Obra Del Hombre Que Calculaba

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Introducción

Este libro nos cuenta una historia de ficción protagonizada por un prodigioso calculista
que se enfrenta a distintas situaciones en sus habilidades en las matemáticas, las cuales
desarrolló en el mundo árabe del siglo XIII. Cuando se juntan la poesía y la matemática,
tiene esa fascinación que permite que se sumerja en la sequedad de los cálculos. A
través de historias llenas de poesía, otras de humanidad y de justicia. Siempre con un
fondo matemático.

Esta habilidad lo lleva a ser reconocido porque en el camino va resolviendo conflictos


que son cada vez más difíciles. Beremiz, además de ser un calculista, tenía la manía de
transformar las cosas más vulgares en sutiles. Va demostrando su dominio sobre los
números, pero esa sabiduría va acompañada por una reflexión que siempre tiene una
razón ética, llena de justicia, que hace desaparecer el problema y el desacuerdo entre los
hombres, que en la mayoría de las ocasiones son por cosas insignificantes.

Capítulo I

Esta historia comienza con el narrador en el desierto Badali viajando en su camello de


regreso hacia Bagdad, de pronto ve un viajero solitario sentado en una piedra, este
viajero repetía cantidades dos millones novecientos diez y nueve mil, dos millones
novecientos veinte mil, etc.

Luego de verlo durante un rato el narrador se le acerca para preguntarle qué significaban
aquellas cantidades. Así entra en la historia el protagonista, a quien no le gustó mucho
haber sufrido esa interrupción. Pero tomando en cuenta que había sido cortés, decide
dirigirse a él y narrarle su historia.

Capítulo II

Así conocemos a nuestro protagonista Beremiz Samir quien se presenta al viajero y le


cuenta que provenía de la ciudad de Khoy, donde trabajaba como pastor y día a día se
angustiaba con la idea de no perder a las ovejas de su patrón, por lo que aprendió a
contarlas en un solo instante. Al paso del tiempo hacia esto con las aves, con las
hormigas y las abejas que se encontraban volando en un panal al mismo tiempo.

Debido a esta habilidad su patrón decide enviarlo a trabajar a la plantación de dátiles


para controlar su venta. Ya teniendo diez años trabajando en las plantaciones el patrono
decide darle en reconocimiento y agradecimiento por su trabajo unos meses de
descanso. Por lo que se encuentra viajando hacia Bagdad para visitar a unos familiares y
hacer un poco de turismo.

En el camino cuenta las hojas de las palmeras para no perder la habilidad, los pétalos de
las flores y las aves que van pasando. Y le explica al viajero un breve ejemplo que lo
deja boquiabierto ya que es increíble que un hombre pueda contar de aquella manera
con tan solo 26 años. Malba le explica a Beremiz que una habilidad como esta es
realmente algo valioso y que puede conseguir un empleo en una ciudad grande como
Bagdad. Terminan la plática y continúan el viaje juntos.

Capítulo III

Pocas horas después se consiguen a tres caballeros discutiendo un conflicto junto a una
posada, estaban junto a un grupo de camellos. Beremiz les pregunta ¿Qué ocurre? Y el
mayor de ellos le contesta: somos tres hermanos y recibimos como herencia estos 35
camellos. Según el último deseo de mi padre yo por ser el mayor debo recibir la mitad,
mi hermano Hammet 1/3 y el Jarim el menor debe recibir una 1/9.

Pero cómo vamos a resolver este problema si a cada propuesta de uno de los otros dos
hay una protesta. Si las divisiones no son exactas ¿qué vamos a hacer?. Beremiz les
contesta: es muy simple, los voy ayudar para poder resolver este problema
equitativamente. Si me permiten agregar un camello a sus 35. Malba se inquieta porque
no se podían quedar sin camello. Lo interrumpe, pero Beremiz lo tranquiliza diciéndole
que él se encargará de esto.

