Guadalajara Castellanos
Guadalajara Castellanos
Guadalajara Castellanos
Colección Tesis
Número 5
ISBN: 978-84-611-6019-8
Depósito legal: GU-95/2007
Impresión: Gráficas Corredor, S.L.
A
Alfonso Castellanos Retamosa
y Dolores López Merenciano,
mis padres,
por todo.
6
ÍNDICE
PRÓLOGO ........................................................................................................ 13
AGRADECIMIENTOS .............................................................................................. 19
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 21
1. Consideración preliminar ............................................................................... 23
2. De límites y fronteras: Marco espacio-temporal de la investigación ............ 27
3. Fuentes y metodología para construir un marco de estudio ......................... 31
4. A modo de estado de la cuestión: El estudio de la transición y del
proceso autonómico en castilla-la mancha ................................................... 35
5. Objetivos previos, planteamientos iniciales e hipótesis de partida ............... 46
PRIMERA PARTE
LA ORGANIZACIÓN REGIONAL DE CASTILLA-LA MANCHA
¿UNA VÍA DESDE ARRIBA HACIA EL AUTOGOBIERNO?
7
3.2. “Haciendo región”: Esfuerzos e intentos en búsqueda de la creación de
una conciencia regional castellano-manchega ........................................... 100
3.2.1. Plataformas, razones y motivaciones para una conciencia regional
castellano-manchega ......................................................................... 100
3.2.2. Las acciones concretas: construyendo región .................................. 108
3.3. La conciencia regional y el sentimiento identitario al final del proceso de
gestación autonómica .................................................................................. 114
SEGUNDA PARTE
EL ENCAJE TERRITORIAL:
LOS AJUSTES ESPACIALES DE UN NUEVO PODER AUTONÓMICO
8
5.3. El problema molinés: Singularidad y reivindicación histórica en torno
al Señorío de Molina y tierra ........................................................................ 196
TERCERA PARTE
LA GESTACIÓN DE UNA REGIÓN: 1976-1983
9
8.2.2. Las elecciones de 1977: vuelve la democracia ................................. 276
8.3. El camino hacia la preautonomía ................................................................ 287
8.3.1. Los primeros contactos entre parlamentarios ................................... 287
8.3.2. Los trabajos de la Asamblea de parlamentarios y la consecución
de la preautonomía ............................................................................ 290
8.4. El referéndum constitucional en Castilla-La Mancha .................................. 296
10
APÉNDICES ...................................................................................................... 427
1. El camino jurídico hacia la preautonomía .............................................. 429
2. Ilustraciones y fotografías ....................................................................... 445
3. Humor autonómico .................................................................................. 457
11
CASTILLA-LA MANCHA O LA RUPTURA DEL CONCEPTO TERRITORIAL DE CASTILLA LA NUEVA
CAPÍTULO V
LA IMPRONTA CASTELLANA.
LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Guadalajara fue, sin lugar a dudas, el territorio que vivió con más problemas su
integración al ente autonómico castellano-manchego debido a sus recelos respecto a
una incorporación a una hipotética «región manchega», y las dificultades que de ello
se derivaron de cara a su definitiva adhesión a la Comunidad Autónoma de Castilla-
La Mancha431. Las reticencias de los alcarreños hacia su inclusión en esta región
tuvieron, en esencia, un doble origen: los fuertes sentimientos de pertenencia a Cas-
tilla y el rechazo a abordar un proyecto autonomista del que quedase excluido Madrid.
Desde los primeros momentos del proceso descentralizador en los que surgió la
posibilidad de que Guadalajara iniciase el camino hacia la autonomía junto a las pro-
vincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo; hasta que finalmente la estructu-
ra autonómica alcanzó su consolidación institucional, los titubeos y fluctuaciones
manifestadas desde Guadalajara hacia su presencia en este organismo fueron cons-
tantes. En todo este espacio de tiempo el debate llegó a alcanzar cotas máximas con
motivo de acontecimientos o fenómenos puntuales como fue la misma constitución
del ente preautonómico en diciembre de 1978, y en especial, a raíz del proceso de
consulta a los Ayuntamientos. Es en esos meses finales de 1980 y primeros de 1981,
donde la polémica en Guadalajara y en el resto de las provincias alcanzó sus puntos
más álgidos.
Hasta que concluyó el proceso con el voto afirmativo del Consistorio de la capi-
tal, Guadalajara se convirtió en campo de batalla en el que se mezclaron elementos
políticos, identitarios, histórico-culturales, reclamaciones localistas, junto a recelos y
demandas interprovinciales. Tras la superación en mayo de 1981 del techo autonó-
mico marcado por la Constitución, las dudas sobre el futuro autonómico se despeja-
ron. La provincia alcarreña había unido su suerte a las cuatro manchegas. Atrás que-
daban los rumores y especulaciones que habían hablado de uniprovincialismo, de la
biprovincialidad – bien con Madrid o incluso con Cuenca – o de una posible unión a
Castilla-León.
