01 Psicologia Del Alto Rendimiento Deportivo

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Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB

Ciencias del Entrenamiento

Curso de Entrenador Superior – ENE - 2010 1


Escuela Nacional de Entrenadores – FUBB
Ciencias del Entrenamiento

Asignatura: Psicología del Deporte para el Alto Rendimiento

Docente: Jesús María Chalela Suárez


E-mail: jesuscha@adinet.com.uy

ÍNDICE DE CONTENIDOS PARTE 1

Introducción. 3

1.- El entrenador de Alto Rendimiento. 6


1.1 Necesidades Psicológicas de los entrenadores deportivos.
1.2 La conducta de los entrenadores deportivos.
1.3 Liderazgo
1.4 Comunicación
1.5 El entrenador principal y su relación con sus compañeros de
staff.
2.- Las necesidades psicológicas de los deportistas de Alto 28
Rendimiento.
2.1 Estrategias psicológicas de los deportistas de Alto
Rendimiento.
3.- Psicología del Entrenamiento Deportivo. 39
3.1 Necesidades psicológicas del Entrenamiento Deportivo.
4.-Las principales capacidades psicológicas en el deporte de 43
competición.
5.- Psicología de la Competencia Deportiva. 61
5.1 La preparación psicológica específica de las competiciones.

6.- Entrenamiento Psicológico para la Alta Competición 66


Deportiva.

7.- Necesidades de los dirigentes y de las organizaciones 73


deportivas.

8.- Psicología del Arbitraje deportivo 76

9.- Bibliografía 80

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INTRODUCCIÓN:

Se entiende por deporte de Alto Rendimiento y de proyección internacional a


aquel que implica una práctica sistemática y de alta exigencia en la respectiva
especialidad deportiva.

Para el presente curso se entenderá por deportista de Alto Rendimiento,


aquella persona dotada de talento o de condiciones necesarias en los aspectos
de habilidades técnicas, capacidades físicas, constitución física y cualidades
psicológicas en una disciplina deportiva específica desde su comienzo, en la
etapa de iniciación hasta su arribo a la etapa de la maestría deportiva, con el
objetivo de alcanzar los mejores resultados a nivel internacional.

En la actualidad y cada vez más en el futuro, el deporte de Alto Rendimiento


necesita de un estudio cada vez más profundo y detenido de las Ciencias del
Deporte. Carlos Ferrer Salat, expresaba “los últimos eventos deportivos no han
demostrado claramente la importancia de adoptar una concepción global
deportiva para obtener resultados finales positivos. Ya no se entiende la figura
del entrenador aislada de un equipo de técnicos; el tándem entrenador-
deportista ha dejado paso a un triángulo entrenador- equipo técnico –
deportista que potencia el rendimiento de este último a límites, en ocasiones,
increíbles. En este proceso de adaptación, el técnico deportivo puede contar
con aspectos tan dispares y, sin embargo tan complementarios para la práctica
deportiva, como son la nutrición, la biomecánica, la medicina, la preparación
física, los fundamentos técnicos…. y también la psicología (del deporte). Dentro
de la revolución científica puesta al servicio del deporte, la psicología constituye
una de las aportaciones más valiosas en el mundo deportivo, ya que supone
una ventaja para el entrenador de inestimable valía, al ser doblemente útil para
él: se puede beneficiar él mismo como entrenador, así como a través del
trabajo de ejercicio y preparación mental que efectúan sus deportistas, ya que
ambas vías de trabajo repercuten en el rendimiento deportivo final de que es
responsable”.

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Dentro de una Organización Deportiva, el Entrenador se está convirtiendo en


un mando intermedio a modo empresarial, donde debe responder ante los
directivos del trabajo de sus deportistas, es por eso que el entrenador debe de
ser una persona con mucha formación integral de todo lo que esté en el mundo
del deporte. Hoy en día se ve abocado a trabajar con mayor presión que la que,
en ocasiones, soportan sus deportistas, pero sin tantos medios para
contralarla.

De Diego y Sagredo dicen que “El hecho de ser un modelo social y personal
para los deportistas, de trabajar en un “escaparate” donde todo se muestra a la
sociedad a través de los medios de comunicación, de mantener constante una
línea de trabajo, siempre la misma con cotas cada vez más osadas y
desafiantes, hace de su trabajo una actividad difícil de cumplir si no reflexiona
sobre ella y determina una dirección estable a seguir”.

Es de suma importancia que los Psicólogos del Deporte continúen estudiando e


investigando las diferentes variables del área del entrenador y de esa forma
seguir aportando a su enriquecimiento como persona y como profesional del
deporte.

Por último, quiero compartir con ustedes, futuros Entrenadores de Básquetbol


de Alto Rendimiento lo que menciona Aíto Garcia Reneses, en el prólogo de
Psicología del Entrenamiento Deportivo de José María Buceta: “En mis
primeros años como entrenador de Baloncesto, me consideraba muy
introducido en todos los aspectos técnicos y tácticos y, aunque me interesaba
perfeccionarlos, donde no desaprovechaba una oportunidad de mejorar era en
temas relacionados con la Preparación Física. En cualquier contacto con
expertos en los Cursos de Preparadores, o fuera de ellos, trataba de
exprimirles al máximo. En aquella época empezaba a introducirse la
Preparación Física en el Baloncesto. Unos años más tarde, ya no estaba tan
interesado en este tema porque todos los equipos teníamos un especialista: un
Preparador Físico. Lógicamente delegaba ese trabajo.

Entonces, mi máxima preocupación por aprender fue, y es, todo lo relacionado


con la Psicología de un equipo de baloncesto, de tal forma que he acudido a

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diversos cursos de Recursos Humanos, leído artículos y conversado con


especialistas, para tener una formación en ese ámbito que me permitiese hacer
mejor mi trabajo.

No cabe duda que la Psicología es un aspecto interesantísimo para tratar de


explotar al máximo las cualidades de un equipo, pero no veo tan claro que,
como sucedió con los Preparadores Físicos, todos los equipos acaben
incorporando la figura del Psicólogo a sus plantillas, ya que creo que éste debe
de estar muy introducido en lo que es el equipo en sí. Me parece difícil poder
disponer de un buen Psicólogo, a dedicación plena, sin que simultáneamente
tenga alguna otra actividad dentro del equipo, pero también parecía difícil la
incorporación del Preparador Físico y ahora está plenamente aceptado. Quizá,
el futuro abra la puerta de este camino que ahora no parece inminente,
encontrando la fórmula que permita la integración progresiva de estos
profesionales”.

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1.- El entrenador de Alto Rendimiento:

“Bons técnicos educam e treinam seus atletas para a carreira


Esportiva, excelentes técnicos educam seus atletas para a vida”
Augusto Cury (2003)

Prezados técnicos,

O desempenho esportivo é um fenómeno complexo e multifatorial que depende


de uma série de fatores como talento e o esforço do atleta, boas condiçôes de
treino, apoio científico e tecnológico, e, principalmente da atuaçao profissional
dos técnicos. Atualmente, o técnico moderno exerce também a funçao de
“Coach”, que implica a orientaçao psicológica do atleta ou da equipe durante a
competiçâo, a qual pode ser feita através da criaçâo de uma atitude positiva, da
motivaçâo dos atletas e das equipes, da comunicaçâo de forma eficiente e do
apoio emocional aos atletas em situaçôes difíceis” (Manual para Entrenadores,
Prof. Dr. Dietmar Samulski, Psicólogo del Comité Olímpico Brasilero, Atenas
2004).

La competición entraña una serie de factores que superan la simple


consecución de unas habilidades en pos de conseguir unos objetivos. El
entrenador de deportistas que compiten sistemáticamente, no solo debe
enseñar a entrenar determinadas destrezas, también ha de ayudar al deportista
a competir adecuadamente.

Dado el carácter cíclico competitivo, donde competiciones y entrenamientos se


suceden correlativa y dependientemente, la preparación específica global para
la competición, que debe integrar aspectos físicos, técnicos y también
psicológicos, se inicia en los entrenamientos previos a la competición misma y
se prolonga a los entrenamientos siguientes al partido, con lo que la
preparación competitiva no tiene fin. Y parte del éxito del entrenador reside en
transmitir esta idea a sus deportistas.

El entrenador es el responsable máximo del funcionamiento y rendimiento de


sus deportistas y por tanto, sus decisiones y acciones tienen una gran

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influencia sobre éstos. Del acierto o desacierto del entrenador, dependen en


gran medida el éxito deportivo y la satisfacción de los que trabajan a su cargo.

Las actitudes de los entrenadores durante las competiciones afectaran


directamente a sus deportistas y por eso ellos precisan estar conscientes de
cómo influyen sus comandos. Por eso el técnico deportivo es una persona
clave en la orientación y lideranza del equipo, en donde las cualidades
comportamentales de los entrenadores desencadenan en los deportistas
sentimientos variados y contradictorios.

Carron afirma que los líderes deportivos, en especial los entrenadores, tienen
un tipo de poder que los otros miembros del staff de colaboradores no tiene.
“En general ellos ejercen una gran influencia sobre el comportamiento y el
desempeño del grupo, y esto afecta específicamente las interacciones sociales
entre el líder y los miembros del grupo”.

El entrenador es evaluado directamente por su propio rendimiento, más


indirectamente por el rendimiento de sus deportistas, dependiendo siempre de
los resultados que ellos obtengan. Cuando los resultados son negativos, el
entrenador es cuestionado y, en muchos casos, tarde o temprano es
despedido. Esas circunstancias hacen que el entrenador viva en un estado de
inestabilidad profesional casi permanente, dificultando, más o menos, el acierto
en sus decisiones y comportamientos.

Algunas veces, la característica de la profesión obliga al entrenador a cambiar


de residencia con cierta asiduidad y adaptarse, rápidamente, a ciudades,
climas, organizaciones y personas diferentes. Este estilo de vida, puede
propiciar desajustes personales y dificultades familiares, a veces irreversibles,
que se añaden a las condiciones estresantes de su trabajo diario.

1.1 Necesidades Psicológicas de los entrenadores deportivos.

En la mayoría de los deportes, y sobre todo en los de equipo, el entrenador


desempeña un papel fundamental que afecta al rendimiento y bienestar de sus
deportistas.

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En líneas generales, el entrenador tiene responsabilidades como las siguientes:

• elegir a los deportistas, en algunas ocasiones solo y a veces en colaboración


con los directivos.
• establecer los objetivos deportivos, a veces conjuntamente con los directivos o
los propios deportistas.
• establecer normas de funcionamiento interno y asignar roles concretos a cada
deportista.
• planificar, conducir y evaluar el entrenamiento deportivo.
• diseñar y preparar la estrategia a seguir en cada competición.
• decidir quiénes son los deportistas que van a competir.
• dirigirse a los deportistas para darles instrucciones antes y durante la
competición.
• pedir tiempos y hacer cambios de jugadores durante los partidos.
• mantener o cambiar la estrategia en el transcurso de la competición.
• evaluar el rendimiento de sus deportistas y tomar las decisiones oportunas para
mejorarlo en el futuro.
• analizar cualquier problema de funcionamiento que pueda presentarse, y
decidir la forma de solucionarlo.
• organizar un equipo de colaboradores, entrenadores ayudantes, preparadores
físicos, médico, psicólogo, nutricionista, y asignarles cometidos concretos y
coordinar el trabajo de todos ellos.
• trabajar en contacto con los directivos de la organización.

El entrenador es, en definitiva, el máximo responsable del funcionamiento y


rendimiento de sus deportistas, y por tanto, sus decisiones y acciones tienen
una gran influencia sobre éstos.

En líneas generales, la actividad de los entrenadores de Alto Rendimiento,


deber considerarse potencialmente estresante, por motivos como los
siguientes:

• en su labor cotidiana, deben trabajar intensamente, sin apenas tiempo para


descansar, realizando múltiples cometidos que exigen un rendimiento alto y
generalmente urgente.

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• deben tomar decisiones difíciles, de mucho riesgo, a veces sin la información


suficiente, sin apenas tiempo, y en momentos muy críticos. Algunas decisiones,
pueden afectar a sus deportistas, y dificultar la relación con ellos.
• los entrenadores deben soportar la enorme presión que provoca la competición
deportiva: tensos momentos de espera antes de comenzar los partidos,
marcadores igualados, errores de los deportistas, aciertos de los rivales,
decisiones adversas de los árbitros, victorias y derrotas, momentos de soledad
y depresión tas los malos resultados.
• además, tienen una enorme responsabilidad social, pues el rendimiento de sus
equipos interesa a numerosos seguidores, y puede afectar al futuro de sus
deportistas y sus directivo
• por ello, están sometidos a una evaluación permanente y crítica desde
cualquier ángulo: les evalúan los deportistas, los directivos, los medios de
comunicación, los seguidores, otros entrenadores; y por supuesto ellos
mismos, que en muchos casos son sus principales críticos.
• en realidad, son muchos los que sin ser expertos, opinan sobre lo que debería
o podría haber hecho el entrenador, las equivocaciones que ha tenido, o su
incapacidad para dirigir al equipo, basándose, fundamentalmente, en los
resultados deportivos.
• así, al entrenador no se le valora directamente por su propio rendimiento, sino
indirectamente por el rendimiento de sus deportistas, dependiendo siempre de
los resultados que éstos obtengan.

La trascendencia, complejidad y condiciones estresantes del cometido que


tienen los entrenadores deportivos, requiere que desde la Psicología del
Deporte, se avance en el conocimiento y la investigación de las variables y
efectos psicológicos.

1.2 La conducta de los entrenadores deportivos:

Observando sistemáticamente a los entrenadores en su interacción con los


deportistas, se ha podido detectar que sus conductas se agrupan en diferentes
categorías:

- Reforzamiento: incluye todas aquellas conductas que pretenden reconocer o


premiar las acciones de los deportistas, aplaudirles o decirles “bien hecho”
después de un buen pase.

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- No reforzamiento: incluye la omisión de una conducta de reforzamiento


cuando los deportistas han hecho algo positivo, un deportista da un buen pase
y el entrenador no hace nada para reforzarle por ello.
- Ánimo contingente al error: cuando el entrenador anima a un deportista
después de haber cometido un error.
- Instrucción técnica contingente a un error: en este caso, el entrenador
explica al deportista porqué se ha producido el error o cómo puede evitarlo la
próxima vez.
- Castigo: incluye conductas punitivas del entrenador como reacción a los
errores de los deportistas, un grito a un deportista reprendiéndole por haber
perdido la pelota; o sentar en el banco a un deportista por haber fallado una
canasta “fácil” o no haber bloqueado el rebote.
- Instrucción técnica punitiva: en este caso, se trata de conductas que son una
mezcla de las dos categorías anteriores. El entrenador da una instrucción
técnica, pero lo hace de manera punitiva, ridiculizando al deportista delante de
sus compañeros; “¡hasta el deportista más tonto se daría cuenta de que no se
puede estar tan lejos de ese atacante para poder defender,
- Ignorar el error: en esta ocasión, el entrenador ignora el error del deportista y
no le dice ni hace nada al respecto, el deportista pierde la pelota en un dribling,
y el entrenador ni siquiera le mira, hace gestos de desaprobación, o comenta lo
sucedido con los deportistas suplentes que están en el banco; simplemente
sigue la jugada como si la pérdida de la pelota no se hubiera producido.
- Mantener el control: incluye conductas de “no perder el control” cuando se
producen situaciones no deseables durante el juego, un deportista no corre a
defender, y el entrenador, en lugar de insultarle a gritos, mantiene el control de
su conducta y no reacciona impulsivamente, aunque tome la decisión que le
parezca más apropiada como consecuencia de lo sucedido.
- Instrucción técnica general: abarca todas las instrucciones que toma el
entrenador por propia iniciativa, sin que sean propiciadas por errores o aciertos
que acaban de producirse, el entrenador se dirige a un atacante para indicarle
que cambie de estrategia en sus intentos de desmarcarse de su rival.
- Ánimo general: al igual que en la categoría anterior, el entrenador de ánimo a
sus deportistas sin que se hayan producido aciertos o errores que provoquen
esta conducta, el entrenador se levanta del banco y les grita a sus deportistas,
vamos marquen.
- Organización general: en la línea de las dos categorías anteriores, el
entrenador se dirige a sus deportistas por alguna cuestión de organización

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general, sin que ésta sea una reacción a los aciertos o errores que acaban de
producirse; se dirige a un deportista suplente para decirle que salga al campo a
jugar.
- Comunicación general: abarca conductas de comunicación con los
deportistas sin una incidencia directa inmediata sobre el juego; si bien pueden
referirse a la búsqueda de información relevante para una futura decisión; el
entrenador le pregunta a uno de sus deportistas, cómo se encuentra de un
golpe que le han dado en una jugada anterior.

