Modelos de Ocupacion Durante El Paleolitico Medio
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Este artículo presenta los resultados obtenidos del estudio del registro arqueológico y su distribución
espacial en el nivel K del Abric Romaní. Es el primer nivel de toda la secuencia estratigráfica en el que
ha sido posible la excavación en extensión de toda su superficie (279 m2), al no estar afectado por las exca-
vaciones antiguas (Bartrolí et al. 1995). El trabajo interdisciplinar realizado incluye el análisis tecnológi-
co y funcional de la industria lítica, el análisis zooarqueológico y tafonómico de los restos óseos, el aná-
lisis espacial y el estudio de los remontajes del registro arqueológico. El objetivo principal es determinar
las actividades técnicas realizadas y su organización espacial para establecer qué tipo de comportamien-
to y estrategias de ocupación fueron llevadas a cabo por los grupos de neandertales. Este nivel arqueoló-
gico es un ejemplo del grado de estructuración del espacio en los patrones de organización de los asen-
tamientos del Paleolítico medio.
PALABRAS CLAVE: Paleolítico medio. Abric Romaní. Tecnología lítica. Restos óseos. Análisis espacial. Remontajes.
Modelos de ocupación.
ABSTRACT
This paper presents the results of the archaeological remains and spatial patterning studies from the Abric
Romaní level K. This is the first level of all the stratigraphic sequence where excavation of the whole sur-
face (279 m2) was possible, because there is no disturbance by the ancient excavations (Bartrolí et al.
1995). This interdisciplinary work includes a technological and functional analysis of the lithic industry,
a zooarchaeological and taphonomical analysis of faunal assemblages, a spatial patterning and refitting
studies of archaeological remains. The main goal is to determine the technical activities realised and their
spatial organisation. This kind of study allows us to establish what kind of behaviour and occupation stra-
tegies was carried out by the Neanderthals groups. This archaeological level is one example of the spatial
structuring degree into the Middle Palaeolithic settlement patterns organisation.
KEY WORDS: Middle Palaeolithic. Abric Romaní. Lithic technology. Faunal assemblage. Spatial patterning. Refit-
tings. Occupation patterns.
SUMARIO 1. Introducción. 2. Abric Romaní. 3. Registro óseo. 4. Registro lítico. 5. Distribución espa-
cial del registro. 6. Discusión y conclusiones.
Complutum, 2007, Vol. 18: 47-60 47 ISSN: 1131-6993
María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio
Figura 1.- Localización geográfica, estratigrafía y dataciones del yacimiento del Abric Romaní (Giralt y Julià 1996;
Bischoff et al. 1988, 1994).
los niveles arqueológicos están perfectamente deli- óptimas para el estudio de la distribución espacial
mitados. Aparecen en forma de finos estratos are- del registro arqueológico.
nosos intercalados entre las plataformas travertíni- Los análisis palinológicos indican una sucesión
cas. Este ambiente sedimentario favorece la con- de cinco fases climáticas, entre los momentos fina-
servación del registro arqueológico y de evidencias les del OIS 5 y el Interestadial Hengelo (Burjachs
como los restos vegetales (Carbonell y Castro-Cu- y Julià 1994). Los análisis antracológicos muestran
rel 1992) y los hogares (Arteaga et al. 2001). Las una predominancia de pino (Pinus silvestris y Pi-
características descritas, junto con las excavacio- nus nigra) en todos los niveles arqueológicos
nes en extensión, proporciona unas condiciones (Allué 2002).
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María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio
El yacimiento fue descubierto por Amador Ro- han permitido identificar un aprovechamiento sis-
maní en 1909, quien realiza las primeras excava- temático e intensivo de los herbívoros (Tabla 2).
ciones (Bartrolí et al. 1995). Una segunda fase tu- Los animales fueron objeto de un transporte se-
vo lugar entre 1956 y 1961 por Eduardo Ripoll, lectivo en función de su peso. Las estrategias de
con la colaboración de Henry de Lumley y de transporte varían en función del tipo de procesa-
Georges Laplace (Lumley y Ripoll 1962; Laplace miento (Perkins y Daly 1968; Binford 1978, 1981;
1962). Desde 1983, las excavaciones se llevan a Brain 1981; Bunn 1986; Klein 1989; Gifford-Gon-
cabo por el Àrea de Prehistòria de la Universitat zález 1991). En los animales de talla grande se pro-
Rovira i Virgili de Tarragona, bajo la dirección de duce un primer procesamiento en el lugar de obten-
Eudald Carbonell. ción, donde se consume y/o abandonan aquellas
El nivel K es el primer nivel de la secuencia es- partes anatómicas de menor contenido cárnico.
