00747-2021-Aa-Auto de Saneamiento Probatorio
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Sentencia 875/2021
EXP. N. ° 00747-2021-PA/TC
CUSCO
RODOLFO LAROTA
CCALLOQUISPE
RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 7 de octubre
de 2021, los magistrados Ledesma Narváez (con fundamento de voto),
Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume Fortini y Sardón de Taboada han
emitido la sentencia que resuelve:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N. ° 00747-2021-PA/TC
CUSCO
RODOLFO LAROTA
CCALLOQUISPE
En Lima, a los 7 días del mes de octubre de 2021, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda
Canales, Blume Fortini y Sardón de Taboada, pronuncia la siguiente sentencia.
Asimismo, se agrega el fundamento de voto de la magistrada Ledesma Narváez. Se deja
constancia de que el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera votó en fecha posterior.
ASUNTO
ANTECEDENTES
Mediante escrito presentado el 14 de febrero de 2020 (f. 345), don Rodolfo Larota
Ccalloquispe interpuso demanda de amparo en contra de la Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Cusco, a fin de que se declare nula la Resolución 3, de fecha 2 de diciembre
de 2019 (f. 341), que resolvió «CONFIRMAR el auto contenido en la resolución N° 38
de 2 de setiembre de 2019 (folios 262 al 266), en el extremo que resuelve: “Segundo:
Bajo el contexto que antecede corresponde al Juzgado admitir a trámite los medios
probatorios ofrecidos por las partes, teniendo en cuenta, la oportunidad y pertinencia de
los mismos, pero esencialmente su eficacia respecto de los puntos controvertidos fijados
precedentemente (…)”, con lo demás que contiene. RECOMENDARON al abogado
Lizardo Molina Del Castillo a fin de que adecúe su conducta procesal a los deberes de
veracidad, probidad, lealtad y buena fe, bajo apercibimiento de remitirse copias al órgano
deontológico (…)» (sic).
FUNDAMENTOS
3. Sin embargo, los hechos vertidos en relación con una supuesta omisión por parte
del juez de primer grado de incluir entre los puntos controvertidos uno referido a si
la demandante es o no titular del derecho invocado, contraviniendo un mandato
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4. Por otra parte, lo alegado en torno a que la Sala superior demandada no habría
emitido pronunciamiento en torno a la tacha desatendida por el órgano de primera
instancia, pese a que esta omisión ha sido incluida como agravio en su recurso de
apelación, se encuadra en el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales, en tanto que, de verificarse la realidad de lo expresado, constituiría un
vicio de incongruencia.
5. En tal sentido, en aplicación del principio iura novit curia, corresponde referir el
presente pronunciamiento, además de la expresamente invocada vulneración del
derecho a la pluralidad de instancias, a los derechos a la cosa juzgada y a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
10. Adicionalmente, cabe precisar que contra el auto de vista de fecha 2 de diciembre
de 2019, no procede medio impugnatorio alguno, por lo que cuenta con la calidad
de firme. En tal sentido, se ha cumplido con el requisito de procedencia exigido por
el artículo 4 del Código Procesal Constitucional (hoy artículo 9 del Nuevo Código
Procesal Constitucional).
11. Este Tribunal ya ha precisado que mediante el derecho a que se respete una
resolución que ha adquirido la autoridad de cosa juzgada se garantiza el derecho de
todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que hayan puesto fin al
proceso judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya sea
porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla;
y, en segundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal
condición no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, ya sea por actos de otros
poderes públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que
resolvieron el caso en el que se dictó (cfr. sentencia emitida en el Expediente 04587-
2004-AA,de fecha 29 de noviembre de 2005, fundamento 38).
12. Asimismo, ha enfatizado que el respeto de la cosa juzgada impide que lo resuelto
pueda desconocerse por medio de una resolución posterior, aunque quienes la
hubieran dictado entendieran que la decisión inicial no se ajustaba a la legalidad
aplicable, sino tampoco por cualquier otra autoridad judicial, aunque esta fuera de
una instancia superior, precisamente, porque habiendo adquirido el carácter de
firme, cualquier clase de alteración importaría una afectación del núcleo esencial
del derecho (cfr. sentencia emitida en el Expediente 00818-2000-AA/TC, de fecha
10 de enero de 2001, fundamento 3).
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13. Igualmente, este Tribunal tiene dicho que el derecho a la pluralidad de instancias,
reconocido en el artículo 139, inciso 6, de la Constitución, tiene por objeto
garantizar que las personas, naturales o jurídicas, que participen en un proceso
judicial tengan la oportunidad de que lo resuelto por un órgano jurisdiccional sea
revisado por un órgano superior de la misma naturaleza, siempre que se haya hecho
uso de los medios impugnatorios pertinentes, formulados dentro del plazo legal.