Añaden el camello a los 35 para que sumen 36 le explica cómo distribuir los camellos
cumpliendo la voluntad de su padre: al primer hermano cede 17.5 camellos por ser la
mitad de 35, ahora le tocan 18 camellos. Al segundo hermano que le tocaban 11.66 que
es 1/3 de 35 le dan 12 camellos. Al tercer hermano con 1/9 de 35 eran 3.88 ahora recibe
4 camellos. Con esta solución todos salen ganando y sobran dos camellos de la cuenta.
Beremiz le pide que le devuelvan el camello de Malba, y le den el otro por haberlos
ayudado a resolver el problema.

Capítulo IV

Tres días más tarde se encuentran en el camino a un hombre herido de nombre Salem
Nasair. Este era el jefe de una caravana, que fue atacada por nómadas, quienes
asesinaron a todos menos a él porque logró esconderse en medio de los cadáveres de sus
hombres.

Con mucha hambre el nombre le pregunta si tienen algo de comer, Malba tiene 3 panes
y Beremiz 5, el hombre le ofrece que le puede pagar con 8 monedas por cada pan que
coma, al día siguiente terminan de llegar a la ciudad de Bagdad, donde lo recibe un
Visir del gobierno quien es el que le va a hacer el pago ofrecido a los hombres.

Este le pretende pagar 5 monedas a Beremiz y 3 monedas a Malba, Beremiz le dice si


yo di 5 panes debo recibir 7 monedas y el solamente 1. Durante el viaje cuando tenían
hambre cogían un pan y lo dividían en 3 partes una para cada uno. Como tenían 8 panes
cada uno tomo 8 pedazos, por este motivo yo que tenía 5 panes tenía un total de 15
trozos, de estos trozos me comí 8 y di 7 trozos.

El que tenía 3 panes tenía 9 trozos de los que comió 8 y solo dio uno. Por esta razón a
mí me deben dar 7 monedas y solo una para Malba. Beremiz reflexionó y dijo aunque
matemáticamente esta división es exacta pero a los ojos de Dios no es perfecta por lo
que tomo 3 monedas de oro y se las dio a Malba para tener la mitad de la recompensa
cada uno. El Visir sorprendido con la habilidad para calcular, pero sobre todo por su
generosidad lo contrató como su secretario.

Capítulo V

Se marchan en búsqueda de un posada y consiguen una que tenía por nombre el “Ánade
Dorado”, donde lograron vender sus camellos a un chamir, el dueño de la posada al
enterarse que Beremiz era calculista le pidió ayuda para resolver un problema que tuvo
con un joyero.

Ofreció pagar por el hospedaje 20 dinares si lograba vender las joyas en 100 dinares.
Pagando 35 monedas si las vendía en 200. El joyero terminó vendiéndolas a 140.
Viendo la discusión Bereniz hace una interrupción a la exposición que hacía el posadero
y el joyero sobre los razonamientos que decía acerca de pagar.

Hizo la comparación entre los precios de la venta que habían mencionado y los precios
del hospedaje. Elegantemente como es su estilo Beremiz le hizo el cálculo aplicando
una regla de tres. Para que ambos entendieran que estaban equivocados y que el valor
que tiene que pagar el joyero es de 26 dinares. Salim el dueño de la posada estaba muy
agradecido y le regaló al calculador un anillo.

Capítulo VI

Beremíz, acompañado por su amigo Malba, llegó al palacio del visir Ibraim Maluf, al
entrar a éste, el hombre que calculaba se quedó abismado con los detalles del lugar. Se
vieron con el visir y su acompañante, el poeta de nombre Lezid, ambos pusieron a
prueba al calculista. Lo llevan hacia una ventana que da al patio.

