Robert Motherwell. Español (1980)
Robert Motherwell. Español (1980)
Robert Motherwell. Español (1980)
Robert Motherwell
1980
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R o B R T M O r H E n W E L L
Fundación Juan March
R O B E R T M O T H E R W E L L
Abril-Mayo, 1980
Robert Motherwell
Versión abreviada y revisada de una entrevista realizada ante el público en la New School for Social
Research en N ueva York, 19 79.
Diamonstein: Ha trabajado Vd. mucho, primero como pintor, luego como escritor, profesor,
conferenciante y periodista; ha desempeñado el papel de portavoz de su propia generación e
incluso del Arte Moderno. Su producción artística va desde obras menores a los grandes
murales. ¿cómo empezó esto? ¿Cómo se convierte en artista fundador de la Escuela de Nueva
York un licenciado en Filosofía, nacido en el Estado de Washington y educado en Californ ia?
Motherwell: Siempre quise pintar. Desde mis tiempos del Kindergarten. Llegué a ganar
una beca cuando tenía nueve o diez años. Pero mi padre era figura destacada del
«establishment» y mis estudios universitarios constituían una necesidad y una transigencia
hasta que pudiera encontrar el mundo de los pintores, allá donde acechara.
Diamonstein: ¿su padre era banquero?
Motherwell: Sí. Y como yo era su único hijo, él no veía con muy buenos ojos mis deseos,
aunque percibiera su sinceridad. Jamás me había movido en un medio artístico, pero
sabía que tenía que existir. Mi problema (aparte de mi aislamiento persona/) era que lo que
buscaba era un medio de arte moderno. Conocía las obras de Cézanne, Matisse y
Kandinsky y Klee. Había seguido la ruta habitual del colegio para pasar luego a la
Universidad de Stanford, es decir, al mundo académico. Una vez obtenido el título, mi
padre me preguntó: «¿Qué va a ser? ¿oerecho, Ciencias Empresariales?>>. Se me heló la
sangre en las venas. Jamás había pensado en el mundo real que me esperaba tras la
graduación, exceptuando la convicción de que había algo más, otra cosa en algún
otro lugar. Acepté ir a la Graduate School of Philosophy de Harvard. (La filosofía es un
tema académico por excelencia; además, las escuelas de arte de las universidades eran,
antes de la Segunda Guerra Mundial, las ciudadelas de la pintura provinciana).
El enfrentamiento con mi padre se resolvió finalmente: yo rechacé la oferta de un trabajo
muy bien remunerado (y ello en plena crisis) y acepté la otra propuesta, es decir, que a
Diamonstein: ¿fue Schapiro quien le introdujo en el círculo de los surrealistas que llegaron
a Estados Unidos?
Motherwe/1: Sí. Aunque comprendía por qué no me gustaba la mayor parte de la pintura
surrealista. El propio Schapiro la había atacado anteriormente (cosa que yo ignoraba
entonces) para defender la abstracción; pero sabía que los surrealistas eran gentes muy
cultivadas, muy <<sofisticadas>>, un grupo internacional que se interesaba por el pensamiento
y estaba dirigido por un -gran poeta, André Breton, y pensó que esta más reciente
encarnación de la tradición parisina constituía un medio apropiado para mí, al ser yo un
pintor, y algo más que un pintor.
Motherwell: Además de Breton, estaban Max Ernst, Maree! Duchamp, André Masson,
Yves Tanguy, Matta, Kurt Seligmann, todos los cuales me trataron con la mayor
generosidad como a un cama'rada, incluso cuando comenzaron a sospechar, según
.evolucionaba mi pintura, que mi visión estaba más próxima a la de sus compañeros de exilio
Fernand Léger y Piet Mondrian. Recuerdo· que, cuando pinté <<Pequeña cárcel española »,
en 1941, Matta me dijo: <<No sé si a Breton le gustará la representación de una bandera»
(/o que ignorábamos ambos entonces era que estábamos ante una de las primeras
muestras de lo que hoy se conoce como pintura de planos de color). Schapiro me había
gestionado unas clases con Seligmann, dos veces a la semana, que me costaban la mitad
de mis ingresos; pero Schapiro probablemente sabía -lo que tenía la mayor importancia-
que los surrealistas constituían un clan parisino muy unido y que con bastante rapidez
iba yo a llegar a conocerlos a todos. Resultó que, especialmente M atta, Max Ernst y
Duchamp, me animaron muchísimo y fueron extremadamente generosos conmigo, bastante
más que mis colegas americanos. El grupo literario «Partisan» se mostró benevolente
aunque más bien sorprendido ante el pintor como literato.
