Migracion - Asociación

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Quejosa: Comisión Mexicana de

Defensa y Protección de los


Derechos Humanos
Demanda de amparo indirecto
Escrito Inicial de demanda

C. JUEZ DE DISTRITO DE AMPARO EN MATERIA


ADMINISTRATIVA DE CDMX EN
TURNO.
Comisión Mexicana de Defensa y Protección de los Derechos Humanos
(celeste y asociados), por conducto de su apoderado legal Celeste Santiago
Marcos, personalidad que se acredita en los términos de la escritura pública
número 177541 otorgada ante NOTARIO PÚBLICO NÚMERO 222 misma
que en copia simple compaña esta demanda como ANEXO 1, con
fundamento en los artículos 103 fracción I y 107 fracción IV de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en lo adelante
CPEUM), 1o fracción I, 11, 17 y 107 fracción II de la Ley de Amparo (en lo
siguiente LA), comparezco respetuosamente ante su autoridad para presentar
escrito inicial de demanda de amparo indirecto, en contra del acto reclamado
emitido por la autoridad responsable que más adelante se precisa. A fin de dar
cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 108 de la Ley de Amparo en vigor,
manifiesto que:

I. Domicilio para oír y recibir notificaciones


Señalo como domicilio para oír y recibir notificaciones el ubicado en
DURANGO #22 COLONIA ROMA, ALCALDÍA DE CUAUHTÉMOC.
II. Autorizados para intervenir en el juicio
Autorizo en términos del artículo 12 de la Ley de Amparo al licenciado en
Derecho Celeste Santiago Marcos para oír y recibir notificaciones, recoger
documentos y valores e imponerse de autos en el presente asunto.
III. Nombre y domicilio del tercero interesado:

No hay tercero interesado

IV. Autoridad Responsable:


1. WLBERT MARCOS GOMEZ Director de Estaciones Migratorias de la
Dirección General de Control y Verificación Migratoria.

V. Actos que se le atribuyen a la autoridad responsable:


Único: Resolución con número de oficio 161359 de fecha
1/NOV/2020 y notificada el día 3/NOV/2020

VI. Derechos Violados:


El acto reclamado viola el derecho de la quejosa a defender y promover
derechos humanos con relación al derecho a una defensa adecuada y de acceso
a la justicia de las personas detenidas en la estación migratoria; así como el
derecho de asociación de la quejosa, así como, el derecho a la seguridad
jurídica por indebida fundamentación y motivación. Asimismo, incumple con
su obligación de respetar y garantizar derechos humanos.
De acuerdo al principio de exhaustividad de las sentencias en virtud del cual
este Juzgador debe pronunciarse respecto a todas las cuestiones o puntos
litigiosos sin omitir ninguno de ellos, se solicita a este H. Juzgado se
pronuncie respecto a todos y cada uno de los conceptos de violación
desarrollados en la presente demanda de amparo, así como todos aquellos que
identifique en ejercicio de sus atribuciones relativas a la suplencia de la queja
así como su obligación de promover, respetar, proteger y garantizar todos los
derechos humanos, según el artículo primero constitucional.
VII. Hechos:
Manifiesto bajo protesta de decir verdad los siguientes hechos y abstenciones
que constituyen los antecedentes de los actos reclamados:

1.Comisión Mexicana de Defensa y Protección de los Derechos Humanos


(nombre de la organización)(en lo sucesivo, quejosa) es una organización
civil, secular, autónoma e independiente fundada en 1989 bajo el régimen de
ORGANIZACIÓN CIVIL en México;

2. Entre sus objetos sociales se encuentran: acompañar de manera


integral a víctimas de violaciones graves a derechos humanos
y contribuye a la erradicación de las causas que las producen,
por medio del diseño y ejecución de estrategias legales,
psicosociales, de investigación, incidencia y difusión, para
construir una sociedad justa e igualitaria;

3. A partir del año de 2015, la quejosa ha representado casos de personas


migrantes solicitantes de la condición de refugiado, acompañándolos en sus
procedimientos para el acceso a dicha protección internacional ante la
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (en lo sucesivo, COMAR),
autoridad encargada de resolver las solicitudes de reconocimiento de la
condición de refugiado y otorgamiento de protección complementaria;

4. Si bien, dicho acompañamiento se ha realizado –en la mayoría de los


casos– a personas migrantes que se encuentran en libertad, muchas
personas migrantes con necesidades de protección internacional son
detectadas por las autoridades migratorias y enviadas a las distintas
estaciones migratorias que existen en la República mexicana;

5. Debido a la privación de la libertad que sufren las personas migrantes


y a la ausencia de mecanismos estatales que garanticen una defensa
adecuada durante el procedimiento administrativo migratorio 2, se ha
hecho necesario el ingreso de las organizaciones de la sociedad civil a
las estaciones migratorias para otorgar representación y asesoría legal a
las personas migrantes que así lo requieran;

6. En fecha 25/OCT/2020 , la quejosa presentó ante las oficinas del


Instituto Nacional de Migración, Delegación Federal en la Ciudad de
México, solicitud de ingreso a la estación migratoria de dicha entidad
federativa.

7. En dicho escrito, se solicitó al Director General de Control y


Verificación Migratoria lo siguiente solicitud para el ingreso a estaciones
migratorias a fin de realizar labores de:
i) ACOMPAÑAMIENTO LEGAL Y ASESORAMIENTO
JURÍDICO
1
Se ofrece en el ANEXO 1 de esta demanda, la Carta Constitutiva de la
organización y los documentos que acreditan 2 Sobre esto, nos referiremos con
más profundidad en los conceptos de violación.
3
Se ofrece en el ANEXO 2 a la presente demanda, copia simple del acuse de
recibido de la solicitud de ingreso a la estación migratoria de la Ciudad de
México.

8. Con fecha de 27/OCT/2020, se notificó a la quejosa la resolución con


número de oficio 161359 de fecha del 27/OCT/2020 en virtud de la cual se
determinó que para ofrecer y brindar servicios de asesoría y representación
legal a las personas extranjeras que se encuentren en las Estaciones
Migratorias, la resolución impugnada en el CONSIDERANDO NÚMERO
III determinó que:
“NO RESULTA VIABLE LA SOLICITUD”.

9. Finalmente, las solicitudes marcadas respecto a dar talleres informativos y


levantamiento de información fueron consideradas viables, y por tanto, se
aprobó el ingreso de la quejosa para realizar talleres informativos y
levantamiento de información en las estaciones migratorias de la CDMX. Sin
embargo, y como refleja los párrafos anteriores se consideró no ha lugar a
pronunciarse en sentido positivo respecto de que la misma pueda ingresar a
ofrecer y brindar servicios de representación legal.

VIII. Concepto de violación


Primer concepto de violación. El acto reclamado viola el derecho de la
quejosa a la libre asociación, al impedir el ejercicio efectivo de su objeto
social.
Preceptos violados. Artículo 9 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; 16 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; artículo 22 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos.

El derecho a la libre asociación permite, en pocas palabras, que un grupo de


personas puedan crear de manera conjunta un ente jurídico independiente para
la persecución de un fin que todas ellas, de manera individual, tienen en
común. Al referirse a la libertad de asociarse, Alexis de Tocqueville, en su
libro La democracia en América, estableció que

Después de la libertad de obrar solo, la más natural al


hombre es la de combinar sus esfuerzos con los de sus
semejantes y obrar en común. El derecho de asociación me
parece casi tan inalienable por su naturaleza como la
libertad individual. El legislador no puede querer destruirlo
sin atacar a la sociedad misma.4

Lo anterior significa que el derecho a la libre asociación tiene un papel muy


importante en la conformación y consolidación de una democracia, pues la
participación asociativa incrementa el sentimiento cívico de los ciudadanos y
les permite incidir de forma más directa en la toma de decisiones importantes
del Estado en el que viven.

4
Alexis de Tocqueville. La democracia en América.
Disponible en:
http://www.terras.edu.ar/biblioteca/10/FP_Tocqueville_2_Unidad_4.pdf

El reconocimiento de este derecho y la obligación de protección por parte de


los estados, se encuentra establecido dentro del derecho internacional de los
derechos humanos, dentro de los que destacan la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (CADH, en su artículo 16) y el Pacto Internacional
de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP, en su artículo 22):

ARTÍCULO 16.- Libertad de Asociación


1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente
con fines ideológicos, religiosos, políticos, económicos,
laborales, sociales, culturales, deportivos o de cualquiera
otra índole.
2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las
restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una
sociedad democrática en interés de la seguridad nacional, de
la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o
la moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
(…)

ARTÍCULO 22
1. Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con
otras, incluso el derecho de fundar sindicatos y afiliarse a
ellos para la protección de sus intereses.
2. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar sujeto a las
restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una
sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional,
de la seguridad pública o del orden público, o para proteger
la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los
demás. El presente artículo no impedirá la imposición de
restricciones legales al ejercicio de tal derecho cuando se
trate de miembros de las fuerzas armadas y de la policía.
(…)

Asimismo, el texto constitucional también reconoce el derecho a la libre


asociación al establecer en su artículo noveno que:

[…] No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse


pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente
los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar
parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión
armada, tiene derecho de deliberar […].
De acuerdo con la interpretación de la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN) la libertad de asociación se traduce en una
potestad de las personas físicas y personas jurídicas colectivas que se
manifiesta en la posibilidad de unirse para alcanzar determinados objetivos
continuos y permanentes mediante la creación de un nuevo ente jurídico. 5

Y estableció, en Pleno, que la esfera de protección derivada de la garantía


constitucional antes citada, puede operar en tres posibles direcciones: como
derecho de asociarse formando una organización o incorporándose a una ya
existente (i); como derecho a permanecer en la asociación o a renunciar a

5
Época: Novena Época Registro: 164995 Instancia: Primera Sala Tipo de
Tesis: Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo
XXXI, Marzo de 2010 Materia(s): Constitucional Tesis: 1a. LIV/2010 Página:
927 LIBERTAD DE ASOCIACIÓN Y DE REUNIÓN. SUS
DIFERENCIAS.
ella (ii); y, como derecho de no asociarse. 6 Correlativamente, la autoridad no
podrá prohibir que el particular se asocie; no podrá restringir su derecho a
permanecer en la asociación o a renunciar a ella, ni, tampoco, podrá obligarlo
a asociarse.

No obstante, existe una cuarta esfera de protección que amerita el derecho a la


libre asociación: el derecho a realizar de manera libre el objeto o fin
perseguido. Por lo que correlativamente, las autoridades estatales no podrán
coartar o limitar arbitrariamente la ejecución del objeto. Es decir, el libre
ejercicio del derecho de asociación comprende igualmente el derecho
constitucional de que una asociación ya constituida esté en aptitud de realizar
el objeto para el que se constituyó, por lo que no puede prohibirse la
realización de ese objeto sin que se viole a su vez, el derecho de asociación
garantizado por la ley.