1.3 Liderazgo.

En un sentido amplio, puede considerarse que el liderazgo es el proceso


conductual de influencia entre individuos y grupos en el logro de sus objetivos.
Esta definición es útil porque abarca muchas dimensiones del liderazgo, las
cuales, en el deporte incluyen procesos de toma de decisiones, técnicas
motivacionales, provisión de feedback, establecimiento de relaciones
interpersonales y seguridad en la dirección del grupo o equipo (Weinberg y
Gould, 1996).

Un líder sabe dónde va el grupo o equipo, sus metas y objetivos, y proporciona


la dirección y los recursos necesarios para ayudarle a llegar hasta allí. Los
entrenadores que son buenos líderes brindan no sólo una perspectiva de
aquello por lo que hay que luchar, sino también la estructura cotidiana, la
motivación y el respaldo para convertir esa idea en realidad.

Muchos entrenadores llegan a ser excelentes directivos en la medida en que


abordan operaciones que facilitan el mejor funcionamiento de las cosas, pero
eso no da ninguna garantía que se ejerzan el liderazgo necesario para que
equipos y jugadores maduren y se desarrollen.

Los líderes existentes en el ámbito del deporte funcionan tanto mediante


relaciones interpersonales como proporcionando dirección, objetivos y
estructura a su equipo. Por ejemplo, cuando un entrenador asume el control de
un nuevo equipo, ha de establecer líneas abiertas de comunicación, buenas
relaciones interpersonales, así como metas y objetivos claros.

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Los entrenadores deben tomar decisiones de distinto tipo; decisiones


relacionadas con la organización general de su entorno, la selección y los roles
de los deportistas, el contenido y la planificación del programa deportivo, la
estrategia a seguir en las competiciones, las instrucciones a impartir a los
deportistas antes y durante la competición, los cambios de jugadores, la
solución de problemas de distinta índole, etc.

El entrenador, puede adoptar estas decisiones con mayor o menor


participación de sus deportistas y colaboradores, estableciendo un estilo de
liderazgo más o menos participativo.

El modelo multidimensional de liderazgo propuesto por Chelladurai y Carron


(1978) y perfeccionado posteriormente por Chelladurai (1990), propone que la
conducta real del entrenador puede estar afectada por la interacción entre sus
características personales y la influencia que pueden tener, por un lado, la
conducta requerida en esa situación, y por otro, la conducta preferida por
sus deportistas.

El modelo presenta tres aspectos de la conducta del líder o entrenador: la


conducta requerida, la real y la preferida. También, incluye los antecedentes de
esas conductas que son: las características de la situación, las del líder y las de

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los miembros del grupo ya que considera que el liderazgo se da en función de


las características individuales y de la situación. Asimismo presenta
consecuencias o variables dependientes de estos estados de conducta que
son: el rendimiento y la satisfacción de los miembros del grupo o deportistas.

El presupuesto más importante del modelo se basa en la idea de que el grado


de congruencia entre los tres aspectos de la conducta del líder es la condición
necesaria, más importante y está relacionado de forma positiva con el
rendimiento y la satisfacción de los miembros del grupo. Es decir, que el
entrenador ha de intentar adecuar su conducta real al liderazgo, a las
preferencias de los deportistas y a los requerimientos de la situación.

Además, estos tres aspectos de la conducta del líder (requerida, real, y


preferida) están afectados por los antecedentes (características del líder, de los
subordinados y de la situación) y tienen unas consecuencias (satisfacción y
rendimiento de los subordinados)

La experiencia del líder es fundamental. Siempre es más valorada que las


ideas de libro o pizarra. Haber vivido, experimentado las situaciones agregan
un valor especial a la credibilidad de poder lograr lo que se propone.

A veces los líderes se proponen metas que exigen altos rendimientos a su


equipo. Es necesario visualizar el estado ideal del equipo y preparar el camino
definiendo las competencias, herramientas e indicadores necesarios para
alcanzarlo.

 No se es líder hasta que otros lo reconozcan. El liderazgo es un


estado resultante de la relación entre “líderes” y “liderados”, por lo
que serán reconocidos como líderes cuando permiten que el
equipo logre cumplir con las metas, supere las barreras y satisfaga
las expectativas puestas en ellos. (Jorge Salvo)

“DEBEMOS LLEVAR A CABO LA TAREA FOMENTANDO LAS


RELACIONES HUMANAS, ATENDIENDO A LAS NECESIDADES DE LAS
PERSONAS Y ENTREGANDO CONFIANZA EN ELLOS” (Jorge Salvo)

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 El líder de hoy responde a las expectativas e inquietudes que han


delegado en él y comparte con otros sus ideas y proyectos. tiene
una visión estratégica, la cual considera vital para el éxito de su
gestión. (Jorge Salvo)

Se enfrenta a problemas, tendencias, Presiones o situaciones, busca las


soluciones con el análisis de las causas, aplica correcciones, previene y
genera nuevas ideas. Es un transformador. (Jorge Salvo)

En el deporte podemos ver diferentes estilos de liderazgo:

• Entrenamiento e instrucción: “El entrenador se dirige a mejorar la ejecución de


los deportistas por medio de la insistencia y facilitación de entrenamiento
exigente y duro, instruyéndoles en las técnicas y tácticas del deporte,
clarificando las relaciones entre los componentes del equipo y estructurando y
combinando las relaciones de los mismos.”

• Democrático: “Entrenador que concede gran participación a los deportistas en


las decisiones concernientes a las metas del grupo, los métodos prácticos y las
tácticas y estrategias del juego. Utiliza la crítica para corregir errores de forma
positiva”.

• Autocrático: “El entrenador incluye independencia en la toma de decisiones y


subraya la autoridad personal. Cree firmemente en la disciplina dura. Usa
medidas punitivas (utiliza el castigo). No es partidario de la relación
interpersonal (él siempre está por encima del equipo). Lo que realmente le
importa son los resultados.”

• Apoyo social: “El entrenador caracterizado por una preocupación individual por
los deportistas, por su bienestar, por un ambiente positivo para el grupo y por
relaciones cálidas con los componentes del mismo.”

• Feedback positivo: “El entrenador incluye la aplicación de refuerzos a un


deportista como reconocimiento y recompensa por una buena actuación”.

Fracaso en el liderazgo:

• Temor

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• Mala fe
• Indecisión
• Inconsistencia
• Falta de lealtad
• Falta de imaginación
• Falta de diplomacia
• Falta de humildad
• Conducta antisocial
• Reacciones desmesuradas
• Evadirse de responsabilidades
• No cumplir labores básicos
• Control insuficiente del personal
• Estilo de dirección inadecuado

1.4 Comunicación

Cualquier profesional de la enseñanza es básicamente un profesional de la


enseñanza de la comunicación. Desde este punto de vista, una de las
funciones más importantes del entrenador deportivo es la de intentar transmitir
un mensaje determinado a las personas que tienen que aprender a practicar
deporte.

El mayor porcentaje del trabajo de un entrenador consiste en comunicarse con


sus deportistas, de ahí la relevancia de este fenómeno.

La comunicación no consiste únicamente en un proceso de transmisión de


información sino que incluye el intercambio de ideas y la interacción entre las
personas lo cual está influido por múltiples factores. La mayoría de los autores
coinciden en afirmar que la comunicación es una faceta que el individuo puede
aprender si conoce cuáles son las claves y se preocupa de practicarlas
continuamente. El entrenador ha de saber utilizar de forma más conveniente
todos los recursos que tiene a su alcance para mejorar la comunicación con
sus deportistas (Miguel Crespo e Isabel Balaguer, 1994).

 La comunicación es una condición sine qua non de la vida humana y el


orden social.

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 Desde el comienzo de la existencia el ser humano participa en el


complejo proceso de adquirir las reglas de la comunicación, ignorando
casi por completo en qué consiste ese conjunto de reglas, ese calculus
de la comunicación humana.

(Watzlawick, Beavin y Jackson 97, 67)

 La comunicación es un proceso de interacción social a través de signos


y sistemas de signos que surgen como producto de la actividad humana.
Los hombres en el proceso de comunicación expresan sus necesidades,
aspiraciones, criterios, emociones.

Fernando González Rey

La comunicación es la interacción de las personas que entran en ella como


sujetos. No solo se trata del influjo de un sujeto en otro, sino de la interacción.

Para la comunicación se necesita como mínimo dos personas, cada una de las
cuales actúa como sujeto.

Pichón Riviere

Aspectos relacionados con la comunicación:

 Información: lo que se transmite en el mensaje

 Estilo: la manera en cómo se transmite el mensaje.

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 Intencionalidad: el objetivo del mensaje.

Características fundamentales del PROCESO DE LA COMUNICACIÓN:

1.- Consiste en enviar y recibir mensajes, de ahí la importancia que tiene para
el entrenador el saber hablar y también el saber escuchar para entender lo que
pretenden comunicar los deportistas.

2.- Se compone de dos elementos fundamentales: los contenidos (lo que dice
el mensaje) y las emociones (cómo se dice el mensaje). Por regla general los
contenidos se expresan de forma verbal (palabras) mientras que las emociones
se expresan de forma no verbal (gestos, postura, movimientos faciales).

Los elementos que componen el PROCESO DE LA COMUNICACIÓN son:

a) Emisor: es el sujeto que emite el mensaje. En una clase o en una charla


pueden ser el profesor de educación física o en entrenador con sus estudiantes
o sus deportistas.
b) Hay una intención de emisor: decisión de enviar un mensaje sobre algo.
c) Codificación del mensaje por parte del emisor: entonces el emisor traduce
sus ideas (codificadas) a un mensaje.
d) Canal: el mensaje es canalizado, normalmente mediante palabras habladas
pero a veces por medios no verbales, como el lenguaje de los signos, hacia el
receptor.
e) Receptor: el mensaje es recibido e interpretado por parte del receptor.
f) Respuesta: entonces el receptor piensa sobre el mensaje y responde
internamente, mostrándose interesado, enfadándose, sintiéndose aliviado.

Durante este proceso comunicativo, tanto las características personales, el


“ruido comunicativo” o la falta de empatía, pueden perjudicar cualquiera de las
seis fases anteriores y enrarecer el proceso total. Cuando lo que el entrenador
pretende comunicar no se corresponde con lo que el deportista ha oído, es que
en la comunicación se producen RUIDOS que la distorsionan. Ruidos pueden
ser la falta de habilidad para codificar los pensamientos en mensajes y hacerlo
incorrectamente (gritos). Ruidos puede haber en el propio canal (ruidos “físicos”
en un vestuario, ruidos “personales” en el manejo erróneo de la comunicación
no verbal). Ruidos pueden aparecer tanto en el emisor como en el receptor,
tanto en los pensamientos del primero como en la interpretación del segundo, a

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través de los valores personales, la primeras impresiones, experiencias


pasadas, de cada uno de ellos.(de Diego y Sagredo, 1992).

Cuando entrenador y deportista/as no se comunican adecuadamente, Martens,


1989, dice que es porque:

1.- lo que se quiere transmitir no se corresponde únicamente con la situación


deportiva.

2.- no se transmite lo que se quiere decir, porque se carece de la habilidad


verbal o no verbal para enviar el mensaje.

3.- el deportista no recibe el mensaje al no poner atención.

4.- el deportista malinterpreta el mensaje o no lo comprende, porque no sabe


escuchar o decodificarlo correctamente.

5.- el deportista interpreta mal la intención del mensaje.

En el proceso de la comunicación no siempre es el mismo el que comete el


error. Puede ser algunas veces el entrenador, otras el deportista y en
ocasiones ambos. Lo importante es darse cuenta de la ineficacia de la
comunicación para mejorarla.

En este sentido para que concluya en una comunicación eficaz, es muy


importante como último punto del proceso que haya feedback o
retroalimentación, que es la forma de enviar mensajes como respuesta a otro
mensaje anterior. Forma parte del proceso comunicativo completando
circularmente la comunicación de doble vía.

El Proceso de la comunicación descripto anteriormente es válido también para


las situaciones entre deportistas y entre los integrantes del cuerpo técnico-
médico-psicológico y en ambos sentidos.

El entrenador está habituado a comunicar algo, pero muy poco acostumbrado a


recibir información, sobre todo de sus deportistas.

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El entrenador ha de saber utilizar de forma más conveniente todos los recursos


que tiene a su alcance para mejorar la comunicación con sus deportistas.

Cuando hablamos de comunicación, lo primero en que todos pensamos es en


la transmisión de mensajes, y en segundo lugar, en recibirlos. En el caso de los
entrenadores este fenómeno sucede con frecuencia, el verse como emisores
de un mensaje, pero con muy poca frecuencia situarse en el lugar del receptor
del mismo.

Tipos de comunicación:

 Interpersonal: que incluye al menos dos personas y un intercambio de


significados. El emisor intenta influir en la respuesta de una o varias
personas. El mensaje o contenido puede ser recibido por aquellas
personas concretas. El mensaje o contenido puede ser recibido por
aquellas a las que iba dirigido, por otras a las que no iba dirigido, o por
ambos tipos.

 Intrapersonal: es la que tenemos con nosotros mismos. Las personas en


el deporte tienen muchos diálogos consigo mismo. Algunas veces lo
usan para motivase, otras en forma de miedo.

“Un deportista adolescente tiene miedo de realizar una nueva destreza, y se


dice a sí mismo que no puede hacerlo y que hará el ridículo si lo intenta.

 No verbal: Los mensajes no verbales tienen menos probabilidades de


hallarse bajo control consciente, por lo que es difícil disimularlos,
pudiendo revelar nuestros sentimientos y actitudes inconscientemente.

Por ejemplo, un educador físico le pregunta a una joven cómo se siente justo
antes de empezar una clase de aerobic, y ella se encoge de hombros, baja la
mirada, frunce el ceño y murmura: “bien”.

