Etica de Corrupcion Spain Jorge-Tunon
Etica de Corrupcion Spain Jorge-Tunon
Etica de Corrupcion Spain Jorge-Tunon
com
La ética
de la
corrupción
en la España
actual
Autor:
Jorge Tuñón
Titulación:
Índice
Introducción 4
Conclusiones 44
Bibliografía 53
Introducción
4
1. Sobre el caso italiano bien puede consultarse la investigación del propio autor del presente informe,
Jorge Tuñón, titulada: Calciopoli o la Ética de la Corrupción ¿Reflejo de la sociedad y la política en Italia? /
Calciopoli or the ethics of corruption: Mirror of society and politics in Italy; y disponible en:
https://www.academia.edu/3783985/Calciopoli_o_la_%C3%89tica_-
de_la_Corrupci%C3%B3n_Reflejo_de_la_sociedad_y_la_pol%C3%ADtica_en_Italia
La ética
de la corrupción
en la España
actual
Introducción
5
Las dos caras de una misma
moneda: ética y corrupción
6
La ética
de la corrupción
en la España
actual
conducta que identificasen los valores deseables para los servidores públicos; y
la ponderación de especialistas encargados de la formación en ética pública
(Diego, 2006b). Todo ello debilitaría el fenómeno que permite que en la
actualidad se puedan identificar con más frecuencia de la deseable en el seno
de la administración pública, personas no sólo incompetentes para su cargo,
sino desleales para con el país y los ciudadanos a los que deben servir, además
de carecer de espíritu de dignidad y justicia. En el marco de la crisis financiera,
uno de los factores que lastra las posibilidades de recuperación económica, es
también la falta de virtud y ética que exhiben algunos de nuestros
conciudadanos, particularmente aquellos que ocupan relevantes cargos
públicos.
Como resultado del descuido al que ha sido cercenada la ética en el ámbito
público, la mayor y más importante de las consecuencias ha sido la aparición de
anti-valores y prácticas negativas, que han invadido cada esfera de la vida
pública de las sociedades contemporáneas. Efectivamente, estamos hablando
de un fenómeno de alcance mundial, la corrupción, que “ha dejado de tener
tintes locales y es un problema verdaderamente global, pues la magnitud
alcanzada en las últimas décadas no es ya sólo un problema moral de países
pobres, sino también, y sobre todo, de los ricos. Es más que nunca un problema
cambiante e intersectorial” (Pamplona, 2006). Y es que los anti-valores y las
prácticas corruptas han invadido cada ámbito de la vida pública en las
sociedades contemporáneas, desde el político hasta el social, pasando por el
económico y el cultural, según coinciden intelectuales del prestigio de
Habermas, Sartori, o Küng, entre otros.
Prueba de lo anterior, es que en 2004 el entonces ministro de Justicia chileno,
Luis Bates, estimaba que el componente económico de la corrupción, entre
sobornos, malversación de fondos públicos, licitaciones corruptas y lavado de
dinero, generaba el equivalente anual al 5% del producto interior bruto
mundial (Bates, 2004). Pero esta estimación, de difícil comprobación dada la
naturaleza de la materia, puede quedarse corta ya que el desvío de fines y
recursos económicos es una realidad latente no sólo en los gobiernos
nacionales sino incluso en organizaciones internacionales como la OTAN, la
ONU o a la mismísima UE. La corrupción se manifiesta igualmente tanto en
países pobres o en vías de desarrollo como en países desarrollados y en muchas
ocasiones exportadores de valores como EE.UU, Reino Unido, Francia, Italia o
España, entre otros.
7
Las dos caras de una misma
moneda: ética y corrupción
8
La ética
de la corrupción
en la España
actual
¿Qué es la corrupción?
Como bien sostienen Manuel Villoria y Fernando Jiménez (2012: 109), la
escandalosa “abundancia de noticias sobre actos corruptos en España no suele
venir acompañada de análisis rigurosos de su extensión, ni de sus
características tipológicas o de sus componentes estructurales”, mientras que
dicha acumulación de informaciones sobre casos de corrupción pública “podría
estar generando una sensación de expansión del fenómeno, que acabaría
afectando a la propia percepción existente y reforzando, finalmente, la
desafección existente en nuestro país”. Es decir, sostienen los profesores que
corrupción existe, como veremos con unos índices concretos, pero
probablemente no ahora más que durante los años felices de la primera década
de siglo.
Por el contrario, la crisis económica, las estrecheces y la visibilización mediática
de múltiples escándalos de corrupción que han involucrado a variadas
personalidades de la vida pública, habrían creado un caldo de cultivo excelente
para una percepción de una corrupción superior a la realmente existente. Y
dicha percepción existe, puesto que casi la mitad de los españoles la sitúan
como el segundo mayor problema del país, solo por detrás del desempleo. Sin
embargo, los índices de corrupción no son tan diferentes a los de hace una
década, a los de la “España feliz”. Probablemente la diferencia tenga que ver
con la sobreexposición mediática de unos comportamientos que antes (de una
manera u otra) se toleraban y respecto a los cuales “se hacía la vista gorda”, y
que en la actualidad no se consienten (al menos informativamente) y suscitan
la indignación de la ciudadanía.