tratigráfica en el que ha sido posible la excavación Posteriormente, trasladan sobre todo los elementos
en extensión de toda su superficie (279 m2). Las apendiculares y craneales, que serán consumidos y
series de dataciones por U/Th permiten situar este abandonados en el abrigo. Los animales de menor
nivel entorno a 52 ka BP (USGS nº 53) (Bischoff tamaño son aportados enteros para su procesa-
et al. 1988). Las condiciones paleoambientales se miento y consumo. Este comportamiento diferen-
enmarcan dentro de la zona 3 del diagrama políni- cial respecto a las tallas de los animales ha sido
co, que se corresponde con una fase fría intercala- documentado también en los niveles superiores del
da con episodios cálidos y más húmedos a interva- yacimiento (1996: 399, 2001a: 109; Aïmene et al.
los de ca. 10 ka. Dentro del OIS 3, este periodo se 1996; Cáceres et al. 1998).
caracteriza por el desarrollo de taxones de espacios Los homínidos llevaban a cabo un procesamien-
abiertos, como Poaceae, Artemisa y Pinus, mien- to y consumo total de los animales aportados. Las
tras que en los momentos templados con influencia actividades de carnicería identificadas varían cla-
mediterránea predominan taxones como el Quer- ramente en función del tamaño de los animales. La
cus, Juniperus, Olea-Phillyrea, Pistacia o Cistus descarnación y fracturación de huesos se identifica
(Burjachs y Julià 1994). en todas las tallas, mientras que la evisceración
sólo se identifica en la talla media, dada la ausen-
cia de elementos de la región torácica en los ani-
3. Registro óseo males de gran tamaño. Esto mismo sucede con la
desarticulación y extracción de piel identificada
El registro óseo está formado por cérvidos, especialmente en la talla media. La fracturación de
équidos y un bóvido (Tabla 1). La presencia de és- huesos, para la obtención de la médula sigue un pa-
tos es constante a lo largo de toda la secuencia del trón repetitivo y sistemático: la separación de las
Abric Romaní (Carbonell et al. 1996; Vaquero et diáfisis de las epífisis; lo que proporciona un alto
al. 2001a). Estos animales, principalmente repre- grado de fragmentación de los restos. Existe una
sentados por individuos adultos (Tabla 1), mues- destrucción de epífisis, sin apenas representación
tran claras evidencias de haber sido aportados al en el registro óseo. Se han sugerido distintas hipó-
abrigo por los homínidos. Las marcas de corte, tesis para explicar la ausencia de estos elementos,
fracturación de huesos y signos de cremación nos relacionándose con la intervención de los carnívo-
Tabla 1.- Número de Restos (NR), Número Mínimo de Elementos (NME) y Número Mínimo de Individuos (NMI)
por edades, según las categorías de talla establecidas y elementos indeterminados anatómica y taxonómicamente.
Tabla 2.- Frecuencia relativa (%) de las alteraciones tafonómicas identificadas en los restos óseos según las acumu-
laciones definidas.
ros o la actividad sistemática de los homínidos (Va- hay que señalar las estrías por pisoteo (como con-
quero et al. 2001a: 109). secuencia del tránsito de los homínidos y probable-
El elevado número de restos con cremación ex- mente por la intrusión de carnívoros) y la acción de
plica el importante papel que juegan los hogares en las raíces de las plantas (Tabla 2).