Los tres tipos más importantes de comunicación no verbal según Martens,


1987, son los siguientes:

 Lenguaje corporal:

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• apariencia física, que explica tanto cómo uno se ve a sí mismo como lo que
busca que vean los demás.
• la postural corporal, que indica los estados de ánimo (andar despacio,
cabizbajo, manos en los bolsillos
• los gestos, que indican estados emocionales, órdenes (como en el caso de los
árbitros.
• el contacto corporal, para expresar alegría, rechazo o indiferencia en distintos
grados según la intensidad y forma en que se haga.
• la expresión facial, que ofrece feedback inmediato, sobre todo con la mirada y
la zona de la boca.

 La proximidad física: el uso que cada persona hace del espacio propio
y ajeno comunica más que una simple posición.

Los límites personales (charla entrenador-deportista), sociales (charla


entrenador-equipo) y públicos (entrenamiento en el campo). El entrenador los
puede utilizar dependiendo de lo que busca con ello.

El paralenguaje: se refiere a todos aquellos componentes vocales que


apoyan a las palabras y que indican la presentación del mensaje que se
transmite, es decir, el cómo se dice: tono de voz, la articulación, el ritmo y la
velocidad, los cambio de voz, los silencios.

Gráfico 1 proceso de comunicación semicircular

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Gráfico 2. Proceso de comunicación circular de doble vía.

Comunicación eficaz:

La comunicación efectiva es a menudo la diferencia que existe entre el éxito y


el fracaso. Es importante comprender el modo de enviar mensajes efectivos,
tanto de manera verbal como no verbal.

Mensajes Verbales:

Los mensajes verbales deben enviarse con claridad y recibirse e interpretarse


correctamente. Se producen fallos cuando las comunicaciones se envían de
manera eficaz, no se reciben o se malinterpretan. Según Weinberg y Gould el
problema tiene que ver con la transmisión del mensaje. Algunas personas
hablan demasiado, divagan sobre cosas que aburren o aturden a los demás,
mientras que otras hablan demasiado poco, con lo que no transmiten la
suficiente información.

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Directrices para el envío de mensajes verbales efectivos (Weinberg y Gould.


Adaptado de Martens, 1987):

• Ser directo: las personas que flojean en este aspecto dan por supuesto que la
gente ya sabe lo que ellos quieren o sienten.
• Asumir los mensajes como propios: utilice “yo” y “mi”, no “nosotros” o “el
equipo”, cuando haga referencia a sus propios mensajes.
• Ser completo y específico: proporcione a la persona con la que se está
hablando toda la información que necesita para comprender totalmente el
mensaje. Esté alerta a los vacíos lógicos, a las suposiciones no conocidas y a
las intenciones no manifestadas con claridad.
• Ser claro y coherente. Evitar mensajes dobles: “Mary, la verdad es que quiero
que juegues, pero no creo que éste sea un buen partido para ti. Pienso que
eres un deportista excelente, pero ahora mismo tendrás que tener paciencia.”
Este ejemplo de doble mensaje –aceptación y rechazo- deja a Mary confusa y
probablemente dolida. Los mensajes dobles encierran significados
contradictorios, y normalmente una persona los envía cuando tiene miedo de
ser directa.
• Centrarse en una cosa cada vez: ¿se ha encontrado alguna vez discutiendo
cómo ejecutar una destreza concreta y de repente pasar a quejarse de lo mal
que lo ha hecho el equipo? Hay que organizar las ideas antes de hablar. Los
mensajes inconexos no tienen una buena transmisión.
• Lanzar los mensajes de forma inmediata: cuando observe algo que le moleste
o que precise ser modificado, no demore el envío del mensaje. A veces,
reprimirse provoca que la explosión se produzca más tarde por cualquier cosa
sin importancia. La respuesta inmediata también contribuye más que la
respuesta retardada a crear un feedback eficaz.
• Mantener una actitud de apoyo: si quiere que los demás escuchen sus
mensajes, no se los transmita con amenazas, sarcasmo, comparaciones
negativas o críticas condenatorias; de lo contrario, a la larga, evitarán
comunicarse con usted o simplemente dejarán de escuchar. El conjunto de
mensajes han de poner de manifiesto algún tipo de apoyo.
• Ser coherente con los mensajes no verbales: puede decirle a su deportista que
no pasa nada si se comete un error, pero quizá sus gestos corporales y
expresiones faciales contradigan sus palabras. Los mensajes contrapuestos
confunden al deportista y entorpecen la comunicación futura.

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• Reforzar mediante la repetición: puede reforzar los mensajes verbales


utilizando canales de comunicación adicionales, por ejemplo, la presentación
de un esquema o de un vídeo junto a la explicación de la destreza en cuestión.

Mensajes no verbales:

A menudo, las personas no son conscientes de las muchas señales no


verbales que utilizan en la comunicación. También ignoran con frecuencia las
indicaciones no verbales que les llegan, y que constituyen una fuente rica en
información.

Los mensajes no verbales tienen menos probabilidades de hallarse bajo control


consciente, por lo que es difícil disimularlos, pudiendo revelar nuestros
sentimientos y actitudes inconscientemente.

Ver tipo de comunicación no verbal.

Recepción eficaz de mensajes:

Las personas dedican mucho tiempo de la comunicación a escuchar y aunque


aprenden las destrezas necesarias para hablar y escribir, casi nunca reciben
entrenamiento formal alguno para escuchar correctamente.

• Escucha activa: “Por supuesto; mis deportistas pueden venir a verme cuando
quieran. Practico una política de puertas abiertas”.
“No, la verdad es que el entrenador no quiere escucharnos.
Lo único que le interesa es decirnos lo que tenemos que hacer.”

Tal como ilustra este ejemplo, algunas personas creen que están a disposición
de los demás cuando en realidad no lo están. Las personas se sienten más
cómodas expresando sus verdaderos sentimientos e ideas a alguien que quiera
escucharles. Saber escuchar indica sensibilidad y estimula un intercambio
abierto de ideas y sensaciones. Si alguien desea de verdad que la gente venga
y se muestre confiada, tiene que hacer un decidido esfuerzo por escuchar.

La forma más útil de mejorar la escucha es practicándola activamente.

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La escucha activa implica prestar atención a las ideas principales y a las


secundarias, reconocer y responder, proporcionar feedback adecuado, atender
a la comunicación total del interlocutor y la comunicación no verbal, como el
contacto visual directo o el asentimiento con la cabeza para confirmar que se
entiende al que habla. El que escucha muestra interés por el contenido, la
intención y los sentimientos incluidos en el mensaje.

-no hay que confundir oír con escuchar: oír y escuchar son acciones distintas.
La primera consiste tan sólo en recibir sonidos, mientras que la segunda es un
proceso activo. Oír a alguien no significa que se esté escuchando el significado
de su mensaje.

-hay que prepararse mentalmente para escuchar: a veces, escuchar requiere


cierta preparación mental. Antes de tener una discusión importante con alguien,
es cuestión de crear un plan de acción mental pensando en la posible dureza
del intercambio de palabras.

• Escucha de apoyo: ser un oyente significa que se está “con” el hablante y se


valora su mensaje. He aquí algunos consejos para la escucha de apoyo:

-Cuando estemos escuchando, hemos de utilizar conductas de apoyo.

-Cuando estemos escuchando, hemos de utilizar conductas de adaptación.

-Hemos de utilizar conductas de escucha, verbales y no verbales.

1.5 El entrenador principal y su relación con sus compañeros de staff:

El equipo técnico de un equipo de Básquetbol de alto nivel suele estar


compuesto por un número de profesionales que oscila entre 6 y 8 personas. La
figura del entrenador principal es fundamental. Como máximo responsable,
dirige, y coordina a todos los miembros del equipo técnico: el segundo
entrenador, médico, fisioterapeuta o masajista, preparador físico, utilero,
asistente y psicólogo. Cada uno tiene su función, que se podría resumir en lo
siguiente:

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-Segundo entrenador: suele ser la persona de máxima confianza del


entrenador principal (ayudante y consejero), que comparte su “filosofía” del
juego y que permite un estilo similar en la pista ante la ausencia de éste.

-Preparador físico: es el encargado de que el equipo esté en buena forma física


durante la temporada. Planifica, organiza y desarrolla los procesos de
preparación física en forma individual y grupal en micro, macro y mesociclos.
Planifica, organiza y resuelve tareas relacionadas con la gestión del equipo, por
ejemplo, solicitud de ómnibus, compra de materiales de preparación física, etc,
etc.

-Fisioterapeuta o masajista: se encarga de la prevención y recuperación de


lesiones deportivas. Es una de las personas que más vinculo genera con los
deportistas.

-Médico: se ocupa de los problemas de salud del equipo (enfermedades,


lesiones, problemas oculares, dentales, dietética, ayudas ergogénicas, control
de la asimilación orgánica del entrenamiento, controles antidopaje).

-Utilero: persona que se encarga del material del equipo (toallas, bebidas,
balones). Esta persona también tiene un muy buen relacionamiento con los
deportistas.

-Asistente (en ocasiones): se podría denominar “tercer entrenador”. Se suele


ocupar de las estadísticas del equipo (planilla).

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-Psicólogo (poco extendido):


es la persona que se encarga de que el equipo esté en buena forma mental a
lo largo de la temporada. Planifica, organiza y desarrolla diferentes actividades
individuales y grupales del Plan de Entrenamiento Psicológico. Algunas veces
es el intermediario entre el deportista y el entrenador y otras veces con algún
otro integrante del cuerpo técnico. Actúa como “visagra”, al decir de Joan Riera,
en las relaciones interpersonales. Otras veces trabaja en el apoyo emocional
del deportista, en la rehabilitación de las lesiones deportivas, y en el
asesoramiento de las familias. Coordina diferentes actividades con el cuerpo
técnico.

Es sumamente importante que exista una muy buena comunicación y cohesión


de equipo entre todos los integrantes del cuerpo técnico, que la confianza, el
respeto y la unificación de objetivos esté hacia el mismo lado. Esto dará
garantías al trabajo entre todos, beneficiara al equipo de deportistas y
redundará en aspectos positivos del entrenamiento y la competencia.

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Las desavenencias del cuerpo


técnico repercutirán negativamente en los deportistas.

Hoy cada vez más, las exigencias del Alto Rendimiento necesitan de este
grupo de profesionales. Muchas veces no es un problema económico, sino de
invertir en el mejoramiento de los procesos deportivos del club.

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2.- Las necesidades psicológicas de los deportistas de Alto Rendimiento

La personalidad del deportista de Alto Rendimiento presenta la acentuación de


algunos rasgos caracterológicos relacionados tanto con los factores
motivadores como con la influencia de las vivencias exigentes de la práctica
deportiva y del ambiente.

Es cierto que la práctica constante e intensa de una disciplina lleva al


reforzamiento de algunas habilidades psicológicas y de algunos aspectos de la
personalidad. La interiorización de los modelos de comportamiento de un
determinado ambiente deportivo induce modificaciones en la psicología del
deportista, contribuyendo a estereotipar modos de actuar, actitudes, valores y
opiniones.

En cualquier caso, todo ello no basta para establecer rígidas relaciones entre
disciplina deportiva practicada y perfil de personalidad, sobre todo,
considerando que:

• el deportista, cuando comienza a practicar un deporte de competencia, ya tiene


su propia estructura de personalidad construida desde la infancia y la
adolescencia en un particular contexto socio-familiar.
• a pesar de que el deporte es un momento privilegiado en la vida de un joven,
contribuye a completar formativamente el carácter junto con otras experiencias.
• la elección de una u otra disciplina puede tener lugar no sólo como
consecuencia de algunas motivaciones del joven, sino también en relación con
las oportunidades objetivas y con las tradiciones ofrecidas por el contexto
socio-deportivo en que vive.
• así, pues, la relación entre personalidad y disciplina deportiva debe concebirse
en clave dinámica y probabilista, en el sentido de que numerosas variables
entran en juego.

Ferruccio Antonelli (1978) describe algunas características psicológicas y del


comportamiento de los basquetbolistas:

“El baloncesto se diferencia notablemente del fútbol, si bien prevé para el


jugador situaciones semejantes y de igual relevancia desde el punto de vista
psicológico. La actividad de grupo, la oposición competitiva de los dos equipos,
la mediación del balón, los esquemas de interacción entre los distintos

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jugadores, los tiempos y los espacios bien definidos y la puntuación: todo ello
comporta un tipo de presión psicológica que induce a respuestas
comportamentales y emotivas bastante semejantes en los dos deportes.

El baloncesto es un deporte que exige a los jugadores rendimientos psíquicos y


físicos conmensurados a las exigencias de una correcta y rápida decisión para
la adaptación de modelos de acción a situaciones siempre nuevas. Por tanto, el
jugador debe de ser ingenioso e inteligente y creativo.

Hermann destaca el hecho de que el jugador manifiesta durante el partido de


baloncesto un “pensamiento táctico” que se configura como un aspecto
especial de la inteligencia.

A este respecto, Neumann señala cinco principios de aprendizaje motor que


intervienen en los esquemas de acción del jugador de baloncesto y que son
referibles a dicha forma de pensamiento táctico, entendida como capacidad de
resolver, en el plano motor y en la relación con el adversario, complejas
operaciones lógico-intuitivas.

Rigatti y Messino vinculan el perfil psicológico del baloncestista a una mayor


selección, que tiende a eliminar de este deporte a los sujetos carentes de
reflejos, tempestividad, velocidad, coordinación, fantasía, autocontrol,
racionalidad y perseverancia.

Según Rossi existirían rasgos caracterológicos propios de los distintos roles


jugados dentro del equipo. El pivot, por ejemplo, sería altruista, tranquilo, tímido
e introvertido; su distanciamiento psicológico dependería de sentirse, con su
estatura y durante años, distinto a los demás. El base, tendría que asumir el
liderazgo controlando las comunicaciones y el pase del balón y ejerciendo un
rol de decisión que lo configura como autoritario y dinámico. El alero es el que
está más en contacto con el balón, el que más tira y el que más tiende a
encestar. Este rol determinaría una actitud individualista, egocéntrica,
presuntuosa y con puntas de exhibicionismo.”

Por otro lado, Joaquín Dosil (2002) nos dice: “Las características físicas,
técnicas/tácticas y psicológicas varían según la posición de juego a la que nos
estemos refiriendo.

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-Posición 1: Base: como su nombre indica, es la “base” del equipo, el director


de juego, el encargado de llevar el orden del equipo y el “brazo” del entrenador
dentro del campo. Esta posición exige una buena visión del juego, tomando
decisiones en situaciones complicadas y optando por una u otra jugada
dependiendo del momento (es el jugador que suele “marcar” la jugada
ensayada en los entrenamientos). Se encarga de subir el balón y distribuirlo.
Debe tener un tiro aceptable.

-Posición 2: Escolta: ayuda al base a subir la pelota, lo “escolta”. Alguna


característica importante es la rapidez (para contraataques), la defensa al base
contrario (suele ser más alto que éste) o que sea un buen “penetrador”.

-Posición 3: Alero: la característica fundamental es la de “buen tirador”, es


decir, tiene facilidad para encestar desde cualquier posición. Su altura y
posición le exigen ayudar en los rebotes, aunque, en muchas ocasiones, tienen
dificultades en defensa. Suelen tener el rol de “líder” anotador, que se
convierte, en ocasiones, en “líder” del equipo (persona de referencia para el
resto de los compañeros). Es importante señalar la expresión “la soledad del
tirador”, como la frase que explica la presión de encestar cuando está solo.

-Posición 4: Ala-pivot: son los denominados “falsos pivots”, con morfología


fuerte, gran altura y buen tiro, son jugadores de una gran movilidad en el
campo (tanto pueden estar jugando debajo del aro, como fuera de la zona). La
ayuda en el rebote es fundamental.