431
ORTIZ GARCÍA, A. (et al.): Historia de Guadalajara, Guadalajara, Ayuntamiento, 1998, Pág. 255.
169
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
432
Crónica de Albacete, 1-2-1979, Pág. 3
170
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
ciaron varios de los diputados guadalajareños en las fases iniciales del proceso433. Y
éstos, representantes de los dos partidos mayoritarios, fueron sin duda los principales
responsables de que Guadalajara acabase embarcada en el barco castellano-man-
chego.
En primer lugar, muy pocos eran los que pensaban que la configuración estable-
cida por el Real-Decreto Ley que establecía la preautonomía fuese la definitiva. La
provisionalidad, como ya se ha visto principal característica jurídica de estos entes,
ayudaba en este sentido. Guadalajara, en la mente de muchos de sus responsables
433
Lanza, 11-2-1978, Pág. 2.
434
Flores y Abejas, 8-2-1978, Pág. 9.
171
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
172
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Parece lógico que la primera cuestión a la que deba atenderse con respecto a
este debate es la que hace referencia a los argumentos, al de los distintos posiciona-
mientos a favor y en contra de la inclusión de Guadalajara en la que ya por entonces
se iba conociendo como Castilla-La Mancha. Al igual que sucedería con el caso de
Albacete – del que se hablará en el siguiente capítulo – dos son los tipos de condicio-
nantes que enmarcan el debate en torno a esta problemática: los de carácter identita-
rio, y los de carácter utilitarista o pragmático, que también podrían ser calificados
como de índole socioeconómica.
Y sin ir más lejos, el primer elemento que generaba este rechazo era la propia
denominación del ente preautonómico. Para los más fervientes valedores del caste-
llanismo en Guadalajara el nombre de región castellano-manchega o Castilla-La Man-
cha constituía motivo de auténtica censura. Las crónicas y artículos de opinión pro-
castellanistas de Juan Pablo Mañueco – colaborador del rotativo Guadalajara y uno
de los más firmes defensores del ideal castellano durante esos años – constituyen el
reflejo más expresivo de esta oposición a la acepción «Castilla-la Mancha»435. En
ellas encontramos, sin duda, las más duras invectivas contra la denominación escogi-
da para la nueva región. Calificativos tales como «ridícula, monstruosa, totalmente
incongruente, un engendro inadmisible, un disparate mayúsculo»436 y así un largo
etcétera, fueron de uso común en las columnas de este tenaz enemigo de la idea
castellano-manchega.
Para Mañueco cambiar el nombre histórico a Castilla la Nueva – que así según
él debería seguir llamándose la región – dando entrada a la denominación de región
castellano-manchega era algo tan absurdo «como denominar a Cataluña la región
435
Vid. en este sentido, MAÑUECO, J. P.: El nacionalismo: una última oportunidad para Castilla, Guadalajara,
Prielsa, 1980.
436
Guadalajara, 29-1-1980, Pág. 3.
173
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
437
Ídem.
438
Ídem.
439
La Verdad, 3-12-1980, Pág. 16.
440
Guadalajara, 29-1-1981, Pág. 3.
441
Ídem, 15-11-1980, Pág. 16.
174
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Mancha con el cambio territorial que asimismo había tenido lugar. Una alteración que
había implicado la incorporación a la región de Albacete y la salida de la misma de
Madrid. Y esta circunstancia no podía dejar de crear malestar en Guadalajara. Alba-
cete era vista en cierta manera como una provincia extraña, como un intruso alejado
geográficamente y cuya incorporación, además, podía conllevar las más imprevistas
consecuencias. Por el contrario Madrid, era parte consustancial de la vida de una
gran parte del pueblo alcarreño. Madrid ejercía una influencia capital para la existen-
cia de muchos guadalajareños, y Madrid había formado parte de Castilla la Nueva...
pero Madrid no estaba en Castilla-La Mancha.
Es indudable, por otra parte, que una de las cuestiones que más reticencias
provocaron en la provincia alcarreña a la hora de decidir su inclusión en Castilla-La
Mancha fueron sus recelos hacia una hipotética preponderancia de La Mancha o de
lo manchego en la futura región. Si se piensa que cuatro de las cinco provincias que
iban a formar la nueva región estaban impregnadas – en mayor o en menor medida –
por ese carácter manchego, esos temores aparecen como perceptibles. Y si además
de esto se tiene en cuenta que algunas de esas cuatro provincias – en particular
Albacete y Ciudad Real – hicieron bandera casi en exclusiva de ese mancheguismo
en sus reivindicaciones regionalistas iniciales; y que en determinados ámbitos de
opinión de la provincia de Albacete la inclusión de Guadalajara se veía como una
intrusión innecesaria en el proyecto regionalista manchego, esos recelos se hacen
aún más comprensibles.
