Unidad Ii Derecho Romano

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UNIDAD II DERECHO ROMANO

1.- Orígenes de la civitas romana. Historia legendaria. Estado político social del Lacio.
2.- Las tres tribus. Los etruscos. Origen de Patricios y Plebeyos.
3.- Periodización de la Historia de Roma.
4.- La monarquía. Poderes de Rex. El Imperium. El senado y los colegios sacerdotales.
5.- Las cuatro tribus territoriales. Conflicto del Rex con los Patricios. Fin de la monarquía.
ORÍGENES DE LA CIVITAS ROMA
. Historia legendaria de la fundación de Roma
Sin perjuicio de entender que es importante conocer la historia legendaria de la fundación de Roma ya que la misma contiene
elementos que son afines a la verdad científica, no se puede olvidar que se trata sólo de una leyenda especialmente preparada
para levantar la moral y la autoestima de los romanos en tiempos difíciles y que está llena de referencias a prodigios fabulosos
necesariamente alejados de la verdad.
Así como hoy nadie cree que Tarzán, Gulliver o Pinocho sean otra cosa que meras creaciones literarias destinadas a exaltar
distintos valores, debemos suponer que las mentes cultas de aquellos tiempos sabían que difícilmente Rómulo y Remo hayan sido
amamantados por una loba.
Una rápida revisión de lo que la historia legendaria dice, permite encontrar algunos elementos que, seguramente, tienen que ver
con la realidad que expresa la historia científica, aunque conviene recordar que la realidad parece siempre distorsionada
procurando enaltecer todo aspecto glorioso y esconder en general las derrotas y todo lo que consideraron negativa para la
formación de lo que podríamos denominar "el orgullo nacional" de los romanos.
En su intención de vincular el origen de Roma con el que era para los romanos el gran acontecimiento épico de la antigüedad, el
relato tradicional arranca desde que un príncipe troyano -Eneas-huye de los invasores griegos con su padre a cuestas antes de
que lo atrape Agamenón, e inicia una verdadera odisea que lo llevará al Norte de África donde desembarca en un lugar cercano a
lo que luego va a ser Cartago. Allí Eneas sedujo a la reina Dido y luego la abandonó para seguir su camino hacia Italia, lo que
provocó el suicidio de la monarca y, quizás, el odio ancestral que los cartaginenses sentirán para siempre hacia Roma.
Una vez llegado a la parte central de la península italiana, Eneas y sus compañeros de aventura luchan duramente contra una
coalición de pueblos autóctonos encabezada por los etruscos, para lo deben aliarse con un Rey lugareño llamado Latino. Obtenida
que fue la victoria, Eneas se casó con Lavinia, hija del mencionado Rey. Cuando murió Eneas sus descendientes fundaron la ciudad
de Alba Longa en la que reinarán por doce generaciones.
El último de los reyes de esa ciudad de que tendremos memoria se llamaba Numitor y fue derrocado por su hermano Amulio
quien se adueñó del poder. Numitor no tenía más que una hija llamada Rea Silvia a la que, para evitar que se casara y tuviera
hijos con aspiraciones al trono, Amulio obligó a que se consagrara como virgen a la Diosa Vesta. Pero, a pesar de estar vigilada
dentro del templo, Rea Silvia tuvo un amorío nada menos que con el Dios Marte y, como suele suceder, quedó embarazada de
mellizos -Rómulo y Remo- que eran, obviamente, nietos de Numitor. No bien se entera Amulio del nacimiento de los mellizos
manda matarlos arrojándolos al río, pero, como todos sabemos, son salvados y amamantados por una loba no quedando claro si
se trataba de una fiera o de una mujer que trabajaba en un lupanar y de allí su apodo "lupa" que a la vez quiere decir loba y
prostituta. En la versión original, dado que no quedaba bien que el futuro fundador de Roma y primer Rey fuera un hijo de mujer
de mala vida, prefirieron optar por la loba que representan aún hoy todas las estatuas.
