El Patron de Asentamiento Presente en La

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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

INAH SEP

“EL PATRÓN DE ASENTAMIENTO PRESENTE EN LA ZONA


SUROESTE DE LA CUENCA DE MÉXICO, DURANTE LOS
PERIODOS FORMATIVO MEDIO Y SUPERIOR (900 A.C. – 200
A.C. APROXIMADAMENTE)” –DELEGACIÓN TLALPAN-.

TESIS

QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE

LICENCIADO (A) EN ARQUEOLOGÍA

PRESENTA

ALEJANDRO SÁNCHEZ TORRES

DIRECTOR DE TESIS: MAESTRA BLANCA PAREDES


GUDIÑO

MEXICO, D.F. 2011


ÍNDICE.
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….5
1. METODOLOGÍA Y SISTEMA DE ANÁLISIS.
1.1 Metodología……………………………………………………………………………9
1.2 Sistema de análisis...........................................................................................13
2. MEDIO AMBIENTE GENERAL DE LA CUENCA DE MÉXICO
2.1.1 Descripción Geológica..................................................................................21
2.1.2 Clima..............................................................................................................25
2.1.3 Flora de la Cuenca de México.......................................................................28
2.1.4 Fauna de la Cuenca de México.....................................................................31
2.2 MEDIO AMBIENTE PARTICULAR DEL SECTOR SUROESTE DE LA
CUENCA DE MÉXICO
2.2.1 Descripción de los límites de la Delegación política de Tlalpan....................34
2.2.1.1 La zona montañosa del Ajusco........................................................35
2.2.1.2 La zona de pie de monte y del pedregal..........................................40
2.2.1.3 La zona lacustre o de playa.............................................................45
2.2.2 Clima en el sector suroeste de la Cuenca de México....................................46
2.2.3 Hidrografía en el sector suroeste de la Cuenca de México...........................48
2.3 SUELOS, FLORA Y FAUNA EN EL SECTOR SUROESTE DE LA CUENCA
DE MÉXICO
2.3.1 Suelos, flora y fauna en la zona montañosa..................................................50
2.3.2 Suelos, flora y fauna en zona de pie de monte..............................................50
2.3.3 Suelos, flora y fauna en zona de pie de monte a playa................................51
2.3.4 Suelos, flora y fauna en zona playa lacustre.................................................51
2.3.5 Recursos lacustres........................................................................................52
2.3.6 Ecosistemas económicos en la parte suroeste de la Cuenca de México.....53
3. MARCO HISTÓRICO
3.1. El Preclásico……………………………………………………………………….55
3.1.1 La Cerámica del Preclásico en la Cuenca de México……………………57
3.1.2 Sistemas constructivos y arquitectura durante el Preclásico en la Cuenca de
México ………………………………………………...………………………………….62

2
3.2 EXPLORACIONES EN EL ÁREA DE ESTUDIO, CORRESPONDIENTE A
LOS SECTORES QUE CONFORMAN EL ÁREA DE CUICUILCO
3.2.1 Exploraciones en el “Pedregal de San Ángel”………………………………64
3.2.2 Exploraciones en el sector de “Cuicuilco A”……………………………………71
3.2.3 Exploraciones en el Sector “Peña Pobre”………………………………………81
3.2.4 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco B” ………………………………………84
3.2.5 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco C”……………………………………..102
3.2.6 Exploraciones en el Sector “Bosque de Tlalpan”……………………….……106
3.2.7 Exploraciones en el Sector “Corregidora y La Ladrillera”………………...…112
3.2.8 Exploraciones en el Sector “Fuentes Brotantes”…………………………..…115
3.2.9 Exploraciones en el Sector “Centro de Tlalpan”…………………………...…119
3.2.10 Exploraciones en el Sector “La zona arqueológica de la Nopalera”…...…121
3.2.11 Exploraciones en el Sector “Ajusco”…………………………………………125
4. ANÁLISIS ESPACIAL SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DEL ASENTAMIENTO
PRESENTE AL SUROESTE DE LA CUENCA DE MÉXICO -CASO
DEMARCACIÓN POLÍTICA DE TLALPAN-
4.1 Análisis de altimetría y tipo de sitios……………………………………………..131
4.2 Análisis diferencial de tipos cerámicos y sitios arqueológicos………………..142
4.3 Análisis de Nearest Neighbor y K-means entre sitios arqueológicos………...146
4.3.1 Grupo 1……………………………………………………………………148
4.3.2 Grupo 2……………………………………………………………………160
4.3.3 Grupo 3…..……………………………………………………………….167
4.3.4 Grupo 4……………………………………………………………………173
4.4 Mapeos por conjuntos……………………………………………………………..181
5. PAISAJE ACTUAL DE TLALPAN
5.1 Tlalpan y su geomorfología……………………………………………………….185
5.2 Los lomeríos del Sur y su patrimonio arqueológico…………………………....187
5.2.1 Centros de gravedad que señalan centros geométricos entre sitios
que comparten altimetría similar o planicies, en zonas altas……………………...188
5.2.2 Centros gravitacionales de acumulación de desechos provenientes de
lugares altos………………………………………………………………….…………191

3
5.2.3 Centros gravitacionales relacionados con elementos naturales como
ríos permanentes, perennes, escurrimientos de manantiales o por actividad
antropológica en la región……………………………………………………………..192
5.2.4 Centros gravitacionales inversos (betas arqueológicas presentes en
zonas altas como lomeríos y volcanes)…………………………………………......193
6. CONCLUSIONES……………….…………………………………………………..196
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….......215

4
INTRODUCCIÓN

Como parte del Proyecto de Investigación “Reconocimiento, Control,


Protección y Difusión del Patrimonio Arqueológico en la Delegación de Tlalpan,
Distrito Federal”; integrado en los proyectos de investigación de la Dirección de
Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH, coordinado por
la Arqueóloga Blanca Paredes Gudiño, directora de la presente tesis; pretendo
hacer una reconstrucción hipotética de la distribución espacial de elementos
arqueológicos observables y registrados en el área de estudio, la cual nos
aproximará al reconocimiento del patrón de asentamiento en la Delegación Política
de Tlalpan, correspondiente al periodo Preclásico Medio y Superior (900-200 a.C.
aproximadamente), en relación a la cultura de Cuicuilco (que probablemente fué
abandonada por el proceso de erupción del volcán Xictle1).

Para el presente estudio se pretenden tomar, como base metodológica, las


técnicas propuestas para lo que conocemos como la Arqueología del Paisaje 2. El
objetivo principal de esta tesis, es por tanto, el análisis espacial y reconocimiento
de elementos pertenecientes al llamado periodo Preclásico en la parte sur-
occidental de la Cuenca de México, específicamente durante el periodo anterior a
la erupción del volcán Xictle (aproximadamente), con el objeto de reconocer el
patrón de asentamiento hipotético de este sector en relación a las llamadas
culturas “subpedregalenses” 3. Este trabajo tiene como finalidad el contribuir con
las investigaciones pertenecientes a este periodo, en relación a las culturas
asentadas en la Cuenca de México, para lo cual se utilizarán los datos hasta la
fecha obtenidos en diferentes proyectos arqueológicos en el área de estudio, e

1
Xictle es el nombre del volcán al que se hace referencia y con el cual aparece en las cartas
geográficas del INEGI; México, Carta E14 A49, Milpa Alta, y de aquí en adelante será el nombre
que se usará para fines del presente trabajo, aunque vale la pena aclarar que muchos autores le
nombren Xitle o Xictli en diferentes trabajos.
2
La arqueología del paisaje se enfoca en la realización de proyectos arqueológicos orientados
hacia el estudio y reconstrucción de los paisajes prehistóricos, en este caso prehispánicos,
empleando una metodología arqueológica, con carácter multidisciplinario, para entender los
procesos y formas en que es modificado un espacio a necesidad del hombre.
3
Este término es empleado por primera vez a principios de la década de 1910, para definir el suelo
en donde se localizan los vestigios arqueológicos hallados por las primeras exploraciones
realizadas en esta zona, debajo de las canteras establecidas en San Ángel y Copilco, producto de
la lava basáltica proveniente del volcán Xictle.

5
inclusive datos medioambientales. La idea central será comprender visualmente
en conjunto, cuáles pueden ser los elementos ambientales y arqueológicos que se
relacionan entre sí en el presente territorio.

Para ello es importante no sólo aprovechar el conocimiento del proceso de


explotación de recursos en la cantera que cubrió parte de los sitios en el área de
estudio, producto de la erupción del volcán Xictle, sino también los diferentes
agentes erosivos presentes en la región, como los medioambientales (o naturales
como resultado de la dinámica causada por la interacción entre la temperatura, el
clima y la gravedad), así como los humanos (o antropogénicos). Con los datos
recabados se pretende elaborar y proponer un modelo visual que refleje
concentraciones y dispersiones de elementos prehispánicos presentes en el área.

Estos datos se correlacionarán empleando modelos estadísticos, en


relación a la teoría de conjuntos, identificando las variables cualitativas o
medioambientales y cuantitativas como el registro arqueológico, metodología
propuesta por Ian Hodder 4 para la realización de los análisis de distribución de
puntos, de esta forma, se podrán diseñar los planos o dibujos cartográficos
correspondientes, que tengan un impacto estratégico visual y que muestren la
distribución de la evidencia arqueológica reportada, de elementos que
previamente fueron registrados y de áreas con alta probabilidad de evidencia
arqueológica (en base a datos geomorfológicos y medioambientales); así, se
pretende dar avance a la reconstrucción del patrón de asentamiento
correspondiente al área y a la época de estudio en particular.

Para ello se tratará de entender cuál puede ser el “área de captación de


recursos”, definiendo a ésta como el área próxima al centro rector, la cual está
siendo explotada por los habitantes de la zona. Claudia Barros y Javier Nastri, en
1995, mencionan que éste término se basa en el principio económico de que los
grupos humanos trabajan cerca de los recursos naturales y de esta forma
minimizan esfuerzo para cubrir sus necesidades 5.

4
Hodder, Ian y Clive Orton; Análisis espacial en arqueología, Crítica; Barcelona, España, 1990
5
Barros, Claudia y Javier Nastri; La perspectiva espacial en arqueología, Centro Editor de
América Latina; Buenos Aires, Argentina, 1995: p. 13

6
El espacio que cubre la ocupación de la Delegación de Tlalpan, al tener
características geomorfológicas y medioambientales muy particulares, es un área
que considero contrastable con datos existentes en diferentes regiones de la
Cuenca de México. Gracias a esta riqueza de recursos y a su aprovechamiento,
probablemente potenció el desarrollo de arquitectura y elementos culturales muy
particulares, tal como lo observamos en los elementos monumentales presentes
en el área de estudio. Así probablemente pudo presentar relaciones comerciales o
de intercambio con otros sectores de la cuenca. De esta forma los sistemas
antiguos en el entorno ambiental se relacionaron con la zona de playa-lacustre y
alta-montaña, y así eventualmente se pudo haber aprovechado estos nichos
ecológicos, que muestran un vasto contenido de recursos naturales, los cuales
son parte importante para el desarrollo económico-cultural de una sociedad en
proceso de sedentarización y que probablemente llevó a esta cultura a una época
de apogeo dentro del desarrollo de las primeros sistemas económicos complejos
dentro de la Cuenca de México.

Para este tipo de análisis se entenderá el término “cultura” como una


medida extra-somática de adaptación, tal como lo propone White y Binfford en
1962, entendiendo su dinámica como un sistema que se rige bajo las bases
económicas, sociales e ideológicas, las cuales son elementos que lo modifican y lo
rompen; de esta forma se puede dar importancia al medioambiente para entender
la dinámica presente en el sistema cultural de la región 6.

Por lo tanto se propone la utilización de una escala regional, para poder


entender los “sitios” arqueológicos de la región, refiriéndonos con este término a
lugares individuales con atributos específicos, que colectivamente conforman un
patrón espacial en el área de estudio, los cuales estarán regidos por un centro
rector o coordinador 7.

6
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; Contemporary Archaeology in Theory a Reader, Blackwell
Publishing; U.S.A. 1996: p. 24
7
Wagstaft, M.; “El sitio arqueológico desde una perspectiva geográfica”; La perspectiva espacial
en arqueología, coord. Barros, Claudia y Javier Nastri, Centro Editor de América Latina; Buenos
Aires, Argentina, 1995: pp. 27-32

7
Este análisis contribuirá a entender la dinámica económico-cultural que
llevó a poblaciones humanas a establecerse en la región de estudio y evolucionar
de cazadores recolectores, a pequeños poblados con dinámicas sedentarias y de
control de los recursos.

8
1. METODOLOGÍA Y SISTEMA DE ANÁLISIS
1.1. Metodología

La forma en que se pretende abordar el tema será utilizando en principio la


metodología propuesta años atrás por Manuel Gamio en 1914 8 , dentro del
programa de trabajo para el Departamento de Inspección de Monumentos
Arqueológicos en México, así como también de la llamada Arqueología del Paisaje,
propuesta por el arqueólogo Felipe Criado Boado, 9 para el análisis de la
prehistoria en España, como parte de los proyectos efectuados en la Universidad
de Santiago de Compostela, en relación a sitios en zonas urbanas. De igual forma,
me parece importante considerar los análisis realizados por William T. Sanders,
Jeffrey R. Parsons y Robert Santley 10 para el estudio de los patrones de
asentamiento, al igual que emplear como parámetros a Ian Hodder y Clive Orton 11
en relación al análisis espacial en arqueología, ya que considero toda esta base
metodológica adecuada para entender el medio socio-cultural del área en cuestión,
a partir del estudio de los paisajes modificados culturalmente desde el punto de
vista arqueológico.

Bajo esta denominación se podrá plantear un programa de investigación


orientado hacia el estudio y reconstrucción de los paisajes arqueológicos, por
medio de la metodología arqueológica propuesta en las investigaciones antes
señaladas, para así observar los procesos y formas de culturización del espacio a
lo largo de la historia en un contexto determinado 12 e infiriendo la relación de estos
asentamientos humanos con los recursos presentes en el área de estudio.

8
Gamio, Manuel; “Metodología sobre la investigación, exploración y conservación de Monumentos
Arqueológicos; Programa de trabajo para el Departamento de Inspección de Monumentos
Arqueológicos”; Arqueología e indigenismo, Instituto Nacional Indigenista; México, 1986: pp. 27-
34
9
Criado Boado, Felipe; Capa 6, Del terreno al espacio: planteamientos y perspectivas para la
arqueología del paisaje. Primera edición Abril de 1999, Grupo de Investigación en Arqueología
del Paisaje, Universidad de Santiago de Compostela, editorial CAPA, criterio y convenciones en
Arqueología del Paisaje; España, 1999
10
Sanders, William, et. al.; The Basin of Mexico: Ecological Processes in the Evolution of a
Civilization, Academic Press; N.Y., U.S.A., 1979
11
Hodder, Ian y Clive Orton; op. cit., 1990
12
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 5

9
De acuerdo con Criado Boado, 13 el paisaje está conformado por tres tipos
de elementos (el entorno físico o matriz medioambiental, el entorno social o medio
construido por el hombre y el entorno pensado o medio simbólico), cada uno de
los cuales configura una determinada dimensión del paisaje e interactúan entre sí
presentando un patrón geométrico alterado por el hombre como parte de las
medidas de sistemas económicos adaptados al medioambiente, los cuales llegan
a presentar como forma evolutiva, complejidad-social o modelos de interacción
social particulares del sitio, producto de su interacción cultural.

Se tomará en cuenta el espacio en tanto su entorno físico o matriz


medioambiental, diferenciando zonas verdes naturales con respecto de las que
muestren intervención humana, lo cual servirá para perfilar la distribución espacial
de elementos prehispánicos presentes en la región de estudio, con apoyo de
disciplinas medioambientales como la ecología, la geografía humana y la geología
que ofrecen el marco básico para considerar esta dimensión.

Posteriormente tomaré en cuenta el espacio en relación a su entorno social


o medio construido por el ser humano, diferenciando épocas de ocupación, dentro
de la etapa general de interés, en este caso se considerarán como base de
estudio las evidencias arqueológicas reportadas por diversas investigaciones
efectuadas en la región de estudio, prestando atención a elementos
pertenecientes al periodo Preclásico Medio y Superior.

Así mismo se tomará en cuenta la distribución espacial de los elementos


observados, asociándolos con el entorno modificado, como estrategias de control
y evolución social, a partir de la dinámica medio ambiental que ofrece la base para
el desarrollo económico-cultural de la región y, de esta manera, comprender la
apropiación humana de la naturaleza en base a teorías antropológicas sobre el
espacio humano; Alicia Barrabas menciona al respecto que hay que tomar en
cuenta que el territorio para los seres humanos tienen puntos geográficos-
simbólicos especialmente significativos para los usuarios, éstos pueden volverse
sagrados y de esta forma se vuelven emblemas o centros comunes para el grupo

13
ídem.

10
humano, a partir de los cuales se trazan caminos y se establecen fronteras, así los
lugares y las marcas de ellos se percibirán como únicos, aunque tienen un
carácter global, el cual comparte una serie de símbolos y valores en común 14.

Considero que la “Arqueología del Paisaje”, al proponer la inclusión de la


práctica arqueológica dentro de coordenadas espaciales, me dará la oportunidad
de pensar el registro arqueológico y la cultura material desde una matriz espacial
usando Sistemas de Información Geográfica simultáneamente (SIG); de este
modo, se pretende convertir al espacio en objeto de la investigación arqueológica,
tal como lo propone Criado Boado para la Arqueología del Paisaje 15 y el carácter
integral propuesto por Gamio en191416.

Los SIGs, son sistemas de información diseñados para representar y


gestionar datos sobre aspectos geográficos del territorio, estos datos están
georeferenciados mediante coordenadas espaciales geográficas en donde se
17
pueden identificar los siguientes elementos : 1) localización del vestigio
arqueológico, 2) condición ambiental del artefacto, 3) tendencias relevantes entre
la comparación de datos tanto cualitativos como cuantitativos, 4) rutas óptimas
entre dos puntos o un centro rector, 5) pautas o patrones de distribución espacial
de puntos y 6) se pueden generar modelos sobre el efecto que produce un
fenómeno con el mundo real. Este tipo de análisis propone determinar las
relaciones espaciales existentes entre las estructuras materiales de cada
yacimiento como punto de partida para la definición del uso diferencial del espacio
dentro del mismo18.

El National Center for Geographic Information and Analisys (NCGIA) de los


Estados Unidos de América (U.S.A.) menciona que un SIG es un sistema de
manejo de datos y procedimientos diseñados para realizar la captura,

14
Barrabas, Alicia; Diálogos con el territorio, simbolizaciones sobre el espacio en las culturas
indígenas de México, Vol. 1, INAH, Etnografía de los pueblos indígenas de México; México, 2003:
p. 23
15
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 6
16
Gamio, Manuel; op. cit., 1986
17
Araneda C. Edgar; “Uso de sistemas de información geográficos y análisis espacial en
arqueología: Proyecciones y limitaciones” Estudios Atacameños, N° 22, Universidad Católica del
Norte; San Pedro de Atacama, Chile, 2002: pp. 60-63
18
Araneda, C. Edgar; op. cit., 2002: p. 66

11
almacenamiento, manipulación, análisis, modelización y presentación de datos
georeferenciados para la resolución de problemas complejos de planificación y
Gestión. De este modo, se entenderá que en un SIG se almacena información
cartográfica para pensar la relación existente entre un elemento y otro, respecto a
los elementos geográficos observados 19.

Para lo cual se tomará en cuenta las recomendaciones de Michael F.


Goodchild y Robert P. Haining en el 2005 quienes consideran que desde los años
1990s “...el desafío es dejar de considerar a los mapas como el producto final de un programa de
investigación y que fuese desde entonces empleado sólo para exponer resultados”. El gobierno

de U.S.A. ha propiciado la difusión de los mapas geográficos creados siguiendo


fines útiles y comerciales con utilidad social, ya que encuentra en el análisis de los
datos espaciales preocupaciones de la sociedad, en donde los resultados de la
investigación científica se vuelven decisiones y políticas 20.

Así se podrá entender el área de estudio a través de capas de información,


que nos presentarán un panorama más claro de la forma en que el ser humano se
apropia del territorio. Estas capas de información georeferenciadas quedarán en
correspondencia al medio ambiente y éstas, a su vez, se relacionarán a las capas
culturales en tanto los datos arqueológicos registrados, los cuales auxiliarán a
mostrar la forma en que es utilizado el espacio metafóricamente.

Las características particulares entre cada hallazgo, servirán para dotar de


valor y símbolo a los mismos y, de este modo, se pueden mostrar diferentes
mapas en donde se relacionan estos valores expresados, conjuntamente, en
capas que diferenciarán temporalidad y cualidad ambiental en relación a cada
vestigio. Asimismo, se podrán identificar relaciones espaciales entre distintas
informaciones que contiene un mapa; las relaciones existentes entre cada grupo

19
Gutiérrez Javier y Michael Gould; Espacios y sociedad 2, SIG: sistemas de información
geográfica, editorial Síntesis; Madrid, España, 2000: p. 14
20
Goodchild, Michael F. / Robert P. Haining; “SIG y análisis espacial de datos: perspectivas
convergentes”, Investigaciones regionales, primavera, número 006, asociación española de
ciencia regional; Alcalá de Henares, España; 2005: pp. 189-191

12
se pueden inferir mediante el análisis de sistemas para que estos datos puedan
ser organizados en un nuevo conjunto y de este modo producir un nuevo mapeo 21.

Tomando en cuenta estas variables pretendo mostrar una reconstrucción


hipotética, sobre bases geológicas y arqueológicas, de la extensión y forma
geométrica que presenta la organización espacial perteneciente a la cultura “sub-
pedregalense” en la parte sur-occidental de la Cuenca de México en su periodo
Preclásico Medio-Superior, sistematizando las variables observables en planos y
las geoformas presentes en la actualidad. De este modo se tratará de describir los
patrones constructivos de desarrollo urbano presentes, así como la descripción de
los procesos de construcción y formas arquitectónicas que definirían la cultura
material de los pobladores de este sector de la Cuenca de México.

1.2 Sistema de análisis

El sistema de análisis básico para abordar estos temas será considerando,


primero, que los estudios arqueológicos en México a partir de 1914 ya tenían un
contexto integral y bases metodológicas planteadas por Manuel Gamio, en donde
se estipulaba que toda investigación arqueológica debe presentar un carácter
integral de investigación y documentación científica, con un carácter extensivo 22:
1. A partir del conocimiento de las características distintivas de los vestigios
materiales, de esta forma se propone la particularización de elementos
pertenecientes a una manifestación cultural en el área de estudio
(arquitectura, cerámica, escultura, etcétera),
2. lo cual propiciará la determinación de la extensión geográfica de ocupación,
tratando de relacionar las capas medioambientales con los vestigios
reportados hasta la fecha y,
3. en relación a la estratigrafía geológica-cultural tomando en cuenta la
existencia de unidad o pluralidad de la densidad de elementos materiales
culturales presentes en el lugar, así como el conocimiento de las
variaciones geológicas de la región, sus condiciones y geografía. De esta

21
Gutiérrez Javier y Michael Gould; op. cit., 2000: p. 22
22
Gamio, Manuel; op. cit., 1986: pp. 27- 34

13
manera, se diferenciará a partir de las propuestas hechas por diferentes
investigadores, qué elemento material pertenece a una ocupación diferente
a la época de estudio.

De esta manera se propone una fase intensiva en relación a las


manifestaciones del ambiente físico-biológico, situación geográfica, altitud,
manantiales, corrientes y vasos cerrados, clima, vientos, etcétera; así como el
estudio de fauna y flora locales en cuanto a su relación con la vida de los
moradores. Todo esto nos llevará a integrar los elementos materiales culturales
fundamentales en un medio físico-biológico-social propicio para integrar un
conjunto “típico” o una cultura material, definida a partir de rasgos compartidos
(formas recurrentes, estilo o moda) que pueden pertenecer a un grupo social en
específico.

Ya con los datos recabados, podemos empezar a aproximarnos al paisaje


presente en la época y el espacio elegido. Para lo cual se considerarán las
observaciones realizadas por Wendy Ashmore y Bernard Knapp en el 2003 para
explicar las transformaciones que sufre un paisaje modificado por el hombre en
relación al registro arqueológico. Ellos mencionan que desde un punto de vista
económico y político el paisaje provee de recursos, refugio y riesgos a sus
habitantes, los cuales reaccionan a la problemática creada, ya que consideran al
paisaje como una entidad que vive en virtud propia 23.

En el paisaje se ha ido incorporando la noción de “asentamientos


arqueológicos”, los cuales son el resultado de la interacción del hombre en un
tiempo y un espacio prehistórico (o en este caso prehispánico), así mismo la
interpretación de estos asentamientos va más allá de la simple comprensión de los
“sitios arqueológicos” al intentar comprender la distribución y la huella humana
dentro de un lugar, en lo que ahora es llamado “lugares de interés especial” y de
esta forma aplicar las herramientas empleadas ya desde hace tiempo para la
arqueología del paisaje 24.

23
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; Archaeologies of Landscape, Contemporary
Perspective, Blackwell Publishers; Malden, Massachusetts, U.S.A., 2003: p. 1
24
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: p. 2

14
Las marcas existentes en el paisaje o vestigios en el mismo se entenderán
como parte de la herencia cultural, para lo cual se tomarán en cuenta las
recomendaciones hechas por la UNESCO al identificar, preservar y unificar el
estudio de una cultura particular o un paisaje natural. Dicho organismo plantea tres
categorías a reconocer del paisaje cultural: 1) lo claramente definido: en donde se
observan modificaciones intencionales en relación a estructuras monumentales, 2)
la envoltura orgánica (paisaje que puede ser socioeconómico, administrativo o
religioso en relación al medio ambiente) en donde una subcategoría es el de las
reliquias o paisaje arqueológico, el cual es tratado como mina o cantera (beta
arqueológica), así mismo también toma en cuenta a los complejos agrícolas como
las terrazas de cultivo y, 3) las asociaciones culturales: presentes en el paisaje
donde existen rasgos sagrados o asentamientos religiosos sobresaliéndole. Todo
esto con la finalidad de tomar una amplia e interna variedad de colecciones con
significación para el paisaje en una red de protección 25.

Para llevar a cabo el desarrollo de la investigación se ha decidido delimitar


el área de interés como una región de estudio, en donde el centro rector hipotético
será el sitio arqueológico de Cuicuilco, y se particularizará a detalle dentro de la
Delegación de Tlalpan, ya que el carácter de la presente investigación es enfocar
un área de estudio y su problemática político-cultural presente en la actualidad,
aunque es importante aclarar que se mencionarán sectores adyacentes que
pueden o no tener relaciones directas al centro rector acotado 26.

También tal decisión es tomada en base a las recomendaciones propuestas


por Parsons en 1990 27 , en donde especifica que para el Valle de México la
topografía de cada sector que lo conforma, define regiones a partir de centros
rectores en áreas de mayor desarrollo, donde se pueden identificar estos centros a
través de la inspección de la extensión espacial del sistema de asentamiento,

25
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: p. 9
26
Se tomará esta zona arqueológica como centro rector, ya que no se tienen elementos o
suficientes investigaciones que nos den una referencia más clara sobre los sitios en la región y su
dinámica económico-social.
27
Parsons R. Jeffrey; “Critical reflections on a Decade of Full- Coverage Regional Survey in the
Valley of Mexico”, The Archaeology of Regions a Case for Full- Coverage Survey, Smithsonian
Institution Press; Washington, D.C., 1990: pp. 7-31

15
identificando el centro o lugar en donde se ve una clara concentración política,
económica e importancia ideológica denominado “nudo” de la red de trabajos.

En la región de estudio falta mucho para determinar la extensión total del


asentamiento que ocupó la cultura establecida denominada actualmente como
“Cuicuilco”, pero ésta se puede inferir en relación a los límites geográficos y
ambientales como una extensión hipotética, tomando en cuenta el área de
concentración de monumentos prehispánicos cívico-administrativos comprendida
por los sectores conocidos como Cuicuilco “A”, “B”, “C”, Peña Pobre y Tenantongo
como probables centros rectores en su conjunto, ya que presentan construcciones
monumentales en relación a vestigios ideológicos-culturales con una aparente
funcionalidad cívico-administrativa.

Con estos datos integrados dentro de la matriz medioambiental, se


propondrá su sistematización a través del análisis espacial propuesto por Criado
Boado para entender la llamada Arqueología del Espacio, donde se estipula que el
paisaje se encuentra modificado como consecuencia de la dinámica socio-cultural
sobre el medio ambiente, creando un carácter material e imaginario;
constituyéndose así a causa de la acción social (procesos de trabajo, utilización de
técnicas, ritos, etcétera), producto de la vida social en relación a la naturaleza
biológica de la humanidad para la satisfacción de las necesidades básicas y éstas
en correspondencia a la reproducción de la vida y la sociedad 28.

De esta forma se puede determinar en relación a la matriz medioambiental


los elementos que conforman el paisaje modificado, entre los cuales se propone: 29
1. La matriz medioambiental de la acción humana; usando la paleoecología y
la geoarqueología, disciplinas que crean reconstrucciones de los ambientes
arqueológicos en la región de estudio,
2. tomando en cuenta los elementos observados por el registro arqueológico,
para poder definir el espacio social o modificado por el ser humano para su
aprovechamiento y,

28
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 5
29
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 6-7

16
3. de esta forma se podrá entender el espacio como un medio simbólico que
ofrece bases para un desarrollo económico-cultural.

Esta metodología propone la inclusión de la práctica arqueológica dentro de


coordenadas espaciales, sistematizando el registro arqueológico y la cultura
material desde una matriz espacial, convirtiendo la región de estudio en un objeto
de investigación arqueológica, en donde el paisaje se modifica como producto de
la transformación de la realidad dada para acondicionar o crear una realidad
nueva como consecuencia de la dinámica económico-cultural en un sentido
simbólico de su orden imaginado, representado por zonas habitacionales,
arquitectura monumental, áreas de alto impacto económico y explotación de
recursos 30.

Es importante señalar que una de sus bases metodológicas está enfocada


a la comparación de los modelos formales de organización del espacio a partir del
estudio de diferentes códigos arqueológicos, definiendo al final del proceso de
investigación un modelo concreto hipotético de la organización espacial del
fenómeno observado.

Así se podrá entender y tratar de inferir cual sería la dinámica presente


utilizando la “teoría del lugar central”. Joyce Marcus hace mención de que esta
teoría se basa en el análisis de la distribución uniforme de la población y del poder
adquisitivo, la uniforme distribución de la tierra y de los recursos buscando la igu al
facilidad de transporte en todas las direcciones 31.

El paisaje es entendido por lo tanto como un sistema, que presenta un


patrón de sitios con sistema de asentamientos de subsistencia. Willey en 1953,
por ejemplo, realiza estudios de economía y de las estructuras sociales
relacionando los caminos y la distribución de los sitios con los sistemas

30
ídem.
31
Marcus, Joyce; “La organización territorial de los Mayas clásicos de las tierras bajas”; La
perspectiva espacial en arqueología, coord. Barros, Claudia y Javier Nastri, Centro Editor de
América Latina; Buenos Aires, Argentina, 1995: p. 56 (nota 9)

17
económicos y políticos, tomando en cuenta los recursos naturales existentes en el
área de estudio 32.

El término de sistema se entenderá como una red de relaciones entre


atributos o entidades que forman un todo complejo, en donde se está
intercambiando materia, energía e información entre sus componentes; para lo
cual Matthew Johnson en el 2000, ha identificado seis aspectos de la teoría de
sistemas 33:

1. Los sistemas son como son, ya que están adaptados a un entorno externo
(medio ambiente o sociedad) lo cual los particulariza.
2. Los sistemas son observables, en tanto que es inferida su dinámica a través de
los elementos receptivos de información.
3. Son susceptibles a simulación por ordenador.
4. Los subsistemas son interdependientes, lo que da lugar a una homeostasis o su
transformación.
5. Los subsistemas están relacionados unos con otros y se comprenden por su
función y,
6. los arqueólogos pueden examinar las relaciones entre los subsistemas en
términos causales.

La integración de estos aspectos, en un modelo hipotético de correlación


entre los diferentes participantes en el sistema, muestra el cambio o estabilidad de
un sistema social en una matriz medioambiental dada.

Así mismo, se podrá entender al paisaje como “memoria”, como “identidad”,


como “orden social” y como “transformación”, para poder comprender la evolución
y establecimiento de comunidades humanas dentro de un contexto arqueológico,
de esta forma sus cualidades pueden ser inferidas y definidas 34.

Ashmore en el 2003 menciona que el paisaje es considerado como la


materialización de la “memoria” social e historias individuales en el espacio, ya

32
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996: p. 33
33
Matthew Johnson; Teoría arqueológica, una introducción, Ariel Historia; Barcelona, España,
2000: p. 95-98
34
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: pp. 13-19

18
que dentro del espacio se está encarnando o ideando el cosmos en miniatura, así
mismo se plasman las ideas del mundo mítico y ético de cada sociedad en
relación a los objetos identitarios de cada individuo dentro de la colectividad, como
los medios de organizar, usar y vivir en el paisaje, por lo tanto los significados que
se expresan en el paisajes dependen de la subjetividad cultural, así se puede ver
éste como parte de la “identidad”, considerándolo así cuando las personas al
reconocer inscribir y mantener colectivamente lugares seguros dejan marcas
comunes en un área de estudio como manifestación de estos símbolos colectivos,
éstos van desde marcas en piedras (petrograbados) o construcciones cargadas de
símbolos referenciados.

Posteriormente se entenderá el paisaje como “orden social” en aquellos


lugares donde se expresen diferentes características tanto de labores o de clases
sociales (tipo de vivienda, zonas de cultivo o centros cívicos administrativos,
etcétera) pero se manifiesta por la cercanía a los recursos; de esta forma se
tratará de inferir las actividades sociales en relación a los modelos sobre
dinámicas económicas. Y por último el paisaje como “transformación” se
expresará en relación a los tiempos cíclicos que trata de perpetuar el orden social
a través del ritual, pero que cambia con el tiempo, así mismo el paisaje ambiental
se apega a las leyes físicas de la naturaleza y por lo tanto también se transforma;
esto puede provocar un reordenamiento de la organización social al modificarse la
cantidad de recursos existentes en el.

Carole L. Crumley menciona que los elementos del paisaje, son los más
efectivos transportes de la memoria social, ya que tienen utilidad práctica y se
inmiscuyen en la memoria (cuevas, manantiales, jardines, etcétera) al ser
empleados a través del tiempo, por distintas sociedades, que modifican el
pensamiento y la percepción del espacio al estar codificados en las creencias y al
ser parte constante del pensamiento del hombre 35 . Por su parte, Hawkes C.

35
Carole L. Crumley; “Sacred Landscapes: constructed and conceptualized”, Archaeologies of
Landscape, Contemporary Perspectives, Edit: Wendy Ashmore and Bernard Knapp, Blackwell
Publishers; Malden Massachusetts, U.S.A., 2003: pp. 271-273

19
menciona que “ marcar el paisaje en relación a las montañas, manantiales, cuevas y otros
36
elementos en el paisaje es cosa común e inherente a todo hombre como especie ” .

Parte del análisis se basa en la sistematización de la información a través


de la recopilación de fuentes bibliográficas publicadas o bien existentes dentro de
los archivos del INAH, los cuales se vaciarán dentro de diferentes SIGs para crear
un mapa que muestre los elementos arqueológicos y su distribución en relación
con los datos medio-ambientales.

No se pretende profundizar tanto sobre el desarrollo en sí de la cultura en


cuestión, ya que una vez recuperada y ordenada la información se tratará de
diseñar un modelo de distribución de elementos arqueológicos que nos sirva para
identificar lugares con potencial arqueológico, sistematizar la información hasta la
fecha recopilada y de esta forma plantear posteriormente una investigación a
profundidad sobre la geometría del espacio en el área de estudio a partir de los
elementos observables; de esta forma se contribuirá a la difusión del patrimonio
arqueológico dentro de esta demarcación política que podría posteriormente crear
un sistema de protección adecuado a la problemática presente en el área de
estudio.

36
Hawkes, C.; “Archaeological Theory and Method: Some Suggestions from the Old World”,
American Anthropologist, N° 56; U.S.A., 1954: p. 167

20
2. MEDIO AMBIENTE GENERAL DE LA CUENCA DE MÉXICO
2.1.1 Descripción Geológica

La Cuenca de México es una cuenca hidrográfica endorreica, donde se


localiza el Distrito Federal; está situada en la parte central de la República
Mexicana y en el extremo meridional llamado la Altiplanicie Mexicana 37. Es un
área que guarda una serie de valles y lomeríos que la coronan y cierran (Fig. 1).

La formación geológica que moldeó la Cuenca de México fue causada por


diferentes eventos volcánicos a través de la historia de la Tierra. Esto gracias al
Sistema Volcánico Transversal, el cual es una franja de aproximadamente 900 km.,
que cruza de oeste a este por la República Mexicana en su región central. Con
amplitudes variables de 50 a 250 km. 38 , las cuales inician desde el Estado de
Colima y Nayarit, extendiéndose rumbo a Veracruz (Fig. 2).

Fig. 1. En esta imagen se muestra en una línea grande el área que conforma el Sistema Volcánico
Transversal, y enmarcado en blanco la Cuenca de México; tomada de: Méndez Sánchez E.; 2003.

37
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; Flora fanerogámica del Valle de México,
Instituto de Ecología A.C., Centro regional del Bajío, Comisión Nacional para el Conocimiento y uso
de la Biodiversidad; Pátzcuaro, Michoacán, México, 2001: p. 8
38
Lugo Hubp, José; Geomorfología del Sur de la Cuenca de México, Instituto de Geografía,
Serie Varia T.1, N° 9; México, 1984: p. 5

21
Fig. 2. Acercamiento a la altiplanicie central de México, en donde se enmarca en blanco la Cuenca
de México; imagen tomada de: Méndez Sánchez E.; 2003.
39
Piña Chan describe los límites naturales presentes en la cuenca
planteando que al oriente se puede identificar la Sierra de Ahualco o Sierra
Nevada (en donde destaca el volcán de Iztlaccihuatl y el Popocatépetl); en su
extremidad sur se localiza el Sistema volcánico del Chichinautzin (o Ajusco), el
cual se une con la Sierra de las Cruces. El límite occidental de la cuenca está
formado por La Sierra de la Malinche que se une con Monte alto y Monte Bajo. Al
norte, la Sierra de Guadalupe (Cerro Gordo, Cerro Chiquihuite, Cerro de
Cuahutepec), la cual, tiene su depresión rumbo a la Cuesta de Barrientos y se
extiende a la Sierra de Tepotzotlán. Se puede observar en sus inmediaciones el
Cerro Sinconque, la Sierra Nevada, Telapón y el Cerro Tlaloc, que cierra el
sistema hacia el Cerro de Patlachique.

Gracias a esta estructura durante muchos siglos se conformó, en las partes


centrales, el lago de Texcoco, lugar en donde sobresalían algunos volcanes como
el Cerro de La Estrella, la Sierra de Santa Catarina, el Cerro de Chimalhuacán, el
Peñón de los Baños, el Peñón del Marqués, el Peñón de Xico, la Caldera,
Xaltepeque y San Nicolás.

A través del tiempo este lago se fue desecando mostrando tierras que antes
estaban bajo el agua. Así tanto en sus alrededores como en las nuevas tierras, se

39
Piña Chan, Román; Las culturas preclásicas de la Cuenca de México, FCE; México, 1955: p.
18

22
establecieron diferentes culturas en diversas etapas cronológicas, las cuales
comprenden desde los primeros asentamientos de cazadores recolectores, que
probablemente se convirtieron en pueblos sedentarios, hasta la época moderna
ininterrumpidamente, siendo testigos los habitantes de esta zona de los cambios
ambientales en diferentes épocas (Fig. 3).

Fig. 3. En esta imagen se puede apreciar la evolución que ha tenido el lago de Texcoco a través
del tiempo, propiciando por diferentes acontecimientos geológicos y ambientales su configuración
actual. Imagen tomada de Santoyo Villa, Enrique; et. al.; 2005: Fig. 19.
En la actualidad presenta un clima estable y cálido, que varía según sus
diferentes regiones latitudinales; la gradiente que presenta, propicia una dinámica
climática muy particular, siendo el medio ideal para el desarrollo de diferentes
nichos ecológicos. Este sistema montañoso ha representado, según Exequiel

23
Ezcurra, una barrera importante que limita en la actualidad la expansión de las
zonas urbanas 40.

La Secretaría de Recursos Hidráulicos ha definido tres zonas principales en la


Cuenca de México 41.

- Zona plana que comprende la porción más profunda de la cuenca, con


1,507 km², o antiguamente la zona lacustre.
- Zona de colinas con cimas que van desde los 2,250 metros a los 2,400
metros de altitud. La porción sur se eleva a los 2,575 msnm con un área de
2,575 km².
- Zona de alta montaña que va de los 2,400 metros hasta su parte-aguas a
los 3,800 metros, con una extensión de 5,518 km².

Sus ambientes varían dependiendo de las características particulares de cada


zona, cuenta con ecosistemas lacustres, como el sistema de lagos Chalco-
Xochimilco al sur y el lago de Texcoco al norte; ecosistemas de pie de monte
como el presente en las serranías que rodean la cuenca, donde se localiza rumbo
al este las faldas de la Sierra Nevada, al oeste la Sierra de las Cruces y al sur la
Sierra del Chichinautzin.

Estos sistemas geomorfológicos propician ambientes de monte y montaña, en


donde se registran actualmente las temperaturas más bajas a causa de la
sucesión de cordilleras volcánicas con altitudes de hasta 3,800 msnm. Una serie
de colinas y cordilleras bajas, como la de Los Pitos, Tepozotlan, Patlachiques y
Santa Catarina, cierran la cuenca en su porción norte.

De esta forma se ha registrado en diferentes planos los climas en relación a los


niveles latitudinales de la Cuenca de México, en donde se puede tener una
imagen más clara de los lugares que formaban los lagos centrales antes de ser
desecados y las zonas de montaña que la rodean (Fig. 4).

40
Ezcurra, Exequiel; La Cuenca de México. Aspectos ambientales críticos y sustentabilidad,
FCE; México, 2006: p. 33
41
Niederberger, Christine; Paleopaysages et archeologie pre-urbaine du bassin du Mexico;
Collection Etudes Mésoaméricaines 1-11, tome 1, CEMCA; México, 1987: p. 47

24
Fig. 4. En esta imagen se muestran los diferentes niveles latitudinales de la ciudad de México en
relación a los climas y ambientes adscritos a la geoforma. Imagen tomada de: Santoyo Villa,
Enrique; et. al.; 2005: 25, fig. 14.

2.1.2 Clima

La Cuenca de México está situada en una zona denominada “intertropical”,


expuesta sobre los 2,000 metros de altitud y presenta un clima variado, poco
homogéneo, a causa de la serie de altitudes que presenta 42. Por un lado, en
época invernal, se manifiestan grandes masas de aire polares provenientes del
norte, las cuales enfrían la atmósfera provocando breves lluvias, pero éstas son
cortadas fuertemente por los vientos secos del oeste; el verano es húmedo, con
vientos del este que aportan del 85 al 95 % de precipitación anual 43. Estas son las

42
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 48
43
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 49

25
épocas del año más marcadas en la Cuenca de México, ya que por lo general el
clima es templado y poco cambiante gracias a que es un sistema cerrado.