-Posición 5: Pívot: suelen ser los más altos y fuertes del equipo. Anotan
debajo de la canasta y suelen tener un tiro exterior un tanto deficitario (aunque
esta premisa está cambiando en los últimos tiempos). Se valora enormemente
su carácter intimidatorio, los rebotes y los tapones en defensa.

-Posición “comodín”: se define como aquel jugador con cualidades para estar
en varias posiciones (por ejemplo, en la 3, 4 o 5). Cada vez aparecen más
jugadores con estas características.”

La práctica deportiva favorece el intento de reconocimiento de determinadas


habilidades y rasgos propios, junto con el reconocimiento de pertenencia al
grupo; el autoconocimiento de la carga de voluntad y el esfuerzo puesto en la

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práctica deportiva y el objetivo que con ello se persigue: logro personal –reto-,
afiliación social, afirmación de uno mismo, necesidad de comunicación y afecto,
búsqueda de una identidad propia fuera de la familia.

En la persona, el desarrollo patente en estos distintos aspectos queda reflejado


interna y externamente, es decir, en forma de individualización y de
socialización a la vez.

Un deportista no es un grupo, pero un grupo no existe sin los deportistas


individuales que lo componen.

Pero, si mantener el equilibrio adecuado entre Socialización e Individualización


en cada uno de sus deportistas, e incluso sostener cada uno de los conceptos
por separado dentro de unos parámetros de normalidad, es una doble labor
importante y difícil que recae en el trabajo con objetivos estrictamente
deportivos del entrenador, también lo es de cara al futuro no deportivo de sus
deportistas.

En cuanto a los distintos “tipos” estándares de deportistas que podemos


encontrar en un equipo podemos compartir las siguientes características
específicas:

Líder:

-Influye en el resto de compañeros más a nivel emocional que cognitivo.

-Hay que tomarle en consideración a la hora de introducir algún cambio en el


equipo.

-Tenerlo mejor como aliado que como opositor (“controla al líder y controlarás
al equipo”).

-Dejar que resuelva problemas pequeños.

-Delegar alguna responsabilidad en él para que se vea incluido de alguna


forma en el staff técnico: mostrarle la planificación., consultar algo técnico.

-Crear un sistema de incentivos y recompensas con él: mantendrá satisfecha


su necesidad de liderazgo.

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-Darle la oportunidad a todo aquel que quiera de ocupar ese puesto o


compartirlo. Cuando haya dos líderes informales, favorecer su entendimiento
mutuo haciéndoles llegar a un acuerdo de “poderes y responsabilidades”. De lo
contrario, el equipo se puede escindir en dos bandos difíciles de reconciliar. El
entrenador debe anticipar posibles conflictos, no ignorar la coexistencia de dos
líderes. Por ejemplo, cuando haya un líder de “juego” y otro líder en el
“vestuario” reconocer a ambos y facilitar su mutuo entendimiento para que su
trabajo tenga un solo objetivo común y el beneficiario sea también único: el
equipo.

Deportista automotivado:

-No se queja de la dureza del entrenamiento; se esfuerza al máximo porque su


motivación es interna; son líderes en potencia.

-Como no demanda mucha atención se le suele desentender, cuando habría


que atenderle como a cualquier otro y sobre todo reforzar su esfuerzo pública y
privadamente.

-Suele ser muy autocrítico; el entrenador debe ayudarle a replantearse los


objetivos y reforzar su interés y su esfuerzo.

Aunque no consiga su meta en el tiempo fijado, ya lo hará (refuerzo en base a


la actuación y no al logro-resultado).

Deportista estrella:

-Suele estar motivado interna y/o externamente y es muy competitivo, con


grandes habilidades físicas y consciente de ellas.

-Conviene tratarle igual que al resto durante los entrenamientos, sin temer
corregirle, dejando bien claro que su nivel no sólo se debe a sus cualidades
innatas, sino también al fruto del trabajo y esfuerzo en los entrenamientos.

-Conviene establecer una buena comunicación entre el deportista y el


entrenador, de forma que sean aliados en vez de contrarios, con lo que en los
entrenamientos se rendirá mejor.

Deportista problema:

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-No está automotivado y difícilmente responde a la motivación externa.

-Los que se resisten al entrenamiento: hay que conocer exactamente las


causas de su desinterés y buscar soluciones; el entrenador debe controlar la
situación y exigirle lo mismo que al resto o cambiarle de grupo; si le permite
entrenar poco, los demás del grupo pueden también adoptar esa postura.

-Los que no respetan las normas de los entrenamientos y del equipo: hay que
conocer las causas de su actitud para buscar soluciones; si reincide, establecer
un sistema de castigos o refuerzos, según el caso, relacionados con el deporte
hasta que o se amolda a las normas o lo deja.

-Hiperansiosos: no soportan la mínima presión; hay que incrementar las


dificultades del entrenamiento gradualmente, de forma que se vaya haciendo
poco a poco a él y se vaya animando con su evolución deportiva, hasta que
pueda soportar la tensión del entrenamiento porque ve que le compensa en
algo.

-Miedo a ser el mejor del grupo: no quiere que hablen de él, que le tengan
envidia; explicarle que cada uno hace bien una cosa diferente y que eso es lo
que él hace bien, que hay que aprovechar las habilidades que se tienen,
además de resaltar el esfuerzo y trabajo que le cuesta entrenarlas (trabajo por
objetivos).

-Tímidos, desconfiados: necesitan refuerzos (generalmente positivos)


continuamente y que el ambiente de entrenamientos sea lo más familiar; hay
que fomentar la comunicación con el entrenador y con el resto del equipo.

Estos grupos de deportistas, diferenciados por su forma de pensar, sentir y


actuar, se pueden encontrar tanto dentro de un equipo como trabajando
individualmente. Es importante no olvidar que cuanto más satisfechos estén los
deportistas con su práctica deportiva, mayor será la probabilidad de que
esfuercen por conseguir sus logros.

El deportista y su ambiente:

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El deportista no vive en el vacío de una situación individual, sino que siempre


se halla inmerso en un tejido de relaciones capaces de dar un significado a
cada uno de sus actos.

Este tejido de relaciones es el ambiente o contexto, que viene a identificarse


con la familia, el grupo de sus pares (compañeros), el público y la voz de los
medios masivos de comunicación.

El empeño, el peso de las distintas motivaciones, la vivencia emocional, el éxito


y el fracaso adquieren un significado concreto en la carrera de un deportista si
se refieren al contexto humano que lo circunda.

La familia del deportista de Alto Rendimiento:

Al descender la edad media de los deportistas, los expertos deportivos pueden


medir cada vez más el peso condicionante de la familia desde el momento en
que:

a) El rendimiento deportivo de alto nivel resulta ligado a un entorno familiar rico de


equilibrio psicológico y sana tradición deportiva;
b) Las posibilidades técnicas del deportista terminan siendo condicionadas por
factores como la inseguridad, la insuficiente motivación, que casi siempre hay
que atribuir a inadecuaciones psico-pedagógicas de la familia.
c) Las aspiraciones de los deportistas, sobre todo de los jóvenes, resultan
exasperadas muchas veces, o inhibidas, como prolongación de las
necesidades y de las ambiciones de los padres;
d) Las opciones y los estilos de vida propuestos por el entrenador compiten, a
veces, con los impuestos por la familia.

El deportista para tener una personalidad equilibrada, debe haber disfrutado de


un entorno familiar positivo. En efecto, sólo si la necesidad de seguridad inicial
ha sido adecuadamente satisfecha, el joven puede hacer frente con coraje y
convicción a los problemas del mundo exterior y buscar en él con plena libertad
su propia realización.

El grupo de pares (compañeros):

Con este término se indica el ambiente psico - social dentro del cual el
deportista vive sus relaciones extra-familiares más significativas.

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Conviven muchas horas entrenando juntos, compitiendo, viajando, participando


de actividades sociales, culturales y festivas.

La vida cotidiana de los deportistas es altamente estresante y generadora de


situaciones diferentes en las relaciones interpersonales. Según Hiram Valdés
“el equipo es una unidad psicosocial cuyo comportamiento, extraordinariamente
importante para el rendimiento, no es una mera suma de las posibilidades de
las personas que lo componen. Esta realidad psicosocial es tanto más
importante en el deporte que en cualquiera de las actividades donde ha sido
profundamente estudiada, sea en la comunidad, el trabajo o la educación en
general. El grado de interacción social varía en los distintos equipos deportivos,
por tanto el factor social posee un peso variable en el rendimiento deportivo.
Por lo que las dificultades psico-sociales son las más difíciles de trabajar.”

Medios masivos de comunicación:

Las tiradas de los diarios deportivos y el espacio que la prensa de opinión y las
emisoras de radio y televisión dedican a los acontecimientos deportivos
compiten con los de cualquier otro sector especializado de la información. Y el
deporte se ha convertido en un hecho popular y de costumbres, precisamente,
con el advenimiento de los medios de comunicación de masas que con
sorprendente rapidez han implicado a públicos muy amplios en el interés de
numerosas disciplinas deportivas. Todo ello ha activado un “feedback” con
respecto a los deportistas, que, de simples protagonistas que eran, se han
convertido en directores y espectadores de sí mismos.

La información deportiva transmitida por la prensa no se agota en la noticia


sino que aporta contenidos altamente emocionales que suscitan dinámicas
afectivas y comportamentales propias de la psicología del espectador.

La influencia de la información deportiva en el público tiene un peso


enorme. El público puede ser inducido fácilmente a asumir estados de ánimo, y
sus correspondientes actitudes, sobre la onda de noticias cargadas de
resonancias emocionales, así como en la participación televisiva, que con su
inmediatez, puede hacer aflorar intensas resonancias de naturaleza
inconsciente. La capacidad sugestiva del mensaje deportivo resulta ligada a la

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importancia del acontecimiento deportivo, influencia mediada por algún líder de


opinión, tipo de personalidad del espectador.

La influencia de la información deportiva en los deportistas tiende a inducir


en ellos dos tipos de respuesta, según que el mensaje les afecte o no.

Los deportistas sienten la noticia como exaltación o mortificación de sí mismos.


Los contenidos frustrantes de la información son, en general, desvalorizados o
negados a través de “mecanismos defensivos” (puestos en acción por el grupo
de referencia, por los miembros del club, por el entrenador, por los dirigentes).
Los contenidos gratificadores, al aumentar el prestigio del deportista, pueden
darle, si es inmaduro, una sensación de omnipotencia y de ficticia competencia;
en cambio, si es maduro, pueden impulsarle aún más a empeñarse en la
realización de su propia profesión.

Algunos deportistas quedan “pegados” a las noticias y a los programas


deportivos, afectando su estado emocional y muchas veces consideran injustas
las opiniones de los periodistas.

La sugerencia psicológica es elegir escuchar buenos programas deportivos, no


creer todo lo que se dice y poner sobre la bandeja critica las opiniones vertidas
en cualquier medio de comunicación.

2.1 Estrategias psicológicas de los deportistas de Alto Rendimiento

• 1. Identificación individual de los factores específicos y características


psicológicas que influyen en la obtención del rendimiento óptimo tanto
durante el entrenamiento como durante la competición. Estos factores
son distintos para cada individuo y dependen de la práctica deportiva
concreta.

• 2. Observación del comportamiento del atleta durante su


entrenamiento, antes, durante y después de la competición, con el fin
de establecer a posteriori implicaciones y relaciones con el
rendimiento obtenido en la prueba.

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• 3. Fomentar la comunicación y diálogo entre el entrenador y el atleta


para hacer más eficaz el trabajo que se lleva cabo durante muchas
horas.

• 4. Mejoramiento de la preparación mental del deportista con vistas a la


competición desarrollando destrezas mentales, globales y específicas
de forma que se ejerza un adecuado control sobre el estado ideal de
performance o perfil de rendimiento máximo para cada atleta.

• 5. El encuestamiento directo a atletas olímpicos revela que la


preparación mental adquirida durante sus entrenamientos es de gran
utilidad pero no suficiente durante las competiciones, ya que la
sensación de soledad y tensión máximas son factores que anulan o
disminuyen la posibilidad de rendimiento máximo.

• 6. El trabajo en equipo es el mejor camino para llegar a los objetivos


propuestos en cada etapa. Las diferentes tareas que optimizan el
rendimiento deportivo son demasiado complejas para ser llevadas a
cabo por un solo especialista.

Otras estrategias que ayudan al desempeño deportivo de los deportistas:

• 1. Control Visual: Fije la vista en el suelo o en otro punto importante,


para mantener centrada la atención.

• 2. Rituales: Establezca rituales para equilibrar de forma adecuada, la


relajación, concentración, durante y antes de la acción.

• 3. Posturas Corporales Triunfantes: En especial cuando se está


enfadado, nervioso o fatigado, para recuperar el equilibrio emocional
y fisiológico.

• 4. Respiración: Respire profundamente, mientras se prepara para la


salida, para ayudarse a relajar y reducir la velocidad del pulso.

• 5. Tensión Altamente Positiva: Incluso cuando se sienta muy fatigado o


negativo, proyecte la imagen de que posee un nivel elevado de
tensión positiva.

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• 6. Serenidad y Relajación: Cuando esté nervioso y tenso, proyecte la


imagen de serenidad y relajación, controlando los músculos entre
competición y competición.

• 7. Autoverbalización Negativa: Evite utilizar contra sí mismo,


expresiones negativas durante la competición, sólo conseguirá
propiciar malos resultados y elevar la moral a su adversario.

• 8. Actitud positiva: Afronte el reto, piense de forma positiva acerca de


su situación aún ante la adversidad.

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3.- Psicología del Entrenamiento Deportivo.

El deporte de competición, exige que los deportistas rindan al máximo de sus


posibilidades cuando compiten; y estas posibilidades pueden ampliarse
mediante el trabajo que se lleva a cabo en el entrenamiento deportivo.
Básicamente, la actividad de los deportistas en el entrenamiento, se dirige a la
adquisición, perfeccionamiento y consolidación de recursos útiles y eficaces
que optimicen sus posibilidades de rendimiento en la competición, para
aumentar, así, sus opciones de conseguir resultados deseados.

Cuanto mejor se trabaje en el entrenamiento, mayores serán las opciones de


éxito en la competición, y por ello la importancia de desarrollar métodos de
trabajo que ayuden a optimizar el rendimiento de deportistas en esta parcela
tan trascendente; debiendo entenderse, claramente, que el rendimiento en el
entrenamiento, se refiere a la asimilación de información, la ejecución de
conductas y el desarrollo de hábitos para la ampliación de los recursos del
deportista; mientras que el rendimiento en la competición, implica la puesta en
práctica, eficaz, de los recursos disponibles, en función de las demandas
específicas que, en cada momento concreto, plantea la competición.

¿Cómo puede contribuir la Psicología, a la mejora del rendimiento de los


deportistas en el entrenamiento?

José María Buceta dice: “pues aportando su conocimiento científico para


conseguir los objetivos del entrenamiento, detectando y afrontando las
demandas psicológicas asociadas a los mismos. En líneas generales, se puede
considerar que el objetivo central del entrenamiento, es la mejora y puesta a
punto de la condición de los deportistas, en un sentido global que abarque
todas las parcelas de funcionamiento que afectan a su rendimiento; y que, para
conseguir este objetivo, deben abordarse, de manera específica, los objetivos
parciales de mejorar y poner a punto la condición física, la condición técnica, la
condición táctico-estratégica y la condición psicológica. La incorporación de la
Psicología al entrenamiento deportivo, puede ayudar a alcanzar los objetivos
que se persiguen en cualquiera de estas parcelas.”