las actividades desarrolladas por los homínidos. Se han identificado 44 remontajes que afectan a
Éstos presentan distintos grados de coloración co- 108 elementos (4,2% del total). Los remontajes
mo consecuencia del tiempo que han sido expues- han dado lugar a 64 líneas de conexión. Las distan-
tos al fuego (Stiner 1995). Los fragmentos con cias oscilan entre 2,8 cm de la línea más corta y los
marcas de corte y fracturación antrópica presentan 702 cm de la más larga. La mayor parte de cone-
la misma coloración en toda su superficie, lo que xiones está formada por 2 elementos, aunque tam-
demuestra que fueron expuestos al fuego con pos- bién se han encontrado de 3, 4, 5, 6 y 7. Se obser-
terioridad a su aprovechamiento. va que los remontajes se distribuyen por toda la su-
La actuación de otros agentes tafonómicos es perficie del abrigo, aunque destacan especialmente
escasa pero significativa, como es el caso de los tres zonas (K1, K2 y K3). Todos los remontajes
carnívoros. El nivel K, en comparación con los ni- son intrazonales (Tabla 5, Figura 3).
veles superiores (Vaquero et al. 2001a; Vallverdú
et al. 2004, 2005) es el que presenta una mayor
actividad de estos animales (Tabla 2). Aunque no 4. Registro lítico
se identifican sus elementos esqueléticos su pre-
sencia se constata por las marcas de sus dientes Las principales materias primas utilizadas pro-
identificadas en las diáfisis y la fracturación de al- vienen de un área local y semi-local de entre 15 y
gunos huesos. Se han identificado escasos remon- 20 km del abrigo (Chacón et al. e.p.). El sílex es el
tajes con mordeduras, lo que nos sugiere que los material predominante, aunque sus zonas de obten-
carnívoros pueden haber distorsionado y/o alterado ción son las más lejanas. Le siguen el cuarzo y la
la asociación original. Estos animales realizarían caliza, y puntualmente la cuarcita, el ágata, esquis-
visitas esporádicas en momentos de no ocupación to y el granito, cuyo número de restos es muy esca-
humana con la intención de carroñear los restos so (Tabla 3).
abandonados por los homínidos. Las modalidades de introducción en el yaci-
Entre los agentes biológicos destaca la acción miento son muy variadas. Las diferencias que se
del agua. La mayoría de los redondeamientos y pu- observan se deben a la distancia entre el abrigo y
lidos producidos por este agente afectan sólo a la las distintas áreas de captación. Así, la caliza y el
cara del hueso expuesta a la superficie. La abrasión cuarzo, que están disponibles en el entorno más in-
parcial muestra que no han sido trasportados, sino mediato, son introducidos en forma de bloques o
que han permanecido inmovilizados soportando la cantos sin modificar, y en el caso de la primera,
abrasión, lo que indica corrientes de baja energía. también se ha diferenciado la entrada en forma de
Este agente se localiza sobre todo en la zona exte- lascas de gran formato. Por el contrario, el sílex, la
rior y localmente en las zonas internas. Por último, materia prima que se localiza a mayor distancia del
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María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio
Figura 2.- Distribución espacial del registro arqueológico con las cinco zonas delimitadas en función de la densidad
de restos y remontajes óseos identificados; a) ejemplo marcas de corte en una vértebra dorsal de un cérvido infantil,
b) núcleo discoide en sílex.
yacimiento, muestra todas las modalidades posi- explotación, lascas y objetos retocados. El resto de
bles de introducción: bloques o cantos sin iniciali- materias primas como el ágata y la cuarcita son in-
zar, núcleos en estadios iniciales o avanzados de troducidos bajo la forma de objetos ya configura-
Figura 3.- a) remontaje en sílex, b) distribución espacial de los remontajes líticos, c) remontaje en caliza; d) remon-
taje óseo con alteraciones por cremación, e) distribución espacial de los remontajes óseos, f) remontaje de un meta-
tarso de cérvido.
dos, tanto lascas como objetos retocados. Esta gran un plano de intersección que normalmente se co-
variabilidad en la forma de aportación de las mate- rresponde con el horizontal (Figura 2b). La flexibi-
rias primas líticas al yacimiento produce un alto lidad que presenta este método hace que, a lo largo
grado de fragmentación espacio-temporal de las de la explotación, se vaya transformando en fun-
cadenas operativas y nos aporta datos sobre el ni- ción de las necesidades y aptitudes del núcleo. Co-
vel de anticipación y planificación de las ocupacio- mo resultado de ello, este método presenta una va-
nes. El patrón de introducción de reservas de mate- riabilidad en cuanto a la existencia o no de jerar-
rias primas (bloques sin modificar) y de objetos ya quía entre ambas caras de explotación y con res-
configurados se podrían incluir por tanto, dentro de pecto a la simetría (Vaquero 1999; Martínez et al.
