Prospección Arq AGS 2007

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EL COLEGIO DE MICHOACÁN A. C.

CENTRO DE ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS

PROYECTO DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA


EN EL SUR OCCIDENTE DE AGUASCALIENTES
(Segunda temporada)

PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN QUE PRESENTA


AL CONSEJO DE ARQUEOLOGÍA:

ARQUEÓLOGO JUAN IGNACIO MACÍAS QUINTERO


Alumno de postgrado del CEQ de El Colegio de Michoacán, A.C.
Generación 2006-2008

Septiembre del año 2007


Índice

página

Introducción 3
Objetivo general y objetivos particulares 4
Planteamiento e hipótesis 7
Metodología 11
Justificación 28
Personal y recursos logísticos 29
Presupuesto y cronograma 29
Bibliografía 32
Anexos 38
Figura 1. Ubicación del área de estudio
Figura 2. Cerro el Jaral. Ubicación de conjunto cima sur
Figura 3. Cerro el Jaral. Ubicación del conjunto sureste
Figura 4. Cerro el Jaral. Ubicación de terraza 7
Figura 5. Cerro el Jaral. Ubicación de la ladera norte
Figura 6. Cerro el Zapote. Ubicación del sector oeste
Figura 7. Cerro el Zapote. Ubicación del conjunto sur
Figura 8. Cerro el Potosí. Ubicación del sector oeste
Figura 9. Mesa de Montoya. Ubicación del sitio con
arquitectura
Figura 10. Mesa de Montoya. Ubicación de la Cueva del
Indio

2
PROYECTO DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SUR
OCCIDENTE DE AGUASCALIENTES
(Segunda temporada)

INTRODUCCIÓN

Lo que a continuación se muestra, es una propuesta que busca dar continuidad a las
investigaciones llevadas a cabo durante la primera temporada del Proyecto de
Prospección Arqueológica en el Suroccidente de Aguascalientes, que se realizaron entre
diciembre de 2005 a febrero de 2006.
Durante el desarrollo de dicha etapa, se contó con el apoyo y colaboración de
diversas instancias, como la Unidad Académica de Antropología de la UAZ y el Instituto
del Medio Ambiente del Estado de Aguascalientes, quienes proveyeron los medios
logísticos elementales para las actividades que se llevaron a cabo.
Con el desarrollo de las actividades de recorrido y recolección de materiales de
superficie, se logró un avance significativo que permitió realizar un diagnóstico
preliminar sobre los sitios y materiales arqueológicos que existen en la región de estudio.
Así mismo, se identificaron los procesos de deterioro por diversos agentes naturales, pero
principalmente, se hizo un diagnóstico acerca del impacto que han tenido en la integridad
de los sitios arqueológicos las actividades agrícolas, ganaderas y de saqueo (Macías,
2006).
Además, durante los trabajos de recorrido efectuados durante la primera
temporada, se registraron 20 asentamientos arqueológicos que comprenden desde sitios
con arquitectura, petrograbados, pintura rupestre y abrigos rocosos que denotan
ocupación humana que se remonta a la etapa prehispánica (Macías, 2006)
La asociación espacial entre dichos sitios plantea una prolongada secuencia de
ocupación de distintas sociedades que, hasta el momento, no ha podido ser documentada
arqueológicamente y cuya presencia forma parte de un cúmulo de evidencias que
permiten sugerir una serie de eventos vinculados con transformaciones sociales y
culturales durante un largo periodo de tiempo, que tuvieron lugar en la región
septentrional de Mesoamérica.

3
Del mismo modo, la heterogeneidad de evidencias registradas nos lleva a sugerir
que la región de estudio presenta una mayor complejidad cultural de lo que hasta
entonces se había estimado. Muchas de estas evidencias materiales son de fundamental
relevancia para esclarecer los vínculos que existieron entre los distintos sistemas de
interacción cultural propuestos en la región Noroccidental de Mesoamérica durante el
periodo Epiclásico (650/900 d. C.) (Kelley, 1974; Kelley y Kelley, 1987; Jiménez y
Darling, 2000; Jiménez, 2005; 2006; Nelson y Crider, 2005; Solar, 2002; Trombold,
1990).
Como una forma de contribuir a los problemas que plantean los supuestos
anteriores, se considera de suma importancia establecer acciones de estudio que permitan
analizar detalladamente las distintas secuencias de ocupación humana en la región y la
naturaleza de su distribución espacial. Con lo anterior se recuperará información que
coadyuve a la comprensión de aspectos relacionados con la cronología de la región, los
procesos de transformación en el uso del espacio, la manera en que funcionaban los
asentamientos, la naturaleza, intensidad y mecanismos de interacción con otras regiones
culturales y las distintas formas de adaptarse y aprovechar su medio ambiente.
Por lo tanto, este proyecto tendrá como objetivo específico llevar a cabo una
investigación sobre las culturas prehispánicas de la región a través de un programa de
recorridos de superficie y excavaciones de sondeo. Y de manera complementaría, se
pretende incluir a especialistas de otras áreas del conocimiento que contribuyan
ampliamente con el proyecto, a través del estudio de las condiciones generales del medio
ambiente actual y los factores que podrían incidir en la conservación o destrucción de los
vestigios materiales remanentes de actividades pasadas.
La continuación de este proyecto, es fundamental para llevar a buen término la
tesis de Maestría en Arqueología que este autor está desarrollando dentro del Centro de
Estudios Arqueológicos en El Colegio de Michoacán.

OBJETIVO GENERAL Y OBJETIVOS PARTICULARES

Como se señaló en la introducción, el principal objetivo de esta propuesta es continuar


con las labores de investigación arqueológica iniciadas durante la temporada 205-2006,
que conduzcan a la caracterización de las culturas prehispánicas en el sur occidente de

4
Aguascalientes. A través del análisis de los asentamientos prehispánicos a nivel regional,
se pretende conocer los siguientes aspectos:1
1. La distribución espacial de los asentamientos en el paisaje
2. La elección de los antiguos pobladores de su lugar de asentamiento y las razones
o motivos que tuvieron para privilegiar ciertos espacios
3. Las modificaciones hechas por estos asentamientos en el paisaje
4. La ubicación cronológica de estos asentamientos
5. Los cambios en la configuración espacial a través del tiempo
6. Los tipos de materiales artefactuales presentes en la región
7. La naturaleza e intensidad de los contactos con otras regiones, aledañas a la
región de estudio
8. Las transformaciones sociales involucradas en los distintos procesos de
adaptación e interacción
Con la finalidad de alcanzar nuestro cometido, se proponen cuatro etapas de
operación con objetivos específicos, mismas que se enlistan a continuación:

1. Primera etapa. Prospección arqueológica


Objetivo: registrar de manera sistemática la presencia o ausencia de sitios arqueológicos
a través de recorridos de superficie, a su vez, esto implica llevar a cabo las siguientes
actividades:
 Ubicación, mapeo, registro y delimitación de los sitios arqueológicos (incluyendo
sitios de pintura rupestre y petrograbado)
 Recolección de material arqueológico en superficie
 Completar la exploración de la poligonal y ampliar el recorrido hacía otras dos
zonas ecológicas que no se recorrieron durante la primera temporada (2005/2006)
que consisten en: Las cimas y cañadas centrales de la Sierra del Laurel
(considerando la delimitación propuesta por la CONANP, 2006 distrito 043) y la

1
Por sitio entendemos: el espacio físico que integra una serie de elementos materiales y culturales
relacionados espacial y temporalmente. Esta definición se aplica en los casos en que aún no queda clara la
interrelación cronológica y espacial de los materiales o rasgos constructivos localizados en superficie, por
lo que un sitio se delimita como una unidad de análisis arbitrario y metodológico cuya finalidad es facilitar
el acercamiento al objeto de estudio.

