147 Cardiologia Examen Fisico
147 Cardiologia Examen Fisico
147 Cardiologia Examen Fisico
PARTE_____
CARDIOLOGIA
INTRODUCCIÓN
ANAMNESIS
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EXAMEN FISICO CARDIOVASCULAR
I) INSPECCIÓN
La inspección se inicia mediante la apreciación del color epidérmico del niño; la palidez
sugiere la existencia de anemia, vasoconstricción o cianosis. La génesis de la cianosis
verdadera necesita que la saturación de oxígeno arterial experimente importante
disminución; sin embargo, la sangre arterial no suele ser visible y el color de la piel
depende del plexo venoso subcutáneo. En circunstancias normales los capilares
cutáneos permiten pobre extracción de oxígeno y la saturación de este gas en la sangre
venosa es relativamente alta salvo que la circulación se caracterice por la constricción
de las arteriolas causada por el frío o por elevación del tono adrenérgico. Por las
razones expuestas la observación permite contar solo con fundamentos indirectos para
juzgar cuál es la saturación arterial y no se reconoce la cianosis clínica hasta que
aquélla desciende por debajo de 85 %.
Ante toda sospecha de cardiopatía congénita debe ser valorada la presión parcial de
oxígeno arterial o PO2 y sus fluctuaciones al respirar el paciente diferentes
concentraciones de este gas o FiO 2. La PO2 de un recién nacido normal que inhala aire
ambiental oscila en el rango de 60 a 80 mm Hg; cifras menores hacen pensar en la
existencia de cortocircuito venoarterial. En ausencia de cardiopatía congénita al FiO2
de 100 % corresponde una PO2 con valores altos que rondan los 400 mm Hg y, a la
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inversa, las variaciones son mínimas si el paciente presenta malformaciones
cardiovasculares. Las circunstancias que contemplan ausencia de cardiopatía congénita
en comunión a escaso aumento de la PO 2 ante elevación del FiO2 hasta 100 %
comprenden la existencia de lesiones neumológicas favorecedoras de atelectasia
o neumotórax, fístulas arteriovenosas pulmonares y síndrome de circulación fetal
persistente cuyo patrón caracterizado por resistencias pulmonares elevadas origina
mezcla sanguínea venoarterial a nivel auricular mediante permeabilización del foramen
oval con cianosis severa como expresión del cortocircuito intracardíaco existente.
La inspección de la región torácica anterior, que al estar situada por delante del
corazón y de los grandes vasos recibe el nombre de región precordial, reviste gran
interés. El área precordial puede ser normal, presentar deformidad hacia la punta, el
borde paraesternal izquierdo o estar caracterizada como global; ello significa aumento
respectivo de la mencionada región a expensas de crecimiento del ventrículo izquierdo,
del ventrículo derecho o de ambos. El abombamiento precordial es expresión de
cardiomegalia crónica a punto de partida de la sobrecarga volumétrica generada por
diversas circunstancias, entre ellas, un gran cortocircuito de izquierda a derecha.
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Cuando existe crecimiento masivo del ventrículo derecho se observa el abombamiento
precordial y la presencia de latido epigástrico en el recién nacido y lactante pequeño
o latido paraesternal bajo en el niño mayor. En caso de crecimiento del ventrículo
izquierdo se denota el latido del ápex desplazado hacia abajo y afuera con un carácter
reptante o en escalera.
La exploración de las venas del cuello tiene, como objetivos principales, el estudio de
las ondas el pulso venoso y la estimación de la presión venosa. El pulso venoso yugular
resulta difícil de examinar en niños pequeños; no obstante, en aras de efectuar la
panorámica integral del examen físico cardiovascular se decidió su inclusión en este
capítulo debido a la utilidad que puede tener en la evaluación de niños mayores.