442
Nueva Alcarria, 10-5-1980, Pág. 15.
443
Ídem, 8-11-1980, Pág. 14.
175
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
444
AGUILAR, P.: «La transición política en Guadalajara», en ASÍN VERGARA, R. (Coord.): El nacimiento
de una región. Castilla-La Mancha 1975-1995, Celeste, Madrid, 1999, Pág. 51.
445
Guadalajara, 18-12-1980, Pág. 3.
446
Nueva Alcarria, 22-11-1980, Pág. 20.
176
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
447
Ídem, 29-11-1980, Pág. 15.
448
Flores y Abejas, 10-12-1980, Pág. 3.
177
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
como en tantos otros lugares del país o de la región, los representantes de la derecha
más genuina no pretendieron sino entorpecer u obstaculizar cualquier avance auto-
nómico, y cualquier motivo, circunstancia o conflicto eran excusa para ello.
El grupo opositor que más se hizo notar en su postura de rechazo hacia la inclu-
sión de Guadalajara en Castilla-La Mancha fue la asociación Comunidad Castellana.
Esta agrupación fue simbólicamente fundada a nivel nacional el 26 de febrero de
1977 en Covarrubias (Burgos). En esa fecha, y ante la tumba de Fernán González, se
leyó un manifiesto fundacional que proclamaba como objetivo fundamental de la aso-
ciación el reconocimiento de la personalidad de Castilla dentro del conjunto de pue-
blos y países de España. Al mismo tiempo expresaba la intención de contribuir a la
«promoción y desarrollo de los pueblos, comarcas y tierras castellanas»449. Los fines
que pretendía alcanzar eran los clásicos de las formaciones regionalistas: estudio de
aspectos culturales, históricos, económicos; fomentar la conciencia castellana y cola-
borar para levantar a Castilla de su postración. Su sede inicial quedó establecida en la
ciudad de Segovia450.
449
GONZÁLEZ CLAVERO, M.: El proceso autonómico…, op. cit., Vol. I, Pág. 106.
450
Ídem, Pág. 109.
451
Flores y Abejas, 23-8-1977, Pág. 8.
452
Nueva Alcarria, 17-11-1979, Pág. 32.
453
Ídem, 17-11-1979, Pág. 32.
178
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
454
Diario de Cuenca, 9-5-1978, Pág. 5.
455
Guadalajara, 6-1-1980, Pág. 3.
456
Ídem.
457
GONZÁLEZ CLAVERO, M.: El proceso autonómico…, op. cit., Vol. I, Pág. 172.
458
La Voz Albacete, 3-12-1980, Pág. 5.
179
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
Por lo que respecta a las fuerzas políticas con presencia efectiva en la provincia,
las dos más firmes opositoras a la inclusión en Castilla-La Mancha fueron las dos
formaciones derechistas: los extremistas de Unión Nacional y los conservadores de
Alianza Popular. En su argumentación los miembros de este partido insistieron sobre
todo en el tema de Madrid. Según los aliancistas alcarreños, la provincia de Madrid
no podía en ningún modo ser separada de la futura comunidad de Castilla-La Mancha
y ello por toda una serie de motivos.
180
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Aún con altibajos, a lo largo de todo el proceso que se está estudiando los gran-
des defensores de la integración de la provincia de Guadalajara en Castilla-La Man-
cha fueron los tres partidos más importantes del panorama político español de enton-
ces: PCE, PSOE, y con mucha más nitidez y contundencia UCD. Los miembros de la
coalición centrista fueron los primeros en defender la inclusión de Guadalajara en un
ente preautonómico aún en ciernes. En este sentido, ya en su IV Asamblea de Parla-
mentarios y Representantes de la región castellano-manchega celebrada en noviem-
463
Guadalajara, 7-5-1981, Pág. 4.
464
Nueva Alcarria, 9-5-1981, Pág. 47.
181
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
465
Ídem, 12-11-1977, Pág. 2.
466
Flores y Abejas, 25-4-1978, Pág. 9.
467
Ídem.
182
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
468
Guadalajara, 8-5-1980, Pág. 6.
469
Nueva Alcarria, 20-12-1980, Pág. 15.
