T-685-14. Alimentos
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DERECHO A LA VIDA DIGNA Y MINIMO VITAL DEL ADULTO MAYOR-Orden a hijas cumplir de
manera oportuna con la cuota alimentaria asignada que debe aportar cada una dentro de los cinco (5)
primeros días de cada mes
DERECHO A LA VIDA DIGNA Y MINIMO VITAL DEL ADULTO MAYOR-Orden a Alcaldía previa
evaluación socioeconómica, incluir a la accionante como beneficiaria de los Centros de Vida y en los
programas de subsidio para adultos mayores
Acción de tutela presentada por la señora Margarita Rojas de Moreno, contra sus hijas las señoras
Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas.
Tema: procedibilidad de la acción de tutela para solicitar el cumplimiento del acuerdo suscrito entre
las accionadas y su madre, en darle a ésta una cuota alimentaria mensual para solventar su mínimo
vital.
Problema jurídico: ¿se vulneran los derechos fundamentales invocados por la accionante ante la
negativa de las accionadas a cancelarle a su madre la cuota alimentaria que fuera acordada para su
sostenimiento, cuando se trata de una persona adulta mayor quien no puede trabajar?
En el trámite de revisión del fallo proferido en única instancia por el Juzgado Doce Civil Municipal de
Barranquilla, Atlántico, el 19 de junio de 2013.
1. ANTECEDENTES
La señora Margarita Rojas de Moreno, formuló acción de tutela contra sus hijas Blanca Aurora
Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, invocando la protección de sus derechos fundamentales al
mínimo vital y a la vida digna, los cuales considera vulnerados por las demandadas al no cumplir con
el pago mensual de la cuota alimentaria acordada por ellas en la Comisaría Décima de Familia
de Engativá. Basa su solicitud en los siguientes:
1.1.1 Indica la señora Margarita Rojas de Moreno, que actúa a nombre propio, que es una persona adulta
mayor con 70 años de edad, y se encuentra afiliada en el régimen subsidiado en salud a CAPRECOM
del Sisben Nivel 1.
1.1.2 Manifiesta que mediante dos audiencias de conciliación suscrita entre ella y sus hijas Blanca Aurora
Moreno Rojas, Doris Rodríguez Rojas y Flor Ángela Plazas Rojas, el día 3 de septiembre de 2013, y
con Leonor Moreno Rojas, el día 26 de septiembre de 2013, realizadas en la Comisaría Décima de
Familia de Engativá, se acordó que le sería entregada una cuota por concepto de alimentos de
cincuenta mil ($50.000) pesos, que deberían pagar cada una de sus hijas los cinco primeros días del
mes, la cual le ayudaría para sobrellevar su mínimo vital.
1.1.3 Asegura que sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas nunca han cumplido
dicho acuerdo, a pesar de recordárselo todos los meses, encontrándose en una situación precaria y
sin medios para alimentarse. Asegura que actualmente vive arrimada a una recicladora de materiales,
ya que no posee pensión ni vivienda, constituyéndose dicha cuota alimentaria en su único sustento
para sobrevivir.
1.1.4 Dice que sus hijas accionadas tienen medios económicos para aportar la cuota exigida, y que ese
dinero le permitiría comprar también algunos medicamentos que requiere debido a que padece de
una “distrofia corneal” que le genera una considerable disminución visual que no le permite trabajar.
1.1.5 Concluye afirmando que la actitud de sus hijas está vulnerando sus derechos fundamentales a la vida
y al mínimo vital, toda vez que por ley tienen la obligación de asistencia para su progenitora. Así
mismo indica, que no presenta una acción ordinaria para hacer valer sus derechos por no contar con
los recursos para cubrir los gastos que le generaría ese proceso y además, resultaría muy largo
respecto a su avanzada edad y la urgencia de solventar su mínimo vital.
1.2 SOLICITUD
La señora Margarita Rojas de Moreno, solicita se amparen sus derechos fundamentales a la vida y al
mínimo vital y se ordene a sus hijas, las señoras Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno
Rojas, que cumplan con el pago mensual de la cuota alimentaria que fuera acordada mediante Acta
de Conciliación por Alimentos Adulto Mayor No. R.U.G. 10-4730-13, suscrita en la Comisaría Décima
de Familia de Engativá los días 3 y 26 de septiembre de 2013.
1.3.1 Concluido el término probatorio sin que se recibiera respuesta alguna, se dictó fallo el 24 de febrero
de 2014. Tiempo dentro del cual, la empresa de correos devolvió la correspondencia advirtiendo al
Juzgado que las accionadas no fueron notificadas del auto admisorio de la demanda. Razón por la
cual, se ordenó la nulidad del fallo y se procedió a realizar la notificación nuevamente, la cual fue
surtida satisfactoriamente, pero de igual forma, las accionadas guardaron silencio respecto a los
hechos.
Mediante fallo único de instancia del 1 de abril de 2014, el Juzgado Segundo Municipal de Pequeñas
Causas Laborales de Bogotá, negó el amparo solicitado por improcedente, al considerar que no se
cumplía con el principio de la subsidiariedad, toda vez que existen otros medios de defensa judicial,
que en este caso no logró demostrarse un perjuicio inminente e irremediable por parte de la señora
Margarita Rojas de Moreno.
En el trámite de la acción de tutela se aportaron, entre otras, las siguientes pruebas documentales:
1.5.1 Copia del Acta de Conciliación por Alimentos Adulto Mayor No. R.U.G. 10-4730-13 suscrito en la
Comisaría Décima de Familia de Engativá el 26 de septiembre de 2013, entre la señora Margarita
Rojas de Moreno, y sus hijas, Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, donde consta
que se les asigna una cuota de cincuenta mil ($50.000) pesos que deben aportar cada una a su
progenitora dentro de los cinco (5) primeros día de cada mes (folios 5 y 6).
1.5.2 Copia de la historia clínica en oftalmología de fecha 11 de noviembre de 2013 expedida por el
Hospital Universitario De La Samaritana, donde consta que la accionante padece de “prurito ocular
bilateral y posteriormente opacidad corneal y disminución de agudeza visual (…) con diagnóstico de
distrofia corneal” (folios 7 y 8).
1.5.3 Copia del carné No. 11001002105 de CAPRECOM donde consta que la señora Margarita Rojas de
Moreno pertenece al nivel socioeconómico 1 del Sisben (folio 9).
1.5.4 Copia de la cédula de ciudadanía de la señora Margarita Rojas de Moreno donde consta que nació el
4 de diciembre de 1944, es decir, cuenta con 70 años de edad (folio 10).
2.1 Mediante Auto del 12 de agosto de 2014, la Sala de Revisión consideró que dadas las
circunstancias específicas del caso objeto de revisión, era necesario que se aportaran al proceso
algunos documentos, información y conceptos para mejor proveer. De esa manera, requirió:
2.1.1 A las señoras Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, para que informaran y aportaran
pruebas sobre los motivos por los cuales no han cumplido con el acuerdo por alimentos de adulto
mayor que suscribieron en la Comisaría Décima de Familia de Engativá los días 3 y 26 de septiembre
de 2013, especificando además: (i) su actual situación económica; (ii) situación laboral; (iii) situación
familiar; (iv) personas a cargo; y, (v) a que régimen de seguridad social pertenecen, contributivo o
subsidiado.
2.1.2 A la señora Margarita Rojas de Moreno para que informara si sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas
y Leonor Moreno Rojas están cumpliendo con la cuota alimentaria acordada en la Comisaría Décima
de Familia de Engativá los días 3 y 26 de septiembre de 2013, y si considera pertinente la ampliación
de los hechos expuestos en la presente acción de tutela.
2.1.3 Además, decidió vincular y poner en conocimiento a la Defensoría del Pueblo, en su condición de
defensor de los derechos humanos1, para que expresara lo que estime procedente en el caso objeto
de estudio.
2.2 Vencido el término probatorio, la Secretaría General de esta Corporación remitió mediante oficio del
25 de agosto de 2014, la comunicación expedida por el Director Nacional de Recursos y Acciones
Judiciales de la Defensoría del Pueblo, No. 5030 del 20 de agosto de 2014. Respecto a las demás
solicitudes informó que no se recibieron respuestas por parte de las accionadas y de la accionante.
