Hildegard de Bingen Camino Hacia La Salvación Tesis
Hildegard de Bingen Camino Hacia La Salvación Tesis
Hildegard de Bingen Camino Hacia La Salvación Tesis
Universidad de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Escuela de Postgrado
Departamento de Literatura
-2006-
2
INTRODUCCIÓN
En sus escritos autobiográficos afirma que esta negación de sus dones le provocaba
fuertes dolores y enfermedades, que la inmovilizaban y que ello debía
comprenderse como una señal, para ella y los hombres, de que como profeta había
recibido una orden de Dios que no podía desobedecer ni desatender.
“Transcurrieron muchos años en los que Hildegard perseveró en el santo propósito
de complacer a Dios, y llegó el tiempo en que su vida y sabiduría habrían de
manifestarse para la salvación de muchos. La voz de Dios le instaba a que se
detuviera a escribir lo que hubiera visto u oído. Ella lo retrasaba por vergüenza
femenina, temiendo además no sólo la jactancia del vulgo sino los juicios
temerarios de los hombres. Pero un violento aguijón la obligó a no dudar más
en descubrir los secretos revelados del cielo. Y así, cuando en una ocasión yaciera
1
Vita Sanctae Hildegardis Virginis. Versión Castellana: Vida y Visiones de Hildegard von Bingen.
Cirlot, Victoria. (ed) Madrid: Siruela, 1997, pp. 35-100, (p. 41).
5
debido a una larga enfermedad, confesó con miedo y humildad la causa de aquel
castigo, primero al monje que había sido propuesto como su maestro, y a través de
él al abad.” 2
Decide entonces, entre los años 1146 y 1147 escribirle y pedir consejo a San
Bernardo de Claraval, quien la alienta a escribir sus visiones. En una carta enviada
al abad le señala su angustia, provocada por el temor de su condición, no sólo de
visionaria, sino de mujer y porque sabe que debe tomar una decisión:
En esta carta Hildegard expresa que ha sido instruida y conducida por Dios, por
tanto debe estar cierta de su condición, sin embargo ella teme a la respuesta de los
hombres y pide consejo al abad, dedicando en su carta líneas hermosas a resaltar
las cualidades que ella aprecia y admira en el sacerdote, pues sabe que serán estas
líneas las que inciten a Bernardo para confirmar el don y la misión que le ha sido
encomendada a la religiosa.
2
Cirlot, op.cit., p. 42.
3
Es una expresión utilizada frecuentemente por Hildegard, tal vez, como recurso para representar su
fragilidad y así intensificar su misión como elegida de Dios.
4
Hildegard a Bernardo de Claraval. Carta 1, 1146-1147. En: The Letters of Hildegard of Bingen,
New York, Oxford: University Press, 1994, p. 27. (Nuestra traducción)
6
Con estas palabras la religiosa le pide a Bernardo de Claraval que sea como un
padre, que la proteja y la guíe. Hábilmente lo exhorta a que le brinde su apoyo
como hombre santo y valeroso, que no se amedrenta. Finalmente, con su retórica,
podemos decir que Hildegard se “apodera de él”, y se sitúa en su alma. Ahora ella
y sus visiones dependen del sacerdote. La respuesta de Bernardo de Claraval será
llamarla a que dé fe de este don y gracia que le ha sido conferido y que lo haga con
humildad y devoción, pues Dios elige a los humildes y rechaza a los soberbios.
Hildegard comienza e escribir, gracias a la aprobación del Papa Eugenio III: “En
1146 el Papa Eugenio oyó hablar por primera vez de sus revelaciones. Hildegard
escribió a Bernardo de Claraval, director de los Cistercienses, y éste aconsejó al
Papa que la nombrara profetisa. En 1148, un grupo de clérigos, reunidos bajo los
auspicios del papa, confirmó que Dios era el origen de sus visiones y que poseía el
don de la profecía. Los eruditos leyeron Scivias.”6 Hildegard dicta sus visiones a
su secretario, el monje Volmar, quien no intentó imponerle sus conocimientos, sino
que en una muestra de bondad y humildad supo escucharla y ser fiel a sus dictados,
componiendo a lo largo de diez años la obra que reunirá estas visiones y que se
titulará Scivias, conoce los caminos de Dios. “El Scivias consta de tres libros; el
primero describe seis visiones, seguidas de su correspondiente comentario, el
segundo, siete, y el tercero, trece. La última de estas visiones finaliza con una
especie de pieza teatral, o casi más bien una ópera, en la que las virtudes,
personificadas, sufren los ataques del demonio, un tema que Hildegarda tratará
también en una obra totalmente musical llamada Ordo Virtutum.” 7
5
Cirlot, op. cit., p. 124.
6
Anderson, Bonnie y Zinsser Judith. Historia de las Mujeres: Una historia Propia. Barcelona: Ed.
Crítica, 2000, p. 215.
7
Pernoud, Régine, Hildegard de Bingen. Una conciencia inspirada del siglo XII. Buenos Aires:
Paidós, 1998, p. 35.
7
Por otra parte, el amor divino, entendido como caridad, será fundamental en su
obra, puesto que en su pensamiento Dios contempló desde siempre en su plan la
salvación de los hombres. Cristo se hace hombre y muere para lograr la redención
de los hombres. Su sangre será la prueba de su humanidad y, a través de ella se
sella el pacto con los hombres. El amor humano entre el hombre y la mujer es,
asimismo, imagen del amor de Dios.
8
En la escritura de Hildegard debemos señalar que se nos presenta una visión que
podemos caracterizar como “femenina” de representar la realidad y que se plasma
en una búsqueda mística del encuentro con Dios, (es decir, de la unión espiritual y
amorosa con el Creador); lo “femenino” representa la humanidad. Dios se hace
hombre mediante una mujer, por lo tanto, todo lo que tiene de humano, es gracias a
María, figura que a su vez representa la humildad y la obediencia por excelencia.
María, por tanto, le transfiere este don de obediencia y humildad a su Hijo. De
alguna manera, la visionaria parece superar las imágenes masculinas de Dios y de
los valores tradicionales atribuidos al hombre y a la mujer, sin embargo, debe
desarrollar esta concepción de lo femenino de manera tal que no provoque
conflicto con los planteamientos clericales y el pensamiento dogmático de la
Iglesia.
8
Newman, Bárbara. Sister of Wisdom.”The Femenine Divine”. Los Ángeles, Berkeley: University
of California Press, 1997.
9
PLANTEAMIENTO DE LA HIPOTESIS
9
Dinzelbacher; Peter: Mittelalterliche Visionsliteratur. Eine Anthologie, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft; Darmstadt 1989, p.27. En su antología de textos visionarios Dinzelbacher afirma
que la grandiosa Historia simbólica de la Salvación propuesta por Hildegard fue única, no sólo por
su contenido tan variado y bien construido, sino por su inspiración, es decir, por su rechazo del
sueño y del éxtasis como condición para el acceso a la visión.
Cf. también Dinzelbacher; Peter: Vision und Visionsliteratur im Mittelalter ;Monographie zur
Geschichte des Mittelalters 23, Stuttgart 1981, (cf. pp.5.18 y ss.106) En este libro , el mismo autor
había afirmado que las visiones de Hildegard constituyen una excepción por no estar insertas en el
contexto específico del sueño o del éxtasis, pero pueden ser interpretadas como una teología hecha
imágenes. (Citado por Góngora, María Eugenia. En: “Escritura e imagen visionaria en el Liber
Divinorum Operum de Hildegard de Bingen”, Teología y Vida, Vol. XLVI, 2005, p.376.)
10
Hildegard se define así misma como una pluma en las manos de Dios. Ella viaja y
es transportada por Dios, quien escribe y comunica mediante ella su plan de
salvación para los hombres, establecido desde el origen de los tiempos. La
Salvación implica encontrar los significados que contiene la Sagrada Escritura, pero
que también se encuentran en el Universo, en la Naturaleza, en la condición
Espiritual y trascendente del hombre.
10
Cirlot, op.cit., pp. 48-49.
11
sabiduría que deben alcanzar las acciones y las ideas de los hombres para lograr la
salvación. Un lugar destacado ocupará su obra Symphonia Armonie Celestium
Revelationum, título de un grupo de composiciones cuyo título nos indica la idea
de la música armoniosa, mediante la cual, según el pensamiento de Hildegard,
podemos recobrar las bellezas originales del paraíso. Con el mismo propósito serán
citados pasajes de sus Cartas. Joan Ferrante señala, al referirse a la correspondencia
que sostuvo con numerosas personas, algunos de ellos importantes figuras políticas
y religiosas de la época, que ella era buscada y solicitada en consejo debido a la
imagen de profeta que se le otorgaba.11 Todas sus visiones y sus escritos, al igual
que sus discursos y sus enseñanzas tendrán el mismo sello, mostrar y demostrar al
hombre cuales son sus errores, sus culpas, sus pecados y qué debe hacer para
expiarlos: vivir en armonía y conducirse a la vida eterna.
Petroff; Elizabeth Alvilda: Medieval Women’s Visionary Literatura. New York: Oxford
11
Hildegard escribe que desde su infancia tuvo visiones, como aquella en la que
describe a su nodriza al ternero que aún no ha sido parido; tenía entonces
unos cinco años de edad, pero su experiencia visionaria, afirma ella misma, había
12
Cirlot, op. cit., p. 40.
13
Sin embargo, ella afirma que este don de la visión existe en ella incluso antes de
nacer:
“En una visión grabada por Dios [mi] Hacedor en mi alma, antes
que yo naciese, [...]”.14
13
En: Pernoud, op. cit., p.16.
14
Carta 23, a los prelados de Mainz 1178- 1179, p.73. En: The Letters of Hildegard of Bingen, op.
cit.,1994, p. 76.
15
En: Fraboschi, Azucena. Hildegard de Bingen. La extraordinaria vida de una mujer
extraordinaria. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, 2004, p. 47.
14
Cuando Hildegard cumplió los ocho años fue entregada a Jutta de Spanheim16 (hija
del conde de Spanheim) para que la educara, Jutta estaba reclusa desde 1112 en un
monasterio dúplice, es decir, que en el convivían dos comunidades distintas, una
femenina y otra masculina, de manera separada: “Desde los siglos VII al X,
fundadoras y abadesas privilegiadas asumieron poderes normalmente reservados a
obispos, abades y al clero ordenado. Muchas de estas comunidades eran
instituciones contiguas para mujeres y hombres, que los historiadores han
denominado “monasterios dobles”. En ocasiones, las mujeres gobernaban estas
comunidades. Como abadesa, una mujer ejercía tanto el poder religioso como el
secular”.17 Este poder de las abadesas al interior de los conventos llegaría a su fin
a partir del siglo XI, cuando papas y obispos exigen de las religiosas y abadesas
obediencia absoluta. El poder nuevamente vuelve a centralizarse y las religiosas son
presa del poder masculino de la Iglesia. Jutta, magistra de una de estas
comunidades, era mayor que Hildegard por sólo seis años.
En el monasterio de Disibodenberg Hildegard aprendió a leer y a cantar los salmos
en latín, pero continuamente su instrucción se veía detenida debido a las constantes
enfermedades que la obligaban a permanecer en reposo. “Desde la misma infancia
padeció de un modo constante dolorosas enfermedades,... Mientras languidecía el
cuerpo, crecía y crecía de un modo asombroso el ardor de su espíritu.” 18
16
Jutta von Spanheim fue maestra de Hildegard, es quien le enseña los salmos y el salterio. A su
protección fue entregada a los ocho años cuando fue dada a la orden de clausura en un pequeño
monasterio de las religiosas, por sus padres.
17
Anderson y Zinsser, op. cit., 2000, p. 209-210.