183
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
sería una realización casi utópica para Guadalajara y de que la unión con Madrid
sería «como la de un gato con un tigre para comerse un cordero»470, no había más
opción que la de Castilla-La Mancha. Además, en su opinión, no había motivos razo-
nables que demostrasen que con la incorporación a Castilla-La Mancha se fueran a
perder los importantes beneficios que reportaba la proximidad a Madrid. La alternati-
va más recomendable era pues la que desembarcaba en la región castellano-man-
chega «aunque tal y como estaba concebida no gustase en su totalidad, y aunque si
de nosotros dependiera, se llamase y se organizase de otra manera»471.
470
Ídem, 29-11-1980, Pág. 40.
471
Ídem.
472
En efecto, en el Informe de la Comisión de Expertos sobre Autonomías dirigido por el profesor García
de Enterría se indicaba que las Comunidades Autónomas que se constituyan «debían ser suficientemente
sólidas, con dimensión, población y recursos bastantes para asegurar el óptimo prestacional de los diferentes
servicios públicos»; por ello la Comisión se encargaba de recordar que para la Constitución el que accedieran
a la autonomía provincias aisladas era algo «rigurosamente excepcional». Tan sólo se podía admitir un
planteamiento contrario para las provincias que tuvieran «entidad regional histórica» (artículo 143.1),
concepto que no era posible rellenar «con meros sentimientos provincialistas ni con abusivas apelaciones
a singularidades históricas. VV.AA: Informe de la Comisión de Expertos sobre Autonomías, Madrid, Centro
de Estudios Constitucionales, 1981, Págs. 16 y 17.
473
Nueva Alcarria, 23-5-1981, Pág. 4.
184
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Un tercer elemento que ayudó a avivar el debate fueron las dudas del Partido
Socialista Obrero Español respecto al tema de la integración. Y es que la posición del
PSOE en esta cuestión resultaba clave por una razón bien sencilla: la formación so-
cialista controlaba el Ayuntamiento capitalino476 y la postura del Consistorio de la capi-
tal resultaría decisiva a la hora de satisfacer los requisitos constitucionales477. Debido
a la peculiar estructura demográfica de la provincia, caracterizada por su elevado
índice de ruralidad, si el Ayuntamiento de Guadalajara no se sumaba al proceso
474
Guadalajara, 18-12-1980, Pág. 3.
475
Nueva Alcarria, 22-11-1980, Pág. 4.
476
En las elecciones municipales de abril de 1979 se dio el singular caso– sobre el que posteriormente se
insistirá con más detalle – de que la lista de UCD para la capital alcarreña fue presentada unos minutos
fuera de plazo, por lo que esta formación no pudo competir en los comicios, y en consecuencia, se quedó
sin ninguna representación en el Consistorio guadalajareño.
477
El Artículo 143.2 de la Constitución establecía que para cumplimentar correctamente el proceso
autonómico era imprescindible que se sumarán a él las dos terceras partes de los municipios de la provincia,
cuya población, además, habría de representar al menos la mayoría del censo electoral de la misma.
185
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
Las vacilaciones de los dos grandes partidos sirvieron para ampliar el margen de
actuación de los detractores de la integración. Como se ha indicado previamente, una
de las principales tácticas de los que rechazaban la idea de la inclusión fue la de
oponerse al sistema mismo de pronunciamientos por parte de los Ayuntamientos.
Para la gran mayoría de estos colectivos y partidos «anti-Castilla-La Mancha» desde
la Junta de Comunidades se estaba intentado crear con excesiva rapidez y de mane-
ra artificial un clima de autonomía que, al menos en Guadalajara y en sus pueblos,
ellos entendían ausente. Y todo ello con el añadido de no haber explicado antes con
nitidez las implicaciones y consecuencias que conllevarían los pronunciamientos
municipales. En este sentido fue interpretada, por ejemplo, la interpelación de la Jun-
ta de Comunidades para que los Ayuntamientos se pronunciaran en un reducido pla-
zo de tiempo – en concreto durante los días 28, 29, y 30 de noviembre – o iniciativas
como la de poner en marcha una campaña de difusión de la idea regional en las cinco
provincias repartiendo para ello un cartel en todos sus municipios479.
478
GARCÍA MARCHANTE, J. S.: «Población y organización del territorio», en PALACIO, J. I. (coord.):
Estructura económica de Castilla-La Mancha, Madrid, Celeste Ediciones, 2002, Pág. 78. En 1981
Guadalajara capital totalizaba 55.137 habitantes, casi el 40 % de los 143.473 del total provincial.
479
Flores y Abejas, 12-11-1980, Pág. 1.
480
Ídem, Pág. 18.
186
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
jas, toda esa premura para superar el listón autonómico no era otra cosa que «catas-
trofismo autonómico, pura trágala o empujones camino del redil»481.
481
Ídem, 10-12-1980, Pág. 3.
482
Nueva Alcarria, 29-11-1980, Pág. 15.