2.2.1 En oficio No. 5030 del 20 de agosto de 2014, suscrito por el Director Nacional de Recursos y
Acciones Judiciales de la Defensoría del Pueblo, en el que se da respuesta a lo solicitado manifestó
que “Sea lo primero advertir que la accionante es una persona de la tercera edad que no posee
recursos económicos, ni ninguna clase de ingreso; sólo cuenta con la cuota de alimentos de $50.000
mensuales que deben pagar cada una de sus dos hijas de conformidad con el Acta de Conciliación
RUG No. 10-4730-13 efectuada ante la Comisaria Décima de Familia de Engativá.”
1 El artículo 282 de la Constitución Política, dice: “El Defensor del Pueblo velará por la promoción, el ejercicio y la
divulgación de los derechos humanos, para lo cual ejercerá las siguientes funciones: 1. Orientar e instruir a los habitantes
del territorio nacional y a los colombianos en el exterior en el ejercicio y defensa de sus derechos ante las autoridades
competentes o entidades de carácter privado.”
Respecto al acta de conciliación debidamente constituida entre las accionadas y la accionante que,
ésta es de obligatorio cumplimiento y presta mérito ejecutivo de conformidad con la Ley 640 de 2001.
Aunado a lo anterior, señaló las jurisprudencias de esta Corporación donde se estableció el derecho
al mínimo vital de las personas adultas mayores dentro de los derechos especialmente amparados
constitucionalmente.
Por último, manifestó que no comparte la decisión del juez de instancia al negar la acción de tutela
aduciendo la existencia de otros mecanismos de defensa judiciales, por cuanto en primer lugar, la
accionante manifestó que no posee recursos económicos para iniciar un “proceso ordinario laboral”,
el cual además de ser dispendioso, se torna ineficaz dado que requiere la cuota de alimentos para
sobrevivir, con lo cual se encuentra probado el perjuicio irremediable. Y en segundo lugar, dice que
“las personas de la tercera edad no deben ser sometidas al inicio de un proceso ordinario, el cual
puede finalizar cuando ya sea demasiado tarde”.
3.1 COMPETENCIA
Esta Corte es competente, de conformidad con los artículos 86 y 241 de la Constitución Política, y
con el Decreto 2591 de 1991, para revisar el presente fallo de tutela.
Corresponde a la Sala decidir sobre la solicitud de amparo solicitado por la señora Margarita Rojas de
Moreno contra sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas. Con tal propósito,
deberá resolverse si la omisión de las demandadas en cumplir con la cuota alimentaria pactada a
favor de su progenitora, vulnera sus derechos fundamentales a la vida y al mínimo vital, teniendo en
cuenta que dicha cuota es el único sustento para su supervivencia.
Para analizar y resolver los problemas jurídicos planteados, la Sala reiterará los precedentes
constitucionales agrupándolos de la siguiente forma: primero, presupuestos procesales de la acción
de tutela contra particulares; segundo, la pensión de alimento o cuota alimentaria en personas
adultos mayores; tercero, la conciliación extrajudicial como medio eficaz para ordenar la cuota
alimentaria de un adulto mayor; cuarto, la afectación al mínimo vital cuando se omite el pago de la
cuota alimentaria en personas adultos mayores; quinto, la protección constitucional a las personas
adultos mayores; y, sexto, se analizará el caso concreto.
3.3.1 La acción de tutela es el mecanismo previsto por la Constitución Política para la protección de los
derechos fundamentales de las personas, finalidad que es consecuente con la noción de Estado
Social de Derecho que acoge la Carta Fundamental. En este sentido, los asociados pueden utilizar
dicho mecanismo cuando vean amenazados sus derechos o se encuentren bajo la consumación
inminente de un perjuicio irremediable. Así, puede interponerse frente a la acción u omisión de
cualquier autoridad pública que vulnere los derechos fundamentales o frente a particulares.
En cuanto a estos últimos, la Corte precisó que la acción de tutela es procedente cuando se cumplen
los siguientes presupuestos:
“a) Que el particular esté encargado de la prestación de un servicio público. b) Que la actuación u
omisión del particular afecte grave y directamente un interés colectivo. c) Que el accionante se halle
en estado de subordinación o indefensión frente al particular. En desarrollo de la norma constitucional
señalada, el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991 amplifica las referidas hipótesis, indicando que la
acción de tutela procederá contra particulares: i) cuando presten servicios públicos (numerales 1, 2 y
3), ii) cuando exista subordinación o indefensión frente al particular accionado (numerales 4 y 9), iii)
cuando se vulnere el habeas data y se solicite rectificación de información (numerales 6 y 7), iv)
cuando el particular esté vulnerando el artículo 17 de la Constitución (numeral 5) y, v) cuando el
particular ejerza función pública (numeral 8).”2 (Subrayado fuera del texto).
El artículo 42 del decreto 2591 de 1991 desarrolla en forma precisa los postulados que deben
atenderse al momento de solicitar la tutela de los derechos frente a particulares. La norma establece
que el amparo es procedente cuando aquellos prestan un servicio público, cuando su conducta
afecta grave y directamente el interés público, cuando el solicitante se encuentre en estado de
subordinación y finalmente cuando se presente la indefensión respecto del accionado.
3.3.2 Como quiera que en el caso que se analiza se refiere a personas particulares, la Sala entrará a
estudiar a la luz del artículo 86 de la Constitución Política y del artículo 42 del Decreto 2591 de 1991,
las condiciones que la jurisprudencia ha señalado como necesarias para que la acción de tutela
proceda.
3.3.3 Al respecto, la jurisprudencia de esta Corporación ha reiterado que la acción de tutela consagrada en
el artículo 86 superior constituye una garantía mediante la cual se pretende asegurar la existencia de
un instrumento judicial idóneo, encaminado a garantizar la protección de los derechos fundamentales
de todas las personas en aquellos eventos en los que se encuentren en riesgo por cuenta de la
actuación de una autoridad pública o, en determinados supuestos, con ocasión de la conducta de un
particular.
Como se indicó previamente, que el artículo 42, del Decreto 2591 de 1991, “Por el cual se reglamenta
la acción de tutela consagrada en el artículo 86 de la Constitución Política”, prevé la procedencia de
la acción de tutela contra particulares cuando, primero, éste se encargue de la prestación de un
servicio público, en cuyo caso ha reiterado la Corte, el ámbito de la igualdad entre los particulares se
suspende o quebranta; segundo, cuando la vulneración del derecho se deriva de una acción u
omisión que vaya en detrimento de las personas que tienen relación con él; y tercero, que el
solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión frente a ese particular.
3.3.4 En efecto, cuando se trata de particulares que no prestan un servicio público, la norma exige que el
accionante se encuentre, frente a éste, en una situación de subordinación o indefensión.3
La Sala Plena de esta Corporación, en sentencia SU-342 de 1995, 6 estableció que para efectos de
decidir sobre la procedibilidad de la acción de tutela en los casos en que se debe resolver
controversias dentro del marco de una relación laboral, es menester tener en cuenta el alcance de la
supuesta infracción que pretende ser conjurada, y de esa forma determinar, si existe una vulneración
de los derechos fundamentales o sí se trata de obligaciones de carácter legal, caso en los cuales, le
compete a la jurisdicción ordinaria decidir sobre estos litigios.
No obstante, esta Corporación en la sentencia citada dispone que si lo que se busca con la iniciación
del proceso judicial es obtener el amparo de un derecho fundamental que ha sido infringido dentro de
la relación laboral, el asunto puede ser decidido por el juez de tutela debido a la impostergable
urgencia de garantizar la adecuada protección de estas garantías.
3.3.4.2 En lo que tiene que ver con la situación de indefensión como requisito de procedibilidad de la
acción de tutela contra particulares, la jurisprudencia constitucional ha estimado que se encuentran
en esa causal “quien resulta incapacitado para satisfacer una necesidad básica en virtud de
decisiones que han sido adoptadas por un particular, en ejercicio de un derecho del cual es titular,
pero de manera irrazonable, irracional o desproporcionada".7
Por lo anterior, la situación de indefensión en la que se encuentra una persona, “debe evaluarse en
concreto, según las circunstancias particulares y en atención a los derechos fundamentales
vulnerados o amenazados por el ejercicio de posiciones de fuerza o de poder que ostentan algunas
personas o grupos sociales."8
Por último, la jurisprudencia de esta Corporación ha concluido que el concepto de indefensión “no es
un predicado abstracto del cual puedan hacerse generalizaciones que se distancien de la realidad
que ofrecen los hechos. Es por el contrario una situación relacional, intersubjetiva en la cual el
demandante es uno de los extremos y el demandado es otro. El primero ha sido ofendido o
amenazado por la acción del segundo. Adicionalmente, el demandado no tiene posibilidades ni de
hecho ni de derecho para defenderse de esta agresión injusta”.9
3.3.5 Con fundamento en las reglas expuestas, la procedencia de la acción de tutela contra particulares es
procedente siempre y cuando la demandante se encuentre en una situación de indefensión con
respecto a la parte accionada, y que requiere de una protección urgente de sus derechos
fundamentales.