Sea como fuere, parece que la alimentación fue buena porque los mellizos crecieron sanos y fuertes y cuando llegaron a la
juventud derrocaron a su tío Amulio y repusieron en el trono al abuelo Numitor que, en agradecimiento les donó tierras para que
formaran su propia ciudad. Lamentablemente, en las ceremonias de la fundación de Roma, Remo desobedece a Rómulo que lo
mata por ello.
No bien asumió como Rey de la naciente ciudad, Rómulo se dio cuenta que, si querían tener descendencia, necesitaban madres
para sus futuros hijos por lo que los romanos raptan mujeres solteras de una cercana población de origen sabino. Obviamente
esto no les parece nada bien a los sabinos que atacan a los compañeros de Rómulo (recordemos que eran todos latinos por
descender de Lavinia) y luego de una negociación en la que intervinieron las raptadas para apaciguar los ánimos, deciden vivir
todos juntos en la nueva ciudad y alternarse en el poder.
Al morir Rómulo (elevado al cielo en un carro de fuego) lo sucede un sabino, Numa Pompilio, que es seguido de un latino, Tulio
Hostilio, a su vez continuado por otro sabino llamado Aneo Marcio. Cuando Aneo Marcio muere se apodera -siempre según la
versión tradicional- del trono un griego que había adoptado un nombre etrusco: Tarquina. A su muerte Tarquina es sucedido por
su yerno Servio Tulio (¿latino?) y éste, sobre el que volveremos más adelante por su gran obra fundacional de instituciones
políticas, es asesinado por su yerno, hijo de Tarquina, llamado Tarquina el Soberbio.
Tarquina el Soberbio gobernó en forma muy tiránica y fue derrocado en el año 509 por Junio Bruto y Tarquina Colatino quienes,
además derrotan al ejército etrusco que acude en ayuda del Rey depuesto. Cuenta la historia legendaria que fue en ese momento
que los romanos se juramentaron para no tener más un monarca. Muchos autores hacen nacer de ese momento el sistema
republicano.
Cuadro político-social del Lacio
El Lacio es el valle por el cual corre el Río Tiber (Tevere para los romanos).
La ciudad de Roma comienza siendo un ejemplo claro de revolución urbana Occidental y termina desarrollando un modelo similar
al Oriental. Tratemos de dilucidar cómo y por qué sucede eso.
Roma es, en principio, una ciudad-estado como tantas otras del Mediterráneo, constituida por poblaciones provenientes del Asia
Central.
Estos pueblos, llamados comúnmente indoeuropeos, se desplazaron desde su lugar de origen hacia el Mediterráneo en una
migración lenta, posiblemente en busca de mejores condiciones de vida y climas más benignos.
Los indoeuropeos no constituían propiamente una raza, sino un conjunto de pueblos que hablaban lenguas derivadas de otra
lengua común previa, de la que no tenemos noticias. Ello indica que su único antecedente común es el de que fueron pueblos
que, en algún momento, habían sido dominados por otro que les impuso su idioma.
Llegan en sucesivas oleadas a lo que hoy es Italia los latinos, sabinos, vénetos, yapigos y galos, aproximadamente entre el siglo XV
a.C. hasta el siglo IX a.C.
También había llegado a la zona del centro de Italia otro pueblo que decididamente no es indoeuropeo: los etruscos sobre cuya
procedencia resulta difícil pronunciarse definitivamente, aunque la mayoría de los estudiosos prefieren aceptar la vieja tesis de
Heródoto que afirmaba que provenían del Asia Menor.
Es así como, hacia el siglo IX a.C. el cuadro podía definirse así:
en Grecia, aqueos y dorios;
en Italia, latinos, sabinos, vénetos, yapigos y etruscos;
en el norte de Italia y parte meridional de Francia, galos. Todos ellos, con excepción de los etruscos, de origen indoeuropeo.