La Cuenca de México cuenta con un cielo despejado la mayor parte del año,
presenta un clima tropical de altura, templado y frío, pero tiene la particularidad de
mostrar diferentes temples durante el día. A esta región llega aire húmedo del
Golfo de México, que provoca la precipitación de lluvia presente en el año; los
vientos secos llegan de la parte oeste, especialmente en la época otoñal. Entre
junio y octubre las perturbaciones ciclónicas, que acontecen en el Océano
Atlántico como del Océano Pacífico, no llegan a penetrar con toda su fuerza a la
Cuenca de México, pero sí provocan periodos de lluvias prolongadas 44.

En época de lluvia la concentración de agua es una de las más importantes,


ya que se aglutinan grandes cantidades en las regiones más profundas. La parte
suroeste ha registrado aproximadamente 1,500 mm. anuales, siendo esta la más
lluviosa; la cantidad de agua va disminuyendo conforme se acerca a la zona
noroeste con 600 mm. Esta dinámica ha propiciado la presencia de una
temperatura anual de 15° C, con variaciones de 8° entre verano e invierno, en las
porciones bajas 45.

Dependiendo la altitud en que se encuentra cada sector de la ciudad, se


presentan heladas o temperaturas áridas. Actualmente se han tomado en cuenta
otros factores que alteran esta temperatura, como el gran cúmulo de dióxido de
carbono que ha propiciado un cambio brusco en la temperatura y es causante del
efecto invernadero en la ciudad (Fig. 5).

44
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001: p. 16
45
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 35

26
Fig. 5. En este esquema se muestra la dinámica de la formación de nubes y su relación con el
clima en ecosistemas formados por montañas rumbo a zonas lacustres. Esquema tomado de
García Miranda, Enriqueta; 1980: 79, Figura 20.
Según el sistema de Koeppen usado para clasificar la temperatura, la
Cuenca de México presenta las siguientes categorías 46:
BSkwg –abarca en el Valle de
México casi toda la zona con
precipitación media anual inferior a
600 mm.
Cwbg –abarca en el Valle de México
casi toda la zona con precipitación
media anual superior a 600 mm; y
ET –abarcando en el Valle de México
las partes más altas de la Sierra
Nevada, del Ajusco y de las Cruces
(Fig. 6).
Fig. 6. En esta imagen se muestran las
cotas climáticas presentes en el Distrito
Federal, donde se pueden notar los climas
más fríos en la parte sur. Imagen tomada el
29 de enero 2010 en:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/co
mmons/1/12/MX-DF-clima.png

46
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001: p. 17

27
Todos estos factores propiciaron en otros tiempos la aparición de un gran
sistema lacustre al centro de la cuenca, el cual se fue drenado a causa de las
necesidades urbanas y la planeación de la ciudad. Anteriormente la Cuenca de
México era capaz de represar fácilmente los sistemas fluviales, al cerrarse por su
parte sur en la cuenca media del Balsas, zona en la que desaguaba anteriormente
a la elevación del sistema volcánico del Chichinautzin. Lorena Mirambell en 1988
menciona que al parecer el cierre de esta zona por su parte sur propició la
formación de los lagos internos, gracias a la diferenciación altimétrica que existía
entre la parte norte y la sur 47.

Después de la conquista española, época en donde este lago ya se había


seccionado en pequeños grupos a causa de diferentes eventos climáticos y
geológicos como la erupción del Xictle, fueron desapareciendo hasta que en la
actualidad quedan solamente algunas reservas ecológicas como la del lago de
Xochimilco y el espejo de agua de Texcoco, que son testigos de la existencia del
mismo y marcas de la extensión de él.

2.1.3 Flora de la Cuenca de México

Exequiel Escurra, utilizando diferentes análisis sobre el ambiente en la Cuenca


de México, por arqueólogos y ambientalistas, distingue nueve grandes zonas 48:

1. Sistema Lacustre, que representa un hábitat importante para las aves


acuáticas migratorias.
2. Las orillas salinas de lago, cubiertas por plantas halófilas.
3. Las planicies aluviales profundas, cubiertas de ciperáceas, ahuejotes
(Salix Bomplandiana) y ahuehuetes (Taxodium Mucronatum).
4. Las planicies aluviales someras, cubiertas de pastizales y agaves.
5. Las laderas de aluvión, con encinos en el sur y sureste de la cuenca y con
acacias en las laderas más secas del norte.

47
Mirambell, Lorena; “La arqueología prehistórica en la Cuenca de México”; La antropología en
México; Panorama histórico. La antropología en el centro de México; Carlos García Mora
(Coord.), Colección Biblioteca del INAH N° 14, INAH; México, 1988: pp. 42-43
48
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 35

28
6. El pie de monte inferior, con pendientes suaves y cubiertas de bosques
de encinos bajos (Quercus Spp.).
7. El pie de monte medio, dominado por encinos perennifolios de hojas
grandes.
8. El pie de monte superior, en laderas por encima de los 2,500 metros, con
predominio de encinos, alisos (Alnus Spp), tepozanes (Buddleia Spp.) y
madroños (Arbutux Xalapensis).
9. Las sierras, en elevaciones superiores por encima de los 2,700 metros,
con pinos (Pinus Spp.) abetos (Abies Religiosa), juníperos (Juníperos
Deppeana) y diversas especies de pastos amacollados o zacatones.

En estas zonas se han presentado, a través de la evolución de la Cuenca de


México, diferentes nichos ecológicos que son aprovechados y explotados por la
gran cantidad de recursos naturales que se presentan. Así como el potencial
económico de los diferentes suelos y sistemas lacustres, cambiando según las
necesidades de cada época, aunque los recursos siguen presentes en diferentes
proporciones.

De esta forma Ezcurra presenta el siguiente cuadro, en donde se pueden


observar las características de la flora que crece en la cuenca y las áreas que
ocupa, según los requerimientos mínimos que deben presentarse para el
sostenimiento de sus nichos ecológicos naturales, así como el clima y las latitudes
en donde se reportan (Tabla 1).

29
Vegetación Variedades Zona, altitudes, precipitaciones. Información adicional
principales
Quercus Laeta. Se encuentran a menos de 2,500 Bosques bajos (5- 10 m.), con bóvedas
Quercus Deserticola. metros. ralas.
Quercus Crassipes.
Quercus Obtusata.
Quercus Rugosa. Característica del pie de monte superior Con frecuencia, la primera especie forma
Quercus Mexicana. con suelos profundos o bosques sin mezclas, pero puede
Quercus Angustifolia. moderadamente someros. encontrarse asociada con las otras dos.
2,500-2,800 metros con 600-800 mm.
anuales y temperatura entre los 11°-14°
C.
Bosques de Pinus Spp. Comunidades perennifolias, que crecen La agricultura, el apacentamiento y la tala
pino. en suelos someros, rocosos o han alterado fuertemente estas
profundos en la serranía. comunidades.
Se encuentra a los 2,350-4,000 metros
con precipitaciones entre los 700-1,200
mm. anuales.
Pinus Leiophylla Esta especie coexiste con diversas Comunidades profundamente alteradas,
especies de encinos, formando con suelos severamente erosionados.
comunidades mixtas. Se encuentra a
los 2,350-2,600 metros de altura.
Pinus Montezumae Bosques relativamente altos casi sin
Pinus Patula mezclas; localizados entre los 2,500-
3,100 metros.
Pinus Hartweggii Estas especies pueden crecer en Estos bosques marcan el límite de la
laderas empinadas. Localizados a los vegetación arbolada en la parte superior
2,900-4,000 metros de altura de las montañas.
Bosques Clethra Mexicana. Planicie aluvial elevada. Se encuentra en áreas restringidas con
mesófilos. Quercus Laurina. Localizados a los 2,500-3,000 metros suelos profundos y protegidos de vientos
Prunus Brachybotrya. de altura; con precipitación anual fuertes y helados. Una gran proporción de
Alnus Arguta. alrededor de los 1,000 mm. su extensión original ha sido transformada
Pinus Spp. en áreas de cultivo.
Bosques de Abies Religiosa. Característicos de la serranía. Crecen Bosques densos, altos y pennifolios. Junto
abeto. en suelos profundos, bien desecados y con Pinus hartweggii, estos bosques
fértiles; a altitudes entre los 2,700- alcanzan el límite de la vegetación
3,500 metros, que presentan arbolada. Se utilizan para apacentar
precipitaciones que van de los 1,000- rebaños y para extraer madera.
1500 mm., con temperatura de 7.5°-13°
C.

Tabla 1. Zonas de vegetación en la Cuenca de México, presentado por Ezcurra, basado en


información recopilada por las investigaciones de Sanders, Rzedowski, Parsons y Santley. (Ezcurra,
Exequiel; 2006).

30
2.1.4 Fauna de la Cuenca de México

Actualmente a causa de la explosión demográfica vivida desde el inicio del


proyecto de centralización e industrialización del Distrito Federal, se concentró en
gran medida la oferta laboral y la inmigración en esta entidad federativa; en
consecuencia, la población en esta parte de la cuenca se ha incrementado
radicalmente, convirtiendo el “Valle de México” en la gran ciudad que hoy
conocemos.

Muchas especies de mamíferos que ocuparon los diferentes hábitats, han


desaparecido o emigrado, por la extinción de diferentes nichos ecológicos en
relación a los desarrollos habitacionales o industriales en la Cuenca de México.
Los estudios recopilados de la época de 1980 sólo muestran la existencia de
algunos marsupiales como la zarigüeya y musarañas insectívora (musaraña),
chiroptera (murciélagos), edentata (armadillos), lagomorpha (conejos y liebres),
rodentia (ardillas, ratones y tuzas), carnívoras (carnívoros) y artiodactyla (venado)
49
. Estos estudios han ayudado a reconstruir el paisaje y, de esta forma, entender
la dinámica ecológica en relación a los asentamientos humanos presentes en
diferentes lapsos de tiempo.

En diversas fuentes históricas, pertenecientes a la época prehispánica y a


principios de la Colonia, se registró en los cuerpos de agua y sus inmediaciones,
la existencia de aves acuáticas (incluyendo especies migratorias), reptiles, anfibios,
peces e invertebrados acuáticos en las regiones lacustres de la cuenca.
Estos grupos de organismos eran más difíciles de erradicar con la caza excesiva,
y durante siglos representaron la fuente más abundante y confiable de proteína
50
animal para los habitantes de la cuenca .
Pero son especies que han disminuido su número alarmantemente a lo
largo de la historia, a causa de la actividad humana. Actualmente se puede
observar, en las reservas naturales y parques ecológicos, algunas aves
migratorias que todavía llegan a la ciudad de México.

49
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 47
50
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 48

31
Lorena Mirambell en 1988, menciona que hace 35,000 años existía una
gran abundancia de mamíferos, entre los que destacaban el venado muy
corpulento (Odocoileus Hallí) y venado cola blanca (O. Virginianus). Los restos de
estos animales han aparecido en contextos habitacionales evidenciando su
consumo. También reporta en sus investigaciones la existencia del oso negro
(Ursus Americanus), mismo que actualmente se encuentra sólo en la parte norte
de Estados Unidos de América, y restos de antilocapra o berrendo (Antilocapra
Americanus); en general, describe una fauna de edentados, proboscídeos,
bóvidos, antilocápridos, équidos, camélidos, carnívoros e hidrocoeridos
pertenecientes al periodo Pleistocénico de Norteamérica. Dentro de las aves que
habitaban esta región se encuentran los cormoranes de doble cresta
(Phalacrocorax Auritus), garzas (Eggettanycticorax y Nicticorax Nycticorax),
gallaretas (Aechmophoros Sp), pelícanos (Pelecanus Erythoorynchos), halcón
(Falco Mexicanus) y cuervo (Corvus Corax). La misma autora considera que la
fauna cambió a partir del 15,000 a.C. quedando sólo dos especies de conejo
(Silvilagus), varios tipos de roedores (Peromyscus, Neotoma, Microtus), coyotes
(Canis Latrans) y mapaches (Procyon); así como tortugas (Kinosternon) 51.

Por lo visto todos los animales actúan en correspondencia al medio


ambiente y todavía podemos observar hoy en día a muchas aves migratorias que
llegan a las reservas ecológicas como la del lago de Xochimilco y Cuemanco. Esto
nos da una clara idea de cómo las especies animales habitan lugares de
migración milenaria presentándose en sitios donde sus antepasados han estado
en algún momento de la historia, por lo tanto, estos estudios en relación a los
registros arqueo-zoológicos y etnológicos, nos pueden aproximar a reconstruir la
fauna y los recursos naturales que existen en la cuenca desde la prehistoria.

Christine Niederberger, reconstruye así el ambiente en la prehistoria, con


datos obtenidos en diferentes proyectos arqueológicos realizados en la Cuenca de
México, presentando el siguiente esquema (Fig. 7):

51
Mirambell, Lorena; op. cit., 1988: p. 52

32
Fig. 7. En esta imagen se puede apreciar una reconstrucción de la flora y fauna presente en la
Cuenca de México. Imagen tomada de Niederberger, Christine; 1987: contraportada.

1. La Sierra Nevada (Iztaccíhuatl, 5286 nsnm., y 19. Pescado Blanco de agua dulce (Chirostoma
Popocatépetl 5,452 msnm). Humboldtianum),
2. llegada de vuelo de gansos de Canadá (Branta 20. Granos de maíz silvestre o Teosinte (Zea
Spp.). Mexicana) y de frijol cultivado (Phaseolus
3. Roble (Quercus o encinos), Spp.),
4. Aliso (Alnus), 21. Avoceta Americana (Recurvirostra Americana),
5. Garza (Casmerodius Albus) 22. Pato Pilet (Anas Acuta), de migración hibernal,
6. Pino (Pinus) 23. Pato de cabeza roja (Aythya Americana),
7. Sauce ( Salix), inmigrante hibernal,
8. Conejo (Sylvilagus Cunicularius), 24. Pato común (Anas Platyrhynchos) inmigrante
9. Tomate (Physalis), hibernal,
10. Amaranto (Amaranthus Leucocarpus) cultivado, 25. Pato Mexicano (Anas Diazi) residente,
11. Pava (Meleagris Gallopavo), 26. Alas Azul verde azulado (Anas Discors),
12. Gallareta (Fulica Americana), inmigrante hibernal,
13. Calabaza (Cucurbita Spp.), 27. Pato herbívoro (Spatula Clypeata), inmigrante
14. Tortuga (Kinosternon Hirtipes), comienzo del hibernal,
periodo de hibernación, 28. Somorgujo (Podiceps), algunas especies
15. Axolótl (Ambystoma), comienzo del periodo de residentes,
hibernación, 29. Antílope Americano (Antilocapra Americana),
16. Lenteja de Agua (Lemna Spp.), 30. Venado cola blanca (Odocoileus Virginianus),
17. Pequeñas espigas de maíz cultivado (Zea 31. Romeritos (Portulacáceas) y Gramíneas.
Mays), 32. Flores lacustres rivereñas (a 2,240 m.) de agua
18. Pimiento (Capsicum Annuum) cultivado, dulce: Cyperales, Juncaceas, Tyfaceae de agua,
(Typha), Polygonaceae, Myriophyllum y
Potamots.

33
2.2 MEDIO AMBIENTE EN LA PARTE SUROESTE DE LA CUENCA DE
MÉXICO
2.2.1 Descripción de los límites de la Delegación política de Tlalpan

La delegación política de Tlalpan muestra tres zonas medioambientales


definidas por la geoforma presente en sus límites (Fig. 8), por lo tanto para su
estudio se dividirá en tres áreas que son 52:

1. La zona montañosa del Ajusco, la cual está formada por la Sierra del
Chichinautzin, representada por una serie de conos volcánicos, entre los
que se encuentra en la Delegación de Tlalpan: el Xictle, Maninal, Ololizqui y
Coatzontle, y una secuencia de montañas como el Cerro de la Magdalena,
de Pipixaca, de Santo Tomás, de la Cruz del Márquez, Topilejo y Ololincan.

2. La zona de pie de monte y del Pedregal, que es un derrame basáltico


producto de la erupción del Xictle, que llega hasta las inmediaciones de
Coyoacán y al noroeste colinda con la zona lacustre. Anteriormente llamado
en su totalidad “el Pedregal de San Ángel”, así como su secuencia anterior,
producto de la erupción de volcanes antiguos como el del Ajusco y Maninal.

3. La zona lacustre, está limitada actualmente por la Calzada de Tlalpan, y la


porción sureste en relación a otros derrames de basalto. El área sur la
forman las inmediaciones del Ajusco y su borde poniente hasta la zona de
Contreras 53. Dentro de estos límites podemos encontrar formaciones muy
antiguas, de las que hay pocos estudios geológicos, las cuales ya existían
antes de la erupción del Xictle, como el cerro del Zacayuca en donde se
localiza el Parque Nacional del Pedregal o Bosque de Tlalpan y el Cerro de
Zacatepetl (que está en los límites entre la delegación de Tlalpan y de
Coyoacán).

52
Robles García, Alejandro; Geografía cultural del SW de la Cuenca de México. Estudios
históricos sobre el pedregal, Ajusco y M. Contreras, Tesis para optar por el título de Maestro en
Historia y Etnohistoria, ENAH; México, D.F., 1995: p. 26
53
ibídem: p. 27

34
Fig. 8. En esta imagen se puede apreciar el límite de la Delegación de Tlalpan, marcado en color
claro, y las Delegaciones vecinas. Imagen tomada de Google Earth el 30 de enero del 2010.
Rediseñada e interpretada por Alejandro Sánchez Torres; para fines del presente trabajo.

2.2.1.1 La zona montañosa del Ajusco

A finales del Oligoceno y principios del Mioceno se forma el contorno


montañoso que hoy circunda la Cuenca de México, incluyendo la Sierra del
Ajusco54. La fosa Oriental-Chiconquiaco es la causante del cierre de la Cuenca de
México en la parte sur, formando la Serranía del Chichinautzin durante el
Cuaternario superior hace unos 600,000 años 55.

La Sierra del Chichinautzin (o del Ajusco) es un sistema volcánico de tierras


altas, que se extiende de este a oeste, comienza desde la ladera oeste del volcán
Popocatépetl hacia la parte oriental del Valle de Toluca. Este sistema cubre un
área aproximada de 2,500 km² con una serie de volcanes monogenéticos

54
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 16
55
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; Síntesis geotécnica de la Cuenca del Valle de México, TGC
geotecnia S.A. de C.V.; México, D.F., 2005: p. 6

35
presentes en sus faldas 56, como el volcán Maninal, el Coatzontle, Xictle, Ololizqui,
Toxtepec, Oyameyo, Pelado, Malacatepec, el Muñeco, el Jumento, Tzompoli,
Teoca, Cuatzin, entre otros. Así en diferentes estudios se han identificado un total
de 300 volcanes pertenecientes a fines del Pleistoceno (hace menos de 40,000
años) y del Holoceno; Lugo Hubp menciona que ha sido difícil identificar la
totalidad de volcanes en esta área, por su intensa actividad volcánica, la cual ha
propiciado la superposición de volcanes, algunos de los cuales, han sido cubiertos
de lava57.

Esta fosa dividió la Cuenca de México con respecto al Valle de Morelos,


que se localiza en la parte sur-oeste de la cuenca, por medio de una barrera que
llega a medir los 3,880 msnm; propiciando un cambio climático y la formación del
lago central, en donde se presenta subsecuentemente el sistema lacustre Chalco-
Xochimilco al suroeste, que dominará la cuenca durante los siglos siguientes hasta
su desecación en la época moderna. De esta forma se presenta una serie de ricos
nichos ecológicos y asentamientos humanos, a causa de la bastedad de recursos
naturales que se generaron.

Al Ajusco, que es una de sus cúspides más elevadas, se le denominaba en


tiempos prehispánicos el “Señor Quemado”. Este volcán según Martín del Pozzo,
marcó un cambio en la topografía gracias a sus 3 km³ de lava; produciendo un
total de 36 pisos 58, que se dirigen a la parte sur y norte de sus faldas, alcanzando
un total de 14 Km.; esta formación volcánica presenta en sus faldas otros
pequeños volcanes que han hecho erupción a través del tiempo.

Después del alto vulcanismo, los derrames de lava originaron la estructura


territorial presente en esta parte de la Cuenca de México, la cual será el esqueleto
dinámico que permitirá el establecimiento y acumulación de materias primigenias
causantes de los ciclos ecológicos de la tierra y de la formación de suelos. Esta

56
C. Siebe; “Age and Archaeological Implications of Xitle Volcano, Southwestern Basin of México
City”; Journal of Vulcanology and Geothermal Research; Vol. 104 N° 1-4, S. 45-64,
30/December/ 2000, ELSEVIER; U.S.A., 2000: p. 46
57
Lugo Hubp, José; op. cit., 1984: p. 10
58
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; Volcanic impact on the southern Basin of México During the
Holocene, Quaternary International, vol. 43/44, pp. 181- 190, 1997, Elsevier Science; Ltd, Great
Britain, U.K., 1997: p. 185

36
configuración incluyen una serie de oquedades o las llamadas “cuevas por
atunelamiento”, las cuales según Alejandro Robles en 1997, han servido como un
elemento geográfico muy importante dentro del ámbito ritual de los pobladores en
la zona, como lo demuestran los registros etnográficos 59, ya que menciona que los
habitantes del Ajusco “lo relacionan con una mujer debido a sus manantiales presentes y a la
gran cantidad de agua que producían, de esta forma la consideran, aún hoy en día, un brazo del
60
mar” .

La sierra del Chichinautzin se une con la Sierra de las Cruces, ambas


tienen una clara relación altimétrica, uniéndose luego con la sierra de la Malinche,
la cual se une con el Monte Alto y Monte Bajo, estos sistemas volcánicos marcan
los límites occidentales de la Cuenca de México 61.

Federico Mooser en uno de sus esquemas de las serranías que rodean la


cuenca, realza este sistema volcánico y nos da una clara idea de la importancia
visual que pudieron tener para la época prehispánica estos elementos del paisaje
como referentes geográficos (Fig. 9).

Fig. 9. En esta imagen se


pueden observar las
cumbres más importantes
de la Cuenca de México y
en especial las
pertenecientes a la fosa
Oriental-Chiconquiaco.
Imagen tomada de Mooser,
1956.

59
Robles, Alejandro; “Noticia históricas y actuales sobre lugares de culto en la zona del Ajusco y
en el Pedregal de San Ángel”, Graniceros. Cosmogonía y meteorología indígenas de
Mesoamérica, El Colegio Mexiquense A.C., UNAM, 1ª edición; México, 1997: p. 160
60
Robles, Alejandro; op. cit., 1997: p. 166
61
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 18

37
La barrera que se formó y dividió a la parte sur del Valle de México de la
Cuenca del Balsas, obstruyó arroyos antiguos que comenzaron a formar lagos en
las partes bajas de ésta, en donde se iban acumulando enormes cantidades de
arenas, cenizas y otros productos orgánicos 62, los cuales enriquecieron el lago
central, las zonas de pie de monte y, como ya nos lo han demostrado las
dinámicas ecológicas, favoreciendo la llegada de organismos a poblarlo.

Es precisamente en esta zona donde se formó un lago natural que está


dividido en dos partes, constituyendo así el complejo lacustre Chalco-Xochimilco.
El lago de Chalco cubre un área de 110 km² presentando una depresión en la
parte sureste que estaba completamente drenada a principios del siglo XX; en la
actualidad es una zona que cuenta con playas fósiles a una altitud de 2,240 msnm,
las cuales están rodeadas por extensas montañas volcánicas, conformadas en su
mayoría, por basaltos de origen Cuaternario63. Algunos estrechos residuales del
lago de Xochimilco están formados por arrastre de agua que proviene de la parte
suroeste de la cuenca.

Actualmente se puede identificar parte de la flora y fauna que habita en


estos sistemas lacustres, principalmente en lo que queda del lago de Xochimilco,
el cual está formado por las aguas que fluyen de la depresión suroeste de la
cuenca64; así como por aguas tratadas para sostenerlo como parque ecológico.

Unas formaciones particulares presentes en esta zona son los llamados


“Viveros de Tefras”, los cuales son depósitos inusuales de material volcánico, que
al parecer son respiraderos del volcán principal (el Ajusco). El Bosque de Tlalpan
es un ejemplo de este tipo de formaciones en la región, el cual presenta facies de
felsic, cenizas de tephra y pisos de depósitos de piroclastos en los sedimentos
presentes y en los perfiles estratigráficos que se pueden observar en sus caminos,
también muestra capas de cenizas formadas principalmente de pumice, y de los

62
Mooser, Federico; et. al.; La Cuenca de México, Consideraciones Geológicas y
Arqueológicas, Departamento de Prehistoria, INAH; México, 1956: p. 16
63
Niederberger, Christine; “Early Sedentary Economy in the Basin of Mexico; New Data Suggest
Significant Variants in Early Post-Pleistocene Human Occupations in the Middle America”, Science,
12 January 1979, vol. 203, N°4376, American Association for the Advancement of Science;
Washington, D.C., U.S.A., 1979: p. 132
64
ídem.

38
depósitos de avalancha proveniente del volcán Ajusco, así como la andesita
basáltica presente en el sitio arqueológico de “Tenantongo”; estos materiales
pertenecen al Pleistoceno Medio, época de actividad volcánica del sistema
Chichinautzin 65.

Cuando colapsó el Ajusco hacia el norte, produjo según C. Siebe, el cerro


del Zacatépetl con los restos de los depósitos de avalanchas, de esta forma llegó
a cubrir una distancia de 16 km., con un volumen de 1.4 km³ de lava; estos
depósitos conformaron la ondulación del área, produciendo una serie de crestas 66,
las cuales incluyen parte del cerro del Bosque de Tlalpan, Peña Pobre y
probablemente uno existente en el centro de Tlalpan. Estas crestas no fueron
cubiertas por los derrames de lava del Xictle, ya que son parte de la serie de
colinas formadas desde el Plioceno67, y llegan a medir más de 2,400 msnm.

Después de la erupción de este volcán, se presentó una serie de nuevos


volcanes monogenéticos en las faldas de la Sierra del Chichinautzin, que ha
remodelado la serranía y sus límites en diferentes momentos, a causa del alto
vulcanismo presente en estas fallas geológicas.

El último en hacer erupción es el volcán Xictle, localizado en la parte central


de la falla Transversal mexicana, éste muestra un cono monogenético hecho de
basaltos, escoria y cenizas volcánicas 68 . Para entender su evolución se ha
correlacionado la actividad volcánica de éste con la de otros volcanes
monogenéticos, entre los cuales destaca la actividad volcánica registrada en el
Jorullo que duró de 1959-1974 y la del Paricutín en Michoacán, con actividad entre
el 1943-1952, de este modo se ha inferido que la actividad de este volcán no duró
más de 50 años 69.

En la actualidad la cumbre del Ajusco, se ve como una serie de picos


aislados sobre los 3,800 msnm el contorno de su base es casi circular y alcanza
65
Delgado, Hugo; et. al.; “Geology of Xitle Volcano in Southern Mexico City -2000 year- old
Monogenetic Volcano an Urban Area”, Revista Mexicana de ciencias Geológicas, volumen 15,
número 2, UNAM, IIG y Sociedad Geológica Mexicana; México, D.F., 1998: pp. 118-119.
66
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 47
67
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; op. cit., 1997: p. 181
68
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 46
69
Delgado, Hugo, et. al; op. cit., 1998: p. 124

39
un diámetro de 9 km.70 debido a la fuerte erosión que ha sufrido por arroyos y
glaciares. El borde original está marcado por las cumbres más altas, como el
Cerro del Pico del Águila y la Cruz del Márquez. White menciona que el valle más
ancho y largo es el Valle del Águila formado por la erosión fluvial preglaciar, parte
de los primeros valles glaciares que se extendieron a más de un km71.

Al ser una de las cumbres más altas en la Cuenca de México, ha


presentado varios periodos glaciales y cálidos, los cuales se han registrado y
estudiado, ya que el arrastre de este material produjo un cambio importante en la
composición de los suelos presentes en esta zona. Hay evidencia de dos periodos
calientes o interglaciales y dos de glaciación, uno de ellos ocurre hace
aproximadamente del 600,000 al 400,000 años a.p. llamado Yamouth, el cual fue
seguido por el Ilinois o tercer glacial. Posteriormente ocurre el Sangamon, seguido
por la glaciación Wisconsin, una de las más importantes a nivel mundial ya que
presentó diferentes oscilaciones de la temperatura y es la causante del
poblamiento de América por el Norte, registrando tres oscilaciones que van de
72
clima frío a moderado, terminando su ciclo hace unos 10,000 años a.p. ,
consecuencia de estos periodos glaciales, se puede ver el alto grado de erosión
del cono cinderítico del Ajusco, el cual se expone como una serie de picos. Así las
faldas de la Sierra del Chichinautzin, conformaron una suave pendiente con un
rico cúmulo de suelos arcillosos.

2.2.1.2 La zona de pie de monte y del pedregal

El ciclo erosivo y de arrastre en esta zona, al igual que en diferentes partes


de la cuenca, transportan partículas derivadas de las rocas basálticas, como la
andesita y el basalto, que son ricas en calcio, magnesio, potasio y sodio 73, las
cuales provienen de la serranía del Chichinautztli y sus pliegues. Este tipo de
partículas son ricas en elementos necesarios para la evolución de suelos fértiles,

70
White, S. E.; El Ajusco: geomorfología volcánica y acontecimientos glaciales durante el
pleistoceno superior y comparación con las series glaciales mexicanas, colección científica
N° 212, serie Arqueología, INAH; México, 1990: p. 17
71
White, S. E.; op. cit., 1990: p. 23
72
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005: p. 27
73
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 52

40
que las plantas van aprovechando para habitar y conformar los paisajes; los valles
que se formaron, la poca inclinación de pie de monte, el clima y la acumulación de
sedimentos propiciaron la generación de suelos presentes hasta la fecha,
compuestos por partículas de arrastre, en tanto la dinámica erosiva producto del
deshielo, del viento y las lluvias, que nutrieron el suelo debajo de la lava del
pedregal.

De esta manera, se convirtió en un sitio con características propicias para el


desarrollo económico-cultural de grupos humanos a través de la prehistoria de
América, en relación a la bastedad de ecosistemas que se formaron en la región.
En esta zona, después de su formación hasta la fecha, se han identificado dos
periodos glaciales y dos calurosos, mostrado una clara tendencia hacia un clima
cálido74.

El suelo del pedregal es escaso, a causa de lo relativamente reciente de la


erupción del Xictle, pero jugó un papel importante para la flora y fauna endémica
de la zona pedregosa de la demarcación de Tlalpan. A lo largo de la ocupación
humana ha sido una de las canteras más importantes desde el periodo Posclásico
en la Cuenca de México hasta la fecha.

El volcán Xictle, forma parte de la serie de volcanes monogenéticos


presentes en las faldas de la Sierra del Chichinautzin, siendo el más joven entre
ellos, el cual es el resultado de la actividad volcánica más reciente en la parte
suroeste de la Cuenca de México, depositando sus desechos volcánicos sobre los
ya existentes en el área.

Su actividad explosiva, la cual pudo haber sido vista desde lugares muy
distantes, creó una típica columna de más de 8,000 metros de altura, formando así
su cono cinderítico, su actividad efusiva empezó probablemente después, como
en el caso del Paricutín en Michoacán. Durante su fase explosiva, la actividad
debió haber sido muy intensa, produciendo una gran cantidad de ceniza volcánica
la cual se depositó en el flanco norte del volcán 75, la lava se derramó en este

74
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005: p. 6
75
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 128

41
flanco gracias a la presencia de la fuerte empinada presente en el área,
derramándose sobre una serie de riachuelos que quedaron cubiertos por la lava.

Las lavas de este volcán descienden a 900 metros y alcanzan los 12 km. de
longitud, avanzando a través del suelo y de tubos de lava 76, cubriendo un área de
18.8 km² que en promedio presenta un espesor de 10 metros 77, al ser del tipo
reconocido como basálticas son lavas muy fluidas y de alto alcance. Estas
estructuras hoy se pueden observar tanto en la Delegación de Tlalpan, como en
las inmediaciones de Coyoacán (Fig. 10).

Fig. 10. En esta imagen se ve el área que cubrió las lavas del volcán Xictle, tomada de Siebe;
2000.
La lava provocó también el cambio en el patrón de drenaje presente del río
Xicotitlan y el río Magdalena, los cuales se desvían creando de esta forma nuevas
condiciones ambientales 78. El derrame se dirigió rumbo a la zona noreste, llegando

76
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 48
77
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 123
78
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; op. cit., 1997: p. 186

42
a las inmediaciones de lugares como Copilco, San Ángel, Coyoacán y Calzada de
Tlalpan, conformando el paisaje que se le denominó “el Pedregal de San Ángel”.
Según Martín del Pozzo esta lava logra alcanzar estas distancias gracias a que se
alimenta por un complejo sistema de tubos de lava llamados “tumili”, los cuales
presionan el borde de una erupción anterior; así mismo la lava se corrugó
produciendo la textura actualmente visible en la zona, que corresponde al tipo
Pahoehoe 79, esta textura se presenta en zonas pantanosas y en este caso en
particular, se forman gracias a que limitaba con el lago.

Los fluidos de lava de éste volcán se curvaron al este, siguiendo el curso de


un viejo canal del río existente en el Ajusco, sepultando a su paso antiguos
volcanes y estructuras prehispánicas presentes en el área 80. Se ha reportado la
presencia de una serie de estanques, entre los cuales existía uno cerca del
antiguo centro ceremonial de Cuicuilco que empalmaba entre dos riachuelos
presumiblemente artificiales desde un rústico dique contenedor de agua 81.

Se tiene registro de que existen cuevas o atunelamientos, producto de la


lava de este volcán, ya que durante el siglo XIX muchos bandidos se refugiaron en
ellos 82. Sus lavas han sido aprovechadas como una gran cantera para la creación
de edificaciones en la ciudad, un buen ejemplo es la Ciudad Universitaria de la
UNAM, la cual muestra entre sus elementos de construcción el material basáltico
de la región en la gran mayoría de sus edificios.

Es probable que muchos de esos tubos sean anteriores a la erupción del


Xictle y otros creados por el sistema de solidificación de las lavas en la zona, de
este modo, se han podido identificar los solidificados por su geomorfología, en
donde la inyección de lava dentro de estos sistemas por atunelamiento, causan
estructuras que marcan una clara división de los bordes, mismos que son
observables en diferentes partes de los derrames de lava 83.

79
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; Volcanic Impact in Central México: IAVCEI, General
Assembly; IAVCEI, Puerto Vallarta 1997, excursión guide, UNAM; México, 1997: p. 4
80
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; op. cit., 1997: p. 185
81
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 128
82
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 49
83
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit.,1997: p. 4

43
Existe una gran variedad de fechamientos realizados mediante datación por
radiocarbono para determinar la fecha de erupción del volcán Xictle, pero en
general se encuentran entre el periodo comprendido que va de los años 400 a.C. a
los 400 d.C. 84 Las muestras que se dataron fueron tomadas en diferentes sectores
y por diferentes proyectos de investigación en la zona, por lo tanto, hay que tomar
en cuenta que el desarrollo y calibración de esta técnica de datación se ha ido
perfeccionando a través del tiempo.

Para fines del presente trabajo se tomará el lapso de tiempo


correspondiente a los años 400 a.C.-400 d.C. como marcador de los procesos
eruptivos del volcán Xictle ya que durante sus diferentes etapas de actividad
volcánica, pudieran existir marcadores culturales que nos hablarían de un proceso
de abandono ocasionado por otros productos volcánicos, lo cual le daría la
particularidad de ser un caso muy diferente al ocurrido presuntamente en
Pompeya, ya que tenemos características geológicas muy diferentes en el
continente Americano respecto al Europeo.

La calibración realizada por Siebe en el 2000, pone en controversia las


fechas planteadas por otras investigaciones, ya que data el proceso efusivo de
lava del volcán Xictle entre el periodo comprendido entre los años 245-315 d.C.;
así mismo hace mención sobre los restos de una erupción anterior en Puebla, que
deja residuos en la parte sur de la cuenca, misma que ocurrió entre los años 200
a.C. al 0 a.C. por la actividad volcánica del Popocatépetl 85, la cual presenta una
columna pliniana aproximadamente a 70 km. de distancia86;
La erupción pliniana ocurrida hace 2,150 años depositó un horizonte de caída, rico
en pómez en el flanco noroeste del volcán, sepultando hasta con 1 m de espesor
asentamientos prehispánicos que se encontraban en esta región… como
87
Tetimpa .
Estos restos anteriormente habían confundido a los investigadores que
proponían que la erupción del Xictle había ocurrido en esta época, aunque hace

84
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 60
85
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 62
86
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit., 1997: p. 6
87
Macías, José Luis; “Geología e historia eruptiva de algunos de los grandes volcanes activos de
México”, Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, Volumen conmemorativo del
Centenario, Temas Selector de la Geología Mexicana, Num.3; México, 2005: p. 398

44
hincapié en la necesidad de hacer una investigación más detallada sobre el tema
ya que aún con estos datos la cuestión sigue en duda.

El registro arqueológico tanto en la zona de las playas fósiles, subiendo


rumbo a las cumbres, ha expuesto la existencia de una serie de asentamientos
que datan desde el periodo Preclásico hasta nuestros días. Esto debido a la gran
variedad de recursos disponibles en diferentes puntos de la zona, registrándose
asentamientos que van desde la orilla del lago hasta la montaña del Ajusco. Dicha
ocupación termina con la actividad volcánica del Xictle, que al parecer presenta un
proceso eruptivo muy prolongado y que deja una serie de residuos volcánicos que
van provocando el abandono de éste sector de la Cuenca de México.

2.2.1.3 La zona lacustre o de playa

Esta zona actualmente ya no es visible en la Cuenca de México, pero existe


registro de playas fósiles en donde estaban situados los límites del lago, gracias a
los estudios ambientales en sus inmediaciones. Solo se sabe que en diferentes
periodos ocupó varias áreas que van desde los límites de la Delegación de Tlalpan
durante el Periodo Preclásico y retrayéndose por las lavas del Xictle para el
Periodo Clásico.

Muchos geólogos y arqueólogos han recreado el paisaje de la Cuenca de


México (Fig. 11) gracias a los estudios realizados en la región, de este modo se ha
podido reproducir el paisaje y los límites del antiguo lago de Texcoco en diferentes
épocas de ocupación humana. Así podemos saber que en el periodo Preclásico el
lago presentaba una zona de playa entre los límites actuales de la Delegación de
Tlalpan y Coyoacán, rumbo a la calzada de Tlalpan.

45
Fig. 10. En esta imagen se puede apreciar mediante la estratigrafía y la sedimentología los
diferentes desniveles presentes en la Cuenca de México y los límites del antiguo lago en tanto su
altimetría. Imagen tomada de Santoyo Villa, Enrique; et. al.; 2005: Figura 10.

2.2.2 Clima en el sector suroeste de la Cuenca de México

La Delegación de Tlalpan, según la Carta de Climas del INEGI, cuenta con


5 tipos o subtipos de climas que oscilan entre el templado subhúmedo en la parte
norte, hasta el semihelado, en la zona sur que es la más elevada, y semihúmedo,
con temperatura media, en zonas intermedias 88.

Esta delegación posee las zonas más altas de la cuenca, con altitudes que
varían desde los 2,250 metros aproximadamente, en la parte más baja (cota
localizada en la zona de Villa Coapa que es una de las más calurosas, carta INEGI
E14 A39), subiendo por lo que era la zona de playa rumbo a pie de monte en
dirección a la cumbre del Ajusco, que se localiza a 3,880 msnm, siendo ésta su
cota más alta y fría (carta INEGI E14 A49).

88
En web: http://en.wikipedia.org/wiki/Tlalpan, tomada El 29 de enero del 2010.

46
Todas estas condiciones propician diferentes climas en una sola
demarcación a causa de la geomorfología presente 89.

La dinámica del clima que se origina en esta zona, se puede ver en relación
a los ciclos hidrológicos que rigen en la tierra en donde la dinámica del viento, la
geoforma y la temperatura juegan un papel importante en la formación de nubes y
la precipitación pluvial.

La gran variedad de climas que se han presentado desde la configuración


de esta región hasta la época moderna, han propiciado la variabilidad en los
ecosistemas existentes en esta zona, ya que se ha contado con una gran
diversidad de fauna, como la de nichos de tundra, de pie de monte y de lago. Es
importante recalcar que el tipo de agua que existió en esta franja fue dulce, ya que
era una de las regiones de playa más elevadas del lago que dominó la cuenca a lo
largo de su historia geológica y dentro de la cual, la zona más profunda y salada
se localiza en el actual lago de Texcoco. Así mismo, este lago se separó
radicalmente y creó una clara barrera natural que lo dividió gracias a la erupción
del Xictle.

En la actualidad por la rápida desecación del lago, Tlalpan ha tenido una


gran expansión urbana, poblando sitios de menor altitud (antes ocupados por
pantanos), los cuales han presentado una dinámica ecológica muy cambiante a
través del tiempo.

En la siguiente tabla (Fig. 12) se muestran dos de los climas más extremos
presentes en la Delegación de Tlalpan, en donde a Villa Coapa le corresponde el
clima más caluroso, al estar en una zona muy baja y que probablemente
perteneció a zona lacustre (actualmente desecada) y el Ajusco con clima frío,
siendo el sitio más elevado de la cuenca.

89
Carta INEGI E14 A39 (Ciudad de México) e INEGI E14 A 49 (Milpa Alta), 2010.

47
Fig. 11. Variación climática en diferentes puntos de la parte sur de la Cuenca de México, Tlalpan.
Imagen tomada el 29 de enero del 2010, en: http://en.wikipedia.org/wiki/Tlalpan, basada en
información de CONAGUA.

2.2.3 Hidrografía en el sector suroeste de la Cuenca de México

Existe una serie de ríos, producto del escurrimiento y la geoforma de la


cuenca, que alimentaban la parte sur del antiguo lago, como el río de Magdalena,
río San Ángel, río Chico, río Mixcoac, río Hondo, río del Pedregal y el río
Churubusco.

Hacia el lago de Xochimilco desembocaba el río de Magdalena que tiene su


origen en el Ajusco, el río de San Ángel y el río Mixcoac que proviene del Desierto
de los Leones; éstos se unían en las partes bajas de Coyoacán y luego con el río
de San Agustín 90 ; todos ellos son los ríos principales que pasaban por la
Delegación de Tlalpan, suministrando de agua a los asentamientos humanos de la
demarcación política, hasta su entubamiento por las obras hidráulicas en la ciudad.
De igual o mayor importancia se encuentra el afluente de Fuentes Brotantes, el río
de San Buena Aventura, el antiguo río de Cuicuilco y otros temporales que surgían
en época de lluvia.

90
López Camacho, María de Lourdes; Patrimonio arqueológico de la zona montañosa del
surponiente de la Cuenca de México y su posible relación con el Valle de Toluca, Tesis para
obtener el grado de Maestro en Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM; México, D.F.
2003: p. 8

48
En este territorio se encuentran manantiales como los que se ven
actualmente en el Bosque de Tlalpan, en el parque ecológico Fuentes Brotantes y
tal vez algunos que ahora son propiedad privada, como el que existía en la planta
de papel de Loreto y Peña Pobre, fábrica que se estableció a pocos metros del
montículo de Cuicuilco y del sector denominado actualmente como “Peña Pobre”.