Le dicen que cuente los camellos que hay en el patio. Después de unos segundos
Beremiz le responde que contó 257 camellos, y el resultado era correcto, todos se
preguntaron cómo lo hizo. El respondió que contó las extremidades y las orejas de los
camellos llegando a un total de 1541 y al dividirlo entre 6 da 257, el calculista preguntó
la edad de la novia y como ella tenía 16 años le recomienda que le obsequie 256
camellos. Ya que este número es el cuadrado de 16 que es la edad de la novia, al visir le
gustó la idea y se felicitó a sí mismo por haberlo contratado para ser su secretario.
Capítulo VII

Días más tarde ven llegar unas caravanas, Beremiz al ver un turbante azul que tenía en
venta un sirio y tenía un costo de 4 dinares, pero el letrero de la tienda que decía los
cuatro cuatros. El calculador le dice al dueño del local que si él sabe que utilizando los
cuatro cuatros puede sacar los números del 0 al 10 sin utilizar otros números. Después
de descifrar este acertijo, queda asombrado el vendedor quien le plantea otro problema y
le dice que si lo resuelve se gana el turbante.

Le plantea así un caso en el que le presta a dos personas la misma cantidad de dinero:
Le cuenta que el primero le abonó primero 20, luego 15, luego 15 y luego 5 dracmas,
este completó el monto de 50 dracmas y este monto es igual al de su deuda. El segundo
hombre abonó 50 dracmas y no coincidía, el calculador dijo que la cuenta acumulada
podía salir de 75, 80, 99, 100, 260, 800, o más y que nada tenía que ver, el comerciante
luego le regaló el turbante y se retiraron.

Capítulo VIII

En el camino estos dos amigos, el calculista y Malba, van conversando sobre la


geometría, el primero le explica que la podemos ver en todas partes. No obstante, no lo
hacemos, hay geometría en las mariposas, en las aves, en todos lados. Tenemos que
tener ojos para verla, alma para admirarla. Dios es el gran geómetra. Llegan a una
posada nombrada Las Siete Penas. El dueño de la posada conocía a Beremiz al verlo
llegar le plantea uno de los problemas más curiosos.

A tres amigos le dieron como pago una partida de vino. En 21 vasijas iguales
distribuidas de la siguiente manera: 7 llenas, 7 medio llenas y 7 vacías. Necesitan
repartirlas en partes iguales. Beremiz contesta que sí se puede hacer con cálculos muy
sencillos, explica la solución y el dueño de la posada salta de alegría, ¡por Allah, eres
prodigioso calculador!.

Capítulo IX
El poeta Lezid va a visitar en la posada al calculador, para pedirle ayuda para su hija. Le
pide que le enseñe matemáticas ya que si no lo hace según el pronostico de un adivino
le pasarían todo tipo de cosas malas a menos que aprendiese matemáticas antes de
cumplir los 18 años. El gran Beremiz le fue enseñando el camino de los números, las
operaciones y todo lo que tenga que ver con la ciencia de las matemáticas.

Capítulo X

Salieron de la posada los amigos para ir al palacio del poeta donde vive la joven a la que
va instruir Beremiz. Donde lo recibe el primo de Lezid llamado Hadj Tara Tir,
personaje que no fue muy amable ya que sentía desconfianza del calculador. Poniéndolo
a prueba para demostrar que es un farsante le pide contar la cantidad de pájaros que hay
en la jaula del jardín.

El calculador ni se inmutó, quedó en silencio por unos segundos y solicitó que soltasen
tres de las aves. Luego contestó hay cuatrocientos noventa y seis aves. El retador ve este
acierto como una casualidad de Beremiz, preguntando por qué hay esta cantidad de
aves. El calculador finaliza comentando que en el momento que se libera un ave se
ponen en práctica tres actos de caridad. El poeta al quedar maravillado con la
explicación toma la decisión de soltar todas las aves.

Capítulo XI

Beremiz empezó las lecciones con la joven Telassim. Comienza enseñándole que los
números gobiernan el mundo, que Dios es un matemático y que su número es la unidad.
Lo que llamamos matemáticas no es más que la noción de los números que es la medida
a comparar. Si estudia los números, sus propiedades y comparaciones le llamamos
Aritmética.