Diamonstein: ¿En qué medida se vió afectado su trabajo por el Surrealismo? ¿Adquirió Vd . alguna
lección fundamental del Surrealismo?
Motherwell: Sí. Y de manera definitiva. Tenía la firme intuición como foráneo de que la
escena de la pintura en Nueva York estaba llena de talento técnico, pero falta de genio
creativo, de manera que sus obras daban la impresión de sufrir un desplazamiento de
origen. Por ejemplo, el enormemente dotado Arshile Gorky había atravesado un período
cezannesco y en los años cuarenta se encontraba en su período «picassiano passé»,
mientras talentos europeos de menor cuantía se expresaban con más autenticidad, por así
decirlo, porque estaban más próximos a las raíces vivas del vanguardismo internacional
(de hecho fue a través de los surrealistas y, sobre todo, de contactos personales con Matta
como despegó Gorki al poco tiempo como un cohete antes de su temprano y angustioso
suicidio). En suma, desde mi óptica, el problema americano estaba en el descubrimiento
de un principio creativo que no fuera un estilo, no estilístico, no una estética impuesta.
Yo encontré ese principio, según creía, en la propia autodefinición del Surrealismo,
<<automatismo psíquico», que para ellos significaba, en la jerga psicoanalítica, la libre
asociación. En el caso de la pintura, el automatismo psíquico por lo general comienza por
expresarse en chafarrinones o garabatos como hacen los niños pequeños, o como hacen
los adultos distraídamente mientras hablan por teléfono o asisten a una interminable
reunión. El garabato no es un estilo sino un proceso, por el que se revela nuestro propio
ser, voluntariamente o _no, en lo cu_a! está precisamente la originalidad, esa carga del
individualismo modernista. La estética viene después, según la sensibilidad del autor y
según sus dotes de transformación plástica. Por ejemplo, Kafka o Picasso o Stravinsky
eran maneras de ser que sólo podían organizarse a través de una formidable maestría
artística. Y la dinámica de alcanzar el preconsciente, aunque igual para todos, difiere de
una a otra persona, en la medida exacta en que una persona difiere de otra. Con un
Diamonstein: Evidentemente, tanto Vd. como los Surrealistas creen en la poesía del subconsciente,
pero ¿no encontraban su pintura de Vd. quizás excesivamente abstracta para ellos?
Diamonstein: Vd. y una docena, más o menos, de otros pintores forman lo que se ha dado en
llamar la «cuña volante» que hizo de Nueva York el centro de la escena del mundo occidental.
¿Puede Vd. decirme algo de aquellos pintores y de aquellos tiempos?
Motherwell: Es difícil de resumir. Tengo una mentalidad contextua/ y sólo podría hacerme
entender si estuviera hablando una hora sobre lo que era Nueva York en los primeros
años cuarenta: extraño combinado de Cale Porter y Stalinismo, inmigrantes y emigrados,
«establishment» y marginados, vitalidad y caos, inocencia y astucia callejera, en suma una
metrópoli ensombrecida por la guerra ... Casi todos mis colegas habían pasado años en
la WPA. Creo que su paga era de unos veintiséis dólares con veintitrés-centavos, -más o
menos. En los.
años treinta,
.