El glifo de las “flores de agua”, denominado así por las investigaciones


etnohistóricas de Baltazar Brito en relación al Lienzo del Ajusco, es el topónimo
que se usó para nombrar esta cumbre91. En el mapa de Upssala se observa este
glifo y algunos de los ríos que pasaban por Tlalpan; el cual fue creado en
Tlatelolco; en éste se trató de registrar para el siglo XVI, los recursos y el
panorama presente en esta época en la Ciudad de México (Fig. 13).

La asociación entre el glifo del agua y su topónimo nos hace una clara
referencia a la gran cantidad de afluentes de agua y manantiales que existen y
tuvieron gran importancia para el área de estudio durante su etapa Prehispánica.

Ajusco

Fig. 12. Detalle tomado del mapa de Upssala, creado en 1555, en donde se pueden observar uno
de los primeros registros geográficos de la ciudad de México y algunos ríos que cruzaban la actual
Delegación de Tlalpan en el siglo XVI. Imagen tomada el 30 de enero del 2010 de la página web:
Map of Mexico, de la Universidad de Upssala92.

91
Baltazar, Brito; Conferencia: “Historia Tepaneca y el lienzo del Ajusco”, serie de conferencias
conmemorando los 400 años del decreto y validez del lienzo del Ajusco 1609- 2009. Llevada a
cabo en Auditorio de Santo Tomás Ajusco, México D.F. 5 de septiembre del 2009: 13:35 horas;
archivo en audio, archivo personal.
92
http://systems-of-representation.uiah.fi/map_of_mexico/mapview/mom2/?level= &center_ x=3550
&center_ y=5556&width=1008&height=558&format=png&show_all=public&click_point=

49
2.3 SUELOS, FLORA Y FAUNA EN EL SECTOR SUROESTE DE LA CUENCA
DE MÉXICO
2.3.1 Suelos, flora y fauna en la zona montañosa

Sobre los 4,000 metros se encuentra una temperatura media de 5° C, con


un suelo rico en material orgánico, el cual, se desarrolló sobre las rocas más
expuestas a la intemperización. Este suelo es llamado, según la clasificación
hecha por la FAO, como rankers y por lo general están recubiertos por un tapiz de
gramíneas. En esta zona la flora identificada por Niederberger es la siguiente93:
Festuca Tolucensis, Mulhenbergia Macroura, F. Livida, M. Quadridentata, F.
Amplissima, Calamagrostis Tolucensis y Stipa Ichu. Estas plantas muestran un
crecimiento medio entre los 60 y los 120 centímetros, y conviven con especies
arbustivas principalmente en las faldas del volcán Ajusco.

2.3.2 Suelos, flora y fauna en zona de pie de monte

A partir de los 3,800 msnm sobre un suelo negro, rico en material orgánico,
se han identificado bosques de pino. Estos bosques están asociados con
comunidades herbáceas de Festucas, Calamargrotis y Muhlenbergias. Las
especies de pino que se han identificado son 94: Pinus Hartwegii, P. Montezumae, y
P. Pseudos Trobus.

Entre los años 1534–1624 esta zona era explotada por la gran cantidad de
leña presente, ya que estaba cubierta por bosques mesófilos, de pinos y encinos,
siendo el hábitat de perdices, gavilanes, faisanes y loro de altura (Rhynchopssitta
Pachyryncha); así como linces, pumas, tigrillos (Felis Pardalis), zorras, coyotes,
comadrejas, pécaris, venado y grandes manadas de guajolotes silvestres 95 .
Probablemente haya existido en el periodo de estudio una mayor riqueza y
aprovechamiento de recursos.

93
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: pp. 52-53
94
Niederberger, Christine; op. cit.,1987: p. 53
95
Niederberger, Christine; “Paisaje, economía de subsistencia y agrosistemas”, Temas
mesoamericanos, INAH, Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional Para la
Cultura y las Artes, colección: Obras Diversas; México, 1996: p. 20

50
2.3.3 Suelos, flora y fauna en zona de pie de monte a playa

A partir de los 3,800 msnm, se han identificado suelos humíferos,


compuestos principalmente de allophanes, ricos en silicatos de aluminio amorfos
integrados en tierra orgánica, según la clasificación de la FAO, llegando a los
andisoles a partir de los 2,900- 2,700 msnm que están expuestos a procesos de
lixiviación96.

Por lo general estos suelos son ricos en arcilla permeable, en donde se han
identificado terrazas aluviales y bancos de acarreo. El registro arqueológico ha
mostrado estas áreas como lugares con asentamientos humanos por estas
características, ya que son suelos fértiles para la agricultura. Los primeros
asentamientos se identifican en faldas de las lomas cerca de ríos, que al parecer
aclaraban áreas de bosque para crear campos de cultivo 97. En donde se cree que
pudo haber sido del tipo de roza en áreas de lomas, planicies y pequeños valles;
en estos sitios se encuentran: Abetos (Abies Religiosa), Robles (Quercus Laurina)
Pinos (Pinus Rudis, P. Hartewegii, P. Montezumae), seguido por Abetos Duglas
(Pseudotsuga Macrolepsis), Alisos (Alnus Firmifolia), Prunus (Prunus Serotina) y
Cedros blancos (Cupressus Lindleyi).

Así como una serie de estratos arbustivos y herbáceos de gran humedad


98
como: Acaena Alongata, Brachypodium Mexicanum, Alchemilla Procumbens,
Salvia Elegans, Thuidium Delicatulum, Sigesbeckia Jorullensis, Senecio
Angulifolius, Eupatorium Glabratum, S. Barba-Johannis, Symphoricarpos
mocrophyllus, S. Plantanifolius, Bryum Procerum.

2.3.4 Suelos, flora y fauna en zona playa lacustre

Posteriormente, a partir de los 2,800 y hasta los 2,500 msnm, se pueden


identificar suelos del tipo de vertisoles, los cuales son creados por grandes
cúmulos de arcilla que en época de seca, son deshidratados y agrietados; de este
modo, propician la mezcla de sedimentos acumulando grandes cantidades de

96
Niederberger; Christine; op. cit., 1987: p. 53
97
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
98
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 54

51
ácido húmico (producto de las altas concentraciones de hierro) y arcilla. Estos
suelos son poblados principalmente por una flora arbustiva del tipo 99: Quercus
Crassipes, Arbutus, Q. Mexicana, Cupressus, Garrya, Clethra.

En los barrancos, en particular de la parte sur de la cuenca, se hallan:


Meliosma Dentata, Llex Tolucana, Cornus Disciflora y Alnus Arguta.

Según Piña Chan al estar en las zonas pantanosas a la orilla del lago, cerca
del delta de diversos ríos, es probable que se hayan llevado a cabo cultivos de
humedad o de avenida100 y un gran aprovechamiento de los recursos lacustres, en
base a la caza de aves endémicas y migratorias, antes mencionadas, así como la
pesca de otro tipo de fauna de lago y el uso de plantas herbáceas para la creación
de tejidos orgánicos como la cestería.

2.3.5 Recursos lacustres

La zona de playa y lacustre era hábitat de patos mexicanos (Anas Diazi),


patos tepalcate, patos zambullidores, hoactlis (Nicticorax) y gallaretas que son
residentes de la zona. En época invernal, inmigraba una gran cantidad de aves
como los cormoranes, pelícanos, coyotes de agua (Anhinga) que es un pavo
lacustre, garzas, grullas, ibis, chichicuilotes (nombre genérico que se le da a
pequeñas aves), patos golondrinos, patos de collar, patos de cabeza roja, patos
reales (Aix Sponsa), patos chillón, patos cuaresmeños, patos pinto (Anas
Strepera), mergos, gallaretas comunes (Fulica Americana), ocas salvajes y gansos
de Canadá101. Todos estos animales se han podido registrar gracias a los estudios
de restos óseos de animales y a partir de diferentes fuentes históricas, en donde
se menciona que formaban parte de la dieta de los habitantes de la Cuenca de
México desde el periodo de conquista y se conservó en la época Colonial.

En esta zona se presenta un lago de agua dulce, producto del sistema


lacustre Chalco-Xochimilco, en donde se desarrollan principalmente tres familias

99
ibídem.
100
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
101
Niederberger, Christine; op. cit., 1996: p. 21

52
de peces 102, los goodeidos, pez amarillo (Girardinichthys Viviparus), y la de los
aterínido o iztacmichin (pez blanco); entre estas familias podemos identificar al
Amélotl (Chirostoma Humboldtianum) uno de los más grandes ya que medía 25
centímetros aproximadamente, llegando incluso a los 30 centímetros de largo, con
peso medio de 250 gramos y también el Xalmichi o Charal, el cual hasta hoy día
es muy apreciado.
También existían especies de reptiles que probablemente se consumían
desde tiempos prehispánicos; de los que se han identificado: las tortugas de agua
dulce (Kinosternon Spp.) y culebras de agua, así como el Axólotl (Ambystoma
Spp.) y un tipo de camarón llamado acocil (Cambarus Montezumae) 103.

2.3.6 Ecosistemas económicos en la parte suroeste de la Cuenca de México

En la Cuenca de México se ha detectado una serie de ecosistemas múltiples


que se ha clasificado en diferentes sistemas dependiendo el uso y el ambiente en
relación a la geoforma en donde se inscribe. Así Mari Carmen Serra Puche en
1997 los clasifica en 104:

a) Sistemas con utilización combinada de los recursos de más de un


ecosistema (huertas-pastizales o chinampas-milpa-bosque).
b) Lugares con la posibilidad de obtener varios productos animales y
vegetales en cada uno de los ecosistemas utilizados.
c) Unidades de producción en áreas de ecotono, área de contacto de dos o
más ecosistemas como el borde de un lago.
d) Lugares con gran diversificación de actividades económicas de los
miembros de las unidades de producción.
e) Lugares con auto-abasto de unidades productivas.

En la parte suroeste de la cuenca podemos identificar la mayoría de los


sistemas antes descritos, ya que como se ha visto es un sitio privilegiado al estar

102
ibídem.
103
Niederberger, Christine; op. cit., 1996: p. 21
104
Serra Puche, Mari Carmen; Los recursos lacustres de la Cuenca durante el Formativo; edita:
Coordinación General de Estudios de Postgrado, Instituto de Investigaciones Antropológicas,
Colección Postgrado N° 3, UNAM; México, 1997: p. 34.

53
en contacto con diferentes niveles latitudinales que presenta climas del tipo Cwbg
y ET, es uno de los sectores con mayor captación de agua en donde se han
desarrollado ecosistemas de zonas planas, zonas de colinas y zonas de alta
montaña.

54
3. MARCO HISTÓRICO
3.1. El Preclásico

Con el nombre de Preclásico se denomina a una de las etapas


prehispánicas donde se desarrolla una serie de culturas, anteriores al periodo
Clásico mesoamericano, que cohabitaron un tiempo pretérito en común, las cuales
presentan en sus manifestaciones culturales los primeros desarrollos
socioeconómicos complejos, que serán las bases de los sistemas sedentarios en
Mesoamérica 105 , como parte evolutiva de la ocupación y apropiación de los
espacios existentes en esta área (lugar donde se manifiesta el cambio entre las
sociedades cazadoras-recolectoras a sedentarias) desarrollando sistemas
agrícolas y economías complejas.

Anteriormente, en diferentes textos, se propuso el uso del término


Formativo a causa de la influencia de la teoría antropológico-cultural en
Norteamérica106, la cual retoma la teoría clásica (empleada anteriormente para la
arqueología Griega y Egipcia) sobre el desarrollo evolucionista de las sociedades
antiguas, donde se menciona la existencia de un momento de formación o
desarrollo tecno-social que provoca un aumento en el perfeccionamiento de sus
formas y estilos arquetípicos sociales (tomo este término tal como lo define el
psicólogo Carl Gustav Jung ya que permite entender las manifestaciones
materiales de la vida social) 107 los cuales serán la base que moldea y asume una
serie de experiencias de vida en un lugar determinado, manifestándose sistemas
que propiciaran la formación de sociedades más complejas.

105
Este concepto fué desarrollado por Paul Kirchhoff en 1943, en donde se considera para su
definición características similares en los pueblos que conforman esta área ambiental, donde
conviven el área Maya (Centroamérica y el Sureste de México), zona de Oaxaca (todo el estado de
Oaxaca hasta el Istmo de Tehuantepec y el sur de Puebla), zona del golfo (correspondiente a
Veracruz y Tabasco), Occidente de México (que incluye Guerrero, Michoacán, Jalisco, Colima,
Nayarit y parte de Zacatecas) y el Altiplano Central (Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos
y Querétaro, así como la porción septentrional de Puebla y el Distrito Federal). Información tomada
en web: http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm07.htm, página suplementaria del Museo del
Templo Mayor, INAH; México, D.F. 15 de junio del 2010.
106
Ochoa Castillo Patricia y Oscar Orueta; “La sala del Preclásico del Altiplano”, Catálogo de las
colecciones del Museo Nacional de Antropología, INAH-Colección catálogo; México, 1994: p.
34
107
Jung, C.G.; Arquetipos e inconsciente colectivo, Paidos; Barcelona, 1988: pp. 9-14

55
Con el avance en las investigaciones durante el siglo XX en Mesoamérica,
diferentes autores, al estudiar los pueblos establecidos en esta región, prefirieron
usar el término de Preclásico para señalar la antigüedad de los vestigios
arqueológicos hallados, ya que concuerdan en que falta un mayor estudio y
entendimiento de la prehistoria de América en general, para poder determinar una
etapa de formación y prefieren utilizar como eje cronológico la época mejor
estudiada o definida como Clásico.

El periodo Clásico está determinado en la actualidad por los desarrollos y


tipos presentes en las grandes ciudades típicas en Mesoamérica (sitios
arqueológicos que presentan las primeras evidencias materiales con
características estilísticas similares que serán bases y modelos para los
desarrollos arquitectónicos y urbanos posteriores), estableciendo los grandes
sistemas socio-económicos que interactuarán entre sí durante largo tiempo. De
este modo se manifiesta, en diferentes sectores que conforman esta zona, estilos
materiales afiliados a una cultura en específico, donde por ejemplo para la región
suroeste de país se desarrolla la cultura Maya del Clásico, en la región de Oaxaca
la cultura Zapoteca Clásica y en el Altiplano Central tenemos a Teotihuacan (entre
otros sitios) los cuales son contemporáneos entre sí. Estos espacios se
diferencian de los asentamientos prehispánicos presentes durante la conquista
española, ya que se encuentran abandonados o reocupados por otras sociedades
durante este momento de contacto. Al parecer éstos sirvieron de modelo para la
construcción y desarrollo cultural de sus predecesores.

Patricia Ochoa Castillo y Oscar Orueta mencionan, que según


investigaciones arqueológicas realizadas, el periodo Preclásico existió entre los
años 1800 a.C. al 100 a.C. aproximadamente. Es la etapa en la que se empiezan
a desarrollar las bases culturales de las civilizaciones mesoamericanas,
manifestándose el paso de sociedades nómadas a sociedades sedentarias,
perfeccionando la explotación de la agricultura, la alta producción cerámica y
fundando una arquitectura compleja e identitaria, la cual estará acompañada de

56
una gran práctica política y religiosa, así como el nacimiento de un sistema
calendárico, el cual regirá (como lo demuestran sus herederos) los días cívico-
religiosos entre otras actividades sociales 108.

Agustín Piña Dreinhofer indica que según los descubrimientos de Mc Neish


en Teotihuacán, se definió al periodo Preclásico como el horizonte subsecuente al
año 2,300 a.C. en donde se cree surgen las grandes características de la cultura
mesoamericana (tecnología, ceremonialismo, especialización de las artes y oficios,
agricultura, sistemas hidráulicos, comercio, metalurgia y arquitectura), dando paso
ya para el año 300 a.C. al Horizonte Clásico109.

El periodo Preclásico se ha dividido en tres etapas de desarrollo cronológico


(inferior, medio y superior). Para poder entender esta división es necesario ver
cuál fue el desarrollo e identificación cronológica a través de las investigaciones
realizadas en la Cuenca de México y en el área de estudio, ya que gracias a las
investigaciones en el llamado “Pedregal de San Ángel”, al ser un lugar que se
presentaba como una cápsula de tiempo por la gruesa lava que lo compone,
resultaría ser un sitio ideal para aclarar la pertenencia cronológico-contextual de
vestigios cerámicos que se descubrían en los alrededores de la ciudad de México,
los cuales diferían y estaban mezclados con cerámica del tipo “azteca” en las
faldas de los cerros.

3.1.1 La Cerámica del Preclásico en la Cuenca de México

Fue gracias a los descubrimientos fortuitos en las zonas altas colindantes a


la planicie central que forma actualmente la ciudad de México, que se empezó a
notar la existencia de figurillas y artefactos arqueológicos, los cuales presentan un
estilo único, muy diferente a los antes estudiados y que probablemente eran
prueba fiel de la existencia de un conjunto cultural previo a los grandes

108
Ochoa Castillo Patricia y Oscar Orueta; op. cit., 1994: p. 21
109
Piña Dreinhofer, Agustín; Arquitectura prehispánica, Material de lectura 2, serie de las Artes
en México, Departamento de Humanidades, Dirección General de Difusión Cultural UNAM; México,
D.F., s/a 19--, sic.

57
asentamientos mexicas presentes durante la conquista española y de la ya
nombrada cultura teotihuacana.

Eduardo Noguera en 1966 menciona que desde 1861 ya se tenía la


sospecha de la existencia de artefactos arqueológicos asociados a la lava del
“Pedregal de San Ángel” por Brasseur de Bourbourg, posteriormente se exhibe en
el Museo del Trocadero en París en 1881 una serie de figurillas con el título de
“tipo arcaico”. En San Joaquín Coacalco (Tacuba) el obispo Plancarte, entre los
años 1886-1890, reporta la existencia de una serie de cabecillas que pertenecían
a este estilo, igual que el señor Reyna identifica estos mismos estilos en varios
sitios del Estado de México y Guerrero. Posteriormente la Doctora Zelia Nuttall en
1902 identifica este tipo de figurillas en el Pánuco, Tampico y en el “Pedregal de
San Ángel”, diferenciándolos a los tipos “azteca”. Pero fue gracias a las
investigaciones realizadas por el Doctor Manuel Gamio en Azcapotzalco cuando
se logra conocer su estrato geológico y se pudo determinar a esta colección como
un conjunto cultural diferente al mexica y de otros identificados en su época110.

A este conjunto cerámico se denominó “Cultura de los Cerros”, ya que los


hallazgos estaban presentes en las faldas de los cerros colindantes a la Cuenca
de México; este término fue propuesto por Franz Boas quien lo describe junto con
Seler a partir de las colecciones obtenidas en Zacatenco, Ticomán y el Arbolillo 111.

En 1917 Herman Beyer publica el ensayo “Sobre la antigüedad del


Pedregal de San Ángel”, en donde plantea, gracias al estudio comparativo entre
las exploraciones tanto geológicas como arqueológicas en esta zona, dividir los
vestigios expuestos en dos etapas cronológicas, la primera correspondería a la
época Pedregalense (tipo de los cerros o de la montaña) seguida por la post-
pedregalense (o Teotihuacana) 112.

110
Noguera, Eduardo; Arqueología de Mesoamérica, Colección Pormaca 29, EDITORIAL
PORMACA, S.A. de C.V.; México, D.F., 1966: pp. 43-44
111
Noguera, Eduardo; La cerámica arqueológica de Mesoamérica, Instituto de Investigaciones
Históricas, UNAM; México, 1965: p. 45
112
Beyer, Herman; “Sobre antigüedades del Pedregal de San Ángel”, Memorias de la Sociedad
Científica Antonio Alzate, tomo 37; México, 1917: pp. 1-16

58
Ya con el cúmulo de información en la zona, la Dirección de Antropología,
emprende una exploración en la cantera de Copilco hallando bajo los 8 metros de
lava restos de esta cultura, la cual se presentaba aislada de los horizontes
posteriores. De este modo, el Dr. Manuel Gamio decide llamar a este conjunto
“Cultura Sub-pedregalense” 113.

El Dr. Gamio hace mención sobre las similitudes y diferencias que se están
observando en las colecciones, notando que los vasos y las cabecitas son
semejantes a los tipos presentes en Michoacan; los artefactos recogidos en la
Sierra de Guadalupe, Zacatenco y Ticomán son similares entre sí; concluyendo
que los grabados y las formas de los vasos tiene un carácter especial y
probablemente presentan un desarrollo de tipos locales. En los lugares en donde
se reportan estos objetos hay ruinas aztecas próximas y el tipo de los cerros está
en la parte superior en lugares cuyo declive se confunde con la cima, mientras el
tipo azteca se localiza en montículos en el llano 114.

Ya para los años de 1928 a 1932 el Dr. Vaillant explora Zacatenco, Ticomán
y el Arbolillo; logrando identificar el desarrollo cerámico en la Cuenca de México
durante el periodo Preclásico. Gracias a estas exploraciones, así como las
realizadas por el Dr. Byron Cummings en Cuicuilco, se logran definir los rasgos
cerámicos presentes en las tres etapas que representan dicho periodo en la
Cuenca de México, donde Noguera los describe así 115:

Preclásico Inferior:
1. Cerámica amarilla o bayo. Cuellos vagos, diversos tamaños, asas en forma de
animal. No hay distinción entre el cuerpo y el cuello.
2. Cerámica negra. Decoración con acanaladura o incisiones.
3. Cerámica blanca. Lados redondeados, líneas grabadas paralelas en el borde,
bordes ondulantes.

113
Noguera, Eduardo; op. cit., 1965: p. 45
114
Gamio, Manuel; Arqueología e Indigenismo, SEP-SETENTAS 24, SEP; México, D.F., 1972:
pp. 72-73
115
Noguera, Eduardo; La cerámica arqueológica de Mesoamérica, Instituto de Investigaciones
Antropológicas, UNAM; México, 1975: pp. 75-77

59
4. Cerámica blanca sobre rojo y rojo sobre blanco. Característico blanco sobre rojo,
motivos sencillos angulares.
Formas: Cajetes trípodes, soportes cónicos y silueta compuesta; vasijas de base
anular y asa; copas con asa, jarras de paredes cóncavas; cántaros y tinajas; ollas.
Figurillas: Tipo C1, C3, F antiguos.
Sitios principales: Zacatenco y el Arbolillo.

Preclásico Medio:
1. Cerámica amarilla o bayo, cuello semejante al periodo anterior, bordes planos o
reforzados.
2. Cerámica negra, semejantes al anterior, vasijas ovales o acanaladuras y asas,
asemejando una canasta. Negra delgada, entalladuras en el fondo para asentarse.
3. Cerámica rojo sobre blanco. Muy común, paredes gruesas, pero la decoración
ya no es de bandas continuas, sino motivos de sierra, triángulos abiertos,
crecientes.
4. Cerámica roja sobre amarillo. Cajetes delgados, decoración serpentina en el
interior y motivos alternados (triángulos) en el exterior.
5. Cerámica negra gruesa pulida, negra con bordes o manchas blancas, blanca
pulida, gris, uso del caolín.
Formas: Platos trípodes sencillos, platos base plana con vertedera, tecomates de
base plana, vasijas con acanaladuras, comales ovales, botellones zoomorfos,
cajetes de silueta compuesta, vasija de base plana y motivos felinos. A finales de
este periodo aparece un tipo de decoración al negativo de color blanco sobre gris.
Figurillas: B, C5, F, K, C9, D1, D2, C10.

Preclásico Superior:
Cinco tipos de cuellos en las vasijas de color bayo:
a) Borde plano horizontal.
b) Borde enrollado con ligero doblez en el cuello.
c) Cuello divergente.
d) Cuello corto, sin borde.
e) Cuello vago.

60
1. Cerámica café pulido. Profundos cajetes, bordes convergentes, soportes
huecos, globos superpuestos, motivos geométricos, decoración grabada
cuneiforme situada abajo para asentarlos.
2. Cerámica rojo sobre amarillo. Decoración con contornos esgrafiados o pintura
blanca, motivos geométricos en el interior.
3. Cerámica roja pulida. Cajetes cuerpo cónicos, silueta compuesta, soporte
globulares.
4. La decoración polícroma es característica en colores café, rojo y blanco; este
último usado como contorno en platos trípodes con soportes bulbosos, vasijas
rectangulares tetrápodas, ollas, vasos, botellones. Decoración polícroma en rojo,
negro, blanco y amarillo.
5. Decoración negativa en anaranjado, rojo o café, motivos de manchas, puntos,
bandas, círculos, líneas ondulantes. Se combina con el polícromo para así
corresponder a un polícromo negativo en colores rojo, negro y blanco sobre
amarillento.
6. Al fin de este periodo aparece una cerámica anaranjada pulida de fina
consistencia que puede corresponder al inmediato antecesor de la anaranjada fina
del horizonte clásico, en casos de reborde basal soportes mamiformes trípodes,
cántaros y cajetes trípodes.
Figurillas: tipo E, I-IV, H, I-V, G, I-II, L, M, N.

61
3.1.2 Sistemas constructivos y arquitectura durante el Preclásico en la
Cuenca de México

Diferentes investigaciones, en los sitios donde se reportó la existencia de


estos tipos cerámicos, se ha podido plantear los sistemas constructivos típicos
para este periodo. Las primeras construcciones se realizaban en bajareque (lodo
con ramas y techos de paja), que posteriormente se sustituyeron por dobles muros
de piedra que se rellenan de barro en el interior o con conglomerados de barro y
piedra chica, hasta llegar a muros de piedra pegada con argamasa. En un
principio se usa de apoyo el tronco de árbol hasta ser totalmente de piedra116.

En el cerro del Tepalcate se encuentra una de las primeras manifestaciones


arquitectónicas más antigua en la Cuenca de México, donde se ve el uso de
adobe, lajas cortadas irregularmente, piedras sin trabajar, troncos y paja; este
montículo se asienta sobre una plataforma con pisos pulidos, sus paredes eran de
bajareque recubierto de lodo pintado de rojo, techo de paja de dos aguas, muy
parecido a las de occidente de México 117.

Así mismo, Noel Morelos García118 posteriormente identifica y describe los


diferentes sistemas constructivos de las estructuras arquitectónicas para el
preclásico en donde se presentan:

a) Sistemas constructivos de estructuras I; uno de los ejemplos es el


montículo de Cuicuilco el cual presenta un sistema de superposición y relleno de
las plataformas de la estructura circular, presenta volumen a partir de
superposición de nuevos cuerpos para desarrollar una estructura piramidal; así
como el sistema de muros de contención y rellenos para sitios ribereños y
terraceados en relación a amplias superficies de asentamientos (cerro del
Tepalcate, Tezoyuca, Loma Terremonte, Tlapacoya y Temamatla).

116
Piña Dreinhofer, Agustín; op. cit., p. 11
117
Piña Chan; op. cit., 1955: p. 65
118
Morelos García, Noel; “Arquitectura y sistemas constructivos del formativo en la Cuenca de
México”, El Preclásico o Formativo; avances y perspectivas, Museo Nacional de Antropología-
INAH; México, D.F., 1989: pp. 195-206

62
b) Sistema constructivo de estructuras II; a éste pertenecen el sistema
de superposición y adosamiento de estructuras y elementos constructivos
(Tlapacoya), donde la estructura principal presenta una distribución de las áreas y
espacios estructurales en función al volumen de la construcción o plataforma de
una primera época.

c) Sistema constructivo de estructuras III; sistema constructivo que


presenta ya taludes, muy común en las estructuras del Preclásico en la Cuenca de
México; en este sistema constructivo se sobreponen los taludes como etapas
constructivas de una misma estructura, en ocasiones cuando aparece esta forma,
la escalinata de la etapa anterior queda ahogada entre los taludes pero en uso
(Cuicuilco, Tezoyuca, Tlapacoya y Villa Olímpica).

d) Sistema constructivo de estructuras IV de plataformas y superficies


de ocupación; uno de los ejemplos de este sistema es el presente en los edificios
de planta circular de basamentos escalonados hechos de lodo apisonado y pulido
con cantos y gravilla como desgrasante (Cuicuilco). En Terremonte Tlatelco
podemos observar el sistema de conformación de superficies de asentamientos de
un islote mediante cajas de 16 m² hechas con troncos paralelos y estacas
conteniendo lodo mezclado con tules en capas superpuestas sobre las que se
desplantó la estructura de piedra. También en este grupo pertenece el sistema de
conformación de las plataformas de mampostería sobre superficies de tierra y
piedra o de tules y lodo con postes para muros de recintos (Terremote, Temamatla,
Cuicuilco y Loma Terremote).

En su conjunto, tanto la cerámica y la arquitectura han definido un estilo


propio (Preclásico) de los pueblos de este periodo y, por lo tanto, se pueden definir
y comparar estos modelos con los vestigios arqueológicos en el área de estudio.

63
3.2 EXPLORACIONES EN EL ÁREA DE ESTUDIO, CORRESPONDIENTE A
LOS SECTORES QUE CONFORMAN EL ÁREA DE CUICUILCO
3.2.1 Exploraciones en el “Pedregal de San Ángel”

Con el nombre de “Pedregal de San Ángel” se identifica el área que cubrió


la lava proveniente del volcán Xictle, la cual abarca parte de las inmediaciones del
Ajusco hasta lo que se conoce hoy día como Copilco, cerca del límite de la
Delegación política de Tlalpan y Coyoacán. Es un área que ya era conocida desde
la época prehispánica, gracias a la gran cantidad de recursos naturales como la
leña, diversas especies de plantas, animales de caza, como los antes
mencionados, así como roca basáltica usada para la construcción.

Una de las referencias más claras en relación a los recursos en diferentes


partes de la Cuenca de México, la encontramos en el Mapa de “Upsala” (siglo XVI,
ver Fig. 13), en él se reporta esta área relacionándola con imágenes de animales y
cerros y por supuesto el valle de lava que lo conforma. Las canteras de esta
región durante la conquista española, así como la cercanía de lo que fue el pueblo
prehispánico de “Tlalli pan” (del nahuatl, “lugar sobre la tierra”), sirvieron para la
obtención de muchos recursos naturales en la época colonial y probablemente ya
existía una economía de explotación de recursos en sus alrededores
anteriormente.

Tlalpan perteneció al Marquesado del Valle. Bajo el control de Hernán


Cortés se vuelve un lugar tan importante que el Virrey Antonio de Mendoza mandó
a ampliar la actualmente conocida Calzada de Tlalpan en los años de 1535 y 1551
aproximadamente, la cual conduciría al pueblo de “San Agustín de las Cuevas”
(anteriormente éste sólo abarcaba el área comprendida por el Centro de Tlalpan y
tenía relación con diferentes ranchos a su alrededor) 119. Testigo de la importancia
del pueblo de “San Agustín de las Cuevas” es el mapa histórico-geográfico de San
Agustín de las Cuevas denominado “1537. Cuahutli. Sin título” en donde se
mencionan las haciendas instaladas en sus inmediaciones “...en el norte a la izquierda
está la hacienda de San Juan de Dios; al oriente, los barrios de La Magdalena, San Andrés, San

119
Tlalpan historia; en web: http://es.wikipedia.org/wiki/Tlalpan

64
Pedro Mártir y La Asunción; al sur, el barrio del Ajusco y al poniente, los del Calvario y la Trinidad.
En el centro se observa la iglesia de San Agustín, el Tecpan, la pila de San Juan y una cruz atrial
120
con la fecha de 1532... en el mapa se marcan los caminos, parajes y ciertos hechos históricos”
(Fig. 14).

Fig. 14. “1537. Cuahutli. Sin título”, imagen tomada del Archivo General de la Nación, Núm. Cat.
2289, Neg. 978/0935. Tierras. v. 2999. exp. 15.f.7. en: Atlas histórico de la ciudad de México,
1996: p. 215
Posteriormente ya con el desarrollo de la ciudad de México, diferentes
proyectos de infraestructura como el ferrocarril en 1866 (Fig. 15), empezaron a
construir vías de comunicación para conectar el centro de la Ciudad de México
con la zona sur del valle, ya que al parecer desde épocas muy tempranas tenía
relación con regiones como Morelos y Guerrero, así mismo se fueron asentando,
conforme los diferentes procesos de independencia, industrialización, la revolución
y centralización de la República Mexicana, diferentes industrias productivas, como
la del rancho Teochihuitl (Parque Fuentes Brotantes), la Escuela Militar de
Aspirantes, la fábrica La Fama y la Fábrica de Papel de Loreto y Peña Pobre, en
las inmediaciones de la zona arqueológica de Cuicuilco y Peña Pobre.

120
Lombardo de Ruiz, Sonia; et. al.; Atlas histórico de la ciudad de México, CONACULTA-INAH;
México, 1996: p. 214

65
Fig. 15. En esta imagen se muestra el área que cubre el Pedregal y sus áreas colindantes, plano
hecho para la construcción del ferrocarril de México, 1866. Magaña, Albino; et. al.; “Plano general
del Ferrocarril de México a Tlalpam”; en: Atlas histórico de la ciudad de México, 1996: p. 203
Gracias a estas mejoras en las vías de comunicación y al desarrollo cultural
del siglo XIX surge el interés nacional, internacional y de colecciones privadas
sobre la relación prehispánica de los pueblos indígenas asentados en esta área.
De este modo parten las primeras exploraciones al pueblo de Tlalpan en
montículos de sus alrededores y sobretodo buscando artefactos prehispánicos
como los descubiertos en las canteras de la región.

A la zona del pedregal colindante a San Agustín de las Cuevas se le conoce


para entonces como “El Pedregal de San Ángel” por los primeros exploradores
que recorren el territorio, los cuales tienen interés desde el siglo XIX en entender
el desarrollo histórico de la Cuenca de México, con relación a las culturas
“arcaicas” o pertenecientes a la época de ocupación. Parte del interés en esta
zona se debe a los hallazgos casuales por parte de los trabajadores de las
canteras de piedras, en la región cercana al montículo artificial llamado “San
Cuicuilco” (nombre dado por los habitantes en los alrededores) siendo éste un
elemento monumental que sobresalía de la lava del pedregal.

66
Para 1884 William H. Holmes hace mención de ejemplares cerámicos del
tipo “arcaico” en la zona, describiendo a esta cerámica como tosca y gruesa121,
misma que provenía de la cantera de Copilco. Posteriormente la señora Zelia
Nuttall, recupera debajo de la cantera de Coyoacán huesos humanos calcinados y
cerámica del mismo tipo que la recolectada por Holmes y empieza a hacer una
colección sobre artefactos de este estilo. Así mismo, Manuel Gamio emprende la
tarea de realizar una descripción formal sobre estos materiales y se empieza a
discutir sobre las “culturas arcaicas” o de “los cerros” gracias a las exploraciones
realizadas por diferentes arqueólogos en distintas regiones de la Ciudad de
México (como el Arbolillo, Zacatenco y Ticomán), donde se hallaron restos de
cerámica y construcciones que corresponderían en principio a una cultura anterior
a la mexica122.

Beyer Herman en 1917 publica un artículo sobre la antigüedad del Pedregal


de San Ángel, donde reporta sus observaciones. En la cantera de Copilco y en la
cueva “el Pájaro” (en Tlalpan) localiza una serie de tiestos pulidos, algunos vasos
con líneas grabadas y otros con la orilla pintada de blanc o o de rojo. Así mismo
menciona la existencia de ranchos y chozas en diferentes lugares donde hay
vegetación, ya que los habitantes en esta época aprovechaban la zona para
buscar leña, pastorear o cazar en los alrededores, de esta forma logra darle
relevancia a los vestigios encontrados para la realización de una investigación
más profunda y propone clasificar estos restos con los términos de “Época
pedregalense” y “Época postpedregalense” para su estudio 123, tomando en cuenta
que el marcador temporal de los eventos en el área está determinado por el manto
de lava.

121
William H. Holmes; “Antiquity of Man on the Site of the City of Mexico”, Transaction of the
Anthropological Society of Washington, Vol. III; U.S.A., 1885
122
Gamio, Manuel; “Las Excavaciones del pedregal de San Ángel y la cultura arcaica del Valle de
México”, American Anthropologist, vol.22, N° 2; Lancaster, U.S.A.; 1920: p. 127
123
Beyer, Herman; op. cit., 1917: pp. 4-13

67
Franz Boas en 1918 presenta el Álbum de Colecciones Arqueológicas y
Etnología Americana 124 , donde muestra la colección perteneciente a la cultura
“arcaica”, a partir de la clasificación, determinación cultural y espacial de los
fragmentos que colectó en diferentes puntos del Valle de México, proponiendo una
clasificación formal. De esta manera se empieza a especializar las investigaciones
sobre “la cultura arcaica del Valle de México” y a definir sus características
culturales-materiales, cronológica y estilísticamente. En el mismo año Byron
Cummings, con apoyo de la universidad de Arizona, la Secretaría de Educación y
la National Geographic Society of Washington plantea un proyecto de exploración
en lo que es llamado el cerro de “San Cuicuilco” (montículo artificial de Cuicuilco),
ya que a sus alrededores existía una gran cantidad de vestigios arqueológicos.

El Dr. Boas en una exposición de trabajos presentada en la sala de


conferencias del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología en México,
muestra la primer descripción formal de lo que se conoce como el tipo “arcaico” o
“de los cerros”. En esta primera colección se encuentran una serie de vasos muy
gruesos con decoración pintada en rojo o presentan grabados, estos tipos
cerámicos fueron encontrados en un principio en el Cerro de la Estrella, los Reyes,
el Peñón de los Baños, Zacatenco y Ticomán, lugares en donde se veía a cielo
abierto monumentos prehispánicos. Menciona el Dr. Gamio que “Los dibujos
grabados y las formas de los vasos tienen un carácter especial y tal vez en esta cultura hubo
desarrollo de tipos locales muy distinto de los que se encuentran en el periodo azteca. En todos los
sitios hay ruinas aztecas próximas y siempre se encuentran el tipo de cerro en la parte superior,
cuyo declive se confunde con la llanura, mientras que el tipo azteca se encuentra en montículos,
125
en el llano” . De esta forma empiezan a realizarse estudios formales en la región
por distintos proyectos arqueológicos que consideraban de importancia relevante
su estudio para entender el desarrollo de los primeros pobladores de la Cuenca de
México y gracias a estos hallazgos se le da la denominación de “Sub-
Pedregalense” a la civilización asentada en este sitio.

124
Gamio, Manuel y Boas, Franz; Álbum de colecciones arqueológicas y etnología Americana
(1883- 1960), INAH; México, 1960
125
Gamio, Manuel; op. cit., 1920: p. 129

68
Posteriormente se lleva a cabo una exploración en la cantera de Copilco y
asigna a Paul Siliceo Pauer, Abel Díaz Covarrubias y Bernardo Reina el estudio de
las osamentas obtenidas en una formación tronco cónica, que aparece en la
cantera de Copilco, ellos reportan que la osamenta pertenecen a un adulto de
treinta años de edad, con estatura de 1.65 metros del sexo masculino y de
complexión robusta126.

Piña Chan en 1966 publica la Guía Copilco-Cuicuilco y define lo que se


entenderá con los términos de “Arcaico Antiguo”, el cual englobaría a los
materiales obtenidos de el Arbolillo, Zacatenco I y Tlatilco, entendiendo a éstos
cronológicamente como pertenecientes a los años 1400 a.C. y 900 a.C., que
presentaban construcciones de muros de piedra y pisos de tierra; seguido del
periodo que denominó “Arcaico Medio”, correspondiente a las fases de Zacatenco
II-Copilco-Tlatilco entre los años 900 a.C. y 500 a.C.; a la última fase del arcaico lo
denomina “Arcaico Último” con el conjunto de Zacatenco III-Ticoman-Cuicuilco
situándolos entre los años 500 a.C. y 100 a.C. 127

Con todas estas exploraciones se llega a definir que el “Pedregal de San


Ángel” tiene una ocupación “arcaica” (Preclásica) por diversos americanistas como
Spinder, Tozzer, Nuttall, entre otros, gracias a la gran cantidad de tiestos y
esqueletos encontrados en esta zona de la Cuenca de México 128.

Gracias a las investigaciones arqueológicas posteriores de diferentes


arqueólogos como Román Piña Chan se llega a plantear que al comienzo del
Preclásico Inferior los grupos campesinos se asientan en los lugares elevados de
la Cuenca de México, ya que es una época con grandes precipitaciones pluviales
y en la que el lago presenta un nivel más alto, evitando las inundaciones de los
poblados y cultivos 129. Al parecer observa que se está buscando los suelos que
contenían arcillas permeables como las que existían en las terrazas aluviales y

126
Gamio, Manuel, op. cit., 1920: p.136
127
Piña Chan; Copilco-Cuicuilco, guía oficial del Instituto de Antropología e Historia,
Dirección de Monumentos Prehispánicos, INAH; México, 1966 (Archivo de la DRPMZA-INAH:
Cuicuilco, Distrito Federal R/311 (Z51-3) “00”/1 Bibliografía): s/n, Pág. 3
128
Gamio, Manuel; op. cit., 1920: p. 141
129
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 24

69
bancos de acarreo presentes en las faldas de las lomas y bancos de ríos; para
realizar la actividad agrícola, para lo cual probablemente se aclaraban las áreas
130
boscosas aledañas para convertirlas en campos de cultivo .

Por su parte Mari Carmen Serra Puche hace mención gracias a sus
investigaciones en el Ajusco, que originalmente en este periodo se observa una
densa ocupación en el paso del Ajusco rumbo Morelos la cual probablemente se
va expandiendo hacia el norte; varios sitios se asientan cerca de barrancas, ríos,
canteras y cerca de la ribera del lago 131.

Con las diferentes aportaciones de estos investigadores se dio pie a


desarrollar investigaciones intensivas en diferentes sectores en toda esta área, así
como en zonas aledañas que aportan datos importantes para entender la dinámica
cultural en la región.

130
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
131
Serra Puche, Mari Carmen; op. cit., 1997: p. 36

70
3.2.2 Exploraciones en el sector de “Cuicuilco A”

El primer arqueólogo que realiza una investigación en el “Pedregal de San


Ángel” es Byron Cummings (con ideas pertenecientes a las corrientes
historicistas), en la denominada área “A” (Fig. 16) en los años de 1923, 1924 y
1925, con el apoyo de la Secretaria de Educación, la Universidad de Arizona, y la
National Geographic Society of Washington. Desarrolla esta investigación por
mandato de Manuel Gamio (relacionado con las corrientes culturalistas
estadounidenses siendo alumno de Franz Boas), que en esa época fungía como
director de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Mexicana 132.

Fig. 16. Imagen tomada de Google Earth el 10 de octubre de 2009. Se muestra la estructura
circular y el llamado “Parque Ecoarqueológico” de Cuicuilco.
En la primera temporada el Dr. Cummings realiza un recorrido de superficie
en donde descubre un montículo de forma tronco-cónico, el cual es una estructura
que al parecer está cubierta de tierra, junto a ésta encuentra una terraza alrededor
132
Byron Cummings; “Cuicuilco and the Archaic Culture of Mexico”, The Scientific Monthly,
October, vol. 23; U.S.A., 1926: pp. 289-304

Nombre que aparece en la entrada del lugar.

71
de la mitad oriental que al parecer tenía pavimento de arcilla, también localiza un
altar de cantos rodados en la plataforma de piedra cuya parte más alta estaba a “ 1
1/13 m.(sic)” bajo la superficie y dos muros que se extendían hacia el oeste del

muro del Templo. Dentro de estos hallazgos se encontraban dos ídolos de barro
(Huehueteotl), así como fragmentos de cerámica y utensilios de piedra (Fig. 17) 133.

Fig. 17 Muestras cerámicas obtenidas por el Dr. Byron Cummings.

