Renouvin, Tomo II, La Diplomacia Bismarkiana, Ps. 406-429

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VI: LA DIPLOMACIA BISMARCKIANA 407

se comprometían a consultarse, ya en caso de divergencias entre sus


CAPITULO VI estados respectivos, ya en la hipótesis de que la paz se viera amena-
zada par la agresión de una tercera potencia. El Emperador alemán
LA DIPLOMACIA BISMARCKIANA otorgó su adhesión a este acuerdo en un acta de fecha 22 de octubre
de 1873.
La interpretación ·de la política alemana, a primera vista, parece
simple. Por sus acuerdos con Austria-Hungría y Rusia, Bismarck creía
adoptar seguridades contra el cambio acontecido en el Gobierno fran-
Los antagonismos del sentimiento nacional y de los imperialismos cés el 24 de mayo de 1873: caída de Thiers y subida de MacMahon
coloniales forman el telón de fondo sobre el cual se dibujan las di- al poder (1). Esta explicación se ve, sin embargo, desmentida por el
ficultades políticas en Europa. Sin embargo, no debemos exagerar el examen de los documentos. Los preámbulos de la política bismarckia-
alcance de las crisis diplomáticas, pues ninguna de las grandes poten- na se remontan al verano de 1872, es decir, a la época en que Thiers
cias deseaba realmente Ja guerra. Pero todas creían que era posible acababa de manifestar su intención de pagar la indemnización de gue-
un conflicto general, y procuraban establecer una situación que pu- rra con mayor rapidez de la que estaba prevista en el tratado de Franc-
diese prevenir el conflicto, o bien, hacerle frente en condiciones fa- fort. El 8 y el 9 de septiembre de 1872 los tres Emperadores tuvJ.eron
vorables. En el centro de aquella actividad diplomática, Bismarck en Berlín los primeros cambios de impresiones que precedieron· a la
dominaba. Sabía aprovecharse de las diferencias de intereses para man- conciusión de los acuerdos de 1873. Y el acuerdo germano-ruso fue
tener la preponderancia continental <;onseguida por Alemania, pero firmado el 6 de mayo de 1873, cerca de tres semanas antes de la caída
también llegaron a preocuparle tales diferencias cuando la cuestión de Thiers. Así, pues, en el preciso momento en que Bismarck se de-
balcánica provocó entre Austria-Hungría y Rusia amenazas de con- claraba satisfecho de la política francesa y tranquilo por la leal ejecu-
flicto. ción del tratado de Francfort, se dedicaba a aislar a Francia. De he-
¿Cómo logró el Canciller del Imperio, hasta que abandonó el po- cho. aquel sistema de garantías diplomáticas era necesario en el ánimo
<ler en 1890, mantener alrededor de Alemania un sistema de alianzas del Canciller alemán, porque el éxito del empréstito de liberación del
y de acuerdos que confirmaba su preponderancia 7 La acción diplomá- territorio y el voto de la ley militar de junio de 1872 eran indicios de
tica no fue, en este caso, simple regateo: ten:fu como objetivo la cons- un restablecimiento rápido de Francia y también porque Alemania
trucción de un sistema cuya existencia dominase las preocupaciones iba a perder, en plazo breve, la seguridad que representaba para ella
de los gobiernos y de los pueblos. Por ello es necesario concederle es- la presencia en territorio francés de sus tropas de ocupación.
pecial atención; sin conocer, por lo menos en sus líneas esenciales, Bismarck esperaba que el juego de tales acuerdos le pusiera en
esta actividad diplomática, sería imposible comprender las inquietudes situación de controlar la política rusa y la austro-húngara; contaba
de que daban prueba, en todas partes, no sobmente los medios po- con poder mantener a los dos vecinos "en el mismo atalaje". Pero los
líticos, sino también Ja opinión pública. acuerdos silenciaban las cuestiones más delicadas, las que pudieran
En mayo y junio de 1873, el Canciller del Imperio alemán estable- enfrentar en los Balcanes 'los intereses de Rusia con los de Austria-
ció la primera form~ su sistema: la "Entente de los Tres Empera- Hungría. Los tres gobiernos, por lo detnás, obedecían a móviles dife-
dores". Esta alianza se Qasaba en dos textos. rentes. Alemania buscaba el apoyo de Rusia, a fin de desanimar toda
El primero era un co'nñnio-germano-ruso, firmado el 6 de mayo tentativa francesa de desquite. Rusia solo firmó el acuerdo con Ale-
de 1873. "Si uno de los Imperios fuese atacado por una potencia euro- mania para evitar una aproximación estrecha entre los dos imperios
pea, sería socorrido, en el más breve plazo posible, por medio de un centrales. Austria-Hungría únicamente veía en la entente de los tres
ejército de doscientos mil hombres de tropas efectivas" (1 ). Este con- Emperadores una concesión hecha a Bismarck con vistas al porvenir.
venio, que no era un tratado en forma y que solo llevaba la firma de El sistema era, pues, precario. Bismarck no tardó en percibirlo: la co:-
Jos soberanos, se concluyó sin límite de duración; pero podía ser de- ta crisis que estalló en las relaciones franco-alemánas (2) en la pn-
nunciado con el previo aviso de dos años; tenía el carácter de alianza mavera de 1875 puso a prueba el acuerdo germano-ruso, y la prueba
defensiva. El segundo texto fue un convenio austro-ruso, firmado el resultó desalentadora para la política del Canciller.
6 de junio de 1873. No era un tratado de alianza, sino solo un acuerdo
personal entre el emperador Francisco José y el zar Alejandro. que * * *
(ll Véase anteriormente, pág. 371
( 1) El texto original del convenio está en lengua frances:i. (2) Véase anteriormente, pág. 372
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1UMO 11: EL SIGLO XIX.-DE 1871 A 1914
VI; LA Dll'LOMAC!.\ lltSMARCKIANA 409-
El acuerdo de los tres Emperadores, quebrantado ya por ei alerta
, . . ue udiera parecer dirigido contra Francia
de 1875, no podía sobrevivir a la crisis balcánica de 1877-78; a finales no quena fmnar un te.~to_ q'k pasó r alto las instrucciones formal:s
de 1878 el sistema que Bismarck había establecido en 1873 se derrum- y contra Inglaterra), Blsma~c p, ¡:f
texto en el que Rusia aparecia
bó. Pero el Canciller iba a reconstruirlo, casi en seguida, sobre bases del En;p:rador. Ante. la re. acc1on I ese i~di 'IlÓ. "Me es imposible ra-
nuevas. Puesto que se veía obiigado a escoger entre Rusia y Austria-
' como umco adversario, G~H,llermo .. c~nvicciones contra mi ca-
ti_ficar este tratado; el!~).. ~'.~ co 7~~o ~~s ratificarlo, p~es Bismarck. le
1
1
.
Hungría, optó, en 1879, sin dudar por esta última. No obstante. con-
siguió en 1881 volver a establecer un lazo con Rusia, al mismo tiempo rae ter, ~ontra mi. hon.~1 .. , ~r;dos sus mini~tros. El Emperador se sm-
que se aseguraba en 1882, por la alianza con Italia, un medio de amenazo con"ros
la d1m1s1on
contener a Francia. Alianza austro-alemana, tratado de los tres Em- ., l1enºdo.
t10 . L que, me debtl.
.
o ..igan a tomar esta decisión se harán res-
peradores, Triple Alianza, estas eran las piezas del nuevo sistema
bismarckíano. ponsables de, el~o a~la l~~~b~.I tratado de alinnza-·aizstro-alemán se halla-
El 7 d~ octu. re e , ' otencias fuera atac;:ada por Rusza, am-
El Gobierno austro-húngaro deseaba desde 1871 la alianza con Ale- ba concluido: s1 t:na d-= las do~ \. . contra aquella \en caso de ataque
mani_a (1). Adoptando esta solución a principios de 1879 Bismarck bas potencias unírwn todas suls ue1 za~ n ·rían una neutralidad benévola.
daba evidentemente a su política una orientación antzrrusa que no res- por parte de otro, estado,. so º¡. seb· PI r I. e todo el peso de su autoridad
B' k echo pues nn· ,1 danza ' 'A t
pondía a sus planes generales. ¿Por qué se decidió a hacerlo entonces?
I~marc l ~ 'd~r la alianza austro-alemana ding.i4a c:;o~ ra
Temía ver a Austria-Hungría, si permaneciera aislada, procurarse una para Impone~· a _.-mpera b- d , d la idea que en 1873 fuera la ms-
alianza con Francia o incluso resolverse a buscar, sin Alemama, un Rusia. Parcc1a as1 !1~ber ~ an o~1c1 o el 14 de septiembre-en el . mo-
acuerdo con Rusia. A partir de junio de 1879, ya había declarado al piración de su poht1ca. Sm cm. argo, au·stro -iJemanas alcanzaban su
embajador de Francia: "La intimidad con Austria-Hungría será. cada . 1 que las neuoc1ac10nes -, . l
mento mismo e1 . , º . , al emba·ador alemán en Viena e
vez más, la base de la política alemana." El incidente que surgió en punto crítico-111d1co en ~n~ c~.rta l día en )que se diese cuenta de ·ta
agosto de 1879-una carta dirigida a Guillermo I por el Zar quejándose sentido .de su nuevo. plan. tusiaA~stri~-Hungría v Alemania, se sen-
en términos muy vivos de la actitud de Bismarck (2) y haci..:ndo
alusión a las "consecuencias muy graves" que podrían resultar de
existenc1a de una alianza en rt '.
tiría peligrosamente aislada, e a m1/sm
a pediría el, restablecimiento dei
Alemania se prestaría a ello.
ello-no fue más que una ocasión para que el Canciller tomase una . · d, lvs tres Em¡1erac ores Y ,
antiguo sistema e . clusíón del tratado austro-a 1eman
iniciativa en la que estaba pensando desde hacía varios meses. El 27 de En el espíntu del Canciller la ~~:1 de r .. sionar al Gobierno del .Zar f
agosto de 1879 propuso a Andrassy la conclusión de una alianza de- debía ser, en conse~uc?c1ab, ur; ·m~k{~na {¡1~ duda, el ·Imperio ruso no
fensiva.
para atraerle a la orb1ta ismar
, 1
.
ontrar "'Il este nuevo acu
erdo de los tr"S Emoera- 1
Al principio, todo fue bien. Sin embargo, comenzaron las dificul- v •