los modelos de aprovisionamiento de sitios y de in- 2001). Esta variabilidad técnica descrita coincide
dividuos propuestos por Kuhn (1992, 1995). con las características propias del método discoide
La mayor parte del registro lítico está formado (Boëda 1993).
por restos derivados de las secuencias de talla (Ta- No existe ningún tipo de tratamiento diferencial
bla 3). La explotación de los núcleos constituye la en relación con las materias primas utilizadas en la
actividad técnica predominante y el objetivo de las secuencia de talla. Tan sólo en los momentos fina-
diferentes cadenas operativas sería la obtención les se puede observar que los núcleos de sílex tien-
sistemática de lascas, predominando las de peque- den agotarse al máximo para la obtención sistemá-
ño y mediano tamaño (? 40 mm). Los núcleos y los tica de lascas pequeñas (? 20 mm). Este patrón, no
objetos retocados son muy escasos (Chacón y Fer- observado en las rocas de obtención local, podría
nández-Laso 2005a). mostrar una economización de la materia prima
Existe un único método de talla, el bifacial cen- (Geneste 1989).
trípeto. La explotación se organiza dividiendo el La realización de secuencias de configuración
núcleo en dos superficies opuestas separadas por parece no tener mucha relevancia en el registro líti-
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K1 K2 K3 K4 K5 TOTAL
Lascas 167 127 90 140 16 540
Fragmentos de lasca 189 144 118 111 37 599
Núcleos 4 2 4 2 1 13
Objetos retocados 10 7 9 7 2 35
Bases naturales 2 1 3
Fragmentos (*) 230 120 110 33 83 576
TOTAL 602 400 331 293 140 1766
(*) incluye también los restos de talla que no se han podido adscribir a ninguna otra categoría estructural
Tabla 4.- Distribución espacial de los restos líticos por categorías estructurales en las diferentes acumulaciones de-
finidas.
co, debido al bajo número de objetos retocados otras zonas del nivel. Es posible que se correspon-
identificados (Tabla 3). La mayor parte de éstos dan con alguna de las áreas delimitadas, pero no
entrarían ya configurados del exterior. Los denticu- existen suficientes criterios que nos permitan aso-
lados son predominantes (64%), seguidos de mues- ciarlos a ninguna de las mismas. Probablemente se
cas y raederas. Los soportes elegidos para configu- encuentren in situ, ya que no presentan alteracio-
rar son esencialmente las lascas de mayor tamaño nes por procesos post-deposicionales, que nos indi-
y grosor. El retoque se localiza en un lateral y su quen que han sufrido desplazamientos.
amplitud suele cubrir menos de la mitad del mis- Existen diferencias significativas entre la distri-
mo, sin afectar a la morfología general de la pieza. bución de los restos líticos y óseos. Los primeros
Por último, se han identificado 44 remontajes lí- muestran una mayor concentración en las acumu-
ticos (25 en sílex y 19 en caliza) que incluyen 119 laciones internas del abrigo, mientras que los se-
restos (6,6% del total) y que han dado lugar a 75 gundos son abundantes también en las zonas más
líneas de conexión, cuyas distancias oscilan entre externas del yacimiento. Las acumulaciones defi-
2,8 cm de la más corta y 975,1 cm de la más larga nidas se caracterizan por:
(56 se corresponden con secuencias de explota-
ción, 3 con secuencias de configuración y 16 con Acumulación K1 (O-U/41-44)
fracturas). La mayoría de los remontajes están for- Los restos óseos (34,6% del total) se caracteri-
mados por la conexión de 2 elementos, pero tam- zan por la elevada identificación de restos de pe-
bién se han encontrado de 3, 4, 5, 7 y 8. A través de queñas dimensiones (< 30 mm, 26,2%) y con sig-
ellos se han reconocido cinco secuencias de explo- nos de cremación (Tabla 2). Se identifican casi to-
tación casi completas realizadas en el interior del dos los elementos del esqueleto de un animal de ta-
abrigo, una en cuarzo, dos en caliza y dos en sílex lla media, predominando especialmente las extre-
(Tabla 5, Figura 3). midades. En los escasos fragmentos de talla gran-
de identificados destacan las piezas dentarias aisla-
das. Los elementos con marcas de corte y fractura-
5. Distribución espacial del registro ción se identifican sólo en la talla media, asocián-
dose con la descarnación, extracción de piel y ob-
El registro arqueológico se distribuye de mane- tención de grasa (Tabla 2).