En la última plataforma sobre el talud este, que lleva al altar superior a 1.5
metros de la inclinación, se localizó un entierro fracturado, el cual presentaba
vestigios de muros de piedras, los cuales al parecer lo rodeaban o formaban

133
Byron Cummings; Relación de los trabajos hechos en Cuicuilco, San Fernando, Tlalpam,
D.F. del 30 de Abril de 1922 al 20 de enero de 1923, Archivo Técnico del Consejo de Arqueología
INAH, tomo XLI, N° 306; México, D.F.

72
paredes. Las dos piedras que formaban el eje longitudinal del entierro estaban
separadas a 1.15 metros y formaban las extremidades; en el extremo norte,
formando la amplitud del mismo, se encontraban separadas las otras dos piedras
a 64 centímetros y al sur presentaban una separación de 51 centímetros este
entierro descansaba sobre una capa pardo-rojiza en posición de cubito ventral. A
su costado derecho se reportó la presencia de cuatro pequeñas piezas de material
semejante a la piedra pómez moldeadas como flores de cuatro pétalos
toscamente trabajadas 134.

Jack T. Hughes, quien participó en dicha exhumación, menciona que al


parecer el cuerpo fue depositado cara abajo sobre el piso de la tumba, su cabeza
mira hacia el sur, aunque no se le hizo ningún estudio osteológico para determinar
su sexo, edad o estatura. Las 4 flores miden 2.54 centímetros de espesor y 6.35
centímetros de ancho aproximadamente, se encuentran esparcidas a pocos
intervalos en línea recta a lo largo del lado derecho del torso desde la escápula
hasta la pelvis (Fig. 18). Él cree que el material se identifica como calcáreo de
fondo de lago135.

Fig. 18. Entierro 1 localizado en Cuicuilco. Hughes (1956).

134
Anónimo; Informe de las excavaciones y exhumaciones de restos humanos en la pirámide
de Cuicuilco, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH, tomo XLI, N°
305-8; México, D.F., s/a: pp. 1-3, 2 croquis.
135
Jack T. Hughes, Panhandle-Plains Historical Museum; Canyon, Texas; March, 1955; “Stone
Crosses whit a Cuicuilco Burial”, American Antiquity, Vol. XXII; U.S.A., 1956: pp. 80-82

73
Dentro del proyecto dirigido por Cummings se realizaron excavaciones que
constaron de dos trincheras que atravesaban la estructura principal de norte a sur
y la otra de oriente a poniente. La finalidad de los trabajos era entender la
superficie de la estructura y realizar estudios estratigráficos sobre la cultura que
habitó el sitio 136 (Fig. 19).

Altar
superior

W E

Fig. 19. En estas imágenes, se muestra el corte de perfil (según datos de Cummings) del montículo
y su estructura constructiva.

En la segunda temporada, se reportó la existencia de filas de piedra de lava


colocadas en el barro sobre el pavimento rodeando a la estructura y se terminó de
despejar un cuerpo que estaba adosado al lado oriental del monumento en la
parte superior de la plataforma (altar superior). En esta temporada menciona que
solamente se encontraron algunos artefactos, fragmentos y figurillas de barro 137.

Al lado este de la fila de piedras encontró que éstas se interrumpían en una


138
espiral o tal vez base de alguna estructura anterior (Fig. 20). Asimismo reporta

136
Byron Cummings; op. cit., 1922-1923
137
Byron Cummings; op. cit., 1926
138
Byron Cummings; op. cit., 1926: p. 297

74
la existencia y materiales de construcción del altar superior, los cuales consistían
en cantos rodados adosados con lodo (Fig. 21).

Fig. 20. En esta imagen se muestra la


hilera de piedras que rodea el montículo Fig. 21. Altar superior descubierto por
y el espiral en su lado sur (tomada de Cummings; 1926: p. 299.
Cummings, 1926: p.293).

Posteriormente en 1939 y 1952, como parte de las actividades del INAH


para el proyecto Cuicuilco-Copilco Eduardo Noguera trabajó el sitio con el fin de
corroborar los datos de Cummings y realizar comparaciones con las
investigaciones del Dr. Vaillant en los sitios del Arbolillo y Zacatenco; así como la
reconstrucción del altar superior. Se realizaron cortes en el montículo y tres
túneles bajo la capa de lava, a una distancia considerable de la base del edificio 139,
donde fueron hallados varios entierros y la ahora denominada “La Kiva”, pequeña
estructura circular que muestra en su interior diseños en forma geométrica en
colores rojos y ocres (Fig. 22).

139
Noguera, Eduardo; Excavaciones en Cuicuilco, Archivo de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH, Tomo XLI, N° 309-12; México, D.F., 1939: (Manuscrito).

75
Fig. 22. Imagen de la Kiva como fue descubierta. Noguera; 1939.
En las excavaciones realizadas en el túnel N°2 descubre un esqueleto y
fragmentos de cerámica preclásica. Posteriormente excava al lado noroeste del
monumento, a pocos metros rumbo al norte de la rampa, localizando una
osamenta “en posición decúbito” (sic) y bajo de ésta fragmentos óseos de otro
individuo. La cerámica asociada fue muy escasa, concluyendo que probablemente
esta zona se destinó como panteón, ya que sigue descubriendo esqueletos
superpuestos. Al norte de esta misma excavación, a 1.52 metros se localizó el
esqueleto N°3 con mira al sur y extremidades al norte, se continuó explorando
rumbo al oeste del montículo en donde se halló el entierro N°4 a los 1.80 metros
de profundidad siguiendo la exploración para descubrir en total en esta cala 4
entierros, los cuales mostraban sus cráneos, igual que los anteriores, con vista al
sur140.

A 50 centímetros al oeste del esqueleto 4 y a 30 centímetros más abajo


localiza otro entierro (N°5) muy fragmentado, aunque presenta el cráneo completo
el cual miraba hacia el este, presentando deformación (al parecer debido a la
fuerte presión de la lava). Cerca de este entierro, rumbo al norte localiza dos
cráneos solamente (N°6 y 7), los cuales miran rumbo al sur. Al lado oeste de estos
últimos a 30 centímetros encuentra el octavo esqueleto en posición decúbito
dorsal y con vista hacia arriba, orientado norte-sur y mirando el cráneo hacia el
norte. Cerca de este último encuentra el entierro N°9 a 50 centímetros del anterior
rumbo al este, el cual se halló en posición flexionada probablemente con el fin de

140
Ibídem: pp. 1-5

76
obtener más espacio para entierros subsecuentes, ya que a 25 centímetros rumbo
al oeste localiza el N°10 141.

De la misma forma en cada túnel de exploración que realizó, reportó los


siguientes datos;

Túnel 1142:
 Ollas con cuellos vagos y de suave inclinación, algunos llevan corta moldura o
ranura de color rojo y en ocasiones están provistos de asas y de soportes
cónicos huecos y con dos perforaciones. Otras de barro rojo pulido y de barro
más fino y delgado. Algunas ollas no presentan el cuello vago como las
anteriores.
 Abajo de este hallazgo encuentra cajetes cilíndricos con fondo anaranjado y
otras figurando gajos de frutas.
 Cerámica negra en forma de cajetes de paredes verticales y fondo inclinado,
platos con borde muy corto y banda roja en su borde, algunas veces provistos
de acanaladuras circulares.
 En la cerámica rojiza hallada se muestra la presencia de cuellos cortos,
siluetas compuestas o sencillas y algunas bien pulidas. Estos cuellos son
algunas veces muy cortos y anchos con moldura muy gruesa y vasta.
 Cerámica con decoración pintada en blanco en bandas o en cuadros, cajetes
de cuerpo cilíndrico, fondo inclinado y con acanaladuras en su borde.
 Los soportes son alargados en sus extremidades inferiores como en la
cerámica amarillenta.
 Orejeras sólidas de barro negro o café.
 Cerámica café: Ollas de cuello alto y vertical y cajetes de silueta compuesta,
con soporte semiesférico, compuestos y cónicos.
 Figurillas de animales, obsidiana gris o blanca (quizá sílex) y escasos
fragmentos de amarilla o verdusca.

141
Ibídem: pp. 5-7
142
Ibídem: pp. 17-19

77
Túnel 2143:

En este túnel localiza tipos similares que en el túnel anterior; cerámica


blanca y roja (decoración blanco/rojo) con cuellos de ollas verticales y cerámica
negra en forma de cajetes. Posteriormente explora el altar superior y descubre que
existe una superposición de diferentes dimensiones, respecto a éste altar, el cual
yacía sobre un monumento en forma de herradura que presentaba un apisonado
de arcillas rojas (Fig. 23) 144.

Fig. 23. Plano del altar superior inferior, Noguera; op. cit., 1939.
A. L. Kroeber en 1965 identifica el tipo de rocas que conforman la estructura,
determinando que son de andesita “pre-pedregalense” (proveniente de la erupción
anterior al Xictle). Asimismo hace mención de entierros que Cummings no había
reportado, diciendo que en lo que fue la excavación C, a 2 centímetros bajo los 30
metros al sur de la B, descubre un cráneo junto a una olla (de 1 a 5 centímetros de
espesor), asociados a estos restos estaban varios fragmentos de piezas
cruciformes de material calcáreo. También revisa la colección cerámica
recolectada determinando su similitud con la que aparece en Ticomán 145.

143
ibídem: p. 19
144
Noguera, Eduardo; “Excavaciones en Cuicuilco”, Vigésimo congreso internacional de
americanistas, actas de la primera sesión, celebrada en la ciudad de México en 1939, tomo II,
INAH-SEP; México, 1939: p. 214
145
Kroeber, A.L. and Robert H. Lowie; “Archaic Culture Horizons in the Valley of Mexico”,
American Archaeology and Ethnology, Vol. XVII, 1920-1926, University of California Press,
Berkeley, California, Kraus Reprint Corporation; New York, U.S.A., 1965: pp. 400-401

78
Ignacio Marquina al analizar los datos de excavación en el monumento,
determina que el núcleo de éste es realizado por piedra unida con barro. Algunas
de las piedras que circundan el montículo formaban parte de la estructura.
Considera que los altares deben haber sido construidos de barro, que debieron ser
colocados muy húmedos, fuertemente comprimidos y sobre los cuales se colocó
un finísimo polvo rojo de color cinabrio. En algunos altares inferiores se apreciaba
un piso de barro amarillento mezclado con toba, ya que se veía una capa de
ceniza volcánica cubierta todavía por un nuevo relleno de barro amarillo 146.

En 1967 la arqueóloga Florencia Müller explora una pequeña plataforma


localizada al sureste del montículo principal (Fig. 24), se liberó esta plataforma de
12 metros de largo, la cual presentaba una “escalera-rampa” de 9.14 metros. En
este sitio se encontraba una ofrenda (Fig. 25) que consistía de un fragmento de
escudilla hemisférica color rojo amarillo mate relacionado con la fase Teotihuacán
II, una mano de “tequiche” (sic) de tezontle gris de 10 x 6 centímetros, un
machacador de piedra de río de 11 x 7 centímetros, una bola de piedra de 6
centímetros de diámetro y una aguja de hueso con agujero. Abajo de ésta,
regados en semicírculos descubrió 57 cuentas cubiertas de tierra gris calcinada,
éstas eran de jadeíta, serpentina y piedra verde pulida.

Además asociado a éstas se localizaban dos figurillas de serpentina de 18 x


5 centímetros una de ellas era del sexo femenino la cual presentaba una capa
corta que cubría los brazos como un “Quexquem” (sic) o Quexquémitl (esta es una
prenda romboide que cubre el torso de las mujeres indígenas con ricos bordados),
y una falda recta y larga hasta los tobillos (“Vhinquete” <sic>). La otra figurilla
representaba a un varón sentado desnudo con un sombrero de ala ancha y de
copa tubular, en una mano llevaba un bastón corto. La figurilla del sexo masculino
yacía boca abajo y en sus piernas se veía las huellas de caliche (término dado a

146
Marquina, Ignacio; Arquitectura prehispánica; Memorias del Instituto Nacional de
Antropología e Historia I, INAH-SEP; México, 1951: pp. 52-53

79
los depósitos endurecidos de carbonato de calcio). La mujer estaba boca arriba
cubierta completamente por la tierra gris 147.

Fig. 24. Estructura E-1 explorada por la arqueóloga Florencia Müller; imagen tomada del archivo
personal de Alejandro Sánchez Torres, 2009.

Fig. 25. Ofrenda “Teotihuacana” encontrada en la estructura E1 en Cuicuilco A. Müller; 1990.

De este modo los autores que estuvieron explorando esta área coinciden
que Cuicuilco pertenece a las llamadas culturas de los cerros, que para ese

147
Müller, Florencia; Figurillas teotihuacanas en Cuicuilco, D.F., Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, archivo personal de Florencia Müller; México,
D.F., octubre 30, 1973: (manuscrito).

80
entonces ya eran propiamente nombradas como culturas Preclásicas de la
Cuenca de México y, al analizar los vestigios arqueológicos en contexto, coinciden
en que Cuicuilco pertenece al periodo anterior a la erupción del Xictle siendo
contemporáneo de la cultura Teotihuacana.

3.2.3 Exploraciones en el Sector “Peña Pobre”

La última temporada de campo del proyecto Unidades Habitacionales


Cuicuilco 87, dirigidas por el arqueólogo Manuel Gándara en el sitio denominado
“Peña Pobre”, se enfocó en entender la relación que tiene este lugar en tanto los
vestigios arqueológicos presentes (un montículo semicircular conocido como
“Pirámide de Peña Pobre”) cerca de los terrenos del sector “Cuicuilco A”. Éste
sector está localizado en la esquina que se forma por Avenida de los Insurgentes
Sur y Avenida de San Fernando en la Delegación Política de Tlalpan (Fig. 26).

Fig. 26. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre de 2009. En esta imagen en un círculo
se muestra el complejo llamado “Peña Pobre”.
Hacia la parte oeste se observaron tres grandes terrazas prehispánicas,
sobre las que se edificaron en el siglo XX las habitaciones para obreros de la
fábrica de papel de “Peña Pobre”. El objetivo en esta temporada era localizar

81
cualquier tipo de elemento inmueble que permitiera extender la poligonal del sitio
hacia áreas no protegidas por el INAH 148.

Parte de las actividades consistieron en la elaboración de 12 pozos


estratigráficos y una trinchera; estas unidades de excavación dejaron al
descubierto un piso compuesto de gravas, piedras angulares y cantos rodados,
delimitado por una alineación de rocas en dirección norte-sur y un alineamiento a
manera de escalón sobre el talud de la estructura. Se concluye que el montículo
tenía una superficie, de suelo original, sobre la que se planta el asentamiento
prehispánico presentando una serie de modificaciones y anexos para la
construcción del mismo y de las terrazas circundantes; posteriormente menciona
que al construir el complejo habitacional de la fábrica se aprovecha el sistema de
terrazas prehispánicas presentes.

Con los datos obtenidos durante el proyecto el arqueólogo Gándara


propone que Peña Pobre formaba parte del complejo arquitectónico de “Cuicuilco
A” y que la continuidad de construcción fue destruida por la edificación de la
fábrica de papel149 (ver Fig. 27).

M
Mooonnntttíícíccuuulllooodddeee
M
PPPeeeñññaaaPPPooobbbrrreee...

M
Mooonnntttíícíccuuulllooodddeee
M
C
Cuuuiiciccuuuiililclccooo...
C

Fig. 27. Foto Aérea de 1945, Tlalpan, D.F. INEGI. En este detalle se muestra el montículo Peña
Pobre y Cuicuilco como se apreciaba en 1945 en terrenos de la Fábrica de Papel Loreto y Peña
Pobre.

148
Linares Villanueva, Eliseo; Prospección geofísica y química: aplicación para ubicar áreas
óptimas de excavación arqueológica. El caso Cuicuilco, Tesis de Licenciatura en Arqueología,
edita el autor, ENAH- INAH; México, D.F., 1989
149
Gándara, Manuel; Informe Proyecto Cuicuilco/87. Archivo de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH, Vol. 8-42; México, D.F., 1987

82
Entre los años de 1990 a 1991, siendo responsable de campo el P.A.
Ernesto Rodríguez Sánchez, localiza siete entierros prehispánicos en las unidades
de exploración S, T, Y y V en los límites de una plataforma que circundaba el
150
montículo de Peña Pobre . Se determinó que cinco de estos entierros
correspondían al horizonte Preclásico Superior y los otros dos al “Postclásico
asociados a cerámica tipo Coyotlatelco” <sic> (actualmente este tipo cerámico
está relacionado a la época denominada como Epiclásico).

Para el 2005-2006 el arqueólogo Mario Pérez Campa, Noemí Soriano Piña


y Camila Pascal García, supervisan las obras a realizar en el predio denominado
“Plaza Inbursa”, proyecto que pretende ver la probable afectación que tendría la
construcción de este parque comercial sobre vestigios arqueológicos relacionados
a la cultura denominada Cuicuilco.

El centro comercial antes mencionado, colinda con el sector Peña Pobre y


con el sector “Cuicuilco A” y “B”. En este predio se realizaron diferentes pozos de
sondeo sin descubrir nada, por lo tanto se dio el visto bueno para continuar con el
proyecto, declarando Pérez Campa que la Fábrica de Papel de Loreto y Peña
Pobre es responsable de la desaparición de los vestigios arqueológicos y por lo
tanto no ve inconveniente en continuar la construcción, ya que no encuentra
vestigio alguno por excavación 151.

Asimismo logra observar, en el lugar donde se restableció la chimenea de la


fábrica, que hay presencia de riolitas, basaltos y andesitas sobre suelo arcilloso de
color amarillento 152. La presencia de estos elementos, reafirma las observaciones
realizadas por la arqueóloga Müller, en relación al río que cruzaba los s ectores
correspondientes a “Cuicuilco A” y “B”.

150
Rodríguez Sánchez, Ernesto A. y Peña Gómez Rosa María; “Entierros Prehispánicos en
Cuicuilco C, Tlalpan D.F.”, Boletín de la Subdirección de Salvamento Arqueológico, INAH-SEP-
CNCA, año 1, Número 1; México, 1993.
151
Pérez Campa, Mario; et. al.; Informe preliminar de los trabajos arqueológicos realizados en
plaza Inbursa, del proyecto arqueológico Cuicuilco 2005, Octubre-Diciembre 2005; Archivo
Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología-INAH, N° 8-432; México, D.F., 2005
152
Pérez Campa, Mario; et. al.; Informe final de los trabajos arqueológicos realizados en plaza
Inbursa, Cuicuilco, Octubre 2005-Febrero 2006, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología-INAH, N° 8-450; México, D.F., 2006

83
A pocos metros de este montículo se encuentra el manantial que lleva el
mismo nombre, éste produce agua constantemente limpia y pura canalizándose
en dos direcciones, una hacia el uso en instalaciones de los locales a su alrededor
del parque ecológico de Peña Pobre y el otro desagüe con rumbo desconocido.
Según investigaciones de Legorreta determina, por el tipo de caída que presenta,
que éste se unía al antiguo río Tlalpan y San Buenaventura 153.

3.2.4 Exploraciones en el sector de “Cuicuilco B”

Entre el 28 de mayo y el 8 de julio de 1957, la National Geographic Society


y la Universidad de California, financian la investigación a cargo de Heizer, R. F. y
Bennyhoff, junto con A. B. Elasasser, René Millon, R. J. Squier y Eduardo
Contreras 154 , para aplicar sus conocimientos sobre la corriente denominada
“Nueva Arqueología”, siendo ésta la continuación del proyecto realizado por
Cummings, pero en esta ocasión hacia la zona que nombrarán como “Cuicuilco B”
(Fig. 28).

Fig. 28. Imagen tomada


de Google Earth el 10 de
Octubre de 2009. En esta
imagen se muestra el
complejo llamado
“Cuicuilco B” en donde fue
hallado el edificio Heizer,
marcado con el círculo.

153
Legorreta, Jorge y Legoreta Christian; Ríos, lagos y manantiales del valle de México, UAM-
Xochimilco; México, D.F., 2009: p. 328
154
Heizer, R.F. and J.A. Bennyhoff; “Archaeological investigation of Cuicuilco, Valley of México,
1957”, Science, 31 January, vol. 127, N° 3292, American Association for Advancement of Science;
U.S.A., 1958: p. 232

84
El proyecto se realizó dentro del área en donde operaba una cantera en el
lado oeste de la avenida de los Insurgentes separado por la misma del sector
“Cuicuilco A”, mencionan que, en cada caso respectivamente, el piso de lava no
cubrió completamente la cima de los montículos que estaban expuestos. El primer
montículo que exploran (montículo Heizer, Fig. 29) presenta una serie de terrazas
con caras redondeadas similar al montículo de “Cuicuilco A”. El investigador
señala la existencia de una plataforma de arcilla, probablemente oval, que
asciende a 7 metros sobre la base en una serie de curvas taraceadas. La
estructura descansa sobre un montículo de arcilla 155.

Fig. 29. Imagen actual del montículo Heizer, tomada en Octubre del 2010; archivo personal.

Anexo al mismo, localiza el que denominó montículo II, el cual presenta una
plataforma cuadrada que mide 14.63 metros (48 pies). La plataforma original está
alargada y revestida por bloques de granito bajo un rasgo decorativo 156 . Se
preparó una trinchera de excavación y localizaron al parecer cantos rodados sobre
los 0.91 metros (3 pies) de espesor cubriendo el otro lado del montículo cónico.
En el interior de la estructura se observó una oquedad rectangular cuyo lado está

155
ídem.
156
ídem.

85
alineado con basaltos redondeados en forma de cuenco de arcilla circular, en
donde existían dos entierros con alineamientos de piedras rodeándolos, asociados
con un largo número de distinto objetos cruciformes registrados temprano por
Kroeber en 1965, al parecer determinan que éstos se moldean a mano pinchado
cuatro o seis puntas.

En la cima de cada montículo se observó una mezcla de fragmentos


cerámicos del tipo azteca y preclásico, asociándolos a la fase Ticomán III y
Teotihuacán I. Entre los objetos cerámicos recuperados se incluyen ollas y
cuencos de color marrón, rojizo, café o café negruzco. También menciona que los
mangos son comunes pero las ollas tienen el cuello largo asociados a pequeños
cuencos pulidos al interior y al exterior de la superficie y son de silueta compuesta.
Entre estos tipos se localiza el rojo sobre amarillo, el gris blanco, policromos, rojo
sobre café, negro, amarillos, anaranjados e incisos, cuneiformes, impresos,
acanalados o con muescas. También halla una serie de soportes trípodes,
globulares, doble globular, mamiformes, globulares con cúspide, cónicos, garra y
con forma de piernas naturalistas, comparándolas con las obtenidas en Ticomán y
Gualupita157. En este proyecto se obtuvieron muestras de carbón para aplicar la
técnica de datación por Carbono 14, mismas que aportaron una de las primeras
cronologías para esta cultura.

Como resultado de esta investigación se entenderá, a partir de esta zona, la


prehistoria del Valle de México y Mesoamérica en general destacando la fase pre-
cerámica (¿?- 2100 a.C.), la fase denominada Preclásico inferior (2100- 1000 a.C.)
o llamada también fase “Tlalpan”, representada por cerámica de formas simples y
sin decoración; seguida de la fase denominada “Preclásico medio (1000-600 a.C.)”,
representado por cerámicas del tipo negro sobre blanco y figurillas del tipo O y K;
terminando así con la fase Preclásico final (600-200 a.C.), representada por
cerámica rojo sobre amarillo y figurillas del tipo E y H. Asimismo se reporta la
presencia de cerámica posclásica158.

157
ídem.
158
Heizer, Robert F. & Jemes A. Bennyhoff; “Archeological Excavations at Cuicuilco, Mexico, 1957”,
The National Geographic Society; U.S.A., 1958: pp. 93- 104 (Sobretiro).

86
Posteriormente con motivo de los Juegos Olímpicos en México en 1968 se
construye “La Villa Olímpica” en terrenos de esta demarcación, por lo que se
realizan trabajos de exploración bajo la dirección del Arqueólogo Roberto Gallegos
y el Antropólogo Físico Roberto Jiménez Ovando. La maestra Florencia Müller
proyecta dos trincheras, mismas que logran exponer una estructura, de la cual se
excavó el lado sur y el lado este, donde se hallaron aproximadamente 400
formaciones conocidas como “troncocónicas” con algunos entierros en su
interior 159.

Resultado de esta inspección llevada a cabo entre octubre de 1967 y


febrero de 1968, siendo parte del proyecto de Salvamento Arqueológico del INAH
para atender la zona de “Cuicuilco B”, la maestra Florencia Müller, quien
pertenece a las corrientes positivistas –debido a su interés en las secuencias
tipológicas cerámicas-, aporta como resultado de sus investigaciones la cronología
de la cerámica de “Cuicuilco B” y el plano reconstructivo de este sector (Fig. 30).

Mon tícul o
III Heize r
VII

V
IV
VIII

VI
A-I

II

Fig. 30 Plano de “Cuicuilco B” y sus elementos explorados, con base en Müller, 1990.

159
Jiménez Ovando, Roberto; Informe del trabajo de campo realizado en la zona de Cuicuilco,
Villa Olímpica del 25-V-67 al 26-VII-68, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH; México, D.F., 1968: (Manuscrito).

87
Müller indica en su reporte que al parecer Cuicuilco estaba situado en el
delta de un río que desembocaba en un lago, la matriz sobre la que se asentó el
sitio provenía de dos erupciones siendo la más antigua del tipo andesítico
(proveniente de la formación Ajusco), misma que se puede observar en la
geología del cerro del Zacatepetl y Zacayuca, este material fue usado para edificar
los monumentos junto con cantos rodados; la capa de lava inmediata estaba
constituida de material expulsado por el volcán Xictle160.

A raíz de este proyecto se determinó el carácter ceremonial y cívico de los


monumentos en el área. La plataforma norte de la Estructura II es de forma
rectangular de poca altura con 83 metros de largo (este-oeste) y 25 metros de
ancho (norte-sur), del lado poniente se localizó la Estructura “A” un cuerpo de 13 x
8 metros con una altura de 2 metros en su parte oeste y de 1.5 metros por el lado
este, además en este sector, a un metro de distancia, se reveló la existencia de
una barda rectangular extendiéndose a 10 metros y conectándose con la que
denominaron casa “B” con dimensiones de 5 x 5 metros que al parecer tenía una
entrada al oriente, ésta presentaba una capa gruesa de barro pulido y un fogón
circular de 2 x 1.8 metros con una saliente de 0.60 x 0.40 metros al oriente161.

La exploración en la plataforma arriba mencionada reveló en su extremo


oriente dos casas sobrepuestas, las cuales presentaban dos bardas paralelas en
su extremo sur y este, mismas que sugieren callejones, una de ellas medía 5 x 4.5
metros presentando una entrada en su parte oriental. Al interior se observaba una
hilera de huellas de postes probablemente para sostener un techo de dos aguas,
sobre un apisonado de barro pulido. La otra casa estaba sobre una pequeña
plataforma rectangular de 16 x 13 metros aproximadamente, con una altura de 1.5
metros en su parte oeste y de 2 metros al este sobre una planta rectangular y se
encontraba dividida en dos aposentos con entrada al norte que igual que las
anteriores tenia apisonado 162.

160
Müller, Florencia; La arquitectura civil de Cuicuilco D.F., Archivo personal de Florencia Müller,
Vol. 1, 36-12, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH; México, s/f.
161
ídem.
162
ídem.

88
Dentro de éstas se localizó una depresión circular de 0.70 metros de
diámetro que sirvió para el descanso de una olla, en el cuarto exterior en la
esquina suroeste había una pared de poca altura de forma curva que podría
pertenecer a un granero. Al parecer estas casas tenían techos planos de terrado y
alrededor de la misma se detectó la presencia de cinco formaciones tronco-
cónicas en la parte sur debajo del tepetate (tres de ellos estaban conectadas),
sugiere Müller que tal vez sirvieron para guardar alimentos y entierros163.

Dentro de los descubrimientos se logró hallar braseros con la efigie de los


dioses Huehueteotl y de Cocijo. También reportó la extracción de figurillas que
representaban viejitos con barba, guerreros, músicos, jugadores de pelota,
mujeres cargando niños o moliendo en metate, así como artefactos de jadeíta,
serpentina y concha de procedencia marina. Dentro de las observaciones que
hace Müller a estos hallazgos, menciona la probable relación que tienen con las
regiones de Tlapacoya, Gualupita, Morelos, Monte Albán (en su fase II) y lugares
costeros 164.

Con la colección cerámica recuperada se establecieron diferentes etapas


de ocupación. Así Müller determina los siguientes horizontes cerámicos 165:

1°Horizonte Preclásico Medio, fase Cuicuilco 1 (Zacatenco A, 1000-800 a.C.) al


cual le corresponde el grupo de cerámica café rojizo, entre la que destacaban
principalmente los platos, cajetes trípodes y ollas; el grupo negro grueso entre los
que resalta una olla zoomorfa estilo Monte Albán I realista; también incluye las
cerámicas grises y cremas tendiendo al blanco, con las típicas características
preclásicas (acabados burdos y gruesos); así como el grupo rojo pulido y algunas
muestras bicromas <sic> (Ilustración 1).

2°Horizonte Preclásico Medio fase Cuicuilco 2 (Zacatenco B, 800-600 a.C.)


destacando el grupo rojizo bayo que incluye platos, cajetes, vasos, tecomates y
algunos con representaciones fitomorfas (guajes); el grupo negro grueso, con

163
ibídem.
164
ibídem.
165
Müller, Florencia; La cerámica de Cuicuilco B: un rescate arqueológico, INAH; México, D.F.,
1990

89
cajetes trípodes, cazuelas y tecomates; grupo negro delgado, con platos
zoomorfos, cajetes, vasos y tecomates; grupo gris (platos y ollas principalmente),
grupo rojo integrado por platos, cazuelas, cajetes compuestos y trípodes, y
tecomates; el grupo rojo/blanco mate representado por cazuelas, cajetes con
paredes convergentes-divergentes y compuestos; grupo trícromo <sic> (platos,
ollas y botellón); grupo blanco (plato y cazuelas principalmente); así como
cerámica intrusiva y de diferentes tipos (Ilustración 2-5).

3°Horizonte Preclásico Superior, fase Cuicuilco 3 (Ticomán I, 600-500 a.C.) en


donde está incluido el grupo de cerámica café rojizo-bayo integrado por cazuelas
de borde reforzado, tecomates, cajetes trípodes, entre otros; el grupo café
negruzco (tecomates, cazuelas, cajetes de silueta compuesta, trípodes y platos);
grupo rojo (platos, cazuela, cajetes de paredes rectas, trípodes y ollas); grupo
blanco (cajete trípode, ollas y tecomates); y el grupo amarillo-rojo (cazuelas,
cajetes de paredes compuestas, trípodes y tecomates) (Ilustración 6-7).

4°Horizonte Preclásico Superior, fase Cuicuilco 4 (Ticomán II, 500-400 a.C.)


integrado por los grupos: Café rojizo (plato-tapa, cajetes hemisféricos, cazuelas,
cajetes de paredes compuestas, platos trípode, olla y tecomates); negruzco
(cazuelas, platos trípodes y ollas); rojo (platos de silueta simple y compuesta,
cajetes trípodes, tecomates, algunos mangos de cucharón y de sonajas); blanco
(tapa plato y plato trípode) y el que denominó como varios (que incluye cerámica
de cocción controlada, intrusiva y blanco granulado negro/blanco) (Ilustración 8-9).

5°Horizonte Preclásico Superior, fase Cuicuilco 5 (Ticomán III, 400-200 a.C.) con
los grupos: alisado sin engobe (representado por braseros y un mango de
cuchara), café rojizo-bayo (con cerámicas alisadas, tapa platos de brasero y
charolitas) café rojizo-bayo pulido (plato hemisférico, cajetes con reborde mediano,
de silueta compuesta, plato trípode, ollas con diferentes tipos de cuellos,
tecomates y copas bícromas <sic>), café negruzco pulido (cajetes hemisféricos,
cazuelas, platos trípodes y braseros copa), rojo (plato trípode, ollas, copa de
soporte anular, braseros y ollas), varios (destacando un plato cuadrangular trípode
alisado y un brasero zoomorfo) y por último el grupo grueso (representado por un

90
disco, cerámica intrusiva blanca granulada y un plato trípode) (Ilustraciones de la
10-11).

Ilustración 13. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

91
Ilustración 14. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

92
Ilustración 15. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

93
Ilustración 16. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

94
Ilustración 17. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

95
Ilustración 18. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990

96
Ilustración 19. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

97
Ilustración 20. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

98
Ilustración 21. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

99
Ilustración 22. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.

100
Ilustración 23. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
La maestra Florencia Müller describe la cronología cerámica y corrobora las
hipótesis de Piña Chan con respecto a la transición de sociedades cazadoras
recolectoras en contacto con sedentarias; en relación a estos sitios determina que
pertenecen a las tres fases del preclásico superior relacionados con Zacatenco y
Ticomán, notando la existencia para la última etapa de ocupación de una relación
con material del tipo Monte Albán y Chupícuaro, así como el contacto con
Teotihuacán; esto gracias a sus descripciones sobre el material cerámico 166.

166
Müller, Florencia; op. cit., 1990

101
3.2.5 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco C”

A causa de la construcción del complejo administrativo Elektra, ubicado en


la intersección de la Avenida de los Insurgentes Sur y la Calle Camino a Santa
Teresa (Fig. 31) al lado del sector “Cuicuilco B”, se realizó un rescate arqueológico
en 1991 por parte de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH en el
área que denominaron “Cuicuilco C”, bajo la coordinación del arqueólogo Ernesto
Rodríguez Sánchez que pertenece a la serie de arqueólogos dedicados a la labor
de salvamentos arqueológicos en México; con la colaboración de alumnos de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Fig. 31. En esta imagen se muestra la exploración en la zona denominada “Cuicuilco C”, con
delineado de las evidencias constructivas reportadas, (archivo fotográfico de la subdirección de
salvamento arqueológico, INAH).
Menciona el arqueólogo antes citado que la zona se encontraba en una
loma por lo cual no fue posible recabar mucha información, ya que la corriente
pluvial ocasionó destrucción y remoción estratigráfica de materiales arqueológicos;
pero logra concluir con los pocos datos obtenidos su desarrollo, señalando que el
asentamiento tuvo tres momentos de ocupación 167.

167
Rodríguez Sánchez, Ernesto y Roberto Ponce; Cuicuilco "C": Un rescate arqueológico en el
sur de la Ciudad de México, Tesis de Licenciatura en Arqueología, ENAH-INAH; México, D.F.,
1994

102
El primer asentamiento correspondía a una zona habitacional en relación a
la fase Ticomán en un sitio que presenta una gran plaza, el cual contaba con dos
apisonados que sugieren dos momentos de ocupación. Sobre el piso más reciente
se detectó evidencia de una gran plataforma elipsoidal. Finalmente para el último
momento de ocupación se registró evidencia de una gran plataforma parecida a la
anterior, en donde se observó una banqueta que rodeaba a una estructura circular
con tres momentos constructivos 168 (Fig. 32).

Fig. 32 Plano de los trabajos realizados en el área “Cuicuilco C”. Rodríguez, 1994.
Este terreno tenía la particularidad de no haber sido afectado por las
emisiones de lava provenientes del volcán Xictle, al parecer este flujo se detuvo en
un punto cercano a la calle Camino a Santa Teresa, rodeándolo y sepultando la
169
zona aledaña (Villa Olímpica) siendo éste por lo tanto una loma . Las
excavaciones realizadas expusieron la presencia de un recinto circular de 25
metros de diámetro, que presentaba dos accesos y un núcleo formado con

168
ídem.
169
De la Torre M. Manuel; et. al.; “Cuicuilco C: Historia de un rescate o rescate de una historia”,
Enfoques Investigaciones y obras; Subdirección de Salvamento Arqueológico-INAH; México,
1993: p. 14

103
materiales basálticos andesítico (material proveniente de la formación Ajusco, ver
capítulo medio ambiente), rodeado por una amplia “banqueta” de casi cuatro
metros de ancho 170 . En dicha exploración se logra hallar 7 entierros en las
unidades S, T, U y W; uno se encontraba en posición decúbito lateral izquierdo
con una orientación general de este a oeste en la unidad T, dos más flexionados
decúbito lateral derecho, pero el que se hallaba en la unidad V presentaba una
orientación de este-oeste con cara al norte, el otro se encontraba en los límites de
la unidad Y con dirección norte-sur con cara al norte; el cuarto entierro se
encontraba en la unidad Y en posición sedente orientado al este y finalmente se
localizaron 2 cráneos aislados de su osamenta en los límites de la unidad U 171.

Durante el mismo año se realiza la denuncia correspondiente al año 1991,


por parte de la misma dirección y a cargo de los investigadores antes citados;
explorando la cancha de tenis del deportivo Villa Olímpica, en donde con motivo
de techar la misma se realizaron ocho pozos para su cimiento.

Solamente dos pozos presentaron material arqueológico relevante, incluso


en uno de ellos se observó la esquina de una estructura con varios pisos de
ocupación, otro se mostraba quemado y cuya arcilla presentaba la impresión de
un petate, también se localizaron hoyos de poste y materiales arqueológicos, que
al ser analizados se supo que pertenecían al periodo Formativo, predominando
vestigios del Formativo Medio por lo que se concluyó que el contexto excavado ahí
era del mismo periodo que lo trabajado en “Cuicuilco C” 172 que se encuentra a
pocos metros de este hallazgo.

Durante la investigación se pudo determinar que la cerámica obtenida en


este sector, tanto la domestica como las figurillas, pertenecen al horizonte
Formativo Medio y Superior (ver Ilustración 12) anteriormente reportados por las
investigaciones de Müller, correspondientes al tipo cerámico Zacatenco, Ticomán
y Cuicuilco, correspondientes al periodo comprendido entre el 600 a.C. al 0

170
Ibídem: p. 17
171
Rodríguez Sánchez, Ernesto; “Cuicuilco “C”: Aportes sobre aspectos urbano-arquitectónico en
el Formativo de la Cuenca de México”, Apropósito del Formativo, Subdirección de Salvamento
Arqueológico-INAH; México, D.F., 1993: p. 55
172
Rodríguez Sánchez, Ernesto y Roberto Ponce; op. cit., 1994: Conclusiones.

104
aproximadamente hallados en los niveles superiores de dicho terreno y, en los
niveles más profundos, solo se observó material lítico (sílex, obsidiana gris y
calcedonias principalmente) 173.

Ilustración 24. Muestra cerámica de Figurillas, con base en Rodríguez, 1994.

Alejandra Badillo Sánchez al analizar diferentes muestras cerámicas


obtenidas en este rescate (tecomates, cajetes, sahumadores, ánforas, fragmentos
de cucharas y platos) determina a través de exámenes mineralógicos, tres zonas
probables de dónde se pudieron haber obtenido las arcillas durante las fases
correspondientes al periodo Preclásico. En general estas arcillas se obtuvieron del
área comprendida entre las zonas de planicies aluviales presentes entre pie de
monte y la planicie lacustre (Fig. 33). El sector que denominó como “Región 1” se
encuentra en la parte oeste delimitada por la Sierra de las Cruces, la “Región 2”
lindera del Ajusco y, al sur y sureste determina la “Región 3” que limitaba con la
Sierra del Chichinautzin y la porción sur de la Sierra Nevada. En total las regiones
de explotación de recursos abarcaban aproximadamente de 20 a 30 kilómetros
hacia el norte y de 35 a 40 kilómetros hacia el este de Cuicuilco,
aproximadamente 174.

173
De la Torre M. Manuel; et. al.; op. cit., 1993: pp. 21-22
174
Badillo Sánchez, Alejandra; Discurso de fragmentos: geoarqueología, arqueometría y
arqueología cuantitativa aplicada al entendimiento de la conducta en la práctica de la
alfarería; el caso de cerámica del preclásico de Cuicuilco “C”, tesis para obtener el título de
licenciado en Arqueología, ENAH-INAH; México, D.F., 2005: p. 148-162

105
Fig. 33. En esta imagen se muestran
las “Regiones” de extracción de
arcillas; tomada de Badillo, 2005.

3.2.6 Exploraciones en el Sector “Bosque de Tlalpan”

El Parque Nacional Bosque del Pedregal, mejor conocido como “bosque de


Tlalpan”, es uno de los pocos pulmones con los que se cuenta en la ciudad de
México; se ubica al sur de la ciudad dentro de los límites de la delegación de
Tlalpan, ya muy cerca de la frontera con la delegación Coyoacán (Fig. 34).

Fig. 34. Parque Nacional bosque del Pedregal, imagen tomada de Google Earth, Junio 2010.

Es uno de los pocos “Viveros de Tefras” (ver capítulo de medio ambiente)


producidos por la erupción del volcán Ajusco, el cual presenta una gran capa de
pómez (elemento mineral que lo enriquece y propicia la sustentabilidad vegetal)
manteniendo un sin número de especies como pinos, encinos, sauces, plantas

106
como la salvia divinorum, palo loco, diferentes tipos de hongos (de la familia
psilocybe mexicana, amanita muscaria, zetas, etcétera), así como comunidades
de Tlacuaches, ardillas, caballos, diferentes tipos de aves y en algún tiempo
albergó un zoológico en donde se podía apreciar coyotes, tortugas, patos y carpas
principalmente.
En este sitio se encuentran esparcidos elementos arqueológicos
monumentales en un estado de conservación muy deteriorado, aunque mantienen
sus características arquitectónicas originales. Cabe señalar que aparentemente el
sitio presentó una gran cantidad de vestigios arqueológicos reportados en
diferentes recorridos de campo por algunos arqueólogos interesados en entender
la relación de este cerro con el asentamiento prehispánico de Cuicuilco (Sanders,
Parsons, Santley en 1979 y Palerm en 1972 principalmente, reportaron su
existencia).

Dentro de los vestigios visibles en la actualidad, el único que ha tenido un


registro de sitio, planos y atención por parte del INAH es el montículo denominado
como Tenantongo (Fig. 35). Este sitio fue trabajado y estudiado por la arqueóloga
Olivia Torres, quien relaciona a esta estructura con el sector de “Cuicuilco A”.
Durante su exploración hace referencia de un pequeño montículo rumbo a su
parte norponiente, cuyos cimientos fueron detectados por medio de la excavación
extensiva175.

Fig. 35. Vista actual del montículo de Tenantongo, bosque de Tlalpan; archivo personal.

175
Torres Cabello, Olivia; Montículo de Tenantongo y Peña, Centro INAH Estado de México
(mecanuscrito), archivo de la DRPMZA-INAH, Cuicuilco, Distrito Federal R/311 (Z51-3) “00”/1;
México, D.F., s/f.

107
Asimismo indica la existencia de un par de terrazas advirtiendo que la
primera de ellas termina donde se localiza un muro doble, elemento que sirvió
para practicar una cala de diez metros en el extremo poniente del mismo, ya que
al parecer se trata de un canal mencionado anteriormente por Palerm176. Además
realiza una exploración a este canal confirmando que en ese espacio corría agua y
posiblemente fue utilizado como canal para desviar una corriente natural, en el
extremo oriente del sitio cruzándolo de poniente a oriente, propiciando su curso
dirección suroeste rumbo al norte (Fig. 36). La segunda terraza está delimitada por
un muro sencillo, terminando en un pequeño montículo construido en una
elevación natural hacia su parte oriental.

