Trabajo Final. Leila Yanel Garcia.

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HISTORIA DEL DERECHO PENAL

TRABAJO DE REFLEXION FINAL,


ACERCA DEL LIBRO “EL HOMBRE
EN BUSCA DE SENTIDO”, LA
CUESTION DEL ANTISEMITISMO.

LEILA YANEL GARCIA


COMISION: 0207
AÑO: 2019

Para “escarmiento ejemplar” las SA y SS pasearon


así a esta pareja por las calles de Hamburgo. En el
cartel de la mujer se lee: “Soy la mayor puerca de
la localidad. Solo por judíos me dejo acompañar”.
En el del hombre: “Yo, como joven judío solo
alemanas a mi habitación llevo conmigo”.

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El Libro El Hombre en Busca de Sentido, fue un libro que me acerco una profesora de literatura
cursando el secundario, y ya en ese momento me pareció un texto sumamente atractivo. Tuve
la suerte de heredar dos libros, que forman parte de una colección, que no llego completa a
mí; sobre el III Reich. Un libro repleto de información, política, económica, social, y muchas
fotografías; que dejan en evidencia el desarrollo del nacional socialismo.

No me gustaría en esta reflexión caer en el cliché de hablar de los horrores que sucedieron en
el campo de concentración; el propio autor, Viktor Flankl, no pretende solo transformarse en
un relato más de un superviviente, trata de ir más allá, en profundidad a las vivencias, sus
propias vivencias y de encontrar a partir de ellas algún sentido a la vida; aun estando en un
campo de exterminio. Corría con la ventaja de su profesión, que le permitió desarrollar un
análisis más crítico frente al calvario diario que vivía; y más aún frente al desarrollo de la
Logoterapia.

Los campos de exterminio fueron los asentamientos donde se cometió el máximo horror
contra el pueblo judío, entre todos aquellos que también padecieron sus prácticas. Pero
considero que también es de suma importancia la actividad antisemita desplegada en la vida
cotidiana de la Alemania nazi. En la foto que coloque como portada del presente trabajo se
puede ver una muestra de antisemitismo, engendrado en la propaganda nacionalsocialista
desde los comienzos. Esta imagen resulto un disparador para mí, solemos ver reproducidos en
documentales y películas las atrocidades de los campos de concentración; a veces más
románticas de lo que la realidad se presentó, como en el caso de la película “La vida es Bella”;
más emotivas como en la película “La Lista de Schindler”; y las más crudas imágenes
documentadas tras la liberación de los campos. La realidad es una sola sin dudarlo, y nadie
puede discutir tamaño genocidio. Frankl lo menciona en su libro, sufrieron un proceso de
deshumanización; la vida del prisionero era algo totalmente irrelevante.

Se consideraba que “el judío” era el responsable de “todos los males” que aquejaban a la
Nación. Sin considerar que habían contribuido al resurgir nacional, y como mencionan muchos
autores, contribuyeron “a la imagen esplendorosa de Alemania en el exterior, durante la época
del Kaiser”. Pero muy lejos de tomar en cuenta esta contribución, poco a poco fueron
generando temor y repulsión en el pueblo alemán al instalarse el nazismo.

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En el relato de Fritz Langour, un joven que participaba de las juventudes Hitlerianas, se
evidencia, como el nazismo logro convertir la figura del “judío comerciante”, a la figura del
“judío peligroso”. Las marchas patrióticas de las Juventudes expresaban:“¡Echad fuera a toda
la banda de judíos, arrojadlos lejos de nuestra patria! ¡Mandadlos de nuevo a Jerusalén, con
una pierna menos para que no puedan volver!”.

Para Fritz, Rapp era el judío comerciante que durante su niñez se encargaba de visitar su
vivienda para cubrir sus necesidades de vestimenta. Pero poco a poco esa figura casi fraternal
se fue transformando; el mismo joven considera que comenzaban a “lavarles el cerebro”,
como bien menciona Fritz, ellos tenían una idea clara de la situación, se trataba de “la
Alemania eterna o el judío errante; la patria santa o el malvado enemigo”.

Hitler escribía en 1924, en su libro Mein Kampf: “Si, al comienzo de la guerra y durante ella, se
hubiese aplicado gas venenoso a doce o quince mil de estos contaminadores hebreos de
nuestro pueblo, como les paso a cientos de miles de nuestros mejores compatriotas, que
entregaron su vida en el campo del honor, si se hubiese decidido así, no hubieran caído
inútilmente millones de víctimas en el frente”. Hitler tenía un mentor en materia de
antisemitismo, Lanz von Liebenfels, quien años antes ya había profesado: “Sin Roma y sin
Judá, edificaremos nuestra propia catedral”.

