Habitos para Ser Millonario

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Hábitos para ser millonario

Ideas fundamentales

 Ser millonario en todos los aspectos de la vida depende la


definición propia del éxito.
 Sin buenos hábitos, no se puede alcanzar las metas.
 La prosperidad es algo que también puede ejercitarse.
 Los millonarios no se hacen de la noche a la mañana.
 Siete buenos hábitos pueden ser la base para conseguir el éxito
empresarial.
 En el negocio de las ventas, definir las causas del fracaso también
es importante.
 El método ABCDE funciona para establecer objetivos que
conlleven a alcanzar metas personales, laborales, económicas o
sociales.
 Cuatro preguntas básicas bastan para mejorar las relaciones
interpersonales y el entorno.

Recomendaciones
Este libro parte de la pregunta que muchos se han planteado alguna vez:
¿por qué hay personas con más éxito que otras? La respuesta del experto
en liderazgo Brian Tracy –luego de viajar por más de 120 países, leer sobre
filosofía, psicología, historia, economía, marketing e investigar las
conductas e ideologías que amasaron la fortuna de algunos millonarios– es
que todo éxito depende de los buenos hábitos alcanzados en la vida
cotidiana, incluidos los pensamientos positivos, la visualización constante
del éxito, la organización minuciosa, la planificación detallada y la inversión
asertiva de recursos materiales, humanos y afectivos. Desarrollar un
pensamiento eficiente, tomar mejores decisiones y pasar de la mente a la
acción, son algunas de las técnicas que se aprenderán en esta obra.

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Resumen
Ser millonario en todos los aspectos de la vida depende la definición
propia del éxito.

No existe una fórmula única para el éxito; tampoco una definición universal.
Definir el éxito es tarea de cada persona. Sin embargo, podría resumirse
en que es una habilidad para vivir la vida de la manera en la que mejor le
parece a cada quien, dedicándose a lo que más le gusta y obteniendo
buenos resultados emocionales y materiales de ello.

“En un sentido más amplio, el éxito es la habilidad de conseguir tus sueños,


deseos, esperanzas, anhelos y objetivos en todos los ámbitos importantes
de tu vida”.

Partiendo de las diferencias que existen en las concepciones y vivencias


del éxito, hay cuatro aspectos que pueden englobar los objetivos que
motivan a las personas para alcanzar el éxito:

1. Salud y bienestar – Todos deseamos estar sanos. Ello depende


en gran parte de los hábitos de ejercicio, alimentación y descanso.
2. Buenas relaciones interpersonales – Mantener relaciones sanas
en el trabajo, la familia y los espacios sociales es fundamental para
todos. Practicar buenos hábitos de comunicación y comportamiento
ayuda a conservar relaciones positivas.
3. Dedicarse a lo anhelado – Todos deseamos dedicar el tiempo a
algo satisfactorio y útil y, por supuesto, ganar dinero y posición a
partir de ello. Los hábitos que han desarrollado las personas
millonarias pueden ser un ejemplo a seguir para alcanzar esta meta.
4. Autosuficiencia económica – Llegar a ese momento en el que no
haya que preocuparse por la seguridad económica, es una meta
deseada. Existen hábitos muy precisos para alcanzar cualquier
meta financiera.

Sin buenos hábitos, no se puede alcanzar las metas.

Por fortuna, todos los hábitos se pueden desarrollar o aprender. Así,


quienes tienen malos hábitos siempre tienen la oportunidad de mejorar y
adquirir conductas que les ayuden a lograr sus metas. Según varios
psicólogos, el pasado solo afecta el 15% de los comportamientos; es decir,
que el 85% de las acciones cotidianas están determinadas por lo que se
espera del futuro. Las expectativas, en este caso, son un gran motor para
conseguir buenos hábitos. Sin embargo, hay que ser cuidadosos de las
expectativas negativas, pues pueden afectar sus experiencias.

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“La mayoría de los psicólogos afirma que el 95% de todo lo que piensas,
sientes y haces está determinado por tus hábitos”.

