Revista Humanidades Epoca IV No 6 2005 Art 7

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Humanidades

Oralitura y tradiciones
de Sonsonate
(2003-2004)
Luis Melgar Brizuela,
Investigador y Docente del Departamento de Letras
de la Facultad de Ciencias y Humanidades, UES

Resumen:
En primer lugarse presenta un infon-ne general sobrios resultados cuantitativos ycualitativos de este
Proyecto que ex-plata h tetar= a ra 1 y su rehción con hstiadiciones culturales de tres municipio .s
modélicos del Departamento de Sonsonate: Izalco, Nah uizalco y Santo Domingo de
Guzmán. En segundo lugar, como un avance de los resultados cuaEtativos, se expone una primera
azracteri7adón sernióftco-
. &caria de hidendad culturalizalqueña, tomado estemunicipio como mode-
lo miximo del sincretismo cultural salvadoreña Sobre la base de amplios corpus litemiios
lírica y testimonios, orales y esaitos), se estudian los simbolismos principales de ambas raíces delmesti-
zaje: hnahua-pipilmesoamenanayhhispano-catóhca, y se phntea una caracteri7aciónpreliminarde
hcultumizalqueña actual Los textos privilegiados son los mitos, cuentos de animales y testimonios de
1932 en h rama del relato; y bombas, adivinanzas y poesh popular en la rama de la lírica. Pero
también se parte de abundante obra escritaporautorrssonsonatecosacerca de su región, entre quienes
destacan Salarrué, Claudia Lars, Francisco Herrera Velado ylosé Roberto Cea. Los temas privile-
giados de esa relación literatura /tradición azltu m I resultan serla Santa Cruz y el Volcán de Izalco,
ambos considerados desde una semiótica simbólica. Al finaZ se contemplan algunas potencádades
derivadas de los rrsultadosdelproyecto.pubbcadones servicios sociales einwstigaciones sub-secuentes

¿Qué es la oralitura nes indígenas, como México, Chile, Perú,


Guatemala, Paraguay, Ecuador. En El
salvadoreña? Salvador apenas comienza a darse: al
cobrar conciencia de la plenitud de sig-
El término ORALITURA fue adoptado nificación que la literatura oral de nues-
por una convención de escritores en len- tros pueblos tiene para la reconstrucción
guas indígenas de América, en Temuco, del sentido de la nacionalidad, tanto su
Chile (mayo de 1997) para designar el trán- lírica como su narrativa, unos cuantos
sito de las expresiones orales a las escritas. investigadores del patrimonio cultural, en
El poeta mapuche Flicura Chihunilnf, coor- particular del patrimonio lingüístico, de-
dinador del encuentro, dijo: Con este tránsito cidimos convertirla en objeto privilegia-
podremoscontnuare' diálcgoenneelespítituyel do de recopilación, análisis, interpreta-
azáz ción y divulgación.
La ORALITURA prospera sobre La carrera de Licenciatura en
todo en aquellos países de América que Letras, gracias al Currículo de Áreas y
conservan la riqueza de sus civilizacio- Funciones Integradas, que privilegia la
, .1
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Humanidades

Investigadores:

Nivel Preofesionak
Luis Melgar Brizuela: investigador principal
Carlos Leiva Cea: investigador adjunto
Guadalupe Arévalo: auxiliar de investigación

Nivel Estudiantil:
Estudiantes del 5o. año de la Licenciatura en Letras:

Equipo de Nahuizalco:
David Pineda Vides, coordinador estudiantil
Delmi García Orellana
Karla Marina López Martínez

Equipo de Izalco:
Silvia Alemán Rivera, vice-coordinadora estudiantil
Miladis Díaz García

Equipo de Santo Domingo de Guzmán:


Carlos Colorado Hernández
Verónica E. Álvarez

investigación, ha venido recopilando y dido la dimensión de nuestro trabajo. Sus


procesando desde 1997 varios centena- temas centrales son la narrativa y la líri-
res de muestras de nuestra literatura oral: ca orales de tres municipios del Depar-
leyendas, mitos, cuentos, pasadas, bom- tamento de Sonsonate: Izalco,
bas, adivinanzas, letras de oraciones y de Nahuizalco y Santo Domingo de
canciones populares, en unos cuarenta Guzmán. Como temas complementa-
municipios de la República. Estos tex- rios se han explorado también el habla
tos orales, que tradicionalmente han sido popular, el sustrato lingüístico del
llamados folclor, al ser transcritos, náhuat-pipil, la iconografía religiosa, in-
homologados y editados por los investi- dígena y cívica, la ritualidad, en cuanto
gadores, se convierten en ORALITURA. sistemas culturales dominantes de la tra-
(En este informe ofrecemos una cuan- dición popular, vinculados con lo lingüís-
tas muestras de lo recopilado en el De- tico-literario. La presente investigación
partamento de Sonsonate) se inició en los primeros meses de 2003
El PROYECTO SONSONATE y concluirá durante el primer semestre
se ha trabajado con el patrocinio del de 2005.
Consejo de Investigaciones Científicas,
CIC, de nuestra universidad, que nos ha
dado un apoyo funcional y ha compren-
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departamento ha dado al país va-


rios escritores de primera linea:
Francisco Herrera Velado (1876 -
1966), Salarrué (1899 - 1975),
Claudia Lars (1899 - 1974), José
Roberto Cea (1939), quienes han
plasmado en buena parte de su
obra los valores históricos y cultu-
rales de la región; en segundo lu-
gar, porque varios otros escritores
no sonsonatecos han penetrado
también en esa temática, mostran-
do así el relieve mayor que tiene
Entrevista con una cuentera de Santo Domingo de en las letras nacionales. Entre ellos
Guzmán. 2004.
destacan: Roque Dalton (1935 -
¿Por qué y para qué investigar 1975), Oswaldo Escobar Velado (1919-
sonsonate? 1961), Ricardo Lindo (1947), Claribel
Alegría (1924).
Entre todos los departamentos de la Re- Tal abundancia y alta calidad de
pública, Sonsonate sobresale por la fuerza la literatura sonsonateca, tanto oral como
de las dos herencias culturales más de- escrita, nos ha permitido construirme-
terminantes de la nacionalidad salvado- diante la recopilación, la selección y el
reña: la nahua-pipil y la hispano-cató- acopio de centenares de muestras, un aba-
lica, ambas de amplia riqueza de signos nico amplio de valores históricos, etno-
y valores estéticos. El idioma náhuat (en culturales, estéticos. Además, ha facilita-
vías de extinción pero a la vez objeto de do el contraste entre la tradición oral de
interés para especialistas, por su magní- sectores populares (rurales y semi-urba-
fica estructura y la calidad de su litera- nos) y la obra de autores consagrados, al-
tura); los relatos míticos (como "La gunos de primer nivel, como los antes
Cuyancúa" en Izalco y Santo Domingo mencionados; otros de rango menor pero
de Guzmán o "La piedra de Texical" en representativos también de la identidad
Nahuizalco); los testimonios de 1932; los local en el ámbito de las letras, contraste
centros "espiritistas" o de "brujerías"; las cuyo estudio es uno de los principales ejes
cofradías o hermandades; la escultura de la metodología aplicada.
religiosa ("santos" de madera), la inten- El objetivo general del proyecto
sa ritualidad (incluidas aquí las tradicio- ha sido el estudio de la identidad local y
nes culinarias: ticucos, chilayo, chicha), nacional desde los campos de la carrera.
muestran el carácter de reservorio ma- Los objetivos específicos: descubrir los
yor que esta región tiene en nuestro valores estructurales de la narrativa y de
sincretismo cultural. la lírica sonsonatecas, caracterizar los fe-
De esa riqueza sonsonateca en- nómenos socio-dialectales y relacionar-
contramos un singular reflejo en la lite- los con los sistemas no lingüísticos
ratura escrita, en primer lugar porque este (ritualidad e iconografía).
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Teorías y métodos pilados por el americanista alemán


aplicados Leonhard Schultze-Jena en 1930; Tradi-
El marco teórico general de la investiga- ción oral de El Salvador (1993), de Glo-
ción es un constructivismo cualitativo a ria Araceli de Gutiérrez; Hablan los
partir de la Semiótica de la Cultura, se- naguales (1997), de Benjamín Palomo.
gún la escuela de Yuri Lotman, que per- También se han revisado revistas y pe-
mite integrar la información y los mate- riódicos, de donde algunos de los recor-
riales obtenidos clasificándolos en dos tes extraídos luego se incluyen como
tipos de sistemas culturales: los de anexos.
modeliz . ación primaria: lengua, habla, dia- También se han realizado varias
lectos, onomástica; y los de rnocichz . ación entrevistas con especialistas en los temas
secundará: narrativa, lírica, ritualidad, ico- indagados, entre ellos historiadores,
nografía. El estudio de estos sistemas antropólogos, escritores, arqueólogos, etc.
representativos de la identidad local se Y se ha contado con el apoyo directo de
relaciona con el conocnniento histórico las casas de la cultura de cada lugar visi-
y socio-cultural de los municipios inves- tado, así como de algunas instituciones
tigados. El sistema privilegiado es la na- educativas.
rrativa oral, que se contrasta en primer Con los materiales recopilados se
lugar con la narrativa escrita, luego con han construido corpus amplios en cada
la lírica, el habla popular y los sistemas género lingüístico o literario, garantizan-
no lingüísticos. do así la representatividad de los valores
El método general, determinado culturales locales. Estos corpus han sido
a partir del marco teórico, es la indaga- sometidos a análisis lingüísticos,
ción cualitativa mediante el trabajo de narratológicos, líricos, semiótico-
campo y bibliográfico. Durante los dos antropológicos, pragmáticos, según la ín-
años de la investigación se han realizado dole de las muestras. Los análisis se reali-
numerosas visitas a los municipios, par- zan por niveles: fonético-fonológico,
ticularmente durante las festividades pa- morfológico, sintáctico, semántico,
tronales, semana santa, eventos relevan- tropológico, actancial, discursivo,
tes, etc. Se han entrevistado numerosos arquetípico, icónico-simbólico, etc., según
cuenteros, recitadores, hablantes en ge- se trate de sistemas lingüísticos, literarios
neral, así como autoridades de la locali- o no-lingüísticos, y según convenga a cada
dad: párrocos, alcaldes, directores de texto o muestra que se analiza.
centros educativos, dirigentes gremiales, Finalmente se ha trabajado la in-
mayordomos de las cofradías, etc. tegración de los niveles, de los sistemas
En la parte bibliográfica se han y de las áreas, para obtener así los valo-
consultado numerosas fuentes teóricas, res culturales constantes y variantes de
historiográficas, literarias, lingüísticas y cada municipio y de la región en gene-
antropológicas, con énfasis en obras que ral, y luego interpretarlos según los mar-
pueden considerarse antecedentes de la cos teóricos e histórico-socio-culturales
oralitura salvadoreña, tales como: Mitos aplicados.
y leyendas de los pipiles de Izalco, reco-
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Resultados obtenidos Resultados


cualitativos
Los resultados que aquí presentamos ( a
inicios de 2005) no son aún concluyen-
Aquí podemos señalar, en primer lugar,
tes, pues falta elaborar los informes fi-
la formación investigativa que se ha lo-
nales de cada municipio y luego integrar-
grado, especialmente en el nivel estudian-
los en un informe general, más las anto-
til, ya que los jóvenes participantes han
logías que se derivarán del amplio aco-
podido ejercitar, durante los dos años de
pio realizado, las cuales están ya en pro-
culminación de la carrera, un trabajo fun-
ceso de elaboración, que esperamos po-
damentalmente auto-gestivo, si bien bajo
der publicar adelante.
la asesoría continua de los docentes, en
En términos numéricos, el balan-
particular de los especialistas en cada una
ce del trabajo efectuado entre marzo de
de las áreas integradas. Esta es a nuestro
2003 y diciembre de 2004 arroja los re-
juicio la ganancia principal, pues los
sultados que se presentan en el cuadro
egresados llevarán consigo ese bagaje
de esta misma página.
vivencial, producto de una interrelación
Estas cifras dan una idea de la
continua de teoría y práctica, y podrán
intensidad del trabajo realizado. Pero más
aplicarlo en cualesquiera campos profe-
que tales datos empíricos importa consi-
sionales donde les toque desempeñarse.
derar los resultados cualitativos, es de-
En la parte intrínsecamente aca-
cir lo aprendido en cuanto a valores cul-
démica los puntos cualitativos de llega-
turales locales, las conclusiones a que
da son hs caracterizaciones de los valores cul-
arribemos y los productos finales que
turales de los municipios indagados, consis-
puedan destinarse a la publicación.
tentes en la determinación de las cons-
tantes lingüísticas, literarias y semiótico-