3.4.1 La Corte Constitucional en sentencia T-203 de 2013 10, manifestó que “La doctrina jurídica ha
denominado como pensión o cuota alimentaria a la prestación económica que debe una persona a
otra, con el fin de que satisfaga sus necesidades básicas. Tal obligación de manutención y
asistencia11 puede ser impuesta por la ley, por una convención o por un testamento. Para su
exigibilidad deben configurarse tres requisitos esenciales: (i) la necesidad del alimentario, (ii) la
capacidad económica de alimentante y (ii) un título que sirva de fuente a la relación12.”
3.4.2 De otro lado, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha explicado que esta obligación encuentra
su fundamento en la Constitución Política, teniendo en cuenta que el Estado debe protección especial
a la familia como institución básica de la sociedad. En efecto, en sentencia C-657 de 1997 13, la Corte
se pronunció sobre el tema así:
7 Sentencias T-036 de 1995 M. P. Carlos Gaviria Díaz, T-379 de 1995 M.P. Antonio Barrera Carbonell y T-375 de 1996 M. P.
Eduardo Cifuentes Muñoz, entre otras.
12 Sobre estos aspectos, la Sentencia C-237 de 1997 (M.P. Carlos Gaviria Díaz) dispuso: “El deber de asistencia
alimentaria se establece sobre dos requisitos fundamentales: la necesidad del beneficiario y la capacidad del deudor, quien
debe ayudar a la subsistencia de sus parientes, sin que ello implique el sacrificio de su propia existencia.”
“la obligación alimentaria tiene fundamento en la propia Carta Política, pues se vincula con la
protección que el Estado debe dispensar a la familia como institución básica de la sociedad y con la
efectividad y vigencia de las garantías por ella reconocidas, en el entendido de que el cumplimiento
de dicha acreencia civil aparece necesario para asegurar la vigencia del derecho fundamentales al
mínimo vital de los niños, de las personas de la tercera edad o de quienes se encuentren en
condiciones de marginación o de debilidad manifiesta (Arts. 2º, 5°, 11, 13, 42, 44 y 46 C.P.) 16”17 .
3.4.3 En este orden de ideas, para el estudio de esta figura es preciso remitirse a la normatividad
relacionada con el derecho de alimentos, cuya reglamentación se encuentra en los artículos 411 a
427 del Título XXI, del Libro I del Código Civil, haciendo referencia a los siguientes aspectos: quiénes
son sus titulares, sus características, su preferencia, sus clases, su alcance y su duración. Así mismo,
en los artículos 435 a 440 Código de Procedimiento Civil, con algunas concordancias dispuestas en
apartes no derogados del Código del Menor, como en varias disposiciones de la Ley 75 de 1968 y del
Código de la Infancia y la Adolescencia.18
3.4.4 Ahora bien, la noción del derecho de alimentos implica la facultad que tiene una persona de exigir la
asistencia necesaria para su subsistencia a quien esté legalmente en la obligación de suministrarla,
cuando no se encuentre en las condiciones para procurársela por sí mismo 19. Por lo general, este
derecho se deriva directamente de la ley, y en algunos casos, tiene su origen en un acto jurídico.
Cuando proviene de la ley, la obligación alimentaria recae sobre la persona que debe sacrificar parte
de su patrimonio con el fin de garantizar la supervivencia del alimentario. Esta prestación se impone
De acuerdo con el artículo anterior, la jurisprudencia de esta Corporación ha señalado que “la pensión
alimentaria es un derecho subjetivo personalísimo para el acreedor, haciendo parte de la categoría de
los de crédito o personales, en el entendido de que sitúa frente a frente un sujeto activo y un sujeto
pasivo, en torno a una obligación.”22
3.4.5 Sin embargo, la Corte Constitucional23 ha señalado que esta cuota de manutención y asistencia para
la exigibilidad deben configurarse unos requisitos esenciales, a saber: (i) que el peticionario carezca
de bienes y, por consiguiente, requiera los alimentos que demanda; (ii) que la persona a quien se le
piden alimentos tenga los recursos económicos para proporcionarlos y (iii) que exista un vínculo de
parentesco o un supuesto que origine la obligación entre quien tiene la necesidad y quien tiene los
recursos. Sobre estos aspectos, en la sentencia C-237 de 199724 dispuso: “El deber de asistencia
alimentaria se establece sobre dos requisitos fundamentales: la necesidad del beneficiario y la
capacidad del deudor, quien debe ayudar a la subsistencia de sus parientes, sin que ello implique el
sacrificio de su propia existencia.”
“De este modo, la obligación alimentaria se fundamenta en el principio de solidaridad, según el cual
los miembros de la familia tienen la obligación de suministrar la subsistencia a aquellos integrantes de
la misma que no están en capacidad de asegurársela por sí mismos, aunque también puede provenir
de una donación entre vivos, tal como lo establece el artículo 411 del Código Civil. Por esta razón, se
ha señalado que ‘dicho deber se ubica en forma primigenia en la familia, dentro de la cual cada
miembro es obligado y beneficiario recíprocamente, atendiendo a razones de equidad. Una de las
obligaciones más importantes que se generan en el seno de una familia es la alimentaria…”
20ARTICULO 411. <TITULARES DEL DERECHO DE ALIMENTOS>. <Apartes tachados INEXEQUIBLES> Se deben
alimentos: 1o) Al cónyuge 2o) A los descendientes. 3o) A los ascendientes. 4o) <Numeral modificado por el artículo 23 de la
Ley 1a. de 1976. El nuevo texto es el siguiente:> A cargo del cónyuge culpable, al cónyuge divorciado o separado de cuerpo
sin su culpa. 5o) <Numeral modificado por el artículo 31 de la Ley 75 de 1968. El nuevo texto es el siguiente:> A los hijos
naturales, su posteridad y a los nietos naturales. 6o) <Numeral modificado por el artículo 31 de la Ley 75 de 1968. El nuevo
texto es el siguiente:> A los Ascendientes Naturales.7o) A los hijos adoptivos. 8o) A los padres adoptantes. 9o) A los
hermanos legítimos.
En sentencias recientes, este Tribunal reiteró su posición respecto del derecho de alimentos. Es el
caso de la sentencia C-029 de 200927 donde se pronunció de la siguiente manera:
“El derecho de alimentos es aquél que le asiste a una persona para reclamar de quien está obligado
legalmente a darlos, lo necesario para su subsistencia, cuando no está en capacidad de procurársela
por sus propios medios. La obligación alimentaria se radica por la ley en cabeza de una persona que
debe sacrificar parte de su propiedad con el fin de garantizar la supervivencia y desarrollo del
acreedor de los alimentos, y tiene su sustento en el deber de solidaridad que une a los miembros más
cercanos de una familia. Así, la obligación alimentaria se establece sobre tres condiciones
fundamentales: i) la necesidad del beneficiario; ii) la capacidad del obligado para brindar la asistencia
prevista en la ley, sin que ello implique el sacrificio de su propia existencia y, iii) el especial deber de
solidaridad que existe entre uno y otro en atención a sus circunstancias recíprocas”.
3.4.6 Visto lo anterior, se concluye que la pensión alimentaria es un derecho subjetivo personalísimo para
las partes, donde una de ellas tiene la facultad de exigir asistencia para su subsistencia cuando no se
encuentra en condiciones para procurársela por sí misma, a quien esté obligado por ley a
suministrarlo, bajo el cumplimiento de ciertos requisitos, a saber: (i) que el peticionario carezca de
bienes y, por consiguiente, requiera los alimentos que demanda; (ii) que la persona a quien se le
piden alimentos tenga los recursos económicos para proporcionarlos y (iii) que exista un vínculo de
parentesco o un supuesto que origine la obligación entre quien tiene la necesidad y quien tiene los
recursos.
