Discriminacion A La Mujer Mi Monografia

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LA DISCRIMINACION HACIA LAS MUJERES

Autor: Bravo Franco


Institución: IFD N.º 14 “Aníbal Ponce”
Profesorado de educación secundaria en Biología
Seminario: Antropología cultural
Profesora: Silvia Gutiérrez
Fecha de entrega: 10/11/23
Índice
Introducción.................................................................................................................................3
La mujer en la prehistoria.............................................................................................................4
El siglo XVIII..............................................................................................................................6
El feminismo................................................................................................................................7
La docencia..................................................................................................................................8
El siglo XXI...............................................................................................................................10
Conclusión.................................................................................................................................11
Bibliografía:................................................................................................................................12
Introducción

La discriminación hacia las mujeres es una de las mas generalizadas en todo el


mundo, se sigue considerando una “especie inferior” así, las mujeres han aparecido a
través de la historia como “lo Otro” en relación a los varones; la división del trabajo
entre los sexos tuvo su origen en las distintas funciones biológicamente determinadas
del varón como productor y la mujer como reproductora, pero esta división sexual del
trabajo no es más que una construcción cultural, se les asignó un cierto rol que
señalarían la diferencia respecto a la conducta del hombre para justificar la
discriminación de estos sobre aquellas.
En esta monografía explicare el trayecto de discriminación de la mujer desde la
prehistoria a la actualidad ayudándome de algunas bibliografías y sitios que me
resultaron de gran utilidad.
La mujer en la prehistoria
En un tramo de nuestra prehistoria encontraremos los posibles orígenes de las
desigualdades entre varones y mujeres que siguen perdurando hoy en día.
La antropóloga Riane Eisler (1987) en su libro El Cáliz y la Espada nos dice que la
“guerra” y la “guerra de los sexos” no son decretos divinos ni biológicos, y que ciertos
descubrimientos arqueológicos revelan que existió un largo período de paz y
prosperidad en los cuales nuestra evolución social, tecnológica y cultural fue en
ascenso, es decir, que las tecnologías básicas sobre la que está construida nuestra
civilización se desarrollaron en sociedades que no eran de dominio exclusivo masculino,
violentas y jerárquicas.
Según esta reconocida antropóloga, existe un enfoque actualizado sobre los orígenes
de la cultura en sociedades recolectoras-cazadoras pacíficas que no es el que prevalece
en la mayoría de los expertos en el tema. En éstos prima el estereotipo convencional de
un “hombre primitivo” sanguinario, competitivo y cazador–guerrero: un modelo
protohistórico y prehistórico de una organización social centrada en el hombre y
dominada por éste. Basándose en este modelo androcéntrico los paleontólogos
concluyeron - y por lo general aún lo siguen haciendo - que sólo el hombre prehistórico
fue el autor del arte paleolítico. Sin embargo, hallazgos arqueológicos de estatuillas de
deidades femeninas en cuevas dentro de una extensa área geográfica, desde los Balcanes
de Europa hasta el lago Baikal en Siberia, revelan que en una época tan lejana como el
Paleolítico Superior (-30000 a -9500) la más primitiva representación del poder divino
era más bien femenina que masculina. También se hallaron restos arqueológicos que
indican ciertos ritos a la fecundación tanto humana como animal además de ritos
funerarios con algún tipo de adoración hacia una deidad femenina.
En sitios tan orientales como la India, se ha multiplicado drásticamente. Todos estos
sitios que pertenecen al período Neolítico (-9000 a -3000), en los cuales se hallaron
templos dedicados a la Diosa, y cerca de 30.000 estatuillas y símbolos femeninos.
La arqueóloga Marija Gimbutas en su libro Las Diosas y Dioses de la Europa
Antigua (1982), que cataloga y analiza cientos de estos hallazgos arqueológicos del
Neolítico, nos dice: “Durante dos milenios de estabilidad agrícola su bienestar material
había ido mejorando gradualmente gracias a su eficiencia creciente para explotar los
fértiles valles de los ríos. Si se define civilización como la capacidad de un pueblo para
ajustarse a su medio ambiente y desarrollar artes, tecnología, escritura y relaciones
sociales, es evidente que los europeos antiguos lograron un notable éxito. Se manifiesta
una división del trabajo entre ambos sexos, pero sin una superioridad de uno sobre otro.