Al interpretar el artículo 16 de la CADH, la Corte Interamericana de Derechos


Humanos (Co IDH), en el Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá distinguió
al derecho de libre asociación en dos dimensiones: la primera, abarca el
derecho y la libertad individual de asociarse libremente con otras personas,
sin intervención de las autoridades públicas que limiten el ejercicio de tal
derecho, mientras que la segunda reconoce y protege el derecho y la libertad
de buscar la realización común de un fin lícito, sin presiones o intromisiones
que puedan alterar o desnaturalizar su finalidad:
“[e]l artículo 16.1 de la CADH establece que quienes están
bajo la jurisdicción de los Estados Partes tienen el derecho y
la libertad de asociarse libremente con otras personas [...] Se
trata, pues, del derecho a agruparse con la finalidad de
buscar la realización común de un fin lícito, sin presiones o
intromisiones que puedan alterar o desnaturalizar dicha
finalidad”.7

Es, en esta última dimensión donde la Corte IDH determina que la libertad de
asociación no sólo se constituye como un derecho humano sino también como
un medio que permite a los integrantes de determinada colectividad alcanzar
determinados fines. En este sentido, la libertad de asociación implica la
libertad de potestad respecto de cómo perseguir la consecución de
determinado fin; por lo tanto, “no se gozará del pleno ejercicio del derecho a
libertad de asociación, si en realidad esa potestad es inexistente o se reduce de
tal modo que no puede ponerse en práctica.”8

Por lo anterior, los límites que imponen el PIDCP y la CADH a las


restricciones al ejercicio de la libertad de asociación también son aplicables a
aquéllos casos en que el Estado quiera limitar el ejercicio del objeto social
bajo el que fue constituida determinada asociación. Esto es, deben estar

6
Época: Novena Época Registro: 200279 Instancia: Pleno Tipo de Tesis:
Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo
II, Octubre de 1995 Materia(s): Constitucional, Administrativa Tesis: P./J.
28/95 Página: 5 CAMARAS DE COMERCIO E INDUSTRIA,
AFILIACION OBLIGATORIA. EL ARTICULO 5o. DE LA LEY DE
LA MATERIA VIOLA LA LIBERTAD DE ASOCIACION
ESTABLECIDA POR EL ARTICULO 9o. CONSTITUCIONAL.
7
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros. Fondo, Reparaciones y Costas, supra
nota 96, párr. 156. 8 Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú Sentencia de 3 de
marzo de 2005. Párr. 77. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_121_esp.pdf
previstos en las leyes y ser necesarios en una sociedad democrática, en interés
de la seguridad nacional, el orden público y los derechos de terceros.9

Ahora bien, como se desprende del artículo quinto del Contrato de Asociación
Civil en que se constituyó la quejosa –anexa a la presente demanda de
amparo–, dentro de su objeto social se encuentra:

“A).- Defender los derechos humanos colaborando


activamente en los casos que se le presenten o lleguen a ser
de su conocimiento.
B).- Participar en la defensa jurídica de las personas cuyos
derechos humanos hayan sido violados.
En el acto reclamado, la autoridad responsable impide a la quejosa el ejercicio
libre de su objeto social al restringir su ingreso a las estaciones migratorias
de la Ciudad de México, Tlaxcala y Tapachula respecto de brindar y ofrecer
servicios de representación legal. La anterior, como se estableció en el
apartado de hechos son:
1. Brindar servicios de asesoría y representación legal a solicitantes de la
condición de refugiado que así lo requieran.

Los servicios de asesoría y representación legal quedan comprendidos dentro


de los incisos _________ del objeto social de la quejosa, toda vez que la
defensa y la defensa técnica a que se refieren –respectivamente– dichos
incisos, consisten precisamente en el asesoramiento y/o acompañamiento
técnico-jurídico para la presentación de recursos legales para la defensa de
derechos violados. Es decir, asistencia letrada profesional y representación
legal.

Por otro lado, como se desprende del inciso A del objeto social, para la
colaboración activa en los casos, se requiere que éstos sean del conocimiento
de la quejosa o que sean las propias víctimas quienes los presenten de manera
directa ante ella.

Como se verá en el concepto de violación tercero,si bien, la Ley de Migración


establece en su artículo 111 el término alojamiento10, es evidente que las
personas migrantes se encuentran privadas de su libertad en las estaciones
migratorias, en tanto se encuentran material y formalmente imposibilitas para
salir por voluntad propia de sus instalaciones, además de que el contacto con
el exterior (llamadas telefónicas y visitas) está restringido a determinados
requisitos y horarios impuestos por las Estaciones Migratorias.

9
Recordemos que el artículo 16.2 de la CADH establece que: 2. El ejercicio de
tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que
sean necesarias en una sociedad democrática en interés de la seguridad
nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la
moral públicas o los derechos y libertades de los demás (…). Y que el artículo
22.2 del PIDCP establece que 2. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar
sujeto a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una
sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad
pública o del orden público, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos y libertades de los demás.
10
Artículo 111. El Instituto resolverá la situación regular de los extranjeros
presentados en un plazo no mayor de 15 días hábiles, contados a partir de su
presentación. El alojamiento en las estaciones migratorias únicamente podrá
exceder de los 15 días hábiles a que se refiere el párrafo anterior cuando se
actualicen cualquiera de los siguientes supuestos: (…)

En este orden de ideas, dada la privación de libertad de la que son objeto las
personas migrantes y los obstáculos en el acceso a servicios de asesoría y
representación legal que dicha privación genera, para que la quejosa conozca
casos de personas migrantes y solicitantes de la condición de refugiado, o
bien, éstas personas presenten sus casos ante la quejosa es necesario que la
autoridad responsable permita el acceso a esta organización para tales fines, y
permita la comunicación directa entre las personas migrantes y el personal
que pertenece a la asociación.

Ahora bien, la negativa de la autoridad responsable de permitir brindar y


ofrecer servicio de representación y asesorías legal debió cumplir con los
requisitos constitucional y convencionalmente establecidos toda vez que,
como se dejó claro en párrafos precedentes, cualquier límite al ejercicio libre
del objeto social –y por lo tanto, al derecho a la libre asociación– deben estar
previamente previstos en las leyes y perseguir la protección a determinados
intereses democráticos, en interés de la seguridad nacional, el orden público o
los derechos de terceros.

No obstante, el acto reclamado está lejos de cumplir con los requisitos antes
señalados y, como se desarrollará con mayor profundidad en el concepto de
violación relativo a la ausencia de fundamentación y motivación, la autoridad
responsable utilizó argumentos que no justifican la negativa de acceso a la
estación migratoria, para brindar y ofrecer servicios de representación y
asesoría legal.
Además, la responsable estableció que, dado que el derecho a un representante
legal es “un acto personal de manifestación de la voluntad del interesado (…)
si no existe la designación del migrante extranjero y el reconocimiento de la
autoridad migratoria en dicho procedimiento, no se le puede otorgar tal
calidad”.11

No obstante, es evidente que la autoridad responsable está tergiversando el


planteamiento solicitando por la quejosa, pues en ningún momento se requirió
que el referido “acto personal de manifestación de voluntad del interesado” de
designarnos como representantes legales no se realice, sino más bien, que se
le permita a la quejosa ofrecer y brindar servicios de representación legal y
asesoría de forma previa.

En este sentido, si se puede ofrecer y brindar los servicios de representación


legal, los migrantes que se encuentran detenidos en las estaciones migratorias,
tendrán todos los elementos para poder – posteriormente- designarnos (o no)
como representantes legales con todas las formalidades legales dispuestas en
el artículo 19 de la Ley Federal de Procedimientos Administrativos.

Además, cuando la quejosa buscó “ofrecer servicios de asesoría y


representación legal” no pretendía imponerse en la voluntad de las personas
migrantes de designar a quien lo defendiera en el procedimiento, sino
únicamente ofrecer dichos servicios a las personas migrantes que pudieran
estar

11
CONSIDERANDO NÚMERO III, párrafo PRIMERO de la resolución
impugnada. Página 3

interesadas en beneficiarse de estos servicios. Debemos destacar que las


autoridades migratorias no les brindan dichos servicios.

De esta forma, el hecho de que los migrantes deban designarnos bajo los
parámetros dispuestos en el artículo 70 de la Ley de Migración, no excluye la
posibilidad de que la quejosa pueda entrar a las estaciones migratorias para
ofrecer y servicios de representación legal; y por tanto, carente de motivación
y fundamentación, como se expondrá más adelante.

Asimismo, determinó que la celebración de convenios de colaboración entre


las organizaciones de la sociedad civil y el Instituto Nacional de Migración
contenida en el artículo 70 de la Ley de Migración, “repercutiría en la esfera
jurídica de los extranjeros que cuentan con el derecho expreso de designar o
remover a sus representantes legales, en cualquier etapa de los procedimientos
administrativos”12

Es evidentemente ilógica la argumentación provista por parte de la autoridad


responsable, toda vez que, como se mencionó en líneas anteriores, las
personas migrantes se encuentran imposibilitadas formal y materialmente
para salir por voluntad propia, de la estación migratoria. Por un lado, una
imposibilidad formal de designar una representación legal al no ofrecérseles
este servicio por parte de la autoridad migratoria y, materialmente, al verse
restringidos en su libertad física y de actuación casi a su mínima expresión, en
tanto que, al no tener contacto con el exterior, no pueden contactar a
abogados que los representen en sus procedimientos.

Conclusión

Como se desprende del presente concepto de violación, el derecho a la libre


asociación consiste, en el derecho con que cuentan las personas físicas para
asociarse con otras con las que mantengan un fin en común, cuya persecución
se realizará a través de la creación de un ente jurídico distinto a las personas
físicas que lo conforman.

La protección que la SCJN y la Corte IDH han conferido a este derecho se


refleja en cuatro esferas de protección, dentro de las cuales, una se dirige
específicamente al objeto que la asociación persigue. En este orden de ideas,
los estados no pueden obstaculizar arbitrariamente el cumplimiento del objeto
social para el que la quejosa fue constituida, pues ello violaría de manera
directa el derecho a la libre asociación.

Como se estableció anteriormente, la quejosa tiene por objeto –entre otros–


defender derechos humanos a través de la participación activa en los casos
que lleguen a presentársele o que lleguen a ser de su conocimiento y la
defensa jurídica de casos de violaciones a derechos humanos.