3.4.7 De esa forma, con fundamento en los principios de proporcionalidad y solidaridad el derecho de
alimentos consulta tanto la capacidad económica del alimentante como la necesidad concreta del
alimentario28, y se impone principalmente a los miembros de la familia.
3.5.1 Teniendo en cuenta lo visto, las obligaciones alimentarias se predican no solo de padres a favor de
hijos menores o mayores impedidos para trabajar por motivos de estudio o que sean incapaces física
o mentalmente, sino también de los hijos con capacidad económica a favor de sus padres que no se
encuentren en condiciones para sostenerse económicamente por sus propios medios, sobre todo
cuando éstos son adultos mayores y sus expectativas de trabajo son casi nulas.
3.5.2 Cuando se trata de los adultos mayores y esta obligación no se cumple, la ley los faculta para exigir
de sus descendientes -en primer orden a sus hijos-, el suministro periódico de una cuota alimentaria
para su sostenimiento básico que satisfaga su mínimo vital, para lo cual, pueden acudir a los estrados
judiciales o a un centro de conciliación, para obtener la satisfacción de sus peticiones.
En el primer evento, será el juez el que establezca, luego de analizar las circunstancias del caso, la
cuota que deberá suministrarse al demandante. En el segundo evento, serán las partes -el padre y
sus hijos- quienes pactarán un acuerdo conciliatorio a cerca de la cuota alimentaria a favor del
necesitado. En este acto conciliatorio, se valorará la necesidad del beneficiario por un lado, y la
capacidad de cumplimento del obligado por el otro, documento que prestará mérito ejecutivo en caso
de incumplimiento.
La Corte Constitucional en la sentencia T-1139 de 2005 30 analizó el caso de una mujer que le solicitó
al Instituto de Seguros Sociales –hoy Colpensiones- autorizar el descuento por nómina de
pensionados del 30% de ingreso total de su esposo, destinada al pago de una cuota de alimentos
acordada mediante conciliación extrajudicial a su favor. La demandada sostuvo que no se podía
atender la petición, pues sólo podían realizarse descuentos ordenados por autoridad judicial. En esa
ocasión, la Corte estimó que la demandada desconoció la eficacia de la figura de la conciliación
contemplada en la Ley 640 de 2001, para llegar a acuerdos sobre temas de familia, dentro de los
cuales se ubican las obligaciones alimentarias. En ella manifestó:
“Por otro lado, la Sala observó y analizó lo referente a la conciliación celebrada por mutuo acuerdo, la
cual se realizó siguiendo cada uno de los parámetros legales, motivo por el cual, se cae de su peso
que su esposo en desarrollo de su propia voluntad le conceda el 30% de su pensión, para que ella
sufrague sus gastos mínimos, y el Seguro Social, la prive de gozar dicho porcentaje, argumentando
un procedimiento sistemático, pasando por encima del derecho sustancial y poniendo como prioridad
un procedimiento interno de la entidad, vulnerando y pasando por encima de las normas que regulan
la materia y la propia Constitución.”
3.5.4 Así las cosas, como se indicó, la conciliación extrajudicial en asuntos de familia resulta eficaz para
pactar cuotas relacionadas con los alimentos del tutelante necesitado, atendiendo los intereses y
necesidades de las partes involucradas, cuyos acuerdos serán exigibles ante las autoridades
judiciales.
3.6.1 La Constitución de 1991 introdujo normas que disponen un tratamiento preferencial para las personas
que se encuentran en situación de vulnerabilidad 31. En ese contexto, la jurisprudencia de esta
Corporación ha señalado como sujetos de especial protección constitucional a los niños, los
ancianos, los desplazados, las personas en condición de discapacidad, las mujeres embarazadas, los
grupos étnicos minoritarios, entre otros.
Por lo tanto, el juez constitucional debe verificar si quien interpone la acción de amparo pertenece a
alguno de dichos grupos, y racionalizar la aplicación de las normas sustantivas y procedimentales,
31 Al respecto, el artículo 13 de la Carta, en los incisos 2° y 3°, señala que: “El Estado promoverá las condiciones para que
la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados (…) El Estado protegerá
especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancias de
debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan (…).”
con el fin de evitar que su utilización en el caso concreto genere la afectación de derechos
fundamentales32.
3.6.2 De igual forma, esta Corte ha sostenido que la obligación alimentaria tiene fundamento en la propia
Carta Política, pues se vincula con la protección que el Estado debe dispensar a la familia. Cada
persona debe velar por su propia subsistencia y por la de aquellos a quienes la ley les obliga, por no
estar en capacidad de asegurársela por sí mismos, en virtud del principio de solidaridad.
3.6.3 En reiteradas ocasiones, esta Corporación se ha pronunciado sobre casos en los que adultos
mayores no tienen una pensión o algún ingreso económico ni la posibilidad de costearlo por sí solos,
señalando que “resulta importante la obligatoriedad” que deben tener los descendientes o
compañeros sentimentales para que asuman el costo de las necesidades básicas de ellos. En ese
sentido, la sentencia T-169 de 199833, hizo especial énfasis en el cuidado que se le debe prestar a la
población de la tercera edad, para lo cual señaló:
“El nuevo Estado Social de Derecho ha procurado, entre otras cosas, prestar una especial protección
a aquellos individuos que se encuentren en situaciones de desventaja, dadas sus condiciones físicas
y mentales frente a los demás (…) Al adulto mayor no sólo se le debe un inmenso respeto, sino que
se debe evitar su degradación y aniquilamiento como ser humano, toda vez que no se le da la
oportunidad de seguir laborando y muchos de ellos no cumplen con los requisitos para obtener una
pensión imposibilitándolos a llegar una vida diga”.
Y es que incluso, es tal la obligatoriedad de que los hijos sean responsables de la alimentación de
sus padres cuando ellos ya son adultos mayores y no tienen posibilidad de costear sus necesidades
básicas, que el artículo 233 del Código Penal34 contempla sanciones por su incumplimiento. El citado
artículo dice:
“Artículo 233. El que se sustraiga sin justa causa a la prestación de alimentos legalmente debidos
a sus ascendientes, descendientes, adoptante, adoptivo, cónyuge o compañero o compañera
permanente, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses y multa de trece
punto treinta y tres (13.33) a treinta (30) salarios mínimos legales mensuales vigentes.”(Negrilla fuera
del texto)
3.6.4 En el caso de los adultos mayores, quienes hacen parte de los grupos vulnerables, su subsistencia
está comprometida en razón a su edad y condiciones de salud, cuya capacidad laboral se encuentra
agotada y cuyo único medio de supervivencia está representado en una pensión o ingresos propios, y
que, al no contar con ellos, para asumir sus necesidades más elementales, afectan de manera
inmediata su calidad de vida, y afectación de su mínimo vital, los coloca en una condición de
indefensión, requiriendo una protección inmediata de sus derechos fundamentales.
3.6.5 De manera que, en caso de que este grupo vulnerable dependa para su supervivencia del pago de
una pensión o cuota alimentaria, el no cumplimiento de esa obligación afecta de manera directa su
derecho fundamental al mínimo vital, y desatiende el deber constitucional del Estado y de las familias
de velar por la seguridad de aquellas personas que estén en circunstancia de debilidad manifiesta ya
sea por su condición económica, física o mental.
32 En relación con dicho tema, en la Sentencia T-096 de 2008 (M P. Humberto Antonio Sierra Porto) se explicó que: “(…) la
configuración del derecho de acceso a la justicia incorpora el impostergable compromiso de llevar a cabo la materialización
de la cláusula de prevalencia de los derechos fundamentales (artículo 5° superior) en el particular contexto de las
actuaciones jurisdiccionales. En tal sentido, la administración de justicia no puede ser concebida como un ejercicio irreflexivo
en el cual el operador jurídico se encuentra llamado a dar aplicación automática e inopinada a las normas que encuentra en
el ordenamiento jurídico, pues el objetivo fundamental perseguido mediante la iuris dictio consiste en la realización de un
orden ‘político, económico y social justo’, tal como se encuentra descrito en el preámbulo de la Carta. En consecuencia, la
labor judicial ha de tener como prisma de las disposiciones… el articulado vertido en el texto constitucional, pues sólo a
través de su consideración en la esfera judicial es posible garantizar que la expedición de providencias judiciales sea, en
realidad, un ejercicio material de administración de justicia.”