Dado que los buenos hábitos se pueden aprender, hay que dedicar tiempo
al aprendizaje y el desarrollo de conductas positivas. Existen siete
elementos que ayudan a instaurar nuevas conductas positivas en la vida
cotidiana. El tiempo contemplado para que una conducta se convierta en
hábito es de 21 días de práctica diaria y constante. Los siete elementos
son:

1. Decisiones firmes – Es necesario ser rotundos en la toma de


decisiones. Ser condescendientes puede resultar
contraproducente. Por ejemplo, si se trata de adquirir el hábito de
hacer ejercicio por la mañana, hay que poner el despertador y
levantarse inmediatamente, sin cuestionarlo. El poder de decisión
es el principio regidor.
2. Las excepciones no ayudan – Darse permisos de vez en cuando
para entrar en falta no es buena idea. Una sola excepción podría
echar por la borda todo un esfuerzo.
3. Involucrar a otros – Que otros sepan que se esfuerza para
conseguir un nuevo hábito puede ayudar a tener motivación en los
momentos de flaqueza.
4. Hacer visualizaciones – Visualícese en una situación de éxito, en
la que adquiere el hábito deseado. Por ejemplo, si quiere ahorrar,
hacer visualizaciones respecto a esta conducta confirmará y
apoyará la decisión.
5. Inventar una frase para repetir – Poner una especie de mantra al
nuevo hábito puede resultar útil en los momentos de debilidad.
Repetir una frase a manera de afirmación ayudará a la visualización
y la acción positiva. Puede ser algo como “cada mañana me levanto
a las seis de la mañana para hacer ejercicio que me mantenga
saludable”.
6. La persistencia es la mejor aliada – La clave es repetir, repetir y
repetir una conducta hasta que se haga una constante, hasta que
la sensación de no hacerla sea incómoda.
7. Dar espacio al reconocimiento – Recompense sus conductas
positivas, el no haber sucumbido a la pereza o a las expectativas
negativas. Ello además ayuda a afirmar la conducta, con refuerzos
positivos.

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La prosperidad es algo que también puede ejercitarse.

Tal como ser saludables, estar en forma o conseguir una meta, alcanzar la
prosperidad requiere de mantener buenos hábitos cotidianos. Para ejercitar
la prosperidad, puede elegir primero una meta alcanzable y muy deseada.
Con respecto a esta meta, es necesario tener una visión de futuro, imaginar
diariamente que se logra el cometido. Cuando tenga claro cuál es el deseo
a alcanzar y cómo se ve eso en el futuro, diseñe una serie de objetivos en
torno a la meta. Esos pequeños objetivos son como escalones que
conducen al éxito, y cada uno debe tener una planificación, fecha, forma y
hora de realización. Para ello, es recomendable anotarlos en una libreta,
en la que vaya plasmando sus avances. Un buen momento para revisar y
replantear los objetivos puede ser por la mañana, antes de empezar el día.

Los objetivos que conducen al éxito se construyen y ejecutan día a día, a


base de esfuerzo, perseverancia, consistencia y claridad de la meta. Es de
gran ayuda contar con herramientas que ayuden a conseguir los objetivos
con menos esfuerzo y tiempo. La mejor herramienta es una habilidad
específica, trabajada y ejercitada día a día. Estas habilidades pueden
nutrirse a través del aprendizaje continuo, ya sea por medio de cursos,
grupos de estudio, libros, videos o tutoriales. El cumplimiento de la meta y
el perfeccionamiento de las habilidades para alcanzarla estarán más cerca
con una actitud encaminada a la acción, tomar la iniciativa, evaluar los
riesgos, resolver problemas y aprovechar las oportunidades.

Los millonarios no se hacen de la noche a la mañana.

En este siglo que comienza, muchos millonarios han construido su fortuna


desde cero. En la actualidad, no existe un perfil de millonario exacto; tienen
vidas distintas y vienen de pasados diferentes. Algunos estudiaron en las
mejores universidades, pero otros no; algunos vienen de extractos
humildes y otros hicieron su fortuna con solo 20 años de edad. La clave de
los millonarios de hoy son sus hábitos y su determinación.

Según estudios y entrevistas realizadas a diversos millonarios en todo el


mundo, es posible saber que quienes han amasado inmensas fortunas
piensan desde muy temprano en alcanzar la independencia económica en
su vida adulta. Tienen claro que hay que ser disciplinados
exhaustivamente, estar dispuestos a hacer sacrificios y coordinan
detalladamente sus finanzas a través de inversiones, seguros y la medición
de gastos.

