Teoria y Enfoque en Ciencia Politica
Teoria y Enfoque en Ciencia Politica
Teoria y Enfoque en Ciencia Politica
La teoría política normativa es una forma de analizar las instituciones y las relaciones
con ellas, y examina de qué modo se justifican los acuerdos políticos existentes y cómo
se justificarían otros posibles. Los tres métodos más habituales son, en primer lugar, la
coherencia interna de los argumentos morales y se sirven de la lógica formal y de la
filosofía analítica. En segundo lugar utilizan disciplinas de las ciencias sociales como la
antropología social y la historia para comprobar si son correctas las premisas empíricas.
Finalmente, contrastan las conclusiones de sus argumentos con sus propias intuiciones
morales. Los teóricos normativos se diferencian entre sí por la importancia que otorgan
a estos tres elementos: la lógica abstracta, los datos científico-sociales e históricos, y la
intuición.
Las cuestiones sustantivas de la teoría política desde los 70 se pueden clasificar en dos
grupos. El primero se centra en la existencia y propósito de las instituciones públicas
que denominamos Estado. Un segundo grupo se ocupa de la justicia redistributiva y a
sus consecuencias para las libertades.
2º.- Principales corrientes de la teoría política normativa.
Desde su revitalización en los años setenta, la teoría normativa se ha desarrollado en
diversas direcciones. Ha habido tres corrientes generales en la teoría política normativa
que, sin agotar todas las posibilidades, han dominado el debate desde los años setenta,
basándose en textos de décadas y siglos anteriores.
1. Utilitarismo
El utilitarismo es una filosofía moral y política vinculada, como es sabido, a Jeremy
Bentham, reformador social radical del siglo XIX. Bentham recelaba de los principios
de la acción política que se basaran en afirmaciones abstractas o especulativas sobre los
derechos y deberes naturales. Este autor recurría a lo que consideraba las características
elementales de la naturaleza humana reveladas por la observación empírica y afirmaba
que los seres humanos estaban motivados por el deseo de alcanzar la felicidad y de no
sufrir. Creía, por consiguiente, que las decisiones políticas moralmente correctas eran
aquellas que buscaban más felicidad para un mayor número de personas en la sociedad.
Esta felicidad podía medirse como una utilidad, “aquella propiedad de cualquier objeto
en virtud de la cual éste contribuye a producir beneficios, ventajas, placer, bondad o
felicidad”, y el objetivo de aquellos que diseñan las políticas debía maximizar la utilidad
social agregada.
Cada individuo debía definir su bien y, en un proceso de decisión social, los intereses de
cada uno debían contar de igual modo en el cálculo de la utilidad.
Esta forma clásica de utilitarismo ha sufrido críticas constantes. Suele considerarse
inverosímil que se puedan cuantificar tanto los placeres como los sufrimientos y que los
deseos, siempre inconmensurables, de los diferentes individuos pueden compararse de
forma impersonal. Más inquietante les parece la confianza del utilitarismo en las
preferencias que manifiestan los mismos individuos, dado que algunas (como el
racismo, por ejemplo) son marcadamente antisociales. La obligación de buscar la mayor
felicidad para el mayor numero de personas puede sancionar la ingeniería social o una
tecnocracia del bienestar consentida por la mayoría. Este modelo de individuo que
maximiza la utilidad podría conducir a una apología del mercado libre más extremo,
cuyo sucesor natural seria la teoría de la elección pública de la Nueva Derecha.
John Stuart Mill, fue uno de los primeros que criticó abiertamente el utilitarismo de
Bentham. Mill prescindió de un utilitarismo estrictamente cuantitativo para dar cabida a
apreciaciones cualitativas, admitiendo, por ejemplo, que ciertos tipos de experiencias
intelectuales o estéticas podían ser superiores a otras también deseadas. Mill también
defendió un utilitarismo que considerara un derecho la protección de ciertos intereses
elementales o vitales de todos los individuos. La idea de Mill de que los derechos son
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inviolables frente a diversos imperativos de tipo utilitario no está del todo clara. Mill
señaló que, a veces, unos derechos entran en conflicto con otros y que, cuanto esto
ocurre, sólo un cálculo de utilidad relativa puede señalar cuáles deben prevalecer.
Desde Mill han sido varios los autores que han intentado plantear el utilitarismo de
forma más aceptable o convincente, unos con la intención de dar a sus preceptos mayor
sutileza o matización, otros modificándolos sustancialmente. Los argumentos de Mill se
distancian del utilitarismo de los actos y se acercan al utilitarismo de las reglas.
El utilitarismo hs seguido desarrollándose con diferentes denominaciones
(concecuencialismo, ética teológica, proprcionalismo).
2.- El Liberalismo Deontológico
La teorización política resurgió en los años setenta principalmente como oposición a
este legado utilitarista. Mejor dicho, lo hizo para oponerse a toda clase de ética
teleológica. Toda moral que juzga el valor de la conducta humana basándose en si logra
un determinado propósito o alcanza un determinado fin o telos. En este sentido, el
utilitarismo, aunque no aclara el contenido de la felicidad humana, es claramente
teleológico. John Rawls, Robert Nozick, Ronald Dworkin y Alan Gewirth, han
subrayado que traspasar la ética teleológica a la vida política resulta insuficiente e
incluso aventurado para la libertad humana, por dos razones:
1. Estos autores señalan que el utilitarismo no tiene en cuenta la pluralidad de los fines
individuales, bien porque indica que hay un solo fin de mayor entidad que los otros,
bien porque juzga lo que es bueno para el ser humano, o el bienestar, desde la posición
estratégica del conjunto de la sociedad, sin tener en cuenta a cada individuo.
2. La ética teleológica concede mayor importancia a los fines que a los medios que
pueden emplearse para alcanzarlos. Se niega a admitir que la lucha por alcanzar
objetivos sociales generales deba estar sometida a los derechos inalienables de que
disfruta todo individuo.
El utilitarismo ha sido la base de gran parte del pensamiento liberal, pero algunos de sus
críticos han declarado que el liberalismo necesita fundamentos filosóficos más
convincentes.
Los autores que plantearon estos argumentos son conocidos como liberales
deontológicos o kantianos. Contrastan la deontología (ética de los derechos y las
obligaciones) con la teleología (ética de los fines), con un resultado favorable a la
primera, siendo Immanuel Kant el principal punto de referencia de la ética
deontológica. Kant era contrario a toda concepción de la política que sacrificara a los
individuos a un propósito superior. Para él los individuos no eran medios sino fines y,
por tanto, inviolables. Los liberales kantianos creen que los individuos deben ser libres
para decidir y perseguir sus propios fines, sin que se les impongan los de otros.
El comportamiento humano debe tener ciertos condicionantes, que han de convertirse en
derechos y deberes, que van unidos a los individuos y que no pueden ser anulados. Los
individuos son seres libres y autónomos, pero no para vulnerar la libertad y la
autonomía de otros.
Los liberales insisten en que la acción social colectiva también debe respetar los
derechos individuales, entre los que se cuenta, según todos los liberales deontológicos,
un derecho especialmente importante a las libertades políticas. Incluso los liberales que
están más decididamente a favor del libre mercado reconocen que tal organismo
público, el Estado, para desempeñar sus funciones más esenciales, debe someter a los
individuos a leyes que regulen su comportamiento y reclamarles, a través de los
impuestos, parte de sus recursos. El papel del Estado resulta más controvertido para los
liberales deontológicos, quienes indican que pretende satisfacer tanto el derecho al
bienestar como el derecho al libre albedrío.
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Los que defienden unos derechos humanos de validez universal despiertan algo más que
un debate académico. Los defensores de los derechos universales insistirán en que la
actual proliferación de conflictos entre comunidades simplemente pone de manifiesto la
necesidad de criterios consensuados que sirvan para mediar entre reivindicaciones
étnicas o culturales enfrentadas.
3.- Comunitarismo
Los comunitaristas parten de una crítica del concepto liberal del yo individual. El yo
liberal, según Michael Sandel, “no tiene trabas”, es capaz de situarse en una posición
privilegiada fuera de la comunidad de la que forma parte y definir y redefinir sus
propósitos y compromisos sin ampararse en tradiciones heredadas u objetivos
compartidos. Esta dotado de derechos y deberes definidos de forma puramente abstracta
y universal, que no tienen en cuenta los propósitos y obligaciones que surgen de
nuestros propios lazos personales y sociales. Los comunitaristas creen que el yo
individualizado del liberalismo es sólo dominante allí donde los vínculos comunitarios
se han corroído y los individuos se encuentran alienados y a la deriva, aunque, incluso
en esta situación, la vida en común o la tradición son puntos de referencia necesarios
para la disidencia individual. Los derechos y deberes específicos que conforman nuestra
particularidad moral provienen de nuestra comunidad, ya sea ésta un pueblo, una
subcultura, un movimiento o un grupo étnico. Al mismo tiempo nos encontramos
necesariamente implicados en los propósitos y fines de nuestra comunidad.
Una concepción de los derechos y los deberes que dependa de cada comunidad y otra de
los propósitos, entendidos como algo compartido por dichas comunidades, choca
frontalmente con la defensa que hace el liberalismo deontológico de unos derechos
universales junto a unos fines concretos determinados por el individuo. Sandel recalca
que la vida compartida de una comunidad puede reducir esta mutualidad
impenetrabilidad, permitiendo que surjan entre las personas ciertas interpretaciones del
yo comunes y, con ellas, objetivos genuinamente compartidos y no impuestos.
Michael Oakeshott, que se ha visto atraído por la defensa comunitarista de las
particularidades y de la tradición frente al racionalismo universalista, y republicanos
cívicos como Hannah Arendt y Michael Sandel, que simpatizan con la perspectiva de
una vida pública participativa. Hoy en día el comunitarismo atrae a un nuevo grupo de
pensadores políticos que quieren revivir en el individuo el sentido de obligación para
con la comunidad.
Aunque el comunitarismo procede de una crítica del liberalismo no es invulnerable a la
objeción de que no salvaguarda suficientemente la libertad individual y de que no sirve
de protección frente a la tiranía tradicionalista o mayoritaria. Algunas corrientes de
pensamiento comunitarista están cerca de la idea conservadora de una comunidad
orgánica en la que se insiste en la sumisión moral sacrificando el disentimiento
individual. La idea de una democracia consensuada, que postulan algunos
comunitaristas radicales como alternativa al gobierno de la mayoría, resulta del todo
inviable en un mundo en el que las personas están culturalmente divididas o en el que la
escasez y los conflictos de intereses no pueden erradicarse.
Los comunitaristas que simpatizan con las libertades o que están más orientados a la
democracia podrían responder que la participación o la identificación que ellos
imaginan sólo se produce en algunos tipos de comunidad que una disociación
generalizada de los individuos respecto a la vida en común es síntoma de que una
comunidad ha dejado de existir. Puesto que cada vez existen menos sociedades
cohesionadas y que es difícil que éstas puedan restablecerse en un mundo inestable e
interdependiente como el actual, esta respuesta de los comunitaristas lo aboca, sin duda,
al pesimismo o a un desamparado utopismo.
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3.- Determinismo
Se pueden distinguir diversas clases de determinismo. Algunos consideran que le
individuo agente está condicionado o, al menos, muy constreñido y presionado por
fuerzas externas que no puede controlar. Hay un segundo tipo de determinismo que
sostiene que estamos condicionados por fuerzas que están dentro de nosotros y que
escapan a nuestro control, como el subconsciente o la herencia genética.
Abordaremos dos de las preguntas que plantea. La primera es si el determinista es
amoral. La presencia de presupuestos relativos a los valores en un trabajo académico no
demuestra que las conclusiones de éste sean falsas pero deberíamos estar atentos a esos
valores, ya que nos facilitan un mayor conocimiento de los puntos fuertes y débiles de
un proyecto intelectual. La segunda cuestión es si se considera que el razonamiento
moral, como actividad intelectual, determina los resultados personales o históricos.
Puede que haya fuerzas que nos constriñan, pero a pesar de ellas, ¿tenemos capacidad
de elección?
Pueden hacerse dos afirmaciones a favor de la teoría normativa. La primera es que sería
muy difícil demostrar que nunca tenemos que decidir sobre cuestiones importantes.
Algunos deterministas aceptarían de buen grado la existencia de un espacio para la
actuación humana en contextos de condicionamiento estructural. Si realmente elegimos
en cuestiones significativas, al menos parece plausible que el lenguaje moral pueda
influir en las elecciones. El discurso moral es una parte de nuestro medio cultural.
4º.- La teoría normativa aplicada: justicia y libertades.
La justicia o distribución de los bienes es una de las áreas importantes en las que se
aplica la teoría normativa. Los normativistas se han metido de lleno y sin duda han
influido en esta polémica, que ha sido una de las más persistentes y encarnizados de la
vida política occidental después de los años treinta y que debate en qué medida debe
intervenir el Estado a la hora de estructurar o fijar un modelo para la distribución de los
bienes en la sociedad. Es un debate que se ha enconado sobre un fondo en el que, al
principio, el “Estado del Bienestar” se desarrollaba y, desde mediados de los setenta,
entraba en crisis tanto de legitimidad como económicamente.
Uno de los contendientes, el socialdemócrata presupone que existen razones morales
para que el Estado participe de alguna forma en la prestación de servicios sociales o en
la redistribución de los bienes.
Se puede defender el Estado de bienestar a partir de la idea utilitarista de que garantiza
más felicidad para un mayor número de personas.
La estrategia que hizo famosa John Rawls es la de la posición original. Partiendo de un
“velo de la ignorancia” deben elegir los principios de justicia que regirán la distribución
inicial de los bienes sociales o las libertades. Rawls cree que elegirían dos principios:
1. Principio de igualdad en cuanto a las libertades, de prioridad especial.
2. Principio por el que solo sean permitidas aquellas desigualdades en la distribución de
los bienes que benefician a los más desfavorecidos.
Son compatibles con una amplia gama de sistemas socioeconómicos, desde el
capitalismo hasta el socialismo democrático.
Hay una segunda estrategia deontológica1 que autoriza la intervención en el mercado en
virtud de un principio fundacional que es categórico y que no necesita justificación. La
ética profesional o deontología (término introducido por Jeremy Bentham en su
"Deontología o Ciencia de la moralidad", 1834) es una rama de la ética cuyo propósito
es establecer los deberes, obligaciones y éticas que tienen que asumir quienes ejercen
una determinada profesión.
Ronald Dworkin, para quien el principio básico que está en cuestión es la existencia de
una preocupación y respeto iguales por los seres humanos. Pregunta que significa que
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un gobierno trate a todos sus ciudadanos de forma equitativa. Apunta que conservadores
y liberales propondrán diferentes respuestas y, posteriormente explica el liberal. Cree
que un gobierno de este signo se tomaría los fines y preferencias de sus ciudadanos
igualmente en serio, pero no uniforme, por lo que debería permitir el funcionamiento
del mercado. El liberal perseguirá una reforma del mercado y, probablemente, recurrirá
a un sistema económico mixto, “ya sea un capitalismo redistributivo o socialismo
limitado”.
Los servicios del Estado también pueden justificarse con una tercera razón que
procedería de una teoría de las necesidades humanas básicas y universales. Cualquiera
que sea la variedad de fines que los seres humanos pueden elegir, siempre habrán de
cumplir ciertos requisitos, los genéricos de la acción voluntaria y deliberada, antes de
que siquiera puedan comenzar a actuar como agentes morales. Entre estos requisitos se
encuentran tanto el derecho a la libertad como al bienestar, que tienen un carácter
universal. Sin embargo, el derecho del bienestar no puede satisfacerse ilimitadamente
sin infringir el derecho a la libertad. Al igual que Dworkin, Gewirth se muestra más a
favor de un Estado que ayude a mejorar que del libre mercado o del complejo
igualitarismo.
El tercer enfoque es comunitarista. Michael Walzer, señala que los criterios
propiamente distributivos varían no solo según las culturas y las comunidades sino
según diferentes esferas de justicia, tales como la seguridad o el bienestar, el dinero y
las mercancías, el cargo, el trabajar mucho, el tiempo libre, la educación, el amor y la
gracia divina. Defiende una igualdad compleja destinada a garantizar que los criterios
distributivos más destacados de una determinada esfera no choquen con otras en las que
sean apropiados criterios diferentes. En las esferas de la seguridad y del bienestar debe
haber un sistema más o menos amplio de servicio a la comunidad que responda a las
necesidades de sus miembros, pero, al existir diversas definiciones de necesidad y de
bienes esenciales, no puede existir un derecho individual universal a la tenencia de
ningún conjunto de bienes que sobrepase el derecho a la vida y a la mera subsistencia.
Todas estas posturas admiten que la redistribución puede ser moralmente legítima. Es
precisamente esta conclusión la que los libertarios consideran un menoscabo de las
libertades fundamentales y, en última instancia, una licencia para ejercer el
totalitarismo. Los libertarios pueden ser de izquierdas o de derechas pero son estos,
partidarios del mercado libre, los que han tenido más influencia a la hora de cuestionar
las ideas socialdemócratas o del bienestar. El abanico de libertarios del mercado libre se
extiende desde los completamente anarquistas, opuestos a toda clase de autoridad
estatal, hasta aquellos que justifican la existencia de un Estado mínimo.
Sería útil hacer una mínima distinción, conocida como la argumentación de Isaiah
Berlín, entre libertad negativa, definida por la ausencia de condicionantes coactivos
sobre la acción o el control sobre uno mismo. Las políticas que hacen posible que los
individuos logren sus fines pueden ser justificables, incluso si implican una coacción
sobre otros, este sería el caso de la ayuda a los pobres a través de los impuestos, pero no
debería considerarse que estas políticas aumentan la libertad.
Los libertarios del mercado libre son extremadamente reacios a aceptar que se pueda
renunciar a una parte de estas libertades a cambio de otro bien social. La intervención
coactiva del Estado con fines sociales disminuye las libertades negativas del individuo y
esto es moralmente injustificable y perjudicial para el bienestar social.
F.A. von Hayek, plantea este argumento. Cree que la libertad social y el progreso
económico solo pueden fundamentarse en el individuo que decide por sí mismo. La
distribución por parte del Estado de las rentas o de la riqueza no sólo vulnera las
libertades, sino que también la igualdad y supone que el Estado fije normas de
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distribución que discriminan a unos individuos para favorecer a otros. Y sus efectos son
inevitablemente arbitrarios.
La distribución de bienes por parte del Estado tampoco puede justificarse en la
necesidad de corregir la injusticia social. Señalar que una determinada distribución de
bienes es injusta implica que esta constituye un resultado deliberadamente buscado que
hay que corregir. La injusticia solo puede ser el resultado de las malas intenciones de
determinados individuos y en una sociedad de libre mercado la distribución es el
resultado no intencionado de innumerables transacciones voluntarias. Por lo tanto, no es
legítimo exigirle a ningún grupo que las corrija.
Hayek también afirma que la intervención económica y social del Estado produce
fracasos. Las instituciones surgidas espontáneamente como resultado de los efectos no
intencionados de transacciones voluntarias entre un número considerable de personas
tienen, afirma, más posibilidades de éxito que aquellas que han sido concebidas a
propósito por una entidad supuestamente omnisciente. Para Hayek las políticas del
mercado libre no solo son más justas, sino que perjudican menos al bienestar social,
incluyendo el de los pobres.
Robert Nozick desarrolla su propio discurso libertario. No comparte los argumentos
anarquistas contra el Estado, sino que está a favor de que exista uno de tamaño
minúsculo que se limite a mantener la ley y el orden. Rechaza cualquier otro tipo de
intervención, alegando que estás van en detrimento de la autonomía individual tal como
la concibió Kant. Afirma que, si los bienes de una persona han llegado a sus manos de
forma justa por medio de la adquisición o transferencia, ningún gobierno puede, en
justicia, transferir parte de estos bienes a otra persona sin el consentimiento de la
primera.
Todo esto nos lleva a plantearnos como se obtienen originariamente los títulos de
propiedad. Esta adquisición primera es justa, siempre que no empeore la situación de
otros en ese momento.
Podemos decir que ninguno de ellos ha dejado de ser rebatido y que todos plantean
muchos problemas, de los cuales, los más agudos son los que suscitan los argumentos
libertarios.
El argumento de que los mercados libres benefician más a los pobres tiene peso moral,
pero este es de carácter utilitario y aún precisa de una verificación histórica.
Para participar activamente en la política y, de este modo, decidir sobre uno mismo
colectivamente, puede que sea necesario disponer de un acceso igual, aunque
toscamente definido, a recursos políticamente significativos. Una igualdad sustantiva
puede ser requisito para una actividad políticamente igualitaria.
5º.- Evaluación de la teoría normativa.
Los grandes dilemas de la teoría normativa pueden resumirse en dos cuestiones. La
primera es si la teoría normativa es realmente posible. En cuanto a los argumentos en
contra (positivistas, relativistas, deterministas) no plantea ninguno razones de forma
concluyente. La teoría normativa puede aportar un método riguroso y cualificado. La
segunda cuestión importante se refiere a la disciplina en sí. ¿Qué decisiones deben
dejarse en las manos privadas de los individuos o en las colectivas de las comunidades
políticas? Los utilitaristas son en cierto modo relativistas. Los deontologistas parten de
diversos puntos de referencia (Dios, naturaleza humana, contratos sociales). Por otra
parte, son partidarios de que el mismo individuo decida sobre los fines. Para terminar,
los comunitaristas vinculan la obligación moral a la comunidad, y al mismo tiempo,
admiten el relativismo en lo referente a las comunidades, negando la existencia de una
posición privilegiada de carácter universal y moral. A mi juicio, las tres corrientes
ofrecen argumentos relevantes.
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TEMA 3 EL CONDUCTISMO
1º.- Introducción.
La ciencia política se caracteriza por la variedad de sus enfoques, siendo la teoría
conductista uno de los más recientes aunque ya bien afianzado. En los EEUU el enfoque
conductista es el dominante y en Europa su impacto ha sido muy considerable. El
conductismo procura explicar el comportamiento político en los niveles individual y
agregado.
En los 50 y 60 del pasado siglo, los estudios institucionalistas se consideraban
descriptivos y faltos de rigor y las instituciones menos importantes que el
comportamiento como objeto de atención. Los conductistas también daban gran
importancia a la necesidad de separar los hechos de los valores. Preferían una teoría
basada en “los hechos” y, por tanto, incuestionable. Lo que pretendían era dar, a través
de leyes y generalizaciones, un enfoque científico al estudio de la política.
El conductismo, al verse criticado, ha abandonado algunos de los presupuestos de sus
primeros partidarios. Ahora los conductistas reconocen que los hechos no hablan por sí
mismos y que sólo tienen sentido dentro del marco de una investigación. Se admite el
pluralismo latente en la mayoría de los primeros trabajos conductistas y también se ha
moderado la pretensión de que sea posible elaborar leyes y generalizaciones
“científicas”. El conductismo actual tiene un enfoque más matizado y pretensiones más
modestas. Su carácter singular viene dado por la atención al comportamiento individual
y el interés por generar una teoría causal y falsable.
La aplicación del enfoque conductista al análisis social y político se centra en una
pregunta: ¿por qué la gente se comporta como lo hace? Lo que diferencia el
conductismo de otras disciplinas de las ciencias sociales es (a) su insistencia en que el
comportamiento observable debe ser el centro del análisis, y (b) que cualquier
explicación debe poder someterse a comprobación empírica.
Los académicos conductistas han investigado la participación política de masas (el
voto), otras formas de actividad política menos convencionales, el comportamiento de
los líderes, el comportamiento de los grupos de interés, el comportamiento de los
estados-nación al igual que el de actores no estatales… En todos estos diversos
contextos las preguntas principales a las que los conductistas pretenden responder son
simples: ¿qué hacen realmente los actores en cuestión? y ¿cómo podemos explicar
mejor por qué lo hacen?
2º.- Aparición del movimiento conductista y sus principales características
El movimiento conductista, que alcanzó una posición importante en los años 50 y 60 del
pasado siglo, tiene sus orígenes filosóficos en el siglo XIX con Auguste Comte, y el
positivismo lógico del Círculo de Viena de los años 20. El positivismo, que
popularizaron Alfred Ayer en GB y Carl Hempel en Alemania, afirmaba que los
enunciados pertenecían a tres categorías. Pueden ser tautologías útiles (meras
definiciones que asignan cierto significado a determinado fenómeno), enunciados
empíricos, y finalmente enunciados que no pertenecen a ninguna de estas dos categorías
y carecen de significado analítico. Para los positivistas, un análisis con sentido sólo
podía desarrollarse a través de tautologías útiles y de enunciados empíricos.
Aunque el conductismo no aceptó todos los preceptos filosóficos del positivismo, las
ideas que tenía el conductismo de la naturaleza de la teoría empírica y de la explicación
estaban muy influidas por la tradición positivista:
1.- Una teoría empírica es un conjunto de enunciados que se componen de presupuestos,
definiciones e hipótesis constatables empíricamente que pretenden describir un
fenómeno.
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mismo tiempo, el clima actual también se distingue por la aparición de nuevos aliados
masculinos.
3º.- La “perspectiva feminista” en la ciencia política a mediados de los noventa.
1.- Feminismo y pensamiento político
El interés que las ideas feministas han despertado en el hombre ha sido escaso. Una de
las razones era la compartimentación: los hombres no leían los textos feministas. Al
mismo tiempo, puede que las politólogas de esta corriente no se hubieran esforzado por
reunir en una sola teoría política las variadas fuentes de sus escritos, ni por explicar los
puntos que compartían con otras teorías. Los retos feministas tienen más posibilidades
de penetrar en la corriente dominante allí donde se solapan con los que plantean los
hombres. Parte del impulso de este debate provino de la crítica feminista a la
democracia liberal y a su generizado concepto de ciudadano. La teoría del contrato
social, a pesar de su insistencia en el universalismo, el individualismo y el
consentimiento de los gobernados, reforzó en realidad a exclusión de la mujer. Los
teóricos liberales suponían tácitamente que las mujeres estaban sometidas
“naturalmente” al hombre o bien afirmaban que el matrimonio era un “contrato” que les
otorgaba un papel subordinado. El que la mujer tuviera formalmente una posición
política fue un logro engañoso. El ejercicio de los derechos y deberes civiles, como son
la participación política o el reclutamiento de las elites, depende de unos recursos de los
que las mujeres no disponen. Se aplicarán igualmente a todos, pero si la situación del
hombre y de la mujer es realmente diferente también lo serán los resultados. En una
sociedad generizada la idea de que haya una ley “independiente del género” es una
falacia.
Han surgido dos líneas de pensamiento que parten de una concepción de la ciudadanía
más desgenarizada. La primera línea procede del punto de vista socialdemócrata y del
feminismo “de Estado”. Vincula el concepto de ciudadanía al desarrollo de un Estado
del bienestar maduro y a la llamada “cultura asistencial”. Se espera que pueda socavar
tanto el paternalismo público como el sesgo de género en la sociedad. El concepto de
“ciudadanía del bienestar”. El propósito de otro de los argumentos que se basan en una
ciudadanía de grupo es ocuparse de la reciente proliferación, especialmente en los
EEUU, de nuevas identidades culturales colectivas y grupos movilizadores
(homosexuales, hispanos…), a los que podría calificarse de marginales. A la tendencia
de la cultura dominante a imponer su propio concepto “exclusivo de ciudadano deben
oponerse valores “de inclusión”.
2.- El feminismo, el Estado y la elaboración de políticas
Existe una previsible variedad de perspectivas feministas acerca del Estado. Kathy
Ferguson, con su The Feminist Case against Bureaucracy personifica el punto de vista
radical, e insiste en que están condenadas al fracaso las feministas que pretenden lograr
sus objetivos “desde dentro”. Feministas nórdicas como Helga Maria Hernes en su
Welfare State and Woman Power (1988) interpretan de forma más positiva la
participación de las estructuras convencionales, el Estado puede ser un instrumento
eficaz para el logro de objetivos feministas. La idea de “masa crítica” es crucial para
esta estrategia. El punto crítico se alcanzará cuando todas las partes consideren natural
la presencia de las mujeres en el sistema. Al ser habilitadas (en vez de marginadas) por
el Estado serán capaces de luchar por un orden social que “simpatice” con ellas.
Drude Dahlerup (junto con la holandesa Joyce Outshoorn) utiliza una perspectiva
feminista para ampliar y aplicar la teoría de la falta de decisiones al análisis de políticas,
para analizar el hecho de que los grupos marginales no logran introducir sus intereses en
la agenda política. El feminismo británico no ha prestado mucha atención a la teoría del
análisis de políticas y la evaluación de la estrategia feminista en cuanto a las políticas.
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TEMA 7 EL CONSTRUCTIVISMO
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recepción y asimilación de los estímulos externos por parte de la lógica del sistema, y a
su capacidad para enfrentarse a esos inconvenientes y ofrecer nuevas respuestas.
Tal vez no por casualidad el impulso original de la perspectiva constructivista no se
produjo en las ciencias sociales, sino en biología, para ser posteriormente introducido en
las ciencias sociales por el sociólogo Niklas Luhmann, que presentó una perspectiva de
la sociedad radicalmente distinta a la de Talcott Parsons, que había elaborado su sistema
social dividiendo en sistemas y subsistemas, asignándoles funciones concretas.
La mayoría de los últimos partidarios de la perspectiva constructivista no descubrieron
el constructivismo a través de la nueva formulación de la cibernética y la teoría de los
sistemas, sino en la crítica a la obra de Parsons, en el interaccionismo simbólico
liderado por Mead (1934) y en los fascinantes microestudios de Goffman (1990).
Esas diversas fuentes del constructivismo influyeron de forma muy diferente en unos y
otros autores por lo que, dada la gran variedad de enfoques teóricos y metodologías,
podemos preguntarnos qué tienen en común esos autores y si hay algún principio
esencial o compromiso que inspire sus teorías.
Cabe identificar dos compromisos o principios básicos en la esencia íntima del
constructivismo. Uno es que la agencia importa en la vida social y, por tanto, los agentes
no son simples procesadores de estructuras –materiales o ideales– que funcionan a sus
espaldas. El marxismo vulgar representa el primer criterio, mientras que el segundo se
fija en el individuo adecuadamente socializado que actúa según las normas. En este
punto el conflicto de escuelas sociológicas y los estudios de Goffman sobre la
manipulación estratégica de la vida social cotidiana (1971, 1980) actuaron como fuerte
antídoto contra la tesis de Parsons sobre la integración normativa, que había convertido
a los actores en meros ejecutores de guiones normativos.
Un segundo principio esencial de los constructivistas es que si aceptamos que el mundo
humano es puro artificio, resultan importantes las ideas de los actores sobre sus actos.
No se pueden marginar de las descripciones y explicaciones de los actos ni pueden estos
explicarse mediante suposiciones, puesto que ello equivaldría a una tendencia a la
aclimatación que se contradice con el primer compromiso. De este modo podríamos
acabar de una vez con el estéril debate de si son primero el interés o las ideas. Los
intereses no son universales ni saltan a la vista, puesto que en gran parte dependen del
juego en el que participan los actores. Incluso cambia de forma drástica lo que se
considera recurso, según sean las condiciones en que se enmarca.
Los fundamentos elaborados y no naturales de Hobbes y su concepto de racionalidad
explican por qué los enfoques de la elección racional y el constructivismo difieren a
pesar de su interés común en la elección y la producción de la realidad social. Los
partidarios de la elección racional comparten la primera premisa con los
constructivistas, pero sus caminos se distancian en el segundo aspecto. Y aunque los
constructivistas casi siempre comparten los dos principios, existen significativas
diferencias entre ellos.