Ni que decir tiene, que a ello ha ayudado que la corrupción española sea mucho
más política que administrativa y que en su momento se propagase muy al
calor de la eclosión del boom de la construcción. La mayor percepción actual y la
espiral que ella genera debido a una menor transigencia, pudiera apuntar a
una eclosión de las prácticas corruptas desde hace diez años a esta parte en
9
España. Sin embargo y sin ánimo alguno de exoneración, lo único que ha
eclosionado ha sido la indignación, la percepción y la intransigencia con
La corrupción: concepto y medición
respecto a unas prácticas que estaban latentes y que sin idéntica visibilidad se
sucedían con una frecuencia muy similar en el pasado. Es decir,
probablemente España no sea mucho más corrupta que hace una década,
sino tristemente tan corrupta como entonces. Lo que ha variado ha sido
(esencialmente) la percepción. El problema es que vivíamos entonces en la
ignorancia. Al menos la crisis económica habrá servido para quitarnos aquel
tupido velo de los ojos.
De otra parte, resulta indispensable acotar cuáles son las prácticas a las que nos
referimos como corruptas. En definitiva, ¿Qué es y qué no es corrupción? ¿Acaso
toda trasgresión legal puede ser considerada como corrupción?; ¿Qué sucede
entonces con las actitudes legalmente factibles pero moralmente reprobables?
No se trata de una cuestión baladí, puesto que “no existe un concepto de
corrupción capaz de acoger en sí todas sus modalidades y, al tiempo, ser
suficientemente riguroso (Villoria y Jiménez, 2012: 114)
La noción de corrupción que vienen manejando tanto los estudiosos, como la
prensa y la ciudadanía españolas, es una noción inclusiva, extensiva y amplia.
La corrupción sería todo abuso de poder para el beneficio privado, ya sea éste
directo o indirecto. Es decir la corrupción no se reduce a la mera comisión de
sobornos, sino que ampliamente es percibida como toda distribución
inequitativa de los recursos públicos. “Cuando a una persona se le otorga poder
para que lo use en beneficio del grupo que se lo cede fiduciariamente y,
traicionando la confianza, lo utiliza para beneficiarse directa o indirectamente,
estamos ante un supuesto de corrupción. Esto puede permitirnos considerar
como corruptos actos realizados tanto en el sector privado como en el público”
(Villoria, 2016).
Es decir, consideramos igualmente corrupta la ocultación de la situación
financiera y el fomento de la venta de las acciones de Bankia por parte de su
presidente, que la aceptación de sobornos (del 3% del montante de la licitación)
por parte de cualquier político o director de compras de una empresa. En los
anteriores existiría un beneficio directo. Sin embargo, no son menos corruptas
las prácticas que implican un beneficio indirecto. Hablamos de realidades
tristemente tan extendidas como la concesión de proyectos o contratas a
cambio de promesas de empleo en favor de familiares o amigos, o la misma
promulgación de una ley o regulación que beneficia indebidamente a un grupo
de interés, que por su parte, figura entre los financiadores del partido en el
gobierno, muy frecuentemente al margen de la Ley de Financiación de Partidos.
Pero las anteriores no son las únicas. El intercambio discrecional y
particularista de favores, por el cual los decisores políticos conceden
privilegiada o ilegalmente derechos y prestaciones a cambio de apoyo electoral
o económico a quienes forman parte de sus redes. El denominado clientelismo
que ha permitido la sucesión reiterada de gobiernos monocolores en algunos
territorios españoles, como la Comunidad Valenciana o Andalucía, entre otros.
Así pues, el clientelismo, entendido como: la concesión de beneficios o favores
exclusivos; la adjudicación de contratos, subvenciones o concesiones
10
administrativas; la exención de impuestos o requisitos; o la mera facilitación de
información privilegiada, tanto a unos beneficiarios, como a unas áreas
La ética
de la corrupción
en la España
actual
11
mediante el reclutamiento de políticos bien relacionados y poderosos para su
La corrupción: concepto y medición
12
2. Transparencia Internacional es una Organización No Gubernamental Internacional con sede central
en Berlín que publica periódicamente cada año su Índice de la Percepción de la Corrupción (edición de
2015, http://transparencia.org.es/wp-content/uploads/2016/01/tabla_sintetica_ipc-2015.pdf ); mientras
que EY es una consultora internacional (antigua Ernst and Young), que con periodicidad bianual, publica
su Encuesta Global sobre el Fraude (edición de 2016, http://www.ey.com/Publication/vwLUAs-
sets/EY-corporate-miscon-
duct-individual-consequences/$FILE/EY-corporate-misconduct-individual-consequences.pdf .
La ética
de la corrupción
en la España
actual
13
La corrupción como lacra
a escala internacional
Por mucho que parezca que hayamos estado haciendo innumerable méritos
últimamente, el oro olímpico en corrupción no parece sencillo de alcanzar. No
se trata de una lacra específica, consustancial e intrínseca a la realidad
española sino que, como bien subrayaba Diego (2010) se trata de “una
pandemia mundial que afecta a los distintos gobiernos y a las
administraciones públicas de todo el mundo. El desvío de recursos públicos
hacia intereses privados repercute negativamente en la eficiencia de las
instituciones, genera un incumplimiento de metas y objetivos en los
programas públicos, impide la resolución de demandas ciudadanas, genera
una pérdida de credibilidad de los gobiernos con la consiguiente desconfianza
de la ciudadanía en los mismos”.