483
Ídem, 8-11-1980, Pág. 14.
484
Flores y Abejas, 6-5-1981, Pág. 2.
485
Guadalajara, 7-5-1981, Pág. 4.
486
Ídem, 24-5-1981, Pág. 5.
187
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
no sale ni uno elegido»487. A todos aquellos ediles cuyo voto fuera a ser afirmativo les
era augurado el más desastroso futuro electoral. Con motivo del pronunciamiento
positivo en el Consistorio de Sigüenza, Julius, un colaborador del diario Guadalajara,
reflejaba de una forma muy expresiva sus quejas contra los que habían apoyado la
integración y se quejaba de lo lejos que quedaba aún lo que a su juicio sería un más
que seguro castigo. Sus palabras sintetizan a la perfección la sensación que embar-
gaba a los opositores de la inclusión en Castilla-La Mancha en esos días en que dicha
integración parecía irse convirtiendo en algo inevitable: «mientras no llegue ese ben-
dito 1983 no se podrá votar en contra de ese alcalde y de esos concejales que nos
han metido con Albacete y los manchegos488».
Como se ha señalado con anterioridad, una de las causas que coadyuvó con
más fuerza a aumentar la incertidumbre a lo largo de estos seis meses de proceso
autonómico fue la indefinición respecto al tema de la integración en el seno de la
agrupación provincial del PSOE. Factor éste, que por cuestiones también ya analiza-
das, estaba destinado a convertirse en un agente determinante en el desenlace de la
fase de pronunciamientos. El inicio del proceso tuvo lugar en Guadalajara – de mane-
ra simultánea al resto de provincias – el 24 de noviembre de 1980 con la celebración
de una Sesión Extraordinaria en la Diputación Provincial489.
En teoría, esta podría haber sido la primera ocasión para que el PSOE manifes-
tase a nivel oficial su postura sobre el tema, pero al no contar ni tan sólo con un
representante en la Corporación provincial tal posibilidad no llegó ni siquiera a plan-
tearse. Los 19 diputados provinciales que acudieron – faltaron los 5 representantes
de Molina de los que se hablará más adelante – pertenecían a UCD y todos ellos
votaron a favor de la apertura del proceso. Los socialistas alcarreños desde esa fecha
hasta comienzos de 1981 no se pronunciaron de manera expresa prefiriendo mante-
nerse en la ambigüedad. Esta actitud del partido a nivel provincial tuvo también su
reflejo en el talante en el que se posicionó la agrupación socialista de la capital, a la
que como queda dicho, le estaba reservado un papel capital en la resolución del
conflicto.
188
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
de manera oficial ese día. Antes al contrario, se decidía que el pleno del pronuncia-
miento autonómico se retrasara sin fecha y ello, en buena medida, debido a la postu-
ra de los ediles socialistas. La decisión de posponer la votación no era sino una mues-
tra más de la indecisión en la que el PSOE alcarreño estaba instalado en esos mo-
mentos. Las manifestaciones efectuadas en el pleno por Javier de Irízar, portavoz del
grupo socialista y alcalde de la ciudad, evidencian aún más esta circunstancia.
En los días finales de 1980 y hasta mediados del mes de enero de 1981 empie-
zan a correr rumores de que el PSOE de Guadalajara iba a manifestarse de manera
oficial contrario a la autonomía castellano-manchega. Los comentarios parecieron
cobrar visos de realidad cuando el día 22 de ese mes, buena parte de los rotativos de
las cinco provincias493 se hicieron eco de una noticia según la cual el Comité Ejecutivo
Regional del PSOE había acordado excluir a Guadalajara del ente autonómico494.
Según la nota informativa, esta postura había sido defendida por los representantes
albacetenses y por los propios socialistas alcarreños ante la falta de identidad y cohe-
sión en todos los aspectos entre Guadalajara y el resto de provincias manchegas, y
ante los resultados de los pronunciamientos negativos que hasta entonces se había
efectuado495.
490
Nueva Alcarria, 22-1-1980, Pág. 4.
491
Ídem.
492
En la reorganización y desarrollo del partido en Guadalajara la Federación Socialista Madrileña había
desempeñado un papel muy importante. Carlos Luján hombre fuerte de la organización durante los primeros
momentos de legalidad y cabeza de lista al Congreso en los comicios de junio de 1977 de hecho residía
en Madrid y estaba estrechamente relacionado con la FSM y con el entorno de Alonso Puerta. ÁVILA
FRANCÉS, M., op. cit., Pág. 54.
493
Lanza, 22-1-1981, Pág. 4; La Verdad, 22-1-1981, Pág. 13.
494
Al parecer la noticia fue filtrada al entonces corresponsal del diario El País en Albacete, Andrés Gómez
Flores. Flores y Abejas, 28-1-1981, Pág. 1.