5
Serranía del Muerto que incluye el Somontano oriental de la Sierra del Laurel. La
extensión de estas dos áreas suma 366 km2 (figura 1).

2. Segunda etapa. Excavaciones de sondeo


Objetivo: obtener información relevante y significativa sobre la cultura material de las
sociedades prehispánicas en la región de estudio que provenga de contextos controlados.
Con estas acciones, se busca obtener conocimientos sobre los siguientes tópicos:
 Secuencias de material cerámico
 Etapas de ocupación y abandono
 Materiales orgánicos para fechamientos absolutos
 Paleoambiente y condiciones climáticas del pasado
 Deposición estratigráfica
 Elementos constructivos en el subsuelo, como pudieran ser: muros de arranque,
banquetas, taludes, argamasas, pretiles, aplanados, etc.
 Estado de conservación y/o deterioro de los elementos culturales en el subsuelo
 Usos, cronología, características y funciones de los espacios muestreados
Para ello se propone realizar excavaciones de sondeo en los siguientes sitios y áreas:
o Cerro el Jaral: terraza 7, conjunto norte, conjunto cima sur y conjunto suroeste
o Cerro el Zapote: sector oeste: área de campos de cultivo (unidades de
recolección 1 y 4) y conjunto sur (unidad de recolección 2)
o Cerro el Potosí: unidades habitacionales del conjunto oeste
o Mesa Montoya: plataforma y montículo oriente
o Cueva de los Indios

3. Tercera etapa. Análisis del material


Objetivo: realizar un estudio sistemático de los atributos y rasgos de los materiales
artefactuales asociados en los sitios arqueológicos que se hayan recuperado tanto en
superficie, como los provenientes de las excavaciones de sondeo. El análisis de dichos
materiales permitirá conocer y definir aspectos cronológicos, de intercambio,
tecnológicos y funcionalidad de dichos elementos arqueológicos dentro de los contextos

6
en los que fueron recuperados así como establecer comparaciones con los materiales de
otras zonas.

4. Cuarta etapa. Elaboración de informes


Objetivo: organizar y redactar de manera sistemática la información recuperada durante
el transcurso de las investigaciones con el objetivo de que las instituciones y autoridades
involucradas estén al tanto de las acciones que se han realizado en el proyecto.

PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS

Las investigaciones realizadas en la Frontera Septentrional de Mesoamérica se han


ocupado en la búsqueda y análisis de procesos de colonización realizados por una amplia
gama de sociedades agrícolas durante el periodo preclásico tardío (circa 350 aC. 200
d.C.) (Armillas, 1964; Braniff, 1974; 1998; Hers, 1989; Jiménez y Darling, 2000; Kelley,
1971; Kelley y Kelley 1987; Piña y Taylor, 1976). Estos trabajos han generado
conocimientos de las fluctuaciones de la frontera norte de Mesoamérica a través del
tiempo, las características de las sociedades involucradas en estos procesos y los
materiales arqueológicos asociados a estos grupos. Sin embargo, la naturaleza de estos
procesos aún no ha sido documentada en muchas porciones del territorio centro-norte,
generando grandes vacíos en el conocimiento arqueológico.
La región de estudio queda circunscrita entre varias áreas culturales previamente
estudiadas, como son: el Valle de Malpaso (Jiménez, 1989; Nelson, 1997; Trombold,
1990; 1991), Los Altos de Jalisco y el Bajío, (Bell, 1974; Cárdenas, 1999; López Mestas
et al, 1994; Williams, 1974), el Gran Tunal (Braniff, 1992) y El Cañón de Juchipila
(Kelley, 1971; Jiménez y Darling, 2000; Rodríguez, 2004). En estas áreas se ha propuesto
que durante el periodo Clásico (250/300-600 d. C.) y Epiclásico (600/650-900 d.C.) las
sociedades sedentarias experimentaron un inusitado auge y desarrollo. Este auge se
manifestó en la intensificación del intercambio y distribución de elementos cerámicos
decorados, figurillas, bienes de prestigio como turquesa y concha, aumento en el tamaño
y complejidad de la arquitectura, surgimiento de centros regionales y un marcado
crecimiento demográfico (Jiménez, 2005; Jiménez y Darling 2000; Solar, 2002;

7
Trombold, 1991; Trombold, 2003; Weigand, 1978). De acuerdo con Jiménez (2005; Cf.
Nelson y Crider, 2005) existen suficientes argumentos para plantear la existencia de
extensas redes de intercambio que integraron y articularon distintos paisajes y regiones,
favoreciendo el movimiento de bienes e ideas que promovieron el aumento de
complejidad en estas sociedades durante el periodo Epiclásico (650-900 d. C.).
Sin embargo, estos escenarios han sido planteados sin conocer plenamente el
papel e importancia que tuvieron las poblaciones ubicadas en las regiones intermedias
(como nuestra región de estudio) para el desarrollo de este tipo de intercambios. Tal
situación, ha producido vacíos de información que se vuelven importantes al momento de
formular explicaciones sobre las dinámicas sociales en la región estudiada y su conexión
con otras del Centro, Norte y Occidente de México durante la época prehispánica. La
presencia de sociedades sedentarias en la Frontera Norte de Mesoamérica durante más de
ocho siglos y el posterior abandono experimentado en estos territorios alrededor del siglo
décimo de nuestra era, es sin duda, el reflejo de procesos y transformaciones sociales,
económicas y políticas que aún no han podido ser documentados, comprendidos y
estudiados detenidamente en esta porción de Mesoamérica.
Dentro de este panorama, las investigaciones realizadas en el estado de
Aguascalientes han sido escasas, remitiéndose en su mayoría a breves recorridos para la
catalogación de sitios con arte rupestre y atención a denuncias (Castellanos, 1995;
Lorenzo y Mirambell, 1986; Valencia, 1994). La poca presencia y difusión de
investigaciones sistemáticas ha fomentado la idea de que en esta entidad no se dieron
desarrollos culturales significativos que pudieran ser vinculados con los complejos
culturales ya mencionados.2
A finales del año 2005 se realizó la primera temporada del proyecto de
Prospección Arqueológica en el Suroccidente de Aguascalientes. Como producto de los
recorridos, se documentó la presencia de 20 sitios arqueológicos que comprenden desde
centros ceremoniales, aldeas con arquitectura, áreas de extracción de mineral y
manifestaciones gráficas- rupestres. Se registraron distintos tipos de materiales cerámicos

2
No obstante, es menester mencionar la importancia de las investigaciones que la Arqueóloga Pelz Marín
del Centro INAH Aguascalientes ha realizado en el sitio del Ocote, donde ha efectuado excavaciones,
análisis y procesamiento de los materiales del mismo sitio, los resultados de sus investigaciones aún se
encuentran en proceso.