Fig. 36. En estas imágenes se muestra el canal reportado por Palerm, a pocos metros del
montículo de Tenantongo; archivo personal.
Los materiales recuperados en la cima del montículo principal,
correspondieron al periodo denominado como Preclásico Superior en asociación a
cerámica posclásica del tipo azteca; tenía una altura de 18 metros en la parte
central con un declive de 10 metros en su contorno, la arqueóloga reporta que en
promedio su eje mide de norte a sur 70 metros y de oriente a poniente 50 metros
de largo177.

En las fotos aéreas de 1971 se ve el sitio claramente y con pocos daños


causados por la lava del Xictle, misma que lo rodea. Además se nota una serie de
pequeñas elevaciones artificiales y un par de senderos que se dirigen rumbo a la

176
Palerm, Angel; “Sistemas de regadío prehispánico en Teotihuacán y en el Pedregal de San
Ángel”; Agricultura y civilización en Mesoamérica, SepSetentas; México, 1972: pp. 95-110
177
ídem.

108
cota más alta del bosque, lugar en donde se encuentra el Mirador dos y un
montículo circular 178 . Este sitio según el foto-mapa E14A39-E del SSP INEGI
(escala 1:20,000) se encuentra cerca a la cota de nivel 2350 msnm, la cual podría
presentar un sendero directo rumbo al cerro del Zacatepetl en dirección noroeste,
ya que recorre el bosque rumbo a una de las partes bajas del cerro mencionado.

Existen dos formas de acceder al sitio (Fig. 37):


1º por la entrada principal del bosque de Tlalpan (sobre camino a Santa Teresa),
la cual se encuentra en la cota 2300 msnm, lugar donde se encuentra un sendero
que va directo al sitio de Tenantongo, para lo cual se recorre una distancia total de
1.5 kilómetros dirección sur rumbo a los 2350 msnm;

2º o por la entrada alterna al bosque de Tlalpan en su parte este conectándolo con


la colonia Miguel Hidalgo a los 2400 msnm, en este camino hay señalamientos
que dirigen al único sendero que va a Tenantongo bajando a los 2350 msnm;
recorriendo una distancia total de 900 metros rumbo al norte.

Tenantongo

Fig. 37. Mapa del bosque de Tlalpan; archivo personal.

178
Foto Aérea, vuelo 1971, rollo 30, zona 20 B, línea 28, serie 1-61; escala 1:25,000; No. de orden
185; Mapoteca de la DRPMZA-INAH; México, D.F.

109
El mirador dos se encuentra en las cotas 479220.02 este y 2133151.14
norte, es una plataforma artificial en donde se construyó un parque recreativo para
los visitantes del bosque. Aparentemente no hay vestigios arqueológicos a simple
vista, pero dentro de sus elementos constructivos se percibe la combinación de
técnicas arquitectónicas modernas con prehispánicas, ya que se están reutilizando
elementos preexistentes para darles acabados complementarios y útiles para su
tránsito. Las escaleras que llevan a la cima es un elemento en donde se ve
claramente diferentes técnicas de construcción, los escalones de la cima que
apuntan al norte están consolidados con cemento de mortero y tienen una
amplitud entre escalones de 15 centímetros aproximadamente, mismas que se
unen con las escalinatas inferiores, las cuales están amalgamadas con lodo, que
presentan 5 centímetros de altura aproximadamente (Fig. 38).

Fig. 38. A la izquierda se nota la parte superior de la escalera, y en la inferior la escalinata, ambas
de toba volcánica negra; archivo personal.
A 317.38 metros dirección suroeste (308.59°) se localiza una estructura
circular, en cuyos elementos arquitectónicos se aprecian basaltos del tipo
andesítico amalgamado con lodo y, cuenta con dos escalinatas perpendiculares
(Fig. 39), una de ellas apunta hacia el norte y la otra hacia el este. En su parte
superior se localiza una piedra que presenta una oquedad que pudo haber sido
usada para poner un poste de madera. El diámetro total del montículo es de
aproximadamente 400 m² y a pocos metros se ven grandes conglomerados de
andesita que muestran haber sido utilizadas para la extracción de materiales.

110
Durante este recorrido particular noté que esta estructura presenta una gran
cantidad de grafitis y contaminación ambiental al no tener un señalamiento ni
elementos de protección.

Por el tipo de arquitectura, los materiales y sistemas constructivos con que


fue realizado, este montículo correspondería al tipo de construcciones que ya
Marquina y Noel García habían mencionado para determinar el sistema
arquitectónico del periodo preclásico de Mesoamérica presente en la región de
estudio, relacionados con Cuicuilco “A”, “B”, “C”, “Peña Pobre” y “Tenantongo”.

Fig. 39. Vistas de las diferentes partes del mirador circular en el bosque de Tlalpan; archivo
personal.

111
Es importante señalar que no existe un trabajo previo sobre estos
monumentos, sólo está la referencia de Sanders en 1979 quien identificó al
mirador dos con un sitio con estructura mexica. Olivia Torres menciona que
Tenantongo presentó elementos preclásicos y cerámicas aztecas, y por lo tanto,
tendría que tener relación con estos dos que se localizan en cotas superiores .

El parque nacional bosque del pedregal, a pesar de que está protegido con
leyes federales y nacionales, sólo cuenta con señalamientos que dirigen al
visitante al sitio de Tenantongo, el cual tiene cédula de registro por parte del INAH,
las otras dos estructuras no tienen estudios previos que sirvan de base para su
investigación, protección y señalamientos necesarios para que de esta forma no
sigan destruyéndolos la contaminación ambiental y el medio ambiente. Igualmente
es necesario hacer un estudio detallado de los mismos, ya que son particulares de
la región e importantes para el entendimiento del periodo de estudio como de su
larga ocupación para la comprensión del comportamiento humano dentro de
lugares con características similares a este tipo de bosque.

3.2.7 Exploraciones en el Sector “Corregidora” y “La Ladrillera”

De 1984 a 1987 el arqueólogo Manuel Gándara, perteneciente a la escuela


Social Iberoamericana, inspirada por el grupo de Oaxtepec e impulsada en la
ENAH por el antropólogo Luis Felipe Bate, lleva a cabo el Proyecto Arqueológico,
Unidades Habitacionales Cuicuilco 85; con apoyo del INAH y del Instituto de
Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, donde se propone favorecer el
estudio de la cronología del sitio con materiales obtenidos en contextos
domésticos 179.

Las tres temporadas de campo que comprendió dicho proyecto estuvieron


enfocadas a excavaciones en diferentes sectores, así como la aplicación
experimental de técnicas de prospección geofísica y química en los sectores

179
Gándara, Manuel; Cuicuilco, 85, Proyecto arqueológico, unidades habitacionales, archivo
Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, vol. 8-37; México, D.F., 1985

112
denominados “Corregidora”, “La Ladrillera” y “Peña Pobre”, con el apoyo de
alumnos de la generación 1981, 1982 y 1984 de la ENAH.

El sector denominado “Corregidora” se encuentra ubicado al sur del Parque


Ecológico “Fuentes Brotantes” (Fig. 40), a un costado de la colonia Ampliación
Hidalgo de la Delegación Política de Tlalpan, en donde se realizaron primero los
trabajos de prospección geofísica y química para localizar áreas potenciales de
excavación arqueológica, con el apoyo del laboratorio móvil del IIA de la UNAM.
De esta manera se realizan excavaciones extensivas y pozos estratigráficos.

Como resultado se expone una unidad habitacional compuesta de dos


cuartos de 8 x 8 metros y otro de 3 x 5 metros, de los que solamente se tenía la
cimentación. Concluye el arqueólogo Eliseo Linares, participante de dicho
proyecto, que estos cuartos muy probablemente estaban relacionados, ya que se
encontraron restos de fogones, tanto al interior como al exterior de los mismos 180.

Fig. 40. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre de 2009. En esta imagen se muestra en
un círculo el sector denominado corregidora en la colonia Miguel Hidalgo.

180
Linares, Eliseo; Prospección Geofísica y Química en la Ladrillera, Cuicuilco México,
Antropología y Técnicas, N°5 UNAM; México, D.F., 1989

113
Se continúan los trabajos en un sitio aledaño al de “Corregidora”
denominado “La Ladrillera”, ubicado más al sur del anterior (Fig. 41), considerado
a este sector uno de los claros dejados por la lava del Xictle (este sitio colinda con
la colonia hornos de Tlalpan).
En esta temporada de campo se hicieron cuatro pozos estratigráficos y
cuatro trincheras. Las excavaciones no expusieron restos arquitectónicos como en
el caso de la temporada anterior; pero con los datos obtenidos el arqueólogo
Manuel Gándara propone que la zona estuvo ocupada por diversas rancherías,
con un patrón de asentamiento disperso. Su temporalidad se relaciona con el
periodo Formativo Medio y Superior, concluyendo la posibilidad que este
asentamiento haya tenido conexiones funcionales con “Cuicuilco A” 181.

Fig. 41. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre del 2009. En esta imagen se muestra el
sector denominado “La Ladrillera”, en un círculo, en donde ahora se encuentra la Alberca llamada
Ollin Kahn.

181
Gándara, Manuel; Cuicuilco '85, Proyecto arqueológico, unidades habitacionales, Informe
de trabajos 2a. temporada, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH,
Vol. 8-37, INAH; México, D.F., 1985

114
En general los estilos cerámicos reportados en estas exploraciones
corresponden al tipo rojo/blanco, negro pulido, pardo negruzco esgrafiado, café
rojizo, etcétera correspondientes al periodo Preclásico en sus tres fases, asimismo
hallan figurillas del tipo H4, C y A, obsidiana gris, verde y sílex, suponiendo que tal
vez sea un área de producción de artefactos líticos, por la gran cantidad de
desechos de talla que halla en estos lugares 182.

3.2.8 Exploraciones en el Sector “Fuentes Brotantes”

Rumbo al sur del sector Cuicuilco “A”, “B”, “C” y “Peña Pobre” se localiza un
manantial que brota las 24 horas del día con agua potable y que es aprovechada
por las colonias aledañas (Fig. 42), una parte del líquido se dispone para el
estanque recreativo, a partir del cual continúa su paso hacia un pozo de infiltración;
finalmente en época de lluvia esta agua se canaliza directamente al drenaje
público183.

Fig. 42 Plano “Tlalpan” zona urbana (1929). En un círculo se señala el manantial de Fuentes
Brotantes.

182
Gándara, Manuel; Proyecto Cuicuilco temporada 1984, informe general de trabajos, 1985-
1987, Archivo Técnico de la coordinación Nacional de Arqueología del INAH, Vol. 8-36; México,
D.F.
183
Legorreta, Jorge; op. cit., 2009: p. 312

115
Este sitio anteriormente fue recorrido por Sanders, Parsons y Santley en los
1970´s como parte del proyecto “The Basin of México: Ecological Processes in the
Evolution of a Civilization” en el que se le asigna el nombre de “hamlet “(aldea) 184,
dando pie a que se lleve a cabo su registro por parte del INAH dentro del proyecto
“Atlas Arqueológico Nacional” (1983-1988, dirigido por el arqueólogo Enrique
Nalda) así se logra determinar la existencia de vestigios arqueológicos en este
sector.
Pero fue gracias a las exploraciones realizadas por la arqueóloga Blanca
Paredes Gudiño, quien dirige el proyecto “Reconocimiento, control, protección y
difusión del patrimonio arqueológico en la delegación de Tlalpan”, cuando se pudo
determinar que probablemente es un sector habitacional, esto a partir de
alineamientos de muros y fogones reportados anteriormente, que se relacionan al
Periodo Formativo (1500 a.C. al 200 d.C.). Ella afirma que en la actualidad es
difícil observar estos vestigios al encontrarse este sector “ahorcado” por la gran
expansión habitacional ocurrida en años recientes. Asimismo indica que
inicialmente se había reportado la existencia de terrazas de uso relacionadas al
Periodo Posclásico, según análisis realizados por parte del arqueólogo Gándara 185.

Como parte de mi investigación dentro de los recorridos que he realizado


para la presente tesis, visité el Antiguo camino a Fuentes Brotantes y sobre la
avenida, en la calle, entre el n° 75 y 80 localicé fragmentos cerámicos del tipo
rojo/blanco correspondientes al periodo Preclásico Medio Fase Cuicuilco 2, con
acabados burdos y mala cocción similares a los reportados por Müller y los
arqueólogos arriba citados (ver Ilustración 4 para comparar). Estos fragmentos se
encontraron a los 2,301 msnm en la intersección, según coordenadas UTM zona
14 de Norteamérica, a los 481530 metros este y 2132717 metros norte
(coordenadas tomadas en Google Earth, agosto del 2010). También se reportó
dicho hallazgo a la arqueóloga Paredes Gudiño y se procedió a sacar fotograf ías
del sito (Fig. 43).
184
Sanders, William T.; “Ecological Adaptation in the Basin of Mexico: 23,000 B.C. to the Present”,
Supplement to the Handbook of Middle American Indians, General Editor Victoria Reifler
Bricker, Vol. One, Archaeology, University of Texas Press; Austin Texas, U.S.A., 1981: p. 183
185
Paredes Gudiño, Blanca; Zona Arqueológica Fuentes Brotantes, Archivo Técnico de la
Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos-INAH; México, D.F., 2000

116
Es interesante señalar que este hallazgo se relaciona con las denuncias
91/102 (8-87), 91/38 y 94/23 (8-163) existentes en el archivo técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, mismos que reportan la
existencia de material preclásico y posclásico tardío, aunque no se interviene en
los predios 186. Esta calle se localiza sobre el barranco que da hacia el parque de
Fuentes Brotantes.

Fig. 43. Imagen tomada en día 15 de Agosto del 2010; archivo personal.

Las partes bajas del presente sitio fueron declaradas por el presidente
Lázaro Cárdenas como Parque Nacional “Fuentes Brotantes de Tlalpan,” en
terrenos del antiguo rancho de Teochihuitl, D.F., el 9 de Septiembre de 1936
abarcando una extensión de 129 hectáreas destinadas al recreo popular,
enseñanza forestal y pesca, bajo la administración del gobierno del Departamento
Forestal y de Caza y Pesca, en base a los planos prestados por la Comisión
Agraria Mixta del D.F. 187 (dependencias ya desaparecidas en la actualidad) a
pesar de este decreto es una de las zonas forestales sin una real protección y con
una gran problemática causada por contaminación ambiental, dado su gran

186
Román A. Chávez Torres; Denuncia 91/102 (8-87) y Alejandro Brozon Mc Donald (propietario
del predio) y Eneida Baños Ramos; Denuncia 91/38, José Manuel Guerrero Romero y Carlos Noé
Parra Martínez; Denuncia 94-23 (8-163); archivo técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología-INAH; México, D.F.
187
México; Diario Oficial de la Federación, 28 de Septiembre de 1936, circulación nacional;
México, D.F.

117
desarrollo habitacional y urbano, el cual no ha sido controlado ni reglamentado
adecuadamente para la protección ambiental del sitio.

A partir de entonces se han localizado aisladamente diferentes elementos


arqueológicos, los cuales han sido reportados por la prensa, tales como un
petrograbado con motivos de Tláloc, el cual fue hallado por una visitante al parque
en el área de comida (parte baja del barranco cerca de un riachuelo que se forma
por el líquido que emana el manantial) y, que investigadores del INAH lo han
datado para el año 1300 a.p. aproximadamente, proponiendo el jefe delegacional
en turno, Guillermo Sánchez Torres, que se tienen que tomar medidas para su
admiración pública188. De igual forma existen otros petrograbados que han sido
denunciados como parte de saqueos al sitio, mismos que presentaban diferentes
imágenes (un batracio, una cabeza de lagarto con el numeral dos y una flor) los
cuales probablemente se encuentran como parte de las colecciones particulares
de Diego Rivera y Frida Kahlo 189 (Fig. 44).

Fig. 44. Petrograbados reportados, a la izquierda se muestra el que tiene rasgos Tlaloc y a la
derecha los reportados por el arqueólogo Carlos Navarrete.
De ser correcta la temporalidad de los hallazgos antes descritos,
demostraría este sector el carácter anteriormente observado por Noguera y Gamio
en relación a los sitios de larga ocupación en la Cuenca de México, por lo cual
aunque no se pueden apreciar vestigios arquitectónicos prehispánicos,
actualmente en este parque, se puede inferir que aunque no estén presentes a
188
Quintero M., Josefina; “Hallan figura prehispánica en el bosque nacional de Fuentes Brotantes”,
La Jornada, sábado 11 de agosto de 2007, DEMOS; México, D.F.
189
Navarrete, Carlos; “Cuicuilco y la arqueología del Pedregal”, Arqueología. Revista de la
Dirección del INAH, segunda época, N°5 enero-junio, INAH; México, D.F., 1991: p. 80

118
simple vista es muy probable que sí exista una zona habitacional preclásica
relacionada a el sector de Corregidora y la Ladrillera en la zona alta del barranco,
continuando su ocupación hasta el posclásico. También es importante señalar que
en este sector el derrame de lava proveniente del volcán Xictle se desvió y no
logró cubrir la parte alta de Fuentes Brotantes, dejando claros como el de la
Corregidora y la Ladrillera. En este lugar hay una gran cantidad de piedras
basálticas del tipo andesítico las cuales corresponden a los procesos de formación
de la Sierra del Chichinautzin expulsados por el volcán Ajusco, mostrando así la
desviación del cauce de lava en las partes altas de este sector.

3.2.9 Exploraciones en el Sector “Centro de Tlalpan”

Atendiendo a una denuncia realizada en el Centro de Tlalpan para el año


2006, el arqueólogo Alejandro Meraz Moreno se encarga de explorar el terreno
ubicado en las instalaciones de la Universidad Pontificia de México, cerca de las
inmediaciones de la Delegación de Tlalpan, a causa de la caída de un muro de
adobe que presentaba restos cerámicos prehispánicos en su composición. Por lo
cual procede a realizar diferentes pozos de sondeo para ver si existe en este
predio vestigios arqueológicos.

Durante dicho proyecto se encontraron cinco entierros humanos, uno de


ellos era múltiple asociado a una ofrenda de metate prehispánico y huesos de
animales; en otro entierro se observó su asociación a un elemento de piedra verde.
Estos entierros presentaban diferentes artefactos cerámicos pertenecientes a la
Fase Zacatenco, Ticomán y Tetelpa (cesto blanco tardío), cajetes cónicos con
soportes antropomorfos (piernas), 168 figurillas, silbatos, orejeras, navajillas de
obsidiana gris (que tal vez provenían de Otumba) 190.
Dicho arqueólogo en su análisis cerámico final, menciona que el material
recuperado pertenece principalmente a las Fases Zacatenco (700-400 a.C.) y
Ticomán, observando que en los niveles superiores hay rasgos que indicarían una

190
Meraz Moreno, Alejandro; Informe final del estudio arqueológico de factibilidad
correspondiente a la Universidad Pontificia de México, Archivo Técnico de la Subdirección de
Salvamento del INAH, Denuncia 2006-11; México, D.F., Septiembre del 2006

119
ocupación consecutiva, en relación a cerámica perteneciente al periodo posclásico
(azteca) y colonial, seguido de la época moderna y contemporánea. La mayoría de
la cerámica es de carácter de servicio doméstico, concluyendo por lo tanto que
para el periodo preclásico tenía el lugar un uso habitacional.

Por lo anterior el investigador señala que el periodo de ocupación en este


sitio, corresponde a la época de mayor auge de Cuicuilco y que el asentamiento
debió de estar subordinado a la zona de Cuicuilco “A”, “B” y “C”, enlazando a éste
con los poblados existentes en el sureste de la Cuenca de México y con los del
Valle de Morelos 191.

El tipo de figurillas que reporta en su trabajo corresponden principalmente al


estilo C1 (tipo B y E), C3, D2, H y algunas tipo C9 (ver Ilustración 12), que
igualmente corresponden al Periodo Preclásico Medio y Superior, asimismo los
silbatos que se rescatan son zoomorfos representando aves. Todos estos
materiales presentaron una asociación con los entierros localizados dentro de un
contexto que determina como unidad habitacional. También extrae una serie de
orejeras de barro burdas, pulidores de piedras, esferas, tejos y malacates
similares a los obtenidos por los arqueólogos Müller y Rodríguez.

El responsable del informa menciona que la mayor parte de la lítica tallada


obtenida corresponde a artefactos de obsidiana (verde y gris), sílex y piedra verde;
entre la lítica pulida se encuentran elementos de basalto (metates y sus manos),
andesita, tezontle, pizarra y piedra verde, así como una gran cantidad de cantos
rodados 192.

Dentro de la colección ósea, el arqueólogo Meraz, hace alusión a huesos


de cánidos del tipo Canis Familiaris (perro común), astas y metacarpos de

191
Meraz Moreno, Alejandro; Informe final del estudio arqueológico de factibilidad
correspondiente a la Universidad Pontificia de México, ubicada en Guadalupe Victoria N°98,
Col. Tlalpan Centro, Delegación Tlalpan; México D.F., Archivo Técnico de la Coordinación
Nacional de Arqueología-INAH, N° 8-480; México, D.F., Septiembre 2007.
192
ibídem: pp. 86-88

120
Odocoilcus Virginianus (venado cola blanca), los cuales estaban asociados a dos
de los entierros reportados 193.

En general describe que este sitio se encuentra ubicado en una loma baja,
en donde se pudieron observar cuatro capas estratigráficas, presentando una
capa humítica (depositada por el acarreo aluvial) en donde se presentó el material
cerámico revuelto representado por cerámica de la fase Zacatenco, Ticomán,
posclásico, colonial y de épocas recientes. La capa II presentaba también
depósitos aluviales, pero el material era exclusivamente del Periodo Formativo;
seguida por la capa III que corresponde a los niveles inferiores los cuales estaban
sobre un piso de tepetate arenoso de color amarillo de compactación media, bajo
el cual se hallaron formaciones tronco-cónicas con diferentes finalidades
(inhumación de restos óseos, colocación de ofrendas y depósitos de desechos).
Por último la capa IV presentaba un tepetate compacto de color cremoso y grano
fino194 (pómez) que pertenecían al suelo natural de la loma.

Asimismo la arqueóloga Blanca Paredes Gudiño, observó durante la


remodelación de la explanada del centro de Tlalpan, material del periodo
preclásico similar al que el arqueólogo Meza reporta; principalmente localiza
fragmentos de cerámica negra, café y figurilla antropomorfas femeninas a un
metro de profundidad en el pozo de sondeo realizado frente al edificio
delegacional 195.

3.2.10 Exploraciones en “La zona arqueológica de la Nopalera”

Al sureste de “Cuicuilco A” se realizaron varios recorrido de superficie ya


que había evidencia arqueológica en la calle del Arenal por el Fraccionamiento las
Tórtolas, cerca de los terrenos del Reclusorio Psiquiátrico del Departamento del
Distrito Federal y la avenida de San Buenaventura colindando con los terrenos del
Club de Golf México.

193
ibídem: p. 91
194
ibídem: p. 93
195
Paredes Gudiño, Blanca; Informe sobre la inspección de obras que realiza la Delegación
Tlalpan en la explanada del edificio delegacional, DRPMZA-INAH; México D.F., enero 2006: pp.
4-12.

121
En 1981 se llevó a cabo un recorrido de superficie como parte del proyecto
“La Nopalera”, delimitando su polígono de protección por el acceso de Avenida del
Arenal en la calle de San Buenaventura y la calle de San José, localizando el área
en las cotas 2290 y 2270196 (ver Fig. 45).

Fig. 45. Poligonal actual de la Nopalera según archivo de la DRPMZA-INAH; dibujada por
Alejandro Sánchez Torres en Google Earth (Imagen tomada el 20 de noviembre del 2009).
En dicha área se reporta la existencia de “Tételes” que son pequeños
montículos distribuidos aleatoriamente, hechos por el amontonamiento de piedras,
en la zona de cultivo. El arqueólogo Reginaldo Allec Campos infiere que la
existencia de dichos amontonamientos de piedra se debe a que los habitantes de
esta zona, los cuales se dedicaban a la agricultura, limpiaban el terreno para
sembrarlo. Sobre la procedencia de estas piedras opina que estaban integrando
un gran montículo cerca del área de estudio197.
Informa también que en los cuadrantes norte y este se localizó la mayoría
de los “Teteles”; en la parte oeste había un amontonamiento regular de los
mismos y en la parte sur es escasa su presencia. La sección con más “Teteles” se
encontraba en el sector arqueológico llamado Valle Escondido 198.

196
Allec Campos, Reginaldo; Informe del recorrido de superficie hecho como parte del
Proyecto “La Nopalera”, Biblioteca de Salvamento Arqueológico INAH; México, D.F., 1981
197
Allec Campos, Reginaldo; Reporte sobre el informe “Proyecto “La Nopalera” (recorrido de
superficie), 1981”, Archivo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F.,
1981: p. 10
198
ibídem: pp. 11-12

122
Durante las excavaciones realizadas por Héctor Fernando de la O Cos se
reportó la existencia de terrazas y de tecorrales, en el centro de uno de los
tecorrales reporta la presencia de un pequeño abrigo rocoso construido a manera
de cueva (“como las cuevas artificiales de Teotenango” <sic>) asociado a vestigios
arqueológicos principalmente sahumadores, cerca reporta una construcción
prehispánica asociada a tiestos teotihuacanos y del Preclásico Medio (ver
Ilustración 4), del tipo azteca 3 y 4, mazapa y blanco xochimilco199.

Por su parte el arqueólogo Antonio Gudiño Garfias en su informe de


excavación, menciona que este sitio presentó sedimentos de playa del antiguo
límite del lago de Xochimilco, ya que nota la presencia en este sitio de
alineamientos de muros orientado a 35° noroeste, lugar donde se presentaba una
plataforma orientada de este a oeste extendiéndose a 8 m² siendo ésta plana y
rodeada por muros, cerca de la cual se encontraba un edificio semicircular que
mostraba un acceso orientado igualmente al norte (Fig. 46) 200.

Fig. 46. En esta imagen se muestra en el círculo el elemento que reporta Gudiño y que
actualmente se encuentra destruido. Imagen tomada de Google Earth 27 de Noviembre del 2009
(referida al 1 de Febrero del 2001).

199
De la O. Cos, Héctor Fernando; Informe de de los trabajos arqueológico efectuados en el
predio “La Nopalera” fraccionamiento Forest Hill, Delegación Tlalpan. Cerca del reclusorio
de la Noria, en: N° 09 81/1 (1981), Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de arqueología
del INAH; México, D.F., 1981
200
Gudiño Garfias, Antonio; Informe de excavación del proyecto “La Nopalera” 1981., Archivo
de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F., 1981

123
Los dos muros paralelos, arriba mencionados, estaban construidos con
rocas ígneas sin mortero o argamasa y tenían una altura que variaba
continuamente entre uno y tres metros. Al interior de los muros existían nichos en
forma de cueva cerrada, todos estos nichos se reportaron saqueados y
derrumbados, la altura del nicho dependía de la altura del muro en donde se
localizaba; la anchura de cada uno de ellos oscilaba entre los 0.80 metros a 1.25
metros. Se reporta en total aproximadamente 50 nichos con una separación
oscilante entre los 3 metros y los 20 metros de distancia 201.

La cerámica que se reportó es del tipo blanco con engobe café, café rojizo,
burdo sin engobe (ver Ilustración 1), del tipo rojo/bayo, teotihuacano doméstico
(ver Ilustración 2-5), y rojo/café (ver Ilustración 8-9), azteca III y IV, así como la
que denomino Xochimilco con engobe blanco 202.

Otro sitio que exploraron durante este proyecto es el denominado “Cerro de


la Cruz” o “Cuatectlan-s” (I.D. 7035 DRPMZA-INAH). Al parecer los agricultores de
este sitio obtenían el material con que se fabricaron los “tételes” que luego
ocupaban para la construcción de sus viviendas. Menciona el arqueólogo
Reginaldo que ahí se localizaba un promontorio con carácter piramidal; mismo que
identifico Sanders como un “hamlet” (aldea) el cual tenía un recinto ceremonial
posclásico mexica (coordenadas UTM 484556 este y 2128256 norte a 2444msnm,
Fig. 47) 203.

Fig. 47. En esta imagen se muestra el Cerro de la Cruz o Cuatectlan-s; archivo personal.

201
ídem.
202
ídem.
203
Allec Campos, Reginaldo: op. cit., 1981

124
Este sitio fue explorado posteriormente por la arqueóloga Gabriela Salinas
Prieto quien identificó ocho terrazas las cuales rodeaban al cerro. Entre la tercera
y cuarta terraza reportó la existencia de una estructura de dos cuerpos, está
presentaba una pequeña cueva o abrigo rocoso mirando hacia el cerro en
dirección sureste. Sobre la sexta terraza se encontraba otra estructura más
pequeña muy deteriorada 204.

Dentro de los elementos cerámicos que reporta en excavación y recorrido


de superficie observa cerámica que denominó como preclásica y teotihuacana, así
como azteca y blanco Xochimilco205. Dadas las características de estos hallazgos
se incluye este sitio dentro de la tesis, ya que presenta materiales
correspondientes a la época de estudio y aparentemente tendría relación espacial
con Cuicuilco.

Vale la pena aclarar que es un sector sin un estudio profundo y por lo tanto
es necesario continuar con su investigación para confirmar esta hipótesis, pero
para fines de la presente basta con los registros señalados.

3.2.11 Exploraciones en el sector “Ajusco”

En la actualidad hay pocas investigaciones arqueológicas relevantes sobre


el área del Ajusco, en relación a los sitios que pueden pertenecer al periodo
preclásico, ya que al parecer se da por entendido que sólo su ocupación
pertenece al posclásico y en general en relación a la cultura tepaneca y mexica,
culturas asentadas ya para este periodo en la zona y que presentan una vasta
información en el archivo general de la nación, al entrar en un proceso de
colonización y erogación de tierras por parte de los conquistadores para el siglo
XVI y XVII.

Por lo tanto tomaré solo la bibliografía que es pertinente para la


temporalidad de estudio y que muestren posibles elementos arqueológicas con

204
Salinas Prieto, Gabriela; Informe sobre La Nopalera áreas B y D, 1981, Archivo de la
Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F., 1981: p. 1
205
ibídem: p. 8-12

125
características antes señaladas (sitios cerca de cerros y bajadas de agua con
cerámicas parecidas a las obtenidas en las zonas de Cuicuilco “A”, “B” y “C”
relacionadas al periodo Preclásico Médio y Superior) y que compartan por lo tanto
rasgos arqueológicos similares a los anteriormente señalados.

La arqueóloga María Teresa Cabrero menciona que en una plática personal


con el profesor Eduardo Noguera, le comentó que observó en sus recorridos de
superficie en la parte superior del cerro de Huapaltepec (Fig. 48), un adoratorio y
un montículo, mismos que en los recorridos de Jeffrey Parsons en 1971 lo
relacionó con material cerámico del tipo azteca III y VI, advirtiendo que esta zona
era una parte marginal de la Cuenca de México206.

Fig. 48. Sobre-posición de imagen de Google Earth y mapa de Tere Cabrero. Nótese que la
distribución de sitios está en relación al cerro; archivo personal.
La arqueóloga Cabrero dentro del material cerámico que recopila y analiza,
encuentra diferentes tipos que clasificó como “miscelánea” mismos que describe
como una variedad del tipo doméstico. Dichos materiales no los llega a asociar

206
Cabrero, Ma. Teresa; Entre Chinampas y bosques, arqueología de Topilejo D.F., UNAM;
México, D.F., 1980: pp. 29-30

126
cronológicamente a partir de la bibliografía consultada en su tesis, tal vez por el
carácter de la misma, solo los describe y compara con las cronologías c erámicas
reportadas en otros trabajos. En este grupo integra cerámicas del tipo pulido de
palillos, técnica que anteriormente Piña Chan la había asociado a diferentes
épocas en la Cuenca de México y que está presente desde el periodo preclásico
en diferentes regiones de la cuenca, perfeccionándose este estilo en el periodo
posclásico 207. Asimismo Eduardo Noguera, indica que éste pulimiento de palillos
aparece probablemente desde el 200 d.C. con características que posteriormente
se vuelven típicas de la cultura teotihuacana 208.

Otro tipo cerámico que no logra identificar ni fechar, pero por las
características que menciona en dicha tesis, parecen ser como las que se ven en
la Ilustración 4 de este trabajo, es denominado por ella como cerámica roja sobre
crema amarillento (o blanco) misma que presentaba una banda roja en el borde;
igualmente hace mención de un tipo bayo con decoración incisiva, ésta ultima al
parecer presentaba una superficie lisa color bayo y tenía un cocimiento regular 209
(comparar con Ilustración 2).

Estos dos tipos cerámicos representaban en conjunto el 24%


aproximadamente, según datos reportados, de la muestra total recolectada y
estaba solo en los sitio que denominó en su estudio como 1, 2, 4, 6, 8, 9, 10, 15,
16, 19, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 32, 33, 34, 36 y 37 los cuales se localizan
dentro de los límites de la región de estudio (Fig. 49) 210.

En el sitio 1 identificó cuatro terrazas que contenían poco material del tipo
rojo/blanco (crema). La terraza norte tenía un afloramiento de rocas de 8 metros
de largo por 1.5 metros de alto. Al noreste del mismo hace mención de una
pequeña plataforma. Con el mismo material se presentaban los sitios 4, 6, 8, 9; el
sitio 10 era una plataforma de 20 metros de largo por 30 metros de ancho, los

207
Cabrero, María Teresa; Estudio de un área rural en la franja intermedia entre la zona de
chinampas y el bosque; tesis profesional para obtener el título de licenciado en antropología con
especialidad en arqueología, ENAH-INAH; México, D.F., 1978: p. 63
208
Noguera, Eduardo; op. cit., 1975: p. 133
209
Cabrero; op. cit., 1978: p. 90
210
Solo se está mencionando aquellos pertenecientes a la región de estudio, ya que en otros sitios
que visitó localizó esta misma cerámica, pero para fines del presente no se mencionaran.

127
sitios 16, 21, 22 presentaron la mayor cantidad de material de este estilo; igual que
los sitios 23, 24 y 25 en este último reporta restos de un muro que estaba
orientado hacia el cerro Huapaltepec; finalmente los sitios 33, 36 y 37; todos estos
sitios están muy cerca de una bajada de río 211.

El sitio 2 era un terreno plano sin elementos aparentes con poco material
esparcido del tipo rojo/blanco y bayo, igual que el sitio 15 que presentaba varias
terrazas; el sitio 19 se conformaba por una serie de terrazas que presentaban un
cimiento de muro, el 26 mostraba terrazas y un muro, el 27 se constituía de
terrazas, muros y una plataforma, este sitio tenía la mayor cantidad de material, el
28, el 32 que presentó un basamento de dos cuerpos, restos de cimientos de
muros de una habitación en la parte este, relacionado con los sitios 21, 19 y 20; y
el 34212 estos últimos están localizados muy cerca del cerro Huapaltepec.

Fig. 49. Sitios localizados por Cabrero con evidencias más tempranas; archivo Personal.

211
Cabrero; op. cit., 1980: pp. 34-42
212
ídem.

128
Hago la aclaración que aunque voy a tomar estos puntos para ver si
corresponde hipotéticamente al patrón de asentamiento preclásico, es importante
señalar que la cuestión seguirá en duda por la falta de investigación y seguimiento
de los proyectos que se han presentado en esta región de la cuenca, ya que ha
sido muy descuidada y a pesar de que el trabajo de la arqueóloga Cabrero es
pionero en la región, falta mucho por investigar.

A partir de la serranía del Ajusco hay una serie de ríos que descienden a las
partes bajas de la Cuenca de México, que han funcionado desde tiempos
pretéritos y que aún siguen activos. Uno de ellos es el río de San Buenaventura, el
cual se alimenta de los escurrimientos del cerro Mezontepec y Santo Tomás, a
una altura de 3200 msnm; menciona Legorreta que pasa por las faldas del volcán
Olicán rumbo al pueblo de San Miguel Ajusco hacia San Andrés Totoltepec y el
Colegio Militar (cerro de la cruz o Cuatectlan-s), pero aclara que algunas afluentes
se le unían anteriormente como las provenientes del Bosque del Pedregal, las
cuales formaban el río Tlalpan, el cual se alimentaba igualmente de los
manantiales de Fuentes Brotantes y Peña Pobre. Señala a la par que su cauce
actualmente conduce al Club de golf México y de ahí se dirige hacia la
contaminada laguna de regulación Ciénaga Grande y Ciénaga Chica213.

Otro río importante que se origina en esta serranía es el río Santiago, el


cual es parte de los escurrimientos del volcán Oyameyo a 3200 msnm, éste pasa
por los poblados de San Mateo Xalpa, San Miguel Topilejo y San Francisco
Tlalnepantla, cruza por el club privado de Monte Sur y San Pedro, rumbo al pueblo
de Santa Lucía, pasando por el Reclusorio sur y posteriormente vertiéndose en la
presa de San Lucas hacia la laguna de Xochimilco 214.

La arqueóloga Blanca Paredes, quien atiende al sitio arqueológico Tecpan


en Santo Tomás Ajusco en noviembre del 2005; sólo pudo limpiar, delimitar y
colocar las mojoneras que lo demarcaran, esto como primer forma de protección
ya que el urbanismo, la contaminación ambiental y diferentes actividades de los
habitantes de la región han provocado su saqueo, su deterioro y lo que es peor
213
Legorreta; op. cit., 2009: p. 184
214
ibídem: p. 189

129
aún, el querer apropiarse del sitio por parte de particulares para fines
215
personales . Lo cual es alarmante ya que es de las pocas evidencias
arqueológicas definidas para la ocupación posclásica casi completas que
necesitan ser atendidas para estudios posteriores y muestra la gran problemática
presente en la región de estudio. Su importancia radica en que probablemente en
sus inmediaciones se puede localizar probablemente asentamientos preclásicos,
ya que mucha evidencia preclásica, como se ha venido observando, está asociada
a evidencia posclásica.

215
Paredes Gudiño, Blanca; Informe de las actividades realizadas en la zona arqueológica de
Tequipa-Tecpan, en San Miguel y Santo Tomás Ajusco, Noviembre del 2005, archivo N° 8-427,
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH; México, D.F., 2005

130
4. ANÁLISIS ESPACIAL SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE ASENTAMIENTOS
PRESENTES AL SUROESTE DE LA CUENCA DE MÉXICO -CASO
DEMARCACIÓN POLÍTICA DE TLALPAN-
4.1 Análisis de altimetría y tipo de sitios

A partir de la recolección de datos en el Archivo Técnico de la Coordinación


Nacional de Arqueología, en el Archivo Técnico de la Subdirección de Salvamento
Arqueológico y en el archivo bibliográfico y hemerográfico de las bibliotecas del
INAH, de la UNAM, la UAM y bases de datos en línea, se empezó a depurar toda
la información obtenida en proyectos de recorrido, excavación, rescates y atención
de salvamentos arqueológicos en la Delegación de Tlalpan, en correspondencia a
la obtención e interpretación de evidencias arqueológicas relacionadas al periodo
formativo.

Todos estos datos se correlacionaron a investigaciones medioambientales y


geológicas, realizadas por parte de la UNAM, UAM y otras universidades
extranjeras, así como con investigaciones sobre el desarrollo del urbanismo en la
región de estudio por parte del Gobierno del D.F. y otros cuerpos colegiados en la
materia, asociándolo a estudios etnográficos e histórico en correspondencia a
cómo se veía anteriormente el paisaje en el área de estudio; todo esto para tratar
de entender como ha sido modificado el paisaje desde el origen de la formación
del Sistema Volcánico del Chichinautzin hasta el presente, para así poder inferir la
dinámica espacial de la evidencia arqueológica en el caso de estudio.

Esta recopilación favoreció el completar datos importantes, en relación a la


falta de información en algunos informes realizados por parte de los primeros
investigadores, dedicados a salvamentos y atención de denuncias, sobre
evidencias arqueológicas en el área de estudio, ya que dichos informes,
efectuados por parte del INAH, eran realizados a criterio del arqueólogo que los
presentaba y a veces olvidando recopilar datos que se requieren para poder
completar el tipo de análisis que se propone a continuación.

Con los datos ya recabados se pudo empezar a declarar el mapeo según


los requerimientos que Ian Hooder (ver capítulo 1), Keith W. Kintigh y Albert J.

131
Ammerman 216 proponen en relación a la proporción estadística de los puntos
existentes en un caso de estudio arqueológico, para así poder relacionar hallazgos
arqueológicos en un estudio multidisciplinario. En la presente investigación se
tomará en cuenta la relación existente entre los diferentes tipos de sitios
reportados, a partir de lugares donde se presentó evidencia arqueológica en
relación a arquitectura monumental, concentración de materiales cerámicos,
herramientas líticas y otras manifestaciones culturales. Para lograr este objetivo se
separaron las evidencias arqueológicas en relación a si su ocupación es absoluta
o continua y de este modo observar la relación espacial entre este tipo de
evidencias y el paisaje natural.

Parte de este proceso tuvo como objetivo la subdivisión de grupos con


evidencias y correspondencia arqueológico-medioambiental para localizar centros
geométricos o “de gravedad” 217 en relación a la cercanía o lejanía de las “betas
arqueológicas” 218 , empleando las técnicas de Nearest Neighbor y K-means
simultáneamente, ya que aun con todos los estudios arriba señalados no se puede
determinar fehacientemente la extensión y la dinámica sociocultural de la sociedad
asentada para el periodo de estudio, por falta de una investigación profunda y un
seguimiento de las investigaciones consultadas; por lo cual he elegido el término
arriba entrecomillado ya que es el más adecuado para tratar a las evidencias
recabadas en la región de estudio, en relación a un centro de gravedad en donde
se está acumulando evidencia arqueológica y, de esta forma, poder notar si es
que en ese centro geométrico existe una “beta arqueológica” en donde se pueda
hallar una mayor cantidad de información a partir de los elementos que se están
exponiendo, a causa de la dinámica erosiva ya arriba planteada (con relación a las
dinámicas naturales y antropológicas existentes en el área de estudio) y con la
geoforma de la región de estudio.

216
Keith W. Kintigh and Albert J. Ammerman, “Heuristic Approaches to Spatial Analysis in
Archaeology”, American Antiquity, Journal of the Society for American Archaeology, Vol. 47,
N°1, January; U.S.A., 1982: pp. 31-63
217
Su equivalente en ingles es Centroid, y en este caso para que sea mejor entendido por parte del
lector se le denominará centro de gravedad metafóricamente para que quede claro la relación entre
la geometría topográfica y la dinámica de los objetos depositados en la matriz medioambiental.
218
Como beta arqueológica se está denominando a la relación espacial que tiene este centro de
gravedad con lugares en donde los depósitos arqueológicos serán más abundantes.

132
Los sitios que se tomaron en cuenta presentaron evidencias arqueológicas
relacionadas con el periodo preclásico, la justificación sobre el por qué de su uso
en la presente tesis, está en relación a la cercanía de las betas arqueológicas y
evidencias anteriormente estudiadas, así como con las características del hallazgo
durante las exploraciones arqueológicas in situ. En el capítulo 3 (Marco histórico)
se argumentó y desarrolló extensivamente la relación que presentaron estos
hallazgos con la época de estudio, quedando solamente de la base de datos
recolectada los siguientes sitios en relación a la presencia de evidencia
arqueológica Preclásicas:

“Cuicuilco A”, Peña Pobre, Plaza Inbursa, Zapote, “Cuicuilco B”, Heizer,
Pista de Patinaje, “Cuicuilco C”, “Cuicuilco C” bis., Fuentes Brotantes, Camino a
Fuentes Brotantes, Camino a Fuentes Brotantes bis., Corregidora, La Ladrillera,
Tenantongo Bosque de Tlalpan (B.T.), Mirador 2 B.T., Mirador Circular B.T., Plaza
Central del Centro de Tlalpan (C.T.), Moneda 76 C.T., Moneda 76-a C.T.,
Universidad Pontificia de México C.T., La Nopalera 1, La Nopalera 2, La Nopalera
Estructura semicircular, Cerro de la Cruz (Sitio 37), Cuatectlan-s, Cipres 28, Sitio 1,
Sitio 2, Sitio 4, Sitio 6, Sitio 8, Sitio 9, Sitio 10, Sitio 15, Sito 16, Sito 19-20, Sitio 21,
Sito 22, Sitio 23, Sitio 24, Sito 25, Sitio 26, Sitio 27, Sitio 28, Sitio 32, Sitio 33, Sitio
34 y el Sitio 36.