RESULTADOS CUANTITATIVOS

PRODUCTOS OBTENIDOS CANTIDAD


RELATOS (mitos, cuentos, leyendas, testimonios) 246
LIRICA POPULAR (bombas, adivinanzas, oraciones) 148
HABLA POPULAR 82
ENTREVISTAS (a cuenteros, recitadores, funcionarios) 185
VISITAS DE CAMPO (a los 3 municipios investigados, 98
sus cantones, y a la cabecera departamental)
VISITAS A BIBLIOTECAS 112
HORAS DE AUDIO (de entrevistas grabadas) 104
HORAS DE VIDEO (filmación de eventos o entrevistas) 12
FOTOGRAFIAS 372
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antropológicas que se derivan de los aná- gar de las arenas de obsidiana.


lisis, contrastes e interpretaciones de los Ahora bien, para efectos de nues-
corpus construidos. A continuación re- tra investigación, la interpretación que
sumimos los avances de tales caracteri- más interesante parece es la de Salarrué
zaciones, por municipios. Las unidades -- el máximo escritor sonsonateco, el
de correlación e interpretación son los mejor cuentista regionalista de nuestro
SIGNOS MODÉLICOS de la cultura país, por ello llamado El Sagatara de
local, va se trate de signos lingüísticos, Cuscatlán -- en su novela Catleya luna,
literarios, icónicos, rituales o de algún en la parte de "Balsamera", dedicada a
otro ámbito socio-cultural. los sucesos de 1932 en esta zona (capítu-
A continuación, como un resul- los 7 y 8). Para él, la significación esen-
tado cualitativo principal, presentamos cial del nombre de Izalco es: lugar de
una caracterización preliminar de los penitencia o lugar de vigilia, que el au-
signos y sistemas culturales de Izalco, tor relaciona con un ancestral nombre eso-
tomado este municipio como el modelo térico del mismo lugar: Texcalan, piedra
máximo del mestizaje cultural no sólo del de los sacrificios. (Catleya luna. DP. San
Departamento de Sonsonate sino de Salvador, 1974; p. 171). Para el notable
nuestro país en general. No se trata aún investigador de la literatura salvadoreña,
de conclusiones bien determinadas sino Rafael Lara Martínez, esta interpretación
de una primera aproximación a los valo- etimológica de Salarrué, con una clara
res culturales dominantes según los re- afición a la metafísica, acentúa la esfera
sultados de nuestros análisis e interpre- religiosa. (Salarrué o el mito de la crea-
taciones, los cuales serán sometidos a ve- ción de la sociedad mestiza salvadoreña.
rificación y debate tanto en el interior del DPI. San Salvador, 1991; p. 56).
equipo de investigación como por parte La indagación que hemos reali-
de especialistas que nos puedan ayudar zado en el municipio confirma esa signi-
a depurar los logros del proyecto. ficación: de hecho Izalco es un lugar
eminentemente religioso, con un fuerte
sentido penitenciario, como lo muestran
Izalco: máxima concentración los rituales de la Semana Santa, en parti-
de signos culturales cular, y las continuas celebraciones a los
Toponimia, ecología, historia, urbanística. santos patronos y a los titulares de las
veintidós a veintiocho cofradías que se
La etimología del topónimo Izalco ha mantienen vigentes. A este respecto, alu-
sido ampliamente debatida por los espe- diendo en especial a la tragedia de 1932,
cialistas. Entre las versiones más difun- agrega Lara Martínez: E I nombre propio se
didas está la del poeta, lingüista y vuelve un espejo, un ícono, en el cual puedeleetse
nahuatlato Pedro Geoffroy Rivas, el prin- ¿destino advico del grupa La etimología tra-
cipal poeta y lingüista indigenista salva- duce el hado de h etnia... en el nombre mismo
doreño durante la mayor parte del siglo est insulto ya el destino funesto del grupo.
veinte, para quien el nombre se descom- (ibid.)
pone así: Its: obsidiana; sal: arena; co: Desde el punto de vista
lugar, de donde vendría a significar: lu- ecológico, particularmente el del paisa-
M e e irle
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je, la imagen de la ciudad de Izalco es memoración de los numerosos indígenas


inseparable de la imagen de su volcán, ejecutados en los alrededores de esta
uno de los más jóvenes del país, pues iglesia durante la represión gubernamen-
surgió hace sólo poco más de dos siglos, tal de 1932. En el parque Saldaña, en-
en febrero de 1770, según lo afirma Atilio frente de la iglesia de Asunción, fue col-
Peccorini en nota publicada en junio de gado, en un árbol de guarumo, el dirigente
1912 en el Diario del Salvador. El lugar, máximo de la revuelta indígena, Feliciano
según el investigador izalqueño Alfredo Ama. Desde un punto de vista histórico
Calvo Pacheco, era una hacienda de la y simbólico, este es el sitio de mayor sig-
familia Cucufate. Su distintivo principal nificación en la memoria local de Izalco,
fue durante mucho tiempo la erupción aunque arquitectónica y artísticamente
continua de lava y fuego, con grandes bra- sea más vistosa la iglesia de Dolores, la
midos que estremecían a la población y del sector ladino.
lo convertían en un espectáculo titáni- También es parte determinante de
co, que ha dado lugar a diversas obras la ecología y del paisaje izalqueños, el bal-
literarias, pictóricas y heráldicas en nues- neario de Atecozol (de at, agua, y cuzuli,
tro país. Curiosamente cesó en su activi- cuna: cuna del agua, según la referencia
dad ígnica justo cuando en el Cerro Verde, de Geoffroy Rivas). Dos signos
su vecino más próximo, hacia mediados del escultóricos resaltan aquí: el de Atonal,
pasado siglo, se inauguraba un hotel de el supuesto cacique pipil que en la batalla
montaña para cuyos huéspedes la princi- de Tacuzcalco clavara una flecha en la
pal atracción serían sus erupciones y sus pierna de Pedro de Alvarado, dejándolo
estrépitos, como si hubiera querido jugarles cojo para el resto de sus días; y La
una mala broma a los que pretendían ven- Cuyancúa, el nagual de Izalco según la
derlo cómo estampa turística. mitología indígena, una enorme serpien-
En la cabecera municipal la to- te-jabalí que era la dueña de las aguas y
pografía misma establece dos zonas bien determinaba los temporales y la fluencia
diferenciadas: Izalco Arriba e Izalco de los manantiales. Ambos signos corres-
Abajo. En el primero viven los ladinos, ponden al sustrato cultural indígena.
el sector económica y políticamente po- Si bien el proceso del mestizaje
deroso de la ciudad, herederos principa- ha producido un sincretismo ejemplar en
les de la cultura colonial hispano-católi- estas poblaciones, aun hoy día pueden
ca; en el segundo, los naturales, pobres distinguirse en ellas algunos signos de
la mayoría de ellos, herederos de la opre- raíz predominantemente indígena y otros
sión secular y de la religión naturalista de raíz predominantemente hispana. Su
de los nahua-pipiles. A los de Arriba les discernimiento es importante en nuestra
corresponde la Parroquia de Dolores; a investigación para alcanzar uno de los ob-
los de Abajo, la Parroquia de Asunción, jetivos principales: la caracterización es-
la primera fundada por los conquistado- pecífica de la cultura local: mitos, leyen-
res, que exhibe dos signos de alto relie- das, nombres, íconos, insignias, tipos
ve: las campanas donadas por Carlos de lirica, formas del habla, constitu-
Quinto en el siglo XVI y una ermita a la yen un rico material de la literatura óral
Virgen de Guadalupe levantada en con- y del habla populares. Este análisis
Ter,,
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contrastivo, en el que se aplican sobre imágenes de los santos (esculturas gene-