12
CONSIDERANDO III, párrafo PRIMERO . Página 3 de la resolución
impugnada.
Todos estos fines se relacionan con la solicitud de brindar y ofrecer servicios
de representación legal y que, al ser negada arbitrariamente por la autoridad
responsable, limitan el ejercicio libre del objeto social de la quejosa y por lo
tanto, transgrede el derecho a la libre asociación de la que es sujeto la persona
moral quejosa en el presente juicio de amparo.

Por lo tanto, se requiere a este Juzgado, declare inconstitucional el acto


reclamado, y ordene a la autoridad responsable que permita el acceso de los
abogados de la quejosa para ofrecer y brindar servicios de representación
legal dentro de las estaciones migratorias.

Segundo concepto de violación. El acto reclamado viola el derecho de la


quejosa a defender derechos humanos, en relación con el derecho a una
defensa adecuada y acceso a la justicia, de las personas migrantes detenidas
en la Estación Migratoria de la Ciudad de México.

Preceptos violados. Artículo 1°, 14, 16 y 17 de la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos; artículos 8 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, y 1° de la Declaración sobre el derecho y deber de
los individuos, grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos.

En una sociedad democrática, los Estados dotan a toda persona del


reconocimiento público de un conjunto de bienes jurídicos que favorecen la
realización de las condiciones mínimas para vivir con dignidad, justicia,
libertad e igualdad; y por otro lado, pone límites y contrapesos al ejercicio de
los poderes públicos frente a esos bienes jurídicos de los que son titulares los
particulares.

Ahora bien, garantizar un derecho supone la existencia de mecanismos que


permitan hacerlo efectivo. Dichos mecanismos de garantía pueden ser de dos
tipos: institucionales y no institucionales o garantías sociales. Las primeras,
están a cargo de los poderes públicos y adquieren a su vez dos formas: como
mecanismos de carácter político (emisión de normas y sistemas de vigilancia
como las comisiones de derechos humanos), o como mecanismos
institucionales de carácter jurisdiccional.13

Por otro lado, las garantías no institucionales o sociales, recaen en actores no


estatales, es decir, las personas que son afectadas por una violación a sus
derechos humanos o ciudadanas, ciudadanos y movimientos sociales
vinculados a éstos. Se recurre a las garantías sociales cuando la
“institucionalización de los derechos humanos no trastoca el sentido de las
instituciones y de los aparatos que en teoría deberían procurar justicia y
defender los derechos humanos. (…) Se opera una suerte de expropiación de
los derechos humanos de las personas y los colectivos para transformarlos en
meras normas jurídicas, cuyo garante final son los tribunales a los que pocas
personas tienen acceso.”14

13
Aniza García, Protección nacional de los derechos humanos. Guía de estudio
de la materia 2010-2012, México, Flacso México, 2010, p. 9.
14
Gerardo Sauri Suárez, Institucionalización y participación en la
construcción de los derechos humanos: perspectivas complementarias. En:
Hacia la construcción de una defensa integral de los derechos humanos. Página
17.

Por otro lado, si bien esos bienes jurídicos se encuentran reconocidos en


diversas normas cuyo cumplimiento es obligatorio para los estados, la
tendencia de éstos a vulnerarlos se hace cada vez más frecuente. Aunado a
esto, la existencia y aumento de la impunidad hace casi imposible para una
víctima de violaciones de derechos humanos obtener la reparación debida o
sanción para los culpables.

Lo anterior, hace necesario emprender actividades que favorezcan la


realización práctica de los derechos humanos de diversas personas o grupos
específicos, y que les permitan acceder a instancias judiciales para presentar
ante ellas, las violaciones a sus derechos humanos sufridas y, con ello,
obtener una reparación.

En este sentido, las garantías sociales de los derechos se traducen en la


participación ciudadana a través de la defensa y promoción de los derechos
humanos, y en la incidencia en las garantías institucionales o en la búsqueda
porque sus reclamos sean institucionalizados.15

La participación ciudadana es entonces, un mecanismo de exigibilidad política


que busca que el Estado adquiera y cumpla con sus obligaciones de respeto,
protección y promoción a los derechos humanos a través estrategias como el
cabildeo político y legislativo; el diseño, implementación y evaluación de
políticas públicas, la movilización masiva, y la defensa jurídica de casos, entre
otros.

En México, existen muchas organizaciones de la sociedad civil que defienden


y promueven los derechos humanos. Con esta labor, visibilizan públicamente
problemáticas que se encuentran ocultas; vigilan y llevan a instancias
judiciales de control la actuación del Estado; apoyan y acompañan el derecho
de las víctimas a denunciar; y luchan en contra de la impunidad, impulsando la
vigencia del Estado de derecho y detonando transformaciones hacia una
sociedad más justa.

En este sentido, la relación personas defensoras-Estados parte de que el


trabajo de defensa de los derechos humanos realizado por éstas constituye una
actividad coadyuvante a la que le corresponde al Estado cumplir, en tanto que
es el primer obligado. Pero también que la labor de defensa de los derechos
humanos a cargo de particulares y de organizaciones de la sociedad civil,
también es resultado de la incapacidad estatal de garantizar la eficacia
material de los derechos humanos reconocidos en las normas.
En este sentido, es preciso recordar que el trabajo de defensoras y defensores
de derechos humanos busca la justicia y el respeto al Estado de derecho y, por
lo tanto, es un elemento trascendente para el desarrollo de toda democracia.
La CIDH ha establecido que, en cuanto a la asistencia jurídica que prestan,
permiten a miles de víctimas de violaciones a sus derechos obtener una debida
reparación y sanción a los responsables, mientras que, en cuanto a su labor de
defensa como elemento del Estado

15
Ìbidem.

de Derecho, crean, perfeccionan y defienden las instituciones de la


democracia, obligándoles a ser efectivas para los fines por los que fueron
diseñadas.16
El derecho a defender derechos humanos

Una de las reflexiones que resulta importante destacar es que los derechos van
más allá de su reconocimiento constitucional, pertenecen exclusivamente a
sus titulares y, por lo tanto, no deben entenderse como una concesión que las
autoridades hacen a las personas. La lucha por la reivindicación de los
derechos humanos por parte de individuos y movimientos sociales conlleva
generalmente demandas que superan tanto lo que se logra reconocer en los
tratados internacionales como lo que está institucionalizado por los Estados.
Este escenario obliga a poner en perspectiva los contenidos conceptuales y los
parámetros normativos aceptados, y principalmente a considerar que los
derechos humanos, como pretensiones o aspiraciones de movimientos sociales
en contextos particulares e instrumentos normativos flexibles, pueden ampliar
su ámbito de protección y de reconocimiento.

En cuanto al derecho a defender derechos humanos, éste no se encuentra


reconocido expresamente en ningún tratado internacional en materia de
derechos humanos. No obstante, en la última década, y debido a los –cada vez
más frecuentes– actos de intimidación de los que son víctimas los y las
defensoras de derechos humanos, organismos internacionales se han
pronunciado sobre la importancia de que los estados protejan el ejercicio libre
de este derecho.

Particularmente la Asamblea General de las Naciones Unidas en resolución del


8 de marzo de 1998 aprobó la Declaración sobre el derecho y el deber de los
individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos (en lo
sucesivo, La Declaración sobre Defensores).

Ésta es la referencia más explícita sobre la protección específica que requieren


las y los defensores de derechos humanos para el adecuado desempeño de sus
funciones; además de ser el único instrumento internacional donde se
reconoce de manera expresa dicho derecho.

Dicha Declaración establece en su artículo primero que “(T)oda persona tiene


derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y
realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales (…)”. Y
establece, en cuanto a la obligación estatal de proteger, promover y hacer
efectivo el derecho a defender derechos humanos que los Estados debe adoptar
las medidas legislativas, administrativas y de otra índole para asegurar su
disfrute en la práctica.

Artículo 2 1. Los Estados tienen la responsabilidad


primordial y el deber de proteger, promover y hacer efectivos todos
los derechos humanos y las libertades fundamentales, entre otras
cosas, adoptando las medidas necesarias para crear las condiciones
sociales, económicas, políticas y de otra índole, así
16
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Hacia la construcción
de una defensa integral de los derechos Humanos.

Como las garantías jurídicas requeridas para que toda persona sometida a su
jurisdicción, individual o colectivamente, pueda disfrutar en la práctica
de todos esos derechos y libertades.
2. Los Estados adoptarán las medidas legislativas,
administrativas y de otra índole que sean necesarias para
asegurar que los derechos y libertades a que se hace
referencia en la presente Declaración estén efectivamente
garantizados.

La Declaración sobre Defensores no es de por sí un instrumento vinculante


jurídicamente, no obstante, la Asamblea General de las Naciones Unidas la
aprobó por consenso, por lo que representa un compromiso muy fuerte para el
Estado mexicano en lo que respecta a su aplicación. Además, contiene una
serie de principios y derechos que se basan en normas de derechos humanos
consagradas en otros instrumentos internacionales que sí son jurídicamente
vinculantes y que por lo tanto ameritan de protección y respeto por parte de
los Estados.17

Dado que la labor de las defensores y los defensoras de los derechos humanos
revisten un papel democráticamente relevante, y su labor se origina por la
ausencia de garantías institucionales o la ineficacia de éstas en la protección
de los derechos humanos, el derecho a la defensa de los derechos humanos
está ineludiblemente contenido dentro del derecho de acceso a la justicia, pero
también en cuanto a las correlativas obligaciones para el Estado, que éste
derecho genera.

El derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva, como lo ha


establecido la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
puede definirse como el “derecho público subjetivo que toda persona tiene,
dentro de los plazos y términos que fijen las leyes, para acceder de manera
expedita a tribunales independientes e imparciales, a plantear una pretensión o
a defenderse de ella, con el fin de que a través de un proceso en el que se
respeten ciertas formalidades, se decida sobre la pretensión o la defensa y, en
su caso, se ejecute esa decisión.” 18Asimismo, la propia Primera Sala estableció
que el derecho a la tutela jurisdiccional tiene tres etapas que corresponden a
tres derechos bien definidos, que son:

a. Una previa al juicio, a la que le corresponde el derecho de acceso a


la jurisdicción, que parte del derecho de acción como una especie
del de petición dirigido a las autoridades jurisdiccionales y que
motiva un pronunciamiento por su parte;
b. Una judicial, que va desde el inicio del procedimiento hasta la
última actuación y a la que corresponden los derechos
fundamentales del debido proceso; y,

17
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos. El
derecho a defender los derechos humanos en México. Manual básico de
prevención y autoprotección para defensoras y defensores de derechos
humanos. México. 2011. Págs. 14-15
18
Época: Novena Época Registro: 172759 Instancia: Primera Sala Tipo de
Tesis: Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXV, Abril de 2007 Materia(s): Constitucional Tesis: 1a./J. 42/2007
Página: 124 GARANTÍA A LA TUTELA JURISDICCIONAL
PREVISTA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. SUS
ALCANCES.

c. Una posterior al juicio, identificada con la eficacia de las resoluciones


emitidas o el derecho a ejecutar la sentencia.
Vinculado a este derecho fundamental, en específico, a la etapa judicial, el
artículo 14, segundo párrafo, de la CPEUM establece el derecho al debido
proceso que tiene toda persona como parte sustancial de cualquier
procedimiento de naturaleza jurisdiccional y que comprende a las
denominadas formalidades esenciales del procedimiento que permiten una
defensa previa a la afectación o modificación jurídica que puede provocar el
acto de autoridad. A este conjunto de formalidades, la SCJN lo ha calificado
como el “núcleo duro” de derechos del debido proceso. Sin embargo,
entendido como derecho esencialmente destinado a otorgar un derecho de
defensa, es posible identificar en los precedentes de la SCJN, dos ámbitos de
aplicación diferenciados.