En total se contemplaron 49 sitios con evidencias arqueológicas


preclásicas, que se localizaron entre los 2200 msnm hasta los 2900 msnm
aproximadamente (ver Gráfica 1); tomando en cuenta que estos sitios se
clasificaron como sitios con estructuras, sitios con concentración de materiales
(cerámica principalmente ya que es una de las mejor fechadas y clasificadas
actualmente), manifestaciones gráfico rupestre (petrograbados y pintura mural) y
otras manifestaciones culturales.

En la siguiente gráfica se representa mediante barras a cada uno de los


sitios en relación a la cota de nivel en donde se localiza, mostrando una clara
tendencia altimétrica del desarrollo urbano de los asentamientos presentes en la
región de estudio, con una clara preferencia latitudinal entre los sitios con

133
evidencias solo preclásicas y los que presentaron ocupación continua, mostrando
la pendiente presente en el área de estudio y los accidentes geográficos propios
de la región.

Gráfico. 1. En este gráfico se muestra en dos colores los sitios con evidencia sólo preclásica (color
obscuro) y con ocupación continua (color claro), en relación a su altimetría.
Posteriormente se clasificó la muestra en dos grupos, entre los cuales se
destacan los sitios con evidencia única de ocupación solo preclásica y con
ocupación continua, aunque cabe señalar que esto no es porque solo se tenga
una sola ocupación, ya que según observaciones de Noguera y Piña Chan (así
como de algunos de sus predecesores), la mayoría de los sitios en la Cuenca de
México y especialmente del pedregal de San Ángel, tienen una ocupación
continua a partir de la época clásica, solo que en la actualidad y gracias a la
explotación de las canteras de este pedregal se han podido recabar datos bajo la
lava y en claros dejados por el derrame.
Sitios con Estructura y Petrograbados 1 Sitios concentración de materiales 21
Sitio con Estructura 9 Sitios con estructura y c. de 12
materiales
Sitio concentración de materiales 3
Sitio concentración de m. y petrograbados 1 Total 49
Sitio con concentración de m. y u. habitacional 2
Sitios con ocupación solo preclásica. Sitios con ocupación continua.

134
Así se advierte que los sitios que presentaron solo evidencia preclásica
llegan a estar asentados hasta los 2400 msnm aproximadamente, siendo éstos
sólo 16 de la muestra y los de ocupación continua son en total 33, llegando a los
2800 msnm aproximadamente, rumbo a la serranía del Ajusco (ver Gráfica 2).
Esta subclasificación nos da una clara referencia de cómo se deben marcar las
cotas de nivel en relación a la ocupación antropológica en el sitio, siendo el primer
acercamiento a la dinámica espacial de los asentamientos.

Gráfico. 2. En esta gráfica se representó con la leyenda “P” a los sitios con evidencia solo
preclásica y “P-P” a los sitos de ocupación continua, en relación a la altimetría de cada sitio.
Posteriormente ya que se ha notado la relación de sitios con su altimetría,
se tendrán que agrupar los sitios en relación a los rasgos medioambientales y
marcar en planos estas cotas de nivel para hacer inferencias más certeras sobre
cómo está conformado el paisaje Preclásico en la región de estudio.

De este modo se obtuvo la Gráfica 3, en donde se muestra el porcentaje de


sitio reportados según su altimetría, teniendo que el 21% de los sitios en la
muestra se localizan entre los 2276-2299 msnm, el 27% entre los 2300-2395
msnm, el 18% está entre los 2602-2684 msnm, el 14% a los 2400-2464 msnm, el
10% se localiza entre los 2780-2796 msnm, el 8% entre los 2800-2852 msnm y el
2% se ubica a los 2567 msnm, según la evidencia recabada.

135
Gráfico. 3. Porcentaje de evidencia, según altimetría.

La Gráfica anterior nos muestra una clara tendencia ocupacional sobre las
zonas presentes entre las cotas 2276-2464 msnm siendo esta área una zona en
donde se está obteniendo la mayor cantidad de evidencia arqueológica, seguida
del área conformada entre los 2602-2684 msnm, lo cual nos indica las zonas en
donde hay que poner más atención por la cantidad de hallazgos arqueológicos
reportados.

Esto indica que debe haber una relación espacial entre los hallazgos y la
zona en donde se están presentando, teniendo en cuenta que en las cotas más
bajas se reportaron evidencias arqueológicas relacionadas a grandes
construcciones cívico-administrativas y en la siguiente zona se presenta otro tipo
de asentamientos.

Es importante señalar que estos datos no deben confundir al lector, ya que


no quieren mostrar que en otros niveles altimétricos no exista evidencia
arqueológica, solo se está planteando aquí el análisis espacial en relación a las
exploraciones arqueológicas realizadas hasta la fecha.

De la muestra total, el 55% de los sitios presentó evidencia de


concentraciones de materiales, en donde solamente el 2% estaba asociado a
petrograbados y el 4% tuvo una investigación que detectó zonas habitacionales.
Así el 45% restante de la muestra estuvo bajo un proyecto de investigación,
registrando estructuras monumentales en asociación con concentraciones de

136
materiales que las refirió a la época de estudio, de los cuales solo el 2% presentó
evidencias de manifestaciones gráfico-rupestres y el 12% es parte de los sitios
que por inferencias de la presente investigación, se notó que presentan evidencia
preclásica (ver Gráfico 4).

Gráfico. 4. Porcentaje de sitios con diferentes tipos de evidencias.

Gracias a esto es posible relacionar a todos los sitios, espacial y


contextualmente, para seguir la exploración estadística de evidencias
arqueológicas, mostrando un estilo propio en relación a sus características
arquitectónicas, habitacionales y tipos de artefactos líticos y cerámicos que
corresponderían a la época de estudio.

Del total de las evidencias que sólo presentaban material preclásico el 62%
detenta estructuras monumentales, de las cuales solo el 6% de los sitios estaban
relacionados con petrograbados, el 38% mostraron evidencia de concentración
lítica, entre las que se destaca el 13% con evidencia de unidades habitacionales y
el 6% con manifestaciones gráfico rupestre (ver Gráfico 5).

Gráfico. 5. Sitios que presentaron solo evidencias preclásicas en relación con tipo de evidencias.

137
Lo que nos da una clara tendencia entre la relación que presentan los sitios
con estructuras arquitectónicas (cívicas o habitacionales) con elementos utilitarios
como cerámica y lítica, aunque estas evidencias no se han localizado en un gran
porcentaje sobre las estructuras, sino que están a sus alrededores, mostrando así
la probable relación entre los elementos monumentales e identitarios y la relación
que pueden tener estas estructuras con la dinámica erosivo-cultural y erosivo-
medioambiental de los habitantes y su entorno.

Así mismo por la gran cantidad de artefactos encontrados en los sitios con
estructuras, nos evidencian actividades humanas cerca de estas o la referencia de
una cadena de actividades que puede ser tanto ritual como productiva.

El 62% de estos sitios se localizan entre los 2300 y 2368 msnm, el otro 38%
está agrupado en dos áreas, una que abarca los 2290-2299 msnm y 2407-2416
msnm, siendo esta última la cota más alta (ver Gráfico 6).

Gráfico. 6. Diferencia altimétrica de sitios que reportaron solo una ocupación.


En esté gráfico se nota que hay una clara preferencia de los sitios en
ocupar zonas bajas que abarcarían los 2290-2368 msnm lo cual es característico
de planicies con un alto grado visual en tanto los elementos antropológicos
identitarios que lo conforman, así mismo pueden evidenciar la visión que habría
entre los asentamientos más elevados a sitios con estructuras cívico-
administrativos durante el periodo Preclásico.

138
Es importante aclarar que la mayor parte de estos sitios se encuentran bajo
la lava del Pedregal de San Ángel y en otros lugares altos que a causa de la
conquista española o por control mexica durante el siglo XIII en la Cuenca de
México, no se habían ocupado, probablemente a causa de la interrupción
ocupacional y productiva causado por fenómenos naturales.

De los sitios que presentaron evidencia material de una larga ocupación, se


notó que el 64% presentaba concentraciones de materiales con evidencias
preclásicas y el otro 36% presentó evidencias de estructuras en relación a
concentraciones de materiales preclásicos (ver Gráfica 7).

Gráfico. 7. Sitios de larga ocupación según el tipo de evidencias recopiladas.


Esta gráfica nos muestra una clara tendencia ocupacional de los sitios en la
delegación de Tlalpan, ya que al parecer después de que se abandona y terminan
los procesos destructivos naturales en esta región, hay una reocupación siglos
después por parte de una serie de grupos humanos. Que vuelven a aprovechar los
recursos naturales y antropológicos presentes, adoptando las estructuras previas
a su dinámica cultural en la región.

Los sitios con ocupación continua están lejos de la lava del pedregal de San
Ángel o en claros dejados por esta, y a nivel estratigráfico se nota la cercanía que
tienen estos artefactos con los más antiguos, existiendo reportes como los
realizados por Manuel Gamio y Eduardo Noguera que veían la mezcla de tipos
cerámicos en las betas arqueológicas que exploraron.

139
Los sitios con evidencia de larga ocupación presentan un patrón muy
variado, teniendo al 28% de los sitios entre los 2602 y los 2684 msnm, el 21% se
localizó entre los 2276 y a los 2298 msnm, el 15% están en los 2780-2796 msnm,
el 12% oscila de los 2800 a 2852 msnm y entre 2424 a los 2464 msnm, el 9%
están en los 2305-2395 msnm y por último solo el 3% estuvo a los 2567 msnm
(ver Gráfico 8).

Gráfico. 8. Porcentaje de sitios con larga ocupación y altimetría.


Las gráficas anteriores son guías para entender cómo se está dando el
patrón de asentamiento de los sitios en esta región de estudio, a falta de más
investigaciones debajo de la lava del pedregal de San Ángel que nos determine
cuales serían las playas fósiles correspondientes a la época de estudio, bajo el
supuesto de que los asentamientos humanos están en suelos que propicien la
duración de la construcción y la seguridad humana, se puede decir que ninguno
de estos esta sobre una playa, sino en lugares cercanos a éstas.

Posteriormente se asoció este patrón a la matriz medioambiental en


relación a otros sectores estudiados en la Cuenca de México que nos determine
qué tipo de organismos habitan cada cota de nivel para ver la preferencia de los
asentamientos humanos en relación a recursos naturales, sin tomar en cuenta el
factor agrícola, ya que no hay registro en las investigaciones revisadas de
elementos que nos refiera a la actividad agrícola preclásica en la región.

140
Ya con esta evidencia se pueden marcar en un mapa las cotas de nivel
necesarias para resaltar las zonas de ocupación preclásica según su tipo y
situación altimétrica, para poder inferir la relación que puede tener el porcentaje de
evidencias con el paisaje imaginario y de esta forma buscar relaciones entre los
sitios con evidencias arquitectónicas y con concentraciones de materiales. Así
mismo y como parte del análisis altimétrico, se combinarán las cotas arriba
señaladas con el sistema medioambiental presente en la región (ver el capítulo 2)
tomando en cuenta la zona plana, zona de colinas y zona de alta montaña, en
relación a los sistemas tanto animales como vegetales, subdividiendo las zonas
con relación a los ecosistemas particulares de cada región; de esta manera se
plantearon las siguientes asociaciones para buscar la relación existente entre los
sitios arqueológicos y su entorno físico-medioambiental, obteniendo los siguientes
rangos:

Zona Plana Zona lacustre y orillas Planicies aluviales


salinas. profundas.
2230 msnm 2230-2250 msnm
Pie de monte
Planicies aluviales someras. Laderas de aluvión.
Zona de Colinas inferior.
2250-2300 msnm 2300-2400 msnm
2400-2500 msnm
Pie de monte medio. Pie de monte superior. Las sierras.
Zona de alta
2500-2800 msnm 2800-3500 msnm 3500-3800 msnm
montaña

En el capítulo de Medio ambiente, se puede apreciar la relación que tienen


cada una de estas zonas con los animales y plantas presentes en estas cotas de
nivel, así como su preferencia ecológica, esto gracias a las investigaciones de
diferentes biólogos y ambientalistas como Exequiel Ezcurra y Christine
Niederberger, quienes resumieron y estudiaron diferentes sectores de la Cuenca
de México a nivel medioambiental y lograron entender a través de las evidencias
recabadas el sistema ecológico pretérito en esta región de Mesoamérica.

141
4.2 Análisis diferencial de tipos cerámicos y sitios arqueológicos

De todos los sitios estudiados en la zona sólo 14 presentaron


detalladamente evidencia cerámica, siendo éstos los más estudiados hasta la
fecha y de los cuales se derivó un estudio profundo clasificatorio y analítico de
materiales cerámicos. Las asociaciones realizadas dan como resultado los
siguientes grupos: “Cuicuilco A” (por la cercanía a Peña Pobre se tomará como un
solo sitio), “Cuicuilco B” (Montículo 2, Heizer y pista de patinaje de Villa Olímpica),
“Cuicuilco C”, Bosque de Tlalpan (Tenantongo y sus alrededores) Centro de
Tlalpan (Universidad Pontificia de México y plaza central de la delegación), La
zona Arqueológica de la Nopalera y en conjunto los sitios presentes en el Ajusco.

Cabe mencionar que hay sitios en donde sólo se reporta la existencia de


material preclásico sin dar mayor descripción respecto a los estilos y tipos
recolectados, ya que al parecer no era uno de los fines de esas investigaciones o
se hicieron a grandes rasgos, como es el caso del sitio de Tenantongo y sus
alrededores, mismos que se tomarán en su conjunto para su análisis y por su
estilo arquitectónico, su colindancia con el estrato de lava y la cercanía a la zona
de Cuicuilco “A”, “B”, “C” y Fuentes Brotantes correspondería a la época de
estudio.

Otro caso parecido que probablemente se haya dado igual que el anterior
pero en cuyo estudio sí hubo una descripción detallada de los materiales
recolectados, es la investigación realizada sobre los sitios del Ajusco llevada a
cabo por María Teresa Cabrero219 para su tesis de licenciatura, ya que cuando se
realiza su estudio no se habían publicado todavía las observaciones realizadas por
Florencia Müller y su cronología cerámica en la zona de “Cuicuilco B”, pero en su
descripción cerámica resaltan características típicas de la cerámica preclásica en
el grupo que clasificó como miscelánea.

Además se tomaron en cuenta dos clasificaciones cerámicas propuestas


para el estudio cerámico de la Cuenca de México, ya que son las que están más
desarrolladas por sus autores quienes estuvieron gran parte de su vida dedicados

219
Cabrero; op. cit., 1978

142
a entender la cronología en base a la cerámica, por lo cual se utilizó la
clasificación propuesta por Eduardo Noguera y Florencia Müller que, al
combinarlas entre sí (ver capítulo 3), en relación a sus coincidencias temporales y
estilísticas, dieron la posibilidad de ver los conjuntos cerámicos correspondiente a
las tres fases temporales del periodo Preclásico (Inferior, Medio y Superior). De
esta forma y tomando en cuenta estos hallazgos, tenemos la siguiente frecuencia
de materiales arqueológicos reportados según la temporalidad de los mismos en
los casos de estudio, obteniendo la gráfica 9.

Gráfico. 9. Porcentaje de materiales cerámicos reportados en las investigaciones arriba señaladas.

En la Gráfica 9 se aprecia en porcentajes la cantidad de materiales


recuperados, obteniendo así en gran proporción los correspondientes al periodo
Preclásico Superior con una recurrencia en la muestra total del 55% del universo
estudiado, seguido por los tipos propios del Preclásico Medio con una frecuencia
del 32% y finalmente en menor porcentaje los estilos correspondientes al
Preclásico Inferior con el 13%, lo cual no es de extrañarse ya que en escala de
tiempo se encuentra en estratos más profundos y por su antigüedad es posible
que no se conserve por estar más cerca a su estrato original o en contacto directo
con la lava del Xictle.

De cada estilo cerámico reportado para el Periodo Preclásico Inferior


tenemos los siguientes estilos en la Gráfica 10, en donde predomina la cerámica
Bayo, Amarilla y Rojo/Blanco; pero donde no está presente la cerámica Blanca
que se reporta para este periodo en el área de estudio.

143
Gráfico. 10. Estilos cerámicos más recurrentes de la etapa Preclásico Inferior.
Durante la fase denominada Preclásico Medio, tenemos una mayor
variedad de estilos cerámicos. En la Gráfica 11 se muestra una mayor cantidad de
cerámica del tipo Rojizo Bayo C2, Rojo Pulido Bícromo C1, Negro Grueso C2 y
Negro Delgado C2, excluyendo a la cerámica Amarillo o Bayo, Negra de asas
delgadas, Rojo/Blanco de paredes gruesas, motivos de sierra y triángulos abiertos,
Rojo/Amarillo y la cerámica Blanca Pulida o Gris, definidas por Noguera.

Gráfico. 11. Estilos cerámicos más recurrentes de la etapa Preclásico Medio.

Ya para la fase denominada Preclásico Superior, la variedad de estilos


cerámicos se incrementa, resaltando los estilos Cafés-Rojizos, Negruzcos y Cafés
Pulidos, teniendo una gran cantidad de diseños y formas, así como una gran

144
variedad de cerámicas, excluyendo las cerámicas Anaranjadas Pulidas Finas
correspondiente a este periodo y reportadas en otras áreas de la Cuenca (ver
Gráfica 12).

Gráfico. 12. Estilos cerámicos más recurrentes de la etapa Preclásico Superior.

Ya con los datos arriba analizados tenemos un grupo cerámico


correspondiente a la cultura asentada en la región, teniendo como resultado para
cada periodo y, según las investigaciones planteadas en el área de estudio, un
grupo de estilos cerámicos presentes según su estratigrafía y su temporalidad en
donde para las distintas fases preclásicas en la Delegación de Tlalpan, están
presentes los siguientes estilos agrupados por fase:
Preclásico Inferior Preclásico Medio Preclásico Superior
Bayo, Rojizo bayo C2, Café rojizo-bayo C4,
Amarilla, Negro Delgado C2, Café negruzco pulido C5,
Rojo/blanca, Negro Grueso C2, Varios C4,
Blanco/rojo y Rojo pulido bícromo C1, Café pulido,
Negra acanalada o inciso. Rojo C2, Café rojizo bayo-pulido,
Blanco C2, Rojo C4,
Intrusiva C2, Decoración polícroma,
Rojo/blanco mate C2, Decoración al negativo,
Trícomo C2, Alisado s/engobe C5,
Grupo gris C2, Grueso C5,
Negra Pulida Gruesa C1, Café rojizo-bayo C5,
Crema tendiendo al blanco Café negruzco C3,
C1 y Negruzco C4,
Café rojizo C1. Rojo C3, Rojo C5,
Rojo/amarillo,
Rojo pulido,
Blanco C4, Blanco C3,
Amarillo-rojo C3 y Varios C5,

145
4.3 Análisis de Nearest Neighbor 220 y K-means221 entre sitios arqueológicos.
Una vez que se ha analizado los estilos cerámicos y las diferentes regiones
medioambientales, es momento de crear los subgrupos correspondientes a dos
factores importantes para el estudio de la dinámica gravitacional y cultural de las
evidencias recolectadas. Cabe señalar que la mayoría de las investigaciones
serán tratadas como puntos al azar tomados a partir de reportes aislados en el
área a causa del desarrollo habitacional y comercial en la región de estudio, por lo
tanto es importante utilizar una sub-clasificación a través del estudio de conjuntos
estadísticos empleando dos técnicas que han demostrado ser las mejores para
agrupar y desagrupar casos que a simple vista no se podrían notar, al menos que
se tenga una buena preparación heurística en la región de estudio.

Una de estas técnicas que se emplearon es la de K-means, la cual nos


ayuda a encontrar subgrupos en relación a la localización de evidencia buscando
centros de gravedad en 3 dimensiones 222 (altitud, este y norte), para lo cual se
creó una matriz de localización en relación a evidencias recabadas empleando el
localizador de Google Earth (con proyección cartográfica WGS-84) que al
graficarla mostró los resultados expuestos en la Gráfica 13, la cual presenta en
total 4 subgrupos de las interacciones arriba señaladas.

Posteriormente se analizará esta relación en base a la técnica de Nearest


Neighbor para darle un mayor detalle a las relaciones espaciales presentes entre
los conjuntos y los subconjuntos, de este modo se puede explorar a detalle la
geomorfología de cada sitio arqueológico y su entorno próximo.

Es importante tomar en cuenta que estos hallazgos serán tomados como


puntos al azar, ya que no existe hasta la fecha un proyecto de investigación
integral en la región de estudio, que esté explorando mediante un riguroso criterio

220
Nearest Neighbor literalmente en español significa el vecino más cercano, pero se dejará este
término en ingles para que el lector localice fácilmente más referencias al respecto.
221
K-means es un término asociado al análisis de medias espaciales y no tiene mucho sentido en
español traducir este término ya que no tendría lógica para el lector.
222
Dentro de la bibliografía citada, he de aclarar que estoy empleando la técnica en 3 dimensiones,
ya que en estudios anteriores sólo se están utilizando dos dimensiones (este y norte). Lo que
planteo para este caso en particular, es la necesidad de entender los centros geométricos en sitios
con una pendiente continua como es el caso del territorio que conforma la región de estudio, lo
cual no implica que por mostrar una pendiente continua no presente accidentes geográficos.

146
científico que coordine entre sí las relaciones espaciales de los hallazgos y que le
de seguimiento al caso de estudio, para poder hacer inferencias socio-culturales
sobre la población que habitó esta zona durante el periodo de estudio de la
presente. Lo que a continuación se muestra, será bajo criterios estadísticos en
relación a la matriz medioambiental y el espacio modificado.

Gráfico. 13. Análisis de Nearest Neighbor, por sitios muestreados. Ver los subgrupos que se hacen
en relación a su distancia y altimetría en grafica 3-D.
En la gráfica 13 podemos apreciar la distribución de sitios en la carta
geográfica E14A39 y E14A49 y la relación en distancia que presenta cada sitio a
partir de la combinación de la máxima y mínima distancia entre éstos, la cual
presenta centros de gravedad compartidos entre los integrantes de la matriz
espacial, tomando en cuenta sus tres dimensiones.

147
Para entender la dinámica existente en estos cuatro subgrupos, es
necesario explorar a cada uno de ellos para ver cuál es la relación presente entre
sus integrantes y poder explorarlos detalladamente sub-agrupándolos nuevamente
bajo los criterios espaciales y medioambientales en relación a sus evidencias
culturales y la dinámica gravitacional presente en cada caso de estudio.

4.3.1 Grupo 1

El grupo 1 está conformado por los sitios presentes en las cotas más bajas,
mismos que se encuentran en dos regiones importantes, a una de ellas le
corresponde la zona donde se encuentra la planicie aluvial somera entre las cotas
2250-2300 msnm y la ladera de aluvión entre los 2300-2400 msnm y son los sitios
que se encuentran al norte de la región de estudio.

 Tenantongo,  Plaza Inbursa,


 Mirador 2,  “Cuicuilco A”,
 Mirador circular,  Zapote,
 Corregidora,  Camino a Fuentes Brotantes,
 La Ladrillera,  Camino a Fuentes Brotantes bis,
 “Cuicuilco C”,  Fuentes Brotantes
 “Cuicuilco C” bis, (Petrograbados),
 Pista de Patinaje,  Centro de Tlalpan Guadalupe
 “Cuicuilco B”, Victoria (U. Pontificia),
 Montículo Heizer,  Centro de Tlalpan (plaza
 Peña Pobre, central),
 Centro de Tlalpan Moneda 76 y
 Centro de Tlalpan Moneda 76-a.

Al subdividir el grupo para localizar el centro de gravedad y un nuevo grupo,


se encontró que:

148
a
Historia de la interacción de elementos
Centros Iniciales en el grupo 1
Cambios en los centros del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 646.722 682.623
ALTITUD 2368 2293
2 181.439 66.831
E 480372.11 480921.21
3 .000 .000
N 2131841.8100 2134211.4300
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en los
centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los cambios
para cualquier centro es .000. Con un total de 3 interacciones. La
mínima distancia entre los centros iniciales es de 2433.564.

Miembros del Grupo 1

Caso Sitio Grupo Distancia Número de casos en

1 Bosque de Tlalpan, Tenantongo 1 489.758 cada grupo:

2 mirador 2 1 1135.404 Grupo 1 7.000

3 mirador circular 1 818.111 2 14.000

4 corregidora 1 689.471 Válido 21.000

5 la ladrillera 1 661.008 Perdido .000

6 Fuentes Brotantes 1 858.581


Centros Finales de cada subgrupo
7 camino a FB bis 1 773.558
Grupo
8 Cuicuilco C 2 709.607
1 2
9 Cuicuilco C bis 2 709.607
ALTITUD 2371 2295
10 Pista de patinaje 2 1109.910
E 480112.03 481153.86
11 Cuicuilco B 2 987.029
N 2132449.4971 2133499.7607
12 Cuicuilco Heizer 2 909.226

13 Peña Pobre 2 575.171


Distancia entre los centros
14 Cuicuilco A y Peña pobre plaza inb. 2 495.411
finales.
15 Sector Cuicuilco A 2 748.735
Grupo 1 2
16 Zapote 2 585.607
1 1481.288
17 camino a FB 2 868.803
2 1481.288
18 Centro de Tlalpan, G. Victoria 98 2 1517.712

19 Centro de Tlalpan, plaza central 2 1489.185

20 Centro de Tlalpan, moneda 76-a 2 1210.080

21 Centro de Tlalpan, moneda 76 2 1248.392

149
Así ya con los centros K-means finales podemos ver la relación en el mapa
de los sitios que están conviviendo según su centro de gravedad, mostrando que a
partir de los mismos se pudo subdividir este grupo en dos más cercanos en
relación a sus cualidades altimétricas medioambientales compartidas (Ver gráfico
14).

Gráfico. 14. Relación de subgrupos y centros de gravedad de los mismos.


Lo que nos muestra la gráfica 14 es el centro geométrico visto en 3-D,
creando una serie de interacciones entre los hallazgos referenciados
espacialmente en un sector de la región de estudio. Todos estos datos se pueden
consultar en el mapeo final y a los centros geométricos les corresponderán el título
de 1a y 2a como centros de gravedad que afectan el movimiento de los elementos
arqueológicos correspondientes a estos subgrupos y se marcaron con un asterisco
de color tenue.

A los subgrupos resultantes se le aplicó la técnica de Nearest Neighbor,


misma que se empleó en el momento en que ya se tenía claro las relaciones

150
existentes en estos subgrupos y en la que se está tomando en cuenta solo la
matriz medioambiental para ver si se tiene una relación de recursos, evidencias
arquitectónicas y tipo de materiales reportados en las investigaciones particulares
de cada sitio. Cabe señalar que la matriz medioambiental está planteada en
relación a la presencia y ausencia de elementos naturales (plantas y animales)
que se cree vivieron en las cotas de nivel arriba planteadas y se está relacionando
sólo con animales que son territoriales (ver capítulo de Medio Ambiente) y, que
gracias a los estudios ecológicos planteados en diferentes regiones de la cuenca
de México, se ha podido advertir la preferencia que tienen algunos de ellos a
ciertas características ambientales a causa de su evolución adaptativa. Esta
técnica mostró los siguientes resultados:
Dendrogram
* * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * *

Rescaled Distance Cluster Combine


C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+

Moneda 76 20 -+
Moneda 76-a 21 -+
Victoria (U. Pontificia) 18 -+-----------+
Centro de Tlalpan (Plaza) 19 -+ +-----------------------------------+
Cuicuilco "A" 13 ---+---------+ |
Zapote 14 ---+ |
Mirador Circular 3 -----------------+-------------------------+ |
Corregidora 4 -----------------+ | |
Heizer 10 -----------+-------------+ | |
Plaza Inbursa 12 -----------+ | | |
Camino a Fuentes Brotantes 16 -----+-----------+ +-------+ +-----+
Camino a Fuentes Brotantes Bis 17 -----+ | | | |
Pista de Patinaje 8 -+ +-------+ | |
Cuicuilco "B" 9 -+ | | |
Cuicuilco "C" 6 -+-------+ | +---------+
Cuicuilco "C " bis 7 -+ +-------+ |
Peña Pobre 11 -----+---+ |
Fuentes Brotantes 15 -----+ |
Bosque de Tlalpan, Tenantongo 1 -----------------+-------+ |
La Ladrillera 5 -----------------+ +-------+
Mirador 2 2 -------------------------+

Así en este diagrama se puede apreciar en subgrupos la similitud que


tienen los casos de estudio según sus evidencias ambientales y antropológicas lo
cual nos dice que, dentro de este subgrupo, hay una relación espacial y ambiental
entre los sitios Moneda 76, Moneda 76-a, Universidad Pontificia de México, Plaza
central de la Delegación de Tlalpan, mismos que se sometieron a la búsqueda de
su centro de gravedad en relación a su localización espacial en 3-D obteniendo los
siguientes resultados:

151
a
Centros Iniciales del Grupo Historia de la interacción de elementos

Grupo
Cambios en los centros del grupo
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2285 2276
1 47.558 19.931
E 482431.35 482203.44
2 .000 .000
N 2.1327E6 2.1329E6 a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es de
315.126.

Miembros dentro del grupo

Casos Sitio Grupo Distancia


Distancia entre los centros finales.
1 Centro de Tlalpan, 2 19.931
moneda 76 Grupo 1 2
2 Centro de Tlalpan, 2 19.931
1 275.722
moneda 76-a
2 275.722
3 Centro de Tlalpan, G. 1 47.558
Victoria 98 Número de casos en cada grupo.
4 Centro de Tlalpan, 1 47.558
plaza central Grupo 1 2.000

2 2.000

Centros finales del grupo. Validados 4.000

Perdidos .000
Grupo

1 2

ALTITUD 2284 2276

E 482442.43 482222.82

N 2132726.6050 2132893.1450

152
Gráfico. 15. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’a y 2a’a.
El gráfico resultante (Gráfico 15) nos muestra el centro entre los puntos
cercanos, los cuales en este caso en específico correspondió al punto más alto de
la beta arqueológica de donde provienen las evidencias recabadas en
salvamentos y denuncias atendidas por el INAH. Así en este subgrupo podemos
ver que la evidencia que se registra en la plaza central de la Delegación de
Tlalpan proviene de la Universidad Pontificia de México que ya ha demostrado ser
una beta arqueológica, así mismo la información recabada en los predios que
comprenden los lotes Moneda 76 y 76-a muestra que están relacionados pero
probablemente cruzan una beta arqueológica desde el predio de Moneda 76-a
rumbo a la Universidad Pontificia, mismos que comparten una pequeña loma que
probablemente está siendo rodeada por una serie de escurrimientos de agua de
ríos provenientes por el cruce de los derrames producidos por el manantial de
Fuentes Brotantes y de Peña Pobre, esto se comprueba por la gran cantidad de
cantos rodados en los alrededores.
153
Es en el análisis de Nearest Neighbor, a partir de elementos
medioambientales y altimétricos, donde se demostró en otro grado de relación, la
correspondencia existente (por sus características espaciales y evidencias
culturales) de la beta de la Universidad Pontificia de México, el sector de
“Cuicuilco A” y en menor grado con su vecino denominado como Zapote. Lo cual
tiene lógica tanto a nivel medioambiental, altimétrico y cultural, siendo sitios muy
parecidos para la época de estudio en relación a las evidencias recabadas y el tipo
de superficie que ocupan ambas.

Así mismo dicho análisis mostro otra relación, usando los mismos criterios
empleados en el subgrupo anterior, entre los sitios de Corregidora y Mirador
circular con los subgrupos de Fuentes Brotantes, Fuentes Brotantes bis, “Cuicuilco
C” y la Ladrillera, mismos que presentan otro centro de gravedad, relacionándolos
bajo los criterios medio ambientales y culturales.

De lo anterior se puede apreciar que los centros de gravedad de cada uno


de los subgrupos que integra a los anteriores tienen características particulares
por ser de los emplazamientos con poca evidencia recabada y que muestran
relación entre ambos centros de gravedad por donde pasaría o se acumularía la
evidencia proveniente de los asentamientos más elevados, obteniendo como
resultado las siguientes tablas y el Gráfico 18, el cual muestra la línea por donde
pasaría la beta arqueológica correspondiente a estos sectores, siendo
influenciados por corrientes de agua temporales (en el caso del Bosque de Tlalpan)
y permanentes (como en el caso de los sitios alrededor de Fuentes Brotantes).

154
Centros iniciales del grupo Historia de la interacción de elementos a
Grupo Cambios en los centros del grupo

1 2
Interacciones 1 2

ALTITUD 2395 2301


1 719.455 805.156
E 479220.14 481536.46
2 245.020 273.447
N 2133151.6900 2132719.7600
3 .000 .000
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 3
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 2358.122.
Centros finales del grupo.

Grupo

1 2 Miembros del grupo.

ALTITUD 2357 2353 Caso Sitio Grupos Distancia

E 479931.82 480653.21 1 mirador circular 1 559.652

N 2133263.3240 2132115.3825 2 corregidora 2 820.341

3 camino a FB 2 1071.493

4 camino a FB bis 2 152.126


Distancia entre los centros finales.
5 Cuicuilco C 1 647.538

Grupo 1 2 6 Cuicuilco c. bis 1 647.538

1 1355.804 7 la ladrillera 2 392.539

2 1355.804 8 Tenantongo 1 349.745

9 mirador 2 1 721.359
Número de casos en cada grupo.

Grupo 1 5.000

2 4.000

Validos 9.000

Perdidos .000

155
En este caso, los sitios muestran una tendencia gravitacional que no ha
sido explorada, ya que no se ha investigado su centro de gravedad y no hay
evidencias ni investigaciones que nos muestren hallazgos arqueológicos, por lo
que se sugiere seguir la exploración uniendo ambos centros para encontrar la
evidencia que los relacionaría mutuamente.

Como resultado se muestra en la gráfica 3-D el centro de gravedad donde


se halla la mayor concentración de evidencia arqueológica para la época de
estudio, mismo que se pudo comprobar durante el recorrido de superficie realizado
para la presente, colectándose evidencia arqueológica preclásica sobre la avenida
de camino a Fuentes Brotantes sitio que se encuentra cerca del centro de
gravedad marcado en la Gráfica 16.

De la misma naturaleza, tenemos al sitio de Tenantongo que se encuentra


cerca del centro de gravedad de los sitios Mirador 2, Mirador Circular y “Cuicuilco
C”, misma que mostró evidencias arqueológicas durante su exploración.

Gráfico. 16. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’b y 2a’b.

156
Otros sitios que se agruparon siguiendo el mismo procedimiento, son los
sitios de Heizer, Plaza Inbursa, Pista de Patinaje de la Villa Olímpica, “Cuicuilco B”,
“Cuicuilco C”, Peña Pobre, “Cuicuilco A” y Zapote obteniendo los siguientes
centros de gravedad:
a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.
Cambios en los centros del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 283.179 248.711
ALTITUD 2304 2281
2 .000 .000
E 480112.80 481191.41
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
N 2133884.4700 2134084.0000 cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 1097.151.
Miembros del grupo.

Caso Sitio Grupo Distancia

1 Cuicuilco 1 194.227
Heizer Distancia final de los centros

2 Plaza Inbursa 2 328.164 del grupo.

3 Pista de 1 283.179 Grupo 1 2


patinaje
1 576.846
4 Cuicuilco B 1 236.391
2 576.846
5 Cuicuilco C 1 237.188

6 Peña Pobre 1 296.004

7 Sector 2 191.530
Cuicuilco A

8 Zapote 2 248.711

Número de casos en cada


Centros finales del grupo. grupo.

Grupo Grupo 1 5.000

1 2 2 3.000

ALTITUD 2305 2290 Válidos 8.000

E 480395.41 480950.68 Perdidos .000

N 2133866.5740 2134022.2000

157
En este subgrupo en particular podemos notar que la relación espacial entre
sus elementos y las características geomorfológicas, están agrupando a los sitios
con evidencias arqueológicas muy específicas, en donde encontramos que el sitio
de Plaza Inbursa es un parte-aguas entre sus vecinos más cercanos y, como lo
demostraron las investigaciones en este sector, divide al sitio de Peña Pobre de
“Cuicuilco A” mismo que al interactuar con los sitios de Zapote e Inbursa; a través
de este análisis, mostró otro centro de gravedad entre estos 3 emplazamientos.

Así mismo el subgrupo que conforma la Pista de Patinaje, Heizer, “Cuicuilco


B”, “Cuicuilco C” y Peña Pobre muestra otro centro de gravedad que, al igual que
al subgrupo anterior, no ha sido explorado y que probablemente cruce una beta
arqueológica por éste (ver Gráfico 17).

Gráfico. 17. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’c y 2a’c.

158
Es importante señalar del mismo modo que el Grupo 1 comparte una región
muy importante en relación al tipo de arcillas explotadas durante la época de
estudio (ver a Badillo, 2005), en donde se pueden extraer tanto pómez, presente
en el bosque de Tlalpan que pudo haber sido empleado como desgrasante o
colorante blanco y las arcillas aluviales en la zona colindante al antiguo lago,
necesarias para la fabricación de cerámicas y es un punto central en donde se
localizaron y se pudo determinar la colección cerámica que enlaza a la mayoría de
los sitios en la región de estudio.

Así mismo la gran capacidad visual y de elementos elevados presentes,


pudieron servir de marcadores espaciales como referencias visuales entre los
habitantes, al presentar lomeríos entre la suave pendiente donde se asientan
estos sitios, así como las fuentes de agua dulce y limpia presentes cerca de
elementos antropológicos estudiados.

Este grupo está presente en la zona de clima Cwbg y Cwbgs, pero en los
picos elevados como en el cerro del Zacayuca y la Corregidora presenta el tipo Et.
Al encontrarse cerca del sistema lacustre aprovecha las orillas salinas presentes
en la planicie de aluvión somera y sus laderas, siendo parte del pie de monte de la
región.

Gracias a estas particularidades se pueden aprovechar plantas lacustres


(que en estudios etnográficos son empleadas en la cestería), plantas halófilas
(ricas en nutrientes), ciperáceas, ahuejotes, ahuehuetes, pastizales y agaves,
estas plantas están cerca de encinos, acacias, bosques de encinos bajos y
algunos encinos perennifolios de hoja grande principalmente rumbo al cerro de
Zacayuca de donde se puede obtener combustible de leña y otros productos.

Lo cual propicia, al ser parte de la dieta de algunas especies herbívoras, el


aprovechamiento de animales lacustres y aves acuáticas (locales y migratorias),
tlacuaches, musarañas, armadillos, liebres, ardillas, tuzas, mapaches, algunos
carnívoros como el coyote, manadas de guajolote silvestre y murciélagos en las
partes más elevadas.

159
4.3.2 Grupo 2

El grupo 2 se encuentra al sureste del grupo 1 compartiendo, a lo largo de


la extensión sureste de la región, la planicie aluvial somera entre las cotas 2250-
2300 msnm, la ladera de aluvión entre los 2300-2400 msnm y el pie de monte
inferior entre los 2400-2500 msnm, a este grupo le corresponden los sitios:

 Cuatectlan-s,  Sitio 37,


 Cipres 28,  La Nopalera (1),
 Sitio 33,  La Nopalera (2) y
 Sitio 34,  La Nopalera Estructura circular.
 Sitio 36,

Al aplicar la técnica de K-means, se pudo encontrar los siguientes centros


de gravedad y subdividir este grupo según su correspondencia espacial en 3-D
teniendo como resultado lo siguiente:

Centros iniciales del grupo. Historia de la interacción de elementos


a

Grupo
Cambios en los centros del grupo.
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2298 2424
1 751.227 1405.720
E 484323.69 485078.27
2 .000 .000
N 2130898.8700 2125790.4300 a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños
cambios en los centros del grupo. El máximo absoluto que
coordina los cambios para cualquier centro es .000. Con
un total de 2 interacciones. La mínima distancia entre los
centros iniciales es de 5165.407.

Centros finales del grupo.

Grupo Distancia final entre los centros del

1 2 grupo.

ALTITUD 2341 2435 Grupo 1 2

E 484597.87 484910.07 1 3032.373

N 2130200.8140 2127186.0075 2 3032.373

160
Miembros del grupo
Número de casos en cada
Caso Sitio Grupo Distancia
grupo.
1 Cuatectlan-s 2 1021.227
Grupo 1 5.000
2 Cipres 2 979.562
2 4.000
3 Sitio 33 2 558.648
Válido 9.000
4 Sitio 34 2 1405.720
Perdido .000
5 Sitio 36 1 1187.341

6 Cerro de la Cruz, sitio 37 1 726.450

7 La Nopalera, e. circular 1 751.227

8 La Nopalera (1) 1 800.321

9 La Nopalera (2) 1 417.123

Estos nuevos grupos al ser graficados mostraron otro subgrupo que se


exploró en relación a sus centros de gravedad, obteniendo así el gráfico 18.

Gráfico. 18. Relación de centros geométricos y subgrupos del Grupo 2.

161
Igual que como se ha realizado anteriormente, al aplicarle la técnica de
Nearest Neighbor en relación a la matriz medioambiental en combinación con la
evidencia cultural vemos la siguiente relación:
Dendrogram
* * * * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * * * * * *

Rescaled Distance Cluster Combine

C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+

La Nopalera (e.Circular) 7 -+---------------------+


La Nopalera (1) 8 -+ +-------------------------+
Sitio 37 (Cerro de la Cruz) 6 ---------------+-------+ |
La Nopalera (2) 9 ---------------+ |
Cuatectlan-s 1 -------+---+ |
Sitio 33 3 -------+ +---+ |
Cipreses 2 -----------+ +-+ |
Sitio 34 4 ---------------+ +-------------------------------+
Sitio 36 5 -----------------+

De este modo se declararon los subgrupos 1b’a, 2b’a y 1b’b, 2b’b. El


primero presenta los siguientes centros de gravedad al aplicarles el método K-
means:
a
Historia de la interacción de elementos

Centros iniciales del grupo. Cambios en los centros del grupo

Grupo Interacciones 1 2

1 2 1 244.223 .000

ALTITUD 2298 2343 2 .000 .000


a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios
E 484323.69 485019.47 en los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
N 2130898.8700 2129609.2200 interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 1466.060.

Número de casos en cada grupo.


Miembros del grupo.
Grupo 1 3.000
Caso Sitio Grupo Distancia
2 1.000
1 La Nopalera, e. Circular 1 244.223
Válido 4.000
2 La Nopalera (1) 1 200.375
Perdido .000
3 La Nopalera (2) 1 254.137

4 Cerro de la Cruz, sitio 37 2 .000

162
Centros finales del grupo.
Distancia entre los centros finales.
Grupo

1 2 Grupo 1 2

ALTITUD 2300 2343 1 1361.250

E 484194.83 485019.47 2 1361.250

N 2130691.4200 2129609.2200

En la Gráfica 19 podemos apreciar estos centros de gravedad, pero queda


como un caso aislado el Sitio 37 (cerro de la cruz), aun así se relaciona con los
sitios de la Nopalera (1), La Nopalera (2) y La Nopalera e. Circular, mismos que
presentan un centro de gravedad compartido con relación altimétrica y
medioambiental.