todo categorías semióticas y lingüísticas, ralmente de madera), tienen vida propia,
permite sopesar el grado de resistencia poderes inmanentes a la escultura mis-
de las tradiciones locales frente a la ma. Son recurrentes en todo nuestro país
arrasadora imposición de signos los relatos de imágenes de santos que apa-
transnacionales, sobre todo del american recen y desaparecen a voluntad de un lu-
way of life, corno parte de la gar a otro, indicando así dónde quieren
transculturación neoliberal de finales del que se les construya un templo o una
siglo veinte e inicios del siglo veintiuno. ermita o dónde no quieren permanecer.
Y pueden realizar milagros tales como
Signos de raíz indígena parar una inundación, impedir una inva-
sión, detener la lava del volcán o hacer
Consideremos en primer lugar los signos que cese una epidemia.
de herencia nahua-pipil. En términos Una de las partes más difíciles de
abstractos estos signos pueden caber en conocer y caracterizar ha sido la de la
un mismo sistema etno-cultural: la mi- llamada brujería, espiritismo o
tología, el pensamiento mágico-natura- chamanismo. Estos lugares tienen fama
lista de los aborígenes mesoamericanos de brujería, curandería y "trabajitos" para
que veían (y aun ven sus grupos sobre- hacer o quitar males o conquistar amo-
vivientes) fuerzas divinas, deidades, en res. No es fácil acceder a tales creencias
los fenómenos y seres de la naturaleza: y prácticas dada la represión que han
Tláloc, dios de la aguas; Ejécat, dios del sufrido por su carácter "satánico" y la
viento; Tonatiú (o Ne Tunal), el sol; obvia renuencia a la divulgación de sus
Tonantzin (luego convertida en Virgen secretos. Algunos de los brujos más fa-
de Guadalupe), diosa de la madre tierra, mosos de Izalco son mencionados oca-
emparentada con Cigua-Cóat, la Mu- sionalmente en rituales indígenas de hoy,
jer-Serpiente, símbolo esta de fertilidad expuestas sus fotografías o íconos, como
y movimiento. Y una legión de duendes Daniel Ramón y Macario. Otros han en-
o seres encantados que pueblan las cue- trado en la literatura nacional, por ejem-
vas, ríos, montes o bosques y se apare- plo en la obra de José Roberto Cea, poe-
cen, burlones, sobre todo a los que ca- ta izalqueño, en cuyo libro Todo el códi-
minan de noche. ce aparecen brujos de esta ciudad como
El pensamiento mágico de origen la Juana Torres o Quirino Vega. Dice aquí
pre-hispánico es esencialmente natura- Cea en "Conjuro entre hierbas sin nom-
lista: los animales, las plantas, los luga- bre":
res encantados (pozas, cumbres, cráte-
res, cuevas), son sagrados, entran como La Juana no tiraba las cartas por tirarlas.
íconos o patrones en el santoral indíge- Ella no construía muñecos por cons-
na (el tonalámatl o calendario ritual), truirlos.
del mismo modo que los santos de la igle- Ella, al usar alfileres y tabaco y culantrillo
sia católica conforman el calendario li- y santos boca abajo
era porque los novios se encontrasen.
túrgico que trajeron los españoles. Tam-
Era por ese afán de hacer feliz al mun-
bién es fetichista: para los naturales las do...
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Otro rubro notable, también di- Izalco, comenzando por los de raíz pre-
fícil de caracterizar, es el nagualismo o dominantemente indígena.
lo que de él quede en la cultura popular Al menos a nivel de hipótesis
actual de estos pueblos. La narrativa oral puede proponerse que el signo más fuer-
nos muestra, a través de numerosos tex- te del sustrato nahua-pipil es el de la
tos recopilados, analizados e interpreta- Cuyancúa, cuyo significado integra tres
dos, que en el sustrato indígena actual signos míticos típicos de la región: la ser-
perviven las creencias acerca de un otro- piente, el jabali o tunco de monte y las
yo animal (el nagual), una especie de aguas. El símbolo de la serpiente es uno
doble de cada persona en la dimensión de los más relevantes en las culturas
oculta, esotérica. Tales creencias tienen mesoamericanas. Representa la fuerza y
relación con las prácticas de versatilidad de la madre tierra así como
zoomorfismo. Sobre todo los ancianos el poder nutriente y transformador de las
cuenteros narran sobre brujos famosos aguas. Forma parte de numerosos mitos
de la localidad, que podían convertirse de la región, entre ellos principalmente
en monos (los "micos mágicos"), tuncos, el de Quetzalcóatl, la Serpiente-Quetzal
perros, gatos, vacas, y hasta en racimos o Serpiente Emplumada, un dios emi-
de guineos. Este es un tema por demás nentemente redentor y constructor, equi-
interesante, no muy fácil de abordar por valente a Jesucristo; el de Cigua-Cóatl,
el desconocimiento generalizado que de uno de los nombres de la Diosa Madre o
él se tiene a resultas de la satanización fuerza nutriente de la tierra; el de
que la cultura oficial ha hecho al respec- Coatlicue, la de la "falda de serpientes",
to. Pero su peso en la mitología ances- diosa de la tierra y de la muerte, que en
tral y presente de los pueblos indígenas, algunas versiones míticas aparece como
es determinante para comprender la re- la madre de Quetzalcóatl y en otras como
ligiosidad naturalista y mágica que aún la madre de Huitzilopochtli, según lo
persiste a inicios del siglo veintiuno, con- consigna Yolotl González Torres en su
tra la cual luchan principalmente las igle- Diccionario de mitología y religión de
sias evangélicas de patrocinio norteame- Mesoamérica (Larousse, México, 1991).
ricano, según hemos encontrado en los El otro signo de mayor connota-
municipios estudiados. ción local, que concurre en el mito de la
Ahora bien, dentro de esa gene- Cuyancúa, es el del agua. Como se sabe,
ralidad que llamamos mitología o pensa- Sonsonate es una región de ríos, saltos,
miento mágico-naturalista, cada comu- pozas, manantiales, de donde viene su
nidad municipal tiene signos propios, nombre en náhuat: Tsentsun: cuatro-
constitutivos de su identidad local. Pa- cientos o innumerables; at: agua, que
semos ahora a considerar, aún en térmi- vendría a significar: los cuatrocientos
nos preliminares (de una primera aproxi- ojos de agua o el lugar de las muchas
mación que deberá ser enriquecida por aguas. La relación entre el agua y la ser-
los propios investigadores en la fase de piente se da en la mitología universal,
cierre del proyecto), cuáles son esos sig- según lo hace constar, por ejemplo,
nos dominantes, exclusivos o simple- Arthur Cotterell:
mente constantes, en la cultura local de
Humanidades
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La serpiente es un símbolo arcano de la y de los mayas, en su novela Catleya luna.
tierra y del agua. Su morada es la tierra, El agua es el primer principio de las co-
y surge de su agujero como un manan- sas y la serpiente (la dinámica de la ma-
tial de agua o un tallo recién brotado. dre tierra) colabora con su circulación.
(Diccionario de mitología universal. Así, en el antiguo Egipto se representa-
Ariel, México, 1992). ba al dios del agua como una serpiente (em-
blema de h eternidad) circundando un jarrón
En este mismo punto, el notable de agua, con la cabeza suspendida sobre las
investigador e historiador de Izalco, Car- aguas, que incuba con su alienta (H.P.
los Leiva Cea, participante en nuestra in- Blavatsky. Glosario teosófico. GLEM,
vestigación, en su Panorama de los sím- Buenos Aires, 1957; p. 22).
bolos de Mesoamérica, apoyándose en el El tercer signo que contiene el
diccionario de Revilla y en sus propias mito de la Cuyancúa es el del tunco de
indagaciones, señala que el agua es otro monte o jabalí, cuyo nombre en el
lugar de residencia del "dragón mítico", náhuat izalqueño, según Calvo Pacheco,
sea h Serpre. nte primordial de los Izalco - dice es kutjankuyan. El investigador local
-- o el gran Levi tan de los cristianos, y agre- Adolfo Herrera Vega refiere el rito (dan-
ga que representa el carictergenerador feme- za y teatro) de la Cacería del Cujtan
nino. Por su parte, el americanista Cuyamet (Tunco de Monte) como una
Schultze-Jena, ya referido, relaciona a la de las representaciones festivas que se
Gran Serpiente de la mitología izalqueña solían realizar en las vísperas del día de
con el Viejo (el dios) de la Montaña y San Juan. Cuenta:
con los Muchachos del maíz y de la llu-
via (los cuatrocientos managuas o Esforzados tiradores ataviados con hojas
tepehuas), cuyo lider es el Cipitío. de pacaya alrededor de la cintura, con ar-
En la recopilación de este investi- cos y flechas además de máscaras toscas
gador alemán, muestra privilegiada de la labradas en madera de quilite, persiguen
mitología izalqueña dos años antes de la al Cujtan Cuyamet simulado por un hom-
matanza ( 1930), los Kuyangkuua son ayu- bre vestido con pieles de jabali y sobre la
dantes de la lluvia y encargados de la mar- cabeza un armazón de bejuco forrado de
cha de los ríos, a los cuales pueden secar o las mismas y con una calavera del mismo
cambiarles el cauce cuando quieran. Son animal en la delantera. Cuando el tunco
parte, pues, de los muchachos de la lluvia embiste al cazador, este corre y al ganar
distancia, dispara sus flechas... (Expresión
y del maíz, los tlaloques, tepehuas o literaria de nuestra vieja raza. DP, San Sal-
managuas. Esta relación vincula a la vador, 1975; p. 160).
Cuyancúa con el reino de Tláloc, una de
las deidades de mayor culto entre los La caza del jabali es parte de la
pipiles. (Mitos pipiles... op. cit. pp. 56-57). memoria ancestral de estos pueblos,
Estamos ante signos de máxima puesto que en etapas anteriores de
jerarquía en el sustrato cultural indíge- nomadismo y aun en la posterior fase
na, que alcanzan un nivel esotérico, como sedentaria (agrícola), era una de las car-
lo da a entender Salarrué, conocedor del nes codiciadas por los cazadores. Ade-
pensamiento mágico de los nahua-pipiles más, la abundancia de cerdos en la re-
68 Humanidades

gión, cuyo consumo es generalizado, ex- Las cuevas son otro signo rele-
plica la presencia de estos animales en la vante de la mitología local. Sobresalen
narrativa mitológica de Sonsonate. en este rubro las Cuevas de Chanejet
Otro signo de fuerte raigambre y de la Luna, esta última en las vecin-
indígena en la narrativa oral de Izalco y dades de Atecozol. Se trata, según el
de Santo Domingo de Guzmán es el sustrato mágico indígena, de lugares en-
morro, que se asocia con los mitos de cantados en los que aparecen duendes o
"La calaverita" y de "Los muchachos espíritus. En ellos se celebran, aún hoy,
de la lluvia". El morro está relacionado ritos ocultos.
con el agua, pues de él se hacen los La luna y el sol ocupan también
huacales. Por otro lado, es el equivalente un rango mayor en esta mitología. Cada
al jícaro del Popol-Vuh, particularmente uno de ellos está cargado de simbolismos
en el pasaje de Ixquic. Hemos obtenido que se reflejan en las artes y en la oralitura.
diversas versiones de estos mitos en las El sol es visto como un muchacho y la
cuales el morro aparece, constantemen- luna como una muchacha. Sobre las fases
te, como un árbol mágico que surge de de la luna se ha construido un amplio sis-
la calaverita de la bruja cuya cabeza se tema de creencias y valores. Por ejemplo,
le escapaba al marido, por las noches, se cree que la luna tierna determina una
para ir a reunirse con su amante. (En al- mayor frecuencia de nacimientos mientras
gunas de las versiones recogidas, ella se que la luna llena incide en una mayor na-
escapa convertida en animal). talidad de varones, debido a que cuando
Al ser descubierta, el marido la está llena tiene más fuerza (Schultze-Jena,
castiga impidiendo que la cabeza pueda op. cit. pp. 62-63)
volver a unirse con el cuerpo. Por la me- El sol es objeto de abundantes ri-
diación de un sacerdote (o de un "viejo tos y mitos que se manifiestan en la na-
sabio") así como de un venado, la cala- rrativa oral. Según González Torres era el
vera de la bruja es sepultada y luego se astro más venerado: Todos los días, al apa-
convierte en morro. De esos morros de recer, el Sol era recibido tiñendo acabales y to-
forma de cabeza nacen los muchachos cando &utas y =coles; los sacerdotes le
de la lluvia o tlaloques, quienes también gían oraciones, lo invocaban ydesaibezaban co-
descubren el maíz en el corazón de la dornices en su honor (op. cit. pp. 156-157).
montaña. Uno de los rituales mejor cono-
En algunas versiones son dos cidos en el culto al sol es la adoración de
hermanos varones o un hermano y una los cuatro rumbos (la cruz cósmica) a la
hermana; en otras son tres varones, o hora del amanecer, durante el cual se pide
más. Se trata de una especie de génesis a los dioses o fuerzas divinas de cada
en la cosmogonía pipil, pues narra el ori- rumbo por el bienestar de la comunidad
gen de la vida agrícola (la cultura del y la prosperidad de las cosechas, princi-
maíz) y de la nueva sociedad que con ella palmente. Entre los aztecas, de cuyo
se conforma, de ahí que Schultze-Jena tronco común proceden los nahua-pipiles
lo denomine, en su libro de los mitos de de la región izalca, el culto al sol daba
Izalco, "El origen de la lluvia y el hallaz- lugar a pirámides, sacrificios, rituales. A
go del maíz". él (Tonatiú o Ne Túnal) se dedicaba la
Humanidades
69
guerra florida, astuto animal
para mantener escarbador.
su energía Débil hasta la
ofreciéndole impotencia en
presencia de los
la sangre de
conquistadores
los cautivos.
españoles... sin
Los guerreros embargo en la
de máxima je- leyenda se sue-
rarquía eran ña al vencido
los "Caballe- como amo de
ros águilas" y la situación.
los "Caballe- (Mitos
ros tigres", pipiles..., P.
quienes si La Piedra del Sol• RitualindIena durante las festivi- 96)
morían en ba- dades patronales de Asunciót; parque Saldaña, Izalco.
talla iban luego al paraíso del sol. Los El otro nagual principal de los
colores con que se representa son el rojo izalcos es el venado, símbolo profundo
y el amarillo, y su metal es el oro. Entre (esotérico) de lo sacrificial, de lo peni-
los mitos solares más prolificos figura el tenciario. A este respecto afirma Salarrué
de los Cuatro Soles o edades cósmicas, y en "Balsamera", la parte de Catleya Luna
el del Quinto Sol. dedicada a 1932:
De los animales míticos puede
mencionarse una lista de antiguos El símbolo o blasón sagrado de la raza se
naguales, que siguen vivos en la narrati- pasaba de un cacique a otro. Era una es-
va oral o en la lírica de inicios del siglo pecie de disco de piedra oscura y brillan-
veintiuno: el tigre, la serpiente, el tun- te, algo traslúcido, al decir de los que la
co, el mono, la tortuga, la mariposa, habían visto. Posiblemente era obsidiana.
el conejo, el venado, el coyote, el coli- Estaba labrado toscamente, con una ca-
brí, el águila, la guacamaya, el gua- beza coronada de espinas en la parte su-
perior y una leyenda en pipil así: Titulúat
jolote. Estos aparecen en los cuentos de
Ishpán Tutecu: "Reverenciamos al Se-
animales, en especial en los del Tío Co- ñor". En la parte inferior la silueta tosca
nejo. El conejo está relacionado con la de un venado, el "mazate", que era el na-
luna y con el mito de Nanahuatzin. Se- gual. La cabeza simbólica bien podía ha-
gún Schultze-Jena se identifica con la ber pasado por la cabeza de Jesús pero
imagen de la luna por su modo de ser: seguramente era Tonatiú, "El Sol". (ibid.
p. 171).
El conejo es el que más se ha caracteriza-
do como animal lleno de mañas; es el amo Y en el punto de cierre de "Bal-
de la situación... valiente, audaz, y de esta samera" (la epopeya fúnebre de los
manera se le pinta tomando el pelo al más izalcos), Salarrué presenta a un líder re-
fuerte... El ideal de los débiles no es el amo ligioso que en 1931 se opuso al levanta-
de la selva -- el jaguar - animal que perso- miento armado de la etnia, por lo cual
nifica al Dios del Sol, sino este pequeño y
los guerreristas lo "venadearon" y lo ase-
.1 ./'r7
70 Humanidades