tades cuando se trató de definir contra quién se llevaría a cabo la


podna vo ver a ene ' . a no sería la pieza e1ave
dores la situación que ~1ab1a tkenl1dob_en 'Ontr~ído "Ompromisos ;especto
,V •
1873 1
alianza. Alianza general, decía Bismarck. Ahora bien, Andrassy no
aceptaba comprometerse a apoyar a Alemania en caso de que se viera
d l ·t
e sis ema,
porque füsmarc , 1a Ia e
, .
... .
omo tales compromisos eran so1o
a Austna-Hungna. Sir: e~barg~,ta~aba a Austria-Hungría, contar con
rl
atacada por Francia. Lo que quería era un acuerdo solo contra Rusía. defensivos, Ru~1a podna, s1 no ·~t L rincipal era actuar de manera
Bismarck consintió en ello; pero tropezó con la resistencia del em pe- la actitud benevola de Alemama. o ¡\
cia Para hacer olvidar al Zar
rador Guillermo 1, convencido de que Austria-Hungría no podía haber que apreciara y desea~e .aquellfo~e~~~~t~~imicntos balcánicos, bastaría,
olvidado la guerra de 1866 y transformarse en una aliada sincera, y el rencor que le pro ~1¡~ron r . d 1 aislamiento. Tal fue la idea
deseoso también de no ofender a Rusia, en la que, según él, no per- sín duda, hacerle perc1~1r lo~ pe '1gr~s, a econsíderar el caso de que no
cibía "designios hostiles" contra Alemania. "No os autorizo a llevar de la mamobra. Pero t~mb1en se dcb;ecauciones contra la hostilidad
a cabo un convenio o una alianza con Austria-Hungría", escribe el tuviera éxito esta acc1on y to;n~r bI? o ruso el día en que conociera
Emperador a Bismarck el 10 de septiembre. Ante una amenaza de que tal vez pudiera mamfestar e o iern
dimisión de su Canciller, Guillermo I se resignó, sin embargo, a dar . · d la alianza austro-alemana. .
la ex1stenc1a e . .. • , 1 bl objetivo tendía el corto ep1so-
su autorización, pero a condición de que Rusia no fuese especialmente Con toda veros1mi~1tud, a ese e~ e . • de septiembre-dos días
nombrada en el tratado. Como Andrassy no aceptó la condición (pues dio de una conversac:on anglo-al:mb1;.~d~) ~r~ Viena· su deseo de reem-
después de haber mdicado aRsu .cm B' Js narck encargó a su embajador
· · ~s con us1a- 1 1 d
(1) Véase anteriormente, pág. 358. prender negoc1ac1on-= . . de Gran Bretaña en caso e
~ "Uase las 111tenc1oncs -
(2)
canicos. En las cuestiones de delimitacíón de las fronteras ontre los Estados h:d· en Londres que av-=no , . ondió ue ,, 11 semejante caso, Jn-
conflicto germano-r~so. D1srda.eh ri;~~ " con~Iuir una alianza con Ale:-
V

alaterra
o estaría totalmente !Spues a ,_

i
1.
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VI: LA DIPLOMACIA BISMA.'RCKIANA 411

mania contra Rusia. En cuanto a IFrancia, el Gobierno inglés se encar- para anexionarse, en un futuro indeterminado, la Bosnia y Herzegovina,
garía de vigilarla y la obligaría a mantenerse aparte, caso _de que qui- sobre la cual tenía desde 1878 el derecho de administración; Rusia, a
siera intervenir en el conflicto. Bismarck pareció decepcionado: ¿ Vigi- cambio, podría unir la Rumelia a Bulgaria. El tratado, acordado por
lar a Francia? ¿Nada más? Dio órdenes a su embajador de no pro- tres años, era secreto.
seguir las conversaciones. Lanzando esa sonda, ¿había pensado real- ¿Qué alcance tenía para cada uno de los tres Estados? Alemania
mente en procurarse el apoyo de Gran Bretaña en caso de ruptura con obtenía la promesa de la neutralidad rusa en caso de guerra franco-
Rusia 1 Probablemente otros habían sido sus pl;_.-,1es; el paso que diera alemana y Rusia recibía la seguridad de que los dos Imperios centrales
en Londres, pensaba, no quedaría ignorado de los rusos y despertaría no intervendrían en un conflicto anglo-ruso. Para ambas, estas eran
su inquietud. Así, pues, podía vanagloriarse de haberlo conseguido, garantías importantes. -Austria-Hungría, en cambio, no hallaba moti-
pues el 29 de septiembre el diplomático ruso Saburof llegó a Berlín y vos para sentirse satisfecha, pues el tratado de los tres emperadores,
solicitó una entrevista. "Ya sabía yo que volvérfa a nosotros el ruso aunque no atentase contra la alianza efectiva de 1879, obligaba al go-
tan pronto como nos aliáramos con el austríaco", señalaba el Canciller. bierno austro-húngaro a respetar los intereses rusos en los Balcanes
Desde que recibió sus insinuaciones, ya no concedió interés alguno a y, por consiguiente, a limitar el provecho que pensaba sacar de esta
mantener el contacto con Gran Bretaña. alianza. Esto era precisamente lo que quería Bismarck: por el tratado
Las negociaciones germano-rusas se in,iciaron en seguida. Bismarck de los tres Emperadores podía "frenar la política balcánica de su al~do
se declaró dispuesto-por descontado, sin renunciar al acuerdo austro- austro-húngaro, ser el árbitro de las diferencias entre Austria-Hungría
alemán-a restablecer el acuerdo de los tres Emperadores. El Zar acep- y Rusia y mantener a &us dos vecinas en el mismo atalaje".
tó esa contingencia. pues esperaba, al asociarse de nuevo al sistema La política alemana, sin embargo, !)O se contentó con este éxito.
bismarckiano, poder conseguir,· al menos, la neutralidad de Alemania A la alianza con Austria-Hungría, al acuerdo con Rusia, añadió en 1882
y de Austria-Hungría en caso de ,conflicto anglo-ruso. La actitud de la alianza con Italia. '
Austria-Hungría era lo que más obstaculizaba las negociaciones. Pues- ¿Tenemos que sorprendernos de que el Gobierno italiano deseara
to que había obtenido la alianza del Imperio alemán, no podía desear entrar en el sistema bismarckiano? Italia era débil, necesitaba encon-
el restablecimiento de un sistema que siempre había considerado como trar apoyos exteriores para hacer el papel de gran potencia. Su Go-
lo peor que pudiera haberle sucedido: ¿qué interés tendría en nego- bierno ya había pensado en 1873 en una aproximación hacia Alemania.
ciar con Rusia y en limitar, por consiguiente, su libertad de acción en La decepción sufrida en 1881 en los asuntos tunecinos no sirvió más
los Balcanes? Pero en vano Haymerlé, sucesor de Andrassy, acumulaba que para confirmarla en sus deseos. Pero después de la alianza austro-
reparos y prolongaba las conversaciones. Bismarck acabó por poner al alemana el Gobierno italiano no esperaba conseguir un acuerdo con el
Gobierno austro-húngaro entre la espada y la· pared: "Si Austria-Hun- Imperio alemán sin entrar en negociaciones también con Austria-Hun-
1 gría--dijo-rehúsa l~ tratado con Rusia, lo hará por su cuenta y gría, que continuaba poseyendo territorios cuya población era italiana.
1 riesgo." La amenaza de- ver comprometida la suerte de la alianza aus- ¿Debía sacrificar los sentimientos en aras de los intereses? El rey y
tro-alemana .bastó para ~-Hafiñerlé se decidiese a transigir. sus ministros estaban convencidos de ello. Del mismo modo, el acer-
El 18 de junio de 1881, el nuevo tratado de los tres Emperadores camiento hacia Austria-Hungría podía tener, desde cierto punto de
estaba concluido. ¿Alianza? No; no era más que un awerdo. Los tres vista, resultados favorables para la situación interior del reino. ¿No
Estados no se prometían ningún apoyo armado, sino solamente "una se corría el riesgo con el conflicto prolongado entre el Estado italiano
neutralidad benévola en caso de que una de las altas partes contra- y la Santa Sede de que el Papa abandonase Roma. declarando que ya
tantes se encontrara en guerra con una cuarta potencia". En caso de no era libre y provocando así una sacudida temible en la opinión ita-
guerra franco-alemana; Rush se comprometía a permanecer neutral. liana? Ahora bien, antes de tomar tal decisión el Soberano Pontífice
aun cuando fuese Alemania la que tomase la iniciativa del ataque. A su querría evidentemente obtener la aprobación de la única gran potencia
vez, Alemania y Austria-Hungría permanecerían neutrales en caso de cuya dinastía era católica: Austria-Hungría. Convertirse en aliado de
guerra anglo~rusa, aun cuando esta guerra fuera provocada por Rusia. la doble monarquía era, pues, para el Gobierno italiano precaverse con-
Pero para _que tal acuerdo fuese duradero, importaba evidentemente tra aquella contingencia..
que no surgieran nuevas dificultades en ]_os Balcanes. Así. pues, las
Pero ¿qué interés tendrían las potencias centrales en aceptar una
tres potencias se comprometían a "tener en cuenta sus respectivos
alianza con Italia 1
intereses en los Balcanes" y a no aceptar, sino de común acuerdo, una
El Gobierno austro-húngaro no podía olvidar los acontecimientos
posible modificación del estatuto territorial del Imperio otomano. Me-
de 1866: sentía hacia Italia tanto rencor como desdén. Pero d~seaba
diante un protocolo separado, Austria-Hungría obtuvo la autorización
413
VI: LA. DIPLOMACIA UlSM.\llCKlA.N.\
412 TOMO 11; EL SJ'9LO XIX.-OE 1871 A. 1914