8
asociados a estos asentamientos, además de puntas de proyectil de sílex y obsidiana,
ornamentos de concha y roca, metates ápodos y núcleos. Hasta el momento se ha hecho
el reconocimiento del 13% del territorio propuesto originalmente para exploración
(Macías, 2006b).
Las evidencias arqueológicas encontradas y la ubicación estratégica de esta zona
entre los complejos culturales anteriormente mencionados, nos permiten proponer la
región de Aguascalientes como clave para entender algunas problemáticas vinculadas con
procesos de poblamiento, colonización, desarrollo de redes de comercio e interacción.
Procesos que favorecieron el flujo de ideas y bienes entre el norte, occidente y altiplano
central a partir de corredores naturales que articularon diferentes paisajes y territorios
políticos (Sprajc y Juárez, 2001: 18).
Con la finalidad de contribuir a la resolución de las problemáticas señaladas, se
propone, en primer término, realizar una exploración sistemática de superficie que dé
continuidad a las exploraciones hechas en la primera temporada de campo. Y
posteriormente, efectuar excavaciones de sondeo en cinco sitios que ya han sido
documentados en dicha temporada (Macías, 2006; González y Macías, 2007). A través de
estas acciones se caracterizará a las poblaciones prehispánicas que habitaron esta región
en aspectos como: la manera en que se emplazaron en el paisaje y los vínculos que
mantuvieron con las culturas aledañas. Dado el carácter exploratorio de esta
investigación, las interrogantes sobre las sociedades sedentarias en esta región son:
¿Cómo y de qué manera estaban organizados sus asentamientos a nivel regional? ¿Cuáles
y de qué tipo son los materiales correspondientes a estos sitios? ¿A qué temporalidad
corresponde la ocupación sedentaria en esta región? y ¿De qué forma la ubicación de los
asentamientos fue decisiva para favorecer vínculos de interacción con otras zonas
culturales?
Como una forma de dar respuesta a las interrogantes anteriormente planteadas, se
describen las siguientes hipótesis como fueron planteadas inicialmente, las cuales varían
solamente en lo que se refiere a algunas de sus enunciaciones:
Hipótesis general
Los sitios arqueológicos en el sur occidente de Aguascalientes, formaron parte de una red
de asentamientos cuya ubicación estratégica favoreció el enlace e interacción entre

9
distintas regiones y culturas durante el periodo clásico y epiclásico. De ésta tesis central
se desprenden las siguientes hipótesis auxiliares, siendo éstas las siguientes:
Hipótesis 1:
Los asentamientos del sur occidente de Aguascalientes corresponden a sociedades
sedentarias y agrícolas, por lo tanto se emplazaban en zonas con suelos con potencial
agrícola, cercanos a fuentes de agua y otros recursos estratégicos.
Hipótesis 2:
Del mismo modo, si éstas fueron sociedades agrícolas que buscaban áreas significativas
para la obtención de recursos, es factible señalar que existieron redes de intercambio e
interacción que las vinculaban con las tradiciones culturales circundantes ya descritas por
la literatura arqueológica como son el Cañón de Juchipila y los Altos de Jalisco (Kelley,
1971; Jiménez y Darling, 2000; López Mestas et al, 1994; Solar, 2002). Tales vínculos se
verán reflejados tanto en los asentamientos (forma y disposición de éstos) como en los
materiales artefactuales asociados.
De manera complementaría a esta investigación se añade un planteamiento más,
el que considera a los sitios con arte rupestre y petrograbado dentro del mismo sistema de
asentamientos con arquitectura en la región. Por lo tanto:
Hipótesis 3:
El sitio de la Cueva de los Indios fue ocupado por los pobladores originales de la Mesa de
Montoya de ser así, los materiales arqueológicos en la cueva se relacionarán
cronológicamente con los de este asentamiento sedentario.
Es necesario indicar que, con los recorridos efectuados durante la primera
temporada de campo, se obtuvieron datos que permitieron establecer, aunque de manera
muy preliminar, la pertinencia y validez de las hipótesis propuestas originalmente dentro
del proyecto (Macías, 2005; 2006ª; 2006b).
No obstante, debido a que los trabajos se encuentran en una tapa inicial y dada la
naturaleza y cantidad de la muestra de materiales arqueológicos recuperados hasta el
momento, se considera que aun no existen elementos viables para poder calificar como
válida ninguna de las hipótesis. Por lo tanto, se desarrollan a continuación los
procedimientos metodológicos que estarán enfocados a la evaluación de las hipótesis,
siendo realizados de acuerdo a los objetivos específicos enunciados anteriormente.

10
METODOLOGÍA

Primera etapa. Prospección arqueológica


Con la finalidad de resolver los cuestionamientos emanados de esta investigación y
proporcionar información que sustente las hipótesis expuestas, se propone seguir las
propuestas de los estudios regionales de superficie. Estos enfoques expresan que el
recorrido sistemático de superficie de cobertura total (Full-coverage) es el mejor punto de
partida para acercarnos al conocimiento arqueológico de cualquier región desprovista de
investigaciones (Fish y Kowalewski, 1990).3
Para esta etapa se plantea realizar una ampliación del terreno a explorar, ya que a
través de esta acción podremos obtener un mejor universo de muestreo que nos dé
referencias claras sobre los distintos procesos de ocupación, el uso de distintos nichos
ecológicos a lo largo del tiempo y la importancia de éstos para la obtención de recursos
relevantes, tanto para el consumo como para el intercambio.4 De tal suerte, esta nueva
extensión abarcará la zona de somontano al oriente de la Sierra del Laurel, los afluentes
tributarios al Río Verde, La Sierra de Laurel y las laderas, cañadas y drenajes temporales
que descienden al Río Gil, el cual corre en dirección sur-occidente hacia la cuenca del
Río Juchipila (figura 1). Esta área comprende los municipios de Aguascalientes, Jesús
María, Calvillo y parte de Municipio de Villa Hidalgo, Jalisco. La extensión total de la
nueva área es de 366 km2 (la extensión anterior era de de 60 km2). La zona de estudio
aparece en la conjunción de las cartas topográficas que a continuación se describen:
1. F13-D18. Jesús María: (esquina inferior izquierda) comprende varias
poblaciones actuales, que son: Los Caños, El Ocote y el Taray en el municipio Aguascalientes,
así como Tapias Viejas y Venadero, en el municipio de Jesús María, Aguascalientes.

3
Estos recorridos de cobertura total, también serán complementados o modificados con la ayuda de guías
que conozcan la región y la colaboración con el personal del Departamento de Recursos Bióticos del
IMAE, estos últimos tienen la comisión del monitoreo y vigilancia de la Sierra del Laurel y sus zonas
aledañas. El auxilio de los biólogos y guías será de gran relevancia, dado su conocimiento sobre las
condiciones sociales y naturales en la región a explorar. Los sitios que se ubiquen con la información
proporcionada por estos guías será útil para mejorar las estrategias de recorrido que se contemplen para
cada zona. Los datos y referencias de los guías que lleguen a colaborar con el proyecto para la ubicación de
sitios se harán llegar al Consejo de Arqueología de manera oportuna en los informes técnicos
correspondientes.
4
Es importante destacar que esta delimitación abarca el área de estudio donde actualmente trabaja la
arqueóloga Ana Ma. Pelz, quien investiga el Sitio del Ocote. Sin embargo, resulta necesario señalar que
este sitio arqueológico y sus alrededores no forman parte de este estudio.