“… el Constituyente de 1991 erigió el principio de solidaridad como elemento esencial del Estado
Social de Derecho, tal como se expresa en el artículo 1 de la Carta. En este sentido, la Corte ha
definido el principio de solidaridad como: “un deber, impuesto a toda persona por el solo hecho de su
pertenencia al conglomerado social, consistente en la vinculación del propio esfuerzo y actividad en
beneficio o apoyo de otros asociados o en interés colectivo”. La dimensión de la solidaridad como
deber, impone a los miembros de la sociedad la obligación de coadyuvar con sus congéneres para
hacer efectivos los derechos de éstos, máxime cuando se trata de personas en situación de debilidad
manifiesta, en razón a su condición económica, física o mental”36.
Así, el principio de solidaridad “impone una serie de “deberes fundamentales” al poder público y a la
sociedad para la satisfacción plena de los derechos”38. Por lo tanto, este principio se manifiesta como
deber del Estado Social de Derecho a través de estos “deberes fundamentales” que en ciertos
escenarios se refuerzan, cuando se trata de asegurar a sujetos en condiciones desfavorables, la
protección de todas las facetas de sus garantías fundamentales. 39 La Carta proyecta este deber de
solidaridad, de manera específica, a partir de los mandatos constitucionales que establecen una
obligación de especial protección para personas y grupos humanos en situación de vulnerabilidad y
debilidad manifiesta, como las mujeres cabeza de familia (art. 43 CP), los menores de edad (arts. 44
y 45), las personas enfermas y discapacitadas (art. 47) y los ancianos (art. 46), entre otros. 40
(…)
“Estrechamente relacionado con el principio de la solidaridad se encuentra el tema de la definición y
distribución equitativa de las cargas públicas en una sociedad democrática, aspecto éste a su vez
ligado al tema de los deberes sociales del Estado y de los particulares. La familia, la comunidad y el
Estado concurren, en muchos casos, para el cumplimiento de los deberes sociales de apoyo,
atención, protección y promoción de las personas que no están en capacidad de valerse por sí
mismas. Para ello el Estado Social de Derecho se responsabiliza de la existencia de una red social
amplia, sostenible, eficiente y efectiva, con vocación de avanzar progresivamente hasta la
universalidad de su cobertura que garantice a dichas personas el goce de sus derechos
fundamentales, estando de cualquier forma garantizado el derecho fundamental al mínimo vital. La
red social desarrolla los deberes sociales del Estado y de los particulares mediante los cuales los
constituyentes definieron unos compromisos éticos. Por eso, su funcionamiento efectivo no recae solo
en la familia, como sucedía con anterioridad al siglo XIX ni exclusivamente en el Estado.” 41
3.7.2 Respecto de las obligaciones que deben asumir los agentes estatales frente a la población de la
tercera edad, la citada sentencia señaló:
3.7.3 En esa misma sentencia, la Sala hizo un análisis de protección que ofrece el ordenamiento jurídico
colombiano a este grupo poblacional, destacando el siguiente marco legal42:
1. La Ley 29 de 197543 donde se aprobaron normas específicas para garantizar algunos derechos
prestacionales a las personas de la tercera edad y se creó el Fondo Nacional de la Ancianidad
Desprotegida.
2. El Decreto Ley 2011 de 197644 el cual ordenó denominar a los hogares y ancianatos como Centros
de Bienestar del Anciano (CBA).
4. El Decreto 77 de 198746 que establece que los Centros de Bienestar del Anciano quedan a cargo de
los municipios y distritos.
5. La Ley 687 de 200147 se crean los Centros de Vida para la tercera edad.
6. La Ley 1251 de 200848 que define algunos conceptos importantes en materia de protección y garantía
de derechos de personas de la tercera edad y enuncia los derechos de los ancianos y los deberes de
la sociedad para con ellos.
7. La Ley 1276 de 200949 que modificó la Ley 687 de 2001 y definió los Centros de Protección Social
para el Adulto Mayor, Centros de Día e Instituciones de atención.
42 Aunque con anterioridad a 1975 se promulgaron leyes de asistencia social y beneficencia pública, todas ellas se habían
formulado de manera general. Es solo a partir de dicho año que se aprobó una ley específica.
43 “Por el cual se faculta al Gobierno Nacional para establecer la protección a la ancianidad y se crea el Fondo Nacional de
la Ancianidad desprotegida”
48 “Por la cual se dictan normas tendientes a procurar la protección, promoción y defensa de los derechos de los adultos
mayores”
49 “A través de la cual se modifica la Ley 687 del 15 de agosto de 2001 y se establecen nuevos criterios de atención
integral del adulto mayor en los centros vida”
8. Por último, la Ley 1315 de 200950 la cual, conserva las definiciones dadas por la ley 1251 de 2008,
pero impone algunos requisitos formales para el funcionamiento de los centros de día y de protección
social.
En este contexto, la Sala destaca el contenido de la ley 1276 de 2009, que modificó la Ley 687 de
2001 y concentra la protección de los adultos mayores a través de los Centros de Vida, entendidos
como “instituciones que contribuyen a brindarles una atención integral a sus necesidades y mejorar
su calidad de vida”51.52
“Esta norma establece por primera vez, con claridad la definición de Centro Vida, entendiendo por tal
“al conjunto de proyectos, procedimientos, protocolos e infraestructura física, técnica y administrativa
orientada a brindar una atención integral, durante el día, a los Adultos Mayores, haciendo una
contribución que impacte en su calidad de vida y bienestar”.53 Son beneficiarios de estos centros, por
disposición del legislador los adultos mayores de niveles I y II de SISBÉN “o quienes según
evaluación socioeconómica, realizada por el profesional experto, requieran de este servicio para
mitigar condiciones de vulnerabilidad, aislamiento o carencia de soporte social.”54
(…)
Del anterior recuento normativo, se observa que tanto la legislación como la política gubernamental,
se orienta a la superación de la visión asistencialista del cuidado de la ancianidad, para pasar a
entender y desarrollas las obligaciones del Estado frente a las personas de la tercera edad, con el fin
de promover una verdadera integración a la vida activa y comunitaria, tal y como lo consagra el
artículo 46 Superior.”
3.7.4. De lo anterior se puede concluir, que el Estado debe, como parte de sus obligaciones constitucionales
velar por el cuidado de la vejez, a pesar de que el deber primordial de solidaridad se encuentra en
cabeza de la familia, y por ello, debe contar con una política pública de cuidado, protección e
integración del adulto mayor, y adoptar las respectivas medidas para implementarlas.
50 “Por medio de la cual se establecen las condiciones mínimas que dignifiquen la estadía de los adultos mayores en los
centros de protección, centros de día e instituciones de atención”
Sin embargo, sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, no han cumplido dicho
acuerdo a pesar del conocimiento de la situación precaria y sin medios que tiene su madre para
sostenerse.
En su escrito, la actora afirma que no acude a un proceso ordinario judicial para hacer valer sus
derechos, porque en primer lugar, no cuenta con los recursos que le generaría el proceso, y en
segundo lugar, resultaría muy largo respecto a su avanzada edad y la urgencia de solventar su
mínimo vital.
Previo al estudio del caso planteado, la Sala considera que debe verificarse el cumplimiento de los
requisitos generales de procedencia de la acción de tutela, que al tenor de los artículos 86 de la Carta
y 1° del Decreto 2591 de 1991, se sintetizan en existencia de legitimación por activa y por pasiva;
instauración del amparo de manera oportuna (inmediatez); e inexistencia de mecanismos judiciales
idóneos y eficaces, salvo la ocurrencia de un perjuicio irremediable (subsidiariedad), presupuestos
que a continuación serán estudiados por la Sala.
Conforme a los artículos 86 de la Constitución y 1° del Decreto 2591 de 1991, la señora Margarita
Rojas de Moreno instauró de manera personal la acción como titular de los derechos fundamentales a
la vida y al mínimo vital, por lo que se cumple con este requisito de procedibilidad.