No pretendemos arremeter contra la investigación empírica ni afirmar que los análisis
cuantitativos no son útiles porque no abordan cuestiones profundas relacionadas con la
epistemología y con cuestiones filosóficas. No obstante, sostenemos que los datos
objetivos son construcciones basadas en elecciones conceptuales que, por tanto, no
dicen nada en sí mismas. En consecuencia, hay que ser muy cauteloso para no tratarlos
como si fuesen hechos naturales. De alguna manera, los seguidores de la investigación
comparativa siempre han visto que considerar hechos presuntamente naturales como la
edad como algo consustancial a todos los sistemas sociales abocaba al desastre. Es bien
sabido que una estrella de la sociedad de Nueva York a los de cuarenta años está en la
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El mundo social lo hacemos nosotros y exige una episteme que se tome en serio las
cuestiones de nuestra elaboración del mundo, sin impedir la investigación por una
concepción dogmática de la ciencia o el método.
EL INSTITUCIONALISMO
Corriente dominante en Gran Bretaña y EEUU, pero no les preocupa la metodología. Se
limitaban a describir, por ejemplo, el sistema de gobierno en Francia, empezando por su
constitución. No hay ninguna obra extensa que exponga los principios y prácticas del
análisis institucionalista.
El primer apartado de este capítulo define lo que es el estudio de las instituciones
políticas y diferencia entre el institucionalismo como objeto de estudio, como método y
como teoría.
En el segundo se describe y evalúan las principales críticas, mientras que en el tercero
se indican tres de sus corrientes actuales: el constitucionalismo, la ciencia de la
administración y el nuevo institucionalismo.
Para terminar, se indican los límites de esta corriente junto a su permanente utilidad.
El estudio de las instituciones políticas es crucial para nuestra disciplina, y aún conserva
su importancia. Este enfoque sólo prosperará si se sitúa en un contexto teórico explícito
que debería utilizar en sus investigaciones hipótesis opuestas tomadas de diversas
teorías.
El institucionalismo debe servirse de la pluralidad de métodos de las ciencias sociales y
no sólo de las herramientas del historiador o del jurista.
1º.- Definición del institucionalismo como objeto de estudio, como método y como
teoría.
1.- Objeto de Estudio
El estudio de las instituciones políticas es esencial para la identidad de la ciencia
política. Eckstein: “la ciencia política surgió como un campo de estudio separado y
autónomo, divorciado de la filosofía, la economía política e incluso la sociología puede
que haya tendido a insistir en el estudio de los acuerdos de tipo formal-legal”.
Si hay algún objeto de estudio que los politólogos pueden considerar exclusivamente
suyo, un objeto que no precisa de las herramientas analíticas de disciplinas afines y que
sigue reivindicando una existencia autónoma, este es, sin duda, la estructura política de
tipo formal-legal.
2.- Método
Oakeshott “ha habido un ominoso silencio sobre la forma en que dicho estudio debe
producirse”.
El método institucionalista tradicional o clásico es descriptivo inductivo, de tipo formal-
legal e histórico-comparativo.
1. Descriptivo-inductivo
El enfoque descriptivo, también conocido como historia contemporánea, emplea las
técnicas del historiador e investiga acontecimientos, épocas, personas, e instituciones
específicas, produciendo estudios que describen y analizan sistemáticamente fenómenos
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La idea de que el estudio de las instituciones políticas es más un tema que una teoría o
un método, sería menospreciar la importancia de las instituciones políticas para el
conocimiento tanto del sistema de gobierno como de la política como disciplina.
El institucionalismo es uno de los pilares principales de la ciencia política que se centra
en las reglas, procedimientos y organizaciones formales de un sistema de gobierno.
Su metodología tiene un carácter institucional-descriptivo, formal-legal e histórico-
comparativo, utiliza técnicas del historiador y del jurista, y pretende explicar, por una
parte, la relación entre la estructura y la democracia y, por otra, de qué modo las reglas,
procedimientos y organizaciones formales determinan o no el comportamiento político.
El institucionalismo sigue siendo uno de los rasgos que definen la ciencia política
británica.
El constitucionalismo, la ciencia de la administración y el nuevo institucionalismo
también consideran las instituciones como el punto de partida de sus análisis. Esto hace
que el institucionalismo este muy extendido, aunque a veces se utilice con una cierta
mala conciencia porque es un objeto de estudio en busca de una razón de ser.
1.- Objeto de estudio
Es preciso indicar que el estudio de las instituciones políticas es una materia clave en la
ciencia política de finales del siglo XX. La ciencia política, como ciencia, como
disciplina o como profesión debe reconocer su germen institucionalista o correr el
riesgo de perder su sentido o caer en la trivialidad. Hay, por lo tanto, un acuerdo notable
entre la ciencia política dominante y sus críticos desde la teoría del Estado en cuanto a
la importancia crucial de las instituciones políticas para la ciencia política.
2.- Teoría
Debemos prescindir de los presupuestos implícitos en el enfoque tradicional al estudio
de las instituciones políticas y sustituirlo por teorías o puntos de vista explícitos. Es aún
más importante adoptar una postura crítica hacia todas las teorías, ya que ninguna es
siempre cierta sino más o menos instructiva. El estudio de las instituciones políticas se
beneficiará mucho de esta investigación multiteórica.
3.- Método
Tradicionalmente, el institucionalismo ha utilizado técnicas del historiador y del jurista
e incluso los nuevos institucionalistas afirman que han revalorizado el enfoque
histórico. La revolución conductista aportó a los métodos de estudio de la política una
mayor complejidad y el análisis de las instituciones políticas puede recurrir a muchos
otros métodos, no sólo a la historia y al derecho.
La cuantificación y la estadística son tan útiles para el análisis institucionalista como
para el del comportamiento político de los individuos. El análisis estadístico no se
opone al institucionalismo, sino que ambos se complementan.
Los estudios de caso son criticados por centrarse en lo particular y lo único, pero
también son capaces de comparar y generalizar. La comparación de casos permite
generalizaciones válidas siempre que haya un enunciado teórico con el que
contrastarlos. El futuro del institucionalismo para desarrollarse, debe prescindir de la
aversión hacia la teoría, de la dependencia exclusiva de la historia y el derecho y del
reformismo del modelo de Westminster. El pluralismo metodológico y el enfoque
multiteórico reinventan el institucionalismo.
SEGUNDA PARTE.: EL ANÁLISIS CONDUCTISTA. LA TEROÍA DE LA
ELECCIÓN RACIONAL
TEMA 4 EL ANÁLISIS CONDUCTISTA
¿Por qué la gente se comporta como lo hace? Lo que diferencia el conductismo de otras
disciplinas de las ciencias sociales es (a) su insistencia en que el comportamiento
observable debe ser el centro del análisis, y (b) que cualquier explicación debe poder
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agregado. Gurr reconoce que, aparte de la PR, es posible que haya otros fenómenos que
incidan en los niveles de conflictividad social que experimentan diversos países.
La operacionalización es el proceso por el cual una teoría abstracta y verbal se convierte
en algo que puede comprobarse empíricamente; en este caso, Gurr necesita un valor
numérico para cada uno de los países del análisis. Cada concepto que el modelo define
precisa de un conjunto de referentes empíricos o indicadores. Casi todos los estudios
conductistas pueden criticarse basándose en que los indicadores operacionales
seleccionados no calibran eficazmente los conceptos teóricos a los que se refieren.
La parte más difícil de la obra de Gurr es, sin duda, su análisis estadístico: 1) su
principal objetivo es determinar en qué medial a variación del nivel de conflictividad
social en diversos países puede explicarse en función de la privación relativa que mide,
y 2) que los métodos de estadística multivariante que utiliza son apropiados para la
tarea. Gurr concluye que aproximadamente un cuarto de la variación en los índices
internacionales de conflictividad social puede achacarse a los cambiantes niveles de
privación relativa. Lo que Gurr puede demostrar empíricamente es que tiene cierta base
su hipótesis inicial, y al mismo tiempo, su análisis demuestra que otros factores también
tienen una considerable incidencia en los niveles de violencia política.
Parece una conclusión bastante pobre, pero así es. Gurr comienza su estudio con una
sola explicación “monocausal” de la conflictividad social. Después configura un modelo
de nivel agregado. La consecuencia de su contrastación empírica del modelo es que se
necesita más trabajo teórico, el cual, a su vez, precisa de otra ronda de comprobaciones
empíricas. Gurr participa en un proceso de retroducción, lo cual quiere decir que su
investigación conlleva una interacción continua entre teoría y comprobación empírica.
Puede que sea fácil atacar el análisis de Gurr, especialmente en lo referente a los
indicadores operacionales, pero, como todo buen conductista, al menos expone
claramente el blanco a los posibles críticos. Para los conductistas es preferible la
claridad y (posiblemente) estar equivocado que resultar tan impenetrable que otros
escritores se vean obligados a discutir sobre el “significado” de lo que se ha escrito.
4º.- Conclusión: el legado conductista en los 90.
La teoría tiene un papel indispensable en el análisis empírico postconductista. Antes se
solía decir que había una realidad social “objetiva” “ahí fuera”, pero este punto de vista
ya no está en absoluto generalizado en los círculos postconductistas actuales. Esto hace
que resulte bastante más complicado someter teorías opuestas a la comprobación
empírica pero no por ello considera el postconductismo que esta labor sea menos
necesaria. Cualesquiera que sean las observaciones que produzca una teoría, para
considerarla realmente explicativa debe generar previsiones falsables que no se
contradigan con los datos empíricos disponibles.
El propósito principal de la investigación del conductismo es explicar el
comportamiento a un nivel individual y agregado. Conlleva un componente de
causalidad. También, para que una explicación sea creíble, debe generar previsiones
empíricas falsables, que puedan contrastarse por medio de la observación.
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instrumental. Los teóricos de la elección racional a veces tienen en cuenta las normas
pero, generalmente, las consideran como costes y de beneficios que hay que colocar
junto a otros incentivos. Los teóricos de la elección racional desean explicar por qué
surgen las normas y cómo se imponen. El primer paso es considerarlas soluciones a
problemas de acción colectiva. Los teóricos de la elección racional afirman que esto no
es apropiado porque prescinde de los efectos corrosivos del interés personal sobre la
acción colectiva: aquellos que no cumplen la norma pueden beneficiarse si otros lo
hacen. Axelrod demuestra que la elección racional puede ilustrar cómo evolucionan las
normas, pero también muestra las limitaciones de este enfoque. Axelrod presenta una
situación hipotética en la que los jugadores tienen una estrategia tanto respecto al juego
de acción colectiva subyacente como al castigo que impondrán a aquellos que lo
abandonen. La cooperación puede extenderse en el juego subyacente hasta convertirse
en una norma, impuesta por el deseo de venganza contra los que la infringen. La
implantación de la norma puede debilitarse con el tiempo si no hay una “meta-norma”
que garantice que aquellos que no son vengativos sean castigados. Su modelo ilustra la
aparición de normas pero no parece que pueda explicar el sistema en sí.
El argumento de Riker puede usarse para indicar que detrás de la manipulación de las
dimensiones de los grandes temas está la creación o movilización de las ideologías que
organizan “hacia dentro” o “hacia fuera” ciertas cuestiones y también las
interconexiones que hay entre ellas. Riker deja claro hasta qué punto tales movimientos
ideológicos pueden estar vinculados a la suerte electoral de los partidos y a la de las
políticas durante una legislatura. A menudo se ha mantenido que la elección racional
representa a los individuos como átomos sociales aislados, como fuentes autónomas de
causalidad en el proceso social. La representación que del mundo político hace la
elección racional es un reflejo distorsionado de una realidad, que genera formas de
comprensión de la esfera política que impiden toda crítica profunda del statu quo.
Me parece que la teoría de la elección racional no tiene por qué apegarse a la visión del
individuo como átomo social aislado ni a la idea de que se guía por el interés personal:
los modelos de la elección racional parten de creencias y preferencias dadas, cualquiera
que sea su origen.
3.- Los psicólogos
Los psicólogos mantienen que las intenciones de los individuos no tienen por qué
reflejar interés personal (envidia, venganza, altruismo…). Del mismo modo, cuando los
individuos se comportan de acuerdo con las normas sociales, parece que se sacrifica el
interés personal. La elección racional de orientación normativa no va unida al
presupuesto del interés personal. Por ejemplo, la teoría de la elección social no
presupone nada respecto a los motivos que subyacen tras las preferencias individuales y
sólo se preocupa de cómo pueden agregarse éstas con el fin de hacer una elección para
la sociedad. Olson, por ejemplo, indicó que su teoría de la elección colectiva sería más
adecuada para los grupos de interés económico que para los filantrópicos. También
podría señalarse que los modelos que se basan en el interés personal, aunque sean
empíricamente falsos, aportan un patrón con el que pueden compararse el
comportamiento.
Existe peligro de que al conceder importancia al yo se utilice como un “margen de error
recurrente” que inmunice el modelo frente a la falsación porque una combinación del
interés personal y del altruismo siempre ofrecerá la predicción correcta. Las claves son:
1) que los presupuestos sobre la importancia relativa de los dos motivos en un contexto
empírico dado sean firmes para que el modelo resulte falsable, y 2) tener en cuenta otras
explicaciones posibles para las anomalías, en lugar de modificar el modelo de las
motivaciones según convenga.
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El altruismo puede presentarse con un disfraz de interés personal que concede ventajas
en el futuro. La formulación teórica de la acción colectiva según la teoría de juegos ha
esclarecido considerablemente las condiciones en las que puede darse este altruismo
recíproco. Los conflictos entre decisiones tienen lugar cuando los individuos no pueden
encontrar una alternativa que logre todos sus objetivos al a vez. Esto crea problemas a la
teoría de la decisión normativa y también suele producir comportamientos irracionales.
El comportamiento se aparta ampliamente, de forma sistemática y fundamental, de las
predicciones que se basan en el modelo de la utilidad esperada. La idea de que estamos
habitados por múltiples “yoes” en pugna parece explicar ciertas formas observables de
comportamiento irracional, aunque sólo sea de forma metafórica. Esta idea tiene una
larga tradición en filosofía y ha sido muy importante para la psicología. Aunque puede
haber una lista de meta-preferencias que nos indique qué yo debe dominar en un
contexto determinado, el conflicto entre decisiones puede deberse a una lucha interna
entre yoes diferentes. Engañarse a uno mismo de forma inconsciente supone que un yo
engañe a otro. Se puede considerar la debilidad de la voluntad como una incapacidad de
“yo superior” para controlar los deseos impulsivos. La idea de que tenemos tanto un yo
instrumentalmente racional, guiado por el interés personal, como un yo orientado a lo
social, guiado por las normas, es una forma de abordar las tensiones generadas cuando
el interés personal choca con lo normativamente correcto. El economista, frente a los
indicios empíricos de que existe una aparente irracionalidad, tradicionalmente se ha
defendido indicando que, en un ambiente competitivo, los agentes tienen que actuar
“como si” fueran maximizadores racionales para sobrevivir. Este argumento también
parece aplicable a la política. Los argumentos que se oponen a la defensa del
economista son igualmente válidos en política. De forma que en un entorno que cambia
rápidamente puede que nunca se llegue al equilibrio.
Los datos analizados en este apartado indican que los modelos de decisiones
predominantes con frecuencia describen de forma imprecisa y sus predicciones sólo son
correctas en ámbitos más limitados de lo que algunos teóricos de la elección racional
creen. Por supuesto, todavía se puede afirmar que los modelos predominantes aportan
un patrón de comportamiento con el que comparar el que realmente se produce y que
algunas decisiones se acercan a dichos modelos.
4.- La corriente mayoritaria en la ciencia política
Muchos politólogos orientados hacia lo empírico rechazan la utilidad de la elección
racional basándose en que sus presupuestos son inverosímiles y sus predicciones
fallidas. El modelo de Downs no tiene en cuenta la manipulación por parte de los
partidos de la base estructural de preferencias. No resulta verosímil que los políticos
sean meros buscadores de cargos, y en muchos casos parece falsa la predicción de que
los gobiernos manipulen la economía para ganar elecciones. La cuestión es que los
teóricos de la elección racional participan activamente en la modificación de sus
modelos para que den cabida a tales problemas y esto es todo lo que, sensatamente, se
les puede pedir.
3º.- Conclusión: el futuro de la teoría de la elección racional.
La teoría de la elección racional ha sido objeto de numerosas críticas y se ha hecho cada
vez más importante para la ciencia política. Los seres humanos con frecuencia actúan de
forma irracional y se mueven en sistemas de significado que son difíciles de entender, lo
cual indica que esta teoría no puede cubrir en modo alguno todos los aspectos de la vida
política. Debería haber un acuerdo para intentar desarrollar variantes alternativas del
modelo y aplicarlas a más casos. La teoría de la elección racional puede ayudar a
dilucidar cómo surgen y se transforman las estructuras pero no puedo concebir modelo
alguno. Los teóricos de la elección racional deberían admitir, hasta cierto punto, la
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intentar determinar cuáles son las características esenciales de los conceptos y de los
objetos. Para este autor, el impulso de determinar la esencia de algo siempre fracasa
porque hay ambigüedades que se resisten a la precisión y borran las distinciones
absolutas.
¿Qué ocurre entonces con las alternativas postmodernas? Lyotard cuestiona la
supuesta universalidad de las “meta-narrativas” y “grande narrativas” e insiste en lo
necesaria que es la disidencia y la tolerancia de las narrativas. El antifundacionalismo de
Rorty le lleva a afirmar la historicidad y contingencia del yo, del lenguaje y de la
comunidad. Los lenguajes, comunidades y seres humanos son fruto de una evolución y
no entidades eternas e inmutables. Derrida señala que para el pensamiento no existe un
cierre o fijación natural de significado. La identidad sólo puede lograrse negando la
ambigüedad y excluyendo las diferencias de forma deliberada.
2. Características principales de la teoría del discurso
Aunque el postmodernismo haya tenido mucha influencia en la literatura, la
filosofía y la sociología, no hay muchas pruebas de su despliegue ni en la teoría política
ni en el análisis de la misma. Laclau y Mouffe han utilizado las ideas
“antifundacionalistas” y “antiesencialistas” de filósofos como Rorty, Derrida y Lyotard.
Voy a esbozar brevemente los conceptos principales que han desarrollado.
2.1. Discurso y articulación
Resulta útil comenzar con la comparación entre las categorías de ideología y de
discurso. Señalan que todos los objetos y prácticas son discursivos. Para que las cosas y
actividades tengan significado deben formar parte de discursos concretos. Las cosas,
para ser inteligibles, deben existir dentro de un marco de significado más amplio. Por
consiguiente, sólo es posible entender, explicar y evaluar un proceso si se puede
describir la práctica y el discurso en el que ocurre. La teoría relacional del discurso que
desarrollan Laclau y Mouffe supone que los discursos no sólo reflejan procesos que
tienen lugar en otros ámbitos de la sociedad, como la economía, sino que incorporan
elementos y prácticas de todos ellos. Esto lleva al proceso de construcción de los
discursos. Laclau y Mouffe introducen aquí el concepto de articulación, que se refiere a
la práctica de juntar diferentes elementos y combinarlos para constituir una nueva
identidad. Ej: El primer gobierno laborista mayoritario estableció el “consenso político
de postguerra” fundiendo el Estado del bienestar, pleno empleo y gestión keynesiana,
nacionalización, defensa del Imperio y Guerra Fría, resultado de unificar elementos
diferentes que por separado carecían de significado esencial propio.
El fundamento teórico de esta concepción del discurso procede del lingüista
estructuralista suizo Ferdinand de Saussure, que divide las unidades lingüísticas, que
denomina signos, entre “significantes” y “significados”. Los signos funcionan como
unidades de significación porque son parte del sistema de lenguaje que utilizamos. Esta
concepción relacional del lenguaje contrasta completamente con la teoría referencial del
significado en la que las palabras denotan determinados objetos del mundo.
2.2. Discurso y análisis político
Hay diferencias notables entre la concepción del discurso de Laclau y Mouffe y
el concepto sausseriano del lenguaje. La diferencia principal estriba en que los segundos
afirman que los discursos nunca son sistemas de diferencia cerrados (y, por extensión,
las “sociedades” nunca son cerradas). Nunca agotan los significados o identidades que
hay disponibles en las sociedades. La crítica postmoderna de la concepción
estructuralista saussuriana del significado se centra en tres dificultades. En primer lugar,
aunque Saussure señale que la identidad depende de las diferencias del sistema del
lenguaje en su totalidad no explica la identidad de dicho sistema. En segundo lugar, el
modelo de Saussure se centra en el carácter sincrónico del lenguaje, y no en el
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convincentes que sean las afirmaciones hechas en una determinada comunidad activa
que comparte un discurso común.
¿Postula la teoría del discurso que todos los discursos tienen igual validez y
valor moral? Esto supondría seguir dentro del paradigma de la “verdad” y creer que es
posible aplicar a todos los marcos conceptuales disponibles un punto de vista que sirva
para juzgar diferentes períodos históricos. ¿Pueden defenderse estos discursos? Esto no
quiere decir que los discursos que resulten ofensivos hayan de ser tolerados. Se pueden,
y deben, hacer esfuerzos para criticar y transformar otros discursos, así como los
componentes de aquellos que habitamos, siempre que tales modificaciones no se
presenten como verdades universales, no susceptibles de crítica o revisión.
Finalmente, ¿significa todo esto que no hay fundamentos racionales que
amparen la elección entre discursos? Generalmente no estamos en situación de elegir el
marco discursivo que queremos habitar. La elección entre discursos se produce cuando
nuestros marcos conceptuales ya no pueden dar respuestas. De ahí que sea el fracaso de
determinada forma de racionalidad la que nos pida que reconstruyamos nuestros
discursos. Todo discurso se constituye mediante la exclusión de ciertas posibilidades, lo
cual evita que, al fin y al cabo, esté cerrado.
4.2. Críticas sustantivas
La fragmentación de las estructuras sociales
La primera objeción afecta a dos problemas: el de los límites y el del cierre. Para
algunos críticos la teoría del discurso es voluntarista porque no reconoce los
condicionantes materiales (definidos habitualmente en términos económicos) de las
acciones y prácticas políticas. La perspectiva del discurso no niega que lo posible tenga
límites. De hecho, todo discurso constituye un conjunto de límites al abanico de
prácticas posibles. Un discurso siempre excluye ciertas opciones por considerarlas
falsas o inapropiadas para él. Ej: el thacherismo descartaba las nacionalizaciones.
¿Qué ocurre con el papel condicionante que representa la economía? Desde el
punto de vista de esta teoría es considerada como una formación discursiva, similar a
cualquier otro sistema de comportamiento. Además, para la teoría del discurso, las
prácticas económicas están íntimamente relacionadas con otros tipos de prácticas, no se
ve como un ámbito separado de las relaciones sociales. Por lo tanto, un lugar de hablar
de la economía como si pudiera separarse de las esferas pública e ideológica, los
teóricos del discurso piensan que estas prácticas diferentes se articulan en formaciones
que Gramsci ha denominado “bloques históricos”. Ej: el thatcherismo fue un intento de
desarticular el consenso de postguerra sustituyéndolo por un nuevo “bloque histórico”.
Para terminar, mientras que algunos enfoques del análisis político tratan las
estructuras y procesos económicos como si fueran algo primordial, los teóricos del
discurso hablan de la “primacía de la política”. Dicho de otro modo, incluso los
“sistemas económicos”, como el capitalismo, son, al fin y al cabo, fruto de conflictos
políticos entre fuerzas que intentan imponerse. En cuanto al segundo problema, el del
cierre, Laclau y Mouffe insisten en que toda formación social depende del trazado de
fronteras políticas para alcanzar su identidad. De ahí que su enfoque siempre haga
hincapié en el “cierre parcial” y en la “estabilidad parcial” de las relaciones sociales.
Estos e atiene al enfoque post-estructuralista que adoptan allí donde se recalca el
debilitamiento de las estructuras más que su completa disolución.
El abandono del concepto de ideología
Es importante señalar que el concepto de ideología no desaparece del enfoque
del discurso. La categoría de ideología se utiliza para describir la tendencia que conduce
al cierre total de los discursos. En otras palabras, un discurso “ideológico” será aquel en
el que no se reconoce que haya algo exterior o un “otro” que lo constituya. Ej: los
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discursos totalitarios intentan cerrar las sociedades en torno a un único principio, sería
un ejemplo de construcción ideológica. Otro de los aspectos de esta segunda crítica es el
que se ocupa del papel crucial que representa el analista del discurso. En primer lugar,
los que utilizan la teoría del discurso no dicen que estén llevando a cabo investigaciones
“objetivas”. Lo que el teórico del discurso cuestiona es que los valores se deriven o
deduzcan de los presupuestos filosóficos o teóricos de su teoría. El hecho de que los
teóricos del discurso eviten los criterios epistemológicos en la legitimación de los
valores supone que justifican sus posiciones políticas o éticas en función de las
consecuencias prácticas que tienen y de las tradiciones históricas concretas de las que
proceden.
La incapacidad para analizar las instituciones sociales y políticas
El enfoque del discurso propone recursos conceptuales alternativos que hagan
inteligibles las instituciones y las organizaciones. Las instituciones se conceptualizan
como discursos sedimentados.
5. Conclusión
La teoría del discurso es un enfoque relativamente nuevo en el análisis político,
aunque está profundamente enraizado en tradiciones anteriores. Examina la lógica y la
estructura de las articulaciones discursivas y cómo éstas posibilitan la formación de
identidades. Concede a los procesos políticos, concebidos como conflictos entre fuerzas
antagónicas que pretenden estructurar el significado de la sociedad, un lugar
fundamental en la comprensión de las relaciones sociales. Aunque la atención de la
teoría del discurso se haya dirigido principalmente a esclarecer y desarrollar sus
presupuestos filosóficos y conceptos teóricos, han comenzado a surgir estudios
empíricos que se basan en este marco teórico. Los analistas del discurso pretenden
aportar a la disciplina de la ciencia política un cuerpo de conocimiento empírico,
cuestionando, a la vez, la estrechez de su sesgo positivista y tratando de ampliar sus
horizontes.
Cuarta parte: Los métodos cualitativos y cuantitativos
Tema 8: Los métodos cualitativos
La expresión de métodos cualitativos designa de forma genérica diversas
técnicas entre las que se encuentran la observación participante y las entrevistas en
profundidad. Los métodos cualitativos han contribuido al estudio del comportamiento
político colectivo, intentando que se considere a los actores políticos como seres
sociales conscientes que configuran el mundo de la política al a vez que son
configurados por él.
1. El papel de los métodos cualitativos en la ciencia política
Para el observador participante son relativamente importantes las relaciones de
larga duración con sus informantes y las conversaciones que mantiene con ellos. Éstos
son los “datos brutos” que se analizan y la interpretación de este material es la base del
informe de investigación. Las entrevistas en profundidad se basan en un guión, con
preguntas abiertas, son “conversaciones guiadas”. En general sólo se llevan a cabo con
una pequeña muestra. Los entrevistadores también observan al entrevistado y el
ambiente, y esto facilita la interpretación del material. Los métodos cualitativos son más
apropiados cuando el objetivo de la investigación es la experiencia subjetiva. También
son apropiados para el estudio de los procesos porque las entrevistas dan a las personas
la oportunidad de contar su propia historia con las palabras que utilizan cada día. Los
métodos cualitativos captan el significado, el proceso y el contexto.
Hace tiempo que los métodos cualitativos vienen siendo utilizados en varias
subáreas de la ciencia política, ya que los integrantes de la vida política se han mostrado
dispuestos a hablar sobre su participación en grupos, su papel en puestos de poder, sus
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puntos de vista sobre el sistema… Los métodos cualitativos han sido frecuentes en el
estudio local, pero se han utilizado en menor medida en la investigación de los
gobiernos centrales principalmente por el limitado acceso a la alta política. La
investigación cualitativa está prácticamente ausente de los estudios electorales. Ha
habido autores que han reclamado una mayor utilización de los métodos cualitativos en
el estudio del voto.
El uso de los métodos cualitativos está vinculado a una determinada posición
epistemológica. Por lo tanto, las cuestiones de método suscitan el antiguo debate entre
positivistas y relativistas acerca de las similitudes y diferencias metodológicas entre las
ciencias naturales y las sociales. Los métodos cuantitativos están muy relacionados con
el positivismo epistemológico. Una entrevista muy estructurada es una forma de
comunicación que se desarrolla, como un experimento, en condiciones controladas. Las
críticas al positivismo han planteado que no hay una realidad externa sino una realidad
construida socialmente. Las personas configuran el mundo tanto como éste los
configura a ellos. Al no existir criterios de validez externos con los que juzgar teorías
contrapuestas todas las teorías son interpretaciones del mundo igualmente válidas. El
problema del relativismo es que conduce al a paradoja de que se refuta a sí mismo. Para
no caer en esta trampa relativista, pocos politólogos han señalado que no exista una
realidad objetiva ni criterios con los que evaluar teorías opuestas. Sin embargo, el papel
de una ciencia racional objetiva no es el de hacer predicciones sino el de idear
explicaciones causales. Explicar también supone describir y entender, tanto a las
personas, como sus motivos, experiencias e interpretaciones subjetivas, que son un
componente importante de los procesos causales. La posición epistemológica se asocia
con los métodos de investigación cualitativos. No se insiste en hacer predicciones
acerca del comportamiento sino en captar lo que de único tienen las experiencias
humanas. Aunque la elección de un método se asocia con una posición epistemológica,
la distinción entre investigación cuantitativa y cualitativa no debería hacerse de forma
muy rígida. Se debe elegir el método en función de lo apropiado que sea para responder
a una determinada pregunta de investigación.
2. Críticas a los métodos cualitativos
La investigación cuantitativa se considera representativa y fiable. En general, la
investigación cuantitativa puede reproducirse, compararse y producir generalizaciones
con un alto grado de certeza. Las encuestas generan datos científicos “duros”. Por el
contrario, la investigación cualitativa se considera no representativa y atípica, y sus
hallazgos impresionistas, poco sistemáticos e, incluso, peculiares. No puede ni
reproducirse ni compararse, y tampoco puede ser la base de generalizaciones. Genera
resultados “blandos”, no científicos. La fiabilidad está relacionada con la forma de
diseñar y producir una muestra de posibles encuestados. En la investigación cualitativa
no es ni deseable ni factible entrevistar a muchas personas de una muestra
representativa. Esto no quiere decir que los investigadores cualitativos nos e preocupen
del muestreo, de los posibles sesgos y de la influencia que pueda tener el diseño de la
muestra en la interpretación de los hallazgos. La forma de seleccionar a un grupo de
entrevistados es tan importante para el investigador cualitativo como para el
cuantitativo. Las muestras cualitativas, en vez de definirse estrictamente según un
conjunto de criterios, se configuran de forma más flexible para incluir a una gama de
personas más amplia, con diversas interpretaciones subjetivas de la propia vida. Aunque
los métodos cualitativos no pueden ser representativos, sí pueden buscar la diversidad.
A menudo no existe un marco muestral que sirva para confeccionar una lista aleatoria
de nombres a los que se pueda entrevistar y el “muestreo de bola de nieve” es la forma
más habitual de obtener la muestra, pero esto no está exento de problemas. No resulta
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gasto como ejemplo de las “prácticas habituales” del gobierno central en Gran Bretaña.
Su estudio, en vez de utilizar los conceptos y la terminología de la ciencia política, está
empapado de lenguaje antropológico. Hicieron entrevistas en profundidad a unos 200
funcionarios, ministros y parlamentarios (y ex). Se enfrentaron directamente a los
problemas de entrevistar a personas poderosas. Los autores tenían que demostrar que
estaban familiarizados con el tema, para ello se entrevistaron primero con ex ministros y
ex funcionarios que les informaron de cómo se gestionaba el gasto público. Los autores
estaban seguros de haber “captado” a la comunidad que iban a investigar. La recogida
del material les proporcionó una “visión más amplia”. La conclusión de Heclo y
Wildavsky fue que este ministerio dispone de un poder sutil que se basa en determinar
lo que “suponen o esperan” los jefes de departamento. El principio dominante es que “le
gasto es una política y una política consiste en gastar”. El Ministerio de Hacienda no es
todopoderoso y el proceso de gasto gira en torno a una dependencia mutua. “La
influencia del Ministerio no descansa en una terca interpretación de los poderes
formales, sino en redes personales, negociaciones cuidadosas e información actualizada,
factores que generan unos hábitos mentales que hacen que se pueda prever la reacción
del Ministerio”.
