicia,
Sentencia del 11 de julio de 1996 Asunto de la aplicación de la Convención para la Prevención y el Castigo
del Crimen de Genocidio (Bosnia-Herzegovina c/ Yugoslavia).Ver, Kunz, Joseph. The United Nations
Convention on Genocide, en American Journal of International Law, No. 43, 1949; páginas 738 a 746; A.
Huet y R. Köering-Joulin: Droit pénal international. PUF. Paris. 1994; Sunga, L. S.: Individual Responsibility
in International Law for Serious Human Rights Violations; Meron, Th.: War Crimes in Yugoslavia and the
Development of International Law. American Journal of International Law 1994 p. 78-87.
174
La Ley 599 de 2000, tipifica el delito de genocidio e incluye una categoría adicional de “genocidio
político”, que no se encuentra consagrada en la Convención sobre Genocidio ni en el Estatuto, pero que
podría quedar cobijada por el Estatuto bajo el crimen de “persecución de un grupo o colectividad” por
motivos políticos, consagrado en el artículo 7.1, literal h. De otro lado, la descripción típica colombiana sí
exige “la muerte de sus miembros”, lo cual es más restrictivo que la definición internacional. En estas
circunstancias se aplica el artículo 10 del Estatuto. La ley 599 de 2000 establece: “Artículo 101. Genocidio.
“El que con el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o político
que actúe dentro del marco de la ley, por razón de su pertenencia al mismo, ocasionare la muerte de sus
miembros, incurrirá en prisión de treinta (30) a cuarenta (40) años; en multa de dos mil (2.000) a diez mil
(10.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y en interdicción de derechos y funciones públicas de
quince (15) a veinte (20) años. ¦ “La pena será de prisión de diez (10) a veinticinco (25) años, la multa de mil
(1.000) a diez mil (10.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y la interdicción de derechos y
funciones públicas de cinco (5) a quince (15) años cuando con el mismo propósito se cometiere cualquiera de
los siguientes actos: ¦“1. Lesión grave a la integridad física o mental de miembros del grupo. ¦“2. Embarazo
forzado. ¦“3. Sometimiento de miembros del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial. ¦“4. Tomar medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.
¦“5. Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
175
Corte Constitucional, Sentencia C-177/01, MP: Fabio Morón Díaz, que declaró la exequibilidad del
artículo 322 A de la Ley 589 de 2000 que tipifica el delito de genocidio, salvo la expresión “que actúe dentro
del marco de la Ley,” que fue declarada inexequible.
176
Corte Constitucional, Sentencia C-330/01, MP: Alvaro Tafur Galvis, que declaró que debía estarse a lo
resuelto en la sentencia C-177 de 2001, por cuanto el artículo 101 de la Ley 599 de 2000, reproducía
materialmente el texto del artículo 322 A de la Ley 589 de 2000, por lo cual existía cosa juzgada material.
177
Entre otros, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968), la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Ley 16 de 1972).
.3.1.2. 4.4.1.1.2. Crímenes de lesa humanidad
183
El Estatuto utiliza las expresiones “ataque generalizado” para designar “una línea de conducta que
implique un alto número de víctimas” y el término “sistemático” para referirse al alto nivel de organización,
ya sea mediante la existencia de un plan o una política. Como se emplea el término disyuntivo “o”, tales
condiciones no son acumulativas, por lo cual el homicidio de un solo civil puede constituir un crimen de lesa
humanidad si se cometió dentro de un ataque sistemático. El “carácter sistemático o generalizado del ataque a
la población civil”, ha sido interpretado por los Tribunales Internacionales Ad Hoc. Por ejemplo, el Tribunal
Internacional para Ruanda estableció en el caso Akayesu (sept. 2 de 1998) que: “El concepto de
“generalizado” puede ser definido como masivo, frecuente, acción en gran escala, llevada adelante en forma
colectiva con seriedad considerable y dirigida contra una multiplicidad de víctimas. El concepto de
“sistemático” puede ser definido como bien organizado y siguiendo un plan regular sobre la base de un
política concertada que involucre recursos sustanciales públicos y privados”.
184
Esta expresión tiene su origen en la expresión “civiles”, empleada en la definición de crímenes contra la
humanidad durante la Segunda Guerra Mundial. Además, ha sido recogida en los Protocolos I y II adicionales
a los Convenios de Ginebra, para designar a no combatientes y fue incluida por los Estatutos de los Tribunales
para Yugoslavia y Ruanda. Sin embargo, como quiera que tanto en el Estatuto de Roma como en el Estatuto
para Ruanda no se requiere la existencia de un conflicto armado, es útil recordar la definición empleada en el
caso Kayishema No. ICTR-95-1-T de la Cámara de Juzgamiento II (Trial Chamber II) del Tribunal de Ruanda
que definió de manera amplia el concepto de población civil: “en el contexto de la situación de la Prefectura
de Kibuye, donde no había conflicto armado, la definición de civiles, incluye a todas las personas excepto a
aquellas que tienen el deber de preservar el orden público y el uso legítimo de la fuerza. Por lo tanto, el
concepto “no civiles” incluiría, por ejemplo, a los miembros de las FAR, del RPF, la Policía y la Gendarmería
Nacional”. (traducción no oficial)
185
El término asesinato es similar al empleado en los Estatutos de los Tribunales para Yugoslavia y para
Ruanda. En ambos estatutos se emplea dicho término para referirse a homicidios intencionales y
premeditados. El sentido de esa expresión fue discutida en los casos Akayesu No. ICTR-96-4-T y Kayishema
No. ICTR-95-1-T, adelantados por el Tribunal para Ruanda, debido a que el término francés empleado en el
texto oficial del Estatuto del Tribunal para Ruanda resultaba confuso pues se refería a dos categorías distintas
de homicidio. En esos eventos, el Tribunal escogió la definición más favorable a los procesados. Ver.
Chesterman, Op. Cit. página 329.
186
Se encuentra prohibida por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968), la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Ley 16 de 1972) y el artículo 3 común de los Convenios
de Ginebra de 1949 y el artículo 4 del Protocolo II. La definición de este crimen fue estudiada ampliamente
por el Tribunal para Ruanda, en los casos Akayesu No. ICTR-96-4-T, Rutaganda No. ICTR-96-3-T y
Kayishema No. ICTR-95-1-T donde el Tribunal sostuvo que por su propia naturaleza, se dirige contra un
grupo de individuos y requiere un elemento de destrucción masiva. Los elementos esenciales del exterminio
fueron definidos por la Cámara de Juzgamiento I (Trial Chamber I) así:1. el acusado participa en el homicidio
masivo de un grupo de personas o en la creación de condiciones de vida que conducen a su muerte de manera
masiva; 2. El acto o la omisión que ocasionan la muerte debe ser ilegal e intencional; 3. el acto o la omisión
ilegales debe ser producto de un ataque generalizado y sistemático; 4. debe estar dirigido contra la población
civil; 5. debió haber sido ejecutado por razones discriminatorias: origen racial, nacional, étnico, religioso o
político. (Kayishema No. ICTR-95-1-T).
187
Prohibida por el Pacto de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968), la Convención Americana de
Derechos Humanos (Ley 16 de 1972) y prohibida expresamente por el artículo 17 constitucional
v) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de
normas fundamentales de derecho internacional189
vi) Tortura190
vii) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad.191
viii) Desaparición forzada de personas192
ix) El crimen de apartheid193
x) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la
salud mental o física.194
188
Prohibida por el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 (ley 6 de 1960) y tipificada por el
artículo 159 de la Ley 599 de 2000.
189
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968), la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Ley 16 de 1972).
190
Prohibida por la Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes (Ley 76 de
1986) y tipificada por el artículo 137 de la Ley 599 de 2000.
191
Prohibidas por el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 y por el artículo 4 del Protocolo II
y tipificadas por los artículos 138 y 139 de la Ley 599 de 2000.
192
Prohibida por la Convención Americana contra la Desaparición Forzada (Ley 707 de 1994), prohibida
expresamente por el artículo 12 de la Constitución Política y tipificada por la Ley 589 de 2000 y por el
artículo 165 de la ley 599 de 2000.
193
Prohibido por la Convención sobre la represión y castigo del Apartheid (ley 26 de 1987), así como por la
Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial (Ley 22 de 1981),
es contrario al artículo 13 constitucional y fue tipificado por el artículo 147 de la Ley 599 de 2000.
194
Prohibidos por la Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes (Ley 76 de
1986) y por los Convenios de Ginebra de 1949 y el Protocolo II, fue tipificado como conducta autónoma por
el artículo 146 de la Ley 599 de 2000.
195
Esta expresión resalta que es el contexto dentro el cual se realizan los actos criminales, lo que los
transforma en crímenes de lesa humanidad. De conformidad con lo decidido por la Cámara de Apelaciones en
el Caso Tadic, resulta irrelevante que los actos hayan sido cometidos por “motivos puramente personales”,
pues lo que se examina es si el procesado era consciente o deliberadamente “ciego” de que sus actos se
encontraban dentro del ámbito de un crimen contra la humanidad. Este mismo estándar fue definido por la
Corte Suprema Canadiense en el Caso R v. Finta (1994, I. S. C. R. 701).
humanidad, con lo cual se dota de mayor precisión a la enumeración de las
conductas incluidas bajo esta categoría.
Encuentra la Corte que las definiciones sobre crímenes de lesa humanidad que
trae el Estatuto protegen la efectividad del derecho a la vida, la prohibición de
torturas y desapariciones, la igualdad y la prohibición de la esclavitud.
