37 Semana - Medicina Interna - #Cursillodeapo
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3. Síndromes clínicos: cabe pensar en bacteriuria asintomática como entidad
patológica sólo si la persona no tiene manifestaciones locales o sistémicas
atribuibles a las vías urinarias. Las manifestaciones típicas de la cistitis son disuria,
polaquiuria y urgencia para la micción. También se observan a menudo nicturia,
dificultad para la emisión del chorro, molestias suprapúbicas y hematuria macroscópica.
La fiebre es un signo de infección invasora de los riñones o la próstata. El cuadro
clínico inicial de la pielonefritis poco intensa incluye febrícula con lumbalgia o sin ella o
dolor en el ángulo costovertebral, en tanto que el trastorno intenso se manifiesta por
fiebre alta, escalofríos, náusea, vómito y dolor en el flanco, el dorso o en ambos sitios.
La fiebre es el elemento principal que permite diferenciar entre la cistitis y la
pielonefritis. La fiebre en esta última entidad muestra de manera clásica picos altos
que muestran curación en un lapso de 72 h de haber emprendido el tratamiento. La
pielonefritis enfisematosa es una modalidad particularmente intensa que se acompaña
de la producción de gases en tejidos renales y perirrenales y surge casi de manera
exclusiva en diabéticos. La pielonefritis xantogranulomatosa se desarrolla cuando la
obstrucción crónica de vías urinarias, a menudo por cálculos en asta de ciervo, junto
con una infección crónica, culmina en la destrucción supurada de tejidos renales. El
cuadro inicial de la prostatitis bacteriana aguda comprende disuria, polaquiuria y dolor
en la zona prostática, pélvica o perineal. Por lo regular se manifiestan fiebre y
escalofríos y es frecuente que haya síntomas de obstrucción del cuello vesical. El
cuadro clínico inicial de la prostatitis crónica bacteriana es más inconstante porque hay
episodios recurrentes de cistitis que se acompaña de dolor pélvico y perineal.
4. Diagnóstico: los instrumentos diagnósticos útiles comprenden la tira colorimétrica
para orina y el análisis de dicho líquido, el cultivo de orina puede confirmar de manera
retrospectiva un diagnóstico previo. La positividad respecto de los nitritos o la esterasa
leucocitaria se puede interpretar como resultado positivo. La presencia de sangre en la
orina también sugiere el diagnóstico de ITU. La detección de bacterias en el cultivo
de orina constituye la norma de referencia en el diagnóstico de ITU. Los estudios
en mujeres con manifestaciones de cistitis han indicado que el nivel umbral en el
número de colonias >102 bacterias/mL es más sensible y específico que el nivel de
umbral de 105/mL para el diagnóstico de cistitis aguda en mujeres. En varones, el nivel
mínimo que denota infección al parecer es de 103/mL. En la cistitis sin complicaciones
en mujeres, el tratamiento puede basarse sólo en la anamnesis. En mujeres con ITU
complicada está indicado un cultivo de orina para dirigir el tratamiento apropiado. Se
recomienda de manera decidida reunir orina para cultivo si un varón tiene
manifestaciones de ITU, porque corroborar la presencia de bacteriuria permite
diferenciar los síndromes menos frecuentes de prostatitis bacteriana aguda y crónica,
de la muy frecuente entidad del dolor pélvico crónico, que no se acompaña de
bacteriuria y que, por consiguiente, no mejora con antibacterianos. En general, se
deben obtener imágenes en los varones con una primera ITU febril. El criterio
microbiológico para el diagnóstico de bacteriuria asintomática causada por sonda
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urinaria es >105 UFC/mL de orina, el criterio clínico es la ausencia de signos o síntomas
relacionados con la ITU.
5. Tratamiento: se cuenta con varios regímenes terapéuticos eficaces para la cistitis
aguda no complicada en mujeres. Los medicamentos de primera elección bien
estudiados incluyen TMP-SMX y nitrofurantoína. Los fármacos de segunda elección
abarcan 𝛽-lactámicos. Se ha acumulado una experiencia cada vez mayor con el uso de
fosfomicina (Conarem 2023) para las infecciones urinarias, en particular para aquellas
causadas por E. coli resistente a múltiples fármacos. De manera tradicional, el
TMP-SMX se ha recomendado como tratamiento de primera elección para la
cistitis aguda. Fosfomicina y pivmecilinam se consideran opciones de primera elección
donde se encuentren disponibles. Las fluoroquinolonas son los fármacos de primera
elección contra la pielonefritis aguda no complicada, entre las opciones para utilizar por
vía parenteral están las fluoroquinolonas, una cefalosporina de amplio espectro con un
aminoglucósido o sin él y un carbapenémico. La ampicilina y las cefalosporinas se han
administrado de manera amplia en el embarazo y son los fármacos más indicados para
tratar ITU asintomática o sintomática en ese grupo. En varones con ITU sin
complicaciones se recomienda un ciclo de 7-14 días con una fluoroquinolona o
TMP-SMX. La pielonefritis xantogranulomatosa se trata con nefrectomía. El drenaje
percutáneo se utiliza como medida terapéutica inicial en la pielonefritis enfisematosa y
después se puede llevar a cabo nefrectomía planeada si es necesaria. El tratamiento
de bacteriuria asintomática no disminuye la frecuencia de infecciones sintomáticas o
complicaciones, excepto en embarazadas, en personas a quienes se practicará una
cirugía urológica y tal vez en pacientes neutropénicos y en quienes reciben riñones en
trasplante. El desarrollo de Candida en la orina es una complicación cada vez más
habitual del sondeo a largo plazo, sobre todo en sujetos atendidos en la UCI, en
quienes reciben antibióticos de amplio espectro y en aquellos con diabetes mellitus. Se
ha encontrado que >50% de las cepas urinarias de Candida son especies no albicans.
Se recomienda el tratamiento para pacientes sintomáticos que tienen cistitis o
pielonefritis y para aquellos que se encuentran en alto riesgo de enfermedad
diseminada. El fluconazol por 7-14 días constituye el tratamiento de primera elección.
