Caso Almacen de Abarrotes
Caso Almacen de Abarrotes
Caso Almacen de Abarrotes
PRACTICO Nº 2
OBJETIVO:
ENUNCIADO:
* ALMACÉN
2.1. Descripción del negocio
Esta mudanza también afectó la marcha del establecimiento. El local original estaba
ubicado sobre una calle principal, transitada y asfaltada, mientras que el domicilio
personal de la titular, pese a su cercanía geográfica, quedaba en una transversal de
tierra, menos transitada que la anterior. Por lo demás, en el primer local los
compradores podían entrar al negocio, mientras que la segunda boca de expendió
no pasaba de ser un mostrador a la calle montado sobre una ventana, al estilo de un
kiosco.
Antes de avanzar con nuestro análisis cualitativo de la historia y de la situación del
almacén, precisemos un poco más la estructura y las características del
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emprendimiento del que hablarnos, desde el punto de vista cuantitativo, de manera
de tener una idea más precisa del conjunto.
Algo parecido ocurre con el capital que, relevado a mayo de 1998, resulta
componerse de la siguiente manera:
Dentro de los costos fijos, estamos considerando la única remuneración declarada (la
de la propietaria), de $ 550. Los costos incluyen el desgaste de los equipos y del local
de venta, que fueron calculados del siguiente modo:
Teniendo en cuenta lo anterior, vemos que la rentabilidad del capital para 1998 se
integraba del siguiente modo:
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jurídica. Corresponde pues, enteramente, al modelo de lo que se entiende
habitualmente como “microempresa familiar de tipo informal”, y se deja ver cada vez
con mayor claridad por qué preferimos conceptualizarla, más estrictamente, como una
“iniciativa de auto subsistencia precaria urbana”.
Para acceder al microcrédito, la titular del almacén tuvo que conformar un grupo de
garantía solidaria, como lo prevé la metodología del programa. Y para ello, debió
realizar una búsqueda entre sus vecinos y amistades, dos pobladores con actividades
adecuadas para sostener su función de garantes solidarios.
Comprender las razones de esta deriva hacia la incobrabilidad del crédito y, lo que es
peor, la quiebra del negocio, requiere una profundización del análisis hecho hasta
aquí. Las variables económicas no bastan, tenemos que tratar de comprender cuál fue
la dinámica de gestión y el comporta miento del negocio en su entorno, y a qué
razones obedecieron, una y otro.
Según la historia contada por la titular, el matrimonio decidió colocar el negocio, para
generar un ingreso que facilite el sustento familiar, ya que ambos se encontraban sin
empleo. El marido (41 años), sin embargo, estaba embarcado en actividades de
carácter independiente: compra y venta de vehículos usados de muy poco valor de
mercado, también en el ámbito del barrio. En reiteradas oportunidades, el marido
realizó transacciones que no llegaron siquiera a cobrar, perdiendo dinero. A mediados
de 1997, sin embargo, uno de sus deudores canceló una deuda de $ 220, dinero con
el cual el matrimonio (impulsado por la señora), decidió montar el almacén.
La situación no resulta tan sencilla si, a partir del análisis de los acontecimientos
relatados por la titular, concluimos que la iniciativa nació para compensar las falencias
del negocio masculino, y no como resultado de su éxito, y que, quizás por eso mismo,
no contaba —ni siquiera desde su comienzo— con un consenso sin conflicto, en el
seno de la pareja. Podemos suponer que el éxito relativo (inicial) del emprendimiento
de la dueña de casa, comparado al fracaso consuetudinario del negocio masculino,
afectaba la autoestima del jefe de familia, generando en él cierto rechazo —ver
resentimiento— para con el negocio de su mujer, precisamente por haberse convertido
en el principal sostén del hogar.
De hecho, el marido exige que, de la misma forma en que se utilizó dinero de la venta
de autos para la primera compra de mercadería realizada para instalar el almacén, el
negocio debe colocar dinero en las operaciones de compra-venta de autos cuando sea
necesario. En esta competencia, no “complementación”, debe verse una de las causas
de lo que será, finalmente, el fracaso del microemprendimiento. Tengamos en cuenta,
a la hora de elaborar mecanismos de evaluación para ubicar y prevenir procesos
semejantes, que se trata de un fenómeno de “gestión empresarial” fuertemente
condicionado por la dinámica familiar. Y, en particular, por la dinámica familiar de la
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informalidad. En efecto, este factor enlaza directamente con la composición de la
familia y con la historia familiar del grupo.