Desde una primera perspectiva, dicho derecho se ocupa del ciudadano, que es
sometido a un proceso jurisdiccional al ser destinatario del ejercicio de una
acción que, de resultar procedente y fundada, llevaría a la autoridad judicial a
emitir un acto privativo en su contra. Desde una segunda perspectiva, el
debido proceso también puede entenderse desde la de quien insta la función
jurisdiccional del Estado para lograr reivindicar un derecho y no tanto
defenderse del mismo, en cuyo caso se ubica en una posición, al interior de un
juicio, de cuya suerte depende el ejercicio de un derecho, el cual en caso de no
dirimirse adecuadamente podría tornar nugatorio su derecho. Así, bajo esta
segunda perspectiva, se entiende que dicho derecho humano permite a los
justiciables acceder a los órganos jurisdiccionales para hacer valer sus
derechos y defender sus intereses de forma efectiva y en condiciones de
igualdad procesal, esto es, exige un procedimiento que otorgue a las partes
igual oportunidad de defender sus puntos de vista y ofrecer pruebas en apoyo
de sus pretensiones.19

Este derecho, también se encuentra reconocido en el artículo 25 de la

CADH que señala que Artículo 25. Protección Judicial

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido


o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando
tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen: a) a garantizar que


la autoridad competente prevista por el sistema legal del
Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga tal recurso; b) a desarrollar las posibilidades de
recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las
autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso.

19
Época: Décima Época Registro: 2004466 Instancia: Primera Sala Tipo de
Tesis: Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Libro
XXIV, Septiembre de 2013, Tomo 1 Materia(s): Constitucional Tesis: 1a.
CCLXXVI/2013 (10a.) Página: 986 DERECHO AL DEBIDO PROCESO.
EL ARTÍCULO 14 CONSTITUCIONAL PREVÉ DOS ÁMBITOS DE
APLICACIÓN DIFERENCIADOS.
La Corte IDH, ha resaltado a lo largo de su jurisprudencia la importancia de
esta disposición en el sistema interamericano y en el Estado de Derecho en
general. Es así que ha señalado que se trata de uno de los pilares básicos, no
sólo de la Convención Americana, sino de la primacía del derecho en una
sociedad democrática.20

También dispuso en los casos Velásquez Rodríguez y Godínez Cruz21 que, para
cumplir con lo dispuesto por el artículo 25 no basta con la existencia formal
de los recursos, sino que estos deben ser adecuados y efectivos para remediar
la situación jurídica infringida. Es decir, cualquier norma o medida que
impida o dificulte hacer uso del recurso de que se trata, constituye una
violación del derecho de acceso a la justicia, según lo dispone el artículo 25
de la Convención.

Sin embargo, para asegurarse que el recurso judicial interpuesto derive en una
solución justa, es necesario que se hagan efectivas las garantías de debido
proceso. Por lo que no se puede deslindar el derecho al debido proceso del de
acceso a la justicia, y viceversa. Así lo ha interpretado la Co IDH, quien en el
caso Masacre de Mapiripán, determinó que:
Según la Convención Americana, los Estados Partes están
obligados a suministrar recursos judiciales efectivos a las
víctimas de violaciones de los derechos humanos (artículo
25), recursos que deben ser sustanciados de conformidad
con las reglas del debido proceso legal (artículo 8(1)), todo
ello dentro de la obligación general, a cargo de los mismos
Estados, de garantizar el libre y pleno ejercicio de los
derechos reconocidos por la Convención a toda persona que
se encuentre bajo su jurisdicción.22
Por su parte, la Co IDH estableció en el Caso Baena Ricardo y otros vs.
Panamá, que la aplicación de las garantías judiciales no se limita a los
recursos judiciales en sentido estricto, "sino al conjunto de requisitos que
deben observarse en las instancias procesales" a efecto de que las personas
estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier
tipo de acto del Estado que pueda afectarles, es decir, cualquier actuación u
omisión de los órganos estatales dentro de un proceso, sea administrativo
sancionatorio o jurisdiccional.23

En este sentido, los derechos procesales contenidos en el artículo 8 de la


Convención, permiten hacer efectivo el derecho de acceso a la justicia, en
tanto sitúa a las partes en condiciones de igualdad para defender sus
pretensiones.

Particularmente, el artículo 8.2 inciso d) de la CADH establece que:


2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente
su culpabilidad. Durante el

20
Corte IDH., Caso Cantos. Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C
No. 97, párr. 52. 21 Corte I.D.H., Caso Velásquez Rodríguez. Sentencia de 29
de julio de 1988. Serie C No. 4; y Corte I.D.H., Caso Godínez Cruz. Sentencia
de 20 de enero de 1989. Serie C No. 5.
22
Corte Interamericana De Derechos Humanos. Caso De La “Masacre De
Mapiripán” Vs. Colombia Sentencia De 15 Septiembre De 2005, pàrr. 195
23
Corte Interamericana de Derechos Humanos Caso Baena Ricardo y otros Vs.
Panamá Sentencia de 2 de febrero de 2001 (Fondo, Reparaciones y Costas).
Párr. 124.

Proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes


garantías mínimas:
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de
ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse
libre y privadamente con su defensor;

Como se mencionó anteriormente, es exigible a cualquier autoridad pública,


sea administrativa o judicial, cuyas decisiones puedan afectar los derechos de
las personas, que adopte tales decisiones con pleno respeto de las garantías del
debido proceso legal y, en este caso, del derecho a contar con un abogado.
“[e]n cualquier materia, inclusive en la laboral y la
administrativa, la discrecionalidad de la administración tiene
límites infranqueables, siendo uno de ellos el respeto de los
derechos humanos. Es importante que la actuación de la
administración se encuentre regulada, y ésta no puede
invocar el orden público para reducir discrecionalmente las
garantías de los administrados”24

En cuanto al derecho a contar con un abogado, en el caso Argüelles y Otros


Vs. Argentina la Corte IDH señaló que la asistencia debe ser ejercida por un
profesional del Derecho para poder satisfacer los requisitos de una defensa
técnica a través de la cual se asesore a la persona sometida a proceso, sobre la
posibilidad de ejercer recursos contra actos que afecten derechos. Impedir a
las personas contar con la asistencia de su abogado defensor significa limitar
severamente el derecho a la defensa, lo que ocasiona un desequilibrio
procesal y deja al individuo sin tutela frente al ejercicio del poder punitivo,
por lo que también se impide un efectivo acceso a la justicia.25

Asimismo, la Corte considera que a través de la defensa técnica, el profesional


del Derecho puede realizar un control crítico y de legalidad del acto privativo
de derechos, y puede compensar adecuadamente la situación de
vulnerabilidad de las personas privadas de su libertad en relación con el
acceso efectivo a la justicia en términos de igualdad. 26

Por lo establecido en los párrafos precedentes, es evidente que el derecho a


defender derechos humanos por parte de las organizaciones de la sociedad
civil, se constituye como un mecanismo en virtud del cual las víctimas de
violaciones a derechos humanos que así lo requieran pueden acceder a la
justicia. Asimismo, la labor que realizan las y los defensores, permite
correlativamente que las personas que sufrieron violaciones a sus derechos
humanos, y a quienes el Estado no les garantiza el derecho a contar con un
abogado, vean satisfecho este derecho, por lo que por un lado, a través de su
trabajo materializan el derecho a una defensa adecuada y, por el otro, permiten
que las personas accedan a recursos judiciales en términos de igualdad
procesal.

24
Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párr. 126 y Caso Vélez
Loor Vs. Panamá, supra nota 147, párr. 141.
25
Ídem, párrafo 176.
26
Ídem, párrafo 177.

En este orden de ideas, el derecho a defender derechos humanos es


interpretado a partir del derecho de todas las personas de acceso a la justicia y
del derecho al debido proceso, particularmente en lo que respecta al derecho a
contar con una defensa adecuada.

Asimismo, y como se desprende del primer concepto de violación, cuando el


derecho a defender derechos humanos es ejercido por una organización de la
sociedad civil, aquel derecho también es interpretado a partir del derecho a la
libertad de asociación.

Respecto a este último vínculo entre el derecho a la libre asociación y el


derecho a defender derechos humanos, al interpretar el artículo 16 de la
CADH con relación a la defensa y promoción de los derechos humanos, la
Corte IDH estableció que el derecho a la libre asociación comprende también
el derecho de toda persona a formar y participar libremente en organizaciones,
asociaciones o grupos no gubernamentales orientados a la vigilancia,
denuncia y promoción de los derechos humanos. Y enfatizó que “[D]ada la
importancia del papel que cumplen los defensores de derechos humanos en
las sociedades democráticas, el libre y pleno ejercicio de este derecho impone
a los Estados el deber de crear condiciones legales y fácticas en las cuales
puedan desarrollar libremente su función.”27

En este sentido, si los Estados tienen una particular obligación de proteger y


garantizar que los defensores de derechos humanos realicen sus labores sin
restricciones arbitrarias, es porque dicha función reviste un carácter
particularmente relevante para un estado democrático de derecho, respecto de
las demás labores profesionales que pudieren realizar otras personas. Y por lo
tanto, la defensa de los derechos humanos –independientemente de que se
realice colectiva o individualmente– se constituye a su vez como un derecho
humano que amerita de medidas especiales que protejan y garanticen su
eficacia material.

En este orden de ideas, cuando el Estado no cuenta con garantías que hagan
eficaz el derecho de acceso a la justicia o defensa adecuada, quienes
defienden derechos humanos se subrogan en esa ausencia de mecanismos de
acceso a derechos, constituyéndose como uno, y por lo tanto, el Estado debe
reconocer su labor como un derecho humano y realizar todas las medidas
necesarias tendientes a su protección.

