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Muladar

Este documento presenta un fragmento de la obra de teatro "Muladar" de Pablo Remón y Daniel Remón. La obra se desarrolla en tres épocas distintas en un pequeño pueblo de Castilla y explora temas como la pobreza, la soledad y la marginalización. El fragmento presentado muestra escenas de la primera época en la década de 1950, introduciendo a los personajes de Juana, Abel y su hijo Pascual, quien vive encerrado en un cobertizo debido a su discapacidad.

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Este documento presenta un fragmento de la obra de teatro "Muladar" de Pablo Remón y Daniel Remón. La obra se desarrolla en tres épocas distintas en un pequeño pueblo de Castilla y explora temas como la pobreza, la soledad y la marginalización. El fragmento presentado muestra escenas de la primera época en la década de 1950, introduciendo a los personajes de Juana, Abel y su hijo Pascual, quien vive encerrado en un cobertizo debido a su discapacidad.

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Muladar

de
Pablo Remón y Daniel Remón

(fragmento)

www.contextoteatral.es
Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

Muladar /
tragedia castellana, basada en hechos reales, en tres tiempos

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

Muladar.
(De muradal).
1. m. Lugar o sitio donde se echa el estiércol o la basura de las casas.
2. m. Aquello que ensucia o inficiona material o moralmente.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

Personajes
La obra requiere un mínimo de cinco actores, que ocupan distintos papeles de una historia a otra.
Los personajes y sus funciones persisten, con variaciones, de una época a otra. Un posible esquema
sería el siguiente, aunque pueden darse otras opciones:

UNO DOS TRES

Milagros,
Juana, la madre / hermana del Aurelio / Simona, la envenenadora

Abel, el padre / El Aurelio / Pedro, el pastor

Cesárea, una vecina / La pastora / Carmen, la Portuguesa


Ponce,
compañero

El crío / del matadero / Robe, el nieto de la capital

Silos, un vecino / El Encargado / El Portugués

+ + +

Una hija de Abel La madre de Ponce Olavide, chaval del pueblo


Un albañil El señor notario Ismael, chaval del pueblo
Chica de la verbena Paisanos
Una vieja
Un camarero

Corro de chavales

Lugar
Castilla.

Tiempo
UNO – Años 50
DOS – Años 70
TRES – Años 90 / Años 50

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

Prólogo

Plumas y polvo levantado en el aire. Cacareo desquiciado de gallinas.


Al abrir, aves muertas salpican la tierra, seca, y roja de sangre.
Un sol plomizo cae sobre el corro de chavales, con sucias camisetas de propaganda
y una escopeta de perdigones que todavía quema.

CHAVAL 1
Mira a esa. Ya no canta.

CHAVAL 2
Pero aún tiene hambre la hija puta. Así aguanta tres días. Aunque parece que ya no, que está por
morir, esta saca cojones para llegar hasta el cerro las Cruces, si hace falta, a por comida.

CHAVAL 3
Pues como no se la meta por el culo...

Las gallinas, medio muertas, aún parecen moverse a pesar de los perdigonazos.
Cabeceos, movimientos reflejos de las patas. El sol las quema, mientras los
chavales, entre risas, van dejando la escena vacía.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

UNO
AÑOS 50

www.contextoteatral.es / 6
Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

La casa es pobre, como el pueblo: un poblachón como tantos, perdido en mitad de la


llanura: seco, amarillo por el sol; unas pocas casas de adobe en la meseta
castellana.
Pegada a la casa, un cobertizo, también de adobe. La puerta que los une, nueva,
tiene varios cerrojos.
Golpea la puerta la Juana, comprobando que se sostiene. Es una vieja de negro
riguroso, menuda y agachada como una urraca. A su lado, un albañil.

JUANA
¿Aguantará la lluvia?

ALBAÑIL
¿Qué lluvia?

JUANA
Para el Santo ha de llover.

ALBAÑIL
A eso, lluvia no se le llama. Son cuatro gotas. Y con la calor baja el agua que parecen meaos.

JUANA
Yo lo digo por las humedades. Que luego me se mete en casa una peste a muladar...

ALBAÑIL
Nada, nada.

JUANA
¿Y los golpes? ¿Aguanta bien?

ALBAÑIL
Mire, señora Juana, es lo que me dijo usted. Déle, déle fuerte. ¡Con rabia, coño! ¿Ve? Esto no
se vence ni con una muta lobos empujando.

