Monografia Hegel

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MONOGRAFÍA DE GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL

Margiory Sofia, Requiz Cordova

Departamentos Académicos de Oceanografía, Pesquería, Ciencias Alimentarias y Acuicultura,

Universidad Nacional Federico Villarreal

Asignatura: Filosofía y Ética

Ing. ING. EDMUNDO GUZMÁN LOYOLA

7 de septiembre de 2023
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GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL

1. Introducción

Hegel (1770-1831) es el punto culminante del idealismo alemán. Con un

portentoso dominio del saber y con una profundidad inigualable, Hegel empréndela

empresa de mostrar el ser en su totalidad. La filosofía de Hegel es, pues, un idealismo

absoluto.

Después de Hegel, se producirá un brusco viraje del idealismo al materialismo. La

izquierda hegeliana transformará la grandeza del espíritu por la realidad concreta de

la materia.

Después de que Kant (1724-1804) expusiera su programa filosófico, toda la filosofía

posterior tenía, inevitablemente, que partir de él. Kant era el punto de referencia

inevitable, pero, a la vez, también era superar algunas de sus ideas en algunos puntos.

Será Hegel el que logre superar el sistema de pensamiento kantiano.


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Hegelianismo

Doctrina filosófica de Hegel, o pensamiento influido por este autor. Entre los

hegelianos se distingue el ala derecha, ortodoxa o tradicional, que insiste en los rasgos

nacionalistas y concibe el Estado como la síntesis perfecta entre lo privado y lo

público, al tiempo que cultiva la visión teológica de las teorías de Hegel, y la

izquierda («jóvenes hegelianos»), para la cual la religión aparece superada por la

filosofía, y que se interesa en particular por el método dialéctico aplicado a la realidad

(materialismo dialéctico); en esta última corriente se destacan autores como D.

Strauss, B. Bauer, L. Feuerbach, K. Marx y F. Engels.

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich (1770-1831), filósofo alemán, máximo representante

del idealismo y uno de los teóricos más influyentes en el pensamiento universal desde

el siglo XIX.

2. Vida Y Obra

Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770, hijo de un funcionario de la

hacienda pública, Hegel creció en un ambiente de pietismo protestante y estudió a los

clásicos griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de su ciudad natal.

Animado por su padre para que se protestante, en 1788 ingresó en el seminario de la

Universidad de Tubinga, donde entabló amistad con el poeta Friedrich Hölderlin y el

filósofo Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, de significada filiación romántica,

compartiendo con ellos su entusiasmo por la Revolución Francesa y la antigüedad

clásica. Después de completar un curso de Filosofía y Teología, y decidir que no

quería seguir la carrera religiosa, en 1793 comenzó a ejercer como preceptor en Berna

(Suiza). En 1797 consiguió un cargo similar en Frankfurt, pero dos años más tarde su
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padre falleció, dejándole un legado cuya cuantía económica le permitió abandonar

su trabajo como tutor.

En 1801 se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió, escribió y logró un

puesto como profesor. Allí concluyó la Fenomenología del espíritu (1807), una de sus

obras más importantes. Permaneció en Jena hasta octubre de 1806, cuando la ciudad,

en el transcurso de las Guerras Napoleónicas, fue ocupada por las tropas francesas,

por lo que se vio obligado a huir. Desde 1807 hasta 1809, una vez agotadas las rentas

que le había proporcionado la herencia paterna, trabajó como redactor en el

periódico Bamberger Zeitung de Baviera. Sin embargo, el periodismo no le agradó y

en 1809 se trasladó a Nuremberg donde fue director de un gymnasium durante ocho

años. Durante los años que residió en Nuremberg, Hegel

conoció y contrajo matrimonio con Marie von Tucher, de quien tuvo tres hijos: una

niña (que murió al poco de nacer) y dos varones (Karl e Immanuel).