6. Profilaxis de ITU recurrente en mujeres: en mujeres en edad reproductiva es
frecuente la recurrencia de cistitis no complicada y convienen medidas preventivas si la
situación de repetición de las ITU interfiere en el modo de vida de la persona. La
profilaxis continua y la que se lleva a cabo luego del coito suelen realizarse con dosis
pequeñas de TMP-SMX, una fluoroquinolona o nitrofurantoína.
1. Generalidades: las infecciones por el VHS transmitido por vía sexual son la causa
de la mayor parte de las úlceras genitales en todo el mundo. Es necesario realizar la
detección de infección por VIH-1 en todo adulto cuando menos en una ocasión y con
mayor frecuencia cuando tienen riesgo de adquirir la infección.
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2. Uretritis en el varón: la uretritis en el varón genera secreción uretral o disuria, por lo
general sin polaquiuria. Algunas de las causas son Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia
trachomatis, Mycoplasma genitalium, Ureaplasma urealyticum, Trichomonas vaginalis,
VHS y adenovirus. Las recomendaciones para el diagnóstico inicial de uretritis en
varones incluyen pruebas específicas sólo para N. gonorrhoeae y C. trachomatis. La
ausencia de diplococos gramnegativos típicos en el frotis de exudado uretral teñido con
Gram justifica un diagnóstico preliminar de uretritis no gonocócica, ya que esta prueba
tiene 98% de sensibilidad para diagnosticar infección por gonococos. Si la tinción de
Gram no revela gonococos, se administra tratamiento para uretritis no gonocócica con
azitromicina o doxiciclina. Si se demuestra la presencia de gonococos o si no se
realizaron pruebas para excluir gonorrea de manera definitiva, el tratamiento debe
constar de una cefalosporina parenteral más azitromicina por VO. La azitromicina
también sirve para el tratamiento de C. trachomatis, que a menudo genera infecciones
concomitantes uretrales en varones con uretritis gonocócica.
3. Epididimitis: la epididimitis aguda casi siempre es unilateral y se caracteriza por
dolor espontáneo, tumefacción y dolor a la palpación del epidídimo, con o sin signos o
síntomas de uretritis. La epididimitis aguda en los varones <35 años de edad con vida
sexual activa es causada, en la mayor parte de los casos, por C. trachomatis y, con
menos frecuencia, por N. gonorrhoeae, y suele acompañarse de uretritis franca o
subclínica. La ceftriaxona seguida de doxiciclina es eficaz.
4. Uretritis y síndrome uretral en la mujer: C. trachomatis, N. gonorrhoeae y, en
ocasiones, el VHS originan una uretritis sintomática denominada síndrome uretral de la
mujer, caracterizada por disuria interna y piuria. En caso de una mujer joven, más de
una pareja sexual actual, una nueva pareja en el último mes, una pareja con uretritis o
la coexistencia de cervicitis mucopurulenta, la causa del síndrome uretral es una ITS.
Es importante buscar gonorrea y clamidiosis con pruebas específicas.
5. Infecciones vulvovaginales: la tricomoniasis, la vaginosis bacteriana y la
candidiasis vulvovaginal aumentan el riesgo de adquirir el VIH. La tricomoniasis
vaginal y la vaginosis bacteriana al principio del embarazo pronostican de manera
independiente el parto prematuro. La candidiasis vulvovaginal crónica o recurrente es
más frecuente en mujeres con enfermedades sistémicas, como diabetes mellitus o
inmunodepresión por VIH. La tricomoniasis sintomática genera secreción vaginal
homogénea, purulenta, amarilla y abundante, acompañada de irritación vulvar, a
menudo con inflamación visible del epitelio vaginal y vulvar y petequias en el cuello
uterino. El pH vaginal suele aumentar a >5.0. Sólo los nitroimidazoles curan la
tricomoniasis en forma consistente. El tratamiento de las parejas sexuales reduce
de manera significativa el riesgo de reinfección, así como el reservorio de ésta. La
vaginosis bacteriana (VB) se trata de un síndrome que se caracteriza por fetidez
vaginal y leucorrea leve a moderada. La VB aumenta el riesgo de adquirir otras
infecciones genitales, como VIH, C. trachomatis y N. gonorrhoeae. El diagnóstico
clínico de VB se establece con los criterios de Amsel que comprenden tres de las
siguientes anomalías clínicas: signos objetivos de aumento de leucorrea homogénea,
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secreción vaginal con pH >4.5, un característico olor a pescado inmediatamente
después de mezclar la secreción vaginal con una solución de KOH al 10% y
demostración microscópica de "células clave" en una preparación en fresco de la
secreción vaginal. La dosis habitual de metronidazol oral para el tratamiento de la VB
es de 500 mg c/12 h durante siete días. La candidiasis vulvovaginal produce prurito,
sensación urente o irritación vulvar, generalmente sin leucorrea ni fetidez. Algunas
veces la secreción vaginal blanca y escasa adopta la forma de placas similares a las
aftas o al queso fresco. C. albicans es el origen de casi todos los casos de
candidiasis vulvovaginal sintomática. El término candidiasis vulvovaginal
complicada se refiere a los casos que recurren cuatro o más veces por año, o son muy
graves y la causa son especies de Candida no albicans, o aparecen en mujeres con
diabetes resistente, debilidad excesiva, inmunodepresión o embarazo. El tratamiento
de la candidiasis vulvovaginal consiste en la administración intravaginal de cualquier
imidazol durante 3-7 días o una sola dosis de fluconazol VO.
6. Cervicitis mucopurulenta: en mujeres constituye el “compañero silencioso” de
la uretritis de los varones, a menudo es causada por los mismos
microorganismos. La cervicitis puede ser un precursor o un signo de enfermedad
inflamatoria pélvica. El diagnóstico se basa en la presencia de secreción
mucopurulenta amarilla proveniente del cuello uterino o hemorragias endocervicales
cuando se frota suavemente y ectopia cervical edematosa. Para el estudio también
está indicado realizar pruebas específicas y sensibles para N. gonorrhoeae y C.
trachomatis. Se exige el tratamiento empírico en espera de los resultados de las
pruebas en la mayoría de las personas. Está indicado el tratamiento simultáneo contra
gonorrea cuando la prevalencia de la infección es alta en la población respectiva de
pacientes. Las parejas sexuales de mujeres con cervicitis deben ser examinadas y
recibir un régimen terapéutico similar al elegido para ellas.
