El Patron de Asentamiento Presente en La
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INAH SEP
TESIS
PRESENTA
2
3.2 EXPLORACIONES EN EL ÁREA DE ESTUDIO, CORRESPONDIENTE A
LOS SECTORES QUE CONFORMAN EL ÁREA DE CUICUILCO
3.2.1 Exploraciones en el “Pedregal de San Ángel”………………………………64
3.2.2 Exploraciones en el sector de “Cuicuilco A”……………………………………71
3.2.3 Exploraciones en el Sector “Peña Pobre”………………………………………81
3.2.4 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco B” ………………………………………84
3.2.5 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco C”……………………………………..102
3.2.6 Exploraciones en el Sector “Bosque de Tlalpan”……………………….……106
3.2.7 Exploraciones en el Sector “Corregidora y La Ladrillera”………………...…112
3.2.8 Exploraciones en el Sector “Fuentes Brotantes”…………………………..…115
3.2.9 Exploraciones en el Sector “Centro de Tlalpan”…………………………...…119
3.2.10 Exploraciones en el Sector “La zona arqueológica de la Nopalera”…...…121
3.2.11 Exploraciones en el Sector “Ajusco”…………………………………………125
4. ANÁLISIS ESPACIAL SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DEL ASENTAMIENTO
PRESENTE AL SUROESTE DE LA CUENCA DE MÉXICO -CASO
DEMARCACIÓN POLÍTICA DE TLALPAN-
4.1 Análisis de altimetría y tipo de sitios……………………………………………..131
4.2 Análisis diferencial de tipos cerámicos y sitios arqueológicos………………..142
4.3 Análisis de Nearest Neighbor y K-means entre sitios arqueológicos………...146
4.3.1 Grupo 1……………………………………………………………………148
4.3.2 Grupo 2……………………………………………………………………160
4.3.3 Grupo 3…..……………………………………………………………….167
4.3.4 Grupo 4……………………………………………………………………173
4.4 Mapeos por conjuntos……………………………………………………………..181
5. PAISAJE ACTUAL DE TLALPAN
5.1 Tlalpan y su geomorfología……………………………………………………….185
5.2 Los lomeríos del Sur y su patrimonio arqueológico…………………………....187
5.2.1 Centros de gravedad que señalan centros geométricos entre sitios
que comparten altimetría similar o planicies, en zonas altas……………………...188
5.2.2 Centros gravitacionales de acumulación de desechos provenientes de
lugares altos………………………………………………………………….…………191
3
5.2.3 Centros gravitacionales relacionados con elementos naturales como
ríos permanentes, perennes, escurrimientos de manantiales o por actividad
antropológica en la región……………………………………………………………..192
5.2.4 Centros gravitacionales inversos (betas arqueológicas presentes en
zonas altas como lomeríos y volcanes)…………………………………………......193
6. CONCLUSIONES……………….…………………………………………………..196
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….......215
4
INTRODUCCIÓN
1
Xictle es el nombre del volcán al que se hace referencia y con el cual aparece en las cartas
geográficas del INEGI; México, Carta E14 A49, Milpa Alta, y de aquí en adelante será el nombre
que se usará para fines del presente trabajo, aunque vale la pena aclarar que muchos autores le
nombren Xitle o Xictli en diferentes trabajos.
2
La arqueología del paisaje se enfoca en la realización de proyectos arqueológicos orientados
hacia el estudio y reconstrucción de los paisajes prehistóricos, en este caso prehispánicos,
empleando una metodología arqueológica, con carácter multidisciplinario, para entender los
procesos y formas en que es modificado un espacio a necesidad del hombre.
3
Este término es empleado por primera vez a principios de la década de 1910, para definir el suelo
en donde se localizan los vestigios arqueológicos hallados por las primeras exploraciones
realizadas en esta zona, debajo de las canteras establecidas en San Ángel y Copilco, producto de
la lava basáltica proveniente del volcán Xictle.
5
inclusive datos medioambientales. La idea central será comprender visualmente
en conjunto, cuáles pueden ser los elementos ambientales y arqueológicos que se
relacionan entre sí en el presente territorio.
4
Hodder, Ian y Clive Orton; Análisis espacial en arqueología, Crítica; Barcelona, España, 1990
5
Barros, Claudia y Javier Nastri; La perspectiva espacial en arqueología, Centro Editor de
América Latina; Buenos Aires, Argentina, 1995: p. 13
6
El espacio que cubre la ocupación de la Delegación de Tlalpan, al tener
características geomorfológicas y medioambientales muy particulares, es un área
que considero contrastable con datos existentes en diferentes regiones de la
Cuenca de México. Gracias a esta riqueza de recursos y a su aprovechamiento,
probablemente potenció el desarrollo de arquitectura y elementos culturales muy
particulares, tal como lo observamos en los elementos monumentales presentes
en el área de estudio. Así probablemente pudo presentar relaciones comerciales o
de intercambio con otros sectores de la cuenca. De esta forma los sistemas
antiguos en el entorno ambiental se relacionaron con la zona de playa-lacustre y
alta-montaña, y así eventualmente se pudo haber aprovechado estos nichos
ecológicos, que muestran un vasto contenido de recursos naturales, los cuales
son parte importante para el desarrollo económico-cultural de una sociedad en
proceso de sedentarización y que probablemente llevó a esta cultura a una época
de apogeo dentro del desarrollo de las primeros sistemas económicos complejos
dentro de la Cuenca de México.
6
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; Contemporary Archaeology in Theory a Reader, Blackwell
Publishing; U.S.A. 1996: p. 24
7
Wagstaft, M.; “El sitio arqueológico desde una perspectiva geográfica”; La perspectiva espacial
en arqueología, coord. Barros, Claudia y Javier Nastri, Centro Editor de América Latina; Buenos
Aires, Argentina, 1995: pp. 27-32
7
Este análisis contribuirá a entender la dinámica económico-cultural que
llevó a poblaciones humanas a establecerse en la región de estudio y evolucionar
de cazadores recolectores, a pequeños poblados con dinámicas sedentarias y de
control de los recursos.
8
1. METODOLOGÍA Y SISTEMA DE ANÁLISIS
1.1. Metodología
8
Gamio, Manuel; “Metodología sobre la investigación, exploración y conservación de Monumentos
Arqueológicos; Programa de trabajo para el Departamento de Inspección de Monumentos
Arqueológicos”; Arqueología e indigenismo, Instituto Nacional Indigenista; México, 1986: pp. 27-
34
9
Criado Boado, Felipe; Capa 6, Del terreno al espacio: planteamientos y perspectivas para la
arqueología del paisaje. Primera edición Abril de 1999, Grupo de Investigación en Arqueología
del Paisaje, Universidad de Santiago de Compostela, editorial CAPA, criterio y convenciones en
Arqueología del Paisaje; España, 1999
10
Sanders, William, et. al.; The Basin of Mexico: Ecological Processes in the Evolution of a
Civilization, Academic Press; N.Y., U.S.A., 1979
11
Hodder, Ian y Clive Orton; op. cit., 1990
12
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 5
9
De acuerdo con Criado Boado, 13 el paisaje está conformado por tres tipos
de elementos (el entorno físico o matriz medioambiental, el entorno social o medio
construido por el hombre y el entorno pensado o medio simbólico), cada uno de
los cuales configura una determinada dimensión del paisaje e interactúan entre sí
presentando un patrón geométrico alterado por el hombre como parte de las
medidas de sistemas económicos adaptados al medioambiente, los cuales llegan
a presentar como forma evolutiva, complejidad-social o modelos de interacción
social particulares del sitio, producto de su interacción cultural.
13
ídem.
10
humano, a partir de los cuales se trazan caminos y se establecen fronteras, así los
lugares y las marcas de ellos se percibirán como únicos, aunque tienen un
carácter global, el cual comparte una serie de símbolos y valores en común 14.
14
Barrabas, Alicia; Diálogos con el territorio, simbolizaciones sobre el espacio en las culturas
indígenas de México, Vol. 1, INAH, Etnografía de los pueblos indígenas de México; México, 2003:
p. 23
15
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 6
16
Gamio, Manuel; op. cit., 1986
17
Araneda C. Edgar; “Uso de sistemas de información geográficos y análisis espacial en
arqueología: Proyecciones y limitaciones” Estudios Atacameños, N° 22, Universidad Católica del
Norte; San Pedro de Atacama, Chile, 2002: pp. 60-63
18
Araneda, C. Edgar; op. cit., 2002: p. 66
11
almacenamiento, manipulación, análisis, modelización y presentación de datos
georeferenciados para la resolución de problemas complejos de planificación y
Gestión. De este modo, se entenderá que en un SIG se almacena información
cartográfica para pensar la relación existente entre un elemento y otro, respecto a
los elementos geográficos observados 19.
19
Gutiérrez Javier y Michael Gould; Espacios y sociedad 2, SIG: sistemas de información
geográfica, editorial Síntesis; Madrid, España, 2000: p. 14
20
Goodchild, Michael F. / Robert P. Haining; “SIG y análisis espacial de datos: perspectivas
convergentes”, Investigaciones regionales, primavera, número 006, asociación española de
ciencia regional; Alcalá de Henares, España; 2005: pp. 189-191
12
se pueden inferir mediante el análisis de sistemas para que estos datos puedan
ser organizados en un nuevo conjunto y de este modo producir un nuevo mapeo 21.
21
Gutiérrez Javier y Michael Gould; op. cit., 2000: p. 22
22
Gamio, Manuel; op. cit., 1986: pp. 27- 34
13
manera, se diferenciará a partir de las propuestas hechas por diferentes
investigadores, qué elemento material pertenece a una ocupación diferente
a la época de estudio.
23
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; Archaeologies of Landscape, Contemporary
Perspective, Blackwell Publishers; Malden, Massachusetts, U.S.A., 2003: p. 1
24
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: p. 2
14
Las marcas existentes en el paisaje o vestigios en el mismo se entenderán
como parte de la herencia cultural, para lo cual se tomarán en cuenta las
recomendaciones hechas por la UNESCO al identificar, preservar y unificar el
estudio de una cultura particular o un paisaje natural. Dicho organismo plantea tres
categorías a reconocer del paisaje cultural: 1) lo claramente definido: en donde se
observan modificaciones intencionales en relación a estructuras monumentales, 2)
la envoltura orgánica (paisaje que puede ser socioeconómico, administrativo o
religioso en relación al medio ambiente) en donde una subcategoría es el de las
reliquias o paisaje arqueológico, el cual es tratado como mina o cantera (beta
arqueológica), así mismo también toma en cuenta a los complejos agrícolas como
las terrazas de cultivo y, 3) las asociaciones culturales: presentes en el paisaje
donde existen rasgos sagrados o asentamientos religiosos sobresaliéndole. Todo
esto con la finalidad de tomar una amplia e interna variedad de colecciones con
significación para el paisaje en una red de protección 25.
25
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: p. 9
26
Se tomará esta zona arqueológica como centro rector, ya que no se tienen elementos o
suficientes investigaciones que nos den una referencia más clara sobre los sitios en la región y su
dinámica económico-social.
27
Parsons R. Jeffrey; “Critical reflections on a Decade of Full- Coverage Regional Survey in the
Valley of Mexico”, The Archaeology of Regions a Case for Full- Coverage Survey, Smithsonian
Institution Press; Washington, D.C., 1990: pp. 7-31
15
identificando el centro o lugar en donde se ve una clara concentración política,
económica e importancia ideológica denominado “nudo” de la red de trabajos.
28
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 5
29
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999: p. 6-7
16
3. de esta forma se podrá entender el espacio como un medio simbólico que
ofrece bases para un desarrollo económico-cultural.
30
ídem.
31
Marcus, Joyce; “La organización territorial de los Mayas clásicos de las tierras bajas”; La
perspectiva espacial en arqueología, coord. Barros, Claudia y Javier Nastri, Centro Editor de
América Latina; Buenos Aires, Argentina, 1995: p. 56 (nota 9)
17
económicos y políticos, tomando en cuenta los recursos naturales existentes en el
área de estudio 32.
1. Los sistemas son como son, ya que están adaptados a un entorno externo
(medio ambiente o sociedad) lo cual los particulariza.
2. Los sistemas son observables, en tanto que es inferida su dinámica a través de
los elementos receptivos de información.
3. Son susceptibles a simulación por ordenador.
4. Los subsistemas son interdependientes, lo que da lugar a una homeostasis o su
transformación.
5. Los subsistemas están relacionados unos con otros y se comprenden por su
función y,
6. los arqueólogos pueden examinar las relaciones entre los subsistemas en
términos causales.
32
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996: p. 33
33
Matthew Johnson; Teoría arqueológica, una introducción, Ariel Historia; Barcelona, España,
2000: p. 95-98
34
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003: pp. 13-19
18
que dentro del espacio se está encarnando o ideando el cosmos en miniatura, así
mismo se plasman las ideas del mundo mítico y ético de cada sociedad en
relación a los objetos identitarios de cada individuo dentro de la colectividad, como
los medios de organizar, usar y vivir en el paisaje, por lo tanto los significados que
se expresan en el paisajes dependen de la subjetividad cultural, así se puede ver
éste como parte de la “identidad”, considerándolo así cuando las personas al
reconocer inscribir y mantener colectivamente lugares seguros dejan marcas
comunes en un área de estudio como manifestación de estos símbolos colectivos,
éstos van desde marcas en piedras (petrograbados) o construcciones cargadas de
símbolos referenciados.
Carole L. Crumley menciona que los elementos del paisaje, son los más
efectivos transportes de la memoria social, ya que tienen utilidad práctica y se
inmiscuyen en la memoria (cuevas, manantiales, jardines, etcétera) al ser
empleados a través del tiempo, por distintas sociedades, que modifican el
pensamiento y la percepción del espacio al estar codificados en las creencias y al
ser parte constante del pensamiento del hombre 35 . Por su parte, Hawkes C.
35
Carole L. Crumley; “Sacred Landscapes: constructed and conceptualized”, Archaeologies of
Landscape, Contemporary Perspectives, Edit: Wendy Ashmore and Bernard Knapp, Blackwell
Publishers; Malden Massachusetts, U.S.A., 2003: pp. 271-273
19
menciona que “ marcar el paisaje en relación a las montañas, manantiales, cuevas y otros
36
elementos en el paisaje es cosa común e inherente a todo hombre como especie ” .
36
Hawkes, C.; “Archaeological Theory and Method: Some Suggestions from the Old World”,
American Anthropologist, N° 56; U.S.A., 1954: p. 167
20
2. MEDIO AMBIENTE GENERAL DE LA CUENCA DE MÉXICO
2.1.1 Descripción Geológica
Fig. 1. En esta imagen se muestra en una línea grande el área que conforma el Sistema Volcánico
Transversal, y enmarcado en blanco la Cuenca de México; tomada de: Méndez Sánchez E.; 2003.
37
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; Flora fanerogámica del Valle de México,
Instituto de Ecología A.C., Centro regional del Bajío, Comisión Nacional para el Conocimiento y uso
de la Biodiversidad; Pátzcuaro, Michoacán, México, 2001: p. 8
38
Lugo Hubp, José; Geomorfología del Sur de la Cuenca de México, Instituto de Geografía,
Serie Varia T.1, N° 9; México, 1984: p. 5
21
Fig. 2. Acercamiento a la altiplanicie central de México, en donde se enmarca en blanco la Cuenca
de México; imagen tomada de: Méndez Sánchez E.; 2003.
39
Piña Chan describe los límites naturales presentes en la cuenca
planteando que al oriente se puede identificar la Sierra de Ahualco o Sierra
Nevada (en donde destaca el volcán de Iztlaccihuatl y el Popocatépetl); en su
extremidad sur se localiza el Sistema volcánico del Chichinautzin (o Ajusco), el
cual se une con la Sierra de las Cruces. El límite occidental de la cuenca está
formado por La Sierra de la Malinche que se une con Monte alto y Monte Bajo. Al
norte, la Sierra de Guadalupe (Cerro Gordo, Cerro Chiquihuite, Cerro de
Cuahutepec), la cual, tiene su depresión rumbo a la Cuesta de Barrientos y se
extiende a la Sierra de Tepotzotlán. Se puede observar en sus inmediaciones el
Cerro Sinconque, la Sierra Nevada, Telapón y el Cerro Tlaloc, que cierra el
sistema hacia el Cerro de Patlachique.
A través del tiempo este lago se fue desecando mostrando tierras que antes
estaban bajo el agua. Así tanto en sus alrededores como en las nuevas tierras, se
39
Piña Chan, Román; Las culturas preclásicas de la Cuenca de México, FCE; México, 1955: p.
18
22
establecieron diferentes culturas en diversas etapas cronológicas, las cuales
comprenden desde los primeros asentamientos de cazadores recolectores, que
probablemente se convirtieron en pueblos sedentarios, hasta la época moderna
ininterrumpidamente, siendo testigos los habitantes de esta zona de los cambios
ambientales en diferentes épocas (Fig. 3).
Fig. 3. En esta imagen se puede apreciar la evolución que ha tenido el lago de Texcoco a través
del tiempo, propiciando por diferentes acontecimientos geológicos y ambientales su configuración
actual. Imagen tomada de Santoyo Villa, Enrique; et. al.; 2005: Fig. 19.
En la actualidad presenta un clima estable y cálido, que varía según sus
diferentes regiones latitudinales; la gradiente que presenta, propicia una dinámica
climática muy particular, siendo el medio ideal para el desarrollo de diferentes
nichos ecológicos. Este sistema montañoso ha representado, según Exequiel
23
Ezcurra, una barrera importante que limita en la actualidad la expansión de las
zonas urbanas 40.
40
Ezcurra, Exequiel; La Cuenca de México. Aspectos ambientales críticos y sustentabilidad,
FCE; México, 2006: p. 33
41
Niederberger, Christine; Paleopaysages et archeologie pre-urbaine du bassin du Mexico;
Collection Etudes Mésoaméricaines 1-11, tome 1, CEMCA; México, 1987: p. 47
24
Fig. 4. En esta imagen se muestran los diferentes niveles latitudinales de la ciudad de México en
relación a los climas y ambientes adscritos a la geoforma. Imagen tomada de: Santoyo Villa,
Enrique; et. al.; 2005: 25, fig. 14.
2.1.2 Clima
42
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 48
43
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 49
25
épocas del año más marcadas en la Cuenca de México, ya que por lo general el
clima es templado y poco cambiante gracias a que es un sistema cerrado.
La Cuenca de México cuenta con un cielo despejado la mayor parte del año,
presenta un clima tropical de altura, templado y frío, pero tiene la particularidad de
mostrar diferentes temples durante el día. A esta región llega aire húmedo del
Golfo de México, que provoca la precipitación de lluvia presente en el año; los
vientos secos llegan de la parte oeste, especialmente en la época otoñal. Entre
junio y octubre las perturbaciones ciclónicas, que acontecen en el Océano
Atlántico como del Océano Pacífico, no llegan a penetrar con toda su fuerza a la
Cuenca de México, pero sí provocan periodos de lluvias prolongadas 44.
44
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001: p. 16
45
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 35
26
Fig. 5. En este esquema se muestra la dinámica de la formación de nubes y su relación con el
clima en ecosistemas formados por montañas rumbo a zonas lacustres. Esquema tomado de
García Miranda, Enriqueta; 1980: 79, Figura 20.
Según el sistema de Koeppen usado para clasificar la temperatura, la
Cuenca de México presenta las siguientes categorías 46:
BSkwg –abarca en el Valle de
México casi toda la zona con
precipitación media anual inferior a
600 mm.
Cwbg –abarca en el Valle de México
casi toda la zona con precipitación
media anual superior a 600 mm; y
ET –abarcando en el Valle de México
las partes más altas de la Sierra
Nevada, del Ajusco y de las Cruces
(Fig. 6).
Fig. 6. En esta imagen se muestran las
cotas climáticas presentes en el Distrito
Federal, donde se pueden notar los climas
más fríos en la parte sur. Imagen tomada el
29 de enero 2010 en:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/co
mmons/1/12/MX-DF-clima.png
46
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001: p. 17
27
Todos estos factores propiciaron en otros tiempos la aparición de un gran
sistema lacustre al centro de la cuenca, el cual se fue drenado a causa de las
necesidades urbanas y la planeación de la ciudad. Anteriormente la Cuenca de
México era capaz de represar fácilmente los sistemas fluviales, al cerrarse por su
parte sur en la cuenca media del Balsas, zona en la que desaguaba anteriormente
a la elevación del sistema volcánico del Chichinautzin. Lorena Mirambell en 1988
menciona que al parecer el cierre de esta zona por su parte sur propició la
formación de los lagos internos, gracias a la diferenciación altimétrica que existía
entre la parte norte y la sur 47.
47
Mirambell, Lorena; “La arqueología prehistórica en la Cuenca de México”; La antropología en
México; Panorama histórico. La antropología en el centro de México; Carlos García Mora
(Coord.), Colección Biblioteca del INAH N° 14, INAH; México, 1988: pp. 42-43
48
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 35
28
6. El pie de monte inferior, con pendientes suaves y cubiertas de bosques
de encinos bajos (Quercus Spp.).
7. El pie de monte medio, dominado por encinos perennifolios de hojas
grandes.
8. El pie de monte superior, en laderas por encima de los 2,500 metros, con
predominio de encinos, alisos (Alnus Spp), tepozanes (Buddleia Spp.) y
madroños (Arbutux Xalapensis).
9. Las sierras, en elevaciones superiores por encima de los 2,700 metros,
con pinos (Pinus Spp.) abetos (Abies Religiosa), juníperos (Juníperos
Deppeana) y diversas especies de pastos amacollados o zacatones.
29
Vegetación Variedades Zona, altitudes, precipitaciones. Información adicional
principales
Quercus Laeta. Se encuentran a menos de 2,500 Bosques bajos (5- 10 m.), con bóvedas
Quercus Deserticola. metros. ralas.