en Nueva York, el Realismo Social tendía a dominar no sólo la
escena del arte sino la WPA, de manera que los pintores vanguardistas, según mis colegas,
recibieron los peores rincones de los estudios, casi nunca se acordaban de eÚ~s para
las grandes obras (paradógicamente, ya que más tarde nos hicimos famosos pintando
grandes murales). Gorki realizó el Aeropuerto de Newark de manera muy inteligente, como
podía haberlo hecho Léger. Tenía la obra una calidad «palpitante» de vida. Un hombre
independiente tiene que tener sentido de la dignidad. El hombre que ansía independencia
no es más que un hombre que tiene sentido de su propia dignidad degradada. El mundo
del arte de Nueva York había hecho todo lo posible por borrar este sentido en los jóvenes
Motherwell: Tuve que inventarlo. Después de morir mi padre, mi madre volvió a casarse,
varios años más tarde; su marido tenía una hija casada con un conocídisimo marchante
de California, Frank Perls. Se interesó por lo que hacíamos mis amigos y yo y decidió
presentar una exposición en su galería de Beverly Hills. Me pidió a mí, que apenas le
conocía, que escribiera la introducción del catálogo de la exposición que él había elegido.
Lo titulé «La Escuela de Nueva York>>. Creo recordar que era en 1950. Había elegido
algunos artistas que no eran rigurosamente Expresionistas Abstractos, de manera que
tuve que buscar una denominación que sirviera para todos: el término geográfico servía.
Diamonste in: En 1948 inició Vd. una serie que más tarde fue conocida como Elegía a la República
Española. ¿Por qué ha pintado Vd. esa imagen, ya tan familiar, más de cien veces? Representa
pos iblemente sólo un cinco por ciento de su obra, pero son muchos los que consideran esa
imagen como el meollo de la obra de Vd. ¿Es que la familiaridad de la imagen acentúa su
efectividad? ¿Podría Vd. explicarnos la génesis de la obra?
Motherwell: Como metáfora, hay que considerar que, en esa imagen precisámente acuñé
(en el sentido Junguiano del término) una imagen arquetípica. Hay bastante gente a la
que no le gusta el arte abstracto y en quienes sin embargo, esta imagen causa impacto.
Por ello, la imagen por definición tiene algo que va más allá o sobrepasa el arte; no sabría
decir qué es exactamente. Hay quien le atribuye carácter sexual, pero yo no lo creo.
En una ocasión realicé deliberadamente una imagen más abiertamente fálica, y no cambió
en absoluto la respuesta. S u sentido específico no depende principalmente de la sexualidad,
de eso estoy seguro. La imagen está vinculada en sentimientos -es un equivalente
visual- al <<Llanto por Ignacio Sánchez Mejías>>, de García Larca, y esa era su intención.
La fuerza del poema de Larca y su resonancia tienen dimensión muy superior' a la muerte
de un torero, pero quizás no superior a la muerte de España. Yo sentía profundamente el
término < <elegía>>del título. Te nía 21 años en 1936, cuando comenzó la Guerra Civil
Española. Y me fascina el «Negro español>> al que se refiere Rafael Alberti y que ilustré años
más tarde en un «livre de peintre>>, <<A la Pintura>>, dedicado a su poema. La Guerra Civil
Diamonstein: Sus colores -el negro, el blanco, el ocre-, ¿comportan referencias simból icas
también? ¿Hay algún vocabulario que vaya con todos sus colores, como por ejemplo es el · caso
del azul en los collages Gauloises?
Motherwe/1: En cierta manera los años del pasado del artista se mantienen intactos, pero
en especial, como sabe todo el mundo, las impresiones de la infancia (y creo que en el
caso del pintor también las impresiones de la pubertad y la adolescencia) son cruciales.
Nadie, a excepción de Dore Ashton, en un catálogo de una exposición celebrada en
Méjico -presenté una gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de la
ciudad de Méjico hace varios años; el catálogo se publicó solamente en español- nadie
como ella ha apuntado el carácter fundamental del hecho de que mi niñez y mi
adolescencia transcurrieran principalmente en la California de antes de la guerra. Mi padre
tenía unas viñas en el Napa Va/ley. Crecí en un paisaje nada opuesto a la Provenza,
o a la meseta central española, o partes de Italia y de la cuenca del Mediterráneo.