calmar la propaganda irredeni:ista para no tener que hacer frente, en irredeiltzsta y, por consígui"ente, te~ía que_ abandonar a su su~rte todo
caso de conflicto europeo, a dos enemigos: Rusia e Italia. d tiempo qu.; durase la alianza a 10s. italianos 9ue permanecian co1'.1o
El Gobierno alemán solo desprecio abrigaba por Italia. "Los italia- súbditos de Austria-Hungría. Alemania con.segu1a ,el apoyo de un ah~­
nos--dijo Bismarck en marzc> de 1880 a Busch-se parecen a esos do en caso de guerra provocada por Francia. h1p~tes1s c~ue. no ~r,eve1a
cuervos que se nutren de carroña y esperan alrededor de los campos el tratado austro-alemán de 1879. Ad<!mas, consolidaba 1~ s1tuac10n de
de batalla que les dejen alg(J para comer." Desconfiaba tambíén del su compañero austro-húngaro: "Itaiia .'! Austna-Hungna ~o pueden
rég~men político del reino, Ln régimen parlamentario incapaz, según
ser otra cosa que aliados o enemigos , pensaba Blsmarck. Aust_na-
creia, de asegurar el secreto de una negociación. p_ero Italia podía Hungría, por último, ya no tenía que temer en el caso de q~e estuviera
transformarse en una aliada contra Francia. En caso de conflicto fran- en guerra con Rusia el ser golpeada por la espalda por Ital!~, que, por
co-alemán, Alemania no contaría con el apoyo armado de Awltría- el artículo 4.º del tratado, prometía expresamente su neutralidad llega-
Hungría o de Rusia. Ahora bien: la intervención italiana obligaría a da la ocasión. .
Francia a establecer un frente defensivo en los Alpes y debilitaría, por Bísmarck se sentía satisfecho. Tras haber termia q~e estar ?le~ta,
consiguiente, la capacidad de resistencia del ejército francés en la nerviosamente, en 1879. ahora se encontraba más tranquilo. La maqui~~
frontera alemana. No obstante, el objetivo inmediato era, sobre todo estaba tan bien montada, decía, "q~~--.!l.1archa completamente sol'l .
aliviar a Austria-Hungría de las preocupaciones que le producía eÍ Pero no iban a tardar en reaparecci 1as dific~ades.
irredentismo italiano. \
El tratado del 20 de mayo de 1882 fundó .Ja Triple Alianza. Fijó el ~' * *
estado de las relaciones entre Italia y las potencias centrales, mientras
que las relaciones austro-alemanas conservaron como base el tratado En el invierno de 1886-87, el sistema bismarckiano se encontró de
d~ 1879. Acordado e;n su origen por cinco años. iba a durar, prolon·
nuevo amenazado a la vez por la crisis de las relacione.s_ fran,co-alema-
gandose una y otra vez, hasta, m?Yº de 1915. nas y por Ja tensión austro-ru~a resultant~ de la_ cuest10n bulg~ra (l)~
La cláusula esencial del tratado es el artículo 2.º: "En el caso de En el momento en que el Gobierno frances .. temiendo la amenaza ale
que Italia, sin provocación directa por su parte, se viera atacada por mana, trataba de tornar contacto con Rusia, el ac~erdo de los tres
Francia, por cualquier motivo que sea, las otras dos partes contratan- Emperadores solo existía no1'.1in.almc~te; las dec~p~10nes d~l. ~ar po-
tes estarán obligadas a prestar socorros v asistencia a la p:trte atacad;.i. dían incitarle a acoger estas msrnuac1ones frances~s. La pos1.b1hdad de
Esta misma obl!gación incumbirá a Italia en el caso de una agresión, ese acercamiento, de una alianza tal vez entre Rusia y F;a.ncia. preocu-
no provocada directamente, de. Francia contra Alemania." Pero mien- paba a Bismarck. En un discurso al Rei~chsta:g a proposito de la vo-
tras que los compromisos acordados entre Italia y Alemania se esta- tación de Ja nueva ley militar hizo alus1on a la guerra. en dos fre;z~es
blecían sobre la base de la reciprocidad, no sucedía lo mismo entre que podría verse obligada Alemania ~ sostener. Paraltzar la pollt1ca
Itaj_ia y Austria-Hungría: aun~ue el ~obierno austro-húngaro se viera francesa y la política rusa; .evitar,. sin embargo. el_ p;ovocar en~re
ob1igado a prestar su asistencia a Itaha en caso de ataque francés, el Alemania y Rusia un antago111srno directo, que ~o de¡ana de ~~pu¡ar
Gobierno italiano no prometía nada semejante en el caso de que Rusia al Zar a la alianza con Francia; para ello, terna qu~ tra:iqmhzar al
atacara a Austria-Hungría (1). Gobierno ruso al mismo tiempo que le mostrase_ a que peligros se ex-
El tratado de la Triple Alianza, cuyos términos eran secretos, tenía, pondría con una política aventurada. En los primeros mes~s de 1887
pues, en aquella fecha únicamente el carácter de una alianza de{ ensiva. el Canciller alemán realizó este plan. Para con~ener a F:ancia y a Ru-
¿Qué ventajas aseguraba a cada uno de los tres estados? Italia había sia, aceptó, con ocasión de la renovación de la fnple Altanza, ~ontraer
conseguido que Alemania y Austria-Hungría la protegiesen contra un nuevos compromisos respecto a Italia y atraer ~ Gran B;etana a su
ataq~e por par~e de Francia; además, ya no tenía que temer que el sistema diplomático. Pero inmediatamente celebro con Rusia. un a7uer-
Gobierno de Viena prestase al Papa su apoyo en la cuestión romana. do secreto. el tratado de reasegZ1ro. Ello fue un éxito del virtuosismo
En cambío, daba la seguridad de un apoyo armado a Alemania, pero diplomático bismarckiano. ¿Cómo lo obtuvo? .
no a Austria-Hungría. Aunque demandante, había conseguido, pues, El primer tratado de la Triple Alianza expiraba en mayo ~e. ,1887.
grandes ventajas. Pero se veía obligada a renunciar a la propaganda El Gobierno italiano estaba dispuesto a renovarlo. pero a co~d1c10n d,e
obtener garantías suplementarias. Temía ver a i::ranc1a. ~uena de T5u-
(]) El artíc~lo 3.0 prevda, sin embargo, que Italia debería asegurar un apoyo nez, extender la mano hacia Tripolitania; quena tambien que se le
armado a Austna-Hungría, si esta fuera atacada por Rusia y Francia· pero esta
intervención francesa. no es posible, de hecho, más que en el marco de 'una guerra
en la que participaría Alemania, caso previsto en el artículo 2.º. (1) Véanse anteriormente, págs. 377 y 389.
TOMO ll: EL SIGLG XIX.-03 :S7J A ;9¡4 Vl; LA D!!'LOMAC!A Bl:<IMARCICIANA 415
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reconociera el derecho de obtener algunas ventaj:_s en los Balcanes en la cuestión de Egipto (l) y se inquietaba tambien con la política zaris-
el caso, siempre posible, de que el antagonismo austro-ruso se viera ta, pues un ·dominio de los rusos en Bulgaria comprometería la segu-
solventado por un compromiso y por un reparto de zonas de influencia. ridad de los Estrechos. Ahora bien, la cuestión de Irlanda pesaba como
Ni Alemania ni Austria-Hungría tuvieron al principio la intención de una grave amenaza sobre su situación política interior, amenaza a la
aceptar estas reivindicaciones, pero a fines de 1886, como las dificul- que el primer ministro hada frecuentes alusiones en su corresponden-
tades balcánicas y la tensión franco-alemana habían hecho valer más el cia. privada. As~, pues, ~alisbury creyó que no podía emprender en
apoyo itaiiano, los dos Imperios centrales consintieron en entablar Oriente una accz6n efectiva, es decir, naval o militar; únicamente ca-
negociaciones sobre estas bases. Negociaciones difíciles: Austria-Hun- bía pensar en defender por medios diplomáticos los intereses británi-
gría no quería prometer un apoyo armado a propósito de la cuestión cos. Así que no tenía más remedio, para conseguir la reciprocidad,
de Tripolitania; cierto es que aceptaba reconocer a Italia una parte que prestar apoyo a Austria-Hu;,:igría en las cuestiones balcánicas y a
de influencia en los Balcanes, pero a condición de obtener la promesa Italia en las mediterráneas.
Las negociaciones anglo-italianas fueron vigiladas estrechamente
de una asistencia armada por parte de su aliado en caso de guerra por e.l Canciller, que intervino varias veces para conciliar opiniones.
austro-rusa. Ahora bien. Bismarck, si admitía la posición del Gobierno Termmó el 12 de febrero de 1887 con un acuerdo secreto anglo-italiano
austro-húngaro sobre el primer punto, no la aprobaba en el segundo; que, para evitar la ratüicación parlamentaria, tomó la forma de i111n
no deseaba que Italia diera una promesa que podría volver a Austria- cam?io de cartas. Este acuerdo indicaba la voluntad de las dos po-
Hungría más intransigente respecto a Rusia y haría aumentar de este tencias de mantener el statu quo en el Mediterráneo y al mismo tiem-
modo la posibilidad de una guerra austro-rusa que Alemania tenía in- po en el mar Adriático, en el Egeo y en el mar Negro, o, si no fuera
terés en evitar. El Gobierno de Viena acabó por ceder a la presión posible mantenerlo, ponerse de acuerdo sobre las modificaciones que
alemana. El tratado de la Triple Alianza, renovado por cinco años, fue deberían hacerse. Igualmente se preveía que "Italia preste a Ingla-
completado así solamente mediante dos convenios anexos, uno entre terra un apoyo completo én la cuestión de Egipto", y que, recíproca-
Alemania e Italia resoecto a las cuestiones mcditerníneas v el otro mente, Gran Bretaña "apoye la acción de Italia en Africa del Norte.
entre Austria-Hungría· e Italia referente a las cuestiones baldnicas. principalmente en Tripolitania y en Cirenaica, en caso de invasión
El arreglo mediterráneo preveía que si Italia. "a consecuencia de P.ºr una tercera potencia:•. es decir, por Francia. Pero el alcance prác-
una extensión de la influencia francesa en Tripolitania, atacaba a Fran- tico de estos compromisos permanecía impreciso. El texto italiano
cia en Europa", Alemania la sostendría con las armas. En tal caso, decía: "Italia e Inglaterra se comprometen a un mutuo apoyo en el
decía Bismarck en sus conversaciones, Italia podría tomarle a Francia Mediterráneo en todas las diferencias que surjan entre una de ellas
Niza y Córcega. \ y una tercera potencia"; en el espíritu de los italianos, apoyo mutuo
El arreglo balcánico estiphlaba que, si el mantenimiento del statu significa apoyo armado. Ahora bien, el texto inglés se limitaba a decir
qua en los Balcanes fuera im'pbsible -y si Austria-Hungría se viera que el "carácter de esta cooperación debería ser decidido cuando se
obligada a proceder a una ocupación del territorio, permanente o in- presentara la ocasión y según las circunstancias de la cuestión".
cluso temporal. Italia tendría derecho a una compensación. Salisbury ha eludido, pues, toda promesa precisa. De ello se alabó
Así, pues, el carácter ele la Triple Alianza se vio modificado: el ante la reina Victoria: "Los términos de esta nota-escribe-han sido
tratado defensivo en sus orígenes había tomado un matiz ofensivo, ya calculados para dejar al gobierno inglés el cuidado de juzgar si ha lugar
que consideraba el caso de que Italia atacase a Francia en Europa. o no para prestarle a Italia una cooperación material." No es menos
Pero en el momento en que se comprometía a sostener a Italia con verdad que el Gobierno británico, al mismo tiempo que se reservaba el
las armas en la cuestión de Tripolitania, ya había actuado Bismarck medio de interpretar a su manera sus compromisos, aceptaba una co-
para procurar que se le aligerasen las cargas nuevas que aceptaba. laboración diplomática con uno de los miembros de la Triple Alianza.
Desde diciembre de 1886 hizo presión sobre el Gobierno italiano para Esta colaboración se acentuó cuando el 24 de marzo de 1887 Aus-
que llevase a término un tratado con Gran Bretaña sobre las cuestio- tria-Hungría otorgó su adhesión al acuerdo anglo-italiano. España, a
nes mediterráneas. y algunos días más tarde hizo aconsejar a la reina su vez, entró en la combinación: el 4 de mayo celebró un acuerdo con
Victoria que se aproximase a Austria-Hungría y a Italia. De este modo Italia para mantener el statu quo en el Mediterráneo y prometió no
esperaba asociar indirectamente a Gran Bretaña a su sistema. ¿Por prestar a Francia, en ningún caso, un apoyo que pudiera molestar di-
qué aceptó el Gobierno británico (que era desde 1886 un Gabinete con- recta o indirectamente a Italia, a Austria-Hungría o a Alemania.
servador presidido por Salisbury) negociar con Italia? Inglaterra en
aquel momento tenía serias dificultades con Francia a propósito de (1) Véanse anteriormente, págs. 396 y 397.
417
416 TOMO 11: EL SIGLO XIX.-DE 1871 A 1914 VI: LA DIPLOMACIA U!SMAHCKl.\N.\