Gráfico. 19. Centros de gravedad del subgrupo 1b’a y 2b’a.

163
Anteriormente las investigaciones realizadas en este sector declaran un
perímetro de protección de la Zona arqueológica de la Nopalera, el cual al ser
expuesto en plano, reduce la zona arqueológica y deja a estos centros de
gravedad en la parte sur del polígono muy cerca de sus linderos y aunque se
exploró el cerro de la cruz dicha poligonal no lo incluye. Gravitacionalmente estos
sitios comparten el mismo centro de gravedad y espacialmente comparten un
territorio en común, es importante mencionar que visualmente el cerro de la cruz
es un elemento que sobresale de esta planicie y que puede ser un punto
estratégico para el movimiento humano en la zona.

Posteriormente se exploró bajo los mismos criterios el subgrupo 1b’b y 2b’b,


dando como resultado los siguientes centros de gravedad de donde
probablemente estén las betas arqueológicas. Es importante señalar que se están
tratando a cada subgrupo a partir de la experiencia vivida en campo en la región
de estudio, ya que está técnica implica forzosamente el haber realizado recorrido
de superficie o entender los datos expuestos en los proyectos anteriormente
realizados, para deducir los datos proyectados por medio de estas técnicas. Así
esta interacción muestra que:

a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo
Cambios en los centros del grupo.
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 801.491 423.860
ALTITUD 2343 2424
2 .000 .000
E 485019.47 485078.27
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios
N 2129609.2200 2125790.4300 en los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales
es de 3820.102.
Centros finales del grupo.

Grupo
Distancia entre los centros finales.
1 2
Grupo 1 2
ALTITUD 2424 2425
E 484992.45 485037.68 1 2600.343

N 2128812.2900 2126212.3400 2 2600.343

164
Miembros del grupo.

Caso Sitio Grupo Distancia


Número de casos en cada grupo.
1 Cuatectlan-s 1 770.063

2 Sitio 33 2 423.860 Grupo 1 4.000

3 Cipreses 1 649.239 2 2.000


4 Sitio 34 2 423.860 Válidos 6.000
5 Sitio 36 1 643.661 Perdidos .000 }

6 Cerro de la Cruz, 1 801.491

sitio 37

Los resultados obtenidos manifiestan que las evidencias arqueológicas están


cayendo de la cota más alta, en donde probablemente exista una beta
arqueológica (sobre el cerro de la cruz), y que en sus partes bajas existen
evidencias culturales que lo confirman, así mismo los sitios 33 y 34 están
relacionados como un solo sitio arqueológico que comparte una planicie sobre una
loma que pasa cerca de una corriente de agua (ver Gráfico 20).

Gráfico. 20. Centros de gravedad entre el subgrupo 1b’b y 2b’b.

165
Al explorar el Grupo 2 queda claro que se está compartiendo un patrón de
asentamiento muy parecido al Grupo 1, ya que tenemos una beta arqueológica en
la parte de la planicie aluvial somera que queda a pocos metros de la antigua zona
lacustre subiendo rumbo a la ladera de aluvión, así mismo tenemos un vivero de
Tefra, del cual no hay muchos estudios geológicos (Cerro de la Cruz) pero que por
sus características físicas se parece mucho al bosque de Tlalpan (cerro de
Zacayuca), que está albergando probablemente estructuras prehispánicas en sus
elevaciones más altas, de donde están bajando evidencias arqueológicas a su
centro de gravedad y que pudo haber servido de marcador espacial entre sus
pobladores.

No se puede apreciar actualmente mediante el programa de Google Earth


qué pasa en este sitio, pero en la parte de la Zona Arqueológica de la Nopalera la
destrucción es evidente y está registrada por las imágenes satelitales tomadas
anteriormente.

En sus partes bajas tenemos un clima similar al grupo anterior (Cwbg,


Cwbgs y Et) y en este grupo tenemos dos variables muy importantes ya que la
pendiente es continua y va rumbo al pie de monte medio, en donde se está
aprovechando la cercanía a la zona lacustre y sus laderas de aluvión.

En la zona arqueológica de la Nopalera, al parecer, se está beneficiando de


las plantas lacustres halófilas, ciperáceas, ahuejotes, ahuehuete, pastizales,
agaves, encinos y acacias que rumbo al cerro de la cruz forman bosques encinos
bajos útiles para la obtención de maderas y otros productos. Así mismo por su
cercanía al lago se pudo haber aprovechado a los peces y aves acuáticas así
como a los tlacuaches de la zona.

En el caso de los sitios en el cerro de la cruz rumbo al Ajusco, los cuales


están presentes en el pie de monte medio, tenemos bosques encinos perennifolios
de hoja grande lo cual amplia la gama de obtención de recursos naturales, ya que
en éstos están presentes, por ejemplo, especies animales como la musaraña,
murciélagos, armadillos, liebres, conejos, ardillas, tuzas, venados, mapaches,
manadas de guajolotes silvestres y diferentes tipos de carnívoros como el coyote.

166
4.3.3 Grupo 3

Este grupo se localiza rumbo al suroeste del grupo anterior en la zona de


Pie de monte medio entre los 2500-2800 msnm y le corresponden los sitios.
 Sitio 16,  Sitio 8,
 Sitio 15,  Sitio 9,
 Sitio 4,  Sitio 10,
 Sitio 2,  Sitio 28 y
 Sitio 1,  Sitio 27.

El método K-means expuso los siguientes resultados, mismos que


establecen dos nuevos subgrupos denominados 1c’a, 2c’a y 1c’b, 2c’b, en donde
los centros de gravedad son los siguientes:

Centros iniciales del grupo.

Grupo
Miembros del grupo.
1 2
Caso Sitio Grupo Distancia
ALTITUD 2684 2650
1 Sitio 16 1 235.157
E 484104.59 484944.74
2 Sitio 15 1 125.173
N 2122169.92 2124947.59
3 Sitio 4 1 96.165

a 4 Sitio 2 1 263.897
Historia de la interacción de elementos
5 Sitio 1 2 1083.357
Cambios en los centros del grupo
6 Sitio 8 2 555.364
Interacciones 1 2
7 Sitio 9 2 460.799
1 552.575 1004.444 8 Sitio 10 2 480.915
2 335.723 216.671 9 Sitio 27 2 1210.059
3 .000 .000 10 Sitio 28 2 1051.646
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños
cambios en los centros del grupo. El máximo absoluto que
coordina los cambios para cualquier centro es 000. Con un
Número de casos en cada grupo.
total de 3 interacciones. La mínima distancia entre los
centros iniciales es de 2902.147. Grupo 1 4.000

2 6.000
Válidos 10.000
Centros finales del grupo.
Perdidos .000
Grupo
Distancia entre los centros finales del grupo.
1 2
Grupo 1 2
ALTITUD 2678 2619
1 2050.032
E 484262.41 485576.85
2 2050.032
N 2122344.14 2123916.22

167
Proyectando estos datos en un gráfico de dispersión de puntos en 3-D,
podemos notar los centros compartidos por sus integrantes, obteniendo así el
Gráfico 21.

Gráfico. 21. Centros geométricos y subgrupos del Grupo 3.

Para identificar mejor las relaciones existentes en estos subgrupos se aplica


de la misma forma que en los grupos anteriores la técnica de Nearest Neighbor
bajo los mismos criterios medioambientales y culturales, mostrando la siguiente
tendencia en el área:

Dendrogram
* * * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * *

Rescaled Distance Cluster Combine

C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+

Sitio 27 9 -+-----------------+
Sitio 28 10 -+ +-----------------+
Sitio 8 6 -+-----------------+ +-----------+
Sitio 9 7 -+ | |
Sitio 1 5 -------------------------------------+ |
Sitio 2 4 -+ |
Sitio 10 8 -+ |
Sitio 16 1 -+-----------------------+ |
Sitio 15 2 -+ +-----------------------+
Sitio 4 3 -------------------------+

168
Este gráfico nos muestra la relación existente entre los miembros del grupo
estudiado, el cual para poder explorarlo mejor en relación a sus características
medioambientales y hallazgos culturales, se tiene que subdividir y explorar
nuevamente.

Así con esta nueva relación podemos ver mejor las tendencias
gravitacionales que presentan los sitios que conforman estos subgrupos, volviendo
a explorarlos bajo la técnica de K-means vemos que los centros de gravedad
quedan en las siguientes coordenadas:

Centros iniciales del grupo. a


Historia de la interacción de elementos
Grupo
Cambios en los centros del grupo
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2650 2629
1 105.223 585.518
E 484944.74 485855.96
2 .000 .000
2124947.59 2122869.48
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en los
centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los cambios
para cualquier centro es .000. Con un total de 2 interacciones. La
mínima distancia entre los centros iniciales es de 2269.208.
Miembros del grupo

Caso Sitio Grupo Distancia


Número de casos en cada grupo.
1 Sitio 27 1 105.223

2 Sitio 28 1 105.223 Grupo 1 2.000

3 Sitio 8 2 187.810 2 4.000

4 Sitio 9 2 214.782 Válidos 6.000

5 Sitio 1 2 585.518 Perdidos .000

6 Sitio 10 2 476.909

Distancia entre los centros finales del


Centros finales del grupo.
grupo.
Grupo
Grupo 1 2
1 2
1 1693.093
ALTITUD 2656 2601
2 1693.093
E 484933.72 485898.42

N 2124843.09 2123452.79

169
En este caso en particular, vemos que el centro de gravedad entre los sitios
1, 8 y 9 está apuntando a un río que pasa cerca de estos y que los sitios 28 y 27
están compartiendo una pequeña elevación, igual que los grupos vecinos, rodeada
por ríos perenes y tal vez uno permanente que transitó por estos sitios durante la
época de estudio (ver Gráfico 22).

Así mismo es importante notar la cercanía que tienen estos sitios con el
cerro de Huapaltepec, el cual no ha tenido ninguna exploración rumbo a sus cimas
y de donde es probable que existan elementos arqueológicos que nos aclaren la
situación respecto a estos hallazgos, ya que como se ha visto anteriormente al ser
una elevación natural, puede servir como un elemento estratégico visual en
relación a las planicies a su alrededor y la arqueóloga María Teresa Cabrero
reportó durante sus investigaciones terrazas, aunque no están relacionadas
cronológicamente.

Gráfico. 22. Centros de gravedad de los subgrupos 1c’a y 2c’a.

170
Explorando el siguiente subgrupo 1c’b y 2c’b se obtienen los siguientes
datos:

a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.
Cambios en el centro del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 84.081 55.755
ALTITUD 2671 2684
2 .000 .000
E 484442.84 484104.59
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
N 2122536.60 2122169.92 los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es.000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 499.035.

Miembros del grupo. Centros Finales del grupo.

Caso Sitio Grupo Distancia Grupo

1 Sitio 2 1 84.081 1 2

2 Sitio 16 2 55.755 ALTITUD 2674 2682

3 Sitio 15 2 55.755 E 484388.05 484136.78

4 Sitio 4 1 84.081 N 2122472.88 2122215.40

Número de casos en el grupo.


Distancia entre los centros finales del
grupo.
Grupo 1 2.000
Grupo 1 2
2 2.000
1 359.861
Válidos 4.000
2 359.861
Perdidos .000

En donde el centro de gravedad está marcando el movimiento de los


materiales en un área que al igual que el subgrupo anterior está cerca de una
corriente de agua, estos sitios comparten una planicie y en las imágenes aéreas
en Google Earth se muestran cúmulos de piedras que podrían pertenecer a una
beta arqueológica.

En el Gráfico 23 se muestra la relación entre estos sitios y su dinámica


gravitacional.

171
Gráfico. 23. En está gráfica se muestra la tendencia gravitacional entre los sitios del subgrupo 1c’b,
2c’b.
La particularidad de este grupo es que se localiza en la zona de Pie de
monte medio ya muy alejado del lago pero son sitios que se encuentran cerca de
una corriente de agua, asentándose al parecer en pequeñas lomitas presentes en
la región, las cuales protegen aparentemente de los desbordes del río a los
asentamientos que pudieran existir en éstas. Así mismo en esta zona existe una
amplia gama de recursos de montaña entre los que se destacaría la leña como
combustible y materia prima de otros productos (hasta la fecha muy empleada en
la región), así como animales de caza para el consumo (venado cola blanca ya
desaparecido actualmente y otros animales tanto herbívoros, carnívoros y
marsupiales) complementando éste con plantas silvestres como los hongos, zetas
y diversos frutos silvestres, explotados por las comunidades que se pudieron
asentar en esta área; el inconveniente para habitar la zona estaría en relación al
nivel climático, ya que las investigaciones arqueológicas realizadas en esa región
demuestran un límite natural entre las betas arqueológicas preclásicas y las de
ocupación continua, mismo que podría relacionarse al nivel tecnológico de abrigos

172
para explorar y habitar esas alturas, lo cual no ha demostrado inconveniencia
cuando se analizan casos de adaptación en otras partes de Mesoamérica.

4.3.4 Grupo 4

Al igual que el grupo 3, este grupo se localiza al suroeste de la región de


estudio y abarca la zona de Pie de monte medio entre los 2500-2800 msnm y el
pie de monte superior 2800-3500 msnm, siendo este el límite de hallazgos con
características preclásicas en el área de estudio, mismo que integra los sitios:

 Sitio 6,  Sitio 19-20,


 Sitio 32,  Sitio 23,
 Sitio 25,  Sitio 24 y
 Sitio 22,  Sitio 26
 Sitio 21,

Al explorar este grupo, tenemos que sub-clasificarlo según sus centros de


gravedad de la siguiente forma:

a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.

Grupo Cambios en los centros del grupo

1 2 Interacciones 1 2

ALTITUD 2852 2787 1 622.646 578.913

E 483285.98 483007.77 2 .000 .000


a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios
N 2125005.2900 2122780.0500 en los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es.000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 2243.506.

Número de casos en cada grupo.


Distancia final entre los centros del

Grupo 1 3.000 grupo.

2 6.000 Grupo 1 2

Válidos 9.000 1 1438.255

Perdidos .000 2 1438.255

173
Miembros del grupo.

Caso Sitio Grupo Distancia

1 Sitio 6 1 622.646

2 Sitio 21 2 130.195

3 Sitio 22 2 83.825
Centros finales del grupo.
4 Sitio 23 2 217.549
Grupo
5 Sitio 24 2 273.159
1 2
6 Sitio 25 1 432.158
ALTITUD 2822 2788
7 Sitio 19-20 2 109.237
E 483684.65 483487.80
8 Sitio 26 1 869.391
N 2124527.9500 2123103.6350
9 Sitio 32 2 578.913

Así se obtuvo el Gráfico 24, el cual muestra los subgrupos 1d’a, 2d’a y 1d’b,
2d’b que serán explorados a continuación en relación a su medio ambiente y
evidencia arqueológica.

Gráfico. 24. Centros geométricos de los subgrupos que integran el Grupo 4.

174
Empleando la técnica de Nearest Neighbor para buscar la relación en un
sentido no solo espacial sino en relación de las evidencias recabadas, tenemos la
siguiente tendencia:

Dendrogram
* * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * * *

Rescaled Distance Cluster Combine

C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+

Sitio 22 3 -+---------------+
Sitio 26 8 -+ +-----------------+
Sitio 21 2 -+---------------+ +---+
Sitio 19-20 7 -+ | +---------+
Sitio 32 9 -----------------------------------+ | |
Sitio 6 1 ---------------------------------------+ |
Sitio 23 4 -+---------------------+ |
Sitio 24 5 -+ +-------------------------+
Sitio 25 6 -----------------------+

Así mismo, se volvió a buscar los centros de gravedad entre los integrantes
de cada subgrupo obteniendo los siguientes datos:

a
Centros iniciales del grupo. Historia de la interacción de elementos

Grupo Cambios en los centros del grupo


1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2770 2792
1 32.706 87.222
E 483682.68 483585.04
2 .000 .000
N 2123294.2000 2123017.1500 a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios
en los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 294.575.

Miembros del grupo.


Centros finales del grupo.
Casos Sitio Grupo Distancia
Grupo
1 Sitio 22 2 128.740 1 2
2 Sitio 21 2 87.222
ALTITUD 2776 2796
3 Sitio 19-20 2 57.807
E 483651.94 483538.39
4 Sitio 23 1 32.706
N 2123284.7950 2123090.7233
5 Sitio 24 1 32.706

175
Número de casos en cada grupo.
Distancia entre los centros finales.
Grupo 1 2.000
Grupo 1 2
2 3.000
1 225.763
Válidos 5.000
2 225.763
Perdidos .000

En este subgrupo se pudo observar que los sitios 22, 21 y 19-20 están
compartiendo la periferia de una loma muy cerca de una corriente de agua, por lo
tanto su centro de gravedad se tiene que proyectar hacia la cima de dicha loma ya
que es muy probable que en su periferia se localice otra beta arqueológica que
cruza este subconjunto, así mismo los sitios 23 y 24 marcan la dirección en que
las evidencias se están encontrando, en donde se muestra claramente que la
corriente de agua que pasa por estos sitios está en relación a la dirección de su
centro de gravedad (ver Gráfico 25).

Gráfico. 25. Centros de gravedad 1d’a y 2d’a.

176
Explorando el siguiente subgrupo tenemos que:

Centros iniciales del grupo. a


Historia de la interacción de elementos
Grupo
Cambios en el centro del grupo.
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2787 2852
1 .000 622.646
E 483007.77 483285.98
2 .000 .000
N 2122780.0500 2125005.2900
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 2243.506.

Miembros del grupo.

Caso Sitio Grupo Distancia Distancia final entre los centros del
grupo.
1 Sitio 32 1 .000

2 Sitio 6 2 622.646
Grupo 1 2

3 Sitio 25 2 432.158 1 1874.711

4 Sitio 26 2 869.391 2 1874.711

Centros finales del grupo.


Número de casos en cada grupo.
Grupo
Grupo 1 1.000
1 2
2 3.000
ALTITUD 2787 2822
Válidos 4.000
E 483007.77 483684.65
Perdidos .000
N 2122780.0500 2124527.9500

En este caso en particular podemos observar que el sitio 32 está muy


alejado y es un caso aislado pero que comparte un comportamiento similar que los
sitios 6, 25 y 26 los cuales muestran un centro de gravedad compartido al
localizarse en pequeños lomeríos cercanos al cerro de Topilejo, mismos que están
próximas a una corriente de agua que rodea una planicie media en donde
probablemente se esté depositando una gran cantidad de materiales provenientes
de betas arqueológicas similares y vecinas a estos sitios (ver Gráfico 26).

177
Gráfico. 26. Centros de gravedad del subgrupo 1d’b y 2d’b.
Ya con las relaciones expuestas arriba se puede entender que este grupo
se encuentra en la zona de Pie de monte medio y el pie de monte superior, siendo
éste el límite de hallazgos reportados por diferentes investigadores para el periodo
en cuestión. En esta zona se puede apreciar el mismo patrón que en el grupo
anterior, en donde las evidencias reportadas se localizaban cerca de las corrientes
de agua en relación a pequeños lomeríos, la cantidad de recursos de montaña
aumenta al encontrarse ya con zonas de pastizales y animales de mayor tamaño,
mismos que cohabitan con plantas silvestres, diferentes clases de hongos
comestibles y una zona de grandes bosques. Así mismo es un paso natural hacia
la cuenca de Cuernavaca, el cual se puede atravesar siguiendo una dirección
sureste rodeando al volcán del Ajusco sin necesidad de utilizar equipo especial
para climas de cimas de montañas y, que actualmente, sigue siendo empleada por
peregrinos que van rumbo a Chalma en procesiones a pie.

178
Ya con estos datos se puede declarar el mapeo y marcar en éste los
centros de gravedad existentes entre estos cuatro grupos. Es importante señalar
así mismo que mientras más exploraciones se realicen en estos centros de
gravedad se podrá tener un patrón más claro entre los diferentes niveles
altimétricos y que mostrarán una tendencia general de los sitios.

En este caso de estudio se puede determinar que las zonas que presentan
estructuras complejas, mismas que se pueden entender como del tipo cívico-
administrativo, están siendo utilizadas para la obtención de materia prima en
relación a la fabricación de diferentes tipos cerámicos, mismos que concentran en
estos sitios los estilos más caprichosos, obtenidos por diferentes investigaciones;
también se observa que sirven de cementerio para diferentes tipos de osamentas
que han mostrado una clara diferenciación entre ellas mismas y que guardan
relaciones espaciales con diferentes tipos de objetos (como los cruciformes entre
otros) y su forma de enterramiento223.

Así mismo estos centros cívico-administrativos están controlando al parecer


el tráfico y la explotación de recursos lacustres (fauna y flora) los cuales no se han
reportado en los sitios más altos dentro de la región de estudio. Estos centros
están coordinando aparentemente a sitios arqueológicos que solo han presentado
hasta la fecha arquitectura monumental con elementos y estilos arquitectónicos
similares a ellos, pero que se localizan principalmente en lomeríos altos, los cuales
están situados en dos viveros de tefra (Bosque de Tlalpan y Cerro de la Cruz) que
son parte de los respiraderos pertenecientes a la formación del Ajusco. Estos
viveros presentan dentro de sus características estratigráficas un manto de pómez
que en otras investigaciones han sido betas importantes para la obtención de
desgrasantes cerámicos por su alto grado de minerales que lo conforma y en
regiones del norte de México han mostrado ser la matriz predilecta para crear las
llamadas formaciones tronco-cónicas que sirven de descanso para los muertos.

Es importante resaltar que en las zonas más altas del centro de Tlalpan es
muy probable que se localicen estructuras cívico-administrativo, ya que hay una
223
En este caso de estudio no se profundizará en éstos, ya que requieren un tratamiento muy
específico y un proyecto osteológico particular.

179
gran cantidad de evidencia arqueológica que demuestra su importancia geográfica
y que es un pequeño pliegue de la formación Ajusco, al cual lo están rodeando
diferentes corrientes de agua provenientes de Fuentes Brotantes y Peña Pobre,
que a pesar de las modificaciones que se han realizado tanto por la erupción del
Xictle como del desarrollo colonial y moderno, fue cuestión de tiempo para entubar
el llamado Río de San Agustín que por dos siglos se registró su paso y la unión
existente con el río de San Buenaventura, el cual es uno de los más contaminados
y antiguos de la región.

Los sitios que desaparecieron en la zona arqueológica de la Nopalera,


comparten las mismas características que la zona de Cuicuilco y que
desafortunadamente no quedó sepultado por la lava, sino que su destrucción es a
causa de una mala planeación urbana y falta de protección arqueológica,
quedando todas las evidencias debajo de las construcciones tanto del siglo XVII y
las posteriores realizadas en este predio, ya que es una zona que ha presentado
diferentes remodelaciones pasando de centros de cultivo a una zona habitacional
actualmente.

Así mismo, cabe la pena señalar que las evidencias arqueológicas están
rodeando de algún modo a los cerros de Zacatepetl, de la Cruz y Huapaltepec
principalmente, elevaciones que al parecer sirven de punto de referencia para el
desarrollo habitacional y constructivo, ya que las evidencias están a sus
alrededores y es probable que en aquellos en donde no se ha explorado, exista en
sus elevaciones estructuras arquitectónicas que al igual que en el Cerro de
Zacatepetl presenten elementos que pueden marcar lugares lejanos de la Cuenca,
señalando los rumbos más importantes para la época como el Norte y el Este. De
igual importancia es la posibilidad de ser referentes para los pobladores que
habitan dentro del paisaje Preclásico en la región de estudio.

180
4.4 Mapeos por conjuntos.

181
182
183
184
5. PAISAJE ACTUAL DE TLALPAN

5.1 Tlalpan y su geomorfología

Ya con los mapeos anteriormente señalados, podemos apreciar que los


sitios se agruparon en cuatro conjuntos, los cuales al explorar su localización
mediante el programa Google Earth, permite observar las particularidades
geomorfológicas de los sitios reportados, así como la desaparición de algunos de
ellos. Por lo que a continuación se tratará de interpretar los datos analizados.

Con los “centros de gravedad” arriba descritos, se consiguió localizar y


relacionar a los sitios que conforman cada subgrupo para entender mejor sus
diferencias bajo las siguientes cuatro categorías a tratar:

1) Centros de gravedad que señalan centros geométricos entre sitios,


los cuales comparten una altimetría similar o grandes planicies, siendo una zona
intermedia entre sitios.
2) Centros gravitacionales de acumulación de desechos provenientes
de lugares altos (ya sea por fallas geológicas, tubos de lava de “Tumili”,
pendientes naturales del sitio o depósitos de aluvión producto de la dinámica
erosiva en la región).
3) Centros gravitacionales relacionados con elementos naturales como
ríos permanentes, ríos perenes, escurrimientos de manantiales o por actividad
antropológica en la región.
4) Centros gravitacionales inversos, los cuales nos hablan de betas
arqueológicas presentes en zonas altas como lomeríos y volcanes, por las
características geológicas de la región que a veces son poco perceptibles.

Toda vez que hemos relacionando estos mapeos con su condición


medioambiental y la situación geográfica de cada conjunto, en correspondencia a
las categorías arriba descritas, se pueden explicar las tendencias y la relación que
presenta cada centro de gravedad de cada grupo en relación a las evidencias
arqueológicas reportadas.

De este modo podemos exponer a mayor detalle el patrón de sitios


arqueológicos con sistema de asentamiento de subsistencia presente en el caso
185
de estudio, entendiendo a éste como la preferencia a construir diferentes tipos de
asentamientos, según las características geológico-ambientales de una región de
estudio, en correspondencia a la evidencia arqueológica expuesta en los conjuntos
de sitios (ver capítulo 1.2 de la presente) 224. Para lo cual es necesario apoyarse en
el entendimiento de la dinámica erosiva natural y la actividad antropológica en las
diferentes superficies donde se localizan dichos grupos y las características
intrínsecas de las evidencias arqueológicas muebles e inmuebles reportadas, para
de esta forma poder recrear dicho patrón.

Las investigaciones científicas medioambientales, geológicas y


arqueológicas realizadas en la región de estudio sirvieron para localizar, en mapas
y en imágenes satelitales, las evidencias arqueológicas. Dicha localización
correspondería directamente a diversos factores físicos, ambientales y
antropológicos que influyen claramente en la dinámica del movimiento de éstos
materiales. Para lo cual se utilizó el apoyo de las técnicas de K-means y Nearest
Neighbor, ya que al combinarlas se pudo asociar datos cuantitativos con
cualitativos mediante una matriz de datos, para así de esta forma proyectar y
recrear un perímetro aproximado del área de influencia de un centroide o “centro
de gravedad” principal, el cual indica, al proyectarlo rumbo a las evidencias
recolectadas, el punto más alto o de donde inicia el movimiento de los materiales
arqueológicos reportados.

Por lo tanto se tuvo que correlacionar las características geomorfológicas


con la presión gravitacional y medioambiental que se ejerce sobre todo material
arqueológico en la región de estudio; dicha presión es causada por diferentes
factores físicos-erosivos presentes en las cuatro betas arqueológicas que se
estudiaron en la tesis (ver capítulo 4 para mayor referencia).

De esta forma se puede recrear la tendencia del movimiento de las


evidencias arqueológicas en cada uno de los cuatro conjuntos (Grupo 1, Grupo 2,
Grupo 3 y Grupo 4), lo cual nos hablaría de los probables lugares que presentan
asentamientos prehispánicos en la delegación de Tlalpan, relacionados con

224
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996

186
evidencias correspondientes a la época Preclásico Medio y Superior; así mismo se
pudieron observar otros elementos naturales como los ríos perennes,
permanentes y desaparecidos (tanto por el urbanismo como por otros procesos
naturales, como la erupción del volcán Xictle), en correspondencia directa con las
características de los materiales arqueológicos muebles e inmuebles, la flora y la
fauna reportadas dentro de las betas arqueológicas, como elementos importantes
para tratar de inferir el lugar donde probablemente existieron asentamientos
prehispánicos y describir a grandes rasgos sus características.

5.2 Los Lomeríos del sur y su patrimonio arqueológico

En la mayor parte de la delegación de Tlalpan, podemos notar que existe


una serie de pequeños lomeríos rodeados por escurrimientos de agua a sus
alrededores, ya que como se ha dicho, la pendiente que se produjo gracias a la
formación Chichinautzin es muy suave pero presenta una serie de protuberancias
que propician el cauce de los ríos.

En estas protuberancias se ha encontrado una serie de evidencias


arquitectónicas y de materiales arqueológicos pertenecientes a diferentes épocas
de ocupación prehispánica. Gracias a que se recorrieron sus alrededores , bajo la
lógica deductiva en recorrido de superficie, se pudo inferir y notar evidencias
arqueológicas en sus partes bajas y así se hallaron y temporalizaron dichos
materiales.

De esta forma podemos observar que hay un patrón constante entre los
materiales arqueológicos, el medio ambiente y el uso de estas pequeñas
elevaciones cerca de los escurrimientos de agua, para ser probablemente
ocupadas, en algunos casos, como bases de construcción tanto para uso
habitacional como cívico-administrativo, probablemente bajo la lógica de evitar la
humedad en el interior del inmueble e inundaciones, así su cercanía a éstos se
entendería bajo el criterio de autoabastecimiento del vital líquido.

Así mismo gracias a las exploraciones realizadas bajo las canteras de lava,
principalmente en la zona que comprende los diferentes sectores arqueológicos
187
correspondientes a la cultura material denominada Cuicuilco, presente bajo la lava
del pedregal de San Ángel, se pudo corroborar y relacionar hallazgos reportados
en otras investigaciones bajo el criterio de análisis cerámicos y de las
temporalidades planteadas por los arqueólogos Florencia Müller y Eduardo
Noguera, así como también tomando en cuenta las observaciones de sus colegas
contemporáneos, como Piña Chan y Manuel Gamio, quienes manifestaban la
hipótesis de una cultura presente en esta región denominada como de los cerros,
al presentar un aparente patrón de asentamiento en pequeños lomeríos y, como la
presente investigación lo indica, se puede afirmar también que en pequeñas
elevaciones rodeadas de afluentes de agua.

A continuación y ya con estas aclaraciones, se empezará a describir la


relación que exhiben estos centros de gravedad en los lomeríos y las evidencias
arqueológicas, para posteriormente describir el patrón de asentamiento en la
región de estudio.

5.2.1 Centros de gravedad que señalan centros geométricos entre sitios que
comparten altimetría similar o planicies, en zonas altas

Dentro de esta categoría tenemos los siguientes centros:

-1b (Grupo 2), está localizado en una planicie que al parecer está
acumulando material de los sitios de la Nopalera y del Cerro de la Cruz,
probablemente relacionada por actividad antropológica, al ser un sitio actualmente
sin construcciones modernas evidentes en imagen satelital y que se presenta
como una planicie extensa en su cota de nivel con poco declive (ver mapa 2).

-1c, Sólo marca el punto intermedio entre los sitios correspondientes al


Grupo 3, el cual comparte la misma situación altimétrica que sus vecinos, siendo
éste pauta para explorar en línea dicho grupo (ver mapa 3).

-2c’a (Grupo 3), que es la zona intermedia entre los sitios 1, 8, 9 y 10,
mismo que comparten una planicie entre estos sitios (ver mapa 3).

188
-1c’b y 2c’b (Grupo 3), el primero al igual que los anteriores es intermedio
entre los sitios 4 y 2 pero en este caso marca una ligera pendiente rumbo al sitio 4;
el segundo, marca la pendiente entre los vecinos más cercanos con una suave
inclinación a partir de éste rumbo al sitio 15. En éste caso en particular ambos
centros apuntarían, en una línea imaginaria, rumbo al sur hacia el centro 1c, que
seguiría su trayecto rumbo al centro 2c’b. En fotos aéreas de esta zona se
muestra alineamientos de piedras en los terrenos colindantes a dicha línea, que
probablemente sea una beta arqueológica (Ver mapa 3).

-1d y 2d’b (Grupo 4), es una zona intermedia entre los sitios del grupo 4,
siendo parte de una planicie que presenta una pendiente suave rumbo al sitio 17
(ver mapa 4).

Los sitios que presentaron este tipo de centros, muestran asentamientos en


planicies rumbo al pie de monte superior, ya que son parte de los sitios explorados
desde la Nopalera rumbo al Ajusco, mismo que comparten planicies rodeadas por
ríos permanentes y perennes.

Esta clasificación comprende los sitios de la Zona Arqueológica de la


Nopalera (La Nopalera 1, La Nopalera 2 y la estructura semicircular de la Nopalera)
las cuales presentaron estructuras cívico administrativas aunque no son tan
complejas como las presentes en la zona arqueológica de “Cuicuilco A” (según
fotos e información recolectada en él sitio, ver capítulo 3 marco histórico); también
se incluye el sitio 37 del Cerro de la Cruz del grupo 2, el cual presenta una
estructura circular de aproximadamente 400 m² similar a la presente en el Cerro
de Zacayuca (ver imagen en Google Earth); el sitio 1(que tiene referencia a cuatro
terrazas y una afloración de 8 metros de largo por 1.5 metros de alto, que en su
lado noroeste presento restos de una pequeña plataforma 225 ), sitio 2 (terreno
plano que presento poca evidencia arqueológica), sitio 3 (presentó tres
afloraciones alargadas de baja altura de aproximadamente un metro de altura por
tres a cinco metros de largo 226), sitio 4 (terreno plano), sitio 8 (está ubicado en una
elevación natural que divide dos terrazas y que en una de las esquinas más
225
Cabrero, Teresa; op. cit., 1980
226
ídem.

189
elevadas se localizó concentración de materiales 227 ), sitio 9 (ubicado en una
elevación natural que divide a dos terrazas), sitio 10 (situado al pie de una
elevación natural, lo conforma una plataforma de 20 metros de largo por 30 metros
de ancho y presento abundante material en ésta y a 200 metros a la redonda 228),
sitio 15 (el cual se reportó como una terraza plana que en su parte media presentó
dos afloraciones de piedra alineadas, una de ellas mide 17 metros de largo por 8
metros de ancho y dos metros de alto, y la segunda 12 metros de largo por cinco
metros de ancho y dos metros de alto, en este sitio se reporto un alta
concentración de materiales 229) y el sitio 16 que se reportó como una terraza al sur
del sitio 15, todos estos pertenecientes al grupo 3; y por último del grupo 4 están
presentes en esta categoría el sitio 6 (que presentó varias afloraciones de piedra
de diversos tamaños y poco material esparcido), el sitio 17 (que se reportó como
una serie de terrazas que suben al cerro de Huapaltepec con poco material
recolectado), sitio 26 (registrado como cuatro terrazas azolvadas y con muro de
230
contención rumbo al cerro de Huapaltepec ) y el sitio 25 (presentó un
afloramiento de piedras en donde se ven restos de un muro orientado hacia el
cerro de Huapaltepec 231).

En estos centros geométricos aparentemente se está acogiendo la zona


habitacional, ya que el tipo de terreno que presentan es muy parecido al de los
sitios de Corregidora y La Ladrillera, mismo que comparten una gran planicie
natural y cercana a afluentes de agua, que pudo ser compartida por varios grupos
familiares. Otra característica importante a resaltar, es la asociación de la
evidencia cerámica con elementos de construcción como las plataformas y las
afloraciones de piedra, mismas que en otras investigaciones se le han
denominado como “Teteles” 232 en donde se ha inferido que son transportadas y
reacomodadas en otros sectores para limpiar el terreno para la siembra, así
mismo es importante señalar que esta actividad sólo se puede llevar a cabo

227
ídem.
228
ídem.
229
ídem.
230
ídem.
231
ídem.
232
Allec Campos, Reginaldo; op. cit.,1981

190
cuando no están pegadas las piedras con material como el cemento u otro
adhesivo, por lo que tendrían que venir de sistemas constructivos preclásicos
tanto de estructuras complejas como de habitacionales (ver capítulo 3.1.2
Sistemas constructivos y arquitectura durante el Preclásico en la Cuenca de
México, para mayor referencia).

5.2.2 Centros gravitacionales de acumulación de desechos provenientes de


lugares altos

-1a’b (Grupo 1), es un centro de acumulación que capta probablemente


evidencia arqueológica de los sitios que se localizan en los puntos más elevados
(Mirador Circular, Mirador 2 y Tenantongo) por gravedad y erosión (ver mapa 1).

-1 a’c (Grupo 1), marca el inicio de la pendiente entre los sitios Pista de
Patinaje, “Cuicuilco B”, Heizer, “Cuicuilco C” y Peña Pobre, rumbo al norte, lo cual
indica que se tiene que proyectar en línea imaginaria y, que en este sitio, es
probable localizar una beta arqueológica en esta dirección, así mismo la forma en
que las construcciones la rodean y el lugar en donde se sitúan muestra su
preferencia a pequeñas protuberancias, propias de la región, así como su cercanía
al paso de escurrimientos de agua en sus alrededores (ver mapa 1).

-1b’b (Grupo 2), este centro en particular marca un punto de acumulación


de desechos provenientes de la zona más alta del Cerro de la Cruz, el cual es
necesario explorar para ver si existe una serie de estructuras en las mismas, ya
que comparte una morfología similar que la del cerro Zacatepetl (ver mapa 2).

Estos centros de gravedad mostraron la preferencia de sitios que


presentaron arquitectura monumental en zonas bajas, las cuales presentarían
para su construcción, el uso de pequeñas elevaciones naturales que son rodeadas
por grandes escurrimientos de agua en la región y los “Viveros de Tefras”, lo cual
propiciaría probablemente a la creación de una zona de paso restringido por el
agua, así como probablemente comunicación con otros sitios mediante transporte
acuático rumbo al norte, noroeste y noreste de la Cuenca de México, para de este

191
modo mantener el suministro del líquido a sus estructuras y el control de materias
primas rumbo al lago hacia otras regiones colindantes.

5.2.3 Centros gravitacionales relacionados con elementos naturales como


ríos permanentes, perennes, escurrimientos de manantiales o por actividad
antropológica en la región

-1a (Grupo 1), este centro de gravedad al parecer marca el inicio de un río
que fue cubierto por el derrame de lava del volcán Xictle (“Tumili”). En el mapa 1
se puede apreciar un “tumili” de lava que se dirige rumbo a “Cuicuilco C”, que
correspondería al cauce de un antiguo río, el cual es probable que se haya
desviado rumbo al sitio de Tenantongo, mediante los alineamientos de piedra
descrito en el capítulo 3 (marco histórico), y posteriormente cubierto por la lava
(ver mapa 1).

-2a (Grupo 1), al parecer este centro marca el rumbo de los escurrimientos
provenientes del manantial de Peña Pobre, el cual probablemente se una con el
antiguo río de Tlalpan rumbo al río de San Buenaventura, siguiendo la pendiente
de San Fernando. Por lo que estaría arrastrando, en esta dirección, evidencia
arqueológica transportada por el escurrimiento del agua (ver mapa 1).

-2a’c (Grupo 1), este centro está influenciado aparentemente por un río que
pasa entre los sitios de Plaza Inbursa, Cuicuilco “A” y que se dirige rumbo al sitio
de Zapote, ya que marca una clara pendiente rumbo a éste último y que tendría
lógica de haber existido, como lo demostró las exploraciones en Plaza Inbursa, por
la gran cantidad de cantos rodados reportados mismos que serían evidencia del
paso de un río en esta zona. Así mismo se comprueba está hipótesis al tener una
gran cantidad de materiales recuperados en el sitio de Zapote correspondientes a
la época de estudio, los cuales no reportaron estructuras prehispánicas cercanas a
ellas (ver mapa 1).

-2b (Grupo 2), al parecer es paso de escurrimientos del cerro de Topilejo


rumbo al este y que por su inclinación estaría captando materiales provenientes de
los sitios del cerro de la cruz y el sitio 33 (ver mapa 2).
192
-2b’b (Grupo 2), este centro marca un río permanente entre los sitios 33 y
34, lo cual lo hace un sitio óptimo para explorar y ver la proyección de los
materiales rumbo al cauce del río y sus vecinos más elevados (ver mapa 2).

-1d’a (Grupo 4), marca un río que pasa entre los sitios 24 y 23, que igual
que el centro anterior, tendría que ser explorado en dirección al cauce y sus
vecinos (ver mapa 4).

Estos centros de gravedad dejan al descubierto la gran cantidad de ríos


presentes y ausentes en la actualidad en la región, mostrando antiguos ríos y
escurrimientos de agua provenientes de diferentes lugares, ya sea de los
manantiales o de escurrimientos de agua que alimentarían a ríos provenientes de
las zonas más elevadas de la parte suroccidental de la Cuenca de México.

Su cauce está apuntando principalmente la zona de Cuicuilco “A”, “B” y “C”


y otros más, rumbo al Centro de Tlalpan continuando así su recorrido rumbo a la
zona arqueológica de la Nopalera para unirse al final con el río de San
Buenaventura.

5.2.4 Centros gravitacionales inversos (betas arqueológicas presentes en


zonas altas como lomeríos y volcanes)

-1a’a (Grupo1), se localiza en lo que sería la zona más elevada entre los
sitios del centro de Tlalpan (Moneda 76, Moneda 76-a, Victoria 98 y la Plaza
Central), el cual estaría marcando el centro de exploración, mismo que se tiene
que proyectar a sus alrededores hasta las cotas bajas o que presenten evidencia
de ríos, a través de la presencia de cantos rodados (ver mapa 1).

-2a’b (Grupo 1), este centro marca una zona alta entre los sitios de Fuentes
Brotantes, la cual no ha presentado reportes de exploración, pero que se localiza
próximo al manantial de este lugar y en suelo firme lejos del barranco, sería
importante explorarlo ya que por estas características presentaría estructuras
arquitectónicas, al ser un lugar óptimo para la construcción de éstas como lo
demostraron las evidencias recabadas (ver mapa 1).

193
-1b’a (Grupo 2), este centro de gravedad es un punto elevado entre los
sitios de La Nopalera 1, La Nopalera 2 y La Estructura circular de la Nopalera, que
por las características y la evidencia arqueológica reportada en sus alrededores,
es probable que haya albergado una estructura cívico-administrativa o del mismo
orden social (ver mapa 2).

-2b’a (Grupo 2), la particularidad de este centro de gravedad es que ocupa


el mismo espacio que el sitio 37, el cual aparentemente en foto aérea, presenta un
recinto circular como el presente en el cerro del Zacayuca o Bosque de Tlalpan,
que se sitúa en una de sus elevaciones más bajas, y con un perímetro aproximado
de 400 m² (ver mapa 2).

-2c (Grupo 3), apunta a una elevación intermedia del cerro de Topilejo, la
cual no ha sido explorada y que podría servir de asentamiento para alguna
estructura con las características de las construcciones preclásicas, ya que
estratégicamente ésta mira al este rumbo a los sitios 8, 9 y 10 (ver mapa 3).

-1c’a (Grupo 3), señala un centro geométrico en la zona elevada entre los
sitios 28 y 27, que podría estas asentando a una construcción prehispánica, ya
que en foto aérea se observan alineamientos de piedra descubiertos en diferentes
épocas en la zona por imagen satelital (ver mapa 3).

-2d y 2d’a (Grupo 4), están localizados en la zona más elevada entre los
sitios 19, 21 y 22 del Ajusco, es un lugar optimo de asentamiento y construcción,
pero en la actualidad solo se observan construcciones habitacionales modernas
(ver mapa 4).