JUANA
Ya lo sé, Cosme, pero no falta miedo. Que luego vienen las cosas como vienen.

ALBAÑIL
Guarde cuidado, que no hay golpes que valgan. Usted manéjese en los fogones y esto déjelo
para mi juicio.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

La Juana, sentada al sol. Cansada de tanto bregar, se le cierran los ojos. Al poco
llega Abel, un labrador de su edad; la boina en las manos, peinado y afeitado, de
domingo.

ABEL
Eu. ¿Qué hay?

JUANA
¿Qué tienes? (Pausa.) Venga, di lo que tengas que decir.

ABEL
Me se muere la Zenona. Me quedo solo, Juana, y la casa es grande para un hombre. Si das tu
conformidad, hacemos el acomodo.

JUANA
¿Tanta prisa llevas?

ABEL
Llevo prisa porque yo también me muero. Y tú. Y todos. (Pausa.) Ya la han dado los sacramentos.
¿Qué dices?

JUANA
¿Ahora me vienes con ésas? Cago en diez, sois lo mismo que las tormentas, que nunca sabe una por
donde vais a salir.

ABEL
Las cosas vienen como vienen. ¿Qué culpa tengo yo?

JUANA
Ninguna. Pero el acomodo debíamos de haberle hecho hace años, cuando preñá. No sé qué
ganancia tiene venir ahora.

ABEL
Tengo lo de la Tasuguera. Es campo bueno. ¿Das la conformidad o no?

Pausa.

JUANA
Yo ya no entro en cuenta de nada.

Pausa.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

ABEL
Bueno, yo te espero a la alborada donde Mosén. Si vienes, ven aviada. Y ahora marcho, que ha de
ser su marido el que la cierre los ojos.

JUANA
¿Y el crío?

ABEL
El crío nada.

Se va. La Juana se queda murmurando.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

Juana en la casa. Llega Silos, un vecino.

SILOS
Buenas. ¿Anda por ahí el crío?

JUANA
¿Dónde, si no?

SILOS
Quiero decir que si se le puede ver.

JUANA
Está cambiando la luna.

SILOS
Sólo para saludarle. En menos que canta un gallo me tiene usted fuera. ¿Cómo no abre un poco,
mujer? Que huele a cagajón.

JUANA
La Zenona está para morir. Y no quiero que entre en casa la desgracia ajena.

Abre los cerrojos de la puerta, la que da al cobertizo de adobe.

¡Ssscchh! Estáte manso, que entro.

Los dos pasan al cobertizo. El suelo, cubierto de paja. Entra algo de luz por el hueco
que deja un adobe sin poner.
Arrinconado está su hijo, el crío, que es un hombre adulto y desnudo, blanco,
animal.
Con el brazo se protege de la luz.

Es el Silos. El del regato, hijo. Que ha venido a verte.

La Juana le ofrece una lata de metal, de galletas.

¿Quieres que te las dé él? ¿Quieres? (A Silos.) Hale, aquí te le dejo. No me le revuelvas, ¿eh? Y
mójaselas en un poco agua de limón, que le gusta.

Se va. Silos abre la lata y le da al crío un par de obleas, directamente a la boca.


Silencio.

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Muladar / Pablo Remón y Daniel Remón

SILOS
¿Qué hay, Pascual? ¿Cómo sigues? Me dice tu madre que andas erizado. No es buena cosa esa, ¿eh?
Que bastante labor la das a la pobre. (Pausa.) ¿Sabes con quién me he cruzado hoy, que me ha dado
saludos? Con la Merche, la que se gustaba de ti. ¿Te recuerdas qué jarana nos traíamos con eso?
Cago en diez, no hace años, ni nada. Pues, no te lo he dicho aún, pero una vez, cuando el Santo, la
dije que tú andabas detrás de la lechuguina. Por ver de echar la noche, nada más. Y del disgusto, me
se llevó a mí al pajar. Se ve que con la calor, a fuerza de lavarse con el agua de la acequia, tenía la
boca mala. Era como morder una alpargata. (Pausa.) Y más que quería decirte, pero me se ha
olvidado.

El crío está encorvado, sin escuchar, sin entender, masturbándose.

Cago en Dios. No te llega nada. Es lo mismo que confesar sin cura.

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