Ahora bien, esos pueblos no habían, en general, ingresado todavía en la revolución urbana y vivían en grupos parentales que
hemos definido como gens.
Roma se encuentra geográficamente ubicada en el valle del río Tiber, en la región del Lazio, al oeste de la cadena montañosa de
los Apeninos. El territorio ubicado al noroeste del río Tiber estaba ocupado por los etruscos y en la margen izquierda del río
se encontraban gens latinas y sabinas que convivían más o menos pacíficamente. Precisamente sobre esa margen existe una
pequeña “olla” circundada por los montes Palatino, Esquilino, Celio, Aventino, Quirinal, Viminal y Capitolio. En ese lugar había
unas islas en el medio del cauce que facilitaban el cruce y hacían circular el agua con más velocidad. Esto permitía realizar con
poco esfuerzo desvíos destinados al consumo o riego. Seguramente esas buenas condiciones ambientales hacían que las gens allí
establecidas fueran numerosas y con muchos integrantes.
Los etruscos dominaban también la zona ubicada al sur de Roma que recibe el nombre de Campania (donde hoy se encuentra
Nápoles) en la que tenían plantaciones. Normalmente los etruscos, buenos navegantes, viajaban de la Etruria a la Campania por
mar, pero a veces lo hacían también por tierra, aprovechando el paso ya descrito para cruzar el Tiber. Precisamente esa vecindad
peligrosa tiene que haber invitado a las gens latinas y sabinas a apartarse de la vía utilizada por los etruscos para evitar las
tropelías y saqueos a que los sometían en su condición de pueblo más fuerte, dominador del hierro y constructor de pequeñas
fortificaciones en las cimas de los montes. Con el tiempo, todos los latinos y sabinos tienen que haber construido sus moradas en
los montes, lo que forzosamente facilitó la aparición de intereses comunes y debilitó el vínculo de las gens. Asimismo, los
etruscos, al encontrarse con un enemigo cada vez más numeroso y mejor fortificado, prefirieron dejar de atacarlos y comenzaron
a comerciar con ellos.
Cuando quedó fundada la Civitas Romana desde el punto de vista poblacional no aparece como muy importante. Puede decirse
que lo fue con la primera fortificación en el Monte Palatino (Roma Cuadrata); con el sinecismo de las moradas o con la influencia
del dominio y comercio etrusco. Pero, en cambio, desde el punto de vista de la ciudad-estado, queda claro que no hay un
“momento” fundacional sino un proceso de formación. Para que exista una ciudad-estado es imprescindible que hayan
desaparecido, o casi, los vínculos que unían a cada individuo con las gens y, a su vez, que haya aparecido una autoridad por sobre
éstas.
Roma siguió un proceso de nacimiento similar al de las poleis griegas: pasó por una federación de grupos precívicos (gens) a
someterse a un monarca común (Rex en Roma y Basileus en Atenas) desplazado luego por la aristocracia (patricios en Roma y
eupátridas en Atenas). Y finalmente serán reemplazados por los detentadores del poder económico (Timocracia).
Es decir que, en su nacimiento, Roma fue una típica poli indoeuropea con instituciones muy similares a las griegas y luego
degeneró en un gigantesco Imperio.
Cabe preguntarse si la razón de la atipicidad descripta no debe establecerse en la irrupción originaria del componente etrusco (de
raíz oriental) en la génesis de la civitas, lo que llevó a los romanos a anexar los territorios de los pueblos vecinos haciendo
cada vez más anti funcionales las instituciones de la civitas.
LAS TRES TRIBUS ROMANAS
Cuando se mencionan "tribus" en la Historia Romana se hace referencia tanto a las tribus étnicas (latinos, sabinos y etruscos) que
habrían dado origen a la ciudad-estado, como a la división territorial del ámbito que hizo Servio Tulio y que sirvió de referencia
tanto para la organización del ejército como para los comicios tribados. En estricto sentido técnico cabe reconocer que latinos y
sabinos eran indoeuropeos, mientras que los etruscos son de origen incierto, pero seguramente no indoeuropeos.