Antes de su matrimonio, Hegel había tenido un hijoilegítimo (Ludwig) que acabaría

viviendo en el hogar de los Hegel. Después de haber trabajado en su

redacción durante siete años, publicó en Nuremberg otro de sus más afamados

escritos, Ciencia de la Lógica (1812-1816). En 1816 aceptó la cátedra de Filosofía en

la Universidad de Heidelberg y, poco después, publicó de forma sistemática sus

pensamientos filosóficos en su obra Enciclopedia de lasciencias filosóficas (1817). En

1818 ingresó en la Universidad de Berlín, institución en la cual expuso y enseñó el

conjunto de su pensamiento hasta su fallecimiento, ocurrido en esa misma ciudad el

14 de noviembre de 1831.

La última gran obra publicada por Hegel fue La filosofía del Derecho (1821), aunque

algunas notas de sus conferencias y clases, junto con apuntes de sus alumnos, fueron

también publicadas después de su muerte. En el conjunto de estos trabajos (conocido


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por el nombre genérico de Lecciones o Lecciones de Berlín) se

encuentran Estética (1832), Lecciones sobre filosofía de la religión (1832), Lecciones

de historia de la filosofía (1833-1836) y Lecciones de filosofía de la historia (1837).

Muy influido por las ideas de los grandes pensadores griegos, también conoció las

obras del holandés Baruch Spinoza, del escritor francés Jean-Jacques Rousseau y de

los autores alemanes Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte y Schelling. Aunque

muchas veces sus teorías discreparon de las de los mencionados pensadores, la

influencia que ejercieron sobre él es evidente en sus escritos.

La filosofía de Hegel surge estrechamente vinculada con la situación social, cultural y

filosófica de su tiempo, a la vez que es una respuesta racional a los problemas

planteados por esa situación.

El Marco Histórico – Social

La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la libertad y de la razón. A su

juicio, la situación histórico – social en que vivía estaba necesitada de una mayor

libertad.

La Situación de Alemania.

La guerra de los Treinta Años dejó a Alemania atrasada tanto política como

económicamente. No existía un estado moderno, sino un estado carente de justicia

centralizada y fundamentado sobre un despotismo feudal. Además, el campesinado

aún era muy numeroso, la industrialización era mínima y carecía de una clase media

poderosa que pudiese transformar ese estado de cosas.

Alemania no era un Estado. La libertad estaba sometida y la censura atenazaba la

libertad de expresión. Se atacaba la cultura y todo lo que significaba "ilustración".

Hegel vivió la Alemania de su tiempo como un ataque a sus aspiraciones


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democráticas y a la libertad, y concibió la necesidad de un Estado moderno y racional.

Era preciso también, pues, una idea o concepto de Estado racional.

El Ideal de la "Polis" Griega.

La "polis" griega aparece como un modelo frente a la situación de Alemania. En la

polis griega se cumplía la armonización del individuo con la sociedad: la vida

del hombre nacía, se desarrollaba y moría en la vida y en el "espíritu" de la polis,

hasta el punto de que el individuo

no era nada separado de la comunidad política, social y cultural de la ciudad. En

relación con esto, es muy importante el concepto de Volkgeist (espíritu del pueblo).

Este espíritu es el único concreto y efectivo, ya que el espíritu individual no es sino

abstracto. Para Hegel el espíritu del pueblo da plenitud al individuo. Sin embargo, al

parecer de este filósofo, está realización y armonía resulta deficiente y meramente

"formal", ya que el individuo todavía no ha descubierto la conciencia de su propia

individualidad y de su libertad. En la polis griega sólo algunos llegaron a ser

realmente libres.

El cristianismo y el Descubrimiento de la "Subjetividad" y de la "Conciencia".

Con respecto a la polis griega, el Cristianismo viene a significar, negativamente, la

disolución de la vida armónica y en comunidad social. Positivamente, significa el

descubrimiento del concepto de "subjetividad", que será interpretado por Hegel como

un momento absolutamente necesario para la realización plena de la libertad y

el desarrollo y perfección del espíritu. La religión constituye para Hegel un aspecto

fundamental de la vida de un pueblo. El concepto de subjetividad vendrá a significar,

en último término, una crítica y un opuesto al concepto "positivización" que puede

hacerse de la vida político – social. El término "positividad" viene a significar un

'límite' que se le impone a la vida desde una realidad impuesta de un modo exterior y
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por la fuerza de la tradición, sin estar fundada y justificada ante la propia razón.