La monografía de Heclo y Wildavsky fue bien recibida. La utilización que
hacían de los métodos cualitativos les permitió ir más allá del a estructura organizativa
formal y descubrir cómo se comportaban realmente las personas que tenían que ver con
el proceso de gasto. Es muy dudoso que los métodos cuantitativos hubieran podido
captar la intrincada naturaleza del poder que Heclo y Wildavsky descubrieron. A pesar
de todo, el estudio no carece de puntos débiles. El énfasis en las normas y valores
compartidos da una imagen de cooperación continua y sorprende la ausencia de
conflictos.
El segundo ejemplo procede de la subárea del comportamiento electoral. El
estudio Affluent Workers Revisited estaba compuesto de entrevistas a los trabajadores
de
la fábrica de coches Vauxhall que vivían en Luton a mediados de los 80 y a sus esposas.
El primer objetivo era analizar si la clase trabajadora tenía un modo de vida más
individualista en los 80, y el segundo examinar hasta qué punto la forma de vida influye
en las actitudes y comportamientos sociopolíticos. La empresa no quería proporcionar
una lista de empleados, así que en cada entrevista se pedía más contactos. Los
representantes sindicales de la muestra no produjeron sesgo en los hallazgos. Se entró
en contacto con los posibles entrevistados por carta y se concertaba una entrevista de
dos horas en casa del informante, siendo ésta grabada y transcrita.
La inmensa mayoría creía que sí existían las clases, que se correspondían con la
distribución de la riqueza y los ingresos, y que ellos pertenecían a la clase trabajadora.
Los entrevistados percibían que la estructura de clases había cambiado y que las
diferencias entre la clase media y la trabajadora eran menos acusadas que antes. Sin
embargo, estaban en contra de estas diferencias y querían una sociedad más igualitaria.
Se preguntó por política, aportando datos sobre la filiación y el historial de voto. Se
podía dividir a los entrevistados en tres grupos: simpatizantes del Partido Laborista (24),
simpatizantes decepcionados (24) y no simpatizantes (14). Los entrevistados contaban
con que este partido creara una sociedad igualitaria, pero también se mostraban muy
escépticos respecto a la capacidad del partido para lograr una mayor igualdad. Hacían
referencia al “invierno del descontento” de 1978-79. Los decepcionados identificaban
espontáneamente al Partido Laborista con la clase trabajadora, pero ponían también en
duda sus promesas (11 no votarían, 4 al SPD, 9 a los conservadores). Estos últimos
tenían miedo de lo que pudiera significar una victoria laborista, mientras que votar a los
47
o de categoría (no implican rango, sino, por ejemplo, ¿cuál es su religión?). Los datos
ordinales y de categoría son sólo semicuantitativos y analizarlos conduce a conclusiones
relativamente débiles. Ej: 1 izquierda a 5 derecha, difícil ubicar exactamente. Sin
embargo, tales presupuestos a menudo se plantean con el fin de realizar posibles
cálculos aritméticos. Sin una asociación entre números y categorías ordinales no sería
posible.
2. El proceso de análisis de datos
El análisis de los datos debería realizarse mediante un diálogo permanente entre
la teoría y esos mismos datos que transcendieran al mundo que hay más allá de éstos. La
conversación suele estar dominada por los investigadores, que toman la iniciativa al
hacer preguntas y al definir el abanico de respuestas aceptables.
2.1. Análisis univariante
En su forma más simple, el análisis puede que no implique relación alguna. Su
propósito puede ser tomar de la forma más literal la pregunta fundamental “¿cuántos?”.
Ej: Variables de categoría como votos a cada partido, aunque con variables ordinales
hay más posibilidades de análisis calculando la media, el valor típico, percentiles…
2.2. Modelos bivariantes
Dos variables A y B pueden relacionarse de diversas maneras, según
correspondan a un modelo causal u otro y a métodos analíticos asociados. Ej: A produce
B, B produce A, se influyen entre sí, relacionados por un tercer factor no especificado
(correlación espuria). En todos estos casos las tabulaciones cruzadas, los diagramas de
dispersión y las correlaciones son métodos de análisis apropiados. Si hay una
vinculación causal directa y unidireccional entre A y B, y se conoce esa dirección, el
análisis de regresión puede cuantificar hasta qué punto depende una variable de otra.
Dos variables que influyan una en la otra simultáneamente, constituyen un caso
especial de “curva causal” difícil de analizar.
Si A y B están unidos por su común dependencia de un tercer factor
desconocido, el análisis factorial puede utilizarse para hacer un cálculo aproximado de
la naturaleza de ese factor.
2.3. Modelos multivariantes
Cuando hay dos o más variables existen más posibilidades analíticas, incluyendo
modelos de regresión múltiple, de interacción, análisis de senderos y multifactoriales.
En el esquema básico de regresión múltiple dos (o más) variables llamadas
“independientes” ejercen cierta influencia en una variable “dependiente”. Pero, además,
cada una de las variables independientes influye en la dependiente de forma que ésta no
se ve afectada por las influencias simultáneas de otras variables independientes.
Ej: En GB la clase influía más en los cohortes más recientes y la religión tenía
más influencia en las personas mayores.
Estos datos pueden analizarse añadiendo “términos de interacción” a un modelo
de regresión múltiple convencional o utilizando un programa específico como AID
(Detector de Interacción Inmediata). Existe una variante de los métodos de regresión
múltiple llamada “análisis lineal logarítmico” que se programa habitualmente para hacer
que sea más fácil añadir términos de interacción.
Los modelos de análisis de senderos contienen redes y concatenaciones causales.
Son de dos tipos: modelos de senderos “recurrentes”, que carecen de curvas causales, y
“no-recurrentes”, que sí las tienen. Los primeros pueden analizarse mediante un uso
constante de regresiones múltiples pero los segundos son mucho más difíciles de
analizar estadísticamente. Por desgracia para los cuantitativistas, es bastante plausible
que haya curvas causales en los estudios políticos. Como método alternativo, puede
romperse la simultaneidad de la curva causal introduciendo un factor de tipo temporal
49
en los datos. Ej: La poll tax en GB fue más apoyada por votantes conservadores por ser
su partido quien la propuso, se podría utilizar una encuesta panel entrevistando a las
mismas personas antes y después de la propuesta.
Los modelos multifactoriales se diferencian sustancialmente de los factores
bivariantes. Si hay tres o más variables podemos preguntarnos si la correlación entre
ellas refleja una dependencia común respecto a dos o más factores subyacentes, y no
sólo a un factor general.
Los factores subyacentes que pone de manifiesto el análisis multifactorial
consisten simplemente en medias ponderadas de las variables originales. Lo ideal sería
que las ponderaciones se acercaran a uno o a cero para que cada factor consistiera en la
media simple (no ponderada) de uno de los subconjuntos de las variables originales.
2.4. Modelos de series temporales
Gran parte de la investigación cuantitativa en los estudios políticos se basa en
datos individuales o agregados espaciales, aunque se le puede dar un carácter temporal
limitado mediante la comparación de unos pocos momentos concretos, haciendo
gráficos de tendencias o utilizando paneles. Por el contrario, el análisis a través de series
temporalmente generales se centra en ciertos agregados temporales. Las frecuencias
tienen importancia y sus tendencias se pueden comprender analizándolas. Aunque los
modelos concretos de este tipo de series son muy variados, todos se basan en ideas
fundamentalmente dinámicas.
En los estudios políticos los análisis de series temporales se han centrado casi
exclusivamente en la predicción del apoyo a los partidos, partiendo de una combinación
de condicionantes económicos.
2.5. Modelos contextuales o multinivel
Se puede combinar el análisis de individuos con el de agregados espaciales y
temporales. Los análisis contextuales o de multinivel sitúan a los individuos en un
contexto espacial y/o temporal. Se precisa que los conjuntos de datos brutos sean muy
grandes o que estén especialmente diseñados, ya que se debe situar a cada individuo en
el contexto correcto. Ej: en una encuesta de conglomerados de un distrito electoral todos
los entrevistados sean del mismo barrio. Los modelos contextuales son importantes
porque hay datos que indican claramente que la misma persona se comportará de modo
diferente en diversos momentos o lugares.
2.6. Otros métodos cuantitativos
Los métodos cuantitativos se han asociado tradicionalmente con el análisis
estadístico, pero abarcan mucho más. Los gráficos realizados por ordenador no están
diseñados para analizar sino para facilitar la comunicación. Se debe seguir la regla de
Edward Tufte: maximizar el significado y minimizar la tinta. Las simulaciones no se
realizan ni para analizar ni para mostrar hechos conocidos sino para hacer
extrapolaciones con ellos. La simulación no es un análisis sino una especulación
controlada y disciplinada que generalmente se basa en una mezcla de explicación
histórica, intuición e imaginación.
2.7. Conclusión
La idea que debería quedar después de esta discusión de los métodos
cuantitativos es la de su riqueza y diversidad. Es inevitable que los análisis de ciertas
clases de datos se apoyen en determinados presupuestos, pero la imaginación del
investigador no está obligada a llevar la camisa de fuerza de un procedimiento rutinario.
3. Críticas
Se ha criticado a los métodos cuantitativos por ser oscuros e incomprensibles.
En los estudios políticos, la atención debe centrarse en los presupuestos y principios
importantes en los que se basa un análisis. Éstos no suelen ser difíciles de entender. Se
50
dice que los métodos cuantitativos tergiversan el objeto del que se ocupan. Como señala
el llamado principio estadístico de GIGO, con malos materiales no se puede construir
algo de calidad. A menudo se cometen fallos elementales al recoger y presentar datos.
Ej: no es lo mismos tomar datos en la Rusia europea que en la asiática; Almond y Verba
en Civic Culture tomaron sólo muestras mexicanas en zonas urbanas, y en un estudio
posterior datos de la India de sólo cuatro Estados, cuatro repúblicas yugoslavas y en la
nigeriana no incluía la región musulmana; encuestas post-electorales se utilizan con
efectos retroactivos para explicar el resultado.
Los grupos de personas en los que se dan combinaciones de características
especialmente interesantes suelen ser bastante pequeños, lo cual hace que existan
muchas posibilidades de error en las muestras. Las estadísticas del gobierno pueden ser
incorrectas o estar sesgadas, incluso a propósito. Ej: índice de desempleo cambia su
medida. Los entrevistados en una encuesta pueden mentir por vergüenza y es cierto que
modifican sus recuerdos para que se ajusten a sus preferencias actuales. Se les puede
convencer, modificando la pregunta de forma manipuladora, de que varíen su opinión
respecto a un asunto. En general, el contexto social y político en el que se recogen los
datos puede no ser representativo. Ej: no es lo mismo una entrevista en casa que en
medio de una manifestación. Pero si estamos atentos a estas tergiversaciones, debería
ser posible reducir los problemas desde el mismo momento en que se diseña la muestra
y/o tenerlos en cuenta a la hora de interpretar los resultados.
Se critican los métodos cuantitativos por tener un enfoque demasiado estrecho.
Los cuestionarios hechos a base de preguntas muy específicas a las que únicamente se
puede responder mediante un número de respuestas fijo pueden evitar que los
entrevistados digan realmente lo que piensan. Esta crítica pone de manifiesto la
suposición infundada de que los estudios cuantitativos los llevan a cabo personas que no
saben nada de la materia. Sin embargo, cuando no están seguros del terreno que pisan,
pueden introducir preguntas “abiertas”, que no tengan respuestas fijas, y clasificarlas
posteriormente. Además, las preguntas específicas y las respuestas fijadas de antemano
no surgen de la nada. La investigación cualitativa formal e informal puede constituir una
buena base para un posterior estudio cuantitativo.
Se critican los métodos cuantitativos por su supuesta falta de idoneidad causal.
Weber reclamaba “idoneidad en cuanto a la causa” e “idoneidad en cuanto al
significado”. Sin una explicación plausible el vínculo estadístico descartarse como mera
coincidencia. En sentido inverso, una teoría plausible que no se apoye en datos
estadísticos es, en el mejor de los casos, especulativa y, en el peor, paradójica. La
siguiente frase encierra una crítica más importante: “correlación no significa
causalidad”. Se pueden hacer correlaciones muy fácilmente, pero su naturaleza puede
ser dudosa. Ej: relación entre partido y periódico, ¿influyen entre sí o hay otros factores
como la clase? Una correlación puede corroborar, aunque no probar, la causalidad de
una teoría. La posibilidad de “correlación espuria” puede controlarse mediante métodos
de regresión múltiple, siempre que la tercera variable haya sido medida e incluida en el
conjunto de datos brutos. Se pueden recoger algunos datos acerca del pasado, así como
del presente. Este enfoque debe utilizarse con cuidado ya que los recuerdos se evaporan
y cambian. Los paneles en los que se recogen datos de las mismas personas en
diferentes momentos son la mejor forma de mostrar secuencias causales, aunque este
sistema presenta sus propios problemas.
Se critican los métodos cuantitativos porque no logran mostrar significados. Las
críticas señalan que pueden determinar “qué” y “cuándo”, pero no “por qué”. Esta
crítica es demasiado general o carece de validez ya que, si las motivaciones pueden
probarse mediante conversaciones de tipo cualitativo, en principio también se pueden
51
artículos de este tipo que sobre estudios de caso. Es frecuente comparar países europeos
y, un poco menos frecuente, países latinoamericanos. No resulta sorprendente que
también abunden las comparaciones en las que figura EEUU. Hay una pregunta que
domina la bibliografía que aborda este tipo de análisis: ¿la comparación debe
establecerse entre países similares o diferentes entre sí? Evidentemente, lo ideal sería
que el investigador eligiera dos países que fueran iguales en todo excepto en el asunto
que se quiere estudiar, sin embargo, esto es imposible. Por el contrario, el enfoque de
“lo más diferente” consiste en comparar países en los que se da un grado máximo de
disparidad respecto a los factores más significativos. El objetivo de este diseño es
extraer un conjunto de elementos comunes que demuestren tener una acusada capacidad
explicativa. Sin embargo, esta estrategia es tan prometedora como arriesgada. Sólo
funciona si se encuentra uniformidad entre los países pero “si no se encuentra
uniformidad, los resultados resultan ininteligibles”. Desde nuestro punto de vista los dos
enfoques son útiles, y cuál de los dos se elija depende en gran parte de los problemas
que aborde la investigación. Además, pueden combinarse a veces.
2.3. Análisis estadístico global
Los años 60 contemplaron una gran expansión de la investigación comparativa
cuantitativa o estadística, en la que la típica unidad de análisis era el Estado-nación. Su
expansión dependía tanto del crecimiento de los bancos de datos de tipo
socioeconómico y político, como el desarrollo de ordenadores. Ej: gran número de
estudios sobre países relacionando desarrollo económico y democracia. Estos datos
globales tienen inconvenientes: se extienden mucho a costa de perder profundidad, y si
los datos son inexactos los estudios no son fiables.
3. Problemas de la comparación
El problema principal de la investigación comparativa es el mismo que el de
toda la investigación social: es imposible producir un diseño de investigación sin fallo
alguno; el secreto está en afrontar tantos problemas como sea posible.
3.1. ¿Cuántos casos?
Llegar a un equilibrio entre detalle y capacidad de generalización. También debe
combinar, en la medida de lo posible, diferentes tipos de investigación comparativa.
3.2. Demasiadas variables, muy pocos países
El número de casos que puede utilizar un investigador tiene un límite. Lo que
hacen los investigadores es concentrarse en pocas variables.
3.3. La superación del sesgo
Por sesgo se entiende la influencia que tienen los valores del investigador en los
resultados del análisis. A veces, los conceptos que subyacen detrás de los datos no están
claros. Ej: Datos de PIB según distintos organismos, y con el problema añadido de no
ser ninguno dato real al no contabilizar la economía sumergida. Los indicadores no
económicos también son problemáticos. Ej: Según Vanhanen en los 80 el índice de
competencia electoral (votos recibidos por partidos pequeños) y participación
(porcentaje de la población que acude a votar) es encabezado por Italia, y sin embargo
las encuestas muestran que son los más escépticos respecto a su democracia.
3.4. Los mismos fenómenos, significados diferentes
El problema fundamental, y el más difícil de tratar, está relacionado con los
fundamentos epistemológicos del conjunto de las ciencias sociales. El positivismo se ha
visto cada vez más cuestionado en las ciencias sociales por investigadores relativistas
que señalan que el mundo se construye socialmente. Un positivismo tosco es
insostenible y cualquier comparativista debe admitir que los significados y la
comprensión se ven afectados por el contexto cultural.
4. Transformaciones en la política comparada
54
actuación)
Explicación desde el
“exterior” (centrada en la
estructura)
Concepción simple de la
estructura y de la
actuación
Intencionalismo Estructuralismo
Concepción dialéctica de
la estructura y la
actuación
Teoría de la estructuración Realismo crítico; enfoque
estratégico-relacional
1.1. El estructuralismo
El estructuralismo y su álter ego el funcionalismo son, en la actualidad, casi
palabras malsonantes para la teoría social y política. Un punto de vista estructuralista
privilegia a la estructura con el propósito de explicar los acontecimientos, teniendo en
cuenta el funcionamiento de estructuras sociales y políticas inobservables de las que los
actores son meros portadores. Son un ejemplo de explicaciones “externas”. Es un punto
de vista monocausal entre estructura y actuación, en el que, generalmente, se considera
que el primer elemento constriñe e incluso determina al segundo.
El estructuralismo está bastante relacionado con el determinismo, el
funcionalismo y con todas las formas de teleología (la idea de que todos los procesos
sociales y políticos pueden explicarse en función de una meta histórica definitiva hacia
la que se cree que evolucionan inexorablemente). En las manifestaciones del
pensamiento funcionalista, los resultados sociales y políticos concretos no se explican
en función de las motivaciones e intenciones de los actores sino en función de las
consecuencias que tienen los efectos de sus acciones. Ej: El Estado del bienestar se
explica por su función de garante del capitalismo. Las devastadoras críticas son:
- Subestima la actividad de los individuos.
- Describe un mundo en el que todos somos meros autómatas. Ej: Es incapaz de
distinguir entre democracia y fascismo pues los dos son igual de “malos”.
- El estructuralismo favorece el fatalismo y la pasividad. Lo único que podemos
hacer es cruzarnos de brazos y esperar a que la historia despliegue su propia
lógica.
- Hay una contradicción fundamental dentro de las formas de explicación
estructuralistas. ¿Cómo podrían los estudiosos salir de las estructuras que nos
condicionan para describir esas mismas estructuras?
1.2. El intencionalismo
El “otro” del estructuralismo es el intencionalismo. Explica desde el “interior”
para centrarse en las prácticas sociales, la actuación humana y el rico tejido de la
interacción social y política. También funciona con una concepción monocausal de la
relación entre estructura y actuación. El intencionalismo está muy relacionado con las
nociones de falta de condicionantes, contingencia, voluntarismo y, sobre todo,
individualismo metodológico (que postula que, al formular explicaciones sociales y
políticas, deberíamos comenzar y terminar en el individuo). No suelen establecerse
vínculos entre contextos o ámbitos de interacción concretos, ya que se pretende que las
explicaciones reflejen la peculiaridad de la interacción social. Generalmente, la atención
se centra en las microprácticas de la interacción social, que se oponen a la
macrofijación de las acciones dentro de estructuras sociales y políticas amplias. Los
57
resultados no pueden predecir, son productos de actos cuyos efectos podrían analizarse
pero cuya existencia es, generalmente, fruto del azar o de la voluntad, factores que no
son objeto de investigación social y política.
Los intencionalistas han sido acusados a menudo de voluntarismo, según el cual,
para entender los resultados de lo político, sólo debemos tener en cuenta las
motivaciones e intenciones de los actores, incapaz de tener en cuenta los condicionantes
estructurales que pesan sobre los actores. El intencionalismo pervive, principalmente en
el trabajo de los teóricos e la elección racional, de la elección pública, marxistas
analíticos, pluralistas… Estos teóricos consideran que los individuos son egoístas e
independientes al maximizar la utilidad, que calculan racionalmente sus estrategias. Las
críticas a este enfoque han insistido en el carácter “ilógico” de gran parte del
comportamiento humano; en la importancia de las consecuencias no deseadas de la
acción; en la información parcial que utilizan los individuos; y en la necesidad de que
haya una concepción relacional de la racionalidad, ya que no existe una acción racional
“pura”, que esté fuera del contexto.
1.3. La teoría de la estructuración
La contribución más influyente al debate sobre la estructura y la actuación
dentro de la teoría social y política en los últimos tiempos haya sido la teoría de la
estructuración de Giddens. Pretende ir más allá del dualismo de estructura y actuación.
Giddens prefiere una dualidad, en la que estructura y actuación son dos caras de una
misma moneda. El objetivo ha sido desarrollar una teoría híbrida. Esta pretensión se ha
basado en el desarrollo de una interpretación dialéctica de la relación entre estructura y
actuación, que se refleja en sus dos conceptos principales: estructuración y dualidad de
la estructura. Con estructuración se plantea la idea de una dependencia entre estructura
y actuación humana. La producción de la sociedad se considera como un logro notable
de los actores sociales. Esto lleva a Giddens a reconocer la dualidad de la estructura,
que significa que “las estructuras sociales están constituidas por la actuación social, que
es, a la vez, el mismo medio que las constituye”.
No resulta sorprendente que la teoría de la estructuración haya sido tan
influyente. A pesar de todo, no carece de problemas. El derribo del dualismo de
estructura y actuación se basa más en el malabarismo teórico y en la arbitrariedad de las
definiciones que en el rigor analítico. Giddens define de forma peculiar la estructura
como “normas y recursos” y “la actuación no se refiere a las intenciones que tiene la
gente sino a su capacidad de hacerlas”, parece evidente que se ha llegado a superar el
dualismo mediante la redefinición de los términos. A pesar de todo, no deberíamos
subestimar los logros de Giddens.
1.4. El realismo crítico
Basado en la interpretación dialéctica entre el dualismo de estructura y actuación
de Roy Bhaskar, y el enfoque estratégico-relacional desarrollado por Bob Jessop. A
pesar del parecido evidente con la teoría de la estructuración, los realistas críticos parten
de un punto de vista más estructuralista, postulando la existencia de capas de estructura
que condicionan la actuación y que definen el abanico de estrategias potenciales que los
agentes pueden desplegar. En este sentido, el realismo crítico explica la relación entre
estructura y actuación desde un punto de vista “externo” o centrándose en la estructura.
No obstante, esta interpretación no se diferencia de la de Giddens. La tarea que el
realismo crítico asume es la de aclarar y organizar los contornos de la estructura social y
política como si fueran una guía crítica para la estrategia y la intervención políticas.
Al desarrollar esta interpretación dialéctica de la relación interna entre
estructuras y actuación, los realistas críticos han mantenido el uso ortodoxo de estos dos
términos, diferente a Giddens. Mientras que Giddens considera que estructura y
58
actuación son caras opuestas de una misma moneda, los realistas críticos prefieren
considerar estos conceptos como los dos metales que forman la aleación de la que está
hecha la moneda. Estructura ya actuación, aunque sean teóricamente separables, en la
práctica están entremezcladas. Las premisas de una ontología realista crítica se pueden
resumir en:
1. Toda actuación humana adquiere significado sólo en relación con escenarios
constituidos de antemano.
2. Tales escenarios condicionan y capacitan, determinando el abanico de
apropiaciones posibles y las consecuencias directas de tales acciones.
3. Lo que constituye una estructura depende completamente del lugar desde el que la
contemplemos. Esta es una concepción de la estructura inherentemente relacional.
Ej: La acción de una multitud representa una estructura desde la perspectiva de un
individuo que no forma parte de ella.
4. Las estructuras no determinan los resultados directamente sino que definen,
únicamente, el abanico de opciones. Dado que los actores sólo tienen un
conocimiento parcial de tales estructuras, su acceso a este hipotético abanico de
estrategias es sólo parcial.
5. Los escenarios de la acción pueden concebirse según una jerarquía en la que
encajan niveles de estructura que interactúan de forma compleja para condicionar y
fijar el contexto dentro del que se despliega la actuación.
6. La naturaleza de los condicionantes (y el abanico de oportunidades) es de dos
clases: i) física (propiedades espaciales y temporales), y ii) social.
7. Estos condicionantes también pueden considerarse recursos. Un condicionante
también implica una oportunidad.
8. La acción estratégica es una interacción dialéctica entre actores intencionados,
determinados por la estructura, y los contextos constituidos previamente que
habitan. Las acciones tienen lugar dentro de escenarios estructurados, aunque los
actores pueden, en parte, transformar dichas estructuras.
El marco del realismo crítico, como la teoría de la estructuración de Giddens,
recalca la importancia de las consecuencias (tanto deseadas como no deseadas) de la
actuación, así como el impacto y los efectos de la acción estratégica sobre los contextos
estructurados en los que ésta debe situarse. El marco del realismo crítico concibe el
concepto de estrategia. Los actores se apropian, a través de una estrategia, de un
contexto estructurado que es estratégicamente selectivo (favoreciendo unas estrategias
más que otras). Dicha estrategia se formula según un conocimiento parcial tanto de las
estructuras como del comportamiento que prevén en los otros. Las estrategias se
operacionalizan en la acción y ésta produce efectos tanto deseados como no deseados.
La acción produce:
- Efectos directos sobre los contextos estructurales.
- Un aprendizaje estratégico en el actor o actores implicados.
2. Un ejemplo: la votación sobre Maastricht en Gran Bretaña
Un ejemplo de enfoque realista crítico, sería el proceso de ratificación del
Tratado de Maastricht en el Parlamento británico. El 22 de julio de 1993 John Major fue
derrotado en la Cámara de los Comunes, al plantearse la ratificación del Tratado de
Maastricht, pues 23 diputados conservadores votaron en contra. Convocó para el día
siguiente una sesión de emergencia en la que mezcló de forma estratégica la confianza
en el gobierno con los términos requeridos para aprobar el documento. El voto de
confianza se ganó posteriormente. Una previa enmienda laborista al capítulo social del
tratado (la cual hubiera obligado al gobierno a fijar un salario mínimo) había sido
derrotada únicamente por el cambio en el voto de la presidenta de la cámara.
59
Existen muchas interpretaciones diferentes del pluralismo, que es, al mismo tiempo,
normativo, preceptivo y descriptivo. Normativo pues se le considera la mejor forma de
gobierno, preceptivo porque ofrece un modelo ideal de gobierno, y descriptivo por su
análisis del mismo. A menudo se ha intentado caracterizar el pluralismo como un
Estado neutral, con grupos iguales e igual acceso al sistema político. Sin embargo,
Robert Dahl señaló que el pluralismo “no significa que todos los ciudadanos estén
dentro del proceso político”.
1. Características del pluralismo
La característica principal del pluralismo es su diversidad. Ningún grupo puede
dominar la sociedad. El poder no es acumulativo y está disperso, y el papel del Estado
es regular los conflictos. Los pluralistas tienen una teoría del Estado poco desarrollada,
y prefieren hablar de gobierno, el “Estado” representa un conjunto de instituciones. Hay
centros de poder múltiples, ninguno completamente soberano. David Truman reconoció
que pueden desarrollarse “relaciones institucionalizadas”. Sin embargo Wilson
mantiene que hay un “pluralismo de Whitehall”. Aunque un ministerio descuide los
intereses de un grupo, éste se hallará representado por otros ministerios. Los pluralistas
consideran el Estado como un lugar de conflicto entre departamentos que representan
grupos de interés. La autoridad está dispersa incluso dentro del propio gobierno. Sin
embargo, pocas veces es éste neutral, sino que más bien refleja grupos de interés.
Easton cree que las políticas surgen de la interacción de elementos sociales. La política
es un proceso de negociación constante. A. Bentley señaló que el análisis de la política
es el análisis de los grupos, un continuo conflicto e intercambio. Al organizarse en
grupos, los individuos pueden mostrar sus intereses al gobierno. Hay una gran variedad
de estudios pluralistas que analizan los métodos y el éxito de tales grupos, señalando
que no disponen de los mismos recursos ni de igual capacidad de acceso o influencia.
Ej: los grupos económicos tienen una posición privilegiada, pero no se interesan por
todos los asuntos y por tanto no influyen en todas las políticas, no tienen intereses
comunes y hay división, y probablemente su presencia suscite la creación de un grupo
de intereses contrarios, como un sindicato; de igual forma aunque tengan dinero otros
grupos tienen otros recursos como votos o campañas para llamar la atención.
El sistema se mantiene por un consenso que define los límites de las acciones
políticas y el marco de los resultados que producen las políticas. Almond y Verba
mantenían que para que una sociedad democrática funcione eficazmente debe existir un
cierto consenso respecto a sus valores fundamentales. Para Polsby el poder es “la
capacidad que tiene un actor de hacer algo”. Las preguntas clave del enfoque pluralista
son: ¿quién participa en el proceso decisorio y quién logra que se acepten sus
preferencias?, ¿a quién puede verse influyendo en los resultados? La concepción
pluralista del poder dicta una metodología propia. Se centran en quién hace qué y en
quién logra alcanzar sus objetivos. Las ventajas de este enfoque son:
- No hay presuposiciones sobre la distribución del poder.
- Es posible determinar empíricamente quién tiene o no poder.
- Su descripción de la distribución del poder es más exacta que las del marxismo o
las teorías elitistas, que tienen un carácter monolítico.
El pluralismo aporta una explicación intuitiva verosímil del proceso de
formulación de políticas en las democracias contemporáneas de corte liberal donde
resulta imposible el dominio de un único grupo.
2. Problemas del análisis pluralista
El pluralismo sigue considerando que el poder está muy disperso y que el éxito
en determinada área no aumenta el poder en otras. También sostiene que no existe
conexión entre el poder económico y el político. La idea de que el pluralismo tiene el
61
sistema político es benevolente y esto hace que sobrevalore el fácil acceso al proceso de
elaboración de políticas. Diversos estudios empíricos demuestran que ha habido
exclusión de ciertos grupos. Ej: sector agrícola, política nuclear, reforma de prisiones.
Los pluralistas no se ocupan adecuadamente de los mecanismos que existen dentro del
proceso de elaboración de políticas para excluir a los grupos no deseados. Ej:
“Alternativas Radicales para las Prisiones” en UK no accedieron a la política de
prisiones porque su objetivo era transformar radicalmente el sistema penitenciario.
Esta noción de lo que constituye un fácil acceso al proceso político está
relacionada con los problemas de la metodología pluralista. Al centrarse en lo
observable, los pluralistas pueden no ver las auténticas razones de la política. La
influencia de los grupos de presión no procede únicamente de sus recursos, también se
basa en el contexto institucional, histórico e ideológico. El método positivista del
pluralismo le impide reconocer el papel que representan las ideas a la hora de dar forma
a los resultados de las políticas. No comprender la ideología les lleva a presuponer que
la sociedad se apoya en un consenso respecto a los valores, sin embargo el grado de
consenso es cuestionable. Dahl ha señalado que el sistema de creencias dominante es en
parte responsable de la preponderancia de los intereses del capital. Ej: La política de
consumo ha pasado de proteger al consumidor a incrementar su capacidad de elegir
durante el gobierno Thatcher.
El concepto de grupo potencial es cuestionable porque presupone la existencia
de una identidad grupal previa, que, sin embargo, se desarrolla cuando el grupo se está
formando. Quizá el problema clave del pluralismo sea su tendencia a considerar el
empresariado como un grupo más, con la particularidad de que éste se halla bien
provisto de recursos. Los pluralistas se centran considerablemente en el papel de los
grupos, subestimando así la importancia del Estado y de sus actores. Con frecuencia, se
da cabida a los grupos no porque éstos hayan presionado, sino porque son útiles a los
actores públicos en el desarrollo e implantación de una política. Es el Estado el que
tiene los recursos y la legitimidad necesarios para elaborar. El pluralismo tiene una
desventaja importante, y es que proviene de un ámbito cultural e histórico muy
concreto, los EEUU, país en el que no existe la idea de un gobierno central fuerte y hay
multiplicidad de poderes. Puede que una tradición teórica desarrollada en el sistema
abierto de los EEUU no sea aplicable, por ejemplo, al elitista y cerrado Estado británico.