Si bien latinos y sabinos eran indoeuropeos, había entre ellos algunas diferencias, como lo referente a los ritos fúnebres ya que
mientras los sabinos inhumaban los cadáveres, los latinos los incineraban. Seguramente hubo también diferencias de otro tipo
(entre otras: idiomáticas y religiosas), pero hasta nosotros han llegado sólo muy pocos vestigios.
Los etruscos. Su influencia
Aunque ya hemos adelantado algo sobre los etruscos, conviene que se recuerde que este pueblo es una verdadera incógnita para
los estudiosos en cuanto a su origen. De lo que sí se está seguro es que no son indoeuropeos y, casi seguramente, su procedencia
corresponde a lugares donde se desarrolló el modelo de revolución urbana oriental. De allí que su influencia en el desarrollo
posterior de la civitas romana es fundamental, ya que se constituyen en un ingrediente ajeno a la mentalidad indoeuropea de
latinos y sabinos que termina explicando, a mi juicio, las razones por las cuales una poli indoeuropea similar a Atenas termina
convertida en un gigantesco imperio.
Es sabido que los etruscos dominaron a los romanos durante un cierto tiempo hasta que todos se integraron en una sola
organización política. Inclusive hay un acuerdo casi total en afirmar que los tres últimos reyes romanos (o por lo menos dos de
ellos) fueron etruscos.
Los etruscos eran en tiempos de la fundación de Roma un pueblo más fuerte que los latinos y sabinos. Dominaban el
conocimiento de la utilización bélica del hierro, que encontraban en gran cantidad en la isla de Elba y tenían una organización
política y militar muy superior a la de aquellos incipientes romanos.
Teorías diversas sobre el origen de patricios y plebeyos
La cuestión referente al origen de los patricios y plebeyos ha dado lugar a una serie de teorías de la más diversa índole, a menudo
contradictorias que se pueden clasificar de la siguiente manera:
- Teorías basadas en la historia legendaria: 1. Los patricios serían los herederos de los cien senadores (partes) designados por
Rómulo, 2. Rómulo dividió a los ciudadanos en dos clases según su nacimiento, valor y patrimonio;
- Teorías basadas en procesos políticos nacionales: 1. Los descendientes de los indoeuropeos son los patricios y los de los
pueblos que habitaban previamente la región son los plebeyos, 2. los descendientes de los latinos son patricios y los de los
sabinos plebeyos, 3. los descendientes de los etruscos son patricios y los indoeuropeos plebeyos;
- Teorías basadas en condiciones sociales: los descendientes de los miembros de las gens son patricios y los de los clients son
plebeyos;
- Teorías basadas en procesos militares: los descendientes de los primitivos romanos son patricios y los descendientes de los
pueblos derrotados, erradicados de su ubicación y trasplantados a las afueras de Roma, son los plebeyos.
A la luz de las últimas investigaciones arqueológicas podría determinarse con precisión que:
- Patricios y plebeyos habitaban barrios distintos en Roma;
- Originariamente no tenían los mismos dioses (Juno, Júpiter y Minerva los patricios y Ceres Liber y Libera los plebeyos);
- Los plebeyos tenían inferior condición cívica y social;
- Los plebeyos eran un grupo numéricamente mayoritario y abierto a incorporaciones. Los patricios, no.
Con todos estos elementos puede establecerse una teoría mixta que sostenga que los patricios eran descendientes de los
primitivos habitantes de Roma (de allí la existencia de barrios distintos y diferencias sociales y cívicas), que los plebeyos
fueron poblaciones desarraigadas y establecidas en las afueras de Roma para poder controlarlas (una de ellas habría impuesto a
los demás sus dioses, distintos de los patricios) y que los hombres que individualmente se incorporaban a Roma lo hacían como
plebeyos (de allí su poderío numérico).
