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UNIVERSIDAD DE CHILE

Facultad de Derecho

Departamento de Ciencias del Derecho

Curso Filosofía (de la) Moral

Profesor Juan Ormeño Karzulovic

Muerte, transhumanismo e inmortalidad

Semestre Otoño 2017

La necesidad de la mortalidad para la vida

20.107.852-0
“Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.”

Nadine Stair, instantes


Introducción

La muerte, ese evento obligatorio, pero a la vez impredecible y misterioso al cual estamos
destinados por el mero hecho de haber nacido, es una gran fuente de debate y en algunos
casos controversia por diversos factores. Algunos dicen que la muerte es un evento que se
puede aprender de forma empírica, como si la muerte fuera algo que se pudiera practicar y
mejorar mediante la experiencia, cosa bastante poco lógica tomando en cuenta que la
muerte es un evento en el cual después de este, por definición está la nada. Hay otras
personas, entre estas el filósofo Jankélévitch, que consideran que el mismo hecho de pensar
en que vas a morir te inhabilita y por ende las personas ven la muerte de forma abstracta, en
tercera o segunda persona, pero nunca en primera persona. Esto principalmente dado por el
miedo a la muerte, a desaparecer de este mundo, miedo que para Edgar Morín se debe a la
perdida de la individualidad ocasionada por la defunción.

Seguramente el ámbito más controversial entre las corrientes relacionadas con la muerte,
es el transhumanismo, el cual busca alargar la vida mediante los avances tecnológicos
teniendo como objetivo la inmortalidad, además de buscar una raza perfeccionada mediante
la selección de genes con el fin de que el transhumano sea capaz de controlar sus
sentimientos, ser inmensamente más inteligente, ser físicamente superior al humano común
y, a la vez, eliminar de la sociedad cualquier persona no apta para la misma mediante
prácticas como la eugenesia. Pero esto trae consigo una multitud de cuestionamientos
éticos, de aquí que la pregunta a resolver en esta monografía es la siguiente: Suponga que
se ha diseñado un tratamiento médico que hace inmortales a las personas, ¿qué
consecuencias éticas tendría acabar con la noción de muerte?

Además de la pérdida de la esencia pura de la vida, la muerte. ¿Puede siquiera haber vida
sin la muerte? ¿cómo se puede decir que está vivo alguien que no muere? Jankélévitch
plantea que una vida sin muerte, de por si no sería vida, en el momento que algo no muere
esta por ende muerto, y no solo esto, la muerte es un fin de nuestro camino, el límite de
nuestra vida, sin esta ¿que motivación podría tener alguien para hacer algo? Perdería todo
sentido el morir, pasaríamos de tener una vida corta pero excitante a una vida larga, pero
sinsentido. “Prefiero aun ser el que soy, condenado a unos cuantos decenios, pero
finalmente haber vivido. “ 1

1
Vladimir Jankélévitch (2004), P. 18
Desarrollo

La inmortalidad es una condición muchas veces deseada por el ser humano, la idea de tener
que vivir una vida relativamente corta de aproximadamente 75-80 años nos causa una
ansiedad y un miedo que se acrecienta conforme pasa el tiempo, tiempo en el cual somos
testigos de la muerte, de su actuar, de sus consecuencias entre ellas del vacío que conlleva.
Vivimos la muerte del otro, personas queridas, fieles mascotas, etc. Pero siempre desde una
perspectiva ajena a nosotros, casi como si la muerte no nos fuera a llegar. Claramente no es
sano vivir pensando que un día morirás, hacer esto te inhabilitaría, frenaría tu progreso, te
quitaría la esperanza de vivir.

En esta vida como dice Jankélévitch es obligatorio morir, pero a la vez, no es necesario
hacerlo. Puede ser que muera mañana, sin embargo, no es necesario que así sea, puedo
morir en 80 años más y la esperanza de no morir es el motor de la vida. Es por esto que la
pena de muerte es un castigo grotesco, saber el cómo, donde y cuando vas a morir es
simplemente horrible, si todos supiéramos esto, no tendría ningún sentido hacer ningún
progreso, inhabilitaría nuestra existencia conforme la fecha se acerca y solo produciría
pavor indescriptible en torno al inevitable suceso.