Fue el cambio en las condiciones históricas el que condujo a una crítica de la
teoría pluralista. La guerra de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles y la
persistencia de las desigualdades indicaban que el “paraíso pluralista” tenía fallos.
Bachrach y Baratz cuestionaban la idea de que el poder se ejerciera siempre a través de
un comportamiento observable y postulaban que podía reproducirse eliminando de la
agenda política ciertos problemas. Gavanta demostraba que el poder dentro de las
comunidades estaba concentrado y era acumulativo. Mills y Domhoff pusieron de
relieve el abanico de interconexiones entre élites empresariales, financieras, militares y
políticas en los EEUU. Las elites podían cambiar en cada área, pero estaban unidas.
La crítica teórica y empírica del pluralismo la ejercieron en los 70 dos
tradiciones muy diferentes. En primer lugar, las sociedades liberales se estaban
haciendo cada vez más corporativas. La política económica se tomaba mediante un
proceso de negociación entre el Estado y los principales actores económicos. En
segundo lugar, se desarrolló la teoría normativa de la “sobrecarga” que señalaba que
había demasiados grupos pidiendo demasiadas cosas al Estado. Los grupos de presión,
en vez de ser positivos estaban socavando la democracia al defender intereses
particulares. Los conceptos de corporativismo y de sobrecarga inspiraron la crítica que
la Nueva Derecha hizo de los grupos de presión. Las carencias democráticas de la
62
democracia liberal parecían mayores, y el aumento de los grupos radicales apartados del
proceso de elaboración de las políticas indicaba que el poder no se hallaba ampliamente
extendido. Sin embargo, estos problemas no produjeron un abandono del pluralismo,
sino un intento de matizar sus modelos de poder e interacción.
3. Respuestas del pluralismo a sus críticos
3.1. Pluralismo reformado
Reconoce que las relaciones entre gobierno y grupos de interés están con
frecuencia institucionalizadas y que se excluye a ciertos grupos. Pocas veces hay
“competencia perfecta”. En el mejor de los casos la práctica presenta una situación de
oligopolio y en el peor un monopolio. Un grupo intentará controlar un ministerio, lo
cual puede producir clientelismo. Esto ha generado comunidades centradas en políticas
(policy communities) en las que se produce una “cooptación y una dinámica de
consenso”. En el sistema de gobierno contemporáneo la “adjudicación colectiva de
recursos escasos” genera conflictos entre múltiples clientelas. A pesar de estos acuerdos
institucionales, los pluralistas reformados no aceptan que el Estado tenga ahora un
carácter corporativo. El pluralismo reformado intenta conservar algunos de los rasgos
principales del pluralismo. Señalan que no hay monopolios de poder, que las
comunidades que se centran en políticas incluyen poderes compensatorios. Creen que
las relaciones estructuradas se están desintegrando, haciéndose confusas y cada vez más
abiertas. Al igual que los pluralistas clásicos, Richardson y Jordan no logran
contextualizar el proceso decisorio y confunden la participación de muchos grupos en él
con el hecho de que sean influyentes.
En los EEUU se produjo una aceptación de lo que McFarland denomina
“pluralismo de élite”. McConnel y Lowi señalaron un tipo de comunidad centrada en
políticas diferente al esbozado por Jordan y Richardson. Nordlinger sostenía que las
políticas no estaban necesariamente determinadas por los grupos, sino que los actores
públicos tenían sus propios intereses. Ej: Reconoce el papel determinante de los
funcionarios en los resultados de las políticas. McFarland sintetiza el gobierno
subsectorial y la autonomía del Estado en la “teoría triádica del poder”. Distingue entre
triángulos férreos o “poder subgubernamental” y “tríada de poder”. Aunque los
productores económicos se organicen para presionar al gobierno, en ciertas situaciones
habrá también poderes compensatorios que se opongan a sus intereses. En vez de haber
subgobiernos dominados, dentro de cada área de políticas, por triángulos férreos, lo que
hay es una tríada compuesta por un organismo público con cierta autonomía, un grupo
de productores y otro compensatorio. Pueden existir tríadas pero esto no significa
necesariamente que todos los intereses estén organizados. La alta política, los
encargados presidenciales de formular políticas, pueden restringir considerablemente la
autonomía de los organismos. La teoría de McFarland resulta útil. Sus limitaciones se
basan en que no es realmente una teoría del poder, sino un análisis del proceso de
elaboración de políticas que sólo puede aplicarse a determinadas situaciones. Además,
tiene poca relación con el pluralismo y su análisis de dicho proceso se acerca más al de
un punto de vista elitista.
3.2. Neopluralismo
Constituye una respuesta más radical a las críticas. McConnell desarrolló la idea
de que las “principales corporaciones empresariales de los EEUU ejercen mucho
poder”. Los poderes compensatorios no bastan para controlar los intereses de los grupos
empresariales. Para Charles Lindblom existen dos factores que hacen que el
empresariado disfrute de ventajas. En primer lugar, el gobierno, al depender del
progreso económico, tiende a incentivar al empresariado, quien logra una posición
privilegiada en el gobierno. En segundo lugar, el empresariado toma muchas decisiones,
63
pero, a pesar del impacto que éstas tienen en la vida de la gente, no se hallan sujetas a
controles democráticos. El poder es más estructural que observable, de forma que la
posición de Lindblom le sitúa más cerca de algunos marxistas que de los pluralistas.
Sin embargo, el neopluralismo todavía tiene algunas de las características del
pluralismo clásico. Sigue recalcando la importancia de los grupos y la existencia de
áreas en las que el proceso de elaboración de políticas es más competitivo. Los grandes
problemas suelen estar cerrados al público, y los secundarios siguen un proceso de
elaboración de políticas más competitivo. El neopluralismo presenta ciertos problemas.
Tiende a considerar al empresariado como algo unitario y de forma simplista. Quizá lo
más importante del neopluralismo sea que representa la convergencia del pluralismo y
el marxismo. El pluralismo se ha visto revitalizado por tradiciones políticas radicales,
como el posmodernismo, que buscan, en parte, una alternativa teórica al marxismo.
4. El postmodernismo: ¿un redescubrimiento del pluralismo?
Mientras pluralistas clásicos como Dahl y Lindblom se decantan por posturas
cercanas al marxismo, algunos “postmarxistas” y postmodernos están redescubriendo
algunos de los argumentos principales del pluralismo. Han dejado de privilegiar a los
grupos de clase en sus análisis y se han mostrado dispuestos a reconocer que los que
representan otros intereses pueden tener cierta influencia. Muchos postmodernos
rechazan lo que consideran creencia marxista en una única verdad, así como su
tendencia a considerar que las clases tienen características inherentes. A menudo, sus
ideas reflejan muchas de las preocupaciones del pluralismo. Hay ciertas áreas en las que
el pluralismo de la democracia radical y el clásico se solapan. Ambos recelan del Estado
y consideran que las organizaciones voluntarias son deseables para controlarlo y como
mecanismos alternativos de distribución de los bienes públicos. En consecuencia,
aceptan que no puede haber una organización que tenga el monopolio del conocimiento.
Para la democracia radical, resulta imprescindible la importancia de los movimientos
sociales como medio para controlar y evitar las tendencias monopolísticas del Estado.
Sin embargo, a diferencia del pluralismo de los 50 y 60, éste no pretende ser un retrato
realista de la sociedad, sino una crítica radical de la distribución del poder en las
sociedades capitalistas que ofrezca la alternativa de una política participativa y
comunitaria. El pluralismo, con su método positivista, sostiene que existe una verdad
objetiva, mientras que los demócratas radicales son relativistas extremos para los que la
realidad social se construye socialmente. A pesar de todo, los demócratas radicales
cometen algunos errores parecidos a los pluralistas clásicos. No llegan a desarrollar una
teoría convincente del Estado.
5. Conclusión
No existe una única teoría pluralista. Con frecuencia, esta corriente es
tímidamente ateórica y, por lo tanto, sus presupuestos están más implícitos que
explícitos. Esta corriente, que tiene un carácter descriptivo, prescriptivo y normativo, ha
recibido una gran influencia de su medio histórico y social. A pesar de esto, da pistas
útiles para el análisis de la sociedad contemporánea. Es consciente de la necesidad de
entender la complejidad de la sociedad y sus consecuencias para el Estado y los grupos.
Puede que la sociedad sea compleja y que carezca de una clase dominante, pero esto no
significa que el poder esté muy disperso. Sin duda es cierto que existe una parcelación
social y el acceso al proceso político en algunas de esas áreas clave está muy
restringido. El problema de los pluralistas es epistemológico y metodológico. Aunque
con frecuencia pueden producir material empírico útil, el hecho de que se concentren en
lo observable significa que son incapaces de explicar lo que es ideológico o estructural.
Los límites residen en su falta de análisis del contexto.
Tema 13: El elitismo
64
clase e indicar que esto influirá en una forma concreta de comportamiento político.
Tales argumentos han sido condenados en los 90 por feministas y ecologistas, pues no
tienen en cuenta el sexo o la degradación del medio ambiente.
Para Hartmann, los intentos recientes de integrar el marxismo y el feminismo
han sido insatisfactorios porque han supeditado la lucha feminista a la más amplia lucha
contra el capital. Para las vertientes más radicales del feminismo, las categorías
marxistas no sirven para comprender ni la ideología familista, ni las formas de
organización del hogar, ni la sexualidad, ni el poder masculino, que son cruciales para el
sometimiento de las mujeres en el capitalismo.
El movimiento ecologista acusa a la teoría marxista de poseer un legado
intelectual incompatible con la preocupación actual por el medio ambiente por su
dependencia productivista.
7. Conclusión
Entre los autores que conservan la lealtad a la izquierda se ha convertido en una
práctica aceptada sustituir la lucha de clases por “ámbitos de lucha alternativos” o
insistir en la importancia de los movimientos sociales. Esta tendencia se ha originado
como consecuencia de la pretensión de librar al marxismo de sus métodos de
explicación reduccionistas. Rechaza la idea de que la sociedad siga siempre un
determinado camino y que la lucha de clases conduzca inevitablemente al “fin” de la
historia: el comunismo. Han influido cambios como la transformación de las relaciones
laborales, el Estado del bienestar keynesiano y la decadencia de los sindicatos; todo lo
cual parece haberse conjugado para firmar la sentencia de muerte de la política de clase.
La aparición de movimientos de protesta ecologistas y feministas puede catalizar la
lucha política en un “movimiento plural” o “alianza del arco iris” que se componga de
grupos eco-feministas-socialistas que tengan la posibilidad de transformar la sociedad.
Séptima parte: La convergencia entre las teorías del Estado
Tema 15: La convergencia entre las teorías del Estado
1. El fundamento de la convergencia
La evolución de las tres posiciones no ha generado un consenso y todavía hay
ciertos autores que postulan formas bastante puras de cada una de ellas. Hay diferencias
significativas, que se reflejan en la dificultad de situar a algunos autores en una posición
determinada.
La historia del pensamiento marxista, al menos desde Gramsci, puede definirse
como una lucha con el econocimicismo. Podemos señalar seis características de la teoría
del Estado marxista actual que comparten la mayoría de los autores que trabajan dentro
de esta tradición.
- Rechazan el economicismo, las relaciones económicas determinan las relaciones
de clase, las cuales, determinan la forma y las funciones del Estado y sus actos.
- Rechazo del determinismo. Las relaciones entre lo económico y lo político se
consideran contingentes más que causales.
- Niegan una única teoría del Estado que explique la forma y acciones del Estado
en cada formación social capitalista y en cada época.
- La clase ya no se considera la única causa importante de la desigualdad
estructural y la fuerza social clave en las instituciones. Muchos ni siquiera
conceden primacía a este factor. El género, la raza, el nacionalismo… también
son cruciales.
- Se insiste mucho en la desagregación, en la necesidad de reconocer que no se
puede dar por sentada ni la unidad del Estado, ni de las clases ni la de otras
fuerzas sociales. Hay una pluralidad.
- Aún es importante la explicación estructural, pero cada vez se concede más
72
más les preocupa es promover su propio interés y no los intereses del capital, de
ahí que sean autónomos. Al ser las elecciones, cada vez más, un referéndum
sobre la gestión económica, los “gestores públicos” impulsarán políticas que
favorezcan los intereses capitalistas. Esta relación sólo cesará cuando se rebase
un “punto de inflexión” contingente, cuando los gestores públicos crean que sus
intereses ya no se ven favorecidos por el apoyo al capital, quizás en un período
de depresión generalizada.
- El trabajo de Jessop, por su intento de enfrentarse al economicismo, es el más
elaborado. Niega la primacía de la clase, subrayando la importancia de otras
fuerzas sociales, principalmente la del género. Su insistencia en la estrategia
constata que los resultados no están determinados estructuralmente. Su idea de
que la forma del Estado es el resultado de luchas estratégicas pasadas entre las
fuerzas sociales parte de la obra de Poulantzas, pero supone un paso adelante en
dos sentidos: admite la importancia de otras fuerzas sociales y reconoce el
carácter dialéctico de la relación entre estructura y actuación. Jessop subraya la
contingencia, en vez de sostener que es posible una teoría del Estado.
El marxismo se ha visto también influido por críticas del exterior. Merece la
pena subrayar dos contribuciones:
- El pensamiento feminista sitúa el conflicto grupal en un contexto de desigualdad
estructural y señala que si ésta se basa en el género conduce a la desigualdad
política. La división sexualmente desigual de las tareas familiares limita la
participación femenina. Además, las actitudes patriarcales sustentan las
instituciones y los procesos, privilegiando el acceso de los hombres. Hay
bastantes indicios de que problemas que afectan al a mujer son marginados de la
agenda política. Las feministas radicales conceden primacía al género, indicando
que es la clave de la desigualdad estructural. Por el contrario, las feministas que
aún se mueven dentro de la tradición marxista consideran que el género es el
segundo punto clave de la división social y que, junto a la clase, perfila las
instituciones políticas y los resultados.
- Los marxistas también han tomado ideas de las otras dos tradiciones.
2.2. El pluralismo
El pluralismo se ha transformado principalmente como resultado del debate en
su mismo seno. Hay que mencionar tres contribuciones fundamentales. Les han influido
claramente las críticas empíricas y metodológicas recibidas desde los años 60. Algunas
procedían de elitistas cuya intención era demostrar empíricamente que la distribución
del poder era elitista más que pluralista, y también del análisis empírico marxista de
Miliband. La crítica más determinante fue la planteada por dos pluralistas: Bachrach y
Baratz. La metodología pluralista habitual no era adecuada porque utilizaba un enfoque
basado en las decisiones. Ellos mantenían que los intereses pueden ejercer más poder si
logran controlar la agenda política. Si se examinaba esta cara del poder, resultaba
evidente que se hallaba concentrado y no diseminado. Esta crítica también señala un
acercamiento a explicaciones más estructurales que intencionales.
Han sido muy influyentes Robert Dahl y Charles Lindblom. Dahl desarrolló el
concepto de poliarquía, uno de los pilares del pluralismo de las élites. Sin embargo, el
pluralismo estaba a salvo porque dichos grupos privilegiados competían entre sí.
Además, el gobierno era autónomo, hacía hincapié en el papel individual de los
políticos, se subrayaba el de los agentes más que el de la estructura. Lindblom se apartó
aún más del pluralismo clásico y señaló que los grupos empresariales disfrutaban de una
posición especial en las democracias capitalistas liberales. El gobierno favorece los
intereses de los grupos empresariales porque sus decisiones determinan el
75
poder relativo de sus miembros. Una red que se encuentre dominada por un interés
específico presiona a favor de políticas que lo favorecen. Marsh y Rhodes también
admiten que también es imprescindible utilizar análisis a un nivel micro, basados en
teorías del comportamiento y análisis a un nivel macro que se ocupen de los modelos de
relación entre el Estado y la sociedad civil. Este es el punto crucial para nosotros: la
necesaria integración micro y macro. El análisis de las redes que se centran en políticas
tiene que integrarse con la teoría del Estado.
4. Dos cuestiones importantes
4.1. Que los problemas epistemológicos se tomen más en serio
El conductismo y la teoría de la elección racional parten de una posición
positivista, mientras que el análisis del discurso y gran parte del enfoque feminista lo
hacen desde una posición relativista. Por lo que respecta a la metodología, el análisis
cuantitativo está enraizado en el positivismo, mientras que el cualitativo suele proceder
de una posición relativista. En cuanto a la teoría del Estado, el marxismo es la posición
realista clásica mientras que el pluralismo ha estado asociado al positivismo. Los
autores deben admitir sus posiciones epistemológicas, ya sean explícitas o, más
frecuentemente, implícitas.
4.2. Globalización
La ciencia política tiene que tomarse más en serio la dimensión internacional. Se
compone de al menos cuatro dimensiones interrelacionadas:
- Dimensión geopolítica: las consideraciones geopolíticas y estratégicas siempre
han influido en la economía y la política exterior. Ej: crisis GB por el gasto en
defensa por la idea heredada de imperio internacional. La creciente
interdependencia en el mundo ha acentuado estos constreñimientos.
- Integración política: influencia creciente de organizaciones supranacionales. Ej:
UE.
- Internacionalización del capital: la internacionalización del capital, el aumento
del poder económico, y por tanto político, de las corporaciones multinacionales,
y la liberalización y el consiguiente aumento de la flexibilidad de los mercados
financieros son tres aspectos clave de la globalización que constriñen a los
gobiernos nacionales y a la UE.
- Comunicaciones globales: el progreso de las telecomunicaciones supone que se
dispone de más información, pero sería erróneo creer que esto amplíe
necesariamente la democracia, hay ciertos grupos dentro de la sociedad que
tienen más acceso a esta tecnología. Este aspecto de la globalización puede que
también esté conduciendo a una mayor homogeneidad cultural y, quizá, al
fortalecimiento de la hegemonía cultural norteamericana.
El movimiento conductista, que alcanzó una posición importante en las ciencias sociales
de los años cincuenta y sesenta tiene orígenes filosóficos en el siglo XIX, con los
escritos de Auguste Comte, y en el positivismo lógico del Círculo de Viena de los años
20 de este siglo. El positivismo, afirmaba que los enunciados analíticos referidos al
mundo social o físico pertenecían a tres categorías. 1. Podían ser tautologías útiles:
meras definiciones que asignaran cierto significado a determinado concepto o
fenómeno. 2. Los enunciados podían ser empíricos, de forma que, a través de la
observación, se podía comprobar si eran verdaderos o falsos. 3. Los enunciados que no
pertenecieran a ninguna de estas dos características carecían de significado analítico.
Para los positivistas un análisis con sentido solo podía desarrollarse a través de
tautologías útiles y de enunciados empíricos: la metafísica, la teología, la estética, e
incluso la ética, solo introducían confusión en el proceso de investigación.
79
que hay un acuerdo general respecto al hecho de que algunos equilibrios carecen de
sentido, no lo hay apenas respecto a cómo matizar el concepto de equilibrio con el fin
de limitar las alternativas. El problema es que la existencia de equilibrios múltiples
reduce la capacidad predictiva del modelo y hay que servirse de otras teorías para acotar
más posibilidades. La idea de equilibrio no limita en absoluto el número de resultados
posibles. 2. Hay muchos conceptos que pugnan por solucionar juegos entre más de dos
jugadores en los que los miembros de una coalición pueden llegar a acuerdos
vinculantes. Cada uno de estos conceptos da lugar a una comprensión diferente del
Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|
4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 19 comportamiento racional en
contextos como la formación de coaliciones parlamentarias. Algunos teóricos de la
elección racional creen que el modelo predominante plantea presupuestos poco
plausibles acerca de la racionalidad de los individuos. La obra de Herbert Simon sobre
la racionalidad vinculada ha sido especialmente influyente. En situaciones en las que
tanto la información como el tiempo y la capacidad cognitiva para procesarla sean
limitados este autor prevé que los individuos utilizarán procedimientos operativos
comunes a modo de mecanismos heurísticos y guías de bolsillo para la acción racional.
Cuando se hace hincapié en los procedimientos y en los grados de ambición que definen
lo que es satisfactorio y lo que no lo es surgen problemas de explicación porque ¿de
dónde proceden las normas? Los modelos que presuponen una racionalidad vinculada
también tienen el inconveniente de ser, en general, más complejos y difíciles de utilizar
a la hora de hacer predicciones útiles. Los Sociólogos Los sociólogos suelen afirmar que
el comportamiento individual está, en gran medida, determinado por las estructuras
sociales. La capacidad de elección que tienen los individuos es ilusoria y, por tanto, la
teoría de la elección racional, que se basa en ella es inútil. Ya se sabe que la clase social,
la ubicación geográfica, el género, el lugar en el que se consume y se produce, y la
religión, entre otras variables, se correlacionan, en mayor o menor medida, con el
comportamiento electoral. Los que critican la elección racional pueden aceptar que, en
algunos casos, el voto se base en el interés personal pero afirman que lo que genera los
intereses del individuo es su ubicación en la estructura, factor que constituye la principal
explicación en el modelo de Downs. En realidad, la ubicación estructural de un
individuo no suele explicar completamente lo que hace. En general, no parece verosímil
que los individuos sean completamente autónomos y tampoco que sus acciones estén
del todo condicionadas por la estructura social. Aunque la estructura social condicione
el conjunto de creencias y preferencias viables para el individuo, la elección racional
puede mejorar la explicación haciendo predicciones cuando no resulte evidente la forma
más racional de actuar. Muchos teóricos de la elección racional, al ser partidarios del
individualismo metodológico, afirman que las estructuras sociales no ofrecen a las
ciencias sociales elementos explicativos sencillos y que, en realidad, hay que definirlas
utilizando la teoría de la elección racional. Descargado por GORGONIO MARTINEZ
(g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política
20 En cierto sentido, el actor es un centro de decisión en el que las acciones proceden,
precisamente, de las decisiones, Estados, partidos políticos, grupos de presión y
movimientos sociales que, con frecuencia, pueden denominarse de este modo. El
problema es que habitualmente la elección racional considera a los actores sociales
como si tomaran decisiones individuales que actúan deliberadamente según un único
conjunto de creencias y preferencias. Es prácticamente imposible que los teóricos de la
elección racional eliminen de las aplicaciones de su enfoque aquellos factores
estructurales que consideran como algo que viene dado, por la sencilla razón de que el
individualismo metodológico no es un objetivo coherente. Me parece que estos teóricos
82
esencialmente las identidades de estos. Se dice que el cuadro atomizado que pinta la
teoría de la elección racional se corresponde con ideologías individualistas que, al negar
la realidad existencial de los grupos sociales, comunidades, clases, e incluso sociedades,
mantienen el statu quo. La representación que del mundo político hace la elección
racional es un reflejo distorsionado de una realidad a la que solo se ha acercado el
capitalismo, y que genera formas de comprensión de la esfera política que impiden toda
crítica profunda del statu quo. La teoría de la elección racional no tiene por qué
apegarse a la visión del individuo como átomo social aislado ni a la idea de que se guía
por el interés personal: los modelos de elección racional parten de creencias y
preferencias dadas, cualquiera que sea su origen. Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 22 Los Psicólogos Normalmente los psicólogos mantienen que las
intenciones de los individuos no tienen por qué reflejar interés personal ya que la
envidia es importante e incompatible con la preocupación por uno mismo, y que
sentimientos como la venganza, la culpa y la avaricia pueden existir,
independientemente de que se reconozcan conscientemente. Los críticos han mostrado
una especial preocupación por la exclusión del altruismo de la mayoría de los modelos
políticos de la elección racional. Para ellos los datos empíricos indican que los
individuos actúan frecuentemente de forma altruista en la vida política. La elección
racional de orientación normativa no va unida al presupuesto del interés personal. La
teoría de la elección racional no presupone nada respecto a los motivos que subyacen
tras las preferencias individuales y solo se preocupa de cómo pueden agregarse estas
con el fin de hacer una elección para la sociedad. Los teóricos de la elección racional
interesados en explicar los fenómenos políticos siempre han sido conscientes de la
importancia del altruismo y a menudo han postulado que las aplicaciones de su teoría
deberían limitarse a las áreas en las que domina el interés personal. M. Olson, por
ejemplo, indicó que su teoría de la acción colectiva sería más adecuada para los grupos
de interés económico que para los filantrópicos. Se puede salvar el escollo del altruismo
indicando que los individuos disfrutan con la felicidad de otros. El altruismo puede
presentarse con un disfraz de interés personal que concede ventajas en el futuro. Por
ejemplo, desde este punto de vista, puede compensar ayudar a otra persona ahora si
tenemos la esperanza de que nos ayude más adelante, de forma que el altruismo
recíproco tiene un carácter progresivo. Según esta formulación las acciones agradables
deben depender del hecho de que los demás hayan sido agradables anteriormente,
castigándose a los que han sido desagradables; la intención no debe estar
completamente limitada en el tiempo, los individuos no deben tener demasiado en
mente el corto plazo, y los beneficios de ser desagradable en este periodo de tiempo
tampoco debe ser demasiado grandes. Con frecuencia las decisiones se toman para
mantener la coherencia con acciones anteriores, reducir las tensiones dentro del sistema
de creencias del individuo o por orientación normativa, más que en función de un
cálculo de los medios más eficientes para lograr un determinado fin. Las normas que el
individuo respeta y sus orientaciones afectivas pueden impedir que se tengan en cuenta
las opciones más viables y que se obtenga información relevante, y también apartar las
decisiones de lo que es instrumentalmente racional. Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 23 Los conflictos entre decisiones tienen lugar cuando los individuos
no pueden encontrar una alternativa que logre todos sus objetivos a la vez. Los
conflictos entre decisiones producen tensión pues parece haber desventajas en cualquier
acción que se elija y se produce una lucha para aceptar y rechazar, simultáneamente,
una acción determinada. Estos conflictos también conducen a la vacilación, al intento de
84
escuchar, en todo momento, las voces (diferencias) hasta ahora excluidas. El feminismo,
el Estado y la elaboración de políticas. Existe una previsible variedad de perspectivas
feministas acerca del Estado que condena toda jerarquía institucional por ser hostil a los
intereses de las mujeres e insiste en que están condenadas al fracaso las feministas que
pretenden lograr sus objetivos desde dentro, participando en las actuales estructuras que
ha construido el hombre, ya que no pueden progresar sin venderse al sistema. Las
feministas nórdicas interpretan de forma más positiva la participación en las estructuras
convencionales y la existencia de condiciones bajo las que el Estado puede ser un
instrumento eficaz para el logro de objetivos feministas. Los bajos salarios, la falta de
ascensos y la conciencia de que los hombres están tomando decisiones respecto a las
políticas que afectan a la vida de las mujeres, llevan a estas a sindicarse y a participar en
política y, a mediad que crece la frustración, a comprometerse con el feminismo como
movimiento social que persigue un cambio fundamental. El hecho de que también exista
un movimiento de la mujer separado se considera indispensable para lograr objetivos,
no solo como fuente de concienciación feminista y de creatividad política sino como
acicate para las mujeres que están en las estructuras convencionales, y como una posible
amenaza sobre el sistema que impulsará a los hombres con más visión de futuro a
plegarse a las reivindicaciones feministas. La idea de masa crítica es crucial para la
estrategia. A medida que crezca la proporción de mujeres en puestos legislativos y en
otros cargos vinculados al proceso de toma de decisiones políticas, también aumentará
la legitimidad que se otorgan ellas mismas y la que les conceden sus compañeros
varones; se verán capaces de actuar conjuntamente y como feministas declaradas que
consideran que, en una sociedad altamente generizada, los intereses de las mujeres no
son los mismos que los de los hombres. El punto crítico se alcanzará cuando todas las
partes consideren natural tanto la presencia de las mujeres en el sistema como el hecho
de que luchen por sus propios intereses. Al ser habilitadas Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 27 por el Estado serán capaces de luchar por un orden social que
simpatice con ellas, en el disfruten de una relación natural con sus hijos, su trabajo y su
vida pública. El fin último es superar la tiranía del género y alcanzar una sociedad más o
menos andrógina. Feminismo y trabajo de campo. En este momento, gran parte de la
investigación social que llevan a cabo los organismos públicos, institutos de
investigación y sociólogos universitarios se realiza bajo una difusa influencia feminista
y en las áreas de interés de este enfoque; además, muchos de esos investigadores son
mujeres. Por lo que respecta a la ciencia política, la investigación empírica comenzó
bien pero ha ido flaqueando. La primera aportación claramente feminista a este terreno
fue una crítica, muy necesaria, de la investigación conductista en los EEUU. Se ponía
de manifiesto que los típicos trabajos sobre participación, actitudes y comportamiento
electoral trataban de forma descuidada e incoherente la variable del sexo y que tenían
una conceptualización de la política absurdamente sexista. Al interpretar los datos se
tendía a utilizar estereotipos culturales para explicar las diferencias que había en simples
comparaciones entre sexos, en lugar de llevar a cabo algún tipo de análisis riguroso que
pudiera aplicarse a las variaciones entre hombres. Del mismo modo, se consideraba que
las áreas de actividad en las que las mujeres tenían más presencia que los hombres
(consejos escolares o los asuntos locales) no tenían contenido político y parecían
omitirse precisamente por eso, dándose así la falsa impresión de que los niveles de
participación de la mujer eran bajos. Después de estas revelaciones se produjeron
investigaciones feministas en temas de especial interés como la socialización y la brecha
de género en la participación política, así como una copiosa recogida de datos acerca del
reclutamiento político, las candidaturas femeninas y la composición de las elites que se
87
los años cincuenta y primeros sesenta. El fundamento teórico de esta concepción del
discurso procede del lingüista estructuralista suizo Ferdinand de Saussure. Este autor
señala que el lenguaje es un sistema de diferencias formales en el que la identidad de las
palabras es puramente relacional. De este modo, Saussure divide las unidades
lingüísticas, que denomina signos, entre significantes y significados. Dicho de otro
modo, el vínculo entre los dos no tiene nada de natural o sustancial: las palabras no
están especialmente ligadas a los conceptos que expresan, ni comparten ninguna
propiedad natural con las cosas que designan en el mundo. Saussure denomina este
fenómeno “arbitrariedad de los signos”. Discurso y análisis político. Laclau y Mouffe
han aplicado este modelo lingüístico a su forma de entender los procesos sociales y
políticos. En principio, esto supone que los sistemas sociales están estructurados según
las normas del discurso, lo cual acentúa el carácter simbólico de las relaciones sociales.
Los discursos nunca son sistemas de diferencia cerrados (y, por extensión, las
sociedades nunca son cerradas). Por lo tanto, nunca agotan los significados o
identidades que hay disponibles en las sociedades. El posestructuralismo señala que el
lenguaje siempre contempla la posibilidad de que los significantes sean independientes
de un determinado significado. Las metáforas, por ejemplo, pueden construirse porque
las palabras y las imágenes se pueden utilizar para producir diferentes significados. En
la vida política, significantes como libertad, democracia y justicia, por ejemplo, pueden
tener significados muy diferentes y opuestos. Laclau y Mouffe indican que los discursos
son históricamente contingentes y que se construyen políticamente. Para Rorty, los
agentes sociales, las comunidades y los lenguajes son productos históricos susceptibles
de cambio y transformación. Según Derrida, las identidades nunca están del todo
constituidas porque su existencia depende de factores externos a la identidad y
diferentes de ella. Sin embargo, estas dos perspectivas plantean un grave problema para
el análisis político. Antagonismos. La construcción y experimentación de antagonismos
sociales es clave para la teoría del discurso por tres motivos. 1. Porque la creación de
una relación antagónica, que siempre supone producir un enemigo u otro, es vital para el
establecimiento de fronteras políticas. Descargado por GORGONIO MARTINEZ
(g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política
30 2. La constitución de relaciones antagónicas y la estabilización de fronteras políticas
es crucial en la fijación parcial de la identidad de las formaciones discursivas y de los
agentes sociales. 3. La experiencia del antagonismo muestra de modo ejemplar la
contingencia de la identidad. Para la teoría del discurso, los antagonismos ocurren por la
imposibilidad que tienen los agentes y grupos de adquirir identidades completas y
positivas. Dicha imposibilidad existe porque la presencia del enemigo es una relación
antagónica impide que el amigo alcance su identidad. La experiencia del antagonismo
(el conflicto entre trabajadores y directivos) demuestra, en la lucha por imponer una
voluntad sobre otra, el fracaso de la identidad tanto de los trabajadores como del
gobierno junto a los directivos. Los antagonismos están sujetos a procesos de
construcción y deconstrucción. Subjetividad y actuación. Para un enfoque como la
teoría del discurso, que se ocupa de cómo se conducen y se entienden a sí mismas las
personas en las sociedades, es crucial el problema de la actuación social o subjetividad.