La Geometría la encontramos en todos lados, son los valores en que se miden los
cuerpos materiales y símbolos. Acota que las matemáticas también están a cargo de
estudiar las leyes que rigen el movimiento y la fuerza, esta ciencia es llamada mecánica.
Todas estas ciencias tienen una relación y se ayudan entre sí. De esta forma concluye la
primera lección de la joven.

Capítulo XII

Al salir con el Bagdalí, se encontraron con Harim, recuerdan los hermanos de la


herencia en el desierto de los camellos y que él solucionó, lo saludaron y el hombre le
dijo a Beremiz que ahora tenía un problema con 60 melones.

En ese momento lo llevó hasta una casita donde su otro hermano (Hamed) y el
problema se da en que ambos hermanos le dieron a un vendedor para que vendiera dos
partidas de melones cada una de 30. siendo que los hermanos cada uno le dijo un precio
diferente para comenzar el conflicto. Al final de la venta debía tener 25 denarios pero
sólo ganó 24.
Beremiz les indica que la pérdida viene en los melones de Harim que puso a vender en 3
por un denario: Se debieron terminar primero, que los segundos se venderían a menos
precio y que allí es donde nace la pérdida y esta vez el hombre pidió al sabio resolver un
problema de cuenta de 60 melones así después de analizar el problema Beremiz resolvió
una vez mas el problema tanto de la naturaleza como cuestiones de números.

Capítulo XIII

Unos días más tarde le informan a Beremiz que desea conocerlo abul-aabas. Esta era
una invitación muy grata para cualquier musulman. Quien se deslumbra al llegar al
palacio del emir. Antes de hablar de otros temas el Califa solicita una evidencia de todas
las proezas que ha escuchado del calculista.

El hombre que calculaba hace su intervención diciéndole a la audiencia esta frase: «Solo
es útil el conocimiento que nos hace mejores» y para que entendieran que las
matemáticas están en todas partes les ofreció una muestra. Tomó el 220 y el 284 y les
explicó la relación que existe entre los números y las letras.

Al descomponer el 220 la suma de los divisores de esta cifra suman 284. Si sumamos
los divisores de 284 suman 220. La suma de estas dos cifras dan 504 que es la cantidad
de palabras que usaron para escribir el poema en el palacio. Agregó que estas forman 32
leyendas y que si se duplican da 64 ya que ese es un número perfecto y que no solo eran
simples coincidencias sino que eran enseñanzas del profeta Mahoma.

Capítulo XIV

Poco después que el rey pidió buscar al poeta que hizo los poemas en sus paredes, se
hicieron presentes unos 5 músicos para deleitar a los invitados con algunas
composiciones, encima de una tarima circular con los músicos están unas bailarinas,
para el asombro de muchos son gemelas Iclinia y Tabessan.

El rey dijo a Beremiz que pocas personas, por no decir nadie, puede diferenciar a una de
otra, el calculador dijo que casi nadie las diferencia. Por la hechura de su traje, el rey le
contesta que les mando a hacer vestuarios completamente iguales. Beremiz le responde
que no tan iguales ya que el traje de una tenía 312 franjas en el borde y el otro tenía
solamente 309. El rey manda a parar el baile para contar las franjas teniendo razón una
vez más Beremiz, el rey asombrado felicitó a Beremiz.

Entre las personas presentes se haya Nahun un hombre malo y quiso ridiculizar a
Beremiz diciendo que las matemáticas eran un desperdicio si solo servían para contar
cosas o seres, Beremiz se defendió diciendo que las matemáticas solo se habían creado
para entender el universo. Dijo que él aplicaba fórmulas para lograr saber cosas que
deseaba saber, y dijo para concluir «Sin los sueños y las fantasías, la ciencia se
empequeñecería; sería una ciencia muerta», al escuchar esto el rey se acercó a Beremiz
y le estrecho la mano, Nahun se retiró.
Capítulo XV

El Califa que mando a buscar el calígrafo pero no obtuvo respuesta de donde estaba. Le
indicaron que se había ido con unos vendedores y no había regresado, mandó ir hasta su
casa. La casa del hombre se mostraba pobre y abandonada, solo poseía un cuadro en la
pared con algunos números y un tablero de ajedrez en una mesa.