La corrupción como problema público no es un fenómeno nuevo, sino que ha
venido acompañando al hombre a lo largo de la historia. Sin embargo, lo que sí
resulta novedosa es su eclosión como pandemia global hasta alcanzar una
dimensión alarmante a partir de la última década del siglo pasado. Entonces y
a partir de la repetición de diferentes casos, organizaciones internacionales
como el Consejo de Europa, la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Mundial, la Organización de Estados
Americanos (OEA) o la propia Unión Europea (UE), decidieron tomar cartas en
el asunto disponiendo de mecanismos, grupos de trabajo u oficinas ad-hoc
para mitigar los crecientes efectos de la lacra.
Solo desde entonces se tiene conciencia de que la problemática no solo se
limita a los países subdesarrollados (como incluso hoy en día se puede
escuchar todavía), sino que supone también un grave problema de hondas
raíces en países desarrollados. Es decir, los ricos, por el mero hecho de serlo no
dejan de corromperse, sino que lo hacen por igual o aún más que los menos
favorecidos. Igualmente, se ha tomado consciencia de que la corrupción no se
reduce tan solo al ámbito gubernamental o a la esfera política, sino que
comparte complicidad, y en muchas ocasiones se relaciona y se entremezcla
con el sector privado, motivo por el que involucra igualmente a empresas de
carácter nacional o multinacional.
A la citada eclosión de la corrupción, se han opuesto diferentes esfuerzos.
Algunos de carácter local o nacional, pero también otros de alcance
internacional. Es por ello que diferentes estados y organizaciones
supranacionales han suscrito acuerdos internacionales, refrendado legislación
internacional en la materia, creado organismos ad-hoc al efecto3. En efecto y en
tanto en cuanto la corrupción no conoce de fronteras sino que trasciende de la
vida interna de los Estados, para alcanzar a sus relaciones internacionales en
aspectos de índole: política, económica, comercial o incluso cultural; desde la
14
3. Óscar Diego realiza una muy pertinente descripción de los mismos en el número 10 “Construyendo un
dique internacional para contener la corrupción” de su serie de Cuadernos de Ética para Servidores
Públicos, editada por la Universidad Autónoma del Estado de México.
La ética
de la corrupción
en la España
actual
15
4. Corporate Misconduct – Individual Consequences: Global enforcement focuses the spotlight on
executive integrity (14th Global Fraud Survey) by EY: http://www.ey.com/Publication/vwLUAs-
sets/EY-corporate-miscon-
duct-individual-consequences/$FILE/EY-corporate-misconduct-individual-consequences.pdf
La corrupción como lacra
a escala internacional
S. America 94%
Japan 86%
India 84%
16
La ética
de la corrupción
en la España
actual
Gráfica 2.
Percepción de la
corrupción global 51 %
53 %
y según
desarrollo
económico en 39 38 %
%
2014 y 2016
21
17
%
%
Developed Developed Emerging Emerging
Global Global markets markets markets markets
2016 2014 2016 2014 2016 2014
La misma encuesta subraya, por lo que respecta a los casi tres millares de
directores de finanzas o ejecutivos de diferentes empresas consultados que,
casi la mitad de ellos, concretamente un 42% llegaría a justificar
comportamientos no éticos para alcanzar los objetivos de resultados previstos,
porcentaje incluso superior al 36% que tolerarían dichas conductas para
asegurar la supervivencia de la empresa en momentos de crisis económica. Por
si no fuera suficiente, no es que los integrantes de sus equipos financieros
17
demostrasen conductas muy diferentes. De hecho, el 16% de los mismos
justificaba la realización de un pago en efectivo (eufemismo para referirse a un
soborno), si de ello dependía obtener o retener un negocio; mientras que el 7%
de los mismos también justificarían falsear balances contables con idénticos
objetivos.
La corrupción como lacra
a escala internacional
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La ética
de la corrupción
en la España
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19
Corrupción en Europa: quien
esté libre de pecado que tire la
primera piedra
por los artículos 274 y 280 del Tratado de la Comunidad Europea, la Comisión
instituyó (como servicio de investigación independiente pero en su propio
seno) la OLAF mediante la Decisión 1999/352/CE/CECA, de 28 de abril de 19995.
Igualmente, la mayor parte de los estados miembros de la UE, pertenecen o
han suscrito ciertos acuerdos internacionales de lucha contra la corrupción,
que incumben también a otros países, bien europeos, bien del resto del mundo.
En ese sentido ya citamos la Convención contra la Corrupción de las Naciones
Unidas (que entró en vigor en 2005), o la misma Convención contra el
Soborno a los Funcionarios Públicos Extranjeros (en vigor desde 2006). Muy
relevante resulta también el trabajo de algunas reconocidas ONGs, como
Transparencia Internacional, que lleva más de dos décadas realizando
plausibles esfuerzos anticorrupción, dando visibilidad a las prácticas
corruptas, aconsejando cómo atajarlas y promoviendo la movilización al
respecto. No se pueden obviar tampoco: a) ni la primigenia instauración en
1999 del Grupo de Estados Europeos contra la Corrupción (GRECO), que
incluye a todos los miembros del Consejo de Europa, además de Bielorrusia y
Estados Unidos; ni tampoco la más parcial Iniciativa Regional
Anti-Corrupción, enfocada a los países del sudeste europeo, que engloba a
aquellos más a los de la UE, junto a algunas organizaciones internacionales,
con el propósito de fomentar las reformas institucionales, que refuercen la
lucha contra la corrupción en esa zona geográfica.