7. Enfermedad inflamatoria pélvica (EPI): se refiere a la infección que asciende del
cuello uterino o la vagina al endometrio o las trompas de Falopio. Los microorganismos
que con mayor frecuencia se vinculan con la EPI aguda incluyen a los agentes
causales principales de la endocervicitis N. gonorrhoeae, C. trachomatis y M.
genitalium, y los anaerobios que producen VB. Algunos de los principales factores de
riesgo para padecer EPI son la presencia de infección endocervical o VB, el
antecedente de salpingitis o de duchas vaginales recientes y la inserción reciente de un
dispositivo intrauterino. Por lo general, los síntomas de la EPI causada por N.
gonorrhoeae y C. trachomatis comienzan durante el periodo menstrual o poco
después. Las mujeres que utilizan anticonceptivos orales aparentemente tienen un
menor riesgo de padecer EPI sintomática. Las mujeres con endometritis aislada tienen
un riesgo menor de padecer obstrucción tubaria subsiguiente con infecundidad que las
que sólo tienen salpingitis. Los síntomas de salpingitis comienzan con una secreción
vaginal amarillenta o fétida y evolucionan gradualmente hasta incluir dolor en la línea
media del abdomen y hemorragia vaginal anormal por endometritis, después aparece
dolor abdominal y pélvico bilateral que se acompaña de náusea, vómito e
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hipersensibilidad abdominal si ocurre peritonitis. La perihepatitis (síndrome de
Fitz-Hugh-Curtis) se atribuyó durante muchos años a una salpingitis gonocócica, pero
en la actualidad se sabe que muchos casos son causados por clamidia. En las
pacientes con un diagnóstico dudoso no se debe diferir el tratamiento apropiado de la
EPI, es mejor excederse con el diagnóstico y el tratamiento. El único método para
identificar de manera definitiva una salpingitis es la laparoscopia, pero no resulta
práctico este estudio de rutina para confirmar el diagnóstico. La ecografía y la RMN
permiten identificar un absceso tuboovárico o pélvico. Las mujeres con tratamiento
ambulatorio deben recibir ceftriaxona contra una posible infección gonocócica, seguida
de doxiciclina contra la posible infección por Chlamydia. En la actualidad, sólo las
cefalosporinas parenterales ofrecen una protección confiable contra el gonococo. En
los casos de abscesos tuboováricos, la clindamicina en lugar de la doxiciclina para
continuar el tratamiento ofrece mejor protección contra infecciones anaeróbicas. La
cirugía sólo forma parte necesaria del tratamiento de la salpingitis en caso de infección
potencialmente letal o para drenar un absceso. Las secuelas tardías comprenden
infecundidad por obstrucción tubaria bilateral, embarazo ectópico por cicatrización
tubaria sin obstrucción, dolor pélvico crónico y salpingitis recurrente.
8. Lesiones ulcerosas genitales o perianales: un grupo de ITS importantes se
caracteriza por la presencia de úlceras genitales y la mayor parte de estas
enfermedades aumenta claramente el riesgo de transmisión sexual y propagación de
VIH. La causa más frecuente es el herpes genital, el linfogranuloma venéreo por C.
trachomatis y la donovanosis o granuloma inguinal causado por Klebsiella granulomatis
(Conarem 2020). El linfogranuloma venéreo se circunscribe a la región anal y rectal de
varones que tienen relaciones sexuales con varones, no protegidas, a menudo
acompañado de VIH o infección por el virus de hepatitis C. Los médicos deben
solicitar un análisis serológico rápido de sífilis en todos los casos de úlcera
genital. Toda paciente con úlceras genitales debe someterse a una prueba serológica
en busca de infección por el VIH. Las vesículas, pústulas típicas o grupos de úlceras
dolorosas precedidos de lesiones vesiculopustulosas indican un herpes genital. Las
úlceras duras e indoloras con adenopatía inguinal firme y no dolorosa sugieren sífilis
primaria. La presencia de Haemophilus ducreyi (causa de chancroide o chancro
blando) en el cultivo es muy útil en las úlceras dolorosas y purulentas, principalmente
en las que se acompañan de adenopatías inguinales fluctuantes, cuando el chancro
blando es frecuente en la comunidad o el paciente refiere contacto sexual reciente en
zona endémica. Se recomienda tratar de inmediato las úlceras genitales agudas luego
de tomar las muestras necesarias para el diagnóstico. El enfermo con factores de
riesgo que señalan contacto con sífilis debe recibir tratamiento inicial contra sífilis. Debe
pensarse en un tratamiento empírico contra el chancro blando si la exposición tuvo
lugar en una zona donde es frecuente o existe supuración de las adenopatías.
9. Proctitis, proctocolitis, enterocolitis y enteritis: la proctitis de transmisión sexual
se caracteriza por inflamación circunscrita a la mucosa rectal y es resultado de la
inoculación rectal directa de los microorganismos patógenos típicos de las ITS. El dolor
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anorrectal y la secreción rectal sanguinolenta y mucopurulenta indican una proctitis o
una proctocolitis. La proctitis suele producir tenesmo y estreñimiento, en tanto que la
proctocolitis y la enterocolitis a menudo se acompañan de diarrea verdadera. La
transmisión de VHS, N. gonorrhoeae o C. trachomatis durante el coito anal es la causa
de la mayor parte de las proctitis infecciosas en mujeres y en varones que tienen
relaciones sexuales con varones. Los pacientes con proctitis deben recibir tratamiento
empírico según el síndrome que presentan, por ejemplo, ceftriaxona combinada con
doxiciclina y, además, tratamiento contra herpes o sífilis cuando está indicado. Cuando
se sospecha o comprueba proctitis por linfogranuloma venéreo, el tratamiento
recomendable es doxiciclina.