Quercus Crassipes.
Quercus Obtusata.
Quercus Rugosa. Característica del pie de monte superior Con frecuencia, la primera especie forma
Quercus Mexicana. con suelos profundos o bosques sin mezclas, pero puede
Quercus Angustifolia. moderadamente someros. encontrarse asociada con las otras dos.
2,500-2,800 metros con 600-800 mm.
anuales y temperatura entre los 11°-14°
C.
Bosques de Pinus Spp. Comunidades perennifolias, que crecen La agricultura, el apacentamiento y la tala
pino. en suelos someros, rocosos o han alterado fuertemente estas
profundos en la serranía. comunidades.
Se encuentra a los 2,350-4,000 metros
con precipitaciones entre los 700-1,200
mm. anuales.
Pinus Leiophylla Esta especie coexiste con diversas Comunidades profundamente alteradas,
especies de encinos, formando con suelos severamente erosionados.
comunidades mixtas. Se encuentra a
los 2,350-2,600 metros de altura.
Pinus Montezumae Bosques relativamente altos casi sin
Pinus Patula mezclas; localizados entre los 2,500-
3,100 metros.
Pinus Hartweggii Estas especies pueden crecer en Estos bosques marcan el límite de la
laderas empinadas. Localizados a los vegetación arbolada en la parte superior
2,900-4,000 metros de altura de las montañas.
Bosques Clethra Mexicana. Planicie aluvial elevada. Se encuentra en áreas restringidas con
mesófilos. Quercus Laurina. Localizados a los 2,500-3,000 metros suelos profundos y protegidos de vientos
Prunus Brachybotrya. de altura; con precipitación anual fuertes y helados. Una gran proporción de
Alnus Arguta. alrededor de los 1,000 mm. su extensión original ha sido transformada
Pinus Spp. en áreas de cultivo.
Bosques de Abies Religiosa. Característicos de la serranía. Crecen Bosques densos, altos y pennifolios. Junto
abeto. en suelos profundos, bien desecados y con Pinus hartweggii, estos bosques
fértiles; a altitudes entre los 2,700- alcanzan el límite de la vegetación
3,500 metros, que presentan arbolada. Se utilizan para apacentar
precipitaciones que van de los 1,000- rebaños y para extraer madera.
1500 mm., con temperatura de 7.5°-13°
C.
30
2.1.4 Fauna de la Cuenca de México
49
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 47
50
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006: p. 48
31
Lorena Mirambell en 1988, menciona que hace 35,000 años existía una
gran abundancia de mamíferos, entre los que destacaban el venado muy
corpulento (Odocoileus Hallí) y venado cola blanca (O. Virginianus). Los restos de
estos animales han aparecido en contextos habitacionales evidenciando su
consumo. También reporta en sus investigaciones la existencia del oso negro
(Ursus Americanus), mismo que actualmente se encuentra sólo en la parte norte
de Estados Unidos de América, y restos de antilocapra o berrendo (Antilocapra
Americanus); en general, describe una fauna de edentados, proboscídeos,
bóvidos, antilocápridos, équidos, camélidos, carnívoros e hidrocoeridos
pertenecientes al periodo Pleistocénico de Norteamérica. Dentro de las aves que
habitaban esta región se encuentran los cormoranes de doble cresta
(Phalacrocorax Auritus), garzas (Eggettanycticorax y Nicticorax Nycticorax),
gallaretas (Aechmophoros Sp), pelícanos (Pelecanus Erythoorynchos), halcón
(Falco Mexicanus) y cuervo (Corvus Corax). La misma autora considera que la
fauna cambió a partir del 15,000 a.C. quedando sólo dos especies de conejo
(Silvilagus), varios tipos de roedores (Peromyscus, Neotoma, Microtus), coyotes
(Canis Latrans) y mapaches (Procyon); así como tortugas (Kinosternon) 51.
51
Mirambell, Lorena; op. cit., 1988: p. 52
32
Fig. 7. En esta imagen se puede apreciar una reconstrucción de la flora y fauna presente en la
Cuenca de México. Imagen tomada de Niederberger, Christine; 1987: contraportada.
1. La Sierra Nevada (Iztaccíhuatl, 5286 nsnm., y 19. Pescado Blanco de agua dulce (Chirostoma
Popocatépetl 5,452 msnm). Humboldtianum),
2. llegada de vuelo de gansos de Canadá (Branta 20. Granos de maíz silvestre o Teosinte (Zea
Spp.). Mexicana) y de frijol cultivado (Phaseolus
3. Roble (Quercus o encinos), Spp.),
4. Aliso (Alnus), 21. Avoceta Americana (Recurvirostra Americana),
5. Garza (Casmerodius Albus) 22. Pato Pilet (Anas Acuta), de migración hibernal,
6. Pino (Pinus) 23. Pato de cabeza roja (Aythya Americana),
7. Sauce ( Salix), inmigrante hibernal,
8. Conejo (Sylvilagus Cunicularius), 24. Pato común (Anas Platyrhynchos) inmigrante
9. Tomate (Physalis), hibernal,
10. Amaranto (Amaranthus Leucocarpus) cultivado, 25. Pato Mexicano (Anas Diazi) residente,
11. Pava (Meleagris Gallopavo), 26. Alas Azul verde azulado (Anas Discors),
12. Gallareta (Fulica Americana), inmigrante hibernal,
13. Calabaza (Cucurbita Spp.), 27. Pato herbívoro (Spatula Clypeata), inmigrante
14. Tortuga (Kinosternon Hirtipes), comienzo del hibernal,
periodo de hibernación, 28. Somorgujo (Podiceps), algunas especies
15. Axolótl (Ambystoma), comienzo del periodo de residentes,
hibernación, 29. Antílope Americano (Antilocapra Americana),
16. Lenteja de Agua (Lemna Spp.), 30. Venado cola blanca (Odocoileus Virginianus),
17. Pequeñas espigas de maíz cultivado (Zea 31. Romeritos (Portulacáceas) y Gramíneas.
Mays), 32. Flores lacustres rivereñas (a 2,240 m.) de agua
18. Pimiento (Capsicum Annuum) cultivado, dulce: Cyperales, Juncaceas, Tyfaceae de agua,
(Typha), Polygonaceae, Myriophyllum y
Potamots.
33
2.2 MEDIO AMBIENTE EN LA PARTE SUROESTE DE LA CUENCA DE
MÉXICO
2.2.1 Descripción de los límites de la Delegación política de Tlalpan
1. La zona montañosa del Ajusco, la cual está formada por la Sierra del
Chichinautzin, representada por una serie de conos volcánicos, entre los
que se encuentra en la Delegación de Tlalpan: el Xictle, Maninal, Ololizqui y
Coatzontle, y una secuencia de montañas como el Cerro de la Magdalena,
de Pipixaca, de Santo Tomás, de la Cruz del Márquez, Topilejo y Ololincan.
52
Robles García, Alejandro; Geografía cultural del SW de la Cuenca de México. Estudios
históricos sobre el pedregal, Ajusco y M. Contreras, Tesis para optar por el título de Maestro en
Historia y Etnohistoria, ENAH; México, D.F., 1995: p. 26
53
ibídem: p. 27
34
Fig. 8. En esta imagen se puede apreciar el límite de la Delegación de Tlalpan, marcado en color
claro, y las Delegaciones vecinas. Imagen tomada de Google Earth el 30 de enero del 2010.
Rediseñada e interpretada por Alejandro Sánchez Torres; para fines del presente trabajo.
54
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 16
55
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; Síntesis geotécnica de la Cuenca del Valle de México, TGC
geotecnia S.A. de C.V.; México, D.F., 2005: p. 6
35
presentes en sus faldas 56, como el volcán Maninal, el Coatzontle, Xictle, Ololizqui,
Toxtepec, Oyameyo, Pelado, Malacatepec, el Muñeco, el Jumento, Tzompoli,
Teoca, Cuatzin, entre otros. Así en diferentes estudios se han identificado un total
de 300 volcanes pertenecientes a fines del Pleistoceno (hace menos de 40,000
años) y del Holoceno; Lugo Hubp menciona que ha sido difícil identificar la
totalidad de volcanes en esta área, por su intensa actividad volcánica, la cual ha
propiciado la superposición de volcanes, algunos de los cuales, han sido cubiertos
de lava57.
56
C. Siebe; “Age and Archaeological Implications of Xitle Volcano, Southwestern Basin of México
City”; Journal of Vulcanology and Geothermal Research; Vol. 104 N° 1-4, S. 45-64,
30/December/ 2000, ELSEVIER; U.S.A., 2000: p. 46
57
Lugo Hubp, José; op. cit., 1984: p. 10
58
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; Volcanic impact on the southern Basin of México During the
Holocene, Quaternary International, vol. 43/44, pp. 181- 190, 1997, Elsevier Science; Ltd, Great
Britain, U.K., 1997: p. 185
36
configuración incluyen una serie de oquedades o las llamadas “cuevas por
atunelamiento”, las cuales según Alejandro Robles en 1997, han servido como un
elemento geográfico muy importante dentro del ámbito ritual de los pobladores en
la zona, como lo demuestran los registros etnográficos 59, ya que menciona que los
habitantes del Ajusco “lo relacionan con una mujer debido a sus manantiales presentes y a la
gran cantidad de agua que producían, de esta forma la consideran, aún hoy en día, un brazo del
60
mar” .
59
Robles, Alejandro; “Noticia históricas y actuales sobre lugares de culto en la zona del Ajusco y
en el Pedregal de San Ángel”, Graniceros. Cosmogonía y meteorología indígenas de
Mesoamérica, El Colegio Mexiquense A.C., UNAM, 1ª edición; México, 1997: p. 160
60
Robles, Alejandro; op. cit., 1997: p. 166
61
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 18
37
La barrera que se formó y dividió a la parte sur del Valle de México de la
Cuenca del Balsas, obstruyó arroyos antiguos que comenzaron a formar lagos en
las partes bajas de ésta, en donde se iban acumulando enormes cantidades de
arenas, cenizas y otros productos orgánicos 62, los cuales enriquecieron el lago
central, las zonas de pie de monte y, como ya nos lo han demostrado las
dinámicas ecológicas, favoreciendo la llegada de organismos a poblarlo.
62
Mooser, Federico; et. al.; La Cuenca de México, Consideraciones Geológicas y
Arqueológicas, Departamento de Prehistoria, INAH; México, 1956: p. 16
63
Niederberger, Christine; “Early Sedentary Economy in the Basin of Mexico; New Data Suggest
Significant Variants in Early Post-Pleistocene Human Occupations in the Middle America”, Science,
12 January 1979, vol. 203, N°4376, American Association for the Advancement of Science;
Washington, D.C., U.S.A., 1979: p. 132
64
ídem.
38
depósitos de avalancha proveniente del volcán Ajusco, así como la andesita
basáltica presente en el sitio arqueológico de “Tenantongo”; estos materiales
pertenecen al Pleistoceno Medio, época de actividad volcánica del sistema
Chichinautzin 65.
39
un diámetro de 9 km.70 debido a la fuerte erosión que ha sufrido por arroyos y
glaciares. El borde original está marcado por las cumbres más altas, como el
Cerro del Pico del Águila y la Cruz del Márquez. White menciona que el valle más
ancho y largo es el Valle del Águila formado por la erosión fluvial preglaciar, parte
de los primeros valles glaciares que se extendieron a más de un km71.
70
White, S. E.; El Ajusco: geomorfología volcánica y acontecimientos glaciales durante el
pleistoceno superior y comparación con las series glaciales mexicanas, colección científica
N° 212, serie Arqueología, INAH; México, 1990: p. 17
71
White, S. E.; op. cit., 1990: p. 23
72
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005: p. 27
73
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 52
40
que las plantas van aprovechando para habitar y conformar los paisajes; los valles
que se formaron, la poca inclinación de pie de monte, el clima y la acumulación de
sedimentos propiciaron la generación de suelos presentes hasta la fecha,
compuestos por partículas de arrastre, en tanto la dinámica erosiva producto del
deshielo, del viento y las lluvias, que nutrieron el suelo debajo de la lava del
pedregal.
Su actividad explosiva, la cual pudo haber sido vista desde lugares muy
distantes, creó una típica columna de más de 8,000 metros de altura, formando así
su cono cinderítico, su actividad efusiva empezó probablemente después, como
en el caso del Paricutín en Michoacán. Durante su fase explosiva, la actividad
debió haber sido muy intensa, produciendo una gran cantidad de ceniza volcánica
la cual se depositó en el flanco norte del volcán 75, la lava se derramó en este
74
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005: p. 6
75
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 128
41
flanco gracias a la presencia de la fuerte empinada presente en el área,
derramándose sobre una serie de riachuelos que quedaron cubiertos por la lava.
Las lavas de este volcán descienden a 900 metros y alcanzan los 12 km. de
longitud, avanzando a través del suelo y de tubos de lava 76, cubriendo un área de
18.8 km² que en promedio presenta un espesor de 10 metros 77, al ser del tipo
reconocido como basálticas son lavas muy fluidas y de alto alcance. Estas
estructuras hoy se pueden observar tanto en la Delegación de Tlalpan, como en
las inmediaciones de Coyoacán (Fig. 10).
Fig. 10. En esta imagen se ve el área que cubrió las lavas del volcán Xictle, tomada de Siebe;
2000.
La lava provocó también el cambio en el patrón de drenaje presente del río
Xicotitlan y el río Magdalena, los cuales se desvían creando de esta forma nuevas
condiciones ambientales 78. El derrame se dirigió rumbo a la zona noreste, llegando
76
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 48
77
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 123
78
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; op. cit., 1997: p. 186
42
a las inmediaciones de lugares como Copilco, San Ángel, Coyoacán y Calzada de
Tlalpan, conformando el paisaje que se le denominó “el Pedregal de San Ángel”.
Según Martín del Pozzo esta lava logra alcanzar estas distancias gracias a que se
alimenta por un complejo sistema de tubos de lava llamados “tumili”, los cuales
presionan el borde de una erupción anterior; así mismo la lava se corrugó
produciendo la textura actualmente visible en la zona, que corresponde al tipo
Pahoehoe 79, esta textura se presenta en zonas pantanosas y en este caso en
particular, se forman gracias a que limitaba con el lago.
79
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; Volcanic Impact in Central México: IAVCEI, General
Assembly; IAVCEI, Puerto Vallarta 1997, excursión guide, UNAM; México, 1997: p. 4
80
Martín del Pozzo, A. L.; et. al.; op. cit., 1997: p. 185
81
Delgado, Hugo; et. al.; op. cit., 1998: p. 128
82
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 49
83
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit.,1997: p. 4
43
Existe una gran variedad de fechamientos realizados mediante datación por
radiocarbono para determinar la fecha de erupción del volcán Xictle, pero en
general se encuentran entre el periodo comprendido que va de los años 400 a.C. a
los 400 d.C. 84 Las muestras que se dataron fueron tomadas en diferentes sectores
y por diferentes proyectos de investigación en la zona, por lo tanto, hay que tomar
en cuenta que el desarrollo y calibración de esta técnica de datación se ha ido
perfeccionando a través del tiempo.
84
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 60
85
C. Siebe; op. cit., 2000: p. 62
86
Martín del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit., 1997: p. 6
87
Macías, José Luis; “Geología e historia eruptiva de algunos de los grandes volcanes activos de
México”, Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, Volumen conmemorativo del
Centenario, Temas Selector de la Geología Mexicana, Num.3; México, 2005: p. 398
44
hincapié en la necesidad de hacer una investigación más detallada sobre el tema
ya que aún con estos datos la cuestión sigue en duda.
45
Fig. 10. En esta imagen se puede apreciar mediante la estratigrafía y la sedimentología los
diferentes desniveles presentes en la Cuenca de México y los límites del antiguo lago en tanto su
altimetría. Imagen tomada de Santoyo Villa, Enrique; et. al.; 2005: Figura 10.
Esta delegación posee las zonas más altas de la cuenca, con altitudes que
varían desde los 2,250 metros aproximadamente, en la parte más baja (cota
localizada en la zona de Villa Coapa que es una de las más calurosas, carta INEGI
E14 A39), subiendo por lo que era la zona de playa rumbo a pie de monte en
dirección a la cumbre del Ajusco, que se localiza a 3,880 msnm, siendo ésta su
cota más alta y fría (carta INEGI E14 A49).
88
En web: http://en.wikipedia.org/wiki/Tlalpan, tomada El 29 de enero del 2010.
46
Todas estas condiciones propician diferentes climas en una sola
demarcación a causa de la geomorfología presente 89.
La dinámica del clima que se origina en esta zona, se puede ver en relación
a los ciclos hidrológicos que rigen en la tierra en donde la dinámica del viento, la
geoforma y la temperatura juegan un papel importante en la formación de nubes y
la precipitación pluvial.
En la siguiente tabla (Fig. 12) se muestran dos de los climas más extremos
presentes en la Delegación de Tlalpan, en donde a Villa Coapa le corresponde el
clima más caluroso, al estar en una zona muy baja y que probablemente
perteneció a zona lacustre (actualmente desecada) y el Ajusco con clima frío,
siendo el sitio más elevado de la cuenca.
89
Carta INEGI E14 A39 (Ciudad de México) e INEGI E14 A 49 (Milpa Alta), 2010.
47
Fig. 11. Variación climática en diferentes puntos de la parte sur de la Cuenca de México, Tlalpan.
Imagen tomada el 29 de enero del 2010, en: http://en.wikipedia.org/wiki/Tlalpan, basada en
información de CONAGUA.
90
López Camacho, María de Lourdes; Patrimonio arqueológico de la zona montañosa del
surponiente de la Cuenca de México y su posible relación con el Valle de Toluca, Tesis para
obtener el grado de Maestro en Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM; México, D.F.
2003: p. 8
48
En este territorio se encuentran manantiales como los que se ven
actualmente en el Bosque de Tlalpan, en el parque ecológico Fuentes Brotantes y
tal vez algunos que ahora son propiedad privada, como el que existía en la planta
de papel de Loreto y Peña Pobre, fábrica que se estableció a pocos metros del
montículo de Cuicuilco y del sector denominado actualmente como “Peña Pobre”.
La asociación entre el glifo del agua y su topónimo nos hace una clara
referencia a la gran cantidad de afluentes de agua y manantiales que existen y
tuvieron gran importancia para el área de estudio durante su etapa Prehispánica.
Ajusco
Fig. 12. Detalle tomado del mapa de Upssala, creado en 1555, en donde se pueden observar uno
de los primeros registros geográficos de la ciudad de México y algunos ríos que cruzaban la actual
Delegación de Tlalpan en el siglo XVI. Imagen tomada el 30 de enero del 2010 de la página web:
Map of Mexico, de la Universidad de Upssala92.
91
Baltazar, Brito; Conferencia: “Historia Tepaneca y el lienzo del Ajusco”, serie de conferencias
conmemorando los 400 años del decreto y validez del lienzo del Ajusco 1609- 2009. Llevada a
cabo en Auditorio de Santo Tomás Ajusco, México D.F. 5 de septiembre del 2009: 13:35 horas;
archivo en audio, archivo personal.
92
http://systems-of-representation.uiah.fi/map_of_mexico/mapview/mom2/?level= ¢er_ x=3550
¢er_ y=5556&width=1008&height=558&format=png&show_all=public&click_point=
49
2.3 SUELOS, FLORA Y FAUNA EN EL SECTOR SUROESTE DE LA CUENCA
DE MÉXICO
2.3.1 Suelos, flora y fauna en la zona montañosa
A partir de los 3,800 msnm sobre un suelo negro, rico en material orgánico,
se han identificado bosques de pino. Estos bosques están asociados con
comunidades herbáceas de Festucas, Calamargrotis y Muhlenbergias. Las
especies de pino que se han identificado son 94: Pinus Hartwegii, P. Montezumae, y
P. Pseudos Trobus.
Entre los años 1534–1624 esta zona era explotada por la gran cantidad de
leña presente, ya que estaba cubierta por bosques mesófilos, de pinos y encinos,
siendo el hábitat de perdices, gavilanes, faisanes y loro de altura (Rhynchopssitta
Pachyryncha); así como linces, pumas, tigrillos (Felis Pardalis), zorras, coyotes,
comadrejas, pécaris, venado y grandes manadas de guajolotes silvestres 95 .
Probablemente haya existido en el periodo de estudio una mayor riqueza y
aprovechamiento de recursos.
93
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: pp. 52-53
94
Niederberger, Christine; op. cit.,1987: p. 53
95
Niederberger, Christine; “Paisaje, economía de subsistencia y agrosistemas”, Temas
mesoamericanos, INAH, Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional Para la
Cultura y las Artes, colección: Obras Diversas; México, 1996: p. 20
50
2.3.3 Suelos, flora y fauna en zona de pie de monte a playa
Por lo general estos suelos son ricos en arcilla permeable, en donde se han
identificado terrazas aluviales y bancos de acarreo. El registro arqueológico ha
mostrado estas áreas como lugares con asentamientos humanos por estas
características, ya que son suelos fértiles para la agricultura. Los primeros
asentamientos se identifican en faldas de las lomas cerca de ríos, que al parecer
aclaraban áreas de bosque para crear campos de cultivo 97. En donde se cree que
pudo haber sido del tipo de roza en áreas de lomas, planicies y pequeños valles;
en estos sitios se encuentran: Abetos (Abies Religiosa), Robles (Quercus Laurina)
Pinos (Pinus Rudis, P. Hartewegii, P. Montezumae), seguido por Abetos Duglas
(Pseudotsuga Macrolepsis), Alisos (Alnus Firmifolia), Prunus (Prunus Serotina) y
Cedros blancos (Cupressus Lindleyi).
96
Niederberger; Christine; op. cit., 1987: p. 53
97
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
98
Niederberger, Christine; op. cit., 1987: p. 54
51
ácido húmico (producto de las altas concentraciones de hierro) y arcilla. Estos
suelos son poblados principalmente por una flora arbustiva del tipo 99: Quercus
Crassipes, Arbutus, Q. Mexicana, Cupressus, Garrya, Clethra.