La concepción estructuralista marxista, Althusser insiste en que los sujetos son
construidos por las practicas ideológicas. Esto quiere decir que el modo en que los seres
humanos entienden y viven sus vidas como sujetos concretos, hombres, mujeres,
cristianos, es una influencia ideológica que se centra en los agentes sociales y les otorga
una identidad imaginaria según sean sus condiciones de vida reales. Laclau y Mouffe,
distinguen entre posiciones subjetivas y subjetividad política. Posiciones subjetivas, se
refiere a la posición por la que opta el sujeto en diversos discursos. Esto significa que
89
segunda forma tienen una larga tradición. “La Democracia en América” de Tocqueville,
fue un estudio de caso de una sociedad en proceso de democratización, no solo una
descripción de los EEUU del momento. Estudios de Caso Los estudios de caso no son
inevitablemente, quizás ni siquiera habitualmente, comparativos. Algunos autores
rechazan la idea de que los estudios de caso de un único país supongan la utilización del
método comparativo. Sartori, “el estudio de caso no puede subsumirse bajo el método
comparativo aunque puede tener un carácter comparativo”. Arend Lijphart, aunque
desconfiaba mucho de su utilización, los clasificó dentro de una tipología distinguiendo
entre: i. Los de carácter interpretativo que utilizan una teoría existente para aclarar el
caso. ii. Los que producen hipótesis. iii. Los concebidos para interrogar a una teoría o
comprobarla. iv. Los que confirman la teoría. v. Los desviados. Hay muchos ejemplos
de la utilización de los estudios de caso en este marco comparativo. Los estudios
electorales realizados por el grupo de Michigan en los EEUU son un ejemplo
especialmente bueno de las ventajas y desventajas del enfoque. En el lado positivo, su
trabajo ha marcado, metodológicamente, la pauta para los estudios electorales en otros
lugares y ha ofrecido una teoría del comportamiento electoral que ha inspirado trabajos
en muy diversos países. Por el lado negativo (problemas), el modelo de elección del
voto que postula el grupo de Michigan es etnocéntrico, no puede exportarse fuera de los
EEUU. Como respuesta a estas críticas, el estudio de Philip Converse y Roy Pierce
sobre Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 41 la elección de voto
en Francia durante los años sesenta es un estudio de caso que confirma una teoría y que
señala que la lógica del modelo de Michigan funciona incluso en el contexto de un país
en el que es menos probable que se aplique. Comparaciones Sistemáticas de un Número
Limitado de Casos La mayor parte de los estudios comparativos se caracterizan por lo
que Hague denomina “comparaciones centradas”. Este enfoque utiliza más casos y da
información menos detallada que el estudio de un único caso, pero sus conclusiones son
más generales. Nos encontramos con un equilibrio entre detalle y capacidad de
generalización o, como algunos autores señalan, entre descripción y capacidad
explicativa. Hay muchas investigaciones de estas características, aunque se publican
menos artículos de este tipo que sobre artículos de caso. Hasta cierto punto, esto se halla
evidentemente relacionado con el interés por los estudios de área, de forma que es
frecuente comparar países europeos y, un poco menos frecuentes, comparar países
latinoamericanos. Hay una pregunta que domina la bibliografía que aborda este tipo de
análisis comparativo: ¿la comparación debe establecerse entre países similares o
diferentes entre sí? Los partidarios de utilizar los más parecidos señalan que una
comparación entre países relativamente parecidos pretende neutralizar ciertas
diferencias con el propósito de realizar un mejor análisis de otras. Lo ideal sería que el
investigador eligiera dos países que fueran iguales en todo excepto en el asunto que se
quiere estudiar, sin embargo, esto es claramente imposible, dado que hay muy pocos
países y demasiadas variables. El enfoque de lo más diferente consiste en comparar
países en los que se da un grado máximo de disparidad respecto a los factores más
significativos para los presupuestos teóricos del investigador. El objetivo de este diseño
es obligar al analista a extraer de esta diversidad un conjunto de elementos comunes que
demuestren tener una acusada capacidad explicativa. Los dos enfoques son útiles, y cuál
de los dos se elija depende en gran parte de los problemas que aborde la investigación.
Además pueden combinarse a veces. Análisis Estadístico Global Los años sesenta
contemplaron una gran expansión de la investigación comparativa cuantitativa o
estadística, en la que la típica unidad de análisis era el Estado-nación. Gran parte de
estas investigaciones se basaba en datos o en la informática y su expansión dependía
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tanto del crecimiento de los bancos de datos de tipo socioeconómico y político, a los
que se accedía a través de máquinas, como del desarrollo de ordenadores que
Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|
4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 42 pudieran almacenar y manipular
tales datos. Un buen ejemplo de la utilización de estas técnicas cuantitativas son los
estudios sobre la relación entre desarrollo económico y democracia. El problema
principal es que estos datos globales tienen inconvenientes significativos. Mattei Dogan
resume aquí las disyuntivas que plantean. El problema del análisis global es que se
extiende mucho a costa de perder toda la profundidad que se alcanza al comparar grupos
de países menos diferentes. Si los datos son inexactos, las técnicas estadísticas no deben
ser demasiado ambiciosas; si son fiables, es recomendable y está justificada una
metodología compleja. Problemas y Transformaciones en la Política Comparada. El
problema principal de la investigación comparativa es el mismo que el de toda la
investigación social: es imposible producir un diseño de investigación sin fallo alguno;
el secreto está en encajar y afrontar tantos problemas como sea posible. ¿Cuántos
Casos? Los investigadores han de tener cuidado al decidir cuantos casos van a analizar y
llegar a un equilibrio entre detalle y capacidad de generalización. También deben
combinar, en la medida de lo posible, diferentes tipos de investigación comparativa.
Demasiadas variables, muy pocos países Es infrecuente, si no imposible, encontrar un
país que en todo, excepto en una variable, sea parecido a otro, de modo que los
experimentos estrechamente controlados que caracterizan a las ciencias naturales
resultan poco probables. El número de países que hay en el mundo es finito en cada
periodo. Por lo tanto, el número de casos que pueden utilizar un investigador tiene un
límite, aún más acusado porque los datos de que se dispone en ciertos países no son lo
suficientemente buenos como para que sea posible establecer un análisis comparativo
fructífero. Sin embargo, lo que hacen los investigadores es concentrarse en pocas
variables. Uno de los métodos posibles es utilizar un diseño de investigación que señale
los casos parecidos para reducir el número de variables de un determinado estudio.
Algunos investigadores limitan el número de variables aplicando un modelo o teoría de
carácter estricto. Esta es la razón por la que la teoría de la elección racional ha
despertado tanto interés entre algunos estudiosos de política comparada, principalmente
norteamericanos. Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 43 La Superación del
Sesgo Hague considera que el sesgo es uno de los principales problemas de la
investigación comparativa. Por sesgo se entiende la influencia que tienen los valores del
investigador en los resultados del análisis. Es mejor hablar de dificultades de medida y
de interpretación. Así, los estudios cuantitativos son tan buenos como los datos que
utilizan. A veces, los conceptos que subyacen detrás de los datos no están claros, e
incluso si lo están, los que se emplean pueden ser de mala calidad. Aunque se lograra un
acuerdo respecto a los conceptos se mantendría el problema de la calidad de los datos.
En todos los países hay una economía sumergida que las estadísticas oficiales no
registran porque los ciudadanos ocultan al gobierno actividades económicas con el fin
de eludir el pago de impuestos y la reglamentación de los negocios. Esta parte de la
economía es imposible de medir de forma precisa, pero su tamaño varía claramente
según los países. Los indicadores no económicos también son problemáticos. Los
Mismos Fenómenos, Significados Diferentes La política comparada se ha transformado
significativamente en los últimos años debido a tres razones principales: 1. La escala de
este tipo de estudios ha aumentado rápidamente y, con ella, su alcance. 2. Los que
estudian política comparada han respondido de forma más general a los intereses
cambiantes de la profesión. 3. Esta subdisciplina ha cambiado para responder a las
97
críticas relacionadas con los problemas citados anteriormente. Podemos señalar, más
concretamente, cuatro características en la política comparada desde los años cincuenta:
Un mayor rigor en el diseño de las investigaciones. Una evolución que va desde la
comparación de instituciones hasta las políticas, pasando por los procesos. La
decadencia de los estudios cuantitativos. Una respuesta a los retos de la globalización.
Mayor Rigor en el Diseño de las Investigaciones Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 44 De las Instituciones a las Políticas Públicas, Pasando por los
Procesos En la primera mitad del siglo XX los estudios comparativos solían centrarse en
las instituciones del Estado y muchos de ellos tenían un marcado sesgo legalista. En los
años sesenta, en parte como consecuencia de la revolución conductista, la atención se
apartó de las instituciones formales para dirigirse a los procesos políticos, aunque, por
supuesto, aún hay un número significativo de estudios institucionales comparativos. En
los años cincuenta y sesenta el paradigma más influyente era el funcionalista. Los
seguidores de este enfoque, como Almond y Powell, señalaban que todo sistema
político desempeñaba funciones políticas destinadas a que la sociedad se reprodujera; el
acento se ponía en la reproducción de procesos y en la estabilidad del sistema social y
político. Los funcionalistas rechazaban el estudio de las instituciones formales en
beneficio de lo que consideraban procesos políticos universales, representados por
diferentes instituciones en sistemas políticos diversos. La desaparición del
funcionalismo como paradigma dominante en el análisis comparativo no ha supuesto el
fin del interés por este método en los estudios políticos, aunque los autores se han hecho
más sensibles a la forma en que los procesos o comportamientos parecidos pueden tener
un significado diferente en cada ámbito cultural. El área de la investigación comparativa
que más ha crecido desde los primeros ochenta ha sido el de las políticas públicas. Este
interés refleja, en parte, la creciente atención que el conjunto de la disciplina está
dedicando al tema y, a su vez, tiene algo que ver con las importantes transformaciones
que este tipo de políticas ha sufrido desde los años setenta (aumento del número de
privatizaciones, cuestionamiento de las políticas socialdemócratas, etc.) en países que
despiertan el interés de muchos comparativistas (Gran Bretaña, lo que antes era la
República Federal Alemana, Francia y los EEUU). Además, el proceso de globalización
también ha favorecido este interés por la comparación de políticas, dado que, al menos
en los países desarrollados, ha sido preciso enfrentarse a condiciones y oportunidades
cada vez más parecidos y que, a menudo, las políticas que se adoptaron solucionaban
los problemas de forma similar. La Decadencia de los Estudios Supercuantitativos En
los años sesenta se produjo un giro hacia los análisis a gran escala, globales y
cuantitativos. Respecto al caso británico, Collier señala que este tipo de estudios nunca
despertó gran entusiasmo ni recabo recursos suficientes, Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 45 “la investigación cuantitativa que utiliza datos de diversos países en
la subárea de la política comparada… nunca ha llegado a ocupar una posición tan
preponderante como muchos esperaban” Esta reacción procede de ciertos problemas
evidentes que aparecieron con los análisis estadísticos a tan gran escala. 1. Muchos
investigadores comenzaron a pensar que el coste de tales investigaciones era alto y que,
teniendo en cuenta especialmente la reducción de los recursos para la investigación
académica, los rendimientos eran escasos. 2. Los investigadores comenzaron a
reconocer que estas comparaciones globales suponían que había que estirar los
conceptos, lo cual planteaba problemas importantes en cuanto a la validez de los datos
y, por consiguiente, también de los resultados. 3. El éxito relativo de los estudios de
historia comparada, que se basan en contrastar de forma estructurada unos pocos casos,
98
ha desviado la atención de los estudios de carácter global. Todo esto significa que los
estudios globales no tengan su sitio en el análisis comparativo. Sin embargo, está claro
que hay que utilizarlos con cuidado y que el investigador debe reconocer, e intentar
superar, los problemas de estirar los conceptos y los de interpretación. La aparición de
nuevas y más sofisticadas técnicas estadísticas puede dar nueva vida a este enfoque. Sin
embargo, el perfeccionamiento en este sentido no suple la mejora del diseño de la
investigación y tampoco resuelve, ni mucho menos, todos los problemas de
interpretación. Los Desafíos de la Globalización Cada vez es más necesario pensar en
términos globales y comparativos, ya que resulta difícil tratar a los países como si
fueran verdaderamente independientes unos de otros. Realmente, los aspectos
económicos, estratégicos y culturales de la globalización condicionan
considerablemente la autonomía de los Estados. La globalización tiene, además, una
dimensión política que se relaciona con la importancia cada vez mayor de las
organizaciones políticas internacionales. Esto es especialmente importante en las
comparaciones que afectan a Europa, dada la trascendencia cada vez mayor de la UE.
Estos procesos de globalización presentan problemas, retos y oportunidades para el
conjunto de los politólogos, y especialmente para los comparativistas. En consecuencia,
el análisis comparativo se hace más difícil y más necesario. En un mundo como este,
resulta más difícil porque los investigadores han de ampliar sus intereses para
Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|
4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 46 comprender mejor los problemas
globales comunes a los que se enfrentan todos los países, aunque en grados y formas
diferentes. La globalización subraya la necesidad de los estudios comparativos. Es
preciso analizar de qué modo, y hasta qué punto, los procesos de globalización influyen
tanto en las instituciones como en el comportamiento de tipo político, así como en las
políticas de determinados Estados; esto supone, simplemente, volver a recalcar, y en
cierto modo redefinir, lo que Gourevitch denomino “fuentes internacionales de la
política interior”. A la vez, debemos estudiar como contribuye cada Estado al proceso de
globalización. Centrarse en el trasvase de políticas es solo un camino secundario hacia
el análisis comparativo, pero, cualquiera que sea el camino elegido por el investigador,
es preciso que éste reconozca la importancia de la globalización. Est r u ct u r a y Act u
a ció n. Cada vez que desarrollamos, aunque sea de forma tentativa, un concepto de
causalidad social, política o económica, apelamos explícita o implícitamente a ideas
relacionadas con la estructura y la actuación. Nuestra manera de formular las
explicaciones refleja un conjunto más profundo de formas de entender la autonomía de
los actores o agentes en los medios en los que se encuentran. Podemos plantear
preguntas al respecto a cualquier situación política que nos interese explicar y, sin duda,
obtendremos respuestas diferentes según sea la naturaleza de cada uno de los medios en
los que se desarrolla la acción. Evidentemente, no es lo mismo explicar, por ejemplo, la
victoria del Partido conservador británico en las elecciones de 1992 en función del
carisma, personalidad y capacidad de liderazgo de John Major, que afirmar que dicha
victoria no tiene nada que ver con él y, ni siquiera, con su partido, sino que es el
resultado de la influencia ejercida por unos medios de comunicación sesgados que,
deliberadamente, hicieron que se viera al Partido Laborista como incompetente y
carente de fiabilidad. La estructura y la actuación precisan una de otra, o sea, que una
estructura social o política solo existe en la medida en que constriñe la actuación o le
concede oportunidades para que se produzca. No tiene sentido concebir la estructura sin
plantear, al menos hipotéticamente, la existencia de algún tipo de actuación. Además, en
cada contexto social y político presenciamos diversos alardes de actuación competentes,
complejos y sofisticados. Estos son producto de una acción intencionada, basada en
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algún conocimiento de las estructuras que definen el medio en el que se desarrolla tal
acción. La orientación y la motivación, cuando se dirigen a un cometido Descargado por
GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y
Enfoques en Ciencia Política 47 concreto, producen una estrategia. En su forma más
simple, la estrategia supone la selección de unos objetivos y la búsqueda de los medios
más apropiados para lograrlos, dentro de un determinado contexto y momento. Es
importante recalcar que las estrategias apropiadas cambian con el tiempo. Por lo tanto,
la actuación es producto de la estrategia y de la intención. La capacidad de formular
estrategias es requisito de toda acción. Una concepción de estructura y de actuación está
implícita en toda explicación causal de los actores sociales y/o políticos y en el
componente causal que les atribuimos. Puede ser muy provechoso hacer explicitas las
concepciones a las que necesariamente apelamos y plantearnos varias preguntas
relacionadas con este tema, interrogando, de este modo, a las nociones de causalidad
que formulamos. Las ideas tanto de estructura como de actuación son claves en
cualquier concepción de poder. El poder está relacionado con la actuación, con influir o
producir un efecto en las estructuras que configuran los contextos y definen el número
de posibilidades de los otros. Esto indica que es necesaria una concepción relacional
tanto de la estructura como de la actuación pues lo que unos es actuación para otros es
estructura. Atribuir actuaciones es, por lo tanto, atribuir poder. Las acciones de los
ministros y de los gobiernos constriñen a todos los rangos de la administración pública,
mientras que las acciones de estos, a su vez, nos constriñen a todos. La diferencia
estriba en que las ciencias que tratan de la sociedad y de la política han de ocuparse de
agentes activos que tienen sus intenciones, independientemente de lo condicionados que
estén. Por el contrario, a las ciencias naturales les interesa esclarecer las estructuras que
no están sujetas a un contexto histórico y las que podrían denominarse metaestructuras:
estructuras y leyes que gobiernan la evolución de sistemas dinámicos como las placas
tectónicas que componen la superficie de la tierra. Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 48 6ª Parte: Teorías sobre El Estado: Pluralismo, Elitismo, Marxismo.
Ca r a ct er íst ica s d el Plu r a lism o y p r o b lem a s d el a n á lisis p lu r a list a . El
pluralismo como teoría constituye un enigma porque, a pesar de ser la dominante en la
ciencia política, es considerablemente deficitaria en términos teóricos. Existen muchas
interpretaciones diferentes del pluralismo, que es, al mismo tiempo, normativo,
preceptivo y descriptivo. Normativo porque se le considera la mejor forma de gobierno,
preceptivo porque ofrece un modelo ideal de gobierno y descriptivo por su análisis del
mismo. Robert Dahl, uno de los más destacados pluralistas, señaló que el pluralismo
“que todos los ciudadanos estén dentro del proceso político”. Dahl pone de manifiesto y
recalca el hecho de que muchos ciudadanos permanecen inactivos, que los ingresos, la
riqueza y los recursos políticos no están distribuidos de forma equitativa. Características
del Pluralismo Es característica principal del pluralismo es su diversidad. Ningún grupo,
clase u organización pueda dominar la sociedad. Ve una separación entre el Estado y la
sociedad civil, entre una diferencia entre el poder político y el económico, y una
variedad entre los intereses. El poder no es acumulativo y está disperso, el papel del
Estado sea regular los conflictos en la sociedad más que dominarla para alcanzar
intereses particulares. La noción de Estado presupone que la organización que gobierna
la sociedad es autoritaria y lo abarca todo. Prefieren hablar de gobierno antes que de
Estado. La noción pluralista de Estado representa un conjunto de instituciones tales
como el ejecutivo, el legislativo, el funcionariado y la judicatura que son diferentes de la
sociedad civil. A través de mecanismos como las elecciones o los grupos de presión el
gobierno refleja las demandas de la sociedad y se ve constreñido por el poder
100
medida en que puede hacer que B haga algo que, si no fuera por este poder, no haría”.
Las preguntas clave del enfoque pluralista son: ¿Quién participa en el proceso decisorio
y quien logra que se acepten sus preferencias como decisiones?, ¿a quién puede verse
influyendo en los resultados? La concepción pluralista del poder dicta una metodología
propia en la que se examinan los comportamientos y resultados observables. Los
pluralistas se centran en quien hace que y en quien logra alcanzar sus objetivos. Las
ventajas de este enfoque son. 1. No hay presuposiciones sobre la distribución del poder.
2. Es posible determinar empíricamente quien tiene el poder o no poder. 3. Al
desarrollar una noción de la sociedad contemporánea y de su sistema de gobierno que
considera que ambos están fragmentados y que son diversos y democráticos, su
descripción de la distribución del poder es más exacta que las del marxismo o las teorías
elitistas, que tienen carácter monolítico. El pluralismo apunta a la fragmentación tanto
de la sociedad como del Estado. La sociedad contemporánea se divide en grupos
diversos, que tienen diferentes intereses y disponen de un abanico de recursos que
utilizan para influir en un sistema de gobierno, también diverso, conflictivo y dividido.
La complejidad del Estado, de la sociedad, y del proceso de elaboración de políticas
hacen que resulte imposible el dominio de un único grupo o clase. Para que una
sociedad democrática sobreviva al Estado tiene que tener en cuenta a los diversos
grupos sociales. Problemas del Análisis Pluralista El análisis pluralista de la elaboración
de políticas y de las relaciones entre el Estado y los grupos plantea algunos problemas.
El pluralismo es bastante más sutil y complejo de lo que han señalado muchos de sus
críticos. El pluralismo sigue considerando que el poder Descargado por GORGONIO
MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en
Ciencia Política 51 está muy disperso y que no es acumulativo, o sea, que el éxito en
determinada área de las políticas no aumenta el poder en otras. También sostiene que no
existe conexión entre el poder económico y el político. La idea que el pluralismo tiene
del sistema político es benevolente y esto hace que sobrevalore el fácil acceso al
proceso de elaboración de políticas. Los pluralistas no se ocupan adecuadamente de los
mecanismos que existen dentro del proceso de elaboración de políticas para excluir a los
grupos no deseados. Esta noción de lo que constituye un fácil acceso al proceso político
está relacionada con los problemas de la metodología pluralista. Como a los pluralistas
les interesa el comportamiento observable, consideran un indicador de acceso, y por
tanto de influencia, al que haya datos sobre la celebración de consultas. Al centrarse en
lo observable, los pluralistas pueden no ver las auténticas razones de la política, ya que
no analizan el contexto ideológico y estructural en el que se formula. La influencia de
los grupos de presión no procede únicamente de sus recursos, también, se basa en el
contexto institucional, histórico e ideológico en el que se decide, el cual introduce un
sesgo en el proceso decisorio, de forma que se privilegian más unos intereses que otros.
El método positivista del pluralismo le impide reconocer el papel que representan las
ideas a la hora de dar forma a los resultados de las políticas. Al concentrarse en el
comportamiento observable, son incapaces de evaluar hasta qué punto la ideología
puede determinar las acciones de aquellos que formulan las políticas. No comprender la
ideología les lleva a presuponer que la sociedad se apoya en un consenso respecto a los
valores que, además, consideran políticamente neutral y fruto de intereses compartidos.
El grado de consenso es, en sí mismo, cuestionable e, incluso donde existe, no es neutral
sino que sirve a un determinado conjunto de intereses. También es cuestionable que los
poderes que contrarrestan a los dominantes sean tan importantes como presuponen los
pluralistas. Resulta dudoso que los grupos potenciales ejerzan gran influencia en los
decisores. También es cierto que a la mayoría de los grupos potenciales les resulta difícil
organizarse. Los consumidores y ancianos no suelen reunirse, tienen pocos recursos, a
102
menudo intereses opuestos y su poder económico es muy pequeño y está disperso. Para
que se organicen en grupos la amenaza a sus intereses tiene que ser extremadamente
grande. El concepto de grupo potencial es cuestionable porque presupone la existencia
de una identidad grupal previa, que, sin embargo, se desarrolla cuando el grupo se está
formando. Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 52 Quizá el problema
clave del pluralismo sea su tendencia a considerar el empresario como un grupo más,
con la particularidad de que este se halla bien provisto de recursos. Los grupos
empresariales tienen ventajas que otros grupos no tienen. 1. Disponen de organizaciones
ya establecidas. Si estos grupos han de unirse, con frecuencia los beneficios de sus
acciones lo disfruta un pequeño número de empresas subsidiarias, de forma que los
incentivos para organizarse son muchos. 2. El empresariado, al tener un papel
determinante en la economía, dispone de recursos que no disfrutan otros grupos. Sus
acciones afectan a las vidas de muchas personas y al éxito del conjunto de las
economías. Esto les confiere una posición privilegiada. Los gobiernos, para su propia
supervivencia, necesitan economías prosperas y, por lo tanto, son inevitablemente
sensibles a los intereses de los grupos empresariales. 3. Tienen acceso a recursos
financieros mucho mayores que los de ningún otro grupo. 4. Al ser dueños de los
medios de comunicación, pueden acceder mejor que nadie a las fuentes de información.
5. Operan dentro de un marco ideológico favorable: de forma más o menos automática
se considera que los grupos empresariales defienden intereses legítimos respetando las
reglas del juego. En lo referente al proceso de elaboración de políticas, los pluralistas se
centran considerablemente en el papel de los grupos, subestimando así la importancia
del Estado y de sus actores. Con frecuencia, se da cabida a los grupos no porque estos
hayan presionado sino porque son útiles a los actores públicos en el desarrollo e
implantación de una política. Es el Estado el que tiene los recursos y la legitimidad
necesarios para elaborar y poner en práctica políticas, al examinar los resultados de las
políticas, puede que sea más apropiado centrarse en los organismos públicos que en la
acción de los grupos. El pluralismo tiene una desventaja importante, y es que proviene
de un ámbito cultural e histórico muy concreto. El pluralismo de Bentley, Truman y
Dahl surgió para analizar el contexto político de los EEUU, país en el que no existe la
idea de un ejecutivo central fuerte; en el que hay poderes, como el legislativo, la
judicatura, y el ejecutivo, que luchan a nivel nacional y donde, además, existen
importantes poderes federales y locales. La existencia de esta multiplicidad de poderes
supone que a los actores públicos les beneficia que los grupos de interés entren en el
proceso de elaboración de políticas para que cooperen en su desarrollo e implantación y
para que aporten apoyo político en caso de conflictos internos. La debilidad de los
partidos y el fracaso de las organizaciones de trabajadores, junto a la existencia de
divisiones de tipo regional, étnico y económico, hacen que la gente, para encontrar una
representación a sus Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 53 intereses, suela
volverse más hacia los grupos de interés que hacia los partidos. Los EEUU tienen un
sistema político más sensible a la presión de los grupos, que representan un importante
papel en la elaboración de políticas. Puede que una tradición teórica desarrollada en el
sistema abierto de los EEUU no sea aplicable, por ejemplo, al elitista y cerrado Estado
británico, donde predominan la idea de soberanía parlamentaria y el secretismo.
Lógicamente, fue el cambio en las condiciones históricas el que condujo a una crítica de
la teoría pluralista. La guerra de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles y la
persistencia de las desigualdades indicaban que el paraíso pluralista tenía fallos. La
crítica teórica y empírica del pluralismo la ejercieron en los años setenta dos tradiciones
103
muy diferentes. 1. Se señalaba que las sociedades liberales se estaban haciendo cada vez
más corporativas. En vez de existir un proceso de interacción relativamente abierto
entre los grupos y el Estado, los primeros avanzaban cada vez más hacia el
establecimiento de relaciones integradas con el segundo. Las decisiones relativas a la
política económica se tomaban mediante un proceso de negociación entre el Estado y
los principales actores económicos. 2. Se desarrolló la teoría normativa de la
sobrecarga, que señalaba que había demasiados grupos pidiendo demasiadas cosas al
Estado y que esto generaba una sobrecarga en el sistema político que hacía que países
como Gran Bretaña fueran ingobernables. Los grupos de presión, en vez de ser positivos
por su control del Estado y por mantener el proceso democrático, estaban aumentando
excesivamente el tamaño de ese mismo Estado y socavando la democracia al defender
intereses particulares. Los conceptos de corporativismo y de sobrecarga inspiraron la
crítica que la Nueva Derecha hizo que los grupos de presión, considerando que
distorsionaban el sistema democrático. El proceso político estaba más dominado por los
grupos que por los votantes y el resultado era el estancamiento económico, ya que los
intereses especiales impedían que hubiera una restructuración que vulnerara sus
privilegios. El Elit ism o Clá sico . El elitismo como teoría del poder social se suele
asociar con el trabajo de Vilfredo Pareto, Gaetano Mosca y Robert Michels. Estos
autores coincidían en una tesis común, la concentración del poder social en un pequeño
grupo de elites dominantes resultaba inevitable en todas las sociedades y no
consideraban fiable la idea que propugnaba Descargado por GORGONIO MARTINEZ
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54 Karl Marx de un cambio evolutivo hacia una sociedad sin clases en la que el poder
estaría distribuido equitativamente. Pareto señalo que la experiencia histórica da
testimonio de una permanente renovación de las elites y las oligarquías. Cualquier área
de la actividad humana tiene su propia elite. Pareto utilizó dos categorías de elite
tomadas de Maquiavelo, los zorros y los leones, para ilustrar la naturaleza de las
estructuras de elite que gobiernan. • Los zorros, gobiernan intentando lograr el
consentimiento y no están dispuestos a utilizar la fuerza, son inteligentes y astutos,
decididos, artísticos e innovadores. Sin embargo, en épocas de crisis, su humanitarismo
mal entendido los lleva a hacer concesiones y al pacifismo. • Los leones, representan el
polo opuesto. Son hombres enérgicos, estables e íntegros, fríos, poco imaginativos,
interesados y están dispuestos a utilizar la fuerza para lograr o mantener una posición.
Los leones son defensores del statu quo tanto por lo que respecta al Estado como a la
sociedad civil. Es probable que estén del lado del orden público, la religión y la
ortodoxia política. Este incesante proceso de renovación, alternancia y sustitución de las
elites pone de manifiesto la tesis de que en toda sociedad organizada hay una elite que
gobierna. La atención de Pareto dedicó a la concentración del poder en manos de una
elite política representa un rechazo tanto del vulgar economicismo marxista, rechaza el
principio marxista de que la “historia de todas las sociedades que han existido hasta
ahora es la historia de una lucha de clases”. Ningún Estado capitalista puede calificarse
de democrático, en el sentido de garantizar las libertades y hacerse responsable del
ejercicio del poder, porque el Estado salvaguarda los intereses a largo plazo de la
continua y florecientes acumulaciones de capital. Al mismo tiempo, el elitismo de
Pareto también debilita la concepción pluralista del Estado como coordinador del interés
nacional en una sociedad plural. En el paradigma pluralista el sistema político
comprende múltiples grupos opuestos que pretenden influir en el proceso decisorio. Se
supone que el gobierno se guía por el interés de todos, y no solo por el de un grupo o
alianza de grupos. El deber del gobierno es armonizar y coordinar. Mosca señaló que las
elites eran inevitables ya que toda sociedad se caracterizaba por la dictadura de una
104
lo tanto, rechazaba toda concepción que redujera la historia de las ideas a los factores
económicos. De ahí que se opusiera al análisis marxista de “ideologías” y
“superestructura”. Señaló que el desarrollo de la organización burocrática era un
componente inevitable del crecimiento del capitalismo y que había socavado la eficacia
del modelo liberal democrático. Consideraba la democracia como una forma de
garantizar más el buen gobierno que el control por parte del pueblo y la igualdad
política, refutando toda ley natural del gobierno democrático encarnada en la teoría
democrática clásica. Weber indicó que el Estado se caracteriza por tres elementos
principales: 1. Un conjunto diferenciado de instituciones y de personal. 2.
