Temas 4 Historia Selectividad
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Carlismo y Guerra
civil. La construcción y evolución del Estado liberal.
Introducción:
Esquema:
1. Los orígenes del Estado liberal: La etapa de Regencias y las guerras carlistas.
1.1 La regencia de María Cristina (1833 – 1840)
1.1.1 La Constitución de 1837
1.2 Carlismo y guerra civil.
1.2.1 La primera guerra carlista (1833 – 1840)
1.2.2 La segunda guerra carlista (1846 – 1849)
1.3 La regencia de Espartero (1840 – 1843).
2. Evolución y consolidación del Régimen Liberal: el reinado efectivo de Isabel II (1843 -
1868).
2.1 Las bases del Régimen Liberal: Fuerzas políticas y el ejército.
2.1.1 Fuerzas políticas.
2.1.2 El ejército.
2.2 La Década Moderada (1843 -1854)
2.3 El Bienio Progresista (1854 – 1856)
2.4 La Unión Liberal y la vuelta al moderantismo (1856 – 1868)
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El marco jurídico del gobierno de Martínez de la Rosa fue EL ESTATUTO REAL
(1834), una carta otorgada concedida por la Corona, que no reconocía la soberanía
nacional, la separación de poderes, ni recogía derechos fundamentales. El Estatuto Real
articulaba las Cortes, que carecían de capacidad legislativa y cuya función era consultiva y
de debate, en dos cámaras:
ESTAMENTO DE LOS PRÓCERES. Formado por personalidades designadas por la reina entre
los nobles y las altas jerarquías eclesiásticas.
ESTAMENTO DE LOS PROCURADORES. Elegido por sufragio censitario muy restringido,
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Navarra que al mando del GENERAL ZUMALACÁRREGUI controlarán el ámbito rural. Sin
embargo, el general morirá en el sitio de Bilbao (1835).
La victoria isabelina en la batalla de Luchana (1836), supondrá el levantamiento del
asedio a Bilbao, el fracaso de la expedición del pretendiente al trono a Madrid y supondrá
el inicio del control isabelino del conflicto.
El agotamiento carlista provocó la división interna del movimiento que llevó al
GENERAL RAFAEL MAROTO y al GENERAL BALDOMERO ESPARTERO a negociaciones
de paz que serán ratificadas en el CONVENIO O ABRAZO DE VERGARA EN AGOSTO DE 1839,
lo que supondrá el final de la guerra. No obstante, el GENERAL CABRERA controlaba las
partidas aragonesas y catalanas; y extenderá la guerra en la zona del Maestrazgo hasta
1840.
Los carlistas reconocieron a Isabel II como reina y los liberales se comprometieron a
respetar los fueros y a incorporar al ejército a los carlistas respetando su graduación. Sin
embargo, Carlos no reconoció el pacto por lo que marchó al exilio. Pese a la firma del
Convenio de Vergara, los enfrentamientos carlistas no desaparecieron, ya que hubo otras
dos guerras provocadas por el rechazo a la implantación del Estado Liberal. La guerra
generó miles de muertes y provoco una gran destrucción material y económica, especialmente
en el norte.
En marzo de 1841, las Cortes eligieron a Espartero como regente e implantó una
política autoritaria. En el ámbito económico se instauró el libre comercio con Reino Unido,
que provocó en 1842 un motín en Barcelona en defensa del proteccionismo en la industria
textil que no podía asumir la competencia con la industria británica. Como represalia,
Espartero bombardeó la ciudad.
Esto provocó el rechazo de los moderados y de sectores del progresismo que
promovieron un pronunciamiento encabezado por el general Narváez y que forzó la
renuncia de Espartero. La creencia de que una nueva regencia sería negativo, las Cortes
declararon en 1843 mayor de edad a Isabel II con 13 años.
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Durante el reinado de Isabel II, asistimos a una serie de cambios que consolidan
definitivamente EL ESTADO LIBERAL. Además, empezaron a definirse dos partidos
políticos: EL MODERADO Y EL PROGRESISTA, que se configuraron como las principales
fuerzas políticas del liberalismo. A mediados del siglo XIX surgirían nuevas fuerzas como
alternativa a los partidos tradicionales que reflejan la realidad social del momento.
PARTIDO MODERADO.
Su base social estaba constituida por la alta burguesía, los grandes terratenientes, la
nobleza, el clero y buena parte del ejército. Defiende la soberanía compartida dotando de
amplios poderes a la Corona, que compartirá el poder legislativo con las Cortes
bicamerales, elegirá a los miembros del Senado y a los poderes locales; y tendrá el poder
ejecutivo.
