Alma America Jose Santos Chocano
Alma America Jose Santos Chocano
Alma America Jose Santos Chocano
http://www.archive.org/details/almaamricapoemOOchoc
Alma América
JOSÉ SANTOS CHOCANO
Alma América
POEMAS INDO-ESPANOLES
9^ ^0
L I 15 RE RÍA DE LA V^ DE G. BOURET
23, RUÉ VISCONTI
PARÍS
II
III
J. S. CU.
Madrid, 1906.
PRELUDIO
Poemas Indo-españoles.
... Reconocí en usted al poeta quo,
por raro y admirable consorcio, uno
la audacia altiva de la inpiración coa
la firmeza escultórica de la forma;
y que, con generoso designio, se pro-
pone devolver á la poesía sus armas
do comljale y su misión civilizadora,
acertando con el derrotero que, en
mi sentir, será el de la poesia arae-
ricana.
José Enrique Rodó.
Montevideo.
Éé.^$é$é^i^.
OFRENDA Á ESPAÑA
II
11
IV
VI
VII
VIII
t
^^'$* ^*pt*^ *$*'f*^'
TROQUEL
CRÓNICA ALFONSINA
»€
LA CRUZ DEL SUR
LOS CONQUISTADORES
K^LJJ^
LOS ANDES
^^JJjf
EL ISTMO DE PANAMÁ
(Á LA MANEUA YANKl)
II
III
IV
VI
VII
VIH
\1
SÍMBOLO
V
4t-
LAS BOCAS DEL ORINOCO
(1' A L A U It A S 1 N T E H N A C 1 O N A Lü S )
A
©tí; üf® üf® xfJfoJ \f)
II
III
IV
%
EN EL CANAL
^
Jd&2&!^ ^SSS^ -^s 'fiS^ J!í&fiS^ ■^SffiS^ -^S^S^ ■''^^^S^ -JcMs^ ííf SS^
NÚÑEZ DE BALBOA
A Manuel Bueno.
¡Los caballos eran fuertes !
I Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran linos y sus ancas
relucientes y sus cascos musicales...
i Los caballos eran fuertes !
¡ Los caballos eran ágiles !
BLASÓN
LOS VOLCANES
»4?
M^^,
LAS PUNAS
A Alejandro Sawa,
El viento se desata
cual se desata un lazo. Nubarrones
pasan en fugitivos escuadrones,
como una fabulosa cabalgata...
El señor de los Andes, que fulmina
su mirada de cólera hasta el hondo
valle que hay á sus plantas, adivina
EL IDILIO DE LOS CÓNDORES 3»
r4*
PPi pp
LOS RÍOS
nr
EN EL MUSEO DEL PRADO
A Mariano de Cavia.
LOS PANTANOS
IM P R R IO
II
CONQUISTA
III
COLONIAJE
IV
REPÚBLICA
CINEGÉTICA
La segunda noche vi
el revuelo de un cóndor ;
y en las sombras distinguí
que, sin duda para ti,
en su pico iba una ílor.
La tercera noche fué
la que me hizo suspirar.
Cuando menos lo pensé,
un zarpazo de jaguar :
en el pocho se me ve.
CINEGÉTICA 55
¡ Ah ! No vayas á pensar
que á tu bosque he de volver.
¡Más terrible suele ser
que una zarpa de jaguar
una mano de mujer 1
^^^^
EL CHONTAL RENDIDO
A Misuel Sa»a.
§^
cf:)C^K^:)Cf:)m^^)C*:)(^:i^)
BRAZO DE CONQUISTADOR
EL ESTRECHO DE MAGALLANES
EVANGELEIDA
^ Rubén Darío
I
Musa de las Américas : el día
en que, violando los ignotos mares,
te sorprendió la ibérica osadía,
retemblaron en todos sus aliares
los dioses de lu vieja idolatría;
porque Jesús ceñido de aureolas,
— él que en su barca predicó la Idea, ^
al ver zarpar las barcas españolas,
vino, como otra vez en Galilea,
caminando hasta aquí sobre las olas...