ra homogénea por toda la superficie del nivel en Los remontajes afectan a 45 elementos y 28 lí-
acumulaciones claras y bien definidas (Figura 2). neas de conexión (Tabla 5). La línea de conexión
Éstas se han delimitado espacialmente en cinco zo- más larga es de 200 cm, conectando dos fragmen-
nas en función de la densidad de restos y remonta- tos de radio-cúbito de cérvido. La mayoría de los
jes óseos identificados (Fernández-Laso 2004; remontajes pertenecen a restos de pequeño y me-
Chacón y Fernández-Laso 2005a; Chacón et al. diano tamaño (entre 3 y 5 mm de longitud) que se
2001). Todas las acumulaciones se caracterizan por incluyen en la categoría de indeterminados anató-
la asociación de restos óseos y líticos en torno a mica y taxonómicamente y con alteraciones por
hogares (n=25). Además, existen restos aislados en cremación. Cabe señalar la conexión de 3 elemen-
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Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso
de 306 cm. Su intervención se centra sobre todo en escasos elementos. K5 no ha podido conectarse ni
esta área. Probablemente el bajo número de restos relacionarse con otras áreas a través de remontajes
con cremación y sus mayores dimensiones propor- directos o indirectos. Cabe señalar la gran hetero-
cionaría elementos con mayor contenido cárnico geneidad de las materias primas identificadas, ya
para ser aprovechados por estos animales (Tabla 2). que a diferencia de las acumulaciones anteriores,
En lo que se refiere a los restos líticos (18,5%) predomina el cuarzo, el esquisto y la pizarra.
existen pequeñas concentraciones que por la ho-
mogeneidad de las materias primas y por los re-
montajes identificados (Tabla 5) pertenecerían a 6. Discusión y conclusiones
secuencias de talla muy cortas y con escasos ele-
mentos, aunque bien delimitadas espacialmente. En el nivel K se ha observado una intensa acti-
Unas se pueden asociar a secuencias operativas vidad antrópica. El análisis espacial del registro ar-
muy fragmentadas, mientras que otras, por medio queológico nos ha permitido observar que se con-
de remontajes indirectos se pueden relacionar con centra básicamente en cinco acumulaciones. Todas
K2 y K4. Además, como ya se ha descrito ha sido siguen un mismo patrón, es decir, la aparición re-
posible conectar esta zona con K1, mediante 2 re- petitiva de concentraciones de restos óseos y líti-
montajes directos en sílex. cos, asociados directamente con estructuras de
combustión. En ellas, los homínidos llevan a cabo
K4 (O-R/49-53) todas las actividades relacionadas con la subsisten-
Se localiza una pequeña concentración de restos cia del grupo. Este comportamiento espacial del re-
óseos (5,5%). La mayoría son de escasas dimen- gistro (unidades espaciales) se aprecia en otros ni-
siones (3%) y pertenecen a la categoría de indeter- veles del yacimiento, lo que ha llevado a aplicar
minados. En comparación con las acumulaciones una metodología de análisis concreta (Vaquero y
descritas apenas existen elementos con marcas de Pastó 2001; Vaquero et al. 2001b). Estas unidades
corte y fracturación antrópica (Tabla 2). Esto po- espaciales muestran características similares a las
dría sugerirnos que sería un lugar marginal para el identificadas como áreas domésticas por la etnoar-
procesamiento de los animales. queología entre grupos de cazadores-recolectores
Los restos líticos (16,3%) se componen esen- (Binford 1978, 1988; Yellen 1977; O’Connell 1987,
cialmente de objetos en caliza (> 90%), y algunos 1991; Stevenson 1991).
