Unidad #3

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Colegio Modelo

5° “C” - Geografía

Unidad N° 3: LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS COMO SUSTENTO DEL HOMBRE

DOCUMENTO DE INFORMACIÓN
La evolución histórica de los modelos económicos en Argentina ha dependido de los sucesivos gobiernos, que han
aplicado distintas políticas según el modelo de desarrollo económico que querían alcanzar.

Se distinguen las siguientes etapas:

- Agro-exportadora
- Industrialización por sustitución de importaciones (ISI)
- Neoliberal
- Modelos económicos diversos desde 2001 a la actualidad

A continuación, se describen cada una de ellas.

ARGENTINA Y EL MODELO ECONÓMICO AGROEXPORTADOR (1880-1930)

El país se integra en el mercado mundial como proveedor de materias primas y alimentos en grandes cantidades. Exporta,
principalmente, cereales, granos en general, tales como trigo, maíz, cebada, centeno, etc. Carnes de vacuno para los
mercados de Europa y Estados Unidos.

El modelo de industrialización que atravesaba Europa a fines del s. XIX generó una oferta de productos manufacturados y
una gran demanda de materias primas, tenían un excedente de capitales que hacía que fueran en búsqueda de mejores
márgenes de ganancias.

El modelo agroexportador obedece a la lógica imperante de la época, que ubicaba países centrales consumidores y países
periféricos productores, por lo que el modelo exportador asumía el rol de proveerle a la metrópoli de los alimentos que
necesita. Es la época del fin del colonialismo europeo y los capitales internacionales persiguen su incorporación en los
mercados insurgentes como el americano, que se muestra gustoso de consumir sus productos elaborados y sentirse en
condición de igualdad de consumo.

Para la expansión de la actividad agrícola y ganadera era necesario incorporar nuevos territorios a la actividad productiva,
en Argentina existían extensas áreas que no se trabajaban y otras en poder de los pueblos originarios dónde el estado aún
no tenía control. Durante la década de 1870 se organizaron numerosas expediciones en las que el estado realizó acciones
de reconocimiento en La Pampa, Patagonia y Chaco. En estas exploraciones se desconocía a los pueblos originarios como
propietarios de esas tierras y fueron acompañadas por un avance armado liderado por el general Julio Argentino Roca por
entonces ministro de guerra de la presidencia de Nicolás Avellaneda. La campaña del desierto en 1879 tuvo como objetivo
incorporar bajo el control del estado los territorios de los pueblos originarios ubicados en el oeste en la provincia de
Buenos Aires y en el sur de la provincia de Río negro. En un lapso menor a 10 años el objetivo se había cumplido.

Uno de los elementos que tuvo un rol central en la consolidación del modelo agroexportador fue el ferrocarril. Este medio
de transporte se extendió desde los puertos exportadores de Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca hacia el interior,
principalmente la región pampeana dónde se encontraban los principales campos cerealeros. El tendido ferroviario tomó
la forma de un abanico abierto cuyos principales nodos eran los puertos, esta forma profundiza aún más el aislamiento de
ciertas regiones del país en especial las zonas recién incorporadas del Chaco y la Patagonia. Sin embargo, el tendido
ferroviario facilitó la incorporación de tierras hasta el momento improductivas para la actividad agrícola y ganadera. La
región pampeana se convirtió en uno de los principales productores de cereales y carnes del mundo, gracias al uso de este
medio de transporte.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la instalación de ferrocarriles significó un cambio en la geografía del país. El tren
sirvió para el traslado de las mercaderías hasta las zonas exportadoras y a su vez, favoreció el poblamiento de regiones
desocupadas. Con la llegada del ferrocarril se amplían las posibilidades de ocupar zonas rurales qué ahora se conectaban
con otros pueblos y ciudades. También fue el motor del nacimiento de distintos centros poblacionales. Para 1890 la red
contaba con 9348 km y para fines del siglo con 16.500 km (de los cuales el Estado era propietario de 2 mil). Esta red
trasportaba un tráfico anual de 18 millones de pasajeros y 12 millones de toneladas de carga.

Fue necesario que el Estado nacional contrate ingenieros europeos para el desarrollo de la red ferroviaria argentina. Se
construyeron 4 grandes terminales de trenes, una en cada punta de la Ciudad de Buenos Aires: Once, Retiro, Constitución
y Chacarita. Actualmente siguen siendo éstas las terminales centrales de la red ferroviaria argentina. Hacia 1915 esta red
alcanzaba los 35.000 kilómetros, siendo así la más larga de Sudamérica y la octava del planeta.

Numerosos fueron los adelantos tecnológicos que comenzaron a implementarse durante la economía agroexportadora.
Entre ellos encontramos:

o El alambrado: se incorporó hacia 1870, la introducción masiva del alambrado permitió la delimitación de los terrenos.
Así la actividad agrícola pudo ser incorporada en propiedades que hasta ese momento sólo se destinaban a la cría de
animales. Los propietarios lograron realizar dos actividades de manera simultánea la agricultura y la ganadería. Este
adelanto tecnológico también permitió evitar la mezcla de animales, pudiendo ser separados los animales rústicos de
los animales seleccionados o refinados.
o El molino de viento, las aguadas, los tanques australianos y los bebederos facilitaron el abastecimiento de agua para el
rodeo.
o El motor de vapor: pudo utilizarse hacia fines del siglo XIX cómo energía en las trilladoras, las segadoras para trigo y
la alfalfa. Se aplicaron también, nuevas técnicas para la expansión de los cultivos a gran escala y el mejoramiento del
ganado ovino y bovino.