En esos paisajes, los colores son locales, intensos y claros, los perfiles son nítidos, las
sombras son negras. Es el reverso de la luz atmosférica del norte. Rembrandt en Roma es
inconcebible, tanto como Piero del/a Francesca es inconcebible en Amsterdam. Las
colinas de California tienen un tono ocre durante la mitad del año.
Mi llamada francofilia o mediterraneofilia no es un gusto adquirido, sino la aceptación de
Diamonstein: Ha reconocido Vd. que el collage representa el aspecto más lírico, más placentero
de su trabajo. ¿cómo se interesó Vd. primeramente por el collage? ¿cuándo empezó?
Motherwell: De la manera más banal, más práctica que pueda Vd. imaginar. Mi primer
marchante fue Peggy Guggenheim, que en realidad no era marchante. Tenía un
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Motherwell: Creo que durante mucho tiempo fuí el único, o casi el único artista americano
que no dedicándose exclusivamente al collage, lo tomaba muy en serio. El collage
prácticamente desapareció en los años cuarenta y primeros cincuenta, aunque en los
Motherwell: Sí. Tiene Vd. que comprender que cuando escribí aquella crítica la mayoría de
la gente, incluso gente con grandes conocimientos, opinaba que aquello nada tenía que
ver con la pintura. Según recuerdo, dije que, «a juicio mío, representaba una de las pocas
posibilidades auténticas de mi generación de hacer una afirmación artística definitiva».
Diamonstein: ¿Cómo describiría Vd. el arte abstracto? ¿Tiene para Vd. hoy el mismo sentido
que tenía al principio?
Diamonstein: Ha dicho Vd.: <<Me apenan los jóvenes artistas de hoy. El territorio del arte moderno
ha sido en gran parte conquistado, apenas queda territorio por descubrir>•. Y luego añadió:
<<Al completarse la tarea de la pintura moderna, los artistas más jóvenes se ven reducidos, por
haber llegado tarde históricamente, a la adición de pies de páginas y anotaciones de gran
refinamiento, en lugar de capítulos completos, a la historia del arte moderno». ¿Qué va a hacer
el joven pintor? ¿Tirar los pinceles y la pintura?
Motherwell: Permítame que amplíe un poco lo que dice Vd. Suena arrogante, o como si
fuera yo un viejo -que sí que lo soy- poco comprensivo con los jóvenes -que no soy.
Motherwell: No, no, efectivamente lo he dicho, pero me espanta aburrir a la gente, y con
frecuencia sintetizo demasiado lo que quiero decir.
Es evidente que la primera generación de un territorio virgen tiene más áreas que
conquistar, en este caso, el modernismo. La segunda generación sigue teniendo mucho
Diamonstein: No ha estado Vd. interesado únicamente en la caligrafía durante toda su vida, sino
evidentemente también en la palabra. Las obras de muchos poetas han inspirado o influído
algunas de sus obras de Vd.
Motherwe/1: Los poetas, que después de todo eran las gentes de la palabra, fueron
capaces de formular lo que significaba el vanguardismo mucho mejor que, hasta aquella
época de los cuarenta (por lo menos en cuanto se refiere a lo que había disponible en
inglés) , habían podido hacerlo los pintores. Aunque probablemente el primer manifiesto de
arte moderno fuera el de un americano, Edgar Allan Poe; y el segundo el del poeta francés
que se enamoró de Poe, es decir Baudelaire. Poe tuvo la inmensa suerte de que su
prosa fuera traducida por Baudelaire, uno de los grandes poetas del siglo diecinueve, y su
poesía traducida por Mal/armé, también uno de los grandes poetas del diecinueve, de
manera que en francés Poe parece, y quizás lo sea -si realmente es tan crucial la palabra
por sí, y yo creo que lo es- superior a Poe en inglés. Es difícil juzgar, ya que a los
franceses les encanta lo exótico. Y ¿qué podía resultar más exótico que un genio
americano de principios del siglo diecinueve?
Motherwe/1: Era una responsabilidad social y una manera de lograr nuestra supervivencia,
pero para mí fue tan grande obstáculo que durante algún tiempo dejé de escribir...
