INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOSs

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INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS

ANTECEDENTES:

CONCEPTO:

Los daños y perjuicios pueden entenderse como detrimentos materiales o morales, causados
contraviniendo una norma jurídica, por los cuales debe existir un resarcimiento.

Los daños se refieren a menoscabos que sufre una persona en su integridad, su patrimonio o
sus bienes. En tanto, los perjuicios son ganancias lícitas que se dejan de obtener, o gastos que
ocasiona un acto o la omisión de un acto por parte de otra persona.
Los daños y perjuicios son el menoscabo que sufre una persona a costa de la actuación de otra
y supone una indemnización.

Así, los daños se refieren a bienes o a la propia persona, mientras que los perjuicios son
únicamente de índole patrimonial. Ambos conceptos se aplican tanto a personas físicas como
jurídicas y la indemnización es consecuencia de la responsabilidad civil.
Aquel que causa un daño a otro debe repararlo y en esa línea, el responsable está obligado a
reparar tanto los daños patrimoniales (daño emergente, lucro cesante) como los
extrapatrimoniales (daño a la persona y daño moral) incluso en el caso que alguna de estas
voces (daño emergente) no esté plasmada en la órbita extracontractual.

El hecho de que el daño a la persona no esté regulado en sede contractual, no impide el que
pueda ser invocado por la víctima de un daño sufrido.

La indemnización tiene como objetivo volver las cosas al estado anterior al incumplimiento del
contrato, o al daño causado extracontractualmente, y para tal cometido se recurre a las voces
del daño emergente, del lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral. Siendo los dos
primeros partes de los llamados daños patrimoniales y los dos últimos integrantes de la
categoría de los daños extrapatrimoniales.

CONCEPTO:
Contenido de la indemnización
Artículo 1985.- La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u
omisión generadora del daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño
moral, debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño
producido. El monto de la indemnización devenga intereses legales desde la fecha en que se
produjo el daño.

Comúnmente se denomina Indemnización de perjuicios o indemnización por daños y


perjuicios a aquella acción que se le otorga al acreedor o a la víctima para exigir de parte de su
deudor o bien del causante de un daño una cantidad de dinero equivalente a la utilidad o
beneficio que a aquel le hubiese reportado el cumplimento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación instaurada entre las partes o la reparación del mal causado a la víctima. Dicho de
otra manera, la compensación por daños y perjuicios indemniza directamente a la víctima por
importantes pérdidas sufridas.
No obstante, su difusión, el término correcto para hacer referencia a este remedio jurídico es
resarcimiento, toda vez que con el término indemnización también se suelen mencionar
aquellos desembolsos que realiza una empresa de seguro en cumplimiento del contrato
suscrito con el asegurado o el pago que efectúa el Estado cuando, en ejercicio de su ius
imperium, expropia la titularidad de un individuo con miras a satisfacer una necesidad pública.
En la realidad que venimos afrontando los múltiples actos que pudiéramos causar a un
individuo, ya sea de querer dañar, perjudicar, o lesionar de manera grave, las consecuencias de
este acto serán sancionados de una manera legal, con la retribución de un pago monetario
hacia la víctima, ya sea para costear los pagos médicos, reparación civil a la dignidad del
agraviado o por las diversas pérdidas sufridas. En el término de indemnización podemos incluir
a los de desembolso de aquellas empresas que realizan en un cumplimiento de un contrato.
Clasificación: Contractual. Es el pago de un deudor por no cumplir al pie de la letra un contrato,
o por el incumplimiento de un deber. Extracontractual. Es el pago por daños perjudiciales a
otro individuo o por motivos de delitos. Para hacer prevalecer los derechos y ser contribuidos
de manera económica debemos ser guiados especialmente por un abogado, con la finalidad de
recuperar la integridad o el estado físico natural del individuo (de la víctima). Seguido a esto la
corte trata de establecer el valor monetario que el victimario debe efectuar a la víctima.