Según Piña Chan al estar en las zonas pantanosas a la orilla del lago, cerca
del delta de diversos ríos, es probable que se hayan llevado a cabo cultivos de
humedad o de avenida100 y un gran aprovechamiento de los recursos lacustres, en
base a la caza de aves endémicas y migratorias, antes mencionadas, así como la
pesca de otro tipo de fauna de lago y el uso de plantas herbáceas para la creación
de tejidos orgánicos como la cestería.
99
ibídem.
100
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
101
Niederberger, Christine; op. cit., 1996: p. 21
52
de peces 102, los goodeidos, pez amarillo (Girardinichthys Viviparus), y la de los
aterínido o iztacmichin (pez blanco); entre estas familias podemos identificar al
Amélotl (Chirostoma Humboldtianum) uno de los más grandes ya que medía 25
centímetros aproximadamente, llegando incluso a los 30 centímetros de largo, con
peso medio de 250 gramos y también el Xalmichi o Charal, el cual hasta hoy día
es muy apreciado.
También existían especies de reptiles que probablemente se consumían
desde tiempos prehispánicos; de los que se han identificado: las tortugas de agua
dulce (Kinosternon Spp.) y culebras de agua, así como el Axólotl (Ambystoma
Spp.) y un tipo de camarón llamado acocil (Cambarus Montezumae) 103.
102
ibídem.
103
Niederberger, Christine; op. cit., 1996: p. 21
104
Serra Puche, Mari Carmen; Los recursos lacustres de la Cuenca durante el Formativo; edita:
Coordinación General de Estudios de Postgrado, Instituto de Investigaciones Antropológicas,
Colección Postgrado N° 3, UNAM; México, 1997: p. 34.
53
en contacto con diferentes niveles latitudinales que presenta climas del tipo Cwbg
y ET, es uno de los sectores con mayor captación de agua en donde se han
desarrollado ecosistemas de zonas planas, zonas de colinas y zonas de alta
montaña.
54
3. MARCO HISTÓRICO
3.1. El Preclásico
105
Este concepto fué desarrollado por Paul Kirchhoff en 1943, en donde se considera para su
definición características similares en los pueblos que conforman esta área ambiental, donde
conviven el área Maya (Centroamérica y el Sureste de México), zona de Oaxaca (todo el estado de
Oaxaca hasta el Istmo de Tehuantepec y el sur de Puebla), zona del golfo (correspondiente a
Veracruz y Tabasco), Occidente de México (que incluye Guerrero, Michoacán, Jalisco, Colima,
Nayarit y parte de Zacatecas) y el Altiplano Central (Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos
y Querétaro, así como la porción septentrional de Puebla y el Distrito Federal). Información tomada
en web: http://archaeology.asu.edu/tm/pages/mtm07.htm, página suplementaria del Museo del
Templo Mayor, INAH; México, D.F. 15 de junio del 2010.
106
Ochoa Castillo Patricia y Oscar Orueta; “La sala del Preclásico del Altiplano”, Catálogo de las
colecciones del Museo Nacional de Antropología, INAH-Colección catálogo; México, 1994: p.
34
107
Jung, C.G.; Arquetipos e inconsciente colectivo, Paidos; Barcelona, 1988: pp. 9-14
55
Con el avance en las investigaciones durante el siglo XX en Mesoamérica,
diferentes autores, al estudiar los pueblos establecidos en esta región, prefirieron
usar el término de Preclásico para señalar la antigüedad de los vestigios
arqueológicos hallados, ya que concuerdan en que falta un mayor estudio y
entendimiento de la prehistoria de América en general, para poder determinar una
etapa de formación y prefieren utilizar como eje cronológico la época mejor
estudiada o definida como Clásico.
56
una gran práctica política y religiosa, así como el nacimiento de un sistema
calendárico, el cual regirá (como lo demuestran sus herederos) los días cívico-
religiosos entre otras actividades sociales 108.
108
Ochoa Castillo Patricia y Oscar Orueta; op. cit., 1994: p. 21
109
Piña Dreinhofer, Agustín; Arquitectura prehispánica, Material de lectura 2, serie de las Artes
en México, Departamento de Humanidades, Dirección General de Difusión Cultural UNAM; México,
D.F., s/a 19--, sic.
57
asentamientos mexicas presentes durante la conquista española y de la ya
nombrada cultura teotihuacana.
110
Noguera, Eduardo; Arqueología de Mesoamérica, Colección Pormaca 29, EDITORIAL
PORMACA, S.A. de C.V.; México, D.F., 1966: pp. 43-44
111
Noguera, Eduardo; La cerámica arqueológica de Mesoamérica, Instituto de Investigaciones
Históricas, UNAM; México, 1965: p. 45
112
Beyer, Herman; “Sobre antigüedades del Pedregal de San Ángel”, Memorias de la Sociedad
Científica Antonio Alzate, tomo 37; México, 1917: pp. 1-16
58
Ya con el cúmulo de información en la zona, la Dirección de Antropología,
emprende una exploración en la cantera de Copilco hallando bajo los 8 metros de
lava restos de esta cultura, la cual se presentaba aislada de los horizontes
posteriores. De este modo, el Dr. Manuel Gamio decide llamar a este conjunto
“Cultura Sub-pedregalense” 113.
El Dr. Gamio hace mención sobre las similitudes y diferencias que se están
observando en las colecciones, notando que los vasos y las cabecitas son
semejantes a los tipos presentes en Michoacan; los artefactos recogidos en la
Sierra de Guadalupe, Zacatenco y Ticomán son similares entre sí; concluyendo
que los grabados y las formas de los vasos tiene un carácter especial y
probablemente presentan un desarrollo de tipos locales. En los lugares en donde
se reportan estos objetos hay ruinas aztecas próximas y el tipo de los cerros está
en la parte superior en lugares cuyo declive se confunde con la cima, mientras el
tipo azteca se localiza en montículos en el llano 114.
Ya para los años de 1928 a 1932 el Dr. Vaillant explora Zacatenco, Ticomán
y el Arbolillo; logrando identificar el desarrollo cerámico en la Cuenca de México
durante el periodo Preclásico. Gracias a estas exploraciones, así como las
realizadas por el Dr. Byron Cummings en Cuicuilco, se logran definir los rasgos
cerámicos presentes en las tres etapas que representan dicho periodo en la
Cuenca de México, donde Noguera los describe así 115:
Preclásico Inferior:
1. Cerámica amarilla o bayo. Cuellos vagos, diversos tamaños, asas en forma de
animal. No hay distinción entre el cuerpo y el cuello.
2. Cerámica negra. Decoración con acanaladura o incisiones.
3. Cerámica blanca. Lados redondeados, líneas grabadas paralelas en el borde,
bordes ondulantes.
113
Noguera, Eduardo; op. cit., 1965: p. 45
114
Gamio, Manuel; Arqueología e Indigenismo, SEP-SETENTAS 24, SEP; México, D.F., 1972:
pp. 72-73
115
Noguera, Eduardo; La cerámica arqueológica de Mesoamérica, Instituto de Investigaciones
Antropológicas, UNAM; México, 1975: pp. 75-77
59
4. Cerámica blanca sobre rojo y rojo sobre blanco. Característico blanco sobre rojo,
motivos sencillos angulares.
Formas: Cajetes trípodes, soportes cónicos y silueta compuesta; vasijas de base
anular y asa; copas con asa, jarras de paredes cóncavas; cántaros y tinajas; ollas.
Figurillas: Tipo C1, C3, F antiguos.
Sitios principales: Zacatenco y el Arbolillo.
Preclásico Medio:
1. Cerámica amarilla o bayo, cuello semejante al periodo anterior, bordes planos o
reforzados.
2. Cerámica negra, semejantes al anterior, vasijas ovales o acanaladuras y asas,
asemejando una canasta. Negra delgada, entalladuras en el fondo para asentarse.
3. Cerámica rojo sobre blanco. Muy común, paredes gruesas, pero la decoración
ya no es de bandas continuas, sino motivos de sierra, triángulos abiertos,
crecientes.
4. Cerámica roja sobre amarillo. Cajetes delgados, decoración serpentina en el
interior y motivos alternados (triángulos) en el exterior.
5. Cerámica negra gruesa pulida, negra con bordes o manchas blancas, blanca
pulida, gris, uso del caolín.
Formas: Platos trípodes sencillos, platos base plana con vertedera, tecomates de
base plana, vasijas con acanaladuras, comales ovales, botellones zoomorfos,
cajetes de silueta compuesta, vasija de base plana y motivos felinos. A finales de
este periodo aparece un tipo de decoración al negativo de color blanco sobre gris.
Figurillas: B, C5, F, K, C9, D1, D2, C10.
Preclásico Superior:
Cinco tipos de cuellos en las vasijas de color bayo:
a) Borde plano horizontal.
b) Borde enrollado con ligero doblez en el cuello.
c) Cuello divergente.
d) Cuello corto, sin borde.
e) Cuello vago.
60
1. Cerámica café pulido. Profundos cajetes, bordes convergentes, soportes
huecos, globos superpuestos, motivos geométricos, decoración grabada
cuneiforme situada abajo para asentarlos.
2. Cerámica rojo sobre amarillo. Decoración con contornos esgrafiados o pintura
blanca, motivos geométricos en el interior.
3. Cerámica roja pulida. Cajetes cuerpo cónicos, silueta compuesta, soporte
globulares.
4. La decoración polícroma es característica en colores café, rojo y blanco; este
último usado como contorno en platos trípodes con soportes bulbosos, vasijas
rectangulares tetrápodas, ollas, vasos, botellones. Decoración polícroma en rojo,
negro, blanco y amarillo.
5. Decoración negativa en anaranjado, rojo o café, motivos de manchas, puntos,
bandas, círculos, líneas ondulantes. Se combina con el polícromo para así
corresponder a un polícromo negativo en colores rojo, negro y blanco sobre
amarillento.
6. Al fin de este periodo aparece una cerámica anaranjada pulida de fina
consistencia que puede corresponder al inmediato antecesor de la anaranjada fina
del horizonte clásico, en casos de reborde basal soportes mamiformes trípodes,
cántaros y cajetes trípodes.
Figurillas: tipo E, I-IV, H, I-V, G, I-II, L, M, N.
61
3.1.2 Sistemas constructivos y arquitectura durante el Preclásico en la
Cuenca de México
116
Piña Dreinhofer, Agustín; op. cit., p. 11
117
Piña Chan; op. cit., 1955: p. 65
118
Morelos García, Noel; “Arquitectura y sistemas constructivos del formativo en la Cuenca de
México”, El Preclásico o Formativo; avances y perspectivas, Museo Nacional de Antropología-
INAH; México, D.F., 1989: pp. 195-206
62
b) Sistema constructivo de estructuras II; a éste pertenecen el sistema
de superposición y adosamiento de estructuras y elementos constructivos
(Tlapacoya), donde la estructura principal presenta una distribución de las áreas y
espacios estructurales en función al volumen de la construcción o plataforma de
una primera época.
63
3.2 EXPLORACIONES EN EL ÁREA DE ESTUDIO, CORRESPONDIENTE A
LOS SECTORES QUE CONFORMAN EL ÁREA DE CUICUILCO
3.2.1 Exploraciones en el “Pedregal de San Ángel”
119
Tlalpan historia; en web: http://es.wikipedia.org/wiki/Tlalpan
64
Pedro Mártir y La Asunción; al sur, el barrio del Ajusco y al poniente, los del Calvario y la Trinidad.
En el centro se observa la iglesia de San Agustín, el Tecpan, la pila de San Juan y una cruz atrial
120
con la fecha de 1532... en el mapa se marcan los caminos, parajes y ciertos hechos históricos”
(Fig. 14).
Fig. 14. “1537. Cuahutli. Sin título”, imagen tomada del Archivo General de la Nación, Núm. Cat.
2289, Neg. 978/0935. Tierras. v. 2999. exp. 15.f.7. en: Atlas histórico de la ciudad de México,
1996: p. 215
Posteriormente ya con el desarrollo de la ciudad de México, diferentes
proyectos de infraestructura como el ferrocarril en 1866 (Fig. 15), empezaron a
construir vías de comunicación para conectar el centro de la Ciudad de México
con la zona sur del valle, ya que al parecer desde épocas muy tempranas tenía
relación con regiones como Morelos y Guerrero, así mismo se fueron asentando,
conforme los diferentes procesos de independencia, industrialización, la revolución
y centralización de la República Mexicana, diferentes industrias productivas, como
la del rancho Teochihuitl (Parque Fuentes Brotantes), la Escuela Militar de
Aspirantes, la fábrica La Fama y la Fábrica de Papel de Loreto y Peña Pobre, en
las inmediaciones de la zona arqueológica de Cuicuilco y Peña Pobre.
120
Lombardo de Ruiz, Sonia; et. al.; Atlas histórico de la ciudad de México, CONACULTA-INAH;
México, 1996: p. 214
65
Fig. 15. En esta imagen se muestra el área que cubre el Pedregal y sus áreas colindantes, plano
hecho para la construcción del ferrocarril de México, 1866. Magaña, Albino; et. al.; “Plano general
del Ferrocarril de México a Tlalpam”; en: Atlas histórico de la ciudad de México, 1996: p. 203
Gracias a estas mejoras en las vías de comunicación y al desarrollo cultural
del siglo XIX surge el interés nacional, internacional y de colecciones privadas
sobre la relación prehispánica de los pueblos indígenas asentados en esta área.
De este modo parten las primeras exploraciones al pueblo de Tlalpan en
montículos de sus alrededores y sobretodo buscando artefactos prehispánicos
como los descubiertos en las canteras de la región.
66
Para 1884 William H. Holmes hace mención de ejemplares cerámicos del
tipo “arcaico” en la zona, describiendo a esta cerámica como tosca y gruesa121,
misma que provenía de la cantera de Copilco. Posteriormente la señora Zelia
Nuttall, recupera debajo de la cantera de Coyoacán huesos humanos calcinados y
cerámica del mismo tipo que la recolectada por Holmes y empieza a hacer una
colección sobre artefactos de este estilo. Así mismo, Manuel Gamio emprende la
tarea de realizar una descripción formal sobre estos materiales y se empieza a
discutir sobre las “culturas arcaicas” o de “los cerros” gracias a las exploraciones
realizadas por diferentes arqueólogos en distintas regiones de la Ciudad de
México (como el Arbolillo, Zacatenco y Ticomán), donde se hallaron restos de
cerámica y construcciones que corresponderían en principio a una cultura anterior
a la mexica122.
121
William H. Holmes; “Antiquity of Man on the Site of the City of Mexico”, Transaction of the
Anthropological Society of Washington, Vol. III; U.S.A., 1885
122
Gamio, Manuel; “Las Excavaciones del pedregal de San Ángel y la cultura arcaica del Valle de
México”, American Anthropologist, vol.22, N° 2; Lancaster, U.S.A.; 1920: p. 127
123
Beyer, Herman; op. cit., 1917: pp. 4-13
67
Franz Boas en 1918 presenta el Álbum de Colecciones Arqueológicas y
Etnología Americana 124 , donde muestra la colección perteneciente a la cultura
“arcaica”, a partir de la clasificación, determinación cultural y espacial de los
fragmentos que colectó en diferentes puntos del Valle de México, proponiendo una
clasificación formal. De esta manera se empieza a especializar las investigaciones
sobre “la cultura arcaica del Valle de México” y a definir sus características
culturales-materiales, cronológica y estilísticamente. En el mismo año Byron
Cummings, con apoyo de la universidad de Arizona, la Secretaría de Educación y
la National Geographic Society of Washington plantea un proyecto de exploración
en lo que es llamado el cerro de “San Cuicuilco” (montículo artificial de Cuicuilco),
ya que a sus alrededores existía una gran cantidad de vestigios arqueológicos.
124
Gamio, Manuel y Boas, Franz; Álbum de colecciones arqueológicas y etnología Americana
(1883- 1960), INAH; México, 1960
125
Gamio, Manuel; op. cit., 1920: p. 129
68
Posteriormente se lleva a cabo una exploración en la cantera de Copilco y
asigna a Paul Siliceo Pauer, Abel Díaz Covarrubias y Bernardo Reina el estudio de
las osamentas obtenidas en una formación tronco cónica, que aparece en la
cantera de Copilco, ellos reportan que la osamenta pertenecen a un adulto de
treinta años de edad, con estatura de 1.65 metros del sexo masculino y de
complexión robusta126.
126
Gamio, Manuel, op. cit., 1920: p.136
127
Piña Chan; Copilco-Cuicuilco, guía oficial del Instituto de Antropología e Historia,
Dirección de Monumentos Prehispánicos, INAH; México, 1966 (Archivo de la DRPMZA-INAH:
Cuicuilco, Distrito Federal R/311 (Z51-3) “00”/1 Bibliografía): s/n, Pág. 3
128
Gamio, Manuel; op. cit., 1920: p. 141
129
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 24
69
bancos de acarreo presentes en las faldas de las lomas y bancos de ríos; para
realizar la actividad agrícola, para lo cual probablemente se aclaraban las áreas
130
boscosas aledañas para convertirlas en campos de cultivo .
Por su parte Mari Carmen Serra Puche hace mención gracias a sus
investigaciones en el Ajusco, que originalmente en este periodo se observa una
densa ocupación en el paso del Ajusco rumbo Morelos la cual probablemente se
va expandiendo hacia el norte; varios sitios se asientan cerca de barrancas, ríos,
canteras y cerca de la ribera del lago 131.
130
Piña Chan, Román; op. cit., 1955: p. 36
131
Serra Puche, Mari Carmen; op. cit., 1997: p. 36
70
3.2.2 Exploraciones en el sector de “Cuicuilco A”
Fig. 16. Imagen tomada de Google Earth el 10 de octubre de 2009. Se muestra la estructura
circular y el llamado “Parque Ecoarqueológico” de Cuicuilco.
En la primera temporada el Dr. Cummings realiza un recorrido de superficie
en donde descubre un montículo de forma tronco-cónico, el cual es una estructura
que al parecer está cubierta de tierra, junto a ésta encuentra una terraza alrededor
132
Byron Cummings; “Cuicuilco and the Archaic Culture of Mexico”, The Scientific Monthly,
October, vol. 23; U.S.A., 1926: pp. 289-304
Nombre que aparece en la entrada del lugar.
71
de la mitad oriental que al parecer tenía pavimento de arcilla, también localiza un
altar de cantos rodados en la plataforma de piedra cuya parte más alta estaba a “ 1
1/13 m.(sic)” bajo la superficie y dos muros que se extendían hacia el oeste del
muro del Templo. Dentro de estos hallazgos se encontraban dos ídolos de barro
(Huehueteotl), así como fragmentos de cerámica y utensilios de piedra (Fig. 17) 133.
En la última plataforma sobre el talud este, que lleva al altar superior a 1.5
metros de la inclinación, se localizó un entierro fracturado, el cual presentaba
vestigios de muros de piedras, los cuales al parecer lo rodeaban o formaban
133
Byron Cummings; Relación de los trabajos hechos en Cuicuilco, San Fernando, Tlalpam,
D.F. del 30 de Abril de 1922 al 20 de enero de 1923, Archivo Técnico del Consejo de Arqueología
INAH, tomo XLI, N° 306; México, D.F.
72
paredes. Las dos piedras que formaban el eje longitudinal del entierro estaban
separadas a 1.15 metros y formaban las extremidades; en el extremo norte,
formando la amplitud del mismo, se encontraban separadas las otras dos piedras
a 64 centímetros y al sur presentaban una separación de 51 centímetros este
entierro descansaba sobre una capa pardo-rojiza en posición de cubito ventral. A
su costado derecho se reportó la presencia de cuatro pequeñas piezas de material
semejante a la piedra pómez moldeadas como flores de cuatro pétalos
toscamente trabajadas 134.
134
Anónimo; Informe de las excavaciones y exhumaciones de restos humanos en la pirámide
de Cuicuilco, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH, tomo XLI, N°
305-8; México, D.F., s/a: pp. 1-3, 2 croquis.
135
Jack T. Hughes, Panhandle-Plains Historical Museum; Canyon, Texas; March, 1955; “Stone
Crosses whit a Cuicuilco Burial”, American Antiquity, Vol. XXII; U.S.A., 1956: pp. 80-82
73
Dentro del proyecto dirigido por Cummings se realizaron excavaciones que
constaron de dos trincheras que atravesaban la estructura principal de norte a sur
y la otra de oriente a poniente. La finalidad de los trabajos era entender la
superficie de la estructura y realizar estudios estratigráficos sobre la cultura que
habitó el sitio 136 (Fig. 19).
Altar
superior
W E
Fig. 19. En estas imágenes, se muestra el corte de perfil (según datos de Cummings) del montículo
y su estructura constructiva.
136
Byron Cummings; op. cit., 1922-1923
137
Byron Cummings; op. cit., 1926
138
Byron Cummings; op. cit., 1926: p. 297
74
la existencia y materiales de construcción del altar superior, los cuales consistían
en cantos rodados adosados con lodo (Fig. 21).
139
Noguera, Eduardo; Excavaciones en Cuicuilco, Archivo de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH, Tomo XLI, N° 309-12; México, D.F., 1939: (Manuscrito).
75
Fig. 22. Imagen de la Kiva como fue descubierta. Noguera; 1939.