En los cementerios prácticamente no se observa diferencia en riqueza de equipamiento
entre las tumbas de hombres y mujeres, lo que sugiere una sociedad igualitaria no
patriarcal.” Vemos entonces que uno de los rasgos más notables de esa Europa,
revelados por las excavaciones arqueológicas, ha sido su carácter esencialmente
pacífico, no hay señales de daños causados por guerras durante un período de más de
1500 años y el testimonio arqueológico indica que el predominio masculino no era la
norma.
También es lógico que en aquellas sociedades en las cuales lo femenino, como
símbolo de fertilidad regía el universo, las mujeres no hayan sido consideradas como
pasivas-sumisas, y que ciertas cualidades construidas como “femeninas” (el cariño, la
no violencia o la compasión, por ejemplo) hayan sido altamente valoradas. En esas
comunidades los hombres no eran tratados como inferiores ni estaban sometidos a
mujeres dominantes, éstas no eran sociedades “matriarcales”. Este es el tipo de sociedad
solidaria que prevaleció en varias regiones de la Europa Antigua durante un largo
período de tiempo.
Alrededor del 4000 AC. se comienza a notar un patrón de ruptura de las antiguas
culturas agrarias neolíticas en el Cercano Oriente que más tarde se extiende hacia
Europa, invasiones, choques culturales y catástrofes naturales que causaron dislocación,
destrucción masiva y desplazamientos de pueblos. Como consecuencia de la
devastación progresiva sobrevino un período de regresión y estancamiento cultural.
Estallaron guerras y conquistas produciéndose pueblos nómades, Los hallazgos
arqueológicos en cavernas kurgas muestran grabados de espadas, dagas, hachas de
combate y de dioses guerreros, que Gimbutas describe como “las más primitivas
imágenes visuales de los dioses guerreros indoeuropeos”, o sea, el símbolo del poder
supremo de la guerra.
En este proceso los hombres fueron descubriendo que también ellos participaban de
la procreación y así las mujeres comenzaron a verse reducidas a esposas o concubinas
de los varones, convirtiéndose en norma la dominación, las guerras y la esclavización de
mujeres y varones más “dóciles”.
El eminente antropólogo Gordon Childe nos señala cómo en la medida en que la
norma es la guerra, la desaparición de estatuillas femeninas está relacionada con la
preeminencia de la masculinidad, y concluye: “La antigua ideología ha sido cambiada.
Ello puede reflejar el cambio de una organización matrilineal de la sociedad a una
organización patrilineal”. (Citado en R. Eisler, 1987: pág.59).
A través del trabajo arqueológico vemos cómo la Europa Antigua se va
transformando y a medida que avanza la destrucción física se produce el consiguiente
empobrecimiento cultural, paralelamente las tecnologías de producción y reproducción
pasan a ser controladas totalmente por los hombres. Al mismo tiempo, no sólo las
mujeres asumen roles secundarios, sino la Diosa misma pasa a convertirse en consorte
de dioses masculinos, y más tarde con el advenimiento del cristianismo, en la Madre del
Hijo de Dios.

El siglo XVIII
El siglo XVIII marca el comienzo de la era moderna, los principios de la Ilustración:
Igualdad, Libertad y Fraternidad, supuestamente sentarían las bases para la liberación de
la mente humana por medio de la Razón, que reemplazaría a la superstición, el
humanismo, a la barbarie del pasado y el método científico. Pero cuando se habla de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano en el período de la Revolución Francesa, la
realidad es que se referían a los derechos de los varones, excluyendo a las mujeres ellas
eran dominadas y tratadas como pertenencia. Sin embargo, hubo atisbos de cambios: en
la Asamblea Nacional de Francia, Condorcet señalaba que los derechos de los hombres
y mujeres derivaban del hecho de ser sensibles y susceptibles de adquirir ideas; Olympe
de Gouges se atrevió a redactar un proyecto de los “Derechos de la mujer” en el que
demandaba la extensión de los derechos de igualdad y libertad de los hombres también
para las mujeres. En su declaración por los Derechos de las Mujer y de las ciudadanas.