El puerto y el arribo de los barcos era un problema hacia 1876. Buenos Aires no contaba con las instalaciones adecuadas
para recibir estos barcos que venían desde diferentes lugares del mundo. Debido a las condiciones de los puertos los
barcos debían ser anclados lejos de la orilla, desde donde, con embarcaciones muy precarias, eran trasladadas las
mercaderías que traían. Con la finalidad de resolver estos problemas se iniciaron una serie de obras para la construcción
de muelles con un ensanche profundización y canalización del riachuelo, de esta manera se buscaba favorecer el comercio
interior y exterior. Estás mejoras sumadas a la expansión del ferrocarril permitieron una mayor fluidez en el comercio,
pero lo más relevante de la creación de estos nuevos puertos fue el surgimiento de un área de movimiento fluvial en el eje
Paraná-Río de la Plata y la costa atlántica que permitió el crecimiento de varios centros urbanos ubicados en las márgenes
de los ríos y en el litoral.

Para el desarrollo del modelo agroexportador fue vital el ingreso de personas, capitales y tecnologías desde Europa. Estos
capitales llegaban a través de préstamos o a través de empresas extranjeras que se instalaban en el país. Por su parte el
estado nacional brindaba amplias garantías a los inversores europeos y además ofrecía condiciones y ventajas superiores a
las europeas. Las inversiones necesarias para el tendido ferroviario obtuvieron la gran mayoría de sus capitales de Gran
Bretaña quién tendría durante décadas el papel principal en el conjunto de las inversiones extranjeras en nuestro país.
Dentro de las inversiones extranjeras también participaron otros países europeos tales como Francia quién también invirtió
en ferrocarriles, así como en el puerto de Rosario, Alemania ejercía una posición dominante en la provisión de la
electricidad. Más tarde a principios del siglo 20 se sumaron inversiones de origen norteamericano centradas en los
frigoríficos.
Para mediados del siglo XIX la guerra y los altos índices de desocupación de Europa sumado a las precarias condiciones
de vida determinaron un gran éxodo de población en búsqueda de nuevos horizontes. Argentina era la tierra prometida. A
partir de la introducción de la agricultura cómo actividad primaria requería de mucha mano de obra para las tareas de
preparación de la tierra, siembra, cuidados y cosecha de los cultivos. Era necesaria la mano de obra extranjera ya que eran
escasos los pobladores que habitaban las áreas rurales. Muchas de esas zonas recientemente anexadas para la explotación.
El mayor flujo migratorio desde Europa hacia Argentina se produjo principalmente entre los años 1880 y 1914. Datos del
Censo de 1914 revelan que el 49% de la población de la ciudad de Buenos Aires de esa época era extranjera. Estos
inmigrantes, provenían en su mayoría de España e Italia y, en menor cantidad, de Francia Alemania Rusia y Gran Bretaña
entre otros países europeos. Muchos de estos extranjeros llegaban acompañados de su familia, pero otros lo hacían solos y
cuando conseguían asentarse traían al resto de su familia.

En el mes de octubre de 1929 se produce un derrumbe de la bolsa de valores de Nueva York en Wall Street, este evento
llevaría a lo que luego se conocería como la gran depresión de los años 30. Países que mantenían relaciones comerciales
con Argentina, cómo Estados Unidos y Gran Bretaña, impusieron barreras proteccionistas afectando la economía y el
comercio del país. La crisis del 29 marco el inicio del fin de las exportaciones argentinas y del modelo agroexportador.
Los productos primarios perdieron importancia en el mercado mundial, lo que hizo que la economía argentina se
deteriorará notablemente, producto de la inestabilidad política y la gran depresión.

Debido a que los ingresos aduaneros se habían desplomado el gobierno tuvo problemas para pagar a los trabajadores
públicos. Esto, sumado a la falta de trabajo, generó un ambiente de malestar e inestabilidad, dando paso al Golpe de
Estado de 1930. Argentina pasó de ser el granero del mundo a ser uno de los países más inestables de América. También a
inicios de la década del '30 y en un contexto de alta ocupación, producto de la crisis imperante, surgen los primeros
asentamientos llamados villas miserias, villas de emergencia o villas inestables, en las zonas portuarias de retiro y en poco
tiempo en las principales ciudades del país.

Hacia el 1° de mayo de 1933 Argentina firma el Tratado-Pacto Roca-Runciman con el Reino Unido, mediante el cual éste,
se comprometía a continuar comprando carnes argentinas siempre que su precio fuera menor de los demás proveedores
mundiales. En el controversial pacto también destacan un cuasi monopolio de las exportaciones para las empresas
inglesas, así como también, la creación del banco Central de la República Argentina, bajo la conducción y control de los
capitales por parte de Gran Bretaña, se le adjudica además al Reino Unido el monopolio de los transportes de Buenos
Aires. Además, Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos británicos al mismo tiempo que tomó el
compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales.

Durante el período que va entre las dos guerras mundiales y la crisis del '29, se presentaron grandes desafíos para la
economía argentina, como así también para la mayoría de las economías mundiales. En este contexto comienza a surgir un
nuevo modelo económico en el país, el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI).

MODELO DE INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES (1930-1975)


La expresión “industrialización por sustitución de importaciones” designa, en primer lugar, una práctica económica.
Vinculada al ámbito de la producción, describe el proceso productivo por medio del cual se desarrolla la elaboración de
bienes industriales manufacturados, antes importados desde los países centrales industrializados. Este fenómeno tiene
lugar cuando, en países que no participaron del proceso original de surgimiento del capitalismo industrial, se comienzan a
producir bienes propiamente industriales a fin de reemplazar productos antes comprados en el exterior y que son
consumidos en el marco de la propia economía nacional.