18
Cirlot, op. cit., p. 41
15
El hecho de ser elegida magistra nos confirma que Hildegard debió poseer ciertos
conocimientos, y no menores, pues recordemos que el monasterio de
Disibodenberg contaba con una importante biblioteca y el aprecio y valoración que
existía en su entorno por el conocimiento era muy elevado. Las religiosas poseían
ciertos estudios básicos, más aún si provenían de una familia noble. Por lo tanto, el
hecho de que Hildegard se definiera como una mujer iletrada o inculta responde
más que nada a que no recibió una instrucción propiamente escolástica. Anderson
y Zinsser señalan al respecto: “De todas las abadesas de estos siglos, Hildegard de
Bingen, fundadora del convento de Rupertsberg, por su saber y su autoridad, fue
quien más plenamente desarrolló el poder que se ofrecía a las mujeres de la
Iglesia. Hildegarda fue única entre las mujeres y los hombres de los centros
monásticos de cultura, tanto por la extensión de su saber (que abarcaba ciencia,
música y teología) como por el reconocimiento del que gozó en vida. Papas y
emperadores aceptaron sus tratados científicos. Papas y emperadores la creyeron
una profetisa, una mujer que inspirada por la revelación divina, la registraba e
inspiraba para sus coetáneos, como lo hicieron Débora e Isaías para los antiguos
hebreos.”20 Hildegard va a insistir en su ignorancia, puesto que desea resaltar que
todo lo que dice y sabe, proviene de Dios. Al respecto Elizabeth Petroff señala:
“Aunque su conocimiento provenía de lo místico, es obvio que estaba familiarizada
con las escrituras, la ciencia natural, la literatura clásica latina o la filosofía
Neoplatónica.”21 Se piensa que fue su secretario Volmar quien la instruyó en
gramática latina y quien también –posiblemente- le enseñara a escribir. 22
19
Guiberto de Gembloux a Bovo, carta 38, años 1177-1180, p. 375. En: The Letters of Hildegard
of Bingen, 1994- 1998. Citado por Azucena Fraboschi, op.cit., p. 65.
20
Anderson y Zinsser, op. cit., p. 214.
21
Petroff, op. cit., p.139. (Nuestra traducción)
22
En: Fraboschi, op. cit., p. 45.
16
23
En: Fraboschi, op. cit., p. 59.
24
Ibídem
25
Pernoud, op. cit., p. 29.
17
26
Deploige, Jeroen. “Hildegard de Bingen y su libro Scivias .Ideología y Conocimientos de una
Religiosa del Siglo XII.” En: Revista Chilena de Literatura Nº 55, 1999, pp. 85- 100, (p.85).
18
sus enfermedades. Los títulos de sus obras son: Scivias; Liber Divinorum operum
simplicis hominis; Liber vitae meritorum; Symphonia harmoniae caelestium
revelationum; Ordo virtutum; Explanatio regulae Sancti Benedicti; Vita Sancti
Disibodi; Explanatio symboli Sancti Athanasii; Liber subtilitatum diversarum;
además, los libros de medicina que ya hemos mencionad: Liber simplicis medicinae
(Physica) y Liber compositae medicinae (Causae et curae); esta última obra es
posiblemente una compilación de sus escritos sobre medicina.
ti, que has recibido verdadera y admirable ciencia no del hombre sino
del sumo Maestro”. 27
Esta carta es importante, pues en ella queda patente la diferencia que existía para
los hombres de aquella época entre el conocimiento que emana de los hombres y la
sabiduría que proviene de Dios, que es la verdadera y a la que todos debemos
aspirar; y que es la que posee Hildegard. Como afirma Peter Dronke, “A partir de
1147, Hildegard, reforzada en su función de profetisa, recibió abundantes
peticiones de consejo, y lo prestó voluntariamente en numerosas ocasiones a los
dirigentes religiosos y laicos de su época. Entre sus corresponsales figuran tres
papas, monarcas, así como una multitud de dignatarios menores. Realiza viajes de
predicación, en las que pronuncia sermones ante monjes en conventos, ante
obispos y clérigos en sínodos, además de ante laicos en ciudades, y pronuncia
también exorcismos.” 28
Además de ser consultada sobre variados temas, (que van desde la dirección
espiritual, problemas o dudas de corte religioso, ético o metafísico hasta cómo
solucionar enfermedades físicas), practicó exorcismos y curaciones a los cientos de
peregrinos que la visitan. Realizó asimismo viajes de peregrinación y predicó a
diferentes lugares: Franconia, Lorena, Suabia.
27
Carta 170, de algunos sacerdotes, antes de 1153 En: The Letters of Hildegard of Bingen, op. cit.,
p. 126. (Nuestra Traducción)
28
Dronke, Peter. Mujeres escritoras en la Edad Media. Barcelona: Ed. Crítica Grijalbo Mondadori,
1995, p. 207.
20
CONTEXTO HISTÓRICO
Como ya hemos mencionado, Hildegard nació a fines del siglo XI, mientras se
desarrollaba la Primera Cruzada, y murió en 1179.
El siglo XII, en el que transcurre casi toda su vida se caracterizó por el desarrollo
de grandes acontecimientos políticos; se lleva a cabo la Segunda Cruzada, inspirada
por el monje Bernardo de Claraval, y la Tercera Cruzada organizada por los Papas
Gregorio VIII y Clemente III. Cabe destacar, por otra parte, la importancia de
Federico Barbarroja, debido a sus conflictos con el Papado y también por su
relación con el monasterio de Rupertsberg y con su fundadora.
Durante este siglo, al mismo tiempo que se luchaba por reconquistar Jerusalén, se
produjo un contacto intelectual más fluido y creciente con la cultura islámica,
dominante en España y Sicilia, lo que influenció el arte, la arquitectura, la religión,
la política y la economía europeas. Unos a otros se suceden los cambios generados
y marcados por la guerra emprendida contra los musulmanes, quienes desplegaban
una cultura llena de matices y rica en lo religioso y artístico. Todos estos cambios
también provocaron profundos procesos al interior de la Iglesia Católica, que
culminaron en grandes transformaciones espirituales. Ya en el mismo siglo XII
aparece con fuerza el movimiento cátaro, y ha culminado, por otra parte, el cisma
de la Iglesia de Oriente, producido en el siglo anterior.
21
En el aspecto político y religioso, cabe destacar que durante el siglo XII la única
institución europea con carácter universal fue la Iglesia, pero incluso en ella se
había producido una fragmentación de la autoridad. El caso más importante de
ruptura y división fue probablemente el del ya mencionado “catarismo”,
movimiento religioso y social que marcó su impronta en el sur de Francia y en la
región del Rhin; los cátaros o albigenses practicaban el cristianismo más estricto,
abogaban por el respeto a todos los seres humanos puesto que consideraban que
todos son buenos y simples ángeles caídos, vivían austeramente y se convirtieron
en un movimiento disidente y por ello perseguidos, lo que culminó con la quema de
un gran número de adherentes al catarismo en la ciudad de Albi, entre otras
poblaciones y castillos de la Provenza. Como sabemos, la prédica contra el
catarismo constituyó una preocupación central para Hildegard, llegando incluso a
escribir un tratado contra ellos, puesto que rechazaba la cosmovisión que estos
defendían, representada en la creencia de que el universo presenta una dualidad, dos
mundos que están en una constante pugna: el bien y el mal, pero con la diferencia
teológica fundamental que radica en creer que este mundo no es regido por Dios,
sino por el Demonio; los cátaros no temían ser quemados, puesto que para ellos este
mundo es el infierno.
Esta época se caracteriza también por la reforma cisterciense, que impondrá una
cultura y una reflexión basada en los escritos bíblicos. El pensamiento
benedictino29, orden a la que pertenece Hildegard, tenía por regla la mesura, la
inteligencia, el orden, el equilibrio y la austeridad, características que la religiosa
cumplirá de manera acabada. La profunda renovación de la observancia de la regla
de San Benito provocó un cambio profundo en la orden que derivó en el desarrollo
29
Parece interesante señalar el significado del nombre Benedictus, porque dará un sello
fundamental a la orden. Según el Diccionario de la Biblia, Benedictus es la “palabra inicial y
nombre del cántico que, lleno del Espíritu Santo, pronunció Zacarías después del nacimiento de
Juan Bautista. Este nombre se divide en dos partes. La primera es una alabanza a Dios que, por la
encarnación, ha empezado a cumplir la salud mesiánica, conforme a sus promesas, en los
descendientes de David; la segunda es de carácter más personal y se dirige al niño recién nacido:
Juan anunciará, como profeta y heraldo del Señor, la salud espiritual que realizará la misericordia de
22
Dios. El nombre Benedicto. está tejido de ideas y frases del AT y expresa un mesianismo
precristiano de sectores piadosos judíos, fielmente reproducidos por Lucas”.
30
Fraboschi, op. cit., p. 21.
23
En medio de esta ciudad nace una nueva figura, la que el historiador Jacques Le
Goff denomina “el intelectual”31. Este personaje se caracteriza por su preocupación
y pasión por el saber en sí mismo, se dedica a instruir e impartir conocimiento en
las escuelas y muchas veces se traslada de una ciudad a otra, siendo seguido por
sus alumnos. Junto a esta figura encontramos otra cultura más antigua, generada en
el ámbito de la orden Benedictina, se trata de la cultura monástica, del siglo XII.
Para ellos la cultura y el saber giran en torno a un sólo gran libro La Biblia, desde
su concepción de mundo todo cobra sentido si está sujeto a las palabras de la
Sagrada Escritura. La cultura monástica que tiene como máxima el “ora el
labora”, se opondrá a la escolástica en cuanto la primera basa su conocimiento y
enseñanzas en la reflexión y la experiencia personal, esto no impide, muy por el
contrario, que dedicaran largas horas a la lectura, sobre todo, a las de las Escrituras.
San Bernardo, que como hemos señalado, es una figura relevante dentro de esta
cultura, afirma que sus enseñanzas provienen de Dios, y que él solo sirve de
instrumento para dar a conocer los designios divinos. Como veremos más adelante,
Hildegard utilizará este mismo recurso para afirmar su propia obra.
Finalmente, debemos señalar que durante esta época se produce una revitalización
de la fe que se verá reflejada en los escritos y en toda manifestación cultural y
social; los clérigos y las religiosas se sentían conmovidos por las obras de teólogos
y estudiosos de la Biblia. Al mismo tiempo se trata de un período de cambios
frente a la visión de la mujer en la sociedad y al interior de la iglesia, se retoman
ideas antiguas en relación a la visión de la mujer y se le restringe en su rol
participativo. “Por un lado, los hombres de Iglesia condenaron a las mujeres como
inferiores por naturaleza, no aptas para el sacerdocio, incapaces de estudiar en las
universidades y subordinadas por necesidad a la autoridad eclesiástica masculina.
Por otro, revivieron y elevaron a dogma otras tradiciones positivas de la Iglesia
primitiva que conferían poder a las mujeres. Escribieron sobre el poder de
transformación de la castidad y la condición superior de la Virgen”. 32
31
Le Goff, Jacques. Los intelectuales en la Edad Media. Buenos Aires: Ed. Universitaria, 1965, p.
39-47.
32
Anderson y Zinsser, op.cit., p. 219.