Ahora bien, ¿por qué vemos a la muerte como algo malo, casi terrible? Esto, según Edgar
Morín tiene un denominador común, la perdida de la individualidad, cosa que él llama
“traumatismo de la muerte”. El dolor ocasionado por la muerte del otro, se ve influenciado
mayormente por el nivel de individualidad o lo único e irremplazable que era para nosotros
tal ser vivo, el mayor ejemplo de esto es lo mucho que nos impresiona la muerte de un
presidente, una estrella de la música, en comparación con los cientos y miles de genocidios
en países africanos, asiáticos, incluso hace menos de 40 años en la aquel entonces
Yugoslavia. Esto no solo no nos causa una gran pena o impresión, sino que la misma
historia se encarga de olvidar los hechos y, en muchos casos, desestimarlos.

Símbolo también de la perdida de la individualidad es la putrefacción del cadáver, es por


esto que desde tiempos prehistóricos siempre el ser humano se ha encargado de dar
sepultura a los muertos, la perdida de la individualidad del muerto y el miedo a un posible
contagio del cadáver que produzca una posible pérdida de la misma individualidad por
parte del vivo, obliga al hombre a hacerlo, es una condición humana en la que de otra forma
no se podría vivir tranquilo. “el horror a la muerte es, pues, la emoción, el sentimiento o la
conciencia de la perdida de la propia individualidad. Emoción sacudida de dolor, de
terror, o de horror.” 2

Dicho esto, las consecuencias de un tratamiento médico que nos hiciera inmortales están a
la vista, no solo nos quitaría la esencia misma de la vida, sino que nos arrebataría
totalmente la fugacidad y lo excitante de la vida. Nada de lo que hiciéramos sería algo
nuevo, si vivimos para siempre, repetiremos las cosas que hagamos una y otra vez,
volviéndonos en seres fríos, sin sentimientos, y finalmente vacíos. Nada sería un riesgo,
puesto que se entiende que algo es riesgoso porque atenta contra tu integridad, y por ende
con tu vida. La raza humana se convertiría probablemente en una especie de ‘’zombis’’ o
muertos en vida, sin amor, sin sentimientos, por sobre todo, sin vida. Jorge Luis Borges en
su cuento ‘’el inmortal’’ de su libro ‘’El Aleph’’ describe esto de manera formidable:

‘’La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos se


conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el
último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño.
Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso.
Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de
otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio
de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté
como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez,
nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen
para los Inmortales. ’’ 3

Seguramente la indolencia se apoderaría del hombre, perdiendo toda preocupación y


sentimiento de empatía con el resto. Podría alguien caerse a un precipicio y en 100 años ser
ayudado, pasando frio y hambre, pero aunque esta persona sufra, al fin y al cabo al no
morir, su accidente no tendría ningún apuro para ser resuelto. El hecho de no perecer hace
que la necesidad de ayudar a otro, sabiendo que el riesgo de muerte no existe, sea nulo.
2
Edgar Morin (2003), P. 31
3
Jorge Luis Borges (1949), P. 10
Además que el hecho de no morir no significa obligatoriamente que la vida sea una vida
plena en todo ámbito. Puede alguien ser inmortal, pero al mismo tiempo vivir con un dolor
incapacitante para siempre, ¿preferiría esa persona vivir por siempre así o simplemente
morir y dejar el sufrimiento de su cuerpo atrás? Seguramente esta persona estaría dichosa
de poder al fin dejar de sufrir.

Por otro lado con este tratamiento la situación de pobreza traería consigo serios problemas
éticos, pensando en que un tratamiento de esta naturaleza seguramente sería altamente
costoso, se haría así imposible para ciertos sectores de la sociedad, e incluso para ciertos
países del mundo, acceder a este tratamiento y por ende haciendo una notable diferencia
entre el valor de la vida de ciertos grupos, en este caso la pregunta de si vale más la vida de
ciertas personas, diferenciadas del resto por la cantidad de dinero que manejen, por sobre la
vida de la gente que no gocen de los mismos beneficios, es un tema a tratar. Porque si
ciertas personas pueden acceder a este tratamiento y otras no, ya sea por dinero u otro
motivo, el mensaje que queda es que la vida es más valiosa según más dinero se tenga. En
el sentido que merece más vivir de forma eterna una persona con dinero a una sin este,
dándole este pseudo beneficio solo a las personas que puedan costearlo.