A pesar de los intentos por restablecer el orden anterior, es decir, la etapa del modelo agroexportador, la industria
desempeñaba un papel secundario en la economía argentina.

A partir de la década de 1930, en el contexto de una crisis del sistema capitalista mundial, comenzó en nuestro país un
proceso de industrialización basado en la producción local de bienes industriales. La industrialización se transformaba en
una realidad en el país. A pesar de no contar con ciertos minerales claves como el carbón y el hierro, la Argentina se
estaba convirtiendo en el país más industrializado después de Brasil en Sudamérica. Este desarrollo industrial ya no estaba
limitado, como en épocas anteriores, a frigoríficos, ingenios, bodegas; era el momento de la aparición de las industrias
manufactureras para satisfacer el consumo interno, textiles, vidrio, papel, caucho y aparatos eléctricos fueron
reemplazando poco a poco lo que ya no entraba al país por medio de importaciones. Las políticas de gobierno,
particularmente las de control de cambios generaron una restricción de la competencia externa en los productos
manufacturados. Y esto devino en lo que hoy se conoce como una industrialización por sustitución de importaciones.

El objetivo de este modelo era industrializar el país, generar empleos y depender cada vez menos de las divisas que
generaba el sector agropecuario. Para ello, se adoptaron políticas económicas proteccionistas, con la intención de proteger
la producción industrial argentina de la competencia de la industria de otros países.

En todo este proceso, el Estado fue un actor central, debido a que estableció una política comercial basada en fuertes
aranceles a las importaciones. Era el dueño de las empresas de servicios públicos, de transportes y de diversas actividades
productivas (explotación petrolífera, siderurgia, etc.). También realizaba grandes obras de infraestructura (rutas, puentes,
diques, usinas hidroeléctricas, entre otras), con la intención de promover el desarrollo regional.

De esta manera, se desarrolló el mercado interno, haciendo crecer el número de consumidores de los bienes producidos
por la industria nacional.

La falta de divisas y de bienes manufacturados hizo necesario que los bienes que hasta entonces se compraban a otros
países se comenzaran a producir en la Argentina. Aunque antes de la década de 1930 ya existían distintas industrias en
nuestro país, su producción no alcanzaba a cubrir la demanda interna de la población. Se comenzó entonces a sustituir la
importación de bienes industriales de otros países por la producción en el país de la misma clase de bienes.

La incapacidad del país para dar respuesta a los nuevos problemas y formar una economía industrial avanzada, determinó
que, a partir de 1945, Argentina se fuera aislando cada vez más de las esferas del comercio mundial y de las inversiones
internacionales. Fue perdiendo posiciones en algunos rubros tradicionales de exportación, como los cereales y las carnes.
Y este proceso fue acompañado por una drástica reducción del atractivo del país sobre capitales extranjeros.

Se veía como única alternativa posible, la inversión, tanto pública como privada, como factor capaz de expandir de
manera autónoma la demanda global y al mismo tiempo de elevar la capacidad del sistema para producir mayor cantidad
de bienes y servicios con destino al consumo y acumulación de capital.

Un hecho importante fue que, debido a los aranceles diferenciales, los productos de importación norteamericanos se
vieron perjudicados por el desarrollo de la industria de sustitución de importaciones. Esto desencadenó la instalación de
empresas de los EE.UU., principalmente relacionadas con el algodón, los neumáticos de caucho y el petróleo, en el país,
evitando así los costos aduaneros.

Durante los años de la guerra (1939-1945), la industria argentina se vio beneficiada por la imposibilidad de los países en
conflicto de poder proveer sus productos al mercado mundial. Incluso, se exportaron manufacturas en volúmenes
considerables, principalmente a Latinoamérica y a EE.UU. por la Comisión del Desarrollo para el Intercambio. El
principal problema de esa época radicaba naturalmente en las grandes dificultades para la obtención de bienes de capital y
materias primas importados para la industria.

Por su parte, el Sector Agropecuario vio sus precios dictaminados a través de la creación de Instituto Argentino de
Promoción del Intercambio -IAPI- que compraba los cereales y oleaginosas, y luego los vendía en el mercado interno y
externo. Esto le daba un alto grado de negociación, logrando grandes ganancias que le permitían financiar parte del gasto
público. El IAPI evitaba que los precios subieran y debiera presionarse más a la suba del salario o se generaran caídas en
el salario real.

Otras de las medidas que se tomaron en el período fue el Estatuto del Peón, que evitaba la emigración interna,
aumentando los salarios de los trabajadores del agro.
El modelo de ISI, tuvo dos etapas:

Primera fase: Denominada “Sustitución fácil” (entre 1930 y 1955). Las industrias necesitaban menores inversiones y
conocimientos para su desarrollo en relación con la fase siguiente. Se desarrolló la industria liviana, especialmente las
industrias que producían bienes de consumo no duraderos, como la alimentaria o la textil.

Segunda fase: Denominada “Desarrollismo” (entre 1955 y 1975). Correspondió a la “Sustitución difícil”. Estuvo basada
en el desarrollo de la industria pesada, básicamente la de producción de bienes de capital. Las ramas industriales que se
promovieron durante este período fueron la metalmecánica, la petroquímica, la automotriz y la siderúrgica, entre otras.
Esta fue la etapa difícil de la sustitución, ya que requería mayores inversiones y mayor nivel tecnológico.