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interna se observa cuando el tronco se incorpora entre 15° y 30°. Se facilita el examen
mediante iluminación tangencial de la piel que recubre la vena y se observa la sombra
que proyecta el latido venoso en la almohada o en las sábanas de la cama. No deben
ser confundidos el pulso venoso y el latido carotídeo.
Las ondas del latido venoso son más lentas y sinuosas que las del pulso
arterial, más bruscas y fuertes.
Las pulsaciones de la vena yugular interna pueden ser suprimidas mediante la
compresión suave por debajo del punto de observación.
La respiración produce importantes cambios en el pulso venoso mientras que el
pulso arterial se modifica muy poco.
La compresión abdominal resulta útil para diferenciar el pulso venoso del arterial.
Esta maniobra no modifica el latido arterial y produce solo ligero aumento de las
pulsaciones venosas yugulares. En cambio, cuando existe insuficiencia cardíaca
derecha el aumento de la distensión y de los latidos yugulares resulta evidente;
en estos casos la compresión abdominal aumenta el retorno venoso al corazón
que, al ser incapaz de aumentar el gasto cardíaco, provoca su retención en el
sistema venoso yugular con aumento de su presión y su volumen. Esta maniobra,
que recibe el nombre de prueba del reflujo hepatoyugular, es útil para diagnosticar
la insuficiencia cardíaca latente.
La exploración correcta del pulso venoso debe ser efectuada en relación con la
auscultación de los ruidos cardíacos.
El pulso venoso normal muestra tres ondas positivas (a, c, v) y dos ondas negativas
(x, y). (Figura 1).
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Onda a. Se debe a la transmisión retrógrada de la onda del pulso que produce
la contracción auricular.
b) Relajación auricular.
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Todas las ondas del pulso venoso suelen ser visibles si la frecuencia cardíaca se
encuentra por debajo de 85 a 90 latidos por minuto; cuando la frecuencia es más elevada
se fusionan algunas ondas y el análisis de las mismas se torna no útil. Como fue
expresado con anterioridad, el pulso venoso yugular es difícil de examinar en los recién
nacidos y lactantes debido a la frecuencia cardíaca más elevada y a que estos pacientes
tienen un cuello demasiado corto.
II) PALPACIÓN
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Figura 2. Áreas de palpación cardiovascular. Detalles en el texto.
Como fue señalado con anterioridad el latido de la punta resulta de difícil visualización
en la primera infancia, sin embargo, puede ser palpado aunque no localizado con
la exactitud lograda en los niños mayores. El latido de la punta se palpa mejor cuando el
niño se encuentra sentado e inclinado hacia delante; de no ser visible, la palpación se
logra al colocar la punta del dedo índice en el sitio normal de localización de acuerdo a la
edad como se describió en la inspección y efectuar desplazamientos alrededor de dicho
punto hasta localizar la zona de mayor impulso y que se corresponde con el latido. El
desplazamiento hacia abajo y afuera del sitio normal indica crecimiento del ventrículo
izquierdo; si es hacia dentro o arriba evoca crecimiento ventricular derecho. El latido del
ápex puede ser difuso y pasar inadvertido en los pacientes con enfisema,
neumomediastino, pericarditis o pleuresía con derrame; sin embargo, es pronunciado
en niños aquejados por hipertiroidismo, excitados o ansiosos.
En los pacientes que sufren pleuresía con derrame, neumotórax o enfisema lobar el latido
de la punta se desvía hacia la parte no afectada; de manera contraria se dirige hacia la
zona dañada en situaciones de atelectasia o pleuritis adhesiva. Con el decúbito lateral
izquierdo del paciente el latido de la punta se desplaza de forma habitual de 1 a 2 cm en
el niño y de 2 a 3 cm en el adulto. Si el latido no recupera su posición cuando el paciente
se vuelve de uno a otro lado hay que pensar en la existencia de pericarditis adhesiva. El
latido del ápex se palpa en el lado derecho del tórax al examinar pacientes con
dextrocardia.