Encefalitis
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médula espinal y los nervios ópticos. Los oligodendrocitos tienen un núcleo
densamente teñido con inclusiones virales de partículas del virus JC. Los pacientes a
menudo presentan déficits visuales, trastornos mentales y debilidad. Casi todos los
pacientes tienen inmunodepresión asociada o reciben tratamiento inmunomodulador.
Los trastornos asociados a menudo incluyen sida (80%), cánceres hematológicos
(13%), receptores de trasplante (5%) y enfermedades inflamatorias crónicas (2%). El
diagnóstico se sospecha por RMN. No se cuenta con un tratamiento eficaz.
Meningitis
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aumento de la concentración de proteínas y aumento de la presión de abertura.
Los cultivos bacterianos del LCR son positivos en >80% de los pacientes. La RMN es
preferible a la TC debido a su superioridad para demostrar la presencia de áreas de
edema y de isquemia cerebral.
1.2. Tratamiento: el objetivo es comenzar la antibioticoterapia empírica en los primeros
60 minutos de la llegada del paciente al servicio de urgencias. El tratamiento empírico
debe incluir una combinación de dexametasona, una cefalosporina de tercera o cuarta
generación (ceftriaxona, cefotaxima o cefepima) y vancomicina más aciclovir, porque la
encefalitis por VHS es la principal enfermedad que debe incluirse en el diagnóstico
diferencial. Al tratamiento empírico debe añadirse ampicilina para cubrir L.
monocytogenes en niños <3 meses de edad y en personas >55 años o en quienes se
sospeche una alteración de la inmunidad celular. En circunstancias óptimas la
administración de dexametasona debe comenzarse 20 min antes de la primera
dosis de antibióticos, o al menos no después de ésta. El tratamiento urgente de la
PIC elevada comprende elevación de la cabeza del paciente 30-45 grados,
hiperventilación con intubación y manitol.
2. Meningitis viral: la cefalea de la meningitis viral suele ser frontal o retroorbitaria y se
asocia a fotofobia y dolor al movimiento de los ojos. En la meningitis viral es poco
común la presencia de alteraciones profundas de la conciencia como estupor,
coma o confusión notable y sugiere la presencia de encefalitis u otros diagnósticos
alternativos. Los agentes más importantes son los enterovirus, el VVZ, el VHS y los
arbovirus. El perfil típico del LCR en la meningitis viral consiste en pleocitosis linfocítica,
proteínas ligeramente elevadas, concentración normal de glucosa y presión de abertura
normal o ligeramente elevada Por lo general, los linfocitos son las células
predominantes. Los enterovirus constituyen la causa más frecuente de meningitis
viral y comprende >85% de los casos en que es posible identificar una causa
específica. La meningitis por VHS es la segunda causa más importante de meningitis
viral. En adultos, la mayor parte de los casos de meningitis no complicada son
causados por VHS-2, mientras que VHS-1 causa 90% de los casos de encefalitis
por VHS. La meningitis por VVZ debe sospecharse en presencia de varicela o de
herpes zóster concurrentes. Las infecciones por VEB pueden producir meningitis
aséptica con o sin mononucleosis infecciosa asociada. Hay que sospechar meningitis
por VIH en todo paciente que acude con meningitis viral. En la meningitis por VIH son
más comunes las parálisis craneales. El tratamiento de casi todos los casos de
meningitis viral es sobre todo de tipo sintomático e incluye el uso de analgésicos,
antipiréticos y antibióticos. El aciclovir VO o IV puede ser beneficioso en pacientes con
meningitis causada por VHS y en infección grave por VEB o VVZ.
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predisponentes están otitis media y mastoiditis, sinusitis paranasal, infecciones
piógenas del tórax u otros sitios, traumatismo craneoencefálico penetrante o
procedimientos neuroquirúrgicos e infecciones dentales. En individuos con buena
respuesta inmunitaria los patógenos más importantes incluyen especies de
Streptococcus, enterobacterias, anaerobios y estafilococos. En hospedadores con
inmunodeficiencia e inmunosupresión por VIH, trasplante, cáncer o tratamiento
inmunosupresor, la mayor parte de los abscesos encefálicos son causados por
especies de Nocardia, Toxoplasma gondii, Aspergillus, Candida y Cryptococcus
neoformans. En América latina, la causa más frecuente de absceso cerebral es la
neurocisticercosis por Taenia solium. Alrededor de un tercio de los abscesos cerebrales
tiene como punto de partida otitis media y mastoiditis, a menudo con un colesteatoma
acompañante. Los abscesos otógenos predominan en el lóbulo temporal y en el
cerebelo. Los abscesos hematógenos explican 25% de los abscesos cerebrales, en
mayor medida son múltiples, y los abscesos múltiples a menudo tienen un origen
hematógeno. De manera típica, el cuadro inicial en un absceso cerebral es el de una
lesión patológica intracraneal en expansión y no el de un trastorno infeccioso. En
menos de la mitad de los casos se advierte la clásica tríada clínica de cefalea, fiebre y
déficit neurológico focal. El síntoma más frecuente es la cefalea, a menudo se
presenta como dolor sordo y constante de un hemicráneo o generalizado,
progresivamente más intenso y refractario al tratamiento. No ocurre meningismo, salvo
que se haya roto el absceso. Parte del cuadro inicial en >60% de los pacientes son los
déficits neurológicos focales. El diagnóstico se hace con estudios de neuroimagen, la
RMN es mejor que la TC para demostrar la presencia de abscesos en etapas
incipientes y para detectar aquellos localizados en la fosa posterior. La punción lumbar
no debe realizarse en quienes se ha confirmado la sospecha de infecciones
intracraneales focales como abscesos o empiema. La terapéutica óptima comprende
una combinación de antibióticos parenterales en dosis altas y drenaje neuroquirúrgico.