El Sultán pide a Beremiz que revise las cosas que hallaron en casa del calígrafo, este le
informó que el cuadro con varios números era un «Cuadro Mágico» porque tenia una
serie de números en hileras y columnas, entonces esos números al sumarlos daba como
resultado 15 y así fuera en el orden Vertical, Horizontal o diagonal. Que este resultado
se conoce como constante.

Capítulo XVI

Luego de dar la explicación del cuadro el Califa le solicita a Beremiz que narre la
historia del ajedrez. Este tablero, como lo ven está dividido en 64 pequeños cuadrados
unos negros y los otros blancos, que se usan en el interesante juego que un hindú de
nombre Lahur Sessa ingenió varios siglos atrás para entretener a un rey de la India que
estaba de luto. Por la muerte de su hijo se encontraba sumido en la tristeza el rey.

El hallazgo del juego de ajedrez se encuentra ligado a una leyenda que envuelve
cálculos, números y notables enseñanzas. Para abrirle también el corazón al rey. Luego
de que el joven explicara cómo se juega en el tablero quedó atónito al darse cuenta que
se trataba de una batalla y que era la Reina la que tenía el poder. Sessa le hace saber que
la Reina es la representación del pueblo y que para la victoria se necesita el sacrificio de
alguien. El rey quiso recompensar al joven a lo cual se negó, pero para no despreciarlo
le dijo que le podía dar granos de trigo.

Un grano de trigo por la primera casilla del juego e ir así, doblando sucesivamente hasta
la sexagésima y última casilla del tablero. Al llamar a los sabios de la corte para que
calcularan la cantidad de granos de trigo que le correspondía al joven hindú, estos se
dirigen al rey para indicarle que esa cifra es inimaginable a la mente humana.

El Califa AlMotasen quedó admirado con el relato de esta historia y ordenó que le
diesen a Beremiz un manto de honor y 100 sequíes de oro. “Dios habla al mundo por
mano de los generosos”. A todos causó gran alegría el acto de grandeza de alma del
soberano de Bagdad.

Capítulo XVII

La fama del calculista comenzó a crecer. Todos los días se veía obligado el calculista a
atender decenas de consultas, que buscaban a Beremiz para que resolviera diversos
problemas a los que se enfrentaban. Entre estas personas llegó uno a la posada donde se
encontraban Beremiz y Malba. Este hombre se llamaba Aziz y estaba muy molesto
porque sospechaba que su socio lo engañaba.
Beremiz lo escuchó y luego le aclaro que las cosas no eran como él las estaba viendo.
En recompensa con Beremiz por haberlo hecho caer en cuenta que estaba errado con lo
que pensaba de su socio, Aziz lo invita a un café.

Una vez en el café se encuentran con que estaba el Scheick El-Medah, narrando
historias, al ver a Beremiz le dirige la siguiente historia planteando un problema. sobre
tres hijas que se dieron la tarea de vender unas 90 manzanas, la mayor logró vender 50,
la mediana 30 y la más pequeña 10, las tres tenían que lograr el mismo provecho de la
venta.

Dejando la interrogante para Beremiz, este responde que la hija mayor vendió 7
manzanas por un dinar para lograr una venta de 49 manzanas. La mediana 28 manzanas
por 4 dinares y la más pequeña vendió 7 manzanas por un dinar. Luego las manzanas
que le sobraron las vendieron en precios diferentes la mayor pone en 3 dinares las
manzanas que le quedaron, la mediana en 6 dianares y la más chica en 9 dinares 3
manzanas, así cada una obtuvo 10 dinares. Todos quedaron sorprendidos y al momento
de Bremiz salir lo alumbraron en símbolo de respeto.

