m6 Tratado Alfaro-Kellogg de 1926

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

TRATADO ALFARO-KELLOGG DE 1926

El 3 y 6 de diciembre de 1904, Estados Unidos dictó dos órdenes ejecutivas, que


serían conocidas como el Convenio Taft, por el apellido del Secretario de Guerra
estadounidense William H. Taft, para tratar de zanjar algunos aspectos surgidos a
raíz de la declaración de la Zona abierta al comercio del mundo, se ponía en vigor
en ese territorio el arancel proteccionista vigente a la sazón y generalmente
conocido bajo la denominación de 'Tarifa Dingley'; se declaraban puertos terminales
del canal los de Ancón (La Boca) y Cristóbal y se establecían en esos puertos
aduanas y oficinas postales.
La abrogación unilateral del Convenio Taft por parte de Estados Unidos el 7 de
septiembre de 1922, movió al gobierno de Belisario Porras (1920 a 1924) a buscar
una revisión al tratado de 1903; no obstante, no sería hasta el 28 de julio de 1926,
cuando bajo la administración presidencial de Rodolfo Chiari, los ministros
plenipotenciarios del Gobierno de Panamá, Ricardo J. Alfaro y Eusebio A. Morales,
firmaron en Washington con el Secretario de Estado norteamericano Frank B.
Kellogg y el Jefe de la División de Negocios Latinoamericanos Francis White, un
proyecto de Tratado que sería conocido como el Alfaro-Kellogg.
En el citado proyecto, como nos dicen Arauz y Pizzurno (1996, p. 206) “(…) los
asuntos estratégico-militares [fueron] prioritarios para Estados Unidos, en tanto que,
para Panamá, en otro orden de intereses, primaron los aspectos económico
fiscales”.
En ese sentido, presentamos un cuadro comparativo de las “concesiones” que
garantizaban a ambas partes este proyecto.
• Concesiones a Estados Unidos concesiones a Panamá
En lo concerniente al uso de los caminos y puentes, se fijaron mutuas obligaciones
de carácter económico para realizar dichas obras. Facilidades al comercio local para
vender a los buques que transitaran por el Canal.
Estados Unidos continuaría gozando en cualquier tiempo del uso libre y gratuito de
todos los caminos en territorio panameño. Promesa del Gobierno norteamericano
de prevenir el contrabando y que no se radicarían más empresas privadas en la
Zona del Canal.
Estados Unidos podrían instalar, mantener y hacer funcionar para uso oficial, tanto
en tiempo de paz como en tiempo de guerra, líneas telefónicas y telegráficas a lo
largo de todos los caminos que serán construidos por el territorio panameño.
Restricción del número de personas que podían vender en esta área.
Los reglamentos y ordenanzas de sanidad en las ciudades de Panamá y Colón
continuarían siendo aplicados por oficiales norteamericanos. Las mercaderías
destinadas a los comisariatos, barcos o almacenes, deberían pagar gravámenes a
la República, a excepción de las destinadas a los empleados del Canal, de la
TRATADO ALFARO-KELLOGG DE 1926

Compañía del Ferrocarril y a los funcionarios diplomáticos y consulares residentes


en Panamá.
Las licencias para instalar o trasladar estaciones o aparatos radiográficos en la
República, debían contar con la previa aprobación del gobierno de Estados Unidos;
las cuales podían ser denegadas, si a juicio de este representaban peligro para la
"protección, defensa y funcionamiento del Canal”. Se concederían, libre de
erogaciones, los espacios necesarios para la construcción de edificios de aduanas
en los puertos de la Zona del Canal.
Las licencias para la navegación aérea, deberían ser expedidas por ambos
gobiernos. Las autoridades de Estados Unidos y de Panamá, no impondrían
contribuciones a las personas que pasaban de uno a otro punto, excepto los
emigrantes.
El Artículo XI establecía que Panamá debería cooperar por todos los medios
posibles con los Estados Unidos en la protección y defensa del Canal. Se permitiría
el libre tráfico de licores de la Zona del Canal a las ciudades de Panamá y Colón,
siempre y cuando tuviesen los sellos y certificaciones expedidos por las autoridades
panameñas.
Panamá se consideraría en estado de guerra en cualquier conflicto armado en que
los Estados Unidos participaran; y para hacer más efectiva la defensa del Canal, si
fuese necesario a juicio del Gobierno de Estados Unidos, Panamá le traspasaría a
este en todo su territorio, el funcionamiento y control de las comunicaciones
radiográficas e inalámbricas, naves aéreas, centros de aviación y navegación aérea,
durante el período de beligerancia. Se confirmaba el Convenio Monetario, de 1904,
al determinarse el curso forzoso del dólar norteamericano de oro en Panamá, en
paridad con el balboa.
Estados Unidos tendría a su cargo la dirección y control de todas las operaciones
militares en cualquier punto del territorio panameño.
En tiempo de paz, y con miras de proteger el Canal, la República permitiría a las
fuerzas armadas norteamericanas, libre tránsito para maniobras y otros fines
militares. Arauz y Pizzurno (1996, p.p. 206-210)
A pesar de todas las objeciones, que se incrementaron por el hecho de que el
proyecto fue negociado sin revelar a la luz pública sus avances, cambios o
retrocesos, el gobierno de Rodolfo Chiari, insistió en la firma del Tratado Alfaro-
Kellogg.
Este tratado estuvo muy lejos de satisfacer las aspiraciones panameñas, ya que el
mismo fue considerado por los grupos organizados panameños y por la opinión
pública en general, una alianza militar merced al precitado artículo XI, y no una
nueva e igualitaria relación contractual entre ambas naciones, por lo que el mismo
no fue ratificado por la Asamblea Nacional presionada por el clamor popular.
TRATADO ALFARO-KELLOGG DE 1926

Y es que, en verdad, el Proyecto en vez de disminuir los excesos y desatinos de la


obra de Philippe Bunau Varilla por el contrario aumentaba e introducía concesiones
sumamente lesivas para la soberanía e integridad de la República a cambio de
algunas garantías económico-fiscales para la burguesía comercial, de por sí muy
limitadas. (Arauz y Pizzurno. 1996, p. 206)

Referencias Bibliográficas
Araúz, C. y Pizzurno, P. (1996). Estudios sobre el Panamá Republicano. Panamá:
Manfer, S.A.

También podría gustarte