La Muerte de Andres Valdivia Primer Gobe

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que esas versiones son miradas simplificadas de una tra

Artificios en un palacio celestial: retablos

La muerte de
andrés de vaLdivia,
primer gobernador de
antioquia, 1569-1575

paoLa andrea berrío Colección Cuadernos Coloniales


Instituto Colombiano de Antropología e Historia
La muerte de andrés de
VaLdiVia, primer gobernador
de antioquia, 1569-1575
z z
La muerte de andrés de
VaLdiVia, primer gobernador
de antioquia, 1569-1575
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PAoLA AnDREA BERRío

CoLECCIÓn CUADERnoS CoLonIALES


Berrío, Paola Andrea
La muerte de Andrés de Valdivia, primer gobernador de Antioquia, 1569 - 1575 / Paola Andrea
Berrío. - Bogotá : Instituto Colombiano de Antropología e Historia icanh, 2018.
148 páginas ; 16 X 23 cm – (Cuadernos coloniales).
isbn: 978-958-8852-66-9
1. Colombia - Historia - Colonia. / 2. Etnohistoria - Conflictos étnicos. / 3. Economía colonial
- Encomiendas - Siglos xvi - xvii. / 4. Indígenas de América - Condiciones sociales. / 5. nuevo
Reino de Granada - Real Audiencia. / 6. Antioquia. - i. Berrío, Paola Andrea. / ii. Instituto
Colombiano de Antropología e Historia icanh.
908.045 SCDD 20
Catalogación en la fuente: Biblioteca Especializada icanh

Instituto Colombiano de Antropología e Historia


z Colección Cuadernos Coloniales z
Ernesto Montenegro Pérez
Director general
Marta Saade Granados
Subdirectora científica
Jorge Augusto Gamboa Mendoza
Coordinador del Grupo de Historia Colonial
nicolás Jimenez Ariza
Responsable del Área de Publicaciones
Bibiana Castro Ramírez
Coordinación editorial
Rodrigo Díaz Losada
Corrección de estilo
nathalia Rodríguez González
Diagramación y cubierta

Detalle del grabado de Theodor de Bry, Americae tertia pars,


Frankfurt, 1592, p. 125. The Library of Congress
Ilustración de cubierta
Primera edición, diciembre de 2018
ISBn: 978-958-8852-66-9

© Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICAnH


Paola Andrea Berrío

Calle 12 n.o 2-41 Bogotá D. C.


Tel.: (57-1) 4440544, ext. 111
www.icanh.gov.co

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida,


ni en todo ni en parte, por ningún medio inventado o por inventarse,
sin permiso previo por escrito del ICAnH.

Impreso por: Imprenta nacional de Colombia


A los animales, que nunca tendrán comportamientos
tan deleznables como los humanos.
Contenido
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IntrOduCCIón 13

1. AntIOquIA: unA gObernACIón quImérICA, 1539-1562 23

Sebastián de Belalcázar, Jorge Robledo


y Pedro de Heredia: la fusión de tres conquistas 23

Primeros aspirantes a la gobernación de Antioquia, 1560-1580 36

2. AprOpIACIón de lA gObernACIón 45

3. lA CAídA de un gObernAdOr:
el AIslAmIentO y lA muerte de VAldIVIA 71

Cartas de justicia: la muerte para Martínez de Lucía 83

Ataques simultáneos: muerte de Acosta, Maldonado


y Valdivia. Crónicas versus testimonios 88
Francisco Maldonado 89
Antonio Gómez de Acosta 93
Andrés de Valdivia 97
Juan Bautista Vaquero 107

4. dOs juICIOs, dOs lógICAs 113

Bartolomé Sánchez Torreblanca 113

Indios 121

COnClusIOnes 131

bIblIOgrAfíA 139
Agradecimientos
z z

La palabra gracias queda corta porque no logra expresar lo mucho


que les debo a las personas que serán mencionadas en este espa-
cio. Estoy profundamente agradecida con los profesores Rodrigo
Moreno Martínez y Gregorio Andrés Saldarriaga Escobar por su
infinita paciencia y sus asesorías. Además, debo agradecer a Leidy
Johana osorio Patino, Lina Julieth Vargas Sánchez, a las colonia-
listas Mariana Meneses Muñoz y Yirla Marisol Acosta Franco, y
al Archivo General de la nación, en Bogotá, de donde nació este
trabajo. También agradezco a S. Alejando Molina osorno por me-
jorar la escritura del texto.
Introducción
z z