24
Los hombres de Iglesia gozan de una jerarquía y de un poder mucho mayor que el
de las mujeres. Como señalan Anderson y Zinsser, el mundo de las grandes
abadesas estaba desapareciendo: habían perdido sus tierras, sus grandes conventos
y monasterios y con ello su independencia. “Las nuevas fundaciones para mujeres
y las viejas instituciones se sometieron a la supervisión directa de eclesiásticos
masculinos. La propiedad, incluso la fundación de un convento de monjas,
implicaba poder temporal, poder demasiado importante para dejarlo al cuidado
único de una mujer. Por último las abadesas y las monjas perdieron sus derechos a
los privilegios y poderes normalmente reservados al clero masculino ordenado”.33
Sin embargo, también sabemos que durante el siglo en que Hildegard desarrolla su
pensamiento y elabora sus escritos las mujeres gozan de cierta igualdad, no vivida
en siglos anteriores: “En dos ocasiones en el curso de la historia europea posterior
al siglo IX, las mujeres volverían a gozar de estas oportunidades. En los siglos XII
y XIII, y de nuevo en los siglos XVI y XVII, las mujeres conocieron es estímulo de
la “igualdad de todos los creyentes”, pudieron olvidar las diferencias de
naturaleza y función y emprendieron acometidos y actividades prohibidas, en
nombre de la revitalizada fe cristiana. Durante el fervor religioso del renacimiento
del siglo XII y la Reforma protestante del XVI, las mujeres volvieron a ser rebeldes
y fanáticas, aprovechando las oportunidades con tanta vehemencia como la que
habían incitado a los creyentes y prosélitos de la Iglesia primitiva. Protestaron,
lucharon y murieron como mártires. Fundaron nuevas órdenes, reformaron las
viejas. Estudiaron, predicaron, hicieron nuevos prosélitos. Algunas sintieron que
Dios les hablaba a través de sus visiones, y les concedía así la autoridad para
criticar y profetizar”.34
33
Anderson y Zinsser, op. cit., p. 216
34
Op. cit., p. 208.
25
35
Anderson y Zinsser, op.cit., p. 237
26
36
Curtius, Ernst Robert, European Literature and the Latin Middle Ages, New Jersey: Princeton
University Press, 1990, p. 449.
37
Arias, Martín y Hadis, Martín. Borges Profesor. Curso de Literatura Inglesa en la Universidad de
Buenos Aires. Buenos Aires: Ed. Emecé, 2001, p. 105.
38
Curtius, op. cit., p. 449.
27
“La figura habló así: “Yo soy la energía suprema, la energía ígnea.
Yo soy quien ha encendido cada chispa de vida. En mí no hay nada
mortal. Yo decido toda realidad. Mis alas superiores arropan el
círculo terrestre. Yo soy quien ordena el universo en la sabiduría.
Vida ígnea de la esencialidad: puesto que Dios es inteligencia, ¿cómo
podía no obrar? A través del hombre, Él asegura la plenitud de todas
sus obras. Creó al hombre, en efecto a su imagen y semejanza. En él
puso, con firmeza y mesura, la totalidad de las criaturas. Desde toda
la eternidad, la creación de esta obra estaba prevista en su parecer.
Una vez que esta obra fue completada, puso en manos del hombre la
totalidad de la creación, para que el hombre pudiera obrar con ella
de la misma manera que Dios había hecho su obra, el hombre.” 40
39. Góngora D, María Eugenia. “Escritura e imagen visionaria en el Liber Divinorum Operum de
Hildegard de Bingen”. Teología y vida, 2005, Vol. 46, Nº 3, pp. 374-388, (p. 377).
“Hildegard se refiere a menudo en su obra a lo que ella denomina una visio mystica, hay que
entender esta expresión como una “visión espiritual” en el sentido agustiniano, en la que se revelan
los misterios, los sentidos secretos de las obras de Dios a través de las imágenes visionarias”.
40
En: Pernoud, op.cit., p.75.
28
“Pero luego Dios dijo esto: Adán ¿dónde estás?, por esto señaló de
antemano que se recordase que lo había hecho a imagen y semejanza
suya y quería que él volviese a su lado. También cubrió se desnudez
de su oficio servil, y lo envió al exilio, de manera que recibiese una
piel de oveja en vez de otra vestidura luminosa, del mismo modo que
cambió el paraíso por el exilio... A causa de esto cualquiera que
hubiese destruido esta fe y de este modo hubiese perdurado
impenitente sin corrección, será arrojado a la tierra de Babilonia, es
decir, a la tierra de la confusión y de la aridez...”.41
41
Hildegard de Bingen. Liber Divinorum Operum. I,2,XVIII. Trad. Flisfisch, María Isabel et al,
Madrid, Herder, en prensa, (s.p.).
29
En este sentido Hildegard utilizará más de una vez la figura del jardinero que debe
cuidar sus plantas: así lo hace en varias de sus cartas enviadas a clérigos a modo de
ejemplo de cómo deben conducirse y cómo deben eliminar o alejar a aquellos que
entorpecen o dificultan su labor. Así en la carta 84 enviada a un Prior de la orden
Cisterciense lo exhorta a expulsar de la iglesia a todos aquellos que la dañan, pues
Dios necesita de su ayuda para desterrar a aquellos elementos que mancillan a la
iglesia.
De igual manera y en forma mucho más clara, en la carta 214 enviada al abad
Ludwig, compara a su destinatario con el granjero que debe cuidar su campo. Con
sus palabras lo incita a limpiar, a no descuidar a la iglesia y a las personas que
pertenecen a ella y a seguir el ejemplo de los santos.
42
Liber Divinorum Operum. I,2,XVIII. Trad. Flisfisch, María Isabel et al,op.cit., en prensa (s.p.).
30
43
Carta 214 de Hildegard al Abad Ludwig, 1168-1169. En: The Letters of Hildegard of Bingen, op.
cit., 1994, p. 194. (Nuestra traducción)
31
44
En: Cirlot, I, 3, op. cit., p. 42.
45
Ibídem.
46
En: Cirlot, III, op.cit., p. 23.
32
encontrará un fuerte recurso para otorgar poder a sus palabras en el afirmar que no
es ella quien habla, sino es Dios quien habla a través de ella:
“Pero no veo con los ojos exteriores, ni oigo con los oídos exteriores,
ni percibo con los pensamientos de mi corazón, ni a través de ninguno
de los cinco sentidos, sino en mi alma, mientras están abiertos mis
47
Hildegard de Bingen. Scivias, Madrid, Trotta, 1999, p. 15.
33
Luego utilizará la figura de Sabiduría para referirse a esta orden que le es impuesta
y a este don que le es otorgado:
Hildegard nos dice que siempre tuvo conciencia de esta misión; afirma que desde
su concepción es elegida, y que servirá de mensajera, para dar a conocer el plan y el
orden creado por Dios.
48
En: Cirlot, op. cit, p. 48.
49
En: Cirlot, op. cit., p.55.
34
Uno de los libros más influyentes en la imaginería religiosa medieval fue, aparte
por cierto de la Biblia, el Bestiario52 en sus distintas versiones53 . Hildegard posee
50
Cirlot, op.cit., p. 65.
51
Cirlot, op. cit., p. 67-68.
52
Bestiario Medieval. Introducción, traducción y notas: Ignacio Malaxecheverría. Siruela, Madrid,
2002.
53
El bestiario o Physiologus era un género que tuvo gran popularidad durante la Edad Media. Estaba
compuesto por unas 48 secciones, cada una de las cuales describía características o costumbres de
seres más o menos reales o fabulosos y de animales, que eran utilizados para adoctrinar sobre los
valores y virtudes cristianas, hacer alegorías bíblicas o llamar la atención frente a ciertas costumbres
que estuvieran alejadas de las enseñanzas de las Escrituras.
35
conocimiento de este tipo de textos, y ello queda patente en sus visiones (como la
antes citada) y en su epistolario. Si revisamos este libro y lo relacionamos con las
palabras de la religiosa veremos la imagen que posee de sí misma y que entrega a
quienes la rodean.
54
Bestiario Medieval, op. cit., p.133.
55
Dronke, op. cit., p. 222.
36
“El águila es muy cálida, como ígnea, y sus ojos son más ígneos que
acuosos, y por ello entonces mira al sol valientemente. Y ya que es
completamente ígnea, puede soportar el calor y el frío, y vuela por lo
alto, pues resiste bien el calor”56.
De igual forma el dragón, contra quienes luchan los ángeles, es definido como un
demonio que sale de su guarida para lanzarse al espacio, lugar en el que se
convierte en un ángel de luz y logra engañar a los necios con falsas esperanzas de
gloria y goce terrenal. Es concebido como el rey de la Soberbia.57
Sin duda, esta visión es una de las más esclarecedoras a la hora de comprender el
pensamiento de Hildegard. Es ella quien debe conducir a las personas ante Dios
y luchar para que los hombres no se dejen engañar y seducir por el mal. Se opondrá
ante la imagen de Soberbia del dragón, la Humildad, con la que se identifica
Hildegard; por eso se define como una frágil mujer, quiere dejar en claro que ella es
insignificante ante el poder y la Sabiduría Divina. Así se resuelve esta aparente
contradicción entre la manera en que los ángeles la interpelan (gema y águila) y la
manera en que ella se auto representa. Pues aquellos calificativos existen para ella
sólo en la medida en que se reviste de la palabra de Dios y puede ser su mensajera.
56
De Bingen, Hildegard. Physica., Vermont: Healing Arts Press, 1998, p. 182. (Nuestra traducción)
57
Bestiario Medieval. Madrid: Siruela, 2002, p. 223.
37
Hildegard se identifica y define a sí misma, por otra parte, como una ‘pobre
forma femenina’: “Yo, pobrecita forma”58, pero la verdad es que al mismo tiempo
ella actúa activamente como profeta y visionaria; Dios le habla directamente y le
revela misterios hasta ahora indescifrables, le confía fórmulas para comprender el
sentido de la vida. Le concede a ella, una “mujer indocta”, - y no a un hombre –
este don y este privilegio. Vemos aquí, por lo tanto, una aparente contradicción,
pero ella acepta y justifica esta paradoja y no reclama de la iglesia los mismos
derechos que tienen los hombres, por el contrario, se sirve de su condición
femenina para demostrar el poder de sus palabras y la inspiración divina que actúa
en ella. Es el verdadero contraste con sus pares lo que hace que su privilegio sea tan
asombroso. Insiste, por ende, en que Dios la eligió por ser una pequeña y frágil
mujer y a ella le confía los misterios divinos, porque aquellos en los que confió
primero – los sabios, los eruditos, los clérigos- flaquearon en la obediencia y en la
conducción de los fieles hacia la Salvación. Así podemos comprender el relato de
Hildegard en una de sus cartas:
La pluma es una de las figuras más importantes con la que se identifica y describe
Hildegard. La pluma cobra el sentido de liviandad y gracias a esta cualidad puede
trasladarse con facilidad de un lugar a otro y así ella, en su misión de portadora del
mensaje divino logra llevarlo desde Dios a los hombres: “Pero tiendo mis manos a
58
Cirlot, op.cit., p.73.
59
Carta 40r, de Hildegard a Odo de Soissons, 1148-1149. En: The Letters of Hildegard of Bingen,
op. cit., p.111. (Nuestra traducción)
38
Dios, y Él me sostiene como una pluma que carece de toda gravedad de fuerzas y
deja llevarse por el viento”.60 Esta ligereza la separa del peso de vivir aferrada a la
tierra y le otorga el poder desplazarse gracilmente pues Dios la transporta, es Él
quien confiere peso y sentido a las palabras que emanan de su boca. Ella se
convierte en el vehículo y puente entre las dos ciudades del hombre medieval.
Hildegard, viaja constantemente desde lo terrenal a lo celestial, porque debe
transmitir la obra salvífica a los hombres. Ella se identifica con la pluma, porque
conciente de su pequeñez advierte que no es la autora de los mensajes sino la
portadora, es decir, la pluma o la vasija que lo porta y transporta. No es importante
con qué se escribe, sino lo que se escribe; así como no es importante en qué se
guarda, sino lo que se guarda. Hildegard es sólo un instrumento, lo importante,
señala la religiosa, es el mensaje de Dios.
En este mismo sentido podemos comprender las palabras del Liber Divinorum
Operum:
60
Cirlot, op.cit., p. 48.
61
Liber Divinorum Operum, I, 2. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.)