"Positividad" vendría a equivaler a "alienación ". El hallazgo de la subjetividad y

su carácter de principio racional y libre representará para Hegel un principio rector en

la organización social y política de la vida del espíritu.

La Revolución Francesa

La Revolución Francesa significó para Hegel el triunfo de la Razón. La Revolución

Francesa

estableció el principio de que el pensamiento debe gobernar la realidad y el orden

político – social; Hegel también tenía la concepción de que sólo puede considerarse

como verdadera realidad aquella que realiza las exigencias y los fines de la Razón.

Además, la Revolución Francesa se proponía aunar la vida en comunidad con el

principio de subjetividad: la realización de la libertad y el sentirse libre. Sin embargo,

la experiencia del Terror en la época de Robes Pierre mostró a Hegel la tremenda

dificultad de conjugar racionalmente la libertad del hombre y la organización político

– social en un equilibrio en el que ninguno de los polos sea reducido y disuelto en el

otro, pues en tal caso se acabaría con la libertad objetiva y con la vida del Espíritu.

El Marco Filosófico

La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural de la

tradición occidental.

Su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico, en el que confluyen

prácticamente todas las filosofías anteriores. El propio Hegel interpretó así su sistema,

como el estado de maduración y unidad interna de todo el pensamiento anterior a él

(así lo hace en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía).

La filosofía de Hegel se basa en la relación entre los dos conceptos fundamentales de

la filosofía anterior: la Naturaleza (en la filosofía griega) y el Espíritu (en la filosofía


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cristiana y, a partir de Descartes, en la filosofía moderna). Hegel pretende la unidad

interna y la conexión entre Naturaleza y Espíritu, de modo que pueda elaborarse

una teoría unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad. Pero para ello

Hegel necesitaba revisar y superar la filosofía de Kant, que era la que había alcanzado

mayor madurez pero que, en cambio, ofrecía mayores dificultades para

ese proyecto de sistema filosófico unitario, cerrado y total.

Kant veía como insuperables las siguientes cuestiones:

– La distinción entre el entendimiento y la razón. El entendimiento para Kant sólo

alcanzaba a los fenómenos, a lo finito y limitado. La razón, aunque tiende hacia lo

absoluto y lo infinito, no puede alcanzar esa plenitud.

– La distinción entre fenómeno y noúmeno. Esta distinción supone que el orden de la

realidad está dividido, sin que sea posible elaborar una teoría absoluta y total sobre la

realidad en su integridad.

– La distinción entre el ser y el deber ser. Esta distinción establecía una radical

distinción entre la teoría (el pensamiento) y la praxis (la acción).

– La escisión entre lo finito y lo infinito (mundo – Dios, Naturaleza – Espíritu).

Aristóteles concebía la filosofía como la tendencia a un saber universal y necesario de

la realidad de lo total. Para Kant esta tarea será algo inalcanzable para la limitada

razón

humana (y por eso para Kant la filosofía era una crítica). Hegel, corrige a Aristóteles

afirmando que la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al saber para ser un

efectivo y pleno Saber; y corrige a Kant diciendo que tiene que ser ciencia (y, por lo

tanto, no crítica, sino sistema): el sistema absoluto de la totalidad de lo real (un

sistema racional.

3. La Dialéctica
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Sentido De La Dialéctica

El término "dialéctica", aunque no fue Hegel el primero en utilizarlo (lo habían hecho

ya, por citar dos ejemplos, Platón y Kant), sirve para caracterizar toda su filoSofía

llamándola método dialéctico o naturaleza dialéctica de la realidad.

Carácter Concreto e Histórico de la Dialéctica.

Ya habíamos hablado de que la filosofía de Hegel nacía unida a un marco histórico y

social determinado, en el que Hegel denunciaba la falta de libertad del hombre. El

término "dialéctica" es utilizado por Hegel para comprender y expresar la situación

real del mundo. En la dialéctica de Hegel queda patente, pues, una voluntad de

actuación sobre una realidad escindida, contradictoria y alienaba que lucha por

superar esa situación.