Los derechos de los ciudadanos serán muy limitados (prensa, opinión, asociación y
reunión) con el fin de preservar las bases del régimen. Son partidarios del centralismo, el
sufragio censitario (muy limitado) y de una legislación proteccionista frente a los productos
extranjeros. Sus principios políticos quedarán recogidos en la Constitución de 1845.
Sus principales representantes son: Francisco Martínez de la Rosa, Alejandro Mon,
Juan Bravo Murillo y el General Ramón Mª Narváez.
PARTIDO PROGRESISTA.
Sus principales apoyos son la pequeña y mediana burguesía y las clases medias
urbanas. Defienden la soberanía nacional representada en las Cortes bicamerales que
tienen el poder legislativo y son elegidas por sufragio censitario, pero más amplio que el
defendido por los moderados; al igual que los poderes locales. El poder ejecutivo recaería en
la Corona y en un gobierno sometido a las Cortes.
Defienden los derechos individuales de opinión, expresión, propiedad, pero no los de
reunión, asociación o huelga; por temor a la clase obrera. Defienden la confesionalidad del
Estado, pero admiten la tolerancia religiosa. En el terreno económico defienden una
economía librecambista que estimulase el comercio e impulsase la industria. Sus principios
políticos quedan recogidos en la Constitución de 1837 y en la Constitución non nata de
1856.
Para acceder al poder tuvieron que recurrir a los pronunciamientos militares, a la
formación de Juntas revolucionarias y a la movilización popular. Sus líderes fueron
Mendizábal, Espartero, Madoz y el General Prim.
PARTIDO DEMÓCRATA.
Defienden la soberanía popular expresada a través del sufragio universal masculino y
la libertad de reunión y asociación, la intervención del Estado en la enseñanza y en la
asistencia social con el objetivo de paliar las diferencias sociales. Además, defienden un
Estado aconfesional, la desamortización de todos los bienes eclesiásticos, la
descentralización administrativa y la abolición del sistema de quintas.
Sus bases sociales son los artesanos, los pequeños comerciantes y el proletariado. Uno
de sus líderes más destacados será Emilio Castelar. Es el resultado de una escisión en el seno
del partido Progresista.
UNIÓN LIBERAL.
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Fue fundada en 1854 por el general Leopoldo O’Donnell como escisión del
moderantismo. Agrupó a los más conservadores del progresismo y al ala más liberal del
Partido Moderado por lo que se configura como un partido de centro.
Su principal objetivo fue garantizar la estabilidad social y política reprimiendo
cualquier intento de insurrección o pronunciamiento; y una activa política exterior.
Defienden la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes y una política económica
de fuertes inversiones públicas.
Sus lideres fueron: el General Serrano, el almirante Topete, el General Prim y
Antonio Cánovas del Castillo.
2.1.2 EL EJÉRCITO.
Otra de las características del reinado de Isabel II y de todo el siglo XIX, va a ser la
influencia de militares en la política siendo líderes de los partidos políticos (espadón).
Estos, muchas veces, protagonizarán pronunciamientos militares. La importancia de los
militares viene explicada por las constantes guerras que suponen una amenaza para el
establecimiento del régimen liberal.
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constituyeron juntas y se levantaron barricadas. Tras esta situación, Isabel II mandó formar
gobierno a Espartero, dando inicio al bienio progresista en julio de 1854.
Las principales medidas del nuevo Gobierno progresista son: la desamortización de
Madoz (1855), la Ley General de Ferrocarriles (1855), la Ley Bancaria que traería la
creación del Banco de España (1856) y la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes
que redactarían una constitución, la Constitución non nata de 1856 que contemplaba la
soberanía nacional y recogía cierta tolerancia religiosa.
Estas medidas provocaron el descontento de amplios sectores y la conflictividad social
fue en aumento, lo que derivó en motines de subsistencia en 1856. Por todo ello, el general
O’Donnell dará un golpe de Estado. Una vez en el poder, O’Donnell emprendió una política
de represión contra los progresistas y suprimió toda obra instaurada durante el Bienio
Progresista (restablecimiento de la Constitución de 1845, censura en la prensa, etc.).
Esta situación provoca la firma del PACTO DE OSTENDE (1866) por parte de Prim,
Sagasta y Ruiz Zorrilla, donde se acuerda destruir las esferas de poder y formar una
asamblea constituyente por sufragio universal.
Así, en septiembre de 1868, el Almirante Juan Bautista Topete y el general Prim,
darán un golpe de Estado en Cádiz al grito de “Viva España con Honra”. El alzamiento tuvo
un gran apoyo popular que se traducirá en la formación de Juntas.
La derrota en la batalla de Alcolea por parte de las tropas de Isabel II contra las tropas del
general Serrano, provocó el exilio de la Reina en Francia. Finalizaba así el reinado de Isabel
II y se inauguraba el Sexenio Democrático (1868 – 1874).