Todos los esfuerzos e iniciativas de la UE (directos o indirectos) para luchar
contra la corrupción, no ha sido óbice para que: la corrupción no sólo sea una
práctica más o menos habitual (en función de su frecuencia) dentro de los
países miembros de la UE; sino que las mismas instituciones se hayan visto
salpicadas por distintos escándalos. Aparte de cuestiones tan significativas
como que el edificio “buque insignia” de la Comisión Europea en Bruselas
denominado “Berlaymont” estuviera varios años inutilizado tras descubrirse
que había sido construido con un material prohibido por la propia Comisión
Europea, o los tradicionales escándalos relativos a sobornos millonarios para
conseguir licitaciones de la Comisión; el caso de corrupción más trascendente
fue el que protagonizó la Comisión Santer en 1999. Tras un informe interno se
vio obligada a dimitir en pleno, por las evidencias de favoritismos y
prevaricación (en 2006 fue condenada expresamente la Comisaria de
Educación entre 1995 y 1999, la francesa Édith Cresson) en el seno de la misma,
causando una de las mayores crisis y pérdidas de credibilidad de la historia de
la Unión Europea. Aparte del nombramiento completo de un nuevo Colegio de
Comisarios, la UE trató precisamente de recuperar la credibilidad perdida
creando ese mismo 1999, la OLAF.
5. La OLAF vino a sustituir a la antigua Unidad de Coordinación para Combatir el Fraude (circunscrita a la
Comisión), ejerciendo todas las competencias de investigación conferidas a la Comisión para reforzar la
20
lucha contra el fraude, la corrupción y cualquier otra actividad ilegal que afecte a los intereses de la UE,
incluidas las conductas indebidas y con consecuencias financieras producidas en las propias institucio-
nes europeas, además de aconsejar, tanto a las instituciones como a sus representantes en materia de
desarrollo de políticas y legislación antifraude. A través tanto de un Comité de Vigilancia como de un
Estatuto Especial, la OLAF y su director general tienen asegurada su independencia, tanto en relación a
los estados miembros, como a las propias instituciones de la UE. Aunque todavía, la OLAF no pueda llevar
directamente los casos a los tribunales sino que los debe remitirlos a las autoridades nacionales de los
países en los que se producen los presuntos fraudes, los funcionarios de la oficina tienen unos amplios
poderes de investigación tanto para efectuar investigaciones administrativas externas (Unión Europea,
Reglamento 2185/1996), como investigaciones administrativas internas (Unión Europea, decisiones
1999/394/CE y 1999/396/CE) dentro de las instituciones, órganos y organismos comunitarios, en casos de
fraude que afecten al presupuesto de la UE .
La ética
de la corrupción
en la España
actual
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1. Sobre el caso italiano bien puede consultarse la investigación del propio autor del presente informe,
Jorge Tuñón, titulada: Calciopoli o la Ética de la Corrupción ¿Reflejo de la sociedad y la política en Italia? /
Calciopoli or the ethics of corruption: Mirror of society and politics in Italy; y disponible en:
https://www.academia.edu/3783985/Calciopoli_o_la_%C3%89tica_-
de_la_Corrupci%C3%B3n_Reflejo_de_la_sociedad_y_la_pol%C3%ADtica_en_Italia
Corrupción en Europa: quien
esté libre de pecado que tire la
primera piedra
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La ética
de la corrupción
en la España
actual
Tabla 1.
Finland 60% -9% 51% -16% 37% 2%
Sweden 69% 4% 58% 2% 40% 5%
Confianza en las Southern Europe 19% -19% 19% -16% 14% -8%
instituciones Cyprus 10% -23% 13% -22% 12% -15%
nacionales de los Greece 10% -22% 10% -14% 4% -10%
países de la UE en Italy 12% -15% 11% -14% 7% -9%
2008 y 2013 Malta 62% 6% 61% 11% 50% 17%
Portugal 12% -26% 10% -21% 9% -8%
Spain 7% -32% 8% -37% 5% -25%
Western Europe 39% -5% 37% -5% 25% -3%
Austria 53% -2% 50% 0% 37% -1%
Belgium 48% 9% 45% 10% 34% 10%
France 24% -11% 23% -8% 11% -2%
Germany 44% 7% 41% 2% 24% 4%
Ireland 19% -16% 11% -14% 13% -10%
Luxembourg 50% -7% 61% -1% 35% -5%
Netherlands 48% -16% 43% -25% 33% -18%
United Kingdom 24% -3% 23% -5% 15% 0%
Fuente: European Research Centre for Anti-Corruption and State Building (ERCAS)
and the Hertie School of Governance (2015): Public Integrity and Trust in Europe.
Datos procedentes del Euro barómetro 79.1 de 2013 sobre Corrupción.
https://www.government.nl/documents/reports/2016/01/18/pu-
blic-integrity-and-trust-in-europe
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Corrupción en Europa: quien
esté libre de pecado que tire la
primera piedra
Particularismo y Corrupción en la UE
Muy conectadas con las anteriores, podemos advertir en el Gráfico 4 las
percepciones acerca de los Particularismos y la Corrupción en Europa, según el
último de los Euro barómetros específicos en la materia, el 79.1 de 2013. Dicho
Euro barómetro no hizo sino confirmar los últimos índices sobre Corrupción
tanto de Transparencia Internacional como del Banco Mundial para Europa.