II
¡Redención! ¡Redención!
En ese instante,
desde Tenoctitlán hasta las sierras
del indomable Arauco, fué uno mismo
el miedo que corrió...
Ya no el vibrante
Tezcatlipoca inspirará las guerras,
ni Tahuil triunfará sobre el abismo;
ya no la del quiche « sierpe de plumas »
adorada será; ya no en lo alto,
Bochica, entre el vellón de las espumas,
endiosará del Tequendania el Salto;
ya no en Cliolula irradiai'áu los cultos
de víctimas sangrientas, ni el salvaje
adorará en las noches del buscaje
las soml)ras de sus muertos insepultos;
ya no del Inca el Sol regirá el coro
66 ALMA AMERICA
III
¿ En el Calvario
no miró en su agonía Jesucristo
lo que miró en su sueño un visionario?
¿No surgieron jamás, de las pupilas
del divino Señor á la luz pura,
estas regiones que hasta ayer tranquilas
se reíugiaban en la noche obscura?
¡Sí! Fué en la Tentación...
Cuando en la cumbre
vio, del Aiigol del Mal ante el imperio,
.lesús rodar la humana muchedumbre
y girar la extensitm de esc hemisferio,
pudo también prever en el Océano,
de su Calvario á las sangriiMitas luces,
mástiles do tres barcas, (jiie no en vano
fingían el perlil de las tres cruces...
¡Sil Fué en la Tentación...
E VANGELEIDA
Libro Sagrado :
ábrete por la página en que empieza
su Evangelio Jesús Crucificado...
IV
Y así fue :
Soledad.
Mudo desierto,
al lil)io soplo de la brisa, apenas
mueve en ondas fugaces sus arenas
como para decir que no está muerto;
yermo, afligido por la sed, ansia
refrescar la penuria que lo enciende,
bajo un Sol que embravece la ardentía
de ese inmenso cansancio que se tiende;
perezoso arenal, sólo vestido
de secos musgos y punzantes zarzas,
mientras que, sua>^ementey sin ruido,
van pasando y pasando hacia su nido,
como hiIos.de collar, series de garzas ..
fi8 ALMA AMÉRICA
Breve el diálogo es :
— ¿No me conoces?
— Sí tal : el que anda en las tinieblas eres.
Jesús sonríe...
— ¿Y to sonríes ? Vano
quieres llamarte Hijo de Dius Olvidas
74 ALMA AMÉRICA
— [Entonces, ven! —
Y por el aire, entonces,
se llevó Lucifer al inocente
Jesús hasta el pináculo del Templo.
¡Jerusalera, Jerusalem : tus bronces
mudos están! La cúpula fulgente
de la Casa de Dios mira el ejemplo
de piadosa humildad, con que se entrega
Jesús á Lucifer...
— Échate abajo,
si eres Hijo de Dios; porque así, al verte
vivo caer, la muchedumbre ciega
le adoi'ará. Ya ves que sin trabajo
puedes ser Dios, si triunfas de la muerte. —
Y Jesús le responde (jue está escrito :
— ¡No tentarás á tu Señor! —
... Un manto
le envuelve Lucifer; luego, le anuda;
y en sus hombros le pone : lanza un grito
y, con sus alas yá, rasga el espanto
de aquella soledad lóbrega y muda...
K VANGELEIDA
Si hirió su pecho
la Tentación, si el arenal le ha dado
horas de amargo afán, ¡qué bien le ha hecho
tal visión á su espíritu angustiado!
El bebió la salud que se derrama
por este campo abierto; hinchó sus venas
con el jugo que corre en cada rama
de esta espesura; disipó sus penas
con el brillo del Sol sobre los Andes
de sien de plata; estimuló su vuelo
con el vuelo del cóndor de alas grandes;
abrió sus ansias; endulzó sus cuitas;
y vio este cuadro, al fin, como un consuelo
de sus desolaciones infinitas...