Alemania no otorgó su firma a estos acuerdos mediterráneos ¡xlr- pero si esta gran potencia fuese Austria-Hungría o Francia no se pro-
que Bismarck no quería tomar la res¡xlnsabilidad de asociarse ni si- metía neutralidad, sino en caso de que no se tratase de una guer:a de
quiera en secreto-pues, ¿sería bien guardado el secreto7-a una agresión. Por consiguiente, Rusia, si Alemania atacase a Fr~nc'.a se
actividad dirigida ~ontra Rusia. Pero fue el Canciller quien dirigió vería desligada de todo compromíso. Por otra parte, .Alemama re~o­
todo el juego con la esperanza de paralizar la ¡xllítica francesa y la nocía "la legitimidad de la influencia rusa" en Bulgana, comprendida
rusa. En Tri¡xllitan; a el a¡xlyo diplomático de Inglaterra a Italia debía la Rumelia. Prometía, también, su apoyo diplomático a Rusia, en el
bastar para protege:· los intereses italianos y ahorrar a Bismarclc, por caso de que esta "se viera en la necesidad de defender P?r sí misma
consiguiente, la pre1 ·cupación de llevar a la práctica la promesa hecha la entrada del mar Negro", es decir, de ocupar preventivamente el
a Italia. Asimismo, l 1 protección de los intereses balcánicos de Austria- Bósforo, si una escuadra inglesa intentara forzar el paso. ¿Qué valor
Hungrfa quedaría a. egurada, en parte, por Gran Bretaña e Italia: tenían estas promesas? Rusia podía atribuirles alguna importancia,
Rusia se vería obliga• la, pues, a ser prudente, sin wder acusar de ma- porque ignoraba los acuerdos mediterráneos. Pero Bismarck sabía que
levolencia a Bismarck toda acción rusa tropezaría con la resistencia combinada de Inglaterra,
Los deseos del Cai ciller seguían siendo, incluso en el momento en Austria-Hungría e Italia. ,,~
que tomaba aquellas ir1 iciativas contra Rusia, los de mantener con ella En aquel momento, el $ist~ma bisnza~ckiano se e?contraba en .su
relaciones correctas, si no cordiales, para evitar una nueva orientación apogeo. Alemania tenía un tratado i.l~ alianza defe:is1va con Austria-
de la política del Zar e.1 las relaciones franco-rusas. Puesto que no era Hungría, desde 1879; y otro de alianza con Rumania (l), desde 1883:
¡xlsible renovar el tratado de los tres Emperadores, al menos impor- ambos estaban dirigidos contra Rusia. Poseía, en el caso en que se
taba tranquilizar al Goblerno ruso y mantener un acuerdo con él. Pero viera atacada con Francia, una promesq de apoyo armado de Italia Y
¿cómo conseguirlo a menos de dar a Rusia la esperanza de algunas una promesa de neutralidad de Rusia. Por último, Gran Bretaña, sin
satisfacciones en la política balcánica? Bismarck no se detuvo ante haber formado ningún acuerdo con ella, se hallaba, por los "acuerdos
ese obstáculo; se mostró dispuesto a hacer, en secreto, promesas, mediterráneos" asociada indirectamente a los objetivos de la política
dando por descontado, al mismo tiem¡xl, que Rusia no podría sacar l
bismarckiana. Qué quería el Canciller? Aislar a Francia y neutrali-
partido de ellas porque tropezaría con las tres potencias, firmantes zar a Rusia. En el primer punto, obtuvo un éxito completo: el Gobier-
de los acuerdos mediterráneos. no francés si no conocía el contenido de los acuerdos mediterráneos,
La negociación ofrecida ¡xlr Bismarck tropezó, sin embargo, con se- tenía bue~os motivos para sospechar su existencia; estaba vigilado
rias dificultades, a causa de las diferentes opiniones que rodeaban al estrechamente por Salisbury, que consideraba a Francia como "una
Zar. Luchaban dos influencias: la del canciller Giers, sucesor de vecina insoportable"; se daba cuenta de la exist~.ncía de un~ creciente
Gort~h~kov, que solo d~sp_recio sentía hacia Francia y que deseaba, por hostilidad en Italia, desde que Crespt. convertido en presidente del
cons1gwente, el mantemm1ento de un acuerdo con Alemania; y la de Consejo, rompió las relaciones comerciales y comenzó una ?~erra adi~a­
Ké\.tkof, escritor político y gran periodista, partidario de la alianza nera que duraría diez años. Pero en el segundo punto, el ex1to de Bts-
francesa. Alejandro III vacilaba. En la primavera de 1887 cuando so- marck fue mucho más precario. Cierto que había obtenido la promesa
bre~no la tensión franco-al~mana, declaró: "No permiti~é que Ale- de neutralidai.l rusa, en la hipótesis-muy poco verosímil-de que
mania trastorne a Europa; s1 fuera atacada Francia y se sintiera desfa- Francia atacase a Alemania. Sin embago, dudaba del valor de este
llecer, Rusia se echaría en la balanza." Pero permitió que en el diario compromiso: creía que, en una guerra franco-alemana, Rusi~ ?º tar-
oficioso del Gobierno, el Nord, se dijese que no se tendía a una alianza daría en intervenir, si Francia llevase las de perder. En su ammo. la
franco-rusa. única ventaja efectiva que aseguraba a Alemania. el tratado de re.ase-
Sin duda, pensó que sena imprudente hacer a Francia, por adelan- guro, era evitar la conclusión de un pacto de a[1QJ1za entre .~rancia y
tado, promesas de a¡xlyo. Solo a finales de marzo de 1887 se puso fin Rusia: mientras el Gobierno ruso conservase un lazo de umon con el
al debate, cuando Katkof cayó en desgracia, por haber cometido la Imperio alemán, no sentiría la necesidad de contraer compromisos
imprudencia de hacer público, en un artículo periodístico, el contenido precisos con Francia; y el Gobiern~ francés, pu;sto que no podría
del tratado de los tres Emperadores. En seguida fue autorizado Giers contar, con el apoyo armado de Rusta, no pensana en una guerra de
por el soberano a llevar a término las negociaciones con Alemania. desquite. Pero ¿a qué preci? se . ?btuvieron eso~ resultad~s? Para
El 18 de junio de 1887, se firmó el tratado secreto germano-ruso que dar a Rusia una aparente sat1sfacc1on en las cuestiones balc~mcas, e~
.Bismarck llamaba trat9do de reaseguro. ' Canciller tuvo que contraer compromisos difícilmente concihables, s1
Alemania y Rusia se prometían, mutuamente, mantener la neutra-