elementos en sílex y en cuarzo. Todos los remonta- Los homínidos del Abric Romaní eligieron cier-
jes identificados (Tabla 5, Figura 3c) pertenecen a tos espacios según el relieve, la morfología de la
dos variedades distintas de caliza y a dos secuen- pared y la situación en relación a la cornisa del
cias diferentes de talla casi completas. Algunas de abrigo. Así, las principales zonas de ocupación se
las lascas de estos mismos tipos de caliza se han concentran en el interior, sobre todo en las conca-
documentado en otras áreas pero no ha sido posi- vidades naturales de la línea de la pared. La canti-
ble conectarlas por remontajes directos. dad de material es más elevada, de la misma mane-
ra que la densidad del registro arqueológico varía
K5 (O-Q/57-59) en función de esta localización espacial (Martínez
Se trata de la acumulación que contiene menor et al. 2005).
número de restos óseos (4,4%) y el grado de frag- Este patrón se observa en el nivel K. Los homí-
mentación es muy elevado (2,6%). Se identifican nidos realizan la mayor parte de sus actividades
escasos elementos axiales y apendiculares de talla relacionadas con la explotación, fractura y confi-
media, y fragmentos mandibulares de talla grande. guración de artefactos líticos en K1 y K2 (Figura
Las actividades de carnicería son escasas (Tabla 2). 2). En ambas zonas, las secuencias operativas son
K5, al igual que K4, podría tratarse de un lugar más largas, documentándose completas o casi com-
marginal para el tratamiento de las carcasas. pletas in situ. Al tiempo que desarrollan labores de
Respecto a los restos líticos (7,8%) es la acumu- carnicería relacionadas con el procesamiento, coc-
lación con menos objetos y que muestra las cade- ción y consumo de las presas aportadas.
nas operativas más fragmentadas espacial y tempo- En K3, a diferencias de las áreas domésticas an-
ralmente. Los remontajes identificados (Tabla 5) teriores, los hogares no parecen ser el elemento cen-
pertenecen a secuencias de talla muy cortas y con tralizador de las actividades. Éstos podrían inter-
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Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso
pretarse como complementarios al desarrollo de rente a los restos óseos, los homínidos apenas ejer-
sus prácticas de subsistencia. En este caso centra- cieron labores de carnicería. Por todo ello, tanto
das especialmente en el procesamiento de las car- K4 como K5 podrían interpretarse como zonas
casas de los animales, como nos indican las evi- marginales donde los grupos realizarían secuencias
dencias antrópicas (Tabla 2). Los procesos de talla de talla puntuales y sencillos episodios de procesa-
no fueron muy comunes, excepto algunas peque- miento de biomasa animal.
ñas cadenas operativas cortas y aisladas compues- En resumen, en el nivel K podemos distinguir
tas por un mismo tipo de materia prima. Ahora dos tipos de áreas domésticas. Ambas reconocidas
bien, los remontajes líticos nos han permitido rela- por la diferenciación de la densidad de registro, de
cionar espacial y temporalmente K3 con K1. Un la intensidad y número de procesos técnicos reali-
remontaje formado por 8 piezas, entre ellas el nú- zados y por el potencial de recursos bióticos y
cleo nos indica que la secuencia de explotación se abióticos introducidos. Los dos tipos de áreas serí-
llevó a cabo en K1 y que dos lascas fueron traspor- an similares a los modelos de ocupación de exten-
tadas a K3. El análisis traceológico de los objetos sión reducida (K4 y K5) y a de extensión media
remontados indica que estas lascas se utilizaron tan (K1, K2 y K3) definidos para los patrones de es-
sólo en actividades de procesamiento de los anima- tructuración del espacio del nivel I (Vallverdú et al.
les (Martínez 2005). Por tanto, los homínidos mues- 2004, 2005).
tran un patrón de movilidad en el interior del abri- En todas ellas el rol de los hogares es muy im-
go diferente en función de las actividades que rea- portante para comprender la organización y los
lizan. Los neandertales llevarían a cabo una inten- modelos de ocupación en el nivel K. Éstos son el
sa actividad del procesamiento inicial de las carca- centro de las actividades sociales y económicas de
sas (descarnación, evisceración y desarticulación) los grupos de homínidos que habitaron en el abri-
en K3. Probablemente debido a la necesidad que go, implicando el hábito de reunión de los indivi-
requieren las labores de descuartizamiento y pre- duos del grupo en torno al fuego, reforzando la in-
paración de las presas de superficies más amplias y teracción y la cohesión social (Carbonell y Rosell
más iluminadas. Los paquetes cárnicos obtenidos 2000-2001; Vaquero et al. 2004; Martínez et al.