Periodización de la historia de Roma
Sin perjuicio de aceptar que hay otras divisiones, esta cátedra periodiza la historia de Roma en forma cuatripartita,
distinguiéndola de la tripartita (Monarquía, República e Imperio). Para nosotros resulta conveniente dividir el proceso político
romano de la siguiente manera:
Denomina Lapieza Elli "Ciudad quiritaria" a la primera etapa, a partir de interpretar que el rasgo principal es que durante ese
período el poder residía realmente en los quirites (patricios) y no en los Reyes. Por eso es que hace terminar esa etapa no cuando
cae el Rex Tarquina el Soberbio (509 a.C), sino cuando queda definitivamente asegurada la incorporación política de los plebeyos
al acceder éstos a las magistraturas superiores (367 a.C). De esta forma el período del conflicto patricio-plebeyo queda dentro de
la primera etapa y no dentro de la República, como en las clasificaciones de los demás autores.
La Res-publica (conviene escribirlo así para evitar confusiones con la República moderna) comienza con la integración patricio-
plebeya y termina con la asunción de la suma del poder público por parte de Augusto (27 a.C).
La tercera etapa es denominada Principado por entender el autor que, durante ella, el poder lo ejerce un ciudadano que es (en
teoría) igual a los demás y sólo el "principal entre iguales" ("prínceps ínter pares").
La última etapa la denomina Dominado porque entiende que, a partir de la asunción de Diocleciano, al concluir la crisis del siglo
III, el poder ya no reside en un ciudadano en teoría igual a los demás, sino que queda depositado en el Emperador que es él;
‘señor" (Dominus) y que gobierna sobre sus súbditos, culminando así e! proceso de "orientalización" del sistema político de
Roma.
A esta división cuatripartita de la Historia, Lapieza Elli la hace coincidir con una división de la Historia del Derecho Romano en
Arcaico (época de la ciudad quiritaria), Preclásico (ResPública), Clásico (Principado) y Post-Clásico (Dominado).
1) CIUDAD QUIRITARIA: Desde la fundación de Roma (mediados de siglo VIII a.C.) hasta la instauración de la República (año 367
a.C.), tomando como definitiva integración de los plebeyos a la civitas la fecha en la que se elige el primer cónsul plebeyo.
2) REPÚBLICA: Desde el año 367 a.C. hasta la asunción por parte de Augusto de la potestad tribunicia (27 a.C.).
3) PRINCIPADO: Desde el 27 a.C. hasta la asunción de Diocleciano (284).
4) DOMINADO: Desde el 284 hasta el fin del Imperio (476 en Occidente y 1453 en Oriente)
LA MONARQUÍA Y CIUDAD QUIRITARIA.
HISTORIA POLÍTICA Y CONSTITUCIONAL
Según la historia legendaria la Ciudad de Roma fue fundada en el año 752 a.C. por Rómulo, que fue su primer Rex. Ya hemos visto
que la historia legendaria no es más que una idealización magnificente, tendiente a exaltar el patriotismo de los romanos.
No obstante, es normalmente aceptada la existencia de los siete reyes romanos: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco
Marcio, Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio, que fue derrocado a fines del siglo VI a.C.
Se presenta la discusión en doctrina acerca de cuál era el órgano de poder más importante antes del advenimiento de la
República o, en definitiva, quién ejercía el poder.
Para la mayoría de la doctrina era el Rex, aunque para la doctrina más moderna eran los patricios (quirites).