Los más conocidos ideólogos del capitalismo concordaron siempre en que éste se
apoya en la supremacía masculina y que la “agresividad competitiva del macho” pero
Los primeros teóricos del socialismo rechazaron las premisas adhocráticas del
capitalismo y las “naturales” desigualdades entre las personas. El socialismo científico
de Marx y Engels promovía la igualdad, una organización social basada en la afiliación
o solidaridad más que en la jerarquización o dominación, ellos querían cambiar el modo
de jerarquización (dominación) por las de vinculación (solidaridad).
También hay que agregar que, con el Humanismo y la Ilustración, es cuando las
reclamaciones de mayor libertad e independencia para las mujeres comenzarían a tomar
fuerza e incluso mostrarían ciertos cambios de mentalidad en algunos hombres de la
época, que seguían siendo quienes ostentaban todo el poder real en la sociedad. La
Revolución Francesa (1789) y la sucesiva toma del poder por parte de la burguesía
traerían grandes esperanzas, pero no llegarían a instaurar los cambios necesarios que
acercaran a las mujeres a la igualdad real.
Así se representaba a la mujer en el arte del siglo XVII
El feminismo
El feminismo no es la contraparte del machismo como se suele afirmar para
desprestigiarlo y, por lo tanto, no es la dominación de los hombres por las mujeres, es
un nuevo humanismo que no resta valores a los varones, sino que anhela sumarlos a un
nuevo orden social donde lo femenino no sea desvalorizado.
El feminismo moderno, que nace a mediados del siglo XIX en el hemisferio norte,
es una toma de conciencia sobre la situación de subordinación, injusticia y
discriminación en la que han vivido, y aún viven, la gran mayoría de las mujeres. Aspira
a la igualdad en todos los campos dentro de una sociedad sin jerarquías y sin
dominación sexual y a que se reconozca la importancia de las contribuciones aportadas
por las mujeres a la sociedad en todas sus expresiones: económica, política, cultural y
productiva.
Antoinette Fouque, cofundadora del Mouvement de Libération de Femmes luego del
mayo francés de 1968, nos dice: “... Acá, hoy, se humilla, se desprecia, se vende, se
golpea, se viola, se comete incesto, se tortura, se mata, a las niñas, a las jóvenes, a las
mujeres, sólo por ser mujeres. Si el racismo es el goce ante el sufrimiento del otro,
entonces la misoginia es el peor de los racismos, es un racismo anti mujer, el más
radical y primario de los racismos, el más difundido, ya que la víctima es la mitad de la
humanidad, como si esta mitad fuera una especie dentro de la especie, una mitad que es
a la vez víctima y victimaria de sí misma, ya que por un lado la mujer es el objeto de la
burla y el odio, pero por otro lado en muchos casos se somete pasivamente al mismo, es
decir, el sujeto que experimenta ese odio al otro puede ser tanto una mujer como un
hombre. El enemigo principal de la liberación de las mujeres no ha sido suficientemente
señalado: es el monismo macho, el falocentrismo, el egocentrismo, el Uno como el solo
representante de toda la especie humana. Desde los monoteísmos a la igualdad
republicana, no hay más que el Uno: un solo Dios, masculino, una sola lívido, fálica,
una sola economía, capitalista-liberal, una sola ciudadanía, neutra, un solo sujeto,
universal, un solo sexo, un solo individuo. A los hombres, la creación, la cultura, el
concepto, la legitimidad, el privilegio, el genio humano, a las mujeres la procreación, la
concepción, la naturaleza, la genitalidad culpable, la ilegitimidad, las discriminaciones”.
Los movimientos de liberación de las mujeres afirman para el tercer milenio una
concepción del mundo donde el odio y el egocentrismo sean reemplazados por la
solidaridad, un mundo que reconcilie a la especie humana, varones y mujeres juntos,
con la vida.