La dialéctica expresa, pues, tanto la contradicción del mundo existente cuanto la

necesidad de superar los límites presentes en un afán de superación movido por la

necesidad de una realización total y de un modo efectivo de la libertad y de la

infinitud.

La Dialectica como Estructura de la Realidad.

Pero también habíamos visto que la filosofía de Hegel estaba inserta en un marco

filosófico muy preciso. En ese sentido, en cuanto expresión de la filosofía de Hegel,

dialéctica significa la radical oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria de

la realidad y del conocimiento. El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa

es lo que es, y sólo llega a serlo en interna relación, unión y dependencia con otras

cosas y, en último término, con la totalidad de lo real.

La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte para nada

a la relativa independencia de cada cosa en su singularidad. Esta concepción se opone

a la interpretación empírica de la experiencia. Frente a la supuesta autonomía de los


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hechos tal y como son dados en la experiencia, la estructura dialéctica de lo real acaba

por mostrar que los hechos no son sino el resultado de un juego interno de relaciones

que son las que, en última instancia, constituyen las cosas, a pesar de que

aparentemente pueda parecer que los hechos tengan una independencia. Pero el

carácter dialéctico de lo real no sólo significa que tenga una relación interna, sino,

más profundamente aún, que cada cosa sólo es lo que es en un proceso continuado. Es

decir, la realidad, en cuanto dialéctica, no es fija ni determinada de una vez por

siempre, sino que está en un constante proceso de transformación y cambio,

cuyo motor es, a la par, tanto su interna contradicción, limitación y desajuste en

relación con su exigencia e intención de totalidad, infinitud y absoluto, como la

interna relación en que está con otra realidad, que aparece como su contrario.

La realidad en cuanto dialéctica está, pues, regida y movida por la contradicción,

internamente relacionada y constituida como oposición de contrarios. De este modo,

cada realidad particular remite a la totalidad, al todo, y sólo puede ser comprendida y

explicada en relación al todo. Y, por otra parte, cada realidad, casa cosa, no es sino un

momento del todo, que se constituye en el todo, pero que también queda asumida y

disuelta en el todo. Según sus propias palabras, "lo verdadero es el todo".

La Dialéctica como Estructura del Conocimiento.

El carácter dialéctico de la filosofía hegeliana tiene igual alcance en lo que se refiere

al conocimiento o al saber ("conocimiento dialéctico" o "método dialéctico"). Para

Hegel, por su propia concepción de la filosofía como "el conocimiento efectivo de lo

que es en verdad", la teoría acerca de la realidad requiere indagar lo que es el

conocimiento, el saber, el pensar (recuérdese que la relación ser – pensar ha sido una

cuestión fundamental a lo largo de la historia de la filosofía.

Para Hegel tiene una estructura dialéctica. Y tiene esa estructura, en definitiva, porque
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la realidad es dialéctica y, por tanto, el conocimiento también es dialéctico, en cuanto

que es una dimensión de lo real y en cuanto que se configura dialécticamente al

manifestar adecuadamente la naturaleza dialéctica de la realidad. Pero, en verdad, las

distinciones entre conocimiento y realidad, pensar y ser, etc., son, según Hegel,

inadecuadas, justamente en razón del carácter dialéctico de la realidad en general y

del principio hegeliano de que "lo verdadero es el todo". Lo que hay, en cualquier

caso, es la relación interna y estructural entre el ser y el pensar, o, lo que es lo mismo,

entre el objeto y el sujeto.

Veamos ahora tres puntos fundamentales de la estructura dialéctica del

conocimiento:

El conocimiento, estructuralmente, consiste en la relación sujeto – objeto, de modo

que cada uno de los momentos de esta relación sólo lo es por beneficio o

consideración del otro. Pero con la peculiaridad de que cada uno de ellos niega y

contradice al otro, dándose entre ellos una desigualdad y desajuste (que de ser

definitivos e insuperables harían imposible una plena verdad), desigualdad que

impone un proceso de transformación en el que se tienda a la igualdad o identidad .El

proceso encaminado a superar la diferencia entre objeto y

sujeto tiende a la identidad de ambos. Es decir, se tiende a la reducción de uno al

otro. Sólo en la identidad total que se alcanza en la total reducción es posible alcanzar

uno conocimiento total y absoluto, es decir, un conocimiento que sabe la totalidad de

lo real. Hegel, pretende hacer de la filosofía un sistema para llegar a un conocimiento

absoluto. Sólo un conocimiento total y que sepa la totalidad de un modo absoluto

merece, según Hegel, el nombre de verdadero conocimiento (él lo llama ciencia). El

conocimiento dialéctico es un conocimiento absoluto; y no sólo porque llega a saber

la totalidad de lo real, sino porque además sabe cada realidad particular "en relación al
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todo y como formando un momento del todo".

Así sólo gracias al conocimiento o saber absoluto adquiere validez y sentido cada

conocimiento provisional, relativo y parcial. El conocimiento dialéctico es, pues, un

conocimiento absoluto. Esta tesis epistemológica está conectada estrechamente con la

tesis ontológica de que lo verdadero es el todo.

En la reducción a la identidad absoluta en que se alcanza el verdadero y pleno

conocimiento dialéctico tiene lugar la disolución de uno de los momentos

estructurales del conocimiento en el otro. Hegel interpretará está disolución y

reducción como la reconversión

del objeto en el sujeto: será, pues, en el sujeto y como sujeto como se alcance la

identidad absoluta. La identidad será una identidad en y del sujeto. Pero con esa

reducción no sólo se cumple una reducción epistemológica (del objeto de

conocimiento al sujeto de conocimiento), sino también una reducción ontológica (del

ser en el pensar). Y siendo el Sujeto del saber, en último término, pensamiento, razón

o idea, la reducción al sujeto, la reducción del ser al pensar, convierte la filosofía

hegeliana en un idealismo absoluto. No se trata tanto de la reducción del ser al pensar,

cuanto, de la interpretación de lo real, del ser, como Idea o Razón: "Todo lo real es

racional"; "el que lo verdadero sólo es real como sistema o el que la sustancia es

esencialmente sujeto, se expresa en la representación que enuncia lo absoluto como

espíritu, el concepto más elevado de todos y que pertenece a la época moderna… Sólo

lo espiritual es lo real".

Estructura De La Dialéctica

Hemos visto que para Hegel la dialéctica no se limita a ser un método del

conocimiento, sino que es algo más. La dialéctica constituye la naturaleza y estructura

de lo real, y por ello es por lo que constituye el modo de proceder del conocimiento.
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La estructura y esencia de la dialéctica es un todo complejo constituido por tres

momentos o aspectos implicados entre sí (y es ésta la auténtica interpretación, y no

que sean tesis, antítesis y síntesis –términos, por otro lado, que Hegel nunca utilizó–

tres pasos sucesivos):

Lo que se ha llamado tesis (el aspecto o momento abstracto o intelectual).

Suele interpretarse la tesis como una afirmación cualquiera, una realidad, un

concepto. Pero esta afirmación lleva en su entraña un contrario, ya que la realidad no

es estática, sino dinámica.

Lo que se ha llamado antítesis (el aspecto o momento dialéctico o negativo –

racional). Suele interpretarse como la negación de la afirmación anterior, ya que es

esa contradicción el motor de la dialéctica. Este momento negativo es lo que hace

dinamizar la realidad.

Lo que se ha llamado síntesis (el aspecto o momento especulativo o positivo –

racional). Suele interpretarse como la superación del conflicto, la negación de la

negación anterior. Los dos momentos anteriores son a la vez eliminados y

conservados, es decir, elevados a un plano superior. La síntesis conserva todo lo

positivo que había en los momentos anteriores. Por eso la síntesis es enriquecimiento

y perfección, es la seguridad de que la realidad está en constante progreso. La síntesis

se convierte inmediatamente en tesis del proceso siguientes, a la que se opondrá la

antítesis para dar lugar nuevamente a una síntesis que será a la vez la tesis del proceso

siguiente: todo está en constante progreso dialéctico.