El Rex y el imperium
El Rex ejercía un poder unitario, ilimitado, soberano y originario: unitario porque no tiene competencias determinadas, es un
bloque de poder; ilimitado porque es vitalicio; soberano, porque no reconoce otro superior y originario porque no le es dado
por otro, sino que reside en él desde un principio. A este conjunto de poderes se le llama imperium y se simplifica como el
ejercicio de la facultad de imponer su voluntad a los demás. Dado que el Rex no era un cargo hereditario y que, en el proceso de
designación de un nuevo monarca a la muerte del anterior, jugaban un papel muy importante los patricios (que además
detentaban la exclusividad de los Colegios Sacerdotales) los autores modernos entienden que quienes realmente gobernaban
eran estos últimos.
El Senado en la primera etapa de Roma
El Senado, en la primera parte del período monárquico, estaba integrado por los jefes de las gentes, y era el representante de la
soberanía de los grupos cuya federación había constituido Roma.
Era un consejo de asesores del Rex; sus miembros pertenecían a las más nobles y ricas familias que habían surgido cuando
desaparecieron las gens. Probablemente, a tales personas se les llamaba patres, y a sus descendientes, patricios.
Eran designados por el Rex; de allí (según algunos autores), su denominación de patres conscripti. La tradición latina atribuye la
fundación del Senado a Rómulo. En un principio habría estado constituido por 100 miembros, y luego por 300 (100 por cada tribu
romuliana), a partir de Tarquina el Antiguo, cuando se admitió a los patres minorum gentium.
Si bien el nombramiento de senadores era competencia del Rex, no se trataba de un acto arbitrario, sino que debía estar basado
en ciertas tradiciones consuetudinarias.
Los senadores eran titulares permanentes de los auspicia - privilegio de interpretar el sentir de la divinidad con respecto a los
acontecimientos y, en consecuencia, a futuras conductas humanas -y de la auctoritas, que en esa época significaba capacidad de
dar sanción ritual a los actos-. Como puede apreciarse, algunas funciones religiosas parecen ser compartidas con el Rex, cuestión
imposible de dilucidar porque las fuentes directas no lo permiten.
Como consecuencia de ello, los patricios integrantes del Senado, controlaban la vida política y aseguraban la continuidad
constitucional, por medio del interregnum. La función consultiva propia del Senado en todas sus épocas, no obligaba con sus
decisiones al monarca, ni éste estaba obligado a pedir su parecer. En la práctica, el Senado debía ser oído en cuestiones de
política exterior, y el Rex, por lo general, no se apartaba del parecer senatorial.
Al acentuarse las tendencias unitarias del estado por la influencia etrusca, el Senado habría tenido un peso político inferior, y es
probable que el Rex comenzara a ejercer un derecho de seleccionar a otros patres familias, que serían incorporados al Senado, no
como representantes grupales, sino como integrantes de la civitas. Esto explicaría el aumento del número de senadores.
Con la desaparición del poder monárquico, el Senado volvió a tener primacía en el poder, hasta que sufrió la concurrencia del
populus, estructurado en los comicios centuriados.
Los colegios sacerdotales
Durante los primeros tiempos de Roma existió una muy fuerte relación entre la vida política y la religión, que, aunque se fue
atenuando con el paso de los años, persistió mientras Roma existió. Sabido es que la religión que practicaban los romanos
hasta el siglo IV d.C. era politeísta, pero la vinculación entre los dioses y el populus quedaba a cargo de los Sacerdotes, quienes
estaban agrupados en colegios. Hubo varios colegios sacerdotales, entre los que se destacaron los Colegios Sacerdotales
de los Augures, de los Pontífices, de los Feciales y de los Flamines.
El Colegio Sacerdotal de los Augures estaba encargado de conocer cuáles eran los auspicios de los dioses, por lo que su opinión
era determinante respecto de las decisiones políticas en general. Si se necesitaba saber -por ejemplo- si un Rex iba a ser
favorablemente acompañado en su gestión por los dioses, eran consultados los miembros de este Colegio, que daban su opinión
basándose en señales que manifestaban recibir de los dioses a través de distintos métodos de consulta. Obviamente imaginamos
que, consciente o inconscientemente, esas “consultas” reflejarían la experiencia y decisión de la clase patricia a la que
pertenecían.