3.1 Necesidades psicológicas del Entrenamiento Deportivo.

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La incorporación de la Psicología del Deporte al ámbito del entrenamiento


deportivo, puede repercutir en las siguientes grandes áreas: la planificación del
entrenamiento; la adherencia de los deportistas; el aprendizaje de habilidades y
otras conductas relevantes (incluyendo habilidades físicas, técnicas,
táctica/estratégicas y psicológicas; el ensayo repetitivo de habilidades; la
exposición y el ensayo en las condiciones de la competición para el desarrollo
de la capacidad competitiva; la preparación específica de competiciones; y la
evaluación del entrenamiento.

El aprendizaje de la estrategia, táctica y técnica deportiva, comentado en el


primer apartado, constituye el eje central del entrenamiento deportivo y sobre
ellos pivotan los restantes elementos de la preparación para la competición;
mejora de la condición física, entrenamiento psicológico y alimentación.

La planificación del entrenamiento deportivo, es un apartado de suma


importancia, cuya metodología puede beneficiarse, notablemente, de
estrategias y matices psicológicos

Un entrenamiento productivo, parte de una planificación apropiada y, por ello,


es conveniente que los entrenadores perfeccionen su forma de planificar,
incorporando los conocimientos psicológicos pertinentes, que contribuyan a
evitar un agotamiento psicológico que podría producirse como consecuencia de
las demandas y características del entrenamiento deportivo.

La adherencia de los deportistas (J. M. Buceta- 1998), se refiere a la


asistencia regular y puntual a las sesiones de entrenamiento y a las distintas
actividades que lo complementan (sesiones de fisioterapia, reconocimientos
médicos, tratamiento farmacológico, plan de alimentación, etc.), así como al
cumplimiento apropiado de las tareas concretas que los deportistas deben
realizar. Su importancia es evidente, pues sólo se podrá obtener el máximo
aprovechamiento del plan de preparación, si los deportistas lo cumplen en la
medida prevista. Sin embargo, en muchos casos, el ausentismo laboral de los
deportistas, o su incumplimiento parcial de las tareas programadas, son
bastante elevados; y también se observa, aunque en menos ocasiones, la
situación contraria: un exceso de adherencia que sobrepasa las exigencias del
plan de trabajo trazado.

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En ambos casos, por defecto o exceso, la preparación de los deportistas no


alcanzará el nivel que podría logar con una adherencia adecuada, y aumentará
el riesgo de lesiones y otras complicaciones (problemas internos, deterioro de
las relaciones interpersonales, adicción incontrolada al entrenamiento) que
entorpecerán, aún más, el proceso de entrenamiento. La prevención de los
déficit y los excesos de adherencia, antes de que aparezcan, y su corrección
apropiada, cuando ya estén presentes, son dos objetivos a los que puede
contribuir la Psicología del Deporte.

El entrenamiento deportivo, fundamentalmente el de alta competición, no


puede detenerse en el aprendizaje y la repetición de habilidades, sino que
debe abarcar, también, la preparación de los deportistas para que sean
capaces de rendir, al máximo de sus posibilidades reales, en las condiciones
ambientales “motivantes/estresantes” que caractericen a la competición en su
deporte. La incorporación del conocimiento psicológico al método de
entrenamiento, puede resultar decisiva para que los deportistas toleren y
controlen, debidamente, los elementos motivantes o estresantes de las
competiciones deportivas, desarrollando y fortaleciendo, así, su capacidad
como competidores.

Otro de los cometidos del entrenamiento deportivo, es la preparación


específica de cada competición. Diversas estrategias psicológicas pueden ser
incorporadas al método que, habitualmente, con independencia de su
contenido estratégico, utilizan los entrenadores con este propósito concreto.
Estas estrategias, pueden ser muy útiles para mejorar la eficacia del trabajo de
preparación, en beneficio del rendimiento en la competición. El entrenamiento
deportivo es un proceso complejo y multidisciplinar que pretende conseguir los
máximos resultados deportivos. Este proceso necesita de la existencia de
entrenadores apropiados a fin de lograr los resultados propuestos.

La incorporación de la metodología desarrollada por la evaluación


psicológica, puede optimizar el entrenamiento deportivo, contribuyendo a que
los entrenadores apliquen procedimientos rigurosos que les ayuden a conocer
mejor lo que realizan en el entrenamiento y sus distintos efectos y, por esta vía,
puedan aumentar sus posibilidades de control sobre el proceso de
entrenamiento de sus deportistas.

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Por último, el Psicólogo del Deporte debe responsabilizarse de detectar y


evaluar las necesidades psicológicas de los deportistas; planificar, de acuerdo
con el entrenador, el trabajo psicológico a desarrollar; entrenar a los deportistas
para que desarrollen y perfeccionen las habilidades psicológicas que
correspondan; entrenar o asesorar a los entrenadores para que apliquen el
conocimiento psicológico en el ámbito del entrenamiento; y evaluar el contenido
y los efectos de la intervención psicológica por cualquier vía.

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4.-Las principales capacidades psicológicas en el deporte de


competición.

Abordaremos las siguientes capacidades: motivación, atención, concentración,


agresividad, la activación y autoconfianza.

Tanto la primera como la segunda fueron trabajas en los niveles anteriores

MOTIVACIÓN

Es una variable psicológica que mueve al individuo hacia la realización,


orientación, mantenimiento y/o abandono de las actividades físicas /deportivas,
y suele estar determinada por la asociación cognitiva que el sujeto hace de las
diferentes situaciones, en función de una serie de factores individuales,
sociales, ambientales y culturales.

Es una de las habilidades psicológicas que más se ha investigado.

En el ámbito de la actividad física y el deporte la motivación es el producto de


un conjunto de variables sociales, ambientales e individuales que determinan la
elección de una actividad física o deportiva, la intensidad en la práctica de esa
actividad, la persistencia en la tarea y en último término el rendimiento.

Todas estas variables tienen influencia en la persistencia, intensidad y


frecuencia de la conducta deportiva, y a su vez interactúan entre ellas
aumentando, manteniendo o disminuyendo esta conducta.

TIPOS DE MOTIVACIÓN

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Motivación básica:

Es la base estable de la motivación, compromiso del deportista con ese


deporte. Depende de los resultados y del rendimiento personal.

Motivación cotidiana:

Interés del deportista por la actividad en sí misma, con independencia de los


logros deportivos. Diversión por la actividad y por la realización en sí misma.
Por ejemplo, ejercicios divertidos.

Motivación intrínseca:

Responde a aquellos deportistas que están motivados por sí mismos, no


esperan que otros los motiven. Disfrutan de la actividad física jugando,

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divirtiéndose y se refuerzan en sí mismos con el juego. Relacionada con la


auto-superación, a la mejora de su aprendizaje, a la satisfacción personal por
los avances físicos y/o psicológicos.

Motivación extrínseca:

Es cuando los deportistas necesitan de refuerzos externos tangibles, como el


dinero, un trofeo, el prestigio social y el reconocimiento público.

Motivación orientada hacia el ego:

Se refiere a que los deportistas están


motivados por la competencia con otros deportistas, tanto en retos como en
resultados. Por ejemplo, se comparan con otros, juzgan su nivel de capacidad.

Motivación orientada hacia la tarea:

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La motivación depende de estos retos y resultados, pero no en comparación


con los demás, sino como impresiones subjetivas de dominio y progreso
personal. Juzgan su capacidad comparándose consigo mismo.

TEORÍAS DE LA MOTIVACIÓN

Motivar a los deportistas implica fomentar sus recursos internos, su sentido de


competencia, de autoestima, de autonomía y de autorrealización.

A continuación, se presentan los enfoques teóricos más empleados en el


ámbito del deporte: teoría de la motivación de logro, teoría de la motivación
intrínseca / extrínseca, teoría de la atribución y teoría social – cognitiva.

Se considera importante señalar los aspectos fundamentales de estos cuatro


modelos.

• Teoría de la motivación de logro (conductual):

Representa los esfuerzos de una persona por dominar una tarea, sobresalir,
superar obstáculos, rendir más que los demás y enorgullecerse de sus
cualidades (Murray, 1938; McClelland, 1961).

La competitividad es una disposición a esforzarse para obtener algún tipo de


satisfacción, al establecer comparaciones con algún estándar de excelencia en
presencia de evaluadores (Martens, 1976).

• Teoría de la motivación intrínseca – extrínseca (humanista) Deci, 1971:

Trata de estudiar los efectos que tienen las actividades que realiza el sujeto en
la motivación intrínseca, la motivación extrínseca y en la desmotivación. El
deportista tiene necesidad de sentirse competente en la actividad que realiza,
por lo que se predice que cuando no existe esta percepción, la motivación
intrínseca disminuye y es más probable que exista la desmotivación.

Por ejemplo, en un gimnasio o en el campo de juego, en un entrenamiento


grupal o individual puede aparecer una u otra motivación.

• Teoría de la atribución (cognitiva) Heider, 1958; Weiner, 1972; Roberts, 1995.

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Esta teoría estudia las atribuciones que hace el individuo y permite entender el
grado de motivación con el que se enfrentará a las diferentes actividades.

Según esta propuesta, las explicaciones que dan los deportistas a los
resultados de sus actuaciones (de éxito o fracaso) suelen ser cuatro: habilidad
o capacidad, esfuerzo, dificultad de la tarea y suerte.

• Teoría social – cognitiva (Bandura 1986):

Se basa en las expectativas y valores que los individuos adjudican a diferentes


metas y actividades de ejecución.

Auto-eficacia: hace referencia a la influencia que tienen los juicios del individuo
acerca de su capacidad en la motivación y la conducta.

Resultado: es la probabilidad percibida de que


un comportamiento producirá un resultado específico.

ATENCIÓN – CONCENTRACIÓN

En el ámbito de la actividad física y del deporte tener conocimiento y dominio


de los procesos atencionales y de concentración es fundamental. En una clase
de aerobic, el monitor marca el ritmo y los movimientos a realizar, los

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participantes tienen que reproducirlos y, para ello, necesitan prestar la máxima


atención a todos los detalles de la coreografía. La pérdida de concentración
puede hacer que el participante no pueda seguir la actividad.

En el alto rendimiento, la pérdida de concentración en un momento


determinado puede ser suficiente para cometer un error de importancia, fallar
un punto decisivo en un partido de tenis, fallar los libres en el segundo final de
un partido de Básquetbol, etc. etc.

Por esos motivos, el control de la atención y de la concentración debe ser uno


de los objetivos a tener en cuenta en cualquier programa de entrenamiento
psicológico y una habilidad que deberán perfeccionar tanto los deportistas
como los entrenadores.

ATENCIÓN

Forma de interacción con el entorno en la que el sujeto establece contactos con


los estímulos relevantes de la situación. Una vez que determinada información
ha sido captada por nuestros sentidos, conscientemente mantenemos dicha
actitud que nos permite advertir la información, no sólo percibirla.

CONCENTRACIÓN

Es la capacidad para mantener la atención en un estímulo seleccionado


durante un periodo de tiempo determinado, según exija la situación a la que
nos estemos enfrentando.

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EXPLICACIÓN DE LA ATENCIÓN / CONCENTRACIÓN

a) Perspectiva cognitiva (procesamiento de la información): Es la más


utilizada para explicar el fenómeno atencional en el ámbito del deporte y
la actividad física. El deportista recibe estímulos del entorno, que
procesa y que explican la forma en que responde ante esas situaciones.
• Selectividad atencional: el deportista selecciona la información relevante en
cada situación, se centra en ella y deshecha aquellos estímulos que no
proporcionan ningún tipo de beneficio para la misma.

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• Capacidad atencional: tiene un carácter limitado, lo que explica la dificultad de


prestar atención a más de dos cosas al mismo tiempo.

b) Perspectiva social: Se ha estudiado el efecto que tienen los estímulos


distractores y las diferencias individuales en la atención del deportista,
como ser la influencia del esfuerzo, del sufrimiento competitivo, de la
ansiedad y la autoconsciencia de lo que está ocurriendo.
• Teoría de la distracción: el deportista duda sobre sí mismo o sobre el
rendimiento que tendrá o ha tenido, desarrollando pensamientos negativos
que pueden afectar a su atención, pues se centrará en éstos y no en lo
verdaderamente importante: la tarea.
• Diferencias individuales: conocer la existencia cde estilos atencionales
individuales.

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c) Perspectiva psico – fisiológica: Se defiende la existencia de variaciones


en los registros psico – fisiológicos que permiten establecer el grado
atencional de los deportistas, antes de la competición y durante la
misma. La mayor parte de las investigaciones se han centrado en el
electroencefalograma (ECG) y la frecuencia cardíaca, probando que
existen diferencias entre los deportistas de alto rendimiento y los
deportistas de iniciación.
Disminuye la frecuencia cardíaca en la medida que los jóvenes van
aprendiendo una determinada habilidad.

TEORÍA DE LOS ESTILOS ATENCIONALES

Esta teoría es la más utilizada en el ámbito de la Psicología de la Actividad


Física y del Deporte. Nideffer (1976), se ha convertido en el referente para la
explicación de los procesos atencionales. Parte del supuesto de que la
ejecución del deportista está relacionada con el estilo atencional. Se
especifican dos dimensiones: amplitud y dirección.

AMPLITUD: Cantidad de in formación que se trata de procesar al mismo


tiempo. Puede ser amplia, cuando hay que centrarse en un número elevado de
informaciones. Por ejemplo, en la salida de una carrera de 1500 metros lisos: el

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atleta se debe centrar en el juez, en no pisar la línea, en la colocación de los


rivales.

Puede ser reducida, cuando hay que centrarse en un número limitado de


informaciones. Por ejemplo, cuando están todos los participantes colocados
para la salida de los 1500 metros, centrarse en el disparo de salida.

DIRECCIÓN: Es el lugar a dónde se dirige el foco de atención. Puede ser


externa cuando se centra en estímulos externos a uno mismo. Por ejemplo, en
la salida de los 1500 metros a lo que susurran los espectadores.

Puede ser interna cuando se focaliza la atención en uno mismo. Por ejemplo,
en la respiración antes de la salida de los 1500 metros.

La combinación de la amplitud y la dirección, dan lugar a LOS ESTILOS


ATENCIONALES que caracterizan la forma en que los deportistas atienden a
los estímulos del medio deportivo y del ejercicio.

LA ATENCIÓN ENGLOBA:

• Estar alerta
• Recibir y analizar información
• Asimilar datos
• Tomar decisiones
• Actuar a tiempo


Actuar con precisión

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AGRESIVIDAD

“La agresividad es una dinámica biológica existente en todos los seres


vivientes y que no se puede suprimir en el hombre recurriendo a discursos
moralistas o a argumentaciones idealistas. Es más, hay que destacar que la
negación o remoción de la agresividad puede causar serias turbaciones de
naturaleza neurótica en el equilibrio psíquico.” Ferrucio Antonelli.

“La agresividad es inherente al desarrollo humano y está vinculado a la


naturaleza. La agresividad le ha permitido al ser humano crecer y desarrollarse
y está ligado a su naturaleza instintiva”. K. Lorenz

Es parte del agonismo que toda confrontación deportiva tiene. También es lo


que le da color y calor a la competencia, dando lugar a lo que se considera el
juego fuerte pero leal.