Los estudios académicos alusivos a la historia colonial del nuevo


Reino de Granada establecen como un parteaguas temporal el es-
tablecimiento de la Real Audiencia de Santafé en 1550. Auspiciada
por la Corona española como uno de sus canales institucionales
destinados a regular las relaciones interpersonales entre españoles,
indios y mestizos, la Real Audiencia fue la institución por exce-
lencia encargada de velar por el control social de quienes estaban
cobijados por su gobierno jurisdiccional. A escasos diez años de
haberse llevado a cabo la conquista de lo que sería conocido como
la sabana cundiboyacense, esta entidad sería la responsable jurídi-
ca de controlar la vida en el nuevo Reino de Granada. Si bien los
oidores disponían de la legislación real proveniente de la metrópo-
li castellana para regular, vigilar y controlar a la población sujeta a
su jurisdicción —como las conocidas Leyes nuevas de 1543—, fue-
ron la experiencia y el conocimiento desarrollado del territorio el
combustible cognitivo de las formas de operar de los funcionarios
españoles que en principio integraron la institución.
En efecto, la Real Audiencia marcó un hito histórico en la for-
mación de la sociedad colonial. no solo fue el sello tangible de las
instituciones del derecho público de la monarquía en el territorio
recién descubierto, conquistado y colonizado del nuevo Reino,
sino que sirvió para arbitrar en diversas instancias las relaciones
entre españoles, indios y encomenderos. Esto puso un obstáculo a
las aspiraciones privadas de la élite conquistadora y encomendera.
LA MUERTE DE ANDRéS DE VALDIVIA
z z

Después del establecimiento de la Audiencia, la justicia disponía


de un canal institucional proporcionado por la Corona para regu-
lar los conflictos de cualquier índole entre españoles, encomen-
deros, indios, curas doctrineros y mestizos, entre muchos otros.
La presencia de esta institución posibilitó el reconocimiento del
territorio embrionariamente poblado y la investigación judicial y
administrativa de quienes detentaban el gobierno de la población
y el espacio. Las visitas a la tierra fueron, como bien lo ha explica-
do la bibliografía sobre el periodo, un dispositivo de conocimien-
to útil a las instituciones de la monarquía.
La llegada de la Real Audiencia fue simultánea a dos políticas
complementarias y similares: la dificultad legal de iniciar nuevas
empresas de conquista en el interior del nuevo Reino y la necesi-
dad de pacificar a la población nativa. La Corona tenía el propó-
sito de apaciguar los ánimos de los españoles de continuar con
la exploración, conquista y colonización de nuevas tierras, para
aunar esfuerzos locales en la consolidación y el fortalecimiento de
las instituciones y los procesos desatados desde el encuentro entre
españoles e indios. La necesidad, por ejemplo, de dar continuidad
temporal a la política de segregación espacial entre españoles e
indios en la virtual separación de ciudades y pueblos debía pres-
cindir de las fantasías de algunos conquistadores sobre las tierras
aún no conquistadas. La Pacificación —nombre dado al proceso
de consolidación de la sociedad colonial en los años inmediatos
a la Conquista— sirvió para fortalecer las instituciones creadas y
asegurar una relativa permanencia en el tiempo.
Así, entre 1550 y 1560, aproximadamente, no hubo una po-
lítica oficial de conquista. En aquella década se llevaron a cabo
importantes procesos de vitalización institucional, como los cono-
cimientos proveídos por las visitas a la tierra; el seguimiento a las
causas civiles y criminales iniciadas por la Real Audiencia contra
los encomenderos y curas doctrineros por sus excesos; las relacio-
nes de méritos recibidos por los conquistadores y sus descendien-
tes para asegurar sus posiciones, validar las jerarquías nominales