El más importante de los Colegios Sacerdotales era el de los Pontífices, que poseían fundamentales funciones en lo religioso,
ritual, jurídico e histórico. Para ello asistían y supervisaban todas las ceremonias y sacrificios ofrecidos por el Rex y por sus
colaboradores y continuadores, ocupándose de que se cumplieran todos los ritos, tanto en lo estrictamente religioso como en lo
político. Además, se ocupaban de redactar el calendario y archivar la memoria de los acontecimientos que se sucedían año a año
a través de una crónica que se conoce con el nombre de “anales”. También presidían las ceremonias de formalización de
testamentos y adopciones y respondían a cuestiones referentes a los aspectos jurídicos de la vida romana, a través de la
interpretación de las “mores maiorum”, sobre las que volveremos más adelante.
El Colegio Sacerdotal de los Feciales estaba encargado de los aspectos ceremoniales y religiosos correspondientes a los límites
territoriales y las cuestiones referentes a declaraciones de guerras y tratados de paz.
Finalmente, el Colegio Sacerdotal de los Flamines se ocupaba de oficiar las ceremonias de matrimonio entre las familias patricias,
llamadas confarreatio, siguiendo un muy antiguo rito. Para ser sacerdote flamin, aún en tiempos republicanos y del Imperio, se
requería haber nacido de un matrimonio celebrado siguiendo ese rito. Estos sacerdotes gozaban de un alto prestigio y también
tenían la tarea de custodiar el templo de Vesta donde estaban las vírgenes vestales, mujeres consagradas a la diosa y guardianas
de los testamentos.
División territorial de la ciudad
Se le atribuye al sexto Rex, Servio Tulio, la división de la población en unidades domiciliarias llamadas tribus, reforma orientada a
incluir a pobladores que no estaban encuadrados en las gentes: precisamente aquellos que constituirían la futura plebe. Esta
organización barrial por tribus, daría a la plebe su primera estructura para la lucha política que mantuvo con el patriciado.
Servio Tulio habría sustituido las tres antiguas tribus (¿étnicas?) romulianas, con nuevas tribus de carácter territorial. Esta
reforma habría tenido por objeto la percepción de los tributos a favor del estado por parte de los tribuni aerarii, antiguos
magistrados de las tribus. Primeramente, habría creado las cuatro tribus domiciliarias urbanas, que eran distritos político-
administrativos en los que los ciudadanos estaban agrupados de acuerdo con su domicilio. El territorio urbano comprendía todo
el pomerium y habría formado parte de cuatro tribus denominadas urbanas -la Suburana, Palatina, Esquilina y Collinaque, como
puede apreciarse, llevaban el nombre del barrio (casi siempre ubicados en las alturas de las colinas -que le daban su nombre- para
evitar las zonas pantanosas) en que estaban asentadas.
Posteriormente, ya en tiempos republicanos, mediante una reforma del año 304 a.c. que creó las tribus rústicas, el criterio de
pertenencia a las tribus fue el de la propiedad fundiaria, por lo que los ciudadanos eran inscriptos en el distrito rural en el cual
estaban ubicados sus fundos. Los que carecían de tierras, eran inscriptos en alguna de las cuatro tribus urbanas. Con el cambio de
criterio de pertenencia, los pobres y los obreros que vivían en la ciudad, sólo contaban en los comicios tribados con los cuatro
votos de las tribus urbanas, mientras que los ricos, que tenían propiedades en el campo, votaban en las tribus rústicas, y
constituían la mayoría.
Al principio del período republicano las tribus ya totalizaban 25 (4 urbanas y 21 rústicas), y su número se elevó a treinta y cinco
para el año 241 a.c., cifra que no fue superada con posterioridad, a pesar de la constante anexión de nuevos territorios que llegó
a abarcar toda la península itálica. Desde esa fecha en adelante, las sucesivas ampliaciones del ager romanus se encuadrarán
administrativamente dentro de esas treinta y cinco tribus.