"T^
^^f»^p» f*f**$* *$**$* #'
CANTO AL MAGDALENA
EN EL CARIBE
II
CIUDAD DORMIDA
III
n í o s A <~. n A n o
A Maximiliano Grillo.
IV
A Víctor M. í.ondoño.
NOCHE EN EL RIO
A Diego Urihe.
VI
PAISAJE FLUVtAL
A F. liñas Frade.
VII
TARDE EN EL RIO
VIII
SIESTA DE AMOR
A Javier Acosté.
IX
LA GARZA REAL
BAÑO EN EL II I O
A Eduardo Ortega.
XI
XII
COnNUCOPIA
AVATAR
CAL' P o LIGAN
II
CUACTII EMOC
III
OLLANTA
EL maíz
^
LAS orquídeas
-93í^
^^í>^^^ ^^^^#,>^> 4j^^^^
^^ 'í/f^ ^^ vf^ \f^ ^f5 ^f^ ^^¡ ^^
LA PINA
EL AÑIL
Suena el (iigano,
suena el órgano en la iglesia solitaria,
suena el órgano en el fondo de la noche;
y hay un chorro de sonidos melodiosos en sus flautas,
que comienzan blandamente..., blandamente...,
como pasos en alfombras, como dedos que acarician, como
y, de súbito, se encrespan [sedas que se arrastran,
y se hinchan y rebraman,
á manera de ancho río que sepulta [aguas...
en un lecho rocalloso la solemne pesadumbre de sus
Un guerrero,
que se ciñe su tizona, que se ajusta su coraza,
que se cala su cimera, que se íija su penacho,
monta un potro, de repente ; lo espolea. . . y anda. . . y andí
¿ Hacia dónde va el guerrero ?
¡Va á la Atlántida!
En la corle del glorioso Carlos V,
oye un día que Pizarro se entusiasma, [cias
relatando sus primeras aventuras y ofreciéndolas primi
de esas tierras fabulosas ante el trono del Monarca;
y él, entonces, como siente
que en su sangre la energía se hace audacias,
pide en hrevc su cimera, su penacho,
su tizona, su coraza,
y, empuñando su bandera
desplegada,
se confunde con el grupo (¡ue en la senda taciturna
de Toledo va alejándose entre el polvo que levanta...
Y, en su mano, la bandera
se desdobla, se sacude, se envanece de sus alas;
y, en el viento, es como un signo que retorna los adiost
que les hacen los pañuelos de las madres que se queda
Suena el (u-gano, [á los hijos que se marchan,
suena el órgano en la iglesia solitaria,
suena el (¡rgaiio en el fondo de la noche;
v hay un rliorro de sonidos melodiosos en sus flautas.
Un poeta
(le los tiempos de Cervantes comparece, comparece;
— Yo quisiera de mis versos [asi habla
LA ELEGÍA DEL ÓRGANO l03
1^
áí> & ^
®fí; \fjje Wfüj ifJ
í?
á manera de un principe encantado
que vive eternamente prisionero
en el palacio de ciistal de un rio...
\aT<#<^¥<^'^Vtf/^T e/r-^y t:/>^y ^er^y ^í^^y^ ^ts^'^y^ ^^
M/VNl/M/Nl/N/VN/NI/
^
LAUTARO
II
III
IV
Y ahí va
Mas de pronto, en la montaña,
sopla un viento cargado de purlume :
la intonsa cabellera se enmaraña;
la replegada flor se desentume;
la hojarasca levántase en un giro;
el arroyo hace bucles con sus ondas;
el ramaje se envuelve en un suspiro;
y hay un golpe de látigo en las frondas...
Entonces ¡ ay ! el juvenil atleta,
al evocar el viento que ha pasado,
siente en su pecho una emoción inquieta,
porcjue piensa en el cóndor enjaulado...