Aun cuando, si por algún motivo, como un beneficio del estado o la ONU, por dar algún
ejemplo, el tratamiento fuera gratuito y universal, esto no haría más que provocar una
mayor indolencia no solo con el resto de las personas, pero sobre todo con sectores más
vulnerables de la población, esto porque al ser la gente inmortal nadie se preocuparía por su
bienestar en un corto plazo, pueden vivir décadas y siglos de forma precaria, el
pensamiento general será que: “no importa porque no van a morir”.

Otro factor a considerar es que, al desaparecer el concepto de la muerte y considerando que


aun con esta se denigra la condición humana, no habría ninguna limitante para la naturaleza
malvada del hombre. Horribles delitos como la violación, tortura, secuestro, etc. No
tendrían ya la misma valoración social negativa, en primer lugar, por la indolencia ya antes
mencionada y en segundo lugar porque en una vida eterna, ¿que son ochenta o noventa o
incluso mil años en la cárcel? No son más que un suspiro, casi algo absurdo como forma de
castigo, y, por ende, no habría un verdadero castigo para tales actos atroces, que, si incluso
hoy en día se hacen, teniendo un castigo de por vida en muchos casos, en esta sociedad no
sería más que un corto tiempo de castigo en una vida eterna. Todo esto considerando que
no se podría dejar a una persona para siempre en una cárcel por multitud de motivos que en
este ensayo no abordare pero que el lector podrá por sí mismo razonar.

Siguiendo con otro problema ético que desencadenaría este tratamiento, es la limitación de
la libertad que esto conllevaría, cada uno debería ser capaz de elegir por si mismo si quiere
o no tener hijos y a la vez, cuantos tener. Pero incluso sabiendo que, en países como China,
hoy en día se practican programas de control de la natalidad por la gran cantidad de gente
que nace y que hay en China, se hace lógico que en una sociedad donde la gente sea
inmortal la natalidad debe ser altamente restringida, si nace la misma cantidad de gente y la
mortalidad es nula, pasarían un par de décadas antes de que la tierra ya no pueda soportar
tal presión demográfica, provocando que la comida, el agua, la energía, etc. Se acaben
dejando una tierra inútil con gran cantidad de gente muriéndose (pero a la vez no muriendo)
de hambre, sed, entre otras cosas. ¿Acaso esta gente no sufriría como si estuviera a punto
de morir, pero no pudiendo morir tuviera que soportarlo por los siglos de los siglos? Esto se
asemeja bastante al mito de Prometeo, que, como castigo por entregarle el fuego a los
hombres, fue condenado a prácticamente morir destripado cada día, pero al ser inmortal
este lo sufría día tras día, nunca acabando su sufrimiento.

A pesar de todos los argumentos dados en contra de la inmortalidad, hay ciertas corrientes,
siendo la más relevante el transhumanismo, que busca mediante la ciencia, como bien
podría ser un tratamiento médico, alargar la vida humana y como fin último, lograr la
inmortalidad. Para lograr esto y otros avances los trans-humanistas usarían técnicas como la
eugenesia, o sea, eliminación de bebes no deseables desde antes que estos nazcan (aborto
eugenésico), además de, con el fin de tener ‘’el mejor bebe posible’’, elegir cuales genes
son favorables para el niño (color de piel, de ojos, etc.) y, por otro lado, agregar
capacidades como la visión nocturna o el control de los sentimientos a partir de la
modificación en los genes, todo esto con tal de lograr crear a un post-humano. Teniendo en
cuenta esto, ¿no podría entonces hacerse una analogía de este pensamiento al de la
Alemania nazi y su líder Adolf Hitler en la segunda guerra mundial, de eliminar a los no
arios con tal de mejorar la raza? Esta corriente es una corriente deshumanizante, que lleva
claramente a la pérdida del concepto de persona y dignidad, sin embargo, para los trans-
humanistas existiría un derecho moral para hacer estas modificaciones, entendiendo que no
hacerlo es una tragedia y donde los críticos a esta corriente son tecnófobos, gente que no
quiere progresar junto con la ciencia por tenerle miedo a los avances tecnológicos. Esta
corriente al ser tan enfocada en conseguir sus objetivos, deja de lado algunas de las cosas
más importantes de nuestra sociedad actual, como lo son la declaración de los derechos
humanos, la dignidad, libertad, igualdad, entre otros. Prácticamente postulando que “el fin
justifica los medios”, esto me parece algo bastante lamentable, en el sentido del valor que
se le da a la vida y la dignidad de las personas.