Entre las principales tendencias que deben ser subrayadas al respecto, cabe
señalar que mientras que los países nórdicos y los de la Europa Occidental
tienen unos índices muy elevados (escasa corrupción) tanto a escala europea
como mundial, los países de la Europa Central y del Este (casos especiales de
Rumanía y Bulgaria), junto a los meridionales de Grecia e Italia, se
encuentran a la cola por cuanto a corrupción (elevados niveles de la misma) se
refiere. Resulta digno de estudio el caso español, país muy golpeado por la
24
crisis, con una elevada desafección política pero que no demuestra unas
dinámicas de percepción de la corrupción semejantes a las de países de su
entorno (ERCAS-Hertie, 2015: 13).
La ética
de la corrupción
en la España
actual
Los datos revelados por el Euro barómetro 79.1 no dejan de ser significativos.
Tres de cada cuatro europeos entienden que la corrupción es una práctica
extendida en sus países; el 62% que el favoritismo y la corrupción amenazan
la libre competencia en un mundo de los negocios; y más de la mitad de los
europeos considera que se encuentra regido por unas necesarias conexiones
políticas imprescindibles, que sugieren que el favoritismo comercial es
todavía una práctica demasiado arraigada en la UE.
25
Fuente: European Research Centre for Anti-Corruption and State Building (ERCAS)
and the Hertie School of Governance (2015): Public Integrity and Trust in Europe.
Datos procedentes del Euro barómetro 79.1 de 2013 sobre Corrupción.
https://www.government.nl/documents/reports/2016/01/18/pu-
blic-integrity-and-trust-in-europe
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en la España
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Fuente: European Research Centre for Anti-Corruption and State Building (ERCAS)
and the Hertie School of Governance (2015): Public Integrity and Trust in Europe.
Datos procedentes del Euro barómetro 79.1 de 2013 sobre Corrupción.
https://www.government.nl/documents/reports/2016/01/18/pu-
blic-integrity-and-trust-in-europe
Corrupción en Europa: quien
esté libre de pecado que tire la
primera piedra
Hungary
Gráfica 3.
Finland
Cambio en la
Belgium
eficacia percibida
respecto al
Romania
Latvia
Malta esfuerzo
Ireland gubernamental
Lithuania por combatir la
UK corrupción en la
Slovakia UE en 2009.
Greece
Estonia
Germany
EU Average
Czech republic
Austria
Slovenia
Luxembourg
Italy
France
Denmark
Poland
Portugal
Netherlands
Sweeden
Spain
Bulgaria
Cyprus
Fuente: European Research Centre for Anti-Corruption and State Building (ERCAS)
and the Hertie School of Governance (2015): Public Integrity and Trust in Europe. Datos
procedentes del Euro barómetro 79.1 de 2013 sobre Corrupción.
https://www.government.nl/documents/reports/2016/01/18/pu-
blic-integrity-and-trust-in-europe
28
7. Puede consultarse al respecto el reciente artículo: Patterson, Margaret; Fullerton, Romayne; y Tuñón,
Jorge (2016) “At a crossroads or Caught in the Crossfire? Crime Coverage concerns for democracy in
Portugal, Spain and Italy”, en Journalism Practice, Taylor and Francis Group (en prensa).
La ética
de la corrupción
en la España
actual
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Corrupción en España: ¿del
título europeo en percepción
al oro olímpico?
30
8. ERCAS/Hertie (2015): European Research Centre for Anti-Corruption and State Building and the Hertie
School of Governance: Public Integrity and Trust in Europe. En: https://www.government.nl/docu-
ments/reports/2016/01/18/public-integrity-and-trust-in-europe
La ética
de la corrupción
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31
ploads/2016/01/tabla_sintetica_ipc-2015.pdf
10. EY (2016): 14th Global Fraud Survey / 14ª Encuesta Global sobre el Fraude (edición de 2016:
http://www.ey.com/Publication/vwLUAssets/EY-corporate-miscon-
duct-individual-consequences/$FILE/EY-corporate-misconduct-individual-consequences.pdf )
11. Este índice clasifica a los países puntuándolos de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100
(percepción de muy bajos niveles de corrupción) en función de la percepción de corrupción del sector
público que tienen sus habitantes.
Corrupción en España: ¿del
título europeo en percepción
al oro olímpico?
Percepción de la
Desviación
Encuestas
utilizadas
Corrupción (2015)
IPC 2015
estándar
Superior
Máximo
Mínimo
Interior
de Transparencia
Internacional.