La violencia se distingue de la agresividad, en la medida que tiene


determinadas connotaciones de orden social

Agonismo es un comportamiento motivado que tiene su origen la necesidad


de afirmación y de autorrealización del individuo, y es condición fundamental
para adquirir identidad y estabilidad psicológica. La energía que lo determina es
la agresividad.

“La agresividad no es sólo parte preciosísima de la naturaleza humana


individual sino también ingrediente esencial de la sociedad; solo cuando se
bloquea, frustra y deforma el impulso agresivo se transforma en agresión y se
vuelve dañino y peligroso”. (Storr)

Agresión: es la acción agresiva expresada que causa perjuicio al adversario,


colega o a sí mismo, no cumpliendo las reglas del deporte” (B. Becker Jr.)

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ACTIVACIÓN

Activación también llamada Arousal en inglés, es “una energía general


fisiológica y psicológica, variable a lo largo de un continuo que va desde el
sueño profundo hasta la excitación intensa” (Gould). El término hace referencia
a las dimensiones de la motivación en cuanto a la intensidad en un momento
concreto, en un continuo que se extiende desde la falta absoluta de activación
hasta la activación máxima. Las personas con activación elevada están
mentalmente alertas y experimentan un aumento del ritmo cardíaco, de la
respiración y de la transpiración.

La activación física y psíquica, o lo que es lo mismo, la intensidad fisiológica del


esfuerzo y una disposición mental para rendir implica “estar listo para”, en el
caso del deporte “estar listo para entrenar o competir”. Así pues, en el término
de activación o arousal se cuenta con las dos dimensiones, mental y física.

Hay expertos psicólogos del deporte que diferencian la activación


exclusivamente psíquica de la activación física definiendo la primera como
energía psíquica. El motivo de esta distinción radica en la necesidad del
desarrollo del entrenamiento de la activación de la mente de forma separada de
la activación física, aunque ambos procesos se relacionan estrechamente.

De esta forma, la energía psíquica supone fuerza e intensidad de la mente,


además de representar el motor que mueve a la motivación del deportista.
Varía a lo largo de un continuo y a cada estado de energía psíquica le
corresponden unos determinados pensamientos y emociones. Así, no todas las
actividades que realizamos diariamente requieren la misma intensidad de
energía psíquica. Por ejemplo, cuando miramos la televisión utilizamos una
energía psíquica diferente a cuando competimos en un deporte.

El concepto de flujo (Csikszentmihalyi, 1992) es el equilibrio entre la


percepción de conocimientos o capacidades y la percepción de una demanda o
reto. El “estar enegizados”, surge la sensación de fluidez, de las cosas hechas
sin sensación de esfuerzo, si no con diversión, con disfrute mientras se rinde
en deporte. Por el contrario, cuando el deportista percibe un desequilibrio entre
sus capacidades y el reto que se le propone, ya sea por exceso o defecto de

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una u otra percepción, no tiene control sobre su propia activación y manifiesta


stress, aburrimiento o preocupación.

Activación óptima-actuación óptima:

Hay quien cree que la forma más adecuada de afrontar una competición es un
estado muy elevado de excitación y activación. El problema surge cuando esta
idea se trata de generalizar a todas las disciplinas deportivas y, sobre todo, a
todos los deportistas por igual. Si bien es cierto que algunos deportistas
necesitan estar muy activados para competir, lo importante no es la intensidad
de excitación que logran, sino la percepción de su propia activación ante la
competición.

Cuando un deportista trata de animarse antes de competir porque se ve un


poco “apagado”, pero la competición en sí misma no le crea ansiedad, es
perfectamente lógico que se active por medio de ejercicios de calentamiento,
respiración rápida o autoverbalización para tal efecto. Sin embargo, cuando el
deportista manifiesta pensamientos hacia la competición que le provocan
preocupación, miedo, inseguridad, provocarle una activación suplementaria
acabaría por adelantado con sus esperanzas de éxito.

Captar cómo cada deportista percibe la próxima competición, de qué forma


esta percepción varía su nivel energético y cómo canalizar la activación que se
va generando progresivamente es la clave para la comprensión del fenómeno
de la Activación y su influencia en el rendimiento deportivo. Tan importante es
conocer el nivel adecuado de alerta para rendir al máximo como en qué grado
controla el deportista esa activación. Si el deportista puede mantener su
energía de forma controlada entre unos parámetros previamente estudiados, la
actuación será la correcta. Pero si el deportista no sabe controlar la activación
necesaria para rendir y se queda “corto” o se “pasa”, su rendimiento se verá
afectado negativamente. También sucederá este caso si el deportista afronta la
competición con una ansiedad incontrolada por temores o inseguridad propia
hacia la misma.

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La hipótesis que mejor explica la


relación entre el rendimiento y la activación es la de la “U” invertida.

La zona de flujo (en la gráfica está marcada con el 100% de activación) se


corresponde con la estimulación y rendimiento óptimos.

Como afirma Martens (1987), en la zona de flujo (activación), el deportista:

• Se propone objetivos realistas aunque desafiantes.


• Focaliza su actuación en el presente.
• Disfruta.
• Se muestra confiado en sus capacidades.
• Se siente en control de su juego sin esfuerzo suplementario para ello.

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En la zona de sobreactivación el deportista:

• Se propone objetivos excesivamente altos para su capacidad real.


• Focaliza su actuación en el pasado o el futuro.
• Se da excesiva importancia.
• Se centra en el resultado excesivamente.
• Mantiene autoverbalizaciones negativas.

En la zona de poca activación, el deportista:

• Se propone objetivos excesivamente bajos para su capacidad real.


• No se concentra en la competición.
• No está listo y preparado para jugar.
• Niega la importancia de lo que va a hacer.

AUTOCONFIANZA

En el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para


conseguir un buen rendimiento en su deporte sino que además también ha de
querer conseguirlo y creer que tiene capacidad para ello. La aproximación
cognitiva en el estudio de la motivación de logro asume en el esfuerzo por
conseguir algo intervienen una serie de mediadores cognitivos entre los que la
autoconfianza o percepción que uno tiene sobre su habilidad ocupa un lugar
central.

En el deporte la autoconfianza es uno de los factores psicológicos más


frecuentes por su influencia sobre el rendimiento. Dicha influencia ha sido
hallada la mayor parte de las veces en estudios correlacionales en los que se
ha informado de la relación positiva entre autoconfianza y rendimiento.

Es uno de los temas que más ha interesado a entrenadores y deportistas, tanto


unos como otros saben la importancia que tiene la confianza en uno mismo
para conseguir un buen rendimiento.

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El nivel de confianza en una persona se ha ido formando a lo largo de su vida


y ha sido fruto principalmente de la interpretación de sus propias experiencias.
Es decir, que dos deportistas que hayan tenido los mismos resultados
deportivos no tendrán necesariamente el mismo nivel de confianza en su
deporte sino que éste dependerá de la interpretación que hayan realizado de
los mismos.

Tener confianza no garantiza al 100 % que realizará una buena ejecución, pero
si no se tiene confianza es difícil que el deportista obtenga un buen
rendimiento.

En el mundo deportivo existen muchos errores a la hora de entender lo que la


autoconfianza. Muchos deportistas y entrenadores consideran que tener
confianza es creer que van a ganar la carrera, partido, etc., y no solamente es,
sino que muchas veces, aun a pesar de que es evidente que no pueden ganar
se les anima diciendo que pueden hacerlo.

Isabel Balaguer y colaboradores (1994) dicen al respecto: “Tener confianza es


tener una expectativa realista sobre lo que se puede conseguir. La
autoconfianza está relacionada no con lo que los deportistas esperan hacer,
sino con lo que los deportistas de forma realista esperan hacer. No nos
referimos a lo que los deportistas les dicen a los otros, sino lo que los
deportistas interiormente creen que son capaces de hacer.

El nivel de confianza que los deportistas tienen en ellos mismos, sobre sus
posibilidades de conseguir resolver diferentes situaciones de su deporte, afecta
a los niveles motivacionales, al gasto energético, a las emociones y
pensamientos positivos, a la habilidad de concentración, a la capacidad de
lucha-esfuerzo, a la habilidad para manejar la presión, a la resistencia física, y
a la probabilidad de lesionarse físicamente. Los deportistas que tienen
confianza en ellos mismos normalmente se fijan objetivos más altos, actúan
mejor en los momentos más difíciles y actúan mejor ante las adversidades
(Loehr, 1991; Weinberg, 1988)”

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Cuando existe exceso de confianza, el deportista cree que ya no tiene que


seguir esforzándose para conseguir una buena ejecución y entonces puede
fracasar. El deportista se sobreestima y subestima al contrario o contrarios, a la
situación. Suele suceder cuando se compite con deportistas de menor nivel. Al
confiarse en exceso y perder el respecto a la situación suele suceder que la
concentración empieza a fallar y la ejecución empieza a empeorar. Si esto
continúa durante mucho tiempo y el deportista o el equipo no reaccionan a
tiempo entonces el contrario o contrarios empiezan a crecerse y a obtener
mejores resultados y consecuentemente a ganar también en confianza en ellos
mismos, de forma que lo que al principio parecía demasiado fácil se ha
convertido en peligroso para el deportista o para el equipo. Estos casos, viven
en un mundo de fantasía y confunden lo que es con lo que a ellos les gustaría
que fuese. Evitan las situaciones en las que tienen que poner a prueba su
propia valía y si necesariamente se enfrentan a las mismas y sus resultados
son negativos tienen dificultades en admitir sus errores, Son deportistas que
suelen tener problemas con los entrenadores porque no aceptan sus propios
errores ni en el entrenamiento ni en los partidos, y además generalmente no
muestran interés por mejorar.

Por otra parte, cuando la autoconfianza es baja es difícil que el deportista se


esfuerce todo lo que puede, ya que todas las variables que hemos indicado
como características de la autoconfianza están disminuidas y ello influirá
notablemente en su rendimiento.

Cuando la autoconfianza está en su nivel óptimo es cuando los deportistas


establecen metas realistas, basándose en sus propias habilidades. Los
deportistas con autoconfianza, saben lo que pueden conseguir y cuáles son
sus límites, de forma que en su establecimiento de metas no se fijan metas
poco realistas. Saben que tienen habilidad para poder adquirir las
competencias necesarias, tanto físicas como psíquicas, para poder ir
mejorando en su deporte, y se esfuerzan por conseguirlo.

En el mundo del deporte todos cometen errores. Los deportistas que tienen
autoconfianza saben que no tienen inmunidad contra los errores, sino que hay
que seguir luchando para corregirlos. Este es un punto fundamental tanto para

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los deportistas como para los entrenadores, el problema no está en los errores
sino en la forma de afrontarlos.

James Loher, 1991 y Robert Weinberg, 1988, señalan una serie de pasos que
permitiría a los entrenadores trazar objetivos para conseguir mejorar la
confianza en sus deportistas.

• Establecer metas realistas.


• Evitar cuantificar el éxito atendiendo a metas de resultados (ganar o perder) y
aprender a establecerlo en relación con la ejecución.
• Tener autodisciplina en el entrenamiento físico y psicológico.
• Actitud positiva: tÚ mismo puedes ser tu aliado; si tu cuerpo responde como
ganador tu por dentro te puedes ver como tal, si tu cuerpo va arrastrándose tu
imagen es negativa y facilita que la actitud lo sea también.
• Pensar con confianza: mantener una actitud mental positiva y controlar los
pensamientos a través de la “autocharla”.
• Estar en buena forma física: sentir que se está bien preparado físicamente.
• Tener un plan de juego: trazar una estrategia general de cómo jugarle al
contrario o contrarios. Establecer tácticas para actuar en consecuencia.
• Establecer una rutina anterior al partido: es importante establecer los pasos
que se van a dar en cada momento previo a jugar el partido, carreta, etc,
puesto que ello ayuda a reducir la ansiedad.
• Luchar hasta el final aunque el oponente u oponentes estén jugando muy bien.

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5.- Psicología de la Competencia Deportiva.

5.1 La preparación psicológica específica de las competiciones.

Ante este tema José Ma.Buceta (1998) expresa, “El aprendizaje y el ensayo
repetitivo de habilidades, son elementos esenciales, pero no suficientes, en la
mayoría de los casos, para optimizar el rendimiento de los deportistas en la
competición. De hecho, no es infrecuente escuchar, entre las quejas de los
entrenadores, frases como: “este jugador entrena muy bien, pero después
juega mal”, “si jugáramos como entrenamos, no habría quien nos ganara, “este
chico es muy trabajador en los entrenamientos, pero muy mal competidor”, “no
entiendo lo que ha sucedo en este partido, ¡si hubieras visto lo bien que hemos
entrenado durante la semana!”, que indican la diferencia entre rendir bien en
los entrenamientos y que se produzca un rendimiento similar en la
competición”.

En ocasiones, la diferencia en el rendimiento, entre entrenamientos y


competición, puede ser más una apreciación subjetiva de los entrenadores que
una diferencia real: sobre todo en deportes de equipo, en los que la evaluación
del rendimiento se realiza, en muchos casos, sin considerar datos objetivos
apropiados. Así, puede ocurrir que los entrenadores, tras una experiencia de
fracaso en la competición, hagan una evaluación global negativa de lo
sucedido, comparándolo, indiscriminadamente, con lo que recuerdan que ha
acontecido en entrenamientos en lo que, probablemente, esta evaluación
global no ha estado afectada por el impacto de un resultado adverso, sino en
todo caso, al contrario, por un estado de ánimo optimista que, a menudo, está
presente cuando se prepara y se acerca una competición atractiva, o existe un
ambiente relajado que suele ser habitual cuando se entrena “sin presión”, es
decir, sin tener en cuenta las condiciones estresantes de la competición. (José
Ma. Buceta, 1998)

La competición deportiva, reúne unas condiciones específicas características,


en muchos casos de índole estresante o motivante, que pueden afectar al
funcionamiento de los deportistas, propiciando, en múltiples ocasiones, un
rendimiento por debajo del que correspondería al trabajo llevado en el
entrenamiento. Sin embargo, es bastante frecuente que, a pesar de su decisiva

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trascendencia, la solución de este grave problema se deje al azar, sin que se


adopten las medidas apropiadas para controlarlo; cuando en realidad, estas
medidas deberían formar parte del programa de entrenamiento de los
deportistas, tanto a nivel preventivo para todos ellos, como más
específicamente, en los casos particulares que muestren, en la competición, un
rendimiento deficitario, respecto al del entrenamiento.

Las situaciones que se pueden ensayar tendrían que simular momentos


diferentes de una competición, en donde las conductas del deportista vayan
asimilando un estado de elevada activación que se aproxime a la competición:

• Deben referirse a situaciones muy concretas de la competición real, que sean


muy relevantes para el rendimiento de los deportistas,
• Deben provocar un estado de activación elevada, que se aproxime al que los
deportistas tienen (o pueden tener) en la competición, en esa situación
concreta; para ello, es necesario que se apliquen ejercicios que, por sus
características, resulten muy estresantes, pero que los deportistas puedan
manejar,
• En ese estado de activación elevada, los deportistas deben ensayar las
conductas deportivas y, cuando proceda, las habilidades psicológicas de
autorregulación,
• Los deportistas no pueden escapar de la situación estresante hasta que finalice
el tiempo establecido para el ejercicio o consigan el objetivo acordado (según
sea el ejercicio por tiempo o por objetivos).
• Contribuir a la evaluación de las demandas de la competición y a la toma de
decisiones específicas de esa competición y el ensayo de los planes de
actuación.