Es necesario encontrar una buena asesoría financiera. Investigar cuáles


son las opciones de inversión es central para evitar riesgos. En las
inversiones, tomar decisiones rápidas puede equivaler a tomar decisiones
equivocadas, y dejarlo todo a la suerte puede ser contraproducente. Los
seguros suelen ser una buena opción de inversión, además de que pueden
ser una salvación en momentos difíciles frente a las eventualidades. Contar

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con un seguro de gastos médicos y uno contra desastres e incendios puede
ser muy rentable.

“La buena planificación, la organización detallada y un seguro adecuado,


son los tres componentes esenciales de una estrategia para tu vida
financiera”.

Siete buenos hábitos pueden ser la base para conseguir el éxito


empresarial.

Los siete hábitos presentados a continuación pueden convertirse en una


receta para el éxito. Como toda buena receta, es necesario tener en cuenta
que ningún paso debe saltarse, todos los ingredientes deben estar
presentes para que la receta funcione:

1. Planificación detallada – Contar con una buena planeación es


fundamental. La regla de la buena planificación dice que el 20% del
tiempo invertido en planificar debe ahorrar el 80% del tiempo
empleado en conseguir los objetivos. Algunas de las preguntas
básicas para una buena planificación son: ¿Cuál es la descripción
exacta del producto o servicio de la empresa? ¿Quiénes son los
clientes? ¿Cuáles son las razones para que el cliente compre?
¿Qué diferencia a la empresa y sus productos del resto de las
empresas? ¿Por qué los clientes potenciales compran a la
competencia? Estas preguntas ayudarán a establecer las labores y
las tareas adecuadas a cada departamento con el fin de conseguir
objetivos precisos.
2. Organización exhaustiva – Organizar al personal y los recursos
disponibles será más fácil si se planea. Es indispensable tener
claridad sobre los recursos con los que se cuenta antes de
empezar. Prevenir y tomarse tiempo es fundamental para el éxito
de una operación o cometido.
3. Buena contratación – Las personas que lleguen a una empresa
serán las responsables de conseguir los objetivos. Por lo tanto, es
indispensable contar con perfiles muy bien definidos y hacer una
selección minuciosa para no equivocarse. El éxito depende de ellos.
4. Delegar – Una vez asegurándose de haber contratado al mejor
personal posible, es indispensable saber delegar
responsabilidades. La cabeza de una empresa no puede ni debe
hacerlo todo. En la planificación debe definirse cuáles son las dos o
tres tareas clave para construir el valor de la empresa, y solo esas
son las que deben estar a cargo del líder.
5. Saber supervisar – La supervisión se convierte en una de esas
tareas muy necesarias para conseguir buenos resultados. Tener
presente que delegar implica dejar en manos de otro las labores,
pero no las responsabilidades, será útil para diseñar un plan de
seguimiento y supervisión a cada una de las tareas asignadas.

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6. Medir los rendimientos – Establecer estándares que se puedan
medir y que sean específicos para cada área y meta, es una
excelente herramienta para conocer el crecimiento, el
estancamiento o las fallas.
7. Flujo de información – Mantener un flujo de información constante
entre los directivos y los colaboradores es clave para dar a conocer
resultados, objetivos y áreas de oportunidad. Los detalles son muy
importantes para generar interés y precisión en todas las áreas.

“En el ejército hay un dicho, que generalmente se le atribuye al General


Robert Barrow, que dice: ‘los amateurs hablan de las tácticas, pero los
profesionales estudian la logística’”.

Además de estos siete hábitos básicos, los empresarios deben tomar en


cuenta que es necesario contar con una visualización a futuro. Esto implica
proyectar el éxito de la empresa y, en función de esa proyección, atreverse
a innovar y a implementar nuevos procesos, equipos, productos y nuevas
maneras de hacer las cosas. También es fundamental conocer bien los
puntos débiles de la empresa o área para buscar opciones de
compensación.

En el negocio de las ventas, definir las causas del fracaso también es


importante.