Las medidas empíricas comprenden de manera típica alguna cefalosporina de tercera o
cuarta generación (cefotaxima o ceftriaxona) y metronidazol. La aspiración y el drenaje
del absceso bajo guía estereotáctica son útiles tanto con fines diagnósticos como
terapéuticos. Además, los pacientes deben recibir tratamiento anticonvulsivo
profiláctico. No deben administrarse glucocorticoides de manera sistemática.
2. Causas no bacterianas de lesiones focales infecciosas del SNC: la
neurocisticercosis es la parasitosis más frecuente del SNC en todo el mundo. Se
adquiere por consumo de carne contaminada con huevecillos de T. solium. La
toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria causada por T. gondii. La manifestación
más frecuente de la neurocisticercosis la constituyen las convulsiones parciales de
comienzo reciente. La toxoplasmosis primaria suele ser asintomática, la reactivación de
la infección en el SNC ocurre casi exclusivamente en hospedadores inmunodeficientes,
en particular en aquellos con infección por VIH. Las lesiones de la neurocisticercosis se
identifican fácilmente por RMN o TC. Se inicia la administración de anticonvulsivos
cuando el paciente con neurocisticercosis tiene una convulsión. En el tratamiento de la
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neurocisticercosis se utilizan albendazol y praziquantel. La prednisona o la
dexametasona se administran junto con los fármacos contra quistes para tratar la
respuesta inflamatoria del hospedador. La toxoplasmosis del SNC se trata con una
combinación de sulfadiazina y pirimetamina ingeridos, además de ácido folínico. Este
último se agrega al régimen para evitar la anemia megaloblástica.
3. Empiema subdural: la sinusitis es el cuadro predisponente más común. El
empiema que acompaña a la sinusitis ataca en forma predominante a varones jóvenes,
también surge como complicación de traumatismo craneoencefálico o neurocirugía. El
cuadro inicial típico incluye fiebre y cefalea cada vez más intensa. La hemiparesia o
hemiplejía contralateral es el déficit neurológico focal más frecuente. La RMN supera a
la TC para identificar al empiema. La evacuación quirúrgica del empiema es la medida
terapéutica definitiva.
Tétanos
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tiene poco efecto inmunógeno y la reacción inmunitaria después de la infección
natural es insuficiente.
Salmonelosis
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alto de la fiebre. El diagnóstico definitivo requiere el aislamiento de S. typhi o de S.
paratyphi en sangre, médula ósea u otros sitios estériles. La antibioticoterapia
adecuada y oportuna evita las complicaciones graves de la fiebre tifoidea y redunda en
tasas de mortalidad <1%. Las fluoroquinolonas son los fármacos más eficaces.
3. Salmonelosis no tifoidea: la transmisión se relaciona más a menudo con productos
animales, en especial huevos, pollo, carne mal cocida y alimentos lácteos, así como
desechos animales contaminados y contacto con animales o sus ambientes. La
infección con salmonella no tifoidea a menudo ocasiona gastroenteritis que es
indistinguible de la causada por otros microorganismos entéricos. Aparecen náuseas,
vómito y diarrea 6 a 48 h después del consumo de alimentos o agua contaminados. Los
pacientes a menudo experimentan dolor abdominal tipo cólico y fiebre. Las heces
suelen ser diarreicas, no sanguinolentas y con un volumen moderado. La
gastroenteritis suele curar de forma espontánea. La diarrea desaparece en 3 a 7 días y
la fiebre en 72 h. Para la gastroenteritis aguda casi nunca se recomienda la
antibioticoterapia ya que puede prolongar el estado de portador fecal.
Shigelosis
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Cólera
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menudo afecta las vértebras lumbares y torácicas inferiores. Hasta 10% de los varones
tiene epididimoorquitis aguda, también aparecen prostatitis, inflamación de las
vesículas seminales, salpingitis y pielonefritis. La afectación del SNC es frecuente, con
depresión y letargia.
3. Diagnóstico y tratamiento: la exploración serológica suministra a menudo los
únicos datos de laboratorio positivos en la brucelosis. En adultos con brucelosis no
focal aguda se necesita un ciclo de tratamiento por 6 semanas que incorpore como
mínimo dos antibióticos. La enfermedad compleja o focal obliga a instituir tratamiento
>3 meses. La norma de referencia para el tratamiento de la brucelosis en adultos es la
aplicación intramuscular de estreptomicina junto con doxiciclina.
Tuberculosis (TBC)
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es en particular frecuente en sujetos infectados por VIH y en niños, y constituye el
cuadro inicial más frecuente de TBC extrapulmonar en sujetos VIH-seronegativos y en
los infectados por VIH. Tiene como manifestación inicial la adenomegalia indolora, con
mayor frecuencia en los ganglios cervicales y supraclaviculares (escrófula). La
afectación de la pleura se observa en casi 20% de casos extrapulmonares. El derrame
puede ser pequeño, permanecer inadvertido y resolverse de forma espontánea o puede
tener un tamaño suficiente para causar síntomas como fiebre, dolor pleurítico y disnea.