En las excavaciones realizadas en el túnel N°2 descubre un esqueleto y
fragmentos de cerámica preclásica. Posteriormente excava al lado noroeste del
monumento, a pocos metros rumbo al norte de la rampa, localizando una
osamenta “en posición decúbito” (sic) y bajo de ésta fragmentos óseos de otro
individuo. La cerámica asociada fue muy escasa, concluyendo que probablemente
esta zona se destinó como panteón, ya que sigue descubriendo esqueletos
superpuestos. Al norte de esta misma excavación, a 1.52 metros se localizó el
esqueleto N°3 con mira al sur y extremidades al norte, se continuó explorando
rumbo al oeste del montículo en donde se halló el entierro N°4 a los 1.80 metros
de profundidad siguiendo la exploración para descubrir en total en esta cala 4
entierros, los cuales mostraban sus cráneos, igual que los anteriores, con vista al
sur140.
140
Ibídem: pp. 1-5
76
obtener más espacio para entierros subsecuentes, ya que a 25 centímetros rumbo
al oeste localiza el N°10 141.
Túnel 1142:
Ollas con cuellos vagos y de suave inclinación, algunos llevan corta moldura o
ranura de color rojo y en ocasiones están provistos de asas y de soportes
cónicos huecos y con dos perforaciones. Otras de barro rojo pulido y de barro
más fino y delgado. Algunas ollas no presentan el cuello vago como las
anteriores.
Abajo de este hallazgo encuentra cajetes cilíndricos con fondo anaranjado y
otras figurando gajos de frutas.
Cerámica negra en forma de cajetes de paredes verticales y fondo inclinado,
platos con borde muy corto y banda roja en su borde, algunas veces provistos
de acanaladuras circulares.
En la cerámica rojiza hallada se muestra la presencia de cuellos cortos,
siluetas compuestas o sencillas y algunas bien pulidas. Estos cuellos son
algunas veces muy cortos y anchos con moldura muy gruesa y vasta.
Cerámica con decoración pintada en blanco en bandas o en cuadros, cajetes
de cuerpo cilíndrico, fondo inclinado y con acanaladuras en su borde.
Los soportes son alargados en sus extremidades inferiores como en la
cerámica amarillenta.
Orejeras sólidas de barro negro o café.
Cerámica café: Ollas de cuello alto y vertical y cajetes de silueta compuesta,
con soporte semiesférico, compuestos y cónicos.
Figurillas de animales, obsidiana gris o blanca (quizá sílex) y escasos
fragmentos de amarilla o verdusca.
141
Ibídem: pp. 5-7
142
Ibídem: pp. 17-19
77
Túnel 2143:
Fig. 23. Plano del altar superior inferior, Noguera; op. cit., 1939.
A. L. Kroeber en 1965 identifica el tipo de rocas que conforman la estructura,
determinando que son de andesita “pre-pedregalense” (proveniente de la erupción
anterior al Xictle). Asimismo hace mención de entierros que Cummings no había
reportado, diciendo que en lo que fue la excavación C, a 2 centímetros bajo los 30
metros al sur de la B, descubre un cráneo junto a una olla (de 1 a 5 centímetros de
espesor), asociados a estos restos estaban varios fragmentos de piezas
cruciformes de material calcáreo. También revisa la colección cerámica
recolectada determinando su similitud con la que aparece en Ticomán 145.
143
ibídem: p. 19
144
Noguera, Eduardo; “Excavaciones en Cuicuilco”, Vigésimo congreso internacional de
americanistas, actas de la primera sesión, celebrada en la ciudad de México en 1939, tomo II,
INAH-SEP; México, 1939: p. 214
145
Kroeber, A.L. and Robert H. Lowie; “Archaic Culture Horizons in the Valley of Mexico”,
American Archaeology and Ethnology, Vol. XVII, 1920-1926, University of California Press,
Berkeley, California, Kraus Reprint Corporation; New York, U.S.A., 1965: pp. 400-401
78
Ignacio Marquina al analizar los datos de excavación en el monumento,
determina que el núcleo de éste es realizado por piedra unida con barro. Algunas
de las piedras que circundan el montículo formaban parte de la estructura.
Considera que los altares deben haber sido construidos de barro, que debieron ser
colocados muy húmedos, fuertemente comprimidos y sobre los cuales se colocó
un finísimo polvo rojo de color cinabrio. En algunos altares inferiores se apreciaba
un piso de barro amarillento mezclado con toba, ya que se veía una capa de
ceniza volcánica cubierta todavía por un nuevo relleno de barro amarillo 146.
146
Marquina, Ignacio; Arquitectura prehispánica; Memorias del Instituto Nacional de
Antropología e Historia I, INAH-SEP; México, 1951: pp. 52-53
79
los depósitos endurecidos de carbonato de calcio). La mujer estaba boca arriba
cubierta completamente por la tierra gris 147.
Fig. 24. Estructura E-1 explorada por la arqueóloga Florencia Müller; imagen tomada del archivo
personal de Alejandro Sánchez Torres, 2009.
De este modo los autores que estuvieron explorando esta área coinciden
que Cuicuilco pertenece a las llamadas culturas de los cerros, que para ese
147
Müller, Florencia; Figurillas teotihuacanas en Cuicuilco, D.F., Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, archivo personal de Florencia Müller; México,
D.F., octubre 30, 1973: (manuscrito).
80
entonces ya eran propiamente nombradas como culturas Preclásicas de la
Cuenca de México y, al analizar los vestigios arqueológicos en contexto, coinciden
en que Cuicuilco pertenece al periodo anterior a la erupción del Xictle siendo
contemporáneo de la cultura Teotihuacana.
Fig. 26. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre de 2009. En esta imagen en un círculo
se muestra el complejo llamado “Peña Pobre”.
Hacia la parte oeste se observaron tres grandes terrazas prehispánicas,
sobre las que se edificaron en el siglo XX las habitaciones para obreros de la
fábrica de papel de “Peña Pobre”. El objetivo en esta temporada era localizar
81
cualquier tipo de elemento inmueble que permitiera extender la poligonal del sitio
hacia áreas no protegidas por el INAH 148.
M
Mooonnntttíícíccuuulllooodddeee
M
PPPeeeñññaaaPPPooobbbrrreee...
M
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M
C
Cuuuiiciccuuuiililclccooo...
C
Fig. 27. Foto Aérea de 1945, Tlalpan, D.F. INEGI. En este detalle se muestra el montículo Peña
Pobre y Cuicuilco como se apreciaba en 1945 en terrenos de la Fábrica de Papel Loreto y Peña
Pobre.
148
Linares Villanueva, Eliseo; Prospección geofísica y química: aplicación para ubicar áreas
óptimas de excavación arqueológica. El caso Cuicuilco, Tesis de Licenciatura en Arqueología,
edita el autor, ENAH- INAH; México, D.F., 1989
149
Gándara, Manuel; Informe Proyecto Cuicuilco/87. Archivo de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH, Vol. 8-42; México, D.F., 1987
82
Entre los años de 1990 a 1991, siendo responsable de campo el P.A.
Ernesto Rodríguez Sánchez, localiza siete entierros prehispánicos en las unidades
de exploración S, T, Y y V en los límites de una plataforma que circundaba el
150
montículo de Peña Pobre . Se determinó que cinco de estos entierros
correspondían al horizonte Preclásico Superior y los otros dos al “Postclásico
asociados a cerámica tipo Coyotlatelco” <sic> (actualmente este tipo cerámico
está relacionado a la época denominada como Epiclásico).
150
Rodríguez Sánchez, Ernesto A. y Peña Gómez Rosa María; “Entierros Prehispánicos en
Cuicuilco C, Tlalpan D.F.”, Boletín de la Subdirección de Salvamento Arqueológico, INAH-SEP-
CNCA, año 1, Número 1; México, 1993.
151
Pérez Campa, Mario; et. al.; Informe preliminar de los trabajos arqueológicos realizados en
plaza Inbursa, del proyecto arqueológico Cuicuilco 2005, Octubre-Diciembre 2005; Archivo
Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología-INAH, N° 8-432; México, D.F., 2005
152
Pérez Campa, Mario; et. al.; Informe final de los trabajos arqueológicos realizados en plaza
Inbursa, Cuicuilco, Octubre 2005-Febrero 2006, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología-INAH, N° 8-450; México, D.F., 2006
83
A pocos metros de este montículo se encuentra el manantial que lleva el
mismo nombre, éste produce agua constantemente limpia y pura canalizándose
en dos direcciones, una hacia el uso en instalaciones de los locales a su alrededor
del parque ecológico de Peña Pobre y el otro desagüe con rumbo desconocido.
Según investigaciones de Legorreta determina, por el tipo de caída que presenta,
que éste se unía al antiguo río Tlalpan y San Buenaventura 153.
153
Legorreta, Jorge y Legoreta Christian; Ríos, lagos y manantiales del valle de México, UAM-
Xochimilco; México, D.F., 2009: p. 328
154
Heizer, R.F. and J.A. Bennyhoff; “Archaeological investigation of Cuicuilco, Valley of México,
1957”, Science, 31 January, vol. 127, N° 3292, American Association for Advancement of Science;
U.S.A., 1958: p. 232
84
El proyecto se realizó dentro del área en donde operaba una cantera en el
lado oeste de la avenida de los Insurgentes separado por la misma del sector
“Cuicuilco A”, mencionan que, en cada caso respectivamente, el piso de lava no
cubrió completamente la cima de los montículos que estaban expuestos. El primer
montículo que exploran (montículo Heizer, Fig. 29) presenta una serie de terrazas
con caras redondeadas similar al montículo de “Cuicuilco A”. El investigador
señala la existencia de una plataforma de arcilla, probablemente oval, que
asciende a 7 metros sobre la base en una serie de curvas taraceadas. La
estructura descansa sobre un montículo de arcilla 155.
Fig. 29. Imagen actual del montículo Heizer, tomada en Octubre del 2010; archivo personal.
Anexo al mismo, localiza el que denominó montículo II, el cual presenta una
plataforma cuadrada que mide 14.63 metros (48 pies). La plataforma original está
alargada y revestida por bloques de granito bajo un rasgo decorativo 156 . Se
preparó una trinchera de excavación y localizaron al parecer cantos rodados sobre
los 0.91 metros (3 pies) de espesor cubriendo el otro lado del montículo cónico.
En el interior de la estructura se observó una oquedad rectangular cuyo lado está
155
ídem.
156
ídem.
85
alineado con basaltos redondeados en forma de cuenco de arcilla circular, en
donde existían dos entierros con alineamientos de piedras rodeándolos, asociados
con un largo número de distinto objetos cruciformes registrados temprano por
Kroeber en 1965, al parecer determinan que éstos se moldean a mano pinchado
cuatro o seis puntas.
157
ídem.
158
Heizer, Robert F. & Jemes A. Bennyhoff; “Archeological Excavations at Cuicuilco, Mexico, 1957”,
The National Geographic Society; U.S.A., 1958: pp. 93- 104 (Sobretiro).
86
Posteriormente con motivo de los Juegos Olímpicos en México en 1968 se
construye “La Villa Olímpica” en terrenos de esta demarcación, por lo que se
realizan trabajos de exploración bajo la dirección del Arqueólogo Roberto Gallegos
y el Antropólogo Físico Roberto Jiménez Ovando. La maestra Florencia Müller
proyecta dos trincheras, mismas que logran exponer una estructura, de la cual se
excavó el lado sur y el lado este, donde se hallaron aproximadamente 400
formaciones conocidas como “troncocónicas” con algunos entierros en su
interior 159.
Mon tícul o
III Heize r
VII
V
IV
VIII
VI
A-I
II
Fig. 30 Plano de “Cuicuilco B” y sus elementos explorados, con base en Müller, 1990.
159
Jiménez Ovando, Roberto; Informe del trabajo de campo realizado en la zona de Cuicuilco,
Villa Olímpica del 25-V-67 al 26-VII-68, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología del INAH; México, D.F., 1968: (Manuscrito).
87
Müller indica en su reporte que al parecer Cuicuilco estaba situado en el
delta de un río que desembocaba en un lago, la matriz sobre la que se asentó el
sitio provenía de dos erupciones siendo la más antigua del tipo andesítico
(proveniente de la formación Ajusco), misma que se puede observar en la
geología del cerro del Zacatepetl y Zacayuca, este material fue usado para edificar
los monumentos junto con cantos rodados; la capa de lava inmediata estaba
constituida de material expulsado por el volcán Xictle160.
160
Müller, Florencia; La arquitectura civil de Cuicuilco D.F., Archivo personal de Florencia Müller,
Vol. 1, 36-12, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH; México, s/f.
161
ídem.
162
ídem.
88
Dentro de éstas se localizó una depresión circular de 0.70 metros de
diámetro que sirvió para el descanso de una olla, en el cuarto exterior en la
esquina suroeste había una pared de poca altura de forma curva que podría
pertenecer a un granero. Al parecer estas casas tenían techos planos de terrado y
alrededor de la misma se detectó la presencia de cinco formaciones tronco-
cónicas en la parte sur debajo del tepetate (tres de ellos estaban conectadas),
sugiere Müller que tal vez sirvieron para guardar alimentos y entierros163.
163
ibídem.
164
ibídem.
165
Müller, Florencia; La cerámica de Cuicuilco B: un rescate arqueológico, INAH; México, D.F.,
1990
89
cajetes trípodes, cazuelas y tecomates; grupo negro delgado, con platos
zoomorfos, cajetes, vasos y tecomates; grupo gris (platos y ollas principalmente),
grupo rojo integrado por platos, cazuelas, cajetes compuestos y trípodes, y
tecomates; el grupo rojo/blanco mate representado por cazuelas, cajetes con
paredes convergentes-divergentes y compuestos; grupo trícromo <sic> (platos,
ollas y botellón); grupo blanco (plato y cazuelas principalmente); así como
cerámica intrusiva y de diferentes tipos (Ilustración 2-5).
5°Horizonte Preclásico Superior, fase Cuicuilco 5 (Ticomán III, 400-200 a.C.) con
los grupos: alisado sin engobe (representado por braseros y un mango de
cuchara), café rojizo-bayo (con cerámicas alisadas, tapa platos de brasero y
charolitas) café rojizo-bayo pulido (plato hemisférico, cajetes con reborde mediano,
de silueta compuesta, plato trípode, ollas con diferentes tipos de cuellos,
tecomates y copas bícromas <sic>), café negruzco pulido (cajetes hemisféricos,
cazuelas, platos trípodes y braseros copa), rojo (plato trípode, ollas, copa de
soporte anular, braseros y ollas), varios (destacando un plato cuadrangular trípode
alisado y un brasero zoomorfo) y por último el grupo grueso (representado por un
90
disco, cerámica intrusiva blanca granulada y un plato trípode) (Ilustraciones de la
10-11).
Ilustración 13. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
91
Ilustración 14. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
92
Ilustración 15. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
93
Ilustración 16. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
94
Ilustración 17. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
95
Ilustración 18. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990
96
Ilustración 19. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
97
Ilustración 20. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
98
Ilustración 21. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
99
Ilustración 22. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
100
Ilustración 23. Muestra cerámica obtenida durante las exploraciones en Villa Olímpica, México;
con base en Müller, 1990.
La maestra Florencia Müller describe la cronología cerámica y corrobora las
hipótesis de Piña Chan con respecto a la transición de sociedades cazadoras
recolectoras en contacto con sedentarias; en relación a estos sitios determina que
pertenecen a las tres fases del preclásico superior relacionados con Zacatenco y
Ticomán, notando la existencia para la última etapa de ocupación de una relación
con material del tipo Monte Albán y Chupícuaro, así como el contacto con
Teotihuacán; esto gracias a sus descripciones sobre el material cerámico 166.
166
Müller, Florencia; op. cit., 1990
101
3.2.5 Exploraciones en el Sector “Cuicuilco C”
Fig. 31. En esta imagen se muestra la exploración en la zona denominada “Cuicuilco C”, con
delineado de las evidencias constructivas reportadas, (archivo fotográfico de la subdirección de
salvamento arqueológico, INAH).
Menciona el arqueólogo antes citado que la zona se encontraba en una
loma por lo cual no fue posible recabar mucha información, ya que la corriente
pluvial ocasionó destrucción y remoción estratigráfica de materiales arqueológicos;
pero logra concluir con los pocos datos obtenidos su desarrollo, señalando que el
asentamiento tuvo tres momentos de ocupación 167.
167
Rodríguez Sánchez, Ernesto y Roberto Ponce; Cuicuilco "C": Un rescate arqueológico en el
sur de la Ciudad de México, Tesis de Licenciatura en Arqueología, ENAH-INAH; México, D.F.,
1994
102
El primer asentamiento correspondía a una zona habitacional en relación a
la fase Ticomán en un sitio que presenta una gran plaza, el cual contaba con dos
apisonados que sugieren dos momentos de ocupación. Sobre el piso más reciente
se detectó evidencia de una gran plataforma elipsoidal. Finalmente para el último
momento de ocupación se registró evidencia de una gran plataforma parecida a la
anterior, en donde se observó una banqueta que rodeaba a una estructura circular
con tres momentos constructivos 168 (Fig. 32).
Fig. 32 Plano de los trabajos realizados en el área “Cuicuilco C”. Rodríguez, 1994.
Este terreno tenía la particularidad de no haber sido afectado por las
emisiones de lava provenientes del volcán Xictle, al parecer este flujo se detuvo en
un punto cercano a la calle Camino a Santa Teresa, rodeándolo y sepultando la
169
zona aledaña (Villa Olímpica) siendo éste por lo tanto una loma . Las
excavaciones realizadas expusieron la presencia de un recinto circular de 25
metros de diámetro, que presentaba dos accesos y un núcleo formado con
168
ídem.
169
De la Torre M. Manuel; et. al.; “Cuicuilco C: Historia de un rescate o rescate de una historia”,
Enfoques Investigaciones y obras; Subdirección de Salvamento Arqueológico-INAH; México,
1993: p. 14
103
materiales basálticos andesítico (material proveniente de la formación Ajusco, ver
capítulo medio ambiente), rodeado por una amplia “banqueta” de casi cuatro
metros de ancho 170 . En dicha exploración se logra hallar 7 entierros en las
unidades S, T, U y W; uno se encontraba en posición decúbito lateral izquierdo
con una orientación general de este a oeste en la unidad T, dos más flexionados
decúbito lateral derecho, pero el que se hallaba en la unidad V presentaba una
orientación de este-oeste con cara al norte, el otro se encontraba en los límites de
la unidad Y con dirección norte-sur con cara al norte; el cuarto entierro se
encontraba en la unidad Y en posición sedente orientado al este y finalmente se
localizaron 2 cráneos aislados de su osamenta en los límites de la unidad U 171.
170
Ibídem: p. 17
171
Rodríguez Sánchez, Ernesto; “Cuicuilco “C”: Aportes sobre aspectos urbano-arquitectónico en
el Formativo de la Cuenca de México”, Apropósito del Formativo, Subdirección de Salvamento
Arqueológico-INAH; México, D.F., 1993: p. 55
172
Rodríguez Sánchez, Ernesto y Roberto Ponce; op. cit., 1994: Conclusiones.
104
aproximadamente hallados en los niveles superiores de dicho terreno y, en los
niveles más profundos, solo se observó material lítico (sílex, obsidiana gris y
calcedonias principalmente) 173.
173
De la Torre M. Manuel; et. al.; op. cit., 1993: pp. 21-22
174
Badillo Sánchez, Alejandra; Discurso de fragmentos: geoarqueología, arqueometría y
arqueología cuantitativa aplicada al entendimiento de la conducta en la práctica de la
alfarería; el caso de cerámica del preclásico de Cuicuilco “C”, tesis para obtener el título de
licenciado en Arqueología, ENAH-INAH; México, D.F., 2005: p. 148-162
105
Fig. 33. En esta imagen se muestran
las “Regiones” de extracción de
arcillas; tomada de Badillo, 2005.
Fig. 34. Parque Nacional bosque del Pedregal, imagen tomada de Google Earth, Junio 2010.
106
como la salvia divinorum, palo loco, diferentes tipos de hongos (de la familia
psilocybe mexicana, amanita muscaria, zetas, etcétera), así como comunidades
de Tlacuaches, ardillas, caballos, diferentes tipos de aves y en algún tiempo
albergó un zoológico en donde se podía apreciar coyotes, tortugas, patos y carpas
principalmente.
En este sitio se encuentran esparcidos elementos arqueológicos
monumentales en un estado de conservación muy deteriorado, aunque mantienen
sus características arquitectónicas originales. Cabe señalar que aparentemente el
sitio presentó una gran cantidad de vestigios arqueológicos reportados en
diferentes recorridos de campo por algunos arqueólogos interesados en entender
la relación de este cerro con el asentamiento prehispánico de Cuicuilco (Sanders,
Parsons, Santley en 1979 y Palerm en 1972 principalmente, reportaron su
existencia).
Fig. 35. Vista actual del montículo de Tenantongo, bosque de Tlalpan; archivo personal.
175
Torres Cabello, Olivia; Montículo de Tenantongo y Peña, Centro INAH Estado de México
(mecanuscrito), archivo de la DRPMZA-INAH, Cuicuilco, Distrito Federal R/311 (Z51-3) “00”/1;
México, D.F., s/f.
107
Asimismo indica la existencia de un par de terrazas advirtiendo que la
primera de ellas termina donde se localiza un muro doble, elemento que sirvió
para practicar una cala de diez metros en el extremo poniente del mismo, ya que
al parecer se trata de un canal mencionado anteriormente por Palerm176. Además
realiza una exploración a este canal confirmando que en ese espacio corría agua y
posiblemente fue utilizado como canal para desviar una corriente natural, en el
extremo oriente del sitio cruzándolo de poniente a oriente, propiciando su curso
dirección suroeste rumbo al norte (Fig. 36). La segunda terraza está delimitada por
un muro sencillo, terminando en un pequeño montículo construido en una
elevación natural hacia su parte oriental.
Fig. 36. En estas imágenes se muestra el canal reportado por Palerm, a pocos metros del
montículo de Tenantongo; archivo personal.