Esto tres momentos de la dialéctica hegeliana están vertebrados y constituidos

en una estructura cuya adecuada comprensión se alcanza mediante lo que podríamos

denominar categorías fundamentales de la dialéctica:


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Inmediatez – mediación.

Totalidad.

Negatividad – contradicción.

Superación.

4. La filosofía de la historia

Hegel intenta comprender dialécticamente lo que ha sucedido en la historia y

para ello somete y contrasta toda su armazón doctrinal con los sucesos históricos de

cada época.

Para Hegel la reflexión sobre la historia supone una interpretación: la imparcialidad es

imposible. Hay que interpretar la historia desde la racionalidad; hay que atender a los

hechos para discernir el proceso racional que se da en la historia. La filosofía de la

historia es la consideración reflexiva de la historia en cuanto que es el espíritu el que

dirige esa historia. Hay que contemplar los hechos, pero interpretándolos a la luz del

espíritu tal como se desenvuelve en el tiempo.

La visión racional de la historia. Las categorías para Hegel la razón rige el

mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido racionalmente. La razón es, pues, la

sustancia de la historia. Si la historia ha transcurrido racionalmente, esto significa que

ha transcurrido de acuerdo con

unas categorías o leyes, y es necesario que el historiador se enfrente a la historia con

esas armas para poder explicar de forma convincente y racional la historia.

Esas categorías son las siguientes:

Variación. Se pone de manifiesto si nos fijamos en el cambio de individuos,

pueblos y Estados que se van sucediendo: "Vemos un ingente cuadro de


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acontecimientos, pueblos, Estados e individuos en incesante sucesión. Cuando uno

desaparece viene otro al momento a ocupar su puesto".

Negatividad. El espíritu en su andadura histórica no cesa de destruirse y

construirse constantemente. Esto significa que las etapas históricas tienen un

desarrollo interno dialéctico que las hace desaparecer para transformarlas en otras más

ricas y potentes: es la dialéctica aplicada a la historia. Cada estadio histórico

se muestra como un individuo y, como tal, nace, florece, madura, decae y muere. En

la muerte de un estadio reside el motor de cambio del proceso histórico, pues lleva en

sí el germen de un nuevo estadio. En este sentido hay que entender la frase "De la

muerte surge la vida". Esta idea la explicaban antiguamente a través del ave Fénix: de

sus cenizas surge una vida rejuvenecida y fresca.

Razón. La historia se desenvuelve en el terreno del espíritu. El espíritu es una

conciencia no sólo del sujeto, sino también del objeto (Hegel llamaba a esto

"conciencia de sí". Y esta conciencia de sí es la libertad, es decir, la autoconciencia.

Libertad. Es el principio fundamental que hace posible la historia. Sólo

teniendo conciencia de la libertad se puede ser libre (de los tres tipos de libertad que

distingue Hegel –natural, de capricho y racional–, Hegel se refiere a la libertad

racional). Pero no basta con tener conciencia de la libertad, sino que es necesario

hacerla realidad, objetivarla. Esta libertad se objetiva a través del Estado.

Para saber cómo se objetiva la libertad, es necesario saber lo que es el

espíritu objetivo. El espíritu subjetivo concluye en la conciencia de libertad, pero hace

falta que se den las condiciones objetivas que hagan posible el ejercicio de la libertad.

Estas condiciones son el derecho, la moralidad y la eticidad, de las cuales no vamos a

hablar, que constituyen el espíritu objetivo. El Estado es la perfecta expresión de la


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racionalidad y de la libertad, y, por tanto, representa la forma más alta del espíritu

objetivo.

El Estado representa para Hegel la única realidad capaz de lograr y realizar

plenamente la libertad. En el Estado se inserta plenamente lo individual y lo universal.

El capricho individual no es libertad. Sólo en el Estado el hombre tiene existencia

racional. Estas ideas de Hegel han motivado que algunos lo acusaran de totalitarista.

Hegel dice que pensar que el Estado no hace más que coartar la libertad de los

individuos es pensar de forma negativa e idealista, ya que sólo el Estado es la única

garantía de la libertad y de que los individuos vivan libremente. Lo demás sería

pensar que el capricho individual puede ser elevado al rango de libertad. Esto hizo

que Hegel criticase algunas de las teorías sobre el Estado de pensadores anteriores

(crítica de los que piensan que el hombre era libre en el estado de naturaleza y que el

Estado no hace sino coartar la libertad, y crítica de la teoría de Estado Patriarcal).