sinaron junto a una poza cuando preci- 20-29), y "El origen del cacao y de los
samente andaba convertido en venado plátanos" (pp. 29-34). En el primero de
blanco, huyendo de sus perseguidores: estos el venado es el vehículo para que
Higinio Naba, un brujo blanco, el dueño la calaverita de la bruja infiel, ya ente-
de la balsamera, asesinado por pacifista rrada, se convierta en el morro de don-
el 2 de noviembre de 1931, se aparece de nacen los muchachos de la lluvia. Es
en espíritu tiempo después a nana pues un medio de renovación del pacto
Genaya, y le cuenta la verdad de su con la madre tierra, un nagual de entrega
muerte: y de conversión. En el segundo el rol del
venado es aún mayor: representa a los
Eyos me contrariaron, eyos vinieron a que hijos predilectos del Dios (o Viejo) de la
les diera suelta para su levantamiento por- Montaña, a quienes persigue el cazador,
que andaban perdidos de pacencia y por lo cual es obligado a casarse con la
resinación por el mal trato. Yo miopuse hija del Viejo, una venada, para que re-
de jondo porque sé mi ley de la raza de nazcan los venados muertos, y a cambio
Cuscatlán que se me encomendó y la ley recibe el secreto del cacao y de los pláta-
está escrita: Que los cuscatlanes anden nos, clara metáfora del paso de la cace-
la resinación del venado indefenso y
den su sangre como el hoisil de las ría a la agricultura.
Las excelencias del venado, su
montañas. (ibid. pp. 175-176)
belleza, su agilidad, y los mitos tejidos a
su alrededor, llevan al poeta Roque
Rafael Lara Martínez, cuyo ma-
Dalton, en Los testimonios, libro dedi-
gistral estudio de Salarrué develó para la
cado a las culturas nahua y maya de El
crítica literaria salvadoreña el sentido
Salvador y Mesoamérica, a exaltarlo así:
trascendente o mito del mestizaje en la
obra del Sagatara, analiza el símbolo del
Tiene los ojos más bellos de la tierra, tal
venado en relación con el etnocidio de los ojos de Lisa. Es animal perfecto, de
1932 en términos de una macro-oposi- geometría sedosa y esquiva. Aunque al-
ción: el tigre como representación de los guien sostenga lo contrario, se alimenta tan
ladinos o de las clases dominantes, y el sólo de agua y mariposas y estando a so-
venado como representación de los in- las es capaz de volar. Sus orejas fueron
dígenas o de las clases dominadas. A hechas de la cabeza de una serpiente va-
partir de ese contrapunto etno-cultural ciada con finura y revestida con pétalos
establece varias otras oposiciones, que de orquídea. Sus cuernos de coral y mus-
le permiten penetrar en la castión indí- go. Sus cascos de noche mínima y de fe-
gena salvadoreña y en el aporte rocidad... El venado huele a mujer y cuan-
salarrueriano al sentido de nación. do se angustia despide un sudor melifluo
que, de poderse recoger aún tibio, sirve
El valor mítico profundo del ve-
para curar la rabia de los animales salvajes.
nado se advierte también en la recopila- s testimonios, UNEAC, La Habana,
ción de Schultze, cuyos informantes 1963; p. 73)
principales fueron el Primer Alcalde del
Común, mes Masin, y su esposa. En este Además de los anteriores signos
punto sobresalen dos relatos: "El origen de carácter mítico, podemos señalar
de la lluvia y el hallazgo del maíz" (pp.
/
71
Humanidades

otros dos de carácter histórico y socio- mientos, cuyo nombre principal es el de


cultural, típicos del indígena izalqueño y Feliciano Ama, el cacique ahorcado en
de la población en general: la persisten- el centro de la ciudad para escarmiento
cia de las cofradías y la memoria lo- de la indiada rebelde. Existen diversas y
cal de 1932. La vigencia actual (2004) contradictorias versiones sobre su muer-
de veintidós a veintiocho cofradías en te. Algunas afirman que no lo colgaron
Izalco, muestra la fuerza de tradición que vivo sino ya convertido en cadáver, pues
estas organizaciones mantienen, y su in- antes se había envenenado. Salarrué re-
cidencia fáctica en la economía y en la coge esa afirmación en su cuento
politica del lugar. Su simbología es bien "Matapalo", dedicado a la raza pipil:
interesante, así como sus rituales de ce-
lebración al santo patrono, cuya imagen, -Dicen que Felicianu se curó antes de que
ella en sí, fetichistamente, es celebrada Torearan, pues...
como si se tratara de un ser vivo, cuya
posesión da una especie de poder mági- La cabeza del anciano fue sacudida dulce-
co a los mayordomos, capitanas o direc- mente por una risa tosida:
tivos de cada cofradía. Pero este es un
-¡Ajú! ¿Cres que siba dejar colgar tantito
subsistema semiótico-ritual en el que
sino-más?... ¿Nuera el jefe, pué? ¿No bía
habría que penetrar más para poder recebido el carrizu, pué? Llevaba el
caracterizarlo. chinasde preparadu, mojada el punta diun
Como en una red, constituyen la aguja. Es un volado que mata en un
Alcaldía del Común, única en el país, parpadeyar.
que vela por los intereses de los indíge-
nas, si bien no logra escapar a las De ahí que tenga razón el Director del
disensiones interiores, entre unas y otras Museo de la Palabra y la Imagen, Carlos
cofradías. Consalvi, al llamar "Cicatriz de la me-
El recuerdo de 1932 sigue sien- moria" al magnífico documental fílmico
do un trauma en la conciencia colectiva que sobre 1932 ha producido esta insti-
del lugar, epicentro de aquella terrible tución, en el cual, justamente, sobresa-
coyuntura que cambió el rumbo del país len los pueblos de Sonsonate que prota-
y prácticamente acabó con la última gran gonizaron aquella lucha de desesperación
etnia autóctona, la de los pipiles, cuya racial: Izalco, Nahuizalco, Juayúa, etc.
vida cercenó al privarlos de la libertad
de hablar su lengua, de vestir sus cotones, Signos de raíz colonial
refajos y huipiles, de sus ritos, en fin, de
su identidad. Hemos grabado numerosos También en este aspecto de la cultura
testimonios sobre el alzamiento de los izalqueña comenzaremos por un conte-
pipiles y sobre la matanza de que luego nido abstracto, general: la religiosidad,
fueron objeto, de ancianos que entonces el gusto por las imágenes de santos y por
eran niños o adolescentes y fueron toca- las celebraciones rituales parece ser el
dos por la tragedia; en ellos se advierte rasgo sobresaliente de la herencia colo-
el dolor que aún aqueja a la comunidad nial hispana, como puede observarse es-
izalqueña al rememorar tales aconteci- pecialmente en las celebraciones de la
//,
72 Humanidades

Semana Santa, llenas de colorido: pro- po, en lo histórico-social y económico,


cesiones, alfombras, vestimenta de las este ha sido un sitio de dolor, de peni-
hermandades, vigilias, misas, velas, mú- tencia, de cruentas luchas, principal-
sica, matracas, etc. Los propios mente en coyunturas como la conquista
izalqueños admiten que en este lugar (recordemos las batallas de Acaxual y de
todo el tiempo hay fiestas y encuentros Tacuzcalco) y la matanza de 1932. Dice
en honor de alguno de los patronos de la a este respecto el indígena mexicano y
parroquia, del barrio, de la cofradía, que sacerdote católico Eleazar López Her-
se anuncian con campanas y cohetes. El nández:
párroco de la Iglesia de Dolores, Pbro. ... la mayoría de los santos patrones de los
Ricardo Cuestas, entrevistado en sep- pueblos ocuparon y desempeñan hasta hoy
tiembre de 2004 por el equipo estudian- el lugar y el papel de los antiguos tótems
til encargado de Izalco, dice al respecto: tribales o de las advocaciones divinas que
los cohetes son quízfís elrnotor porque todos identificaban a cada grupo humano... la Vir-
los dias del año hay cohetes, ya que a lo largo
gen sustituye ahora a la Madre Tierra en
su capacidad de dar vida o de amparar y
del año tenemos una serie de celebraciones, no
acoger a todos... se puede afirmar que
sólo es una época, porque Lis cofradías van se- nuestra evangelización fue más mariana
guidas. que cristológica... (Espiritualidad y teolo-
Esa religiosidad intensa parece gía de los pueblos amerindios. UNAM,
tener en Izalco un distintivo particular: México, 1999; pp. 40-42)
la Mariología, es decir, el culto a la Vir-
gen María en varias de sus denomina- Examinemos ahora los signos
ciones: la de Asunción (patrona de los más relevantes de esa herencia hispano-
de Abajo), la de Dolores (patrona de los católica. Señalemos en primer lugar que
de Arriba), la de Concepción (especial- los sistemas ritual e iconográfico de la
mente como Virgen de la Lava), la de tradición católica se muestran ante todo
Guadalupe, etc. ¿Cómo se explica se- en el sector social y económicamente do-
mejante afición a la "Santa Patrona" más minante: los ladinos, es decir los "blan-
que al "Santo Patrono"? Al menos como cos" en un sentido macro-histórico y en
hipótesis puede plantearse que se trata cuanto herederos más directos de la cul-
de una manifestación típica del culto a tura colonial hispana. En el sector de los
la Diosa Madre o Gran Madre, el cual naturales o indígenas también el cato-
culto parece tener relación con la licismo, históricamente, ha sido asumi-
ecología, la historia y la economía del do con sus valores esenciales, sobre todo
lugar. Veamos. lo erístico (lo sacrificial y redencional) y
La abundancia de las aguas, la lo mariológico (mestizado con el senti-
fertilidad y variedad de las cosechas y del do de la Madre Tierra de la herencia
ganado hacen de este municipio (y más precolombina).
ampliamente, del Departamento de Específicamente en el rubro de
Sonsonate) un modelo de la generosi- la religión encontramos tres temáticas o
dad de la Madre Tierra. Por su prodi- grupos de signos principales: las santas
galidad, la naturaleza misma se hace sen- patronas o santos patronos (entre quie-
tir maternal, nutrida. Pero, al mismo tiem- nes sobresale Marín), que dan lugar a las
.%")4?
73
Humanidades
Arriba, respectivamente. ¿Por qué no la
de Dolores, que es la patrona titular de
los de Arriba? O sea: ¿Por qué el culto
a la Virgen de Concepción ha suplanta-
do al de Dolores en el sector dominan-
te del municipio? Para tratar de respon-
der esta cuestión es necesario aproxi-
marnos a los signos específicos. Hay
aquí cuatro signos dominantes: Asun-
ción, Concepción (especialmente
como Virgen de la Lava), Dolores y
Guadalupe.
La Virgen de Asunción es la
patrona de Izalco Abajo y su parroquia
mantiene una vitalidad plausible. A ella
se adscriben las cofradías de herencia
indígena. Su festividad patronal se da
desde finales de julio y culmina el 15
de agosto con una misa mayor, a la cual
suele asistir alguno de los obispos del
Virgen de Asunción: Patrona de Izalco. Departamento. Entre los numerosos
eventos rituales que se producen enton-
ces, destaca la celebración que hace la
festividades más típicas y competitivas Alcaldía del Común de Izalco, indígena,
de la ciudad; el culto al Nazareno (y, en el Parque Saldaña, frente al templo
en general, a Jesucristo), el cual se con- parroquial, con la participación de sus
centra particularmente en la Semana San- cofradías. Hemos asistido en plan de en-
ta, momento en que todo el municipio trevistadores y fotógrafos a estas cele-
parece volcarse a una intensa sucesión braciones, que incluyen ritos a la Piedra
de rituales, que comienzan con el Miér- del Sol, sahumerios, danzas, representa-
coles de ceniza y los Vía Crucis pre- ciones de niños acerca de personajes
vios a la Semana Mayor; y el culto al míticos o históricos de la cultura indíge-
Niño Dios, durante el ciclo pascual na- na, así como reparto de chicha, tamales,
videño, desde mediados de diciembre pan, chocolate, y baile de todos, en una
hasta principios de enero. Consideremos actitud claramente comunal. El ritual es
brevemente cada uno de estos sub-siste- dirigido por el Primero y Segundo Alcal-
mas semiótico-antropológicos de la cul- des del Común y sus esposas, quienes se
tura religiosa local. dirigen a la concurrencia con discursos
En la mariología izalqueña, dos reivindicativos de los valores indígenas.
denominaciones de la Diosa Madre, la Otro evento ritual modélico de
de Asunción y la de Concepción, pare- esta festividad es el de la Cofradía de
cen disputarse la primacía entre los feli- Asunción, que se celebra en el corazón
greses de las parroquias de Abajo y de de Izalco Abajo, en zonas de la pobrería,
.gil r ,(1.!