Al referirme a la preparación psicológica de una competición, hemos


asumido que se trata de competiciones trascendentes, cuya importancia
tiende a propiciar el interés y/o la preocupación de los deportistas por su
desarrollo y su desenlace, pudiendo aumentar su activación hasta niveles
que alteren su estado precompetitivo óptimo.

Suele suceder que ante competiciones que el deportista considere de


menor importancia su estado de aleta disminuya y sus resultados serán

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negativos. Es por eso, que hay que generar en los deportistas un estado de
alerta óptimo y prepararse convenientemente para competir. Hay múltiples
experiencias de fracaso en situaciones aparentemente “fáciles” que, por
falta de interés o preocupación, han sido afrontadas por deportistas sin la
disposición apropiada. Buceta dice que “debe tenerse un especial respeto y
cuidado con este tipo de competiciones, para que no se produzcan
resultados adversos que puedan resultar muy graves en el conjunto de la
temporada”.

Y agrega, “En cualquier caso, la contribución psicológica a la preparación


específica de cada competición, puede ser muy relevante, facilitando la
selección y “puesta a punto” de los contenidos deportivos apropiados y un
estado psicológico favorecedor del rendimiento en la competición, a través
de su influencia positiva en variables decisivas como la autoconfianza, la
activación, la motivación y la atención.

José María Buceta, 1998, sugiere los siguientes puntos:

- Fortalecimiento de la autoconfianza: la apropiada preparación de la


competición, puede provocar un notable fortalecimiento de la autoconfianza de
los deportistas en relación con su participación; básicamente, al aumentar su
percepción de control sobre la competición, como consecuencia de la acción
conjunta que aportan los siguientes elementos:
• El análisis objetivo y realista de las demandas competitivas y los
recursos propios;
• el establecimiento de objetivos adecuados; sobre todo, cuando
además de los objetivos de resultado inter-sujetos (frente a otros
competidores) se establecen objetivos de resultado intrasujeto
(respecto a él mismo) y objetivos de realización (relacionados con
la conducta del deportista, con independencia de los resultados);
• la habituación a las características específicas de la competición,
a través de la exposición;
• la elaboración y el ensayo de planes concretos de actuación, que
el deportista perciba que domina y le sirven para controlar las
demandas de la competición;
• la anticipación de posibles dificultades interferentes, y la previsión
y ensayo de planes alternativos para controlar tales dificultades;

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• la participación activa de los deportistas en el proceso de


preparación.

- La activación óptima: cuando se trate de competiciones aparentemente


intrascendentes, en las que exista el peligroso riesgo de un exceso de
confianza y relajación, es conveniente que la preparación de la competición,
contribuya a la aparición controlada de la activación, fundamentalmente al
efecto positivo que puede provocar el entrenador.

- Aumento de la motivación: cuando la motivación de los deportistas sea baja


ante una determinada competición, el trabajo apropiado de preparación, puede
y debe contribuir a elevarla. Con este propósito, en primer lugar, conviene
evaluar si el déficit de motivación se debe a una falta de interés por esa
competición en concreto o por la actividad deportiva en general; a un falta de
autoconfianza; o a un estado de saturación o agotamiento psicológico; y en
función de este análisis, será aconsejable actuar como se sugiere a
continuación:
• si el problema es la falta de interés por la competición,
convendrá establecer objetivos desafiantes que lo aumenten
(por ej. conseguir un elevado número de goles; alcanzar
objetivos personales que puedan ser interesantes para cada
jugador) y, a veces, darles a los deportistas una mayor
participación en las decisiones sobre los planes de actuación
y/o en los casos que sea posible, incentivarles con premios
económicos o de otro tipo.
• si existe una falta de interés por la actividad deportiva en
general, el problema será más grave, y tendrá que ser
abordado por el psicólogo del deporte, en un contexto de
intervención más amplio.
• cuando predomine una falta de autoconfianza, se tendrá que
actuar para fortalecerla, en la línea señalada anteriormente.
• en los casos de saturación o agotamiento, será conveniente
adoptar medidas para combatir este problema. Por ejemplo,
eliminar días de entrenamiento; no realizar ejercicios de
exposición; exigir menos en las sesiones de preparación; y
procurar que los deportistas se diviertan mientras preparan su
actuación en la competición.

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- Control de la atención: una buena preparación específica de una competición,


debe servir a los deportistas para que, en el transcurso de ésta, utilicen la
atención más apropiada, en función de las demandas a las que se enfrenten en
cada momento concreto. Esto ayudaría al deportista a seleccionar los
estímulos que considere más relevantes, ignorando aquellos otros de
importancia secundaria o nula, que podrían interferir con la atención apropiada,
en detrimento del rendimiento.

No debemos olvidar, que la competición deportiva es una situación abierta al


público y, en muchos casos, tiene una notable repercusión social, lo que
implica que los deportistas deben rendir bajo la “atenta mirada” de los
espectadores y asumir la trascendencia social de su comportamiento deportivo.

Los resultados deportivos que se consiguen en la competición, suelen tener


una enorme trascendencia para los deportistas, pues de ellos dependen sus
contratos, su prestigio y en gran parte su satisfacción personal. En muchos
casos, la consecución de estos resultados, depende de pequeñas diferencias
entre los competidores: un punto, una décima de segundo, etc ,etc, lo que
supone que cualquier detalle, puede resultar decisivo en el desenlace de una
situación tan importante.
Por último, la trascendencia de las características situacionales, depende, en
cierta medida, de su interacción con las características personales de cada
deportista; siendo especialmente relevantes las siguientes:

• La edad de los deportistas;


• Los años de experiencia;
• El nivel y éxito deportivo;
• El grado de compromiso y dedicación al deporte;
• El estatus más o menos amateur o profesional;
• En función de la especialidad deportiva, el puesto de juego y el rol deportivo
concreto que debe desempeñar;
• Las características psicológicas del deportista (su capacidad para tolerar y
controlar el estrés, sus habilidades de auto-regulación).

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6.- Entrenamiento Psicológico para la Alta Competición Deportiva

¿Por qué algunos deportistas que son superiores físicamente y técnicamente a


sus oponentes pueden perder el partido justo cuando lo tenían todo a su favor
para ganarlo?

¿Por qué algunos deportistas se sienten excesivamente nerviosos ante un


gran evento, mientras otros lo afrontan con gran tranquilidad?

¿Cómo es que algunos deportistas mantienen mejor la concentración cuando


hay grandes distractores, y sin embargo otros son incapaces de mantenerla?

Muchas de las respuestas a estas y otras preguntas similares, hay que


buscarlas en el funcionamiento psicológico de los deportistas. Ellos mismos
conocen la importancia que tiene su funcionamiento psicológico para poder
jugar al 100 % de sus posibilidades (Balaguer, I y Castillo, I)

Estas autores expresan: “los deportistas realizan un análisis sobre una


competición en la que han perdido o no han obtenido los resultados esperados,
podemos oír frases como las siguientes: “he perdido la concentración”, “mi
cuerpo no me respondía”, “mi oponente no paraba de distraerme”, “estaba muy
nervioso”. Mientras que las respuestas de los ganadores expresan un
funcionamiento psicológico muy diferente: “mi cuerpo y mi mente parecían
uno”. “estaba totalmente concentrado”, “parecía como si pudiera conseguir
cualquier cosa, “me sentía lleno de energía”.

• El deporte, especialmente, el deporte de Alto Rendimiento, se ha


visto implicado en un acelerado desarrollo y exigencia que
demanda cada vez mayor apoyo técnico científico. Hoy los
deportistas sostienen retos y alcanzan metas que hacía algunos
años parecían sueños. Para ello se someten a rigurosos
entrenamientos que cuentan con el concurso de numerosas
disciplinas científicas que como la Psicología del Deporte han
probado ser eficazmente necesarias si se quiere llegar a la cumbre
obteniendo no sólo el rendimiento máximo sino el mejor desarrollo
personal.

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Es el marco en el que los deportistas, tras haberse preparado en el


entrenamiento, deben rendir al máximo de sus posibilidades para poder
alcanzar los resultados deseados, compitiendo con otros deportistas, sus
rivales, que también se han preparado y se esfuerzan por lograr esos
mismos resultados.

Todas estas características, propician que la competición deportiva sea


una situación potencialmente motivante y estresante, en la que el
funcionamiento psicológico de los deportistas adquiere una importancia
decisiva, como de hecho reconocen numerosos entrenadores y
deportistas, al señalar que la igualdad física y técnica de los
competidores es cada vez mayor, siendo sus diferencias psicológicas las
que determinan, en la mayoría de los casos, las pequeñas diferencias de
rendimiento que afectan al resultado final.

En la actualidad se reconoce, tal como lo afirma González, J. (1992), que


"cuando las capacidades fisiológicas, las técnicas de entrenamiento, la
intensidad de trabajo alcanzan niveles máximos, la frontera última de la ciencia
del deporte es la mente" y es allí precisamente donde hace su aporte la
psicología deportiva. Esta área aplicada trabaja de manera científica y concreta
adaptando y creando procesos de evaluación e intervención que le permitan al
deportista desarrollar al máximo su potencial físico y psicológico. Su objeto de
estudio lo constituyen las particularidades psicológicas de la actividad deportiva
y del deportista.

Del mismo se derivan un conjunto de tareas tales como el estudio de los


fundamentos psicológicos de la preparación física, técnica y táctica; las
particularidades psicológicas de la personalidad del deportista; los fundamentos
psicológicos del entrenamiento, la competencia y los diferentes deportes; y la
preparación psicológica del deportista para la competencia; las cuales
confluyen en una frase: ENTRENAMIENTO PSICOLÓGICO. (Sandra Yubelly
García, 2003)

La misma autora agrega: “Cuando hablamos de entrenamiento psicológico nos


referimos a una serie de estrategias y objetivos consecuentes que se
desarrollan a lo largo del tiempo; por tanto, suponemos que tenemos unas

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metas claras hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos y que disponemos al


menos de un tiempo prudencial para lograrlas. El entrenamiento psicológico es
un programa que debe inicialmente procurar lo que González, J. L. (1992),
llama la disponibilidad psicológica y que hace referencia a la "actitud individual
del deportista para conseguir las metas propuestas" y encierra tres cualidades:
intensidad, concentración y entusiasmo. Un plan de entrenamiento psicológico,
que obviamente debe ir de la mano con el plan de entrenamiento técnico-
táctico, puede tener entre otros los siguientes objetivos:

• Facilitar al deportista el aprendizaje y manejo de las destrezas psicológicas


necesarias para alcanzar y controlar un estado ideal de performance que
garantice su máximo rendimiento deportivo.
• Apoyar mediante el entrenamiento psicológico el perfeccionamiento de las
destrezas técnicas propias de la disciplina deportiva y favorecer la adquisición
de una actitud mental positiva frente al entrenamiento.
• Enseñar al deportista y desarrollar con el un plan de precompetición para el
control de destrezas psicológicas que permitan mantener el enfoque de
rendimiento programado.
• Elaborar un plan de competición que le permita al deportista mantener el
control psicológico durante la actuación.
• Construir con el deportista un plan de reenfoque para manejar las posibles
desviaciones y dificultades del plan competitivo previsto.”

Las autoras en investigadoras Isabel Balaguer e Isabel Castillo definen al


ENTRENAMIENTO PSICOLÓGICO de la siguiente manera: “es la aplicación
de una serie de teorías y técnicas procedentes de la psicología, dirigidas a la
adquisición o mejora de las habilidades psicológicas necesarias para hacer
frente a las distintas situaciones deportivas, de forma que permita mejorar o
mantener el rendimiento deportivo, así como ayudar en el crecimiento y
bienestar personal de los deportistas”.

Habiendo clarificado los objetivos del entrenamiento psicológico, se hace


necesario antes de emprenderlo, tener en cuenta las siguientes dos
consideraciones: la primera hace referencia a la periodización del
entrenamiento que busca "permitir a los deportistas obtener el mejor nivel de
rendimiento en el momento apropiado de cada competición" (González, J. L.,
1992); así pues cada una de las sesiones, microciclos y macrociclos del

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entrenamiento psicológico (también del técnico-táctico) se diseñarán teniendo


en mente las competiciones importantes.

La segunda consideración respeta la regla según la cual "un programa de


planificación de las destrezas psíquicas para el incremento del rendimiento
deportivo, se elabora conforme a los tres pasos siguientes: 1. Destrezas
psicológicas básicas, 2. Destrezas psicológicas específicas del deporte y 3.
Destrezas individuales en competición (González, J. L., 1992).

El entrenamiento psicológico comprende de manera general las siguientes


etapas:

a) Etapa de Rapport: es una etapa corta, inicial, en la que a través de la


observación en vivo de las ejecuciones del deportista y del compartir espacios
cotidianos, se busca establecer de manera técnica un clima adecuado de
confianza (rapport) y empatía, que promueva la disponibilidad psicológica
frente a la intervención.
b) Evaluación Inicial: Luego de contextualizar la relación y los parámetros de
intervención, se hace una primera evaluación donde generalmente se aplican
instrumentos que nos den claridad sobre el perfil psicológico deportivo general
del deportista.
c) Intervención: Una vez recogida toda la información y de acuerdo a los
parámetros ya expuestos se planifican los diversos microciclos de
entrenamiento a fin de cumplir con los objetivos planteados. Cada microciclo
implica un proceso propio de evaluación continua antes, durante y al final de
cada período, y un proceso de intervención, evaluación y seguimiento
específicos, de acuerdo al trabajo planificado y la destreza sobre la cual se
esté interviniendo.

El proceso de intervención transcurre entre dos tópicos fundamentales:

El Desarrollo Personal: absolutamente individual es abordado por cada


profesional desde su propia perspectiva de formación; su intensidad y forma de
trabajo dependerá de las necesidades y vivencias personales, familiares y
sociales del deportista.

El Desarrollo de Destrezas Aplicadas a Deporte: abarca el desarrollo de


destrezas psicológicas como Motivación, concentración, control de activación,

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visualización, control cognitivo y emocional, autoconfianza, que se han


encontrado como esenciales para el logro del alto rendimiento deportivo.

Las técnicas más utilizadas en los programas de Entrenamiento Psicológico,


según Palmi, 1991 son:

Técnica % encontrado

Relajación 90

Visualización 75

Atención/Concentración 45

Determinación de objetivos 30

Autoinstrucciones 30

Reforzamiento positivo 27

Control de pensamientos 27

Biofeedback 25

Autohipnosis 25

¿Quién dirige el Programa de Entrenamiento Psicológico?

El Psicológico (Especializado, Master o Doctor) de la Actividad Física y del


Deporte es quien lleva a cabo el Programa de Entrenamiento Psicológico, en
base a diversas estrategias, asesorando al entrenador, asesorando al
deportista, asesorando al staff de profesionales e interviniendo con el equipo de
deportistas.

En la mayoría de los casos el Psicólogo del Deporte presenta información


acerca de diversas habilidades psicológicas que en cierta forma influyen en el
rendimiento deportivo, así como una serie de técnicas, estrategias y
procedimientos para el aprendizaje.