14. A este efecto, el Tribunal ha hecho hincapié en que el problema relativo a cuáles y
cuántas deben ser esas instancias jurisdiccionales no ha sido precisado por la
disposición constitucional que reconoce tal derecho, por lo que, con base en las
exigencias que se derivan del principio de legalidad en la regulación de los derechos
fundamentales, establecido en el artículo 2, inciso 24, ordinal a) de la Ley
Fundamental, el laconismo constitucional de su formulación lingüística debe
entenderse en el sentido de que su determinación es una tarea que compete al
legislador. En tal sentido, se ha sostenido que el derecho a la pluralidad de instancias
es un derecho de configuración legal.
15. Por su parte, este Tribunal ha establecido que la exigencia de que las decisiones
judiciales sean motivadas garantiza que los jueces, cualquiera que sea la instancia
a la que pertenezcan, expresen el proceso mental que los ha llevado a decidir una
controversia, asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se
haga con sujeción a la Constitución y a la ley; pero también con la finalidad de
facilitar un adecuado ejercicio del derecho de defensa de los justiciables (Cfr.
Expediente 01230-2002-HC/TC, fundamento 11 de la sentencia). De este modo, la
motivación de las resoluciones judiciales se revela tanto como un principio que
informa el ejercicio de la función jurisdiccional cuanto como un derecho
constitucional que asiste a todos los justiciables (Cfr. sentencia recaída en el
Expediente 08125-2005-HC/TC, fundamento 10).
16. La motivación debida de una resolución judicial, como ha sostenido este Tribunal
en su jurisprudencia, supone la presencia de ciertos elementos mínimos en la
presentación que el juez hace de las razones que permiten sustentar la decisión
adoptada. En primer lugar, la coherencia interna, como un elemento que permite
verificar si aquello que se decide se deriva de las premisas establecidas por el propio
juez en su fundamentación. En segundo lugar, la justificación de las premisas
externas, como un elemento que permite apreciar si las afirmaciones sobre hechos
y sobre el derecho hechas por el juez se encuentran debidamente sustentadas en el
material normativo y en las pruebas presentadas por el juez en su resolución. En
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18. Con relación a la afectación del derecho a la cosa juzgada, cabe resaltar que, según
lo denunciado por el recurrente debió fijarse como punto controvertido del litigio
subyacente, si la demandante doña Yanet Mamani Atayupanqui era titular o no del
derecho invocado, en atención a lo ordenado por la Sala Civil Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República.
19. Sin embargo, en la sentencia casatoria de fecha 4 de mayo de 2018 (f. 249), a la que
alude el recurrente, no consta mandato en esos términos. En efecto, expresamente
dicha decisión se ha limitado a señalar que:
sobre dicho bien requería su participación; de ahí que la recurrente está facultada a
cuestionar la validez de ese acto de transferencia, conforme a lo dispuesto en el artículo
220 del Código Civil; puesto que, sin su consentimiento, se habría enajenado un bien
inmueble que se encuentra sujeto al régimen de sociedad de gananciales generado por la
relación de convivencia que entabló con el transferente; en consecuencia, la excepción de
falta de legitimidad para obrar de la demandante debe desestimarse» (sic).
20. Sin perjuicio de ello, debe precisarse que el proceso subyacente versa sobre la
nulidad (pretensión principal) o ineficacia (pretensión subordinada) del contrato de
compraventa de fecha 16 de mayo de 2014, en virtud del cual, el ahora recurrente
transfirió la propiedad del inmueble sito en la Prolongación Bolívar 324, distrito de
San Sebastián, provincia y departamento de Cusco; inmueble que, en su
oportunidad, alegó doña Yanet Mamani Atayupanqui, tendría la condición de bien
social (por convivencia) o, en todo caso, de copropiedad (por participación en su
adquisición), pese a ello, no se le permitió participar en tal acto de disposición.
Siendo ello así, la fijación de puntos controvertidos para determinar y establecer las
causas de nulidad o ineficacia, según corresponda, del acto jurídico, comprende
inherentemente determinar y establecer si la demandante debió o no intervenir en
dicho acto jurídico, ya sea como conviviente o como copropietaria. Por lo que
resulta innecesario fijar expresamente un punto controvertido relativo a si la
demandante es titular o no del derecho que sustenta su demanda, y su omisión
resulta inocua. Por tanto, no corresponde estimar este extremo de la demanda.