Igualmente, al dotar al sistema de protección de derechos humanos con una
herramienta adicional para la lucha contra la impunidad en materia de graves
violaciones a los derechos humanos, reiteran los compromisos de Colombia
como parte del Pacto de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968), de la
Convención Americana de Derechos Humanos (Ley 16 de 1972), de los
Convenios de Ginebra de 1949 (ley 6 de 1960) y sus Protocolos I y II de 1977
(Leyes 11 de 1992 y 171 de 1994), la Convención contra la Tortura y otros
tratos crueles, inhumanos o degradantes (Ley 76 de 1986), la Convención
sobre la represión y castigo del Apartheid (Ley 26 de 1987), y la Convención
Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial
(Ley 22 de 1981), entre otras.
Constata la Corte que dada la forma como fue incorporada la lista de crímenes
de guerra, con mención a las violaciones incluidas en los Convenios de
Ginebra de 1949 y a conductas contenidas en otros instrumentos, un mismo
hecho podría quedar cobijado por varias de las conductas descritas en los
distintos apartados. No obstante, ello sólo supone que en derecho penal
internacional es posible que se presente el concurso de conductas punibles.
Observa también la Corte que los Protocolos I y II, adicionales a los
Convenios de Ginebra, incluidos tácitamente bajo la expresión “otras serias
violaciones a las leyes y costumbres aplicables en conflicto armado” (Artículo
8.2. literales b) y e), ER)”, complementan las normas de derecho internacional
humanitario y las leyes y costumbres de la guerra y precisan de mejor manera
las conductas consideradas como crímenes de guerra.
Una de las mayores innovaciones del Estatuto es que éste valoriza la reciente
evolución de jurisprudencia internacional que penaliza los crímenes de guerra
cometidos en conflictos armados internos,196 de tal manera que la expresión
guerra no se refiere sólo a los conflictos armados de orden internacional. La
cuestión relativa a los requisitos mínimos necesarios para que un
196
Ver ICTY, Fiscal v. Tadic, No. IT-94-1-A, 238-72
enfrentamiento sea considerado conflicto armado interno es abordada por el
Estatuto, como se verá posteriormente.
i) Matar intencionalmente;
ii) Someter a tortura o a otros tratos inhumanos, incluidos los experimentos
biológicos;
iii) Infligir deliberadamente grandes sufrimientos o atentar contra la integridad
física o la salud;
iv) Destruir bienes y apropiarse de ellos de manera no justificada por
necesidades militares, a gran escala, ilícita y arbitrariamente;
v) Obligar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a prestar
servicio en las fuerzas armadas de una potencia enemiga;
vi) Someter a deportación, traslado o confinamiento ilegales;
vii) Tomar rehenes.
La norma básica de amas prohibidas se encuentra en el artículo 35 del Protocolo I y en las Convenciones de
la Haya de 1907.
iii) Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,
embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia
sexual que constituya también una violación grave a los cuatro Convenios de
Ginebra;
iv) Reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas armadas o
utilizarlos para participar en hostilidades;
v) Ordenar el desplazamiento de la población civil por razones relacionadas
con el conflicto, al menos de que así lo exija la seguridad de los civiles de que
se trate o por razones militares imperativas.
En el proyecto de Código de Crímenes contra la paz y seguridad de la humanidad de 1996, el cual aún no
200
ha sido adoptado, se define el crimen de agresión de la siguiente forma: “El que, en cuanto dirigente u
organizador, participe activamente en la planificación, preparación, desencadenamiento o libramiento de una
guerra de agresión cometida por un Estado, u ordene estas acciones, será responsable de un crimen de
agresión”.
primeras fuentes, los principios generales del derecho que derive la Corte del
derecho interno de los sistemas jurídicos del mundo, a condición de que no
sean incompatibles con el Estatuto, con el derecho internacional ni con las
normas y estándares internacionalmente reconocidos (artículo 21.1. c) ER).
Igualmente, la Corte Penal Internacional puede acudir a su propia
jurisprudencia (artículo 21.2 ER). Finalmente, en su artículo 21.3, el Estatuto
de Roma prohíbe la discriminación en la aplicación e interpretación del
derecho.
Claro esta que la aplicación de los tratados aludidos se hace de tal forma que
no sea incompatible con el Estatuto de Roma ni surtan el efecto de restringir el
alcance de sus disposiciones puesto que tales instrumentos son derecho
aplicable “cuando proceda” a la luz de los propios fines del Estatuto, como lo
precisa el literal b del artículo 21.
Otro de los temas tratados en esta Parte II del Estatuto de Roma se refiere al
ejercicio de la competencia de la Corte Penal Internacional. Esta Corporación
ya examinó la jurisdicción complementaria de la Corte Penal Internacional
(sección 4.3.2.1) y las relaciones de la Corte Penal Internacional con el
Consejo de seguridad de la ONU (sección 4.3.2.2). Por lo anterior, la Corte no
volverá a hacer referencia a ellos en este apartado y sólo procederá a estudiar
dos cuestiones especiales: la posibilidad de que el Fiscal inicie de oficio una
investigación por alguno de los crímenes señalados en los artículos 5 a 8 del
Estatuto de Roma (artículo 18 ER) y la insuficiente precisión en la definición
de algunos de los crímenes de competencia de la Corte (artículos 6 a 8 ER).
Por otra parte, con el fin de evitar que a través de investigaciones “aparentes”
los Estados sustraigan del conocimiento de la Corte una determinada
situación, el Estatuto establece un mecanismo de seguimiento para que el
202
El artículo 18.2 señala que los Estados cuentan con un mes después de la recepción de la notificación, para
informar a la Corte si está o no llevando a cabo una investigación respecto al mismo caso, así como para
solicitar al Fiscal que renuncie a su competencia a favor del Estado. Según el artículo 18.5, una vez que un
Estado solicite la inhibición de competencia de la Corte de una investigación, el Fiscal estará obligado a
suspender la investigación del caso, pero podrá solicitar a estos Estados que le informen periódicamente de la
marcha de sus investigaciones y del juicio ulterior (artículo 18.5, ER). Igualmente, todas las órdenes o
mandamiento dictados por la Corte con anterioridad a la impugnación seguirán siendo válidos (artículo 19.9,
ER). En todo caso, aun si un Estado no solicita al Fiscal la inhibición de su competencia a favor del Estado, el
Fiscal puede suspender la investigación de la Corte Penal Internacional y solicitar al Estado de que se trate
que le comunique sobre las actuaciones. (artículo 19.11).
Fiscal reciba informes sobre los avances de la investigación penal y del
juzgamiento adelantado por el Estado que objetó la competencia de la Corte
Penal Internacional, por estar en curso el proceso penal respectivo. El artículo
18.2. de Estatuto de Roma dice que “el Estado podrá informar a la Corte de
sus propias investigaciones”, de lo cual surge que no existe un deber
permanente de informar sobre el avance o resultados de las investigaciones
que adelante dentro de su jurisdicción, salvo que el Fiscal le solicite
expresamente dicha información, caso en el cual deberá responder “sin
dilaciones indebidas”.
Sin embargo, como quiera que el Acto Legislativo No. 02 de 2001 admitió la
constitucionalidad de un tratamiento diferente para aquellos asuntos que sean
de competencia de la Corte Penal Internacional, aplicable única y
exclusivamente cuando se trate del cumplimiento de las obligaciones
derivadas del Estatuto de Roma, la Corte se limitará a constatar la existencia
de esa diferencia. Subraya la Corte que los Estados reunidos en Roma
postergaron el desarrollo de los elementos de cada crimen para su
incorporación a un instrumento denominado “Elementos del Crimen” (artículo
9, ER), aspecto al cual se hará referencia en el apartado 4.17.
e) ordinal vi) del artículo 8.2., por el empleo de la expresiones “o cualquier otra forma de violencia sexual que
constituya una infracción grave de los Convenios de Ginebra”.
204
Por ejemplo respecto del Artículo 7 del Estatuto, se establece en los Elementos de los Crímenes lo
siguiente: Artículo 7. Crímenes de lesa humanidad.- “Por cuanto el artículo 7 corresponde al derecho penal
internacional, sus disposiciones, de conformidad con el artículo 22, deben interpretarse en forma estricta,
teniendo en cuenta que los crímenes de lesa humanidad, definidos en el artículo 7, se hallan entre los crímenes
más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto, justifican y entrañan la
responsabilidad penal individual y requieren una conducta que no es permisible con arreglo al derecho
internacional generalmente aplicable, como se reconoce en los principales sistemas jurídicos del mundo.
“Los dos últimos elementos de cada crimen de lesa humanidad describen el contexto en que debe tener lugar
la conducta. Esos elementos aclaran la participación requerida en un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil y el conocimiento de dicho ataque. No obstante, el último elemento no debe interpretarse
en el sentido de que requiera prueba de que el autor tuviera conocimiento de todas las características del
ataque ni de los detalles precisos del plan o la política del Estado o la organización.
“En el caso de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil que esté comenzando, la
cláusula de intencionalidad del último elemento indica que ese elemento existe si el autor tenía la intención de
cometer un ataque de esa índole.
interpretación y aplicación del mismo, y seguramente reducirá los problemas
que tienen algunas de las definiciones empleadas en el Estatuto.