495
MORA RODRÍGUEZ, F., op. cit., Pág. 80.
189
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
Según Javier Solano, el entonces Secretario Provincial del partido, tres reunio-
nes mantenidas con la Comisión Ejecutiva Federal (en concreto con Alfonso Guerra y
María Izquierdo) y otra con el Comité Ejecutivo Regional para hablar del tema, habían
sido suficientes para operar el cambio497. Solano reconocía que la cuestión iba más
allá de sentirse o no castellano-manchego, sino de apoyar o no el acceso de Guada-
lajara a la autonomía. Los argumentos utilizados ya en 1977 y 1978 para justificar el
ingreso de la provincia en la entonces incipiente región castellano-manchega volvían
a ser utilizados ahora en este trance decisivo. Solano terminaba su nueva profesión
de fe castellano-manchega manifestando su convencimiento de que el pueblo de
Guadalajara era partidario de Castilla-La Mancha pues así lo demostraba «algún tipo
de sondeo – de carácter privado – que la Comisión Ejecutiva Federal habría efectua-
do498.
496
Guadalajara, 22-1-1981, Pág. 5.
497
Flores y Abejas, 18-2-1981, Pág. 5.
498
Ídem.
499
Guadalajara, 14-2-1981, Pág. 5.
190
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
500
Flores y Abejas, 18-3-1981, Pág. 1.
501
ÁVILA FRANCÉS, M., op. cit., Pág. 57.
502
GONZÁLEZ CLAVERO, M.: «La compleja articulación de Castilla y León como Comunidad Autónoma»,
en Anales Historia Contemporánea, Nº 20, 2004, Pág. 278. Para profundizar en la cuestión autonómica
segoviana vease del mismo autor: El proceso autonómico… op. cit., pp. 281-302.
503
Diario de Cuenca, 8-1-1981, Pág. 2.
504
RUBIALES TORREJÓN, A.: «Las Comunidades Autónomas. Tipología y mapa territorial», en
Documentación Administrativa, Nº 182, 1979, Pág.191.
191
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
505
VV.AA: Acuerdos autonómicos firmados por el Gobierno de la nación y el PSOE el 31 de julio de1981,
Madrid, Servicio Central de Publicaciones de la Presidencia del Gobierno, Ministerio para las regiones,
1981, Pág. 16.
506
Flores y Abejas, 3-12-1980, Pág. 3.
507
Guadalajara, 14-2-1981, Pág. 5.
508
El único pronunciamiento positivo recibido por la Junta hasta entonces había sido el de la localidad de
Checa. Por el contrario los municipios de Fuentelaencina, Chiloeches, Sauca, Villanueva de la Torre,
Irueste, Hueva, Peñalver y Sacedón se habían pronunciado en contra del proceso autonómico. Flores y
Abejas, 6-5-1981, Pág. 1.
509
La Voz de Albacete, 13-4-1981, Pág. 3.
510
Ídem.
192
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
511
Flores y Abejas, 6-5-1981, Pág. 13.
512
Ídem, 27-5-1981, Pág. 11.
513
El intento del Ayuntamiento de Fuentelaencina de impugnar el proceso se reveló como estéril. El
Consistorio de esta localidad alcarreña había sido el primero en pronunciarse el 17 de noviembre de 1980,
y por tanto una semana antes de que la Diputación iniciase el proceso. Su impugnación se basaba en que
la Constitución fijaba como máximo seis meses para el pronunciamiento de los municipios y al haberse
producido la suya el día 17 de noviembre, la votación del Ayuntamiento de Guadalajara había sido fuera
de plazo. Como ya se ha dicho anteriormente dicha alegación no tuvo ningún efecto.
193
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
Consciente del valor simbólico y significativo que el factor personal podía ejercer
sobre la población de un territorio en concreto, tras su victoria en las primeras eleccio-
nes autonómicas José Bono optó por retomar la estrategia de colocar a hombres de
la provincia en puestos de importancia de las instituciones regionales como forma de
mitigar el desencanto existente en Guadalajara. Así pues, el 31 de mayo de 1983, las
primeras Cortes Regionales elegidas por sufragio universal directo elegían como su
presidente a Javier de Irízar516.
514
Flores y Abejas, 30-12-1981, Pág. 3.
515
Ídem.
516
ASÍN VERGARA, R.: «Historia de Castilla-La Mancha», en ASÍN VERGARA, R. (coord.): op. cit., Pág.
135.