4.3.1. De acuerdo con lo previsto por el artículo 86 de la Constitución Política, en su parte final establece la
procedencia de la acción de tutela contra particulares cuando el accionante se encuentre en estado
de subordinación o indefensión57.
En efecto, la subsistencia de una persona adulto mayor está comprometida en razón a un estado de
indefensión, cuya capacidad laboral se encuentra agotada y cuyo único medio de supervivencia está
representado en una pensión o ingresos propios y, la imposibilidad de disponer de tales dineros para
asumir sus necesidades básicas, afecta de manera inmediata su calidad de vida y su mínimo vital, y
la coloca en una condición de especial vulnerabilidad, requiriendo una protección inmediata de sus
derechos, lo cual no le permite aguardar una decisión fruto de un proceso ordinario.
De esa forma y teniendo en cuenta los supuestos fácticos reseñados con anterioridad, la señora
Margarita Rojas de Moreno se halla en estado de indefensión respecto de sus hijas, por cuanto no
57 Textualmente dice: “La ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra particulares encargados
de la prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de
quienes el solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión.”(Negrilla fuera del texto).
58 ARTICULO 411. “Se deben alimentos: 1o) Al cónyuge. 2o) A los descendientes. 3o) A los ascendientes (…)”
puede proveerse por sí misma el sustento que necesita para satisfacer su mínimo vital y requiere de
una cuota de alimentos que las accionadas se comprometieron a entregarle cada mes mediante un
acta de conciliación debidamente constituida, la cual han incumplido, al parecer, sin justificación
alguna, faltando a sus obligaciones legales y morales y comprometiendo seriamente sus derechos
fundamentales dadas las condiciones precarias en que se encuentra.
4.3.3 Por lo tanto, en el caso sometido a consideración de la Sala la acción de tutela resulta procedente,
aún tratándose de un particular por la especial situación que rodea a la accionante, y que se analizará
en los siguientes acápites.
4.4 INMEDIATEZ
4.4.1 El Artículo 86 de la Constitución Política dispone que la acción de tutela está prevista para la
“protección inmediata” de los derechos constitucionales que se consideren vulnerados o amenazados
por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares en los términos previstos
en la ley. De esta manera, el ordenamiento constitucional busca asegurar que el amparo
constitucional sea utilizado para atender vulneraciones, que de manera urgente, requieren de la
intervención del juez de tutela.
4.4.2 Ahora bien, el caso bajo estudio se refiere al incumplimiento del pago de la cuota alimentaria a favor
de la señora Margarita Rojas de Moreno, por parte de sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor
Moreno Rojas, quienes mediante Acta de Conciliación por Alimentos Adulto Mayor No. R.U.G. 10-
4730-13, suscrita en la Comisaría Décima de Familia de Engativá el 26 de septiembre de 2013, se
comprometieron a entregar, cada una, a su progenitora una cuota de $50.000 pesos dentro de los 5
primeros día de cada mes.
4.4.3 Al respecto destaca la Sala, que: (i) la tutela se presentó el 12 de febrero de 2014, habiendo
transcurrido aproximadamente 5 meses desde la fecha de la conciliación el 26 de septiembre de
2013; (ii) la accionante se encuentra en una situación precaria y sin medios para garantizar su mínimo
vital, pues por su estado de salud y su edad no le es posible trabajar; (iii) la afectación al mínimo vital
persiste en el tiempo debido a que sus hijas no han cancelado la cuota de alimentos pactada; (iv) la
obligación de alimentos no prescribe y se tiene por toda la vida del alimentado mientras se conserven
las condiciones que dieron origen a ella, y su reclamación puede efectuarse en cualquier tiempo,
sujetándose solamente a normas de prescripción, una vez ha sido reconocida por la autoridad
respectiva61;
4.4.4 Por las condiciones antes descritas, la Sala considera que el tiempo transcurrido entre la celebración
de la audiencia de conciliación y la presentación de la tutela, no afecta la procedencia de la acción de
amparo.
SUBSIDIARIEDAD
4.5.1 El Artículo 86 de la Carta establece que la acción de tutela “sólo procederá cuando el afectado no
disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio irremediable”. Al respecto, la Corte ha señalado que, por regla general, los
En este último evento, esta Corporación ha determinado que dicho perjuicio se configura cuando
existe el riesgo de que un bien de alta significación objetiva protegido por el orden jurídico o un
derecho constitucional fundamental sufra un menoscabo. Sin embargo, el riesgo del daño debe ser
inminente, grave y debe requerir medidas urgentes e impostergables. De tal manera que la gravedad
de los hechos exige la inmediatez de la medida de protección64.
Sobre lo anterior, ha establecido algunos elementos de juicio que permiten determinar las
circunstancias especiales de cada caso y determinar la existencia de un perjuicio irremediable. Así
por ejemplo, se debe tener en cuenta: (a) la edad y el estado de salud del demandante; (b) el número
de personas a su cargo; (c) su situación económica y la existencia de otros medios de subsistencia;
(d) la carga de la argumentación o de la prueba en la cual se sustenta la presunta afectación al
derecho fundamental; (e) el agotamiento de los recursos administrativos disponibles; entre otros65.
4.5.2 Ahora bien, en materia de alimentos, si bien existen otros medios de defensa en la jurisdicción
ordinaria, la Corte ha precisado que la acción de amparo resulta procedente en forma excepcional
cuando se demuestra si en concreto esas acciones carecen de idoneidad o eficacia, o se pretende
evitar un perjuicio irremediable;66 aspectos que corresponde evaluar al juez en cada asunto.67
62 Respecto a la existencia de mecanismos judiciales ordinarios la Corte, en Sentencia T- 453 de 2009 (MP. Juan Carlos
Henao Pérez), señaló que: “Fue así como la Constitución Política dispuso un sistema jurídico al que todas las personas
tienen derecho a acceder, con el fin de que, en el mismo, todos los conflictos jurídicos fueren resueltos en derecho en virtud
de normas sustanciales y procesales preexistentes, erigiendo diversas jurisdicciones (ordinaria -artículo 234-, contencioso
administrativa -artículo236-, constitucional –artículo 239-) y en cada una de éstas determinando la competencia material, las
autoridades y las acciones y procedimientos para su acceso.// De esta forma, el ordenamiento jurídico ofrece normas
procesales y sustanciales ejecutadas por autoridades previamente instituidas, para que sean resueltos todos los conflictos
que en él sucedan. (…)// Así, la acción de tutela es un mecanismo efectivo para el amparo de los derechos fundamentales
cuyo ejercicio ante la existencia de otros medios de defensa judicial, no significa el remplazo de éstos, sino el desarrollo
mismo de su finalidad, esto es, que en interés de la salvaguarda de los derechos fundamentales afectados, la acción de
tutela procederá de manera excepcional y subsidiaria ante la inexistencia de un medio de defensa judicial o ante la amenaza
de configuración de un perjuicio irremediable”.
63 Ver, entre otras, las sentencias T-708 de 2009 (MP. Juan Carlos Henao Pérez), T-595 de 2011(MP. Jorge Iván Palacio
Palacio) y SU-189 de 2012 (MP. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
64 Ibídem.
65 Ver, entre otras, las sentencias T-456 de 1994 (MP. Alejandro Martínez Caballero), T-076 de 1996 (MP. Jorge Arango
Mejía), T-160 de 1997 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa), T-546 de 2001 (MP. Jaime Córdoba Triviño), T-594 de 2002 (MP.
Manuel José Cepeda Espinosa), T-522 de 2010 (MP. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub), T-1033 de 2010 (MP. Jorge Iván Palacio
Palacio) y T-595 de 2011(MP. Jorge Iván Palacio Palacio).