4.5. Parte III del Estatuto: de los principios generales de derecho penal
La Parte III del Estatuto de Roma contiene los principios generales de derecho
penal a los que se sujeta la Corte Penal Internacional. 205 Otros instrumentos
internacionales para la persecución de crímenes de guerra y ofensas similares
– por ejemplo los estatutos de los tribunales ad hoc para Yugoslavia y Ruanda
– no contienen una parte general dedicada a principios generales de derecho
penal, pese a incluir aisladamente algunos de ellos. 206 Tampoco el Proyecto de
Estatuto para una Corte Penal Internacional de la Comisión de Derecho
Internacional, sometido a la Asamblea General en 1994, contenía una sección
referida a los principios generales de derecho penal. 207 La finalidad de una tal
sección fue, según el Informe del Comité ad hoc nombrado por la Asamblea
General, establecer un conjunto de disposiciones que proporcionen a los
Estados Partes un claro entendimiento del marco legal de la Corte Penal
internacional, que la guíen, garanticen el grado de predicción y certeza
requerida para asegurar el respeto de los derechos del acusado, y promuevan
una jurisprudencia uniforme.208
Por “ataque contra una población civil” en el contexto de esos elementos se entenderá una línea de conducta
que implique la comisión múltiple de los actos a que se refiere el párrafo 1 del artículo 7 del Estatuto contra
una población civil a fin de cumplir o promover la política de un Estado o de una organización de cometer ese
ataque. No es necesario que los actos constituyan un ataque militar. Se entiende que la “política ... de cometer
ese ataque” requiere que el Estado o la organización promueva o aliente activamente un ataque de esa índole
contra una población civil.”
Y se aclara al pie de esta definición lo siguiente:
“La política que tuviera a una población civil como objeto del ataque se ejecutaría mediante la acción del
Estado o de la organización. Esa política, en circunstancias excepcionales, podría ejecutarse por medio de una
omisión deliberada de actuar y que apuntase conscientemente a alentar un ataque de ese tipo. La existencia de
una política de ese tipo no se puede deducir exclusivamente de la falta de acción del gobierno o la
organización.”
205
Sin embargo, en este capítulo no se agotan los principios acordados por la comunidad internacional a la luz
de los cuales debe desarrollarse la labor de la Corte Penal Internacional. En efecto, en otras partes del Tratado
de Roma se hace alusión expresa, por ejemplo, al principio de cosa juzgada (Parte II); al de presunción de
inocencia (Parte VI) y al de especialidad de materia (Parte IX).
206
Schabas, William A., Principios generales del derecho penal. En Kai Ambos y Oscar Julián Guerrero,
Comp. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Universidad Externado de Colombia, 1999,
página 271. Córdoba Triviño, Jaime. Derecho Penal Internacional. Op. Cit.
207
Ibidem., p. 271.
208
Ibidem., p. 275.
intencionalidad (artículo 30); circunstancias eximentes de responsabilidad
penal (artículo 31); error de hecho o error de derecho (artículo 32); órdenes
superiores y disposiciones legales (artículo 33). A los anteriores principios
pueden adicionarse otros principios generales de derecho penal, también
consagrados en el Estatuto como el principio de cosa juzgada (artículo 20), el
derecho aplicable (artículo 21) y la presunción de inocencia (artículo 66), los
cuales son analizados en las secciones 4.3.2.1.6., 4.4.3. y 4.8.2 de esta
sentencia, respectivamente.
Ambos, Kai, Sobre el fundamento jurídico de la Corte Penal Internacional. Un análisis del Estatuto de
210
Roma, en Kai Ambos y Oscar Julián Guerrero, Comp. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Universidad Externado de Colombia, 1999, p. 115
que limita la competencia de la Corte Penal Internacional a los delitos
consagrados en el Estatuto de Roma por conductas posteriores a su entrada en
vigor. La irretroactividad del Estatuto no supone la impunidad de tales
conductas. Estas, de todas maneras, pueden ser investigadas y sancionadas por
las jurisdicciones nacionales o por otros tribunales internacionales, si se tiene
en cuenta que el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de
guerra se encontraban proscritos en el derecho internacional de los derechos
humanos y por el derecho internacional humanitario antes de la entrada en
vigor del Estatuto de Roma, así como por la existencia de un compromiso
internacional para su represión211 y del reconocimiento de una jurisdicción
universal para su juzgamiento por cualquier Estado, como se analizó en la
sección 2.2. de esta sentencia. Por lo demás, la Corte encuentra que el artículo
24, numeral 1º, que limita la competencia de la Corte a los crímenes
cometidos después de su entrada en vigor, y el numeral 2º, que consagra el
principio de favorabilidad en beneficio del investigado, procesado o
condenado cuando se modifica el derecho aplicable antes de haberse proferido
sentencia definitiva por la Corte Penal Internacional, consagran principios que
están en consonancia con el artículo 29, inciso 2º de la Constitución.
213
Schabas, W. Principios generales del derecho penal., Op. Cit. p. 287
214
Prosecutor vs. Tadic (Case No. IT-94-I-T), Decisión de mayo 7 de 1997, párrafos 666, 667
215
Sobre la limitación del derecho a la libertad de expresión por razones constitucionales suficientes, ver entre
otras las sentencias de la Corte Constitucional C-488 de 1993, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa; C-425 de 1994,
M.P. José Gregorio Hernández Galindo; C-087 de 1998, M.P. Carlos Gaviria Díaz; C-010 de 2000, M.P.
Alejandro Martínez Caballero
“3. De conformidad con el presente Estatuto, será penalmente
responsable y podrá ser penado por la comisión de un crimen de la
competencia de la Corte quien: (...)
d) Contribuya de algún otro modo en la comisión o tentativa de
comisión del crimen por un grupo de personas que tengan una
finalidad común.
La contribución deberá ser intencional y se hará:
i) Con el propósito de llevar a cabo la actividad o propósito
delictivo del grupo, cuando una u otro entrañe la comisión de un
crimen de la competencia de la Corte; o
ii) A sabiendas de que el grupo tiene la intención de cometer el
crimen”.
“Artículo 27
Improcedencia del cargo oficial
221
El principio de inmunidad de los Estados ha sido reconocido por el derecho internacional como corolario
de los principios de soberanía y de igualdad de los Estados y cobija la inmunidad de altos funcionarios, de
ciertos bienes y del Estado mismo, que no pueden ser objeto de juicio por otros Estados y se justifica
únicamente para proteger al Estado como tal, es decir al Estado que ejerce su soberanía bajo la forma de
“prerrogativas de poder público”. Según el Artículo 5 del Proyecto de la Comisión de Derecho Internacional
de Naciones Unidas sobre las inmunidades jurisdiccionales de los Estados y de sus bienes. “Todo Estado
goza, para sí y sus bienes, de inmunidad de jurisdicción ante los tribunales de otro Estado” Anuario CDI 1991,
II, 2da parte p. 12-67, especialmente p. 23., que recoge la práctica general de los Estados en esta materia.
222
Consejo Constitucional, Decisión No. 98-408 DC de 22 de enero de 1999.
competencia de la Corte Penal Internacional, no exime de la responsabilidad
penal ni puede fungir de causal para la reducción de la pena.
En cuarto lugar, con la adopción del Acto Legislativo 02 de 2001, por el cual
se adicionó el artículo 93 de la Constitución, el constituyente derivado
autorizó un tratamiento diferente en los eventos regulados por el Estatuto de
Roma. Este constituye una excepción expresa, entre otros, a los artículos 185,
186, 199, 221, 251.1, 174 y 235 numerales 2, 3 y 4 de la Constitución. La
diferencia entre el artículo 27 del Estatuto de Roma y las normas
constitucionales que reconocen inmunidad, entendida en sentido amplio, a
ciertas personas que ocupan altos cargos públicos, opera sin desmedro del
tratamiento dado por el derecho interno al procesado por un crimen de los
descritos en el Estatuto. Las normas constitucionales no obstaculizan la
competencia de la Corte para investigar o juzgar a las personas sindicadas de
haber cometido uno de tales crímenes, siempre que se den las condiciones de
admisibilidad del caso, ya analizadas.
“Artículo 28
Responsabilidad de los jefes y otros superiores
223
House of Lords– Regina vs Bartle and the Commissioner of Police for the Metropolis and other (Ex Parte
Pinochet) y Regina vs Evans and another and the Commissioner of Police for the Metropolis and others On
appeal from a Divisional Court of the Queens Bench Division (Ex Parte Augusto Pinochet Ugarte.),
Judgements de 25 de Noviembre de 1998, Diciembre 17 de 1998 (Oral Judgement), Enero 15 de 1999
(Reasons) y Marzo 24 de 1999; ICTY, Prosecutor v. Martic (Caso No. IT-85-11), Rule 61, Decision, Marzo 6,
1996, para.21
asunto en conocimiento de las autoridades competentes a los
efectos de su investigación y enjuiciamiento.
b) En lo que respecta a las relaciones entre superior y subordinado
distintas de las señaladas en el apartado a), el superior será
penalmente responsable por los crímenes de la competencia de la
Corte que hubieren sido cometidos por subordinados bajo su
autoridad y control efectivo, en razón de no haber ejercido un
control apropiado sobre esos subordinados, cuando:
i) Hubiere tenido conocimiento o deliberadamente hubiere hecho
caso omiso de información que indicase claramente que los
subordinados estaban cometiendo esos crímenes o se proponían
cometerlos;
ii) Los crímenes guardaren relación con actividades bajo su
responsabilidad y control efectivo; y
iii) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables
a su alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el
asunto en conocimiento de las autoridades competentes a los
efectos de su investigación y enjuiciamiento.”