21. Por otra parte, respecto al derecho a la pluralidad de instancias, debe atenderse a
que, tal como ha referido el recurrente, mediante escrito del 5 de febrero de 2019
(f. 283) dedujo la tacha de ciento cuarenta y dos comprobantes de pago
correspondientes a la adquisición de materiales de construcción, presentado por la
demandante doña Yanet Mamani Atayupanqui. Asimismo, también tachó otros
documentos consistentes en actuaciones fiscales y judiciales. Esta cuestión
probatoria fue declarada improcedente mediante Resolución 31, de fecha 4 de abril
de 2019 (f. 309), y esta decisión, subsecuentemente, fue apelada mediante escrito
del 16 de abril de 2019 (f. 312).
22. En este orden de ideas, según el decir del recurrente, dicho recurso de apelación no
ha sido atendido por el órgano jurisdiccional de primera instancia. Al respecto se
debe señalar que mediante la Resolución 34, de fecha 25 de abril de 2019 (f. 321),
se declaró la nulidad de la Resolución 29, tras advertir que dicha pretensión
accesoria ya había sido declarada improcedente mediante Resolución 1, de fecha 5
de agosto de 2015 -la cual adquirió la condición de firme al no haber sido apelada,
según se desprende del sistema de consulta de expedientes del Poder Judicial-,
extendiendo esta nulidad a las resoluciones subsiguientes, entre ellas, el auto que
declaró improcedente la tacha formulada por el ahora recurrente (Resolución 31).
23. Así, debe resaltarse que habiéndose declarado nulos los actos relacionados con la
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24. Por último, sobre el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales,
el actor denuncia un supuesto vicio de incongruencia, al no haberse absuelto el
agravio impugnatorio referido a la tacha de documentos formulada. Al respecto, en
el escrito de apelación del 13 de setiembre de 2019 (f. 330), el recurrente sostuvo
que no se habían admitido los medios probatorios ofrecidos con la cuestión
probatoria de tacha formulada, contrariamente a lo que ocurrió con los medios
probatorios ofrecidos con la tacha formulada por la demandante en el proceso
subyacente, los cuales sí habían sido expresamente admitidos.
«3.4 Del escrito de 13 de noviembre de 2015 (folios 210 a 215), se aprecia que el
abogado recurrente no ha ofrecido prueba alguna, ya que en el rubro de medios
probatorios señala que: “por principio de comunidad de la prueba, ofrezco los 142
comprobantes (…)”, comprobantes que los cuestiona por no cumplir los requisitos
legales y que fueron ofrecidos por la actora Yanet Mamani Atayupanqui de Larota
(folios 191 a 201), los que fueron admitidos en la resolución materia de grado.
3.5 Asimismo, al formular oposición (folio 212), señala que: “como medio probatorio
y por el principio de adquisición ofrezco la demanda y los documentos materia de
oposición”.
3.6 Consiguientemente, el apelante al formular las cuestiones probatorias no ha
ofrecido prueba alguna que no se haya admitido en la resolución apelada y en su
recurso de apelación no señala cuáles son las pruebas que no se han admitido, por
lo que su conducta es temeraria y tiene el propósito de dilatar el proceso» (sic).
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
4. Por otro lado, en relación con la alegada afectación del derecho a la pluralidad de
instancia, debo señalar que en la resolución N° 29 (fs. 274) se integró el auto admisorio
del proceso subyacente admitiéndose a trámite la pretensión indemnizatoria planteada
conjuntamente con las de nulidad e ineficacia de acto jurídico, lo que habilitó al
amparista para formular las cuestiones probatorias referidas en la demanda de autos,
siendo dicho remedio procesal rechazado mediante resolución N° 31 (fs. 309), decisión
que fue apelada por el recurrente. Empero, mediante resolución N° 34 se declaró la
nulidad de la resolución N° 29, por encontrarse afectada de vicio insubsanable, así
como de “las resoluciones posteriores”, entendiéndose que dentro de estas últimas se
encuentran todas aquellas que dependen de la viciada, conforme lo establece el artículo
173 del Código Procesal Civil, entre ellas la resolución N° 31. Siendo ello así y
habiéndose anulado tanto la resolución que habilitó al amparista para formular las
cuestiones probatorias, como la resolución que las rechazó, evidentemente no existe
resolución que revisar ni recurso que elevar al Superior, no habiéndose afectado el
derecho a la pluralidad de instancia.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
EXP. N.° 00747-2021-PA/TC
CUSCO
RODOLFO LAROTA
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Con el debido respeto a lo resuelto por mis colegas. Mi voto es porque la presente
demanda sea declarada IMPROCEDENTE, por las razones que a continuación expongo:
1. En primer lugar, debo hacer notar que nuestro ordenamiento constitucional admite,
de modo excepcional, la procedencia del amparo contra resoluciones judiciales. Si
bien se trata de una posibilidad inicialmente restringida por la Constitución, que
prescribe que el amparo “[n]o procede contra (…) resoluciones judiciales emanadas
de procedimiento regular” (artículo 200, inciso 2), se entiende, a contrario sensu, que
sí cabe el amparo contra resoluciones judiciales cuando provengan de “procesos
irregulares”.