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circunscrito al área pulmonar en aquellos pacientes que presentan hipertensión pulmonar
severa y que corresponde al cierre de las valvas sigmoideas pulmonares.
A pesar de que el conocimiento acumulado acerca de los latidos arteriales resulta muy
superior al de épocas pretéritas el médico actual puede cometer errores y dejar escapar
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diagnósticos porque olvida explorar los pulsos periféricos durante la palpación
cardiovascular de sus pacientes. La palpación de las arterias periféricas puede aportar
diversos tipos de información como son la frecuencia y regularidad del pulso, la
permeabilidad arterial y las características de la onda pulsátil.
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hipertiroidismo o la anemia, en la persistencia del conducto arterioso, en fístulas
arteriovenosas sistémicas congénitas o adquiridas, en la insuficiencia aórtica y en el
bloqueo auriculoventricular completo entre otras situaciones.
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Por último no debe ser olvidada la exploración abdominal que es capaz de aportar
valiosos datos sobre la presencia y evolución de insuficiencia cardíaca derecha mediante
la valoración del tamaño hepático. El hígado no se palpa en el adulto normal pero
siempre es posible hacerlo en los lactantes. El hígado de los recién nacidos normales se
detecta, incluso, a 3 cm por debajo del borde costal derecho a nivel de la línea
medioclavicular. Este tramo palpable disminuye hasta 2 cm al año de edad y a 1 cm entre
los cuatro y cinco años. El borde del hígado normal es "cortante" a diferencia del carácter
romo identificable cuando está distendido y que puede ser, además, doloroso a la
palpación. El desplazamiento izquierdo del lóbulo principal hepático hace sospechar la
existencia del llamado "situs inversus", situación que acompaña con frecuencia
a malformaciones cardíacas; sin embargo, si el hígado se desplaza de manera simétrica
en la línea media existen indicios sólidos que apuntan a la presencia de heterotaxia
visceral, la cual puede estar relacionada con cardiopatías congénitas complejas. El
bazo no es palpable en circunstancias normales pero, si es posible hacerlo, suele
denotar sepsis y tiene particular interés en la endocarditis infecciosa.
III) AUSCULTACIÓN
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pulmonar, mitral o tricúspide y el soplo característico de la comunicación
interventricular. La membrana debe ser aplicada en el tórax con suficiente presión
para que quede la marca del anillo en la piel cuando se retire el diafragma. La
campana se utiliza para la auscultación de ruidos y soplos de baja frecuencia, entre
ellos los ruidos 3ro. ó 4to y los retumbos mitral o tricúspide. La campana se aplica
con suavidad sobre el tórax. Los soplos de estenosis pulmonar o aórtica se
auscultan por igual con membrana o campana (Figura 3).
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Figura 4. Focos de auscultación cardíaca.
(A) Foco aórtico, (A2) Segundo foco aórtico, (P) Foco pulmonar,
(T) Foco tricúspide y (M) Foco mitral.
Las leyes biológicas establecen que la frecuencia de los latidos cardíacos en los
mamíferos exhibe proporción inversa respecto al tamaño de cada ser viviente en
cuestión. Por ejemplo, en el elefante el corazón late solo 29 veces por minuto; el ratón, en
cambio, posee frecuencia cardíaca de 525 latidos por minuto. El niño, por tal motivo,
tiene cuando nace una frecuencia elevada que sufre variaciones a lo largo del proceso
de crecimiento y desarrollo.
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12 años. ( ” 90 " " ).
14 años. ( ” 86 " " ).
Es necesario puntualizar que la frecuencia cardíaca del recién nacido puede presentar,
dentro del rango de normalidad fisiológica, grandes oscilaciones en distintas horas del
día.
RUIDOS CARDÍACOS
Se describen cuatro ruidos cardíacos con la denominación de 1er., 2do., 3er. y 4to. . Otros
fenómenos detectables a la auscultación son el “clic” sistólico de eyección, el roce del
pericardio, el ritmo de galope y el chasquido de apertura de la válvula mitral.