Además, no se requiere probar que el jefe militar o el que actúa como jefe
militar haya impartido una orden específica de cometer un crimen de
competencia de la Corte Penal Internacional, pues dicho jefe militar puede ser
responsable aún por actos de sus subordinados que él no haya conocido pero
que, dadas las circunstancias del caso, haya debido conocer, impedir, reprimir
o denunciar, como se estableció en el célebre caso Yamashita. 225 Es decir, se
trata de una hipótesis en la cual puede existir responsabilidad a título de
imprudencia en los crímenes enunciados en el Estatuto. El Protocolo I, en su
artículo 86 (2)226 recogió en el derecho positivo internacional el principio
sentado por vía jurisprudencial.227 Este principio, conocido como de
responsabilidad del comandante o superior, fue luego desarrollado en los
estatutos de los Tribunales ad hoc.228
224
Prosecutor v. Martic (Caso No. IT-85-11), Rule 61, Decision, Marzo 6, 1996, para.21
225
United States v. Yamashita, (1947) 4 LRTWC I. Se trataba en este caso de un general japonés sindicado de
cometer crímenes de guerra en las Filipinas al omitir el ejercicio responsable del comando de sus tropas que
saquearon Manila. La Comisión Militar de Estados Unidos que juzgara a Yamashita destacó que si bien no
podía condenarse a un comandante por las actuaciones de sus soldados “donde homicidios y violaciones y
acciones depravadas y vengativas son ofensas difundidas, y no hay un intento efectivo por parte de un
comandante de descubrir y controlar actos criminales, semejante comandante puede ser considerado
responsable, aun criminalmente responsable, por acto ilegales de sus tropas ...”, citado por W. Schabas,
Principios de derecho penal Op. Cit p. 299.
226
El artículo 86. 2 del Protocolo I adicional (1977) a los Convenios de Ginebra (1949) establece: “El hecho
de que la infracción de los Convenios o del presente Protocolo haya sido cometida por un subordinado no
exime de responsabilidad penal o disciplinaria, según el caso, a sus superiores, si éstos sabían o poseían
información que les permitiera concluir, en las circunstancias del momento, que ese subordinado estaba
cometiendo o iba a cometer tal infracción y si no tomaron todas las medidas factibles que estuvieran a su
alcance para impedir o reprimir esa infracción.”
227
United States v. Yamashita, (1947) 4 LRTWC I; Canada v. Meyer (1948) 4 LRTWC 98 (Canadian Military
Court).
228
Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, UN Doc. S/RES/827, Anexo, Artículo 7
(3); Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, UN Doc. S/RES/955, Annex, Artículo 6 (3). Ver
también Prosecutor v. Kupreskic et al. (Caso No. It-95-16), Decisiones del 3 y 17 de febrero de 1999, sobre
las Mociones de Excepción de Responsabilidad y Evidencia de Buen Comportamiento.
229
Prosecutor v. Delalic et al (Case No. IT-96-21-T), Judgment, 16 November 1998, (1999) 38 ILM 57. En
este caso se reconoce la responsabilidad de civiles como principio de derecho consuetudinario.
Se plantea el problema jurídico de establecer si la consagración de
responsabilidad penal por omisión en el Estatuto de Roma, constituye un
tratamiento diferente al previsto en la Constitución.
Esta idea es reiterada por Eissen cuando afirma que ello "implica un
justo equilibrio entre la salvaguardia del interés general de la
comunidad y el respeto de los derechos fundamentales del hombre,
aunque atribuyendo un valor particular a estos últimos".236
234
Corte Constitucional, Sentencia C-176 de 1994, M.P. Alejandro Martínez Caballero.
235
El parágrafo 8º del artículo 3º de la mencionada Convención establece: “Artículo 3º Delitos y sanciones.
(...) 8. Cada una de las Partes establecerá, cuando proceda, en su derecho interno un plazo de prescripción
prolongado dentro del cual se pueda iniciar el procesamiento por cualquiera de los delitos tipificados de
conformidad con el párrafo 1º del presente artículo. Dicho plazo será mayor cuando el presunto delincuente
hubiese eludido la administración de justicia.”
236
EISSEN, Marc André. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Editorial Cuadernos Cívitas. Madrid.
1985. pág. 95.
Consagrar la imprescriptibilidad de la acción penal, viola el artículo
2º numeral 1º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de las Naciones Unidas y el artículo 24 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, instrumentos internacionales
que, al tenor del artículo 93 superior, prevalecen en el orden
interno.
“Artículo 30
Elemento de intencionalidad
237
Schabas, W. Principios generales del derecho penal, Op. Cit, p. 302.
2. A los efectos del presente artículo, se entiende que actúa
intencionalmente quien:
a) En relación con una conducta, se propone incurrir en ella;
b) En relación con una consecuencia, se propone causarla o es
consciente de que se producirá en el curso normal de los
acontecimientos.
3. A los efectos del presente artículo, por "conocimiento" se
entiende la conciencia de que existe una circunstancia o se va a
producir una consecuencia en el curso normal de los
acontecimientos. Las palabras "a sabiendas" y "con conocimiento"
se entenderán en el mismo sentido.”
“Artículo 31
Circunstancias eximentes de responsabilidad penal
“Artículo 33
Órdenes superiores y disposiciones legales
Por otra parte, en relación con la causal prevista en el artículo 31.1 literal c)
del Estatuto, que señala como causal eximente de responsabilidad, la defensa
de un bien necesario para la supervivencia propia o de un tercero o de un bien
esencial para realizar una misión militar, observa la Corte que tal eximente
guarda relación con lo que establecen los artículos 51 a 60 del Protocolo I y
los artículos 14 a 16 del Protocolo II, Adicionales a los Convenios de Ginebra
de 1949. Estos prohíben los ataques indiscriminados y arbitrarios a ciertos
bienes especialmente valorados por su trascendencia social y cultural, o cuya
destrucción no constituya una ventaja militar significativa. Tales ataques
fueron recogidos como crímenes de guerra por el artículo 8, numeral 2, literal
a) ordinal iv),literal b), ordinales ii), iv), v), ix) y xxiv), literal e) ordinales ii),
iii) y iv). Tienen como finalidad principal proteger a las personas en su vida y
bienes durante un conflicto armado, así como proteger bienes que resulten
fundamentales para su supervivencia o su defensa.
239
En este punto, el Estatuto de Roma se aparta de la regla fijada en el Tribunal Ad hoc de Yugoslavia que
rechazó la coacción como eximente de responsabilidad penal en una decisión dividida. Ver Prosecutor v.
Erdemovic (Caso No. IT-96-22-T), Sala de Apelaciones, Octubre 7 de 1997.
esgrimida ante la Corte Penal Internacional, una vez ésta haya asumido el
conocimiento de un caso concreto.
243
Ibidem.
.7. 4.6.1 Órganos de la Corte: composición y estructura
El artículo 34 del Estatuto señala que "[l]a Corte estará compuesta de los
órganos siguientes: a) La Presidencia; b) Una Sección de Apelaciones, una
Sección de Primera Instancia y una Sección de Cuestiones Preliminares; c) La
Fiscalía; d) La Secretaría".
También contempla que "[e]l Fiscal tendrá plena autoridad para dirigir y
administrar la Fiscalía, con inclusión del personal, las instalaciones y otros
recursos" (artículo 42.2 ER).
"El Fiscal será elegido en votación secreta y por mayoría absoluta de los
miembros de la Asamblea de los Estados Partes". Los fiscales adjuntos serán
elegidos en la misma forma de una lista de tres candidatos por cada puesto por
ser cubierto, la cual será presentada por el Fiscal. El período del Fiscal y de
los fiscales adjuntos será de nueve años, salvo que en el momento de la
elección se fije un período más breve, y no podrán ser reelegidos (artículo
42.4 ER).
244
Así, entre muchos ejemplos, el párrafo final del numeral 1° del artículo 53 prevé que el Fiscal deberá
informar a la Sala de Cuestiones Preliminares su decisión de no investigar un crimen, aún de gravedad,
porque dicha investigación "no redundaría en interés de la justicia". Igual prescripción se hace en el literal c.
del numeral 2° respecto de investigaciones ya adelantadas. Si el Estado que ha remitido la investigación o el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas lo solicita, la Sala de Cuestiones Preliminares podrá examinar
la decisión del Fiscal. El literal b. del numeral 2° del artículo 54, por su parte, hace referencia a las
condiciones en las que la Sala de Cuestiones Preliminares autorizará al Fiscal para que realice investigaciones
en el territorio de un Estado.
de acuerdo con lo prescrito en el artículo 42.2 del Estatuto, según el cual el
Fiscal goza de autoridad para dirigir y administrar esta institución.
248
Cabe recordar que sobre el tema, esta Corporación consideró que, de acuerdo con lo prescrito en la
Constitución, el régimen disciplinario no atenta contra los principios de la administración de justicia si se
respeta el debido proceso: "[…] quien accede a un cargo dentro de la función pública se somete al régimen de
rango superior y legal de los funcionarios o servidores públicos y se obliga por tanto a sus mandatos una vez
que hayan prestado juramento de cumplir y defender la Constitución y desempeñar los deberes que le
incumben. De ahí que el artículo 6o. de la Carta Política señala que los servidores públicos son responsables
ante las autoridades por infringir la Constitución y las leyes y además, "por omisión o extralimitación en el
ejercicio de sus funciones". De lo anterior se desprende la potestad que tiene el legislador para establecer
deberes, responsabilidades, regular el régimen de inhabilidades, imponer sanciones y causales para el retiro
del servicio por parte de los servidores públicos, ya que como se desprende del mandato constitucional
contenido en el artículo 125 de la Carta Política, el retiro de los mismos –entre quienes se encuentran los
funcionarios y empleados de la Rama Jurisdiccional–, se presenta "por violación del régimen disciplinario" y
"por las demás causales previstas en la Constitución o en la ley" (Sentencia C-509 de 1994; M.P. Hernando
Herrera Vergara).