El líquido pleural es de color pajizo y en ocasiones hemorrágico; es un exudado con
concentraciones de proteínas >50% en comparación con el suero, concentración de
glucosa normal o baja, pH de casi 7.3 y leucocitos detectables. Los neutrófilos pueden
predominar en las etapas iniciales, en tanto que las células mononucleares aparecen
en etapas tardías (Conarem 2021). La determinación de las concentraciones pleurales
de adenosina desaminasa (ADA) es una prueba de detección útil, se excluye
prácticamente el diagnóstico de TBC si las concentraciones son muy bajas. En la
tuberculosis genitourinaria las manifestaciones más comunes incluyen polaquiuria,
disuria, nicturia, hematuria y dolor abdominal o del flanco. El análisis de orina indica
resultados anormales en 90% de los casos, con piuria y hematuria. La documentación
de piuria con cultivos negativos en una orina ácida hace surgir la sospecha de TBC. La
tuberculosis genital se diagnostica con mayor frecuencia en las mujeres que en los
varones. En ellas afecta a las trompas de Falopio y endometrio, lo que puede causar
esterilidad, dolores pélvicos y trastornos menstruales. En la tuberculosis osteoarticular,
las articulaciones que soportan peso son las afectadas con mayor frecuencia: columna
vertebral en 40%, cadera en 13% y rodillas en 10%. La TBC vertebral (enfermedad de
Pott o espondilitis tuberculosa) a menudo afecta dos o más cuerpos vertebrales
adyacentes. La porción superior de la columna vertebral torácica es el sitio afectado
más a menudo con TBC vertebral en niños, mientras que en adultos suele afectarse la
porción inferior de la columna torácica y la porción superior de la lumbar. La
tuberculosis del SNC es más frecuente en niños pequeños, pero también afecta a los
adultos, en particular a los infectados por el VIH. La afectación meníngea es intensa en
la base del cerebro y por ello signos frecuentes son las paresias de pares craneales. La
evolución final es hacia el coma, con hidrocefalia e hipertensión intracraneal. La
punción lumbar es la base para el diagnóstico. En general, el examen de LCR revela
cifras elevadas de leucocitos con predominio de linfocitos o con predominio de
neutrófilos en etapas iniciales, contenido de proteínas de 1 a 8 g/L y concentraciones
bajas de glucosa. El cultivo de LCR es diagnóstico hasta en 80% de los casos y es aún
el método ideal para el diagnóstico. La tuberculosis miliar o diseminada consiste en
una diseminación hematógena de bacilos tuberculosos. En los adultos puede ser
secundaria tanto a una infección reciente como a la reactivación de focos diseminados
antiguos. Las lesiones suelen consistir en granulomas amarillentos de 1 o 2 mm de
diámetro. En la mayor parte de los casos los primeros síntomas son fiebre, sudores
nocturnos, anorexia, debilidad y pérdida de peso. En el 30% de los casos el examen
ocular puede descubrir tubérculos en las coroides, patognomónicos de la TBC miliar.
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4. Diagnóstico: un sistema que permite el diagnóstico rápido de TBC con especificidad
y sensibilidad altas es la tecnología automática de amplificación de ácido nucleico en
tiempo real. Esta técnica permite detectar al mismo tiempo TBC y resistencia a la
rifampicina en <2 h. La OMS recomienda su uso en todo el mundo como prueba
diagnóstica inicial en adultos y niños con sospecha de TBC activa, también recomienda
su uso como prueba diagnóstica inicial en personas con VIH. Debe ser la primera
prueba que se aplique al LCR de pacientes en los que se sospecha meningitis
tuberculosa. Aunque es rápida y poco costosa, la microscopía en busca de bacilos
ácido-alcohol resistentes tiene baja sensibilidad (40 a 60%). El diagnóstico definitivo
depende del aislamiento e identificación de M. tuberculosis en una muestra clínica o la
identificación de secuencias específicas del ADN en una prueba con amplificación de
ácido nucleico. Como la mayoría de las especies de micobacterias tiene crecimiento
lento, se requieren 4 a 8 semanas para detectar crecimiento. La prueba cutánea con
tuberculina es la más usual para la detección de infección latente con M. tuberculosis.
5. Tratamiento: cuatro fármacos principales se consideran los agentes de primera
línea para el tratamiento y son isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol. Los
regímenes cortos estándar se dividen en los que tienen una fase inicial o bactericida, y
otra fase de continuación o fase esterilizante. El tratamiento terapéutico más indicado
contra casi todas las formas de TBC en adultos y niños consiste en una fase inicial con
duración de 2 meses en la que se administran isoniazida, rifampicina, pirazinamida y
etambutol, seguida de una fase de continuación de 4 meses con el uso de isoniazida y
rifampicina. Este tratamiento puede curar a más de 90% de los pacientes. Se debe
sospechar fracaso terapéutico cuando los cultivos se mantienen positivos después de 3
meses de tratamiento. Todos los pacientes con TBC y VIH, cualquiera que sea su
conteo de linfocitos T CD4+, son candidatos para terapia antirretroviral y lo ideal es
iniciarlo en cuanto sea posible después del diagnóstico de TBC y en las primeras 8
semanas del tratamiento antituberculoso. El tratamiento de elección para embarazadas
es de 9 meses (Conarem 2019) con isoniazida y rifampicina complementadas con
etambutol durante los primeros 2 meses.
Lepra
17
duplicación extraordinariamente largo de M. leprae. Sus variedades son la forma
tuberculoide polar (TT), la tuberculoide limítrofe (BT), la forma semilimítrofe (BB) que se
encuentra muy pocas veces, la forma lepromatosa limítrofe (BL) y la lepra lepromatosa
polar (LL).
2. Lepra tuberculoide: en el extremo menos grave del espectro patológico está la
lepra tuberculoide, que incluye la enfermedad TT y BT. En términos generales, dichas
formas de lepra originan síntomas limitados a la piel y nervios periféricos. Las lesiones
cutáneas en la lepra tuberculoide consisten en una o pocas máculas o placas
hipopigmentadas, perfectamente demarcadas e hipoestésicas, con bordes
eritematosos o elevados y que no tienen los elementos normales de la piel, razón por la
cual la zona está seca, escamosa y anhidrótica. No se detectan bacilos ácido-alcohol
resistentes o su número es pequeño. Cualquier nervio periférico puede afectarse, pero
los más afectados son el cubital, el retroauricular, el nervio safeno interno y el tibial
posterior y su ataque conlleva hipoestesia y miopatías. La invasión y destrucción de los
nervios de la dermis por los linfocitos T es patognomónica de la lepra.
3. Lepra lepromatosa: el cuadro inicial de esta forma incluye la distribución simétrica
de nódulos cutáneos, placas elevadas o infiltración dérmica difusa, que si ocurre en el
rostro origina la facies leonina. Entre las manifestaciones tardías están la pérdida de las
cejas y las pestañas, lóbulos de los péndulos de la oreja y piel seca y escamosa,
particularmente en los pies. En la lepra LL abundan los bacilos en la piel. La neuropatía
periférica que afecta a las extremidades es acral, distal y simétrica y tiende a producir
un engrosamiento simétrico de los troncos nerviosos.