1 Dinamarca 91 7 2,16 83 98 87 95
2 Finlandia 90 7 1,77 83 98 87 93
3 Suecia 89 7 1,71 83 98 86 92
4 Nueva Zelanda 88 7 2,39 81 98 84 92
5 Noruega 87 7 3 73 98 82 92
5 Países Bajos 87 7 1,81 83 97 84 90
7 Suiza 86 6 2,55 73 89 82 90
8 Singapur 85 8 2,02 75 92 82 88
9 Canadá 83 7 1,63 79 89 80 86
10 Alemania 81 7 2,5 72 89 77 85
10 Luxemburgo 81 5 6,02 57 89 71 91
10 Reino Unido 81 7 2,4 73 89 77 85
13 Australia 79 8 1,5 71 83 77 81
13 Islandia 79 5 4,53 65 89 72 86
15 Bélgica 77 7 1,34 71 81 75 79
16 Austria 76 7 1,76 70 81 73 79
16 Estados Unidos 76 8 3,48 59 89 70 82
18 Hong Kong 75 7 2,48 69 87 71 79
18 Irlanda 75 6 4,92 54 89 67 83
18 Japón 75 8 2,96 57 84 70 80
21 Uruguay 74 6 1,68 70 79 71 77
22 Katar 71 6 6,63 40 83 60 82
23 Chile 70 8 2,15 60 79 66 74
23 E.A.U. 70 7 5,07 53 91 62 78
23 Estonia 70 9 2,79 54 81 65 75
23 Francia 70 7 2,49 57 79 66 74
27 Bhután 65 4 2,14 60 70 61 69
28 Botswana 63 6 2,35 58 71 59 67
28 Portugal 63 7 2,69 54 73 59 67
30 Polonia 62 9 2,31 54 73 58 66
30 Taiwán 62 7 3,78 50 79 56 68
32 Chipre 61 5 4,17 49 71 54 68
32 Israel 61 6 2,78 52 71 56 66
32 Lituania 61 8 3,32 51 81 56 66
35 Eslovenia 60 9 2,93 42 73 55 65
32
36 España 58 7 4,07 37 71 51 65
37 Corea (del Sur) 56 9 3,09 46 73 51 61
37 Malta 56 4 4,94 41 63 48 64
37 República Checa 56 9 2,21 44 66 52 60
40 Cabo Verde 55 4 6,16 42 70 45 65
prácticas habituales
Kenia 84%
México 82%
para hacer negocios Colombia 80%
por países en 2016 Indonesia 78%
según la 14 Encuesta Sudáfrica 74%
Global sobre Fraude. Egipto 72%
Eslovaquia 70%
Filipinas 68%
Argentina 66%
Hungría 66%
Grecia 62%
Croacia 60%
India 58%
Italia 56%
República Checa 54%
Chile 54%
España 50%
Portugal 50%
Serbia 48%
Vietnam 42%
Eslovenia 40%
Malasia 40%
Media de los mercados 39%
33
16-resumen-ejecutivo.pdf
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supone unos 4.700 Euros anuales por ciudadano12.
Así que más allá de las divergencias del recuento, ya no se tratan de meras
percepciones sino de cifras, casos, o detenidos perfectamente cuantificables.
En ese sentido se puede constatar (más allá de que ahora se pueda perseguir
más que antes) “los delitos relacionados con la corrupción se han disparado de
forma alarmante a lo largo y ancho del territorio nacional (…). Así se desprende
de las 2.442 detenciones practicadas durante 2015 por este motivo. Ello supone
que en el transcurso del pasado año fueron arrestadas cada día 7 individuos.
Los datos hablan por sí solos porque los detenidos por corrupción se
multiplicaron por más de seis en cinco años. A cada español, el saqueo de los
delincuentes de guante blanco les ha costado, en un año, alrededor de 800
euros”. No en vano en relación a la corrupción, “desde el año 2010, las Fuerzas
de Seguridad han detenido a un total de 8.321 personas y han iniciado 4.091
investigaciones relacionadas con esta modalidad delictiva”, mientras que
“durante 2015 se conocieron 1.108 hechos delictivos relacionados con la
corrupción. Un dato que contrasta con los 366 detectados en 2010. El
incremento es inquietante”. (Pagola: 2016)
Tal como refería el diario El Economista, haciendo referencia al Diario de la
Corrupción, escrito por los periodistas Eva Díaz, Joaquín Vidal y Francisco J.
Castañón: “la corrupción está grabada a fuego en la Marca España. Desde
1978 el país ha sufrido 175 casos de corrupción política a todos los niveles:
ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos y estatales, y de
todas formas y colores; en botes de Cola-Cao, en sobres bajo el colchón y en
coches de lujo que pasean por pueblos de apenas 5.000 habitantes (…) Las
manzanas podridas de los distintos partidos no están tan solas y ya son legión
entre los dirigentes de las Administraciones públicas. Ninguna de las diecisiete
Comunidades Autónomas se salva, aunque media docena de ellas encabeza la
lista de la corrupción en el país” (Castañón, Díaz y Vidal: 2016).
Efectivamente, si realizamos una disección geográfica de la corrupción
española, ninguna de ellas se salva, pero sin duda algunas compiten por el
pódium de la corrupción política en España. Suelen coincidir con aquellas
Comunidades que han experimentado un elevado nivel de path dependency,
es decir de continuidad en el cargo de las elites políticas regionales; en
muchas ocasiones coincidentes con las más pobladas y por tanto dónde más
recursos a gestionar y por tanto a corromper existen. Hablamos de la
Andalucía del PSOE, la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana
del PP, o la Cataluña de la antigua Convergencia I Unió. Igualmente se sitúa
en posiciones de preminencia las Islas Baleares del PP y llama la atención la
falta de casos de relevancia mediática en el País Vasco, que salvo ciertos lapsos,
ha tenido una elevada continuidad política, marcada por el liderazgo del
Partido Nacionalista Vasco.
Por mucho que dependa de quién haga la cuenta, de cómo la haga y de qué
considere como corrupción, motivo por el que el número de escándalos
siempre puede variar, lo cierto es que las anteriores Comunidades Autónomas
se disputan el cetro nacional. A modo de ejemplo, según El Economista en su
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versión digital del pasado 9 de febrero: (El Economista, 2016), en Andalucía se
han revelado un record de 38 tramas de corrupción política (destacando el de
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los ERE, así como los Cursos de Formación); en Baleares y con motivo del
gobierno de Jaume Matas, ascendió vertiginosamente hasta las 24
(destacando además del simbólico caso Noos, los de Andratx, Palma Arena o
Cola Cao, entre otros); mientras que Madrid con 22 casos, en su calidad de
capital del estado resulta otro epicentro evidente de la corrupción política,
albergando escándalos denominados “nacionales”, de gran relevancia y
visibilidad mediática (Gürtel, Barcenas, Bankia, Púnica o aquellos del final del
último gobierno de Felipe González, entre los más llamativos).