249
La institución de la dispensa y recusación se encuentra reconocida en nuestro ordenamiento jurídico bajo el
nombre de impedimentos y recusaciones. Sobre este particular, la Corte Constitucional ha indicado lo
siguiente: "El propósito de las instituciones procesales de impedimentos y recusaciones consiste en asegurar
la imparcialidad del juez, quien debe marginarse del proceso del cual viene conociendo cuando se configura,
en su caso específico, alguna de las causas taxativamente señaladas en la ley. Esa imparcialidad se asegura
cuando se deja en cabeza de funcionarios distintos –el que siga en turno al que se declara impedido o es
recusado, o el del lugar más cercano, según la circunstancia (artículo 105 Código de Procedimiento Penal), o
los otros miembros de la sala o corporación en el caso de jueces colegiados- la definición acerca de si deben
prosperar el impedimento invocado por el juez o la recusación presentada contra él" (Sentencia C-573 de
1998; M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
sus actuaciones no serán objeto de presión por el Estado donde cumplen sus
funciones. De esta manera, la inmunidad de los funcionarios de la Corte es
una consecuencia necesaria de la condición de órgano supranacional que ella
tiene y una garantía de su independencia judicial.
El artículo 49 del Estatuto versa sobre los sueldos, estipendios y dietas de los
funcionarios de la Corte, con lo que se busca que haya certeza respecto del
régimen salarial de dichos funcionarios.
251
Sobre el particular, ver Schabas, W. Introduction to the International Criminal Court, Op. Cit. p. 96.
fundamento razonable para creer (i.) que un delito de la competencia de la
Corte haya sido cometido o se esté cometiendo, (ii.) que el caso es o sería
admisible, y (iii.) que el interés de la justicia sería servido si se procede a
investigar el caso presentado (artículo 53.1. ER), de manera que no todo
asunto que es objeto de estudio preliminar por parte del Fiscal supone
necesariamente su admisibilidad. Por ello, en los eventos en los que el Fiscal
considere que no procede la iniciación de la investigación, tanto la parte que
remitió el asunto (artículo 14 ER) como el Consejo de Seguridad (artículo 13.
literal b) ER), según el caso, podrán pedir a la Sala de Cuestiones Preliminares
que revise la decisión, control que, en todo caso, podrá ser ejercido por dicha
sala de manera oficiosa cuando la decisión de no proceder a la investigación
tenga como fundamento que tal procedimiento no redundaría en beneficio de
la justicia (artículo 53. 3. literal b) ER).
En los términos del artículo 54 del Estatuto de Roma, las facultades del Fiscal
se enmarcan en el reconocimiento y aplicación de dos principios rectores de
los que depende la buena administración de justicia y reflejan un encuentro
entre el sistema acusatorio y el sistema inquisitivo. En primer lugar, el Fiscal
tiene un compromiso con la verdad, esto es, con la constatación de todas las
circunstancias que aluden al caso objeto estudio; para tal efecto, podrá ampliar
el radio de acción de su labor a todas las circunstancias y pruebas pertinentes
para determinar si hay responsabilidad penal (artículo 54.1. literal a) ER), e
investigar circunstancias eximentes e incriminatorias por igual.255 Entonces, la
labor del Fiscal no está encaminada, como en los regímenes más puros de
justicia penal acusatoria, a producir una acusación a toda costa. En segundo
lugar, el Fiscal puede adoptar las “medidas adecuadas para asegurar la eficacia
de la investigación y el enjuiciamiento”. A estos efectos, reconocerá las
circunstancias y garantizará los intereses personales de las víctimas y los
testigos y tendrá en cuenta la naturaleza de los crímenes (artículo 54. 1. b ER).
En tercer lugar, el Fiscal puede ejercer las facultades básicas de orden
investigativo, como reunir y examinar pruebas y hacer comparecer e
interrogar a las personas objeto de investigación, las víctimas y los testigos
(artículo 54. 3. literales a) y b) ER). El Estatuto también prevé la posibilidad
que el Fiscal convenga que no divulgará en ninguna etapa del procedimiento
cierto tipo de documentos o información a condición de preservar su carácter
confidencial y únicamente a efectos de obtener nuevas pruebas (artículo 54.3.
literal e) ER), circunstancia que resulta razonable en la medida en que de lo
que se trata no es de ocultar la fuente contenido y alcance de pruebas
específicas que se incorporan al proceso debidamente256 –que siempre tendrá
que ser conocidas por todos los sujetos procesales- sino el contenido detallado
de la información que dio noticia de su existencia.
254
Cfr., entre otras, Corte Constitucional Sentencia C-1506 de 2000 M.P. Carlos Gaviria Díaz.
255
Ibíd.
256
Debe recordarse que en estos eventos, la Corte Penal Internacional ha establecido una regla de exclusión de
pruebas indebidamente obtenidas a la que luego se referirá puntualmente.
competencia de cada Estado,257 supone también la existencia de mecanismos
de cooperación que, en eventos concretos, permitan a la Corte Penal
Internacional desarrollar su actividad y, así, en materia de investigación
concertar las disposiciones o acuerdos compatibles con el Estatuto que sean
necesarios para facilitar la cooperación de un Estado, una organización
intragubernamental o una persona (artículo 54. 3 literal d) ER); convenir que
no divulgará en ninguna etapa del procedimiento los documentos o la
información que obtenga a condición de preservar su carácter confidencial y
únicamente a efectos de obtener nuevas pruebas (artículo 54. 3 literal e) ER);
y adoptar o pedir que se adopten las medidas necesarias para asegurar el
carácter confidencial de la información, la protección de una persona o la
preservación de las pruebas (artículo 54. 3 literal f) ER).
El párrafo 6 del Preámbulo del Estatuto de Roma señala que “es deber del Estado ejercer su jurisdicción
257
Con estos señalamientos los Estados Partes del Estatuto de Roma no hacen
nada distinto a reconocer los derechos básicos en los que se sustenta el debido
proceso dentro de la etapa de investigación, fruto no sólo de un consenso a
nivel internacional en la materia, sino del desarrollo ponderado que en el
escenario del constitucionalismo contemporáneo se ha dado a estas garantías.
En el caso colombiano, a través del desarrollo e interpretación del artículo 29
Superior, se ha reafirmado que el derecho al debido proceso hace referencia a
un conjunto complejo de circunstancias señaladas por la Constitución y la
ley259 que “protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso”.260
261
Corte Constitucional Sentencia T-073 de 1997 M.P. Vladimiro Naranjo Mesa. En esta oportunidad la Sala
Octava de decisión no encontró que la Fiscalía Delegada ante el Tribunal Superior de Neiva hubiese incurrido
en vía de hecho al declarar la preclusión de la investigación en el proceso por hurto en el que estaba en juego
la declaración de una presunta sociedad de hecho conformada entre distintos sujetos (uno de ellos el
peticionario en sede de tutela).
262
En adelante, la Sala de Cuestiones preliminares será referida por las siglas S.C.P.
Nuevamente, lo que está en juego aquí es la consagración del principio de
razonabilidad, pues el Fiscal no funciona como un pieza suelta de la Corte que
sólo se enfrenta al juez al momento de presentar formalmente una acusación.
Durante la investigación, el Fiscal debe convencer a la Sala de Cuestiones
Preliminares, por ejemplo, de que hay motivos fundados para creer que
determinada persona ha cometido un crimen de competencia de la Corte Penal
Internacional; que la investigación hace necesaria la cooperación de un
determinado Estado, efecto para el cual se debe autorizar la adopción de
determinadas medidas en el territorio de un Estado Parte con arreglo a lo
dispuesto en la Parte IX del Estatuto, o que ciertos procedimientos deben
seguirse para evitar la obstrucción de la investigación o del proceso o para
asegurar, eventualmente, la presencia del sindicado en el mismo.
Una vez que la persona es detenida por el Estado, éste deberá llevarla ante una
autoridad judicial competente para que se le brinde la oportunidad de solicitar
libertad provisional antes de su entrega (artículo 59. 2 y 6 ER). El Estado de
detención es el que ordena la entrega, y después de ello, la persona ha de ser
puesta a disposición de la Corte tan pronto como sea posible (artículo 59.7,
ER).
Ahora bien: Cabe preguntarse si estas disposiciones establecen un tratamiento
diferente al previsto en la Constitución Nacional de los derechos de las
personas sobre las que recaen las órdenes de detención. La Corte
Constitucional considera que ello no es así.
En segundo lugar, toda persona que crea estar privada de su libertad de manera
ilegal tiene derecho a exigir de cualquier autoridad, en todo momento y lugar,
por sí misma o a través de otro, la resolución de su situación jurídica en un
término no mayor a 36 horas. En el caso de los artículos 58 y 59 del Estatuto
de Roma se encuentra, precisamente, una forma de privación de la libertad (la
detención) originada en una decisión tomada por una autoridad competente y
cuyo cumplimiento por parte del Estado depende precisamente del
conocimiento de los motivos y circunstancias en las que se apoya la decisión
de la Sala de Cuestiones Preliminares de los que obligatoriamente debe
conocer el sindicado.
(...)