Alfred Barr lo sospechaba y se mostró decepcionado cuando confirmé sus sospechas.
La tradición anglosajona e incluso la tradición francesa, es que los pintores son artesanos,
y que hay cierta presunción en el pintor que se dedica a la literatura; aunque la verdad
es que jamás conocí a un pintor de primera que no fuera de gran inteligencia y
extremadamente polifacético a su manera. El inglés de la Reina no es el único. No importa
si escribe un ensayo sobre Coleridge o si intenta hacerlo. Es capaz de comunicarse.
Realmente, los pintores son los más gregarios de los artistas.
Recuerdo una noche hace años en casa de un poeta (Stanley Kunitz). Estaban presentes
cuatro poetas galardonados con el Pulitzer; era yo el único pintor. Hablaba con las
señoras después de la cena mientras los cuatro poetas discutían apasionada,
vehementemente, al otro extremo del salón. Por último, yo, macho chauvinista, poco
cortés, me levanté diciendo: «Esto suena muy interesante, tengo que enterarme de lo que
pasa>> y dejando a las señoras me fuí con los poetas. Robert Lowe/1 era uno de ellos.
Robert Penn Warren otio. Y Meredith y Kunitz. Todos habían admitido que Robert Lowe/1
era el número uno.
Motherwe/1: Exactamente. Pues bien, los pintores tienen sus rivalidades y sus celos, pero
fundamentalmente los pintores son «voyeurs>> y gentes de café con actitudes de «vivir y
dejar vivir a los demás>>. Posiblemente sea yo un ingenuo. Mi mujer -mi mujer europea,
Renate- me mira a veces y me dice: «¿Sabes por qué te quiero?>> Y yo preguntó: «¿por
qué?>> Ella responde: <<Por lo inocentón que eres>>. (Risa).
Diamonstein: Es Vd. el espíritu de varios pintores cuyos fantasmas flotan en sus .lienzos, y
pienso ahora en Picasso, en Matisse, en Rothko y posiblemente incluso en Miró. Si esto es así,
-¿a la obra de qué artistas responde Vd. más intensamente?
Motherwe/1: Rothko como influencia, no. De otro modo sí, en cierta medida, pero más que
a la obra de nadie a la de Piero del/a Francesca. En segundo lugar, Gaya. Y muchos más.
Me encanta pintar, pero hay algo más que es necesario explicar. Por ejemplo, considero
a Van Eyck un pintor milagroso. Pero lo único que puedo hacer es quedarme parado
admirando.
Para un pintor de mi mentalidad es imposible otra cosa con esa clase de pintura; lo
mismo me ocurre con la de Vermeer, y con la de Velázquez. Siempre he pensado
(sin fundamento de hecho, aunque he enseñado mucho y he conocido a algunos de los
grandes artistas de este siglo) que posiblemente haya, digamos genéricamente,
seis familias de mentalidad pictórica, y que en cualquier momento histórico determinado,
la cultura artística necesita de una familia más que de la otra, y por
Diamonstein: Adopta Vd. una actitud cuidadosamente articulada respecto al color, y supongo que
sentirá una fuerte aversión hacia algunos colores.
Motherwell: No aguanto los colores sintéticos. ¿sabe Vd.?, me gustan los colores de la
tierra, el azul ultramarino, los rojos de cadmio, los amarillos, pero los colores artificiales de
tintes de anilina y los actuales psicodélicos los considero ofensivos. Los colores del
campesino son perfectos, los colores del consumo contemporáneo -los colores
industriales- son horrendos en sí mismos. No obstante, si se organiza debidamente,
cualquier color individual puede cantar.
Diamonstein: Considera Vd. cada obra individual como un elemento de la obra de una vida.
Hay casi doscientos cuadros en la serie «Open», más de ciento cuarenta -a pesar de que
confiesa Vd. que se confunde de cuando en cuando con sus números- en la serie de la Elegía.
¿Qué pasa si hay más en la serie de las Grutas y están ahí?
..