14
Introducción
z z

alcanzadas y consolidar la urbanización de las ciudades funda-


das; el diseño de una política agraria para la población indígena
al señalar las tierras comunales de sus pueblos recién creados. La
década sirvió asimismo para implementar los mecanismos puniti-
vos contra las reminiscencias idolátricas de los indios y disponer
de una mejor administración eclesiástica del territorio. no es el
espacio para trazar el correlato entre las promesas hechas en la
política de la Pacificación y el eventual éxito o fracaso de sus re-
sultados. Sin embargo, su breve descripción es útil para identificar
los cambios en los patrones y las formas de violencia que se aspira
a analizar.
Al finalizar el reinado de Carlos V comenzaron a perfilarse en
el panorama importantes cambios en la administración colonial
de los reinos de ultramar. La llegada de Felipe II al trono del im-
perio más poderoso del mundo moderno en 1560 desató cambios
sutiles e importantes en las experiencias locales de los territorios
colonizados. Una década después de haberse establecido la Real
Audiencia en la ciudad de Santafé, es posible identificar un giro
en la política imperial referido a dos realidades apremiantes: la
existencia de impedimentos en las jurisdicciones crecientes de
la Audiencia —caracterizados por el levantamiento y ataque cons-
tante de indios no sometidos— y la presión acumulada por con-
quistadores con anhelos de acceder a fuentes auríferas ubicadas
en los inexplotados valles formados por las cuencas de los ríos
Cauca y Magdalena. Este giro comenzó con la supresión de la tra-
ba impuesta a los intentos de llevar a cabo nuevas expediciones
militares dentro de los territorios del reino. Adicionalmente, im-
plicó el ejercicio de la violencia física y directa sobre las etnias
indígenas que habían permanecido ajenas a las políticas de reduc-
ción en pueblos y que, por oposición, habían hecho una franca
resistencia ofensiva contra los asentamientos de españoles y mes-
tizos creados en la geografía de la riqueza minera compartida por
las etnias aguerridas (Córdoba, Guerra 552).

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LA MUERTE DE ANDRéS DE VALDIVIA
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La nueva política con relación a la conquista de dichos impe-


dimentos y la reducción de sus indios a los cánones espaciales
del control político y social dispuesto por la Corona en la década
anterior descansaba en las relaciones de méritos elaboradas por
los conquistadores y sus descendientes para solicitar el acceso a
nuevas fuentes de ingresos en las tierras calientes del reino y sus
valles interandinos (Córdoba, Guerra 552). Estas relaciones tenían
múltiples propósitos y llegaron a ser objeto de un sinnúmero de
usos. Algunas fueron redactadas por los conquistadores o sus
descendientes para obtener el aval de una nueva expedición y
asegurar de aquel modo un patrimonio imposible de lograr en la
apretada y saturada nómina de encomenderos del altiplano andi-
no. otras tenían el propósito de robustecer el patrimonio simbólico
de algunos peninsulares y disimular sus condiciones sociales. En
términos generales, contribuyeron al conocimiento empírico del
reino, pues informaron a los oficiales reales sobre las condiciones
geográficas y sociales en las que estaban inmersas las acciones del
conquistador. Sin duda, fueron una base fáctica para la provisión
de órdenes desde los órganos de decisión.
La apertura de la frontera provista por esta garantía imperial
tuvo múltiples direcciones y encaró diferentes realidades. En el
caso del valle del río Magdalena, españoles y mestizos buscaron
quebrar la resistencia de los pijaos, nombre con el cual eran co-
nocidos los indios de diferentes etnias establecidas desde el alto
Magdalena hasta el norte de la ciudad de Ibagué. Estos grupos
indígenas asediaban los precarios asentamientos españoles, des-
truían el progreso físico de las ciudades, arrasaban con las mejoras
agrícolas introducidas en los términos de las ciudades y evitaban
cualquier apropiación del territorio por parte de los españoles; o
por lo menos estas eran las representaciones elaboradas por espa-
ñoles y mestizos al momento de justificar el desplazamiento del
altiplano hacia la tierra caliente y la consecución de nuevos vene-
ros auríferos.