2. La Sala de Cuestiones Preliminares, a solicitud del Fiscal o de
oficio, podrá celebrar una audiencia en ausencia del acusado para
confirmar los cargos en los cuales el Fiscal se basa para pedir el
enjuiciamiento cuando el imputado:
a) Haya renunciado a su derecho a estar presente; o
b) Haya huido o no sea posible encontrarlo y se hayan tomado todas
las medidas razonables para asegurar su comparecencia ante la Corte
e informarle de los cargos y de que se celebrará una audiencia para
confirmarlos. En este caso, el imputado estará representado por un
defensor cuando la Sala de Cuestiones Preliminares resuelva que
ello redunda en interés de la justicia.
acusado debe estar en condiciones que le permitan entender y atender los procedimientos. Aunque el Estatuto
guarda silencio sobre los casos en los que el sindicado no está en condiciones de atender a un juicio, las reglas
sobre pruebas y procedimiento han llenado está laguna señalando que la Sala bien puede suspender el proceso
realización de juicios in absentia; así, el acusado tiene el derecho de estar
presente durante toda la etapa de juzgamiento, excepto cuando, como
resultado de su propio comportamiento, perturbe continuamente su desarrollo
(artículo 63 ER) y, en consecuencia, si no hay otras medidas razonables
adecuadas, el acusado puede ser retirado dándosele la oportunidad de observar
el juicio y dar instrucciones a su defensor desde fuera de la Sala. El retiro del
acusado de la Sala donde se desarrolla el juicio durará el tiempo que sea
estrictamente necesario.
El juicio será público. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia podrá decidir
que determinadas diligencias se efectúen a puerta cerrada, de conformidad con
el artículo 68268 debido a circunstancias especiales o para proteger la
información de carácter confidencial o restringida que haya de presentarse en
la práctica de la prueba.
cuando tal circunstancia esté plenamente probada. Cfr. Schabas William. Introduction to the International
Criminal Court, Op. cit. p. 121.
268
Este artículo establece disposiciones de protección de las víctimas y los testigos y señala en su párrafo 2
que “Como excepción al principio del carácter público de las audiencias establecido en el artículo 67, las
Salas de la Corte podrán, a fin de proteger a las víctimas y los testigos o a un acusado, decretar que una parte
del juicio se celebre a puerta cerrada o permitir la presentación de pruebas por medios electrónicos u otros
medios especiales. En particular, se aplicarán estas medidas en el caso de una víctima de agresión sexual o de
un menor de edad que sea víctima o testigo, salvo decisión en contrario adoptada por la Corte atendiendo a
todas las circunstancias, especialmente la opinión de la víctima o el testigo”.
269
Esta disposición alude al procedimiento en caso de declaración de culpabilidad. La persona a quien se le
imputa la comisión de un delito de competencia de la Corte Penal Internacional podrá declararse culpable a
partir de la constatación del cumplimiento de unas serie de condiciones por parte de la SPI, a saber: que el
acusado comprenda la naturaleza y las consecuencias de la declaración de culpabilidad; que esa declaración
haya sido formulada voluntariamente tras suficiente consulta con el abogado defensor; y si la declaración de
culpabilidad está corroborada por los hechos de la causa conforme a: i) los cargos presentados por el Fiscal y
aceptados por el acusado; ii) Las piezas complementarias de los cargos presentados por el Fiscal y aceptados
por el acusado; y iii) Otras pruebas, como declaraciones de testigos, presentadas por el Fiscal o el acusado.
La Sala de Primera Instancia, de constatar que se cumplen las condiciones a que se hace referencia en el
párrafo 1 del artículo 56, considerará que “la declaración de culpabilidad, junto con las pruebas adicionales
presentadas, constituye un reconocimiento de todos los hechos esenciales que configuran el crimen del cual se
ha declarado culpable el acusado y podrá condenarlo por ese crimen”. Cfr. artículo 65 párrafo 2 ER.
la evidencia, desde un punto de vista práctico, la diferencia no parece ser tan
grande.270
Ahora bien, las funciones de la Sala de Primera Instancia en la etapa del juicio
se concretan de la siguiente manera. En primer lugar, el magistrado presidente
de la Sala de Primera Instancia podrá impartir directivas para la
substanciación del juicio “en particular para que éste sea justo e imparcial”
(artículo 64. 8. literal b) ER). Con sujeción a las directivas que imparta el
magistrado presidente, “las partes podrán presentar pruebas” de conformidad
con las disposiciones generales contenidas en el Estatuto. En segundo lugar, es
obligación de la Sala de Primera Instancia ver que el juicio sea justo y
expedito, y conducido con pleno respeto a los derechos del acusado y con la
debida protección de las víctimas y testigos.
Así, es sobre la base de un juicio expedito, justo e imparcial que los Estados
Partes reconocen la jurisdicción de la Corte Penal Internacional y acuden a
ella como una forma de complementación de sus respectivos órdenes internos.
La implementación del Estatuto de Roma parte del mismo supuesto que se
aplica en el orden interno, para todas las actuaciones judiciales y
administrativas, a saber, la existencia de una autoridad competente que, en
aplicación de normas preexistentes al hecho que es objeto de debate judicial,
observa la plenitud de garantías comúnmente exigibles en un juicio.
Por su parte, durante la etapa del juicio, el Fiscal tiene el deber de divulgar
cualquier prueba que muestre, o tienda a mostrar la inocencia, o tienda a
atenuar la culpabilidad de acusado o afectar la credibilidad de las pruebas de
cargo.
De este modo, todas las pruebas obtenidas como resultado de una violación
del Estatuto o de las normas de derechos humanos internacionalmente
reconocidas serán inadmisibles (regla de exclusión) cuando la violación
suscite serias dudas sobre la fiabilidad de las pruebas o cuando su admisión
atente “contra la integridad del juicio o redunde en grave desmedro de él”.
Estas disposiciones coinciden con los principios establecidos en la
Constitución colombiana, que también protegen la integridad del acervo
probatorio y consagran la nulidad de las pruebas obtenidas con violación del
debido proceso274.
Un aspecto importante es referido por esta parte del título VI del Estatuto de
Roma, pues aquí los Estados Partes no se limitaron a concebir un
procedimiento para la práctica de pruebas, sino que previeron también algunas
formas de resolución de posibles conflictos cuando en el desarrollo de un
proceso puede resultar afectada información vital para la seguridad nacional
de un Estado que, por tanto, se estima inconveniente dar a conocer. Los
artículos 72 y 73 se encargan de señalar la forma de resolver tales conflictos
con el propósito doble de mantener la integridad estatal y de garantizar la
efectividad del proceso en curso. En la clarificación de estas reglas podrá
participar el Estado colombiano cuando se haga parte del Estatuto de Roma y
sea miembro de la Asamblea, de acuerdo con los términos del artículo 112 del
Estatuto.
Aun cuando la Corte puede proceder respecto de estos delitos, puede solicitar
también a un Estado Parte que lo haga. Consecuentemente, el Estatuto obliga a
los Estados a extender sus leyes penales de acuerdo con ello. También las
faltas de conducta en la Corte, tales como perturbar una audiencia o negarse
deliberadamente a cumplir sus órdenes. se sancionan con una multa o con
medidas administrativas tales como la expulsión de la Sala (artículo 71 ER).
Nada impide que dentro del cuerpo de una regulación que intenta describir las
funciones de una Corte penal internacional se dedique uno de sus apartados a
la definición de los delitos y faltas que se pueden cometer en su contra,
vulnerando, por esta vía, tanto la imparcialidad en la que han de basarse sus
decisiones como en la eficacia y autoridad con que pretende resolver los
asuntos que son de su conocimiento.
275
Cfr. artículo 232 del Código de Procedimiento Penal.
276
Una exposición panorámica de esta doctrina se puede encontrar en la jurisprudencia de la Corte Suprema
de los Estados Unidos. Cfr. Lego vs. Twomey, 404 US 477 (1971).
277
Cfr, el caso de la Fiscalía vs. Delalic et. al. (Caso No. IT-96-21-T).
278
Cfr. William Schabas, Introduction to the International Criminal Court, Op. cit. p. 131.
En primer lugar, esta es una disposición que surge de un consenso
internacional interesado en crear un marco jurídico que, a pesar de las
diferencias culturales y jurídicas que existen entre los diferentes Estados
Partes, pueda aplicarse de manera consistente a la persecución de ciertos
crímenes que amenazan con destruir los lazos existentes entre distintos
pueblos (Preámbulo, ER).
La Parte VII del Estatuto de Roma regula las penas a imponer a los
responsables de los delitos establecidos en el artículo 5. Esta parte consta
únicamente de cuatro artículos – penas aplicables (artículo 77), imposición de
la pena (artículo 78), fondo fiduciario (artículo 79) y el estatuto, la aplicación
de las penas por los países y la legislación nacional (artículo 80). El reducido
número de artículos y su redacción en términos generales reflejan la dificultad
de lograr consensos respecto de las sanciones penales entre los diversos países
que intervinieron en la elaboración y aprobación del Estatuto. 279 Dos
tendencias contrapuestas explican el consenso de mínimos al que se arribó:
por una parte, algunos países, entre ellos algunos Estados Árabes y del
279
Kress, Claus, Las sanciones penales, ejecución penal y cooperación en el Estatuto de la Corte Penal
Internacional, en: El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, Op. Cit. Pág. 340.
Caribe, abogaban por la inclusión de la pena de muerte para delitos de
extrema gravedad; por la otra, otros países entre ellos algunos
centroamericanos y suramericanos se oponían a la adopción de la pena de
cadena perpetua teniendo en cuenta su prohibición constitucional. La solución
intermedia excluyó la pena de muerte como sanción,280 e incluyó la pena de
prisión perpetua cuando así lo justifique la extrema gravedad del crimen,
siempre y cuando después de 25 años se revise la sentencia por la Corte para
determinar si ella debe ser reducida.281
Artículo 78
Imposición de la pena
1. Al imponer una pena, la Corte tendrá en cuenta, de conformidad
con las Reglas de Procedimiento y Prueba, factores tales como la
gravedad del crimen y las circunstancias personales del condenado.