lidad, si una de ellas se encuentra en guerra con otra gran ¡xltencia; (l) Véase anteriormente. p;íg. 388.
VI: LA DIPLOMACIA BISMARCKIANA.-BIBLIOGRAFJA 419
418 TOMO ll: EL SIGLO XJX.-DE 1871 A 19[4
Al empezar el año 1890, la política bismarckiana, tras un período de
no con la letra, por lo menos con el espíritu del tratado de alianza vacilaciones, quedó orientada en la misma dirección que en 1887. Sin
austro-alemán y de los acuerdos mediterráneos. Ciertamente, tales embargo, dicha política era cada vez más frágil. Bismarck, a pesar de
compromisos eran secretos, y el mantenimiento de ese secreto cons- toda su maestría, de toda su incomparable destreza, no cesó de expe-
tituía la condición misma de la duración dei sistema. ¿Qué sucedería, rimentar mayor dificultad en hacer marchar la máquina, cuyo meca-
no obstante, el día en que los acontecimientos balcánicos obligasen a nismo había llegado a ser demasiado complicado. Aunque todavía
Alemania a tomar partido 7 Para vencer las dificultades futuras, Bis- consiguiera, mediante sus maniobras diplomáticas, reparar las grietas
marck contaba con su habilidad, su prestigio personal y la timidez de del edificio, no hacía más que retrasar la crisis de su sistema.
los otros gobiernos.
Los hechos. d~smentirían aquel optimismo. Cuando, en agosto de
1887! e_l advennmen~o de Fernando de Sajonia-Coburgo en Bulgaria BIBLIOGRAFIA
reamm~ el antago_msmo austro~ruso (1 ), Bismarck, aunque hubier<i.
l:ntre las numerosas obras que han es- 1896, Stuttgart, 1936.-·G. SALVEMJNI:
reconocido la legztzmzdad de la rnfluencia msa ·en Bulgaria, llevó una La política estera di Francesco Crispí,
tudiado el "sistema birmarckiano" en
ayuda· a la política austro-húngara: publicación, el 3 de febrero de 1888, general; las más importantes son: A. Roma, 1939.
del te_xto del tratado de alianza austro-alemán; demanda de créditos, RACHFAIIL: Deutsch/and und die Welt-
con vistas a un nuevo aumento de los efectivos del ejército, que debía politik. Die Bismarcksche Aera, Stut- El trab.do de los Tres Emper•do·
tgart, 1923.-0. BECKER: Bismarcks res y el tratado de reaseguro.-
estar en situación de hacer frente a una guerra en dos f 1·entes; orden S. SHA.ZKIN: Konetz austro-russko ger-
Bürulnispolitik, Berlín, 1923, y del tnis-
a la Banca del Imperio de negar adelantos sobre los títulos rusos. con rr:o: Bismarck und die Einkreisung masnkogo soiuza (El fin de la alian-
la esperanza de provocar un pánico entre los tenedores alemanes que Deutsch/ands, Berlín, 1925, 2 vals.- za austro-ruso-alemana), 1879 - 1884,
guardaban en aquel momento la mayor parte de los valores rusos co- A. MEYER: Bismarckb Friedenspolitik, Moscú. 1928.~K. WINDELBAND: Bis-
Munich, 1930.-H. ROGGE: Bismarcks marck und die europaische Miicltte,
locados en el extranjero. Al mismo tiempo. inició conversaciones con 1879, 1885, Essen, 1942.-G. SrMPsoN:
Ko/011ialpo/itik al s aussenpolitisches
el Estado Mayor austro-húngaro, mientras rehusaba admitir, sin em- Prohlem, en Historische Viertel;ahr- Tlu:. Sabcurov Memoirs, or Bismarck
bargo, una guerra "preventiva" contra Rusia. Por último, actuó de tal sclrrift, 1923-1924, págs. 304-33 y 424-43. and Russia, Cambridge, 1929. - E.
ma~era,. ~l 12 de diciembre d.e 1887, que Inglaterra, Austria-Hungría e N. JAPISKE: Citado más arriba, pági- WrnoERKEHR: Les origines de l'A/lian-
na 359.-J. BARDOUX: Quand Bismarck ce franco-russe: les années 1878-1881,
ltaha h1c1eron una advertencia al Gobierno turco: la Sublime Puerta Friburgo, 1942.
dominait /'Europe, París, 1953.
n.o debía. e~ajenar, en ,~eneficio de Ru,sia, su soberanía sobre Bulgaria;
s1 5': res1stia a la poht1ca rusa, tendna el apoyo de las tres potencias La primera forma del sistema.- La posición internacional de Gran
asociadas en el acuerdo mediterráneo. El Gobierno ruso, sometido a W. ScHÜSSLER: Bismarcks Bündnisan- Bretaña.-W. MEoucorr:· The Me-
diterranean Agreement.1, en Slavonic
aquellas presiones simultáneas, se ~~ obligado a ab~ndonar la política gebot a11 Russland "durch Dick und
Review, junio 1926, págs. 60-88.-R.
Dunn" im Herbst 1876, en Hist. Zeit-
que que.na ll?var a cabo en Bu.lgana, ,~o ~1:1scó en Francia las facili- schrift, 1932, págs. 106-14. SANTINI: Bismarck et I' A ngleterre les
dades fmanc1eras que Alemania le negaba: en octubre de 1888 se accords mediterranées de 1887, París,
emitió en la plaza de París un importante empréstito ruso. La alianza austro-alemana- Eo. 1953 (memoria mecanografiada).-H.
HELLER: Das deutsch-oesterreichisclte RoTIIFELS: Bismarcks englische Bünd-
, ¿Er~ ~sto el fin. del tratado ,de reaseguro? A últimos de 1888, pare- nispolitik. Berlín. 1933.-M. VON HA-
cia adm1tir el Canciller que sena vano contar con la renovación de este ungarische Bündnus in BismG.!"cks Aus-
senpo/itik. Berlín, 1925. GEN: Bismarck und England, Stuttgart.
tratado: ¿cómo se prestaría a ello el Zar, después de las decepciones 1941.~R. MOELLER: Bismarcks Biind-
que acababa de sufrir? Por ello. buscó Bismarck otros caminos: por La triple alianza.-L. SALVATORELLI: nisangebot an England in Januar 1889.
dos veces, en enero y marzo de 1889, ofreció, secretamente, a Gran La Triplice Alleanza: storia dip/oma- en Hist. Vierte[jahrsclirift, 1938.-W.
tica, 1877-1922, Milán. 1939. - W. SCHÜSSLER: Noch ei11mal Bismarck
Bret~ña una alianza. Pero cuando el Gabinete inglés declinó la oferta, zweischen F.:ngland und Russland. en
ScH1NNER: Die oesterreischisch-ita/iani-
volvió a desear, en octubre de 1889, el mantenimiento del reaseguro. sche Gegensatz auf dem Balkan, 1876- Hi3torísche Zeitschrift, 1940.
El Zar, que no ignoraba las conversaciones anglo-alemanas y temía
q;ie tornaran. a ser emprendi~as, aceptó la iniciación de las ~egocia­
c~ones con miras a la renovación del tratado; aunque no se hacía ilu-
s10nes sobre el valor real de las seguridades alemanas, creía prudente
conservar aquel lazo para evitar que la política alemana concediese un
apoyo total a los planes de Austria-Hungría en los Balcanes.