74
Humanidades

sin participación de la parroquia. Aquí Madre Tierra), puede acceder a los cie-
se manifiesta con mayor fuerza la heren- los y convertirse en figura solar por ser
cia nahua-pipil, sobre todo en el estilo la Madre de Dios: no sube por su propia
de celebración, en casa del mayordomo determinación sino porque Dios la asu-
de la cofradía, alrededor de la imagen de me, según la etimología de la palabra (del
la Virgen de Asunción. Ocurre así un latín assumptio: acto de asumir o atraer
sincretismo modélico en que lo católico hacía sí) convirtiéndola en la entidad fe-
y lo indígena se trenzan en signos diver- menina de más alto poder en la hagio-
sos, como no es ya posible observarlo grafía católica. La mariposa, pues, repre-
en la mayor parte del país. senta la fuerza de la tierra siendo eleva-
Analicemos desde el punto de da hacia el Sol (Tonatiú), símbolo de Je-
vista semiótico la iconografía y las rela- sucristo según ya hemos visto.
ciones literarias del culto a la Virgen de Salarrué, en "El ángel del espe-
Asunción a partir de las observaciones jo", lleva esa relación más allá, a la dia-
que hemos realizado en el lugar. El con- léctica del pensamiento nahua-pipil: La
junto de los signos que se integran en esta Mariposa de Obsidiana (Ixpapalota)
iconografía, es decir en las imágenes que es nuestra madre, "Señora del Mundo",
de ella se tienen en la parroquia y en la y se funde con Quetzalcóatl-Ehecate, la
cofradía, presenta una connotación emi- Serpiente Emplumada como deidad de
nentemente solar. Destacan a este res- los vientos, conviertiéndose entonces en
pecto sus colores, el rojo y el amarillo, La Mariposa de Cristal. Es la unión
representativos del sol en la cosmogonía plena de lo terrestre-femenino con lo ce-
indígena; la hora de las procesiones en leste-masculino, de la Madre Tierra con
su honor, que según la tradición debe ser el Padre Eterno. Es el sentido de
al mediodía; y las mariposas de oro Quetzacóatl como serpiente que se con-
con que se decoran las imágenes, símbo- vierte en pájaro; y a la vez es el sentido
los también de la luz, de la llama. A este del Dios-Dos, Ome-Teótl (de Ome: dos,
respecto es muy productiva (en sentido y Téotl, dios, según su etimología
semiótico-simbólico) la relación que se- náhuat), que es la Unión del Señor Dos
ñala Leiva Cea entre las tres etapas de la (Ome-Tecuhtli) con la Señora-Dos
mariposa -- oruga, crisálida y mari- (Ome-Cíhuatl), Nuestro Señor y
posa - y la sucesión vida, muerte, re- Nuestra Señora del Treceavo Cielo, el
surrección. El investigador se basa en Dios-Diosa del Cerca y del Junto,
el pensamiento mexica, según el cual la Ipalnemoani, etc.
mariposa era un símbolo del sol y de la (No sería, pues, casualidad que
llama. las cofradías de Asunción y del Padre
La metáfora Asunción / Mari- Eterno se celebren en la misma casa de
posa se fundamenta en el sentido de ele- Izalco Abajo, aunque ello pueda no es-
vación de la tierra al cielo, pues así tar de acuerdo con los cánones tradicio-
como la oruga se convierte en un ser nales o ser parte de los problemas de re-
que vuela, también María, a pesar de ser lación o de competencia en el interior de
sólo una criatura (hecha de polvo o ba- la red de cofradías que siguen siendo es-
rro como todas las hijas e hijos de la pacios de poder en la vida cultural y prag-
75
Humanidades

mático-cotidiana de Izalco de inicios del Todos los años, el 10 de diciem-


siglo veintiuno). bre, se realiza una peregrinación al mo-
En Izalco Arriba el culto mariano numento, donde se celebra una misa cam-
más peculiar, sobre todo en cuanto a ras- pal y rituales específicos de conmemo-
gos de la cultura local, es el de la Virgen ración del milagro. Nosotros estuvimos
de Concepción o María Inmaculada pero presentes en las celebraciones de diciem-
no en su sentido oficial o más conven- bre de 2003, realizando entrevistas y fo-
cional de la liturgia católica sino en una tografías, y pudimos comprobar la fuer-
versión exclusiva de este municipio: la za de esta tradición. Fue notable en esta
Virgen de la Lava. Se trata de un mito ocasión la participación de los dos pá-
o leyenda que reitera la intervención de rrocos de Izalco, el de Dolores como ofi-
la Virgen de Concepción al detener una ciante principal y el de Asunción como
imagen suya de madera, llevada en pro- su colaborador, y de feligreses de varios
cesión hacia arriba del volcán, la lava lugares del municipio además de ambas
hirviente cuando esta había ya arrasado parroquias urbanas. El grado de organi-
cosechas, casas y personas en varios can- zación del ritual y la cantidad de asisten-
tones de las faldas y se acercaba tes muestran la vitalidad de esta tradi-
peligrosamente a Izalco por el lado de ción.
Dolores. Un elemento típico de la misma
Según los numerosos relatos re- en el pensamiento popular es la atribu-
copilados por nosotros, se trata de un ción del milagro más bien a la imagen en
hecho real: las erupciones del Volcán de sí, a la escultura de madera que se colo-
Izalco hacia 1930. Pocos años después, có frente a la lava en el cantón Teshcal,
en 1935, se le construyó el monumento y no tanto a la entidad supra-natural o
ahora conocido como Virgen de la Lava, abstracta de María Inmaculada. Tal ras-
en cemento y a colores, justamente en go de la religiosidad popular (fetichismo),
el sitio donde se supone que la imagen es una constante semántica en los rela-
realizó el milagro. La virgen aparece tos sobre santos patronos, en todo el país.
montada en la luna y a la vez aplastando Según la iconografía observada y
a la serpiente o dragón, símbolo del de- los varios relatos obtenidos, los princi-
monio en la creencia cristiana y de la pales signos componentes del mito de la
madre tierra en la creencia indígena, por Virgen de la Lava son: los colores blan-
lo cual su ícono adquiere un tinte co y azul de la virgen, que simbolizan la
nagualista en el sincretismo religioso y pureza y lo celestial, respectivamente; el
mítico de los lugareños. Además, en la halo solar que la envuelve; la figura del
parte frontal de la base del monumento volcán en erupción; la serpiente, signo
se encuentra un bajorrelieve realizado en del mal y a la vez, en este caso, de la
bronce y luego pintado, de un estilo un fuerza destructiva de la naturaleza; los
tanto tosco, que representa a la misma pobladores en oración suplicatoria, refe-
virgen como en un halo de sol, en el cie- rencia a la fe del pueblo; la ubicación
lo, arriba del volcán, deteniendo la lava, topográfica, es decir las faldas del vol-
y a pobladores de rodillas implorando la cán; el topónimo Teshcal, que aquí ad-
protección de la madre inmaculada. quiere aún con mayor fuerza la connota-
«W /
76
Humanidades

Tepeyac, en 1531, es conocido


como el Nican Mopohua, es-
crito originalmente en náhuad
y luego traducido al español.
Sobre el sustrato indígena la
iglesia católica asume este cul-
to como el más representativo
de la América española. Dice a
este respecto el teólogo indíge-
na contemporáneo Eleazar
López Hernández:

... se recrean las creencias indí-


genas mostrando su perfecta ar-
Virgen de la Lava: Según la leyenda la Virgen de Con- monía con los contenidos funda-
cepción salvó a I pueblo de Lis erupciones del volaín. mentales del evangelio de Cristo.
ción de lava o piedra incandescente, lue- En la Virgen Morena del Tepeyac
go ceniza; y finalmente la fecha de cons- se reconcilian maravillosamente los dos
mundos religiosos contrapuestos en la
trucción del monumento, 1935, que re-
conquista. (op. cit. p. 41)
fiere el momento de respuesta de la po-
blación por el milagro recibido poco
tiempo atrás. Basado en la bibliografía sobre el
La Virgen de Guadalupe ocupa tema, el investigador Leiva Cea llama la
también un sitio destacado en la atención sobre algunos elementos signi-
mariología izalqueña, aunque no tan in- ficativos del mito guadalupano, entre
tenso como el de las dos denominacio- otros: su rostro de niña (de doce años);
nes anteriores. Ella es la patrona de los las flores de maíz (izquixóchitl) y el glifo
indios de América; su ícono presidió en del cerro (téped) sobre la túnica; las es-
México las luchas de independencia y es trellas del manto; la luna sobre la cual se
el más venerado por los sectores popu- encuentra de pie; el querube de alas
lares del continente. La fuerza de este tricolor, que sería la representación de
mito radica en su ancestralidad y en la los niños-colibrí que danzaban en honor
riqueza de su sincretismo cultural, pues al "Sol de mediodía"; y la posible signifi-
el culto que la iglesia católica le ha pro- cación del nombre (Guadalupe) como
piciado desde los orígenes de la colonia diosa amamantadora y consuelo de los
hasta inicios del siglo veintiuno (con la pobres indígenas. (op. cit.)
reciente canonización de Juan Diego En el Izalco actual el culto a la
Cuauhtlatoatzin) tiene como anteceden- guadalupana tiene como ícono principal
te el culto nahua-azteca a la Madre el de la gruta de la explanada del templo
Tonantzin, una de las más importantes de Asunción, en conmemoración de los
representaciones de la Madre Tierra, caídos del 32, y los rituales que se reali-
emparentada con Cigua-cóatl. El relato zan el 12 de diciembre, los cuales pare-
de sus apariciones en el cerro del cerían recobrar vitalidad. En diciembre de
Humanidades
77
2003 esta parroquia y sus cofradías fue- gura del Nazareno. La suma de ambos
ron visitadas por una embajada indígena signos culmina en el ritual del encuentro
mexicana, los "Concheros", quienes les de ambas imágenes durante el Vía Cru-
donaron una nueva imagen guadalupana cis del Viernes Santo.
y dejaron un mensaje de exaltación de esta Demos ahora un vistazo al
tradición etno-religiosa. subsistema ritual-iconográfico y literario
En el lugar menos destacado de del culto al Niño Dios. Se trata de uno
la mariología izalqueña actual parecería de los rasgos más simpáticos y alegres
estar el culto a la Virgen de Dolores, pa- de las festividades izalqueñas, en el
trona de Izalco Arriba, centro económi- marco de las celebraciones navideñas y
co y político del municipio; el de Con- de año nuevo. Es uno de los espacios más
cepción lo habría suplantado últimamen- característicos de la semiótica cultural de
te, sobre todo desde la construcción del Izalco.
monumento del cantón Teshcal. La par- Cuatro cofradías y un guachival
ticipación de la feligresía en los rituales son los entes encargados de mantener
de Dolores ha sido más bien escasa en esta tradición: dos cofradías con el nom-
los últimos tiempos, debido, según su bre de Niño Dios de María, una ads-
actual párroco Ricardo Cuestas, a que la crita a la parroquia de Dolores y otra a la
Conferencia Episcopal de El Salvador de Asunción, las cuales celebran su festi-
suprimió la festividad específica de an- vidad, respectivamente, el 24-25 de di-
tes, cuya fecha oficial era el 15 de sep- ciembre y el 1 de enero. La Cofradía del
tiembre, y fijó su celebración el Viernes Niño de Belén, también adscrita a la pa-
de Dolores, con lo cual se ha propiciado rroquia de Asunción, es, según el investi-
que el espíritu de la Semana Santa, que gador Leiva Cea, la de mayor sustrato in-
entra en su período más intenso precisa- dígena; celebra el 24 de diciembre. Lue-
mente este día, opaque al de la Virgen go, el 28 de diciembre, un guachival de
de Dolores, aunque a su misa sí siguen reciente creación celebra El Niño de los
acudiendo numerosos creyentes. Inocentes. Y, finalmente, el 6 de enero
Un rasgo especial en este caso es se realiza la celebración de la Cofradía
que la Virgen de Dolores, según el mis- del Niño Pepe o Niño de las Tortu-
mo sacerdote, no tiene fiesta pagana, es gas, que también muestra en su
decir, se mantiene en la religiosidad or- simbología un fuerte sustrato indígena.
todoxa sin celebraciones aparte de la La proliferación de cultos al niño
parroquia y, por tanto, sin ciertos elemen- Dios tiene como correlato, en la literatu-
tos mundanos como el licor (chicha, so- ra local, la proliferación de formas líri-
bre todo) y el baile, que se dan en las co-festivas de celebración. Por ejemplo,
cofradías de sustrato indígena. Sin em- en el libro de Herrera Vega se reprodu-
bargo, es conveniente considerar, a ni- cen algunas coplas de las "Recordadas",
vel semiótico, la coherencia entre el sig- que consistían en cantos (acompañados
no de Dolores y el sentido penitenciario de guitarras) con los cuales llegaban a le-
de Izalco, que se despliega mayormente vantar a los encargados o encargadas de
en la Semana Santa y se centra en la fi- la acción de las cofradías:
)4? e
78
Humanidades
Levántate, compañera, Las pastorelas de niñas son tam-
Te saluda el Niño Dios bién ocasión propicia para la lírica oral
El Mayordomo te espera popular, como estas coplas que apare-
Que le vayas a ayudar... cen en el mismo libro:
Hay que dejar ya la cama
Levántate ya es la hora, Aquí te traigo señora
No seas tan haragana Esta suave almohadita,
Que te han nombrado Mayora Que me dispense el Niño
(op. cit., pp. 20-21) Porque no trae fundita.
Aquí te traigo señora
En honor al Niño Pepe se han venido Este tibio faldoncito
recitando o cantando un•tipo de coplas Para que le pongas al Niño
muy particulares de Izalco, las bombas Que está muy desnudito.
del "Jeu-Jeu", de las cuales se publican El mismo autor da cuenta de las "Pastoras
algunas muestras en la antología que indias" que celebraban al Niño Dios con can-
acompaña a este informe. También han ciones en náhuat, como esta:
sido típicas del lugar las Pastorcitas o
pastorelas a cargo de niñas. Describien- Intenemi ne icúneu
do parte de este ritual dice el mismo Paltutecu San José
Nígan nemi pastorcitas
Herrera Vega:
Xehui xihuixmátitel.
Con qué amor las niñas acarician sus poli- Quen ytúqueyini Xúltl
cromos cayados tan vibrantes por la plata Pal nicnútza quemanchuca?
de sus campanillas; qué ufanas bailan sones Yaja Jesús ycúmen José.
criollds de guitarras y mandolinas, vesti-
das de aldeanas y anchas bandas de seda (Traducción):
sobre el pecho, mientras las canastas que
cuelgan del brazo izquierdo rebosan de ¿No está el niño
rosas recogidas en la parra familiar. (op. del Señor San José?
cit. p. 87) Aquí está, pastorcitos,