Sin dudas el antisemitismo no fue un descubrimiento del nacionalsocialismo, pero si han


pasado a formar parte de la historia de la humanidad atribuyéndose el protagonismo por las
atrocidades cometidas en su gran mayoría al pueblo Judío, en los campos de exterminio.

Los judíos se transformaron en un “chivo expiatorio” para Hitler, precisaba, como muchos han
considerado, una víctima colectiva y ellos eran quienes encajaban perfectamente en el papel.
La idea era encaminar la vida del pueblo alemán a la “desjudaización”, y dentro de este
proceso Goebbels cobro vital importancia. La propaganda nazi enfatizaba la cuestión hebrea,
infundiendo en los hogares alemanes el desprecio hacia los judíos. La propaganda nazi tocaba
las fibras más íntimas del pueblo alemán: el alemán era ordenado, limpio; y solo en la pureza
del pueblo alemán podría encontrarse la esperanza de una nueva grandeza; por el contrario el
judío permanecía como del lado oscuro de estos preceptos. Goebbels tenía dos aristas
enfrentadas y relacionadas, absolutamente inalterables: era el admirador más fiel de Hitler, y
el germen del odio más profundo contra los judíos.

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Este profundo antisemitismo se vio reflejado en Mayo de 1933 con la quema de los “sucios escritos
judíos” de Marx, Freud y Einstein junto con obras de “arios degenerados”; evidenciando como se
venía engendrando el movimiento. También desde la emigración de muchas personalidades, como
Albert Einstein, donde la emigración se transformó en una lucha por la existencia. Einstein sufrió
una persecución de tipo criminal, que lo obligo al exilio.

Con la propaganda no solo se trataba de entrometer en la vida política, también se trataba de


penetrar en la vida cultural y social. El nazismo se torno un virus para la sociedad, que
contaminaba todas las esferas, publicas y privadas del pueblo. Un arma clara fue la palabra, con los
discursos se trataba de persuadir; pero si ello no alcanzaba se tenia a disposicion la utilización de la
violencia y la fuerza del Estado. Y para los nazis este proceso fue llamado “nivelación”. En un
discurso ante los directores de emisoras radiales, Goebbels diría: “Con la radio creamos la opinión
publica”. A mediados de 1933 los medios de comunicación se encontraban rigurosamente
controlados; no solo porque todos impartían la misma noticia con una bajada de línea idéntica, sino
porque no querían arriesgarse al despido, por ello que la censura se tornaba innecesaria. Ya a esta
altura, los nazis controlaban la radio y la prensa. Y para poder llevar a cabo dicha “nivelación” fue
necesaria la promulgación de leyes que le den respaldo: “La Ley de constitución de la Cámara de
Cultura del Reich” 22/09/1933 y la “Ley sobre autores” 04/10/1933; legitimando así también la
quema de libros de Berlín.

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Vuelvo sobre el relato del joven hitleriano Fritz, porque narra también acerca de la desdicha de
haberse enamorado de una Joven judía; Ruth. El no sabia cual era la “condición” de Ruth, y su vida,
como la de cualquier adolescente, giraba en torno a poder verla; poder encontrarla por la calle. En
su relato evidencia que siempre se encontraba frente a la dualidad de sus sentimientos y sus
“convicciones políticas”; como el mismo menciona, les habían lavado el cerebro. Ruth ya no podía
convertirse en su enamorada, Ruth se había convertido en una enemiga de la patria. Se encontraba
en una dicotomía, era un traidor a su Führer por sus sentimientos?. Se preguntaba como no se
“había rebelado su sangre alemana” al mostrarle que Ruth era judía. Tiempo después ya resignado
frente a su situación y al sumergirse en la actividades diarias de la juventud Hitleriana, Rapp el
comerciante paso al olvido, y nunca mas volvió a ver a Ruth; y jamás supo de ella. Este sentimiento
de amor frustrado es solo una muestra de aquello que sucedía fuera del campo de exterminio y un
fiel reflejo de la vida cotidiana.

Dentro del campo la situación era absolutamente desgarradora, Viktor menciona: “Los prisioneros
se consideraban… - juguetes del destino- y esto les hacia mas inhumanos de lo que las
circunstancias habrían hecho presumir”. Pero siempre en su relato se vislumbra el amor inalterable
a su esposa, y ese amor lo llevo en muchas ocasiones a sentir su presencia, su sonrisa, su voz; y en
esos momentos en los que mas de un prisionero había decidido entregarse a la muerte; el había
esbozado las mas profundas conclusiones sobre la vida, el amor, y el sentido de ambos: “La verdad
de que el amor es la meta ultima y mas alta a que puede aspirar el hombre… la salvación del
hombre esta en el amor y a través del amor. Comprendí como el hombre, desposeído de todo en
este mundo, todavía puede conocer la felicidad – aunque sea solo momentáneo – si contempla al
ser querido”. Pagina 5 de 7
Parafrasear a Viktor seria una falta de respeto, cada palabra de su libro encuentra sentido en el
texto en su totalidad; y cada fragmento del libro puede interpretarse en la profundidad de cada
lector. Dependiendo las circunstancias de los lectores, de la vida de cada uno podemos
respaldarnos en el texto, haciéndolo presente a nuestras situaciones de vida. Nada se compara con
el horror que sufrió Viktor, pero considero que al leer el libro podemos replantearnos nuestra
propia vida tratando de orientarla hacia la mirada de el sobre el sentido de la vida. Nos sentimos
insignificantes frente a los “problemas” que vivimos y el calvario al que fue sometido, pero deja
huella y nos permite replantearnos nuestras circunstancias, nuestras posibilidades y nuestra
postura frente a nuestros problemas.