La intensidad del 1er. ruido depende de la posición que adoptan las valvas
auriculoventriculares al comienzo de la sístole ventricular y, en menor grado, de la
fuerza de contracción ventricular. El 1 er. ruido reforzado se produce porque las valvas
están muy abiertas en el momento de la sístole ventricular y para efectuar el cierre tienen
que recorrer largo camino. Se prolonga el pase de la corriente sanguínea desde las
aurículas hacia los ventrículos cuando el intervalo PR es corto y cuando la presión
auricular permanece elevada al final de la diástole; esta situación acontece en las
estenosis mitral o tricúspide, en los estados circulatorios hiperquinéticos, en la
taquicardia, en los cortocircuitos de izquierda a derecha y en las contracciones
prematuras ventriculares.
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El 1er. ruido débil se debe, por el contrario, a que las valvas auriculoventriculares flotan
en oposición durante la sístole ventricular. En la conducción auriculoventricular
prolongada y el bloqueo auriculoventricular de primer grado o “PR largo” la contracción
auricular se agota antes que sobrevenga la sístole ventricular y las valvas, que están
juntas, se cierran con suavidad. El 1er. ruido débil se aprecia en la carditis reumática
activa ocasionado por bloqueo auriculoventricular de primer grado concomitante, en los
estados de shock por la disminución de la presión venosa de llenado, en la miocarditis
a causa de debilitamiento en la fuerza contráctil del miocardio y en la
pericarditis constrictiva o el derrame del pericardio por ineficiencia hemodinámica
telediastólica.
El “clic” pulmonar de eyección se precisa en el foco pulmonar, puede ser palpable y sufre
modificaciones con la respiración por lo que alcanza el máximo nivel de auscultación en
espiración y disminuye durante la inspiración. Se encuentra presente en estenosis
pulmonar, hipertensión pulmonar, dilatación idiopática de la arteria pulmonar y en la
comunicación interauricular. En la estenosis pulmonar el “clic” de eyección
es muy útil para el diagnóstico clínico del tipo de estenosis y su grado de severidad;
resulta constante en la estenosis pulmonar valvular ligera, excepcional en la estenosis
valvular moderada y ausente en la estenosis pulmonar valvular severa y en la estenosis
pulmonar localizada a nivel del infundíbulo.
En el corazón normal el cierre de la válvula aórtica ocurre primero que el cierre valvular
pulmonar en todo momento con independencia del ciclo respiratorio pero el oído humano
no es capaz de percibir esta característica y solo precisa este desdoblamiento durante
la inspiración; ello se debe a que, en la fase inspiratoria, al disminuir la presión en el
interior de las pleuras se produce un efecto de succión sobre las venas cavas y aumenta
el retorno venoso sistémico lo cual provoca que el ventrículo derecho maneje en ese
instante un volumen mayor de sangre que el ventrículo izquierdo y su período de
expulsión sea más largo con retardo del cierre pulmonar y énfasis en el asincronismo
correspondiente al cierre de ambas válvulas. De forma inversa, en la fase espiratoria se
acorta el asincronismo de cierre entre las válvulas aórtica y pulmonar por lo que no
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es posible percibir el desdoblamiento inspiratorio. A todo este evento se le conoce con
el nombre de desdoblamiento inconstante o fisiológico del 2do. ruido.
Retraso dinámico por aumento electivo del volumen de expulsión del ventrículo
derecho; ocurre en los defectos del septo interauricular y en el drenaje anómalo
venoso pulmonar.
Retraso eléctrico de la activación del ventrículo derecho por bloqueo completo
de rama derecha del Haz de His.
Retraso mecánico debido a la prolongación de la sístole mecánica causada por
obstrucción en la estenosis pulmonar.
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atenuados en el enfisema pulmonar, en la obesidad, en los estados de choque y en el
taponamiento cardíaco.