Capítulo XVIII

Un egipcio trae una carta de parte del poeta Lezid, para invitarlos a una reunión quería
que unos amigos suyos entre ellos un extranjero conocieran a Beremiz. Luego
empezaron a contar historias sobre la matemáticas de los hindúes y el calculador dijo 9
o 10 siglos antes del Mahoma, vivió en la India un braman ilustre que se llamaba
Apastamba. Con el objetivo de informar a los sacerdotes sobre los procedimientos para
construir altares y orientar los templos.

Explicando en una caja de arena El teorema de Pitágoras, están citados en las


matemáticas que puede demostrarse de muchas maneras. Un astrólogo que se
encontraba con el príncipe lanza una interrogante: Sí la geometría fue descubierta por
un sabio que conocía los secretos de los astros.

Beremiz contestó que Bhaskhara tenía una hija que llamó Lilavati después de que
consultó a los astros que le mostraron que siempre iba a ser soltera, buscó la forma de
que su hija pudiera casarse siguiendo las instrucciones de un astrólogo.

A Lilavati se le calculó con un cilindro dentro de un vaso lleno de agua el momento


para casarse, ella por curiosidad echó un vistazo y una perla cayó en el vaso y el cilindro
no se llenó y no hubo boda.
Capítulo XIX

Todos quedaron maravillados con las narraciones de Beremiz. No obstante, el príncipe


y los presentes en la reunión querían que les contara una historia sobre tres marineros
pero el calculista no se la sabía. El príncipe Clazir narró el problema que era parte del
libro de Lilavati y que hasta ese momento seguía sin respuesta. Un barco que volvía de
Serendib, quedó atrapado en un tormenta. Gracias a tres valientes marineros lograron
salir airosos de la tempestad.

El capitán del barco en agradecimiento le dio unas monedas que sumaban más de 200,
pero menos de 300. Esta recompensa fue guardada en una caja. Ya entrada la noche uno
de los marineros se levantó, reviso la caja y trato de dividir en partes iguales las
monedas para ver cuántas les tocaban a cada uno. Dándose cuenta que la división era
inexacta y decidió tirar la moneda que sobraba.

El segundo marinero se levanto también a contar las monedas las dividió en tres partes y
se dio cuenta que sobraba una, tomó su parte y la moneda sobrante la tiró al mar. Por
último el tercer marinero hizo la misma operación que los otros dos. Al amanecer
quedaba un puñado de monedas en la caja, las mandaron a repartir entre los tres héroes
y como sobraba una la persona que repartía la tomó. Las interrogantes de esta historia
son ¿Cuántas monedas había en la caja? y ¿Cuántas le tocó a cada marinero?

La respuesta de Beremiz fue casi instantánea el comienzo habían 241 monedas, el


primer marinero tomo 103, el segundo 76 y el tercero 58 la suma de estas tres cifras da
237. A esto le sumamos las 3 monedas que tiraron al mar y la que tomó el repartidor da
241 exactos.

Conclusión

Aunque pensemos que las matemáticas son inútiles, con este libro nos damos cuenta de
que en realidad que las utilizamos a diario. Además si sabemos cómo utilizar las
matemáticas en nuestra vida podemos ganar mucho. Por ejemplo en el capítulo 16 se
burlaron porque el joven pidió de recompensa granos de trigo. Sin darse cuenta que con
la cantidad que iba a ganar le alcanzaba para darse lujos y comprar palacios.

No necesitamos ser el mejor calculador o geómetra sobre la tierra, basta con practicar y
adiestrar nuestra mente en la resolución de problemas comenzando por los menos
complejos. Cosas de la vida diaria, en este libro hay muchísimas historias, unas más
complejas que otras pero todas coinciden con ser de la vida cotidiana.

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