Ahora bien, el tercer párrafo del artículo primero de la Constitución Política de


los Estados Unidos Mexicanos establece que “Todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad”.
Esas cuatro obligaciones generales permiten ubicar las conductas exigibles al
Estado, tanto respecto de casos particulares como en relación a la adopción de
medidas administrativas, legislativas y de cualquier otro carácter.

27
Corte IDH. Caso Kawas Fernández Vs. Honduras, Sentencia De 3 de Abril
De 2009, Párrafo 146.

La obligación de respeto implica que los agentes estatales deben abstenerse de


realizar cualquier acción que vulnere un derecho; la protección conlleva la
realización de medidas que garanticen que el derecho no sea violado por
particulares; la garantía expone el derecho del Estado de generar y proveer de
los mecanismos necesarios para el acceso al derecho y, finalmente, la
promoción implica la difusión del contenido de un derecho y de las formas
para su acceso.

La obligación de garantía es particularmente relevante en el caso concreto,


pues tratándose de la defensa de los derechos humanos, implica el deber de
los Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas
las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder
público, de manera que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno
ejercicio de su labor de defensa y promoción.

Así las cosas, no deben poner trabas para que las personas acudan a los jueces
en búsqueda de que sus derechos sean protegidos y cualquier medida estatal
de carácter legislativo o administrativo que dificulte de cualquier manera uno
de ellos, y no esté justificado por medidas nacionales será contraria al artículo
primero de la Constitución.

En este sentido, el Estado está obligado a realizar todas las medidas tendientes
para que las personas que se encuentran bajo su jurisdicción, y
particularmente quienes están privadas de su libertad, cuenten con los
mecanismos adecuados que les permitan acceder efectivamente a los órganos
judiciales para presentar ante ellos, sus pretensiones. En esta vía, es
igualmente importante que los Estados provean durante dichos procesos
judiciales o administrativos, de todas las garantías de debido proceso que
permitan a los individuos defenderse en un plano de igualdad procesal.

Ahora, si el Estado no cuenta con garantías de acceso a tales derechos, y los


defensores de derechos humanos coadyuvan o suplen esa inexistencia de
garantías judiciales, es fundamental que los Estados no impidan u
obstaculicen esa labor, pues de ello depende el acceso a derechos
fundamentales por parte de individuos que se ven indirectamente afectados.

Por lo anterior, este Juzgado no puede pronunciarse respecto al derecho de la


quejosa a defender derechos humanos sin que analice las violaciones a los
derechos que indirectamente genera el acto reclamado, respecto de las
personas migrantes privadas de su libertad en la estación migratoria de la
Ciudad de México.

Derecho a una defensa adecuada y acceso a la justicia de personas migrantes


detenidas en estaciones migratorias

Ya se ha desarrollado en qué consiste el derecho de acceso a la justicia y el


derecho a un debido proceso, en su vertiente de derecho a una defensa
adecuada. Particularmente respecto a personas migrantes la Corte IDH se ha
pronunciado en los casos Tineo Pacheco vs Bolivia y Velez Loor Vs. Panamá
donde ha determinado las obligaciones estatales a cumplir cuando existe
privación de la libertad y existe riesgo de deportación a personas migrantes,
pero particularmente para aquéllas que requieren de algún tipo de protección
internacional.

En el primero de los casos, la Corte IDH estableció que de conformidad con


los artículos 8, 22.7, 22.8 y 25 de la CADH, las personas solicitantes de asilo
deben tener acceso a procedimientos para la determinación de tal condición
que permitan un correcto examen de su solicitud, por lo cual los estados
deben garantizarle al solicitante las facilidades necesarias que permitan
solicitar tal protección, lo que incluye el acceso a asesoría y representación
legal para someter su solicitud ante las autoridades.

Es importante mencionar que, en dicho caso, la Dirección Nacional de


Migración no contaba con defensores de oficio para aquéllas personas que
carecían de medios económicos para poder asumir una defensa legal. A pesar
de lo anterior, el Estado de Panamá sostuvo que el ordenamiento jurídico
nacional panameño disponía de una amplia gama de recursos en vigencia y al
alcance de ser ejercidos por el señor Vélez, con la asistencia legal
proporcionada por el Estado a través de la Defensoría del Pueblo de
Panamá28 o bien, a través de la asistencia del Consulado de Ecuador que
estaba al tanto de la situación de su connacional.
Al respecto, la Corte IDH determinó que el ámbito o espectro de actuación
alegado por el gobierno de Ecuador, no satisface la garantía de un defensor
proporcionado por el Estado puesto que la asistencia letrada suministrada por
el Estado no puede ser confundida con la actividad que en el marco de sus
funciones realizan los órganos estatales autónomos, aunque su labor sea la
defensa y promoción de los derechos humanos.29

Asimismo, la Corte determinó que, si bien el señor Vélez Loor tuvo


comprobada comunicación con funcionarios consulares de Ecuador, el
procedimiento administrativo no le proporcionó la posibilidad de ejercer el
derecho de defensa, audiencia ni del contradictorio, ni mucho menos
garantizaba que dicho derecho pudiera ejercerse en términos reales. Es decir,
si bien el señor Vélez Loor recibió visitas por parte de los funcionarios
consulares en el Centro Penitenciario La Joyita, no pudo ejercer su derecho a
la defensa con la asistencia consular ya que el procedimiento administrativo
sancionatorio no permitió materializarla como parte del debido proceso legal,
pues se decidió sin que la parte fuese oída.30

En este sentido, queda claro que la existencia de organismos autónomos y el


acceso a la asistencia consular no deben confundirse, ni pueden subrogarse en
la labor que hacen los defensores de derechos humanos pues, si bien ambas
pueden complementarse, para efectos convencionales están claramente
diferenciadas.

28
Esta autoridad estatal de Panamá, tiene su símil, por ejemplo, con la
Comisión Nacional de Derechos Humanos, toda vez que es una institución
independiente creada por la Ley, que actúa con plena autonomía, funcional,
administrativa y financiera, sin recibir instrucción de ninguna autoridad,
órgano del Estado o persona.
29
Corte Interamericana De Derechos Humanos. Caso Vélez Loor Vs. Panamá
Sentencia De 23 De Noviembre De 2010. Párrafo 133.
30
Ídem, párrafo 159

La argumentación proveída por el gobierno de Panamá, es similar a la que


estableció el Estado Mexicano en el caso Riebe Star y Otros Vs. México,
resuelto ante la CIDH donde las autoridades estatales alegaron que la
presencia de los cónsules y de los visitadores de la CNDH brindó a los
sacerdotes expulsados de una representación adecuada para la defensa de sus
derechos.

No obstante, congruente con el pronunciamiento de la Corte IDH, la CIDH


determinó que ni los cónsules, ni los visitadores de la CNDH podían
representarles por sí mismos en el procedimiento administrativos, además de
que los visitadores de la CNDH tienen expresamente prohibido por ley la
intervención como abogados en alguna de las partes.31

En cuanto a la temporalidad en la que debe hacerse efectivo el derecho a la


representación legal, la Corte IDH determinó que para efectos
convencionales, es fundamental que las personas sean asistidas por un
profesional letrado desde el primer acto del procedimiento; es decir “desde el
momento en que se le informa que será detenido”. Si bien dicho criterio fue
emitido para el caso de una persona imputada en un proceso penal, debido a
la privación de la libertad de que son objeto las personas migrantes en las
estaciones migratorias, resulta fundamental que ejerciten su derecho a la
asistencia y representación legal amplia, desde las primeras etapas del
procedimiento, ya que de lo contrario la asistencia legal carece de idoneidad
por su falta de oportunidad.32

Asimismo, es importante hacer énfasis en que muchas personas migrantes


detenidas en las estaciones migratorias, han sufrido delitos en territorio
nacional, tienen vínculo familiar con alguna persona mexicana, o requieren de
protección internacional. Estas personas, por la situación particular de
vulnerabilidad en la que se encuentran, tienen de acuerdo al artículo 52
fracción V de la Ley de Migración33, derecho a la regularización de su
situación migratoria y por lo tanto, dicho documento migratorio se constituye
como una alternativa a la detención migratoria, y un derecho per se a su
regularización.

Sin embargo, si bien las autoridades migratorias están obligadas a detectar


estas situaciones de particular vulnerabilidad, dicha obligación no es
cumplida a cabalidad por las mismas, cuyo margen

31
INFORME Nº 49/99CASO 11.610LOREN LAROYE RIEBE STAR,
Jorge Barón Guttlein y Rodolfo Izal Elorz VS. MÉXICO. Sentencia del 13
de abril de 1999 Disponible en:
http://www.cidh.org/annualrep/98span/Fondo/Mexico%2011.610.htm
32
Ídem.
33
Artículo 52. Los extranjeros podrán permanecer en el territorio nacional en
las condiciones de estancia de visitante, residente temporal y residente
permanente, siempre que cumplan con los requisitos establecidos en esta Ley,
su Reglamento y demás disposiciones jurídicas aplicables, de conformidad
con lo siguiente: V. VISITANTE POR RAZONES HUMANITARIAS. Se
autorizará esta condición de estancia a los extranjeros que se encuentren en
cualquiera de los siguientes supuestos: a) Ser ofendido, víctima o testigo de
algún delito cometido en territorio nacional. Para efectos de esta Ley, sin
perjuicio de lo establecido en otras disposiciones jurídicas aplicables, se
considerará ofendido o víctima a la persona que sea el sujeto pasivo de la
conducta delictiva, independientemente de que se identifique, aprehenda,
enjuicie o condene al perpetrador e independientemente de la relación familiar
entre el perpetrador y la víctima. Al ofendido, víctima o testigo de un delito a
quien se autorice la condición de estancia de Visitante por Razones
Humanitarias, se le autorizará para permanecer en el país hasta que concluya
el proceso, al término del cual deberán salir del país o solicitar una nueva
condición de estancia, con derecho a entrar y salir del país cuantas veces lo
desee y con permiso para trabajar a cambio de una remuneración en el país.
Posteriormente, podrá solicitar la condición de estancia de residente
permanente; b) Ser niña, niño o adolescente migrante no acompañado, en
términos del artículo 74 de esta Ley.

De independencia se ve claramente viciado, pues es el Instituto Nacional de


Migración quien posee una pretensión de deportar a la persona extranjera a su
país de origen.