Estos centros geométricos hacen referencia a lugares con alto potencial


arqueológico, ya que son pequeños lomeríos presentes en el declive de la
montaña y que han presentado alta densidad de concentración de materiales
prehispánicos, tanto preclásicos como posclásicos; por lo cual son lugares que
pueden presentar una estratigrafía inversa o alterada al ser sitios ideales para la
construcción de edificios tanto preclásicos como modernos, lo cual nos indica la
necesidad de tratarlos con un cuidado especial y recolectar cualquier evidencia
que denote la alteración estratigráfica por actividad humana.

194
Por lo tanto el patrimonio arqueológico presente en estas elevaciones, ya
sea pequeñas colinas o lomeríos, así como los antiguos causes de ríos, ríos
contaminados actualmente y elevaciones naturales, como los “Viveros de Tefra” y
los antiguos volcanes ya cubiertos y erosionados por la naturaleza o por
cuestiones antropológicas contemporáneas, conservan una vasta cantidad de
materiales arqueológicos no sólo de la época de estudio, sino de la historia del
paso del hombre en la región. Ya que son estos lomeríos los que modifican la
dinámica cultural en la zona y los cuales mantuvieron por muchos siglos la
dinámica medioambiental de diferentes nichos ecológicos que son clave para la
sobrevivencia del hombre no sedentario. Y para la presente investigación, resulta
interesante ver cómo fueron empleados para la construcción de asentamientos
preclásicos.

195
6. CONCLUSIONES
Al combinar una serie de metodologías, diseñando así desde mi perspectiva,
un método adecuado para el análisis de la distribución y de los patrones de
asentamiento presentes en lugares poco explorados como Cuicuilco y el territorio
que abarca la demarcación de Tlalpan, se pudo entender la dinámica de
subsistencia de sitios en relación a la evidencias arqueológicas y
medioambientales presentes en el caso de estudio. Se trata de un reto causado
por las dificultades originadas por el alto grado de desarrollo urbano en esta región
de estudio, el cual inició a partir del siglo XVI continuando con un alto desarrollo
habitacional hasta el presente, siendo esta una de las regiones más urbanizadas
en tierra firme y de las más antiguas de la Ciudad de México.

Por lo anterior fue importante usar de base metodológica parte de las


observaciones planteadas en la denominada Arqueología del paisaje, ya que su
estudio se enfoca en la reconstrucción de los paisajes prehistóricos (en este caso
prehispánicos) a través del uso de una metodología de carácter multidisciplinario
para entender el proceso de formación y modificación de un espacio a necesidad
del hombre antiguo. Para lo cual fue necesario el levantamiento y análisis espacial
de los materiales arqueológicos en la región, a través de un minucioso estudio de
los reportes de exploraciones llevadas a cabo por parte del INAH principalmente y
otras instituciones nacionales y extranjeras, en donde se pudo reconocer
elementos pertenecientes al periodo Preclásico, tomando como elementos base
aquellos descubiertos bajo la lava del Xictle.

El resultado final está apoyado en la creación de los mapas por conjuntos,


en correspondencia a elementos medioambientales y arqueológicos, para lo cual
se tuvo que emplear y combinar dos técnicas poco utilizadas en la investigación
arqueológica en México, éstas son la de K-means y Nearest Neighbor propuestas
por Keith W. Kinting y Albert J. Ammerman 233, en correspondencia a un caso de
investigación en tres dimensiones tomando en cuenta su altimetría y su
localización en coordenadas UTM, para así poder notar pequeñas fallas

233
Keith W. Kintigh and Albert J. Ammerman; op. cit., 1982

196
geológicas, protuberancias en el relieve y antiguos ríos perennes y permanentes
de la región, en los cuales se está depositando y moviendo la evidencia
arqueológica recabada, jugando con datos de carácter cualitativo y cuantitativo,
para de este modo notar betas arqueológicas o centros de gravedad en sitios con
carácter de captación de recursos (ver capítulo 4).

Lo anterior se relaciona con la forma extrasomática de la cultura,


concibiéndola tal como lo propone Ian Hodder, medida de adaptación que
presenta una dinámica de sistema regida bajo los criterios económicos (en
relación a la matriz medioambiental), sociales (definidos por las cualidades de los
sitios arqueológicos) e ideológicos (representados por el sistema de símbolos
presentes en cerámicas, petrograbados y arquitectura) en la región de estudio234.

La relación que tiene el sistema cultural con el paisaje se entendió en base


a las observaciones realizadas por Criado Boado, quien determina que para poder
deducir los paisajes modificados es importante entender el entorno pensado o
medio simbólico de una cultura, en base a su entorno físico o matriz
medioambiental y su entorno social construido por el hombre; dando como
resultado modelos de interacción social particulares, analizados a partir de
coordenadas espaciales 235.

Así mismo la aplicación de esta metodología, reveló ser adecuada para


notar otro tipo de características como la de patrones del sistema de asentamiento
en regiones urbanas con alto grado de desarrollo tanto habitacional como
comercial, el cual está relacionado con el paisaje y el medioambiente del caso de
estudio; entendiendo a este patrón de sistema de subsistencia, tal como lo plantea
Ian Hodder quien enuncia que es la preferencia a construir diferentes tipos de
asentamientos según las características geológico-ambientales de una región de
estudio, en correspondencia a la evidencia arqueológica expuesta en los conjuntos
de sitios 236 (ver capítulo 1.2 de la presente para mayor referencia).

234
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996
235
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999
236
ídem.

197
Fue importante recordar las recomendaciones realizadas por la UNESCO
que señalan la importancia de identificar, preservar y unificar la cultura y
medioambiente donde el hombre habita y habitó, reconociendo sus estructuras
monumentales, la envoltura orgánica y el paisaje arqueológico como mina o
cantera (en este caso beta arqueológica) y sus asociaciones culturales 237.

Así mismo se definió a los sitios arqueológicos como lugares individuales


con atributos específicos que colectivamente conforman un patrón espacial regido
por centros rectores, mismos que están determinados por sus cualidades
arquitectónicas, monumentalidad y cercanía a vías de comunicación 238. De igual
manera, estos sitios colindan con la zona de playa del antiguo lago y
correspondería hipotéticamente, en el sentido de que falta aún más investigación
en Tlalpan, a los sitios de la Zona arqueológica de la Nopalera, los diferentes
sectores que conforman el área de Cuicuilco (“A”, “B”, “C” y Peña Pobre), mismos
que colindan con la zonas de pie de monte asentándose ahí el hallazgo de la
Universidad Pontifica de México (centro de Tlalpan), Tenantongo, la estructura
circular del Bosque de Tlalpan, el mirador 2 y los probables sitios en la cima del
Cerro de la Cruz, los cuales presentan montículos con arquitectura y construcción
similares.

Los sitios arriba señalados parecen tener un alcance visual mayor, al igual
que los cerros de Zacayuca, Zacatepetl y Ajusco, sirviendo como mirador del
entorno pensado a partir de un punto geográfico simbólico, que probablemente
pudieron haber compartido los pobladores de la época de estudio. Esto es inferido
a partir de las observaciones etnográficas realizadas por Alicia Barrabas quien ha
notado, en sus estudios regionales en la Cuenca de México, que los sitios
modificados a nivel local sirven como referencia para los habitantes de cualquier
área de estudio, los cuales establecen fronteras y caminos, compartiendo de este
modo una serie de valores y símbolos en común 239.

237
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003
238
M. Wastaff; op. cit., 1995
239
Barrabas, Alicia; op. cit., 2003

198
Hay que puntualizar que como sabemos finalmente la práctica arqueológica
es una técnica de investigación destructiva, semejante al fuerte desarrollo urbano
habitacional, en donde se excava sobre el suelo modificando su estratigrafía, por
lo cual es importante que se haga mancuerna entre ambos, ya que estos dos tipos
de procesos destructivos pueden revelar, durante sus actividades, diferentes datos
provenientes de lugares de difícil acceso como el muro de lava de la erupción del
volcán Xictle, mismo que ha servido de cápsula de tiempo para guardar
información relevante relacionada con los hallazgos arqueológicos depositados en
sitios que no fueron cubiertos por ésta. Pero es importante aclarar que ambos
métodos deben de tener miras a la conservación de los recursos arqueológicos y
naturales, para que este proceso sea menos agresivo con los materiales y el
medio ambiente.

Por lo tanto la coordinación entre un proyecto de investigación arqueológica


en este tipo de zonas y los procesos de planeación urbana del Distrito Federal 240,
sería importante realizarla de tal forma que el acoplamiento de sus procesos
aporten un beneficio tanto social como científico, en donde no sólo la arqueología
se beneficie de ésta, sino también otras ramas medioambientales y humanísticas;
lo anterior tiene su similaridad con las propuestas realizadas por Michael F.
Goodchild y Robert P. Haining, quienes afirman que los resultados de las
investigaciones científicas se tienen que volver decisiones y políticas que
beneficien a la sociedad 241.

Ya que a partir de la recolección de información paleoambiental realizada


por investigadores medioambientales de diferentes ramas de las ciencias
naturales y geológicas, ha sido clave para poder proteger no solo nuestra huella
en el tiempo, sino para entender y salvaguardar los recursos naturales de cada
región en relación a la adaptación humana y el paisaje, pues el cambio tanto en la
economía como en el medioambiente son los retos al que se enfrenta el hombre a
través del tiempo, mismos que se pueden resolver mediante el conocimiento y

240
O de otro órgano encargado de los desarrollos habitacionales y comerciales en ciudades de
otros países con las mismas características que el presente caso de estudio.
241
Goodchild, Michael F. and Robert P. Haining; op. cit., 2005

199
protección de los entornos naturales así como el entendimiento de cómo nuestros
antepasados superaron diferentes retos climáticos y medioambientales para su
supervivencia.

Así mismo es importante puntualizar que la relación principal entre la


geoforma, el hombre y la naturaleza está en correspondencia a el paisaje como
medio por el cual se obtienen recursos alimenticios, materias primas, refugio y
diferentes formas de riesgo (como lo son los fenómenos naturales, un ejemplo de
ello es la erupción del volcán Xictle), a lo cual los habitantes reaccionan, tal como
lo señala Wendy Ashmore y Bernard Knapp 242.

En este caso de estudio, podemos concluir que el patrón de asentamiento


de subsistencia de sitios dentro de la Delegación política de Tlalpan está en
relación a su desarrollo geológico-ambiental y cultural de los habitantes de la
región para el periodo conocido como Preclásico Medio y Superior (900 a.C.-200
a.C. aproximadamente). El cinturón volcánico transversal mexicano es causante
de la aparición de una gran cantidad de cuencas en la región meridional de México,
pasa por los Estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato,
Querétaro, el Estado de México, el Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla y
finalmente por Veracruz, (que son sitios que han presentado asentamientos
prehispánicos de diferentes temporalidades desde el periodo preclásico
mesoamericano); de esta forma se conecta el Océano Pacífico y el Golfo de
México, colaborando a la creación de sistemas ecológicos muy particulares en la
Altiplanicie Mexicana y sirviendo de puntos de referencia para humanos en
constante proceso migratorio (ver capítulo 2. Medio Ambiente General de la
Cuenca de México).

La geoforma presente en la Cuenca de México, ha definido el hábitat de


diferentes ecosistemas producto de las dinámicas de suelo en relación a la
aparición de la flora adaptada a los niveles latitudinales de cada lugar. Al ser un
sistema cerrado, la Cuenca de México mantuvo una flora y fauna particular, que
probablemente transita por diferentes sitios, a pesar de los eventos volcánicos

242
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003

200
producidos en su historia geológica. De esta forma, gracias al viento y la fauna
que habita la cuenca, el transporte de semillas está reconfigurando y manteniendo
los nichos ecológicos en el área de estudio.

En la parte suroeste de la Cuenca de México se han presentado, desde el


periodo del Pleistoceno final y el Holoceno, cambios significativos tanto en sus
bordes como en sus antiguos límites gracias a la alta actividad volcánica periódica
de la Sierra del Chichinautzin, la Sierra de las Cruces y el cinturón volcánico
transversal mexicano; entre estos cambios, se destaca el cierre de la cuenca por
la parte sur, lo cual desvió el antiguo cauce rumbo al Balsas y propició la creación
de un lago central 243.

Dicho lago estuvo habitado por diferentes tipos de animales, que


aparentemente ya migraban desde entonces a éste, así como varias especies de
peces que sirven de fuente de proteínas para el ser humano, tal como lo
demostraron los estudios paleontológicos de Christine Niederberger 244, Exequiel
Ezcurra 245 y Piña Chan 246 . La vasta heterogeneidad de plantas que pudieron
crecer a sus alrededores sirvió como materia prima para la producción de
diferentes artefactos útiles al hombre como la cestería y la cordelería, tal como lo
han demostrado otros casos de estudio en la cuenca.

Al estar tan cerca del cauce de los ríos que provienen de la zona alta de
Tlalpan y de los diferentes sectores correspondientes a la cultura de Cuicuilco, es
probable que las estructuras de “Cuicuilco A”, “Cuicuilco B”, “Cuicuilco C”,
Tenantongo, Peña Pobre, Centro de Tlalpan y la Zona Arqueológica de la
Nopalera tengan una función intermediaria entre el flujo de materiales de pie de
monte a monte alto, en relación a los sitios al sur y rumbo a otros sectores de la
Cuenca, controlando el flujo de materias primas como leña, materiales de pantano
como los carrizos, que son empleados en la cestería y las arcillas para la
producción cerámica247, así como también probablemente está relacionado con la

243
Lugo Hubp, José; op. cit., 1984
244
Niederberger, Christine; op. cit., 1987
245
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006
246
Piña Chan; op. cit., 1955
247
Badillo Sánchez Alejandra; op. cit., 2005

201
producción e intercambio comercial de productos tanto locales como foráneos,
advertido durante las investigaciones realizadas en el Centro de Tlalpan por el
arqueólogo Alejandro Meraz Moreno 248.

Esto se ve reflejado en la gran variedad de estilos cerámicos, en los sitios


arriba mencionados (ver capítulo 4). Tal diversidad cerámica no está reportada
para los sitios del Ajusco, Fuentes Brotantes, Corregidora y La Ladrillera;
conformando así la vajilla de la época correspondiente al Preclásico Inferior, en
donde se pudo recolectar cerámica Bayo, Rojo/Blanco, Negro Acanalado y
Blanco/Rojo; ya para el periodo Preclásico Medio está presente la cerámica Negra
Pulida Gruesa, Rojo/Blanco Mate (este estilo es muy frecuente en los reportes
realizados en los sitios del Ajusco), Rojo Pulido Bícromo, Rojizo Bayo y Café
Rojizo; y por último durante el periodo Preclásico Superior tenemos los estilos
Café Pulido (este estilo también está presente en los sitios del Ajusco para esta
temporalidad), Café Rojizo, Café Negruzco, Amarillo-Rojo y la cerámica Gruesa o
Burda (ver capítulo 3. Marco histórico). Lo que es una clara señal de probables
centros de mayor orden para la captación y apropiación de cerámicas variadas,
relegando solo las utilitarias a los sitios de menor orden o que tienen una dinámica
económica diferente de éstos, los cuales se encuentran rumbo al sur de la región
de estudio (hacia el cerro del Ajusco) y que tal vez sus actividades económicas se
enfoquen a la extracción de otros productos y no a la producción o intercambio
con otras regiones como la de Zacatenco y Ticomán.

A través de la pendiente de la Sierra del Ajusco existen lomeríos o “Viver os


de Tefra” como el bosque de Tlalpan, el Cerro de la Cruz y Peña Pobre-“Cuicuilco
C”, que son los lomeríos más altos que colindaban con el antiguo lago, antes de la
erupción del volcán Xictle, así como el Zacatepetl, que es una elevación muy
cercana al Bosque de Tlalpan. En dichas elevaciones se localiza una serie de
estructuras prehispánicas con características preclásicas, que aparentemente por
la visibilidad que tienen sobre la Cuenca y principalmente entre ellos, sean puntos
importantes para el control visual de diferentes asentamientos, así como pudieron

248
Meraz Moreno, Alejandro; Informe; op. cit., Denuncia 2006-11; México, D.F., Septiembre del
2006

202
servir de punto estratégico militar o para otro tipo de actividades de dominio
humano entre los pueblos vecinos.

La porción suroeste de la Cuenca de México tiene elementos de pie de


monte y de humedales que favorecen la existencia de diferentes nichos ecológicos
ricos en flora (como las gramíneas, pinos y encinos), fauna de agua dulce, aves y
animales de pastizales, que en otros casos de estudio han mostrado su gran
utilidad tanto alimenticia y en la elaboración de otros productos. Recursos que
fueron explotados en otros periodos de la época prehispánica, tal como lo
demuestran las investigaciones históricas y paleoambientales de Miguel de León
Portilla en el Mapa de Upsala (Siglo XVI) 249 , Román Piña Chan 250 , Christina
Niederberger 251 y Maricarmen Serra Puche 252 quienes han publicado en diferentes
libros y artículos su importancia para el periodo Posclásico y los relacionan al
periodo Preclásico.

La pendiente que se formó en las faldas de la Serranía del Ajusco es muy


suave, causada por los procesos de arrastre realizados por diversos fenómenos
naturales, como los propios depósitos volcánicos, diferentes glaciaciones en la
cumbre (como la Yamouth y la Sangamon 253), aunado a los procesos de deshielo
y escurrimiento fluvial, originando así una serie de suelos que acumularon gran
cantidad de elementos favorables para la formación de valles intermedios en el
Valle del Águila 254.

En dichos valles o planicies se está salvaguardando probablemente


unidades habitacionales relacionadas con el periodo Preclásico Medio y Superior,
que colindan con las afluentes de ríos permanentes y perennes, los cuales las
rodean y sirven de soporte para la construcción de viviendas, mismas que
desaparecieron a causa de la erupción del Xictle y de otros procesos erosivos
propios de la región (ver capítulo 5). Esto se puede inferir por la gran cantidad de

249
http://systems-of-representation.uiah.fi/map_of_mexico/mapview/mom2/?level=&center_x= 3550
&center_ y = 5556 & width = 1008&height=558&format=png&show_all=public&click_point=
250
Piña Chan, Román; op. cit., 1955
251
Niederberger, Christine; op. cit., 1996
252
Serra Puche, Mari Carmen; op. cit., 1997
253
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005
254
White, S. E.; op. cit., 1990

203
cerámica localizada cerca de éstos y la geoforma del lugar, ya que el alto grado
habitacional pudo haber removido para otros usos los cimientos de las viejas
construcciones y probablemente las construcciones antiguas fueron movidas y
desmanteladas como en el caso de los teteles en la zona arqueológica de la
Nopalera, tal como lo enunció el arqueólogo Reginaldo Allec Campos 255.

Se deduce lo anterior gracias a las observaciones de Manuel Gamio, quien


nota la diferencia en cuanto a la localización de materiales azteca y preclásicos,
donde los primeros están en las faldas de los promontorios que se confunden con
el declive natural de la pendiente de la región de estudio y que los segundos están
en las zonas más elevadas o en estas colinas 256, lo que nos indica que en un
tiempo pretérito las zonas bajas no eran habitables o presentaban elementos que
impedían la construcción y, las cimas con sus valles intermedios, denotan
evidencia de actividad humana preclásica, como la cerámica domestica obtenida.
Lo anterior no se puede afirmar a ciencia cierta por la falta de exploración en la
zona por parte de un proyecto dedicado a la investigación de unidades
habitacionales preclásicas en el área, pero estas observaciones son un buen
indicio, ya que en estos sitios sólo tenemos evidencia de materiales de uso
domestico y poca o ninguna evidencia de estructuras complejas preclásicas como
las presentes en las cotas de nivel inferiores, lo cual le da su calidad de sitios
sublevados o poco complejos.

En la actualidad hay pocos ríos visibles en la región de estudio, pero al


parecer para la época Preclásica existían varios circundantes en la zona, éstos
probablemente fueron desaparecidos por fenómenos naturales. Uno de los
ejemplos sobre la desaparición de ríos por la erupción del volcán Xictle, es el
centroide 1a (ver mapa 1) en donde se muestra la dirección de un tubo por
atunelamiento de lava o tumili 257 (ver capítulo 2) que sigue la dirección de un
afluente de agua. Se dibuja claramente en el mapa 1 su dirección mediante textura
rugosa. Para su mejor observación se sugiere compararlo con el escurrimiento

255
Allec Campos, Reginaldo; op. cit., 1981
256
Gamio, Manuel; op. cit., 1972
257
Martin del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit., 2005

204
presente en la parte intermedia del Cerro de Zacayuca (Bosque de Tlalpan) y de
esta forma apreciar la dirección del mismo, el cual se dirige al sitio de Tenantongo
en donde ya se mencionó un canal de agua anteriormente observado por Angel
Palerm258. Así mismo en los mapas consecutivos, principalmente en los 2, 3 y 4 se
puede observar esta textura o ríos actualmente perennes en color claro, rodeando
la localización de los sitios arqueológicos registrados en la presente tesis.

En particular, gracias a las condiciones antes descritas, los recursos


hidráulicos son muy abundantes gracias a la gran cantidad de ríos, temporales y
permanentes que pasaban por ahí, esto se ha advertido en diferentes fuentes
prehispánicas e históricas como lo son el mapa de 1537 Cuahutli (Sin título) 259 en
donde se muestra la situación de Tlalpan durante el siglo XVI y el Plano “Tlalpan”
zona urbana de 1929 donde todavía se puede apreciar un poco el desaparecido
río de Tlalpan; Mario Pérez Campa 260 hace mención de la gran cantidad de
piedras de río que pasarían por el centroide 2a’c (ver mapa 1) que serviría de
evidencia para sustentar el paso de éste.

Jorge Legorreta y Christian Legoreta261, hacen un estudio minucioso de la


situación de los ríos y manantiales del valle de México mencionando la abundante
agua que se observa en los manantiales de Tlalpan y los ríos provenientes del
Ajusco y de la Magdalena Contreras, así mismo Angel Palerm262 en su libro de
sistemas de regadíos prehispánicos, menciona los ríos presentes en la región de
estudio, a los que se anexan una serie de manantiales que están funcionando
desde su configuración y poco han cambiado a pesar de los fenómenos volcánicos.
La abundancia de estos recursos propicia que los cambios de vegetación entre
estaciones sean poco marcados y de esta forma se mantenga una constante, ya
que este sistema cubre casi toda el área de estudio (ver capítulo 2 y 3).

Así mismo cerca de estos sitios se han encontrado grandes construcciones


cívico-administrativas como es el caso de Peña Pobre, el cual colinda con el

258
Palerm, Angel; op. cit., 1972
259
Lombardo de Ruiz, Sonia; et. al.; op. cit., 1996
260
Pérez Campa, Mario; op. cit., 2005 y 2006
261
Legorreta, Jorge y Legoreta Christian; op. cit., 2009
262
Palerm, Ángel; op. cit., 1972

205
manantial del mismo nombre y Tenantongo que presenta en sus inmediaciones lo
que Angel Palerm determinó como un canal de agua (ver capítulo 3.2.6), aunque
probablemente se tenga o se deba que anexar alguno todavía no descubierto en
Fuentes Brotantes donde se localiza un manantial al que se le asoció
petrograbados de anfibios, flores y un dios Tlaloc probablemente del periodo
clásico o anterior (ver capítulo 3.2.8) y en el Centro de Tlalpan, con relación a los
descubrimientos en la Universidad Pontificia de México, ya que se reporta gran
cantidad de cantos rodados en sus inmediaciones. Lo cual nos indica un claro
control de agua potable en la región de estudio, ya que el agua proviene de
fuentes primarias (manantiales) y no está contaminada por largos trayectos como
lo son los ríos que vienen de los sitios del Ajusco, por lo tanto sería importante
explorar otros manantiales entubados en Tlalpan asociados con estructuras
monumentales para ver si este patrón es constante.

Lo anterior les da un grado mayor de importancia y de orden social a los


sitios arriba mencionados ya que la calidad del agua, de los materiales
recolectados en esta zona y la monumentalidad de sus estructuras, no existe en
los sitios arqueológicos reportados hasta la fecha rumbo al sur de éstos.

En general presenta desde sus partes más elevadas grandes bosques de


coníferas y encinos conviviendo con una gran variedad de arbustos, pastizales y
gramíneas presentes desde los 3,800 msnm hasta los 2,400 msnm, esta última
cota marca el límite del antiguo lago en la cuenca desde época prehispánica, que
pudo propiciar una serie de ecosistemas en las inmediaciones pantanosas y en la
zona lacustre (ver capítulo 2). Todos estos elementos son importantes para la
producción de diferentes herramientas humanas y para el soporte de una gran
cantidad de animales propios de la zona.

Es relevante señalar que a pesar de que en la actualidad no se aprecia una


abundante fauna, una pequeña muestra ha podido permanecer desde tiempos
inmemoriables, otra ha emigrado a causa de los efectos de la sobrepoblación y la
explotación de recursos naturales, en relación al alto impacto ambiental causado
por el urbanismo en la región.

206
En general el tipo de animales que habitaron esta zona durante el periodo
denominado Preclásico son de clima frío como el venado cola blanca, algunos
pequeños mamíferos como el conejo, el tejón, aves estacionarias como el
guajolote y de migración como los patos canadienses. Todos estos datos han sido
posibles de recuperar gracias a los minuciosos estudios arqueológicos y de paleo-
paisajes realizados en épocas recientes por Jersy Rzedowski y Graciela Calderón
de Rzedowski quienes analizan la flora endémica del valle de México 263, Christine
Niederberger quien hace estudios de paleopaisajes en la Cuenca de México264 al
igual que Exequiel Ezcurra quien plantea la necesidad de seguir estudiando la flora
y la fauna de la cuenca a partir del pleistoceno, registrando así el cambio en su
paisaje 265 , estos autores han denunciado que no son suficientes los datos
recolectados y falta mucho por estudiar al respecto todavía, ya que no se ha
podido explorar en su totalidad este sector a causa de los derrames basálticos
provocados por la erupción del volcán Xictle.

Al presentar una extensa riqueza de recursos faunísticos y florales, el


aprovechamiento de los mismos, pudo haber propiciado la existencia de
campamentos permanentes de cazadores recolectores, así como de grupos
sedentarios a través del tiempo, ya que en diferentes cotas de nivel, se empezaron
a desarrollar ecosistemas múltiples que fueron propicios para la explotación de
recursos 266 . Tal como lo indican las evidencias relacionadas con actividad
antropológica en correspondencia a los materiales prehispánicos recolectados, el
Mapa de Upsala que está siendo estudiado aún, ya marcaba este sector y
aparecen elementos iconográficos de bosques, lo que parece ser un ocelote y la
flor de agua que hace referencia a los pueblos del Ajusco 267 mismos que se
corresponderían con los estudios paleoambientales mencionados (ver capítulo 2 y
3). Ya que dichos recursos tanto de bosques o de lagos son de los más

263
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001
264
Niederberger, Christine; op. cit., 1987
265
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006
266
Piña Chan, Román; op. cit., 1955
267
Baltazar, Brito; Conferencia; op. cit., México D.F. 5 de septiembre del 2009: 13:35 horas; archivo
en audio, archivo personal.

207
aprovechados por los hombres a través de su historia, relacionados íntimamente
con abundantes fuentes de agua que es un líquido vital para la vida en el planeta.

Actualmente podemos ver que a pesar de la gran erosión provocada por la


acción del hombre y los desarrollos urbanos, se han podido preservar pequeñas
muestras de flora en la región. Aunque desgraciadamente la fauna se ha
desplazado a zonas con mejores condiciones para su desarrollo o extinguido por
completo.

Es importante tomar en cuenta la dinámica de suelos para reconstruir el


paisaje, y de esta forma entender los diferentes hábitat que se pudieron establecer
en el área de estudio; el análisis espacial, contextual y del paisaje en donde se
recuperaron los datos arqueológicos, aportaron un mejor panorama de la
evolución del mismo, tomando en cuenta la dinámica entre hombre y naturaleza,
en un contexto que probablemente sea propio de una zona con características de
cazadores recolectores con complejidad social, ya que aún no se puede hablar de
sistemas de sembradíos para la época de estudio, por la nula o falta de evidencia
de dicha actividad, considero necesario el estudio de su sistema económico, pero
éste se desarrollará con el tiempo y procurando el seguimiento de las
investigaciones en el sector de estudio con miras a la época Preclásica.

Toda esta evidencia arqueológica estaría relacionada a un sistema


económico que probablemente se da en base a la explotación de materias primas,
mismas que no existen en otras regiones de la cuenca, lo que nos podría referir al
intercambio de diferentes tipos de productos, tanto de flora y fauna, con otras
regiones de la cuenca, ya que la evidencia cerámica muestra que la producción de
parte de ésta se relaciona con las culturas materiales de Zacatenco y Ticomán,
pero aún así existe una elaboración cerámica propia como lo demuestra la
investigación de la arqueóloga Alejandra Badillo en el 2005, quien señala que
dentro de las muestras cerámicas analizada encuentra que los minerales
obtenidos para la producción de algunas de ellas se obtuvieron del área

208
comprendida entre las zonas de planicies aluviales, presentes entre pie de monte
y la planicie lacustre, al este de la zona arqueológica de Cuicuilco 268.

Así mismo la obsidiana, piedra verde y otros materiales obtenidos en los


sectores denominados como Cuicuilco “A”, “B”, “C” y Peña Pobre, provienen de
otros sectores más al norte de la Cuenca de México269, lo cual nos revelaría la
existencia de un sistema de comunicación tanto terrestre como acuático
relacionado con estas estructuras y su cercanía al lago central.

La existencia del control cívico-administrativo se manifiesta en las áreas


donde se localizan los sitios con construcciones monumentales, como la que
conforma los diferentes sectores de Cuicuilco y la Nopalera, ubicadas en la zonas
de pie de monte, muy cercanas a la zona de playa lacustre, y son sitios que
aparentemente se coordinan gracias a las elevaciones o lomeríos de la región,
probablemente con alguna estrategia de comunicación visual a grandes distancias,
para el control y comunicación entre éstas, empleando las estructuras presentes
en los viveros de tefra (Cerro de Zacayuca y Cerro de La Cruz) y las colinas
intermedias, como el área que conforma Peña Pobre- “Cuicuilco C” que es un
promontorio natural presente en la zona de pie de monte.

Por lo tanto el control de recursos naturales es muy claro para toda la


región de estudio, el cual probablemente emplea la geomorfología propia del área
como barrera natural para el intercambio y control del flujo de bienes, por medio
terrestre y lacustre. Así mismo la alta concentración de estructuras cívico-
administrativas, en la zona intermedia del pie de monte en su porción norte, nos
hablaría del control de la pesca en la región y de otros materiales de zonas
pantanosas y de fondo de lago (como las figuras cruciformes halladas en
entierros).

Existiendo un patrón de asentamiento de una sociedad con un sistema de


recolección muy particular de materias primas, cómo base económica y de
sustento, ya que no hay evidencia de materiales relacionados con actividad

268
Badillo Sánchez, Alejandra; op. cit., 2005
269
De la Torre M. Manuel; op. cit., 1993

209
agrícola, manifestando así un sistema en vías de sedentarización o que muestra
una clara economía en base a la caza, recolección y transformación de materias
primas en correspondencia a un probable intercambio comercial con otros
sectores de la Cuenca de México durante la época de estudio.

Este tipo de economía se da en lugares con la posibilidad de obtener varios


productos animales y vegetales, en cada uno de los ecosistemas presentes en la
región, por lo cual en la Delegación de Tlalpan probablemente existan unidades de
producción en áreas de ecotono, al presentar zonas de contacto entre dos o más
ecosistemas, como la de playa y pie de monte, y lugares de autoabasto de
unidades productivas, al estar en contacto la mayor parte de la evidencia
arqueológica con ríos, manantiales y el bosque; lo anterior se infiere a partir de las
observaciones realizadas por Mari Carmen Serra Puche al estudiar los sistemas
económicos preclásicos en la Cuenca de México 270.

El sistema constructivo, en la mayor parte de las estructuras monumentales,


correspondería al periodo Preclásico, principalmente en aquellas que están
localizadas en la zona de playa a pie de monte, ya que presentan el tipo
constructivo de estructuras I, en donde se observa la sobreposicíon y relleno de
las plataformas de las estructuras circulares, luciendo volumen a partir de la
superposición de nuevos cuerpos en los montículos; así como sistemas
constructivos del tipo III, ya que hay estructuras que presentan taludes,
principalmente en Villa Olímpica, como etapas constructivas en la misma
estructura, y el sistema constructivo IV, el cual está presente en edificios de planta
circular (como en el caso de “Cuicuilco A”, la estructura circular del Bosque de
Tlalpan y probablemente exista una en el Cerro de la Cruz), las cuales son
basamentos escalonados hechos de lodo apisonado y pulido con cantos y gravilla
como desgrasante, estas observaciones se realizaron en base a la clasificación
propuesta por Noel Morelos García 271. Es importante recordar que para la época
de estudio se ha determinado que las unidades habitacionales están construidas
en bajareque (lodo con ramas y techos de paja) usando de apoyo el tronco de un

270
Serra Puche, Maricarmen; op. cit., 1996
271
Morelos García, Noel; op. cit., 1989

210
árbol272, por lo que tendría lógica que éstas estén en los sitios presentes en el
Ajusco al no presentar elementos de monumentalidad y sólo material doméstico,
ya que los materiales constructivos mencionados son perecederos y poco
durables.

El patrón de asentamiento es compartido en toda la región, en donde el


área habitacional estaría en relación a las colinas presentes rumbo a la zona más
elevada, como lo demuestra la proyección de los centroides en el territorio del
Ajusco, las cuales pocas veces presentaron teteles en su punto más alto o bajo,
según la actividad económica realizada posteriormente en esos lugares tanto por
la agricultura, uso habitacional o por la reutilización de sus materiales, y la franja
con estructuras cívico-administrativas se localizaría en la superficie de playa a pie
de monte.

Es importante señalar que un rasgo común entre los edificios reportados en


la presente tesis, es su construcción con piedras andesiticas pre-pedregalense273,
anteriores a la erupción del volcán Xictle, lo cual les da un rasgo particular y
diferente de las estructuras mexicas edificadas en la región de estudio. Otra
cualidad es que estas construcciones monumentales están relacionadas a
formaciones tronco cónicas (ver capítulo 3) y osamentas asociadas a elementos
cruciformes, lo que les da un carácter especial para la región y época de estudio.

Por lo que a grandes rasgos tenemos que el grupo 1 está conformado por
los sitios presentes en las cotas más bajas, mismos que se encuentran en dos
regiones importantes, a una de ellas le corresponde la zona donde se encuentra la
planicie aluvial somera entre las cotas 2250-2300 msnm y la ladera de aluvión
entre los 2300-2400 msnm y son los sitios que se encuentran al norte de la región
de estudio. Integrando este grupo los sitios de Tenantongo, Mirador 2, Mirador
circular, Corregidora, La Ladrillera, “Cuicuilco C”, “Cuicuilco C” bis, Pista de
Patinaje, “Cuicuilco B”, Montículo Heizer, Peña Pobre, Plaza Inbursa, “Cuicuilco A”,
Zapote, Camino a Fuentes Brotantes, Camino a Fuentes Brotantes bis, Fuentes
Brotantes (Petrograbados), Centro de Tlalpan Guadalupe Victoria (U. Pontificia),
272
Piña Dreinhofer, Agustín; op. cit., s/a
273
Kroeber, A. L. and Robert H. Lowie; op. cit., 1965

211
Centro de Tlalpan (plaza central), Centro de Tlalpan Moneda 76 y Centro de
Tlalpan Moneda 76-a. Este grupo está presente en la zona de clima Cwbg y
Cwbgs, pero en los picos elevados como en el cerro del Zacayuca y la Corregidora
presenta el tipo Et. Al encontrarse cerca del sistema lacustre aprovecha las orillas
salinas presentes en la planicie de aluvión somera y sus laderas, siendo parte del
pie de monte de la región y la zona de primer orden, ya que presentan estructuras
monumentales preclásicas en el área de playa a pie de monte y colindan con
estructuras construidas en puntos más elevados de probable control visual como
en el caso del Bosque de Tlalpan (ver mapa 1).

El grupo 2 se encuentra al sureste del grupo 1 compartiendo, a lo largo de


la extensión sureste de la región, la planicie aluvial somera entre las cotas 2250-
2300 msnm, la ladera de aluvión entre los 2300-2400 msnm y el pie de monte
inferior entre los 2400-2500 msnm, a este grupo le corresponden los sitios de
Cuatectlan-s, Cipres 28, Sitio 33, Sitio 34, Sitio 36, Sitio 37, La Nopalera (1), La
Nopalera (2) y La Nopalera Estructura circular. Al explorar este grupo queda claro
que se está compartiendo un patrón de asentamiento muy parecido al Grupo 1, ya
que tenemos una beta arqueológica en la parte de la planicie aluvial somera que
queda a pocos metros de la antigua zona lacustre subiendo rumbo a la ladera de
aluvión, así mismo muestra un vivero de Tefra, del cual no hay muchos estudios
geológicos (Cerro de la Cruz) pero que por sus características físicas se parece
mucho al bosque de Tlalpan (Cerro de Zacayuca), que está albergando
probablemente estructuras prehispánicas en sus elevaciones más altas, que
pudieron haber servido de marcadores espaciales entre sus pobladores y de
donde baja evidencia arqueológica a su centro de gravedad (ver mapa 2).

En sus partes bajas tenemos un clima similar al grupo anterior (Cwbg,


Cwbgs y Et) y en este grupo vemos dos variables muy importantes ya que la
pendiente es continua y va rumbo al pie de monte medio, en donde se está
aprovechando la cercanía a la zona lacustre y sus laderas de aluvión. Teniendo
así que son sitios de primer orden al presentar estructuras monumentales a
excepción de los sitios Cipres 28, Sitio 33, Sitio 34 y el Sitio 36 que son

212
probablemente unidades habitacionales o de captación de evidencias
arqueológicas.

El grupo 3 se localiza rumbo al suroeste del grupo anterior en la zona de


Pie de monte medio entre los 2500-2800 msnm y le corresponden el Sitio 16, Sitio
15, Sitio 4, Sitio 2, Sitio 1, Sitio 8, Sitio 9, Sitio 10, Sitio 28 y Sitio 27. La
particularidad de este grupo es que se encuentra en la zona de pie de monte
medio ya muy alejado del lago pero son sitios que están cerca de una corriente de
agua, asentándose al parecer en pequeñas lomitas, las cuales protegen
aparentemente de los desbordes del río, a los asentamientos que pudieran existir
en éstas. Así mismo en esta área existe una amplia gama de recursos de montaña
entre los que se destacaría la leña como combustible y materia prima de otros
productos (hasta la fecha muy empleada en la región), así como animales de caza
para el consumo (venado cola blanca ya desaparecido actualmente y otros
animales tanto herbívoros, carnívoros y marsupiales) complementando esta gama
con plantas silvestres como los hongos, zetas y diversos frutos silvestres, para las
comunidades que pudieron asentarse en este espacio; son sitios sin estructuras
monumentales aparentes, que por esta característica serían sitios de segundo
orden, en donde se encontrarían unidades habitacionales probablemente (ver
mapa 3).

Al igual que el grupo 3, el grupo 4 se localiza al suroeste de la región de


estudio y abarca la zona de Pie de monte medio entre los 2500-2800 msnm y el
pie de monte superior 2800-3500 msnm, siendo este el límite de hallazgos con
características preclásicas en el área de estudio, mismo que integra al Sitio 6, Sitio
32, Sitio 25, Sitio 22, Sitio 21, Sitio 19-20, Sitio 23, Sitio 24 y el Sitio 26. Este grupo
se encuentra en el límite de hallazgos reportados por diferentes investigadores
para el periodo en cuestión. En esta área se puede apreciar el mismo patrón que
en el grupo anterior, donde las evidencias reportadas se localizaban cerca de las
corrientes de agua en relación a pequeños lomeríos, la cantidad de recursos de
montaña aumenta al encontrarse ya con zonas de pastizales y animales de mayor
tamaño, mismos que cohabitan con plantas silvestres, diferentes clases de hongos
comestibles y una zona de grandes bosques. Así mismo es un paso natural hacia

213
la cuenca de Cuernavaca, el cual se puede atravesar siguiendo una dirección
sureste rodeando al volcán del Ajusco sin necesidad de utilizar equipo especial
para climas de cimas de montañas y, que actualmente, sigue siendo empleado por
peregrinos que van rumbo a Chalma en procesiones a pie; por la falta de
evidencias monumentales es probable que al igual que el grupo anterior sea un
grupo de segundo orden en donde se hallarían probablemente unidades
habitacionales (ver mapa 4).

He de aclarar que aunque esta sea la conclusión del presente trabajo


siempre existirá la necesidad de seguir explorando a mayor detalle esta región,
para poder explicar cómo es que funciona un sistema económico con estas
características, no obstante en esta zona de la Cuenca de México las estaciones
del año son muy marcadas y constantes en épocas anteriores al presente.

Un sistema económico tan fuerte y con la capacidad de crear grandes


construcciones monumentales, que pueden servir de control y s oporte ideológico-
social, sólo pudo haber sido interrumpido por un desastre ambiental tan fuerte
como la erupción del volcán Xictle, dañando no sólo el suelo por donde pasó, sino
el sistema de cuevas y manantiales propios de la formación Chichinautzin. Per o en
siglos posteriores ha resurgido y mostrado la gran capacidad de autoregeneración
y de auto-configuración conforme a sus nuevas condiciones ambientales,
interrumpido sólo por una mala visión del hombre contemporáneo.

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Argentina; pp. 27-32.
White, S. E.;
1990 El Ajusco: geomorfología volcánica y acontecimientos
glaciales durante el pleistoceno superior y comparación
con las series glaciales mexicanas; Colección científica N°
212, serie Arqueología, INAH; México.

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William H. Holmes;
1885 “Antiquity of Man on the Site of the City of Mexico”, Transaction
of the Anthropological Society of Washington, Vol. III; U.S.A.

OTRAS FUENTES:

Baltazar, Brito;
2009 Conferencia: “Historia Tepaneca y el lienzo del Ajusco”; serie
de conferencias conmemorando los 400 años del decreto y
validez del lienzo del Ajusco 1609- 2009. Llevada a cabo en
Auditorio de Santo Tomás Ajusco; México, D.F. 5 de septiembre
del 2009, 13:35 horas; (Archivo audio personal).
Quintero M., Josefina;
2007 “Hallan figura prehispánica en el bosque nacional de Fuentes
Brotantes”, La Jornada, sábado 11 de agosto de 2007,
DEMOS; México, D.F.

Carta Topográfica de la Ciudad de México, escala 1: 50,000, E13 A39 INEGI;


México.
Carta Topográfica de Milpa Alta, escala 1: 50,00; E14 A49 INEGI; México.

Foto Aérea, vuelo 1971, rollo 30, zona 20 B, línea 28, serie 1-61; escala 1:25,000;
No de orden 185; Mapoteca de la DRPMZA-INAH; México, D.F.

En web:

- http://en.wikipedia.org/wiki/Tlalpan, consultado el 29 de enero del 2010,


Tlalpan.

- http://systems-of-
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c&click_point=, consultado el 30 de enero del 2010 de la página Map of
Mexico, de la Universidad de Upssala.

- http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm07.htm

- http://es.wikipedia.org/wiki/Tlalpan

- www.GoogleEarth.com

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