Literatura Colonial
Literatura Colonial
Literatura Colonial
1
Perteneciente o relativo a la percepción o apreciación de la belleza
2
Conjunto de antecedentes, intereses, hábitos o afectos que hacen firme y estable algo o que ligan a alguien a un sitio
3
Perteneciente o relativo al impuesto público.
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Que tiene existencia aparente y no real.
Según el estudioso dominicano Pedro Henríquez Ureña, la nueva
sociedad estaba gobernada por un rígido código de leyes y costumbres,
pero que no se cumplían con la consiguiente abundancia de excepciones e
irregularidades. En el comercio, el contrabando llegó a ser moneda
corriente e incluso circulaban libros censurados por la Inquisición 5 .
El sincretismo 6 colonial . Los españoles aplicaron la política de la “tabla
rasa”, es decir, que aniquilaron toda la cultura de los nativos e impusieron
al Nuevo Mundo sus costumbres, su religión, sus industrias, sus animales
domésticos y hasta sus plantas. Pero, a su vez, recibieron los efectos de
los estilos de vida aborígenes, es decir que se produjo una fusión e
intercambio de influencias en un fenómeno que se ha llamado
“sincretismo”. Los conquistadores aprendieron de los indios a fumar, a
construir y usar canoas y piraguas, sus técnicas de cultivo y muchos
procedimientos cotidianos que perduraron y se mezclaron con los europeos.
Estos procesos fueron evidentes en la arquitectura de las ciudades,
como México, Cuzco o Lima. Se destruyeron templos consagrados a
deidades aztecas e incas y, sobre sus ruinas, se edificaron iglesias y
conventos. En los nuevos edificios, se fusionaron el diseño español, basado
en los principios de la fe cristiana, y la mano de obra indígena; esto les da
un sesgo 7 propio manifestado en la forma trapezoidal de puertas y
ventanas, en los motivos decorativos y en el uso de colores vivos.
5
Cárcel destinada a los reos pertenecientes al antiguo Tribunal eclesiástico de la Inquisición.
6
Sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes.
7
Torcido, cortado o situado oblicuamente.
8
Presencia a la vez en todas partes, en realidad condición solo de Dios.
9
Jactancia y vanagloria. Magnificencia exterior y visible.
Domingo se fundó, en 1538, la Universidad de Santo Tomás; en 1551, se
crearon las de Lima y de México. Todas fueron centros de difusión de la
cultura europea, y la casa de estudios mexicana se convirtió rápidamente en
un centro de erudición 1 0 humanista. En Quito, Bogotá y Córdoba, hubo
colegios que aspiraban a la categoría de Universidad y que fueron lugar de
formación para innumerables criollos. Además de las universidades y los
conventos, los sacerdotes a cargo de diócesis y los virreyes de las grandes
capitales, nuevos mecenas 1 1 , crearon un ambiente propicio para el desarrollo
de las artes y las letras.
Una actividad artística muy exitosa en las colonias fue el teatro. El
lenguaje dramático fue utilizado, primero, por los misioneros que promovían
pantomimas 1 2 y danzas como instrumento de evangelización, pero luego se
incorporaron instrumentos musicales, melodías y danzas rituales de origen
negro o indígena. Este proceso sincrético dio lugar a obras con
características propias muy distantes de los modelos del teatro europeo de
la época.
Acompañando todo este florecimiento del mundo colonial, creció
también la rivalidad entre los españoles y los nacidos en el suelo americano,
tanto criollos como mestizos, quienes se creían merecedores de cierto
grado de autonomía. Henríquez Ureña señala esta tensión como una
característica medular de la nueva sociedad: “ el gran problema de la
América hispana fue, y lo es todavía, el de su integración social ”.
10
Instrucción en varias ciencias, artes y otras materias. Amplio conocimiento de los documentos relativos a una ciencia o arte.
11
Persona que patrocina las letras o las artes.