3. Por su parte, este Tribunal ha indicado que a través de los procesos de amparo contra
resoluciones judiciales pueden cuestionarse decisiones judiciales que vulneren de
forma directa, no solamente los derechos indicados en el referido artículo 9 del
Código Procesal Constitucional vigente, sino cualquier derecho fundamental,
considerando que la “irregularidad” de una resolución judicial, que habilita a
presentar un amparo contra resolución judicial conforme a la Constitución, se
produciría “cada vez que ésta se expida con violación de cualquier derecho
fundamental y no sólo en relación con los supuestos contemplados en el artículo 4
del CP Const.” (Cfr. Resolución 3179-2004-AA/TC, fundamento 14).
ocurridas en procesos judiciales ordinarios si se han producido, por una parte, vicios
de proceso o de procedimiento, o por otra, vicios de motivación o razonamiento.
b) Defectos de trámite que inciden en los derechos del debido proceso (v. gr:
problemas de notificación, o de contabilización de plazos, que incidan en el
derecho de defensa, incumplimiento de requisitos formales para que exista una
sentencia válida, etc.).
Se trata de supuestos en los que la afectación se produce con ocasión de una acción
o una omisión proveniente de un órgano jurisdiccional, y que no necesariamente está
contenida en una resolución judicial, como sí ocurre con los vicios de motivación.
7. En relación con los vicios de motivación o razonamiento (cfr. STC Exp. n.º 00728-
2008- HC, f. j. 7, RTC Exp. n.º 03943-2006-AA, f. j. 4; STC Exp. n.º 6712-2005-
HC, f. j. 10, entre otras), este órgano colegiado ha señalado que solo le compete
controlar vicios de motivación o de razonamiento, mediante el proceso de amparo
contra resoluciones judiciales, en caso de defectos de motivación, de insuficiencia en
la motivación o de motivación constitucionalmente deficitaria.
9. Ahora bien, con respecto a los problemas de motivación externa, vale la pena precisar
que, tal como se afirma en copiosa y uniforme jurisprudencia de este Alto Tribunal,
la judicatura constitucional no puede avocarse, so pretexto de revisar un asunto
relacionado con las premisas normativas o fácticas, a conocer de asuntos de carácter
puramente ordinario o legal (por ejemplo: esclareciendo cuál es la interpretación
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legal pertinente o más idónea para el caso ordinario, en qué sentido deben valorarse
las pruebas o cuál es la calificación jurídica adecuada que correspondería con base
en la ley); no obstante ello, no pierde competencia para pronunciarse respecto de
aspectos que tienen relevancia constitucional. Entre estos supuestos en los que la
judicatura constitucional se encuentra habilitada para pronunciarse respecto de la
motivación externa encontramos, a modo de ejemplo, la existencia de errores o
déficits de derecho fundamental (tal como se explicará en 2.3), así como frente a
infracciones de otros contenidos de carácter constitucional, como es el caso de, por
ejemplo, cuestionamientos a resoluciones por haber infringido la Constitución en
tanto “fuente de fuentes” del ordenamiento jurídico, de cuestionamientos cuando en
el ámbito jurisdiccional ordinario se haya ejercido el control difuso, o cuando se
alegue la aplicación o interpretación indebida de principios constitucionales o
garantías institucionales, entre otras posibilidades. De este modo, a la vez que,
conforme al criterio de corrección funcional se respetan los fueros propios de la
judicatura ordinaria, el Tribunal no admite la existencia de zonas exentas de control
constitucional dentro de aquello que sí es de su competencia.
12. Supuestos análogos a estos son los casos en los que existan déficits o errores respecto
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de otros bienes constitucionales, como pueden ser los principios o las garantías
institucionales, o en relación con el ejercicio del control difuso, todas estas cuestiones
de carácter manifiestamente constitucional, en las que la judicatura constitucional
resulta naturalmente competente para abocarse a tales materias.
13. En tal sentido, a juicio de este Tribunal, para realizar control de constitucionalidad
de las resoluciones judiciales habrá que verificar que:
4. La decisión judicial que se cuestiona omite la aplicación del control difuso o hace
una aplicación errónea de este tipo de control de constitucionalidad.
14. Asimismo, para todos los supuestos señalados se requiere de la concurrencia conjunta
de los siguientes presupuestos:
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