(...)
Eduardo Cifuentes Muñoz; T-275de 1994, M.P. Alejandro Martínez Caballero; C-740de 2001, M.P. Álvaro
Tafur Galvis, C-1149de 2001, M.P. Jaime Araujo Rentería; C-760de 2001, M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra y Manuel José Cepeda Espinosa; C-228 de 2002, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa y Eduardo
Montealegre Lynett.
En lo que respecta la forma como el Estatuto regula la determinación de las
penas que serán impuestas a quienes sean condenados por la Corte Penal
Internacional, éste no señala para cada uno de los crímenes descritos en los
artículos 6, 7 y 8, la pena que corresponde ni fija límites mínimos, tal como
tradicionalmente se ha hecho en el derecho penal colombiano. Ello, sin
embargo, no supone un tratamiento diferente al previsto en nuestro
ordenamiento, puesto que las penas a imponer por los crímenes de
competencia de la Corte Penal Internacional son en todo caso determinadas y
respetan el principio de legalidad de la pena que hace parte del derecho al
debido proceso (artículo 29 CP).
287
Ver por ejemplo, el “Acuerdo de Cooperación judicial en materia penal entre el Gobierno de la República
de Colombia y el Gobierno de la República del Paraguay" hecho en Santafé de Bogotá, DC, el treinta y uno
(31) de julio de mil novecientos noventa y siete (1997) y de la Ley Nº 452 de agosto 4 de 1998, declarados
constitucionales en la Sentencia c-404de 1999, MP: Alejandro Martínez Caballero; la ley 453 de 1998, "Por
medio de la cual se aprueba el Convenio de asistencia judicial mutua en materia penal entre el Gobierno de la
República de Colombia y el Gobierno de la República Francesa", suscrito en París el 21 de marzo de 1997,
declarados exequibles en la sentencia C-224de 1999, MP: Carlos Gaviria Díaz; la Ley 462 del 4 de agosto de
1998, "Por medio de la cual se aprueba el “Acuerdo entre el Gobierno de la República de Colombia y el
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre mutua asistencia en materia penal', hecho en Londres,
el once (11) de febrero de mil novecientos noventa y siete (1997)", declarados exequibles en la sentencia C-
225de 1999, MP: José Gregorio Hernández Galindola Ley 450 del 4 de agosto de 1998, "Por medio de la cual
se aprueba el “Acuerdo sobre asistencia legal y cooperación judicial mutua entre el Gobierno de la República
de Colombia y el Gobierno de la República de Panamá”, hecho en la ciudad de Panamá el diecinueve (19) de
noviembre de mil novecientos noventa y tres (1993)”, declarados exequibles por la sentencia C-253de 1999,
MP: José Gregorio Hernández;
288
Proyecto de Responsabilidad de los Estados de 1996, Comisión de Derecho Internacional de las Naciones
Unidas
.16.2. 4.11.1.2. Otras formas de cooperación y fundamentos admisibles
para negarse a cumplir con una solicitud de cooperación de la Corte Penal
Internacional
A la luz del Estatuto de Roma, “entrega” significa, “la entrega de una persona
por un Estado a la Corte Penal Internacional, mientras que "extradición" se
refiere a la “entrega de una persona por un Estado a otro Estado de
conformidad con lo dispuesto en un tratado o convención o en el derecho
interno”(artículo 102 ER).
IV. Cuando (i) el Estado que solicita es también un Estado Parte; y (ii) la
Corte ya ha decidido sobre la admisibilidad, tomando en cuenta la
investigación o el enjuiciamiento que lleva a cabo el Estado requirente;
entonces (iii) el Estado solicitado deberá dar prioridad a la solicitud de
la Corte. Si la Corte aún está considerando la cuestión de admisibilidad,
el Estado no deberá extraditar a la persona al Estado requirente hasta
que la Corte decida la admisibilidad del caso. (artículo 90.2 ER)
V. Cuando (i) el Estado requirente no sea un Estado Parte; y (ii) el Estado
requerido no está obligado por alguna norma internacional a conceder la
extradición al Estado requirente; y (iii) la Corte haya decidido sobre su
admisibilidad; entonces (iv) el Estado requerido deberá dar prioridad a
la solicitud de entrega de la Corte (artículo 90.4 ER). Si la Corte no ha
determinado aún la admisibilidad de la causa, el Estado requerido podrá
dar curso a la solicitud de extradición de manera discrecional, pero no la
hará efectiva hasta tanto no se resuelva la admisibilidad a la persona al
Estado requirente (artículos 90.3 y 90.5) ER).
La Ley 600 de 2000 en su artículo 530, sobre causales de libertad, establece lo siguiente: “La persona
reclamada será puesta en libertad incondicional por el Fiscal General de la Nación, si dentro de los sesenta
(60) días siguientes a la fecha de su captura no se hubiere formalizado la petición de extradición, o si
transcurrido el término de treinta (30) días desde cuando fuere puesta a disposición del Estado requirente, éste
no procedió a su traslado. En los casos aquí previstos, la persona podrá ser capturada nuevamente por el
mismo motivo, cuando el Estado requirente formalice la petición de extradición u otorgue las condiciones
para el traslado.” Por su parte, en el artículo 10 del Tratado Multilateral de Extradición, aprobado en la VII
Conferencia Internacional Americana aprobada en Montevideo y adoptada como legislación interna por la
Ley 75 de 1935, se establece un período máximo de detención de dos meses.
que en este aspecto, el artículo 92 establezca un tratamiento diferente al
previsto en nuestro ordenamiento nacional.
Una vez el condenado cumpla la pena, éste puede ser trasferido a otro Estado
que esté obligado a recibirlo o a un Estado que consienta en hacerlo, para lo
que debe contarse con la anuencia del condenado. El Estado de ejecución
puede decidir si lo autoriza a permanecer en su territorio (artículo 107 ER).
“Artículo 103
Función de los Estados en la ejecución de las penas privativas de
libertad
La parte XI del Estatuto contiene un solo artículo, el 112, que versa sobre la
Asamblea de los Estados Partes.
El Estatuto señala que se hará todo lo posible para que las decisiones sean
adoptadas por consenso. En caso de que ello no sea posible, se prevé que las
decisiones sobre cuestiones de fondo sean aprobadas por no menos dos tercios
de los votos, siempre y cuando haya quórum el cual será de la mayoría
absoluta de los Estados Partes. Las decisiones sobre cuestiones de
procedimiento requieren de la mayoría simple de los Estados Partes presentes
y votantes. Cada Estado tendrá un voto (artículo 112.7 ER).
El Estatuto establece que tales gastos se financiarán por medio de las cuotas
de los Estados Partes y de fondos provenientes de las Naciones Unidas, "en
particular respecto de los gastos efectuados en relación con cuestiones
remitidas por el Consejo de Seguridad" (artículo 115 ER).
La regla general para las enmiendas es que una vez éstas sean aprobadas
según el trámite establecido, regirán para todos los Estados Partes (artículo
121.4 ER). Sin embargo, se estableció una excepción: las enmiendas a los
artículos 5 (Crímenes de la competencia de la Corte), 6 (Genocidio), 7
(Crímenes de lesa humanidad) y 8 (Crímenes de guerra), sólo regirán para los
Estados Partes que efectivamente las hayan aceptado, un año después de su
ratificación.297
Algunos Estados quisieron incorporar una excepción a esta excepción, indicando que en caso de que la
297
enmienda propuesta reflejara la costumbre internacional, la Asamblea o Conferencia podría decidir que
entrara en vigor inmediatamente para todos los Estados; la propuesta no fue aceptada finalmente.
enumeradas en el artículo 122, referentes a cuestiones de carácter meramente
institucional.
No hay ninguna diferencia con la mayoría de los Estados Partes requerida para
la adopción de la enmienda, pero la entrada en vigor de las enmiendas en esta
categoría es de seis meses después de su aprobación por la mayoría requerida
de Estados Partes, y no un año después de la ratificación o aprobación, tal y
como lo determina el caso del artículo 121. Las enmiendas a estos artículos se
aplican a todos los Estados Partes. No se necesita una ratificación posterior a
la aprobación por un Estado Parte para este tipo de enmienda.
Tanto los Estados Partes como otras entidades institucionales podrán proponer
enmiendas a las Reglas de Procedimiento y Prueba y a los Elementos de los
Crímenes, las cuales requerirán de una mayoría de dos tercios de los Estados
Partes para ser adoptadas (artículos 9.2 y 51.2 ER). El procedimiento a seguir
es similar al de las enmiendas de carácter exclusivamente institucional.
Además, los Estados Partes podrán sugerir enmiendas a las Reglas en
cualquier momento después de su aprobación por la Asamblea de Estados
Partes (artículos 9.2 y 51.2 (a) ER). Estas enmiendas deben ser aprobadas por
una mayoría de dos tercios de los miembros de la Asamblea de Estados Partes
y entrarán en vigor cuando hayan sido aprobadas por ese mismo número de
Estados Parte.
Se podrá optar por la renuncia con efecto inmediato cuando se apruebe una
enmienda por siete octavos de los Estados Partes. Cualquier Estado que no
haya aceptado la enmienda podrá, dentro del año posterior a la entrada en
vigor, renunciar inmediatamente al Estatuto.