Conflicto político del Rex con los patricios. El fin de la monarquía
El alzamiento contra Tarquino el Soberbio fue una reacción de los patricios contra el poder del Rex, que se había incrementado
fuertemente por la transferencia a los órganos unitarios de la civitas, de atributos soberanos de los grupos gentilicios
confederados y por el carácter militar del imperium que habrían impuesto las dinastías etruscas. El derrocamiento del Rex no
representó un cambio radical en la constitución de Roma, ni en sus relaciones comerciales ni en su influencia sobre las tribus
vecinas. El cargo de Rex, sin embargo, no desapareció totalmente de la escena romana: quedó reducido a funciones religiosas -
Rex sacrorum-. Este cargo era vitalicio y se trataba de la vieja monarquía que se mantuvo en su función religiosa mientras hubo
un culto estatal romano, ya que sólo el Rex poseía los poderes mágicos que eran imprescindibles para desempeñarla. La
institución languideció durante la Respublica hasta desaparecer por completo. Los poderes y atribuciones que había tenido el
Rex, fueron controlados por la aristocracia patricia luego del derrocamiento de Tarquino el Soberbio. El patriciado confió esas
funciones, a miembros de su propia clase en forma de temporarias y distintas magistraturas supremas.
Como bien lo afirman Lapieza Elli y Torrent parece exagerado atribuir al año 509 a.c. una estructura republicana delineada en
todos sus particulares. Mas bien, las estructuras republicanas se fueron abriendo paso fatigosamente en medio de luchas y
tensiones, pudiendo señalarse como un primer punto de llegada de todo este desarrollo, el año 450 a.c. con la obra de los
decemviri legibus scribundis: la Ley de las XII Tablas, que analizaremos más adelante. El período que va del 509 a.c. al 367 A.C.
está dominado por las vicisitudes del antagonismo entre patricios y plebeyos. Abolida la monarquía por la rebelión patricia, las
poderosas familias patricias, se hacen con las riendas del estado hasta el 367 a.c., en que por primera vez se admite que un
plebeyo pueda llegar al consulado, de modo que con justicia se ha llamado a este período "estado con base gentilicia", "estado
patricio" o "estado quiritario", y será recién en el siglo 111 a.c. cuando la forma política republicana se encuentre en su mayor
apogeo
Como ya hemos mencionado, siempre siguiendo las enseñanzas del profesor Lapieza Elli, la Respublica no habría surgido como
consecuencia inmediata del conflicto de los patricios con el rex, sino que habría sido el resultado de una lenta evolución. Bajo la
denominación de "la ciudad patricia" se describirá la génesis de la respublica, que se producirá a mediados del siglo IV a.c., una
vez cumplidos los tres procesos siguientes:
A. la plena integración de la plebe en la civitas, que culminó en el año 367 a.c., con la Ley Licinia Sextia, que:
- estableció que uno de los cónsules podía ser plebeyo,
- desglosó de la magistratura del consulado la función jurisdiccional, que se confió a un collega minar patricio, con el
antiguo nombre militar del praetor,
- y reglamentó la distribución del ager publicus, tanto a patricios como a plebeyos;
B. la transformación de los cuadros militares -populus- en comicios (ya que la formación militar de los ciudadanos se convirtió
en el tercer órgano de la estructura de gobierno romana); y
C. el recorte y transferencia del imperium real a los magistrados (hay coincidencia en considerar que los auxiliares o
colaboradores del Rex habrían continuado con sus antiguas funciones, actuando no ya por delegación, sino como magistrados de
la civitas, quedando estable la colegialidad consular y configurada una de las más importantes características de la res publica
sólo a partir del año 367 a.C.).

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