Haciendo un análisis crítico de la respuesta a la pregunta, considerando todo lo


anteriormente expuesto en este ensayo, se puede afirmar que la inmortalidad no es algo que
debamos buscar, sabiendo que la vida nunca sería la misma sin la muerte, son dos sucesos
necesarios, así es la vida y siempre lo será. Un tratamiento de estas características no
causaría más que problemas de diverso carácter, como problemas económicos,
demográficos y, sobre todo, éticos. Vivir para morir es nuestra naturaleza, es lo que nos
inspira a ser grandes y a dejar nuestro legado en este mundo. Cada progreso, cada
experiencia nueva en nuestra vida te dan una sensación de placer a la cual nunca podrías
acceder viviendo infinitamente, es a mi parecer, cientos de veces preferible vivir nuestra
vida tal cual es, pero vivirla de forma en la cual, cuando mueras cada cosa que hayas hecho
te rondara en tu cabeza, a veces felices, a veces tristes, pero siempre pudiendo decir, yo
viví, yo existí, yo deje mi legado en este planeta. Morirás habiendo vivido una vida
excitante, donde nunca hiciste lo mismo por toda una eternidad, en la cual en tu último
suspiro aun pensaras si hay algo más allá de la vida, cosa que solo descubriremos cada uno
de nosotros cuando, sea cual sea nuestro momento llegue. Por el contrario, vivir
eternamente solo te llenaría de un vacío, una falta de amor, sentimientos, en la cual la vida
ya no sería para vivirla, sino más bien para subsistir en un mundo comparable a no estar
vivos, pero a la vez estarlo para siempre.
Conclusiones

1- La muerte no ha de ser vista como un hecho deleznable, siendo que es algo natural y
propio del ser vivo. El pensar en demasía sobre esta, inhabilita a la persona a vivir
de forma íntegra, pero a la vez, sabiendo lo fugaz de la vida, la muerte permite a las
personas progresar, disfrutar de cada acontecimiento, vivir la adrenalina del riesgo,
sentir lo sublime del amor, entre otros factores de considerable importancia para la
felicidad y la vida misma.
2- La muerte puede ser vista como la perdida de la individualidad, hecho que
provocaría el miedo a la muerte, temiendo las personas vivas un posible deterioro de
su propia individualidad. Esto provocaría que ante esto, desde tiempos ancestrales
los seres racionales entierren a sus muertos dándoles sepulturas y distintos rituales
según sea el caso.
3- La búsqueda de la inmortalidad, además de ir en contra de la naturaleza misma de la
vida, no hace más que producir multitud de problemas, sobre todo en el campo de la
ética. Esto se ve reflejado en la corriente del transhumanismo, en la cual con tal de
lograr aumentar la vida hasta su objetivo supremo que es la inmortalidad, además de
buscar mejorar la raza humana, se cometen actos de dudoso valor ético. Haciéndola
una corriente inhumanizante y que va en contra de la dignidad propia del ser
humano.
4- Además de las problemáticas éticas, la inmortalidad provocaría serias
complicaciones en variados ámbitos, como la demografía. Provocando densidades
de población inimaginables. Para evitar esto también se verían vulnerados
principios o valores como la libertad, habiendo un fuerte control de la natalidad por
parte del estado, también los valores de la dignidad e integridad humana se verían
transgredidos por lo expuesto anteriormente en el ensayo.
5- Es indudable que la ciencia cada vez lograra nuevos y mejores tratamientos,
aumentando de manera considerable la esperanza de vida cada día más. Esto es algo
indudablemente bueno, la creación de tecnología capaz de suplantar órganos, curar
enfermedades hasta ahora incurables, entre otras cosas. No por criticar ciertos
principios poco éticos de ciertas corrientes estoy en contra del progreso, por el
contrario, una de las mejores cosas que podemos crear es tecnología para
facilitarnos la vida, retrasando la muerte. Pero el retrasar la muerte no es eliminarla,
en el momento en que se busca eliminar la muerte, comienzan todos los
cuestionamientos éticos antes mencionados.
Bibliografía

Borges, Luis Jorge (1952). El aleph. Buenos Aires: losada.

González, F. Transhumanismo (humanity+) La ideología que nos viene

Jankélévitch, Vladimir (2004). Pensar la muerte (trad. Horacio Zabaijáuregui). Buenos


Aires: Fondo de cultura económica.

Morin, Edgar (2003). El hombre y la muerte, 4ta edición. Barcelona: Kairos.

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