Desde muy joven, la propietaria del negocio trabajó como empleada doméstica en una
casa de familia (durante 3 años aproximadamente). Una vez casada, continuó
trabajando allí pero, con una menor carga horaria. A comienzos de 1997 perdió este
empleo, fundó el negocio y comenzó a dedicarle todo su tiempo activo. A principios de
1998, fue empleada en un plan de empleo transitorio que implementa el gobierno
provincial (Plan Trabajar III). De este modo, sirvió como cocinera, en un comedor
comunitario que funciona en las instalaciones del colegio del barrio, al cual concurren
habitualmente jóvenes, adultos y ancianos (los niños son atendidos por los comedores
escolares de la zona), para retirar una ración de comida diaria. Los ingresos que
obtiene por esta actividad suman $ 200 mensuales.
La familia está hoy compuesta por 5 personas: el padre, la madre y tres hijos (dos
varones de 17 y 11 años, y una niña de 12). El mayor de los hijos, trabaja
esporádicamente en las ferias de la zona, colaborando en algunos de los puestos. Los
dos restantes son estudiantes.
El tercer integrante del grupo solidario, es una mujer de 47 años que tiene, desde hace
varios años, un almacén con cuyas ganancias refuerza los ingresos familiares
obtenidos por su esposo. En comparación con la microempresa que estamos
estudiando, se trata de una empresa informal mucho más consolidada, desde el punto
de vista de la inversión realizada y del tiempo de supervivencia.
Ahora bien, cuando le preguntamos a la microempresaria por las causas del fracaso
de su negocio, dio varios argumentos.
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la competencia de los pequeños negocios cercanos, la mayoría de los cuales no
existía al momento de crear su almacén.
Por fin, aunque la titular admite que al principio el negocio funcionaba bastante bien, y
que cumplía con la finalidad con la que había sido creado (generar un ingreso fa miliar
que les permitiera subsistir) luego, debió subsidiar la actividad de compra-venta de
vehículos usados (compra de repuestos, arreglos, dinero para completar compras de
autos, etc.) que realizaba su marido. Al principio se trató de préstamos pero más tarde
—según afirma la titular— los “préstamos” no retornaban al negocio y, conforme al
bajo cobro de los “fiados”, la situación fue derivando poco a poco, en la caída de la
actividad y la quiebra.
Por fin, cuando decidió cerrar el negocio, la titular repartió la mercadería sobrante
entre sus familiares.
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mostradores ni estanterías convencionales: la propietaria acomodó maderas y tableros
que cumplen esa función.
El local se encuentra ubicado en una de las esquinas más transitadas del barrio, sobre
la única calle mejorada, y donde se concentra la mayor parte de su competencia:
almacenes y kioscos. La presencia en los últimos años de una escuela pública
primaria a 50 metros del local comercial, ha provocado la proliferación en la cuadra de
muchos comercios. Como ya mencionamos, en los últimos años de funcionamiento, la
propietaria mudó el negocio a su domicilio particular, ubicado a pocos metros del local,
pero sobre una calle lateral sin mejorar. Para ello utilizó el comedor de su casa, que no
se diferencia, en cuanto al tipo de construcción, del local anterior. Allí los clientes
realizaban las compras a través de una ventana ubicada sobre el frente del antiguo
comedor familiar, que el propietario acondicionó con tableros de madera que cumplían
la función de mostrador.
En cuanto al barrio mismo, se halla a 3 Km del centro comercial más cercano. Carece
de la infraestructura mínima, es decir, no cuenta con gas natural, cloacas, asfaltos y
sólo algunas cuadras poseen agua corriente Una línea de colectivos local, recorre el
barrio con una frecuencia aproximada de veinte minutos.
2.4. El Mercado
Las personas que habitualmente concurrían al negocio eran vecinos de dos ó tres
cuadras a la redonda. Este radio de venta se redujo sustancialmente en los últimos
meses de trabajo, reduciéndose únicamente a los familiares de la titular y algunos
vecinos de la cuadra. Y es que, a lo largo de los dos años de funcionamiento, la
competencia fue poco a poco proliferando. Colaboró con ello, la instalación, en las
cercanías, de una escuela pública primaria, única institución en el barrio junto a una
capilla de la iglesia católica, que no presenta signos de tener mucha actividad pastoral.