La historia como explicitación del espíritu en el tiempo Para entender mejor

esta noción de historia, veamos por separado los conceptos de "espíritu" y

"explicitación en el tiempo"

Espíritu

Espíritu no es lo opuesto a la materia. Es lo más fuerte, profundo y real de lo

existente. Es el espíritu del mundo o espíritu universal, la fuerza de todas las fuerzas,

la profundidad de todas las profundidades. Es la reconciliación del hombre con la

realidad, la reconciliación del sujeto pensante con el objeto pensado. No es nada

estático. Por el contrario, va evolucionando dialécticamente: espíritu subjetivo

(descubrimiento de sí), espíritu objetivo (realización práctica: aquí hay que colocar a

la historia) y Espíritu Absoluto (encuentro definitivo del hombre con la realidad, del

sujeto con el objeto).


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Explicitación en el tiempo

El espíritu poco a poco se va desarrollando, se va expresando en medio de un proceso

siempre progresivo, sin poder volver atrás.

Por eso la historia es:

El paso de todo la parcial hacia la totalidad.

El tiempo que dura el enriquecimiento progresivo de los seres, de la verdad, de

la libertad…

El encuentro y reconciliación del sujeto con el objeto, del hombre con la

realidad.

La historia es la cumbre en el Espíritu Absoluto: es la total superación de todo

proceso, la máxima unidad de contrarios, la culminación y la plenitud de todo ser, la

expresión máxima de la Libertad, de la Verdad, del Pensamiento…

La Historia Como Escenario De Dios En El Mundo

La razón dialéctica es la que rige el mundo, y, por tanto, la historia universal ha

transcurrido racionalmente.

La comprensión filosófica de la Historia se convierte para Hegel en una justificación

del protagonismo de Dios en la Historia, en lo cual todo lo negativo aparece como

algo subordinado al Todo, al plan total del Espíritu.

Hegel tiene una visión teológica de la historia que implica que todos los

acontecimientos crueles, injustos y bárbaros que se han producido en la historia no

tuvieron más remedio que hacerse. Fueron unos instrumentos en manos del Espíritu

del Mundo. Esa Razón infinita es la que opera en la historia de la humanidad por la

cual esa Razón infinita se realiza a sí misma.

Hegel no se fija en lo penoso del camino histórico, sino en la meta, en el fin con que
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se han llevado a cabo esos sucesos desagradables.

Para Hegel, esa meta, es el Espíritu, y e fin que persigue el Espíritu es la conquista de

la libertad.

La Historia Como Avance De La Conciencia De La Libertad

La historia es el proceso de desarrollo de la libertad. Este proceso es el mismo que el

desenvolvimiento de la verdad parcial hacia la totalidad hasta llegar a la Verdad total.

La historia universal es para Hegel un conjunto de fases o épocas históricas que se

van sucediendo dialécticamente en un progresivo avance de la realización de la

libertad a través del Estado, que no sólo no coarta la libertad de los individuos, sino

que es la única forma de que los individuos vivan en libertad.

Hegel distingue tres estadios en este progreso de la conciencia en libertad que

constituye la trama de la historia:

Oriente. Es el primer período, la infancia de la humanidad, que se caracteriza por la

ausencia de libertad. Los orientales no saben que el hombre como tal es libre, y, como

no lo saben, no lo son. Solamente un hombre era libre: el déspota. Es la época de

despotismo en la que el poder del Estado se concentra en un solo individuo. El

individuo, pues, está absorbido por el Estado. En la relación individuo – colectividad

prevalece el elemento comunidad. Pertenece a este periodo China, India, Persia,

Asia Menor y Egipto.