Esto se debe a que el procedimiento administrativo migratorio al que son


sujetas las personas migrantes con estancia irregular en el país, se desahoga
totalmente ante el Instituto Nacional de Migración. Esto significa que, a pesar
de que las personas migrantes tienen constitucional y convencionalmente
reconocido el derecho a garantías judiciales contra una detención arbitraria, no
cuentan con un mecanismo judicial de control de la detención al que puedan
acceder, para defender sus derechos. Aunado a lo anterior, el permanente
estado de privación de la libertad en la que se encuentran, el desconocimiento
de los derechos a que son acreedores y de las leyes mexicanas, la
incomunicación a la que son sometidas, y la inexistencia de asistencia letrada
por parte de abogados que representen legalmente sus casos, genera una
política de detección, detención y deportación masiva de personas migrantes,
sin analizar su situación de particular vulnerabilidad.

En el caso de la deportación, es importante señalar que se constituye como la


sanción al ingreso y permanencia irregular de las personas migrantes. No
obstante, junto con la deportación se impone también una prohibición de
reingreso al país34 que en ocasiones también va acompañado por el
levantamiento de una alerta migratoria que permita identificar a las personas
cuando re-ingresan al país, y que puede tener efectos negativos en la
resolución de trámites de regularización migratoria, aunque se trate de
trámites vinculados al ejercicio de la Unidad Familiar.

En el caso de personas solicitantes de la condición de refugiado, su


deportación producirá además efectos perjudiciales –a veces de imposible
reparación– tales como la vida, la seguridad o la libertad.

En este sentido, el representante legal es quien tiene las herramientas y el


conocimiento para detectar inconsistencias y/o malas prácticas en los diversos
actos procesales y buscar, mediante la interposición de recursos legales, que
las violaciones sean reparadas.

En este sentido, por las graves consecuencias que la deportación trae


aparejadas para las personas migrantes y, particularmente para las solicitantes
de asilo, el Estado debe asegurarse que aquéllas

34
Artículo 244 del Reglamento de la Ley de Migración Para efectos del
penúltimo párrafo del artículo 144 de la Ley, la autoridad migratoria, a fin de
determinar el período de restricción de ingreso al territorio nacional de
personas extranjeras a quienes se haya resuelto su deportación, tomará en
consideración las circunstancias especiales de cada caso, particularmente: I. Si
la persona extranjera ingresó al territorio nacional sin la autorización
correspondiente de la Secretaría, el plazo de restricción será de uno a cinco
años;
II. Si éste ha sido reincidente, el plazo de restricción será de dos a diez años;
III. Cuando haya infringido leyes nacionales en materia penal o las
disposiciones contenidas en los tratados y convenios internacionales de los
cuales sea Parte el Estado mexicano, el plazo de restricción será de cinco a
veinte años, y
IV. Cuando la persona extranjera, por sus antecedentes en los Estados Unidos
Mexicanos o en el extranjero pudieran comprometer la seguridad nacional o la
seguridad pública, la deportación será definitiva.
Durante el período de restricción que la autoridad migratoria haya determinado
en la resolución de deportación, la persona extranjera sólo podrá solicitar su
internación al territorio nacional cuando exista un acuerdo de readmisión
debidamente fundado y motivado que así lo autorice.
puedan defenderse de dichos actos mediante la interposición de recursos
judiciales efectivos. Al respecto, la CoIDH estableció que “en procedimientos
administrativos o judiciales en los cuales se pueda adoptar una decisión que
implique la deportación, expulsión o privación de la libertad, la prestación de
un servicio público gratuito de defensa legal a favor de éstas, es necesaria para
evitar la vulneración del derecho a las garantías del debido proceso. En
efecto, en casos como el presente en que la consecuencia del procedimiento
migratorio podía ser una privación de la libertad (…) la asistencia jurídica
gratuita se vuelve un imperativo del interés de la justicia” 35

Por lo anterior, es muy importante que las autoridades migratorias permitan el


acceso a las organizaciones de la sociedad civil que prestan gratuitamente
esos servicios. Pues debido a la privación de la libertad que sufren las
personas migrantes y los obstáculos en el acceso a una asesoría o
representación legal que dicha privación de la libertad genera, la única forma
en que puedan acceder a dichos servicios es si las autoridades estatales,
particularmente la autoridad responsable, permite el acceso a la quejosa y a
todas las organizaciones de la sociedad civil que prestan gratuitamente esos
servicios.

Si bien, los artículos 70, 107 y 122 de la Ley de Migración36 reconocen el


derecho de las personas detenidas a contar con asesoría y representación
legal, y establecen la obligación de que se brinden dichos servicios a las
persona migrantes detenidas, dichos servicios no son provistos por las
autoridades migratorias. No existe una defensoría pública que represente casos
de personas migrantes, a pesar de que existe privación de la libertad y la
deportación, puede, en el caso de las personas solicitantes de asilo, acarrear
violaciones a sus derechos como la vida, la seguridad, la libertad y la
dignidad humana.

Si bien, las leyes migratorias no establecen mecanismos públicos de defensa a


derechos de población migrante detenida en estación migratoria, la Ley de
Migración establece en su artículo 70 la posibilidad de que el Instituto
Nacional de Migración celebre convenios con organizaciones de la sociedad
civil para que brinden servicios de asesoría y representación legal a personas
migrantes detenidas.

35
Íbidem, párr. 146.
36
Artículo 70. Todo migrante tiene derecho a ser asistido o representado
legalmente por la persona que designe durante el procedimiento
administrativo migratorio. El Instituto podrá celebrar los convenios de
colaboración que se requieran y establecerá facilidades para que las
organizaciones de la sociedad civil ofrezcan servicios de asesoría y
representación legal a los migrantes en situación migratoria irregular a
quienes se les haya iniciado un procedimiento administrativo migratorio.
Durante el procedimiento administrativo migratorio los migrantes tendrán
derecho al debido proceso que consiste en que el procedimiento sea
sustanciado por autoridad competente; el derecho a ofrecer pruebas y alegar lo
que a su derecho convenga, a tener acceso a las constancias del expediente
administrativo migratorio; a contar con un traductor o intérprete para facilitar
la comunicación, en caso de que no hable o no entienda el español y a que las
resoluciones de la autoridad estén debidamente fundadas y motivadas.
Artículo 107. Las estaciones migratorias, deberán cumplir al menos los
siguientes requisitos: I. Prestar servicios de asistencia médica, psicológica y
jurídica; VIII. Permitir el acceso de representantes legales, o persona de su
confianza y la asistencia consular;
Artículo 122. En el procedimiento de deportación, los extranjeros tendrán
derecho a:
IV. Recibir información acerca del procedimiento de deportación, así como del
derecho de interponer un recurso efectivo contra las resoluciones del Instituto
(…), y VI. Recibir asesoría legal.

Sin embargo, en el acto reclamado, la autoridad responsable determinó que la


celebración de convenios de colaboración entre las organizaciones de la
sociedad civil y el Instituto Nacional de Migración repercutiría en la esfera
jurídica de los extranjeros que cuentan con el derecho expreso de designar o
remover a sus representantes legales, en cualquier etapa de los procedimientos
administrativos”37

Es evidentemente ilógica la argumentación provista por parte de la autoridad


responsable, toda vez que, como se en líneas anteriores, las personas
migrantes se encuentran imposibilitadas formal y materialmente para salir por
voluntad propia, de la estación migratoria. Por lo que la libertad para designar
a su representante legal se ve reducida casi a su mínima expresión, en tanto
que, al no tener contacto con el exterior, no pueden contactar a abogados que
los representen en sus procedimientos.

Por lo desarrollado en el presente concepto de violación se desprende que la


autoridad responsable transgredió, a través del acto reclamado, el derecho de
la quejosa a defender derechos humanos.

Si bien el derecho a defender derechos humanos no se encuentra reconocido


expresamente en ningún tratado internacional en materia de derechos
humanos, su existencia se desprende de la interpretación evolutiva de un
conjunto de normas y principios de derechos humanos cuya protección es
obligatoria para el Estado Mexicano. Dentro de estos derechos se encuentran
el derecho de acceso a la justicia, y el derecho a un debido proceso en su
vertiente de defensa adecuada.

Lo anterior es así, toda vez que los mencionados derechos consagran la


obligación de los Estados de proporcionar a todas las personas bajo su
jurisdicción de garantías judiciales adecuadas, rápidas y efectivas que les
permitan defenderse de los actos de autoridad que vulneran sus derechos. En
el acceso a dichas garantías judiciales se hace necesaria la labor de defensa
técnico-legal que ayude a las víctimas de violaciones a sus derechos y a los
grupos vulnerables, a defender adecuadamente sus pretensiones.

Por esto, resulta evidente que quienes defienden jurídicamente los derechos
humanos de las víctimas, se constituyen a su vez como una garantía de acceso
a la justicia, y materializan en la realidad práctica el derecho a una defensa
adecuada. Con esto, empoderan a las víctimas, las acompañan en su derecho a
denunciar, vigilan la actuación del estado y con ello, consolidan el Estado de
Derecho.

Es importante recalcar que las y los defensores de derechos humanos como


coadyuvantes en la consolidación de un estado de derecho, surgen a partir de
la incapacidad estatal de proveer a los particulares de garantías eficaces de
protección a sus derechos. Por esto, las personas deciden agruparse para
reclamar en la esfera pública la acción del Estado, respecto de situaciones o
intereses particulares.

37
CONSIDERANDO III, párrafo PRIMERO . Página 3 de la resolución
impugnada.

En este sentido, a través de la labor de defensa y promoción de los derechos


humanos, las organizaciones de la sociedad civil que la realizan dan voz a
quien no la tiene, visibilizan problemáticas que estaban ocultas y las llevan a
la esfera pública para que el Estado, como primer obligado en la garantía y
respeto de los derechos humanos, reconozca y atienda los problemas sociales
que se le presentan, reparando las violaciones que de ellos se generaron.

En el caso de marras, el acto reclamado también afecta el derecho de las


personas migrantes detenidas a un acceso a la justicia pues, por la privación
de la libertad de la que son objeto, y debido a la ausencia de asesoría y
representación legal por parte de las autoridades migratorias, desconocen los
recursos legales para defenderse de los actos que vulneran sus derechos, de las
posibilidades de regularización migratoria a las que podrían tener acceso, o
del derecho que tienen para solicitar la condición de refugiado.

Por otro lado, debido a que el procedimiento administrativo migratorio se


desahoga totalmente ante el Instituto Nacional de Migración y no existen
mecanismos judiciales de control de legalidad de los actos de dicha autoridad,
se vuelve más relevante que las personas migrantes detenidas cuenten con un
servicio gratuito de asesoría y representación legal que los ayude a acceder a
recursos judiciales efectivos. Este trabajo, sólo es realizado por las
organizaciones de la sociedad civil, para lo cual es necesario que la autoridad
responsable autorice su ingreso, y particularmente el de la quejosa, para
brindar los servicios señalados.