Fritz termina su relato haciendo referencia a la culpa, el menciona: “Fue después de la guerra… De
pronto se cargo sobre nuestras espaldas la herencia de una culpa. ¿Fuimos culpables?”. Como un
engranaje perfecto cada pieza, cada persona, cada participe hizo posible, a mi parecer, que se
pusiera en marcha la “maquina de la muerte”. Sin dudas conocemos retazos de la historia, oímos
relatos desgarradores sobre las vivencias en los campos. Hace unos años en la Noche de los
Museos, pude oír el relato de una superviviente de Auschwitz; cada palabra que relataba
evidenciaba el dolor, en su voz y en su mirada; sobre todo aquel tatuaje con el que debía
enfrentarse todas las mañanas cuando se levantaba.

En Netflix la miniserie “El diablo de al lado”, narra la historia del que fue considerado el operador
de la cámara de gas en el campo de exterminio de Treblinka. Apodado “Ivan el Terrible”, fue
considerado uno de los guardias mas despiadados. Llamo mi atención dentro del relato de la
historia, que uno de los supervivientes comentaba de la dificultosa tarea de regresar de los campos
de exterminio. Al retornar a sus hogares, muchos, recibían de parte de aquellos que habían estado
fuera de los campos que “ellos también habían sufrido”, como también lo expresa Frankl. Y es en
relación a lo que Frankl llama “tercera fase”, donde el prisionero se encontraba luego de la
liberación. Los habían liberado, pero cómo vivir después de haber estado tantos años en
condiciones no humanas, después de haberles quitado todo; donde solo poseían sus cuerpos
desnudos; como bien dice Frankl habían sido sometidos a un proceso de despersonalización
absoluto, el daño psíquico, moral y físico al que habían sido expuestos era irreversible?. Frankl
habla en esta ultima etapa de la búsqueda de la felicidad no era ya una meta en sus vidas, así como
tampoco estaban preparados para la infelicidad; transformándose mas que en una desilusión en un
motor para continuar viviendo.
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Por ultimo, Frankl menciona al terminar el capitulo sobre la tercera fase: “La experiencia final para
el hombre que vuelve a su hogar es la maravillosa sensación de que, después de todo lo que ha
sufrido, ya no hay nada que tenga que temer, excepto a su Dios”.

La vida tiene un sentido, aun en las condiciones mas atroces, Frankl aplica la frase de Nietzsche:
“quien tiene un porque para vivir puede soportar casi cualquier como”; y el más que nadie para
explicar como en todos aquellos momentos de debilidad donde muchos compañeros se
entregaban a ponerle fin a sus vidas, el evocaba a su esposa y decidía continuar. Era en esas charlas
con sus compañeros donde trataba de hacerles ver ese porque, ese hijo; ese ensayo que faltaba
terminar de escribir; a costa de soportar cualquier como , esos tormentos inexplicables que sufrían
en el campo. Ese motor del que nos habla Frankl, siento que es tan actual y aplicable a cualquier
lector, en cualquier momento de su vida, en cualquier contexto social, político y cultural. Es ese
concepto y aplicación de la logoterapia que nos lleva a reflexionar sobre el sentido de la vida, y la
carencia de ese sentido, el “vacío existencial”.

Solo una cosa siento clara, que después de tantas atrocidades, de tantas victimas, no existe aun
una explicación clara y concreta del porque, o llevándolo al terreno de Frankl de la motivación para
llevar a cabo tanto horror; es algo que se evidencia en todas las películas, miniseries o
documentales sobre el Holocausto, las victimas, los sobrevivientes no encuentran explicación a lo
sucedido; y aun estando cara a cara con sus victimarios, como en el caso del Ivan el Terrible, siguen
realizándose la misma pregunta; el por qué de tanta atrocidad y dolor. Quizá una patología
fantasiosa del líder que llevo a la fascinación de las masas que lo seguían, exacerbado por la noción
de pureza y superioridad de raza.

BIBLIOGRAFIA

 Frankl, Viktor E. “El hombre en busca de sentido”. Editorial Herder. 1991

 “El III Reich”. Tomo I y II.

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