11
2. F13-D28. Villa Hidalgo: (esquina superior izquierda) comprende las
poblaciones de Villa Hidalgo (Jalisco), El Centro y Huerta de los Lozano, estas dos últimas en el
municipio de Aguascalientes.
3. F13-D27. Jalpa: (esquina superior derecha); comprende las poblaciones de los
Alisos y el Garruño ambas en el municipio de Calvillo.
4. F13-D17. Calvillo: (esquina inferior derecha), las principales poblaciones en la
zona son: Jaltiche de arriba y Malpaso en el municipio de Calvillo.
Los objetivos y actividades que se pretenden realizar durante la prospección son:
a) Ubicar, explorar, cartografiar y delimitar los sitios basándonos en la distribución
de artefactos y arquitectura
b) Documentar el contexto geográfico en el que están emplazados (topografía,
suelos, vegetación)
c) Clasificar los asentamientos de acuerdo a sus características observadas en
superficie (p. e. aldea dispersa, abrigo rocoso, centro ceremonial, pintura rupestre)
d) Proponer una cronología preliminar con base en los materiales arqueológicos
recuperados en la superficie que se puedan comparar con los materiales de zonas
aledañas
e) Generar un diagnóstico del estado de conservación de los sitios y proponer
recomendaciones para su protección.
Durante el trabajo de campo los sitios se ubicarán con geoposicionador, sus rasgos
arquitectónicos serán mapeados a través de triangulaciones hechas con brújula y cinta y
dependiendo del terreno, el geoposicionador auxiliará en los levantamientos. Las
estructuras dentro de cada sitio se enumerarán y se obtendrán sus coordenadas con
geoposicionador, y en caso de presentar saqueo o destrucción considerable, se tomarán
fotos mostrando el daño y se registrarán los materiales expuestos.
Para el caso de la pintura rupestre, se utilizará, si el medio y las condiciones lo
permiten, una lámina de plástico transparente que se fijará en las paredes donde se
encuentre la pintura, para facilitar su dibujo de alzado que después se procesará en
gabinete, se realizarán dibujos de planta, perfil y alzado del área de las pinturas, con sus
fotos respectivas, además del llenado de cédulas y conteo de elementos pictográficos
presentes. Otro método a usar, en caso de ser necesario, será tomar fotografías de los

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elementos con una escala gráfica y cámara digital para poder procesar posteriormente la
información en computadora, dibujando los elementos en un programa para imágenes.
Todo este proceso será cuidadosamente registrado en notas de campo y la
información básica será vaciada en cédulas de la Dirección de Registro Publico de Zonas
y Monumentos Arqueológicos del INAH. Esta documentación se hará llegar
oportunamente junto con el informe técnico a la delegación del INAH en Aguascalientes
y al H. Consejo de Arqueología.

Colecta de materiales durante los recorridos


La recolección de material de superficie tiene como objetivo generar conocimiento sobre
la presencia y naturaleza de los tipos de artefactos prehispánicos existentes en esta región.
Mediante esta acción, se harán comparaciones con los artefactos reportados en zonas
aledañas a nuestra área de interés. Como resultado de lo anterior se pretende construir
una tipología interna que permita establecer los periodos de ocupación de los sitios y
definir algunas de las características de las culturas locales.
Para la obtención de estos materiales se volverá a emplear la metodología de
recolección utilizada durante la primera temporada de campo (ver informe técnico de la
temporada anterior, Macías, 2006: 105-107). Este procedimiento consiste en fraccionar la
extensión de los sitios en zonas que vayan de acuerdo a las características topográficas
del terreno, por ejemplo: ladera sur, ladera norte o cima de la serranía. Subsiguientemente
se elegirán aquellas unidades de recolección (UR) en las zonas con más alto potencial
para la recolección de material y así, mantener un control eficiente de su procedencia
dentro de cada sitio.
Lo que se muestra a continuación, es un ejemplo de las fichas que se emplearán
para la recolección de materiales:

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PROYECTO DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SUR
OCCIDENTE DE AGUASCALIENTES 2007-2008
CÉDULA DE REGISTRO DE MATERIAL DE SUPERFICIE

SITIO:____________________________ FECHA:________________________
LEVANTÓ
ZONA:_______________ :____________________________________
UNIDAD DE
RECOLECCIÓN:___________ UTM: E
MATERIAL:__________________________ N
OBSERVACIONES

Con los artefactos colectados se podrán hacer bases de datos en SPSS que
sistematizarán la información para obtener inferencias estadísticas sobre las actividades
realizadas con estos materiales, la función del área en el que se colectaron, los
porcentajes de los tipos cerámicos predominantes y sus asociaciones crono-culturales.
Los hallazgos casuales en superficie que sean significativos, tales como: figurillas,
cuentas de collar, piezas completas, etc. se levantarán anotándose su ubicación específica.
Cada zona ira acompañada por una unidad de recolección que se enumerará de
manera progresiva (por ejemplo 1, 2, 3… en adelante) con la intención de correlacionar
estas unidades de recolección (UR) con su ubicación dentro de los sitios y la cantidad de
materiales correspondientes a cada una de las unidades. Y al igual que las zonas, se
designará una clave para facilitar el proceso de llenado de las fichas respecto a los
materiales recuperados5. En el siguiente apartado se ejemplifica el sistema de claves tanto
para las zonas como para el material:

5
La clave por cada sitio seguirá la convención ya empleada durante la primera temporada, a saber: PPAA
(No. del sitio)

14
ZONA CLAVE PARA MATERIAL

BA= Barbecho C= Cerámica


CI= Cima L= Lítica, tanto pulida como tallada.
LN=Ladera Norte CH = Concha
LS= Ladera Sur H= Hueso
LE= Ladera Este M= Mineral
LW=Ladera Oeste BJ= Bajareque
AR= Arroyo ND = No determinado
QB= Quebrada
VA= Valle

De forma adicional, en las fichas para recolección de materiales se contemplan


datos como fecha, personal que lo recogió y coordenadas UTM de la unidad de
recolección. Se espera que con estos datos se obtenga un panorama parcial pero
significativo de la ubicación de los principales puntos o bancos de material existentes en
la zona de estudio, que puedan ser útiles para posteriores investigaciones. Además, se
podrá tener una idea general de los procesos de deposición y transporte (p. e. procesos de
gravedad, arrastre, etc.) a los que quedan expuestos los materiales.
Estos datos se colocarán en los planos, donde se señalarán las ubicaciones de las
unidades de recolección, las zonas y elementos tanto arquitectónicos como geográficos a
las que aparecen asociados. Esto con el fin de mejorar el control de la procedencia de los
materiales y entender la naturaleza de su deposición y ubicación en el sitio. Finalmente,
el material colectado se guardará en bolsas, separándose de acuerdo a su naturaleza. Cada
una de las bolsas llevará una numeración progresiva por cada uno de los sitios, con su
etiqueta de registro correspondiente, la cual incluirá la letra S para señalar su procedencia
de superficie.
Los materiales colectados serán lavados, marcados y clasificados en laboratorio
para determinar tipos, función y cronología en cada sitio. Los puntos obtenidos de los
levantamientos con GPS se procesarán en programas como AutoCAD y ArcView para
hacer más eficiente la creación de mapas de localización y rasgos arqueológicos. De
manera paralela a las actividades de recorrido se avanzará en la captura de datos y
elaboración de diarios de campo para mantener actualizada la información que se obtenga
con la prospección.