"Nacimiento" de Izalco.
I

Humanidades 79

Ven a conocerlo, pues. son: los canchules, el 1 y 2 de noviem-


bre, día de los muertos; las procesiones
¿Cómo se llama este niño de Semana Santa, una de las cuales es
para llamarlo cuando llore? exclusivamente de niños, vestidos de
El es Jesús, el niño de José. nazarenos, o sumados a los adultos en
(op. cit. p. 99)
las celebraciones generales. Esa intensa
presencia de los infantes en la celebra-
Esas pastorelas indias se celebraban aún
ción religiosa muestra la fuerza de la he-
en las primeras décadas del pasado siglo,
rencia cultural izalqueña en cuanto los
pero después del etnocidio de 1932 prác-
padres mismos involucran desde tempra-
ticamente han desaparecido, como tan-
na edad a los hijos en el intercambio sim-
tos otros rasgos de la cultura autóctona,
bólico y en el imaginario local.
víctima de la depredación que le ha ve-
Por otro lado, la atención que se
nido infligiendo la cultura oficial y el sis-
presta a la niñez y la inserción del ado-
tema dominante.
lescente, sobre todo hacia la edad de los
Ahora bien, el simbolismo del
13 años, en la vida simbólica del lugar,
niño, uno de los más sintomáticos del
tienen un sustrato cultural indígena: la
grado de resistencia cultural en el muni-
rica mitología relativa a los niños y a los
cipio, tiene dos correlatos que vale la
muchachos, de amplio espectro en el pen-
pena considerar: la participación real de
samiento mágico de nahuas y mayas. En-
niños y niñas en la amplia gama de la
tre otros pueden mencionarse al respec-
ritualidad izalqueña y la mitología del
to los mitos de los muchachos del maíz
niño y del adolescente en la cultura indí-
y de la lluvia, tepehuas o managuas, men-
gena ancestral. Comentemos rápidamen-
sajeros también del viento. La presencia
te cada uno de esos correlatos.
de las tortugas en la vestimenta ritual del
En cuanto a la participación di-
Niño Pepe, remite a la mitología del
recta de los niños en las celebraciones
agua, a los dominios de Tláloc, de ahí
religiosas del lugar, hemos podido com-
que a tales muchachos se les llame tam-
probarlas en numerosas ocasiones. Por
bién tlaloques. Hay aquí, además, co-
ejemplo, para las fiestas de Asunción de
nexiones con el Popol-Vuh, donde los
este año (2004), pudimos observar y fo-
héroes son los muchachos, los nietos,
tografiar las representaciones de niñas y
que se vengan de los malos abuelos y se
niños indígenas en los rituales del 14 de
unen a los buenos abuelos. Será impor-
agosto en el parque Saldaña, protagoni-
tante explorar relaciones con el mito del
zando la encarnación de figuras altamente
Cipitío y del Duende, figuras también
simbólicas en la herencia identitaria; así
propias de la adolescencia.
como un conjunto de niñas, vestidas de
Pasemos ahora al tercer rubro de
azul y blanco, asumiendo la acción del
la religiosidad izalqueña de raíz predo-
ofertorio en la Misa Mayor del 15 de
minantemente hispano-católica: el cul-
agosto en el templo de Asunción, parti-
to del Nazareno. Este es, claramente,
cipación por la cual al final del rito se-
el signo central de la ritualidad de la Se-
rían muy aplaudidas por la concurrencia.
mana Santa. Su realización es asumida
Otras ocasiones en que los niños
con igual intensidad por ambas parro-
protagonizan la acción ritual o festiva
, /
80 Humanidades
quias de Izalco. Adscritas a la parroquia Según el canon tradicional, los
de Dolores se desempeñan la Herman- Cristos escogidos en cada ocasión para
dad de Jesús Nazareno (que antes fue la este ritual debían ser doce (12) de modo
Cofradía de Jesús Nazareno de Indios) y que sumados a la imagen oficial de Cris-
la Hermandad del Santo Entierro; y en to, el de la parroquia, harían un número
la de Asunción destacan las procesiones de trece (13). Este número reviste un
del Vía Crucis, los viernes de cuaresma, simbolismo indígena: los trece cielos, los
y la del Viernes Santo, durante las cua- trece días de la semana (entre los nahuas
les se exhibe al "Nazareno Grande" (así y los mayas), los trece años de cada cua-
llamado por el tamaño de la imagen). Son drante del siglo azteca o maya, que es de
varias las imágenes y denominaciones cincuenta y dos (52) años, etc. En la ac-
que se emplean para tales ceremonias: tualidad, por problemas de funcionamien-
El Señor Yacente, El Nazareno de las to o por las diferencias de reconocimien-
Once, Jesús de Dolores, Jesús de Asun- to entre unas y otras cofradías, ese núme-
ción, que se visten ya sea de morado, ro de imágenes no ha podido mantener-
rojo o blanco y se decoran con joyería de se, y participan sólo ocho o nueve, según
plata. Aquí sobresale la mariposa de fili- las condiciones de cada semana santa.
grana de plata que se coloca sobre el pe- Ahora bien, en el culto al Naza-
cho o sobre el hombro del Nazareno de reno, en especial, y a Jesucristo, en gene-
Indios. ral, hay en Izalco un sincretismo de la
La "Procesión de los Cristos" (o más alta significación. Se trata de la re-
de "los Crucificados") es uno de los ri- lación Nazareno (Jesucristo) /
tos más típicos y significativos de la Se- Quetzalcóatl (Tonatiú), como figuras
mana Santa en Izalco. No es parte espe- solares y redentoras ambos héroes
cífica del culto al Nazareno, pero, obvia- (míticos o históricos). Esta relación es
mente, se relaciona con el mismo sím- explorada por Salarrué, explícitamente en
bolo central de Jesucristo en cuanto már- Catleya luna, implicitamente en "El án-
tir y redentor. Lo particular de esta pro- gel del espejo". Lara Martínez ha
cesión es que la realizan las cofradías develado con magistral claridad el
indígenas el Jueves Santo, al mediodía, simbolismo mestizo contenido en la na-
como una actividad suya propia. Por cada rrativa del Sagatara:
cofradía participante, un cargador lleva
en hombros una imagen de Jesús crucifi- El material simbólico que utiliza el discur-
cado, semidesnudo, con su corona de es- so literario recurre tanto al mito de
pinas, adornadas las imágenes con palmas Quetzalcóatl así como al Cristianismo.
de coyol. Es impresionante ver la serie de Operando una especie de fusión entre
Cristos, muy parecidos entre sí, cargados ambos, establece un paralelismo entre el
por hombres de aspecto indígena, en ac- Izalco vencido y la víctima expiatoria
(Quetzacóatl y Cristo). El primero de ellos
titud eminentemente penitenciaria. Se tra-
aparece bajo su forma de venado, el se-
ta del homenaje o reconocimiento máxi- gundo como cordero. El escritor
mo que estas entidades rinden a la figura (Salarrué) hace variar sensiblemente la sen-
de Jesucristo, con signos y estilos corres- tencia usual del Cristianismo, según la cual
pondientes a la cultura indígena. Cristo es el cordero de Dios. Dado que
r. / /Id AT
81
Humanidades

en El Salvador este animal no existe en esa misma cofradía, que se celebra, como
absoluto, si pretende contextualizarse di- en todo el país, el 2 y 3 de dicho mes.
cha expresión, esto es buscarle un refe- (En este mismo número de la Revista
rente material, debe traducirse en lenguaje Humanidades se publica un breve ar-
cotidiano como el venado (ciervo) de tículo del investigador izalqueño acerca
Dios. del ritual de la Cruz, tema que él ha de-
sarrollado con amplitud y autoridad, pues
... la imagen del venado está esculpida en
inclusive ha rescatado la cruz
el bastón de la máxima autoridad religio-
sa de los Izalco... Para el literato, la creen- procesional de plata, insignia principal
cia profunda en Cristo conduce a los de la cofradía y de la celebración corres-
Izalco a recorrer el camino de la Cruz, a pondientes, y ha contribuido a la recons-
revivir la pasión y la muerte del héroe. trucción de esta festividad).
(op. cit. pp. 59-60) Desde el día 2 de mayo alrede-
dor de la Santa Cruz se erige un altar, en
Esa interpretación del eminente el centro del patio de la cofradía. Por la
investigador literario concuerda con lo tarde, los alcaldes del Común y los ma-
que relata Herrera Vega acerca del "Bai- yordomos, con sus respectivas insignias,
le del Venado" que se dedicaba al Niño inician los rezos, entre ellos principal-
Dios en ritos exclusivamente indígenas mente el del Rosario, que se lleva ya sea
del Izalco de principios del siglo veinte, con camándulas o con granos de maíz.
otra muestra de la correlación Venado / Y luego se procede al baile, que inician
Redentor (Jesucristo o Quetzalcóatl) en el Alcalde del Común y la mayordoma
la ritualidad pipil. de la cofradía. Entre los numerosos sig-
nos menores que se emplean en el ritual,
Signos de sincretismo máximo en anotados por Leiva, sobresalen las armas
la cultura izalqueña de Cristo: la corona de espinas, el man-
to, la túnica, los clavos, la lanza que tras-
Hasta aquí hemos dado un pano- pasó el costado de Jesús, el gallo, los
rama de los signos culturales de Izalco treinta denarios de plata, etc. Todo ello
atendiendo a la predominancia de su raíz connota, modélicamente, los valores pe-
indígena o hispana. Para totalizar, aun- nitenciarios de la tradición izalqueña.
que aún en términos provisionales o hi- Ahora bien, en contraste con esos
potéticos, la caracterización semiótico- signos martiriales, típicos de la tradición
literaria de este privilegiado lugar, con- hispano-católica, proliferan también
sideraremos ahora los signos de mayor otros signos relativos a la fertilidad de
sincretismo: la cruz y el volcán. la madre tierra, precisamente cuando
Según Leiva Cea, la cruz es el está iniciándose la época de las lluvias:
símbolo dominante en el sincretismo cul- arco de hojas de palmera, flores, frutas,
tural izalqueño: por la proliferación de adornos de papel de china, y las comidas
sus íconos y rituales, por la Cofradía de y bebidas tradicionales, entre ellas la chi-
la Santa Cruz, indígena, una de las más cha o vino de maíz o arroz. Esta otra
importantes del lugar, y por la "Fiesta simbología es principalmente de raíz
de la Santa Cruz de Mayo", a cargo de nahua-pipil y rememora los ritos
82 Humanidades