Típicamente, hay tres maneras en las que los daños pueden ser indemnizados en un tribunal:

 Restitución
 Reparación del daño
 Resarcimiento de daños
El perjuicio es la disminución patrimonial del acreedor a consecuencia del incumplimiento de
la obligación, sea que se trate de una pérdida real o efectiva, o simplemente de una ventaja.
Tipos de resarcimiento
El resarcimiento puede, en función a su fuente, clasificarse en:
Contractual: Es el que debe pagar un deudor en caso de incumplir un deber contractual, con el
fin de resarcir al acreedor por su incumplimiento.
Extracontractual: Es el que deriva de la acción u omisión dolosa o culpable que provoca un
daño a otras personas. Dicha acción puede originarse también con motivo de la comisión de un
delito.

DAÑOS Y PERJUICIOS
Los daños compensatorios se pagan para compensar al demandante por la pérdida, la lesión o
el daño sufrido por el demandante como resultado del incumplimiento del deber de otro que
causó la pérdida. Por ejemplo, los daños compensatorios pueden ser otorgados como
resultado de una demanda por negligencia bajo el derecho de daños. Los daños por
expectativas se utilizan en el derecho contractual para poner a una parte perjudicada en la
posición que habría ocupado de no ser por el incumplimiento. Los daños compensatorios
pueden clasificarse en daños especiales y daños generales.

LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA INDEMNIZACIÓN

Si la determinación de la naturaleza jurídica de una figura debe referirse a la esencia de la


misma, a qué sea realmente; para el estudio de la indemnización de los daños y perjuicios,
debe acudirse a su configuración intrínseca, a su estructura.
El simple incumplimiento de las obligaciones dimanantes del contrato no genera la obligación
de indemnizar los daños y perjuicios. Del tratamiento del remedio resarcitorio deriva que la
parte que incumple un contrato no tiene la obligación de indemnizar por el mero hecho del
incumplimiento, sino que tal obligación surge ex novo a causa de la producción de unos daños
y perjuicios que son consecuencia de un incumplimiento inexcusable del contrato. El
fundamento de la pretensión indemnizatoria se encuentra en la producción de daños y
perjuicios. Por tanto, la indemnización es un efecto, una consecuencia jurídica del
incumplimiento inexcusable que produce daños. Sin daño no existe obligación de indemnizar.
La indemnización de los daños y perjuicios es un reproche civil, una reacción del Derecho
dirigido no sobre la persona que produce los daños, como ocurría en el Derecho Romano, sino
contra su patrimonio que tiende a resarcir, a compensar, los daños patrimoniales o morales,
presentes o futuros, irrogados por el incumplimiento inexcusable del contrato, restableciendo
así el equilibrio y la situación económica en la que se encontraría la parte perjudicada si el
contrato no hubiera producido daños como consecuencia del incumplimiento. Por ello, la
estructura, la naturaleza jurídica de la indemnización de los daños y perjuicios, es la de ser un
resarcimiento económico del perjuicio provocado al acreedor.

Sobre la naturaleza jurídica de la indemnización, es importante señalar que «la indemnización


de los daños y perjuicios no es una pena que se imponga a su causante y en cuya
determinación influyan circunstancias personales ni objetivas, sino que es el resarcimiento
económico del menoscabo producido al perjudicado, y por ello, si el causante del perjuicio
debe repararlo, tiene que hacerlo en su totalidad para que al restablecerse el derecho
perturbado se restablezca también el equilibrio y situación económica anterior a la
perturbación sin desproporción entre tal menoscabo y su reparación».

CASO BRUNITO:
En los casos de responsabilidad objetiva por bien riesgoso (automóvil o trenes), ¿puede
evaluarse el hecho de la propia víctima si esta es menor de edad? La Corte Suprema acaba de
resolver el caso "Brunito", el menor autista quien en el 2010 muriera atropellado luego de ser
extraviado por su madre. Colegiado confirmó indemnización de más de 800 mil soles [Casación
N° 1714-2018-Lima].
En los temas de responsabilidad objetiva (como ocurre con los daños provocados por
accidentes ferroviarios) no puede argumentarse que el daño ocurrió por hecho propio de la
víctima (menor de edad) y que ello podría originar la inexistencia de causalidad en los términos
prescritos en el artículo 1972 del Código Civil. Esto, en la medida que ni jurídica ni físicamente
puede considerarse que un menor pueda estar todo el tiempo bajo la atenta mirada de sus
padres.

Tampoco podría aceptarse el argumento de que si alguna persona se introduce en la vía férrea
esto eximiría de responsabilidad a las empresas ferroviarias.