Motherwell: Pues sí. Seguro que los habrá. El dilema principal es lo que Kierkegaard
llama la desesperación de la estética. Si hay miles de ideas bellas, ¿cómo elegir una
entre tantas? Todo lo que espero (si por fin dejo de fumar) es vivir lo suficiente para poder
desarrollar algunas de estas imágenes mucho más aún. La razón por la que he hecho
tantas obras que se puedan clasificar como series -detesto la llamada «serial painting»-
es simplemente porque creo que jamás he llegado a resolverlas plenamente. Siguen
siendo un reto permanente. El día que consiga producir una Elegía que de verdad me
satisfaga, es posible que abandone mi insistencia. Pero -sí se me permite citar un nombre
sagrado- Cézanne no estaba interesado en la montaña, sino en bajar Mont Ste. Victoire
exactamente como quería. Lo atacó una y otra vez hasta que le falló el corazón, y es en
este sentido en el que ataco una imagen una y otra vez, no para producir material por
varas. Los misterios del negro son ínexcrutables, y más son los del espíritu humano,
del cual la pintura no es más que un indicio visual.
Motherwell: Hice muchos bocetos, de distintos tipos de imágenes, pero por último me
decidí por una elegía, pero una elegía distinta de las otras, menos trágica en su concepto,
llamada la «Elegía de la Reconciliación». La pintura va a tener treinta y un pies de ancho
de manera que es realmente monumental. Lo que estoy intentando hacer es lo que creo
que el Expresionismo abstracto ha intentado hacer siempre, hacer una obra, gigantesca
como ésta, como gesto espontáneo del espíritu, como si se hubiera hecho en un momento ·
de apasionamiento. Los problemas técnicos, de energía y demás que lleva consigo la
espontaneidad a gran escala son increíbles. Pero si logro lo que pretendo ... O diciéndolo
de otro modo, ¿qué otra cosa podría hacer sino tratar, dado el emplazamiento monumental
y el tamaño, intentar hacer lo mejor -y posiblemente caerme de bruces- para expresar
mi manifiesto final de lo que a mi entender buscaba mi generación, cada uno a su manera?
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1915
Nace en Aberdeen, Washington, el 24 de enero.
1926
Es admitido en el Otis Art lnstitute de los Angeles, a los once años de edad .
1932
Durante algún tiempo estudia pintura en la California School of Fine Arts, en San Francisco.
Ingresa en la Universidad de Stanford, en California.
Escribe su tesis de fin de carrera sobre la teoría psicoanalítica de Eugene O'Neill, tema que le interesará
durante toda su vida.
1935
Primer viaje a Europa.
Inicia estudios de Literatura francesa, de Baudelaire a Gide, Proust, y la <<Nouvelle Revue Franc;;aise''·
1937
Obtiene el doctorado de Filosofía por la Universidad de Stanford.
1939
Primera Exposición monográfica, en la Galería Raymond Duncan, en París.
1940
Ingresa en el Departamento de Historia de Arte y Arqueología en la Universidad de Columb ia, Nueva York. Como
estudiante graduado, trabaja con el profesor Meyer Schapiro, quien le presenta a algunos pintores surrealistas
exiliados en Nueva York, y le anima a dedicarse a la pintura con preferencia sobre la erudición.
1941
Durante algún tiempo estudia el arte del grabado con Kurt Seligmann.
Se relaciona con la mayoría de los artistas europeos y surrealistas exiliados, con los que se identifica profundamente.
En Méjico realiza su primer cuadro a base de franjas: <<Cárcel española>>.
Vuelve a Nueva York en diciembre, tras haber abandonado definitivamente la Universidad para dedicarse a la pintu ra.
1942
Se instala en Nueva York, que se convertirá en su residencia principal durante los próximos veintiocho años.
Matta le presenta a su primer colega americano, William Baziotes; a través .de él conoce a Jackson Pollock
y Willem de Kooning, y a través de Pollock a Hans Hofmann.
1944
Empieza a editar <<The Documents of Modern Art>>, sene de publicaciones ilustradas sobre los escritos de
artistas del siglo XX.