Tercer concepto de violación. El acto reclamado viola el derecho humano de


la quejosa a la seguridad jurídica, al no cumplir con el requisito constitucional
de proveer de una debida fundamentación y motivación.

Preceptos violados. Artículos 14 y 16 de la Constitución Política.


Los artículos 14 y 16 de la Constitución Política establecen el derecho de todas
las personas a la seguridad jurídica:

Artículo14. […] Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o


de sus propiedades o derechos, sino mediante juicio seguido ante
tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes
expedidas con anterioridad al hecho. […]

Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia,


domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento
escrito de la autoridad competente, que funde o motive la causa
legal del procedimiento. […]
El trabajo jurisprudencial del poder judicial ha determinado que el derecho
humano a la seguridad jurídica contenido por esos artículos se define como el
derecho a que la persona tenga certeza sobre su situación ante la ley, o la de su
familia, posesiones o demás derechos. El respeto a este derecho obliga a la
autoridad a sujetar sus actos de molestia a determinados supuestos, requisitos y
procedimientos previamente establecidos por la Constitución y las leyes.

SEGURIDAD JURÍDICA. ALCANCE DE LAS GARANTÍAS


INSTRUMENTALES DE MANDAMIENTO ESCRITO, AUTORIDAD
COMPETENTE Y FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN,
PREVISTAS EN EL ARTÍCULO 16, PRIMER PÁRRAFO, DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL, PARA ASEGURAR EL RESPETO A
DICHO DERECHO HUMANO.
De las jurisprudencias 1a./J. 74/2005 y 2a./J. 144/2006, de la Primera y
Segunda Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomos XXII, agosto de 2005, página 107, de rubro:
"PROCEDIMIENTO SEGUIDO EN UNA VÍA INCORRECTA. POR
SÍ MISMO CAUSA AGRAVIO AL DEMANDADO Y, POR ENDE,
CONTRAVIENE SU GARANTÍA DE SEGURIDAD JURÍDICA." y
XXIV, octubre de 2006, página 351, de rubro: "GARANTÍA DE
SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES.", respectivamente, se
advierte una definición clara del contenido del derecho humano a la
seguridad jurídica, imbíbito en el artículo 16, primer párrafo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual
consiste en que la persona tenga certeza sobre su situación ante las
leyes, o la de su familia, posesiones o sus demás derechos, en cuya vía
de respeto la autoridad debe sujetar sus actuaciones de molestia a
determinados supuestos, requisitos y procedimientos previamente
establecidos en la Constitución y en las leyes, como expresión de una
voluntad general soberana, para asegurar que ante una intervención de
la autoridad en su esfera de derechos, sepa a qué atenerse. En este
contexto, de conformidad con el precepto citado, el primer requisito
que deben cumplir los actos de molestia es el de constar por escrito,
que tiene como propósito que el ciudadano pueda constatar el
cumplimiento de los restantes, esto es, que provienen de autoridad
competente y que se encuentre debidamente fundado y motivado. A su
vez, el elemento relativo a que el acto provenga de autoridad
competente, es reflejo de la adopción en el orden nacional de otra
garantía primigenia del derecho a la seguridad, denominada principio
de legalidad, conforme al cual, las autoridades sólo pueden hacer
aquello para lo cual expresamente les facultan las leyes, en el
entendido de que la ley es la manifestación de la voluntad general
soberana y, finalmente, en cuanto a fundar y motivar, la referida
Segunda Sala del Alto Tribunal definió, desde la Séptima Época,
según consta en su tesis 260, publicada en el Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo VI, Materia Común,
Primera Parte, página 175, de rubro: "FUNDAMENTACIÓN Y
MOTIVACIÓN.", que por lo primero se entiende que ha de
expresarse con exactitud en el acto de molestia el precepto legal
aplicable al caso y, por motivar, que también deben señalarse con
precisión las circunstancias especiales, razones particulares o causas
inmediatas que se hayan tenido en consideración para su emisión,
siendo necesario, además, que exista adecuación entre los motivos
aducidos y las normas aplicables, lo cual tiene como propósito
primordial, confirmar que al conocer el destinatario del acto el marco
normativo en que el acto de molestia surge y las razones de hecho
consideradas para emitirlo, pueda ejercer una defensa adecuada ante el
mismo. Ahora bien, ante esa configuración del primer párrafo del
artículo 16 constitucional, no cabe asumir una postura dogmatizante,
en la que se entienda que por el solo hecho de establecerse dichas
condiciones, automáticamente todas las autoridades emiten actos de
molestia debidamente fundados y motivados, pues la práctica confirma
que los referidos requisitos son con frecuencia inobservados, lo que
sin embargo no demerita el hecho de que la Constitución establezca
esa serie de condiciones para los actos de molestia, sino por el
contrario, conduce a reconocer un panorama de mayor alcance y
eficacia de la disposición en análisis, pues en la medida en que las
garantías instrumentales

De mandamiento escrito, autoridad competente y fundamentación y


motivación mencionadas, se encuentran contenidas en un texto con fuerza
vinculante respecto del resto del ordenamiento jurídico, se hace posible
que los gobernados tengan legitimación para aducir la infracción al
derecho a la seguridad jurídica para asegurar su respeto, únicamente con
invocar su inobservancia; igualmente se da cabida al principio de
interdicción de la arbitrariedad y, por último, se justifica la existencia de
la jurisdicción de control, como entidad imparcial a la que corresponde
dirimir cuándo los referidos requisitos han sido incumplidos, y sancionar
esa actuación arbitraria mediante su anulación en los procedimientos de
mera legalidad y, por lo que atañe al juicio de amparo, a través de la
restauración del derecho a la seguridad jurídica vulnerado.38

Por tanto, todo acto de molestia tiene que cumplir con tres requisitos para el
respeto al derecho de seguridad jurídica: constar por escrito, ser emitido por
autoridad competente y estar debidamente fundado y motiva.
Todo acto administrativo debe ser fundado y motivado. Esas dos formalidades
tienen su origen en la racionalización del poder público. La fundamentación
remite a su vinculación con el derecho, la motivación como la justificación del
acto, según se expresa en la interpretación jurisdiccional antes transcrita.

Se entiende por fundar la obligación de la autoridad de expresar con exactitud


el precepto legal aplicable al caso, y, por motivar, señalar con precisión las
circunstancias especiales, razones particulares o causa inmediatas que hayan
sido consideradas para su emisión. Así mismo debe haber una relación entre
fundamento y motivación.

Es así que el incumplimiento de la obligación de brindar debida


fundamentación y motivación puede existir ante una omisión absoluta al
requisito (falta) o una omisión parcial (insuficiencia). Las omisiones a este
requisito se pueden clasificar en cuatro vertientes:

1. Falta de fundamentación: cuando se omite expresar el dispositivo legal


aplicable al asunto. 2. Falta de motivación: cuando se omite exponer las
razones que se hayan considerado para estimar que el caso puede
subsumirse en la hipótesis prevista en es norma jurídica. 3. Inadecuada
fundamentación: al acto de autoridad cita preceptos legales inaplicables al
caso en particular por la características de éste que impuden su adecuación
o encuende en la hipótesis normativa.
4. Inadecuada motivación: cuando el acto de autoridad sí expresa las
razones que tiene en consideración la autoridad para emitir el acto, pero
éstos no se ajustan a los presupuestos de la norma legal citada como
fundamento aplicable al asunto.39

38
Tesis: IV.2o.A.50 K (10a.). Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación. Décima Época. 2005777. Tribunales Colegiados de Circuito
Libro 3, Febrero de 2014, Tomo III. Pag. 2241. Tesis Aislada
(Constitucional). 39 Época: Novena Época
Registro: 170307
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo XXVII,
Febrero de 2008 Materia(s): Común Tesis: I.3o.C. J/47 Página: 1964
FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. LA DIFERENCIA ENTRE
LA FALTA Y LA INDEBIDA SATISFACCIÓN DE AMBOS

A continuación se analizará la inadecuada fundamentación y motivación para


la negativa de permitir a la quejosa realizar labores de asesoría y
representación legal a solicitantes de la condición de refugiado y protección
complementaria que así lo requieran (considerando primero)

Como se expuso en los hechos, el día 06 de febrero de 2018 la quejosa entregó


ante la Dirección General de Control y Verificación Migratoria del Instituto
Nacional de Migración una solicitud de ingreso a la estación migratoria de la
Ciudad de México. En el apartado ii) de dicha solicitud se establecieron los
objetivos que esta organización pretendía realizar durante su entrada a la
estación migratoria. El punto número 1 de dichos objetivos era brindar
servicios de asesoría y presentación legal a solicitantes de la condición de
refugiado y protección complementaria que así lo requiera, en términos de lo
establecido por el artículo 70 de la Ley de Migración.

Al respecto el considerando segundo de la resolución combatida determinó no


ha lugar a pronunciarse en sentido positivo respecto a la actividad solicitada
debido a que: a) La designación de representación legal es un acto voluntario
del extranjero; y b) no existen instrumentos jurídicos de colaboración entre el
INM y las organizaciones de la sociedad civil.

Antes de proseguir al análisis de la fundamentación y motivación de los


argumentos anteriores es necesario señalar la solicitud realizada por la quejosa
fue para poder ingresar a las instalaciones de las estaciones migratorias,
señalando como uno de los objetivos de esta solicitud de ingreso el tener la
posibilidad fáctica y material para realizar labores de representación legal,
propias de nuestro objeto como organización de la sociedad civil.

Así el objetivo verdadero es poner en conocimiento de las personas detenidas


en las estaciones migratorias, las actividades que realizamos, señalando sus
derechos y la posibilidad de representarlos legalmente en caso de que ellos así
lo solicitarán.

Dicha intervención, no buscaba la representación legal individual, sino la


puesta en conocimiento - a la población migrante, solicitante de la condición
de refugiado y posible solicitante de la condición de refugiado- de los
objetivos de la organización y la disposición de presentar el servicio de
representación, acciones conformes al objeto la quejosa. A continuación se
analizarán los dos argumentos utilizados en el acto de autoridad.

a) La designación de representación legal es un acto voluntario del


extranjero;
Si bien autoridad responsable dispone fundamentos legales para sustentar el
argumento, expuesto, a continuación analizaremos cómo los mismos son
inadecuados para la solicitud concretamente realizada.

REQUISITOS CONSTITUCIONALES TRASCIENDE AL ORDEN EN


QUE DEBEN ESTUDIARSE LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN Y A
LOS EFECTOS DEL FALLO PROTECTOR.

Fundamentación: 70 de la Ley de Migración y 19 de la Ley Federal de


Procedimientos Administrativos de aplicación supletoria a la materia
migratoria.