V
srj ^ ^ íQk SE* C^ &^ ^ &
g'fiS m m m ®f® m m w
EL SINSONTE
-IDILIO TROPICAL
LA MAGNOLIA
LOS COCUYOS
Siéntete americana;
y dejando ese lujo de vivir escondida,
¡canta tu canto, goza tu amor, vive tu vida!
«3^
^t-t^^-t-t-^^t-t-t-
EL MEDIODÍA EN EL ISTMO
y, en la reverberante lejanía,
en medio del sopor del mediodía,
se abre la inmensidad como un bostezo...
V
EL CÓNDOR CIEGO
LA DANTA SORPRENDIDA
A José L. Coca.
A Nilo Fabra.
BAJANDO LA CUESTA
A Antonio Machado.
Allá, en el fondo,
bulle una aldea :
nocturno albergue
se esconde en ella;
y en el silencio con que la tarde
en el profundo valle bosteza,
una campana, con lento doble, con lento doble,
como el chasquido de dos cristales, límpida suena.
142 ALMA AMERICA
y que conversan;
y hay un tumulto
de risas frescas,
que son las risas de muchos niños
que por las calles saltan y juegan;
y, por en medio de la sonoi'a
gárrula mezcla,
oigo el ladrido de un perro á veces,
que se desdobla como una larga cinta de seda..,
EL ÁRBOL BUENO
A Manuel Machado.
II
III
IV
Cesó el éxodo.
Entonces decidieron la vida
reposar juntamente, sobre aquella tendida,
verde y fresca llanura Y en un día de gloria
la ciiidail fu('' fundada |K)r los tres. Tal la Historia.
11
150 ALM.I AMEUICA
Una es la pareja
que viene del río de búfalos bravos,
cuyos márgenes tienen encinas,
en las que se enroscan, con grandes letargos,
boas de diez metros; y entre cuyas aguas,
se ensanchan tortugas... se estiran lagartos.
Son Rene y Átala los de la pareja.
¿No ves cómo corren por selvas y llanos?
Otra es la pareja
que viene de en medio del mar encrespado;
pues vivió en una isla de flores
que parece un cesto, que parece un ramo,
y cuyos idilios transcurren alegres
enlre las palmeras y entre los bananos...
Son Pablo y Virginia los de la pareja.
¿No vos ctMiii» corren por selvas y llanos?
ÉGLOGA TUOI'ICAL 153
Otra es la pareja
que viene del Valle del Cauca sagrado :
paraíso de ensueño y icrtiura,
donde lodo es risa, donde lodo es ranto;
pero en el que, á veces, sobre los sepulcros,
bate negras alas el fúnebre pájaro...
¿No ves? Son María y Efraíin que pasan.
¿No ves cómo corren por selvas y llanos?
í^fí
Srsía
A Salvador Rueda.
\ Epopeya de la muerte!
¡ Cementerio de las armas !
Hoy las huecas armaduras, en que un día
los heroicos corazones palpitaban,
son apenas un tumulto de recuerdos
que se yerguen silenciosos á manera de fantasmas.
¡Epopeya de la muerte !
I Cementerio de las armas I
Estos son los mismos bronces
que rompieron, con los timbres de su fama,
la sordera de los siglos
y evocaron las proezas resonantes de la Iliada.
Aquí están las armaduras
de la buena madre España;
aquí están los entusiasmos vigilantes,
aquí están las pensativas esperanzas,
aquí están las vanidades insepultas,
aquí están las ambiciones perpetuadas,
cual si fuera el espectáculo clocucnle y fragoroso
de un ejército en batalla,
156 ALMA AMÉRICA
j Epopeya de la muerte!
¡ Cementerio de las armas !
Hoy las huecas armaduras, en que un día
los heroicos corazones palpitaban,
son apenas un tumulto de recuerdos
que se yerguen silenciosos á manera de fantasmas...
j Epopeya de la muerte !
I Cementerio do las armas!