Los materiales recuperados en la cima del montículo principal,
correspondieron al periodo denominado como Preclásico Superior en asociación a
cerámica posclásica del tipo azteca; tenía una altura de 18 metros en la parte
central con un declive de 10 metros en su contorno, la arqueóloga reporta que en
promedio su eje mide de norte a sur 70 metros y de oriente a poniente 50 metros
de largo177.
176
Palerm, Angel; “Sistemas de regadío prehispánico en Teotihuacán y en el Pedregal de San
Ángel”; Agricultura y civilización en Mesoamérica, SepSetentas; México, 1972: pp. 95-110
177
ídem.
108
cota más alta del bosque, lugar en donde se encuentra el Mirador dos y un
montículo circular 178 . Este sitio según el foto-mapa E14A39-E del SSP INEGI
(escala 1:20,000) se encuentra cerca a la cota de nivel 2350 msnm, la cual podría
presentar un sendero directo rumbo al cerro del Zacatepetl en dirección noroeste,
ya que recorre el bosque rumbo a una de las partes bajas del cerro mencionado.
Tenantongo
178
Foto Aérea, vuelo 1971, rollo 30, zona 20 B, línea 28, serie 1-61; escala 1:25,000; No. de orden
185; Mapoteca de la DRPMZA-INAH; México, D.F.
109
El mirador dos se encuentra en las cotas 479220.02 este y 2133151.14
norte, es una plataforma artificial en donde se construyó un parque recreativo para
los visitantes del bosque. Aparentemente no hay vestigios arqueológicos a simple
vista, pero dentro de sus elementos constructivos se percibe la combinación de
técnicas arquitectónicas modernas con prehispánicas, ya que se están reutilizando
elementos preexistentes para darles acabados complementarios y útiles para su
tránsito. Las escaleras que llevan a la cima es un elemento en donde se ve
claramente diferentes técnicas de construcción, los escalones de la cima que
apuntan al norte están consolidados con cemento de mortero y tienen una
amplitud entre escalones de 15 centímetros aproximadamente, mismas que se
unen con las escalinatas inferiores, las cuales están amalgamadas con lodo, que
presentan 5 centímetros de altura aproximadamente (Fig. 38).
Fig. 38. A la izquierda se nota la parte superior de la escalera, y en la inferior la escalinata, ambas
de toba volcánica negra; archivo personal.
A 317.38 metros dirección suroeste (308.59°) se localiza una estructura
circular, en cuyos elementos arquitectónicos se aprecian basaltos del tipo
andesítico amalgamado con lodo y, cuenta con dos escalinatas perpendiculares
(Fig. 39), una de ellas apunta hacia el norte y la otra hacia el este. En su parte
superior se localiza una piedra que presenta una oquedad que pudo haber sido
usada para poner un poste de madera. El diámetro total del montículo es de
aproximadamente 400 m² y a pocos metros se ven grandes conglomerados de
andesita que muestran haber sido utilizadas para la extracción de materiales.
110
Durante este recorrido particular noté que esta estructura presenta una gran
cantidad de grafitis y contaminación ambiental al no tener un señalamiento ni
elementos de protección.
Fig. 39. Vistas de las diferentes partes del mirador circular en el bosque de Tlalpan; archivo
personal.
111
Es importante señalar que no existe un trabajo previo sobre estos
monumentos, sólo está la referencia de Sanders en 1979 quien identificó al
mirador dos con un sitio con estructura mexica. Olivia Torres menciona que
Tenantongo presentó elementos preclásicos y cerámicas aztecas, y por lo tanto,
tendría que tener relación con estos dos que se localizan en cotas superiores .
El parque nacional bosque del pedregal, a pesar de que está protegido con
leyes federales y nacionales, sólo cuenta con señalamientos que dirigen al
visitante al sitio de Tenantongo, el cual tiene cédula de registro por parte del INAH,
las otras dos estructuras no tienen estudios previos que sirvan de base para su
investigación, protección y señalamientos necesarios para que de esta forma no
sigan destruyéndolos la contaminación ambiental y el medio ambiente. Igualmente
es necesario hacer un estudio detallado de los mismos, ya que son particulares de
la región e importantes para el entendimiento del periodo de estudio como de su
larga ocupación para la comprensión del comportamiento humano dentro de
lugares con características similares a este tipo de bosque.
179
Gándara, Manuel; Cuicuilco, 85, Proyecto arqueológico, unidades habitacionales, archivo
Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, vol. 8-37; México, D.F., 1985
112
denominados “Corregidora”, “La Ladrillera” y “Peña Pobre”, con el apoyo de
alumnos de la generación 1981, 1982 y 1984 de la ENAH.
Fig. 40. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre de 2009. En esta imagen se muestra en
un círculo el sector denominado corregidora en la colonia Miguel Hidalgo.
180
Linares, Eliseo; Prospección Geofísica y Química en la Ladrillera, Cuicuilco México,
Antropología y Técnicas, N°5 UNAM; México, D.F., 1989
113
Se continúan los trabajos en un sitio aledaño al de “Corregidora”
denominado “La Ladrillera”, ubicado más al sur del anterior (Fig. 41), considerado
a este sector uno de los claros dejados por la lava del Xictle (este sitio colinda con
la colonia hornos de Tlalpan).
En esta temporada de campo se hicieron cuatro pozos estratigráficos y
cuatro trincheras. Las excavaciones no expusieron restos arquitectónicos como en
el caso de la temporada anterior; pero con los datos obtenidos el arqueólogo
Manuel Gándara propone que la zona estuvo ocupada por diversas rancherías,
con un patrón de asentamiento disperso. Su temporalidad se relaciona con el
periodo Formativo Medio y Superior, concluyendo la posibilidad que este
asentamiento haya tenido conexiones funcionales con “Cuicuilco A” 181.
Fig. 41. Imagen tomada de Google Earth el 10 de Octubre del 2009. En esta imagen se muestra el
sector denominado “La Ladrillera”, en un círculo, en donde ahora se encuentra la Alberca llamada
Ollin Kahn.
181
Gándara, Manuel; Cuicuilco '85, Proyecto arqueológico, unidades habitacionales, Informe
de trabajos 2a. temporada, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH,
Vol. 8-37, INAH; México, D.F., 1985
114
En general los estilos cerámicos reportados en estas exploraciones
corresponden al tipo rojo/blanco, negro pulido, pardo negruzco esgrafiado, café
rojizo, etcétera correspondientes al periodo Preclásico en sus tres fases, asimismo
hallan figurillas del tipo H4, C y A, obsidiana gris, verde y sílex, suponiendo que tal
vez sea un área de producción de artefactos líticos, por la gran cantidad de
desechos de talla que halla en estos lugares 182.
Rumbo al sur del sector Cuicuilco “A”, “B”, “C” y “Peña Pobre” se localiza un
manantial que brota las 24 horas del día con agua potable y que es aprovechada
por las colonias aledañas (Fig. 42), una parte del líquido se dispone para el
estanque recreativo, a partir del cual continúa su paso hacia un pozo de infiltración;
finalmente en época de lluvia esta agua se canaliza directamente al drenaje
público183.
Fig. 42 Plano “Tlalpan” zona urbana (1929). En un círculo se señala el manantial de Fuentes
Brotantes.
182
Gándara, Manuel; Proyecto Cuicuilco temporada 1984, informe general de trabajos, 1985-
1987, Archivo Técnico de la coordinación Nacional de Arqueología del INAH, Vol. 8-36; México,
D.F.
183
Legorreta, Jorge; op. cit., 2009: p. 312
115
Este sitio anteriormente fue recorrido por Sanders, Parsons y Santley en los
1970´s como parte del proyecto “The Basin of México: Ecological Processes in the
Evolution of a Civilization” en el que se le asigna el nombre de “hamlet “(aldea) 184,
dando pie a que se lleve a cabo su registro por parte del INAH dentro del proyecto
“Atlas Arqueológico Nacional” (1983-1988, dirigido por el arqueólogo Enrique
Nalda) así se logra determinar la existencia de vestigios arqueológicos en este
sector.
Pero fue gracias a las exploraciones realizadas por la arqueóloga Blanca
Paredes Gudiño, quien dirige el proyecto “Reconocimiento, control, protección y
difusión del patrimonio arqueológico en la delegación de Tlalpan”, cuando se pudo
determinar que probablemente es un sector habitacional, esto a partir de
alineamientos de muros y fogones reportados anteriormente, que se relacionan al
Periodo Formativo (1500 a.C. al 200 d.C.). Ella afirma que en la actualidad es
difícil observar estos vestigios al encontrarse este sector “ahorcado” por la gran
expansión habitacional ocurrida en años recientes. Asimismo indica que
inicialmente se había reportado la existencia de terrazas de uso relacionadas al
Periodo Posclásico, según análisis realizados por parte del arqueólogo Gándara 185.
116
Es interesante señalar que este hallazgo se relaciona con las denuncias
91/102 (8-87), 91/38 y 94/23 (8-163) existentes en el archivo técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, mismos que reportan la
existencia de material preclásico y posclásico tardío, aunque no se interviene en
los predios 186. Esta calle se localiza sobre el barranco que da hacia el parque de
Fuentes Brotantes.
Fig. 43. Imagen tomada en día 15 de Agosto del 2010; archivo personal.
Las partes bajas del presente sitio fueron declaradas por el presidente
Lázaro Cárdenas como Parque Nacional “Fuentes Brotantes de Tlalpan,” en
terrenos del antiguo rancho de Teochihuitl, D.F., el 9 de Septiembre de 1936
abarcando una extensión de 129 hectáreas destinadas al recreo popular,
enseñanza forestal y pesca, bajo la administración del gobierno del Departamento
Forestal y de Caza y Pesca, en base a los planos prestados por la Comisión
Agraria Mixta del D.F. 187 (dependencias ya desaparecidas en la actualidad) a
pesar de este decreto es una de las zonas forestales sin una real protección y con
una gran problemática causada por contaminación ambiental, dado su gran
186
Román A. Chávez Torres; Denuncia 91/102 (8-87) y Alejandro Brozon Mc Donald (propietario
del predio) y Eneida Baños Ramos; Denuncia 91/38, José Manuel Guerrero Romero y Carlos Noé
Parra Martínez; Denuncia 94-23 (8-163); archivo técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología-INAH; México, D.F.
187
México; Diario Oficial de la Federación, 28 de Septiembre de 1936, circulación nacional;
México, D.F.
117
desarrollo habitacional y urbano, el cual no ha sido controlado ni reglamentado
adecuadamente para la protección ambiental del sitio.
Fig. 44. Petrograbados reportados, a la izquierda se muestra el que tiene rasgos Tlaloc y a la
derecha los reportados por el arqueólogo Carlos Navarrete.
De ser correcta la temporalidad de los hallazgos antes descritos,
demostraría este sector el carácter anteriormente observado por Noguera y Gamio
en relación a los sitios de larga ocupación en la Cuenca de México, por lo cual
aunque no se pueden apreciar vestigios arquitectónicos prehispánicos,
actualmente en este parque, se puede inferir que aunque no estén presentes a
188
Quintero M., Josefina; “Hallan figura prehispánica en el bosque nacional de Fuentes Brotantes”,
La Jornada, sábado 11 de agosto de 2007, DEMOS; México, D.F.
189
Navarrete, Carlos; “Cuicuilco y la arqueología del Pedregal”, Arqueología. Revista de la
Dirección del INAH, segunda época, N°5 enero-junio, INAH; México, D.F., 1991: p. 80
118
simple vista es muy probable que sí exista una zona habitacional preclásica
relacionada a el sector de Corregidora y la Ladrillera en la zona alta del barranco,
continuando su ocupación hasta el posclásico. También es importante señalar que
en este sector el derrame de lava proveniente del volcán Xictle se desvió y no
logró cubrir la parte alta de Fuentes Brotantes, dejando claros como el de la
Corregidora y la Ladrillera. En este lugar hay una gran cantidad de piedras
basálticas del tipo andesítico las cuales corresponden a los procesos de formación
de la Sierra del Chichinautzin expulsados por el volcán Ajusco, mostrando así la
desviación del cauce de lava en las partes altas de este sector.
190
Meraz Moreno, Alejandro; Informe final del estudio arqueológico de factibilidad
correspondiente a la Universidad Pontificia de México, Archivo Técnico de la Subdirección de
Salvamento del INAH, Denuncia 2006-11; México, D.F., Septiembre del 2006
119
ocupación consecutiva, en relación a cerámica perteneciente al periodo posclásico
(azteca) y colonial, seguido de la época moderna y contemporánea. La mayoría de
la cerámica es de carácter de servicio doméstico, concluyendo por lo tanto que
para el periodo preclásico tenía el lugar un uso habitacional.
191
Meraz Moreno, Alejandro; Informe final del estudio arqueológico de factibilidad
correspondiente a la Universidad Pontificia de México, ubicada en Guadalupe Victoria N°98,
Col. Tlalpan Centro, Delegación Tlalpan; México D.F., Archivo Técnico de la Coordinación
Nacional de Arqueología-INAH, N° 8-480; México, D.F., Septiembre 2007.
192
ibídem: pp. 86-88
120
Odocoilcus Virginianus (venado cola blanca), los cuales estaban asociados a dos
de los entierros reportados 193.
En general describe que este sitio se encuentra ubicado en una loma baja,
en donde se pudieron observar cuatro capas estratigráficas, presentando una
capa humítica (depositada por el acarreo aluvial) en donde se presentó el material
cerámico revuelto representado por cerámica de la fase Zacatenco, Ticomán,
posclásico, colonial y de épocas recientes. La capa II presentaba también
depósitos aluviales, pero el material era exclusivamente del Periodo Formativo;
seguida por la capa III que corresponde a los niveles inferiores los cuales estaban
sobre un piso de tepetate arenoso de color amarillo de compactación media, bajo
el cual se hallaron formaciones tronco-cónicas con diferentes finalidades
(inhumación de restos óseos, colocación de ofrendas y depósitos de desechos).
Por último la capa IV presentaba un tepetate compacto de color cremoso y grano
fino194 (pómez) que pertenecían al suelo natural de la loma.
193
ibídem: p. 91
194
ibídem: p. 93
195
Paredes Gudiño, Blanca; Informe sobre la inspección de obras que realiza la Delegación
Tlalpan en la explanada del edificio delegacional, DRPMZA-INAH; México D.F., enero 2006: pp.
4-12.
121
En 1981 se llevó a cabo un recorrido de superficie como parte del proyecto
“La Nopalera”, delimitando su polígono de protección por el acceso de Avenida del
Arenal en la calle de San Buenaventura y la calle de San José, localizando el área
en las cotas 2290 y 2270196 (ver Fig. 45).
Fig. 45. Poligonal actual de la Nopalera según archivo de la DRPMZA-INAH; dibujada por
Alejandro Sánchez Torres en Google Earth (Imagen tomada el 20 de noviembre del 2009).
En dicha área se reporta la existencia de “Tételes” que son pequeños
montículos distribuidos aleatoriamente, hechos por el amontonamiento de piedras,
en la zona de cultivo. El arqueólogo Reginaldo Allec Campos infiere que la
existencia de dichos amontonamientos de piedra se debe a que los habitantes de
esta zona, los cuales se dedicaban a la agricultura, limpiaban el terreno para
sembrarlo. Sobre la procedencia de estas piedras opina que estaban integrando
un gran montículo cerca del área de estudio197.
Informa también que en los cuadrantes norte y este se localizó la mayoría
de los “Teteles”; en la parte oeste había un amontonamiento regular de los
mismos y en la parte sur es escasa su presencia. La sección con más “Teteles” se
encontraba en el sector arqueológico llamado Valle Escondido 198.
196
Allec Campos, Reginaldo; Informe del recorrido de superficie hecho como parte del
Proyecto “La Nopalera”, Biblioteca de Salvamento Arqueológico INAH; México, D.F., 1981
197
Allec Campos, Reginaldo; Reporte sobre el informe “Proyecto “La Nopalera” (recorrido de
superficie), 1981”, Archivo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F.,
1981: p. 10
198
ibídem: pp. 11-12
122
Durante las excavaciones realizadas por Héctor Fernando de la O Cos se
reportó la existencia de terrazas y de tecorrales, en el centro de uno de los
tecorrales reporta la presencia de un pequeño abrigo rocoso construido a manera
de cueva (“como las cuevas artificiales de Teotenango” <sic>) asociado a vestigios
arqueológicos principalmente sahumadores, cerca reporta una construcción
prehispánica asociada a tiestos teotihuacanos y del Preclásico Medio (ver
Ilustración 4), del tipo azteca 3 y 4, mazapa y blanco xochimilco199.
Fig. 46. En esta imagen se muestra en el círculo el elemento que reporta Gudiño y que
actualmente se encuentra destruido. Imagen tomada de Google Earth 27 de Noviembre del 2009
(referida al 1 de Febrero del 2001).
199
De la O. Cos, Héctor Fernando; Informe de de los trabajos arqueológico efectuados en el
predio “La Nopalera” fraccionamiento Forest Hill, Delegación Tlalpan. Cerca del reclusorio
de la Noria, en: N° 09 81/1 (1981), Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de arqueología
del INAH; México, D.F., 1981
200
Gudiño Garfias, Antonio; Informe de excavación del proyecto “La Nopalera” 1981., Archivo
de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F., 1981
123
Los dos muros paralelos, arriba mencionados, estaban construidos con
rocas ígneas sin mortero o argamasa y tenían una altura que variaba
continuamente entre uno y tres metros. Al interior de los muros existían nichos en
forma de cueva cerrada, todos estos nichos se reportaron saqueados y
derrumbados, la altura del nicho dependía de la altura del muro en donde se
localizaba; la anchura de cada uno de ellos oscilaba entre los 0.80 metros a 1.25
metros. Se reporta en total aproximadamente 50 nichos con una separación
oscilante entre los 3 metros y los 20 metros de distancia 201.
La cerámica que se reportó es del tipo blanco con engobe café, café rojizo,
burdo sin engobe (ver Ilustración 1), del tipo rojo/bayo, teotihuacano doméstico
(ver Ilustración 2-5), y rojo/café (ver Ilustración 8-9), azteca III y IV, así como la
que denomino Xochimilco con engobe blanco 202.
Fig. 47. En esta imagen se muestra el Cerro de la Cruz o Cuatectlan-s; archivo personal.
201
ídem.
202
ídem.
203
Allec Campos, Reginaldo: op. cit., 1981
124
Este sitio fue explorado posteriormente por la arqueóloga Gabriela Salinas
Prieto quien identificó ocho terrazas las cuales rodeaban al cerro. Entre la tercera
y cuarta terraza reportó la existencia de una estructura de dos cuerpos, está
presentaba una pequeña cueva o abrigo rocoso mirando hacia el cerro en
dirección sureste. Sobre la sexta terraza se encontraba otra estructura más
pequeña muy deteriorada 204.
Vale la pena aclarar que es un sector sin un estudio profundo y por lo tanto
es necesario continuar con su investigación para confirmar esta hipótesis, pero
para fines de la presente basta con los registros señalados.
204
Salinas Prieto, Gabriela; Informe sobre La Nopalera áreas B y D, 1981, Archivo de la
Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH; México, D.F., 1981: p. 1
205
ibídem: p. 8-12
125
características antes señaladas (sitios cerca de cerros y bajadas de agua con
cerámicas parecidas a las obtenidas en las zonas de Cuicuilco “A”, “B” y “C”
relacionadas al periodo Preclásico Médio y Superior) y que compartan por lo tanto
rasgos arqueológicos similares a los anteriormente señalados.
Fig. 48. Sobre-posición de imagen de Google Earth y mapa de Tere Cabrero. Nótese que la
distribución de sitios está en relación al cerro; archivo personal.
La arqueóloga Cabrero dentro del material cerámico que recopila y analiza,
encuentra diferentes tipos que clasificó como “miscelánea” mismos que describe
como una variedad del tipo doméstico. Dichos materiales no los llega a asociar
206
Cabrero, Ma. Teresa; Entre Chinampas y bosques, arqueología de Topilejo D.F., UNAM;
México, D.F., 1980: pp. 29-30
126
cronológicamente a partir de la bibliografía consultada en su tesis, tal vez por el
carácter de la misma, solo los describe y compara con las cronologías c erámicas
reportadas en otros trabajos. En este grupo integra cerámicas del tipo pulido de
palillos, técnica que anteriormente Piña Chan la había asociado a diferentes
épocas en la Cuenca de México y que está presente desde el periodo preclásico
en diferentes regiones de la cuenca, perfeccionándose este estilo en el periodo
posclásico 207. Asimismo Eduardo Noguera, indica que éste pulimiento de palillos
aparece probablemente desde el 200 d.C. con características que posteriormente
se vuelven típicas de la cultura teotihuacana 208.
Otro tipo cerámico que no logra identificar ni fechar, pero por las
características que menciona en dicha tesis, parecen ser como las que se ven en
la Ilustración 4 de este trabajo, es denominado por ella como cerámica roja sobre
crema amarillento (o blanco) misma que presentaba una banda roja en el borde;
igualmente hace mención de un tipo bayo con decoración incisiva, ésta ultima al
parecer presentaba una superficie lisa color bayo y tenía un cocimiento regular 209
(comparar con Ilustración 2).
En el sitio 1 identificó cuatro terrazas que contenían poco material del tipo
rojo/blanco (crema). La terraza norte tenía un afloramiento de rocas de 8 metros
de largo por 1.5 metros de alto. Al noreste del mismo hace mención de una
pequeña plataforma. Con el mismo material se presentaban los sitios 4, 6, 8, 9; el
sitio 10 era una plataforma de 20 metros de largo por 30 metros de ancho, los
207
Cabrero, María Teresa; Estudio de un área rural en la franja intermedia entre la zona de
chinampas y el bosque; tesis profesional para obtener el título de licenciado en antropología con
especialidad en arqueología, ENAH-INAH; México, D.F., 1978: p. 63
208
Noguera, Eduardo; op. cit., 1975: p. 133
209
Cabrero; op. cit., 1978: p. 90
210
Solo se está mencionando aquellos pertenecientes a la región de estudio, ya que en otros sitios
que visitó localizó esta misma cerámica, pero para fines del presente no se mencionaran.