El artículo 127 dispone que un Estado Parte podrá denunciar el Estatuto por
medio de una notificación dirigida al Secretario General de las Naciones
Unidas y, con ello, dejará de ser parte del mismo. La denuncia surtirá efecto
un año después de la fecha en que se reciba la notificación, a menos que en
ella se indique una fecha posterior. Esta disposición reafirma el artículo 9
constitucional, que establece el consentimiento como fundamento para
obligarse internacionalmente y además con los principios de derecho
internacional aceptados por Colombia, dentro de los cuales se encuentran las
disposiciones sobre la materia que consagra la Convención de Viena de 1969,
sobre el derecho de los tratados.
Del análisis material anterior se aprecia que las normas del Estatuto surten
efectos dentro del ámbito de la competencia de la Corte Penal Internacional.
Las disposiciones en él contenidas no remplazan ni modifican las leyes
nacionales de tal manera que a quien delinca en el territorio nacional se le
aplicará el ordenamiento jurídico interno y las autoridades judiciales
competentes al efecto son las que integran la administración de justicia
colombiana. Por ejemplo, ningún juez penal nacional adquiere en virtud del
Estatuto de Roma la facultad de imponer la pena de reclusión a perpetuidad.
Sólo puede hacerlo la Corte Penal Internacional en ejercicio de la competencia
complementaria a ella atribuida por el Estatuto, cuando se den las condiciones
y se cumplan los requisitos en él previstos.
Por lo tanto, resulta procedente advertir que, como el ámbito del Estatuto de
Roma se limita exclusivamente al ejercicio de la competencia complementaria
atribuida a la Corte Penal Internacional y a la cooperación de las autoridades
nacionales con ésta, el tratado no modifica el derecho interno aplicado por las
autoridades judiciales colombianas en ejercicio de las competencias
nacionales que les son propias dentro del territorio de la República de
Colombia. Esto será recogido cuando se resuman las declaraciones
interpretativas en el capítulo V de la presente providencia.
4.17 Precisión sobre los Elementos de los Crímenes y sobre las Reglas de
Procedimiento y Prueba
Por esta razón varias delegaciones propusieron que hubiera en el Estatuto una
disposición que precisara los elementos de varios de los crímenes de
competencia de la Corte Penal Internacional, con el fin de darle a ésta,
suficiente guía positiva para la interpretación de tales crímenes. Sin embargo,
las delegaciones no llegaron a un acuerdo sobre el contenido de tal disposición
ni sobre la necesidad de incluirla en el Estatuto. No obstante lo anterior, y por
deferencia con las delegaciones que insistían en ello, se optó por crear un
procedimiento para la redacción de tales elementos a través de la Comisión
Preparatoria, los cuales serían sometidos a la consideración de los Estados y a
su posterior adopción por las dos terceras partes de la Asamblea de Estados
Parte.301 La Comisión también recibió la misión de elaborar reglas de
procedimiento y prueba con miras a su discusión y adopción por la Asamblea
de los Estados Parte. Ambos instrumentos denominados Elementos de los
Crímenes (artículo 9 del E.R.) y Reglas de Procedimiento y Prueba (artículo
300
Una inquietud similar ya había sido planteada por varios Estados cuando la Comisión de Derecho
Internacional de las Naciones Unidas solicitó comentarios sobre el Proyecto de Código de Crímenes contra la
Paz y Seguridad de la Humanidad de 1991, que llevó al Proyecto de Código adoptado en 1996.
301
Ver entre otros, Sunga, Lyal S. La jurisdicción “ratione materiae” de la Corte Penal Internacional. En
Ambos, Kai y Guerrero, Oscar Julián, comp. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Universidad Externado de Colombia, 1999, páginas 236-237 y 266
51 del E.R.) fueron preparados y los anteproyectos definitivos serán
considerados por la Asamblea de Estados Partes en septiembre de 2002.302
IV. Requieren para su aprobación del voto favorable de las dos terceras
partes de los miembros de dicha Asamblea;
En este orden de ideas, la Corte concluye que, los artículos 9 y 51 del Estatuto
de Roma, relativos a los Elementos del Crimen y a las Reglas de
Procedimiento y Prueba cuya adopción compete a la Asamblea de los Estados
Partes por una mayoría de los dos tercios de sus miembros, no sustraen dichos
instrumentos de la aprobación por el Congreso de la República ni del control
constitucional previstos en la Constitución Política.
Antes de indicar las conclusiones finales del análisis material anterior, la Corte
subraya, primero, que el Estatuto de Roma no admite reservas (artículo 120
E.R) y, segundo, que el estudio del contenido del Estatuto efectuado por la
Corte tiene las especificidades mencionadas en el apartado 2 de las
consideraciones.
Por lo expuesto en esta sentencia, concluye la Corte que la Ley 742 de 2002,
por medio de la cual se aprueba el Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional y el correspondiente tratado son constitucionales.
308
Las declaraciones interpretativas pueden ser consultadas en la siguiente página Web:
http://www.un.org/law/icc
3) El artículo 28 del Estatuto de Roma establece la responsabilidad de jefes
militares, ya sea de un ejército regular o de un grupo armado irregular, por
crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional cometidos por
fuerzas bajo su mando. Así mismo, extiende la responsabilidad del
comandante a superiores civiles respecto de crímenes cometidos por sus
subordinados en las circunstancias establecidas en el Estatuto de Roma. Este
sistema de responsabilidad especial fue autorizado por el Acto Legislativo No.
02 de 2001 para los casos que lleguen al conocimiento de la Corte Penal
Internacional.
No obstante se advierte que, como el Acto Legislativo citado forma parte del
cuerpo permanente de la Constitución y, por tanto, ha de ser interpretado de tal
forma que guarde consonancia con las otras disposiciones de la Carta, la Corte
señala las materias respecto de las cuales procede, sin que ello contraríe el
Estatuto, que el Presidente de la República, en el ámbito de sus atribuciones,
declare cuáles son las interpretaciones de algunos apartes del mismo que
armonizan plenamente la Constitución con el Estatuto de Roma. Dicho
señalamiento por la Corte en ningún caso supone que existe una
inconstitucionalidad parcial del Estatuto. Esta determinación obedece al
cumplimiento del principio fundamental según el cual todas las autoridades
tienen como finalidad asegurar la efectividad de los principios, derechos y
deberes consagrados en la Constitución (artículo 2 C.N.), así como al
propósito de concretar el mandato de colaboración armónica entre los órganos
que integran las ramas del poder público, dentro del respeto a las órbitas de
competencia de cada uno, en este caso, de la Corte Constitucional a la cual se
le ha confiado la guarda de la integridad y supremacía de la Carta y del
Presidente de la República al cual se le ha atribuido la dirección de las
relaciones internacionales de Colombia (artículo 113 C.N). Tales materias son
las siguientes:
(1) Ninguna de las disposiciones del Estatuto de Roma sobre el ejercicio de las
competencias de la Corte Penal Internacional impide la concesión de
amnistías, indultos o perdones judiciales por delitos políticos por parte del
Estado Colombiano, siempre y cuando dicha concesión se efectúe de
conformidad con la Constitución Política y los principios y normas de derecho
internacional aceptados por Colombia.
(2) Siempre será en interés de la justicia que a los nacionales colombianos les
sea garantizado plenamente el derecho de defensa, en especial el derecho a ser
asistido por un abogado durante las etapas de investigación y juzgamiento por
parte de la Corte Penal Internacional (artículo 61, párrafo 2, literal b, y artículo
67, párrafo 1, literal d).
(6) Los artículos 9 y 51 del Estatuto de Roma, relativos a los Elementos del
Crimen y a las Reglas de Procedimiento y Prueba cuya adopción compete a la
Asamblea de los Estados Partes por una mayoría de los dos tercios de sus
miembros, no sustraen dichos instrumentos de la aprobación por el Congreso
de la República ni del control constitucional previstos en la Constitución
Política.
VII. DECISIÓN
RESUELVE:
VIII.
IX. Aclaración de voto a la Sentencia C-578/02
1. Magistrado Ponente:
Dr. MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA
b.) El sentido y alcance del análisis del Estatuto de Roma que se elabora en la
sentencia, no corresponde propiamente al control constitucional de su
contenido normativo sino a un ejercicio doctrinal y dogmático que
consideró necesario realizar la Corte, por la importancia del instrumento
internacional, con el propósito de ofrecer una perspectiva descriptiva e
interpretativa de las normas jurídicas sometidas a su control formal.
3. El tercer asunto respecto del cual debo aclarar mi voto es el que se refiere a
la relación entre las obligaciones derivadas del Estatuto y la posibilidad de que
un Estado Parte conceda amnistías internamente.
Finalmente, gran parte de las conductas prohibidas por el Estatuto hacen parte
del ius cogens o derecho internacional imperativo. A pesar de que la
Sentencia así lo afirma y sustenta tal afirmación, no se detiene a analizar las
repercusiones que ello tiene en relación con la posibilidad jurídica
internacional de conceder amnistías por lo delitos contemplados en el
Estatuto. El carácter imperativo de las normas de ius cogens impide que los
Estados pacten internacionalmente contraviniendo una de tales disposiciones.
Si no se puede pactar internacionalmente en contra: ¿es válido un pacto
interno que contraríe una norma de ius cogens? Por supuesto ningún Estado
las puede autorizar internamente, pero: ¿puede tolerar tales conductas una vez
que la jurisdicción interna ha establecido que se cometieron?
Fecha Ut Supra,