Fuera de las medallas de este triste podio de la corrupción española, quedaría
con un meritorio diploma y una veintena de casos, Cataluña. Desde aquel
famoso de la Banca Catalana, hasta los que se están juzgando recientemente,
pero ligados a los sucesivos gobiernos de Jordi Pujol, por su enriquecimiento
ilícito y evasión fiscal; así como la corrupción sistémica del 3% en mordidas a
cambio de licitaciones o/y contratos públicos (Palau, ITV, Treball, Pretoria,
Innova o Mercurio, por citar algunos). No podemos obviar, el premio a la
mejor progresión para la Comunidad Valenciana, que si en febrero contaba
con 13 casos y lleva al menos un lustro en la palestra desde las primeras
revelaciones de la Gürtel, lleva todo el 2016 en una posición preferente por
todas las tramas y sub-tramas de corrupción sistémica a escala tanto regional
como local en sus capitales, derivadas de la denominada Mega trama
“Operación Taula”.
Al margen de por Comunidades Autónomas, la corrupción se puede medir en
España por los principales partidos políticos involucrados. Incluso mapas de
corrupción política han sido confeccionados para ilustrar hasta dónde
tristemente llegan los tentáculos de las diferentes tramas de corrupción. Como
no podía ser de otra forma, dado el bipartidismo que ha venido imperando
hasta hace bien poco, son el Partido Popular y el Partido Socialista, aquellos
que acumulan un mayor número de tramas de corrupción.
Tal y como sostiene el Diccionario de la Corrupción y reflejaba el diario El
Economista en febrero (a falta de contabilizar el último semestre), por
partidos políticos el campeón de la corrupción es el Partido Popular. “La
formación protagoniza 68 casos, la mayoría de ellos en pequeños
ayuntamientos, aunque está señalado en las principales tramas a nivel
nacional. El PSOE le sigue muy de cerca, con 58 operaciones corruptas, el
grueso de ellas, acontecidas en Andalucía”. Dentro del Campeonato B, el que
juegan los partidos de ámbito no estatal, la campeona sería la extinta
Convergencia I Unió con hasta 9 tramas de corrupción13.
36
13. Resulta muy ilustrativo consultar el Mapa de la Corrupción en España por partidos políticos de Google,
si bien cuenta con el hándicap de no poderse contrastar su última actualización: https://www.google.-
com/maps/d/viewer?mid=1nD6YKLJmgh_c1wj_fN_f3sNoNLg&hl=en_US
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14. Según sostenían Javier Chicote y Pablo Muñoz en el Diario ABC el 2 de enero: http://www.abc.es/es-
pana/abci-casos-corrupcion-afronta-2016-201601020253_noticia.html
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15. Los frenos del poder. Separación de poderes y control de las instituciones (Madrid, Marcial Pons/IVAP,
2016).
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ha vuelto a instalarse en “una narración social clásica que nos identifica como
un país de pícaros, gobernado por elites corruptas e incompetentes (ahora las
llamaríamos «extractivas»): un país en el que las reformas institucionales no
llegan nunca a su término feliz”.
Precisamente a la teoría de las “elites políticas extractivas” (los políticos de
profesión, aquellos llegados para servirse de las instituciones y no para
servir a las mismas) se apuntaba ya Lapuente en 2009, cuando denunciaba
que en España toda la cadena de la decisión de una política pública está en
manos de personas que comparten un objetivo común: ganar elecciones, lo
que provoca que se toleren con más facilidad comportamientos ilícitos, motivo
a la vez por el cual, al haber mucho más en juego en unas elecciones (más allá
del servicio a la ciudadanía:, el secuestro de un modelo de particularismos,
favoritismos, prebendas y prácticas clientelares), las tentaciones por otorgar
tratos de favor a cambio de financiaciones ilegales de los contendientes
políticos, sean también mucho más elevadas.
No cabe duda de que como coinciden Lapuente (2009 y 2016) y Villoria (2016),
el angustioso e intolerable nivel de corrupción de la España de 2016 es
consecuencia directa de unas elites partidistas profesionalizadas que, salvo
muy escasas y honrosas excepciones, en lugar de servir a la ciudadanía han
buscado y (tristemente) logrado una captura clientelar, tanto de instituciones
de control como de fondos públicos, todo ello con una voracidad desmedida.
Solo así puede colegirse la expansión de la corrupción por todas aquellas
áreas en las que se advierte un monopolio en la toma de decisiones así como
una evidente discrecionalidad en el uso del poder, además de unos
prácticamente infantiles sistemas de control; todo ello dentro del marco de
la gangrena que supone para el país la extensión del tumor de las redes
clientelares, en colusión con la siempre polémica cuestión de la
financiación de partidos.