127
sitios 16, 21, 22 presentaron la mayor cantidad de material de este estilo; igual que
los sitios 23, 24 y 25 en este último reporta restos de un muro que estaba
orientado hacia el cerro Huapaltepec; finalmente los sitios 33, 36 y 37; todos estos
sitios están muy cerca de una bajada de río 211.
El sitio 2 era un terreno plano sin elementos aparentes con poco material
esparcido del tipo rojo/blanco y bayo, igual que el sitio 15 que presentaba varias
terrazas; el sitio 19 se conformaba por una serie de terrazas que presentaban un
cimiento de muro, el 26 mostraba terrazas y un muro, el 27 se constituía de
terrazas, muros y una plataforma, este sitio tenía la mayor cantidad de material, el
28, el 32 que presentó un basamento de dos cuerpos, restos de cimientos de
muros de una habitación en la parte este, relacionado con los sitios 21, 19 y 20; y
el 34212 estos últimos están localizados muy cerca del cerro Huapaltepec.
Fig. 49. Sitios localizados por Cabrero con evidencias más tempranas; archivo Personal.
211
Cabrero; op. cit., 1980: pp. 34-42
212
ídem.
128
Hago la aclaración que aunque voy a tomar estos puntos para ver si
corresponde hipotéticamente al patrón de asentamiento preclásico, es importante
señalar que la cuestión seguirá en duda por la falta de investigación y seguimiento
de los proyectos que se han presentado en esta región de la cuenca, ya que ha
sido muy descuidada y a pesar de que el trabajo de la arqueóloga Cabrero es
pionero en la región, falta mucho por investigar.
A partir de la serranía del Ajusco hay una serie de ríos que descienden a las
partes bajas de la Cuenca de México, que han funcionado desde tiempos
pretéritos y que aún siguen activos. Uno de ellos es el río de San Buenaventura, el
cual se alimenta de los escurrimientos del cerro Mezontepec y Santo Tomás, a
una altura de 3200 msnm; menciona Legorreta que pasa por las faldas del volcán
Olicán rumbo al pueblo de San Miguel Ajusco hacia San Andrés Totoltepec y el
Colegio Militar (cerro de la cruz o Cuatectlan-s), pero aclara que algunas afluentes
se le unían anteriormente como las provenientes del Bosque del Pedregal, las
cuales formaban el río Tlalpan, el cual se alimentaba igualmente de los
manantiales de Fuentes Brotantes y Peña Pobre. Señala a la par que su cauce
actualmente conduce al Club de golf México y de ahí se dirige hacia la
contaminada laguna de regulación Ciénaga Grande y Ciénaga Chica213.
129
aún, el querer apropiarse del sitio por parte de particulares para fines
215
personales . Lo cual es alarmante ya que es de las pocas evidencias
arqueológicas definidas para la ocupación posclásica casi completas que
necesitan ser atendidas para estudios posteriores y muestra la gran problemática
presente en la región de estudio. Su importancia radica en que probablemente en
sus inmediaciones se puede localizar probablemente asentamientos preclásicos,
ya que mucha evidencia preclásica, como se ha venido observando, está asociada
a evidencia posclásica.
215
Paredes Gudiño, Blanca; Informe de las actividades realizadas en la zona arqueológica de
Tequipa-Tecpan, en San Miguel y Santo Tomás Ajusco, Noviembre del 2005, archivo N° 8-427,
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH; México, D.F., 2005
130
4. ANÁLISIS ESPACIAL SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE ASENTAMIENTOS
PRESENTES AL SUROESTE DE LA CUENCA DE MÉXICO -CASO
DEMARCACIÓN POLÍTICA DE TLALPAN-
4.1 Análisis de altimetría y tipo de sitios
131
Ammerman 216 proponen en relación a la proporción estadística de los puntos
existentes en un caso de estudio arqueológico, para así poder relacionar hallazgos
arqueológicos en un estudio multidisciplinario. En la presente investigación se
tomará en cuenta la relación existente entre los diferentes tipos de sitios
reportados, a partir de lugares donde se presentó evidencia arqueológica en
relación a arquitectura monumental, concentración de materiales cerámicos,
herramientas líticas y otras manifestaciones culturales. Para lograr este objetivo se
separaron las evidencias arqueológicas en relación a si su ocupación es absoluta
o continua y de este modo observar la relación espacial entre este tipo de
evidencias y el paisaje natural.
216
Keith W. Kintigh and Albert J. Ammerman, “Heuristic Approaches to Spatial Analysis in
Archaeology”, American Antiquity, Journal of the Society for American Archaeology, Vol. 47,
N°1, January; U.S.A., 1982: pp. 31-63
217
Su equivalente en ingles es Centroid, y en este caso para que sea mejor entendido por parte del
lector se le denominará centro de gravedad metafóricamente para que quede claro la relación entre
la geometría topográfica y la dinámica de los objetos depositados en la matriz medioambiental.
218
Como beta arqueológica se está denominando a la relación espacial que tiene este centro de
gravedad con lugares en donde los depósitos arqueológicos serán más abundantes.
132
Los sitios que se tomaron en cuenta presentaron evidencias arqueológicas
relacionadas con el periodo preclásico, la justificación sobre el por qué de su uso
en la presente tesis, está en relación a la cercanía de las betas arqueológicas y
evidencias anteriormente estudiadas, así como con las características del hallazgo
durante las exploraciones arqueológicas in situ. En el capítulo 3 (Marco histórico)
se argumentó y desarrolló extensivamente la relación que presentaron estos
hallazgos con la época de estudio, quedando solamente de la base de datos
recolectada los siguientes sitios en relación a la presencia de evidencia
arqueológica Preclásicas:
“Cuicuilco A”, Peña Pobre, Plaza Inbursa, Zapote, “Cuicuilco B”, Heizer,
Pista de Patinaje, “Cuicuilco C”, “Cuicuilco C” bis., Fuentes Brotantes, Camino a
Fuentes Brotantes, Camino a Fuentes Brotantes bis., Corregidora, La Ladrillera,
Tenantongo Bosque de Tlalpan (B.T.), Mirador 2 B.T., Mirador Circular B.T., Plaza
Central del Centro de Tlalpan (C.T.), Moneda 76 C.T., Moneda 76-a C.T.,
Universidad Pontificia de México C.T., La Nopalera 1, La Nopalera 2, La Nopalera
Estructura semicircular, Cerro de la Cruz (Sitio 37), Cuatectlan-s, Cipres 28, Sitio 1,
Sitio 2, Sitio 4, Sitio 6, Sitio 8, Sitio 9, Sitio 10, Sitio 15, Sito 16, Sito 19-20, Sitio 21,
Sito 22, Sitio 23, Sitio 24, Sito 25, Sitio 26, Sitio 27, Sitio 28, Sitio 32, Sitio 33, Sitio
34 y el Sitio 36.
133
evidencias solo preclásicas y los que presentaron ocupación continua, mostrando
la pendiente presente en el área de estudio y los accidentes geográficos propios
de la región.
Gráfico. 1. En este gráfico se muestra en dos colores los sitios con evidencia sólo preclásica (color
obscuro) y con ocupación continua (color claro), en relación a su altimetría.
Posteriormente se clasificó la muestra en dos grupos, entre los cuales se
destacan los sitios con evidencia única de ocupación solo preclásica y con
ocupación continua, aunque cabe señalar que esto no es porque solo se tenga
una sola ocupación, ya que según observaciones de Noguera y Piña Chan (así
como de algunos de sus predecesores), la mayoría de los sitios en la Cuenca de
México y especialmente del pedregal de San Ángel, tienen una ocupación
continua a partir de la época clásica, solo que en la actualidad y gracias a la
explotación de las canteras de este pedregal se han podido recabar datos bajo la
lava y en claros dejados por el derrame.
Sitios con Estructura y Petrograbados 1 Sitios concentración de materiales 21
Sitio con Estructura 9 Sitios con estructura y c. de 12
materiales
Sitio concentración de materiales 3
Sitio concentración de m. y petrograbados 1 Total 49
Sitio con concentración de m. y u. habitacional 2
Sitios con ocupación solo preclásica. Sitios con ocupación continua.
134
Así se advierte que los sitios que presentaron solo evidencia preclásica
llegan a estar asentados hasta los 2400 msnm aproximadamente, siendo éstos
sólo 16 de la muestra y los de ocupación continua son en total 33, llegando a los
2800 msnm aproximadamente, rumbo a la serranía del Ajusco (ver Gráfica 2).
Esta subclasificación nos da una clara referencia de cómo se deben marcar las
cotas de nivel en relación a la ocupación antropológica en el sitio, siendo el primer
acercamiento a la dinámica espacial de los asentamientos.
Gráfico. 2. En esta gráfica se representó con la leyenda “P” a los sitios con evidencia solo
preclásica y “P-P” a los sitos de ocupación continua, en relación a la altimetría de cada sitio.
Posteriormente ya que se ha notado la relación de sitios con su altimetría,
se tendrán que agrupar los sitios en relación a los rasgos medioambientales y
marcar en planos estas cotas de nivel para hacer inferencias más certeras sobre
cómo está conformado el paisaje Preclásico en la región de estudio.
135
Gráfico. 3. Porcentaje de evidencia, según altimetría.
La Gráfica anterior nos muestra una clara tendencia ocupacional sobre las
zonas presentes entre las cotas 2276-2464 msnm siendo esta área una zona en
donde se está obteniendo la mayor cantidad de evidencia arqueológica, seguida
del área conformada entre los 2602-2684 msnm, lo cual nos indica las zonas en
donde hay que poner más atención por la cantidad de hallazgos arqueológicos
reportados.
Esto indica que debe haber una relación espacial entre los hallazgos y la
zona en donde se están presentando, teniendo en cuenta que en las cotas más
bajas se reportaron evidencias arqueológicas relacionadas a grandes
construcciones cívico-administrativas y en la siguiente zona se presenta otro tipo
de asentamientos.
136
materiales que las refirió a la época de estudio, de los cuales solo el 2% presentó
evidencias de manifestaciones gráfico-rupestres y el 12% es parte de los sitios
que por inferencias de la presente investigación, se notó que presentan evidencia
preclásica (ver Gráfico 4).
Del total de las evidencias que sólo presentaban material preclásico el 62%
detenta estructuras monumentales, de las cuales solo el 6% de los sitios estaban
relacionados con petrograbados, el 38% mostraron evidencia de concentración
lítica, entre las que se destaca el 13% con evidencia de unidades habitacionales y
el 6% con manifestaciones gráfico rupestre (ver Gráfico 5).
Gráfico. 5. Sitios que presentaron solo evidencias preclásicas en relación con tipo de evidencias.
137
Lo que nos da una clara tendencia entre la relación que presentan los sitios
con estructuras arquitectónicas (cívicas o habitacionales) con elementos utilitarios
como cerámica y lítica, aunque estas evidencias no se han localizado en un gran
porcentaje sobre las estructuras, sino que están a sus alrededores, mostrando así
la probable relación entre los elementos monumentales e identitarios y la relación
que pueden tener estas estructuras con la dinámica erosivo-cultural y erosivo-
medioambiental de los habitantes y su entorno.
Así mismo por la gran cantidad de artefactos encontrados en los sitios con
estructuras, nos evidencian actividades humanas cerca de estas o la referencia de
una cadena de actividades que puede ser tanto ritual como productiva.
El 62% de estos sitios se localizan entre los 2300 y 2368 msnm, el otro 38%
está agrupado en dos áreas, una que abarca los 2290-2299 msnm y 2407-2416
msnm, siendo esta última la cota más alta (ver Gráfico 6).
138
Es importante aclarar que la mayor parte de estos sitios se encuentran bajo
la lava del Pedregal de San Ángel y en otros lugares altos que a causa de la
conquista española o por control mexica durante el siglo XIII en la Cuenca de
México, no se habían ocupado, probablemente a causa de la interrupción
ocupacional y productiva causado por fenómenos naturales.
Los sitios con ocupación continua están lejos de la lava del pedregal de San
Ángel o en claros dejados por esta, y a nivel estratigráfico se nota la cercanía que
tienen estos artefactos con los más antiguos, existiendo reportes como los
realizados por Manuel Gamio y Eduardo Noguera que veían la mezcla de tipos
cerámicos en las betas arqueológicas que exploraron.
139
Los sitios con evidencia de larga ocupación presentan un patrón muy
variado, teniendo al 28% de los sitios entre los 2602 y los 2684 msnm, el 21% se
localizó entre los 2276 y a los 2298 msnm, el 15% están en los 2780-2796 msnm,
el 12% oscila de los 2800 a 2852 msnm y entre 2424 a los 2464 msnm, el 9%
están en los 2305-2395 msnm y por último solo el 3% estuvo a los 2567 msnm
(ver Gráfico 8).
140
Ya con esta evidencia se pueden marcar en un mapa las cotas de nivel
necesarias para resaltar las zonas de ocupación preclásica según su tipo y
situación altimétrica, para poder inferir la relación que puede tener el porcentaje de
evidencias con el paisaje imaginario y de esta forma buscar relaciones entre los
sitios con evidencias arquitectónicas y con concentraciones de materiales. Así
mismo y como parte del análisis altimétrico, se combinarán las cotas arriba
señaladas con el sistema medioambiental presente en la región (ver el capítulo 2)
tomando en cuenta la zona plana, zona de colinas y zona de alta montaña, en
relación a los sistemas tanto animales como vegetales, subdividiendo las zonas
con relación a los ecosistemas particulares de cada región; de esta manera se
plantearon las siguientes asociaciones para buscar la relación existente entre los
sitios arqueológicos y su entorno físico-medioambiental, obteniendo los siguientes
rangos:
141
4.2 Análisis diferencial de tipos cerámicos y sitios arqueológicos
Otro caso parecido que probablemente se haya dado igual que el anterior
pero en cuyo estudio sí hubo una descripción detallada de los materiales
recolectados, es la investigación realizada sobre los sitios del Ajusco llevada a
cabo por María Teresa Cabrero219 para su tesis de licenciatura, ya que cuando se
realiza su estudio no se habían publicado todavía las observaciones realizadas por
Florencia Müller y su cronología cerámica en la zona de “Cuicuilco B”, pero en su
descripción cerámica resaltan características típicas de la cerámica preclásica en
el grupo que clasificó como miscelánea.
219
Cabrero; op. cit., 1978
142
a entender la cronología en base a la cerámica, por lo cual se utilizó la
clasificación propuesta por Eduardo Noguera y Florencia Müller que, al
combinarlas entre sí (ver capítulo 3), en relación a sus coincidencias temporales y
estilísticas, dieron la posibilidad de ver los conjuntos cerámicos correspondiente a
las tres fases temporales del periodo Preclásico (Inferior, Medio y Superior). De
esta forma y tomando en cuenta estos hallazgos, tenemos la siguiente frecuencia
de materiales arqueológicos reportados según la temporalidad de los mismos en
los casos de estudio, obteniendo la gráfica 9.
143
Gráfico. 10. Estilos cerámicos más recurrentes de la etapa Preclásico Inferior.
Durante la fase denominada Preclásico Medio, tenemos una mayor
variedad de estilos cerámicos. En la Gráfica 11 se muestra una mayor cantidad de
cerámica del tipo Rojizo Bayo C2, Rojo Pulido Bícromo C1, Negro Grueso C2 y
Negro Delgado C2, excluyendo a la cerámica Amarillo o Bayo, Negra de asas
delgadas, Rojo/Blanco de paredes gruesas, motivos de sierra y triángulos abiertos,
Rojo/Amarillo y la cerámica Blanca Pulida o Gris, definidas por Noguera.
144
variedad de cerámicas, excluyendo las cerámicas Anaranjadas Pulidas Finas
correspondiente a este periodo y reportadas en otras áreas de la Cuenca (ver
Gráfica 12).
145
4.3 Análisis de Nearest Neighbor 220 y K-means221 entre sitios arqueológicos.
Una vez que se ha analizado los estilos cerámicos y las diferentes regiones
medioambientales, es momento de crear los subgrupos correspondientes a dos
factores importantes para el estudio de la dinámica gravitacional y cultural de las
evidencias recolectadas. Cabe señalar que la mayoría de las investigaciones
serán tratadas como puntos al azar tomados a partir de reportes aislados en el
área a causa del desarrollo habitacional y comercial en la región de estudio, por lo
tanto es importante utilizar una sub-clasificación a través del estudio de conjuntos
estadísticos empleando dos técnicas que han demostrado ser las mejores para
agrupar y desagrupar casos que a simple vista no se podrían notar, al menos que
se tenga una buena preparación heurística en la región de estudio.
220
Nearest Neighbor literalmente en español significa el vecino más cercano, pero se dejará este
término en ingles para que el lector localice fácilmente más referencias al respecto.
221
K-means es un término asociado al análisis de medias espaciales y no tiene mucho sentido en
español traducir este término ya que no tendría lógica para el lector.
222
Dentro de la bibliografía citada, he de aclarar que estoy empleando la técnica en 3 dimensiones,
ya que en estudios anteriores sólo se están utilizando dos dimensiones (este y norte). Lo que
planteo para este caso en particular, es la necesidad de entender los centros geométricos en sitios
con una pendiente continua como es el caso del territorio que conforma la región de estudio, lo
cual no implica que por mostrar una pendiente continua no presente accidentes geográficos.
146
científico que coordine entre sí las relaciones espaciales de los hallazgos y que le
de seguimiento al caso de estudio, para poder hacer inferencias socio-culturales
sobre la población que habitó esta zona durante el periodo de estudio de la
presente. Lo que a continuación se muestra, será bajo criterios estadísticos en
relación a la matriz medioambiental y el espacio modificado.
Gráfico. 13. Análisis de Nearest Neighbor, por sitios muestreados. Ver los subgrupos que se hacen
en relación a su distancia y altimetría en grafica 3-D.
En la gráfica 13 podemos apreciar la distribución de sitios en la carta
geográfica E14A39 y E14A49 y la relación en distancia que presenta cada sitio a
partir de la combinación de la máxima y mínima distancia entre éstos, la cual
presenta centros de gravedad compartidos entre los integrantes de la matriz
espacial, tomando en cuenta sus tres dimensiones.
147
Para entender la dinámica existente en estos cuatro subgrupos, es
necesario explorar a cada uno de ellos para ver cuál es la relación presente entre
sus integrantes y poder explorarlos detalladamente sub-agrupándolos nuevamente
bajo los criterios espaciales y medioambientales en relación a sus evidencias
culturales y la dinámica gravitacional presente en cada caso de estudio.
4.3.1 Grupo 1
El grupo 1 está conformado por los sitios presentes en las cotas más bajas,
mismos que se encuentran en dos regiones importantes, a una de ellas le
corresponde la zona donde se encuentra la planicie aluvial somera entre las cotas
2250-2300 msnm y la ladera de aluvión entre los 2300-2400 msnm y son los sitios
que se encuentran al norte de la región de estudio.
148
a
Historia de la interacción de elementos
Centros Iniciales en el grupo 1
Cambios en los centros del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 646.722 682.623
ALTITUD 2368 2293
2 181.439 66.831
E 480372.11 480921.21
3 .000 .000
N 2131841.8100 2134211.4300
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en los
centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los cambios
para cualquier centro es .000. Con un total de 3 interacciones. La
mínima distancia entre los centros iniciales es de 2433.564.
149
Así ya con los centros K-means finales podemos ver la relación en el mapa
de los sitios que están conviviendo según su centro de gravedad, mostrando que a
partir de los mismos se pudo subdividir este grupo en dos más cercanos en
relación a sus cualidades altimétricas medioambientales compartidas (Ver gráfico
14).
150
existentes en estos subgrupos y en la que se está tomando en cuenta solo la
matriz medioambiental para ver si se tiene una relación de recursos, evidencias
arquitectónicas y tipo de materiales reportados en las investigaciones particulares
de cada sitio. Cabe señalar que la matriz medioambiental está planteada en
relación a la presencia y ausencia de elementos naturales (plantas y animales)
que se cree vivieron en las cotas de nivel arriba planteadas y se está relacionando
sólo con animales que son territoriales (ver capítulo de Medio Ambiente) y, que
gracias a los estudios ecológicos planteados en diferentes regiones de la cuenca
de México, se ha podido advertir la preferencia que tienen algunos de ellos a
ciertas características ambientales a causa de su evolución adaptativa. Esta
técnica mostró los siguientes resultados:
Dendrogram
* * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * *
Moneda 76 20 -+
Moneda 76-a 21 -+
Victoria (U. Pontificia) 18 -+-----------+
Centro de Tlalpan (Plaza) 19 -+ +-----------------------------------+
Cuicuilco "A" 13 ---+---------+ |
Zapote 14 ---+ |
Mirador Circular 3 -----------------+-------------------------+ |
Corregidora 4 -----------------+ | |
Heizer 10 -----------+-------------+ | |
Plaza Inbursa 12 -----------+ | | |
Camino a Fuentes Brotantes 16 -----+-----------+ +-------+ +-----+
Camino a Fuentes Brotantes Bis 17 -----+ | | | |
Pista de Patinaje 8 -+ +-------+ | |
Cuicuilco "B" 9 -+ | | |
Cuicuilco "C" 6 -+-------+ | +---------+
Cuicuilco "C " bis 7 -+ +-------+ |
Peña Pobre 11 -----+---+ |
Fuentes Brotantes 15 -----+ |
Bosque de Tlalpan, Tenantongo 1 -----------------+-------+ |
La Ladrillera 5 -----------------+ +-------+
Mirador 2 2 -------------------------+
151
a
Centros Iniciales del Grupo Historia de la interacción de elementos
Grupo
Cambios en los centros del grupo
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2285 2276
1 47.558 19.931
E 482431.35 482203.44
2 .000 .000
N 2.1327E6 2.1329E6 a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es de
315.126.