Si trabajamos centrados en el Entrenador, la finalidad es enseñar a los


entrenadores para que ellos puedan trabajar directamente con sus propios
deportistas, por lo que han de prepararse a nivel teórico y práctico para que
puedan familiarizarse con los métodos y adquirir la experiencia necesaria para

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que ellos a su vez se la puedan transmitir a los deportistas. Los programas han
seguido prioritariamente una orientación educativa. Los canadienses y los
norteamericanos han impartido tanto clases teóricas como prácticas y en
general, sobre todo en los primeros niveles, el trabajo de los entrenadores era
supervisado por los Psicólogos del Deporte. Actualmente, a nivel mundial, se
trabaja mucho desde las edades formativas.

Cuando se trabaja directamente con el deportista, el programa de


Entrenamiento Psicológico esta centrado en el deportista y en él se especifican
los objetivos que se desean conseguir tanto a nivel deportivo como a nivel
personal.

El psicólogo del Deporte es quién evalúa las habilidades psicológicas del


deportista y el que diseña el programa de entrenamiento psicológico a seguir.
El psicólogo es quien enseña al deportista las técnicas psicológicas necesarias
para adquirir o mejorar las habilidades psicológicas que le permitan aumentar
el rendimiento deportivo y su calidad de vida.

Muchas veces el Psicólogo del Deporte no puede desplazarse con el deportista


o con el equipo, es por eso muy importante la parte educativa y el aprendizaje
de todas las técnicas que hemos mostrado.

Para Isabel Balaguer e Isabel Castillo el Rol del Psicólogo del Deporte tiene
varias formas de desempeño y su función está comprendida dentro de un
grupo interdisciplinar. Ellas se basan en la decisión que tomó el Comité
Olímpico de Estados Unidos cuando decidió incluir por primera vez la
preparación psicológica en un proyecto de investigación sobre el deportista de
élite. El mismo incluye tres funciones del Psicólogo del Deporte: clínica,
educativa e investigadora.

“El rol Educativo es el más extendido. El Psicólogo del Deporte que desempeña
este rol está especializado en la provisión de servicios educativos a deportistas,
entrenadores, preparadores físicos, administradores deportivos, árbitros,
fisioterapeutas, nutricionistas, médicos. Incluye entre sus funciones, el
suministro de información acerca de los beneficios potenciales de la
preparación psicológica para la competición, de la influencia de los factores
psicológicos en el aprendizaje y rendimiento deportivo y de la influencia del

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deporte en el desarrollo personal. Así mismo enseñará al deportista cuáles son


las técnicas que les permitirá adquirir o desarrollar las habilidades psicológicas
que les permita aumentar su rendimiento deportivo y dar lo mejor de sí mismo.”

“El rol Clínico consistirá en ayudar a aquellos deportistas que presentan


problemas psicopatológicos que interfieren no sólo en su actividad deportiva,
sino en su actividad cotidiana. Estos problemas pueden ser debidos a la propia
actividad deportiva (altos niveles de estrés, anorexia, bulimia, crisis de
comunicación con el entrenador o el equipo, trastornos del dormir, lesiones
recurrentes) o la vida cotidiana (depresión, crisis de ansiedad, trastorno de
carácter, angustias por fallecimiento de algún ser querido)”.

“El rol Investigador-Evaluador consiste en realizar estudios, desarrollos y


aplicación de técnicas evaluativas tales como entrevistas estructuradas,
cuestionarios, observaciones conductuales, información sobre qué variables
psicológicas intervienen en el rendimiento y tests psicológicos que nos
permitirán aumentar los conocimientos sobre las necesidades del deportista
para conseguir una eficaz intervención”.

El modelo preventivo y educativo debe complementarse con la función


investigadora y debe estar abierto a estudiar no solo las características
individuales de los deportistas, sino las relaciones que éstos establecen con los
demás sujetos que participan en las actividades deportivas.

Cada vez más se le da importancia a la interdisciplinariedad en el deporte. En


un equipo interdisciplinar la figura fundamental es el entrenador, él es quien
tiene contacto directo con el deportista, tanto en las situaciones de
entrenamiento como en las de competición, siendo pues la figura fundamental
a la hora de colaborar en el plan a seguir en cualquiera de las diferentes áreas
interdisciplinarias que entren a formar parte en el programa de entrenamiento.
Lo ideal a nivel interdisciplinar es que se planifiquen conjuntamente con todos
los miembros del staff los objetivos y el tiempo para conseguirlos. Lo
importante es que se trabaje en conjunto, puesto que ello facilita la
consecución de los objetivos comunes.

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7.- Necesidades de los dirigentes y de las organizaciones deportivas.

Amar. A.D. (1999) dice: “cualquier sector, en su etapa inicial, necesita gestores
dotados con capacidades que les permitan desarrollar su misión. El sector
deporte ha recorrido un largo camino desde cuando sus funciones originales
consistían, principalmente, en procurar la venta de entradas y elaborar planes
de adaptación. En la actualidad, para seguir progresando, la gestión del
deporte exige profesionales. Su tarea se ha complicado porque las
expectativas que promueve y lo que se demanda, hace a este tipo de
organizaciones muy similar a las restantes organizaciones empresariales. Una
gestión empresarial del deporte contribuirá así a la formulación y posterior logro
de metas y objetivos”.

Agrega, “Las organizaciones deportivas tienen funciones similares a las de


otras instituciones, y la mayoría de sus gestores las mismas responsabilidades
que sus colegas de otros sectores. Por eso, deben realizar una gestión
tradicional, al mismo tiempo que comprender los principios y las aplicaciones
relevantes útiles en las necesidades de trabajo de su entorno. Son necesarios
conocimientos de dirección de operaciones, marketing y finanzas, además de
un dominio del sistema legal de su actividad y, en suma, la teoría de las
organizaciones, que abarcan incluso incursiones en ciencias como la
sociología, la psicología y la antropología.”

Al igual que sucede con los entrenadores, las decisiones y acciones de los
directivos, pueden influir, decisivamente, en los estados psicológicos y el
rendimiento deportivo de los deportistas de su organización.

José María Buceta (1999) expresa. “ unas declaraciones del presidente del club
en el periódico, comentando los planes del equipo para la temporada siguiente
cuando todavía no ha finalizado la temporada actual, pueden contribuir a
disminuir la motivación y elevar el estrés de los jugadores actuales que no
entren en los planes futuros, afectando su rendimiento en los siguientes
partidos”.

La influencia de los directivos, puede ser beneficiosa o perjudicial, y por ello su


actuación pública o a nivel interno, debería responder a un objetivo concreto y

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seguir una determinada pauta, en lugar de producirse sin previsión ni acierto,


en muchos casos bajo la influencia de una acentuada reacción emocional.

La Psicología del Deporte, hoy tiene, en una de sus especializaciones el


asesoramiento a dirigentes y organizaciones deportivas, para mejorar su
rendimiento y enseñarles habilidades que enriquecen sus posibilidades de
funcionamiento. Buceta expresa: “algunas habilidades, pretenden ayudarles a
ser más eficaces influyendo en los empleados que tienen a su cargo; y otras,
constituyen un valioso recurso para autocontrolar el estrés que les rodea. En
general, se trata de dotarles de recursos que aumenten su capacidad para
manejar el potencial humano bajo su responsabilidad, en las condiciones
complejas que están presentes en su trabajo. Los directivos deportivos, pueden
ejercer tareas muy diferentes. Algunos, simplemente, asisten a las reuniones
de la junta directiva, mientras que otros pueden dedicarse por completo a las
tareas directivas, en organizaciones que también son muy distintas (club,
federaciones, institutos municipales, instalaciones, etc.). Pero en muchos casos
tienen la responsabilidad de manejar recursos humanos, como ser,
entrenadores, deportistas, empleados y otros directivos, en condiciones
potencialmente estresantes. En general se habla poco del estrés de los
directivos deportivos, pero pensemos, por ejemplo, en la presión social que
deben soportar cuando sus equipos están mal clasificados, o en la
trascendencia y complejidad de muchas de sus decisiones. Sin duda, se trata
de un ámbito que no ha sido estudiado con detenimiento, pero que requiere la
atención de los psicólogos especializados.”

También debemos recordar, que muchos directivos tienen un enfoque amateur,


pero que esto no los exime de contraer estrés.

El buen funcionamiento de los directivos, debe repercutir favorablemente en el


de sus organizaciones, pero en muchos casos, las características y
necesidades de éstas, deben ser conocidas y abordadas de manera específica,
para poder optimizar su rendimiento.

Cuestiones como la estructura jerárquica de la organización, las normas de


funcionamiento interno, las vías de comunicación interna, pueden ayudar o
perjudicar el funcionamiento y la satisfacción de todos los que dependen de

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ella, incluyendo directivos, empleados, entrenadores y deportistas; y por ello es


importante optimizar todos aquellos aspectos de la organización que puedan
ser relevantes.

Buceta dice. “Pensemos, por ejemplo, que uno de los equipos infantiles de un
club con distintas secciones, no tiene suficientes balones para entrenar. El
entrenador plantea el problema a un coordinador que a su vez lo transmite a
un empleado del club. Pasan las semanas y el equipo sigue sin tener balones.
¿Por qué no se ha solucionado el problema?, los jugadores preguntan; el
entrenador no lo sabe e intenta localizar al coordinador pero tarda varios días
en logarlo; éste dice que se lo dijo el empleado y que preguntará qué sucede
cuando vaya por el club; cuando lo pregunta, el empleado dice que se lo
comentó al gerente pero que no sabe nada; el coordinador pide hablar con el
gerente, pero éste no se encuentra disponible; el equipo sigue sin tener
balones; el entrenador se ha cansado de preguntar y entrena a disgusto porque
no puede trabajar con unas mínimas condiciones; su baja motivación influye en
sus jugadores”.

Todas las habilidades de dirección y manejo de recursos humanos, pueden ser


de gran utilidad para los directivos deportivos. Asimismo, el entrenamiento de
los directivos, puede abarcar habilidades que les ayuden a optimizar su
rendimiento personal, tales como: planificar el tiempo, hablar en público,
controlar el estrés o solucionar problemas de distinto tipo.

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8.- Psicología del Arbitraje deportivo

“El deporte organizado no puede entenderse sin la participación del


árbitro/juez, cuyos objetivos persiguen velar por la justicia deportiva, para
defender la igualdad de oportunidades, restablecer el equilibrio y compensar
de alguna manera las vulneraciones del reglamento” (Riera, j. 1989)

Bajo el concepto de deporte como una actividad física de carácter normativo,


cuyo objetivo central es el resultado deportivo, se desprende que de la eficacia
del encargado de aplicar los reglamentos y establecer o corroborar el resultado,
depende el correcto desarrollo de la competición y el espectáculo deportivo.

Buceta, J.M. (2000) expresa: “En términos generales podemos afirmar que en
el caso del árbitro su tarea fundamental es de tipo sancionador, el reglamento
contempla una serie de acciones no permitidas para desequilibrar al contrario y
el árbitro debe observar y vigilar con el objetivo de aplicar las sanciones
pertinentes e intentar reequilibrar el juego. Una característica relevante es que
el árbitro no puede considerarse un observador externo o no participante, sino
que sus acciones interaccionan de forma constante con las del deportista
influyendo en su actuación, sus decisiones y por lo tanto en el resultado final,
Equilibrar esta influencia (en la medida en que en muchos casos no puede
eliminarse) preservando la igualdad de oportunidades, debe ser otro objetivo
prioritario”.

Cruz, Jaume (2001) menciona: “los árbitros –junto con los deportistas y
entrenadores- constituyen uno de los elementos imprescindibles de toda
competición deportiva. En algunos deportes, como por ejemplo el fútbol o el
baloncesto, los árbitros deben sancionar las infracciones al reglamento para
garantizar que el resultado dependa sólo de la preparación física y de la técnica
de los jugadores, así como de la táctica empleada por los equipos
contendientes”.

Florean, Alejandra y Barrios, Raúl (2004) consideran que: “¿por qué aplicar la
Psicología del Deporte al arbitraje/referato?

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El deporte ha alcanzado gran relevancia en los últimos tiempos. Todas las


ciencias que se aplican al deporte han centrado su investigación y su campo de
acción sobre el deportista, protagonista de las competencias. Si bien es cierto
que es la figura fundamental de las competencias, no es menos cierto que todo
el entorno que rodea al deporte y que conforma la escena deportiva también se
ha tornado relevante ante la gran superación de los deportistas. En tanto los
deportistas mejoran día a día su performance, mejoran sus marcas, sus propios
logros y habilidades tanto físicas como emocionales, aquellos que acompañan
este crecimiento también deben ir paralelamente mejorando su desempeño. No
se puede concebir el crecimiento del deporte, del deportista, sin tener en
cuenta el crecimiento y superación de la tarea arbitral dentro del mismo”.

Las características psicológicas de un buen árbitro deportivo son:

• Ser consistente en sus decisiones.


• Establecer una buena relación con los otros.
• Actuar con decisión y rapidez.
• Mostrar un buen dominio y control emocional.
• Actuar con integridad.
• Tener confianza.
• Estar motivado y disfrutar durante la competición.
• Prontitud en valorar las situaciones y rapidez de decisión.
• Inteligencia y sentido de la responsabilidad.
• Elevadas dotes de atención y capacidad de adhesión a su tarea.
• Habilidades sociales.
• Seguridad en sí mismo.
• Estabilidad emocional.
• Capacidad de adaptación.
• Calma.

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Anshel (1995) crea una escala de competencias necesarias para árbitros


eficaces de baloncesto.

1. Demuestra dominio de las reglas.


2. Manifiesta habilidades de comunicación eficaces en la pista.
3. Manifiesta habilidades de comunicación no verbal eficaces en la pista.
4. Utiliza la técnica arbitral apropiada durante el partido.
5. Manifiesta habilidades de comunicación eficaces fuera de la pista.
6. Demuestra un buen nivel de forma física.
7. Demuestra una presentación profesional en la pista.
8. Contribuye activamente al partido.
9. Trata de mejorar activamente sus propias habilidades y su actuación.
10.Utiliza la retroalimentación crítica.
11.Interactúa eficazmente con el (los) otro (s) árbitro (s).
12.Mantiene la credibilidad.
13.Realiza la adecuada preparación física y psicológica antes del partido.

En la actualidad el árbitro vive en un mundo deportivo de presión por parte de


los jugadores, entrenadores, espectadores, tal como lo parte de los
participantes son también una parte esperada del juego. Reacciones negativas
por parte de ellos son evidentes en todas las esferas del deporte.

Muchas veces se opina sobre los árbitros desde un lugar equivocado, se les
exige sin conocer el reglamento, se les critica desde la subjetividad de cada
uno, pero se olvidan que esa persona debe ver, evaluar y decidir en décimas
de segundo.

El trabajo del árbitro de básquetbol es generador de estrés y considero que


toda la población deportiva debe de colaborar para un mejoramiento del
espectáculo público. El entrenador es una de las figuras principales en respetar
la función arbitral, pero sobre todo a la persona.

Como aporte educativo propongo los siguientes puntos:

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TRABAJOS INTERDISCIPLINARIOS

• Educación deportiva de la población.


• Promover deportes comunitarios y bajar la presión por la búsqueda de
resultados en el deporte infantil.
• Educación escolar y liceal sobre valores, respeto, solidaridad y normas de
comportamiento.
• Moderación de la prensa.
• Enseñanza de las reglas del básquetbol a todos los actores deportivos, público,
padres, dirigentes, entrenadores y cuerpo técnico.
• Educación y formación de los hinchas.

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Ciencias del Entrenamiento

9.- Bibliografía.

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