(1) Véase anteriormente, pág. 389.


VII; EL FIN DE LA EUROPA ll!SMARCKIANA 421

CAPITULO VII marck ya había tenido ocasión de combatir tal opinión. en 1888, en
dos vigorosos informes. "Una guerra-escribió-solo tendría sentido
EL FIN DE LA EUROPA BIS.MARCKIANA si Rusia pudiera ser definitivamente hecha pedazos." Ahora bien: no
era aquel el caso, pues sería imposible destruir completamente los
medios de combate del adversario, a causa de la extensión de su terfi-
torio. Aunque se consiguiera reducir a pedazos el Imperio de los Za-
res, "los trozos se pegarían de nuevo, rápidamente, pues, la vitalidad
de la nacionalidad rusa" era tenaz. "Alemania no puede pensar-ter-
La ~aída de Bismarck, el 18 de marzo de 1890, precipitó la crisis. mina el Canciller-en hacer desaparecer del mundo el peligro ruso."
El Gobierno alemán, después de la dimisión del Canciller renunció a Sin embargo, los adversarios de su política no cejaban, y le acusaban
mantener, ~on ~usía ur: lazo secreto y abandonó así el r~sgo esencial de rusofilia; sospechaban que el Gobierno ruso preparaba la guerra
de la polít!c~ b1smarckiana-, A partir de entonces empezó a prepararse contra Alemania, y reprochaban a Bismarck el desconocer tal contin-
el acontec1_m1ento 9ue h~b1a tratado Bismarck de prevenir y que tal gencia. Era un incidente unido a la campaña que envenenaba las
vez él, hub1~ra pod.1do evitar durante algún tiempo: Rusia, aislada, se relaciones entre el Emperador y el Canciller: en marzo de 1890, varios
onento hacia la alianza con Francia. En las relaciones internacionales informes del agregado mili ta~/ y de los cónsules alemanes señalaron
de ~uropa, e~ este el signo de un cambio profundo. ¿Cómo explicarlo movimientos de tropas en R sia; Bismarck se reservaba aquellos in-
y como medir su alcance? formes, que le parecían de p ca importancia; pero el jefe del Estado
La dimisión _del Canciller fue resultado de un conflicto con el joven Mayor advirtió al Emperador\ el cual escribió al Canciller, diciéndole
Em_Perador, G~1llermo JI. En aquel conflicto, ocuparon un importante que no podía admitir aquella 'Ocultación de documentos.
h:gar los motivos de orden personal: entre un ministro de setenta
anos Y un ~~~erano de veintisiete no era de extrañar que la armonía Después que Guillermo II pidió y obtuvo la dimisión de Bismarck,
re~ultara dificil; y mucho más, cuando el soberano era ambicioso, los hombres del nuevo cuiío modificaron la orientación de la política
ávid~ de ten:r un gran reinado, y encontraba enfrente de él a un alemana respecto a Rusia. El sucesor de Bismarck, Caprivi, era buen
C~nciller habituado a dominar: "Tengo la impresión-dijo un día general y buen administrador, pero no tenía-experiencia en las cues-
Bismar~k al Emperador-de ser un obstáculo en el camino de Vues- tiones exteriores; Je dirigían, pues, sus colaboradores, sobre todo, el
tra Ma1estad." La política interior era también ocasión de serias difi- barón Fritz von Holstein, quien, con el simple título de consejero re-
cultades: el . C~nciller, qu_e ~ost~nía, desde 1879, una amarga lucha frendario en el Ministerio de Asuntos Exteriores; comenzó a desempe-
contra el ~oc1ahsmo y el smdicahsmo, no quería renunciar a ella. aun- ñar un papel decisivo en la dirección de la política exterior. Holstein
que obtuviera resultados menos que medianos; y seguía decidido a había pertenecido, durante quince años, al grupo de colaboradores de
hacets de aquell~ cuestión . la "plataforma" de la campaña electoral Bismarck, antes de pasarse a los que, desde 1888, combatían, secreta-
par_a la :enovac1ón d~l Re1chstag. Ahora bien: el Emperador temía mente, al gran Canciller, perjudicándole ante su soberano. Era un
res1stenc1as y no quena inaugurar su reinado con una actitud de com- trabajador infatigable, que poseía sorprendentes conocimientos sobre
bate_ contra las masas obreras, que pudiera acarrear sangrientos dis- todos Jos asuntos diplomáticos y gran agilidad espiritual, pero también
turb10s. un doctrinario.
P_ero la d~vergencia también se manifestaba en la dirección de la En tal vuelta de la política exterior alemana fue capital la influen-
polft~c.a ,extenor. G~i~lermo II escuchaba gustosamente las críticas que cia de Holstein. Creía que el tratado de reaseguro, cuya renovación
s_e dmgian a la poht1ca rusa de Bismarck, vinieran de los medios mi- había preparado Bismarck, debía ser abandonado, porque se hallaba
ht~r~s~n particular del general von Waldersee-o de las oficinas del en contradicción, si no con la letra, al menos .con el espíritu de la
Mmi~teno de Asuntos Exteriores, donde algunos colaboradores del alianza austro-alemana. Por otra parte, ¿no sería ilusoria la promesa
Canc1_ller c~menzaban a sep~rarse de un amo cuya estrella empezaba de neutralidad rusa? En caso de guerra franco-alemana, dicha neutrali-
a pahdecer. ~stos ~dversanos, declarados o secretos, creían super- dad no duraría más que algunas semanas. En lugar de entregarse a
fluas, _las con~1derac10nes que deseaba guardar el Canciller respecto a:arosos ensayos diplomáticos, Alemania debería practicar una polí-
a Rus1~; y pehgrosos los compromisos inscritos, a espaldas de Austria- tica clara y leal, mientras que el mantenimiento de un compromiso
Hungria, en el tratado de contraseguro. En los medios del Estado secreto con Rusia "coloca bajo Ja Triple Alianza una bomba que, cual-
Mayor, algunos pensaban, incluso, que podría resultar oportuno decla- quier día, pudiera incediar a Rusia". Este abandono del tratado de
rar la guerra a Rusia antes del ulterior desarrollo de sus fuerzas. Bis- reaseguro no podría ocasionar. según Holstein. ningún inconveniente.
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422 TOMO 11: EL SIGLO xrx.-DE 1871 " 1914 Vil: EL FIN DE LA EUROPA BISMARCKIANA 423

;Dónde irfa el Gobierno del Zar a buscar otro apoyo? ¿En Inglaterra? Francia trató de abordar la cuestión de una alianza eventual, el can-
Para conseguirlo, Rusia debería sacrificar sus intereses en Asia Central, ciller Giers la eludió. "Francia ha hecho lo posible para conseguir un
y no se decidiría a ello. ¿En Francia 7 Una alianza franco-rusa no per- tratado, pero, a pesar de sus apremiantes insistencias, no lo ha ob-
mitiría a Rusia solventar la cuestión de los Estrechos--objetivo esen- tenido", declaró a un embajador extranjero. Por tal causa, el Gobierno
cial de su política-. Llegado el caso, la flota francesa no lograría francés manifestó su· mal humor. En mayo de 1891, con ocasión de
impedir una intervención inglesa. Tales eran los argumentos que reafir- una petición de empréstito ruso en la plaza de París, la banca Roths-
maban la convicción de Caprivi y de Guillermo II. Pero, quizá, en el child hizo fracasar el proyecto, aparentemente, como protesta contra
fondo, el verdadero motivo fuese el deseo de romper con la política los pogromos de que eran víctimas los judíos de Rusia; pero lo más
bismarckiana: si el reaseguro se conservaba. pensaba Holstein, los seguro es que, en el fondo, fuese para dar una réplica a los fines de
Bismarck--el príncipe o su hijo Herbert-podrían tener oportunidades la diplomacia francesa. El acercamiento franco-ruso se encontraba,
de subir al poder. pues, en punto muerto.
Si el Zar se decidió, no obstante, algunas semanas más tarde, a
Esta decisión alemana determinaría-después de largas vacilacio- estudiar una alianza, fue porque aparecieron nuevos acontecimientos
nes-una orientación nueva de la política exterior del Zar. La impor- que aumentaban los peligros del aislamiento ruso: el 6 de mayo de
tancia de aquella evolución diplomática fue de tal índole, que resulta l 891 se renovó ·el tratado de la Triple Alianza; el 29 de juniüf! el
necesario estudiar aquí, detalladamente, sus etapas: los tanteos de Gobierno italiano, al anunciar a su Parlamento dicha renovación, alu-
la política exterior rusa abren perspectivas interesantes a la interpre- dió al acuerdo mediterráneo de 1887, es decir, al lazo establecido in-
tación histórica. directamente, entre Gran Bretaña y la Triple Alianza. El Gobierno ~uso
El Zar y sus consejeros, al mismo tiempo que apreciaban el ser- se inquietó con aquella revelación: "se siente amenazado", escribió el
vicio que les prestaba el mercado financiero francés, no se habían embajador alemán en San Petersburgo. El 18 de julio de 1891, el can-
mostrado inclinados, hasta entonces, a buscar una alianza con Fran- ciller Giers mencionó, en una conversación con el embajador de Fran-
cia. Solo sentían desprecio por el régimen republicano "malo y torpe", cia, la "adhesión, más o menos directa, de Inglaterra a la Triple Alian-
según decía el canciller Giers; también desconfiaban de las tenden- za"; y declaró que, ante la coalición que parecía formarse, había
cias "al desquite'', de que daba pruebas una parte de la opinión fran- llegado el momento de dar "un paso más" en el camino del acerca-
cesa. Pero el abandono, por parte de Alemania, del tratado de rease- miento franco-ruso. El 5 de agosto, después de la visita a Cronstadt
guro, hizo que modificasen su manera de pensar. El Gobierno ruso de la escuadra del almirante Gervais, que fue acogida con un entu-
tenía concienCia de su aislamiento, y se inquietaba. El acercamiento siasmo de buen augurio, Giers aceptó iniciar negociaciones con
a Francia respondió. pues, a una necesidad. Francia.
Realmente, en los meses subsiguientes al giro de Ja polftica ale- Fue el temor del aislamiento lo ·que llevó, pues, al Zar y a su Gobier-
mana, los medios oficiales rusos hicieron insinuaciones al Gobierno no, a abandonar su aversión respecto a la Francia republicana. Sin
francés. En agosto de 1890, con ocasión de la presencia, en las grandes duda, los medios dirigentes del Imperio habían pensado en un acer-
maniobras del ejército ruso, del sub-jefe del Estado Mayor francés, camiento a Francia, desde que Alemania abandonó el tratado de rease-
el general De Boisdeffre, los generales rusos declararon que, en caso guro; pero hubieran querido limitarse a un "acuerdo", sin ligarse por
de ataque alemán, Francia podría contar con el concurso de Rusia e compromisos definitivos. Cuando se dieron cuenta de que existía un
hicieron alusión, aunque todavía vaga, a la posibilidad de establecer lazo entre Gran Bretaña y el sistema tríplice, sintieron la necesidad
un convenio militar. En marzo de 1891. cuando la viuda del empe- de ir más all:í.
rador Federico TII realizó un viaje ele zncógnito a París-viaje más
osado que prudente, que provocó frases desagradables en la Prensa La polftica francesa tenía que procurar, evidentemente, sacar pro-
francesa y réplicas acerbas en la alemana-, el Gobierno ruso mani- vecho de la nueva disposición del Gobierno ruso. Salir del aislamiento,
festó a Francia su simpatía: "El acuerdo íntimo entre Francia y Rusia ¿no era el anhelo de la opinión francesa, desde 18717 ¿No habían pen-
es necesario para mantener en Europa un justo equilibrio de las sado Thiers y Gambetta en una alianza con Rusia, desde los primeros
fuerzas." La c~ncesión de la Cruz de San Andrés al presidente de la años que siguieron a la derrota? La política de los empréstitos rusos.
República, demostró, por último, que el Zar era capaz de sobrepo- ¿no había estado destinada, desde hacía tres años, a preparar los ca-
nerse a su repugnancia respecto al régimen político francés. Sin em- minos de la alianza? Cuando se ofreció la ocasión, al fin, era natural
bargo. el Gobierno ruso todavía no se sentía dispuesto a ir más allá de que el Gobierno se aferrase a ella en seguida. El ministro de Asuntos
seguridades verbales y rasgos de cortesía. Cua~do el embajador de Exteriores, Alexandre Ribot, recomendó, al embajador de Francia en
424 TOMO 11: EL SIGLO XIX.-DE 1871 A 1914 VII; EL FIN DE LA EUROPA ll!SMARCK!.ANA 425