4. Diagnóstico: el diagnóstico se debe confirmar histológicamente. En la lepra
tuberculoide hay que someter a biopsia las zonas lesionadas (de preferencia su borde
de avance) porque en la piel de aspecto normal no se encuentran datos patológicos
anormales. En la lepra lepromatosa, los mejores sitios para hacer biopsia son los
nódulos, las placas y las zonas induradas, pero el análisis histológico de la piel
macroscópicamente normal también suele tener valor diagnóstico.
5. Tratamiento: los fármacos de uso establecido son la dapsona, la clofazimina y la
rifampicina. La lepra tuberculoide es la forma más fácil de tratar y puede curarse con
seguridad con un ciclo de quimioterapia de duración limitada. En cambio, la lepra
lepromatosa, que puede tener un volumen de bacilos mucho mayor que cualquier otra
enfermedad bacteriana humana y en la que no existe un repertorio de linfocitos T
defensivos, exige un tratamiento antibiótico prolongado o incluso de por vida.
Bibliografía:
● J Larry Jameson. (2019). Harrison principios de medicina interna (20th ed.).
Mcgraw-Hill Education.
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Tests varios
3 El granuloma inguinal es una lesión ulcerosa genital causada por (pág 988, ed 20.
Conarem 2020):
a) Klebsiella granulomatosis (La lucha por contener el chancro blando y la sífilis, así
como el uso extenso de antibióticos de amplio espectro para tratar síndromes
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relacionados con ITS, aunada a la mayor frecuencia de recurrencias o la persistencia
del herpes genital atribuible a infección por VIH, son la causa de que los estudios
recientes con PCR de las úlceras genitales demuestren claramente que su causa más
frecuente es, en algunos países en vías de desarrollo, el herpes genital, el
linfogranuloma venéreo por C. trachomatis y la donovanosis o granuloma inguinal
causado por Klebsiella granulomatis)
b) Haemophilus ducreyi (Causa del chancro blando)
c) Treponema pallidum (Causa del chancro sifilítico)
d) Chlamydia trachomatis (Causa del linfogranuloma venéreo)
4 Ante una paciente joven de sexo femenino con fiebre, náuseas, dolor en
hemiabdomen inferior, que presenta flujo vaginal fétido e hipersensibilidad a la
movilización del cérvix uterino, indique el diagnóstico de sospecha (pág 985, ed 20):
a) Rotura de quiste de ovario
b) Apendicitis aguda
c) Enfermedad inflamatoria pélvica (Los síntomas de salpingitis no tuberculosa
comienzan con una secreción vaginal amarillenta o fétida por la cervicitis
mucopurulenta o la vaginosis bacteriana y evolucionan gradualmente hasta incluir dolor
en la línea media del abdomen y hemorragia vaginal anormal por endometritis; después
aparece dolor abdominal y pélvico bilateral a causa de la salpingitis, que se acompaña
de náusea, vómito e hipersensibilidad abdominal si ocurre peritonitis. La
hipersensibilidad al mover el cuello uterino es causada por la distensión de las
estructuras que sostienen a los anexos en el lado hacia el que se empuja el cuello
uterino)
d) Embarazo ectópico
e) Endometriosis
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durante muchos años a una salpingitis gonocócica, pero en la actualidad se sabe que
muchos casos son causados por clamidia)
e) Las duchas vaginales postcoitales son una forma de disminuir la probabilidad de EPI
8 No es una característica del LCR en pacientes con encefalitis viral (pág 992, ed 20):
a) Pleocitosis linfocítica
b) Glucorraquia muy disminuida (El perfil característico del LCR es indistinguible del
de la meningitis viral y consiste en pleocitosis linfocítica, elevación ligera de la
concentración de proteínas y cifra normal de glucosa. La pleocitosis del LCR >5
células/μL se produce en >95% de los pacientes con encefalitis viral probada)
c) Aumento leve de la proteinorraquia
d) Ausencia de bacterias en el frotis
e) Glucorraquia normal
9 Las epidemias de encefalitis son mayormente producidas por (pág 992, ed 20.
Cuadro 132-1):
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a) Virus de la varicela zóster
b) Virus del herpes simple tipo 1 (La causa más común de encefalitis esporádica)
c) Citomegalovirus
d) Arbovirus (Las epidemias de encefalitis son causadas por arbovirus, que
pertenecen a grupos taxonómicos diferentes que incluyen Alphavirus, los Flavivirus y
los Bunyavirus. El virus del Nilo occidental es un flavivirus y es la causa más común de
encefalitis epidémica)
e) Virus del herpes simple tipo 2
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maculopápulas eritematosas difusas que se asemejan al exantema viral, pero las
lesiones cutáneas de la meningococemia se transforman rápidamente en petequias)
c) Streptococcus pneumoniae
d) Haemophilus influenzae
e) Listeria monocytogenes
13 Los abscesos cerebrales que se deben a un foco otógeno contiguo se localizan más
frecuentemente en (pág 1013, ed 20):
a) Lóbulo frontal y lóbulo occipital
b) Lóbulo parietal y tronco del encéfalo
c) Lóbulo temporal y cerebelo (Alrededor de un tercio de los abscesos cerebrales
tiene como punto de partida otitis media y mastoiditis, a menudo con un colesteatoma
acompañante. Los abscesos otógenos predominan en el lóbulo temporal 55-75% y en
el cerebelo 20-30%. En algunas series, hasta 90% de los abscesos en cerebelo son
otógenos)
d) Lóbulo parietal y lóbulo occipital
e) Lóbulo frontal y cerebelo
14 El síntoma más frecuente en los pacientes con abscesos cerebrales es (pág 1014,
ed 20):
a) Fiebre
b) Cefalea (En menos de la mitad de los casos se advierte la clásica tríada clínica de
cefalea, fiebre y déficit neurológico focal. El síntoma más frecuente en individuos con
un absceso cerebral es la cefalea, que afecta a >75% de ellos; a menudo se presenta
como dolor sordo y constante de la mitad del cráneo o generalizado, y se torna
progresivamente más intenso y refractario al tratamiento)
c) Déficit neurológico focal
d) Vómitos
e) Rigidez de nuca
15 Sobre las manifestaciones clínicas del tétanos, es correcto afirmar que (pág 1104,
ed 20):