16
Introducción
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De forma simultánea al proceso de ocupación de las estribacio-


nes geográficas formadas por las cordilleras Central y Oriental, en
la década de 1560 se dio un proceso de apertura de frontera en una
región caracterizada por la rápida desaparición de la población
indígena y el hallazgo de ricos yacimientos auríferos cercanos al
río Cauca. Este proceso fue impulsado por la necesidad de obte-
ner otros recursos mineros expeditos, por la urgencia de descon-
gestionar de brazos inoficiosos los terrenos poblados del altiplano
y por el imperativo de librar del asedio de los pijaos a los delez-
nables emplazamientos españoles cercanos al río Magdalena. Esta
región corresponde a la provincia de Antioquia, tardíamente in-
serta en el radio de influencia de la Real Audiencia. Aunque sus
tierras habían sido parcialmente descubiertas y afincadas tras las
primeras fundaciones de Jorge Robledo en la década de 1540, la
provisión de una gobernación autónoma en la década de 1570,
independiente de la gobernación de Popayán, aspiraba a disponer
la administración del territorio, boyante en vetas mineras, bajo un
orden relativamente estructurado por las instituciones del poder
público. Esto ocasionó enfrentamientos entre los poderes y los in-
tereses privados que pugnaban por acceder al control político y
social del espacio y de sus pobladores.
En tal orden de ideas, el problema que aborda este texto se refie-
re a la manera como se estableció el poder hispánico en Antioquia
durante el gobierno de Andrés de Valdivia. Si bien puede parecer
un problema de corte tradicional, realmente no lo es, porque más
allá de entender las formas convencionales de establecer el po-
der de manera vertical —encomiendas, cabildos y gobernación—,
busca más bien comprender el modo complejo en que se daban las
relaciones entre las partes. Dentro de tales relaciones se encuen-
tran: las confrontaciones, soterradas y abiertas, entre españoles
por el poder, la economía y las preeminencias sociales; los tratos
entre encomenderos y encomendados, que superaban en comple-
jidad el problema del tributo y los servicios personales; y, por úl-
timo, las dificultades de Valdivia para imponer su autoridad, ya

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LA MUERTE DE ANDRéS DE VALDIVIA
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que tenía que pactarla y confrontarla con otros gobernadores, con


cabildos, con la Audiencia y con los vecinos de a pie, debido a que
en el fondo no era simplemente un gobernador nombrado por la
Corona; es decir, el problema de investigación se inscribe en una
forma de historia política.
Comprender la vida política de la primera gobernación de An-
tioquia durante el complejo y conflictivo proceso de formación
implica lidiar con las interpretaciones y ambigüedades sucesivas
entre los funcionarios de la Corona, los conquistadores y los mis-
mos cronistas. De ahí que a lo largo de este texto haya una bús-
queda continua por confrontar la información que dan las fuentes.
Si bien esta es una premisa básica de los historiadores que nos
enseñó Marc Bloch, trato de llevarla a cabo, pero no para comple-
mentar, sino para interpelar, cuestionar y criticar lo que hemos
dado por cierto solo por estar escrito por un cronista. Se puede
señalar que al estudiar la gobernación y las circunstancias de la
muerte de Andrés de Valdivia de manera crítica, busco resolver
los siguientes interrogantes: ¿cómo se negociaba el poder en tierra
de frontera cuando la presencia del imperio era débil?, y ¿cómo
los cronistas construyeron sus relatos y cuáles podían ser las mo-
tivaciones para escoger una versión y no otra?
Este trabajo se hizo con base en cuatro grandes tipos documen-
tales: capitulaciones, cartas de gobernadores, procesos judiciales
y relaciones de méritos. La documentación se encuentra en dos
repositorios: por un lado, el Archivo General de la nación de Co-
lombia, fondo Colonia, en la sección Empleados Públicos —que
por desgracia aún no se encuentra digitalizado—, y por otro, el
Archivo General de Indias en España. La riqueza de la informa-
ción, la densidad de las descripciones de las relaciones entre gru-
pos étnicos y la forma abierta en que los testigos mencionaban
los conflictos que existían entre españoles me abrieron una nueva
perspectiva del mundo colonial. Además de eso, trabajé acerca
de los cronistas Juan de Castellanos y fray Pedro Simón, ambos

18
Introducción
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autores de consulta obligatoria para la historia colonial del nuevo