Occidente: Grecia y Roma. Es el segundo periodo, que contiene la historia del mundo

grecorromano. Es la etapa de la adolescencia de la humanidad. Se inicia la conciencia

de la libertad, y por ello se lucha por la libertad. Pero entre griegos y romanos sólo

sabían que algunos hombres eran libres, pero no que el hombre como tal lo fuera. Por

ello se dio la esclavitud. Sigue prevaleciendo el elemento comunitario sobre el

elemento individual (polis griegas).


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Pueblos Germánicos. Representan la ancianidad de la humanidad. Es un periodo que

se prolonga desde la llegada del cristianismo hasta la época actual (de Hegel, se

entiende). La libertad, que surgió con el cristianismo, no llegó a tener inmediata

expresión en las leyes y en las instituciones porque con el triunfo cristiano perduró la

esclavitud. Ha sido necesario un largo proceso de desarrollo de los pueblos antes del

reconocimiento explícito de la libertad. Se produce la reconciliación de la escisión

sujeto – objeto = individuo – colectividad. Sólo las naciones germánicas han llegado a

la conciencia de que el hombre es libre como hombre. Es la etapa de madurez de la

Historia: todos somos libres. Todos los hombres se sienten y son libres (abolición de

la esclavitud), y realizan su libertad a través del Estado.

¿Qué medios utiliza el espíritu para realizar este fin? A primera vista, pueden parecer

los menos adecuados. Se trata de los pequeños intereses, necesidades y pasiones

humanas que aparecen constantemente en la Historia. Hegel afirma incluso que sin

pasión nada grande se ha realizado en el mundo. Pero ¿cómo puede el Espíritu, con

esa enorme masa de intereses y pasiones individuales realizar el fin universal de la

historia? Es verdad que sin pasión no se hace nada serio en la historia, pero las

pasiones de las grandes figuras de la historia son utilizadas como instrumentos del

Espíritu del Mundo y muestran la "astucia de la razón". La razón hace que el interés

particular de la pasión sirva de cebo a la realización del interés universal. Sus

instrumentos son los grandes personajes históricos, los hombres cuyo fin individual

incluye el fin universal del Espíritu. Tales hombres (Alejandro Magno, Julio

César, Napoleón) no tenían necesariamente conciencia de que sus fines particulares

eran sólo momentos del fin universal.

La institución que asegura la consecución del fin al que se dirige la historia es el

Estado. Este es algo así como el material con el que se construye la historia y llega al
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fin último del Espíritu. El Estado es la realización de la libertad, la unión de la

voluntad universal del Espíritu y de la voluntad subjetiva del individuo. Sólo en la

obediencia al Estado es el hombre verdaderamente libre. Por eso los grandes

individuos históricos han sido los creadores de los grandes Estados. En resumen, el

pensamiento hegeliano se ha desplegado

dialécticamente conforme a los tres momentos:

Tesis: la meta de la historia universal es el progreso en la conciencia de

libertad.

Antítesis: los medios para lograr ese fin son las pasiones y egoísmos de los

individuos.

Síntesis: la unión de ambos momentos y el ámbito de realización de la libertad

es el Estado.

5. Conclusión

Hay que tener muy en cuenta que: Hegel no intenta justificar ninguna forma

política concreta. Lo único que intenta justificar es la racionalidad del Estado. El que

algunos grupos políticos hayan querido justificar su propia doctrina (totalitarismo)

apoyándose en Hegel es otra cuestión. La interpretación que hace Hegel del Estado

hay que situarla dentro de una época determinada y tal vez no valga para otra época.
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Referencias:

 Filosofía real; traducción de José María Ripalda, Fondo de

Cultura Económica, 2006, ISBN 84-375-0589-5.

 Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas: Lógica; traducción de

Antonio Zozaya, Editorial Ricardo Aguilera, ISBN 84-599-0354-0.

(Contiene los Zusats y las observaciones).

 Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas: Lógica; traducción de

Alfredo Llanos, Leviatán, Buenos Aires, 2006, ISBN 987-514-077-5. (No

contiene los Zusats pero sí las observaciones).

 Propedéutica Filosófica; traducción de Laura Mues de Schrenk,

Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1984, ISBN 968-837-001-0.

 Introducción a la historia de la filosofía; traducción de Eloy Terron,

Aguilar, 1984, ISBN 950-511-041-3.


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