V T ¿/ ^1^ ^ T tf^ ^ T tf/ ^ V ^^ y ^ ^ V ^ -^ y ^ ^ T tff
V V N/ V V V V ^t'^ V
CAHUIDE
<^>i.'V<^
J^K^^ >*^AH- 3*^^*^ i^^tx, *kéti ij^^Mi r^^-i i^é»^ ^«B^^^A,
LA CABEZA DE GONZALO
«^TNi-'V^^
0f% &f^ &f^ m^ §f^ @if® &fí) CT§ CTS
LA ÑUSTA
II
III
¿Acaso
lo es el celoso amante que va siguiendo el paso
de su rival? ¡Entonces, ese ojo es de un espía!
Ese ojo tiene un rayo siniestro de alegría;
y es porque sicnle un golpe de celos que le inflama
cuando al rival odiado contempla. ¡ Kac ojo auia!
IV
Suspira el Sacerdote.
— ¿Por qué, por que suspiras ? —
pregunta Hualpa-Cápac — ¿ Acaso sombras miras
en nuestra unión? ¡Uespóndc! Mi amor es puro; y ella
es, más que bella, pura : ¡ tú sabes como es bella ! —
VI
VII
VIII
De repente, vi un rancho.
Y una charca delante,
en su estuche de musgo, |)arecía un diamante.
172 ALMA AMI'niCA
I
El Rey del Sol, el hombre que vio á sus pies la Esfera,
enderezando al punto su testa coronada,
preguntó : — ¿Quién detiene mi carroza? —
Una espada
es menos penetrante que una pupila fiera.
Sk
^^ ^?t^ "^fí ^f^ W W W ^t'^
LA QUENA
LA ÚLTIMA COYA
Vi
<m
t
V.0
Y hubo un fragor.
Los hombres de la orilla
despertaron el bosque con sus armas :
lucharon entre sí.
Sobre lo obscuro
resonante arcabuz pitiii) su llama;
y otro y otro arcabuz. Nuevos clarines
restregaron sus ñolas en las alas
de negro vendaval. Vino un in^iinK'
en que la Luna se enciibri(') la cara.
Pero el combate se intrinco en las selvas :
durmió la sombra, itoslezo la calma;
V oira ve/, S()!>re el lago silencioso,
volvió á Hogar, al soplo de una ráfaga,
entre el blando ihiscliás de los diez remos,
el triste son de las cuarenta flautas...
ALAMEDA COLONIAL
LA TAPADA
A D. Ricardo Palma.
II
III
[olvido! —
¿ Olvido? Muy en breve lo recordaste : cuando
trompetas y atambores rompieron tras del bando
famoso de las capas ; famoso y tan famoso
que por un mes vivieron las lenguas sin reposo.
IV
— ¡¡ Tú eres !!
lín ambos ojos puesto el mayor espanto,
clama la hermosa joven, que se deshace en llanto
y que se arrastra y grita.
— ¡ Mujer, mujer ! ¿ qué has hecho
de mí honra? ¿hay alguno debajo de mi lecho?
VI
VII
V
tríptico criollo
EL CHARRO
II
EL LLANEnO
III
EL r. AUCHO
CAMPESINA COSTARRICENSE
CIUDAD MODERNA
II
ni
IV
II
III
Y la íiera siguió...
Llegó hasta el mismo
corredor de la estancia. Ahi, callado,
el payador con su guitarra al lado,
oslaba cual si fuese en un abismo.
Un grupo de mujeres animado
charlaba cerca.
El toro de repente
presentóse, vio al grupo y disparado
sobre el con furia arremetió de frente,
A Manuel Verdugo.
<^>iT*d>
PIES LIMEÑOS
MOMIA INCAICA
(asunto limeño)
<^>>i.'V<^
AÑORANZA
A Luis de Otciza,
CIUDAD COLONIAL
(lima PERÚ)
II
III
IV
I Oh Lima! ¡Oh dulce Lima! Ciudad de los amores
en tí sí que los tiempos pasados son mejores...