15
Segunda etapa. Excavaciones de sondeo

Como se señaló en el apartado de los objetivos, a través de las de excavaciones de sondeo


se pretende obtener información relevante y significativa, que provenga de contextos
controlados, sobre la cultura material de las sociedades prehispánicas en la región de
estudio.
Lo anterior surge a raíz de las limitantes inherentes a la información que proviene
de contextos en la superficie, en donde los materiales arqueológicos por lo general, son
removidos de sus contextos de depósito original.6 Esta serie de afectaciones son causadas
por distintos de factores naturales y culturales tanto antiguos como recientes. Razón por
la cual, hasta el momento, no se puede proponer de manera categórica, la ubicación
temporal de muchos de los asentamientos registrados y sus periodos de ocupación y
abandono. En este sentido, la problemática no sólo se reduce a la ausencia de
conocimientos en términos de extensión regional, sino a la falta de datos en un sentido
temporal con los cuales se puedan realizar esbozos de los distintos procesos de ocupación
humana durante la época prehispánica en esta región.
Por otro lado, la presencia de materiales “diagnósticos” recuperados en superficie
durante la primera temporada, como el negativo policromo (Macías, 2006:113; fotografía
44), no queda exento de problemáticas al momento de ser empleado como un marcador
cronológico-cultural en las regiones aledañas al área de estudio. Este tipo cerámico
aparece en contextos vinculados al periodo epiclásico (600-800d.C.) (Jiménez, 1989;
1995; 2005; 2006: 387, figura 6-7; Jiménez y Darling, 2000:173, figura 10.20), en la
región del Valle de Malpaso, Cañón de Juchipila y los Altos de Jalisco, donde es
conocido como Tepozán negativo, muy frecuentemente asociado a cerámica con forma
de cuenco con base anular. No obstante, Jiménez (2005), reconoce la presencia de este
tipo desde horizontes tempranos en el sitio de Cerro Encantado en Teocaltiche (Bell,
1974), Jalisco, y también en el Cañón de Juchipila, el cual aparentemente muestra fuertes
relaciones con el complejo Morales temprano (con fechas de 80 d.C.) y con el valle de
Atemajac (sitio El Grillo) (Jiménez, 1995). Esta loza polícroma del Cañón de Juchipila

6
Los materiales recuperados en superficie provenían casi en su totalidad de terrenos alterados por arado,
pozos de saqueo recientes, laderas con pendiente pronunciada y en ocasiones sumamente erosionadas,
hormigueros y agujeros de roedores, etc.

16
presenta variaciones respecto a los elementos decorativos, siendo geométricos en la fase
Morales Temprana y figurativos más tardíamente (ídem).
Aunado a lo anterior, esa técnica decorativa se ha reportado para una etapa
temprana en la franja occidental del Bajío, siguiendo por la Sierra de Comanja y los Altos
de Jalisco, (Brambila y Crespo; 2005; Bell, 1974; López Méstas, 1992). Siendo de esta
manera, su presencia muy notoria en el norte de Michoacán, en los territorios de
Queréndaro y Zacapu durante la fase Loma Alta (50 a.C.-350d.C. 350-500d.C.)
(Brambila y Crespo, op cit; Pollard, 2004:193).
En virtud de lo anterior, la mera presencia de este tipo cerámico, por su amplia
extensión geográfica y profundidad temporal, no puede por si sólo dar pistas fiables sobre
la temporalidad de ocupación de esta zona en momentos específicos, siendo su calidad de
diagnóstico todavía muy discutible para esta región. La mismas consideraciones y
problemáticas pueden aplicarse al escaso conocimiento existente en otros aspectos, como
pudieran ser: tradiciones arquitectónicas, costumbres funerarias, áreas habitacionales,
etapas de ocupación, clima y medio ambiente, entre muchos otros tópicos.
Con base en lo ya expresado, se destaca que en realidad el estado de
Aguascalientes aun es una zona virtualmente desconocida en términos arqueológicos, por
lo que su investigación y estudio resultan importantes para recuperar información de
primera mano que conduzcan a la comprensión de las distintas modalidades de
integración política, social y económica de las poblaciones durante la época prehispánica.
Por ello se considera que la implementación de pozos de sondeo resulta eficaz
desde cualquier punto de vista, ya que junto con la información recabada con los
recorridos, es la única forma de establecer secuencias regionales en un área desprovista
de estos datos, en una extensión amplia y con un fondo económico relativamente limitado
(Carandini, 1997; Roskams, 2001; Sugiura, 2005).

Selección de los sitios y áreas de excavación

A partir de lo ya señalado se propone un programa de pozos estratigráficos en 5 sitios


arqueológicos que fueron registrados durante la temporada 2005-2006. En total se
propone efectuar un total de 12 pozos estratigráficos cuyas medidas irán desde 1 por 1
metros, hasta 2 por 2 metros, esperándose que la profundidad a la que se detecte la roca

17
madre, sea menor o igual a los 2 metros.7 Los pozos de dimensiones de 2 por 2 metros, a
su vez serán divididos en unidades A, B, C, y D de 1 metro cada una, como se ejemplifica
a continuación:

A B

C D

Los sitios en donde se plantea llevar a cabo las exploraciones son: El Jaral (4
pozos), El Zapote (4 pozos), El Potosí (2 pozos), Mesa Montoya (1 pozo) y Cueva de los
Indios (1 pozo). Cada uno de estos sitios es representativo de cada una de las categorías
con las que se clasificaron los sitios documentados en la región de estudio. La selección
de un sitio representativo de cada categoría será suficiente para el cumplimento de los
objetivos propuestos en esta investigación.8 Así, los sitios arqueológicos que se pretenden
estudiar se enumeran a continuación:
1. El Jaral y el Zapote: ambos sitios se distinguieron por ser los de mayor
complejidad y dimensiones en la zona anteriormente recorrida (60 ha y 40 ha
respectivamente). Siendo clasificados por esta razón dentro de la categoría A.
Muestran también la mayor cantidad de arquitectura en superficie que indica a
todas luces, distintas funciones de acuerdo a su ubicación dentro del sitio: terrazas
(algunas con petrograbados y materiales), unidades habitacionales, montículos,
etc.

7
Este supuesto lo sugiero basándome en la experiencia de excavación que he tenido en áreas cercanas a la
región de estudio como es el sitio arqueológico de Buena Vista Ojocaliente (proyecto dirigido por el
arqueólogo Gerardo Fernández Martínez), al sureste de Zacatecas. En donde existen procesos edafológicos,
de topo formas y geológicos bastante similares, por lo que es muy posible que los contextos de deposición
tendrán semejanzas notables (Fernández, 2004). Asimismo, de acuerdo con los reportes de las excavaciones
realizadas por Eloy Castellanos en los sitios de Santiago y Plan de Potrerillos, ambos ubicados en
formación geológicas equivalentes a nuestra zona de estudio, la roca madre solía encontrarse a no más de
un metro de profundidad (Castellanos, s/f)
8
Para ver el significado de las distintas categorías propuestas para los sitios registrados durante la primera
temporada véase la tesis de Licenciatura: Prospección Arqueológica en el Suroccidente de Aguascalientes
(Macías, 2006b; cap. IV), que se adjuntó al primer informe técnico enviado al Consejo de Arqueología en
enero del presente año.