En los casos de responsabilidad objetiva por bien riesgoso (automóvil o trenes), ¿puede
evaluarse el hecho de la propia víctima si esta es menor de edad? La Corte Suprema acaba de
resolver el caso "Brunito", el menor autista quien en el 2010 muriera atropellado luego de ser
extraviado por su madre. Colegiado confirmó indemnización de más de 800 mil soles [Casación
N° 1714-2018-Lima].

En los temas de responsabilidad objetiva (como ocurre con los daños provocados por
accidentes ferroviarios) no puede argumentarse que el daño ocurrió por hecho propio de la
víctima (menor de edad) y que ello podría originar la inexistencia de causalidad en los términos
prescritos en el artículo 1972 del Código Civil. Esto, en la medida que ni jurídica ni físicamente
puede considerarse que un menor pueda estar todo el tiempo bajo la atenta mirada de sus
padres.

Tampoco podría aceptarse el argumento de que si alguna persona se introduce en la vía férrea
esto eximiría de responsabilidad a las empresas ferroviarias.

Además, en estos casos es irrelevante la culpa con la que haya actuado el chofer o la empresa
demandada. En aquellos ámbitos en los que el daño es objetivamente imputable al agente, el
juicio de previsibilidad deviene en irrelevante a la hora de declarar la responsabilidad; en esas
circunstancias, aunque el agente se haya portado con diligencia será responsable del daño
derivado de su actividad.

Por lo tanto, la propia actividad o el uso de bien riesgoso exige que el peso del daño deba ser
trasladado a quien se aproveche de esos bienes, en consonancia con lo prescrito en el artículo
1970 del Código Civil.

En estos casos no puede argumentarse que el accidente ocurrió por hecho propio de la víctima
y que ello originaría la inexistencia de causalidad, en los términos prescritos en el artículo 1972
del Código Civil, en la medida que ni jurídica ni físicamente puede considerarse que un menor
pueda estar todo el tiempo bajo la atenta mirada de su padre. Del mismo modo, tampoco
puede aceptarse el argumento de que si alguna persona se introduce en la vía férrea esto
exime de responsabilidad a las empresas ferroviarias.

Así lo ha expresado la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema en su sentencia recaida en la


Casación N° 1714-2018-Lima, expedida el 21 de enero de 2019 y recientemente difundida, la
cual resuelve en última instancia el conocido y lamentable caso "Brunito".
Como se recuerda, en julio de 2010, un pequeño de 11 años, Bruno Rodríguez Rojas, quien
tenía autismo e hipersensibilidad auditiva, se extravió en el centro de Lima. Debido a su
padecimiento, el pequeño corrió aturdido por la bulla, los carros y el ruido de las personas. A la
mañana siguiente, el menor fue encontrado muerto en la Morgue de Lima: había sido
atropellado por un tren de propiedad de la empresa Ferrocarril Central Andino.

Ante este lamentable hecho, en julio de 2012, la madre del menor interpuso una demanda de
indemnización por daños y perjuicios contra Ferrocarril Central Andino y Ferrovías Central
Andina (en su calidad de concesionaria de la infraestructura férrea), a fin de que le paguen la
suma de S/ 150’000,053,000.00 de reparación civil, disgregados de la siguiente forma: a) S/
53,000.00 por daño emergente; y b) S/ 150’000,000,000.00 por daño moral.

Por su parte, al contestar la demanda, las empresas señalaron que las vías férreas en muchos
lugares atraviesan lugares poblados sin que por ello las personas estén autorizadas a transitar
por los rieles o que dichos rieles estén aislados por barras u otros; por lo cual, afimaron que en
su caso no era aplicable el concepto de bien riesgoso. Asimismo, refirieron que fue la conducta
imprudente de la víctima la que rompió el vínculo o nexo causal, por lo cual no puede
atribuírsele responsabilidad indemnizatoria.

En primera instancia, el Juzgado Especializado en Ejecución de Sentencias Supranacionales de


la Corte Superior de Lima declaró infundada la demanda; señalando, entre otras cosas, que la
demandada no resulta ser responsable del daño causado al haberse determinado la ocurrencia
de una fractura causal, ya que el accidente se debió al propio hecho de la víctima (artículo
1972 del Código Civil).