de este primer procesamiento serían transportados 2005). Estas estrategias de estructuración interna
hacía las áreas domésticas interiores para su prepa- del espacio han sido documentadas en otros yaci-
ración final y consumo. Por el contrario, los restos mientos del Paleolítico medio como Tor Faraj (Hen-
líticos fueron procesados en K2, donde se llevaron ry 2004), el Salt (Galván et al. 2001), Wallertheim
a cabo las secuencias de reducción y de allí se tras- (Adler y Conard 2005), Grotte Vaufrey (Rigaud y
ladaron sólo las lascas a K3. Por tanto, en estas Geneste 1998) y Les Canalettes (Meignen 1993)
áreas se realizaron actividades complementarias, lo entre otros.
que podría mostrarnos una sincronía entre ambas. El nivel K se interpreta dentro de los modelos
A parte de estas áreas principales de acumula- de asentamiento de corta duración (Chacón y Fer-
ción existen otras de menor entidad, como son K4 nández-Laso 2005a; Chacón et al. 2005, e.p.; Va-
y K5. Éstas presentan una escasa actividad antrópi- quero et al. 2001, 2004). Con los datos que dispo-
ca en relación al tratamiento de carcasas. En el ca- nemos, no es posible determinar con exactitud si
so del registro lítico por secuencias de tallas muy las cinco áreas domésticas corresponden a la orga-
cortas y fragmentadas temporal y espacialmente. nización espacial de un mismo evento ocupacional,
K4 contiene dos secuencias intensas de talla de dos o si, por el contrario, se trata de momentos ocupa-
núcleos en caliza de dos variedades diferentes. Los cionales diacrónicos, que se solapan en un mismo
restos (n=211) se concentran en 6m2 y todos los espacio, pero que no forman parte de la estructura-
remontajes identificados son sobre esta roca (Tabla ción del hábitat. En el primer caso, la variabilidad
5). Este patrón singular, en comparación con las en la distribución del registro implicaría unas pau-
zonas anteriores podría indicar cierto grado de dia- tas de conducta basadas en la jerarquización del es-
cronía. pacio mediante la segregación de las actividades
La peculiaridad de K5 son las materias primas en diversos puntos, que adquieren de esta forma
identificadas, siendo las menos representativas del una funcionalidad determinada. En el segundo ca-
registro (Tabla 3), sobre todo en el caso del esquis- so, se trataría simplemente de la coincidencia a lo
to, ya que sólo se localizan en esta área. En lo refe- largo del tiempo y en un mismo espacio de ocupa-
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María Gema Chacón y María Cristina Fernández-Laso Modelos de ocupación durante el Paleolítico medio
ciones durante las que se llevarían a cabo activida- asocian a corta duración (Vallverdú et al. 2004,
des diferentes. 2005; Chacón y Fernández-Laso 2005a, 2005b;
En el Abric Romaní la sucesión de los niveles Chacón et al. 2005, e. p.). Tan sólo el nivel Ja se
excavados permite observar diferencias en la va- puede interpretar como un ocupación de mayor in-
riabilidad de los tipos e intensidad de las ocupacio- tensidad y duración (Martínez y Rando 2001). Por
nes. A partir de esta consideración, se comprueba tanto, el Abric Romaní es un yacimiento clave para
que a lo largo de la secuencia se sucedieron ocupa- el estudio de los patrones conductuales de las po-
ciones con un distinto peso en el control y explota- blaciones de neandertales.
ción de los recursos. La mayoría de los niveles se
AGRADECIMIENTOS
La investigación y las intervenciones realizadas en la Cinglera del Capelló y en el yacimiento del Abric Romaní están finan-
ciadas por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya (Programa de investigación SGR GENCAT
2001SGR000131), la Universitat Rovira i Virgili, el ayuntamiento de Capellades y la empresa Romanyà- Valls. María Gema
Chacón es becaria postdoctoral de la Fundación Atapuerca.
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