San Petersburgo. que se , provechase, en el menor plazo posible, de Miribel. jefe del Estado Mayor General francés; nuevo vía je de Hans-
tan favorables c1.r~un~t,anc as. Lo que se necesitaba conseguir era una sen a Copenhague. En marzo de 1892, el Zar, ante la nota del general
promesa de movtl1zac10n s, multánea y automática de las fuerzas rusas De Miribel, aceptó, en principio, estudiar la negociación de un conve-
Y francesas, en caso de qt e los estados de la Triple Alianza movili- nio militar, pero sin fiíar fecha. En París, Ribot se inquietaba: "Hay
zaran las ~uyas .. ~l acto est ~cial de la alianza había de ser, por ende, que terminarlo de una vez."
un conv~mo m~htar. ~espu es de julio de 1891, se fijó el programa. Si la guerra estallara antes de la conclusión de un convenio militar
Ahora ~le~, sen~ preciso q1..e pa?asen cerca de dos años y medio para franco-ruso, "¡cargaríamos con una grave responsabilidad i ". Pero el
que la ms1s.tencia de F~anc11 tnunfara de las reticencias y vacilacio- embajador de Francia le respondió que era imposible hacer más. El
nes de Rusia. ¿Por que aq¡¡ellas nuevas dilaciones? 18 de julio de 1892, por último, Alejandro III se decidió a anunciar
En, la prim:ra etapa, la.~ liplomacia francesa, al mismo tiempo que que esperaba la llegada de un negociador francés. Cuatro días antes,
e~po~ia, de pnmera mtencIC n,. la totalidad de sus demandas, se pre- Le Fígaro, en un artículo titulado "¿Alianza o «flirt»?", había mani-
ocupo, sobre todo, de conseguir un compromiso escrito aun cuando festado la impaciencia francesa. Podemos pensar que dicho artículo
este s~lo respondiera imperfectamente a sus deseos. Lo; rusos desea- hizo advertir al soberano ruso los peligros de prolongar las vacila-
ban. evitar las promesas demasiado concretas: aceptaba que Francia y
Rusia se "concertasen" en el caso de que la paz se viera amenazada·
~r? no querían comprometerse, por adelantado, a tomar medida~
1 ciones.
El negociador fue el general De Boisdeffre. El Gobierno francés
quería obtener la promesa de una movilización simultánea y automá-
militares. Deseoso de acabar, el Gobierno francés se resignó. El acuer- tica de los ejércitos de los dos estados, en caso de que Alemania o
do del 27. de :igosto de 1891, concluido en forma de un cambio de la Triple Alianza movilizasen sus fuerzas; pero no deseaba que tal
cartas, estipulo ~ue los dos estados se concertarían "en todas las compromiso se aplicara en el caso de que Austría-Hungría, sola, deci-
cuesti~nes cuya mdole pueda poner en litigio la paz general". Para diese la movilización. Por otra parte, si estallase la guerra, deseaba
cualqmer amenaza de a~resión, las dos partes convenían "ponerse de que el ejército ruso lanzase su principal esfuerzo contra Alemania-y
acuerdo. sobre las medidas, cuya adopción, caso de presentarse la no contra Austria-Hungría-; de manera que el ejército francés, ex
evei_ituah~:1d, se impusiera simultánea e inmediatamente a los dos
gob1.ernos . Este text~ .no establecía, pues, en qué medida prestaría
Rusia un concurso militar a Francia, ni daba siquiera la seguridad
formal de un ª.PºYº arm~do, ya que solo a la hora del peligro sería
cuando los gobiernos decidieran sobre la conducta a seguir. Sin em-
¡
'
puesto a un ataque alemán imprevisto, fuera socorrido en el plazo
más breve posible. Pero, para los rusos, era Austria-Hungría el ene-
migo principal, al mismo tiempo que el adversario más débil: por
consiguiente, el más fácil y tentador para atacar. El general De Bois-
deffre se dio cuenta de que era indispensable dar parcial satisfacción,
bargo, Y esto ~.ra ~? es~ncial, Fran~ia salía del aislamiento. "El árbol en este punto, a Rusia; y el Gobierno francés; después de algunos días
se h: plantado , d1Jo Ribot. Pero en el ánimo de los hombres de Es- de perplejidad, se resignó a ceder. El 18 de agosto de 1892. se conclu-
tado franc:ses aquel acuerdo no era más que un primer paso. yó el acuerdo, y el texto fue firmado por los generales.
El G?b1erno francés se esforzaría, pues, en completar el acuerdo Las cláusulas del convenio definían los compromisos recíprocos, en
por ~ed10.. de un convenio militar. No sin esfuerzo, logró empezar a caso de moviiización y en caso de guerra. Sobre el primer punto, se
negociar. ~e parece ~e todo punto indeseable ligarnos prematura- decía: "En el caso de que las fuerzas de la Triple Alianza o de una
~e~te, mediante cu~lquter compromiso positivo, en materia militar, y de las potencias que la forman lleguen a movilizar, Francia y Rusia, al
hmitar así nuestra libertad de acción", escribió Giers al Zar, en di- primer anuncio del acontecimiento, y sin que sea preciso un concierto
ciembre .de 1891: ¿no ba~taba el acuerdo del 27 de -agosto para prote- previo, movilizarán inmediata y simultáneamente la totalidad de sus
ger los rntereses de Rusia? El Gobierno francés no conocía exacta- fuerzas y las llevarán lo más cerca posible de la frontera." Sobre el se-
me_nte :1 punto de, vista del Canciller, pero se daba cuenta de sus gundo punto, el texto precisaba: "Si Francia es atacada por Alemania,
reticencias. ~ar~ triunfar de ellas, trató de llegar, directamente, al o por Italia apoyada por Alemania. Rusia empleará todas sus fuerzas
Zar. Tarea .d1fíc1l, p~es_ Alejandro III raramente recibía a los embaja- disponibles para atacar a Alemania. Si Rusia es atacada por Alemania,
?ores, Y qmzá po~ t1m1de~, no trataba con ellos nunca las cuestíones o por Austria-Hungría, apoyada por Alemania, Francia empleará todas
l~P?rtantes. La .diplomacia francesa multiplicó los esfuerzos: misión sus fuerzas disponibles para combatir a Alemania." Francia debería
of1c1osa de un diplomático de origen danés naturalizado francés. Ju les movilizar contra Alemania, por lo menos, 1 300 000 hombres, y Rusia,
Hanssen, que se trasladó a Copenhague, en el momento en que el Zar de 700 000 a 800 000, por lo menos. El resto del Ejército ruso se dedica-
pasaba una temporada en la corte de Dinamarca; nota del general De ría a actuar contra Austria-Hungría. Los últimos artículos estipulaban
que Francia y Rusia no harían la paz por separado; que la convención
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franco-rusa tendría "la misma duración que el tratado de Ja Triple va. Fueron presentadas tales definiciones al general Obrutchef y luego
Alianza", y, por último, que se mantendría un secreto absoluto sobre al canciller Giers, que pasaban el otoño en París. Ambos respondieron
el contenido de la convención. que ya era demasiado tarde para modificar el texto. Y el Gobierno fran-
El convenio militar constituía el verdadero tratado de alianza, pues- cés no insistió. Aquel episodio ocasionó un retraso, que no dejó de tener
to que era el único texto que definía el casus foede1is. En definitiva, consecuencias.
establecía una conciliación entre los puntos de vista ruso y francés: El Gobierno ruso, en efecto, no tenía ningún motivo para manifestar
Francia salía beneficiada en la cuestión de la movilización "simultánea más prisa que su compañero. Se limitó, pues, a esperar la decisión del
y automática" y había hecho que se precisasen los efectivos que el Gobierno francés. Pero en el momento en que se iba a declarar esta
decisión, surgió el escándalo de Panamá, en noviembre de 1892. ¿No