Apelado este fallo, la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Lima revocó la sentencia de
primera instancia y declaró fundada en parte la demanda, fijando la reparación en S/ 8,500.00
por concepto de daño emergente y en S/ 800,000.00 por concepto de daño moral [Ud. puede
revisar esta sentencia aquí].
El colegiado superior refirió que el artículo 1970 del Código Civil es una norma general que se
extiende a toda clase de bien riesgoso o peligroso, es decir no discrimina sobre determinado
bien, sino que se entiende que regula y cubre de responsabilidad a todo bien que, en el
ejercicio de su actividad, implique un riesgo o que realice una actividad de esa naturaleza. En
ese sentido, la sala señaló que la actividad desarrollada por el tren de la empresa demandada y
que ocasionó la muerte del menor, realizaba una actividad de naturaleza riesgosa; siendo
responsable civil no el conductor del bien considerado peligroso sino la empresa propietaria u
operadora que ejerce la actividad ferroviaria que por sí misma es riesgosa, de modo que su
responsabilidad es directa por su propia actividad.

Lo que ha señalado la Corte Suprema al desestimar el recurso de casación de las empresas

Ante la decisión de la sala superior, las empresas demandadas presentaron un recurso de


casación; el cual acaba de ser desestimado por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema.

icho colegiado supremo, en su fallo, señaló que de manera constante y uniforme se ha


considerado que los daños ocasionados por la explotación de ferrocarriles son un supuesto de
responsabilidad objetiva. "Si ello es así, debe señalarse que las empresas demandadas realizan
actividades de riesgo", refirió.

Además, la Corte señaló que "Siendo un tema de responsabilidad objetiva es irrelevante la


culpa con la que haya actuado el chofer de la empresa o las propias demandadas. De allí que
se haya señalado que: ‘En aquellos ámbitos en los que el daño es objetivamente imputable al
agente, el juicio de previsibilidad deviene en irrelevante a la hora de declarar la
responsabilidad’; en esas circunstancias, aunque el agente se haya portado con diligencia será
responsable del daño derivado de su actividad".

Por ello, el Colegiado refirió que "No es pues la culpa el factor de atribución que se imputa,
sino que la propia actividad o el uso de bien riesgoso exige que el peso del daño deba ser
trasladado a quien se aproveche de esos bienes, en consonancia con lo prescrito en el artículo
1970 del Código Civil".
Sobre el nexo causal, los impugnantes habían sostenido en su recurso que el accidente ocurrió
por hecho propio de la víctima y que ello originaría la inexistencia de causalidad en los
términos prescritos en el artículo 1972 del Código Civil. Además, afirmaron que es la
demandante quien es responsable del daño, al haber perdido a su hijo, quien tenía la
condición de autista.

Ante ello, la Corte Suprema señaló: "Hay varios errores en ese argumento. En principio,
considerar que un menor pueda estar todo el tiempo bajo la atenta mirada de su padre: ni
jurídica ni físicamente se puede aceptar ese dicho; esa es, por lo demás, una de las razones,
por las que, desde otro enfoque, el relacionado con la responsabilidad de los padres, la
doctrina y la legislación se han acercado a una responsabilidad objetiva desdeñando las
invocaciones a una culpa in vigilando imposible de admitir".

Asimismo el colegiado refirió que el artículo 29 de la Ley N° 27181 establece que la


responsabilidad civil derivada de los accidentes de tránsito causados por vehículos
automotores es objetiva y que es ella la que regula el comportamiento de las empresas de
ferrocarriles.
Finalmente, la Corte recordó que el artículo 1972 del Código Civil prescribe que se rompe el
nexo causal por la imprudencia de la propia víctima. Y, aplicando dicha normativa al caso,
señaló que "En realidad, la ruptura supondría que la causa verdadera del accidente no fue el
comportamiento de las demandadas, sino uno ajeno, en este caso, la propia conducta de la
víctima. Como la imprudencia es un asunto que alude a la imputabilidad debe ser entendido en
un sentido técnico-jurídico; ello supone que el agente del que habla la ley debe tener
capacidad para valorar sus propios actos porque solo así es posible reprochar su conducta".

"En el presente caso, las partes están de acuerdo en que el menor afectado no se encontraba
en condiciones de valorar sus actos, y así además lo han expuesto los recurrentes en su
contestación a la demanda, por lo que de ninguna forma opera la ruptura causal", concluyó la
Suprema.

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