Para ilustrar lo anterior queremos traer aquí a colación el acertado ejemplo de
Lapuente (por cierto profesor en Gotemburgo y no en España, tal vez por las
irrisorias y mermadas –también por la corrupción- partidas en Educación e
I+D+I públicos) en su artículo del diario El País del 27 de marzo de 2009 ¿Por qué
hay tanto corrupción en España?, tristemente de total vigencia siete años más
tarde: “Y aquí, el contraste entre España y los países europeos con niveles bajos
de corrupción es significativo. En una ciudad europea de 100.000 a 500.000
habitantes puede haber, incluyendo al alcalde, dos o tres personas cuyo sueldo
depende de que el partido X gane las elecciones. En España, el partido que
controla un gobierno local puede nombrar multitud de altos cargos y asesores,
y, a la vez, tejer una red de agencias y fundaciones con plena discreción en
política de personal. En total, en una ciudad media española puede haber
cientos de personas cuyos salarios dependen de que el partido X gane las
elecciones”.
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Conclusiones
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Conclusiones
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Conclusiones
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16. Puede consultarse al respecto el reciente artículo: Patterson, Margaret; Fullerton, Romayne; y Tuñón,
Jorge (2016) “At a crossroads or Caught in the Crossfire? Crime Coverage concerns for democracy in
Portugal, Spain and Italy”, en Journalism Practice, Taylor and Francis Group (en prensa).
Conclusiones
El presente informe del OBS, redactado por Jorge Tuñón, consultor y profesor
de universidad, pretende ahondar también tanto cuantitativa como
cualitativamente en el fenómeno de la CORRUPCIÓN EN ESPAÑA: a) tratando
de vislumbrar su irrefutable existencia; b) su distribución en función de
diferentes variables; c) el análisis de los escándalos más recientes y
mediáticamente relevantes; o d) la humilde proposición de algunas medidas
que podrían ayudar a mitigarla en función de las causas intrínsecas de la
especificidad de las prácticas corruptas nacionales.
a) Pese a quien pese, corrupción en España la hay y demasiada, tal y como
refrendan diferentes indicadores. En el Índice de Corrupción de 2015 de
Transparencia Internacional, España obtuvo 58 puntos, en una puntuación
que si bien descendía con respecto a informes anteriores (ligera mejora de la
percepción de la Corrupción), todavía sitúa a España en el puesto 36 del
ranking de percepción de corrupción formado por 167 países, es decir, muy
lejos del pódium que copan los nórdicos, Dinamarca, Finlandia y Suecia aún
lejos de países de nuestro entorno como Reino Unido, Francia y Portugal, y solo
al nivel de países como Eslovenia o la República Checa.
No se trata en ningún caso de índices de percepción para estar orgullosos. Y es
que si comparamos las series de los últimos tres lustros, la percepción de la
Corrupción en España ha empeorado sensiblemente, especialmente durante el
periodo 2009-2013. El declive es evidente desde 2004, cuando en plena
expansión económica, los resultados nos situaban en vigésimo puesto a
escala mundial en índice de menor percepción de corrupción. Entre 2013 y
2015 España se ha ubicado en una posición de percepción de la corrupción de
entre 58 a 60 puntos en una escala de cien, lo que equivale a una posición entre
la 36 y la 40 en el Índice de Corrupción Mundial.
No demasiado alejados de esta realidad se encuentran los resultados
comparados ofrecidos por la 14 Encuesta Global sobre Fraude, de la consultora
EY, que con un perfil más empresarial que político ubicaba a España en este
mismo año 2016 en el puesto 22 sobre prácticas corruptas en el ámbito de los
negocios, empeorando sensiblemente su trigésimo primera posición obtenida
en la edición de 2014 de la misma encuesta.
Un país que se jacta de que su economía está entre duodécima y la
decimocuarta del mundo, no puede permitirse unos índices de percepción
de corrupción que señalan que entre 35 y 40 países padecerían menos
prácticas corruptas que España en 2016. Por mucho que la corrupción sea
difícil de medir y que los índices no supongan corrupción en sí misma, son
una variable de medición tan relevante como inaceptable para el caso
español.
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Conclusiones
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funcionarios españoles por “calentar la silla” dos tardes por semana), pero
no de su lealtad política.
Conclusiones
Ni que decir tiene que en contra de organizar un sistema como el que disfrutan
otros países de menores tasas de corrupción estarían: tanto los partidos
políticos (perderían mucho de su sentido al no poder politizar la
administración y por tanto generar redes de particularismos, favoritismos y
clientelismos: es decir corrupción); como los cuerpos de funcionarios (quienes
no se resignarán a perder sus privilegios, es decir al mantenimiento de un
sistema de empleados públicos inamovibles independientemente de su
rendimiento). Mala solución tendrá la cuestión puesto que ambas castas
suponen la cuadratura del círculo: los segundos son decisivos para
encumbrar electoralmente a los primeros. Mientras, quienes pagan las
ineficiencias derivadas del modelo de prácticas corruptas y clientelares, son
todos los demás ciudadanos.
Cabe concluir que siendo ya muy grave la situación, bien haría España en
evitar ulteriores gestas y records en el ámbito de la corrupción. Según los
estudios derivados del Country RepTrak 2016 (Prado, 2016), la corrupción
española aún no es advertida fuera del país en toda su extensión y por tanto no
tiñe todavía de negro la reputación española. En definitiva y tras el cetro
europeo en percepción, la “Marca España” (Tuñón, 2016) debe esmerarse
rigurosamente para evitar el desastre que supondría coronarse Campeona
Olímpica en Corrupción en el Horizonte 2020.
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Bibliografía
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