39
Gracias al Espíritu hay una armonía entre el universo y el hombre. Un sentido muy
semejante es el de vasija, otra imagen recurrentemente utilizada por la religiosa
para autodefinirse. La imagen de vasija como instrumento en las manos de Dios
para ser moldeado a su gusto nos es presentada en la Biblia de la siguiente
manera:
“Palabra que fue dirigida a Jeremías de parte de Yahveh: Levántate y baja a la
alfarería, que allí mismo te haré oír mis palabras. Bajé a la alfarería, y he aquí que
el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno. El cacharro que estaba haciendo
se estropeó como barro en manos del alfarero, y éste volvió a empezar
transformándolo en otro cacharro diferente, como mejor le pareció al alfarero.
Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos: ¿No puedo hacer
yo con vosotros, casa de Israel, lo mismo que este alfarero? – oráculo de Yahveh-
Mirad que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano,
casa de Israel”. (Jer 18, 1-7) Este pasaje de la Biblia es sin duda conocido para
Hildegard, quien se reconoce moldeada por Dios, ella no pretende sino servir a su
creador, ser transformada y moldeada a su antojo. Con la imagen de la vasija en las
visiones de Hildegard nuevamente nos encontramos con la idea, de instrumento
de Dios para realizar su plan. Hildegard es el recipiente en que Dios vuelca su
palabra, puesto que el hombre está hecho, según su pensamiento, por Dios y para
Dios:
62
Liber D ivinorum Operum, I, 2, 24. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.)
40
“Oh tú, que mísero polvo de la tierra eres, sin labranza de maestros
carnales porque mujer naciste, indocta, pues, para leer las escrituras
con la ciencia de los filósofos, pero viña que sólo Yo he cultivado: en ti
siembro Mi luz, que tu corazón enciende como ardiente sol, ¡anuncia,
grita y escribe los misterios Míos que ves y oyes en estas místicas
visiones! Mira: clama a plena voz y sin temor lo que en espíritu
entiendas, tal como hablo de tu boca,...”64
Ella desea instruir a quienes la rodean y entregar mediante sus visiones y profecías
el camino a la salvación, sus visiones tienen un fin didáctico y doctrinal, sin
embargo, el conocimiento espiritual debía proceder de una ‘Sabiduría’ superior al
esfuerzo y al conocimiento de origen humano. Por eso se empeña en afirmar que no
son suyas las palabras, sino de Dios; cuando entrega el mensaje que le ha sido
63
Cirlot, op. cit., p. 144.
64
Scivias, op.cit., p. 102.
65
León Dufour, Xavier: Vocabulario de Teología Bíblica. Barcelona: Herder, 1981, p. 765.
66
Diccionario de la Biblia. Edición castellana preparada por el R.P Serafín de Ausejo, O.F.M.
Capellán y Profesor de Sagradas Escrituras. Barcelona: Herder, 1981, p.1571.
41
encomendado es Dios quien utiliza su voz y su cuerpo para hablar a los hombres.
“En aquellos antiguos textos el conocimiento espiritual no constituía un bien
adquirido culturalmente, sino que procedía de una conversión hacia el interior, de
modo que la “comprensión alegórica de la escritura no derivaba de la tradición
escolar teológica, sino que era una gracia de Dios...” 67
Su conocimiento no tiene mérito sino en tanto es el conocimiento que emana de
Dios y sus palabras no tienen sentido sino se autentifican, como ya hemos
señalado, por ser el mensaje de Dios.
Hildegard insiste que sus palabras provienen de Dios, por eso no permitirá que se
pongan en duda, incluso se atreve a maldecir a aquel que altere su mensaje; como
señala Dronke, ella está conciente de su labor de profetisa, es esta la que la
confirma como mensajera de Dios, sus palabras son inviolables porque en todo lo
que ha escrito o dicho ella ha sido simplemente un instrumento del proyecto divino
y se describe de la siguiente manera:
“Vive y no vive, siente y no siente las cosas que son ceniza, y proclama
los milagros de Dios no por sí misma, sino tocada por éstos, igual que
la cuerda, al tocarla al citarista, no produce sonido por sí sola, sino
que es el toque de éste quien lo hace... Por eso, si alguien le añade algo
de cosecha propia y con ánimo de perverso a la intención manifiesta de
estos textos, merece sufrir los castigos aquí descritos; o si alguien, de
modo perverso, les quitase algo, merece que lo borren de los gozos que
aquí se muestran.”68
Hildegard produce el sonido y reproduce las palabras que Dios desea salgan de su
boca. Nadie puede alterarlas porque alteraría el deseo y la palabra de Dios y por eso
merecería perder su alma, es decir, no alcanzar la redención.
67
En: Cirlot, op. cit., p. 305.
68
Dronke, op. cit., p. 223.
42
69
León Dufour, Xavier, op, cit., p. 683.
70
Scivias, I, 4,5, op.cit., p. 68.
43
Para alcanzar la salvación, la religiosa afirma que debemos conocer el plan que
Dios ha trazado para nosotros. Su inspiración nos enseña el verdadero camino de
salvación, basado, según sus creencias, en el amor a Dios, los hombres, la
naturaleza, la sabiduría y la compasión. La misión de la religiosa es mostrar a los
hombres cuales son los caminos que debe recorrer para alcanzar el conocimiento
necesario para acceder a la redención.
Es importante señalar que el pensamiento y los escritos de Hildegard presentan no
sólo una visión de la armonía del universo sino también una visión apocalíptica;
ella plantea que existe una lucha entre el bien y el mal; entre la salvación y la
condena; entre Dios y el Diablo. Podemos decir que ella se alza como guardiana del
plan divino y en su misión como profeta se le ha encomendado guiar a los hombres
y conducirlos por la senda del bien. Interpela en muchas ocasiones a sus lectores en
el sentido de alejarse del mal y las iniquidades de la tierra, porque estas nos alejan
de la salvación. La batalla contra Lucifer se sostiene en la tierra, el mal será una
amenaza constante para el hombre y por eso debe luchar acercándose a las
enseñanzas divinas y a quienes obedecen sin dudar. En una de sus visiones señala:
Hildegard advierte a los hombres de los tiempos que le esperan, de los engaños y
tentaciones, entonces deberán ser fuertes para no sucumbir. Deberán huir de la
soberbia, porque “es odiosa al Señor y a los hombres.” (Ecl 10, 7). De igual
manera no es comprensible la soberbia en el hombre, “que es polvo y ceniza” (Ecl
10, 9).
71
Scivias, I,4.7, op.cit., p. 70
44
72
Scivias, III. 11.6, op.cit., p. 459.
73
En: Cirlot, op. cit., p. 61.
74
Scivias, I.2.10, op.cit., p.30
45
75
Scivias, I, 2, 1, op.cit., p. 25.
76
Liber Divinorum Operum, I, 1,3. Trad. Flisfisch, María Isabel et al,, op.cit., en prensa (s.p.).
46
77
Scivias, op.cit., III, 10,16, p. 446.
47
Cristo volverá justos a aquellos que han tenido fe y han confiado en su palabra,
devolviéndolos de tal suerte al camino del bien:
“Pero que holla con sus pies a un cierto monstruo de forma horrible
y de color venenoso y negro y a una cierta serpiente, esto es que la
verdadera caridad pisotea por las huellas del Hijo de Dios la injuria
de la discordia, atormenta por los mayores vicios y horrible por las
muchas perversidades y venenosa en el engaño y negra en la
perdición, y a la serpiente antigua que asecha a cada uno de los
fieles; porque el mismo Hijo de Dios en la cruz la redujo a la
nada”.78
78
Liber Divinorum Operum, I,1,12. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.).
48
“Luego oí una voz que decía desde el Cielo: “He aquí la lozanía de
la celeste Sión, madre y flor de las rosas y lirio de los valles. Oh
lozanía, te desposarás con el Hijo del rey más poderoso y alumbrarás
para él una estirpe esplendorosa cuando llegue el tiempo en que seas
confortada.” 79
La Iglesia tiene el rol de esposa de Cristo y madre de los hombres, ella deberá
albergar a este hombre que ha vuelto a nacer. A ella se le ha confiado el cuidado de
las almas, ella es la ciudad que resguarda de todo mal. Puesto que Dios le ha
encomendado al hombre, ella deberá acompañarlo, educarlo y confortarlo. Debe ser
la ciudad en que los hombres puedan cobijarse y regocijarse. En uno de los poemas
de Sinfonía la describe como majestuosa y todopoderosa en la tierra. La
luminosidad con que es embestida es propia de las creencias de Hildegard en
relación con el conocimiento que esta otorga. Así leemos en una de sus
composiciones:
¡IGLESIA INCONMENSURABLE!
Igualmente dedicada a la Iglesia
¡Iglesia inconmensurable!
ceñida con las armas divinas
y adornada con jacinto,
tú eres el perfume de las heridas de los pueblos
y la ciudad del conocimiento.
Tú, tú has sido también ungida
en noble sonido
y eres fulgurante gema.80
79
Scivias, op.cit., II, 5, p.147.
80
Hildegard de Bingen. Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales, Traducción e
Introducción Flisfisch, María Isabel, et al. Madrid: Trotta, 2003, p. 256.
49
vez resucitado afirma: “El que crea y sea beatificado, se salvará, el que no crea, se
condenará” (Mc 16,16). Conocedora de este pensamiento, Hildegard advierte a los
hombres sobre el peligro y las consecuencias de las malas obras y de la falta de fe,
quien se aleje de las enseñanzas y no confié en las palabras de Dios, se condenará.
En LDO señala que la fe es la que nos ilumina para alcanzar la verdadera vida:
81
Liber Divinorum Operum. I, 2, XIII. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.).
50
82
Ibídem
83
Scivias. op. cit., p.15.
84
En:Schipperges, Heinrich. The World of Hildegard of Bingen. Her life, Times and Visions. Transl.
by John Cumming. Collegeville, Minnesota: The Liturgical Press, 1998, p. 160. (Nuestra traducción)
51
“Que ahora la purísima luz del verdadero sol ilumine y enseñe para
que perseveréis en la santa conversión hasta el fin feliz y viváis en la
verdadera beatitud hasta la eternidad.”85
85
Cirlot. op. cit., p.180.
52
“La caída de Adán selló los Cielos por Mi ira: cuando el hombre me
despreció al escuchar a la astuta serpiente; así que se cerró para él toda
la gloria del Paraíso.”87
86
Huizinga, J. (1930), El otoño de la Edad Media. En: Revista de Occidente. II, Madrid, pp. 86-87.
87
Scivias, op.cit., II, 3,26, p. 129.
53
Para Hildegard, Cristo es quien nos ilumina con la palabra del Padre, toda la
verdad se encuentra para ella en el Nuevo Testamento y por eso señala:
Hildegard toma estas palabras de los Salmos para invitar al hombre a desprenderse
de sus pecados, para olvidar su pasado y poner atención en las palabras de Cristo,
que son las verdaderas portadoras del camino a la redención. Las palabras del Hijo
de Dios deben difundirse y convertirse en fruto en el alma de los hombres. Para la
religiosa toda la sabiduría del mensaje de Dios se encuentra en el Nuevo
Testamento y así lo manifiesta en variadas ocasiones, siendo una de las más
emblemáticas la descrita en la Visión Sexta de la Tercera parte de Scivias:
88
Scivias, op.cit., II, ,3,26, p. 129.
89
Scivias, op.cit., III,6,8, p. 351.
90
Scivias, op.cit., III, 4, 10, p. 350.
54
Esta visión resume varias de las ideas planteadas. Se nos presenta a Dios como una
entidad Suprema que tiene un plan para la humanidad desde antes de su creación,
por lo tanto, todo lo ha contemplado y nada escapa a su orden. Para esto no duda en
sufrir como los hombres siendo uno de ellos; Dios se hace carne para venir a la
tierra, vivir y sentir dolor como los hombres y por los hombres. Lo que nos lleva a
remitirnos a la imagen de Trinidad presente en Dios. La Trinidad en la concepción
católica, representa tres aspectos de Dios; este dogma cristiano nos indica que
91
Scivias, op.cit. III,2,16, p. 292.