La docencia
A las mujeres se les asigno el rol de educar a los hijos, esto determino que su
actividad quede ligada a las tareas domésticas. Cuando la educación paso a la esfera
publica y se institucionalizo, fueron las mujeres las que continuaron ocupándose de
la enseñanza de los niños, niñas y adolescentes, básicamente se particularizaron por
la docencia y por lo tanto sus posibilidades laborales quedaron difiriendo de las de
los varones.
La docencia fue una operación laboral de las mujeres la docencia es básicamente
femenina, lo que sugeriría una discriminación hacia los varones. Esta interpretación
implicaría una igualdad de oportunidades laborales, aparece con claridad la
discriminación de las mujeres en el mercado laboral: ocupaciones menos
prestigiosas social y económicamente. A pesar de que en épocas pasadas la docencia
representó una opción como posibilidad de movilidad social, luego implicó una
pérdida de prestigio social y de rendimiento económico.
En lo que concierne a la escolaridad femenina se observa que en los últimos 50
años tanto en la Argentina como en el resto del mundo hubo un incremento continuo
de la matrícula femenina en los tres niveles educativos.
La investigadora Nicole Mosconi (1998) ha reflexionado profundamente sobre el
sistema escolar francés, llegando a conclusiones sumamente interesantes para pensar
nuestra propia realidad educativa. De acuerdo con esta autora, la escuela suele
reproducir un “modelo tradicional” en el que el varón tiene que preparar su futuro
profesional como proveedor de recursos para la familia, pero no tiene que prepararse
para una función doméstica y educativa porque ésta no será de su incumbencia. Por
el contrario, bajo este modelo, las mujeres tienen que asumir su doble rol
profesional y familiar. Esto pone a la mujer en una posición contradictoria y tal vez
dilemática: debe buscar modos de compromiso para conciliar trabajo profesional y
doméstico/educativo. La imagen resultante de este sistema sexista es que las mujeres
aparentemente nunca son como tienen que ser en ningún área: no dedican a su
profesión suficiente tiempo y, por otra parte, ese tiempo dedicado es siempre
excesivo desde el punto de vista familiar. En contraposición a este modelo
tradicional se debiera construir un “modelo democrático/feminista”, elaborado sobre
la concepción de que el varón y la mujer poseen una actividad profesional, al tiempo
que reparten contractualmente las tareas familiares. Este modelo presupondría un
sistema escolar que se hiciera cargo de la preparación para la vida familiar del
mismo modo que lo hace para las expectativas sociales del trabajo.
Considerando que el tema es muy importante ya que la educación es lo que nos
diferencia entre humanos y los animales quería acotar estas conclusiones que Nicole
Mosconi (1998) dio a conocer:
• Todas las observaciones minuciosas de lo que acontece en el aula mostraron
que, en las clases mixtas, y sin ser conscientes de ello, los docentes tienen más
interacción con los varones que con las mujeres: interrogan más a menudo a los
varones, responden con mayor frecuencia a las intervenciones espontáneas de éstos
que a las de las mujeres, hay una mayor atención para con los varones. Esto se
produce igualmente entre docentes hombres y mujeres.
• La investigación revela también otro aspecto importante: las expectativas de
los docentes respecto del alumnado mixto. En este sentido, los docentes no esperan
lo mismo de los varones que de las mujeres. Consideran en general que las mujeres
se adaptan a las normas de la escuela, aceptan la autoridad docente y les gusta la
escuela. Por el contrario, los varones están mal adaptados a las normas escolares,
tienen dificultades para aceptar la autoridad docente, para permanecer quietos en
clase, no estudian mucho y las tareas que entregan no son prolijas.
La comprensión del concepto del género como algo construido culturalmente y
la integralidad de los derechos, permite abordar el problema de la opresión de las
mujeres desde la idea de igualdad entendida como complementariedad, diversidad y
libre elección. La educación debe ser un factor clave para la transformación de las
relaciones para alcanzar una sociedad realmente igualitaria y democrática .