Centralización, en el sentido de que las relaciones políticas irradian desde el centro para
cubrir un área territorial limitada. 3. Un monopolio autoritario y vinculante de la
elaboración de normas que, a su vez, se mantiene por el monopolio de los medios con
los que ejercer la violencia física. Para Weber el dominio de las elites dentro del aparato
del Estado era inevitable. La característica clave del Estado es su papel de asociación
autoritaria principal dentro de un determinado territorio y, para mantener esta posición,
tiene que proclamar el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Todos los sistemas
tienen que otorgar una fuente de legitimidad a su forma de autoridad. Weber indicó que
había tres tipos de dominaciones legitimas: La tradicional, descansa en la creencia en
la santidad de costumbres inmemoriales. La carismática, se centra en la devoción a la
santidad excepcional que constituye el heroísmo o al carácter ejemplar de un individuo.
El racional, se basa en la convicción de la legalidad del ordenamiento promulgado.
Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|
4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 57 La dominación tradicional se dio
principalmente en los Estados patrimoniales y en el feudalismo; la carismática fue una
manifestación, intrínsecamente inestable, producida por lo que Weber denominó
rutinización del carisma y la racional se consideraba la forma de Estado predominante
en las sociedades occidentales. La burocracia es considerada por Weber como la
personificación de una estructura organizada formalmente según principios racionales.
Sin embargo, también creía que había surgido en los Estados patrimoniales y que, como
tal, carecía de ciertos rasgos que habían de ser esenciales para las democracias
modernas. Weber era un liberal que pensaba que la política conllevaba inevitablemente
una incesante lucha por el poder y que los intereses del Estado-nación debían
reemplazar a todos los demás. Subraya el papel del Estado a la hora de garantizar la
dominación de las elites. Schumpeter, suponía una combinación de metodologías
opuestas: un utillaje de técnicas weberianas, utilitaristas y marxistas. Compartía con
Marx la idea de la inevitabilidad del derrumbe del Estado capitalista bajo el peso de sus
propias contradicciones y, como él, señalaba que los grandes grupos económicos
dominaban la producción y distribución de los bienes. Schumpeter era un socialista
poco convencido que rechazaba el análisis marxista de las clases y el conflicto entre
ellas. Para Schumpeter, la labor más importante de los socialistas era desarrollar el
modelo de democracia que mejor respondiera a las demandas del gran gobierno.
Subrayaba la importancia de la planificación de los recursos en la vida económica y
política. Suscribía la necesidad de un modelo de democracia con liderazgo. Rechazaba
abiertamente lo que consideraba la doctrina de democracia clásica y defendía
ardientemente un Estado con liderazgo porque para él el pueblo no podía ser más un
productor de gobiernos, un mecanismo para para seleccionar a los hombres que son
capaces de decidir. De ahí que rechazara la noción de voluntad popular por considerarla
un constructo social sin base racional. La democracia y el socialismo solo pueden ser
compatibles en una especie de elitismo competitivo y si se producen las condiciones
para que este funcione correctamente. La teoría de la democracia de Schumpeter
106
había nada en dicho método que no hubiera sido ya explicado por las corrientes
revisionistas y metodológicas del neopluralismo. El corporativismo también fue
criticado por los marxistas, que señalaban Descargado por GORGONIO MARTINEZ
(g.atienza@hotmail.es) lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política
61 que no prestaba atención a la dimensión ideológica del análisis y que concedía al
Estado una autonomía injustificada en su papel de mediador entre los intereses
sectoriales opuestos. A consecuencia de todo esto, los neocorporativistas reformularon
su argumento. Señalaban que, a medida que se desarrollaban las jerarquías en todo tipo
de asociaciones, el corporativismo puede servir para entender la formulación de las
políticas. Los neocorporativistas indican que existen monopolios de intereses sectoriales
dentro del proceso de formulación de políticas. Esto se manifiesta en redes centradas en
políticas que están cerradas pero que son necesariamente tripartitas. Dentro de esta
formulación, la renovación de las elites todavía depende de los recursos negociadores de
los intereses sectoriales afectados. Ev o lu ció n d e la Teo r ía M a r xist a d el Est a d
o . La aparición de nuevos enfoques, como el feminismo y el ecologismo, la persistencia
del Estado del bienestar y la transformación de las relaciones laborales bajo el
capitalismo, no siempre hayan estado directamente relacionados con los debates sobre la
teoría del Estado si han tenido, sin embargo, un profundo impacto en su evolución. La
teoría del Estado marxista ha tenido una gran influencia en otras tradiciones y en
politólogos notables como Andrew Gamble y Charles Lindblom. La evolución de los
temas clave de la teoría marxista del Estado a través de las obras de Karl Marx, Antonio
Gramsci, Nicos Poulantzas y Bob Jessop. La atención se centra en cinco conjuntos de
transformaciones: la lucha contra el economicismo7 , la creciente insistencia en la
autonomía del Estado, el acento cada vez mayor que se pone en la creación del
consentimiento como base de la dominación hegemónica, la tendencia a no privilegiar
ya la clase social y la mayor atención que recibe el papel de sujetos que calculan, con la
consiguiente insistencia en la selección estratégica. Marx y el Estado Es posible
diferenciar en los escritos de Marx al menos dos explicaciones analíticas diferentes de la
relación ente el Estado y cada clase social. 7 Según el Diccionario de la Real Academia
Española economicismo es el "criterio o doctrina que concede a los factores económicos
primacía sobre los de cualquier otra índole". En otras palabras, se trata de un término
que alude a un sesgo o abuso en la concepción del comportamiento de una sociedad,
más precisamente de la reducción de todos los hechos sociales a su aspecto económico
(reduccionismo económico). Una consecuencia del economicismo (aunque no solo de
ello) es la desatención de los aspectos sociales, morales, culturales y políticos de
problemas sociales tales como la degradación ambiental, la guerra, el desempleo
crónico, la desigualdad en los ingresos, la salud pública, el analfabetismo y el abismo
Norte-Sur. Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 62 1. Y con mucho la
más influyente, es la concepción del Estado como instrumento de la clase dominante
que cumple la función crucial de coordinar sus intereses a largo plazo. Con el
Manifiesto Comunista, Marx señala que el ejecutivo del Estado Moderno no es más que
un comité que gestiona los asuntos del conjunto de la burguesía. En este sentido, Marx
representa la lucha de clases como un simple choque ente dos opuestos, en el que el
número de burgueses va disminuyendo y el tamaño del proletariado crece
vertiginosamente. 2. Encarna una apreciación más sutil de la relación entre el Estado y
la clase social. Los acontecimientos políticos en la Francia del momento, El 18
Brumario de Luis Bonaparte (1852) y La Lucha de Clases en Francia (1850), en los que
el autor no deja recalcar la pluralidad de las clases y de que forma el Estado parece
capaz de dominar a la sociedad civil y de restringir, a la vez el poder de la burguesía.
109
Los agentes del Estado no solo cumplen la función de coordinar los intereses a largo
plazo de la clase dominante, Marx, estaba convencido de que el papel del Estado no
podía escapar indefinidamente a los constreñimientos que le imponían los que poseen y
controlan los medios de producción. En la obra de Marx se considera que el Estado es
relativamente autónomo de la clase dominante y, por otra, se le representa como un
instrumento de sus intereses. Estas obras primerizas no sientan las bases de un análisis
del Estado coherente y razonado. Como señala Jessop, en el mejor de los casos pueden
considerarse como un conjunto de argumentos que evidencian un interés por la relación
entre el Estado y la lucha de clases, dentro del marco general del materialismo histórico.
El hecho de que Marx no lograra aclarar esta relación de una forma más sistemática
tuvo como consecuencia que esta labor recayera en la siguiente generación de
marxistas, principalmente Georgi Plejanov y Karl Kautsky. Sin embargo, estos autores
hicieron hincapié en el papel determinante de las fuerzas productivas, sacrificando las
relaciones de producción. Esta variante del marxismo se denomina economicismo y
recalca excesivamente los condicionantes que impone la base económica a la vida
social. Antonio Gramsci Todas las contribuciones más significativas de Gramsci a la
teoría marxista representan un intento de recuperar su lado voluntarista, interesándose
por el papel de las ideas, de la conciencia y de la subjetividad humana. Este propósito es
evidente en su rechazo del economicismo, en su más matizada consideración de la
relación entre ideología y conciencia, en su valoración más amplia de la autonomía del
Estado y en su novedosa interpretación del papel de los intelectuales en la lucha de
clases. Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 63 Lo originalidad
teórica de Gramsci reside en el hecho de que la propiedad privada de los medios de
producción es una base necesaria, pero no suficiente, para la dominación capitalista. En
opinión de Gramsci, si hemos de captar la complejidad de una determinada coyuntura,
es esencial que analicemos las dimensiones políticas, culturales e ideológicas de la
lucha de clases. Al desarrollar el concepto de hegemonía, la postura de Gramsci se
apartó de la de Marx y Engels en dos importantes aspectos: 1. Hizo hincapié en la gran
importancia de las superestructuras ideológicas en relación con la estructura económica.
2. Sus ideas respecto a la hegemonía conceden un importante papel al consentimiento
dentro de la sociedad civil, frente a la mera utilización de la fuerza por parte del Estado.
La hegemonía se refiere a como la dominación de clase no solo se basa en la coacción
sino en el consentimiento cultural e ideológico de las clases subordinadas. El concepto
de Estado tiene un sentido más amplio y orgánico en la obra de Gramsci; es un
escenario de lucha alternativo y, por ello, aumenta la importancia que se da a su papel y
a su función en la sociedad contemporánea. El Estado consiste en el entramado
completo de las actividades políticas y teóricas con las que la clase dominante no solo
justifica y mantiene su dominio sino que se las arregla para lograr el consentimiento
activo de aquellos a los que gobierna. La concepción del poder se amplía hasta incluir
una gran variedad de instituciones con las que se modifican las relaciones de poder en la
sociedad. La educación, los medios de comunicación, los parlamentos y los tribunales,
son todos ellos actividades e iniciativas que forman el aparato de la hegemonía política
y cultural de las clases dominantes. La importancia cada vez mayor que la obra de
Gramsci concede al Estado se pone de manifiesto en el hecho de que considerara que la
lucha por la conciencia era tan importante la que tenía por objeto la propiedad de los
medios de producción. La obra de Gramsci, su trabajo está dominado por una
valoración más sistemática del papel de la ideología y del Estado capitalista, y por un
rechazo de la teoría abstracta. Nicos Poulantzas Las ideas de Poulantzas tiene del Estado
capitalista en sus últimos escritos deben bastante al estructuralismo francés, en
110
particular a la obra de Louis Althusser. Donde mejor se aprecia esto es en su rechazo del
economicismo. Descargado por GORGONIO MARTINEZ (g.atienza@hotmail.es)
lOMoARcPSD|4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 64 Al principio de State
Power and Socialism Poulantzas plantea una paradoja que es crucial para la teoría del
Estado contemporánea. Señala que es evidente que estamos rodeados muy de cerca por
un Estado que, en sus comportamientos más insignificantes, demuestra su relación con
intereses concretos y extremadamente precisos y, sin embargo, al mismo tiempo aunque
la burguesía sigue sacando muchos beneficios de ese Estado, no siempre está satisfecha
con él. Para que el Estado capitalista funcione eficazmente como un Estado de clase,
actuando a largo plazo en provecho de la burguesía, debe conservar un cierto grado de
autonomía respecto a la clase dominante. Como señala Poulantzas, cuando el Estado
pretende afianzar su hegemonía de clase se mueve dentro de un equilibrio inestable, en
el que caben compromisos ente las clases dominantes y los dominados y, en este
sentido, puede adoptar medidas que son positivas para las masas. Para Poulantzas, los
procesos de identificación y de lucha de clases son inherentes a la forma de producción
capitalista. Para que estas relaciones se reproduzcan resulta imprescindible que se
amplíe el papel del Estado y que este no se ocupe únicamente de representar una
función negativa como es el engaño ideológico sino que también participe activamente
en algo positivo: la reproducción del proceso de producción capitalista. Las diferentes
ramas o sectores del Estado actúan como centros de poder para diversos grupos de clase
o alianzas dentro del bloque de poder dominante. Es en este sentido en el que el Estado
se percibe como zona estratégica, como un lugar, ámbito o proceso en el que se
interrelacionan las redes del poder. Para Poulantzas, cabe atribuir la naturaleza, a
menudo caótica e incoherente, de las políticas públicas a la forma que las instituciones
del Estado tienen de mediar en las luchas entre los diferentes grupos de clase. Aquí
identifica un proceso de selección estructural que se compone de un conjunto de
mecanismos institucionales que sirven para desarrollar u obstruir (filtrar) las estrategias
de determinados grupos de clase. La obra de Poulantzas, pone de manifiesto la
evolución de una idea estructuralista del Estado y su transformación en otra, más
específica en términos históricos, en la que los movimientos sociales representan un
papel clave. 1. El Estado capitalista y las relaciones de producción han sufrido un
cambio considerable y que solo pueden entenderse en un ámbito histórico concreto o en
relación con un determinado estadio en la evolución de las formas de producción. 2. Es
que se ha producido un desplazamiento de la lucha de clases desde la producción al
corazón del Estado. En esta concepción del Estado como zona estratégica sus
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4230436 Teorías y Enfoques en Ciencia Política 65 políticas se explican en función de
una causalidad que también tiene este carácter, un proceso en el que se producen
cálculos estratégicos sin que haya sujetos individuales que los realicen. No deseaba
abandonar la idea marxista de que el Estado capitalista debe, finalmente, reproducir la
dominación de la clase burguesa. En su última obra la unidad del Estado ya no se
aborda desde el imperativo funcional der reproducir la dominación de clase. Poulantzas
señala que el interés político a largo plazo de la burguesía surge como resultado de
múltiples y diversificadas micropolíticas que reflejan la naturaleza de la lucha de clases.
Desde la publicación de State Power and Socialism el enfoque ha cambiado, a medida
que la posición del análisis de clase dentro de la tradición marxista se ha ido sometiendo
a un examen más estricto. Bob Jessop: un Enfoque Estratégico-relacional La
preocupación más importante dentro de la teoría marxista contemporánea del Estado se
manifiesta en un continuo dialogo acerca del rechazo del economicismo. Se ha
producido un acuerdo para apartarse de él, a cambio, un enfoque que subraya el
111
116
Filosofía moral y política vinculada a Jeremy Bentham. Afirmaba que los seres
humanos estaban motivados por el deseo de alcanzar la felicidad y de no sufrir. Las
decisiones políticas moralmente correctas eran aquellas que buscaban más felicidad para
un mayor número de personas. Esta felicidad podía medirse como una utilidad y el
objetivo de aquellos que diseñan las políticas debía ser maximizar la utilidad social
agregada.
Ha sufrido críticas constantes por lo inverosímil que es cuantificar los placeres y los
deseos. Preocupan las posibles consecuencias que puede tener para los derechos
individuales y de las minorías una doctrina que concibe la utilidad social de forma
agregada. Aún más inquietante parece la confianza del utilitarismo en las preferencias
que manifiestan los mismos individuos, dado que algunas son marcadamente
antisociales. Este modelo de individuo que maximiza la utilidad podría conducir a una
apología del mercado libre más extremo. John Stuart Mill prescindió de un utilitarismo
estrictamente cuantitativo para dar cabida a apreciaciones cualitativas. Consideraba un
derecho la protección de ciertos intereses elementales o vitales de todos los individuos.
A veces, unos derechos entran en conflicto con otros y que, cuando esto ocurre, sólo un
cálculo de utilidad relativa puede señalar cuáles deben prevalecer. Los argumentos de
Mill se distancian del utilitarismo de los actos y se acercan a un utilitarismo de las
reglas.
El utilitarismo ha seguido desarrollándose con diferentes denominaciones
(consecuencialismo, ética teológica, proporcionalismo).
2.- El liberalismo deontológico
La teorización política resurgió en los años 70 principalmente como oposición a este
legado utilitarista. Por ética teleológica entendemos toda moral que juzga el valor de la
conducta humana basándose en si logra un determinado propósito. Pensadores de los 70
como Rawls, Nozick, Ronald Dworkin y Alan Gewirth han subrayado que traspasar la
ética teleológica a la vida política resulta aventurado para la libertad humana. El
utilitarismo no tiene en cuenta la pluralidad de los fines individuales. En segundo lugar,
la ética teleológica concede mayor importancia a los fines que a los medios. Se niega a
admitir que la lucha por alcanzar objetivos sociales generales deba estar sometida a los
derechos inalienables.
El utilitarismo ha sido la base de gran parte del pensamiento liberal, pero algunos de sus
críticos han declarado que le liberalismo necesita fundamentos filosóficos más
convincentes. Los liberales deontológicos o kantianos contrastan la deontología (ética
de los derechos y las obligaciones) con al teleología (ética de los fines), con un
resultado favorable a la primera, siendo Immanuel Kant el principal punto de referencia.
Kant era contrario a toda concepción de la política que sacrificara a los individuos a un
propósito superior. Aunque los deontologistas tienen una idea plural de los fines
humanos, no son relativistas. Los individuos son seres libres y autónomos pero no para
vulnerar la libertad y la autonomía de otros, siempre dentro de un marco de “derechos”
comúnmente aceptado. La acción social colectiva debe respetar los derechos
individuales. El papel del Estado resulta más controvertido para los liberales
deontológicos, quienes indican que pretende satisfacer tanto el derecho al bienestar
como el derecho al libre albedrío. Los que defienden unos derechos humanos de validez
universal despiertan algo más que un debate académico. En un mundo como éste,
parece haber pocos fundamentos para un acuerdo entre diversas culturas.
Evidentemente, los defensores de los derechos universales insistirán en que la actual
proliferación de conflictos simplemente pone de manifiesto la necesidad de criterios
consensuados.
3.- Comunitarismo
117
Los comunitaristas parten de una crítica del concepto liberal del yo individual.
Es capaz de situarse en una posición privilegiada fuera de la comunidad sin ampararse
en tradiciones heredadas u objetivos compartidos. Está dotado de derechos y deberes
definidos de forma universal que no tienen en cuenta los propósitos que surgen de
nuestros propios lazos sociales. Desde un punto de vista normativo, este individualismo
no es deseable y es síntoma de que algo va mal. Prefieren un yo “situado” enraizado en
una comunidad. Los comunitaristas recelan de la insistencia de los deontologistas en
que el derecho debe constreñir o poner límites a la búsqueda del bien colectivo. Para
Sandel, los liberales devalúan el bien al dejar que lo definan los cálculos de individuos
guiados por su propio interés. Por el contrario, en una comunidad existe la posibilidad
de que todos puedan trabajar juntos en pos de un bien común moralmente aceptable.
Hoy en día el comunitarismo atrae a un nuevo grupo de pensadores políticos que
quieren revivir en el individuo el sentido de obligación para con la comunidad.
6
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Los comunitaristas que simpatizan más con las libertades. El problema no reside
en si hay que suprimir el disentimiento individual, que no, sino en cómo puede crearse
una comunidad de la que todos puedan sentirse parte (sin disentimiento alguno). Un
mundo inestable e interdependiente como el actual los aboca al pesimismo y a un
desamparado utopismo. El comunitarismo nos hace conscientes de hasta qué punto las
tradiciones heredadas configuran nuestra forma de razonar en términos morales.
Además, el comunitarismo nos enseña que algunas de las obligaciones morales que
contraemos también afectan a los que nos son más próximos. Finalmente, el ideal
comunitarista de la solidaridad social se enfrenta a una auténtica carencia de nuestra
atomizada vida moderna y, probablemente, este ideal sea compartido por muchos
defensores de los derechos individuales.
3. Principales objeciones a la teoría normativa
3.1. El positivismo lógico
El positivismo lógico es una escuela de la filosofía analítica que se inspira en los
primeros escritos de Wittgenstein, especialmente en el Tractatus Logico-Philosophicus,
donde estudia la lógica del lenguaje, lo que le da significado o hace posible que
comunique la verdad. La teoría normativa tiene “serios problemas” porque palabras
como libertades y justicia, no se refieren a objetos materiales o perceptibles a través de
los sentidos. Las dos escuelas de estudios políticos que el positivismo lógico sancionó
como capaces de decir verdades objetivas acerca del mundo (la ciencia política
conductista y el análisis lingüístico de los conceptos políticos) condenaron la
“metafísica”.
¿Cómo han respondido los teóricos normativos? Las proposiciones morales no
son hechos, pero esto no perjudica seriamente a las posibilidades de una teoría
normativa rigurosa. La teoría normativa puede hacer uso de los “hechos” o de los datos.
Por otra parte, insiste en el hecho de que se pueden mostrar las bases objetivas de las
verdades morales. En mi opinión, la argumentación factual es muy importante en la
teoría normativa, pero ésta no es una variante de aquélla.
3.2. El relativismo
Los relativistas morales argumentan que los principios morales, si no pueden
derivarse de los hechos, son completamente relativos. Y si es así, la teoría normativa,
como tal, no tiene sentido. Si los presupuestos morales se hallan tan cuestionados y son
materia opinable más que hechos, ¿cómo pueden llegar a juzgarse? Los comunitaristas
responden que las moralidades particulares aún pueden tener un papel allí donde se ha
118
renunciado a las de carácter trascendente: o sea, que ciertas cosas aún pueden ser
moralmente correctas dentro de una comunidad, aunque no se consideren, en términos
generales, correctas o incorrectas. Para que se diera un relativismo puro haría falta que
los individuos fueran islas. La moralidad aún tiene, por su propio peso, un sitio en el
mundo. Un comunitarista podría señalar que al aumentar la posibilidad de colisión entre
juegos del lenguaje morales, es aún más urgente respetar en la misma medida a cada
uno de ellos para evitar conflictos o imposiciones. Este razonamiento sólo es plausible
hasta cierto punto, ya que puede legitimar la opresión dentro de una determinada
comunidad.
En cualquier caso, ¿qué es una comunidad moral? Es difícil considerar que lo
sea un Estado-nación. Los individuos pueden agruparse según lealtades colectivas que
atraviesen las fronteras nacionales. La réplica más contundente de la teoría normativa al
relativismo es que hay ciertos preceptos básicos reconocidos como moralmente
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correctos en prácticamente todos los ámbitos. Hay juegos de lenguaje morales que están
por encima de las comunidades y que, por lo tanto, también son universales.
3.3. Determinismo
Se pueden distinguir diversas clases de determinismo. Algunos consideran que le
individuo agente está condicionado o, al menos, muy constreñido y presionado por
fuerzas externas que no puede controlar. Hay un segundo tipo de determinismo que
sostiene que estamos condicionados por fuerzas que están dentro de nosotros y que
escapan a nuestro control, como el subconsciente o la herencia genética.
Abordaremos dos de las preguntas que plantea. La primera es si el determinista
es amoral. La presencia de presupuestos relativos a los valores en un trabajo académico
no demuestra que las conclusiones de éste sean falsas pero deberíamos estar atentos a
esos valores, ya que nos facilitan un mayor conocimiento de los puntos fuertes y débiles
de un proyecto intelectual. La segunda cuestión es si se considera que el razonamiento
moral, como actividad intelectual, determina los resultados personales o históricos.
Puede que haya fuerzas que nos constriñan, pero a pesar de ellas, ¿tenemos capacidad
de elección?
Pueden hacerse dos afirmaciones a favor de la teoría normativa. La primera es
que sería muy difícil demostrar que nunca tenemos que decidir sobre cuestiones
importantes. Algunos deterministas aceptarían de buen grado la existencia de un espacio
para la actuación humana en contextos de condicionamiento estructural. Si realmente
elegimos en cuestiones significativas, al menos parece plausible que el lenguaje moral
pueda influir en las elecciones. El discurso moral es una parte de nuestro medio cultural.
4. La teoría normativa aplicada: justicia y libertades
La justicia o distribución de los bienes es una de las áreas importantes en las que
se aplica la teoría normativa. Es un debate enconado sobre un fondo en el que, al
principio, el “Estado del bienestar” se desarrollaba y, desde mediados de los 70, entraba
en crisis. Uno de los contendientes, el socialdemócrata, presupone que existen razones
morales para que el Estado participe en la redistribución de bienes. ¿Cómo pueden
justificarse en sociedades que proclaman tanto el respeto a la autonomía de los
individuos como a las libertades?
Se puede defender el Estado de bienestar a partir de la idea utilitarista de que
garantiza más felicidad para un mayor número de personas. Este tipo de economía
aumenta el bienestar general mediante el incremento de la demanda agregada. La
objeción deontológica a tales argumentos se basa en que subordinan los derechos
119
una fuente de ideas teóricas. Hall afirma que su enfoque se aparta del primer
institucionalismo porque su definición de institución se refiere no sólo a “la constitución
y a las prácticas políticas formales” sino también a “redes organizativas menos
formales”.
4. Conclusiones: redefinición del institucionalismo
El institucionalismo es uno de los pilares principales de la ciencia política que se
centra en las reglas, procedimientos y organizaciones formales de un sistema de
gobierno. Su metodología tiene un carácter institucional-descriptivo, formal-legal e
histórico-comparativo, utiliza técnicas del historiador y del jurista, y pretende explicar,
por una parte, la relación entre la estructura y la democracia y, por otra, de qué modo las
reglas, procedimientos y organizaciones formales determinan o no el comportamiento
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político. El institucionalismo sigue siendo uno de los rasgos que definen la ciencia
política británica. El constitucionalismo, la ciencia de la administración y el nuevo
institucionalismo también consideran las instituciones como el punto de partida de sus
análisis.
4.1. Objeto de estudio
El estudio de las instituciones políticas es una materia clave en la ciencia política
de finales del siglo XX. Este objeto de estudio resulta esencial para la “integridad de la
ciencia política”. Sin embargo, las instituciones políticas sólo son una parte de la
explicación.
4.2. Teoría
Debemos prescindir de los presupuestos implícitos en el enfoque tradicional al
estudio de las instituciones políticas y sustituirlo por teorías o puntos de vista explícitos.
Es preferible una investigación multiteórica. Sin embargo, es aún más importante
adoptar una postura crítica hacia todas las teorías, ya que ninguna es siempre cierta sino
más o menos instructiva. El estudio de las instituciones políticas se beneficiará mucho
de esta investigación multiteórica.
4.3. Método
El retorno a la historia y al derecho perpetúa una falsa antítesis entre el
institucionalismo y los métodos del conductismo. El análisis estadístico no se opone al
institucionalismo sino que ambos se complementan. La comparación de casos permite
generalizaciones válidas siempre que haya un enunciado teórico con el que
contrastarlos. Para sacar el máximo partido a los estudios de caso el institucionalismo
debe desprenderse de la desconfianza hacia la teoría, conservando “descripciones
detalladas”. El futuro del institucionalismo no está en su forma clásica y para
desarrollarse, este enfoque debe prescindir de la aversión hacia la teoría, de la
dependencia exclusiva de la historia y el derecho y del reformismo del modelo de
Westminster.
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Segunda parte: El análisis conductista. La teoría de la elección racional
Tema 4: El análisis conductista
¿Por qué la gente se comporta como lo hace? Lo que diferencia el conductismo
de otras disciplinas de las ciencias sociales es (a) su insistencia en que el
comportamiento observable debe ser el centro del análisis, y (b) que cualquier
explicación debe poder someterse a comprobación empírica. Los académicos
124
conductistas han investigado la participación política de masas (el voto), otras formas de
actividad política menos convencionales, el comportamiento de los líderes, el
comportamiento de los grupos de interés, el comportamiento de los estados-nación al
igual que el de actores no estatales…
1. Aparición del movimiento conductista y sus principales características
El movimiento conductista, que alcanzó una posición importante en los años 50
y 60, tiene sus orígenes filosóficos en el siglo XIX con Auguste Comte, y el positivismo
lógico del Círculo de Viena de los años 20. El positivismo, que popularizaron Alfred
Ayer en GB y Carl Hempel en Alemania, afirmaba que los enunciados pertenecían a
tres categorías. Pueden ser tautologías útiles (meras definiciones que asignan cierto
significado a determinado fenómeno), enunciados empíricos, y finalmente enunciados
que no pertenecen a ninguna de estas dos categorías y carecen de significado analítico.
Para los positivistas, un análisis con sentido sólo podía desarrollarse a través de
tautologías útiles y de enunciados empíricos. Las ideas que tenía el conductismo estaban
muy influidas por la tradición:
a) Una teoría empírica es un conjunto de enunciados que se componen de
presupuestos, definiciones e hipótesis constatables empíricamente que pretenden
describir un fenómeno.
b) Una explicación da cuenta de forma causal de un fenómeno. Consiste en
especificar el conjunto mínimo no tautológico de condiciones para que éste se
produzca.
Tanto para los positivistas como para los conductistas tres son las maneras
principales de evaluar las teorías explicativas. Una “buena” teoría debe tener
coherencia interna, también debería estar en consonancia con otras teorías que
pretenden explicar fenómenos similares, y finalmente debería ser capaz de generar
predicciones empíricas que puedan comprobarse mediante la observación. Esta
insistencia en la observación empírica y en la comprobación es lo que define las dos
características principales del enfoque conductista. La primera es la pretensión de
utilizar todos los datos empíricos relevantes. Es en este contexto en el que los
conductistas justifican el uso y desarrollo de las técnicas estadísticas. Sin embargo, hay
que insistir muy especialmente en que conductismo no es sinónimo ni de cuantificación
ni de minusvaloración de la investigación cualitativa. Lo que importa al conductista no
es si los datos son de un tipo o de otro sino (a) que se utilicen para evaluar presupuestos
teóricos y (b) que esto se haga sistemáticamente y no a modo de ejemplo. La segunda
característica es que las teorías y/o explicaciones científicas deben ser, en principio,
falsables. Este uso refleja la aceptación por parte del conductismo de la revisión que del
positivismo “tradicional” hizo Karl Popper, quien (a) sustituyó el principio de
verificación por el de falsabilidad y (b) estableció a la vez el criterio de falsabilidad
como la línea divisoria entre investigación “científica” y la “pseudo-ciencia”. Popper
propone que sólo se consideren “científicas” aquellas teorías que produzcan pronósticos
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empíricos susceptibles de ser falsados. Las teorías que no producen tales pronósticos
son simplemente complejas tautologías.
2. Críticas al enfoque conductista
Quizá la más importante de las muchas críticas dirigidas al positivismo sea la
que simplemente propone que el amplio grupo de enunciados que ésta corriente tilda de
“carentes de sentido” contiene en realidad muchas ideas que aumentan
significativamente nuestro conocimiento del comportamiento. Desde un positivismo
125
dicha explicación. Las ventajas del “buen” análisis conductista pueden ilustrarse con
una referencia de Ted Gurr sobre las causas de la violencia política. La gente recurre a
la violencia política porque sufre “privación relativa” (PR), así, mediante una causalidad
simple, la PR es el desfase entre los “beneficios anhelados” y los “beneficios que se
creen posibles”. Sus tesis pueden comprobarse tanto en el nivel individual como
agregado. Gurr reconoce que, aparte de la PR, es posible que haya otros fenómenos que
incidan en los niveles de conflictividad social que experimentan diversos países.
La operacionalización es el proceso por el cual una teoría abstracta y verbal se
convierte en algo que puede comprobarse empíricamente; en este caso, Gurr necesita un
valor numérico para cada uno de los países del análisis. Cada concepto que el modelo
define precisa de un conjunto de referentes empíricos o indicadores. Casi todos los
estudios conductistas pueden criticarse basándose en que los indicadores operacionales
seleccionados no calibran eficazmente los conceptos teóricos a los que se refieren.
La parte más difícil de la obra de Gurr es, sin duda, su análisis estadístico: a) su
principal objetivo es determinar en qué medial a variación del nivel de conflictividad
social en diversos países puede explicarse en función de la privación relativa que mide,
y b) que los métodos de estadística multivariante que utiliza son apropiados para la
tarea. Gurr concluye que aproximadamente un cuarto de la variación en los índices
internacionales de conflictividad social puede achacarse a los cambiantes niveles de
privación relativa. Lo que Gurr puede demostrar empíricamente es que tiene cierta base
su hipótesis inicial, y al mismo tiempo, su análisis demuestra que otros factores también
tienen una considerable incidencia en los niveles de violencia política.