Reino de Granada.
Sobre Valdivia teníamos una visión historiográfica, la cual
habíamos heredado de los cronistas; no obstante, las fuentes de
archivo me mostraban otras versiones más complejas del gober-
nador y de la sociedad hispánica en Antioquia. En parte, analizar
esta versión menos conocida y contrastarla con la que se había
vuelto una prisión historiográfica, para usar la expresión de Colme-
nares, me sirvió de aliciente para continuar este trabajo.
Quiero resaltar que este trabajo no pretende ser un estudio bio-
gráfico sobre Valdivia. No se trata de construir más “historias de
bronce”, con hidalgos, padres de la patria, prohombres ni “varo-
nes ilustres”, como se ha hecho en el caso de Gaspar de Rodas, Jor-
ge Robledo y Sebastián de Belalcázar. Este es un estudio sobre las
relaciones de poder, las relaciones interétnicas, los conflictos entre
españoles y cómo se constituía una sociedad colonial, no gracias a
los españoles, sino en ocasiones a pesar de ellos.
Antes de finalizar esta breve introducción, quiero exponer la
manera como está organizado el texto. En el primer capítulo se
presenta la situación política del territorio desde su descubrimien-
to hasta la conformación de la provincia de Antioquia como go-
bernación. Se muestran las dificultades que hubo en el proceso de
organización política. Con el fin de comprender mejor el proble-
ma político que vivía la provincia de Antioquia antes de ser go-
bernación, se describe la diferencia entre los indios de las grandes
concentraciones, como México y Perú, y los del nuevo Reino de
Granada. De tal manera, se muestra cómo fueron la exploración
y la apropiación del territorio, además de las diversas propuestas
que se le hicieron a la Corona para la formación de la gobernación
de Antioquia, por parte de funcionarios reales que argumentaron
que ello serviría para la prosperidad de la tierra, pues debido al
abandono administrativo que estaba sufriendo la provincia, sus
buenos frutos se perdían.

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LA MUERTE DE ANDRéS DE VALDIVIA
z z

El segundo capítulo se centra en cómo Andrés de Valdivia ob-


tuvo la gobernación y cuáles fueron los parámetros que la Corona
dio para la formación de esta y su definición territorial. Aquí se
realiza la comparación entre las fuentes y el relato de los cronistas.
En estos últimos empieza a circular la imagen de Valdivia como
usurpador, pero esta visión se pone en entredicho al confrontarse
con las fuentes judiciales. Al mismo tiempo, se va describiendo lo
que fue el proyecto de Valdivia; cuáles fueron las iniciativas en su
corta administración, como el traslado de San Juan de Rodas; cuá-
les fueron los problemas que enfrentó con el poder local; cómo fue
su relación con los indios nutabes y tahamíes, y con sus encomen-
deros. En ese contexto, sale a la luz Bartolomé Sánchez Torreblan-
ca, personaje mencionado superficialmente en la historia oficial
de Antioquia y que tuvo mucha relevancia en la vida de Valdivia.
Además, se analiza un episodio de la biografía de Valdivia que
siempre se comenta, y es el supuesto ataque de celos que sufrió,
el cual, según los cronistas, fue un error significativo en su vida.
El tercer capítulo es el más largo de este libro. En él se desa-
rrollan, de forma detallada, y contrastando la información entre
fuentes judiciales y crónicas, las circunstancias que rodearon la
muerte de Valdivia y de sus soldados. Se reúnen los testimonios
de soldados e indios que estaban cerca del gobernador, y también
los de españoles de gran influencia en la vida de los indios de la
gobernación. Mediante este análisis, se pudieron ver los silencios
y las modificaciones de los cronistas ante los hechos judiciales.
En este periodo de la historia, el territorio de la provincia —des-
pués gobernación de Antioquia— estaba en una zona de frontera
donde los poderes locales tenían más relevancia que el poder glo-
bal del imperio, que subestimaba las bondades del territorio, el
cual tendía a despertar la avaricia de sus hombres.
En el cuarto capítulo se expone la manera como concluyó el
proceso judicial emprendido por Juana de Loaiza, viuda de Valdi-
via, y se muestran las dos lógicas entre los juicios que se hicieron,
por un lado, a los españoles y, por otro, a los indios implicados en

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Introducción
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el asesinato de Valdivia. Es importante destacar la forma como se


realizaron tales procesos, puesto que se evidencia la favorabilidad
de la justicia en el caso de los españoles y la desventaja en la que
se encontraban los indios en el juicio, quienes primero recibieron
la condena y luego fueron interrogados. Ellos fueron capturados
por Gaspar de Rodas, quien se convirtió después en el segundo
gobernador de Antioquia.

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