El desarrollo industrial provocó el crecimiento de las ciudades, pues la mayoría de las industrias se localizaron en centros
urbanos, movilizando población y otras actividades. Entre 1947 y 1970, la población urbana en la Argentina creció del
62% al 79%. Este fenómeno es el que se denomina Urbanización. Las industrias se localizaron en lugares cercanos a las
ciudades existentes, pues en ellas podían contar con los servicios y los equipamientos necesarios para funcionar (energía,
caminos, etc.), insumos y proveedores, mano de obra disponible y, además, consumidores de sus productos. Las ciudades
que crecieron en este período fueron Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y, sobre todo, el Gran Buenos Aires,
especialmente los partidos de la provincia de Buenos Aires más cercanos a la ciudad de Buenos Aires.

Por otro lado, la ubicación de fábricas en las proximidades de las ciudades intensificó el proceso de las migraciones,
debido a la creciente necesidad de mano de obra que tenían las industrias. Esto favoreció el fenómeno de las migraciones
internas, factor que fue clave en el crecimiento de las ciudades. Muchas personas de distintas zonas del país,
especialmente de las provincias del norte, migraron hacia las principales ciudades, especialmente al Gran Buenos Aires.
En este período, también resultaron importantes las inmigraciones de personas de países limítrofes. En cuanto a la
estructura productiva, que sufrió profundos cambios, la actividad industrial y de servicios creció, en detrimento de la
actividad rural, que perdió participación relativa. Este cambio se vio reflejado en la distribución espacial de la población,
en la expansión del empleo urbano, y en la disminución de la población ocupada de las zonas rurales.

En síntesis, tras la crisis de 1930, disminuyó fuertemente el flujo de inmigraciones europeos, pero una enorme masa de
gente empezó a migrar desde las áreas rurales y las pequeñas ciudades del interior hacia las grandes ciudades del litoral, lo
que significó una brusca transición de la vida rural a la urbana, y de actividades artesanales a fabriles, sino también una
nueva emergencia de la “Argentina criolla”, que predominaba en las zonas rurales más arcaicas y en la periferia social y
geográfica de la nación, y que ahora comenzaba a instalarse en los conglomerados urbanos y sobre todo, en Buenos Aires.
Surgía así un nuevo proletariado industrial que iba sustituyendo a los extranjeros y a sus hijos que, mientras tanto, se
habían transformado en empleados, profesionales, y pequeños y medianos comerciantes e industriales.

El escaso desarrollo de las exportaciones llevó a muchos países a apelar al endeudamiento para financiar el déficit y varios
planes de inversión en infraestructura. En algunos casos, el endeudamiento excesivo se tradujo en inflación y con ella
llegaron los planes de estabilización recomendados por el FMI.

De 1973 a 1982, cuando se inicia la crisis de la deuda y la llamada “década perdida” en Argentina y en los países de la
región, se vivió el impacto de los ciclos económicos mundiales. En primer término, la crisis internacional originada en el
alza de precios del petróleo en 1973 que tuvo efectos diferenciados en los países según ellos fueran exportadores o
importadores de petróleo. En los países en donde gobernaban las dictaduras del Cono Sur, hostiles por razones ideológicas
a la organización petrolera, se abstuvieron de realizar negociaciones y prefirieron que sus países pagaran los costos. El
impacto de la crisis de 1973 tuvo que ver con lo siguiente: los precios internacionales del petróleo se multiplicaron por
tres. Era la primera vez que un grupo de países en desarrollo desafiaba al mundo desarrollado. Sin embargo, uno de los
resultados fue que el alza en los precios del petróleo originó una redistribución del ingreso mundial y una concentración
de fondos en los grandes centros financieros del mundo. Este hecho posibilitó que los países en vías de desarrollo
encontraran una coyuntura excepcional de liquidez en los mercados financieros. Como resultado, la deuda externa de los
países latinoamericanos creció.
ARGENTINA Y EL MODELO NEOLIBERAL (1975-2001)

Este modelo económico se inicia aproximadamente al finalizar el período de Industrialización por Sustitución de
Importaciones, es decir, aproximadamente, desde 1973 hasta el 2001. Es un período, que va a caracterizarse
definitivamente por sucederse en el marco de la globalización mundial. Es decir, cuando la economía mundial ha sufrido
un efecto de aceleración de los intercambios de los flujos económicos, de información, de personas, de bienes materiales,
etc.

Los gobiernos que se sucedieron en todo este período, han sido completamente diferentes, generando así, una impronta
económica y política, que se manifiesta en el espacio territorial argentino, también.

Para detallar mejor, se pueden establecer que en el período hay 4 subperíodos. Y un tramo intermedio de inflexión que
lleva a los nuevos acontecimientos sucedidos desde el 2001. Estos subperíodos son:

1- La Crisis de la Democracia (1973-1976): Este breve período se caracterizó por un gran tumulto político, social y
económico sin precedentes en la Argentina. En él se sucedieron muchos enfrentamientos, con alto costo en vidas,
persecuciones políticas y muchas perturbaciones en la marcha de la economía. A ellos se sumó a final del trienio un
alto grado de tensión social entre el poder sindical y el gubernamental, un marco de violencia política que se fue
desarrollando en forma creciente. Toda esta crisis no pudo ser controlada y encontró en la solución militar la supuesta
fórmula para restablecer la paz interior y estabilizar la economía, proceso que se inició el 24 de marzo de 1976. El
proceso económico tuvo un protagonismo central en la crisis del sistema democrático. La necesidad de que el modelo
de crecimiento nacional se ajuste a esa nueva estrategia, donde van a primar los intereses del capital financiero
concentrado, provoca el Golpe Militar de marzo de 1976. El 24 de marzo de ese año, cuando ya el deterioro
económico, social y político hacían casi insostenible la continuidad del gobierno presidido por la Sra. Martínez de
Perón, se produce el quiebre constitucional.
2- El autoritarismo y la regresividad económico-social (1976-1983): El golpe militar y la dictadura, aparecen cuando el
caos, el desorden, la arbitrariedad, la persecución ideológica y la violencia habían llegado a extremos intolerables.
Recordemos que, a nivel internacional, comenzaba a regir una dinámica acumulativa del capitalismo, el aumento del
precio del petróleo en un 300%, lo que genera grandes ganancias y, por tal motivo, la captación de esos excedentes por
parte de bancos de los países centrales. Es el auge de la economía keynesiana, que busca un mayor control de la fuerza
de trabajo, una severa disciplina fiscal y la libre movilidad de bienes y capitales. Se da paso a un “Estado Subsidiario”,
que poco a poco debía retirarse de su función intervencionista y reguladora, a fin de liberalizar las relaciones
económicas en un mercado abierto a las corrientes internacionales. Los países periféricos se transforman en receptores
de los petrodólares. Esta mudanza de características de un modelo previo a otro controlado por el capital financiero
multinacional con sus socios internos implica que los emergentes actores dominantes necesiten apoyos muy
significativos para vencer la resistencia de los sectores sociales. En este período se sucedió uno de los episodios más
tristes de la historia argentina, la Guerra de Malvinas, en donde la Dictadura buscó recuperar popularidad para el
proyecto vigente e intentar una sucesión basada en los mismos moldes del Gobierno Militar. La derrota de esta guerra,
fue el detonante de la transición hacia la democracia. Acompañando este fenómeno, un Ajuste Estructural y social, a
partir de 1982, resultó con un fuerte retroceso del nivel de vida de los trabajadores y crisis en la pequeña y mediana
producción. Aunque el pueblo resultó desfavorecido, surgieron nuevos y prominentes actores sociales ampliamente
favorecidos: grupos oligopólicos y empresas transnacionales. Estos protagonistas, líderes del proceso de acumulación,
se comportaron con un alto grado de diversidad de estrategias y formas de expansión, que influyeron en las
transformaciones urbano-regionales de los últimos años.
3- La restauración democrática y el fin de las ilusiones (1983-1989): Los sectores económicos actuaron como cómplices
de un FMI para regularizar la deuda externa que por entonces ya era impagable, y que ahora pertenecía al Estado
Argentino, tras su estatización. La presión conjunta de pagar la deuda, frente a un movimiento obrero que presionaba
por la deuda social, hizo tambalear en varias ocasiones al gobierno, que en su primer año tomó decisiones erradas e
imprecisas, aunque se haya afianzado las libertades democráticas y se hayan iniciado los juicios a las juntas militares.
Tuvo el gobierno algunos intentos, fallidos o no logrados, por bajar las tasas desmedidas de la inflación. Y así pasaron,
desde 1983 hasta 1987 acciones políticas de escasos resultados. También a nivel internacional, se intentó construir un
“Club de Deudores”, donde los países latinoamericanos iniciaron en conjunto un proceso de negociación con los
acreedores externos. En síntesis, la implementación del Ajuste estructural, con sus distintos componentes, tuvo serias
dificultades para ser implementado. Las resistencias políticas, económicas y sociales fueron muy fuertes y produjeron
conflictos e inestabilidades adicionales: conflictos sociales.
4- La reestructuración económica y social y el “Ajuste expansivo” (1989-1995): Esta subetapa se caracteriza por descartar
de plano todo tipo de contrariedades con el poder económico nacional e internacional, y acepta las normas en las que
se mueve el proceso de globalización económica creciente y los compromisos del endeudamiento externo. A mediano
plazo, este gobierno busca ajustar la estructura decisional y estrategias económicas de los grupos económicos y
acreedores externos. A corto plazo, va a llevar a reacomodamientos, desajustes y reestructuración económica y social.
Se ponen de manifiesto entonces, una serie de políticas:
A- Integración del Cono Sur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay estimulan de creación de una integración regional,
que finalmente se transformó en Unión Aduanera, el 1ro de enero de 1995. Algunas de las medidas fueron:
desaparición de las fronteras interiores para tráfico de bienes y personas, establecimiento de un Arancel externo común
e implementación de políticas macroeconómicas.