232 ALMA A M i: 1{ I C A
*
^^^
PANDERETA
A Francisco Villaes/jcsa.
#
W w5 W M¡ W ©fiS @® w mí
CIUDAD VIEJA
(antigua Guatemala)
LA IGUANA
0^.^:^;»
íSfit Ji^ííí jAíSSl jStiSt. J&ÍSt. jStíSi. J&í^ J5!^S8S: 'SiíSí
elegía tropical
VER A N O
II
OTOÑO
III
IN V IE n N o
IV
PRIMAVERA
CIUDAD CONQUISTADA
{ T li N o C H 1 1 T L Á N - M É X I C o )
A Ainado Ñervo.
17
'¿^B ALMA AM/:/{fCA
II
III
IV
LA MUSA FUERTE
»
W TO OT &f^ @f® OT W TO W
EL DERRUMBAMIENTO
PRIMERA PARTE
Silencio y paz.
El monte de agrias puntas,
que en afilar la cúspide se afana,
es un titán con las dos manos juntas
en la actitud de una oración cristiana.
II
CORAZÓN DE MONTAÑA
i La ciudad y la selva
viúndose cara á cara!
III
IV
FLOR nE LAS SELVAS
¡ Silencio! Ks ella..
DE TRANSITO
SEGUNDA PA.í'in:
II
AMOR DE FIBRA
III
¡AL bosque!
Luego, tranquilo
empezó á razonar.
¿ No eran extrañas
esas gentes á él?...
Súbito el hilo
de razones corló. ¿Raza extranjera
se hizo dueña por qué de las montañas?
¿Qué titulo mayor que el de su brío
para vengar á la proscrita raza?
Y después de evocar el bosque umbrío,
contempló con pupilas de amenaza
el suelo; y exclamó :
— ¡Tú serás mió! —
Y allá va...
¿ Adonde ? ¡ Al bosque !
Y ya no en vano;
que, en las montañas á su empuje estrechas,
al grito que dará, tendrá en su mano
todas las tribus como un haz de flechas...
Allá va...
Como un último derroche
de sus angustias, llora; pero el suelo
golpea y anda...
Y anda...
Es como un vuelo.
El Sol yá ha roto su sangrienta fragua;
y de .sus paños húmedos la noche
exj)rime estrellas como golas de agua...
Levanta el indio la arrugada frente
y las estrellas ve... Sobre su duelo,
la noche se extendió piadosamente
como el paño de lágrimas del ciclo.
EL DERRiM BAMIEKTO 275
IV
TEMPESTAD
CUADRO FINAL
19
w w Y/ w Vx w w >^ >^
V V^ V M/ V V V V V
PIELES ROJAS
El i'io se arrastra
por los laberintos
de rocas peladas que enseñan los puños
y roncas cavernas de cóncavos gritos,
bajo la arquería de las verdes frondas
que encorvadamente tiemblan sobre el líquido :
es como un paseo
solemne y tranquilo,
con blandos murmullos que se desenvuelven
en conversaciones llenas de suspiros.
I'^ río se arrastra... se arrastra... se arrastra...
sin otros ruidos
que los de una cola que resbala apenas, [antiguo,
majestuosamente, sobre las allbmbras de un palac:
Y el bosíjuc, bajando
desde las alturas hasta los abismos,
es un cesto en donde se juntan las plantas
de todos los climas : palmeras y pinos;
y así es cómo el Salto, que cae en el fondo
del cesto florido,
está recorriendo monótonamente, [siglos...
monótonamente, las cuatro estaciones por todos los
EL ALMA PRIMITIVA
BIBLIOTECA
L I LIP UT
Tamaño 0,11X0,08
PARÍS
BIBLIOTECA LIUPUT
Tamaño o. 1 1 X 0.08
DO NOT
REMOVE
THE
co
o
p
•H
CARD
co o FROM
5
>~3
•s
S
Ctí
CJ
THIS
O e
ü
Ctí «lí
POCKET
o
n
o