propiciatorios de las cosechas. En su ar- la Vida o Cruz Cósmica. Se trata de


tículo, el investigador izalqueño refiere pinturas o relieves en piedra que apare-
una tradición oral de Ataco (recopilada cen como una cruz cuadrada, simétrica,
por Gloria de Gutiérrez, antropóloga sal- semejando un árbol esparcido hacia los
vadoreña de feliz memoria, que se dedi- cuatro rumbos. Un ejemplo modélico
cara con tanto fervor a los temas para nuestra investigación es el que se
indigenistas y de cultura popular) según encuentra en el Códice Fejervary: el uni-
la cual Cristo-Ehecat fue crucificado en verso en sus diversos Anosy direcao . nes com-
una palmera de corozo. (Ehecat, dios del puesto de cuatro (4) drboles que surgen de las
viento, es una de las manifestaciones de profundiffides y se proyectan en el cielo. En el
Quetzalcóatl). La ubicación de la cruz centro aparece Quetzalcóatl como Señor
en el centro del patio y mirando al orien- de la Aurora. Iconos de la flora y la fau-
te (al punto de nacimiento del sol) es un na sagradas figuran como elementos de
signo que remite a la mitología nahua y esa cuaternidad arbórea que simboliza la
maya. vida, la fertilidad, las fuerzas del cosmos
En las culturas mesoamericanas en movimiento continuo. (cfr. Laurette
ancestrales el sentido de la cruz no es Sejourné. El universo de Quetzalcóatl.
sacrificial o penitenciario como en el cris- FCE. México, 2003; p. 22).
tianismo, sino cósmico, germinal, pues En algunas representaciones de
es el símbolo de los cuatro rumbos del este mito, del árbol manan seres huma-
universo: Norte-Sur como eje vertical o nos que suben y bajan luego de comuni-
axial del mundo, Oriente-Poniente como carse con lo alto. (Leiva Cea, op. cit.) En
eje horizontal que corresponde al decur- la del Códice Vindobonensis, del seno
so cotidiano del sol. Esta significación del árbol surge el hombre. El árbol mues-
tan relevante en el pensamiento mágico tra además trece peldaños, los cuales tie-
de los antiguos dueños de Mesoamérica, nen que ser escalados por los hombres
es el mito del Arbol de la Vida. En los para ascender virtualmente o tras la muer-
glifos de los templos u otras construc- te (retratada abajo) hacia Dios (ibid.) Un
ciones de México y Centro América se ejemplo modélico de la presencia de este
encuentran diversas manifestaciones de mito en Izalco es el que refiere el mismo
esa concepción del cosmos como un Leiva, del bordado en los refajos de mu-
cuaternario fecundo, todo él un árbol flo- jeres izalqueñas de rango, en que el Ar-
rido: en su raíz se encuentra el bol de la Vida está puesto en estilo fi-
inframundo y en su cúpula el gurativo. (ibid.)
supramundo. La colocación de la cruz de Por su parte, Herrera Vega afir-
jiote, rodeada de frutas y flores, en el ma sobre el culto de la cruz en Izalco:
centro del patio, es un vestigio de aque-
lla prolifica mitología. Las cruces en mi tierra brotan como las
Tanto en las estelas como en los flores de mayo. Se depositan las semillas
códices (es decir, en la escritura en los surcos fecundos, y se erige un altar
jeroglífica de los ancestros mesoameri- en el patio de la casa para entronizar una
canos), una de las iconografías más her- cruz... Donde termina el dominio de un
pueblo es indicado por una cruz o varias
mosas y estilizadas es esta del Arbol de
,

Humanidades
83
de ellas; no las coloca el egoísmo, sino sir- ello, es percibido con las connotaciones
ven para que el caminante indio, al traspa- que suscitan el fuego, la piedra, el humo
sar el lindero, ruegue que ese abrazo en y la ceniza, en cuanto signos de un pro-
suspenso sea siempre fraternal para los ceso de destrucción y, a la vez, de un
miembros de su raza... (op. cit. p. 155) espectáculo de fuerza telúrica, sobre
todo si recordamos la época de activi-
Al comentar el sincretismo de la cruz dad ígnea, cuando se le llamaba "El Faro
este autor refiere el ejemplo de que los del Pacífico".
indígenas, cuando las lluvias tardan en La ceniza (según el ritual de ini-
llegar, organizan una procesión rogativa cio de la cuaresma) es para el cristiano un
cargando la cruz con frutas secas y re- recordatorio de su ser temporal, que ter-
gándole aserrín al pie; y que cuando los minará en el polvo pues del polvo vino.
vientos huracanados amenazan las cose- Por eso la cruz de ceniza en la frente,
chas, pretenden conjurarlos con toques al mismo tiempo que evoca la muerte, con-
de tambores y roncos zumbidos de cara- voca a la penitencia.
coles, mientras en el patio pintan una El signo de la ceniza como dis-
cruz de ceniza con rumbo a la tem- tintivo de Izalco aparece en Catleya luna,
pestad y pronunciando lo siguiente: de Salarrué, con connotaciones especial-
mente interesantes respecto a la identi-
¡San Isigro! ¡San Isigro! Detené tu juria. dad de este grupo étnico, su ecología y
Que tu cólera no llegue in nosotros ni en su historia. Su significado se intensifica
la siembrita. Esta tu cruz bendita correteará aquí por la relación con la tragedia de
esos malditos managüeños. (ibid. pp. 156- 1932, pues en la saga salarrueriana la
157)
rebelión de los izalcos y las erupciones
de su volcán ocurren al mismo tiempo
Dos signos que se mencionan en esta cita
no por azar sino porque en este lugar pri-
merecen comentarios especiales: la cruz
vilegiado de Cuscatlán la naturaleza y la
de ceniza y los malditos
managüeños. El significado
de la ceniza en cuanto huella
del fuego y de la destrucción,
es relevante así en la creencia
católica (por ejemplo, en el rito
del Miércoles de Ceniza)
como en la creencia indígena
(por ejemplo, el Cipitío co-
miendo ceniza en las coci-
nas de las casas que visita, se-
gún algunas versiones recopi-
ladas). En el caso de Izalco, la
ceniza tiene que ver con el co-
lor del volcán, de la piedra de
lava o teshcal: el paisaje, por Volcán de Izalco en actividad. Es el signo local
más llevado a la literatura salvadoreña.
84
Humanidades

raza alcanzan un máximo de comunión, clásico de la narrativa femenina salva-


de interpenetración, de encuentro, corno doreña. Ella también imagina al volcán
en un ombligo de la identidad, histórico en plena erupción al par que los pipiles
y mítico a la vez. El capítulo 8 de esta se rebelaban por última vez, para luego
novela, que narra la rebelión protagoni- ser ametrallados tramposamente en la
zada por los izalcos y la matanza que se plaza central de Izalco, convertida en fosa
les vino encima como respuesta del go- común:
bierno del general Martínez, empieza así:
El Izalco estaba en constante erupción, la
Era día sábado 23 de enero de 1932. Bajo brisa me traía sus rugidos intermitentes, y
la lluvia de ceniza caliente la indiada de los la lluvia fina de ceniza cubría el suelo, los
Izalcos se lanzó al asalto de poblados y árboles, mi ropa; se me metía a veces por
ciudades. La lucha era desordenada y casi los ojos con un resquemor sulfúrico. La
acéfala... El pobre indio de Tunalá iba a nube negra de humo giraba ininterrumpi-
morir... No importaba, se crecía a la altu- damente por el cielo y oscurecía la luna y
ra de las serranías. Se sentía ahijado del vol- las estrellas...
cán, dueño otra vez de la calle, del campo
y del mar... matando y haciéndose matar, Las cenizas seguían cayendo sobre mi ros-
en Izalco, en Sonzacate, en Tacuba, en tro mientras la luz demoníaca iluminaba
N ahuiz alc o... los árboles y el camino cada vez con ma-
yor intensidad. (op. cit., p. 154)
Llueve ceniza y corre la sangre... (op. cit.
p. 165) Volviendo al signo de la cruz como tal,
es interesante sopesar su presencia en el
El signo de la ceniza es poco después, arte salvadoreño, sobre todo en la pintu-
en el mismo pasaje de la rebelión del 32, ra y en la literatura. Por ejemplo, en la
explicado por Salarrué en estos términos: lírica popular es famosa esta copla que,
con variantes, se dice en el ritual del Día
Antiguas crónicas hablaron de ellos como de la Cruz, para alejar de la casa al de-
los indios nixalcos o gente de ceniza, o monio:
los quemados, o los del arenal o desierto,
lo cual hacía cierta luz al contemplar el fra- Vete de mí, Satanás,
caso presente. Nix es ceniza y xal es are- Que parte de mí no tendrás,
na. Ambas raíces están en la palabra ixalco Porque en el Día de la Cruz
o nixalco. Dije mil veces: jesús, Jesús, Jesús...!

Los pobres Izalcos vivieron siempre (y los También en la poesía o en la narrativa


que quedan aún viven) al pie de una mon- escritas se da el simbolismo de la cruz.
taña de fuego perpetuo, que arroja piedra Uno de los poemas más notables de
y ceniza incandescente a cada momento... Claudia Lars, en Romances de norte y
(ibid., p. 171)
sur, es el canto V del libro, dedicado al
"Indio Cruz", a quien hace aparecer
Esta ficción o testimonio de Salarrué
como su ayo o sirviente protector:
concuerda con la ficción de Claribel Ale-
gría en su novela Cenizas de Izalco, un
Indio Cruz ¡fue en la niñez
Humanidades
85

Cuando yo sabía hablarte... nos como hipótesis, fundamentada en


Y tú, siervo de mis pasos, numerosos indicios, que el volcán es el
Atrás como un perro grande. tema más relevante tanto en la litera-
tura oral del municipio (su oralitura)
El "Indio Cruz", nombre verdadero o como en la literatura escrita salvado-
ficticio, connota a la raza pipil salvado- reña, de autores altamente reconocidos.
reña, de cuya situación se conduele la En la literatura oral sobre el vol-
magnífica poeta salvadoreña: cán de Izalco encontramos dos principa-
les temáticas: el interior del volcán
Indio Cruz ¡qué carga llevas como infierno, donde el Diablo o Se-
Por distancia interminable! ñor de la Montaña (o del Volcán) man-
¡Cuando empezaste a sufrirla
tiene castigados a quienes hicieron pac-
no salías de tu madre!
Hay tanto que te doblega to con él para ganar riquezas, en un cua-
Y te condena al arrastre; dro dantesco donde los muertos se de-
Tanto que se ha vuelto vida voran unos a otros mediante ritos de co-
De sentirlo en viva carne cina; y la imagen de la Virgen de Con-
Y de hallar, hasta en la muerte, cepción deteniendo la lava del volcán,
Una envoltura de sales. por las rogativas que se le hacen. Esta
mitología del volcán, en cuyo interior los
(Claudia Lars. Sus mejores poemas. indígenas imaginan un lugar de tormen-
D. R, San Salvador, 1976, pp. 46-47) tos para quienes hicieron trato con el
Enemigo, es recogida por Schultze-Jena
En cuanto a los malditos managueños en su recopilación de 1930. Según el tex-
contra los cuales se traza la cruz de ce- to No. 28 de Mitos y leyendas de los
niza, según el relato de Herrera Vega, se pipiles de Izalco, el interior del volcán es
trata, al parecer, de los tepehuas o hueco como una bóveda y descansa so-
tepehues, vientos huracanados que en el bre la copiosa copa de una ceiba, el mis-
imaginario mítico se ven como niños tra- mo árbol sagrado de los Quichés. Alre-
viesos, destructores, que quieren acabar dedor de la ceiba, los muertos se vigilan,
con las cosechas. Por eso se les llama se cocinan y se comen unos a otros, lo-
malditos y se les conjura con la cruz de grando así reproducirse. Se trata, afirma
ceniza. el investigador alemán, de ideas antropófa-
Y para terminar este panorama gas con h vieja creencia de h fuerza de repro-
de los principales valores culturales tra- ducción de los huesos. (op. cit. p. 91)
dicionales que hemos encontrado en En el texto 29 del mismo libro,
Izalco, retomamos el símbolo del vol- el volcán aparece como un horno gigan-
cán, que ya hemos visto es de una in- te cuyos moradores internos deben man-
tensidad dominante en la semiótica del tener el fuego, mientras estallan piedras
lugar. Nos referiremos particularmente a candentes que caen al agua y luego se
su presencia en la literatura salvado- convierten en cenizas. El Señor de la
reña, en cuanto insignia de la nacionali- Montaña (el Diablo) dispone de un gru-
dad, en general, y del pueblo de Izalco, po de trabajadores y vigila él mismo sus
en particular. Podemos plantear, al me- tesoros, de los cuales puede dar a los
)
86
Humanidades