55
Dios existe de manera simultánea como Uno y Trino, es decir, como tres personas
al mismo tiempo: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Leemos en el LDO:
92
Liber Divinorum Operum, I, 1, 4, op. cit., en prensa (s.p.).
93
Scivias, op.cit., III, 2,24, p. 297.
56
“Los que aspiren al cielo deben creer fielmente, pero que no escruten,
con pertinacia, cómo fue enviado el Hijo de Dios por el Padre y nació
de una Virgen; mira que a la mente humana abruma su frágil carne
mortal, y la carga del pecado la atenaza: no puede discernir el
secreto del Señor más allá de cuanto el Espíritu Santo revele a quien
quiera”.96
94
Liber Divinorum Operum, III,2,24. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.).
95
Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1977, p. 1122.
96
Scivias, op.cit., III, 8,8, p. 393.
57
No todos los hombres podrán comprender el sentido del plan de Dios, entonces,
sólo deberán confiar en el mensaje entregado por Él a través del Espíritu Santo a los
iluminados. Hildegard afirma que los libros sagrados enseñan al hombre la verdad
y quien dude no entrará al reino de Dios. A través de las palabras inspiradas es que
habla el Espíritu Santo para consignar y señalar la verdad sobre la salvación, por
eso se dirige al elegido y le transmite directamente el mensaje divino. Esta
presencia y habilidad de las tres formas de la deidad cristiana se considera una
Teofanía97, en la que Dios, Hijo y Espíritu Santo, son uno y trino; en que cada cual
tiene una responsabilidad diferente a la del otro y una identidad, si así podemos
llamarlo, o más bien una persona diferente.
97
La expresión “Teofanía” Según el Diccionario de la Biblia se entiende como la aparición de
Dios, pero se usa para indicar una manifestación perceptible de Dios, por los sentidos; ya sea en
figura humana o en grandiosos y terribles fenómenos de la naturaleza.
98
Scivias, I,2,15, op.cit., p. 34.
58
Hildegard sostiene que la salvación será para todos. Dios quiere que todos los
hombres finalmente sean recuperados y conducidos a la verdad.
Su pensamiento la lleva a afirmar que la salvación sólo puede venir de un ser puro,
sin pecados; por eso Dios quiere establecer un pacto con los hombres y envía a
Jesús a la tierra, este nos dará su mensaje y se situará entre Dios y los hombres:
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres,
Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos”.
(1 Tm 2, 5-6).
“Sólo Aquel que vino sin pecado, en un cuerpo puro y libre de culpa
rescató al hombre son Su Pasión. Por eso, he aquí que reúno a los
99
Góngora, María Eugenia: “La obra lírica de Hildegard de Bingen (1098-1179)”. En: Revista
Chilena de Literatura, Nº 54, pp. 5-20, (p.12).
100
Scivias, op.cit., III, 13,10, p.502.
59
Si la redención siempre estuvo presente en el plan de Dios, tal vez nos podríamos
cuestionar cuál fue realmente el pecado de Eva, puesto que finalmente no es sino
un instrumento para lograr el plan de salvación que existió desde el origen de la
vida, según la doctrina católica y los postulados de Hildegard. Si concebimos a Eva
como la primera artífice del plan e iniciadora de este proyecto divino, sería la
primera salvadora y la gran constructora de la historia de la redención, si bien
luego falló al caer en la tentación de la serpiente, según el relato del Génesis.
Hildegard insiste en proclamar, sin embargo, que el gran momento de la historia de
la salvación se sitúa en la instante en que se produce la muerte de Cristo, y que con
su sangre se limpiaron los pecados de todos los humanos; aquellos presentes, los
muertos y los por venir a la tierra.
101
Scivias, I,2,14, op. cit., p. 33.
102
Scivias, II, 6, 1, op.cit., p. 191
60
El cuerpo, que nos permite identificarnos con Dios104 y nos diferencia del resto de
su creación, nos da la posibilidad de redimirnos a través del sacrificio y el dolor.
En uno de sus estudios, Caroline Walker Bynun señala que la devoción de las
mujeres medievales por el cuerpo y la sangre de Cristo era el fundamento y la
confirmación del significado religioso de su emocionalidad. Así lo expresa también
Hildegard en uno de sus poemas:
¡SANGRE DERRAMADA!
¡Sangre derramada,
que en lo alto resonaste,
cuando todos los elementos
se confundieron
con un temblor
en una voz de lamento,
porque la sangre de su Creador los tocó!
Úngenos (con ella)
(apartándonos) de nuestras debilidades.105
103
Pernoud, Régine, op cit., p. 76.
104
Está escrito en la Biblia: “Y dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra”. (Gen, 1,26). Al hablar de ser humano se refiere a la humanidad. El hombre es
hecho a semejanza de Dios, con esto queda excluida la posibilidad de igualdad; al mismo tiempo
que establece una comparación establece una distinción entre hombre y Dios.
105
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel et al,
op.cit., p. 61.
61
La sangre es el testimonio del sufrimiento y del dolor de Cristo. Por medio de ella
los pecados de la humanidad son expiados. San Pedro habla a los cristianos
exhortándolos a que no tengan miedo por ser perseguidos y les recuerda que Cristo
los apartó de sus pecados y por medio de su sangre los devolvió al justo camino:
"Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación" (1 Pedro 1:18-19).
La sangre de Cristo es además una prueba de su humanidad, lo que lo une al
hombre y lo convierte en su igual, siendo divinidad. “En esta antífona votiva
se hace presente por primera vez en estos poemas el tema de la muerte de Cristo
expresada por la imagen de la sangre derramada.” 106
106
Ibídem.
107
Walker Bynum, Caroline. Fragmentation and Redemption. New York: Zone Books, 1992, p.
134-135.
108
Liber Divinorum Operum, III, 2,9. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa. (s.p.)
62
Encontramos desde el Antiguo Testamento las alianzas que Dios realiza con los
hombres, con el fin de prepararlos para la venida de su Hijo y la redención
definitiva destinada a toda la humanidad. Dios les entrega a los profetas la misión
109
Góngora, María Eugenia “La obra lírica de Hildegard de Bingen (1098-1179)”. En: Revista
Chilena de Literatura, Nº 54, pp. 5-20, (p.12).
63
de educar y conducir a los pueblos hacia la salvación, ellos son los encargados de
mostrar el camino. Un ejemplo de esto es Abraham, a quien Dios elige y le muestra
su ley por medio de Moisés y es preparado para acoger la salvación destinada a
toda la humanidad.
Profeta es aquel que habla por inspiración divina o en nombre de Dios y nos alerta
sobre hechos futuros. Por los profetas Dios mantiene en los pueblos la esperanza de
salvación. Son ellos quienes anuncian una redención radical de las personas, les
hablan y prometen la purificación de sus almas y la limpieza de sus infidelidades.
Según la ideología antigua profeta es quien tiene el don de “predecir”, es decir,
hablar en nombre de otro. Así, en el LDO podemos leer:
Hildegard, quien se define como “frágil ser humano”, cuenta con este don de
profeta, y su misión es alertar a los hombres sobre sus conductas. Experimenta su
inspiración como divina y por ella habla la verdadera Voz, ella sólo ha servido
como instrumento, al igual que todos los otros profetas en la historia de la
salvación.
Al dar inicio a sus visiones recalca esta condición de fragilidad, puesto que ella es
un ser humano y, por lo tanto, lejos de la verdadera sabiduría, pues esta sólo la
posee Dios y es de Él de quien proviene. Las palabras emanarán de ella, pero no
será ella, finalmente, quien hablará:
110
Liber Divinorum Operum, III,3,2. Trad.Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., en prensa (s.p.).
64
Con estas palabras aclara que todo cuanto diga y escriba proviene de Dios, por lo
tanto, no pueden dudarse ni objetarse sus enunciados. “A una orden suya se hace
todo lo que desea, y no hay quien pueda estorbar su salvación” (Ecl 39, 18)
Su condición no le ha sido otorgada por los hombres, su gracia viene de un poder
superior. Hildegard recibe una orden, al igual que Moisés, Abraham y los otros
profetas:
Muchos de sus escritos comenzarán con esta fórmula: “frágil ser humano”, como
recurso para enfatizar su condición de mujer, puesto que el débil en lo exterior será
fuerte en su interioridad. Dios la elige, por sus características:
111
Scivias, op.cit., p. 15.
112
Scivias, op.cit.,I,1, p.21.
65
creer que esta gracia es merecida por la pureza del corazón y no por
la diversidad de sexo.”113
De igual manera podemos leer en la Biblia cuál es la misión del profeta, ser
comunicador del mensaje de Dios y anuncia que aquellos que duden de este
mensaje serán castigados:
113
Cirlot, op.cit., p.63.
114
Ibídem
66
“Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré
mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. Si alguno no
escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le
pediré cuentas de ello. Pero si un profeta tiene la presunción de decir en mi
nombre una palabra que yo no he mandado decir, y habla en nombre de otros
dioses, ese profeta morirá. (Deuteronomio 18, 18-20).
¡VARONES NOTABLES!
De los Profetas y Los Patriarcas
¡Varones notables!,
que penetráis los lugares ocultos,
mirando a través de los ojos del Espíritu
y anunciando, en una luminosa sombra,
la luz aguda y viviente
que germina en el vástago
que floreció solo
por la entrada de la luz que echa raíces.
Vosotros, antiguos santos,
predijiste la salvación
de las almas proscritas, que habían sido sumergidas en la muerte.
115
Como se lo señala en una de sus cartas la religiosa y visionaria Elizabeth de Schönau (1129-
1165). En: Elizabeth of Schönau. The Complete Works. Traducción e Introducción Anne L. Clark.
New York & Mahwah, N.J., Paulist Press 2000, p. 142.
67
Los profetas han sido capaces de descifrar lo secreto, aquello que se oculta a simple
vista al hombre, pero que está presente en lo terrenal y nos acerca a lo divino. Al
hablar de “los secretos de la montaña”, Hildegard encierra en sus palabras el
contenido místico del silencio y del encuentro del hombre consigo y con la
naturaleza, el profeta descifra y da a conocer el mensaje divino para ir al encuentro
de lo trascendente; aquellas cosas que el hombre por falta del verdadero
conocimiento y entendimiento no ha podido develar. En relación a este poema
Flischisch et. al. señalan: “Los patriarcas son los padres por excelencia del pueblo
elegido, no en razón de su paternidad física, sino a causa de las promesas que, por
encima de la raza, alcanzarán finalmente los que imiten su fe.”117
116
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. “Cantos a los Santos”. Trad. Flisfisch et
al, op.cit., p. 135-136.
117
Ibídem, p. 136.
68
Hildegard sostiene que Dios es el fin propio de todo ser humano, su vocación es
divina, por lo tanto, no tiene un fin propio. La naturaleza del hombre es finita y
nada finito lo puede saciar. Su pensamiento se basa en que el cristiano se distingue
por la búsqueda de Dios. Esta es la formulación sintética de todo su accionar y
pensar. Esta máxima no nace de una conclusión intelectual en Hildegard, sino de
una vivencia. El conocimiento que tiene de Dios no lo obtiene por el estudio o el
análisis, sino por el trato con Él, por su iluminación. Este don es el que busca
compartir para que todos los hombres conozcan el plan divino y el camino de
salvación.
69
118
Cirlot, op. cit., I, 1, p. 54.
70
119
Fraboschi, op.cit., p.23.
120
Debemos entender por conocimiento en este sentido, al conocimiento de Dios, es decir, no aquel
saber teórico de su naturaleza y enseñanzas, sino un conocimiento que surge de la práctica, de la
manifestación concreta de Dios. Según la doctrina católica, conocer a Dios significa someterse a Él
y a sus mandamientos.