B- Ley de Reforma del Estado: que esteriliza los bonos de la deuda interna y el inicio de la venta de los activos estatales.
C- Plan de Convertibilidad: Este plan buscó restablecer la confianza de los centros financieros internacionales, para
asegurar recursos monetarios de origen externo, para pagar en fecha y en los niveles comprometidos, la deuda que se
tenía con los acreedores internacionales. Para ello se estableció un tipo de cambio fijo, por medio de una ley,
equiparando el peso argentino al dólar. Esta extrema rigidez llevó incluso a declinar la soberanía del Estado sobre los
precios hiperinflacionarios. El Estado, para garantizar la Convertibilidad, comenzó con la emisión de papel moneda sin
respaldo en reservas de oro, por lo que la circulación interna pasó a depender del monto de recursos acumulados en el
Banco Central en activos externos.
D- Ajuste expansivo: Buscaba estimular la expansión de las ventas para obtener los ingresos tributarios necesarios, a fin
de asegurar la existencia de superávit presupuestario.
E- Privatizaciones: Un mecanismo que ayudó a un selecto grupo económico, los que se fueron diversificando su faz
productiva y ampliaron su poder e influencia.
F- Apertura externa: la acelerada y poca o nula defensa frente a competidores internacionales, que operaban bajo modelos
de dumping social o franquicias impositivas o crediticias para alentar la exportación. Esto le dio configuración al
desarrollo del MERCOSUR, para vincular a este bloque al Resto del Mundo.
Las importaciones crecieron espectacularmente, dando ingreso a una abundancia de recursos provenientes del exterior;
frente a una moderada y casi estancada exportación, provocando así un desequilibrio en la Balanza Comercial, que fue
aumentando cada año, en detrimento de las actividades instaladas en el país, que cesaron sus actividades. Todas estas
herramientas implementadas en el período resultaron en un aumento del número de habitantes bajo la línea de pobreza,
y el fuerte incremento de la expulsión de trabajadores, incrementando la polarización social, en dos polos: los más
pobres y los más ricos, y un ancho segmento medio fuertemente dependiente de un mercado interno en plena
disminución (pequeños y medianos empresarios, profesionales, jubilados, empleados públicos, asalariados del sector
terciario y otros integrantes de una clase media en difícil capacidad de subsistencia). Por otro lado, una deuda externa
que condiciona el desarrollo económico del país, cuyo modelo privilegia sólo a algunos actores sociales, privilegiando
a un grupo de grandes aglomerados empresariales, que fueron parte activa en el proceso de privatizaciones.
5- De la crisis social al estallido social (1995-2001): Con la asunción del nuevo presidente, Fernando de la Rúa, otro
modelo se impuso. Se tomaron severas medidas de ajuste con el propósito de sanear las finanzas, dispuso un recorte de
sueldo de entre el 8 y el 20 % a los empleados públicos, docentes, fuerzas de seguridad y empleados judiciales que
afectaron a más de 140.000 personas, recortes en el presupuesto de las Universidades Nacionales y el despido de
10.000 empleados, como parte de un paquete de ajuste exigido por el FMI. Tales medidas no dieron resultado, para el
año 2000 la crisis continuó, la economía se contrajo 0.5 % del PBI y la desocupación alcanzó el 14.7 %. La situación
financiera y los problemas del endeudamiento externo, del gobierno se fueron haciendo cada vez más críticos, De la
Rúa decide realizar dos operaciones de endeudamiento y refinanciación, bajo la supervisión del Fondo Monetario
Internacional. La inestabilidad económica y la falta de un plan económico del gobierno radical se reflejó en los
constantes cambios de ministros de Economía en menos de dos años.
Es importante destacar que en el principio del período (entre 1973-1975), no se producen impactos espaciales
significativos. Desde 1976 en adelante, se producen profundos cambios, que en síntesis podríamos clasificarlos de esta
forma:
▪︎ Áreas de Desindustrialización neta: AMBA, Córdoba y Santa Fe. Se aprecia una disminución ininterrumpida de su
participación relativa. La especulación financiera desmedida y las políticas de desregulación estatal dejaron al
desamparo a segmentos importantes de las actividades industriales. En el interior del Área, los comportamientos de las
jurisdicciones son diferentes.
▪︎Áreas de “nuevo” desarrollo industrial sobre la base de grandes proyectos: provincia de Buenos Aires y parcialmente
Chubut y Misiones. Debían sostener planes de desarrollo e inversión en infraestructura, lo que también actuó como
factor de atracción de flujos de población.
▪︎Áreas de industrialización reciente a partir de regímenes promocionales: Catamarca, Chubut, La Rioja, Neuquén, San
Luis, San Juan y Tierra del Fuego. Son aquellas provincias que fueron favorecidas, desde principios de 1980, con
decretos de promoción para alentar la radicación de nuevas actividades productivas, tanto por consideraciones de
reparación histórica debido al atraso relativo como también por cuestiones políticas. Pero, en su oportunidad, más
valieron las presiones políticas y los manejos de grupos de poder locales que el establecimiento de un método racional
y objetivo de selección.
▪︎ Áreas agroindustriales tradicionales: Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Río Negro, Salta, San Juan y
Tucumán. Son áreas que nunca tuvieron un perfil industrial, siempre se basaron en la agroindustria de base. Pero en
este período tuvieron serias dificultades para sostenerse en el tiempo.
▪︎ Áreas sin desarrollo industrial: Formosa, La Pampa, Santa Cruz y Santiago del Estero.