2 2.000
Perdidos .000
Grupo
1 2
E 482442.43 482222.82
N 2132726.6050 2132893.1450
152
Gráfico. 15. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’a y 2a’a.
El gráfico resultante (Gráfico 15) nos muestra el centro entre los puntos
cercanos, los cuales en este caso en específico correspondió al punto más alto de
la beta arqueológica de donde provienen las evidencias recabadas en
salvamentos y denuncias atendidas por el INAH. Así en este subgrupo podemos
ver que la evidencia que se registra en la plaza central de la Delegación de
Tlalpan proviene de la Universidad Pontificia de México que ya ha demostrado ser
una beta arqueológica, así mismo la información recabada en los predios que
comprenden los lotes Moneda 76 y 76-a muestra que están relacionados pero
probablemente cruzan una beta arqueológica desde el predio de Moneda 76-a
rumbo a la Universidad Pontificia, mismos que comparten una pequeña loma que
probablemente está siendo rodeada por una serie de escurrimientos de agua de
ríos provenientes por el cruce de los derrames producidos por el manantial de
Fuentes Brotantes y de Peña Pobre, esto se comprueba por la gran cantidad de
cantos rodados en los alrededores.
153
Es en el análisis de Nearest Neighbor, a partir de elementos
medioambientales y altimétricos, donde se demostró en otro grado de relación, la
correspondencia existente (por sus características espaciales y evidencias
culturales) de la beta de la Universidad Pontificia de México, el sector de
“Cuicuilco A” y en menor grado con su vecino denominado como Zapote. Lo cual
tiene lógica tanto a nivel medioambiental, altimétrico y cultural, siendo sitios muy
parecidos para la época de estudio en relación a las evidencias recabadas y el tipo
de superficie que ocupan ambas.
Así mismo dicho análisis mostro otra relación, usando los mismos criterios
empleados en el subgrupo anterior, entre los sitios de Corregidora y Mirador
circular con los subgrupos de Fuentes Brotantes, Fuentes Brotantes bis, “Cuicuilco
C” y la Ladrillera, mismos que presentan otro centro de gravedad, relacionándolos
bajo los criterios medio ambientales y culturales.
154
Centros iniciales del grupo Historia de la interacción de elementos a
Grupo Cambios en los centros del grupo
1 2
Interacciones 1 2
Grupo
3 camino a FB 2 1071.493
9 mirador 2 1 721.359
Número de casos en cada grupo.
Grupo 1 5.000
2 4.000
Validos 9.000
Perdidos .000
155
En este caso, los sitios muestran una tendencia gravitacional que no ha
sido explorada, ya que no se ha investigado su centro de gravedad y no hay
evidencias ni investigaciones que nos muestren hallazgos arqueológicos, por lo
que se sugiere seguir la exploración uniendo ambos centros para encontrar la
evidencia que los relacionaría mutuamente.
Gráfico. 16. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’b y 2a’b.
156
Otros sitios que se agruparon siguiendo el mismo procedimiento, son los
sitios de Heizer, Plaza Inbursa, Pista de Patinaje de la Villa Olímpica, “Cuicuilco B”,
“Cuicuilco C”, Peña Pobre, “Cuicuilco A” y Zapote obteniendo los siguientes
centros de gravedad:
a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.
Cambios en los centros del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 283.179 248.711
ALTITUD 2304 2281
2 .000 .000
E 480112.80 481191.41
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
N 2133884.4700 2134084.0000 cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 1097.151.
Miembros del grupo.
1 Cuicuilco 1 194.227
Heizer Distancia final de los centros
7 Sector 2 191.530
Cuicuilco A
8 Zapote 2 248.711
1 2 2 3.000
N 2133866.5740 2134022.2000
157
En este subgrupo en particular podemos notar que la relación espacial entre
sus elementos y las características geomorfológicas, están agrupando a los sitios
con evidencias arqueológicas muy específicas, en donde encontramos que el sitio
de Plaza Inbursa es un parte-aguas entre sus vecinos más cercanos y, como lo
demostraron las investigaciones en este sector, divide al sitio de Peña Pobre de
“Cuicuilco A” mismo que al interactuar con los sitios de Zapote e Inbursa; a través
de este análisis, mostró otro centro de gravedad entre estos 3 emplazamientos.
Gráfico. 17. Relación altimétrica entre las evidencias del subgrupo 1a’c y 2a’c.
158
Es importante señalar del mismo modo que el Grupo 1 comparte una región
muy importante en relación al tipo de arcillas explotadas durante la época de
estudio (ver a Badillo, 2005), en donde se pueden extraer tanto pómez, presente
en el bosque de Tlalpan que pudo haber sido empleado como desgrasante o
colorante blanco y las arcillas aluviales en la zona colindante al antiguo lago,
necesarias para la fabricación de cerámicas y es un punto central en donde se
localizaron y se pudo determinar la colección cerámica que enlaza a la mayoría de
los sitios en la región de estudio.
Este grupo está presente en la zona de clima Cwbg y Cwbgs, pero en los
picos elevados como en el cerro del Zacayuca y la Corregidora presenta el tipo Et.
Al encontrarse cerca del sistema lacustre aprovecha las orillas salinas presentes
en la planicie de aluvión somera y sus laderas, siendo parte del pie de monte de la
región.
159
4.3.2 Grupo 2
Grupo
Cambios en los centros del grupo.
1 2
Interacciones 1 2
ALTITUD 2298 2424
1 751.227 1405.720
E 484323.69 485078.27
2 .000 .000
N 2130898.8700 2125790.4300 a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños
cambios en los centros del grupo. El máximo absoluto que
coordina los cambios para cualquier centro es .000. Con
un total de 2 interacciones. La mínima distancia entre los
centros iniciales es de 5165.407.
1 2 grupo.
160
Miembros del grupo
Número de casos en cada
Caso Sitio Grupo Distancia
grupo.
1 Cuatectlan-s 2 1021.227
Grupo 1 5.000
2 Cipres 2 979.562
2 4.000
3 Sitio 33 2 558.648
Válido 9.000
4 Sitio 34 2 1405.720
Perdido .000
5 Sitio 36 1 1187.341
161
Igual que como se ha realizado anteriormente, al aplicarle la técnica de
Nearest Neighbor en relación a la matriz medioambiental en combinación con la
evidencia cultural vemos la siguiente relación:
Dendrogram
* * * * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * * * * * *
C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+
Grupo Interacciones 1 2
1 2 1 244.223 .000
162
Centros finales del grupo.
Distancia entre los centros finales.
Grupo
1 2 Grupo 1 2
N 2130691.4200 2129609.2200
163
Anteriormente las investigaciones realizadas en este sector declaran un
perímetro de protección de la Zona arqueológica de la Nopalera, el cual al ser
expuesto en plano, reduce la zona arqueológica y deja a estos centros de
gravedad en la parte sur del polígono muy cerca de sus linderos y aunque se
exploró el cerro de la cruz dicha poligonal no lo incluye. Gravitacionalmente estos
sitios comparten el mismo centro de gravedad y espacialmente comparten un
territorio en común, es importante mencionar que visualmente el cerro de la cruz
es un elemento que sobresale de esta planicie y que puede ser un punto
estratégico para el movimiento humano en la zona.
a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo
Cambios en los centros del grupo.
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 801.491 423.860
ALTITUD 2343 2424
2 .000 .000
E 485019.47 485078.27
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios
N 2129609.2200 2125790.4300 en los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es .000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales
es de 3820.102.
Centros finales del grupo.
Grupo
Distancia entre los centros finales.
1 2
Grupo 1 2
ALTITUD 2424 2425
E 484992.45 485037.68 1 2600.343
164
Miembros del grupo.
sitio 37
165
Al explorar el Grupo 2 queda claro que se está compartiendo un patrón de
asentamiento muy parecido al Grupo 1, ya que tenemos una beta arqueológica en
la parte de la planicie aluvial somera que queda a pocos metros de la antigua zona
lacustre subiendo rumbo a la ladera de aluvión, así mismo tenemos un vivero de
Tefra, del cual no hay muchos estudios geológicos (Cerro de la Cruz) pero que por
sus características físicas se parece mucho al bosque de Tlalpan (cerro de
Zacayuca), que está albergando probablemente estructuras prehispánicas en sus
elevaciones más altas, de donde están bajando evidencias arqueológicas a su
centro de gravedad y que pudo haber servido de marcador espacial entre sus
pobladores.
166
4.3.3 Grupo 3
Grupo
Miembros del grupo.
1 2
Caso Sitio Grupo Distancia
ALTITUD 2684 2650
1 Sitio 16 1 235.157
E 484104.59 484944.74
2 Sitio 15 1 125.173
N 2122169.92 2124947.59
3 Sitio 4 1 96.165
a 4 Sitio 2 1 263.897
Historia de la interacción de elementos
5 Sitio 1 2 1083.357
Cambios en los centros del grupo
6 Sitio 8 2 555.364
Interacciones 1 2
7 Sitio 9 2 460.799
1 552.575 1004.444 8 Sitio 10 2 480.915
2 335.723 216.671 9 Sitio 27 2 1210.059
3 .000 .000 10 Sitio 28 2 1051.646
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños
cambios en los centros del grupo. El máximo absoluto que
coordina los cambios para cualquier centro es 000. Con un
Número de casos en cada grupo.
total de 3 interacciones. La mínima distancia entre los
centros iniciales es de 2902.147. Grupo 1 4.000
2 6.000
Válidos 10.000
Centros finales del grupo.
Perdidos .000
Grupo
Distancia entre los centros finales del grupo.
1 2
Grupo 1 2
ALTITUD 2678 2619
1 2050.032
E 484262.41 485576.85
2 2050.032
N 2122344.14 2123916.22
167
Proyectando estos datos en un gráfico de dispersión de puntos en 3-D,
podemos notar los centros compartidos por sus integrantes, obteniendo así el
Gráfico 21.
Dendrogram
* * * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * *
C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+
Sitio 27 9 -+-----------------+
Sitio 28 10 -+ +-----------------+
Sitio 8 6 -+-----------------+ +-----------+
Sitio 9 7 -+ | |
Sitio 1 5 -------------------------------------+ |
Sitio 2 4 -+ |
Sitio 10 8 -+ |
Sitio 16 1 -+-----------------------+ |
Sitio 15 2 -+ +-----------------------+
Sitio 4 3 -------------------------+
168
Este gráfico nos muestra la relación existente entre los miembros del grupo
estudiado, el cual para poder explorarlo mejor en relación a sus características
medioambientales y hallazgos culturales, se tiene que subdividir y explorar
nuevamente.
Así con esta nueva relación podemos ver mejor las tendencias
gravitacionales que presentan los sitios que conforman estos subgrupos, volviendo
a explorarlos bajo la técnica de K-means vemos que los centros de gravedad
quedan en las siguientes coordenadas:
6 Sitio 10 2 476.909
N 2124843.09 2123452.79
169
En este caso en particular, vemos que el centro de gravedad entre los sitios
1, 8 y 9 está apuntando a un río que pasa cerca de estos y que los sitios 28 y 27
están compartiendo una pequeña elevación, igual que los grupos vecinos, rodeada
por ríos perenes y tal vez uno permanente que transitó por estos sitios durante la
época de estudio (ver Gráfico 22).
Así mismo es importante notar la cercanía que tienen estos sitios con el
cerro de Huapaltepec, el cual no ha tenido ninguna exploración rumbo a sus cimas
y de donde es probable que existan elementos arqueológicos que nos aclaren la
situación respecto a estos hallazgos, ya que como se ha visto anteriormente al ser
una elevación natural, puede servir como un elemento estratégico visual en
relación a las planicies a su alrededor y la arqueóloga María Teresa Cabrero
reportó durante sus investigaciones terrazas, aunque no están relacionadas
cronológicamente.
170
Explorando el siguiente subgrupo 1c’b y 2c’b se obtienen los siguientes
datos:
a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.
Cambios en el centro del grupo
Grupo
Interacciones 1 2
1 2
1 84.081 55.755
ALTITUD 2671 2684
2 .000 .000
E 484442.84 484104.59
a. Convergencia de archivos dentro de los pequeños cambios en
N 2122536.60 2122169.92 los centros del grupo. El máximo absoluto que coordina los
cambios para cualquier centro es.000. Con un total de 2
interacciones. La mínima distancia entre los centros iniciales es
de 499.035.
1 Sitio 2 1 84.081 1 2
171
Gráfico. 23. En está gráfica se muestra la tendencia gravitacional entre los sitios del subgrupo 1c’b,
2c’b.
La particularidad de este grupo es que se localiza en la zona de Pie de
monte medio ya muy alejado del lago pero son sitios que se encuentran cerca de
una corriente de agua, asentándose al parecer en pequeñas lomitas presentes en
la región, las cuales protegen aparentemente de los desbordes del río a los
asentamientos que pudieran existir en éstas. Así mismo en esta zona existe una
amplia gama de recursos de montaña entre los que se destacaría la leña como
combustible y materia prima de otros productos (hasta la fecha muy empleada en
la región), así como animales de caza para el consumo (venado cola blanca ya
desaparecido actualmente y otros animales tanto herbívoros, carnívoros y
marsupiales) complementando éste con plantas silvestres como los hongos, zetas
y diversos frutos silvestres, explotados por las comunidades que se pudieron
asentar en esta área; el inconveniente para habitar la zona estaría en relación al
nivel climático, ya que las investigaciones arqueológicas realizadas en esa región
demuestran un límite natural entre las betas arqueológicas preclásicas y las de
ocupación continua, mismo que podría relacionarse al nivel tecnológico de abrigos
172
para explorar y habitar esas alturas, lo cual no ha demostrado inconveniencia
cuando se analizan casos de adaptación en otras partes de Mesoamérica.
4.3.4 Grupo 4
a
Historia de la interacción de elementos
Centros iniciales del grupo.
1 2 Interacciones 1 2
2 6.000 Grupo 1 2
173
Miembros del grupo.
1 Sitio 6 1 622.646
2 Sitio 21 2 130.195
3 Sitio 22 2 83.825
Centros finales del grupo.
4 Sitio 23 2 217.549
Grupo
5 Sitio 24 2 273.159
1 2
6 Sitio 25 1 432.158
ALTITUD 2822 2788
7 Sitio 19-20 2 109.237
E 483684.65 483487.80
8 Sitio 26 1 869.391
N 2124527.9500 2123103.6350
9 Sitio 32 2 578.913
Así se obtuvo el Gráfico 24, el cual muestra los subgrupos 1d’a, 2d’a y 1d’b,
2d’b que serán explorados a continuación en relación a su medio ambiente y
evidencia arqueológica.
174
Empleando la técnica de Nearest Neighbor para buscar la relación en un
sentido no solo espacial sino en relación de las evidencias recabadas, tenemos la
siguiente tendencia:
Dendrogram
* * * * * * A N A L I S I S J E R A R Q U I C O D E L G R U P O * * * * * *
C A S E 0 5 10 15 20 25
Label Num +---------+---------+---------+---------+---------+
Sitio 22 3 -+---------------+
Sitio 26 8 -+ +-----------------+
Sitio 21 2 -+---------------+ +---+
Sitio 19-20 7 -+ | +---------+
Sitio 32 9 -----------------------------------+ | |
Sitio 6 1 ---------------------------------------+ |
Sitio 23 4 -+---------------------+ |
Sitio 24 5 -+ +-------------------------+
Sitio 25 6 -----------------------+
Así mismo, se volvió a buscar los centros de gravedad entre los integrantes
de cada subgrupo obteniendo los siguientes datos:
a
Centros iniciales del grupo. Historia de la interacción de elementos
175
Número de casos en cada grupo.
Distancia entre los centros finales.
Grupo 1 2.000
Grupo 1 2
2 3.000
1 225.763
Válidos 5.000
2 225.763
Perdidos .000
En este subgrupo se pudo observar que los sitios 22, 21 y 19-20 están
compartiendo la periferia de una loma muy cerca de una corriente de agua, por lo
tanto su centro de gravedad se tiene que proyectar hacia la cima de dicha loma ya
que es muy probable que en su periferia se localice otra beta arqueológica que
cruza este subconjunto, así mismo los sitios 23 y 24 marcan la dirección en que
las evidencias se están encontrando, en donde se muestra claramente que la
corriente de agua que pasa por estos sitios está en relación a la dirección de su
centro de gravedad (ver Gráfico 25).
176
Explorando el siguiente subgrupo tenemos que:
Caso Sitio Grupo Distancia Distancia final entre los centros del
grupo.
1 Sitio 32 1 .000
2 Sitio 6 2 622.646
Grupo 1 2
177
Gráfico. 26. Centros de gravedad del subgrupo 1d’b y 2d’b.
Ya con las relaciones expuestas arriba se puede entender que este grupo
se encuentra en la zona de Pie de monte medio y el pie de monte superior, siendo
éste el límite de hallazgos reportados por diferentes investigadores para el periodo
en cuestión. En esta zona se puede apreciar el mismo patrón que en el grupo
anterior, en donde las evidencias reportadas se localizaban cerca de las corrientes
de agua en relación a pequeños lomeríos, la cantidad de recursos de montaña
aumenta al encontrarse ya con zonas de pastizales y animales de mayor tamaño,
mismos que cohabitan con plantas silvestres, diferentes clases de hongos
comestibles y una zona de grandes bosques. Así mismo es un paso natural hacia
la cuenca de Cuernavaca, el cual se puede atravesar siguiendo una dirección
sureste rodeando al volcán del Ajusco sin necesidad de utilizar equipo especial
para climas de cimas de montañas y, que actualmente, sigue siendo empleada por
peregrinos que van rumbo a Chalma en procesiones a pie.
178
Ya con estos datos se puede declarar el mapeo y marcar en éste los
centros de gravedad existentes entre estos cuatro grupos. Es importante señalar
así mismo que mientras más exploraciones se realicen en estos centros de
gravedad se podrá tener un patrón más claro entre los diferentes niveles
altimétricos y que mostrarán una tendencia general de los sitios.
En este caso de estudio se puede determinar que las zonas que presentan
estructuras complejas, mismas que se pueden entender como del tipo cívico-
administrativo, están siendo utilizadas para la obtención de materia prima en
relación a la fabricación de diferentes tipos cerámicos, mismos que concentran en
estos sitios los estilos más caprichosos, obtenidos por diferentes investigaciones;
también se observa que sirven de cementerio para diferentes tipos de osamentas
que han mostrado una clara diferenciación entre ellas mismas y que guardan
relaciones espaciales con diferentes tipos de objetos (como los cruciformes entre
otros) y su forma de enterramiento223.
Es importante resaltar que en las zonas más altas del centro de Tlalpan es
muy probable que se localicen estructuras cívico-administrativo, ya que hay una
223
En este caso de estudio no se profundizará en éstos, ya que requieren un tratamiento muy
específico y un proyecto osteológico particular.
179
gran cantidad de evidencia arqueológica que demuestra su importancia geográfica
y que es un pequeño pliegue de la formación Ajusco, al cual lo están rodeando
diferentes corrientes de agua provenientes de Fuentes Brotantes y Peña Pobre,
que a pesar de las modificaciones que se han realizado tanto por la erupción del
Xictle como del desarrollo colonial y moderno, fue cuestión de tiempo para entubar
el llamado Río de San Agustín que por dos siglos se registró su paso y la unión
existente con el río de San Buenaventura, el cual es uno de los más contaminados
y antiguos de la región.
Así mismo, cabe la pena señalar que las evidencias arqueológicas están
rodeando de algún modo a los cerros de Zacatepetl, de la Cruz y Huapaltepec
principalmente, elevaciones que al parecer sirven de punto de referencia para el
desarrollo habitacional y constructivo, ya que las evidencias están a sus
alrededores y es probable que en aquellos en donde no se ha explorado, exista en
sus elevaciones estructuras arquitectónicas que al igual que en el Cerro de
Zacatepetl presenten elementos que pueden marcar lugares lejanos de la Cuenca,
señalando los rumbos más importantes para la época como el Norte y el Este. De
igual importancia es la posibilidad de ser referentes para los pobladores que
habitan dentro del paisaje Preclásico en la región de estudio.
180
4.4 Mapeos por conjuntos.
181
182
183
184
5. PAISAJE ACTUAL DE TLALPAN
224
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996
186
evidencias correspondientes a la época Preclásico Medio y Superior; así mismo se
pudieron observar otros elementos naturales como los ríos perennes,
permanentes y desaparecidos (tanto por el urbanismo como por otros procesos
naturales, como la erupción del volcán Xictle), en correspondencia directa con las
características de los materiales arqueológicos muebles e inmuebles, la flora y la
fauna reportadas dentro de las betas arqueológicas, como elementos importantes
para tratar de inferir el lugar donde probablemente existieron asentamientos
prehispánicos y describir a grandes rasgos sus características.
De esta forma podemos observar que hay un patrón constante entre los
materiales arqueológicos, el medio ambiente y el uso de estas pequeñas
elevaciones cerca de los escurrimientos de agua, para ser probablemente
ocupadas, en algunos casos, como bases de construcción tanto para uso
habitacional como cívico-administrativo, probablemente bajo la lógica de evitar la
humedad en el interior del inmueble e inundaciones, así su cercanía a éstos se
entendería bajo el criterio de autoabastecimiento del vital líquido.
Así mismo gracias a las exploraciones realizadas bajo las canteras de lava,
principalmente en la zona que comprende los diferentes sectores arqueológicos
187
correspondientes a la cultura material denominada Cuicuilco, presente bajo la lava
del pedregal de San Ángel, se pudo corroborar y relacionar hallazgos reportados
en otras investigaciones bajo el criterio de análisis cerámicos y de las
temporalidades planteadas por los arqueólogos Florencia Müller y Eduardo
Noguera, así como también tomando en cuenta las observaciones de sus colegas
contemporáneos, como Piña Chan y Manuel Gamio, quienes manifestaban la
hipótesis de una cultura presente en esta región denominada como de los cerros,
al presentar un aparente patrón de asentamiento en pequeños lomeríos y, como la
presente investigación lo indica, se puede afirmar también que en pequeñas
elevaciones rodeadas de afluentes de agua.
