Autonomía e Indep
Autonomía e Indep
Autonomía e Indep
Introducción
A la etapa de la Argentina Fundacional la ubicamos entre 1800 y 1860. En ésta, la
Argentina surge como Nación independiente y se sientan las bases de la organización del país.
Díaz Araujo en “Aquello que se llamó la Argentina” subdivide esta etapa en cuatro
capítulos:
1° Autonomía
2° Independencia
3° Guerra Civil
4° Constitución
Hoy nos ocuparemos de los dos primeros capítulos dentro de la etapa de la Argentina
Fundacional.
Para iniciar el trabajo les proponemos realizar en grupos dos trabajos prácticos que
posteriormente compartiremos basados en la lectura de dos fragmentos de dos autores mendocinos
Díaz Araujo y Comadrán Ruiz. Esta lectura nos permitirá acercarnos a los motivos o causas que
llevaron a la Revolución en América conocida en nuestro país como Revolución de Mayo.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO
Trabajo práctico n° 1
Leer el texto de Díaz Araujo, E. Aquello que se llamó la Argentina, desde pág. 21 a 26.
1- Sistematizar las causas de la Revolución de mayo en dos grupos: causas jurídicas y causas
político-militares.
2- Determinar cuál es la interpretación del autor respecto de las causas ideológicas.
3- Análisis de fuentes: Hacer un comentario sobre los dos testimonios de Saavedra que aparecen
en el texto.
Trabajo práctico n° 2
1. Analizar el siguiente texto y extraer las ideas esenciales con respecto a:
a. Causas de la Revolución de Mayo
b. Influencia de la composición demográfica del país en la revolución.
c. Causas de la Guerra de independencia
CONCLUSIONES
Breve y sintéticamente diremos, pues:
1°) Que desde principios del S. XVIII, por lo menos, la población blanca en América y también, por
lo tanto, en el Río de la Plata, mostraba un predominio aplastante del elemento criollo sobre el europeo, el
cual, al finalizar el siglo, apenas constituía entre un 2 y un 5% -esto último en las capitales importantes- de
aquella población;
2°) Que la Revolución americana tuvo sus raíces más profundas y extrajo prácticamente todo su
pensamiento -con las necesarias adecuaciones a cada una de las grandes divisiones del Imperio en
América- de las reformas y el pensamiento político e ideológico que se venía produciendo en España desde
Carlos III en adelante, y que se precipitó desde la invasión napoleónica;
3°) Que nuestra Revolución la hicieron los criollos, especialmente los criollos "nuevos” que fueron
sus ideólogos, con el apoyo de no pocos peninsulares que compartían sus ideas y aspiraciones, y que como
los primeros no querían aceptar el poder napoleónico;
4°) Que durante los 4 primeros años de la Revolución, al menos, no puede hablarse de que existiera
en el Río de la Plata la tan mentada “Máscara de Fernando”. El que poquísimos españoles y criollos -como
Bernardo Monteagudo, por ejemplo- lo hicieran desde mediados de 1811, no da carácter de general,
definitiva o verídica a tal afirmación.
5°) Que la guerra que se sucedió a nuestra Revolución, por lo menos hasta el regreso de Fernando VII
al trono, fue una guerra civil ideológico-política entre los bandos de europeos y americanos ambos: con
predominio criollo en los dos, en razón de lo que prueban sin lugar a dudas las cifras de población.
6°) Que por todo ello, hacemos nuestras las palabras del gran maestro y amigo, el Dr. Roberto H.
Marfany, cuando escribe:
“Los historiadores han hecho una división bipartita de los bandos en pugna; clasificándolos en grupos
contrapuestos bajo la denominación de “Patriotas” y “Realistas”, “Criollos” y "Españoles”; división que
contiene una idea errónea, porque no se ajusta a la realidad. Hubo españoles partidarios de la Revolución y
hubo criollos defensores del Virrey, y estas mismas tendencias se manifestaron en la Guerra de la
Independencia... La Clasificación de “Patriotas” y “Realistas”, “Criollos”' y “Españoles”, para resumir en
una fórmula breve las tendencias en pugna, es totalmente inadecuada... Es necesario buscar otra definición
que se ajuste a la realidad. Nos parece más aproximativo, por ejemplo, definirlos como “Autonomistas” y
“Centralistas”; considerando a los primeros defensores del gobierno local autónomo, y a los segundos
partidarios del régimen centralista de España”...
Por último, que todo lo dicho ni invalida ni significa menosprecio alguno del pensamiento y la
acción revolucionarios que, por otra parte, y dadas las circunstancias históricas que se fueron dando en
España y en América, no tendrían finalmente otra salida que la Declaración de la Independencia, como se
hizo el 9 de julio de 1816 fecha más que memorable de nuestra Historia”.
Jorge COMADRÁN RUIZ. Algunas precisiones sobre el proceso de Mayo,
(Buenos Aires y el Interior) - 1808-1812. En: Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, vol. LXIV-LXV, Bs. As., 1991-