66 Sobre las características del perjuicio irremediable, en la sentencia T-225 de 1993 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa), se
sostuvo que: “[a]l examinar cada uno de los términos que son elementales para la comprensión de la figura del perjuicio
irremediable, nos encontramos con lo siguiente: A) El perjuicio ha de ser inminente: "que amenaza o está por suceder
prontamente". Con lo anterior se diferencia de la expectativa ante un posible daño o menoscabo, porque hay evidencias
fácticas de su presencia real en un corto lapso, que justifica las medidas prudentes y oportunas para evitar algo probable y
no una mera conjetura hipotética. Se puede afirmar que, bajo cierto aspecto, lo inminente puede catalogarse dentro de la
estructura fáctica, aunque no necesariamente consumada. (…) B) Las medidas que se requieren para conjurar el perjuicio
irremediable han de ser urgentes, es decir, como calidad de urgir, en el sentido de que hay que instar o precisar una cosa a
su pronta ejecución o remedio tal como lo define el Diccionario de la Real Academia. Es apenas una adecuación entre la
inminencia y la respectiva actuación: si la primera hace relación a la prontitud del evento que está por realizarse, la segunda
alude a su respuesta proporcionada en la prontitud. (…) C) No basta cualquier perjuicio, se requiere que éste sea grave, lo
que equivale a la gran intensidad del daño o menoscabo material o moral en el haber jurídico de la persona. La gravedad
obliga a basarse en la importancia que el orden jurídico concede a determinados bienes bajo su protección, de manera que
la amenaza a uno de ellos es motivo de actuación oportuna y diligente por parte de las autoridades públicas. (…) D) La
urgencia y la gravedad determinan que la acción de tutela sea impostergable, ya que tiene que ser adecuada para
restablecer el orden social justo en toda su integridad. Si hay postergabilidad de la acción, ésta corre el riesgo de ser
ineficaz por inoportuna. Se requiere una acción en el momento de la inminencia, no cuando ya haya desenlace con efectos
antijurídicos. (…)”.
67 De hecho, el Decreto 2591 de 1991, en su artículo 6.1, de manera expresa dispone que la eficacia de los medios
ordinarios de defensa judiciales será apreciada en el caso concreto, atendiendo a las circunstancias en que se encuentre el
solicitante.
La Corte Constitucional en la sentencia T-1096 de 2008, 68 señaló procedente una acción de tutela
presentada por una persona que padecía una enfermedad degenerativa (VIH) que reclamaba el pago
de la cuota alimentaria a su favor. En ella indicó que: “la grave situación por la que atraviesa la actora,
que debido a la enfermedad que padece y sus dificultades adicionales, y no contar con algún ingreso
que le permita solventar sus necesidades, la deja en un completo estado de indefensión y
vulnerabilidad. (…) amerita la procedencia excepcional de la acción de tutela para la protección
oportuna de los derechos fundamentales de la actora ante la carencia de eficacia e inmediatez de los
medios de defensa judicial ordinario.”
4.5.3 En el caso que se estudia existen tres aspectos que le permiten concluir a la Sala que los medios
ordinarios de defensa son ineficaces:
(i) La accionante hace parte de un grupo de especial protección constitucional por ser adulto mayor de
70 años de edad y padecer diversos problemas de salud, los cuales, inclusive, le impiden acceder en
condiciones normales a la administración de justicia, donde los procesos ordinarios son prolongados
en el tiempo, lo cual se tornan ineficaces en estos casos.
(ii) Carece de un ingreso económico regular que le permita brindarse autónomamente una vida en
condiciones mínimas de dignidad,69 pues ni siquiera está en capacidad de laborar normalmente y así
lograr procurarse el cubrimiento de las necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda. En
efecto, la Sala encuentra que la actora pretende que sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor
Moreno Rojas, cumplan con la cuota de alimento que mediante Acta de Conciliación por Alimentos
Adulto Mayor No. R.U.G. 10-4730-13, suscrito en la Comisaría Décima de Familia de Engativá el 26
de septiembre de 2013, se comprometieron en asignarle cada una a su progenitora una cuota de
$50.000 pesos que deben aportar dentro de los 5 primeros día de cada mes. Adicionalmente, sus
ingresos económicos provienen de la colaboración que le prestan sus hijos, no posee bienes
inmuebles, vehículos automotores y no devenga ninguna prestación económica periódica, debido a
que no puede trabajar por presentar problemas delicados de visión.
(iv) De esta forma, si al hecho de que la peticionaria ha estado al margen del mercado laboral durante un
tiempo prolongado por razón de su edad y estado de salud, se le suma el que no recibe alguna
prestación o renta económica, se hace palmaria la difícil situación financiera por la que atraviesa, por
lo que a la luz de los postulados constitucionales se torna ineficaz el medio de defensa judicial
ordinario.
4.5.4 De lo expuesto se desprende que, si bien existen otras vías procesales para lograr la satisfacción de
las pretensiones propuestas en sede constitucional, concurren una serie de circunstancias relevantes
que permiten inferir la falta de idoneidad de las mismas, aspecto que hace indispensable la
intervención del juez de tutela, para impedir la vulneración de los derechos fundamentales al mínimo
vital.
Así, establecida la procedibilidad de la acción de tutela en este caso, la Sala entra a desarrollar el
análisis de fondo del jurídico planteado, con fundamento en las consideraciones generales que a
continuación se presentan.
68 (MP. Clara Inés Vargas Hernández) En aquella oportunidad la Corte examinó el caso de una persona a la cual el
Ministerio de Defensa Nacional le había dejado de pagar la cuota alimentaria a cargo de la pensión de uno de sus afiliados,
bajo el entendido de que éste había muerto y la pensión se sustituyó en cabeza de otra persona. Dado que el asunto
revestía importancia constitucional y la accionante se hallaba en estado de debilidad manifiesta, la Sala Novena de Revisión
decidió declarar procedente la acción de tutela y estudiar de fondo el caso.
69 De hecho, la accionante afirmó en el escrito de impugnación que la tutela debió haberse declarado procedente en
primera instancia, porque es “(…) una persona de la tercera edad que sufr[e] osteoartritis degenerativa, enfermedad que [le]
causa insufribles dolores musculares y articulares que [le] impiden llevar una vida normal, implicando[le] grave imposibilidad
para sentarse, caminar y realizar cualquier esfuerzo donde estén implicados los miembros y articulaciones inferiores; [por
tanto] necesita de la cuota de alimentos que percibía para subsistir de manera digna.”.
4.6 ESTUDIO DE LA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
4.6.1 En primer lugar, la Sala observa que se está ante una situación que involucra a un adulto mayor 70 en
situación de vulnerabilidad, que no recibe ingresos económicos por ningún concepto y se encuentra,
por su edad y enfermedad visual, en desventaja para proveerse su sustento.
En efecto, al examinar los documentos se advierte que la accionante es una mujer de 70 años, de
escasos recursos económicos, perteneciente al nivel 1 del Sisben tal como consta a folio 9 del
expediente de tutela, el carné No. 11001002105 expedido por CAPRECOM.
Por otro lado, de la historia clínica en oftalmología de fecha 11 de noviembre de 2013 expedida por el
Hospital Universitario De La Samaritana, consta que la accionante padece de “prurito ocular bilateral
y posteriormente opacidad corneal y disminución de agudeza visual (…) con diagnóstico de distrofia
corneal”71 que le genera una considerable disminución visual que no le permite trabajar y proveerse
su propio sustento.
4.6.2 En segundo lugar, se observa folios 5 y 6 del expediente la copia del Acta de Conciliación por
Alimentos Adulto Mayor No. R.U.G. 10-4730-13 suscrita en la Comisaría Décima de Familia de
Engativá el 26 de septiembre de 2013, entre la señora Margarita Rojas de Moreno, y sus hijas,
Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, donde consta que se les asigna una cuota de
cincuenta mil ($50.000) pesos que deben aportar, cada una, a su progenitora dentro de los cinco (5)
primeros días de cada mes, la cual se presume que fue acordada en forma voluntaria y atendiendo su
capacidad económica.
Respecto a la legalidad del acto, se reitera que no sólo la orden judicial es una medida idónea para
fijar una cuota alimentaria acordada entre una persona que tiene la obligación de manutención y
asistencia a favor de una persona adulto mayor que goza de especial protección constitucional, con el
fin de satisfacer sus necesidades básicas. También existe la figura de la conciliación extrajudicial que
permite acuerdos sobre temas de familia, de conformidad con lo dispuesto en el 31 de la Ley 640 de
200172, dentro de los cuales se ubican las obligaciones alimentarias. En ambos casos, la ley faculta al
necesitado para exigir del obligado el cumplimiento de la obligación.
Así las cosas, el acuerdo suscrito por las partes aquí involucradas, contiene una obligación que
puede ser exigida ante las autoridades judiciales, en la medida que compromete a las hijas de la
accionante a cumplir con un deber no solo legal, sino moral de socorrer a su señora madre, quien
demostró no poder hacerlo con recursos propios.