121
Carta 23 a los prelados de Mainz (1178-1179). En: The Letters of Hildegard of Bingen, op.cit.,
p. 76. (Nuestra traducción)
122
El libro de la sabiduría nos presenta un elogio de la sabiduría. La primera parte recomienda la
búsqueda de ella, puesto que trae ventajas. En la segunda parte se lee como ha influenciado en la
71
vida de Salomón (padre de la sabiduría en la tradición judía). En la tercera parte se le alaba como
guía de los hombres, especialmente de aquellos que son salvados.
123
“Los libros sapienciales presentan frecuentemente a la sabiduría divina como creadora del
mundo y educadora de los hombres en Israel. En Job 28,12-27 y Bar 3,9- 4,4 la s. es, evidentemente,
un atributo divino por el que Yahvéh crea y dirige el mundo y que el hombre no posee ni puede
adquirir por sus propias fuerzas, ni siquiera Israel, a quien Yahvéh dio en su ley la s., la posee en
propiedad y fue castigado por haber abandonado la ley, que es fuente de s.” (Diccionario de la
Biblia, p. 1745)
72
de tu collar. ¡Qué hermosos tus amores, / hermana mía, novia!/ ¡Qué sabrosos tus
amores! ¡Más que el vino!/ ¡Y la fragancia de tus perfumes!” (Cant 4:9-10).
La Sabiduría es para Hildegard uno de los dones más preciados, esta figura es la
que justifica sus visiones y su relación directa con Dios. Hildegard durante toda su
vida procurará la búsqueda y el cultivo de este don, por esto la reitera en variadas
ocasiones como iluminadora y fuente de conocimiento. Sabiduría la utilizará como
instrumento y hablará a través de ella:
124
Cirlot, op. cit., p. 55.
125
Cirlot, op. cit., p. 59
73
126
Cirlot, op. cit, p. 42.
74
Esta nos parece una de las cartas más bellas y claras que escribiera Hildegard, en
ella expone su pensamiento acerca de la importancia de la música en el orden
universal y como esta nos instruye y entrega conocimiento, creando de tal manera
una verdadera teología musical. La religiosa hace despliegue de todo su
conocimiento para rechazar la decisión de los prelados que la eximía de la
posibilidad de cantar los salmos. Los increpa diciendo que la música es parte de la
creación y que Dios la entrega al hombre para que pueda comunicarse con El y los
ángeles, antes de la caída. Góngora señala respecto al título y el contenido de
Symphonia Armonie Celestium Revelationum 128
: “Lo que este título pareciera
decirnos en verdad, tiene que ver con la respuesta humana frente a la revelaciones
celestiales. De acuerdo con el pensamiento de Hildegard, la música y el canto, en
particular, eran una actividad humana por excelencia y desarrolló sus ideas sobre
la importancia y trascendencia de la música en la historia humana en muchos de
sus escritos”.129 Entonces, cómo pueden ellos negarle la posibilidad de acercarse a
Dios y buscar el conocimiento mediante la música, que no es otra cosa que
armonía, la armonía del Universo que se perdiera con el pecado original 130.
Podemos recuperar el Paraíso, sostiene Hildegard, buscando justamente ese
equilibrio, esa armonía que nos permita volver a comunicarnos con Dios.
127
Carta 23 Hildegard a los prelados de Mainz (1178-1179). En: The Letters of Hildegard of Bingen,
op.cit., p. 76. (Nuestra traducción)
128
Entendemos por Revelación la manifestación de Dios a los hombres a través de los profetas.
Yahvéh, habla en muchas ocasiones en el AT con ellos para transmitir un mensaje a los hombres. En
el NT lo hará mediante su Hijo, diferencia fundamental entre ambos libros. Dios se revela a los
hombres a través de los profetas y en ellos confía su palabra.
129
Góngora, María Eugenia. “La obra Lírica de Hildegard de Bingen (1098-1179)”. En: Revista
Chilena de Literatura, N° 54, pp. 5-20, (p. 6).
130
La doctrina católica entiende por pecado original la caída de Adán y Eva. Gen 2 nos habla de la
trasgresión de estos al mandato de Dios. Este será el primer pecado de los hombres. Algunos
exegetas católicos explican esta narración de manera literal, mientras que otros le otorgan un sentido
simbólico.
75
131
Carta 23, a los prelados de Mainz (1178- 79). En: The Letters of Hildegard of Bingen, op.cit. p.
76-79. (Nuestra traducción)
76
De esta armonía también habla en la visión XIII, con la cual culmina su obra
Scivias. No creemos que sea azaroso el hecho de que su máxima obra profética se
cierre con referencias a la armonía, a la sinfonía, a la palabra y a la música; muy
por el contrario, nos permite comprender que en el pensamiento de Hildegard es
fundamental la idea de que el Universo es un todo armónico que llega incluso a lo
trascendente. Comprender el plan de Dios es la única manera que tiene el hombre
de trascender a lo infinito y en el pensamiento de la religiosa esta idea es
consustancial al ser cristiano. Esta idea ha sido sostenida por ella a lo largo de toda
su obra, su prédica y su pensamiento, al punto de convertirse en su protección.
Continúa diciendo:
“También en esta sombra la sabiduría mide todas las cosas con igual
medida, para que una no exceda a la otra por su peso, y para que
tampoco una pueda moverse en sentido contrario de la otra, puesto
que ella misma excede y restringe toda la maldad del arte
132
Scivias, III,13,11, op.cit., p.503.
133
Scivias, III,13,12, op.cit., p.503
77
134
Entenderemos por Diablo al adversario de Dios. Es aquel que se opone a sus mandatos y su plan.
Es sinónimo de Satán, aquel ser definido y entendido como sobrehumano y que se opone a las
fuerzas de Dios en el juicio que se interpone a los hombres.
135
Liber Divinorum Operum, III, 3,2, op.cit., en prensa (s.p.).
78
En esta visión Hildegard describe una imagen que tiene forma de hombre y cuyo
rostro es tan luminoso y bello que le resultaría más fácil mirar al sol. Con esta
descripción insiste en el tema de la Luz, imagen recurrente en sus visiones. Luz,
sol, espejo137, son figuras que utiliza la religiosa para referirse a la Sabiduría. Así,
por ejemplo, utiliza la figura del espejo para referirse a la salvación de las almas,
vinculándola de tal forma con la capacidad de ser reflejo de la imagen de Dios.
Nos parece importante insertar el aporte de María Isabel Flisfisch y otros respecto
al sentido atribuido por los hombres medievales a este objeto y figura a la vez:
“Respecto del “espejo”, Flisfisch et al. (1997) notan que el interés de los
medievales por los fenómenos relacionados con la luz-hizo del espejo un objeto
privilegiado, puesto que reúne en sí mismo, y a pesar de su tamaño, una realidad
que lo supera...Respecto del espejo, debe considerarse que Hildegard describe su
luz visionaria como una suerte de espejo, y alaba la apertura de la belleza de Dios
en “el espejo del querubín”. Siendo un emblema para la revelación, el espejo
también implica autoconciencia, porque el que contempla es siempre parte de la
visión que contempla.” 138
El conocimiento que ella posee le ha sido revelado
mediante la luz, ella actúa y habla como imagen de Dios, sus palabras son el reflejo
de una sabiduría superior. El conocimiento, por lo tanto, es parte de la revelación.
Por eso en el Scivias señala:
136
Liber Divinorum Operum, . I, 1,2, op.cit., en prensa (s.p.).
137
Espejo, en hebreo, quiere decir ver. En el Nuevo Testamento podemos apreciar que se utiliza de
manera indistinta las expresiones “ver por enigmas” y “ver por un espejo” (1Cor 13,12). Esta
expresión se utiliza en contraposición a “ver cara a cara”. Según el Diccionario de la Biblia se
utiliza como oposición a la visión indirecta de Dios en la revelación profética a la contemplación
escatológica de Dios. Hildegard, utiliza esta figura del espejo para referirse a su búsqueda de
reflejar el rostro de Dios; esta se relaciona además con la otra figura que utiliza reiteradamente, la de
la luz viviente, pues, mientras más luz recibamos, más luminosos serán nuestros pensamientos y
acciones y mejor reflejo de Dios seremos. “Respecto del “espejo”, Flisfisch et al.(1997) notan el
interés de los medievales por los fenómenos ópticos – y en general por los fenómenos relacionados
con la luz- hizo del espejo un objeto privilegiado, puesto que reúne en sí mismo, y a pesar de su
tamaño, una realidad que lo supera.” (Flisfisch et al, 2003: 299)
138
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op.
cit., p. 299.
79
Y sin duda una de las más hermosas es aquella que aparece en la cuarta visión de la
Tercera parte del LDO:
“Y en la parte más alta del ala izquierda había otro que encierra en sí
la escritura: “Soy el espejo, en el cual se contempla la intención de
los elegidos”.141
En la III Visión del LDO, se afirma que, la sabiduría habla por medio de
Hildegard, para que los hombres puedan ser conducidos a la verdad y llevados a la
vida eterna.
“También ella misma observó su obra, que ordenó hacia una recta
disposición en la sombra del agua viva, cuando incluso a través de
esta ya mencionada forma de mujer también indocta abrió ciertas
virtudes naturales de diversas cosas y ciertos escritos De los Méritos
de la Vida, e incluso ciertos otros profundos misterios, que ella
viéndolos en verdadera visión se debilitó mucho. Pero ante todas
139
Scivias, III,3,13, op.cit., p. 314.
140
Liber Divinorum Operum, III,1,3. Trad. Flisfisch, María Isabel el al, op.cit., en prensa (s.p.).
141
Liber Divinorum Operum,III, 4, 6. Trad. Flisfisch, María Isabel el al, op.cit., en prensa (s.p.).
80
“Y yo, como canal derivado de un río, como caz que del Paraíso
sale. ¿Qué quiere decir esto? Cuando Dios consolidó al hombre con
142
Liber Divinorum Operum, III, 3,2. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op. cit., en prensa (s.p.).
143
Liber Divinorum Operum, III,2,16. Trad. Flisfisch, María Isabel et al, op. cit., en prensa (s.p.).
81
144
Scivias, op.cit., II,6,31, p.213
145
Ibídem.
146
Walker Bynum, Caroline. Holy Feast and Holy Fast: The religious significance of food to
medieval women.University of California Press, Los Angeles, 1988.
82
147
Flisfisch, María Isabel. “Hildegard de Bingen.Visio Ecclesiae, Symphonia (Antífonas46-49) En:
Revista Cyber Humanitatis, N° 19, Invierno 2001.
148
Góngora, María Eugenia. “La Vita Sanctae Hildegaris Virginis. Construcción de una “Vida
ejemplar”. En: Revista Signos, v 33, n° 48, 2004, p. 21- 34, (p. 32).
149
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel el al,
op.cit., p 51.
83
en una sola órbita que tiene vida y que tiene tres alas,
de las cuales una vuela en lo alto y la otra desde la tierra mana
y la tercera vuela por doquier.
Que haya alabanza para ti,
Como corresponde, Oh Sabiduría!”150
La imagen de la Sabiduría descrita por Hildegard es de una gran potencia, por eso
comienza así su alabanza. Esta Sabiduría es capaz de abarcarlo todo y de una sola
vez. Nada de la creación se le escapa o está fuera de su alcance. Podemos leer que
para Hildegard todo está contenido en la Sabiduría, por eso debemos aprender de
ella y en ella. Es ella quien nos concede la claridad y el entendimiento para
interpretar las enseñanzas de Dios, que son los que finalmente nos conducirán a la
vida eterna. Esto se aclara aún más cuando escuchamos a Hildegard afirmar que
Sabiduría le habla directamente para referirse a la Salvación:
150
Góngora, María Eugenia: “Hildegard von Bingen: Imáganes de la Sabiduría y tradición
sapiencial” en Teología y Vida, III Trimestre, en prensa.