12
Representación por figura y gestos sin que intervengan palabras
13
Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre.
También, los romances o lírica popular se difundieron velozmente en la
etapa virreinal, en cancioneros y en libros de música, e influyeron en la
poesía popular americana posterior.
Sin embargo , la máxima expresión de la literatura virreinal fue la
lírica culta , no sólo por la fecundidad poética que caracteriza el período el
período sino por la abundancia de certámenes o de concursos literarios y
academias de versificadores que celebraban cualquier hecho de alguna
trascendencia (un casamiento, la llegada de un alto prelado, el cumpleaños
de un virrey) con un homenaje rimado.
Los autores literarios más relevantes del períodos Barroco en América
fueron Luis de Tejeda, Juan Ruiz de Alarcón, Sor Juana Inés de la Cruz,
Juan del Valle Caviedes y Pedro de Peralta.
Biografía
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho
escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital
mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de
honor d e Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo.
Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de
Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad
versificadora.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han
conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de
Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de
Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura
crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre
las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta
de Sor Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese
pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le
recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su
condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio
reservado a los hombres.
Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil versos
escritos a la manera de las Soledades de Góngora en el que Sor Juana
describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento humano, que
rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse en un ejercicio
de puro y libre goce intelectual. El poema es importante además por figurar
entre el reducido grupo de composiciones que escribió por propia iniciativa,
sin encargo ni incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa
con varios hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha
popularidad.
El teatro y la prosa
De menor relevancia resultan otros escritos suyos acerca del Santo Rosario
y la Purísima, la Protesta que, rubricada con su sangre, hizo de su fe y
amor a Dios y algunos documentos. Pero también en la prosa encuentra
ocasión la escritora para adentrarse por las sendas más oscuras e
intrincadas, siempre con su brillantez característica, como vemos en su
Neptuno Alegórico, redactado con motivo de la llegada del virrey conde de
Paredes .
A causa de la reacción neoclá sica del siglo XVIII, la lírica de Sor Juana
cayó en el olvido, pero, ya mucho antes de la posterior revalorización de la
literatura barroca, su obra fue estudiada y ocupó el centro de una atención
siempre creciente; entre los estudios modernos, es obligado mencionar el
que le dedicó el gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz. La renovada
fortuna de sus versos podría adscribirse más al equívoco de la
interpretación biográfica de su poesía que a una valoración puramente
estética. Ciertamente es desconcertante la figura de esta poetisa que, a
pesar de ser hermosa y admirada, sofoca bajo el hábito su alma apasionada
y su rica sensibilidad sin haber cumplido los veinte años. Pero la crítica
moderna ha deshecho la romántica leyenda de la monja impulsada al
claustro por un desengaño amoroso, señalando además como indudable que
su silencio final se debió a la presión de las autoridades eclesiásticas.
Hasta hace muy poco creía que el mejor libro de crítica literaria aparecido
en América Latina era Muerte y transfiguración de Martín Fierro (1948),
de Ezequiel Martínez Estrada. Ahora, que acabo de leerlo, pienso que es el
que Octavio Paz dedicó a Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe
(1982).
El libro de Paz sobre Sor Juana, que nació como unos cursos que dictó
sobre ella en la Universidad de Harvard en los años setenta, resume todo el
material biográfico y bibliográfico que la poeta y escritora mexicana
generó hasta los hallazgos más recientes (la primera edición de su libro es
de 1982). La obra poética, teatral y ensayística de la autora es analizada
con acerada agudeza intelectual y tanta sensibilidad poética que no exagero
diciendo que, gracias a esos análisis lúcidos y estimulantes, poemas tan
complejos como Primero sueño resplandecen con una nueva luminosidad y
nos descubren, tras su riqueza verbal y sus audacias retóricas, una sólida
arquitectura conceptual hecha de ideas filosóficas, teológicas y de
mitología helénica y romana. Paz dedica muchas páginas a una fascinante
pesquisa sobre la presencia en Primero sueño y otros poemas de Sor Juana
de la antiquísima tradición hermética, de raíces egipcias y resucitada en la
Edad Media, que descifran el sentido de sus oscuras metáforas y
misteriosas alegorías, y argumenta de manera persuasiva que este sistema
poético hecho de ocultamientos y disfraces era una manera de tomar
precauciones contra el riesgo -que hacía vivir a todo creador de la época en
el pánico crónico- de incurrir, por omisión o comisión, en delito de
heterodoxia o sacrilegio y, por lo tanto, de caer en las redes de la
Inquisición.