18
El Jaral se proponen hacer un pozo de sondeo en cada uno de los siguientes
conjuntos ya definidos en el informe Técnico correspondiente a la primera etapa
de investigación (Macías, 2006a: planos 2 y 3).
 Conjunto cima-sur (figura 2)
 Conjunto sur oeste (figura 3)
 Terraza 7 (figura 4)
 Ladera Norte (figura 5)
El interés por efectuar exploraciones en dichas áreas, corresponde a su óptimo
estado de conservación debido a una constante y paulatina deposición de sedimentos y
presencia de cobertura vegetal que impide acciones de erosión severa, además por la
presencia de materiales arqueológicos destacados en su superficie (bordes, soportes,
ornamentos de roca) y porque cada una de estos espacios es una muestra representativa
del total de conjuntos del asentamiento. Por lo que con esta estrategia se podrán hacer
planteamientos preliminares sobre la cronología predominante en el sitio y las posibles
funciones llevadas dentro de las áreas exploradas.
El Zapote, los conjuntos para explorar son los siguientes (Macías, 2006: planos 4
y 5):
 Sector oeste: campos de cultivo (UR 1 y 4). Dos pozos de sondeo (figura 6)
 Conjunto sur (UR 2). Dos pozos de sondeo (figura 7)
El criterio para seleccionar estos puntos en el primer sector obedece a que son los
que proporcionaron mejores materiales de superficie, a pesar de estar expuestos a
actividades ganaderas y de cultivo temporal. Por lo tanto, con las exploraciones
podremos no sólo conocer el grado de afectación del sitio, sino la naturaleza de los
materiales constructivos que conforman a las estructuras en el subsuelo (ya sean de uso
habitacional o no). El conjunto sur consta de una amplia plataforma de baja altura que es
notoria por la nivelación artificial en el terreno, sobre esta superficie se registraron siete
pequeños montículos, el mayor de ellos desafortunadamente afectado por la construcción
de un bordo de agua (Macías, 2006a). Este conjunto, hasta el momento representa uno de
los espacios más destacados por sus dimensiones y la densidad de materiales
arqueológicos. Con la exploración se propone determinar el grado de exposición y
deterioro, el cual será de interés para establecer directrices de prevención y/o rescate en

19
etapas ulteriores, además de recuperar materiales que den indicaciones sobre la función
de este espacio dentro del sitio.
2. Sitio El Potosí: este sitio consiste en un caserío emplazado en la cima de una
meseta a 2.6 km al norte de los sitios del Zapote y el Jaral, consta de algunas
posibles unidades habitacionales de planta rectangular en muy buen estado de
conservación. La extensión estimada del sitio es de 10 hectáreas y por sus rasgos
ya comentados, el sitio forma parte de la categoría C. Aquí se registraron diversos
materiales cerámicos y líticos. Se propone realizar dos pozos de sondeo dentro y
fuera de una unidad habitacional emplazada en la porción poniente del sitio para
obtener conocimiento sobre sus dimensiones, orientaciones y sistema
constructivos asociados. A través del análisis de dichos indicadores se podrá
realizar un acercamiento a su probable función, y su correlación con los otros
sitios de la región de estudio (figura 8).
3. La Mesa de los Montoya: Ubicada sobre una amplia meseta, este sitio consiste
en una pequeña pero extensa plataforma rematada con dos montículos de baja
altura en su extremo oeste y este, comprendiendo una extensión aproximada a las
1.3 hectáreas. Este sitio se clasificó como categoría B y su posición es la más
alejada hacia el sur con respecto al resto de los sitios (9 km hacia el suroeste del
Jaral). Está en óptimo grado de conservación, con abundante cobertura vegetal y
presumiblemente los elementos arquitectónicos en el subsuelo se encuentren en
buen estado. Su inusual disposición espacial y arquitectónica despierta
interrogantes sobre la temporalidad, función y su vinculación con los otros
asentamientos. Por tanto, se proponen dos pozos de sondeo, uno en extremo este
la plataforma y otro hacía la base del montículo oriental con la finalidad de
obtener conocimientos sobre los tópicos ya señalados (figura 9).
4. Cueva de los Indios: ubicado en el extremo poniente de unos afloramientos
rocosos de la mesa de los Montoya, este sitio consiste en una pequeña cavidad
formada entre riscos de riolita en donde se registraron motivos rupestres de color
negro, tanto abstractos como antropomorfos (González y Macías, 2007). Las
dimensiones del interior de esta cueva (que es en realidad un abrigo rocoso) son
de 2.8 por 1.17 metros, formando un espacio aproximado de 2.80m2. A través de

20
un pozo de sondeo, se buscarán datos con los cuales se pueda hacer un análisis
comparativo de las poblaciones que vivían en los sitios con arquitectura con
aquellos que utilizaban los abrigos. Lo anterior permitirá establecer
planteamientos relacionadas con la función, posibles etapas de reocupación y
cronología de este sitio con pintura rupestre. Otra razón relevante para excavar en
este tipo de contextos, radica en su potencial para obtener información sobre las
condiciones de paleo ambiente, cuyo conocimiento es de suma relevancia no sólo
para nuestro estudio, sino para la arqueología regional. Con los datos obtenidos se
espera generar marcos de comparación y referencia que nos sirvan para contrastar
dicha información con los datos provenientes de otros sitios donde existan
motivos gráficos similares (figura 10).

Procedimiento general para la excavación de los pozos.


En todas y cada una de las áreas en las que se procederá a realizar las exploraciones se
realizará un plano detallado en donde se señalara la ubicación de los pozos con respecto
al área de excavación y al sitio arqueológico.
El área que se excavará será posicionada espacialmente a través de
geoposicionadores. Fijándose con ellos, el punto base del pozo o Datum con el que se
tomarán las mediciones horizontales y verticales con el que se mantendrá el control de la
estratigrafía y la ubicación espacial de los elementos dentro de cada uno de los pozos
(coordenadas X, Y, Z).
Antes de iniciar la excavación y una vez trazados de los puntos base y el Datum
con el levantamiento topográfico, se colectaran los materiales que estén en la superficie
que se explorará. Además se realizarán registros fotográficos de la zona antes y después
de limpiar el terreno para hacer el trazado de las retículas, las cuales estarán orientadas al
norte geográfico.
Las excavaciones se harán considerando, por un lado, niveles de control de
materiales a cada 10 cm. de profundidad y por otro, el grosor de cada uno de los estratos
naturales en el subsuelo. Cada uno de los estratos será identificado por su composición,
color, consistencia y textura. Además por la relación espacial que tengan con los demás,
desde el punto de vista estratigráfico (Sánchez, 2005; Vogel, 2002).