5.2.1 Centros de gravedad que señalan centros geométricos entre sitios que
comparten altimetría similar o planicies, en zonas altas
-1b (Grupo 2), está localizado en una planicie que al parecer está
acumulando material de los sitios de la Nopalera y del Cerro de la Cruz,
probablemente relacionada por actividad antropológica, al ser un sitio actualmente
sin construcciones modernas evidentes en imagen satelital y que se presenta
como una planicie extensa en su cota de nivel con poco declive (ver mapa 2).
-2c’a (Grupo 3), que es la zona intermedia entre los sitios 1, 8, 9 y 10,
mismo que comparten una planicie entre estos sitios (ver mapa 3).
188
-1c’b y 2c’b (Grupo 3), el primero al igual que los anteriores es intermedio
entre los sitios 4 y 2 pero en este caso marca una ligera pendiente rumbo al sitio 4;
el segundo, marca la pendiente entre los vecinos más cercanos con una suave
inclinación a partir de éste rumbo al sitio 15. En éste caso en particular ambos
centros apuntarían, en una línea imaginaria, rumbo al sur hacia el centro 1c, que
seguiría su trayecto rumbo al centro 2c’b. En fotos aéreas de esta zona se
muestra alineamientos de piedras en los terrenos colindantes a dicha línea, que
probablemente sea una beta arqueológica (Ver mapa 3).
-1d y 2d’b (Grupo 4), es una zona intermedia entre los sitios del grupo 4,
siendo parte de una planicie que presenta una pendiente suave rumbo al sitio 17
(ver mapa 4).
189
elevadas se localizó concentración de materiales 227 ), sitio 9 (ubicado en una
elevación natural que divide a dos terrazas), sitio 10 (situado al pie de una
elevación natural, lo conforma una plataforma de 20 metros de largo por 30 metros
de ancho y presento abundante material en ésta y a 200 metros a la redonda 228),
sitio 15 (el cual se reportó como una terraza plana que en su parte media presentó
dos afloraciones de piedra alineadas, una de ellas mide 17 metros de largo por 8
metros de ancho y dos metros de alto, y la segunda 12 metros de largo por cinco
metros de ancho y dos metros de alto, en este sitio se reporto un alta
concentración de materiales 229) y el sitio 16 que se reportó como una terraza al sur
del sitio 15, todos estos pertenecientes al grupo 3; y por último del grupo 4 están
presentes en esta categoría el sitio 6 (que presentó varias afloraciones de piedra
de diversos tamaños y poco material esparcido), el sitio 17 (que se reportó como
una serie de terrazas que suben al cerro de Huapaltepec con poco material
recolectado), sitio 26 (registrado como cuatro terrazas azolvadas y con muro de
230
contención rumbo al cerro de Huapaltepec ) y el sitio 25 (presentó un
afloramiento de piedras en donde se ven restos de un muro orientado hacia el
cerro de Huapaltepec 231).
227
ídem.
228
ídem.
229
ídem.
230
ídem.
231
ídem.
232
Allec Campos, Reginaldo; op. cit.,1981
190
cuando no están pegadas las piedras con material como el cemento u otro
adhesivo, por lo que tendrían que venir de sistemas constructivos preclásicos
tanto de estructuras complejas como de habitacionales (ver capítulo 3.1.2
Sistemas constructivos y arquitectura durante el Preclásico en la Cuenca de
México, para mayor referencia).
-1 a’c (Grupo 1), marca el inicio de la pendiente entre los sitios Pista de
Patinaje, “Cuicuilco B”, Heizer, “Cuicuilco C” y Peña Pobre, rumbo al norte, lo cual
indica que se tiene que proyectar en línea imaginaria y, que en este sitio, es
probable localizar una beta arqueológica en esta dirección, así mismo la forma en
que las construcciones la rodean y el lugar en donde se sitúan muestra su
preferencia a pequeñas protuberancias, propias de la región, así como su cercanía
al paso de escurrimientos de agua en sus alrededores (ver mapa 1).
191
modo mantener el suministro del líquido a sus estructuras y el control de materias
primas rumbo al lago hacia otras regiones colindantes.
-1a (Grupo 1), este centro de gravedad al parecer marca el inicio de un río
que fue cubierto por el derrame de lava del volcán Xictle (“Tumili”). En el mapa 1
se puede apreciar un “tumili” de lava que se dirige rumbo a “Cuicuilco C”, que
correspondería al cauce de un antiguo río, el cual es probable que se haya
desviado rumbo al sitio de Tenantongo, mediante los alineamientos de piedra
descrito en el capítulo 3 (marco histórico), y posteriormente cubierto por la lava
(ver mapa 1).
-2a (Grupo 1), al parecer este centro marca el rumbo de los escurrimientos
provenientes del manantial de Peña Pobre, el cual probablemente se una con el
antiguo río de Tlalpan rumbo al río de San Buenaventura, siguiendo la pendiente
de San Fernando. Por lo que estaría arrastrando, en esta dirección, evidencia
arqueológica transportada por el escurrimiento del agua (ver mapa 1).
-2a’c (Grupo 1), este centro está influenciado aparentemente por un río que
pasa entre los sitios de Plaza Inbursa, Cuicuilco “A” y que se dirige rumbo al sitio
de Zapote, ya que marca una clara pendiente rumbo a éste último y que tendría
lógica de haber existido, como lo demostró las exploraciones en Plaza Inbursa, por
la gran cantidad de cantos rodados reportados mismos que serían evidencia del
paso de un río en esta zona. Así mismo se comprueba está hipótesis al tener una
gran cantidad de materiales recuperados en el sitio de Zapote correspondientes a
la época de estudio, los cuales no reportaron estructuras prehispánicas cercanas a
ellas (ver mapa 1).
-1d’a (Grupo 4), marca un río que pasa entre los sitios 24 y 23, que igual
que el centro anterior, tendría que ser explorado en dirección al cauce y sus
vecinos (ver mapa 4).
-1a’a (Grupo1), se localiza en lo que sería la zona más elevada entre los
sitios del centro de Tlalpan (Moneda 76, Moneda 76-a, Victoria 98 y la Plaza
Central), el cual estaría marcando el centro de exploración, mismo que se tiene
que proyectar a sus alrededores hasta las cotas bajas o que presenten evidencia
de ríos, a través de la presencia de cantos rodados (ver mapa 1).
-2a’b (Grupo 1), este centro marca una zona alta entre los sitios de Fuentes
Brotantes, la cual no ha presentado reportes de exploración, pero que se localiza
próximo al manantial de este lugar y en suelo firme lejos del barranco, sería
importante explorarlo ya que por estas características presentaría estructuras
arquitectónicas, al ser un lugar óptimo para la construcción de éstas como lo
demostraron las evidencias recabadas (ver mapa 1).
193
-1b’a (Grupo 2), este centro de gravedad es un punto elevado entre los
sitios de La Nopalera 1, La Nopalera 2 y La Estructura circular de la Nopalera, que
por las características y la evidencia arqueológica reportada en sus alrededores,
es probable que haya albergado una estructura cívico-administrativa o del mismo
orden social (ver mapa 2).
-2c (Grupo 3), apunta a una elevación intermedia del cerro de Topilejo, la
cual no ha sido explorada y que podría servir de asentamiento para alguna
estructura con las características de las construcciones preclásicas, ya que
estratégicamente ésta mira al este rumbo a los sitios 8, 9 y 10 (ver mapa 3).
-1c’a (Grupo 3), señala un centro geométrico en la zona elevada entre los
sitios 28 y 27, que podría estas asentando a una construcción prehispánica, ya
que en foto aérea se observan alineamientos de piedra descubiertos en diferentes
épocas en la zona por imagen satelital (ver mapa 3).
-2d y 2d’a (Grupo 4), están localizados en la zona más elevada entre los
sitios 19, 21 y 22 del Ajusco, es un lugar optimo de asentamiento y construcción,
pero en la actualidad solo se observan construcciones habitacionales modernas
(ver mapa 4).
194
Por lo tanto el patrimonio arqueológico presente en estas elevaciones, ya
sea pequeñas colinas o lomeríos, así como los antiguos causes de ríos, ríos
contaminados actualmente y elevaciones naturales, como los “Viveros de Tefra” y
los antiguos volcanes ya cubiertos y erosionados por la naturaleza o por
cuestiones antropológicas contemporáneas, conservan una vasta cantidad de
materiales arqueológicos no sólo de la época de estudio, sino de la historia del
paso del hombre en la región. Ya que son estos lomeríos los que modifican la
dinámica cultural en la zona y los cuales mantuvieron por muchos siglos la
dinámica medioambiental de diferentes nichos ecológicos que son clave para la
sobrevivencia del hombre no sedentario. Y para la presente investigación, resulta
interesante ver cómo fueron empleados para la construcción de asentamientos
preclásicos.
195
6. CONCLUSIONES
Al combinar una serie de metodologías, diseñando así desde mi perspectiva,
un método adecuado para el análisis de la distribución y de los patrones de
asentamiento presentes en lugares poco explorados como Cuicuilco y el territorio
que abarca la demarcación de Tlalpan, se pudo entender la dinámica de
subsistencia de sitios en relación a la evidencias arqueológicas y
medioambientales presentes en el caso de estudio. Se trata de un reto causado
por las dificultades originadas por el alto grado de desarrollo urbano en esta región
de estudio, el cual inició a partir del siglo XVI continuando con un alto desarrollo
habitacional hasta el presente, siendo esta una de las regiones más urbanizadas
en tierra firme y de las más antiguas de la Ciudad de México.
233
Keith W. Kintigh and Albert J. Ammerman; op. cit., 1982
196
geológicas, protuberancias en el relieve y antiguos ríos perennes y permanentes
de la región, en los cuales se está depositando y moviendo la evidencia
arqueológica recabada, jugando con datos de carácter cualitativo y cuantitativo,
para de este modo notar betas arqueológicas o centros de gravedad en sitios con
carácter de captación de recursos (ver capítulo 4).
234
Hodder, Ian and Robert W. Preucel; op. cit., 1996
235
Criado Boado, Felipe; op. cit., 1999
236
ídem.
197
Fue importante recordar las recomendaciones realizadas por la UNESCO
que señalan la importancia de identificar, preservar y unificar la cultura y
medioambiente donde el hombre habita y habitó, reconociendo sus estructuras
monumentales, la envoltura orgánica y el paisaje arqueológico como mina o
cantera (en este caso beta arqueológica) y sus asociaciones culturales 237.
Los sitios arriba señalados parecen tener un alcance visual mayor, al igual
que los cerros de Zacayuca, Zacatepetl y Ajusco, sirviendo como mirador del
entorno pensado a partir de un punto geográfico simbólico, que probablemente
pudieron haber compartido los pobladores de la época de estudio. Esto es inferido
a partir de las observaciones etnográficas realizadas por Alicia Barrabas quien ha
notado, en sus estudios regionales en la Cuenca de México, que los sitios
modificados a nivel local sirven como referencia para los habitantes de cualquier
área de estudio, los cuales establecen fronteras y caminos, compartiendo de este
modo una serie de valores y símbolos en común 239.
237
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003
238
M. Wastaff; op. cit., 1995
239
Barrabas, Alicia; op. cit., 2003
198
Hay que puntualizar que como sabemos finalmente la práctica arqueológica
es una técnica de investigación destructiva, semejante al fuerte desarrollo urbano
habitacional, en donde se excava sobre el suelo modificando su estratigrafía, por
lo cual es importante que se haga mancuerna entre ambos, ya que estos dos tipos
de procesos destructivos pueden revelar, durante sus actividades, diferentes datos
provenientes de lugares de difícil acceso como el muro de lava de la erupción del
volcán Xictle, mismo que ha servido de cápsula de tiempo para guardar
información relevante relacionada con los hallazgos arqueológicos depositados en
sitios que no fueron cubiertos por ésta. Pero es importante aclarar que ambos
métodos deben de tener miras a la conservación de los recursos arqueológicos y
naturales, para que este proceso sea menos agresivo con los materiales y el
medio ambiente.
240
O de otro órgano encargado de los desarrollos habitacionales y comerciales en ciudades de
otros países con las mismas características que el presente caso de estudio.
241
Goodchild, Michael F. and Robert P. Haining; op. cit., 2005
199
protección de los entornos naturales así como el entendimiento de cómo nuestros
antepasados superaron diferentes retos climáticos y medioambientales para su
supervivencia.
242
Ashmore, Wendy and Bernard Knapp; op. cit., 2003
200
producidos en su historia geológica. De esta forma, gracias al viento y la fauna
que habita la cuenca, el transporte de semillas está reconfigurando y manteniendo
los nichos ecológicos en el área de estudio.
Al estar tan cerca del cauce de los ríos que provienen de la zona alta de
Tlalpan y de los diferentes sectores correspondientes a la cultura de Cuicuilco, es
probable que las estructuras de “Cuicuilco A”, “Cuicuilco B”, “Cuicuilco C”,
Tenantongo, Peña Pobre, Centro de Tlalpan y la Zona Arqueológica de la
Nopalera tengan una función intermediaria entre el flujo de materiales de pie de
monte a monte alto, en relación a los sitios al sur y rumbo a otros sectores de la
Cuenca, controlando el flujo de materias primas como leña, materiales de pantano
como los carrizos, que son empleados en la cestería y las arcillas para la
producción cerámica247, así como también probablemente está relacionado con la
243
Lugo Hubp, José; op. cit., 1984
244
Niederberger, Christine; op. cit., 1987
245
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006
246
Piña Chan; op. cit., 1955
247
Badillo Sánchez Alejandra; op. cit., 2005
201
producción e intercambio comercial de productos tanto locales como foráneos,
advertido durante las investigaciones realizadas en el Centro de Tlalpan por el
arqueólogo Alejandro Meraz Moreno 248.
248
Meraz Moreno, Alejandro; Informe; op. cit., Denuncia 2006-11; México, D.F., Septiembre del
2006
202
servir de punto estratégico militar o para otro tipo de actividades de dominio
humano entre los pueblos vecinos.
249
http://systems-of-representation.uiah.fi/map_of_mexico/mapview/mom2/?level=¢er_x= 3550
¢er_ y = 5556 & width = 1008&height=558&format=png&show_all=public&click_point=
250
Piña Chan, Román; op. cit., 1955
251
Niederberger, Christine; op. cit., 1996
252
Serra Puche, Mari Carmen; op. cit., 1997
253
Santoyo Villa, Enrique; et. al.; op. cit., 2005
254
White, S. E.; op. cit., 1990
203
cerámica localizada cerca de éstos y la geoforma del lugar, ya que el alto grado
habitacional pudo haber removido para otros usos los cimientos de las viejas
construcciones y probablemente las construcciones antiguas fueron movidas y
desmanteladas como en el caso de los teteles en la zona arqueológica de la
Nopalera, tal como lo enunció el arqueólogo Reginaldo Allec Campos 255.
255
Allec Campos, Reginaldo; op. cit., 1981
256
Gamio, Manuel; op. cit., 1972
257
Martin del Pozzo, Ana Lilia; et. al.; op. cit., 2005
204
presente en la parte intermedia del Cerro de Zacayuca (Bosque de Tlalpan) y de
esta forma apreciar la dirección del mismo, el cual se dirige al sitio de Tenantongo
en donde ya se mencionó un canal de agua anteriormente observado por Angel
Palerm258. Así mismo en los mapas consecutivos, principalmente en los 2, 3 y 4 se
puede observar esta textura o ríos actualmente perennes en color claro, rodeando
la localización de los sitios arqueológicos registrados en la presente tesis.
258
Palerm, Angel; op. cit., 1972
259
Lombardo de Ruiz, Sonia; et. al.; op. cit., 1996
260
Pérez Campa, Mario; op. cit., 2005 y 2006
261
Legorreta, Jorge y Legoreta Christian; op. cit., 2009
262
Palerm, Ángel; op. cit., 1972
205
manantial del mismo nombre y Tenantongo que presenta en sus inmediaciones lo
que Angel Palerm determinó como un canal de agua (ver capítulo 3.2.6), aunque
probablemente se tenga o se deba que anexar alguno todavía no descubierto en
Fuentes Brotantes donde se localiza un manantial al que se le asoció
petrograbados de anfibios, flores y un dios Tlaloc probablemente del periodo
clásico o anterior (ver capítulo 3.2.8) y en el Centro de Tlalpan, con relación a los
descubrimientos en la Universidad Pontificia de México, ya que se reporta gran
cantidad de cantos rodados en sus inmediaciones. Lo cual nos indica un claro
control de agua potable en la región de estudio, ya que el agua proviene de
fuentes primarias (manantiales) y no está contaminada por largos trayectos como
lo son los ríos que vienen de los sitios del Ajusco, por lo tanto sería importante
explorar otros manantiales entubados en Tlalpan asociados con estructuras
monumentales para ver si este patrón es constante.
206
En general el tipo de animales que habitaron esta zona durante el periodo
denominado Preclásico son de clima frío como el venado cola blanca, algunos
pequeños mamíferos como el conejo, el tejón, aves estacionarias como el
guajolote y de migración como los patos canadienses. Todos estos datos han sido
posibles de recuperar gracias a los minuciosos estudios arqueológicos y de paleo-
paisajes realizados en épocas recientes por Jersy Rzedowski y Graciela Calderón
de Rzedowski quienes analizan la flora endémica del valle de México 263, Christine
Niederberger quien hace estudios de paleopaisajes en la Cuenca de México264 al
igual que Exequiel Ezcurra quien plantea la necesidad de seguir estudiando la flora
y la fauna de la cuenca a partir del pleistoceno, registrando así el cambio en su
paisaje 265 , estos autores han denunciado que no son suficientes los datos
recolectados y falta mucho por estudiar al respecto todavía, ya que no se ha
podido explorar en su totalidad este sector a causa de los derrames basálticos
provocados por la erupción del volcán Xictle.
263
Rzedowski, Jersy; Calderón de Rzedowski, Graciela; op. cit., 2001
264
Niederberger, Christine; op. cit., 1987
265
Ezcurra, Exequiel; op. cit., 2006
266
Piña Chan, Román; op. cit., 1955
267
Baltazar, Brito; Conferencia; op. cit., México D.F. 5 de septiembre del 2009: 13:35 horas; archivo
en audio, archivo personal.
207
aprovechados por los hombres a través de su historia, relacionados íntimamente
con abundantes fuentes de agua que es un líquido vital para la vida en el planeta.
208
comprendida entre las zonas de planicies aluviales, presentes entre pie de monte
y la planicie lacustre, al este de la zona arqueológica de Cuicuilco 268.
268
Badillo Sánchez, Alejandra; op. cit., 2005
269
De la Torre M. Manuel; op. cit., 1993
209
agrícola, manifestando así un sistema en vías de sedentarización o que muestra
una clara economía en base a la caza, recolección y transformación de materias
primas en correspondencia a un probable intercambio comercial con otros
sectores de la Cuenca de México durante la época de estudio.
270
Serra Puche, Maricarmen; op. cit., 1996
271
Morelos García, Noel; op. cit., 1989
210
árbol272, por lo que tendría lógica que éstas estén en los sitios presentes en el
Ajusco al no presentar elementos de monumentalidad y sólo material doméstico,
ya que los materiales constructivos mencionados son perecederos y poco
durables.
Por lo que a grandes rasgos tenemos que el grupo 1 está conformado por
los sitios presentes en las cotas más bajas, mismos que se encuentran en dos
regiones importantes, a una de ellas le corresponde la zona donde se encuentra la
planicie aluvial somera entre las cotas 2250-2300 msnm y la ladera de aluvión
entre los 2300-2400 msnm y son los sitios que se encuentran al norte de la región
de estudio. Integrando este grupo los sitios de Tenantongo, Mirador 2, Mirador
circular, Corregidora, La Ladrillera, “Cuicuilco C”, “Cuicuilco C” bis, Pista de
Patinaje, “Cuicuilco B”, Montículo Heizer, Peña Pobre, Plaza Inbursa, “Cuicuilco A”,
Zapote, Camino a Fuentes Brotantes, Camino a Fuentes Brotantes bis, Fuentes
Brotantes (Petrograbados), Centro de Tlalpan Guadalupe Victoria (U. Pontificia),
272
Piña Dreinhofer, Agustín; op. cit., s/a
273
Kroeber, A. L. and Robert H. Lowie; op. cit., 1965
211
Centro de Tlalpan (plaza central), Centro de Tlalpan Moneda 76 y Centro de
Tlalpan Moneda 76-a. Este grupo está presente en la zona de clima Cwbg y
Cwbgs, pero en los picos elevados como en el cerro del Zacayuca y la Corregidora
presenta el tipo Et. Al encontrarse cerca del sistema lacustre aprovecha las orillas
salinas presentes en la planicie de aluvión somera y sus laderas, siendo parte del
pie de monte de la región y la zona de primer orden, ya que presentan estructuras
monumentales preclásicas en el área de playa a pie de monte y colindan con
estructuras construidas en puntos más elevados de probable control visual como
en el caso del Bosque de Tlalpan (ver mapa 1).
212
probablemente unidades habitacionales o de captación de evidencias
arqueológicas.
213
la cuenca de Cuernavaca, el cual se puede atravesar siguiendo una dirección
sureste rodeando al volcán del Ajusco sin necesidad de utilizar equipo especial
para climas de cimas de montañas y, que actualmente, sigue siendo empleado por
peregrinos que van rumbo a Chalma en procesiones a pie; por la falta de
evidencias monumentales es probable que al igual que el grupo anterior sea un
grupo de segundo orden en donde se hallarían probablemente unidades
habitacionales (ver mapa 4).
214
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