194
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Comunidades y que fue puesto en marcha por el mismo sucesor de Fernández Galia-
no, el toledano Gonzalo Payo. En julio de 1982 Gonzalo Payo realizaba una visita
institucional a Guadalajara en la que invirtió buena parte de su tiempo en ensalzar a la
que según él era «pieza clave en nuestro ente preautonómico»517. Al mismo tiempo,
Payo no mostró ningún reparo a la hora de reconocer la sensibilización de la Junta de
Comunidades en relación a las «singularidades de Guadalajara», particularidades
que no eran óbice para considerarla integrada de pleno en la región.
Según el político toledano la mejor prueba de que la Junta había asumido per-
fectamente las especiales características de Guadalajara la había constituido el tema
de la Universidad Regional, donde los parlamentarios de las diferentes provincias del
ente habían accedido a las pretensiones guadalajareñas. Las autoridades e institu-
ciones alcarreñas respondieron a la visita de Payo con un reconocimiento a la impor-
tancia del proceso autonómico en el que la provincia y la región estaban inmersas,
reconocimiento traducido en una muy amigable acogida. La visita dio pie, además, a
otro gesto de aproximación de una gran significación simbólica: por primera vez on-
deaba en el Consistorio guadalajareño la bandera de Castilla-La Mancha518.
Siete meses después, con motivo de la visita del sucesor de Payo, Jesús Fuen-
tes, las instantáneas y el ritual de halagos y oficiosidades recíprocas se reproducían.
Fuentes declaró que había existido una expresa intencionalidad en que Guadalajara
fuera la primera capital de la región que visitaba de forma institucional; y ello era así
porque según el socialista toledano «Guadalajara había sufrido una serie de dificulta-
des de cara a su plena integración en nuestra Comunidad Autónoma y por eso pienso
que era una obligación ineludible»519. Sin embargo, Fuentes no consideraba esas
dificultades como un handicap, antes al contrario creía que precisamente por haber
mantenido ese largo y denso proceso de discusión Guadalajara podía ser considera-
da parte de Castilla-La Mancha en un grado mayor que otras provincias. Como ya
había sucedido con motivo de la visita de Payo, el alcalde de la capital Javier de Irízar
volvió a exigir y recordar al Presidente de la Junta de Comunidades que la Comuni-
dad Autónoma debía seguir teniendo en cuenta las peculiaridades de la provincia
como único método posible para que las reticencias desaparecieran y para no defrau-
dar a Guadalajara520.
En julio de 1983, tras su victoria en las urnas y su investidura como primer presi-
dente electo de Castilla-La Mancha, José Bono volvía a escoger Guadalajara como
destino de su primera visita institucional. Con ese viaje Bono aseguraba querer de-
mostrar que Guadalajara no era la provincia más distante de la región y desmentir
que fuera una provincia de segunda categoría dentro del contexto regional521, negan-
517
La Prensa Alcarreña, 7-7-1982, Pág.12
518
Ídem, 8-7-1982, Pág.12.
519
Ídem, 10-2-1983, Pág. 12.
520
Ídem, 11-2-1983, Pág. 12.
521
Flores y Abejas, 20-7-1983, Pág. 16.
195
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
522
La Prensa Alcarreña, 16-7-1983, Pág.12.
523
Ídem, 10-11-1983, Pág.12.
524
Los trabajos sobre el peculiar devenir histórico molinés son relativamente abundantes y algunos de
ellos muy alejados en el tiempo. Cfr. PERRUCA DÍAZ, M.: Historia de Molina y de su noble y muy leal
Señorío, Teruel, Imprenta de la Concordia, 1891; SOLER PÉREZ, F.: Los Comunes de Villa y Tierra, y
especialmente el del Señorío de Molina de Aragón, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Jaime Ratés,
1921; y ARENAS LÓPEZ, A.: Origen del M.I. Señorío de Molina: el Cid y Don Manrique, Madrid, Imprenta
Juan Pérez Torres, 1928. Siendo una buena prueba de ello, asimismo el que en una fecha tan temprana
como 1951 apareciese una recopilación bibliográfica en tal sentido: SANZ Y DIAZ, J.: Apuntes para una
bibliografía completa del antiguo Señorío de Molina, hoy partido judicial de la provincia de Guadalajara,
Madrid, Real Sociedad Geográfica, 1951. Más recientemente el mismo tema ha seguido siendo objeto de
atención de los especialistas. Determinados autores han destacado en su estudio siendo obligado el
destacar a José Sanz y Díaz: Historia verdadera el Señorío de Molina, Guadalajara, Institución Provincial
de Cultura Marqués de Santillana, 1983; o a Pedro Pérez Fuertes: Síntesis histórico-política y
socioeconómica del Señorío y Tierra de Molina, Guadalajara, Institución Provincial de Cultura Marqués de
Santillana, 1983; y Molina, Reino, Taifa, Condado, Real Señorío, Guadalajara, Diputación Provincial, 1990.