4.6.3 En tercer lugar, si bien el documento que contiene el acuerdo presta mérito ejecutivo y puede ser
exigido ante las instancias judiciales, ordinarias, tal como lo señala el juez en el fallo del 1 de abril de
2014 al negar el amparo, las condiciones especiales que se circunscriben al caso de la accionante, se
reitera, hacen que esos mecanismos de defensa no resulten idóneos para la protección de sus
derechos.
70La Carta Política en sus artículos 13 y 46, establece una especial protección para este grupo de personas, atendiendo el
principio de solidaridad y los preceptos del Estado Social de Derecho que inspiran el ordenamiento Superior. Sobre el tema,
la Corte ha señalado en la sentencia T-315 de 2011, que no se puede desconocer los constantes inconvenientes que tienen
que afrontar dicho grupo etario cuyas condiciones físicas: “(i) les impiden trabajar, (ii) les ocasiona restricciones originadas
en las prohibiciones legales que hacen obligatorio el retiro forzoso de su trabajo al arribar a cierta edad, y en consecuencia,
(iii) los inhabilita para poder proveerse sus propios gastos”. La misma sentencia ha sostenido que “dichas personas se ven
igualmente avocadas a afrontar el deterioro irreversible y progresivo de su salud por el desgaste natural del organismo y
consecuente con ello al advenimiento de diversas enfermedades propias de la vejez. En esa medida, se hace necesario que
el Estado los proteja en relación con la acción u omisión que amenace o vulnere sus derechos y que en tales circunstancias
deba obrar incluso por encima de consideraciones meramente formales”.
Igualmente, se resalta que en el expediente no existe justificación alguna que las excuse de no
colaborar en el sostenimiento de su señora madre.
4.6.5 Los aspectos mencionados, sirven para concluir que en el presente caso se observan los requisitos
especiales fijados por la jurisprudencia para exigir el cumplimiento de obligaciones alimentarias por
vía de tutela en la medida que: (i) la accionante carece de bienes o ingresos que le permitan
garantizar su subsistencia, haciendo necesario que acuda a sus hijas para que la ayuden en su
sostenimiento; (ii) no existe prueba que justifique la omisión del cumplimiento del acuerdo pactado.
Por tanto, se presume que las accionadas tienen los medios para socorrer a su madre; (iii) de
conformidad con el artículo 411 del Código Civil, los ascendientes son titulares del derecho de
alimentos, por tanto, existe la obligación legal de las hijas, quienes no desvirtuaron el parentesco, de
colaborar con su mamá.
De manera que, se repite, si bien existen otras vías procesales para lograr la satisfacción de las
pretensiones propuestas en sede constitucional, concurren una serie de circunstancias relevantes
que hacen que las mismas resulten ineficientes para lograr tal fin.
4.6.6 Por otro lado, teniendo en cuenta las condiciones en que vive la accionante, las cuales no fueron
desvirtuadas, la Sala no puede pasar por alto el grado de vulnerabilidad en que se encuentra y la
necesidad de atención integral que requiere para mejorar su calidad de vida. Por ese motivo,
ordenará a la Alcaldía de Bogotá, que previa evaluación socioeconómica, la incluya como beneficiaria
de los Centros de Vida y en los programas de subsidio para adultos mayores y contribuyendo así, a
mitigar las condiciones de vulnerabilidad de la señora Margarita Rojas de Moreno.
4.7 CONCLUSIONES.
4.7.1 De acuerdo con lo expuesto, la Sala considera pertinente resaltar que la obligación alimentaria tiene
fundamento en la propia Carta Política, pues se vincula con la protección que el Estado debe
dispensar a la familia como institución básica de la sociedad y con la efectividad y vigencia de las
garantías por ella reconocidas, en el entendido de que el cumplimiento de dicha acreencia civil
aparece necesario para asegurar la vigencia del derecho fundamentales al mínimo vital de quienes
se encuentren en condiciones de indefensión o de debilidad manifiesta (Arts. 2º, 5°, 11, 13, 42, 44 y
46 C.P.)73.
4.7.2 En ese sentido, aunque cada persona debe velar por su propia subsistencia y por la de aquellos a
quienes la ley le obliga, en virtud de los principios constitucionales de equidad y de solidaridad, los
miembros de la familia tienen el deber de procurar la subsistencia a aquellos integrantes de la
misma que no están en capacidad de asegurársela por sí mismos. Obligación que sólo en
circunstancias excepcionales puede exigirse por vía de tutela.
4.7.3 Como se dijo anteriormente, no sólo la orden judicial de embargo es la medida idónea para ordenar
una cuota alimentaria acordada entre una persona que tiene la obligación de manutención y
asistencia a favor de una persona adulto mayor que goza de especial protección constitucional, con el
fin de satisfacer sus necesidades básicas.
4.7.4 En el caso concreto, la Sala encontró que se cumplían con las exigencias establecidas por esta
Corporación para reclamar la cuota de alimentos, a saber: (i) que la señora Margarita Rojas de
Moreno carezca de bienes y, por consiguiente, requiera los alimentos que demanda; (ii) que las
señoras Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, no demostraron que no tienen los
recursos económicos para proporcionarlos y (iii) que la relación de la peticionaria con las
4.7.5 De acuerdo con lo anterior, la Sala de Revisión revocará el fallo único de instancia proferido por el
Juzgado Segundo Municipal de Pequeñas Causas Laborales de Bogotá, el 1 de abril de 2014, que
negó el amparo solicitado por la señora Margarita Rojas de Moreno, y en consecuencia, se concederá
la protección de los derechos fundamentales al mínimo vital y a la vida digna de la accionante.
4.7.6 Por lo tanto, ordenará a sus hijas Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno Rojas, que dentro de
los quince (15) días siguientes a la notificación paguen las cuotas dejadas de cancelar a partir de la
fecha en que suscribieron el Acta de Conciliación por Alimentos Adulto Mayor No. R.U.G. 10-4730-13
en la Comisaría Décima de Familia de Engativá, la cual se presume que fue acordada en forma
voluntaria y atendiendo sus capacidades económicas. Así mismo, se les recuerda el deber legal y
moral que tienen frente a su señora madre, en virtud del cual, deben cumplir de manera oportuna con
la cuota asignada a su progenitora por el valor de cincuenta mil ($50.000) pesos que deben aportar
cada una dentro de los cinco (5) primeros día de cada mes.
4.7.7 Por tanto, teniendo en cuenta las condiciones en que vive la accionante, las cuales no fueron
desvirtuadas, la Sala no puede pasar por alto el grado de vulnerabilidad en que se encuentra y la
necesidad de atención integral que requiere para mejorar su calidad de vida. Por ese motivo,
ordenará a la Alcaldía de Bogotá, que previa evaluación socioeconómica, la cual deberá efectuarse
en un plazo máximo de quince días (15) contados a partir de la notificación de la presente tutela, la
incluya como beneficiaria de los Centros de Vida y en los programas de subsidio para adultos
mayores y contribuyendo así, a mitigar las condiciones de vulnerabilidad de la señora Margarita Rojas
de Moreno.
5 DECISIÓN
RESUELVE
PRIMERO: REVOCAR el fallo único de instancia proferido por el Juzgado Segundo Municipal de
Pequeñas Causas Laborales de Bogotá, el 1 de abril de 2014, que negó el amparo solicitado por la
señora Margarita Rojas de Moreno. En su lugar, TUTELAR la protección de los derechos
fundamentales al mínimo vital y a la vida digna de la accionante.
SEGUNDO: En consecuencia, ORDENAR las señoras Blanca Aurora Moreno Rojas y Leonor Moreno
Rojas, para que dentro de los quince (15) días siguientes a la notificación paguen las cuotas dejadas
de cancelar a partir de la fecha en que suscribieron el Acta de Conciliación por Alimentos Adulto
Mayor No. R.U.G. 10-4730-13 en la Comisaría Décima de Familia de Engativá, la cual se presume
que fue acordada en forma voluntaria y atendiendo sus capacidades económicas. Así mismo, se les
recuerda el deber legal y moral que tienen frente a su señora madre, en virtud del cual, deben cumplir
de manera oportuna con la cuota asignada por el valor de cincuenta mil ($50.000) pesos que deben
aportar cada una dentro de los cinco (5) primeros día de cada mes.