LOS MODELOS ECONÓMICOS DESDE EL 2001 HASTA LA ACTUALIDAD EN ARGENTINA

MODELO ECONÓMICO DE 2002 A 2007

Después de la crisis de 2001, Argentina implementó un modelo económico conocido como "neodesarrollismo". Este
modelo se caracterizó por la implementación de políticas de estabilización macroeconómica y el fortalecimiento de la
demanda interna. Logró un crecimiento significativo en los años siguientes, aunque también generó una inflación
creciente y un aumento del déficit fiscal. Las políticas de fortalecimiento de la demanda interna, impulsaron el
crecimiento de ciudades y áreas urbanas. Además, se aplicaron políticas redistributivas incrementando los gastos en
programas sociales, lo que permitió una mejora en las condiciones de vida de sectores vulnerables en zonas urbanas y
rurales. Se enfocó en la recuperación de la actividad económica y la estabilidad financiera, basándose en la
implementación de políticas fiscales y monetarias expansivas, que buscaron impulsar la demanda interna y fomentar el
crecimiento económico. Uno de los pilares de este modelo fue la devaluación del peso argentino en 2002, que permitió
mejorar la competitividad de las exportaciones y reducir la brecha cambiaria, lo que favoreció la estabilidad del tipo de
cambio y la reactivación económica. Asimismo, se implementó un programa de refinanciación de deudas, que permitió a
las empresas y los particulares aliviar la carga de sus deudas y recuperar su capacidad productiva. Otra medida importante
del modelo económico de 2002 a 2007 fue el control de precios, que buscó evitar una escalada inflacionaria que pudiera
afectar la estabilidad financiera y la capacidad adquisitiva de los hogares. Además, se implementaron políticas sociales
orientadas a mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad, como el Plan Jefes y Jefas de Hogar
y el Plan Familias. El modelo permitió que la economía argentina se recuperara de la crisis financiera del 2001, logrando
una tasa de crecimiento promedio del 8,5% anual. No obstante, también se generaron algunos desequilibrios económicos,
como el aumento del déficit fiscal y la creciente dependencia de las exportaciones de materias primas, lo que a la postre
generó problemas a mediano plazo. En síntesis, este modelo económico buscó impulsar la recuperación de la actividad
económica y la estabilidad financiera mediante la implementación de políticas fiscales y monetarias expansivas, el control
de precios y la implementación de políticas sociales orientadas a los sectores más vulnerables. Si bien permitió la
recuperación de la economía argentina, también generó algunos desequilibrios económicos que serían importantes a
mediano plazo.
MODELO ECONÓMICO DE 2007 A 2015

En el año 2007, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió el poder en Argentina y se implementó un modelo
económico conocido como "neoproteccionismo". Este modelo se caracterizó por una mayor intervención del Estado en la
economía y una política de sustitución de importaciones. Una de sus principales características fue una fuerte expansión
del gasto público y una política cambiaria que buscaba mantener un tipo de cambio competitivo para las exportaciones. Se
implementó una serie de medidas para estimular la economía, como aumentos en el salario mínimo y las jubilaciones, y
una política de sustitución de importaciones para fomentar la producción local. Sin embargo, el modelo también presentó
algunos desequilibrios y limitaciones a largo plazo. Durante este periodo, la economía argentina tuvo un fuerte
crecimiento impulsado por el aumento de los precios de los commodities en los mercados internacionales, lo que permitió
al gobierno expandir el gasto público y llevar a cabo una serie de políticas sociales. La inversión también creció gracias a
la implementación de políticas de incentivos fiscales y a la expansión del crédito. No obstante, la política cambiaria que
buscaba mantener un tipo de cambio competitivo para las exportaciones generó un fuerte déficit comercial y una caída en
las reservas internacionales. Además, el modelo presentó limitaciones a largo plazo. La inflación se mantuvo alta y el
gobierno implementó una política de control de precios que generó distorsiones en el mercado y escasez de productos. La
inversión en infraestructura y educación no fue suficiente para asegurar un crecimiento sostenible, y se presentaron
dificultades para atraer inversión extranjera debido a la falta de transparencia en las políticas gubernamentales. A pesar de
estas limitaciones, el modelo económico argentino de 2007 a 2015 permitió un crecimiento sostenido de la economía y
una importante expansión de la clase media. Sin embargo, las limitaciones y desequilibrios económicos a largo plazo
terminaron impactando en el desempeño económico del país. Una de sus políticas fue la creación del Programa de
Desarrollo de Proveedores (PRODEPRO) con el objetivo de mejorar la competitividad de las empresas locales. El
fomento a la industria nacional tuvo un impacto positivo en el desarrollo de zonas industriales en áreas urbanas. Sin
embargo, también se generó una fuerte dependencia del mercado interno y se redujo la inversión en infraestructura, lo que
afectó el crecimiento de las regiones menos desarrolladas y periféricas del país. Este modelo económico logró un
crecimiento sostenido en los primeros años, aunque a partir de 2011 se evidenció una desaceleración en la economía y un
aumento del déficit fiscal. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner buscó implementar políticas de estímulo al
consumo interno, aumentando el poder adquisitivo de la población mediante el incremento de los salarios y las
jubilaciones, y la creación de programas sociales. Durante este período, la economía argentina siguió creciendo a un ritmo
alto, aunque en 2011 comenzaron a manifestarse algunas dificultades. La inflación se convirtió en un problema, y el
gobierno fue criticado por utilizar medidas poco transparentes para calcular la inflación real. Además, el gobierno enfrentó
problemas de escasez de dólares, lo que llevó a la implementación de políticas para restringir la salida de divisas del país.
Otro factor que afectó la economía durante este período fue la crisis económica mundial de 2008, que afectó a la mayoría
de los países del planeta, incluyendo a Argentina. A pesar de esto, el gobierno de Fernández de Kirchner logró mantener
el crecimiento económico y el empleo, aunque en menor medida que en períodos anteriores. En 2015, la economía
argentina se encontraba en una situación complicada. La inflación era alta, el déficit fiscal se había agravado, y se habían
implementado medidas de restricción a la importación para proteger la industria nacional. Además, el gobierno se había
enfrentado a problemas de conflictividad social, con protestas y manifestaciones por parte de distintos sectores de la
población.