~
ejército ruso debería lanzar contra Alemania; pero se vio obligada a
comprometerse a movilizar aun en el caso en que Austria-Hungría, sin había en él motivos para confirmar las aprensiones que había experi-
participación de Alemania, decidiese la movilización contra Rusia; no mentado siempre el Zar respecto al régimen republicano? Alejandro III
se indignó de que ciertos periódicos, con ocasión de este escándalo,
¡, se la obligaba, sin embargo, a entrar en guerra en caso de que se reali-
complicasen en el asunto al embajador ruso en París, Mohrenheim;
zase tal hipótesis, únicamente un ataque que viniese de Alemania des-
l encadenaría su réplica. Tales eran las cláusulas del convenio. A primera llegó· a exi¡jir una carta de excusas del presidente de la República. Mien-
vista parecían salvaguardar la libertad de acción de Francia, en caso de tras se pro!ongó este asunto, no pudo hablarse de poner en el orcJ,rn del
guerra austro-rusa, mientras Alemania no participase en el conflicto. día la ratificación del convenio militar. Quizá incluso se preguntase el
Pero ¿sucedía así, en el fondo? Puesto que Francia, aunque no tuviese Gobierno del Zar si no había emprendido un camino equivocado. La
frontera común con la Doble Monarquía, se comprometía a movilizar hipótesis parece verosímil, pues en enero de 1892 el zarevich, el futuro
su ejército, en caso de movilización austro-húngara, esa iniciativa fran- Nicolás 11, expuso a Guillermo II opiniones singulares: Francia estaba
cesa ocasionaría una réplica alemana y precipitaría Ja guerra. El Gobier- en decadencia, el régimen republicano se hallaba condenado al fracaso
no francés se había dado cuenta perfectamente de ese riesgo; si lo y sería sustituido, sin duda, por una "dictadura militar"; ese día habría
que pensar en formar una coalición contra Francia. En ese mismo mo-
había aceptado era porque sabía que si rehusaba la petición formulada
mento el canciller Giers, en una conversación con el embajador alemán,
por los rusos, provocaría el fracaso de Ja negociación.
manifestó el pesar de que Alemania hubiese "empujado a Rusia en
Sin embargo, el convenio militar no se había terminado aún defini- brazos de Francia y no haya procurado reanudar más estrechas relacio-
tivamente; llevaba solamente Ja firma del general De Boisdeffre y la del nes con el Gobierno ruso". ¿No insinuaba con esto que aún sería tiempo
jefe del Estado Mayor ruso, general Obrutchef. Cierto que el Zar decla-
de reanimar la amistad germano-rusa? El embajador de Francia en Ru-
ró verbalmente que aprobaba el proyecto, pero no había dado una apro- sia no disimulaba su ansiedad ante su Gobierno. ¿Cuándo podría ser ra-
bación escrita, y la difirió aún durante dieciséis meses. Esas últimas tificado el convenio militar?
vacilaciones no son las menos interesantes para el historiador de la La política alemana, una vez más, proporcicnaba la coyuntura. No
alianza franco-rusa. solamente no respondía el Gobierno del Reich a las palabras del zarevich
El Gobierno francés-es decir, el presidente de la República, el pre- y del Canciller, sino que tomaba iniciativas tales que se inquietó el Go-
sidente del Consejo, los ministros de Asuntos Exteriores y de Guerra bierno ruso: gue11a de tarifas contra las exportaciones rusas; petición
(pues, considerando que era secreto, el texto del convenio no fue some- de nuevos créditos militares, destinados a preparar los medios de una
tido al Consejo de Ministros)-en el momento en que la negociación guerra "en dos frentes", proyectada según los planes estratégicos esta-
del convenio militar parecía que acababa de colmar sus deseos no se blecidos por el nuevo jefe de Estado Mayor. Schlieffen. El Zar se vio
sentía enteramente satisfecho del carácter de los compromisos asumi- obligado, pues, a considerar la alianza con Francia como una necesidad:
dos. Querría, antes de dar su aprobación definitiva, conseguir dos mo- la visita de la escuadra rusa a Tolón en octubre de 1893, demostró que
dificaciones de detalle. Una, de pura forma: el presidente de la Re- se daba cuenta de ello. Sin embargo, todavía durante tres meses se pro-
pública creía no tener derecho a celebrar un convenio secreto; deseaba, longó la espera. _El 27 de diciembre de 1893 .el Zar se decidió, al fin-sin
pues, que la palabra secreto no figurase en el texto. El otro era más que los documentos actualmente conocidos permitan determinar por qué
importante: Francia se comprometía a movilizar si Austria-Hungría llegó a vencer sus últimas perplejidades-: Giers entregó al embajador
movilizase, según el artículo 2.º; pero si esta movilización austro-hún- de Francia una carta en la que declaraba que el convenio militar franco-
gara era solo parcial-dirigida, por ejemplo, contra un estado balcáni- ruso podía "ser considerado como adoptado definitivamente". El 4 de
co-, ¿entrada en vigor el convenio militar franco-ruso? Ciertamente, enero de 1894 el Gobierno francés respondió, por medio de una declara-
no, según pensaba el Gobierno francés. Habría que especificar esa reser- ción simétrica. La alianza se llevó a cabo, por último. Y Francia salió
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VII: EL FIN DE LA EUROPA B!SMARCKIANA.-BIBL!OGRAFIA
TOMO 11: EL SIGLO X!X.-OE 1871 A 1914 \\

del aislamiento en el que se había visto mantenida por la política bis- BIBLIOGRAFIA il
marckiana.
tubre 1954 págs. 212-42.-P. RENOU-
Además de las obras generales Y la.s VIN: Les 'Engagements de /'Alliance i!\
El Gobierno francés había perseguido con tenacidad aquel resultado, grande¡¡ colecciones de documentos ci- franco-russe, en Revue d' histoire de la


objetivo esencial de su política exterior durante largos años; los docu- tados en la página 331, véanse: S. Go- Guerre mondiale, oct. 1934, págs. 297-
RIANOV; The End of the Alli~nce of 310, y, del mismo: L'A/lemag~e el
mentos dan prueba de su ansiedad patriótica y de su lucidez. ¿Habría the Emperors. en Americ. H1st. - Re- /'Alliance franco-russe, en Bu//e11': 1e li
triunfado, no obstante, de las vacilaciones del Gobierno ruso si las inicia- view, 1918. págs. 324-50.-R. fRAN- j!
la Société d'Histoire modeme, ¡un10
tivas alemanas no hubieran, en los momentos críticos de la negociación, KENBERO: Die Nichtemeuerung des
1934 . _ w. ScHÜSSLER: Bismarcks
li
despertado las inquietudes del Zar? La negociación de la alianza franco- deutschrussischen Rückvers1cherungs- i1,¡
Sturz, Leipz.ig, 1921.-P. HAAKE: Bis-
rusa evolucionó, sin que el Gobierno del Reich pareciera haberse d;ido'· vertraR. Berlín, 1927.-0. BECKliR: Die marcks S1urz. Berlín, 1922.-W.. MoM- 11
¡ ranz'iiúschrussische Biindnis, Berlín. I'
cuenta, al ritmo de las relaciones germano-rusas. 1925.-W. LANGER: The Franco-R11s-
MSEN: Bismarcks Sturz und die Par-
te/en. Stuttgart, 1924.-K. F. NowAK:
j 1
En esa evolución de las relaciones entre los dos Imperios la diver-
gencia de los intereses económicos desempeñó, sin duda, un papel. Los
sian A/liance. Chicago, 1930.--G. MI-
CHON: L'A/liance fra11C:o-russe, París,
1936.-P. DE BoISOEFFRE; Le général
! Kaiser und Ka11zler, Berlín, 1929:--:---J:l·
KR.\USNlCK: Hoistel11s Geheimpol1t1k in
grañdes terratenientes de la Alemania del Este. productores de cereales De Boisdeffre et /'a/liance fra11co-russt!, l der Aera. Bismarcks, 1886-Jís90, Ham-
y, por consiguiente, amenazado directamente por el desarrollo de las¡ 1890-1892, en Hommes et Mondes, oc- burgo. 1942.
importaciones de trigo ruso, obligaron al Gobierno del Reich a tomar

i
unas iniciativas cuyas consecuencias tuvieron que soportar el campesino
y el tesorQ rusos. Cuando Bismarck, en el otoño de 1887, cerró el merca-
do financiero alemán a los empréstitos zaristas, satisfizo el deseo de los
agrarios que querían retrasar en Rusia la construcción de las vías férreas
por las cuales pudieran ser transportados los productos agrícolas hacia
el territorio alemán. Y cuando se inició una guerra aduanera germano-
rusa, a partir de 1890, ¿no fue su causa principal el deseo de proteger
la producción agrícola contra tal competencia? Ahora bien, las iniciativa'S
alemanas dificultaron las finanzas públicas rusas; llevaron, pues, al Go-
bierno zarista a buscar en Francia un apoyo financiero, que sirvió para
preparar la colaboración política. ¿Equivale eso a decir que los móviles
l
t
económicos y financieros fueron decisivos? No, pues tales decisiones
alemanas estuvieron orientadas por los designios políticos. En 1887, Bis- ,.\
mar~, boicoteando los valores rusos, había procurado, sobre todo, ejer- !·
cer una presión sobre el Gobierno zarista, provocar en Rusia una crisis i
¡
financiera en el momento en que la cuestión búlgara estaba a punto de
desembocar en un conflicto austro-ruso. En 1890-1891, la guerra adua- j
nera fue, a su vez, la consecuencia de una opción política: Caprivi ¡
deseaba consolidar su alianza autro-alemana con la firma de un tratado '!
¡

de comercio que abriera más ampliamente el mercado alemán a los ¡ L
cereales húngaros, a expensas de los cereales rusos. Solo los cálculos !
políticos de los hombres de nuevo cuño pueden explicar la orientación l
de la política alemana. i
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