196
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
Al igual que sucedería con el debate a escala provincial, fue con motivo de la
inminencia del proceso de pronunciamiento de los Ayuntamientos, a mediados y
finales de 1980, cuando el problema molinés se activa y cobra forma. Pero en este
caso, al contrario de lo que sucedería a nivel provincial, las reivindicaciones y exigen-
cias en el orden institucional no remitieron a partir de mediados de 1981 y de la con-
clusión del proceso autonómico. En el Señorío esas reivindicaciones no sólo conti-
núan en el tiempo sino que se redoblan en intensidad, y ello por un motivo perfecta-
mente identificable: la elaboración y discusión del Estatuto de Autonomía y el deseo
de que la singularidad molinesa quedase reflejada en la máxima norma legal de la
región.
No obstante no hubo que esperar tanto para ver aparecer las primeras reclama-
ciones de Molina respecto a sus tan apreciados derechos históricos. A comienzos de
1978, cuando tenían lugar los pasos iniciales para formar la preautonomía, se levan-
taban ya voces en el Señorío llamando la atención sobre el «auténtico compendio de
gobierno»525 del que habían disfrutado los molineses en tiempos pasados: «legisla-
ción independiente de la de Castilla, una organización judicial y militar propias, poder
supremo del Señor con participación del pueblo en su nombramiento…» En razón
pues a una tradición de siglos, a una idiosincrasia peculiar, a unos privilegios forales
en definitiva «que contadas regiones, o comarcas podrían exhibir, alardear o reivindi-
car»526 los molineses pretendían que se les escuchara, buscaban decidir por ellos
mismos antes de ser adscritos a cualquier tipo de región o división administrativa.
Buena prueba de que el tema sigue vivo fue la lectura en 2000 de una tesis doctoral sobre la particular
estructuración jurisdiccional del Señorío en la época bajo medieval: CORTÉS RUIZ, Mª. E.: Articulación
jurisdiccional y estructura socioeconómica en la comarca de Molina de Aragón a lo largo de la Baja Edad
Media, Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2000.
525
Flores y Abejas, 15-2-1978, Pág. 11.
526
Ídem.
527
Guadalajara, 26-10-1980, Pág. 9.
197
LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA EN CASTILLA-LA MANCHA (1976-1983)
528
Ídem.
529
Ídem, 23-12-1980, Pág. 24
530
Ídem, 10-11-1980, Pág. 9.
531
Flores y Abejas, 8-7-1981, Pág. 14.
198
LA IMPRONTA CASTELLANA. LA PROBLEMÁTICA DE GUADALAJARA
vincial – y con la única y mínima variación en este caso del voto en blanco del PSOE
– el acuerdo entre los partidos mayoritarios y la convicción autonomista del PCE ha-
bían sacado adelante el pronunciamiento positivo.
La Comunidad del Real Señorío de Molina lanzaba así una campaña con la que
pretendía hacer llegar a todos los rincones del país su protesta por la falta de recono-
cimiento en el futuro Estatuto de las peculiaridades históricas del Señorío533. Según el
estudioso molinés, Pedro Pérez Fuertes, los derechos de Molina eran incuestiona-
bles, siendo la Carta Magna la primera que se ocupaba de preservarlos. Pérez Fuer-
tes hacía descansar esta afirmación en la Disposición Adicional Primera534. En razón,
pues, al ordenamiento constitucional, Molina debía perseguir la materialización de
sus derechos forales bien fuera con la consecución de una Diputación Foral, o en su
caso, una corporación de carácter representativo para Molina y su Tierra. Además,
según Pérez Fuertes, debería cambiarse el sistema electoral, ya que el vigente iba en
perjuicio de las zonas desertizadas como Molina y de los partidos minoritarios. Los
miembros de Alianza Popular en Molina por medio de su dirigente, José Luis Malfeito,
fueron incluso más allá llegando a presentar una enmienda en la que se pedía que el
Señorío continuara disfrutando de sus fueros y derechos históricamente reconoci-
dos535.
Pero la reivindicación histórica se concebía sólo en base a otras metas que de-
bían hacer posible el que Molina saliera de una situación socioeconómica tenida por
caótica. Para ello había de prestarse especial atención a la dotación de una adminis-
532
Ídem, 7-10-1981, Pág. 3.
533
La Prensa Alcarreña, 24-10-1981, Pág. 7.
534
La mencionada disposición introducida en la Constitución pensando más, evidentemente, en la cuestión
vasco-navarra que en el Señorío de Molina, afrontaba la problemática foral asegurando el reconocimiento
y amparo de los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de los regímenes
forales sería llevada a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía.
535
La Prensa Alcarreña, 26-11-1981, Pág. 10.
199
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536
Ídem, 24-10-1981, Pág. 7.
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