Parece una conclusión bastante pobre, pero así es. Gurr comienza su estudio con
una sola explicación “monocausal” de la conflictividad social. Después configura un
modelo de nivel agregado. La consecuencia de su contrastación empírica del modelo es
que se necesita más trabajo teórico, el cual, a su vez, precisa de otra ronda de
comprobaciones empíricas. Gurr participa en un proceso de retroducción, lo cual quiere
decir que su investigación conlleva una interacción continua entre teoría y
comprobación empírica. Puede que sea fácil atacar el análisis de Gurr, especialmente en
lo referente a los indicadores operacionales, pero, como todo buen conductista, al menos
expone claramente el blanco a los posibles críticos. Para los conductistas es preferible la
claridad y (posiblemente) estar equivocado que resultar tan impenetrable que otros
escritores se vean obligados a discutir sobre el “significado” de lo que se ha escrito.
4. Conclusión: el legado conductista en los 90
La teoría tiene un papel indispensable en el análisis empírico postconductista.
Antes se solía decir que había una realidad social “objetiva” “ahí fuera”, pero este punto
de vista ya no está en absoluto generalizado en los círculos postconductistas actuales.
Esto hace que resulte bastante más complicado someter teorías opuestas a la
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comprobación empírica pero no por ello considera el postconductismo que esta labor
sea menos necesaria. Cualesquiera que sean las observaciones que produzca una teoría,
para considerarla realmente explicativa debe generar previsiones falsables que no se
contradigan con los datos empíricos disponibles.
El propósito principal de la investigación del conductismo es explicar el
comportamiento a un nivel individual y agregado. Conlleva un componente de
causalidad. También, para que una explicación sea creíble, debe generar previsiones
empíricas falsables, que puedan contrastarse por medio de la observación.
18
127
feminismo moderno eran completamente nuevos, lo que constituía una revelación era
que estuvieran reunidos en una nueva perspectiva política. Un buen ejemplo es el
concepto de género, construcción cultural a diferencia del sexo que es considerado
desde un punto de vista biológico. Los “roles sexuales” eran diferentes según las
sociedades y, en consecuencia, identificaron el papel de la cultura en la formación de lo
que cada sociedad consideraba como naturalmente “masculino” o “femenino”. La
conciencia de que existe un relativismo cultural se remonta a los orígenes de la cultura
occidental pero cobró más importancia con los viajes de la era de los descubrimientos.
La siguiente explicación (que sigue a Margaret Mead) señala los puntos
esenciales en los que se inspiró el feminismo. Todas las sociedades reaccionaban frente
a la diferencia biológica construyendo sobre ella una dicotomía de los géneros
masculino y femenino. Sin embargo, es asombrosa la diferencia en la forma de percibir
los sexos que tienen las diferentes culturas. Dichos estereotipos se hallan profundamente
enraizados en la sociedad. A pesar de todo, hay un hilo conductor entre las diversas
maneras de conformar y valorar lo “masculino” y lo “femenino”. En primer lugar, la
función reproductora de la mujer siempre es el eje del género femenino, mientras que lo
masculino se define en función de sus diferencias respecto a lo femenino. El resultado
es que los valores adquiridos de carácter asistencial y de supeditación al as necesidades
de otros, que siempre se identifican con la mujer como prolongación de su función
reproductora, no están presentes en lo masculino; en su lugar el hombre tiene los
relativos a la competencia, la afirmación de uno mismo y el logro de objetivos. A las
actividades y atributos propios del hombre también se les da más valor. El género no es
únicamente una dicotomía hombre-mujer, sino una jerarquía en la que el primero está
por encima. Por consiguiente, los valores y actividades vinculadas a la asistencia están
infravalorados.
¿Por qué las sociedades han establecido una diferencia basándose en la
reproducción y la han convertido en desigualdad? Necesidad de reivindicar su
diferencia respecto a la mujer y de compensar su insegura masculinidad. El que esta
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teoría sea objeto de polémica en la actualidad no altera el hecho de que fuera
absolutamente crucial en la aparición del feminismo moderno. Si los roles y valores de
género eran constructos culturales (en otras palabras, no “naturales” e inamovibles) era
posible cambiarlos. Lo que hizo el feminismo radical fue transformar la teoría del
género en una teoría política, sustituyendo el “logro de objetivos” y la “superioridad”
por el “poder” y la “dominación”. Esto fue lo que hizo que la afirmación “lo personal es
político” tuviera tanta importancia para el feminismo moderno. Para hacer causa común
entre ellas, las mujeres tenían que escapar de su propia interiorización del género
femenino y de la baja autoestima, apatía y sensación de indefensión que conllevaba.
Esto era concienciar. Las mujeres descubrieron que los problemas que antes
consideraban personales eran comunes a su sexo y que no procedían de su propia
naturaleza sino del sistema político de género en el que se hallaban oprimidas.
El objetivo del feminismo de la “igualdad de derechos” había sido conseguir
entrar en la esfera “pública” en las mismas condiciones que los hombres. Por su parte, el
feminismo “socialista” prometía la supresión total de la esfera “privada”, haciendo
comunes las actividades domésticas y el cuidado de los hijos. Sin embargo, desde una
perspectiva de género, la esfera “pública” era un producto del género masculino y
reflejaba sus valores competitivos y no igualitarios. El sexismo había calado y el
término patriarcado fue el que adoptó originalmente el feminismo para designar el
133
reduccionismo, iban a ser una constante. Aunque el género del as mujeres las sitúa fuera
de esta sociedad, su dependencia respecto al hombre las hace también “partícipes”,
divididas por las mismas dimensiones (de clan, clase, religión, raza…) que el hombre.
Pronto se darían cuenta de que las esperanzas iniciales de solidaridad entre mujeres
cedían ante el ataque tanto de los intereses establecidos y opuestos de los hombres,
como de sus propias filas, donde se las criticaba por impulsar el feminismo a costa de
otros objetivos y reducirlo todo al problema “de la mujer”.
Muchas feministas procedían de la izquierda marxista, donde las había
desilusionado el sexismo de los hombres socialistas. Les resultaba difícil abandonar su
convicción de que la lucha de clases era lo primero. El feminismo, para los socialistas,
debía subordinarse a su movimiento. En la práctica, la investigación marxista-feminista
solía refutar las principales hipótesis socialistas-feministas sobre la convergencia de
intereses entre la familia patriarcal y el desarrollo capitalista, de forma que las críticas
socialistas a “la familia” acabaron considerándose un tanto desafortunadas. Sin
embargo, para entonces, el movimiento feminista ya se había dividido entre dos bandos
aparentemente irreconciliables: el radical y el socialista.
La aparición del feminismo de raza negra, que consideraba el racismo como un
sistema de opresión diferente, acabó de agravar la situación. Integró en la perspectiva
feminista las consecuencias del racismo para la situación de la mujer. Condujo al
establecimiento de lazos con el feminismo del Tercer Mundo, lo cual aportó al
occidental nuevos puntos de vista al poner sobre el tapete el etnocentrismo de muchos
de sus presupuestos. Lamentablemente, también tuvo una influencia negativa. Su idea
principal era que le racismo hacía única la experiencia de las mujeres negras y que las
blancas no podían hablar en su nombre. La consecuencia fue que las feministas negras
terminaron por recalcar que el racismo, al igual que las relaciones de clase en el caso de
las socialistas, debía tratarse como un sistema de opresión separado de la opresión de
género y que las mujeres negras debían organizarse al margen de las blancas.
Esta tendencia a la fragmentación puede achacarse, en parte, a dos disgregadoras
influencias que las nuevas olas de feministas ejercieron sobre el movimiento. La
primera es la de la culpa, que condujo a la creación de una “jerarquía de la opresión” en
la que se valoraba más a aquellas que se consideraba más oprimidas. La segunda fue la
del relativismo y la “diferencia”. La experiencia de cada grupo era, hasta cierto punto,
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única y que como tal debía expresarse. Esta actitud resultaba bastante apropiada, a
juzgar por el constante “deconstruccionismo” de los estudios. Lo esencial del
“deconstruccionismo” es la convicción de que todas las identidades se construyen
socialmente, en función de un “discurso”. Sólo se puede alcanzar la liberación
deconstruyendo este discurso y “privilegiando” la propia identidad oprimida. El
problema del relativismo es que, si se lleva a la que a menudo, quizá equivocadamente,
se ha considerado su conclusión lógica, produce tantos fragmentos como personas, y a
la deconstrucción le ocurre lo mismo: ninguna identidad es inmune a ella. Para el
feminismo, la consecuencia fue un movimiento en el que se superponían diferentes
grupos oprimidos para los cuales el propio feminismo era sólo un factor común y no el
principal. Uno de los episodios más esclarecedores de la deconstrucción, pero también
uno de los más destructivos, fue el llamado debate sobre la “sexualidad” que produjo
una reivindicación del “lesbianismo político”, según el cual la heterosexualidad era un
constructo de la cultura dominante. El lesbianismo o el celibato eran las únicas
posibilidades.
135
Louis Althusser insiste en que los sujetos son construidos por las prácticas
ideológicas. Les otorga una identidad imaginaria según sean sus condiciones de vida
reales. Aunque Laclau y Mouffe aceptan la idea althusseriana de que las identidades de
los sujetos se construyen de forma discursiva rechazan sus connotaciones deterministas.
Según Althusser, el sujeto se ve reducido a la estructura social y económica subyacente.
Por su parte, Laclau y Mouffe, distinguen entre posiciones subjetivas y subjetividad
política. La primera categoría se refiere a la posición por la que opta el sujeto en
diversos discursos. Pueden tener varias posiciones subjetivas. Ej: “negro”, “obrero”,
“cristiano”, “mujer”, “ecologista”… Esto no tiene por qué conllevar una dispersión
completa de las posiciones subjetivas. Al concepto de subjetividad política lo que le
interesa es cómo los actores sociales actúan o toman decisiones. Los sujetos actúan
deformas diferentes cuando se revela la contingencia de sus identidades. Ej: En períodos
de desorden social o económico, los sujetos experimentan trastornos como crisis de
identidad, en tales situaciones los sujetos reconstruyen sus identidades y significados
sociales articulando discursos alternativos.
2.5. Hegemonía
La hegemonía sólo se logra cuando un proyecto o fuerza política determina las
normas y significados en una formación social dada. El concepto de hegemonía se
centra en quién es el que manda. O sea, se trata de qué fuerza política decide cuáles son
las formas dominantes de conducta y significado en un contexto social dado. Las
operaciones hegemónicas son un tipo especial de articulación que dicta las normas
dominantes. Para que se establezcan tiene que producirse una lucha entre fuerzas
opuestas y la exclusión de ciertas posibilidades, se necesita que se tracen fronteras.
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Tienen que disponer de significantes flexibles que no están condicionados por los
discursos existentes.
3. Análisis del thatcherismo
Consideremos el thatcherismo para poner un breve ejemplo empírico de la teoría
del discurso. Me basaré en “The Great Moving Right Show” de Stuart Hall (1978).
Examina cómo las crisis económicas y los procesos políticos se construyen de forma
discursiva y los “agotan” las personas en la sociedad. El proyecto thatcheriano
representa la articulación de dos teorías contradictorias: el economicismo neoliberal y el
conservadurismo orgánico. “Libertad económica” y “Estado fuerte” se fundieron
mediante el trazado de una frontera política que excluía ciertas prácticas y la política de
consenso. Se responsabilizó a estas ideas de la crisis de la socialdemocracia y de un
largo período de decadencia económica y del Estado-nación británico. El
“thatcherismo”, o el discurso del “anticolectivismo”, fueron presentados como la única
alternativa: libertad e iniciativa individuales, rejuvenecimiento moral y político,
restablecimiento de la ley y el orden, liderazgo decidido, Estado fuerte…
Tres importantes procesos hegemónicos que afectan a la victoria del Partido
Conservador en 1979. Thatcher pudo traducir, y difundir, los abstractos conceptos del
economicismo neoliberal a una nueva “filosofía” política lista para el consumo masivo.
El segundo proceso es cómo Margaret Thatcher alcanzó la hegemonía en el Partido, que
conllevó un cuidadoso proceso de acuerdos y negociaciones, con importantes figuras del
thatcherismo sustituyendo poco a poco a los “tibios” en la jerarquía. La tercera práctica
hegemónica fue la articulación del discurso “autoritario populista”. Se creó lo que Hall
llama una “unidad populista”. El thatcherismo tuvo éxito porque supo “explicar” la
crisis de la socialdemocracia y ofrecer un modelo alternativo. Este empeño por “hacer
141
del pueblo un sujeto político populista” tuvo éxito porque se ocupó de los asuntos de la
gente. El Laborismo fue representado en la división entre Estado y pueblo “como parte
indivisible del bloque de poder”, mientras que Thatcher está ahí fuera “con el pueblo”.
Aunque gran parte de la explicación de Hall se basa en un análisis de las
alocuciones, declaraciones, manifestaciones y escritos del thatcherismo, el concepto de
discurso de Hall utiliza una lógica económica y política, y tiene también en cuenta el
impacto de las instituciones sociales clave. Lo que este autor pone de manifiesto es
cómo el proyecto hegemónico thatcheriano logró establecer una nueva frontera política
en la sociedad británica mediante la construcción de relaciones antagónicas. El
thatcherismo logró la hegemonía sobre significantes importantes como “pueblo”,
“nación”, “libertad”, “individualismo”… y marginalizar otros como “socialismo”,
“colectivismo”, “Estado”…
4. Críticas a la teoría del discurso
4.1. Críticas filosóficas
Los presupuestos filosóficos han recibido dos acusaciones. La primera le acusa
de ser idealista y la segunda de ser una variante del relativismo. Idealismo es reducir la
realidad a las ideas o conceptos que nosotros tenemos de ella, mientras que realismo es
el hecho de que haya una realidad independiente de dichas ideas o conceptos. Si se
define en estos términos, la teoría del discurso rechaza el idealismo y afirma el realismo.
El enfoque del discurso no niega la existencia de una realidad ajena a nuestro intelecto.
Para la teoría del discurso los objetos sólo tienen significado si forman parte de un
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marco discursivo más amplio. Por lo tanto, el significado de nuestros objetos de
investigación depende de la configuración racional que les otorga identidad.
Se recordará que la teoría del discurso acepta el principio “antifundacionalista”
de que no hay una “verdad” subyacente inmutable. ¿Quiere esto decir que acepta la idea
relativista de que toda opinión es tan buena como otra? La respuesta es “no”. La teoría
del discurso mantiene que, para que puedan hacerse juicios sobre cuestiones empíricas y
morales debe compartirse un mismo discurso, un conjunto común de significados y
presupuestos. La verdad o falsedad de las proposiciones depende de lo coherentes y
convincentes que sean las afirmaciones hechas en una determinada comunidad activa
que comparte un discurso común.
¿Postula la teoría del discurso que todos los discursos tienen igual validez y
valor moral? Esto supondría seguir dentro del paradigma de la “verdad” y creer que es
posible aplicar a todos los marcos conceptuales disponibles un punto de vista que sirva
para juzgar diferentes períodos históricos. ¿Pueden defenderse estos discursos? Esto no
quiere decir que los discursos que resulten ofensivos hayan de ser tolerados. Se pueden,
y deben, hacer esfuerzos para criticar y transformar otros discursos, así como los
componentes de aquellos que habitamos, siempre que tales modificaciones no se
presenten como verdades universales, no susceptibles de crítica o revisión.
Finalmente, ¿significa todo esto que no hay fundamentos racionales que
amparen la elección entre discursos? Generalmente no estamos en situación de elegir el
marco discursivo que queremos habitar. La elección entre discursos se produce cuando
nuestros marcos conceptuales ya no pueden dar respuestas. De ahí que sea el fracaso de
determinada forma de racionalidad la que nos pida que reconstruyamos nuestros
discursos. Todo discurso se constituye mediante la exclusión de ciertas posibilidades, lo
cual evita que, al fin y al cabo, esté cerrado.
4.2. Críticas sustantivas
142
críticas al positivismo han planteado que no hay una realidad externa sino una realidad
construida socialmente. Las personas configuran el mundo tanto como éste los
configura a ellos. Al no existir criterios de validez externos con los que juzgar teorías
contrapuestas todas las teorías son interpretaciones del mundo igualmente válidas. El
problema del relativismo es que conduce al a paradoja de que se refuta a sí mismo. Para
no caer en esta trampa relativista, pocos politólogos han señalado que no exista una
realidad objetiva ni criterios con los que evaluar teorías opuestas. Sin embargo, el papel
de una ciencia racional objetiva no es el de hacer predicciones sino el de idear
explicaciones causales. Explicar también supone describir y entender, tanto a las
personas, como sus motivos, experiencias e interpretaciones subjetivas, que son un
componente importante de los procesos causales. La posición epistemológica se asocia
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con los métodos de investigación cualitativos. No se insiste en hacer predicciones
acerca del comportamiento sino en captar lo que de único tienen las experiencias
humanas. Aunque la elección de un método se asocia con una posición epistemológica,
la distinción entre investigación cuantitativa y cualitativa no debería hacerse de forma
muy rígida. Se debe elegir el método en función de lo apropiado que sea para responder
a una determinada pregunta de investigación.
2. Críticas a los métodos cualitativos
La investigación cuantitativa se considera representativa y fiable. En general, la
investigación cuantitativa puede reproducirse, compararse y producir generalizaciones
con un alto grado de certeza. Las encuestas generan datos científicos “duros”. Por el
contrario, la investigación cualitativa se considera no representativa y atípica, y sus
hallazgos impresionistas, poco sistemáticos e, incluso, peculiares. No puede ni
reproducirse ni compararse, y tampoco puede ser la base de generalizaciones. Genera
resultados “blandos”, no científicos. La fiabilidad está relacionada con la forma de
diseñar y producir una muestra de posibles encuestados. En la investigación cualitativa
no es ni deseable ni factible entrevistar a muchas personas de una muestra
representativa. Esto no quiere decir que los investigadores cualitativos nos e preocupen
del muestreo, de los posibles sesgos y de la influencia que pueda tener el diseño de la
muestra en la interpretación de los hallazgos. La forma de seleccionar a un grupo de
entrevistados es tan importante para el investigador cualitativo como para el
cuantitativo. Las muestras cualitativas, en vez de definirse estrictamente según un
conjunto de criterios, se configuran de forma más flexible para incluir a una gama de
personas más amplia, con diversas interpretaciones subjetivas de la propia vida. Aunque
los métodos cualitativos no pueden ser representativos, sí pueden buscar la diversidad.
A menudo no existe un marco muestral que sirva para confeccionar una lista aleatoria
de nombres a los que se pueda entrevistar y el “muestreo de bola de nieve” es la forma
más habitual de obtener la muestra, pero esto no está exento de problemas. No resulta
sorprendente que la mayoría de los estudios cualitativos dediquen mucho tiempo a
definir su muestra y las características que deben tener los entrevistados.
La segunda crítica que ha recibido la entrevista de tipo cualitativo se refiere a la
recogida de datos. Los investigadores cualitativos utilizan un guión de entrevista con
preguntas abiertas. La relación entre el entrevistador y el entrevistado no es distante ni
carece de problemas ya que el primero participa activamente en la conversación. La
relación entre los dos no puede ser fría, aunque la relación también puede volverse
problemática si es demasiado próxima. A menudo los entrevistados están deseosos de
complacer y de dar repuestas que creen adecuadas. Si las respuestas del entrevistado no
145
son del todo francas el entrevistador tendrá que indagar en sus primeras respuestas y
hacer que se extienda en el relato de una situación. En vez de controlar las
consecuencias de la acción del entrevistador, los investigadores cualitativos prefieren
reconocer su papel.
La tercera crítica se refiere al análisis e interpretación de los datos de entrevistas.
¿Es válida la interpretación que se da del material y cómo evaluamos su validez? El
análisis e interpretación de las entrevistas en profundidad se lleva a cabo de diferente
forma a los métodos estadísticos cuantitativistas. Las transcripciones se leen muchas
veces hasta que surgen las cuestiones principales y este proceso continúa hasta que se
elabora un argumento general. Lo habitual es que la interpretación del material se
presente intercalando citas de las entrevistas. El hecho de que se presente el material
con este formato dificulta la ubicación del os fragmentos y que se determine hasta qué
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punto son representativos en relación con el resto. Como las transcripciones no suelen
reproducirse enteras es difícil dilucidar de qué manera se ha llegado al a interpretación
de la entrevista y, por lo tanto, casi imposible formular otras interpretaciones. Todos los
datos pueden interpretarse de diferente manera y no hay una interpretación definitiva
que diga la “verdad¨. Sin embargo, el investigador cualitativo necesita establecer la
validez de su explicación y demostrar que es plausible. Existen varias formas de
incrementar la validez de las interpretaciones. Un grupo de investigadores puede
discutir hasta que se llega a una interpretación consensuada. Se puede preguntar al
entrevistado qué opina de la interpretación. La plausibilidad de una etnografía puede
incrementarse haciendo justicia al contexto de la observación o de la entrevista.
Finalmente, la coherencia interna de una explicación puede evaluarse para establecerse
si un análisis se corresponde con los temas que se han identificado, mientras que la
validez externa se puede comprobar contrastando los hallazgos con otros estudios.
Finalmente, la investigación cualitativa se enfrenta al problema de la
generalización. Sin embargo, sí pueden diseñar investigaciones que faciliten la
comprensión de otras situaciones. Los hallazgos de la investigación cualitativa son con
frecuencia la base de posteriores investigaciones cuantitativas.
En consecuencia, las técnicas y métodos cualitativos tienen limitaciones en la
misma medida que la investigación cuantitativa. Mientras que la investigación
cuantitativa es generalmente fiable, la cualitativa suele ser válida. Lo crucial es que el
investigador seleccione el método más apropiado para el tema de investigación elegido.
3. Ejemplos de investigación cualitativa
El estudio de Heclo y Wildavsky sobre el gobierno central resulta interesante a
la hora de estudiar el poder, pues no es un concepto que se pueda transformar fácilmente
en indicadores mensurables. Las cuestiones metodológicas se abordan de forma
explícita en la introducción de esta monografía, especialmente las dificultades que los
autores encontraron. The Private Governance of Public Money (1974) se llevó a cabo
con dos objetivos: pretendían describir el proceso de gasto, haciendo especial referencia
a la naturaleza de la cooperación y del conflicto; y pretendían utilizar el proceso de
gasto como ejemplo de las “prácticas habituales” del gobierno central en Gran Bretaña.
Su estudio, en vez de utilizar los conceptos y la terminología de la ciencia política, está
empapado de lenguaje antropológico. Hicieron entrevistas en profundidad a unos 200
funcionarios, ministros y parlamentarios (y ex). Se enfrentaron directamente a los
problemas de entrevistar a personas poderosas. Los autores tenían que demostrar que
estaban familiarizados con el tema, para ello se entrevistaron primero con ex ministros y
146
ex funcionarios que les informaron de cómo se gestionaba el gasto público. Los autores
estaban seguros de haber “captado” a la comunidad que iban a investigar. La recogida
del material les proporcionó una “visión más amplia”. La conclusión de Heclo y
Wildavsky fue que este ministerio dispone de un poder sutil que se basa en determinar
lo que “suponen o esperan” los jefes de departamento. El principio dominante es que “le
gasto es una política y una política consiste en gastar”. El Ministerio de Hacienda no es
todopoderoso y el proceso de gasto gira en torno a una dependencia mutua. “La
influencia del Ministerio no descansa en una terca interpretación de los poderes
formales, sino en redes personales, negociaciones cuidadosas e información actualizada,
factores que generan unos hábitos mentales que hacen que se pueda prever la reacción
del Ministerio”.
La monografía de Heclo y Wildavsky fue bien recibida. La utilización que
hacían de los métodos cualitativos les permitió ir más allá del a estructura organizativa
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formal y descubrir cómo se comportaban realmente las personas que tenían que ver con
el proceso de gasto. Es muy dudoso que los métodos cuantitativos hubieran podido
captar la intrincada naturaleza del poder que Heclo y Wildavsky descubrieron. A pesar
de todo, el estudio no carece de puntos débiles. El énfasis en las normas y valores
compartidos da una imagen de cooperación continua y sorprende la ausencia de
conflictos.
El segundo ejemplo procede de la subárea del comportamiento electoral. El
estudio Affluent Workers Revisited estaba compuesto de entrevistas a los trabajadores
de
la fábrica de coches Vauxhall que vivían en Luton a mediados de los 80 y a sus esposas.
El primer objetivo era analizar si la clase trabajadora tenía un modo de vida más
individualista en los 80, y el segundo examinar hasta qué punto la forma de vida influye
en las actitudes y comportamientos sociopolíticos. La empresa no quería proporcionar
una lista de empleados, así que en cada entrevista se pedía más contactos. Los
representantes sindicales de la muestra no produjeron sesgo en los hallazgos. Se entró
en contacto con los posibles entrevistados por carta y se concertaba una entrevista de
dos horas en casa del informante, siendo ésta grabada y transcrita.
La inmensa mayoría creía que sí existían las clases, que se correspondían con la
distribución de la riqueza y los ingresos, y que ellos pertenecían a la clase trabajadora.
Los entrevistados percibían que la estructura de clases había cambiado y que las
diferencias entre la clase media y la trabajadora eran menos acusadas que antes. Sin
embargo, estaban en contra de estas diferencias y querían una sociedad más igualitaria.
Se preguntó por política, aportando datos sobre la filiación y el historial de voto. Se
podía dividir a los entrevistados en tres grupos: simpatizantes del Partido Laborista (24),
simpatizantes decepcionados (24) y no simpatizantes (14). Los entrevistados contaban
con que este partido creara una sociedad igualitaria, pero también se mostraban muy
escépticos respecto a la capacidad del partido para lograr una mayor igualdad. Hacían
referencia al “invierno del descontento” de 1978-79. Los decepcionados identificaban
espontáneamente al Partido Laborista con la clase trabajadora, pero ponían también en
duda sus promesas (11 no votarían, 4 al SPD, 9 a los conservadores). Estos últimos
tenían miedo de lo que pudiera significar una victoria laborista, mientras que votar a los
conservadores significaba que las cosas “seguirían igual”.
En general había pocos datos que indicaran que había habido un cambio
permanente en el comportamiento y las actitudes de los miembros de las clases
147
trabajadoras de los años 80. Al mantener largas conversaciones, fue posible hacerse una
idea de por qué algunos antiguos votantes del Partido Laborista se habían visto
decepcionados.
4. Conclusión
La observación participante y las entrevistas en profundidad han demostrado ser
las técnicas más apropiadas para el estudio de temas como las motivaciones y la
interpretación subjetiva de sus actos. Estos métodos tienen sus defectos, especialmente
en lo que se refiere a la fiabilidad, interpretación y capacidad de generalización. Sin
embargo, ningún método puede resolver por sí solo las complejas cuestiones que
afectan al estudio de la política. Aún no se han reconocido las virtudes de estos métodos
para el estudio de la política y las diversas técnicas representan un papel discreto,
aunque esencial, en la ciencia política.
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Tema 9: Los métodos cuantitativos
1. Tipos de datos cuantitativos
Es importante distinguir entre datos experimentales y los que son fruto de la
observación. A escala reducida, puede darse un cierto carácter experimental en el
estudio de la opinión pública. La segunda diferencia importante se refiere a si llevamos
a cabo un análisis primario de nuestros propios datos o un análisis secundario de los
otros. Las desventajas del análisis secundario son evidentes: limita la libertad y
responsabilidad del investigador. Ej: encuestas privadas y oficiales con sesgo. Por otra
parte, tiene importantes ventajas: está a disposición del investigador y suele ser barato.
Otra diferencia fundamental es la que se establece entre los datos agregados y datos
individuales. Los primeros sólo están disponibles en agregados espaciales o temporales.
Ej: resultado de voto por distritos. La importancia de la diferencia entre datos
individuales y agregados procede del “Teorema de la falacia ecológica”, que demuestra
que una relación estadística entre agregados no tiene por qué parecerse en absoluto a la
correspondiente relación entre individuos. Un análisis cuantitativo de los individuos
sólo puede conducir a conclusiones cuantitativamente precisas sobre individuos, un
análisis de lugares sólo sobre éstos, y un análisis de momentos concretos sólo a este
factor. Ej: que las zonas menos prósperas voten laborista no implica que en épocas poco
prósperas se vote más laborismo, pues eso implicaría que el Partido Laborista en el
poder buscaría malos resultados económicos para ganar elecciones.
La siguiente diferencia es la que existe entre enumeración y muestreo. Ej: censos
oficiales de la población. La idea de utilizar una pequeña muestra, elegida
cuidadosamente, para representar a una población mayor, fue revolucionaria. El
muestreo era barato, haciendo posible que investigadores independientes, en vez de los
gobiernos, decidieran sobre qué temas había que investigar. La selección de muestras
pequeñas pero representativas presenta evidentes dificultades y hasta los años 30 no fue
comúnmente aceptado que es mucho más importante el sistema de selección de la
muestra que su tamaño. Ej: Gallup, Crossley y Roper predijeron en 1936 los resultados
electorales americanos mediante una pequeña muestra de más de dos millones de
respuestas enviadas a Literary Digest. Tras la IIGM se produjo una explosión de datos
referentes a las opiniones y al comportamiento político.
Es habitual distinguir tres (a veces cuatro) niveles de medición, que van desde
los datos completamente cuantitativos, o de “intervalo” (como los ingresos en pesetas),
a datos ordinales o de rango (ubicación política), pasando por los meramente nominales
o de categoría (no implican rango, sino, por ejemplo, ¿cuál es su religión?). Los datos
148
“no-recurrentes”, que sí las tienen. Los primeros pueden analizarse mediante un uso
constante de regresiones múltiples pero los segundos son mucho más difíciles de
analizar estadísticamente. Por desgracia para los cuantitativistas, es bastante plausible
que haya curvas causales en los estudios políticos. Como método alternativo, puede
romperse la simultaneidad de la curva causal introduciendo un factor de tipo temporal
en los datos. Ej: La poll tax en GB fue más apoyada por votantes conservadores por ser
su partido quien la propuso, se podría utilizar una encuesta panel entrevistando a las
mismas personas antes y después de la propuesta.
Los modelos multifactoriales se diferencian sustancialmente de los factores
bivariantes. Si hay tres o más variables podemos preguntarnos si la correlación entre
ellas refleja una dependencia común respecto a dos o más factores subyacentes, y no
sólo a un factor general.
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Los factores subyacentes que pone de manifiesto el análisis multifactorial
consisten simplemente en medias ponderadas de las variables originales. Lo ideal sería
que las ponderaciones se acercaran a uno o a cero para que cada factor consistiera en la
media simple (no ponderada) de uno de los subconjuntos de las variables originales.
2.4. Modelos de series temporales
Gran parte de la investigación cuantitativa en los estudios políticos se basa en
datos individuales o agregados espaciales, aunque se le puede dar un carácter temporal
limitado mediante la comparación de unos pocos momentos concretos, haciendo
gráficos de tendencias o utilizando paneles. Por el contrario, el análisis a través de series
temporalmente generales se centra en ciertos agregados temporales. Las frecuencias
tienen importancia y sus tendencias se pueden comprender analizándolas. Aunque los
modelos concretos de este tipo de series son muy variados, todos se basan en ideas
fundamentalmente dinámicas.
En los estudios políticos los análisis de series temporales se han centrado casi
exclusivamente en la predicción del apoyo a los partidos, partiendo de una combinación
de condicionantes económicos.
2.5. Modelos contextuales o multinivel
Se puede combinar el análisis de individuos con el de agregados espaciales y
temporales. Los análisis contextuales o de multinivel sitúan a los individuos en un
contexto espacial y/o temporal. Se precisa que los conjuntos de datos brutos sean muy
grandes o que estén especialmente diseñados, ya que se debe situar a cada individuo en
el contexto correcto. Ej: en una encuesta de conglomerados de un distrito electoral todos
los entrevistados sean del mismo barrio. Los modelos contextuales son importantes
porque hay datos que indican claramente que la misma persona se comportará de modo
diferente en diversos momentos o lugares.