21
Para mantener un registro controlado de estas capas se emplearán cedulas para
excavación propuestas para el INAH por Diego Jiménez Badillo y Leonardo López
Luján. El formato general de estas cédulas se empleará también para el control de
muestras, artefactos, materiales orgánicos, dibujos, fotografía, entierros y ofrendas.
Es fundamental enfatizar que en el caso de que se detecten pisos ya sea de barro
cocido o estuco durante la excavación, las exploraciones se detendrán hasta dicho nivel,
tomándose muestras de los suelos inmediatos, con la finalidad de hacer posteriores
análisis en laboratorio.
Cada una de las capas extraídas de los pozos será cribada, con el fin de identificar
y recuperar elementos importantes que no puedan ser percibidos al momento de ser
excavados, como son cuentas de barro o concha, molares, huesos pequeños tanto
humanos como de fauna, entre otros artefactos.
Finalmente, es de suma importancia señalar que una vez concluidas las labores de
excavación y registro de los pozos, se procederá a tapar cada uno de éstos con la tierra
cribada que se extrajo durante la excavación.
Fichas de control de materiales y de pozos
Con la finalidad de establecer un sistema eficiente para el registro de los pozos, su
ubicación y los datos emanados de las excavaciones, se propone, además del uso de las
cédulas de registro anteriormente comentadas, el empleo de etiquetas que serán incluidas
dentro de las bolsas de material y muestras que sean recolectados en el interior de los
pozos.
Cada una de las bolsas de material proveniente de las excavaciones llevará una
numeración progresiva de control por pozo que se anotará en una etiqueta como la que se
muestra abajo:

22
PROYECTO DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL
SUROCCIDENTE DE AGUASCALIENTES. TEMPORADA 2007-2008

Sitio: Material:
Sector: Nivel:
No. de pozo Estrato:
Unidad: Contexto:
No. de bolsa: Nivel:

Excavó:
Fecha de
excavación:
Observaciones:

El procedimiento de llenado de las etiquetas llevará el nombre del sitio que se esté
excavando, el sector del sitio (utilizando los mismos criterios que se emplearán para la
recolección de superficie); lo mismo que los apartados de fecha, nombre de quien excavó
y observaciones. Mientras que por número de pozo, como se señaló arriba, se pondrá un
número único que llevará la misma secuencia durante todo el proceso de excavación (del
1 al 12), anotándose la letra de la unidad de donde proviene el material (A, B, C, D). Sin
embargo, el resto de los campos de la etiqueta se llenan a partir del siguiente
procedimiento: en el campo material, se anotará las iniciales que den cuenta del tipo de
material que se esta guardando en la bolsa, por ejemplo:
CE = Cerámica LI = Lítica
CO = Concha HU = Hueso
ND = No determinado OT = Otro
El apartado de Nivel se refiere a los niveles de control que se establecerán a cada
10 cm. de profundidad, con el objetivo de detectar las variaciones que puedan existir
entre los materiales arqueológicos que provengan de una sola capa en particular.
Dichos niveles llevarán numeración romana que comenzará en la superficie,
incrementándose en concordancia con la profundidad que vaya adquiriendo el sondeo.

23
Por lo tanto, cuando se hable de Nivel I se ubicará desde la superficie a los primeros 10
centímetros de profundidad, para continuar con el Nivel II y así sucesivamente.
El apartado Estrato, se refiere a la composición y posición de las capas naturales
de suelo existentes en el depósito sondeado, las cuales se clasificarán por su color, en
función de sus equivalencias con la tabla de suelos Munsell, considerándose también su
composición, dureza, compactación y textura en las categorías propuestas por Vogel
(2002: 9) siendo estas: O, A, Ap, E, B, C, y R. De la misma manera, para sistematizar el
contexto, se presentan las siguientes claves,:
RE = Relleno de construcción. PI = Piso
DE =Derrumbe AD =Adobe
OT = Otro contexto no especificado SA =Sin asociación contextual
OF = Ofrenda CI = Cista
EN = Entierro
Además de esto, en caso de que no se identifique el contexto, las fichas tienen
espacio adicional para anotar las observaciones pertinentes. Por último, es menester
señalar que se tomarán en cuenta las guías y recomendaciones hechas por Williams
(1987), Orea Grimaldi y Magar (1999) para el tratamiento de materiales que requieran
intervenciones preventivas para garantizar su preservación.

Registro fotográfico y dibujos


Durante el proceso de excavación se mantendrá un registro fotográfico de los avances
hechos en cada jornada así como del resultado final, tomándose fotos de planta y perfiles,
colocando la respectiva escala, flecha para orientación y pizarra informativa.
Posteriormente, en gabinete se archivarán las fotografías tomadas de cada dia de
actividades, generando una base de datos en Excel donde se vaciarán los números de foto,
descripción del tema en la fotografía, sitio, número de pozo, hora, responsable de la
imagen, etc.
De la misma manera, se elaborarán dibujos de planta, cortes y perfiles de cada
pozo en papel milimétrico, los cuales se digitalizarán posteriormente en programas como
AutoCAD o Photopaint. En los dibujos, se anotarán los datos correspondientes a: Sitio,

24
Sector del sitio, No. de pozo, responsable, escala, tema, si es planta o perfil, número de
plano o dibujo, y fecha.

Registro de entierros.
En caso que durante las exploraciones se detecte la presencia de material óseo que
sugieran la presencia de tumbas, se propone igualmente hacer uso de las cédulas de
registro del INAH comentadas arriba, que si bien no son especializadas, permiten
recuperar los datos preeliminares y básicos en campo, tales como: la unidad o cuadro
donde se excava, la capa, orientación, tipo de contexto, tipo de entierro, sexo, edad,
posición, patologías, etc.
Por último, es fundamental señalar que la etapa de excavaciones de sondeo se
realizará toda vez que sean aprobados y entregados los fondos solicitados al Instituto
Cultural de Aguascalientes para dicho fin. En caso de no concretarse la recepción de los
fondos, esta etapa de investigación será suspendida hasta nuevo aviso y dicha situación se
notificará pertinentemente al Consejo de Arqueología.

Tercera etapa. Análisis y procesamiento del material

El material arqueológico obtenido durante la investigación será separado en dos grandes


grupos: el recuperado en superficie y el obtenido en las excavaciones. Posteriormente, a
ambos grupos se les aplicarán los mismos procedimientos de clasificación y análisis.

Material cerámico
Para el análisis de la cerámica se aplicarán los procedimientos de estudio de Tipo-
variedad (Gifford, 1960) el cual es definido como: “un sistema estandarizado de
clasificación cerámica que define diversas clases de una manera jerárquica o
progresivamente incluyente, partiendo de variedades (unidades mínimas), a través de
tipos y grupos hasta vajillas.” (Rice 1987:484).
A raíz de lo anterior, la cerámica se separará por grupos cerámicos (monócromos,
bícromos y polícromos), dentro de éstos se identificarán los tipos existentes que se
puedan observar con base en el tipo de pasta, la forma y el acabado en los elementos
estudiados.

25
Dentro del análisis de la pasta, se observará el tipo de cocción (regular, irregular,
incompleta) identificando los componentes minerales de los desgrasantes a través de
análisis macroscópicos, además, se clasificarán las dimensiones de las partículas de las
arcillas (fina, mediana y burda) y el color, grosor y dureza que presenta.
Con dicho análisis se podrá obtener información de la calidad de la manufactura,
tecnología y técnica empleada, aportando datos sobre la procedencia de los materiales
con los que fueron elaborados los objetos. Esa misma información auxiliará a deducir la
existencia de redes de intercambio con otras regiones culturales. En el caso del acabado,
se registrará la ausencia o presencia de engobe en la decoración, también se especificará
si existen incisiones, relieves, esgrafiados, perforados o pintados.
Este sistema de análisis es relevante para nuestro estudio, ya que se podrá generar
información que permita inferir el carácter utilitario o ceremonial de las vasijas, y su
función dentro del área del sitio en donde se recolectaron, ya sean zonas habitacionales,
administrativas, de producción, ceremoniales etc.
Asimismo, la finalidad de obtener esta información tanto de contextos controlados
como de superficie, consiste en obtener una base de datos con la que se pueda hacer una
comparación entre los distintos complejos cerámicos que se han descrito para los sitios y
regiones circundantes al área de estudio propuesta.