El siglo XXI
Las situaciones que atraviesan las mujeres en el siglo XXI es muy compleja, por
que la desigualdad, el sometimiento y la exclusión del genero femenino se
manifiesta de muchas formas y en todos los ámbitos de la vida social.
En este apartado hablare sobre unas breves pero significativas
consideraciones sobre la situación actual de las mujeres en la sociedad
contemporánea.
Citare un informe del año 1998 del Tribunal de Violación a los Derechos
Humanos de las Niñas, en el que se expusieron algunos de los graves problemas
que aquejan a este sector de la población, tanto en la Argentina como en buena
parte de los países del mundo: altas tasas de analfabetismo, discriminación en el
ámbito educativo, falta de información sobre salud reproductiva, maternidad no
deseada y abortos clandestinos, abuso sexual, violencia doméstica, tráfico de
niñas y prostitución.
Los valores patriarcales imperantes en nuestra sociedad hacen que las
mujeres adultas no corran mejor suerte: discriminación en el campo laboral
(desigualdades en materia de salarios y categorías de los cargos, crecientes
índices de desocupación), violencia sexual y doméstica, incumplimiento de las
obligaciones alimentarias de los padres respecto de sus hijos. La situación de
dominación se agrava cuando a la identidad genérica se suman otras
pertenencias identitarias y ciertos posicionamientos de clase: en este sentido, las
mujeres pobres, negras, indígenas, no heterosexuales, aquellas que no cumplen
con las pautas estéticas impuestas, etc. ocupan posiciones de mayor
vulnerabilidad.
En lo que sería nuestro país las mujeres conforman alrededor del 53% de
la población total de Argentina, este amplio sector de la población fue
severamente afectado por las políticas neoliberales aplicadas desde la última
dictadura militar (1976-1983) y profundizadas durante la década menemista
(1989-1999) y los gobiernos posteriores. En el campo laboral, por ejemplo, las
mujeres aún se desempeñan como fuerza de trabajo secundaria y marginal,
sometidas a la discriminación salarial y a la segregación laboral. Desde fines de
los ‘80 y principios de los ‘90, aumentaron notablemente los hogares con
jefatura femenina y se produjo el fenómeno conocido como feminización de la
pobreza. La indigencia y la pobreza impactaron entonces directamente entre las
mujeres.
En el plano de las condiciones de ejercicio de la sexualidad y de sus
derechos reproductivos, la situación de las mujeres es igualmente grave y
discriminatoria: las políticas públicas no garantizan el acceso de las mujeres a
una anticoncepción segura y eficaz, y el aborto clandestino constituye una de las
principales causas de la mortalidad materna en los sectores populares.
Actualmente en diciembre de 2020, se aprobó la ley 27.610 que da
acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en Argentina.
Conclusión
La mujer no siempre sufrió la discriminación, fue surgiendo por etapas
recorriendo cientos de años. Empezando desde que las mujeres vivían al igual
que el hombre sin haber desigualdad, existía adoración hacia entidades
femeninas que se fueron perdiendo pasando los años, terminando en la
discriminación de género hacia las mujeres tratándolas como inferiores incluso
como trofeos y vistas como propiedad en cierta parte de la historia.
Por mas que en la actualidad se lucha para generar un cambio ante esta
situación vivimos observando estas actitudes de discriminación por todas partes,
desde los medios de comunicación, como de gente que conocemos en el largo de
nuestras vidas.
Bibliografía:
• https://huesped.org.ar/informacion/derechos-sexuales-y-reproductivos/
tus-derechos/interrupcion-voluntaria-del-embarazo/historia-del-aborto-en-
argentina/
•Discriminación. Un abordaje didáctico desde los derechos humanos/Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos (2010)
• Cangiano, María Cecilia y Dubois, Lindsay. (1993). De mujer a género: teoría,
interpretación y práctica feminista en las ciencias sociales. Buenos Aires: Centro Editor
de América Latina (CEDAL). https://www.academia.edu/1861820/De_mujer_a_g
%C3%A9nero_Teor%C3%ADa_interpretaci%C3%B3n_y_pr
%C3%A1ctica_feminista_en_las_ciencias_sociales
•https://www.muyinteresante.es/historia/35811.html

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