151
La idea de Redención es fundamental en los católicos, de esa manera lo podemos apreciar tanto
en el AT como en el NT. En los postulados de Hildegard su contenido es esencial, representa la
liberación de los hombres y el perdón de sus faltas. La redención representa a su vez, la imagen de la
restauración, el volver a un orden preestablecido, aquel que se origina con el plan de Dios y culmina
con el mismo.
152
En: Cirlot, op.cit., p. 54.
84
153
Carta 40, de Odo de Soissons a Hildegard, 1148-1149? En: The Letters of Hildegard de Bingen,
1994, p. 109. (Nuestra traducción)
85
por una palabra como sí puede serlo el hombre, pues Dios es el todo
y no algo diferente, y por esta razón nada puede serle sustraído ni
añadido. Porque también la paternidad y la divinidad son Aquel que
es, como se ha dicho: “Yo soy el que soy” (Ex. 3, 14). Y El que es,
tiene la plenitud del ser... Quienquiera que dice que la paternidad y la
divinidad no es Dios, ése está nombrado un punto sin el círculo; y
quiere tener un punto sin un círculo, está negando a Aquel que es
eterno... Dios es plenitud, y lo que está en Dios es Dios...” 154
154
Carta 40r, de Hildegard a Odo de Soissons, 1148-1149. En: The Letters of Hildegard de Bingen,
op. cit., p 111. (Nuestra traducción)
86
Hildegard denuncia esta falta de inteligencia del hombre de las actitudes necias
que lo alejan de Dios:
“La luz mística de una verdadera visión... Los doctores y los maestros
rehúsan hacer sonar la trompeta de la justicia, por lo cual el Oriente
de las buenas obras, que ilumina el mundo entero y que es como un
espejo de la luz, se ha apagado en ellos. El Oriente, en efecto, debería
lucir en ellos con el saber y dirigir los distintos preceptos del mismo
modo que cambia la esfera del Sol. El Austral (el Sur) de las virtudes,
con su calor, es en ellos frío como el invierno, porque no poseen las
buenas obras que arden con el fuego del Espíritu Santo, porque son
áridos y sin verdor. También el Occidente de la misericordia se ha
vuelto en ellos negrura de cenizas, porque no ponen interés en vivir
como es debido, ni meditan como se debe la pasión de Cristo, Aquél
que por humildad descendió hasta nuestra naturaleza humana y huyó
de su divinidad, tal y como hace el sol, que de vez en cuando se
esconde. Por el contrario, en ellos sopla el Norte con el viento del
Aquilón...”.156
155
Carta 23 a los prelados de Mainz (1178-1179). En: The Letters of Hildegard of Bingen, op.cit.,p.
76-80. (Nuestra traducción)
156
Sermón público realizado en la ciudad de Tréveris en 1098, durante uno de sus viajes de
predicas. En: Pernod, Régine, op.cit., p. 99-107.
87
“El alma está en el cuerpo cual savia en el árbol, y sus fuerzas son como
la forma del árbol. ¿Cómo? El entendimiento se halla en el alma como
el verdor de las ramas y las hojas en el árbol; la voluntad, como las
flores; el ánimo, como el primer brote de su fruto; la razón, como el
fruto ya en sazón; los sentidos, como el alcance de su altura y anchura.
Y, a semejanza de esto, el alma consolida y sustenta al cuerpo humano.
Por tanto, oh hombre, entiende qué eres en tu alma, tú que abandonas tu
buen juicio y te obstinas en parecerte a las bestias.”157
157
Scivias, I, 4, 26, op.cit., p. 80
88
158
Newman, Bárbara. “The Mother of God”. En: Sister of Wisdom. Berkeley: University of
California Press, 1977, p. 156. (Nuestra traducción)
90
Hildegard, sin embargo, sostiene que la caída de Eva se debió a su ingenuidad. Eva
es una mujer inocente, pura, no había conocido el pecado ni la maldad, por eso la
serpiente se dirige a ella, puesto que sabía que sería fácil engañarla. Para la
religiosa, la naturaleza de la mujer es pura:
159
Fraboschi, op. cit., p. 72.
160
Flisfisch, María Isabel. “Eva- María: ¿Una relación de oposición o de Identificación? (Hildegard
de Bingen, Symphonia, Antífonas 10-16). En: Cyber Humanitatis, N°10, Otoño 1999.
91
género humano, llena de luz, por designio del Señor- para hacerla caer
¿Por qué fue así? Porque el Demonio comprendió que la ternura de la
mujer sería mucho más fácil de doblegar que la fuerza del varón; y
advirtió, además, que Adán ardía tan vivamente por amor a Eva que, si
con su celada lograba seducirla, Adán haría todo cuanto ella le dijera”.
161
“...El honor sereno del sol está infuso en ti, fuente que vienes del
corazón del Padre, que eres el Verbo único por el cual Él creó la
primera materia del mundo, que Eva mancilló.”162
161
Scivias, op. cit.,I, 2, 10, p.29-30.
162
Scivias,op. cit., III, 13. En: Pernoud, Régine, op.cit., p.143.
92
se les prohíbe comer del árbol de la ciencia. El desobedecer este último mandato
tendrá como consecuencia la muerte, pero no habla de una muerte inmediata, sino
se refiere a llevar una vida miserable.163 Sin embargo, Eva es tentada por la
serpiente, quien le asegura: “De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy
bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses,
conocedores del bien y del mal”. (Gen 3, 4-5) Eva, finalmente, movida por estas
palabras desobedece la orden de Dios y come del árbol, además incita a su
compañero para que la imite. En lo anterior encontramos dos puntos trascendentales
que estarán permanentemente incluidos en la obra de Hildegard. Por una parte
encontramos a una Eva que no obedece las órdenes de Dios, por lo que la
humanidad será condenada, luego, entendemos que el motivo de esa desobediencia
es encontrar la sabiduría, imagen que nos une a Dios.
163
Para el tema de la creación de Adán y Eva ver Biblia de Jerusalén (Gen 2).
164
Liber Divinorum Operum, I, 1, 13, op. cit., en prensa.
93
Más adelante, en la misma visión, habla de la perdida que sufre el hombre y que
lo condenará a buscar durante toda su vida la armonía que lo une a Dios y que
concluirá con su salvación. Continúa diciendo:
Hay que añadir en este punto que la Biblia no considera a Eva fuera del relato del
Génesis; de hecho se habla muy poco sobre ella y debemos al apóstol Pablo su
tratamiento como tipo femenino; es él además quien crea esta relación entre Eva-
María y la Iglesia.
San Ireneo, por su parte, presenta a María como la nueva Eva que, gracias a su fe y
su obediencia se opone a la incredulidad y la desobediencia de Eva. Este papel en
el tema de la salvación para el hombre medieval exige la ausencia de pecado. San
Ireneo lo ilustra así: "De la misma manera que aquella -es decir, Eva- había sido
seducida por el discurso de un ángel, hasta el punto de alejarse de Dios a su
palabra, así ésta -es decir, María- recibió la buena nueva por el discurso de un
ángel, para llevar en su seno a Dios, obedeciendo a su palabra; y como aquella
había sido seducida para desobedecer a Dios, ésta se dejó convencer a obedecer a
Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. Y de la
misma forma que el género humano había quedado sujeto a la muerte a causa de
una virgen, fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen
fue contrarrestada por la obediencia de una Virgen..." (Ir., Adv. Haer., 5, 19, 1).
165
Liber Divinorum Operum, I, 1, 14, op.cit., p. 57.
94
166
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel el al,
op.cit., p. 89.
95
AVE MARÍA
De Santa María
¡Ave María,
creadora de vida!
Al reconstruir la salvación,
perturbaste a la muerte
y aniquilaste a la serpiente.
Hacia ésta Eva se elevó
Con su cuello erguido,
henchida de soberbia.
A aquélla aplastaste
cuando engendraste al Hijo de Dios desde el cielo.”167
María se nos presenta como la triunfadora sobre el demonio tentador. Esta victoria
no hubiese podido existir sin su acto de obediencia, por eso es considerada modelo
para la humanidad. Cuando el ángel le anuncia que el Espíritu Santo vendrá sobre
ella, María responde:
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).
Para Hildegard esta obediencia sin dudar es la que la distancia y diferencia de Eva.
María estará cubierta por la dicha, puesto que será instrumento fundamental en la
salvación de los hombres.
“Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas
de parte del Señor” (Lc 1. 45)
167
Op.cit., p. 102
96
Es potente la imagen de María como la sierva humilde y obediente, que asume sin
titubear la orden de Dios, de tal manera que da vida a Su Hijo. Humildad que la
lleva a convertirse en la restauradora del orden en el plan trazado por Dios. Es ella
quien logra vencer a la serpiente, figura que representa al Demonio y encarna el
mal y el engaño. Como ya hemos dicho, todo el pensamiento de Hildegard estará
atravesado por una serie de dicotomías: bien-mal, humildad-soberbia, María-
serpiente, alma-cuerpo, divinidad-humanidad, cielo- tierra. Estas dicotomías, según
la lógica hildegardiana deben coexistir para mantener el equilibrio del universo.
168
Scivias, op. cit, I, 2, 33, p. 45.
97
Debemos recordar que antes del siglo XII, el culto a María era relativamente
restringido, y los Evangelios casi no la nombran; no es sino hasta entrado este siglo
cuando comienza a surgir la Virgen como figura de devoción al interior de la
Iglesia. Tal vez, esta figura femenina surgió como una forma de compensación
frente al desplazamiento de la vida activa, tanto social como religiosa, de la cual
fue víctima la mujer; lo que se manifiesta, por ejemplo, cultural y popularmente en
que ninguna imagen o figura femenina es venerada hasta ese momento; o como
señalan Anderson y Zinsser “...llenar la necesidad popular de un aspecto femenino
de la fe.” 169
Es entonces cuando la imagen de María comienza a ser descrita y
venerada, y se habla de su cercanía al Salvador. Es honrada por su humildad y en
el caso de Hildegard es reverenciada además por su condición de mujer, ambos
aspectos que según ella van unidos. Gracias a la humildad de María es posible la
encarnación de Jesús y Dios se hace hombre a través de ella. Así lo señala en uno
de sus poemas de Sinfonía.
169
Anderson, Bonnie y Zinsser, Judith, op.cit., p. 240
170
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel el al,
op.cit., p. 96.
98
¡DESLUMBRANTE MADRE!
De Santa María
¡Deslumbrante madre
de santa sanación!
Tú, por tu santo Hijo,
esparciste
bálsamos
en las heridas dolientes de la muerte,
que Eva construyó
para tormento de las almas.
Tú aniquilaste a la muerte
construyendo la vida.
Ruega por nosotros a tu Hijo,
María, estrella del mar.
¡Instrumento de vida
y dichoso esplendor,
dulzura de todos los goces
que en ti no faltarán!
171
Sinfonía de la Armonía de las Revelaciones Celestiales. Trad. Flisfisch, María Isabel el al,
op.cit., p. 105
99
Según esta imagen de María, ella es, como ya hemos observado, la restauradora del
plan divino, y cumple con lo anunciado por Dios en su maldición de la serpiente.
María será el instrumento por el cual se reconstruya el orden y germine la vida.
Hildegard escribe en su LDO:
Gracias a María la desobediencia y las faltas de Eva son expiadas. María tiene así
un rol preponderante en la restauración del equilibrio del universo: “Pero, al llegar
la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la
ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la
filiación adoptiva”. (Gal 4, 4-5)
Las palabras de Flisfisch et al. son muy clarificadoras al respecto, ellos señalan:
“La oposición entre Eva y María es bastante clara, pues Eva construye las heridas
dolientes de la muerte, mientras María, ( como señala el poema anterior) es la
restaura con la vida”.173
172
Liber Divinorum Operum, II,1,XVIII,op.cit., en prensa (s.p.).