hombres según ciertas condiciones. Este justicia por los indios tan
mitema del interior del infierno como un despiadadamente asesinados. Por su par-
lugar de castigo o de poderes te, Catleya luna, la novela maestra de
destructivos lo hemos encontrado tam- Salarrué, da un cuadro de sincronía en-
bién, con cierta abundancia, en relatos tre la rebelión de los izalcos y las erup-
orales sobre el volcán recopilados recien- ciones del volcán, como hemos visto. A
temente (entre 2001 y 2004) tanto en el esa narrativa de tono épico se suma la
municipio de Izalco como en el de Santo novela de Claribel Alegría, que culmina
Domingo de Guzmán. En algunos de precisamente en el capítulo de la matan-
estos relatos se hace aparecer a grandes za de los indígenas mientras el volcán
ricos, como una tal Concha de Regala- inundaba de cenizas el paisaje.
do, siendo castigada entre las llamas del Digno de mención especial es el
interior del volcán, por explotadora. cuento "El Volcán", de Francisco
Como contrapunto del mitema Herrera Velado, poeta y narrador
anterior se da, prolificamente, el de la izalqueño. Este autor retorna la mitolo-
imagen de la Virgen de Concepción o gía popular para pintarnos el interior del
Virgen de la Lava haciendo el milagro volcán como un lugar donde el Diablo
de detener la masa incandescente que mantiene sus tesoros, entre las llamas
venía destruyéndolo todo, o casi todo, infernales que atormentan a los conde-
pues ella salvó a algunas personas o fa- nados:
milias milagrosamente, como premio por
su fe. En aquel mitema predomina un La puerta del infierno. Eso dicen los in-
sentido infernal; en este otro, un sentido dios que es el volcán de Izalco. Y es artí-
celestial, de protección maternal desde culo de fe entre ellos, que allí se encuen-
el cielo, por el poder que tiene la tran los ricos que durante su vida fueron
Inmaculada o Purísima. como los hacendados de la leyenda...
También en la literatura escrita (Agua de coco. DP, ed., San Salvador,
1979; pp. 33-38)
salvadoreña el Volcán de Izalco es un
tema privilegiado, tanto por la imponen-
Por su lado, la poesía salvadore-
cia de su exhibición ígnea (cuando esta-
ña también ha honrado la estampa del
ba activo) como por su relación (más
Izalco cantando la belleza salvaje de sus
bien mítica) con los sucesos de 1932. Ya
erupciones, con un tono épico, de exal-
hemos señalado aquí su presencia en la
tación de lo telúrico, buscando
obra de Salarrué. El cuento que
simbolismos que se sustentarían tanto en
modeliza más a fondo esa mitología es
la mitología como en la historia real del
"El ángel del espejo", cuyas connotacio-
país y más aún de la región. Gavidia con-
nes van más allá del mito para plantear
cluye su famosa oda "A Centroamérica"
una incógnita acerca de la herencia espi-
con un canto a la belleza del volcán acti-
ritual de los izalcos exterminados en
vo, al que ve titánico y magnífico, pero
aquella fecha, cuyos espíritus se congre-
también terrífico. Dice así en los versos
gan en el pájaro de fuego, Tepaltecúlot
finales de este poema:
("El tecolote de seda") o Carbunco,
fantasma rubicundo que parece reclamar
Humanidades
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Ahora el navegante... 1997), y Luisa en el país de la realidad,
Ve cual mito de una hórrida odisea... (LIAZ, México, 1987). En el primero de
Al Izalco terrífico... ellos rememora así los sucesos de 1932:
Bañado en el torrente de sus lavas,
Y alumbrando, al aplauso de las olas, El Izalco a lo lejos
Las soledades de agua del Pacífico. Humo hirviente saliendo del volcán...
(Obras completas, I, DP, San Salvador, Arrojando piedras
1974; pp. 243-248) De sus fauces...
Una lluvia fina
Oswaldo Escobar Velado le dedica un De cenizas
libro: Volcán en el tiempo (1955), cuyos Cotonas blancas
poemas son uno de los más altos home- Hacinadas en la plaza
najes que se hayan hecho en el país al Son los hombres de Izalco...
volcán de la raza, a quien el poeta llama Van cayendo cotonas
"Capitán de la patria". En el poema que Decenas
lleva este título, dice: Centenares de cotonas
Que caen...
Cualquiera me diría, Volcán, que no eres
triste, También Roque Dalton, el poeta más
Que no meditas como un indio herido, revolucionario de la segunda mitad del
Solo, bajo la niebla de tu rosa que siglo veinte en nuestro país, le dedicó un
sangra. breve pero sustancial poema al volcán
de Izalco, en su libro Los testimonios,
Y yo que te conozco, que se nutre de temas indigenistas. Lo
Que sé el secreto de tu lenta lágrima, transcribimos completo:
Así como conozco la furia que te
acecha,
Puedo decir al mundo de tu tristeza
Izalco
heroica,
De tu ácido clavel coronado de fuego. El volcán apagado gran herida
De sombra presa entre las hondas piedras
Gran borbollón de noches
En el poema "Estás con nosotros", ex-
Al pie del día preso por el sol
clama Escobar Velado: Presa derrota de la Madre Tierra
Que les deja su cólera a los hombres.
En la cabeza india de Francisco Gavidia
Estás volcán perenne como una estrella No es ocioso comparar la furia que Es-
clara. cobar Velado le atribuye al volcán (co-
En cada poeta nuestro regalas tu ceniza... nozco la furia que te acecha) con la có-
lera que, según Dalton, les hereda a los
Claribel Alegría, además de de- humanos: ambos poetas hacen de su fuer-
dicarle buena parte de su novela, le es- za telúrica un símbolo de justicia pen-
cribe dos poemas: "Ojo de cuervo" y diente, de rebelión.
"Los volcanes", respectivamente en sus Esa riqueza literaria, oral y escri-
libros Umbrales. (DPI. San Salvador, ta, que el volcán ha suscitado, nos ha
-?'
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Humanidades

permitido elaborar, como uno de los pro- Cruz Guadalupe Arévalo, quien ha rea-
ductos ya avanzados de nuestra investi- lizado una competente labor de apoyo
gación, una antología de textos exclusi- logístico (viajes de campo, fotografías,
vamente sobre este tema, la cual hemos contactos, gestiones y participación en
titulado: Izalco: Pájaro de Fuego, donde los procesos académicos).
reunimos relatos orales recopilados en Además de la antología sobre el
este lugar y en Santo Domingo de volcán de Izalco, tenemos ya otro libro:
Guzmán, así como poemas o narracio- Literatura de Nahuizalco, que reúne na-
nes de autores consagrados, más un buen rrativa y lírica orales y escritas sobre este
número de fotografías, reproducciones otro municipio también modélico del
de dibujos, pinturas, etc. Proyectamos sincretismo cultural de la zona, antolo-
publicar, entre otros, este trabajo, con un gía que irá precedida por un estudio his-
estudio preliminar sobre el simbolismo tórico, semiótico y socio-cultural de los
literario y mítico del volcán, artísticamen- valores percibidos aquí. Cinco de los es-
te ilustrado. tudiantes han iniciado ya su servicio so-
cial en la elaboración de otro libro que
Un avance satisfactorio pero esperamos sea una buena entrega, en
aún sin conclusiones particular para los sonsonatecos, en ge-
Este informe no es conclusivo, sino sólo neral para los estudiosos de la identidad
un avance de los resultados finales del nacional y para todo compatriota intere-
Proyecto Sonsonate. Nos hemos limita- sado en los valores autóctonos de nues-
do aquí a una caracterización semiótico- tra literatura: Oralitura de Sonsonate,
literaria del municipio de Izalco, que por que llevará exclusivamente textos de pro-
la cantidad de signos e indicios obteni- cedencia oral popular, narrativa y poe-
dos nos parece el lugar modélico del sía, sobre todo de los tres municipios in-
sincretismo cultural sonsonateco y vestigados, pero también de otros muni-
salvadoreño. Quedan pendientes de cipios del Departamento, más un estu-
publicarse las caracterizaciones de los dio preliminar a cargo de los propios es-
otros dos municipios investigados, y va- tudiantes y del investigador principal.
rios produc tos en proceso de depuración. Se producirán, además, como
A finales de 2004 podemos se- trabajos de cierre, en el caso de los estu-
ñalar que la productividad del proyecto diantes-investigadores, siete (7) tesinas
ha sido amplia, gracias a la buena dedi- o ensayos monográficos, en su proce-
cación de los estudiantes (siete en total, so de graduación, sobre temas específi-
que han cursado el cuarto año de la ca- camente derivados de la investigación
rrera en 2003 y el quinto año en 2004) que han llevado durante los dos años de
así como al entusiasmo del equipo pro- culminación de la carrera. Y por parte
fesional integrado por el investigador del equipo profesional se ampliará y de-
principal, el investigador adjunto, Carlos purará el informe final general sobre el
Leiva Cea, cuyo aporte ha sido determi- proyecto Sonsonate. Creemos que las
nante en la profundización de los valo- metas se están cumpliendo bien y que se
res culturales de Izalco, y la licenciada abren amplios espacios de continuidad
para nuevos proyectos en el campo de la
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literatura y de la cultura populares, en por el efectivo apoyo que nos ha dado,
contraste con la mejor literatura escrita, oportunamente, en cada etapa del pro-
salvadoreña y mesoamericana. ceso, valorando con acierto la producti-
Reiteramos nuestro agradeci- vidad de nuestro trabajo.
miento al Consejo de Investigaciones
Científicas, CIC, de nuestra Alma Máter, Febrero de 2005.

Referencias
(En orden alfabético de apellidos)
- Alegría, Claribel. Cenizas de Izalco. UCA. 4'. ed., San Salvador, 1993; Luisa en el país de la
realidad. UAZ. México, 1987; Umbrales. DPI. CONCULTURA. San Salvador, 1997.
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Concepción de María. Izalco, diciembre de 2003.
- Calvo Pacheco, Jorge Alfredo. Castellano Pipil. Pipil Kastíyan. (Vocabulario). UFG.
UNESCO. FUNDIZALCO. Izalco, El Salvador. 2000.
- Cotterell, Arthur. Diccionario de mitología universal. Ariel. la. reimpresión. México, 1992.
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- Cuestas, Ricardo. Párroco de Dolores-Izalco. Entrevista. 15 de septiembre de 2004.
- Dalton, Roque. Los testimonios. UNEAC. La Habana, 1963.
- Escobar Velado, Oswaldo. Patria exacta. LICA. 6a. ed. San Salvador, 1988.
- Gavidia, Francisco. "A Centroamérica". Obras completas (I). DP. San Salvador. 1974.
- Geoffroy Rivas, Pedro. Toponimia náhuat de Cuscatlán. DP. 3a. ed., San Salvador, 1982
- González Torres, Yolotl. Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica. Larousse.
México, 1991.
- Gutiérrez, Gloria Araceli de. Tradición oral de El Salvador. CONCULTURA. San Salva-
dor, 1993.
- Herrera Vega, Adolfo. Expresión literaria de nuestra vieja raza. DP. 2'. ed. San Salvador,
1975.
- Herrera Velado, Francisco. Agua de coco. DP. 6'. ed. San Salvador, 1979.
- Lars, Claudia. Sus mejores poemas. DP. San Salvador, 1976.
- Lara Martínez, Rafael. Salarrué o el mito de la creación de la sociedad mestiza salvadoreña.
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- Leiva Cea, Carlos. Panorama de los símbolos en Mesoamérica. (Inédito).
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- Palomo, Benjamín. Hablan los naguales. Imprenta UCA. San Salvador, 1997.
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1970; Catleya luna. DP. San Salvador, 1974.
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dor, 1977.

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