Desde mediados de 1997, se instalaron a lo largo de las tres cuadras aledañas: una
panadería con anexo de kiosco, una gomería y reparación de autos, un negocio “todo
rubro” (un tanto anterior a esta fecha, constituyó la competencia más importante en un
principio), una verdulería y otros tres almacenes. Según la titular, uno de estos
almacenes y un pequeño mercado ubicado en un barrio vecino, fueron los que
provocaron la quiebra de su negocio.
Ahora bien, cabe preguntarse qué características tenía esta clientela. En este sentido,
es necesario observar que un importante número de familias tiene, como único
sustento, los ingresos generados por planes de empleo transitorio ($ 200 ó $160
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mensuales). Otra porción de la población, en condiciones de trabajar, se refugia en
actividades informales como las que hemos descrito más arriba.
a. ¿ Según los costos fijos, más los costos variables, más un margen de ganancia?
b. ¿Según otros negocios de la zona? o;
c. ¿Según las características del cliente?
A excepción de los horarios nocturnos, donde utiliza la tercera opción, es decir puede
elevar el precio según quien sea el cliente (práctica muy utilizada por los negocios
informales de la zona, en especial con aquellos que demandan bebidas alcohólicas),
utiliza las listas de precios de venta al público sugerida por los mayoristas a quienes
compra mercadería. Se trata de una opción que no habíamos tenido en cuenta, pero
que según notamos, es la más común en los negocios informales. El margen de
ganancia sugerido en estas listas promedia el 30 %
Recordemos que no contamos con demasiados datos para relevar el nivel de ventas
de la empresa. Exponemos los resultados obtenidos del único estudio realizado en
ocasión de otorgarle el crédito, que aún no ha cancelado. Según lo declarado por la
propietaria, las ven tas del mes de junio fueron de $ 1.820.
La lista de los principales artículos que el negocio comercializaba en su zona eran los
siguientes:
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El cálculo fue realizado junto con la propietaria. Se tomaron como base, las horas que
el negocio permanece abierto, y se las relacionó con el número de horas de atención
al público. Es muy difícil estimar las horas reales de contacto con los clientes y las
horas de presencia en el local ya que, como en los últimos tiempos el negocio se
encontraba en su propia casa, la propietaria permanecía allí todo el día, realizando
otras actividades, de carácter doméstico, durante el día. Mientras la propietaria se
dedicaba a comprar o reponer mercadería, o cumplía con las tareas de administración,
su hija o su esposo colaboraban con la atención al público.
Ventas $ 1,820
(-) Costos Totales $ 1,612
Utilidad $ 208
Ve = CF / (1 – CV/V)
Donde:
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Si aplicamos la fórmula obtenemos:
2.8. El Capital
2.8.1. El Activo
2.8.2. El Pasivo
2.8.3. El Patrimonio
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2.9. Impacto del crédito en la microempresa
a. La competencia
b. La precariedad del negocio
c. La descapitalización permanente.
Por otro lado, la creación de una escuela primaria, a tan sólo 50 metros, benefició
durante un corto lapso al negocio pero luego, alentó a los vecinos, a abrir puntos de
venta parecidos, con la esperanza de que aportasen un ingreso extra a sus
actividades habituales. Esta multiplicación de la oferta, sólo consiguió provocar la
diseminación —entre todos los oferentes— del pequeño mercado de la zona,
compuesto por los alumnos del colegio y, en general, por los habitantes del barrio. De
hecho, la mayor parte de estos nuevos negocios quebraron también.
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No contamos con datos suficientes pero de las entrevistas, se desprende que el
permanente desvío del dinero proveniente del negocio hacia las operaciones de
compra-venta de vehículos realizadas por el marido acabó por descapitalizar al
almacén, precipitándolo hacia la quiebra.
Sin embargo, visto más de cerca, éste no es sino un síntoma, una expresión de un
fenómeno más profundo y radical que influyó también en otros aspectos del
funcionamiento de la microempresa. Nos estamos refiriendo a la relación de la titular
con su marido, quien llevaba adelante un negocio que, como ya señalamos, se
mostraba muy poco exitoso. No sólo porque exigía a la titular un aporte constante de
capitales que no eran reintegrados, lo que sin duda constituye la causa principal de la
descapitalización sostenida que sufrió el almacén, sino también por la falta de interés,
y de participación en la actividad de su esposa, que el marido mostraba. Era tal su
indiferencia —incluso, quizás, su hostilidad— para con la iniciativa de su mujer, que ni
siquiera en sus ratos de ocio colaboraba con ella.