173
Flisfisch et al. En: Sinfonia de la Armonía de las Revelaciones Celestiales, op.cit., p. 107.
100
hasta María, madre del redentor y, por tanto, de todos los redimidos, es decir, de
todos los vivientes. María es así la nueva Eva.
La doctrina de la Iglesia y la obra de Hildegard plantean a María como la antítesis
de Eva. Esto se traduce en su maternidad espiritual, con esto María da origen a
nuestra vida espiritual, en tanto Eva es nuestra madre natural, es quien da origen a
la vida en el sentido biológico. La maternidad de María, por otra parte, se confirma
cuando ella asume y está presente en la muerte de su hijo Jesús; “Junto a la cruz de
Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y
María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien
amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo:
“Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa”.
(Jn 19, 25-27). Desde nuestra perspectiva de lectura, esta exaltación de la imagen
de la mujer y madre en el momento de la muerte es la que nos deja de manifiesto la
importancia de la mujer y su rol trascendental en el orden establecido por Dios en el
Universo y en la historia de la salvación.
Podemos leer en la Biblia: “Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su
Hijo, nacido de mujer”. (Carta de Pablo a los Gálatas 4,4) Con estas palabras
podemos entender también como se relaciona el momento fundamental de la
historia de la salvación, que estaba preestablecido por Dios, con la figura de la
mujer. El Hijo es consustancial al Padre, Dios se hace hombre, por medio de una
mujer, para venir a la tierra y salvar a los hombres en “la plenitud de los tiempos”.
La mujer estará presente en el momento crucial del plan de Dios. Observamos que
Pablo no menciona específicamente con aquellas palabras a María, la madre de
Cristo, sino que utiliza la palabra “mujer”, y establece una clara relación entre esta
figura y la salvación, puesto que a través de ella se accede a la plenitud de los
tiempos.
Por su parte, Hildegard ve a María como mediadora entre el Padre y el Hijo, entre
Dios y los hombres para poder liberar a la humanidad de los pecados:
101
“Y así como las flores de los frutos aumentaban entonces más que lo
que antes se multiplicaron, así también la ciencia de los hombres
progresaba en la sabiduría encendida por el Espíritu Santo hasta la
nueva estrella, que mostraba al rey de reyes, y esta sabiduría ardía a
partir del fuego del Espíritu Santo, a través del cual la Palabra de Dios
fue encarnada en el útero de la Virgen; la estrella ya mencionada
señalaba esto. En ésta el Espíritu Santo manifestó a las gentes esta
obra, que había consumado en el útero de la Virgen; y la claridad de la
174
Liber Divinorum Operum III, 5,6. Trad. Flisfisch, María Isabel el al, op.cit., en prensa (s.p.).
102
llama del Espíritu Santo es el sonido de la Palabra, que creó todas las
cosas. Pues el Espíritu Santo fecundó el útero de la Virgen y vino sobre
los discípulos del Hijo de Dios en lengua ígneas, y después de estas
misma lenguas ígneas realizó muchos milagros con estos mismos
discípulos y con sus seguidores.” 175
175
Op. cit., p. 348.
176
Flisfisch, María Isabel, “Eva- María: ¿Una relación de oposición o de Identificación? (Hildegard
de Bingen, Symphonia, Antífonas 10-16). En: ). En:Cyber Humanitatis, n°10, Otoño 1999.
177
Góngora, María Eugenia. “La Vita Sanctae Hildegaris Virginis. Construcción de una "Vida
Ejemplar". En: Revista Signos, 2004, vol 33, N° 48, p. 21-34, (p. 25).
103
178
Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales, op.cit., p 115
179
Ibídem
180
Scivias, II,3,9, op.cit., p.121.
104
3. La tercera gran figura femenina, la Iglesia, tiene también para Hildegard una
importante dimensión sapiencial y salvadora.
181
Fraboschi, op. cit., p. 33.
182
Scivias, II,6,1, op.cit., p. 190.
105
La Iglesia conoce íntimamente a Dios y, por lo tanto, nos puede y debe conducir a
Él. Newman señala que algunos textos medievales van aún más lejos, identificando
a Ecclesia con el cuerpo de Cristo, no simplemente como su esposa; una discusión
semejante se entabla frente a Jesús y su imagen como madre. 184
La comparación de la Iglesia con el Cuerpo de Cristo nos permite arrojar luz sobre
la relación íntima que se establece en la Edad Media y específicamente en
Hildegard, entre la Iglesia y Cristo. La Iglesia no está solamente reunida en torno a
Cristo, sino por sobre todo, está unificada a través de Él, en su cuerpo. La Iglesia
será el Cuerpo de Cristo y, por lo tanto, es fundamental la unión de todos los
miembros, es decir, de todos los creyentes, y Cristo es la cabeza de este Cuerpo.
En los textos de Hildegard, la Iglesia es también comparada con una ciudad donde
el hombre puede encontrar un refugio, pero también será la ciudad donde el hombre
encuentre la perdición:
183
Scivias,op.cit, III,9,9, p. 416.
184
Ver Newman, Bárbara. Sister of Wisdom. “Ecclesia as Bride of Church”. Este tema también es
abordado por Caroline Walker Bynum en “Jesús as Mother and Abbot as Mother: Some Themes in
Twelfth-Century Cistercian Writing” en Jesus as Mother. Studies in the Spiritualy of the High
Middle Ages, Berkeley, Los Angeles, London: University of California Press, 1982, pp. 110-169.
106
185
Scivias,op.cit., III,11,20-21, p. 465.
186
Scivias, III, 11, op. cit., 457-458.
187
Pernoud, op.cit., p.123.
107
Hildegard sostiene que a la Iglesia le compete, y con ella a los clérigos, proclamar
los principios morales, incluso aquellos referentes al orden social y que guardan
relación con la igualdad que existe entre las personas. Así mismo, señala que es
esta institución la que debe presentar un juicio o parecer sobre cualquier asunto
188
Op. cit, p. 123-125.
189
Ibídem
108
190
Ibídem
109
191
Para el tema de la Sabiduría, Cf. Newman, Bárbara: “Sister of Wisdom” en Sister of Wisdom,
University of California Press, California, 1999 , pp. 250-271.
192
Ver: Liber Divinorum Operum1, 4.
110
mujer, esto gracias a que ella le da carne, es decir, humanidad. Cristo nace de una
mujer, lo que establecerá entre ellos una relación de unión trascendental. Tal vez
por esto, a pesar de que el sacerdocio estaba prohibido para la mujer y no podían
ejercer esta función, algunas representaciones medievales nos muestran a la madre
de Cristo, María, como sacerdote, entregándole instrucción al clero. Es ella, quien
otorga y ofrece a los mortales acceder a la salvación.
193
Newman, op. cit., p. 93.
111
puede juzgar las acciones y conductas de cada cual y asignarles valor y nadie puede
ponerse por sobre sus designios ni mandatos.
194
Carta 52r de Hildegard a la comunidad religiosa (1148-1150). En: The letters of Hildegard of
BIngen. op. cit., p. 128-130. (Nuestra traducción)
112
Termina sus palabras señalando, una vez más, que es el verdadero conocimiento el
que la ha utilizado como instrumento para hablar a través de ella y enviar su
mensaje:
“Estas cosas han sido dichas por La Luz viviente y no por el hombre.
Quien oye, vea y crea de dónde son y vienen.”195
Reiteremos por último aquí que la idea de sinfonía en Hidegard está muy
relacionada con la imagen que tiene del Cosmos y su armonía, la que genera y
libera energía presente en el mundo; a ella podemos acceder mediante nuestra
relación sana con la Naturaleza y es ella quien nos puede conducir a la liberación.
Hildegard relaciona medicina y naturaleza, poesía y música; y sin duda, Iglesia e
Imperio, con todos los problemas que la relación entre esos poderes presenta en su
195
Ibídem.
113
época y que ella fue capaz de enfrentar. En este contexto, en el que los hombres no
son capaces de hacerse cargo de la situación, y en que los eclesiásticos son más
bien portadores de la corrupción y de la inmoralidad en que se vive, ella vislumbra
a la mujer como la conductora del cambio; hay que mirar las distintas imágenes
femeninas en su poesía y en toda su obra, y el rol fundamental que desempeñan
socialmente, para sentirnos esperanzados frente al cambio. “Y en el corazón de ese
mundo, ancho y grande, la mirada del siglo XX posada sobre la Edad Media
descubre atónita la presencia de la escritura femenina. La voz de las mujeres no
suena por primera vez en la historia, pero son nuevas en Occidente la fuerza y la
centralidad con las que brota el discurso femenino acerca de la experiencia
espiritual, que es, con frecuencia, visionaria y mística”.196
196
Cirlot, op.cit,, p.14.
114
CONCLUSIONES
su máxima obra visionaria, en la cual revela lo que ocurrirá con los hombres y la
tierra por no respetar las órdenes divinas.
“Pero después que la tierra fue henchida por este pueblo contrario,
Yo, el que soy, no soportando por más tiempo estos pecados
criminales decreté esto: que el género humano fuera sofocado en las
aguas, excepto por los pocos que me habían conocido. Pero la tierra
de ningún modo fue secada, hasta que el pueblo que se burlaba fue
totalmente sumergido. Pues las aguas bañaron toda la tierra, de
manera que se volviese como lodo; y los cadáveres de los hombres
fueron sumergidos por éste, de manera que después no pudiesen ser
encontrados, mientras que sin embargo aparecían ciertos cadáveres
de animales por su peso liviano en las superficies de las aguas. La
tierra tampoco fue secada, antes de que el sol con los cursos de la
luna y las estrellas y con todas sus funciones completasen su salida y
su ocaso, ni antes de que todas estas cosas llevaran nuevamente hacia
sí las aguas hacia sus lugares correspondientes, tal como habían sido
dispuestas primeramente.”197
197
Liber Divinorum Operum III, 2,6. Trad.Flisfisch, María Isabel et al, op.cit., 302.
116
¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, Yahvé? Así pues,
vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir””. (Ex 4, 10, 12)
Las palabras que utiliza Hildegard para definirse nos hablan de humildad
y prudencia, pero al mismo tiempo se dedica a aconsejar, a hablar y escribir a
hombres letrados e ilustres, presenta una fortaleza de espíritu y una perseverancia
digna de aplausos, entonces, ¿Podemos hablar de contradicción, o más bien es el
deseo de cumplir con las palabras y mandatos Bíblicos que ella tan bien conoce?
Hildegard desea ser merecedora de esta voz que la ha elegido y conducir a la
humanidad por el camino a la salvación, por esto busca la sabiduría. “Yo, la
Sabiduría, habito en la prudencia, / yo he inventado la ciencia de la reflexión./
Míos son el consejo y la habilidad,/ yo soy la inteligencia, mía es la fuerza. / Por
mí los reyes reinan / y los magistrados administran justicia.” (Sab 8,12-15)
Quisiéramos terminar esta tesis con las últimas palabras de Hildegard en su obra
Scivias. Hildegard nos aconseja aprender a ver y escuchar más allá de lo evidente.
Habla de templar los sentidos de una manera mística, para eso debemos acallarlos
previamente, calmar las ansias y las pasiones humanas, para ascender a un estado
de unión entre Dios y nuestra alma.
Hildegard aspira a que el hombre busque ser reflejo de la imagen de Dios. Que
nuestros ojos y oídos sean instrumentos para comprender el mensaje del Señor.
Todo lo que nos rodea es su creación y si conocemos y respetamos su plan
podremos acceder a la salvación.
117
198
Scivias, op. cit., III. 13. 16, p.508.
118
BIBLIOGRAFÍA