MODELO ECONÓMICO DE 2015 A 2019

En el año 2015, Mauricio Macri asumió la presidencia de Argentina, implementando un modelo económico conocido
como "neoliberalismo". Este modelo se caracterizó por una apertura al comercio internacional y una reducción del tamaño
del Estado en la economía. Durante este periodo, se eliminaron barreras arancelarias y no arancelarias a las importaciones
y se redujeron los impuestos a las exportaciones. Además, se implementaron políticas de austeridad fiscal con el objetivo
de reducir el déficit fiscal y la inflación, así como de atraer inversiones extranjeras. Sin embargo, este modelo económico
generó una serie de efectos negativos en la economía del país, como una fuerte devaluación del peso, un aumento de la
inflación y una caída en el poder adquisitivo de la población. La apertura al comercio internacional y la reducción del
tamaño del Estado tuvieron un impacto negativo en la industria nacional, especialmente en áreas menos desarrolladas y
periféricas. Se implementó un programa de ajuste fiscal y reformas estructurales destinadas a mejorar la competitividad
del país y atraer inversión extranjera. Una de las principales medidas implementadas durante este período fue la
eliminación de los controles cambiarios y la liberalización del tipo de cambio. Esto permitió que el valor del peso
argentino se ajustara a la oferta y la demanda, lo que llevó a una devaluación significativa de la moneda. Sin embargo,
esto también hizo que los precios de los bienes importados aumenten, lo que a su vez contribuyó a la inflación. Otra
medida importante fue la reducción de los subsidios a la energía y el transporte, lo que llevó a un aumento de los precios
de estos servicios públicos. También se implementó un programa de ajuste fiscal que incluyó recortes en el gasto público
y una reforma tributaria destinada a reducir los impuestos a las empresas y aumentar la base imponible. Si bien estas
medidas tenían como objetivo mejorar la competitividad y atraer inversión extranjera, también tuvieron un impacto
negativo en la economía real y en la población en general. La reducción de los subsidios a la energía y el transporte llevó
a un aumento en los precios de los servicios básicos, lo que afectó particularmente a los sectores más vulnerables de la
sociedad. Además, la devaluación del peso y la inflación llevaron a una disminución del poder adquisitivo de la población
y a una contracción del consumo interno. Este modelo económico se caracterizó por una serie de medidas destinadas a
reducir la inflación y mejorar la competitividad del país. Si bien estas medidas tuvieron algunos efectos positivos, también
tuvieron un impacto negativo en la población en general y no lograron revertir la recesión generando un aumento de la
pobreza y la desigualdad. El modelo económico fue uno de los temas centrales en las elecciones presidenciales de 2019,
en las que el candidato opositor, Alberto Fernández, fue elegido presidente.

MODELO ECONÓMICO DE 2019 A 2023

En el año 2019, Alberto Fernández asumió la presidencia de Argentina y se implementó un modelo económico conocido
como "neopopulismo". Este modelo se caracterizó por una mayor intervención del Estado en la economía y una política
de aumento del consumo interno. Durante este periodo, se aplicaron políticas de fomento al mercado interno y se
incrementaron los gastos en programas sociales. Además, se establecieron restricciones a la compra de dólares y se
renegoció la deuda externa. Las políticas de fomento al mercado y al consumo interno han tenido un impacto positivo en
el desarrollo de ciudades y áreas urbanas. Sin embargo, las restricciones a la compra de dólares y la renegociación de la
deuda externa, sumado a la pandemia y aislamiento por covid-19 han generado una mayor incertidumbre en la economía y
una disminución de las inversiones en infraestructura en el país. Este modelo económico ha enfrentado diversos desafíos,
con una alta inflación creciente y una caída en las reservas internacionales del país. El modelo económico neopopular de
Fernández ha estado marcado por un conjunto de medidas orientadas a estabilizar la economía y sentar las bases para un
crecimiento sostenible en el largo plazo. Desde la llegada al poder del gobierno de Alberto Fernández, la administración
ha implementado políticas de corte heterodoxo, en contraposición al modelo neoliberal llevado adelante por la
administración anterior. Una de las principales medidas implementadas ha sido la renegociación de la deuda externa,
llevada a cabo con éxito en septiembre de 2020, lo que permitió liberar recursos para el financiamiento de políticas
públicas y reducir la presión sobre las reservas internacionales del Banco Central. A su vez, se han llevado a cabo
políticas fiscales y monetarias expansivas, con el objetivo de reactivar la economía, fomentar el consumo interno y
proteger el empleo. Entre las medidas implementadas se destacan el aumento del salario mínimo vital y móvil, la
implementación de un programa de asistencia para el pago de salarios de pequeñas y medianas empresas, la congelación
de tarifas de servicios públicos, la eliminación del impuesto a las exportaciones de productos industriales y la
implementación de medidas para el control de la inflación. Otro aspecto relevante del modelo económico actual es la
apuesta por la reindustrialización de la economía, a través de la promoción de inversiones en sectores estratégicos y la
implementación de medidas para aumentar la productividad y la competitividad de la industria nacional. No obstante, la
pandemia de COVID-19 ha representado un desafío importante para la economía argentina, que se vio fuertemente
afectada por las medidas de aislamiento y la caída de la demanda global. La administración ha implementado una serie de
medidas de apoyo a los sectores más afectados por la pandemia, como el turismo y la cultura, y ha lanzado un plan de
obras públicas con el objetivo de fomentar la inversión y la generación de empleo. El modelo económico de Argentina
desde 2019 ha buscado sentar las bases para un crecimiento sostenible en el largo plazo, a través de políticas fiscales y
monetarias expansivas, la renegociación de la deuda externa, la promoción de la industria nacional y el fomento del
empleo. Si bien la pandemia ha representado un desafío importante, el gobierno ha implementado medidas para mitigar
sus efectos y sentar las bases para una recuperación en el corto plazo, sin conseguir aún buenos resultados.

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