Artículo 70 de la Ley de Migración. Todo migrante tiene derecho a ser


asistido o representado legalmente por la persona que designe durante el
procedimiento administrativo migratorio. El Instituto podrá celebrar los
convenios de colaboración que se requieran y establecerá facilidades
para que las organizaciones de la sociedad civil ofrezcan servicios de
asesoría y representación legal a los migrantes en situación migratoria
irregular a quienes se les haya iniciado un procedimiento administrativo
migratorio.

Durante el procedimiento administrativo migratorio los migrantes


tendrán derecho al debido proceso que consiste en que el procedimiento
sea sustanciado por autoridad competente; el derecho a ofrecer pruebas
y alegar lo que a su derecho convenga, a tener acceso a las constancias
del expediente administrativo migratorio; a contar con un traductor o
intérprete para facilitar la comunicación, en caso de que no hable o no
entienda el español y a que las resoluciones de la autoridad estén
debidamente fundadas y motivadas.

Artículo 19 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo: Los


promoventes con capacidad de ejercicio podrán actuar por sí o por medio
de representante o apoderado. La representación de las personas físicas o
morales ante la Administración Pública Federal para formular
solicitudes, participar en el procedimiento administrativo, interponer
recursos, desistirse y renunciar a derechos, deberá acreditarse mediante
instrumento público, y en el caso de personas físicas, también mediante
carta poder firmada ante dos testigos y ratificadas las firmas del
otorgante y testigos ante las propias autoridades o fedatario público, o
declaración en comparecencia personal del interesado. Sin perjuicio de lo
anterior, el interesado o su representante legal mediante escrito firmado
podrá autorizar a la persona o personas que estime pertinente para oír y
recibir notificaciones, realizar trámites, gestiones y comparecencias que
fueren necesarios para la tramitación de tal procedimiento, incluyendo la
interposición de recursos administrativos.

En este sentido, el artículo 70 de la Ley de Migración dispone que los


migrantes tienen derecho a ser asistidos o representados por las personas que
designen en sus procedimientos. Por su parte, el artículo 19 de la Ley Federal
de Procedimiento Administrativo señala cuáles son las formalidades que
deben cumplimentarse para que éstos puedan realizar la designación de
representantes legales.

Sin embargo, y como se advierte del planteamiento requerido en fecha 06 de


febrero de 2018, la quejosa solicitó literalmente ofrecer y brindar los servicios
de asesoría y representación legal bajo los parámetros normativos del artículo
70 de la Ley de Migración.

Así, el hecho de que el artículo 70 de la Ley de Migración y 19 de la Ley


Federal de Procedimiento Administrativo dispongan el derecho a
representación legal así como la obligación de que la designación de
representación legal por parte de migrantes se realice bajo las formalidades del
19 de La Ley Federal de Procedimiento Administrativo, nada tiene que ver
con que la quejosa pueda ingresar a las estaciones migratorias a brindar y
ofrecer servicios de representación legal.

La inadecuada fundamentación utilizada por la autoridad responsable para


negar el ingreso de la quejosa para brindar y ofrecer servicios de
representación legal, pretender crear una apariencia de debida
fundamentación, cuando en realidad es más que evidente que la autoridad no
tiene sustento alguno para negar el ingreso.

La quejosa en ningún momento solicitó que la designación de representante


legal por parte de los migrantes detenidos en estaciones migratorias se realice
sin observar las disposiciones normativas del artículo 19 de la Ley Federal de
Procedimiento Administrativo, sino más bien que se permita su entrada para
que los migrantes cuenten con información oportuna y suficiente para decidir
autónomamente si es su voluntad -o no- de designarnos como representantes
legales.

Motivación: La designación y remoción de representantes legales es un


derecho autónomo del extranjero, por tanto la autoridad migratoria no puede
mutuo proprio dar la calidad de representante legal a esta organización.

Si bien, existe concordancia entre la motivación y fundamentación esgrimida


por la autoridad responsable, ésta no guarda relación con la solicitud realizada
por la quejosa. Lo anterior, debido que en ningún momento la quejosa solicitó
se nos autorizara como representantes legales, sino que se nos permitiera
ingresar a las estaciones migratorias para que una vez detectados casos, y con
la autorización de los extranjeros, se pudieran realizar labores de
representación legal.

Así mismo, la organización se encuentra consiente que para la realización de


estas labores de representación, además de contar con la autorización de
ingreso a la estación migratoria, necesita la autorización del extranjero y
obtener las acreditaciones necesarios dentro de los procedimientos de solicitud
de condición de refugiado ante COMAR y administrativo migratorio ante
INM. Sin que sea la resolución impugnada, el momento procesal oportuno
para que solicitar estas acreditaciones.

Al igual que la inadecuada fundamentación, la motivación utilizada por la


responsable pretende crear una imagen de debida motivación, cuando en
realidad el acto de autoridad no está respondiendo a la solicitud planteada;
pues el hecho de que podamos ingresar a las estaciones migratorias para
brindar y ofrecer servicios de representación legal, en nada impide que los
migrantes nos designen según los lineamientos del artículo 19 de la Ley
Federal de Procedimientos Administrativos, y por tanto, no afecta la voluntad
de los extranjeros.

Incluso, la posibilidad de que la quejosa pueda ingresar en las estaciones


migratorias en aras de brindar servicios de representación legal, lejos de
desnaturalizar la voluntad de los migrantes pretende fortalecer ésta última de
forma que los migrantes tomen decisiones informadas y con conocimiento de
causa.

b) No existen instrumentos jurídicos de colaboración entre el INM y las


organizaciones de la sociedad civil
Fundamentación: Artículo 70 de la Ley de Migración.
Motivación: No se puede permitir el acceso con base en al artículo 70 de la
Ley de Migración, ya que el INM no tiene celebrada ningún instrumento de
cooperación con organizaciones civiles, ya que es una facultad potestativa.

El artículo señalado no limita la cooperación con la sociedad civil a la


celebración de convenios de colaboración. Este párrafo también señala que la
autoridad migratoria deberá establecer facilidades para que las
organizaciones de la sociedad civil ofrezcan servicios de asesoría y
representación legal a los migrantes en situación migratoria irregular a quienes
se les haya iniciado un procedimiento administrativo migratorio.

Sin duda alguna, este tipo de facilidades contempla los permisos de entrada a
estaciones migratorias. Tal como está establecido por la el artículo 224 del
Reglamento de la Ley de Migración:

Artículo 224. Previo cumplimiento de los requisitos, autorización de la


autoridad migratoria y en los horarios establecidos al efecto, podrán
ingresar a las estaciones migratorias o estancias provisionales, las
siguientes personas:
I. Familiares y personas de la confianza de las personas extranjeras;
II. Representantes legales;
III. Representantes consulares;
IV. Integrantes de asociaciones religiosas;
V. Integrantes de organizaciones de la sociedad civil;
VI. Integrantes de organismos internacionales;
VII. Servidores públicos de la Comisión Mexicana de Ayuda a
Refugiados; VIII. Servidores públicos de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos, y IX. Personas físicas y miembros
de instituciones académicas.
Las personas señaladas en las fracciones I, II, III, IV, V, VI, VII y VIII
de este artículo podrán acceder a las estaciones migratorias y estancias
provisionales para realizar visitas a personas extranjeras o llevar a
cabo actividades extraordinarias. Las personas físicas y miembros de
instituciones académicas podrán acceder a las mismas para realizar
actividades de estudio o investigación.
La Secretaría determinará los requisitos, horarios y condiciones que
deberán cumplir las personas señaladas en este artículo para acceder a
las estaciones migratorias y estancias provisionales, mediante
disposiciones administrativas de carácter general que serán publicadas
en el Diario Oficial de la Federación.

Respecto a que la autoridad responsable puede celebrar convenios de


colaboración con organizaciones de la sociedad civil, se advierte que la
suscrita quejosa no está exigiendo la celebración de un convenio de
colaboración. Más allá de que la decisión de celebrarlo es una facultad
potestativa de la autoridad responsable, éste excedería materialmente la
solicitud realizada de poder brindar y ofrecer servicios de representación legal
en las estaciones migratorias.
En ese sentido, si bien la autoridad responsable pretende argumentar que la
posibilidad de celebrar convenios de colaboración es una potestad que ella
puede decidir realizar -o no- la solicitud de la suscrita quejosa de poder
brindar y ofrecer servicios de representación legal en estaciones migratorias no
busca que dicho servicio se enmarque dentro de un convenio de colaboración
junto a la autoridad responsable.

Además, es importante que este honorable juzgado distinga que la celebración


de dichos convenios de colaboración no es requisito sine qua non para que las
organizaciones de la sociedad civil puedan ingresar a las estaciones
migratorias, sino más bien, un mecanismo institucional que contiene la ley, a
fin de facilitar el trabajo coordinado entre la sociedad civil y las estaciones
migratorias.

Así como ocurrió con la indebida fundamentación, el hecho de que no exista


actualmente un convenio de colaboración entre la suscrita quejosa y la
autoridad responsable- ni con otra organización de la sociedad civil-no es
motivación o justificación alguna para negar el ingreso de la quejosa a las
instalaciones de las estaciones migratorias.

En conclusión, resulta más que evidente que la autoridad no tiene fundamento


legal alguno para negar la entrada de la quejosa a las estaciones migratorias,
así como por otro lado, la motivación utilizada no es coherente con el
requerimiento por las razones expuestas. Las mismas se pueden resumir de la
siguiente forma:

1. El hecho de que los migrantes deban designar a la representación legal


bajo los parámetros del artículo 19 de la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo, no es excluyente ni justificativo para que la autoridad
responsable niegue a la quejosa el ingreso a las estaciones migratorias
con el fin de brindar y ofrecer servicios de representación legal;
2. Permitir que la quejosa ingrese a las estaciones migratorias a brindar y
ofrecer información a los migrantes no desnaturaliza la voluntad de
éstos, sino más bien, la fortalece y permite que se adopten decisiones
con base en información y no la bajo la ausencia de ésta.
3. La inexistencia de convenios de colaboración entre organizaciones de la
sociedad civil y la autoridad responsable no necesariamente implica que
la quejosa no pueda ingresar a las estaciones migratorias.

IX-.Petitorios

Primero. Se me tenga por interpuesto en tiempo y forma la presente demanda


de amparo.
Segundo. Se requiera a la Autoridad Responsable respecto a todo lo solicitado
en la presente demanda; así como en lo que sea necesario para el buen
desarrollo del juicio.
Tercero. Se dicte sentencia con apego a la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. Ello de acuerdo con los conceptos de violación esgrimidos
y respetando los principios de igualdad, seguridad jurídica, legalidad,
congruencia y el orden constitucional.

Protesto lo necesario,

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