Material Lítico
Para su estudio, la lítica se dividirá en dos grupos: lítica talla y lítica pulida; dentro de
cada una de estos grupos, se considerará el tipo de material con el que está elaborado el
artefacto (rilota, sílex, basalto, andesita, caliza, obsidiana, etc). Posteriormente se
describirán sus aspectos de carácter tecnológico, morfológico y la presencia o ausencia de
huellas de uso y desgaste, correlacionándose cada una de estos materiales y categorías de
análisis con la ubicación espacial y contexto específico del que fueron recuperados. A
través de este análisis esperamos realizar comparaciones con los sistemas de clasificación
y tipologías propuestas para el norte de México (Rodríguez, 1985; Tomka y Ramírez,
2001).

26
Material óseo
En el caso de localizarse restos óseos durante las exploraciones y recorridos, se dividirá
este material con respecto a su naturaleza (origen humano o animal). En lo referente al
hueso humano, se identificará el elemento óseo y se buscarán indicadores que
proporcionen información sobre la edad, sexo, y condiciones de salud generales. Para los
restos de fauna, se efectuará la identificación del elemento y de ser posible la especie a la
que pertenece.
Dentro de cada uno de estos grupos se analizarán y registrarán los siguientes
aspectos: modificaciones tanto culturales o humanas, señalándose la técnica que fuera
empleada en caso de una modificación intencional, separándose de las marcas provocadas
por procesos tafonómicos.

Material malacológico
En el caso de colectarse artefactos o fragmentos de materiales malacológicos, se
realizarán procedimientos que identifiquen, de ser posible, la especie a la que pertenece el
elemento (y con ello la probable procedencia), así como las modificaciones culturales
(incisiones, cortes, decoraciones) en el elemento. Considerando igualmente, la tecnología
y procedimientos técnicos involucrados en su modificación.

Cuarta etapa. Elaboración de informes

El proceso de redacción de informe, captura en bases de datos, elaboración de mapas y


edición de material fotográfico, se hará a la par de la investigación de campo con el
objetivo de tener la información al día y poder presentar los informes de las actividades
en tiempo y forma a las instituciones involucradas con este proyecto.
Se contará con la ayuda y asesoría de investigadores del Centro de Estudios
Arqueológicos de El Colegio de Michoacán durante la elaboración de los mapas y
dibujos, los análisis de datos estadísticos y demás estudios.
Al finalizar la temporada de campo se enviará un informe técnico minucioso al
Consejo de Arqueología, mediante la delegación del INAH Aguascalientes, que contenga
las actividades realizadas tanto en campo como en gabinete. Se informará sobre los
estudiantes de arqueología que intervengan en el proyecto especificando en qué labores y

27
tareas participaron. También se indicará qué personas están interesadas en elaborar
trabajos de tesis emanados del proceso de investigación.

JUSTIFICACIÓN

Los resultados de este estudio contribuirían en gran medida a ampliar y reajustar los
escasos conocimientos que se tienen acerca del pasado prehispánico de la región de
Aguascalientes. Como se ha destacado anteriormente, al ser una región prácticamente
desconocida en términos arqueológicos, su investigación y estudio resultan importantes
para recuperar información de primera mano con respecto a las diversas modalidades de
integración social, política y económica durante la época prehispánica.
En virtud de lo anterior, se podrá ofrecer una plataforma y una base de datos
sistemática que sea de utilidad para futuras investigaciones que busquen destacar el valor
y características del patrimonio cultural y biológico del área. En ese sentido, mediante la
realización de un estudio metódico de cobertura total en una región inexplorada, se
proveerán datos relevantes para los estudios de la región Noroccidente, ya que fomentará
nuevas líneas de investigación y debate entre los arqueólogos interesados en esta porción
de Mesoamérica.
Sin lugar a dudas, con este trabajo se obtendrán datos que contribuirán a la
discusión de las explicaciones y modelos concernientes a los procesos de avance y
retroceso de Mesoamérica hacía el septentrión, así como de las transformaciones sociales
ocurridas durante estos eventos y regiones. La colaboración de este proyecto en
iniciativas de protección al medio ambiente, contribuirá de manera significativa a la
creación de directrices de conservación y manejo integral de este patrimonio cultural.
Dichas medidas tendrán con seguridad un impacto positivo en las poblaciones rurales
aledañas a la zona de estudio a mediano y largo plazo.

28
PERSONAL Y RECURSOS LOGÍSTICOS

Las actividades de recorrido y excavación serán llevadas a cabo con ayuda de estudiantes
y pasantes en arqueología pertenecientes a la Unidad Académica de Antropología de la
Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Actividades que les serán útiles para
cumplir con su servicio social y prácticas profesionales tanto de recorrido como de
excavación. El respaldo parte de dicha institución a esta iniciativa quedó formalizado en
la carta que viene adjunta a esta propuesta.
Asimismo, algunos recursos logísticos y de equipo, así como los espacios y
materiales necesarios para iniciar las labores de manejo, análisis y clasificación de los
materiales arqueológicos serán proporcionados por el Centro de Estudios Arqueológicos
(CEQ) de El Colegio de Michoacán (COLMICH). El aval de la coordinación de este
centro se anexa a este documento.
De nueva cuenta el Instituto del Medio Ambiente del Estado de Aguascalientes,
(IMAE) apoyará la investigación con vehículos, viáticos, logística, equipo, papelería,
personal técnico e información. Dicho soporte se manifiesta en una carta del mismo
Instituto, donde se recalca el respaldo de esta institución a la presente propuesta de
investigación, toda vez que el Consejo de Arqueología autorice el proyecto que se
presenta.
Los trabajos serán coordinados por el que suscribe este proyecto, el arqueólogo
Juan Ignacio Macías Quintero, quien será el responsable directo del desarrollo de todas
las actividades y de la entrega pertinente de los informes técnicos correspondientes al H.
Consejo de Arqueología.

PRESUPUESTO Y CRONOGRAMA

Los recursos financieros para realizar esta segunda temporada de campo serán
proporcionados por el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) que aportará un fondo
inicial de $50,000 (cincuenta mil pesos 00/100 M. N.). Esta misma institución se ha
comprometido (una vez que se entreguen los primeros resultados del proyecto) a
gestionar mayores recursos para dar continuidad a la investigación y que la misma
cumpla los objetivos propuestos en este protocolo.

29
Estos recursos serán empleados para los gastos que representan la manutención
del equipo de trabajo (hospedaje y alimentación), compra de equipo, consumibles,
material de oficina, mesas de trabajo, combustible para vehículo, impresiones e
implementos diversos. Igualmente, los recursos serán empleados para proporcionar los
espacios y materiales necesarios para el resguardo adecuado del material arqueológico
recuperado.
En virtud de lo anterior, se plantea que las actividades de campo inicien el 15 de
noviembre de 2007 y concluyan a finales de junio de 2008. Mientras que las tareas de
laboratorio y redacción de informes se lleven a cabo a partir del mes de mayo hasta
octubre de 2008.

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ANEXOS

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