Todas y cada una de estas variables están íntimamente ligadas entre sí, y confluyen
en explicar por qué la propietaria no pudo enfrentar la competencia cuando ésta
proliferó.
Al quebrar, la titular afirmó haber repartido entre sus familiares, la mercadería restante.
También asegura que, en los últimos meses, su marido le exigía que le diera dinero,
sin importarle el destino del negocio, lo que contribuye a fortalecer la hipótesis según
la cual, el marido, no sólo era indiferente sino incluso hostil al emprendimiento de su
mujer. Esta actitud re fleja la postura asumida por el marido de la microempresaria,
probablemente sintiera el eventual éxito del negocio de su mujer, como una prueba de
su propia incapacidad para tener éxito en los negocios y para mantener su familia.
La angustia con que la titular cuenta estos hechos, nos reafirma en nuestra idea de
que pudieron existir también conflictos en la pareja generados por la situación laboral-
empresarial de ambos. Conflictos que pueden haber llevado al marido a ejercer, a
conciencia o no, un verdadero sabotaje de las actividades microempresaria les de su
mujer, lo que por su puesto, apresuró el cierre definitivo del almacén.
Es incluso probable que el préstamo que recibió del programa de microcrédito haya
sido utilizado por su esposo. Y, de no ser así, está claro que su efecto no fue otro que
haber aletargado un poco más el proceso que conducía ya a la quiebra de la actividad.
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Resumiendo, el efecto del crédito en el caso que hemos analizado no llegó a impedir
el cierre de la microempresa. Tal vez lo demoró pero, el apoyo brindado por el
programa, no pudo evitar que otros factores más poderosos, condujeran al cierre del
negocio familiar. La empresa, al entrar en el programa, se encontraba en lo que
describimos como un posicionamiento B1 (reproducción deficiente del capital e
inserción mercantil de competencia perfecta). La quiebra de la empresa no nos
permite situarla en alguna otra de las categorías pero, de hecho, la situación de
quiebra es suficientemente descriptiva como para establecer que la nueva situación es
peor que la anterior.
En este caso —como en muchos otros que se presentan a diario en nuestro programa
— la quiebra de la microempresa condujo de inmediato a la imposibilidad de recuperar
el capital prestado. El lector entenderá, luego de la exposición precedente, que en las
condiciones descriptas, la posibilidad de recuperar el capital prestado es
prácticamente nula. La pobreza del grupo familiar y la falta de capital de la
microempresa, hacen imposible plantearse estrategias legales para la recuperación
del crédito por una simple razón, el costo de estas medidas superaría largamente el
valor del crédito. Este fenómeno, es muy común en programas de crédito que trabajan
con empresas del sector informal y particularmente en el nuestro, que atendemos con
crédito a las microempresas más vulnerables dentro del sector.
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Casos de Estudio sobre la temática del Microcrédito1
Los siguientes casos de estudio son casos reales del Programa de Microcréditos
llevado a cabo por Cáritas Quilmes, en el Gran Buenos Aires, Argentina.
Paso 1: Reunión del equipo de proyectos para establecer los criterios de selección.
Los criterios fueron los siguientes:
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Resumen redacción realizada por Gustavo Dacosta – F.C.E . Universidad Nacional del Centro
de la Pcia. de Buenos Aires.
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La publicación de este documento se encuentra autorizada por el Obispado de Quilmes –
Caritas Diocesana de Quilmes mediante nota del Lic. Victor Hirch – Director de Caritas.
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2. Medición del impacto sobre la población objeto
1. Reproducción deficiente
2. Reproducción simple
3. Reproducción ampliada del capital
A su vez, todas ellas comercializan sus bienes o servicios en, por lo menos, tres
tipos de mercado distinto:
Posicionamiento Grave
A2 – En ese estado, la unidad productiva no pierde capital pero está sometida a una
relación comercial igual a la anterior. Es una situación menos complicada que la de
A1 pero, si se mantiene en el tiempo, puede derivar a un régimen de reproducción
deficiente.
Posicionamiento Neutro
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C1 – Aquí la unidad productiva, pese a poder fijar sus precios en el mercado
(microoligopolio) y con ello el margen de ganancia, sufre pérdidas de capital. No es
habitual encontrarse en casos de este tipo, pero si ocurren se deben inspeccionar
detenidamente los procesos de administración y gestión del negocio.
Posicionamiento Adecuado
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