2.6. Otros métodos cuantitativos
Los métodos cuantitativos se han asociado tradicionalmente con el análisis
estadístico, pero abarcan mucho más. Los gráficos realizados por ordenador no están
diseñados para analizar sino para facilitar la comunicación. Se debe seguir la regla de
Edward Tufte: maximizar el significado y minimizar la tinta. Las simulaciones no se
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realizan ni para analizar ni para mostrar hechos conocidos sino para hacer
extrapolaciones con ellos. La simulación no es un análisis sino una especulación
150
5. Conclusiones
Los métodos cuantitativos serán triviales o importantes en la medida en que lo
sea lo que decidamos cuantificar y podremos aplicarlos a tantos asuntos con nuestra
inteligencia y posibilidades tecnológicas nos permitan contar. Cuando hay errores no
cabe, en general, achacarlos a los métodos estadísticos o informáticos, sino a los datos, a
la estructura del modelo causal que se propone y, en última instancia, al investigador. El
reto consiste en vincular, estrechamente, los métodos de análisis cuantitativo a los
asuntos políticos de importancia.
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Quinta parte: El método comparativo. Estructura y actuación
Tema 10: El método comparativo
La comparación es muy frecuente en la ciencia política. Partiendo del concepto
de Richard Rose, el método comparativo supone presentar “algún tipo de datos
empíricos con la intención de comparar sistemática y explícitamente fenómenos
políticos”. Este capítulo sigue el uso convencional y se centra en la comparación entre
país, sin embargo también puede utilizarse este método para comparaciones dentro de
un mismo país o entre diferentes épocas.
1. Justificación del método comparativo
La razón que mejor justifica el uso de la investigación comparativa refleja la
naturaleza misma de la investigación en ciencias sociales: casi nunca es posible utilizar
el método experimental. Podemos señalar dos razones principales por las que el análisis
comparativo resulta esencial: evitar el etnocentrismo en el análisis, y producir,
comprobar y reformular teorías acerca de la relación entre fenómenos políticos.
1.1. Más allá del etnocentrismo
Es tradicional que se reafirme la excepcionalidad mediante un falso
particularismo. La tentación opuesta es la del “falso universalismo”. Este punto queda
claro al examinar el thatcherismo, que se denominó “la tesis excepcionalista de
Thatcher”, 1979 señala una ruptura clave con el pasado, con el llamado consenso de
posguerra “keynesiano” y socialdemócrata que se fortalecía mediante la negociación
entre gobierno y grupos de interés. Algunos autores señalan que estas nuevas políticas
sirvieron de modelo para los cambios que se produjeron en otros lugares. Nuestra
postura está clara: sólo se puede demostrar que los gobiernos de Thatcher fueron
“excepcionales” mediante un análisis comparativo. Se hacen dos afirmaciones distintas
sobre el carácter “excepcional” de este período y ambas necesitan ser contrastadas.
Sería necesario hacer un análisis sistemático a lo largo del tiempo, cotejando los
gobiernos de Thatcher con otros de la postguerra, y habría que tiempo hasta qué punto
diferentes gobiernos, con diferentes líderes, en diferentes países, llevaron a cabo una
política económica parecida.
1.2. El desarrollo de la teoría, las hipótesis y los conceptos
Uno de los objetivos de las ciencias sociales es identificar y explicar las
relaciones entre los fenómenos sociales. La teoría aporta una forma de organizar e
interpretar los datos. Estos datos nos permiten comprobar las hipótesis que surgen de la
teoría. Como consecuencia de la comprobación se pueden transformar los conceptos,
reformular las hipótesis y, quizá, rehacer las teorías. El análisis comparativo representa
un papel clave en estos procesos. Evidentemente, el análisis comparativo puede ser
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resultados. En tercer lugar, el éxito relativo de los estudios de historia comparada, que
se basan en contrastar de forma estructurada unos pocos casos, ha desviado la atención
de los estudios de carácter global. Todo esto no significa que los estudios globales no
tengan su sitio. También hay que señalar que la aparición de nuevas técnicas estadísticas
puede “dar nueva vida a este enfoque”.
4.4. Los desafíos de la globalización
Cada vez es más necesario pensar en términos globales y comparativos, ya que
resulta difícil tratar a los países como si fueran verdaderamente independientes unos de
otros. Además, cada vez tienen más importancia las organizaciones políticas
internacionales. El análisis comparativo se hace más difícil y necesario. También es
imprescindible reconocer la imbricación entre los factores económicos, políticos e
ideológico-culturales. Centrarse en el trasvase de políticas (copia de políticas de otros
gobiernos) es sólo un camino secundario hacia el análisis comparativo pero, cualquiera
que sea el camino elegido por el investigador, es preciso que éste reconozca la
importancia de la globalización.
5. Conclusión
El método comparativo es una herramienta esencial para la investigación
política. Al ser prácticamente imposible utilizar un diseño experimental, la utilización
de este método planeta problemas, pero muchos están relacionados con la propia
investigación social. El análisis comparativo está en continuo desarrollo. En la
actualidad las investigaciones utilizan diseños más sólidos y reconocen tanto las
ventajas como los inconvenientes de diversos tipos de comparación. Si el análisis
comparativo quiere prosperar, el enriquecimiento mutuo que suponen estas influencias
diversas es importante, y más en un mundo cada vez más interrelacionado y
“globalizado”.
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Tema 11: Estructura y actuación (agency)
Cada vez que desarrollamos, aunque sea de forma tentativa, un concepto de
causalidad social, política o económica, apelamos explícita o (más frecuentemente)
implícitamente a ideas relacionadas con la estructura y la actuación. Ej: Se puede
explicar la victoria de John Major en 1992 por su carisma y liderazgo, o por los medios
de comunicación sesgados que hicieron que el Partido Laborista pareciera incompetente
(ambas opciones poco plausibles). La estructura y la actuación precisan una de otra, o
sea, que una estructura social o política sólo existe en la medida en que constriñe la
actuación o le concede oportunidades para que se produzca. Por lo tanto, no tiene
sentido concebir la estructura sin plantear, al menos hipotéticamente, la existencia de
algún tipo de actuación (ya sea condicionada o capacitada). En cada contexto social y
político presenciamos diversos alardes de actuación competentes, complejos y
sofisticados. Éstos son producto de una acción intencionada, basada en algún
“conocimiento” de las estructuras que definen el medio en lee que se desarrolla tal
acción. Este conocimiento es un requisito para que la acción sea eficaz. La orientación y
la motivación, cuando se dirigen a un cometido concreto, producen una estrategia. Las
estrategias apropiadas cambian con el tiempo. La actuación es producto de la estrategia
y la intención. La capacidad de formular estrategias es requisito de toda acción.
Una
concepción de estructura y de actuación está implícita en toda explicación causal de los
actores sociales y/o políticos y en el componente causal que les atribuimos. Además, las
156
ideas tanto de estructura como de actuación son claves en cualquier concepción del
poder. El poder está relacionado con la actuación, con influir o “producir un efecto” en
las estructuras que configuran los contextos y definen el número de posibilidades de los
otros. Esto indica que es necesaria una concepción relacional tanto de la estructura
como de la actuación pues lo que para unos es actuación para otros es estructura.
Atribuir actuaciones es, por lo tanto, atribuir poder (tanto causal como real). Ej: Las
acciones de los ministros constriñen a la administración, mientras que la acción de ésta
nos constriñe a todos.
Este asunto es inherente a la división fundamental entre ciencias naturales y
sociales. Las ciencias que tratan de la sociedad y de la política han de ocuparse de
agentes activos que tienen sus intenciones, independientemente de lo condicionados que
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estén. Por el contrario, a las ciencias naturales les interesa esclarecer las estructuras que
no están sujetas a un contexto histórico y las que podrían denominarse metaestructuras.
1. Posiciones en el debate sobre estructura y actuación
Los presupuestos filosóficos que subyacen son:
- La naturaleza del mundo social y político y, especialmente, del “ser social”,
objeto del que se ocupa la ontología.
- La naturaleza de lo que constituye una explicación válida y adecuada de un
acontecimiento político, efecto o proceso, es decir, epistemología.
Podemos distinguir entre diferentes enfoques basándonos en las respuestas que
dan a las siguientes preguntas:
- ¿En qué medida las acciones de los individuos son producto de la socialización
(estructuras)?, ¿en qué medida son producto de una elección racional por parte
de los sujetos autónomos? (ontológica).
- ¿Hasta qué punto está condicionada la autonomía de los actores por las
estructuras de las que son “portadores”? (ontológica).
- ¿Cómo habría que intentar explicar un determinado efecto político; como la
consecuencia de las acciones de los actores o según las relaciones en las que
participan? (epistemológica).
Si utilizamos estas preguntas surgen diferentes posiciones. Las siguientes han
sido las más influyentes: a) estructuralismo; b) intencionalismo; c) teoría de la
estructuración; d) realismo crítico.
Explicación desde el
“interior” (centrada en la
actuación)
Explicación desde el
“exterior” (centrada en la
estructura)
Concepción simple de la
estructura y de la
actuación
Intencionalismo Estructuralismo
Concepción dialéctica de
la estructura y la
actuación
Teoría de la estructuración Realismo crítico; enfoque
estratégico-relacional
157
1.1. El estructuralismo
El estructuralismo y su álter ego el funcionalismo son, en la actualidad, casi
palabras malsonantes para la teoría social y política. Un punto de vista estructuralista
privilegia a la estructura con el propósito de explicar los acontecimientos, teniendo en
cuenta el funcionamiento de estructuras sociales y políticas inobservables de las que los
actores son meros portadores. Son un ejemplo de explicaciones “externas”. Es un punto
de vista monocausal entre estructura y actuación, en el que, generalmente, se considera
que el primer elemento constriñe e incluso determina al segundo.
El estructuralismo está bastante relacionado con el determinismo, el
funcionalismo y con todas las formas de teleología (la idea de que todos los procesos
sociales y políticos pueden explicarse en función de una meta histórica definitiva hacia
la que se cree que evolucionan inexorablemente). En las manifestaciones del
pensamiento funcionalista, los resultados sociales y políticos concretos no se explican
en función de las motivaciones e intenciones de los actores sino en función de las
consecuencias que tienen los efectos de sus acciones. Ej: El Estado del bienestar se
explica por su función de garante del capitalismo. Las devastadoras críticas son:
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- Subestima la actividad de los individuos.
- Describe un mundo en el que todos somos meros autómatas. Ej: Es incapaz de
distinguir entre democracia y fascismo pues los dos son igual de “malos”.
- El estructuralismo favorece el fatalismo y la pasividad. Lo único que podemos
hacer es cruzarnos de brazos y esperar a que la historia despliegue su propia
lógica.
- Hay una contradicción fundamental dentro de las formas de explicación
estructuralistas. ¿Cómo podrían los estudiosos salir de las estructuras que nos
condicionan para describir esas mismas estructuras?
1.2. El intencionalismo
El “otro” del estructuralismo es el intencionalismo. Explica desde el “interior”
para centrarse en las prácticas sociales, la actuación humana y el rico tejido de la
interacción social y política. También funciona con una concepción monocausal de la
relación entre estructura y actuación. El intencionalismo está muy relacionado con las
nociones de falta de condicionantes, contingencia, voluntarismo y, sobre todo,
individualismo metodológico (que postula que, al formular explicaciones sociales y
políticas, deberíamos comenzar y terminar en el individuo). No suelen establecerse
vínculos entre contextos o ámbitos de interacción concretos, ya que se pretende que las
explicaciones reflejen la peculiaridad de la interacción social. Generalmente, la atención
se centra en las microprácticas de la interacción social, que se oponen a la
macrofijación de las acciones dentro de estructuras sociales y políticas amplias. Los
resultados no pueden predecir, son productos de actos cuyos efectos podrían analizarse
pero cuya existencia es, generalmente, fruto del azar o de la voluntad, factores que no
son objeto de investigación social y política.
Los intencionalistas han sido acusados a menudo de voluntarismo, según el cual,
para entender los resultados de lo político, sólo debemos tener en cuenta las
motivaciones e intenciones de los actores, incapaz de tener en cuenta los condicionantes
estructurales que pesan sobre los actores. El intencionalismo pervive, principalmente en
el trabajo de los teóricos e la elección racional, de la elección pública, marxistas
analíticos, pluralistas… Estos teóricos consideran que los individuos son egoístas e
independientes al maximizar la utilidad, que calculan racionalmente sus estrategias. Las
158
críticas a este enfoque han insistido en el carácter “ilógico” de gran parte del
comportamiento humano; en la importancia de las consecuencias no deseadas de la
acción; en la información parcial que utilizan los individuos; y en la necesidad de que
haya una concepción relacional de la racionalidad, ya que no existe una acción racional
“pura”, que esté fuera del contexto.
1.3. La teoría de la estructuración
La contribución más influyente al debate sobre la estructura y la actuación
dentro de la teoría social y política en los últimos tiempos haya sido la teoría de la
estructuración de Giddens. Pretende ir más allá del dualismo de estructura y actuación.
Giddens prefiere una dualidad, en la que estructura y actuación son dos caras de una
misma moneda. El objetivo ha sido desarrollar una teoría híbrida. Esta pretensión se ha
basado en el desarrollo de una interpretación dialéctica de la relación entre estructura y
actuación, que se refleja en sus dos conceptos principales: estructuración y dualidad de
la estructura. Con estructuración se plantea la idea de una dependencia entre estructura
y actuación humana. La producción de la sociedad se considera como un logro notable
de los actores sociales. Esto lleva a Giddens a reconocer la dualidad de la estructura,
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que significa que “las estructuras sociales están constituidas por la actuación social, que
es, a la vez, el mismo medio que las constituye”.
No resulta sorprendente que la teoría de la estructuración haya sido tan
influyente. A pesar de todo, no carece de problemas. El derribo del dualismo de
estructura y actuación se basa más en el malabarismo teórico y en la arbitrariedad de las
definiciones que en el rigor analítico. Giddens define de forma peculiar la estructura
como “normas y recursos” y “la actuación no se refiere a las intenciones que tiene la
gente sino a su capacidad de hacerlas”, parece evidente que se ha llegado a superar el
dualismo mediante la redefinición de los términos. A pesar de todo, no deberíamos
subestimar los logros de Giddens.
1.4. El realismo crítico
Basado en la interpretación dialéctica entre el dualismo de estructura y actuación
de Roy Bhaskar, y el enfoque estratégico-relacional desarrollado por Bob Jessop. A
pesar del parecido evidente con la teoría de la estructuración, los realistas críticos parten
de un punto de vista más estructuralista, postulando la existencia de capas de estructura
que condicionan la actuación y que definen el abanico de estrategias potenciales que los
agentes pueden desplegar. En este sentido, el realismo crítico explica la relación entre
estructura y actuación desde un punto de vista “externo” o centrándose en la estructura.
No obstante, esta interpretación no se diferencia de la de Giddens. La tarea que el
realismo crítico asume es la de aclarar y organizar los contornos de la estructura social y
política como si fueran una guía crítica para la estrategia y la intervención políticas.
Al desarrollar esta interpretación dialéctica de la relación interna entre
estructuras y actuación, los realistas críticos han mantenido el uso ortodoxo de estos dos
términos, diferente a Giddens. Mientras que Giddens considera que estructura y
actuación son caras opuestas de una misma moneda, los realistas críticos prefieren
considerar estos conceptos como los dos metales que forman la aleación de la que está
hecha la moneda. Estructura ya actuación, aunque sean teóricamente separables, en la
práctica están entremezcladas. Las premisas de una ontología realista crítica se pueden
resumir en:
1. Toda actuación humana adquiere significado sólo en relación con escenarios
constituidos de antemano.
159
corporativistas han observado que hay una decadencia general de las formas de
intermediación entre el Estado y los grupos. Representa una crítica tanto del pluralismo
como del socialismo.
El neocorporativismo surgió después de que la metodología corporativista
recibiera una ola de críticas pluralistas, que afirmaba que no había nada que no hubiera
sido ya explicado por el neopluralismo. También fue criticado por los marxistas, que
señalaban que no prestaba atención a la dimensión ideológica y que concedía al Estado
una autonomía injustificada. Los neocorporativistas reformularon su argumento. Los
neocorporativistas indican que existen monopolios de intereses sectoriales dentro del
proceso de formulación de políticas. Todavía se está debatiendo si el Estado corporativo
ha llegado a existir. Sigue siendo pobre su explicación, y son insuficientes las
herramientas metodológicas que ofrecen
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4. Conclusión
El elitismo aún es un enfoque importante para politólogos y sociólogos,
representa una crítica del modelo liberal democrático. No resulta ni sofisticada
teóricamente ni lo suficientemente desarrollada en términos conceptuales. La teoría
sigue siendo difícil de mantener empíricamente. Presenta una conceptualización
insuficiente de la relación entre la renovación de las élites y la naturaleza de la crisis del
Estado y de su legitimación. Es limitada su explicación de la estructura de las redes de
élites, dentro del Estado-nación, entre el centro y las regiones o entre diferentes
naciones. Sin embargo, la aportación de la teoría todavía es considerable. Aunque la
credibilidad del enfoque elitista se incrementó para responder al aumento del Estado
capitalista, es probable que su evolución refleje un interés por nuevas formas sociales y
políticas surgidas de la globalización.
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Tema 14: El marxismo
Crisis abierta al cuestionarse cada vez más el papel central que se concedía al a
lucha de clases. El problema se acentuó con la aparición de nuevos enfoques, como el
feminismo y el ecologismo, la persistencia del Estado del bienestar y la transformación
de las relaciones laborales bajo el capitalismo. Este capítulo sigue la evolución de la
teoría marxista del Estado. La atención se centra en cinco transformaciones: la lucha
contra el economicismo, creciente insistencia en la autonomía del Estado, acento cada
vez mayor en la creación del consentimiento como base de la dominación hegemónica,
tendencia a no privilegiar ya la clase social, y la mayor atención que recibe el papel de
sujetos que calculan.
1. Marx y el Estado
Dos explicaciones diferentes de la relación entre el Estado y cada clase social.
La primera es la concepción del Estado como instrumento de la clase dominante,
asociada con el Manifiesto Comunista. La segunda con El 18 de Brumario de Luis
Bonaparte y La lucha de clases en Francia, donde recalca la pluralidad de las clases y
de qué forma el Estado parece capaz de dominar a la sociedad civil y de restringir el
poder de la burguesía. Se considera que el Estado es relativamente autónomo de la clase
dominante y, por otra, se la representa como un instrumento de sus intereses. Sin
embargo, estas obras primerizas no sientan las bases de un análisis del Estado coherente
y razonado.
170
Estado que demuestra su relación con intereses concretos, y aunque la burguesía sigue
sacando beneficios, no siempre está satisfecha con él. Toma de Althusser el concepto de
autonomía relativa, para que el Estado capitalista funcione como un Estado de clase
debe conservar un cierto grado de autonomía. Cuando el Estado pretende afianzar su
hegemonía de clase “se mueve dentro de un equilibrio inestable” en el que caben
compromisos entre las clases dominantes y los dominados. Comparte la idea
althusseriana de que los niveles político e ideológico son relativamente autónomos, esto
ocurre porque dichos niveles “están tan presentes en los fundamentos del sistema de
producción que representan un papel esencial en su reproducción”. Para Poulantzas, los
procesos de identificación y de lucha de clases son inherentes a la forma de producción
capitalista. Para que estas relaciones se reproduzcan resulta imprescindible que se
amplíe el papel del Estado, que participe en la reproducción del proceso de producción
capitalista. El capitalismo ha promovido una idea de democracia de “una persona, un
voto” y ha desviado la lucha de la esfera económica a la política. Este proceso (de
individualización) enmascara las relaciones de clase y también participa en la división y
aislamiento de las masas populares.
La producción capitalista se caracteriza por una división social del trabajo en la
que las labores intelectuales se apartan de las manuales. El marco de los aparatos
estatales descansa en la exclusión de las masas que están sometidas al trabajo manual.
No deja de insistir en el componente represivo de la ley “la ley es el código de la
violencia pública organizada”. Una segunda característica de la ley es su función de
reproducir sujetos políticos individuales, mostrando su unidad dentro del pueblo-nación.
Este proceso sirve para ocultar las relaciones de clase. La contribución más significativa
de este texto es su desarrollo de la idea del Estado como escenario de la lucha de clases.
La obra de Poulantzas pone de manifiesto la evolución de una idea
estructuralista del Estado y su transformación en otra, más específica en términos
históricos, en las que los movimientos sociales representan un papel clave. Se ha
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producido un desplazamiento de la lucha de clases desde la producción al corazón del
Estado. El concepto de autonomía relativa cambió entre Political Power and Social
Classes (1974) y State Power and Socialism (1978). Poulantzas quiso evitar que se le
acusara de reduccionismo económico, introduciendo un elemento de contingencia, no
deseaba abandonar la idea marxista de que el Estado capitalista debe reproducir la
dominación de la clase burguesa. En su última obra la unidad del Estado ya no se
aborda desde el imperativo funcional de reproducir la dominación de clase. El interés
político a largo plazo de la burguesía surge como resultado de múltiples micropolíticas
que reflejan la lucha de clases.
4. Bob Jessop: un enfoque estratégico-relacional
En términos generales se ha producido un rechazo del economicismo, adoptando
un enfoque subraya el componente dialéctico y contingente de las relaciones. Esta
tendencia quizá tenga su más completa expresión en la obra de Jessop. Considera que
entre el Estado y la economía es posible que exista una correspondencia desde el punto
de vista de la necesidad de reproducción, pero dicha correspondencia debe construirse
en el curso de una lucha. La posición instrumentalista presupone que el Estado es un
conjunto de instituciones neutral. Un enfoque estructuralista equipara su naturaleza con
las estructuras fundamentales de la economía. Lo que señala Jessop es que ambos
enfoques contienen puntos débiles. Jessop detecta en el capitalismo ciertas
características definitorias. Hay un circuito de capital básico y una relación social
172
“gestores públicos” mientras pretenden explicar por qué sus intereses suelen
corresponderse con los de la clase capitalista. Pluralistas como Nordlinger consideran el
pluralismo en función tanto del conflicto entre los diferentes intereses y partes del
gobierno como entre los grupos de interés dentro de la sociedad civil.
1.5. Contingencia
El pluralismo nunca ha sido determinista. El poder estaba diseminado. En
contraste, tanto el marxismo clásico como el elitismo tradicional desarrollaban teorías
de la historia que sustentaban sus concepciones del Estado. Esto ya no puede aplicarse.
Para marxistas contemporáneos, un Estado puede ser capitalista y promover los
intereses del capital, pero tal relación es contingente, no necesaria, y está sujeta a la
investigación empírica. El elitismo actual se basa o bien en una refutación empírica del
pluralismo, o bien en postulados generales weberianos, y Weber era un relativista.
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1.6. ¿Primacía de la política?
Estas tres tradiciones apuntan hacia una primacía de la política. Esto no significa
que siempre consideren el Estado como el punto de partida de cualquier análisis; la
política generalmente no se concibe a través de ese estrecho enfoque institucional. Los
resultados políticos se consideran producto del conflicto.
2. ¿Por qué hay convergencia?
Las teorías cambian por dos razones relacionadas: el mundo se ha transformado
o las hipótesis y predicciones que genera una posición teórica no pueden justificarse
mediante la investigación empírica, en consecuencia conduce a una transformación de la
teoría. Después de la IIGM se produjeron importantes cambios de tipo económico,
social y político que han obligado a los teóricos, especialmente a los pluralistas y
marxistas, a revisar sus posiciones. Ej: Las protestas en EEUU en los 60 y 70 influyeron
en los pluralistas, pues evidenciaba que había grupos excluidos y otros privilegiados, lo
que provocó el auge del pluralismo elitista. Ej: Los marxistas tuvieron que dar
respuestas a los cambios en la postguerra, por la centralización y abuso de poder del
bloque soviético pese a la abolición de la propiedad privada, desechando que las
relaciones económicas determinaran las sociales y políticas.
2.1. El marxismo
Se ha visto claramente influido por críticas internas y externas. Las cuatro
contribuciones clave, procedentes del mismo marxismo son:
- La obra de Gramsci marcó la primera ruptura al concentrarse en la lucha política
o hegemónica, la importancia de la ideología, la creación del consentimiento y la
relevancia de las acciones de los agentes.
- La obra de Poulantzas ha sido influyente por su intento de teorizar sobre la
relativa autonomía del Estado. Constreñida por los resultados de la lucha de
clases en el pasado, presentes en la forma del Estado, privilegian los intereses de
ciertas clases (concepto de selección estructural). También ha tenido influencia
en lo que se refiere a la metodología y el debate mediante intercambio de
artículos con Miliband. Poulantzas señaló que la relación entre clase capitalista y
Estado era estructural y que existía independientemente de la procedencia social
o de las acciones de los individuos que ocupaban posiciones de elite. Miliband
consideraba crucial el papel de los agentes, aunque estuviera necesariamente
condicionado por las estructuras.
- La tendencia hacia el estatalismo en el marxismo actual se asocia con la obra de
Block, que lo vincula a la autonomía relativa. A los “gestores públicos” l oque
176
más les preocupa es promover su propio interés y no los intereses del capital, de
ahí que sean autónomos. Al ser las elecciones, cada vez más, un referéndum
sobre la gestión económica, los “gestores públicos” impulsarán políticas que
favorezcan los intereses capitalistas. Esta relación sólo cesará cuando se rebase
un “punto de inflexión” contingente, cuando los gestores públicos crean que sus
intereses ya no se ven favorecidos por el apoyo al capital, quizás en un período
de depresión generalizada.
- El trabajo de Jessop, por su intento de enfrentarse al economicismo, es el más
elaborado. Niega la primacía de la clase, subrayando la importancia de otras
fuerzas sociales, principalmente la del género. Su insistencia en la estrategia
constata que los resultados no están determinados estructuralmente. Su idea de
que la forma del Estado es el resultado de luchas estratégicas pasadas entre las
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fuerzas sociales parte de la obra de Poulantzas, pero supone un paso adelante en
dos sentidos: admite la importancia de otras fuerzas sociales y reconoce el
carácter dialéctico de la relación entre estructura y actuación. Jessop subraya la
contingencia, en vez de sostener que es posible una teoría del Estado.
El marxismo se ha visto también influido por críticas del exterior. Merece la
pena subrayar dos contribuciones:
- El pensamiento feminista sitúa el conflicto grupal en un contexto de desigualdad
estructural y señala que si ésta se basa en el género conduce a la desigualdad
política. La división sexualmente desigual de las tareas familiares limita la
participación femenina. Además, las actitudes patriarcales sustentan las
instituciones y los procesos, privilegiando el acceso de los hombres. Hay
bastantes indicios de que problemas que afectan al a mujer son marginados de la
agenda política. Las feministas radicales conceden primacía al género, indicando
que es la clave de la desigualdad estructural. Por el contrario, las feministas que
aún se mueven dentro de la tradición marxista consideran que el género es el
segundo punto clave de la división social y que, junto a la clase, perfila las
instituciones políticas y los resultados.
- Los marxistas también han tomado ideas de las otras dos tradiciones.
2.2. El pluralismo
El pluralismo se ha transformado principalmente como resultado del debate en
su mismo seno. Hay que mencionar tres contribuciones fundamentales. Les han influido
claramente las críticas empíricas y metodológicas recibidas desde los años 60. Algunas
procedían de elitistas cuya intención era demostrar empíricamente que la distribución
del poder era elitista más que pluralista, y también del análisis empírico marxista de
Miliband. La crítica más determinante fue la planteada por dos pluralistas: Bachrach y
Baratz. La metodología pluralista habitual no era adecuada porque utilizaba un enfoque
basado en las decisiones. Ellos mantenían que los intereses pueden ejercer más poder si
logran controlar la agenda política. Si se examinaba esta cara del poder, resultaba
evidente que se hallaba concentrado y no diseminado. Esta crítica también señala un
acercamiento a explicaciones más estructurales que intencionales.
Han sido muy influyentes Robert Dahl y Charles Lindblom. Dahl desarrolló el
concepto de poliarquía, uno de los pilares del pluralismo de las élites. Sin embargo, el
pluralismo estaba a salvo porque dichos grupos privilegiados competían entre sí.
Además, el gobierno era autónomo, hacía hincapié en el papel individual de los
políticos, se subrayaba el de los agentes más que el de la estructura. Lindblom se apartó
177
aún más del pluralismo clásico y señaló que los grupos empresariales disfrutaban de una
posición especial en las democracias capitalistas liberales. El gobierno favorece los
intereses de los grupos empresariales porque sus decisiones determinan el
comportamiento económico que, as u vez, influye en las posibilidades de reelección del
gobierno. Fuera de esta zona cautiva pervive un pluralismo más abierto.
En tercer lugar, también ha sido influyente la obra de E. Nordinger sobre la
autonomía del Estado democrático. Sugiere que el pluralismo concede una importancia
excesiva a los grupos de interés sociales, e insuficiente al Estado. Hace una lectura
estatalista del pluralismo. Identifica tres tipos de autonomía estatal: débil, cuando los
funcionarios actúan según sus propias preferencias en situaciones en las que las de la
sociedad no difieren de las suyas; intermedia, los funcionarios intentan alterar las
preferencias de los grupos sociales que difieren de las suyas; fuerte, los funcionarios
promueven sus preferencias sin importarles las de los grupos de interés de la sociedad.
Cuál de ellas domina es un problema empírico.
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Descargado por Francisco Javier Carbonero (fj.izquierdo@hotmail.com)
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Dos críticas del exterior han tenido cierto impacto en el pluralismo. En primer
lugar, el neoliberalismo de la teoría de la Nueva Derecha, corriente que carece de teoría
del Estado y que analiza por qué el Estado pluralista, liberal-democrático no funciona,
proponiendo lo que debería hacerse para que fuera más eficiente. Había dos
explicaciones para este fracaso: una culpaba a los grupos de interés que estaban
haciéndose demasiado poderosos y que pedían cada vez más al Estado (“tesis de la
sobrecarga gubernamental”); la otra explicación culpaba más al Estado, los gestores
públicos tienen interés en aumentar el gasto en “su” área de políticas.
En segundo lugar, probablemente sea el trabajo teórico y empírico sobre los
subgobiernos lo que haya tenido más influencia en la evolución del pluralismo actual,
especialmente en los textos de Theodore Lowi, que mantenía la necesidad de desagregar
a la hora de ocuparse de la distribución del poder y del proceso de formulación de
políticas. Había pluralismo en ciertas áreas de políticas en las que los beneficios no
podían dividirse, y donde había grupos de interés bien organizados. Por otra parte,
existía un elitismo plural en aquellas en las que los beneficios sí podían dividirse.
Aceptaron la existencia de un pluralismo de elite limitado y la importancia de unos
subgobiernos que concedían a ciertos intereses un acceso privilegiado.
3. Diferencias que persisten
El pluralismo aún difiere de las otras dos corrientes. Concede más importancia al
papel de los agentes, a los grupos de interés. Insiste, en la medida en que le interesa el
papel de las estructuras, y este interés es limitado. La política es el punto de partida para
analizar el poder y dicho análisis debe centrarse en la interacción entre los grupos de
interés y el gobierno. Para el pluralista, la autonomía del Estado y la primacía de la
política son un axioma. Aunque los pluralistas han aceptado algunas de las críticas
metodológicas, aún insisten en el análisis de las decisiones. La mayoría de los
pluralistas admite que la influencia de los grupos de interés se puede manifestar en su
capacidad para fijar una agenda. Sin embargo, olvidan la influencia que tienen las
estructuras y la ideología. Los marxistas y los elitistas adoptan esta posición cada vez
más, lo cual tiene notables consecuencias metodológicas que apuntan al análisis
comparativo y, especialmente, al histórico. En segundo lugar, aunque el marxismo y la
rama weberiana radical del elitismo hacen análisis similares de la distribución del poder,
hay diferencias entre ellos. Muchos marxistas aún conservan residuos economicistas.
Las dos posiciones discrepan con frecuencia en cuestiones normativas. Ambas
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