1945
Durante un mes, estudia el arte del grabado con Stanley William Hayter en el <<Atelier 17>> .
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1949
Pinta «El viaJe » y «Granada», pnmer lienzo de la sene <<Elegía a la República española», durante diciembre
de 1948 y enero de 1949.
1955
Trabaja en sus cuadros <<Je t'aime», sene en la que la caligrafía juega un papel importante como elemento
de composición .
1958
Ve ranea en España y Francia, donde inicia la serie de cuadros titulada <<Iberia•• y obras afines.
Exposiciones: <<La nueva Pintura Americana», Museo de Arte Moderno, Nueva York, entre 1958 y 59; exhibe
estos cuadros en Basilea, Milán, ·Madrid, Berlín, Amsterdam, Bruselas, París y Londres.
1964
Pinta cinco murales: ••En verde y ultramarino», ••A frica», ••A frica n. 0 2••, y ••Elegía a la República Española n. 0 100••
(en esta última serie continúa su obra durante la década siguiente; en 1976 destruye ••En verde y ultramarino••).
1970
Conferencias sobre ••Naturaleza de la Abstracción•• en el Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
En febrero y marzo trabaja en los Estudios Kelpra de Londres, en ediciones en serigrafía, por encargo de la
Marlborough-Gerson Gallery, lnc. En estas fechas muere su amigo Mark Rothko.
Conferencias en la Yale University Art Gallery; en el High Museum of Art, Atlanta; en el Instituto de Arte de
Detroit y en la Art Gallery de Ontario, Toronto. ,.
1971
Después de tres años de trabajo intenso, ilustra en aguatinta el volumen de poemas de Rafael Alberti ••A la Pintura••.
Se publican los dos primeros volúmenes de la serie ••The Documents of 20th-Century Art••: ••My Galleries and
Painters•• de Daniel Henry Kahnweiller, y ••Dialogues with Marcel Duchamp••, de Pierre Cabanne, ambos libros
prologados por Motherwell.
1972
Exposiciones: ••A la pintura, por Robert Motherwell: Génesis de un libro••, Metropolitan Museum of Art, Nueva
York; Museo de Arte de la Universidad de lowa; Galería Frendrick, Washington, D. C.
1973
Nombrado Doctor Honoris Causa del Bard College, Annandale-on-Hudson, Nueva York.
Asesor de la John Simon Guggenheim Foundation.
1974
Contribuye a la expos1c1on ••Emergencia en Chile••. Exposiciones: Albright Knox Art Gallery, Buffalo, Galería
Tibor de Nagy, Houston.
1975
Le encargan la realización de una edición limitada de litografías de la Exposición de cuadros del Hermitage,
prestados por la URSS al Knoedler Contemporary Art, de Nueva York.
En Provinceton pinta ••The Spanish Death •• (La muerte española).
Participa en el coloquio ••Arte en los años 60••, Bard College, Annandale-on-Hudson, Nueva York (con Barbara
Rose, Eugene Goosen y Walter Darby Bannard).
1976
Comienza el año realizando su obra monumental ••Ancestral Presence•• (Presencia Ancestral).
Inicia el proyecto de un mural por encargo del Museo de Arte Moderno y Galería Nacional de Washington D. C.,
para la pared principal del nuevo edificio de l. M. Pei, de la National Gallery.
1978
Exposición en Londres, Royal Academy of Arts.
1980
Exposiciones retrospectivas en el Centre Cultural de la Cai·xa de Barcelona y en la Fundación Juan March
de Madrid.
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Fundación Juan March
Relación de obras
5. El viaje diez años después, 1961 17. Estudio en rojo fenicio, 1977
acrílico sobre tela acrílico y carboncillo sobre tela
175 x 534 cm. 218 x 487 cm.
11. Abierto estival con azul mediterráneo, 1974 23. Elegía a la República Española n. o 160, 1979
acrílico sobre tela acrílico sobre tela
122 x 274 cm. 127 x 203 cm.
Francis Bacon,
con textos de Antonio Bonet Correa, 1978.
Bauhaus, 1978.