a) La afectación de los músculos de la cara se da en forma tardía (En la evolución
típica del tétanos generalizado, los músculos de la cara y la mandíbula a menudo se
afectan primero, tal vez por las distancias más cortas que debe recorrer la toxina por
los nervios motores para alcanzar las terminaciones presinápticas)
b) Afecta exclusivamente a la musculatura lisa
c) La insuficiencia respiratoria es la causa más común de muerte
d) El espasmo muscular generalizado que se produce, en general, no es doloroso
e) Es poco probable la afectación del sistema nervioso autónomo (El tétanos es una
enfermedad aguda manifestada por espasmo del músculo estriado y disfunción del
sistema nervioso autónomo)
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16 La parálisis simétrica de pares craneales seguida de parálisis fláccida descendente
bilateral de músculos voluntarios es característico de (pág 1106, ed 20. Conarem
2022):
a) Brucelosis
b) Botulismo (El síndrome clínico característico del botulismo consiste en la parálisis
simétrica de los pares craneales seguida de parálisis flácida descendente bilateral de
músculos voluntarios que progresa a la insuficiencia respiratoria y muerte)
c) Neurosífilis (Las principales categorías clínicas de la neurosífilis sintomática son la
meníngea, la meningovascular y la parenquimatosa. Esta última comprende parálisis
general y tabes dorsal. Las manifestaciones de la parálisis general indican la existencia
de una lesión parenquimatosa extensa: personalidad, afectos y reflejos exaltados,
pupilas de Argyll-Robertson, ilusiones, ideas delirantes, alucinaciones, disminución de
la memoria reciente y de la capacidad de orientación, cálculo, juicio, razonamiento y el
habla. La tabes dorsal produce signos y síntomas de desmielinización de cordones
posteriores, raíces y ganglios dorsales)
d) Nocardiosis (La neumonía, la modalidad más frecuente de nocardiosis en el sistema
respiratorio, de manera típica es subaguda; por lo general, los síntomas han estado
presentes durante días o semanas al momento de la presentación. La manifestación
típica de la diseminación extrapulmonar es un absceso subagudo. En las infecciones
del SNC, los abscesos cerebrales suelen ser supratentoriales, así como multiloculados
y quizá sean únicos o múltiples)
e) Tétanos (Es una enfermedad aguda manifestada por espasmo del músculo estriado
y disfunción del sistema nervioso autónomo)
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a) Tuberculosis
b) Brucelosis (El cuadro inicial de la brucelosis adopta uno de tres perfiles:
*enfermedad febril semejante a la tifoidea pero menos intensa; *fiebre y monoartritis
aguda, típicamente de la cadera o la rodilla en un niño de corta edad; *y fiebre,
sufrimiento intenso y dorsalgia baja o lumbalgia en el varón anciano. Hasta 10% de los
varones tiene epididimoorquitis aguda, que es necesario diferenciar del cuadro después
de parotiditis y de problemas quirúrgicos como la torsión testicular. También aparecen
prostatitis, inflamación de las vesículas seminales, salpingitis y pielonefritis)
c) Leptospirosis
d) Paludismo
e) Leishmaniosis
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21 La duración total de tratamiento recomendado en caso de tuberculosis pulmonar en
embarazadas es de (pág 1256, ed 20. Conarem 2019):
a) 2 meses
b) 4 meses
c) 6 meses (2 meses HRZE y 4 meses HR, casos nuevos en general)
d) 9 meses (El tratamiento de elección para embarazadas es de 9 meses con
isoniazida y rifampicina complementadas con etambutol durante los primeros 2 meses.
Aunque la OMS recomienda el uso habitual de pirazinamida para embarazadas, este
fármaco no se recomienda en EEUU porque no hay datos suficientes que documenten
su inocuidad en el embarazo. La estreptomicina está contraindicada porque causa
daño del VIII par craneal en el feto. El tratamiento para TBC no es contraindicación
para amamantar; la mayoría de los fármacos administrados se encuentran en
pequeñas cantidades en la leche materna, aunque en concentraciones demasiado
bajas para tener cualquier beneficio terapéutico o profiláctico para el lactante)
e) 12 meses
Obs: H isoniazida, R rifampicina, Z pirazinamida, E etambutol.
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24 El desarrollo de tuberculosis resistente a fármacos surge casi siempre después de
(pág 1253, ed 20):
a) La monoterapia (El desarrollo de TBC resistente a fármacos casi siempre ocurre
después de la monoterapia; es decir, la falla del médico para prescribir al menos dos
fármacos a los que los bacilos tuberculosos sean susceptibles; de que el paciente
absorba o tome en forma adecuada el tratamiento prescrito; o de la biodisponibilidad de
fármacos o preparaciones de mala calidad)
b) La politerapia
c) La reinfección del paciente
d) La infección del paciente por VIH
e) La terapia por tiempo menor al indicado
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c) La antigenemia p24
d) La concentración del ARN del VIH (Una vez instaurado el tratamiento, o después
de introducir cualquier cambio en el mismo, hay que vigilar las concentraciones
plasmáticas de ARN del VIH aproximadamente cada 4 semanas hasta determinar la
eficacia del régimen terapéutico por la consecución de una nueva cifra estable de ARN.
En la mayor parte de los casos de tratamiento eficaz, esta cifra será <50 copias/mL y
se suele alcanzar durante los 6 primeros meses)
e) La intensidad de las bandas que se observan en el western-blot
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c) Detección de parásitos circulantes en sangre por microscopía (Las estrategias
de diagnóstico dependen de la fase clínica. La detección de parásitos circulantes por
microscopia de la sangre con concentración o por análisis basado en ácidos nucleicos
por reacción en cadena de la polimerasa es el mejor método de diagnóstico cuando el
nivel de parasitemia es alto, es decir, durante las fases agudas, incluida la reactivación)
d) ECG de 12 derivaciones con tira de ritmo
e) Esofagograma y manometría esofágica
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