La auscultación del 2do. ruido cardíaco en las dos fases del ciclo respiratorio resulta
fácil en el niño mayor pero presenta dificultad durante las edades más tempranas;
en lactantes es necesario realizar la compresión manual de las fosas nasales y
mantener cerrados los labios mediante un chupete con jarabe fresa o similar mientras
se ejecuta el procedimiento.
RITMO DE GALOPE. Está constituido por tres ruidos bien audibles en cada ciclo cardíaco
con cadencia de galope por lo que se denomina ritmo a tres tiempos. En niños y
adolescentes excitables puede ser documentado este ritmo debido a la suma o
superposición de ruidos producto de la contracción auricular y el llenado rápido
ventricular. Este último evento se conoce como “galope de suma o sumación”. En la
insuficiencia cardíaca se ausculta el galope protodiastólico ventricular o presistólico
auricular.
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parietal y visceral que están deslustradas debido a inflamación local. Desaparece cuando
se establece el derrame capaz de separar a las mencionadas hojas serosas.
SOPLOS CARDÍACOS
Grado I. El soplo es tan débil que solo puede ser detectado cuando se pone
excesivo empeño en ello. No hay frémito.
Grado II. El soplo es débil pero reconocible. No hay frémito.
Grado III. El soplo es evidente aunque no intenso. No hay frémito.
Grado IV. Soplo intenso que se ausculta al colocar el estetoscopio por encima del
dorso correspondiente a la mano del observador situada sobre la localización del
frémito existente.
Grado V. Soplo muy intenso auscultado al situar el estetoscopio sobre la
articulación radiocarpiana correspondiente a la mano del observador situada
sobre la localización del frémito existente.
Grado VI. Soplo con intensidad excepcional que se documenta con el estetoscopio
separado del tórax y también se ausculta al colocar el instrumento sobre la
articulación del codo correspondiente al miembro superior del observador cuya
mano palpa el frémito existente.
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expresa mediante términos descriptivos como áspero, rudo, retumbante, rasposo,
aspirativo o musical. La duración puede ser larga o corta con todas las graduaciones
intermedias. Los soplos intensos suelen presentar irradiación a puntos distantes del
foco de máxima intensidad. La clasificación fundamental de los soplos se fundamenta de
acuerdo al carácter sistólico, diastólico, continuo o sisto – diastólico presente. La
localización de los soplos en el ciclo cardíaco requiere la identificación previa
del 1er. y el 2do. ruidos.
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presentar extensión hasta el 2do. ruido con el cual se confunde a veces. Por lo
general tiene intensidad de graduación III / VI en adelante y con frecuencia se
acompaña de frémito.
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Insuficiencia aórtica. Soplo protodiastólico de aparición precoz después del segundo
ruido aórtico; tiene carácter suave y "en decrescendo". Se percibe mejor en el foco
aórtico y a lo largo del borde esternal izquierdo.
Existen soplos diastólicos llamados organo - funcionales cuyo ejemplo más elocuente
resulta el soplo mesodiastólico o presistólico de Austin - Flint que se ausculta en
corazones con insuficiencia aórtica en los cuales el chorro de regurgitación desplaza a
la válvula mitral, dificulta la entrada de la sangre proveniente de la aurícula y favorece
la aparición de turbulencias.
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aunque puede ser documentado en presencia de comunicación interventricular con
insuficiencia aórtica y en el tronco común.
TENSION ARTERIAL
La toma de tensión arterial por llenado o “flushing” resulta útil en pequeños que no
colaboran al considerar que la técnica de "hiperemia" aporta cifras semejantes a la
presión media. Para su realización se infla el manguito hasta llegar a un máximo de
presión de 150 mm Hg con el miembro en posición elevada y se ejerce presión digital
firme sobre parte de la superficie palmar; se expulsa entonces el aire del manguito con
lentitud mientras se observa el área en busca del llenado capilar definitivo o hiperemia.
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