Cada año, en Estados Unidos, la consultora Dun & Bradstreet desarrolla


un índice de calificación de las empresas, para acceder a créditos. Gracias
a su base de datos, es posible establecer algunos factores clave que hacen
que cada año las empresas quiebren. Entre estos factores están los altos
intereses de los créditos, los rápidos cambios de la tecnología, la gestión
poco eficiente, incoherencias entre el inventario y las ventas o tener deudas
muy altas.

“El programa clasificó todas las variables y destiló el éxito y el fracaso


empresarial en una única conclusión: las empresas prosperan porque
venden mucho; y las empresas fracasan porque venden poco. Todo lo
demás son comentarios”.

El flujo de caja es la cifra más importante que una empresa debe tener en
cuenta para medir las posibilidades de éxito o fracaso. Esta cifra se
compone por la suma de dinero con la que cuenta la empresa una vez que
se restaron todos los gastos. El fondo de esta cifra es conocer con precisión
los costos que generan las ventas. Sin esta cifra no hay forma de planificar
gastos, créditos, adelantos o reducir riesgos.

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El método ABCDE funciona para establecer objetivos que conlleven a
metas personales, laborales, económicas o sociales.

Tal como se mencionó, uno de los mejores hábitos a adquirir es contar con
una lista clara de objetivos a cumplir. Revisar esta lista cada mañana antes
de cualquier cosa es fundamental. El método ABCDE consiste en realizar
una lista de acciones a hacer día a día y asignar al lado una letra a cada
elemento. El elemento marcado con la A, es el más importante a realizar y
completar; es decir, que las consecuencias de no hacerlo son realmente
graves. Si hay más de una tarea A, puede darse un número de importancia
también.

La tarea B es aquella cuyas consecuencias de no hacer algo afectarán a


alguien pero no en la misma en medida que no hacer las tareas A. Las
tareas C son aquellas que no generarán consecuencias graves ni leves, si
no se hacen. Nunca debe hacerse una tarea C si está pendiente una tarea
B, y no se puede hacer ninguna otra cosa, sin haber terminado primero las
tareas marcadas con A. Los elementos de la lista marcados con la letra D
se refieren a las labores que pueden ser delegadas a otras personas, con
el objetivo de dedicar mayor tiempo a las letras A, B, C y D. Por último, una
tarea E es aquella que puede eliminarse inmediatamente para ganar tiempo
valioso en la realización de las demás tareas.

“Todo lo que hagas o digas que hiera a otra persona, que haga que se
sienta menos importante o disminuya su autoestima, tendrá el mismo
efecto en ti.”

Cuatro preguntas básicas bastan para mejorar las relaciones


interpersonales y el entorno.

Convertirse en un buen ser humano, más allá de los ceros en la cuenta de


banco y más allá del puesto que se obtenga en una empresa, debe ser una
preocupación constante para todos los que habitamos el planeta.
Responderse diariamente cuatro preguntas puede convertirse en un
sencillo ejercicio que proyecte actitudes que marquen una diferencia
importante:

1. “¿Cómo sería el mundo, si todo el mundo fuera como yo?”


2. “¿Cómo sería mi país, si todos sus habitantes fueran como yo?”
3. “¿Cómo sería mi empresa, si todos los trabajadores fueran como
yo?”
4. “¿Cómo sería mi familia, si todos fueran como yo?”

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A partir de estas preguntas, es posible responder honestamente si estamos
tratando a los demás como nos gustaría que los demás nos traten, si
estamos siendo un buen ejemplo para los demás y, sobretodo, si estamos
contribuyendo de manera eficiente y auténtica a mejorar el entorno y a
establecer valores positivos para la vida en comunidad.

Reconocer a las personas y hacerlas sentir valiosas es un hábito que todos


deberíamos cultivar, pues esa conducta es proporcional a la propia
capacidad de desarrollar el amor propio. Practicar la gratitud, escuchar
atentamente y darle tiempo de calidad a los que nos rodean son de los
hábitos más necesarios para construir el éxito propio y colaborar al éxito de
los otros.

Sobre el autor

Brian Tracy ha escrito más de cincuenta libros y ha dictado diversas


conferencias relacionadas con el éxito, el liderazgo, la autoestima, la
creatividad y la estrategia para alcanzar metas.

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