Ser de este modo, como lo fue la humilde Juana Inés Ramírez de Asbaje,
nacida por los alrededores de 1651, muchacha bastarda y sin recursos,
significaba enfrentarse a una maquinaria disuasoria y represiva
todopoderosa al servicio de una idea que hacía de la mujer un ser inferior,
un animal doméstico y reproductor y sobre la que, por encima de cualquier
otra consideración, planeaba la maldición bíblica de haber sucumbido, la
primera, a las tentaciones del demonio y de ser ella misma, por su
naturaleza pecadora, la mayor enemiga de la salvación masculina. Que, pese
a ello, Juana Inés se las arreglara para escribir, leer y aprender mucho
más que la mayoría de sus contemporáneos, e incluso, hasta para redactar -
en su Respuesta a Sor Filotea- un sutil manifiesto defendiendo el derecho
de la mujer, que nadie le reconocía aún, al conocimiento y al ejercicio de
las letras, las ciencias y las artes, muestra que, además de su sobresaliente
formación y su vuelo creativo, estaba dotada también de una ciclópea
fuerza de voluntad y que llegó a ser diestra en la esgrima de la política y
los malabares de la supervivencia.
Un gran libro de crítica literaria abre el apetito y nos lanza a leer aquello
que ha inspirado páginas tan contagiosas. Yo nunca había podido terminar
Primero sueño, aunque sí había leído décimas, sonetos y visto algún auto
sacramental de Sor Juana con placer. Pero ahora, gracias al libro de Paz,
leer aquel extenso, profundo y hermosísimo poema ha sido una experiencia
inolvidable, una inmersión en un mundo tan intenso y sugestivo como el de
Las Soledades o El Polifemo de Góngora, que, entre otras muchas
enseñanzas, me ha mostrado que el desenfrenado barroquismo que tanto
sedujo a Sor Juana y a su época no era escapismo formalista. Tenía una
justificación que iba más allá de lo estético y lo literario, pues era una
manera sutil de decir lo indecible y pensar lo impensable, de mantener viva
la independencia del espíritu y el hambre de libertad en un mundo dominado
por celadores que creían haberlas extinguido.
Sor Juana defendió el derecho de la mujer al ejercicio de las letras, las
ciencias y las artes. El fundamentalismo católico terminó forzando a la
mexicana a pedir perdón por sus pecados.
ACTIVIDADES
Responde.
1. ¿Cuál es la anécdota que le permite a Sor Juana referirse a su
inclinación por el conocimiento?
16
Aprender.
17
Cogote.
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La prohibición es causa de deseo.
2. ¿Qué acciones señalan la obsesión que tenía por aprender?
3. ¿Cuáles son las actitudes y pensamientos que pueden calificarse como
“revolucionarios” para una mujer de la época de Sor Juana?
¿Qué humor puede ser más raro ¿Pues para qué os espantáis
que el que, falto de consejo, de la culpa que tenéis?
él mismo empaña el espejo Queredlas cual las hacéis
y siente que no esté claro? o hacedlas cual las buscáis.
19
Cortesana de Alejandría del siglo IV. Mujer de mala vida.
20
Dama romana que, ultrajada, se suicidó.
4. ¿Qué lugar le da a la mujer?